8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
1/14
Guerra o revo luc ión una po lém ica
GABRIEL CARDONA
Universidad de Barcelona
La discusión
En la historiografía de la con tien da civil los co nc ep tos guerra y revolución
apare cen pre senta dos com o un dilema com o una polém ica que afecta a la
conducta política de los anarquistas y comunistas durante el conflicto. Fre
cu ent em en te la al ternativa ha servido com o arm a arrojadiza para que unos y
otros se achaquen recíprocamente la responsabil idad de haber malogrado la
guerra y la revolución.
Desde posturas anticomunistas se argumenta que el PCE y el PSUC prefi
rieron ganar la guerr a aún a costa de pactar con la peq ueñ a burguesía y
deten er la revolución social espon táne am ente iniciada por las ma sas en julio de
1936. Añ os después de concluida la guerra se ha sosten ido que Fr an co habría
s ido derrotado mediante la aplicación de una es trategia propugnada por la CNT
y basada en t res ex t remos : \ ° la guerra revolucionaria capaz de aprovechar la
«tradición espa ñola de las guerr i l las» 2.° el es t ímu lo a una insurrecc ión ar
mada del Marruecos español para evitar el reclutamiento de mercenarios afr i
canos y desestabilizar la disciplina de las fuerzas de regulares que combatían en
el ejérci to de Fra nco y 3.° com pletar la revoluc ión social en la Espa ña republi
cana para que su ejemplo desencadenara una sublevación popular en la zona
franquista.
La f inalidad just if icat iva y propagandís t ica de es te planteamiento es evi-
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
2/14
Gabriel ardona
dente porque durante la guerra no exis t ió tal plan estratégico. La guerra de
guerrillas carecía en 1936-1939 del contenido revolucionario que adquirió años
des pu és a raíz de la Segu nda G uerra M undial y la desc olon izació n. A pesar de
los pactos con autoridades republicanas españolas que intentaron los débiles
nacionalis tas mo grebíes un intento de subleva ción en M arruec os era inviable
porq ue ponía en peligro la estabilida d del África franc esa en el m om ent o en el
que Francia era un camino insusti tuible para el tránsito del armamento sovié
t ico hacia la zona republicana; por otra parte las cabilas es taban desarmadas
desde el término de la guerra del Rif y los jefes de las tr ibus eran colaboracio
nis tas con los oficiales franquis tas del Protectorado. Por últ imo era una em
presa más que discutible el dese nca den am iento de la revolución en la zona
dom inada por los subl eva dos que la ma ntenían bajo un r ígido con trol .
Desd e posturas contrar ias al anarc osind icalism o se af irma que el desord en
cenetis ta fue el pr incipal impedimento para conducir adecuadamente la guerra
y que la insistencia ácrata en la revolución social inmediata ocasionó el fracaso
militar de la Re púb lica de cu ya ineficacia en los frentes de co m ba te es may o-
r i tar iamente responsable la CNT.
Pero
si el ejemplo del frente de Aragón es válido dem ues tra qu e el color
político de las milicias no influyó en su eficacia frente a los militares rebeldes
que conocían el oficio de la guerra . Aunq ue con m ayoría cenet is ta las colum
nas catala nas que intentab an l legar a Zara goza perten ecían a los diversos
partid os y sindica tos ex iste nte s en Ca taluñ a. Su fracaso militar fue gene ral sin
que puedan identif icarse resultados achacables a la inf luencia del número de
banderas Genetis tas ugetis tas o catalanis tas que f lameaban en cada columna.
Los republicanos y la reconstrucción del Estado
l iniciarse la gue rra desd e el 20 de julio has ta el 4 de sep tiem bre de 1936
sobre vivió el gob ierno repu blic ano de Giral sin po de r real sob re las milicias de
los part idos y s indicatos casi las únicas fuerzas armadas que luchaban contra
la sublevación.
En Cataluñ a la legalidad estatal era ento nce s repre sen tada p or la Gen erali-
tat que comenzó a ganar la part ida polí t ica contra los anarquis tas al cabo de los
dos primeros meses de guerra. Desde el 27 de septiembre de 1936 los anar
quis tas aceptaron formar parte de un gobierno catalán de coalición y el Comité
de Milicias Antifascis tas d esap areció legalm ente el 1 de oc tub re aun que el
control de com ités cen etis tas co ntinuó de forma ais lada. El peso de la socie
dad catalana contr ibuyó a res tablecer la legit imidad patr iótica y s imbólica
personal izada por Companys .
En Madrid de donde d esapa reciero n los m inis tros la Junt a form ada po r los
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
3/14
Guerra o revolución una polémica 23
part idos y s indicatos , anarquis tas incluidos, atendió a las necesidades de la
defensa, presidida por el general Miaja.
El gobierno central , ya con mayoría social is ta, logró su objet ivo de recons
truir el pod er, el 5 de noviem bre de 1936, cua ndo c uatro anarc osindic alistas
López, Peiró, García Oliver y Montseny) dos de el los de la FAI, se integraron
en el gabinete.
Acabar la guerra mediante un pacto fue s iempre el deseo de polí t icos repu
blicanos de clase media como Azaña y Martínez Barr io, que coincidían en el lo
con los socialistas de Prieto. Su problema fue la no aceptación por parte de
Franco y los comunistas . Para los republicanos catalanis tas y vasquis tas la paz
negociada representaba el f in de sus aspiraciones nacionalis tas pero también la
defensa de sus intereses económicos frente a la revolución.
Poder estatal y revolución anarquista
Hoy es discutible hasta la terminología de lo ocurr ido entonces en España.
