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Page 1: Byrd El Capitán Alfred Ritscher Dirigió La Tercera Expedición Antártica Alemana (1938-1939)

LA VANGUARDIA Página 3. «~ Jueves 1 de septiembre de 1938

Desde el mirador de la guerra

Hay un título. Un Ululo único y preciso para este cuadro de desolación infinita. AlbertLondres, el genial reportero, bautizó con él uno de sus mejores libros: «El Dante no vio nada».

En, su, peregrinación por los siete círculos infernales, el poeta florentino no alcanzó ja-más a ver nada tan horrible como la estampa de una 'población en la que la aviación fascistaha dejado su inconfundible estela de muerte.

Es como si por la Tierra hubiese cruzado con su aliento ponzoñoso la Bestia que -prece-derá las jomadas del Apocalipsis. El soplo divino de la vida ha desaparecido y todo ha en-trado en el reino alucinante de la aniebla. Y sin embargo, instantes, segundos antes, elcuadro era amable y luminoso, y los pobres cuerpos martirizadas albergaban almas llenas de.ilusiones. Y los niños reían con sus risas de piala,.,

Los rostros infantiles ya no ríen y en sus ojos muy abiertos hay un gran- estupor...Pero esto no se ve desde alli arriba. Desde el interior de los negros pájaros •metálicos...

¡Están tan lejos y son tan pequeños, tan insignificante!:, tan poquita cosa los niños!...

(Dibujo de Rodrígaez Luna)

Siempre es grato encontrar en las ciudadesdonde no vivimos liabitualmente huellas depersonas conocidas. Mucho más si estas hue-llas son, en cierto modo, inconfundibles. Du-rante los primeros días de mi 'estancia enBarcelona, y en la barbería del hotel dondeme alojaba, hallé por azar rastro inequívocode un antiguo y admirado amigo mío, que hoymilita «n el campo íaccioso, ty a quien, nopor ello, pretendo disminuir, ni mucho menos,con la anécdota que \roy a referir.

—Apareció aquí un señor —habla el tarberomientras m-e ateita—, de buen porte, elegan-temente vestido, más bien alto que bajo, noviejo todavía, pero con la cabeza bastante en-canecida. Cuando lo hube afeitado con todoel esmero de que soy capaz, me preguntó sipodía yo teñirle el pelo. En verdad, aquel se-ñor parecía tener demasiadas canas para suedad. No me extrañó, pues, su pretensión Conmucho gusto, le respondí, y aquí tengo todoslos ingredientes para ello. Mi estrañeza empezócuando me dijo que él deseaba teñirse el ca-bello de blanco, para igualar su cabeza, y, depaso, llevarle la contra a quienes en circuns-tancias parecidas se tiñea las canas. ¿Qué leparece a usted?

—Que «so caballero —respondí— no era se-guramente don Santos de Camón, un viejopoeta que se teñía las canas, no para simularuna juventud que ya había pei-dido, sino paradisimular lo precario de su vejez, y hallardisculpa a la escasa madurez de su juicio.

—Le contesté que, en efecto, yo disponía deuna tintura con que podía blanquear sus ca-bellos, pero por corto tiempo; porque ella es-taba hecha con una substancia que tenía 3apropiedad de tornarse de blanca en violeta,'muy acentuado. Mi obligación es hacerle au«ted esta advertencia.

—;Y qué le respondió a usted?—Eso es precisamente lo que yo necesito

—me respondió.

La verdad es —hubiera comentado Maire-na—que la Química debe al arte cosmética yal deseo de engañar al prójimo tanto como ala gueri-a, o deseo, no menos vehemente, deaniquilarlo. También es cierto que nadie sabea punto fijo de qué se tifle, •j que, en cuestiónde afeites, el hombre propone y la tintura,dispone.

—Hay en el mundo —decía Juan de Marra-na— muchos pillos que se hacen los toritos, yun número abrumador de tontos que presumendo pillos. Pero los pillos propiamente dicho»,que no siempre sou tontos, suprimirían d? buen,grado la mentira -superilua, es decir, la men-tira que no engaña a nadie, porque, como dijoun coplero,

Un interesante d scursoEn la segunda sesión del «resseniblemeiiit» de

la.I.'G. S., celebrado en La Louviero (Bélgica),el ilustro político belga, señor Vandervelde,ha pronunciado un interesante discurso, cuyoextracto publicarnos a continuación:

—«Es para mí un insigne honor y un granplacer, como presidente del P. O. li., el saluda resta gran manifestación que demuestra elacuerdo total de las juventudes del Partido.

Quisiera que todos permaneciésemos unidospara ¡a defensa del socialismo. El socialismotiene un smtido muy preciso. Significa luchade clases sin q-je haya necesidad de explicar-te ante la burguesía sobro el sentido do estaxpresión.

