FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE
NUTRICIÓN.
INFORME ACADÉMICO
FILOSOFÍA
“AXIOLOGÍA”
AUTORES:
Pérez Díaz, Antonella.
Valdivieso Avalo, Maria
Stephanie.
Lambert Plasencia, Eduars.
Toledo Zamora, Milagritos.
Abau Rojas, Jhilver Danly.
ASESOR:
María del Carmen Cruz Gonzáles.
TRUJILLO-PERÚ
2015.
I. INTRODUCCIÓN.
El desarrollo y comportamiento humano es un enfoque alternativo que trata
de orientar las estrategias de desarrollo enfatizando que el fin del desarrollo
es la gente. Las oportunidades que valoran los seres humanos son infinitas y
cambian a través del tiempo. Sin embargo, independientemente del nivel de
desarrollo que tenga un país, las tres oportunidades esenciales para la gente
son: a) disfrutar de una vida prolongada y saludable; b) adquirir
conocimientos; y c) tener acceso a recursos e ingresos suficientes para
mantener un nivel de vida decente. Así el objetivo básico del desarrollo y
comportamiento humano es el de generar un ambiente adecuado para que
los seres humanos disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa.
Si en última instancia Los valores desde las principales teorías axiológicas, se
considerara el desarrollo como la ampliación de la capacidad de la población
para realizar actividades elegidas libremente y valoradas. Los valores no son
más que principios éticos con respecto a los cuales las personas sienten un
fuerte compromiso emocional, por lo tanto sirven de referencia para juzgar
conductas. Además se pueden interpretar como aquellos que dan sentido y
significado a los acontecimientos de la vida, el encuentro preferencial para
orientar al hombre en el mundo y fundamentar en ellos su proyecto de vida.
Son inspiraciones de juicios, perspectivas, visiones, objeto de intuición,
plasmados a través de las actitudes. A este respecto los valores dicen lo que
es ético, bueno, valido, competitivo, adecuado o deseable y se van
generando y reforzando a lo largo de la vida.
II. MARCO TEÓRICO.
1. AXIOLOGÍA.
La axiología (del griego άξιος 'valioso' y λόγος 'tratado'), o filosofía de los
valores, es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y
juicios valorativos.
La axiología no sólo trata abordar los valores positivos, sino también los
negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una
teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética y en la
estética, ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia específica.
Desde el punto de vista ético, la axiología es una de las dos principales
fundamentaciones de la ética junto con la deontología.
De acuerdo con la concepción tradicional, los valores pueden ser objetivos o
subjetivos. Ejemplos de valores objetivos incluyen el bien, la verdad o la
belleza, siendo finalidades ellos mismos. Se consideran valores subjetivos, en
cambio, cuando estos representan un medio para llegar a un fin (en la
mayoría de los casos caracterizados por un deseo personal).
1.1 ¿Qué es el valor?
Un valor es una cualidad de un sujeto u objeto. Los valores son agregados a
las características físicas o psicológicas, tangibles del objeto; es decir,
son atribuidos al objeto por un individuo o un grupo social, modificando a
partir de esa atribución su comportamiento y actitudes hacia el objeto en
cuestión. El valor es una cualidad que confiere a las cosas, hechos o personas
una estimación, ya sea negativa o positiva.
Se puede decir que la existencia de un valor es el resultado de
la interpretación que hace el sujeto de la utilidad, deseo, importancia,
interés, belleza del objeto. Es decir, la valía del objeto es en cierta medida,
atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación,
producto de un aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal
incluso de la noción de un orden natural que trasciende al sujeto en todo su
ámbito.
El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se
considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser
falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la
humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa
cualidad. Los valores son convicciones profundas de los seres humanos que
determinan su manera de ser y orientan su conducta. Los valores involucran
nuestros sentimientos y emociones.
Los valores, actitudes y conducta están relacionados. Los valores son
creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de aprecio. Una
actitud es una disposición a actuar de acuerdo a determinadas creencias,
sentimientos y valores. A su vez las actitudes se expresan en
comportamientos y opiniones que se manifiestan de manera espontánea.
Los valores se jerarquizan por criterios de importancia. Cada persona
construye su escala de valores personales, esto quiere decir que las personas
preferimos unos valores a otros. Los valores más importantes de la persona
forman parten de su identidad, orientan sus decisiones frente a sus deseos e
impulsos y fortalecen su sentido del deber ser.