Ya antes de la guerra se usaba el término revolución en un sentido dis t into al
actual . En los últ imos t iempos de la monarquía, la conspiración antidinástica
estaba presidida por el l lamado Comité Revolucionario, que se transformó en
Gobierno Provis ional al proclamarse la República. A pesar de su nombre, el
comité había contado con des tacados miembros conservadores como Alcalá-
Zamora y Lerroux. Las definiciones políticas utilizadas hasta entonces son tan
equívocas que los pr imeros decretos republicanos de abri l de 1931 menciona
ban explíci tamente que la II República se había proclamado en España gracias
a un «alzamiento nacional». Y ese mismo término «alzamiento nacional» fue
utilizado por los militares s ubl eva dos en julio de 1936, para d ar nom bre a su
pronunciamiento .
Cuando estal ló la guerra, la prensa extranjera informó que en España tenía
lugar una revolución, concretada en las expropiaciones y colectivizaciones , los
asesinatos y los ataques a la Igles ia. Los responsables de la noticia no fueron
únicamente escri tores como Orweil , Berneri o Koestler s ino también la propa
ganda favorable a los mili tares sublevados.
S in embargo muchos escr i tores comunis tas or todoxos como Ibar rur i o To-
gliat t i han sostenido que la revolución española no era proletar ia s ino pequeño-
burguesa. En la terminología actual es imposible sostener la idea de que se
desarrolló una revolución obrera en la zona republicana. Tuvieron lugar im
portantes revueltas sociales y hechos revolucionarios pero no tal revolución,
dado que no exis t ió una transformación general , rápida y profunda en las
relaciones de la economía capital is ta .
Gran parte de la confusa información del momento fue causada por la
destru cción mo m entá nea del pode r polí tico repu blican o y la transform ación
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
4/14
Gabriel ardona
geográficamente localizada de las relaciones económicas que no se consumó ni
fue total . Tampoco el mayor número de asesinatos se produjo s imultáneamente
con el es tal l ido revolucionario. Las muertes violentas más numerosas de la
zona republicana fueron más fruto de la guerra que de la revolución. Ocurr ie
ron entre agosto y diciembre de 1936 promovidas por el deseo de desquitarse
de bom bard eos o ejecucione s ene mig as o-por la excitación hija del tem or que
despertaba la marcha victoriosa de la sublevación. Puntualización que no pre
tende minimizar o just if icar la represión en ningun o de los dos ba nd os s ino
situar el problema his tórico en sus términos precisos .
Los anarquistas y ia revolución
Es en Cataluña donde el proceso revolucionario fue más rápido y profundo.
D ese nc ade na do por imperativ os de la realidad más que por la dirección de los
Co mité s mu chas vece s resultó imp uesta por el s imple hecho de que los obre
ros nec esitaba n volver a trabajar incluso con la reco me nda ción de la C N T el
28 de jul io y descu brieron que los propieta r ios de las em pres as y mu chos de
sus técnicos habían desaparecido.
La colectivización fue frecuentemente un hecho motivado por la necesidad
de seguir trabajando en una s i tuación de colapso de los antiguos poderes . El
hecho se exte ndió generalizó y dio paso a una s i tuación revolucio naria. El
conjunto de transformaciones ocurr idas entonces fue improvisado y las posibi
l itó el derru m bam iento de los me canism os de control polí t ico y social mien tras
la mayor parte de los trabajadores que habían asumido el control de la produc
ción carecían de un proyecto de cómo continuar en el futuro. El caso de los
servicios públicos colectiv izad os no sólo por la C N T sino tam bién por la
U G T es indicativo de es ta realidad.
La s i tuación revoluc ionaria se extendió a la agricultura en es te caso impul
sada prefere ntem ente por los ana rqu is tas sobre todo con mayo r intensidad en
las t ierras ocupa das de Aragón dond e la revolución q ued ó detenid a al cesar los
avances territoriales a causa de la ineficacia militar de las columnas. En la zona
donde la revolución había logrado instalarse plenamente se creó un órgano
polí t ico autón om o: el Consejo de Aragón pluralis ta y legalizado por Largo
Cab allero aunq ue con claro predom inio de la FA L
A menudo se af irma que mientras la CNT no abdicaba de sus ideales revo
lucionar ios e l PSU C y la U G T se adentraban en un proyec to de recuperación
de las fuerzas del Es tad o para derrota r el fascism o aglutinando a todos los
grupos sociales dispuestos a comprometerse en defensa de la legalidad republi
cana.
Cie rtam ente exis t ieron realidades con tradicto rias y en prim er lugar la vo
luntad revolu cionaria a narq uis ta dispuesta no sólo a l iquidar toda s las antiguas
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
5/14
Guerra o revolución una polémica 25
formas de explotación económ ica y dominación polí t ica s ino también acabar
f ís icamente con las perso nas con sidera das sus enem igas de clas e.
N o ob sta nte el anális is del com porta m iento polí t ico de los ana rqu is tas de
mue s t ra también un pact ismo cons ide rable aún a cos ta de detene r su revolu
ción y la destrucc ión de las úl t imas es truct uras del poder burg ués postulad a en
sus plante am ientos clás ic os . D esde el 20 de jul io de 1936 el ve rda der o poder
barc eloné s residió en la calle dom inada por la FA l que s in em ba rgo pactó con
la Generali tat y posibil i tó un doble poder durante dos meses . A pesar de su
tr iunfo del 20 de jul io la C N T ac eptó dos órgan os de colabor ació n: el Comité
de M ilicias con repres enta ción de todos los part ido s y la perm ane ncia de la
Ge nerali tat . Es decir que nO se planteó la guerra -revolu ción com o alternativa
s ino como un hecho s imul táneo .