Para evitar todo equívoco, valdría más de-cir que los obreros, por su propio esfuerzo,deben realizar su emancipación.

Pero para eso hay que realizar primero elcolectivismo, no ya encerrándose en un solopaís, sino basándose en los principios de.la In-ternacional, Hay que ser de» esa Internacionaldala oro yo'me-siento orgulloso de saludar hoyaquí al presidente. (Aplausos)

Vandervelde deplora la ausencia de Zyroms-éi, campeón de la lucha contra la no interven-ción.

—Hubiéramos querido decirle, continuó, quesería bien acogido en la Valocáa donde no seacepta QUQ sea fortificada la frontera sur, por-que no os alli donds está el peligro. Si algúndía los franceses vuelven a pasar la frontera,ello será para ayudarnos y defendernos contrauna invasión fascista.»

Vandervelde habla a continuación de la po-lítica interior.

«Dejadme que os diga, prosiguió, hemos vo-tado una confianza moderada al Gobierno, pe»-ro hay una confianza que no debe jamás aban-donamos,. y es la que depositamos en elP. O.&.

Saludo a las juventudes que vienen a conti-nuar nuestros esfuerzos. So puede venir al •so-cialismo- para servirle. Se puede llegar a él,igualmente, con la esperanza de seguir tiejemplo de un Millerand, un Mac Donaid o imMussolini. Al lado de ©sos hay otros los Matteo-tí y los Jaurés que dieron la vida por nues-tro Ideal.

¿Estáis, jóvenes «uñaradas, por los primeroso por los segundos?

Preferiría mil veces rnás morir en «! ilestio-ITO bajo el hierro de un asesino que de seguirel ejemplo de Millerand y los otros.

Hablando del reconocimiento del Gobierno de1

señor vandervexieBurgos, Vandervelde dijo, que, desde el puntodo vista político, la cuestión" rio es delicada.

—«No hay titubeo posible. Reconocer al <jo-bierno de Burgos sería cometer una traición.

No creo que el Gobierno belga que ha espe-rado veinte años para reconocer al Gobiernoruso, reconozca por anticipado al Gobierno delos bombarderos y asesinos.

Un partido de nada val© si no lucha porun ideal y por la causa de la humanidad.»

Después de una bella peroración en la guellama a los jóvenes a la lucha, el «¡patrón» esobjeto de una larga y calurosa ovación.

Recibe las felicitaciones y agradecimiento delos militantes que le rodean. Un ramo de> floreses enviado a, la ciudadana señora ds Yamle.r-velde. Uoland agradece al patrón y pide a losde la i. G. S. que en las horas de gozo quevan a vivir en La Louviere, no olviden la lu-cha que continúa.

Después de dar las gracias a los diputados ysenadores, a!, burgomaestre y al comité fede-ral do 1a circunscripción do Soignif?, Rolaadlevanta, la sesión un medio de-i mayor entu-siasmo.

EL CON€RESQ INTERNACIONALDE DERECHO SE OCUPARA DELASUNTO DE LOS BOMBARDEOS

DE POBLACIONES CIVILESAmsterdam, 31. — La prestigiosa entidad lon-

dinense «International Law Assotiation», Cule-bra estos días' su Congreso en la ciudad deAmsterdam.

Su presidente, el jurisconsulto francés señorde la. Piradelle, ha manifestado a los periodis-tas que la reunión tiene mucha importancia,atendida Ja calidad do las comunicaciones pre-sentadas a la deliberación ds los reunidos.

El Congireso se ocupará del asunto del bom-bardeo de las ¡poblaciones civiles, terna, que ini-ció en la reunión, del año 34 y prosiguió enel Congreso do París del año 1936.

El señor de la Pradelle ha dicho tambiénque asistía al Congreso el señor Paul Benazet,presidente. de la Comisión del Aire del Senadoy que ostenta la representación del almiranteBird, ©1 celebro explorador norteamericano,quien está muy interesado en que se- llegue alestablecimiento de un organismo de derechointernacional que trabaje pava la humaniza-ción de la guerra. — Fabra.

PREGÓN DE OT080, por Gaasp

por Antonio MachadoSe miente mas que se engañay se gasta más salivado la necesaria.

Pero los tontos propiamente dichos, q.uu sonun número incalculable de aspirantes a pillos,se .encargan de manteniír en el mundo -el cul-to de todas las mentiras; porque piensas que,fuera de ellas, rio podrían vivir. En 3o cual -esposible que tengan razón.

El ¡hecho de que vivarnos en plena tragediano cjtiiere decir, ni mucho menos, que hayantotalmente prest-rilo los derechos de la risa.

Si le mientan a su señora imadre, le acon-sejaremos resignación cristiana; pero si le fal-tan a su portera, que cuente con nosotros.¡Ej-ein, cjem!