Cada persona, de acuerdo a sus experiencias construye un sentido propio de
los valores. Aunque a todos nos enseñen que la honestidad es algo deseable,
y aunque todos lo aceptamos como cierto, la interpretación que haremos de
este valor, el sentido que le encontraremos en nuestra vida, será diferente
para cada persona.
Los valores de los niños pequeños están definidos en buena medida por sus
necesidades de subsistencia y por la búsqueda de aprobación de sus padres:
sustento biológico, amor filial. Los adolescentes guían sus valores personales
por su necesidad de experimentación y autonomía: amistad, libertad.
Mientras que en la edad adulta se plantean nuevas prioridades: salud, éxito
profesional, responsabilidad. Algunos valores permanecen a lo largo de la
vida de las personas.
Existen diversos tipos de valores como son los valores económicos, los
valores sociales y los valores morales o espirituales. La axiología no puede
jerarquizar los valores, cada uno tiene aspectos o propiedades importantes y
además interaccionan entre sí. Son antivalores aquellos que devalúan el
mundo en su riqueza natural y espiritual.
1.2 Características de los valores.
La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la
categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son:
•Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que
son más permanentes en el tiempo que otros.
•Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es
divisible.
•Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las
personas.
•Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los
practican.
•Polaridad: Los valores se van a manifestar desdoblados en un valor positivo
y en un valor negativo, en valores y antivalores. Todos los valores van a tener
su correspondiente antivalor (bueno-malo, justo-injusto, salud-enfermedad,
sabiduría-ignorancia). Por su naturaleza, los valores siempre van a ser
deseados y aspirados por todos gracias a los beneficios que les reporta, ya
sea placer, necesidad, deber. En cambio, los antivalores van a ser rechazados,
por suponer carencias o perjuicios. Frondizi (2001) apunta al respecto que la
ausencia de un valor no implica la existencia de su correspondiente antivalor.
El antivalor existe por sí mismo y no por consecuencia del valor positivo.
•Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad)
y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o
vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van
construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
•Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y
significado a la vida humana y a la sociedad.
•Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.
•Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida;
entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la
persona.
•Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren
complicados juicios y decisiones.
2. CONCEPCIONES SOBRE LA NATURALEZA DEL VALOR.
2.1 El Subjetivismo Axiológico.
Desde la perspectiva subjetivista se parte de la idea que es el sujeto quien
otorga valor a las cosas. Éste no puede ser ajeno a las valoraciones y su
existencia sólo es posible en las distintas reacciones que en el sujeto se
produzcan. Las cosas por tanto no son valiosas en sí mismas; es el ser
humano quien crea el valor con su valoración.
El valor depende y se fundamenta en el sujeto que valora: así desde estas
posiciones teóricas, el valor se ha identificado con algún hecho o estado
psicológico”. Esta visión subjetivista admite además que todo valor depende
de la aceptación de un grupo social, de forma que algo se define como
bueno, malo, en función de la valoración que le otorga el grupo social
mayoritario.
No se puede valorar un acto, un objeto, si no se posee la idea que se refiere a
ello; “No se trata de nuestras reacciones personales, subjetivas, sino de
nuestras ideas, y no de las particulares de cada cual, sino de las que rigen el
pensamiento de todos los hombres. Con ellas hay que contar para saber lo
que es valioso o no”
Además afirma que son los valores resultados de las reacciones individuales
y colectivas. El subjetivista se pregunta ¿Puedo algo tener valor si nadie lo ha
percibido ni puede percibirlo?, evidentemente que no, los valores no existen
en sí y por sí sino que son meras creaciones de la mente, existen solamente
para mí lo que hace a una cosa valiosa es el deseo o el interés individual. El
subjetivista piensa: El valor de un exquisito manjar, no está en él, sino en mí
paladar, que lo saborea y confiere un valor determinado.