De hech o la CN T-F AI renunc ió a implantar una d ic tadura anarquis ta en
Cataluña aceptó la coexis tencia de la revolución autogestionaria con un poder
hered ado de la antigua «Re pública burgu esa» . En los terr i tor ios repub licanos
de Aragó n también acep tó la coex is tencia en el Co nsejo aun que con predom i
nio anarquis ta.
Un espejismo vició el primer planteamiento cenetista ante la sublevación: la
lucha contra el fascismo en Barcelona había tr iunfado aparentemente gracias a
la huelga gene ral la l lamada a los ob rero s la deserc ión de la trop a y es ta
victoria popu lar había posibil i tado la revolu ción. To do ello era cier to pero no
la verdad completa: la derrota mili tar en Barcelona no se debía únicamente a
las ma sas s ino a múlt iples facto res entre los cua les destac aba la intervención
de los guard ias de asalto y la Gu ardia Civil fieles a la Rep ública. El p ronun cia
miento del 19 de jul io en Ba rcelon a fue un hec ho polí t ico que era com batible
con procedimientos de su misma natura leza . Tan an t icuadas y decimonónicas
fueron las columnas de soldados marchando por las largas avenidas hacia el
cen tro de la ciudad com o las barr icad as que les corta ban el pa so . Sin emb argo
la exaltación de la victoria magnif icó la part icipac ión o bre ra ignorand o a las
fuerzas policiales de la Generalitat.
La decepción se produjo cu an do días de spu és la lucha se tras ladó al
campo abier to cuando se p lan teó un verdadero enf ren tamiento mi l i ta r en Los
Monegros . No era lo mismo luchar contra co lumnas de sublevados en una
ciudad que con fuerzas mili tares en campaña. Nada tenía que ver la nueva
situación guerrera con la lucha revolucionaria urbana.
La guerra como problema que interfer ía la revolución afectó principalmente
a los anarcosindicalis tas y el POUM. Un confl icto mili tar era un fenómeno que
escapaba al control anarquis ta y potenciaba a los comunistas . Con la creación
del Ejérci to Pop ular y la mili tar ización de las milicias los cen etis ta s perdían su
principal fuerza en la calle agr av ad a la situac ión p or el inten to de la G enera li
tat de el iminar su presencia en las tareas refer idas al orden público. La guerra
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
6/14
Gabriel ardona
les había convert ido en colaboracionis tas de gobiernos herederos de la legali
dad repub licana com batida por el los den od ada m ente h asta 1936. Si la CN T-
FA I perd ía el con trol de las m ilicias la gue rra no ofrecía p osibilid ade s para el
movimiento l ibertar io.
En esta dualidad está el origen del enfrentamiento de mayo de 1937 y sus
consecuencias como la disolución de las patrullas de control y la mili tar ización
de la industr ia catalana. Ambas suponían la culminación del control revolucio
nario por parte del Esta do que s in em barg o fue acep tado por la CN T- FA I en
momentos crucia les como los hechos de mayo cuando la acc ión centra l izadora
fue apoyada por los minis tros anarquis tas del gobierno. A part ir de es te mo
m ento la mili tarización del pode r es tatal pudo acaba r con el pac tism o frente-
populis ta de Largo Cab allero con el Consejo de Aragón y con cualquier poder
armado no estatal .
En o t ras zonas e l compor tamiento cenet is ta fue aún más pact is ta . En e l
País Vasco no se vivió una s i tuación revolucionaria. El
de octubre de 1936 se
obtuvo el Estatuto por votación de las Cortes de la República y una semana
de spu és Aguirre se hizo cargo de la presiden cia de un gob ierno gesto r de una
polí tica nacionalis ta católica y de absolu to respe to a la propie dad p rivad a. El
gobierno nacionalis ta pro cur ó formar su propio ejérci to ac ep tan do la exis ten
cia de batal lones pen euv is tas ugetis tas y Genetis tas pero favore ciend o a los
primeros. Los anarquis tas part icipan en es te ejérci to de Euskadi dir igido por
nacionalis tas y católico s mie ntras la propied ad privad a vasca ma ntenía tod as
sus formas cons ervad oras .
En Madr id donde la CN T ten ía menor peso no hubo prác t icam ente expro
piaciones s ino incautaciones propias de la economía de guerra. En el sur y
oe ste los latifundios fueron ab and ona dos po r sus prop ietarios y sustituidos
frecuentemente por un s is tema de explotación dir igido por s indicatos o comi
tés.
Las colectivizaciones agrícolas no fueron obra solamente de la CNT sino
también de la social ista F N T T mientras los com unis tas prefer ían resp etar la
peq ueñ a prop iedad y l levar a cabo una reforma agraria dirigida desd e a rr iba.
En oc tub re de 1936 se decr etó la exp rop iació n de las fincas de los faccio sos y
su reparto a los campesinos. El conjunto de t ierras expropiadas y ocupadas fue
muy complejo y diferente según la localización geográfica.
La colectivización industr ial no fue exc lusiv am ente un hech o cata lán pero
sí revis t ió en Cataluña la ma yor imp ortancia. De hec ho los prop ietar ios de
industr ias y com ercios no fueron despose ídos gen eralm ente s ino que huy eron
los más importantes .
En e l conjunto del te r r i tor io repubHcano e l anarcos ind ica l ismo por comp a
ración con el Com ité de Milicias de Ba rcelo na prop ugn aba un Con sejo N acio
nal de Defensa p ara dirigir la gue rra pero aca bó po r integrarse en el gobierno
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
7/14
Guerra o revolución una polémica
7
de Larg o Caballero lo que obligó a una just if icación te órica respo nsab le de
muchas confusiones poster iores . Cier tamente la CNT se avino a part icipar en
la reconstrucción del Estado y ello supuso el final de la revolución anarquista.