Empezó por' los peces —decía Juan ds Mai-rena— ul pánico al diluvio universal.

La persecución a. los judíos —-decía Juan daMadreña a sus alumnos—es una verdadera Ju-diada. En primer lugar, porqua, como pensa-ba Monsieur de la Palisse, mal podríamos per-seguir a los judíos, si los judíos no existie-ran. En segundo lugar, porque es algo terri-blemente anticristiano, y, .en el fondo, la eter-na cruzada de los judíos inferiores contra losjudíos de primera clas-e o, si queréis, la ven-ganza que toma el rebaño de todo cordero dis-tinguido —agnus del—, ¿Quá otra cosa fue la-tragedia del Góigota? En. tercer lugar, porquesólo los pueblos saturados-de Viejo Testamen-to y de sangre judaica pueden pasarse la vidaberreando: ¡somos pueblo elegido; aquí no haymás pueblo elegido que ©1 nuestro!

Si conociera Hitler estas sentencias de Juande Mairena, revisaría eu modesto arbusto ge-nealógico para encontrar la verdadera razón,de su fervorosa o intransigente ariofiüa Por-que de los arios debe saber Hitler aproxima-damente tanto -como su compadre Mussolini.

De un momento

TESTIGO DE MAYOR EXCEPCIÓN

¿Qué cine de libro es es fie í/tte lleva vor titu-lo tVn año con Queipa»? ¿Páginas <de 'implesresentimientos? ¿Demanda personal de verdónante la España republicana?

Al estallar el movimiento d,e julio, su autor,don Antonio Bahamondie, tenia un comercioen Sevilla. Xo miniaba, en partidas poUiicas,pero era un católico fervoroso. A'o sintiéndoseseguro con el irt-anchamo del catolicismo s<Aa-•mente, pidió consejo a un comandante amigosuyo, y éste le dio la solución: afiliarse a lasmili-cías nacionales. A Falange, de ningunamortero-. En las muidos, Baharnonde tuvo qu-ever lo Que ningunos ojos honrados soportan.Con el ánimo deshecho, acudió de nuevo al CO'mandante. El cual, sin dar mwchos rodeos, le•propuso desempeñar el cargo de jefe ás Pro-pagando, y Prensa del Queipa de Llano, Aceptóel interesado y aceptó el pintoresco espadóny, desde entonces, cuanto se incubó o fraseen*dio de la ?.* División del Ejército «salvador»pasó por 'las manos de Bahamond-e.

Ahora, •este aniiauo ayudante del jubilado«speaker» scoUlano está en Francia, lia escritoun libro da confesiones y acusaciones, en elque afirma y confirma que -cuantos se agitanen el tinglado de la traición son unos asesinosde estirpe y que la vida en la zoma invadida,para uno, persona docente, su&one un auténti-co calvario •sin otra posible redención que lafuga. La, propaganda que,, meses y meses, ins-piró Queípo, se ha convertido, de repente, enel más duro alegaio contra, él. Contra él y con-tra, toda la •cofradía de felones. El íiro le hasalido por la culata al grotesco gran capitánda Sevilla, que debe andar echanio espuma,como los loros, después del fiasco de 'Sa pro-pagandista.

Porque Li alia ni onde no se ha dejado nadaen el tintero. Su libro es el grito angustiadodel que ha sentido la asfixia rnoral bajo laatmósfera del crimen, pero es también el acen~to pintoresco del ex habitante en un mundode picaros. De picaros y de bandidos a manoarmada, que de lodo hay en la viña sin valladode Franco. Represión atroz, complicidad dellallo y el bajo clero con los asesinos, taqueoeconómico de los pueblos, organizado acude ,cldespacho ile. Queipo, ri.iiaiíd.-ades üe éste y el«caudillo», mentiras de la unidad-por ac-reto,historia de la rebelión y volumen d,e la inva-sión y, flotando sobre esa superficie viscosade latinos hechos, el horror y la protesta delos españoles que cada día sienten mayor ascopor sus sojuzgadores.

Lo fine más ripgsi.onn u enardece del libro•c's. pn'c.istimente, -su oh}dividod,. Su tajante &iii.alíentiblt! objctiiHiiad, mantenida por un hom-bre (¡ne, engañado cu, los prvn>eros momentos—como laníos—, \¡a acabado donándole Espa-ña en los tuélanos del alma. Den Antonio Ba-harnonde ha sido un testigo de mayor excep-ción de cuanto en la rema colonizada tía ocu-rrido y transcurrido. Ahora, al nar-ar, es, por•consiguiente, un notar¡x) de sus propias ser na-ciones tristísimas. A ellas hay que acudir ,or-%osámente si se Quiere- conocer la desdichada.Andulucia de estos dos últimos años, la tierrade!, sol, Uravaalizrida bajo los agrios vaporesriel vino sublevado.

GliNlL.