2.1.1 Tesis que lo apoyan.
Los principales representantes de la concepción del valor como una
experiencia subjetiva surgen de la Escuela Austríaca y de Praga, entre los que
destacan Medina (1999) y Reyero (2001). Desde los planteamientos de
Alexius Medina (1999) algo tiene valor si nos agrada y en el nivel de agrado,
atendiendo a factores de carácter psicológico. Según Frondizi, esta
interpretación subjetivista va a definir el valor como un “estado subjetivo de
orden sentimental que hace referencia al objeto, en cuanto éste posee la
capacidad de suministrar una base efectiva a un sentimiento de valor”. El
valor, por tanto, no se encuentra en el objeto, el origen y fundamento de los
valores; está en el sujeto que valora. Así, las cosas adquieren valor por el
interés que suscita y éste está determinado por lo que nos agrada. Siguiendo
los mismos planteamientos psicológicos de la teoría subjetivista, Reyero
(2001) cuestiona y matiza la teoría de su maestro defendiendo la idea que el
valor no sólo tiene relación con un sentimiento de agrado o desagrado ante
un estímulo, sino que surge y se fundamenta en el deseo y apetito por los
objetos. Para Reyero (2001), las cosas son valiosas porque las deseamos y
apetecemos y, en este sentido, el valor se relaciona tanto con lo existente
como con el objeto ausente o inexistente.
Dentro del subjetivismo axiológico surge la Escuela Neokantiana, otra forma
de interpretación de la naturaleza subjetiva de los valores. Desde esta
corriente, se va a considerar el valor ante todo como una idea. Para los
partidarios de esta teoría, las ideas tienen un papel más importante que los
estados de placer o de dolor en la conducta. No se puede valorar un acto, un
objeto, si no se posee la idea que se refiere a ello. “No se trata de nuestras
reacciones personales, subjetivas, sino de nuestras ideas, y no de las
particulares de cada cual, sino de las que rigen el pensamiento de todos los
hombres. Con ellas hay que contar para saber lo que es valioso o no”, los
partidarios de estos planteamientos neokantianos, van a definir el valor
como “una pura categoría mental, una forma subjetiva a priori del espíritu
humano, sin más contenido que aquel que le presta la estructura formal de la
mente, una idea dependiente del pensamiento colectivo humano”.
Discrepancia: Es obvio que no puede uno ponerse en problemas éticos,
estéticos, religiosos, políticos, donde a menudo se producen conflictos o
desacuerdos de valores.
Constitución Biológica: Los valores están supeditados a la constitución
peculiar y subjetiva.
Interés: Una cosa adquiere valor en la medida que se le confiere un interés.
Por ejemplo ¿Dónde radica el valor de los sellos de correo?
Historicidad de los valores: La relatividad de los valores se debe a su carácter
concreto e histórico; gracias a éste, los valores están condenados a quedar
encerrados en la prisión del sujeto, ya en la antigüedad decía el sofista
Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
2.2 El Objetivismo Axiológico.
Desde el objetivismo axiológico, en oposición al subjetivismo, se considera el
valor desligado de la experiencia individual. Esta postura, según Frondizi
surge como “reacción contra el relativismo implícito en la interpretación
subjetivista y la necesidad de hacer pie en un orden moral estable”. Para los
objetivistas, es el hombre quien descubre el valor de las cosas. Al igual que
ocurrió en del subjetivismo axiológico, entre los partidarios del objetivismo
se van a fraguar dos perspectivas distintas a la hora de concebir la naturaleza
de los valores; una defenderá el valor como ideal y otra como real.
Además se sostiene que los valores son objetivos, aunque no dependen de
los objetos materiales ni del sujeto; lo único que hace el sujeto es captar el
valor que existen idealmente.
El objetivismo reconoce que la valoración es subjetiva, pero ello no implica
que el valor lo sea. Del mismo modo como la percepción es subjetiva, pero
no el objeto percibido, que mantiene intactas sus cualidades primarias
cuando nadie lo perciba, así ocurre con el valor.
2.2.1Tesis que lo apoyan.
La escuela fenomenológica parte del supuesto de que el valor, aunque
objetivo, es ideal, le otorga una independencia total respecto al sujeto
sosteniendo que los valores no son ni reacciones subjetivas ante los objetos,
ni formas apriorísticas de la razón. Son objetos ideales, objetivos, en virtud
que “valen” independientemente de las cosas y de la valoración objetiva de
las personas. Los valores van a tener valor por sí mismos al margen de
cualquier realidad física o psíquica. Es el ser humano quien lo capta a través
de su experiencia sensible.