Po stura im pue sta por la realidad de la gue rra y la con vicc ión d e que si no se
salvaba el Estado repub lican o la revolución acab aría por la ma no de Fra nc o.
No obst an te las cond iciones ana rquis tas para entra r en el gobie rno fueron la
creación de inst i tuciones extra gubernamentales que luego Largo Caballero no
creó s in que los s indicalis tas abando naran por ello el gab inete .
La polémica en torno a la guerra y la revolución se mantuvo en el campo
teóric o mien tras la postu ra práctica era dis t inta y las discu sione s eran fre-
cuentemente just if icat ivas de una realidad mucho más pragmática y también un
arma para combatir la creciente importancia comunista.
La realidad de la guerra impuso la recomposición del poder del Estado con
el apoyo de los republicanos social is tas com unistas y anarq uis tas . Cuand o este
pode r se cons olidó la reco nstruc ción estatal fue a costa de la pérdid a de pode r
del anarco sindicalism o y ene ro de 1937 pue de señ alarse com o un punto de
partida para un mayor control estatal de la situación. En mayo del mismo año
las disc repa ncia s debidas a la lucha por el pod er se hacían evid en tes a pesar
de el lo los anarcosindicalis tas no part iciparon mayoritar iamente en la revuelta
de Barcelona. Luego se marginaron políticamente en el gobierno central en
ma yo de 1937 y de la Ge nera litat en jun io en agos to el Co nsejo d e Aragón con
muchas colectividades agrícolas fueron destruidos. El tras lado del gobierno a
Barce lona en octubre de 1937 repre sentó el control ca da vez m ayor de los
logros revolucio narios del vera no de 1936. N o ob sta nte los ana rqu is tas mantu-
vieron su esfuerzo de gue rra continu aron m ili tar izados y obe dien tes al Estado
M ayor Cen tral y los m an do s e incluso part icip aron en el gob ierno en 1938
mientras la CNT ya carecía de capacidad de decis ión sobre la fuerza armada y
la mili tar ización de la industr ia catalana la despojaba del control de los comités
de fábrica su últ imo reduc to de pod er obre ro.
a postura comunista
A la originalidad de la situación en Cataluña se unía la existencia de dos
par t idos marxis tas : e l PO U M opues to al com unism o s ta l in is ta y e l PS U C
creado a raíz de la sublevación mili tar por la unión de cuatro formaciones
comunistas y social is tas . Los planteamientos sociales moderados y el creci-
miento com unis ta genera l en Esp aña h ic ieron aum entar espectacu larm ente su
mili tancia. Cier tam ente hasta 1936 el PC E seguía la polí t ica de pactar con los
social is tas y la izquierda burguesa en el Frente Popular para enfrentarse al
fasc ismo posponiendo mo me ntánea m ente la revolución S ta lin cre ía que la
guerra era un instrum ento de la lucha de cla ses pero que debía l levarse a cabo
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
8/14
Gabriel ardona
mediante e jérci tos discipl inados y nutr idos por combatientes formados pol í t i
camente por e l par t ido.
Al esta l lar la guerra c ivi l espa ñola con tinuó la l ínea de colab oració n com u
nista con los social is tas y repu blican os aun qu e el PC E y el PS U C no d escuid a
ron las posibilidades de acrecentar el poder político que le ofrecían las nuevas
c i rcuns tan c ias . Acep ta ron la guer ra como un hecho que con duc ía hac ia la
revo lución porq ue posibi l i taba el aum ento del pod er del par t ido me diante su
influencia en el e jército que debía crearse desde ce ro. Por otra par te Cataluñ a
hasta ento nc es e l bast ión m ás importan te de la C N T gracias a la gue rra ofrecía
posibi l idades de crecimiento al marxismo que siempre había sido minori tar io y
la política de unidad que había creado el PSUC posibilitaba el control de la
UGT y de todos los grupos marxis tas ca ta lanes excepto e l POUM.
El for ta lecimiento del Estado les favorecía en la medida en que pudieran
con trolar al e jérci to inst i tución med ular du rante tod a la gu erra . A unq ue las
fuerzas arma das soviét icas estaban an t icua das su ayu da fue vi ta l para organi
zar e l Ejérci to Popular de la República y la l legada de armamento ruso posibi
l i tó la resistencia . La táct ica propugnada por los consejeros rusos era def ic iente
y técn icam ente arcaic a perm it ió crear e l nu evo ejérci to desd e la nad a. Su
decisión y la claridad del proyecto atrajeron hacia el partido a muchos militares
y civi les dispu estos a op on erse a l fascismo con las arm as.
Es decir que el suyo era tamb ién un pro ye cto revolu cion ar io pero con un
concepto de revolución dist into a l propugnado por los anarquistas. Se centraba
en el contro l que el par t id o podía e jercer so bre e l e jérci to co m o inst i tución
fundam ental del Esta do y este pr incipio les enfrentó a la C N T -F A I que se veía
progresivamente marginada de la dirección de la guerra y del mando de las
grandes unidades. Los comunistas fueron los grandes benef ic iados por la cr isis
de ma yo de 1937 que les perm it ió adqu ir ir m ayor po der a l derr ib ar a Largo
Ca ballero porq ue Negrín neces i ta apoyars e en el los f rente a las disp utas inter
nas de l propio PSO E. S in em bargo a pesar de sus avan ces los com unis tas no
lograron jamás controlar tota lmente e l e jérci to ni la maquinar ia del Estado.
La pol í t ica de Negrín tendió a estructurar un ejérci to discipl inado y una
retagua rdia en orde n cuy as energías debían apl icarse a f inal idades mil i tares.
Pero la potenciación del aparato militar culminó en un neomilitarismo en 1938
q u e
en Cataluñ a coincidió con los intereses del nue vo cuerpo de of ic iales de
los comunistas y de Negrín. En la preparación de la cr isis que derr ibó a Pr ie to
funcionó el «correo negro» de los escritos de oficiales y comisarios contra el
ministro de Defensa com plem enta das con la agi tación en las un ida des recuer
dos ambos de l t i empo de los pronuic iamientos . E l poder mi l i ta r en Cata luña
fue
en buena pa r t e con t r o l ado por
lo
comunis tas a t r avés de Cordón y de la
concentración de las unidades comunistas de é l i te después de la re t i rada de
Le va nte que pasaron a formar e l e jército del Eb ro . El renac imie nto del poder
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
9/14
Guerra o revolución una polémica
29
mili tar fue patente también en Madrid, donde se mantuvo la autonomía mili tar
hasta el f inal de la guerra, con un carácter más autónomo que en Cataluña e
indepe ndien te de los com un istas . El general M iaja actuó al margen del gob ierno
en los t iempos de la batal la de Madrid, en la del Jarama maniobró para despla
zar al general Po zas su propio jefe del Teatr o de O per aci one s , m ás tarde se
opuso a los planes del general Rojo desde el Estado Mayor Central y las
órdenes de operaciones de Negrín, f inalmente el coronel Casado tomó el re
levo, pactó direc tam ente con los mandos franquis tas «de mili tar a militar» y
ve rteb ró la con spira ción final de la gu erra y el Co nsejo de D efen sa.
Ciertamente, en la fase final de la guerra, confluían los propósitos de Negrín
y de los comunistas , con beneficios recíprocos. El presidente buscaba el for ta
lec imiento del Es tado posponiendo o t ras preocupaciones revolucionar ias , para
ganar la guerra o, por lo menos, prolongarla hasta el estallido del conflicto
europeo que veía próximo. Para los comunistas , la continuación de la guerra
tenía otro sentido: obtener la pr imacía en el ejérci to, que les daría el poder . La
batal la del Ebro tuvo mucho que ver en es te fortalecimiento: pretendió fabricar
una victoria para el gobierno Negrín y para el ejérci to del Ebro, básicamente
comunis ta .
El poder socialista
Estuvo s iempre las trado por sus divis iones internas entre posturas más o
menos es tat is tas o populares y s indicalis tas . El predominio social is ta se inició
en septiem bre de 1936 con el gobierno de Larg o Caba llero, cuyo proy ecto
consis t ió en reconducir la revolución mientras reconstruía él poder del Estado.
Largo C aballero reco noció la pr ior idad de la gue rra, pero intentó com paginarla
con los ava nce s revoluc ionarios ya conseg uido s. El 16 de diciembre de 1936 un
dec reto ac abó con las ju nt as , com ités de defensa y s imilares , en su lugar creó
los Consejos Provinciales presididos por el gobernador civil e integrados por
representantes de los part idos y s indicatos .
Este gobierno puso las bases para el nuevo ejérci to republicano, popular
aunque de corte clás ico, y logró integrar a los cenetis tas en un pacto frentepo-
pulis ta dos meses después de tomar posesión. Sin embargo, la aparente conti
nuidad del Estado republicano coexis t ía con la fal ta de poder central en amplias
zonas del terr i tor io teóricamente sometido a los poderes de la República.
Durante toda la guerra, los social is tas fueron mayoritar ios en el gobierno,
cuya presidencia y principales carteras ocuparon, e incluso crearon y manda
ron s iempre el SIM Servicio de Información Mili tar) a pesar de la im portanc ia
de los comunistas en dicha organización.
La polí t ica de Largo Caballero fue puesta en entredicho a causa del fracaso
militar en el f rente N ort e. D esde m ayo de 1937 N egrín, social is ta m ode rad o,
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
10/14
Gabriel ardona
formó el «gobierno de la victoria» con exclusión de los ana rquis ta s y apoyo
com unista. E nem istado con Prie to su minis tro de Defensa a raíz de la pérdida
total del N ort e asumió personalm ente Presiden cia y Defensa dispu esto a diri-
gir una estrategia ofensiva y ené rgica gracias al Ejército Popula r cuy a creac ión
había iniciado su rival Largo Caballero en el invierno de 1936.
Negrín necesitó el apoyo de los comunistas ante las peleas de su propio
par tido incap az de la unid ad. Su política se apo yó en el pa cto entr e la derec ha
del PS O E los com unistas s tal inis tas y los repu blican os con una rep resen ta-
ción minori tar ia vasca catalana y anarquis ta.
Para lelam ente el proy ecto de fortalecer el Estad o fue hipote cad o por su
alianza con los comunistas y la ayuda militar de la URSS. Negrín se esforzó
para prese ntar la imagen de un Estad o m ode rado y parla me ntario porqu e
des eab a pacta r con las de m oc rac ias pero se lo dificultó la alianz a soviética del
cual no podía prescindir : necesitaba el apoyo comunista para gobernar y el
armamento ruso para proseguir la guerra.
Conclusión
La guerra originó múlt iples transform aciones sociales polí t icas jur ídi cas
ideológicas pero todas el las es tuvieron nucleadas por los hechos mili tares .