Como principal defensor de estos planteamientos se encuentra Méndez para
quien los valores son cualidades independientes de las cosas y actos
humanos. En este sentido, son cualidades valiosas que no varían con las
cosas; el valor de la amistad no resulta afectado porque mi amigo demuestre
falsía y me traicione. Aunque nunca se hubiera juzgado que el asesinato es
malo, el asesinato hubiera continuado siendo malo y aunque el bien nunca
hubiera valido como bueno sería, no obstante, bueno. Con este ejemplo, el
autor pretende defender la inmutabilidad, absolutismo e independencia de
los valores delegando, a su vez, lo relativo del valor al conocimiento humano.
Como principales ideas de la teoría de Méndez en torno a la naturaleza de los
valores, se plantean las siguientes:
Los valores son cualidades apriorísticas e independientes de las cosas
y los actos humanos. Por tanto no varían.
Los valores son absolutos, al no estar condicionados por ningún
hecho independiente de su naturaleza histórica, social, biológica o
puramente individual. El conocimiento de las personas de los valores
es lo relativo, no los valores en sí.
2.3 El Naturalismo Axiológico.
Esta corriente filosófica sostiene que el fundamento de lo bueno establecido
por los modelos de valoración es algún tipo de propiedad que no se
encuentra en nuestra conciencia sino en el mundo real o natural; vale decir,
los valores son una propiedad constituida de los hechos mismos y nosotros
nos limitamos a captarla. Un ejemplo de este, lo proporciona la tesis de los
nazis que afirmaban que lo bueno consiste en la mayor aptitud natural para
subsistir de donde deducían que lo moralmente bueno en la supervivencia de
más apto y lo moralmente malo era que lo menos aptos intenten supervivir.
2.4 El Estructuralismo Axiológico.
Es la intermedia entre el subjetivismo y objetivismo. El filósofo argentino
Risieri Forondizi piensa que ambos son unilaterales. Piensa que el valor surge
entre la relación el sujeto y el objeto y que esa relación axiológica origina una
cualidad estructural empírica; esta cualidad no se da en el vacío, sino en una
situación humana, concreta y la jerarquía axiológica es también situacional y
compleja, no lineal. Según Frondizi, los valores sirven de fundamento a las
normas éticas y éstas, lo mismo que las normas jurídicas, son situacionales. El
filósofo argentino considera que su interpretación estructural del valor abre
la posibilidad de superar el tradicional abismo entre el ser y el deber ser. Ni el
objetivismo ni el subjetivismo logran explicar satisfactoriamente el modo de
ser de los valores. Esto no se reduce a las vivencias del sujeto que valora ni
existen en si, como un mundo de objetos independientes cuyo valor se
determina exclusivamente por sus propiedades naturales objetivas.
Las valores existen para un sujeto, entendido este no en un sentido,
puramente individual, si no como ser social; exigen, asimismo, un sustrato
material sensible, separado del cual carece sentido.
Es el hombre como ser histórico social y con su actividad práctica, el que crea
valores y los bienes en que se encarnan y al margen de los cuales solo existen
como proyectos u objetos ideales. Los valores son pues, creaciones humanas
y solas existen y se realizan en el hombre y por el hombre.
3. JERARQUÍA DE VALORES.
Una de las características de los valores es que están jerarquizados, la
experiencia nos enseña que unos son superior y otros inferiores. Ahora bien,
si los valores suponen un orden jerárquico, podríamos preguntarnos:
¿existirá una jerarquía objetiva y definitiva que sirva de referencia para
ordenar todas las valoraciones? Ese es uno de los problemas más intrincados
de la axiología.
¿Cuál es valor supremo al que debe ordenarse la vida? Esta es cuestión muy
debatida a lo largo de la tradición filosófica. Si por ejemplo, se afirma que la
historia es lo más valioso porque permite conocer el pasado para proyectar el
futuro, un joven podrá replicarme que la historia es la cosa más aburrida del
mundo, que para él lo más valioso es un partido de béisbol, porque es
divertido; así como el religioso dirá que el valor supremo es la santidad, así
en cambio el político en la cosa pública, así sucesivamente.