Desde nuestra perspectiva es quizá más sugerente considerar los aconteci-
mientos sociales o económicos ocurr idos entonces pero lo verdaderamente
determ inante fueron las opera cione s con ven cion ales incluso los anarq uis tas
procu raron establecer un frente ar t icularse en centuria s y más adela nte se
integraron en las Brigadas Mixtas. No existió «la guerra revolucionaria» ni «la
guerra de guerr i l las» mie ntras la pr incipal diferencia entre com uni stas y anar-
quistas fue su concepto de revolución y de los medios para llegar a ella.
Las contradicciones entre los modelos revolucionarios se hicieron palpables
en mayo de 1937. Cu and o ya faltaba poc o para que los franquistas con sum aran
la con quista de Vizcaya la situación cata lana entró en crisis. Du rante u na
semana el POUM y parte de la CNT se enfrentaron con las armas en la mano a
la Ge nerali tat y sobre todo al PS U C. La Gen erali tat pidió ayu da al gobierno
central de Valencia que se hizo cargo del orden público en Cata luña reto-
mando las competencias de l Es ta tu t . Seguidam ente la CN T entró en un pro-
ceso de crecien te marginación polí t ica se inició la persec ución del PO U M y de
sus líderes y Largo C aballero fue susti tuido por Neg rín en la preside ncia del
gobie rno. A f inales de oc tub re la capital se tras lad ó de Valencia a Ba rcelona.
No había sido una lucha por la revolución sino por el poder encubierto en la
militarización que daba fuerza a los comunistas y lo quitaba a los anarquistas. El
Consejo de Defensa del coronel Casado fue el último intento tardío e inútil de
reconstruir el modelo frentepopulis ta de Largo Caballero.
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
11/14
Guerra o revolución: una polémica 31
La iniciación de la guerra había puesto en m archa la revolución, el desarro-
llo
de las
operaciones militares acabó
con
ella.
Guerra o revolución
jamás
representó
una
alternativa discutida
en el
terreno
de la
práctica sino
un
arma
para
la
lucha política
en la
zona republicana.
Bibliografía
A B E L L A , R . :
La vida cotidiana durante la Guerra Civil. España nacional.
Barcelona,
1978.
— La vida cotidiana durante la Guerra Civil. España republicana. Barce lo n a , 1976
A L B A , V : El marxisme a Catalunya. 4 vols . Barcelona, 1974
A L C A L D E , C : La mujer en la Guerra Civil española. Mad r id , 1976
A L C O F A R N A S S A E S ,
J
L . :
«Spansky».
Los
extranjeros
que
lucharon
en la
Guerra Civil.
Barce lo n a , 1973
— C.T.V. Los
legionarios italianos
en la
guerra civil
espoño/ t j . Barcelona,
1972
— Los
asesores soviéticos
en la
Guerra Civil española.
Barce lo n a ,
1971
—
La aviación legionaria en la guerra civil española.
Barce lo n a ,
1976
A L P E R T , M . ; El ejército republicano en la Guerra Civil. Barce lo n a , 1977
A L T E D V I G I L , A . : Política del Nuevo Estado sobre el patrimonio cultural y la Educa
ción durante la Guerra Civil española. Mad r id , 1984
A R A Q U I S T A I N , L . : El comunismo y la guerra de España. T a r n , 1939
A R C H I V E S S E C R E T E S D E LA W I L H E L M S T R A S S E , Les:
L Allemagne et la Guerre Civile
espagnole. ¡93611939.
P a r ís , 1952
A R O S T E G U I ,
J y
M A R T Í N E Z ,
J A :
La
Junta
de
Defensa
de
Madrid,
noviembre
de
I936labril
de
¡937.
Mad r id ,
1984
A Z A Ñ A ,
M : Causas de la guerra de España.
Barce lo n a
1986
—
Mem orias políticas y de guerra.
Barce lo n a ,
1981
A Z C Á R A T E , P de; Mi embajada en Londres durante la Guerra Civil española.
Barce-
lona,
1976
A Z N A R ,
M . :
Historia militar de la guerra de España.
M adrid, 1958/63.
B E N A V I D E S , M D . : La Escuadra la mandan los cabos. Méx ico , 1976
B E R N E C K E R , W . : Colectividades y Revolución Social. El anarquismo en la Guerra Civil
española. ¡936H939. Barce lo n a , 1982
B L I N K H O R N , M . : Carüsmo y contrarrevoiución en España. ¡93¡l¡939. Barce lo n a , 1979
B O L Í N ,
L . :
España,
los
años vitales.
Madr id ,
1967
BOLLOTEN, B : La
revolución española.
Sus
orígenes,
la
izquierda
y la
lucha
por el
poder durante
la
Guerra Civü, ¡93611939.
Barce lo n a ,
1980
B O R R A S L L O P , J M . : Francia ante la Guerra Civil española. Burguesía. Interés nacio
na l e interés de clase.
Mad r id ,
1981
B R E E N , C : La
Droite franqaise
et la
guerre d Espagne (¡936-¡939).
G i ne b ra , 1973
B R O U E ,
P y T E M I N E , E . : La
revolución
y la
guerra
de
España.
P a r í s , 1961
B R O U E , P y
o t ro s :
Metod ología histórica
de la
guerra
y
revolución españolas.
Barce-
lona,
1982
B U R G O , J del: C onspiración y guerra civil.
Mad r id ,
1970
C A B A N E L L A S ,
G . :
La guerra de los mil días.
B u e n o s A i r es ,
1975
C A R R ,
E
H . :
La
Comitern
y la
Guerra Civil española.
Mad r id ,
1986
C A R R ;
R . :
La tragedia española. La Guerra Civil en perspectiva.
Mad r id ,
1986
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
12/14
32 Gabriel Cardona
— E d . ) : Estudios sobre
la
República
y la
Guerra Civil española. B ar ce l ona ,
1974.
C A S A D O , S. : Así
cayó Madrid. Último episodio
de la
Guerra Civil española. Madr id ,
1968.
C A S A S ,
R . :
Las
milicias nacionales
en la
guerra
de
España. Madr i d ,
1974.
C A S T E L L S , A . :
Las
Brigadas Internacionales
de la
guerra
de
España. Barcelona, 1974.-
C E R E Z O , R . : Armada Española. Siglo
XX.
Madr i d , 1983.
C E R V E R A P E R Y , J . : Alzamiento
y
revolución
en la
Marina. Madr i d , 1978.
C E R V E R A V A L D E R R A M A , J . : Mem orias
de
guerra.
Madr i d ,
1968.
C L A V E R A , J. y
o t r os :
Capitalismo español:
de la
autarquía
a la
estabilización 1939-
1959).
Madr i d , 1973.
C L E M E N T E , J . C : Historia
del
carlismo contemporáneo, 1935-1972.
B ar ce l ona ,
1972.
C O L O D N Y ,
R.: El
asedio
de
Madrid. Pa r í s ,
1970.
C O V E R D A L E , J.
E . :
La
intervención fascista
en la
guerra civil española. Madr i d ,
1979.
C U E N C A T O R I B I O , J .
M . :
La
Guerra Civil
de 1936.
Madr i d ,
1986.
D E L G A D O ,
I.:
Portugal
e a
guerra civil
de
Espanha. L i s b o a
s. f.
Dl AZ P L A J A , F . :
La
Historia
de
España
en sus
documentos.
El
siglo
XX: La
Guerra
¡936-1939). Barce lona , 1972.
E B Y , C :
Los
voluntarios norteamericanos
en la
guerra civil española. B ar ce l ona , 1969.
E C H E V A R R Í A , T. : Cómo
se
preparó
el
Alzamiento.
El
general Mola
y los
carlistas.
Madr i d ,
1985.
E D W A R D S , J . : The
British Government
and the
Spanish Civil
War,
¡936-1939. L o n d r e s ,
1979.
E H R E N B U R G , I. :
Corresponsal
en la
guerra civil española. Madr i d ,
1979.
ESC OFET, F. :
Al
servei
de
Catalunya
i de la
República. P a r í s , 1973.
F E R N Á N D E Z S O R I A , J .
M . :
Educación
y
cultura
en la
Guerra Civil España, 1936-1939).
V a l enci a ,
1984.
F R A N C O B A H A M O N D E , F . : Palabras
del
Caudillo. Madr i d , 1943.
F R A S E R ,
R . :
Recuérdalo
tú y
recuérdalo
a
otros.
2
vols . Barce lona ,
1979.
G A M I R U L I B A R R I ,
G e n e ra l :
De mis
memorias. Guerra
de
España, l936-¡939.
Pa r í s ,
1939.
G A R C Í A D U R A N , J . : La
Guerra Civil española: F uentes archivos, bibliografía
y
filmo-
grafía).
B ar ce l ona ,
1985.
G A R C Í A N I E T O , M . ^ C. y D O N E Z A R, J. M . :
La guerra de España, 1936-1939.
Madrid
1974.
G A R C Í A V E N E R O ,
M . :
Falange
en la
guerra
de
España:
la
unificación
y
Hedilla. Par í s ,
1967.
G A R O S C I ,
A . :
LOS intelectuales
y la
guerra
de
España.
G O M A , J . :
Guerra
en el
Aire. Madr i d ,
1958.
GÓMEZ
C A S A S , J . :
LOS ana rquistas
en el
Gobierno 1936-1939). B ar ce l ona ,
1977.
G O R D O N O R D A S ,
F . :
Mi
política fuera
de
España,
vol. I,
Méxi co ,
1965.
G R E T T O N , P. :
El
factor olvidado.
La
Marina Británica
y la
Guerra C ivil española.
Madr i d ,
1984.
G R I M A U , C : El
cartel republicano
en la
Guerra Civil. Madr i d ,
1979.
IBÁRRURI, D. dir . ) : Guerra
y
Revolución
en
España, 1936/1939. 4 vols . M osc ú, 19 67/77.
J A C K S O N , G . :
La
República española
y la
Guerra Civil. Barce lona , 1978.
K I N D E L A N , A . :
Mis
cuadernos
de
Guerra. B ar ce l ona , 1982.
K O L T S O V , M . : Diario
de la
guerra española. Madr i d , 1978.
L A R G O C A B A L L E R O ,
F . : Mis recuerdos. México 1976.
L i STER ,
E.:
Nuestra guerra. P a r í s ,
1976.
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
13/14
Guerra o revolución: una polémica 33
LiZARZA,
A.: M emorias de la Conspiración.
P a m p l o n a ,
1969.
L O Z A N O , Cl.: La educación republicana.
Barce lo n a ,
1980.
M A I N E R , J . C : Falange y Literatura. Barce lo n a , 1971.
M A R Q U I N A ,
A . : La
diplomacia vaticana
y la
España
de
Franco (1936-1945).
M ad r id ,
1983.
M A R T Í N E Z B A N D E ,
M . :
Monografías de la guerra de España.
M ad r id v ar io s t o mo s
y
ediciones) .
M A R T Í N E Z B A R R I O , D. : Memorias Barcelona 1983.
M E R A , C : Gu erra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista. Par ís , 1976.