Así pues, las diversas concepciones que tengamos de la vida harán que
sobrestimemos un valor por encima del otro. Ya el moral, ya el artístico, el
económico, etc. Con que habría que conceder aunque sea un mínimo de
subjetividad a la axiología. Sin embargo a pesar de la complejidad del
problema, los filósofos han intentado proponer una tabla de valores, entre
ellos Max Scheler. El indicó cinco criterios para el discernimiento de la
superioridad e inferioridad jerárquica de los valores que bien nos pueden
ayudar a orientarnos, veamos:
La Duración: Los valores parecen superiores cuanto más duraderos
son. Es duradero aquel que pueda existir a lo largo del tiempo. Por
ejemplo; el valor de la libertad, que con todas las variantes que pueda
haber tenido en la historia, siempre se ha mantenido esencialmente.
La Divisibilidad: Son tantos más altos cuanto menos divisibles, o hayan
de ser menos fraccionados por la participación de muchos de ellos; es
decir cuando más prestan a ser poseídos en común y de modo indiviso
por la pluralidad de los sujetos, se unen más. Esta condición parece
realizarse el mínimo en lo agradable sensorial, es mucho más realizarse
al mínimo en lo agradable sensorial, es mucho más realizada en los
valores estéticos y el valor de lo divino es, en principio, universalmente
participativo.
Satisfacción: Un valor es más elevado en cuanto aporta una
satisfacción más profunda. Así lo agradable sensorial es un valor
inferior, porque no puede dar una satisfacción previo de otros: los
valores de conocimiento son superiores a estos y a los vitales, porque
pueden satisfacer aun en la enfermedad.
Fundamentación y Relatividad: Los valores fundamentados en otros,
son inferiores por condición de medios subordinados y relativos a otro
valor fundamental, que a su vez será más alto. Hasta llegar a los
valores totalmente independientes que serán absolutos.
La jerarquía de Scheler propone la siguiente:
Valores de lo agradable y desagradable: los estados afectivos
correspondientes son los de placer y dolor
Valores Vitales: Entran en todos los aspectos de bienes y males físicos
que acompañan la vida, como la salud, vigor, enfermedad, con toda
clase de vivencias emocionales y reacciones intuitivas.
Valores Espirituales: Que se dan en independencia de la esfera total
del cuerpo, y se captan por la percepción afectiva espiritual. Dentro de
esa categoría Scheler enumera como principales clases: valores
estético; los valores de “lo justo y lo injusto”, que son independientes
de la rectitud legal, de las ideas de ley, del estado y de yoda legislación
positiva. Asimismo, los valores de puro conocimiento de la verdad
realizados por la filosofía y los valores, de la ciencia y la cultura, como
simples “valores de referencia” respecto del conocimiento filosófico.
Valores Religiosos: Es la modalidad más elevada. Son alcanzados por
una forma de amor que se dirige a las personas. El valor de lo santo es
esencialmente “un valor de personas”. Sus reacciones específicas son
la fe, incredulidad, veneración, adoración. En torno al valor por sí
mismo de lo santo se configuran múltiples “valores por referencia” o
simbólicos, como son el culto, los sacramentos, personas, cosas santas
etc.
Valores Sensibles: La serie de lo agradable y lo desagradable, en la que
estarían los sentimientos sensoriales de placer y dolor sensible. En
ellos diferencia los estados afectivos de la vida sensible de los valores
de lo agradable y de lo desagradable percibidos por el espíritu en la
intuición emocional.
4. LOS VALORES ÉTICOS FUNDAMENTALES.
Los filósofos y humanistas están de acuerdo en que los valores éticos tienen
injerencia en la conducta humana, y exigen imperiosamente su realización,
que se materializa en él debe ser, es decir, en la conciencia moral que siente
que debe realizar el valor ético. “la moralidad es un dominio muy vasto y rico,
y no puede ser reducido a fórmulas simples y rígidas, sin embargo, con el fin
de precisar y aclarar la comprensión del orden ético, cabe señalar entre los
valores morales algunos fundamentales: la dignidad de la persona, la justicia,
la solidaridad y el bien.
Podemos decir de los valores éticos fundamentales:
La Dignidad de la persona: Es la consideración que la persona tiene de
sí misma y de los demás. Este valor nos exige respetar siempre al ser
humano. Lo negamos en nuestra conducta cada vez que rebajamos
nuestra persona o la de cualquier persona, a la condición de animal o
cosa. Es el respeto que emana espontáneamente de nosotros cuando
nos esforzamos trabajando por la justicia y la solidaridad. La dignidad
personal no es otra cosa que ser o tener el carácter de persona moral
que se eleva individualmente, es decir el hombre el que tiene la virtud
de respetarse y de respetar a los demás.