M i N T Z , F. : La autogestión en la España Revolucionaria. M a d ri d, 1977.
M O N T E R O ,
A.:
Historia
de la
persecución religiosa
en
España, 1936-1939.
M a d ri d, 1961.
M O R E N O ,
F . :
La guerra en el mar
Barce lo n a ,
1959.
M O R O D O , R.: Los orígenes ideológicos del franquismo: Acción Española. M a d ri d, 1985.
P A N I A G U A , X.: La sociedad libertaría. Agra rismo e industrialización en el anarquismo
español, 1930-1939. Barce lo n a , 1982.
P A Y N E ,
S.
G . :
Falange. Historia
del
fascismo español.
Par í s ,
1965.
— La
revolución española.
Barce lo n a ,
1972.
P E I R A T S , J . : La CNT en la revolución española. 3
vo ls . Par í s ,
1971.
PiKE,
D. W.: Les Franqais et la guerra d Espagne, ¡936-1939.
Par í s ,
1975.
F * R E S T 0 N , P .
coord . ) :
Revolución y guerra en España.
M a d ri d,
1986.
P R I M O D E R I V E R A , J. A.: Obras completas. M a d ri d, 1962.
R A M A , C : La crisis española del siglo XX M é xi co 1962.
R E I G T A P I A , A.: Ideología e historia. La represión franquista en la Guerra Civil. Ma-
drid,
1985.
R I C H A R D S O N , R. : Com itern Army. The International Brigades and the Spanish Civil
War.
Lex in g to n ,
1982.
RiDRUEJO,
D.: Escrito en España.
Bu en o s Ai res ,
1964.
R O J O , V.: España heroica. Buenos Aires , 1943.
— Así fue la defensa de Madrid M é xic o, 1967.
— Alerta a los pueblos. Barce lo n a , 1974.
R U B I O C A B E Z A ,
M . :
D iccionario
de la
Guerra Civil española.
2 vo ls . Barcelona, 1987.
RUIZ
R I C O , J. J.:
El
papel político
de la
Iglesia Católica
en la
España
de
Franco,
¡936-1971.
M a dr id ,
1977.
S A I N Z R O D R Í G U E Z ,
P . :
Testimonios y recuerdos.
Barce lo n a ,
1978.
SALAS LARRAZÁBAL,
J . :
Intervención extranjera en la guerra de España.
M a d ri d,
1974.
— La guerra de España desde el aire. Barce lo n a , 1969.
— Los datos exactos de la Guerra Civil. M a d ri d, 1980.
—
El Ejército Popular de la República. 4
v o l s . M ad r id ,
1973.
—
Pérdidas de la guerra.
Barce lo n a ,
1977.
S A Z , I y T U S E L L , J . : Fascistas en España.
M a d ri d,
1981.
SCHWARTZ, F. : La internacionalización de la Gu erra Civil española, julio de ¡936-
marzo de ¡937. Barce lo n a , 1972.
S O U T W H O R T H , H.: La destrucción de Guernica. Periodismo, diplomacia, propaganda e
historia.
Par í s , 1977.
— El
mito
de la
cruzada
de
Franco.
Barce lo n a ,
1986.
S U A R E Z ,
A . :
El proceso contra el POUM Un espisodio de la revolución española.
Par ís , 1974.
S U E I R O ,
D.: La Flota es roja.
Barce lo n a ,
1983.
T A Y L O R ,
T . :
Munich. The Price of Peace.
L o n d r e s ,
1979.
8/18/2019 CARDONA, Gabriel - Guerra o Revolución
14/14
34 Gabriel Cardona
T E L L O , J . A . :
Ideología y política. La Iglesia católica española, 1936-19 59.
Zarag o za ,
1984.
T H O M A S , H . :
La Guerra Civil española.
M a d ri d , 1 9 7 9 .
TOGLIATTI , P . :
Escritos sobre la guerra de España.
Barce lona , 1 9 80 .
T R A Í N A , R . P . : American Diplomacy and the Spanish Civil V/ar. Bloomington , 1 968 .
TUÑÓN DE L A R A , M . y o t ro s : La Guerra Civil española. 50 años después. Barce lo n a ,
1985.
T uÑÓN DE L A R A , M . y o tr o s:
Historiografía española contemporánea.
M a d r id , 1 9 8 0 .
ViLAR , J . B. :
Los protestantes españoles ante la Guerra Civil (1936-1939),
Cuenta y
R azó n , 2 1 M ad r id , 1 9 8 5 ), p ág s . 2 1 3 -2 30 .
—
La persecución religiosa e n la zona nacion alista durante la Guer ra Civil. El caso de
los protestantes españoles.
H o men a je a l
Prof
Ju an T o r res Fo n tes . M u rc i a . 1 9 8 7 ,
págs. 1.749-1.762.
V IÑ A S, A .:
La Alemania nazi y el 18 de julio. Antecedentes de la intervención alemana
en la Guerra Civil española.
Madríd
1977.
—
Guerra, dinero y dictadura.
Barce lona , 1 9 84 .
—
El oro español en la Guerra Civil.
M ad r id , 1 9 7 6.
— El oro de Moscú. Alfa y omega de un mito franquista. Barce lo n a , 1 9 7 9 .
V IÑ A S, A. y o t ros :
Política comercial exterior de España (¡931-1975).
M a d r id , 1 9 7 9 .
V I V E R P I - S U N Y E R , C :
El personal político de Franco. 193611945.
Barce lo n a , 1 9 7 8 .
ZUGAZAGOITIA, J.:
Gu erra y vicisitudes de los españoles.
Barcelon a , 1 9 77.
Top Related