La Justicia: Es el valor que hace posible una vida social armónica. Por el
tratamos a los hombres como iguales en dignidad. La justicia es un
valor social, es decir, un valor que para ser realizado necesita del
concurso de dos o mas personas. Fundamentalmente consiste en dar a
cada cual lo que legitimamente le pertenece. La justicia implica
igualdad y proporcionalidad. Frente a la ley moral todos los hombres
somo siguales; la justicia es un valor indispensable para la paz y el
orden social, pues su realizacion establece armonia entre los
individuos. La justicia es, en fin, la virtud que se inclina a dar a cada
uno lo que le pertenece, de acuerdo a sus necesidades y convicción
personal.
La Solidaridad:Es el valor propio de la sociedad moral. Consiste en
adherirse y participar en los actos que se realicen otras personas o
instituciones, para luego responsabilizarse de los efectos que causen
dichas realizaciones. Se trata entinces de la accion moral desde el
punto de vista de nuestra escencial vinculacion con otros hombres en
la comunidad para buscar la unidad armonica.
El Bien:Es el valor supremo de la persona y de la sociedad. Consiste en
la plena realización o en el cumplimiento universal de los actos
morales que tienden a la perfeccion ética de la humanidad sin esperar
retribución alguna. Toda acción, sea la de salvaguardar la dignidad de
la persona, o este dirigida a realizar aspectos particulares de nuestra
escencia humana, siempre puede ser calificada de una manera general
como buena o mala, es decir, el bien y su opuesto, el mal. El bien es el
valor mas alto. Por eso el problema del bien y el mal ataña a todas las
esferas de la vida personal, social, profesional, patriotica, humanitaria,
religiosa y filosófica.
5. PREJUICIOS MÁS COMUNES SOBRE LOS VALORES.
Previamente al estudio de cualquiera de las condiciones, es fundamental
diferenciar los conceptos de discriminación, prejuicio y estereotipos, así
como entender con claridad la relación existente entre ellos. El prejuicio se
define como una actitud negativa hacia un grupo social o hacia una persona
percibida como miembro de ese grupo. El Estereotipo en cambio es un
término que se refiere a generalizaciones acerca de los miembros de un
grupo. Las generalizaciones puede ser positivas (las mujeres son tiernas) pero
en la mayoría de las ocasiones son negativas y resistentes al cambio (los
indígenas son necios). Desafortunadamente los estereotipos es que facilitan
el prejuicio y la discriminación. La discriminación implica poner a miembros
de un grupo en desventaja o tratarlos injustamente por pertenecer a un
grupo. La "discriminación personal" se refiere al acto de discriminación
llevado a cabo por individuos (una personas que se niega a contratar a otra
por su raza), mientras que la "discriminación institucional" se refiere a
políticas o prácticas discriminatorias llevadas a cabo por organizaciones y
otras instituciones (Las políticas de migración de un país).
Según teorías explicativas más modernas, el prejuicio tiene entre sus
orígenes sociales más básicos la necesidad de diferenciarse del otro. Desde el
momento en que surge la conciencia de que existen personas distintas a uno
y grupos distintos al propio, se inicia el proceso de diferenciación.
El concepto de categorización social es el proceso por el cual las personas
organizan su medio, de manera elemental, diferenciando por características
esenciales a quienes se parecen a uno y a quienes son distintos. Las personas
suelen agruparse de acuerdo a ciertas características y dejar de lado a otros
individuos, con los cuales no se identifican. En esta selección natural no
necesariamente existe una mala disposición o actitud frente al otro grupo,
sin embargo, de toda maneras existe una visión más positiva de lo propio
versus una actitud neutra hacia el grupo ajeno. A esto se llama sesgo de
grupo, aunque no llega a ser prejuicio por no tener una connotación negativa
sin embargo, constituye un aspecto esencial en la explicación del prejuicio.
La diferenciación del grupo ajeno permite afianzar la identidad social del
propio grupo, siendo este fenómeno fundamental para generar sentimientos
nacionalistas o de apego familiar e institucional.
El prejuicio surge en base a la diferenciación, aunque incorporando una
connotación negativa al grupo ajeno. Una forma de afianzamiento de la
identidad grupal consiste en justificar las características positivas del grupo
personal y desvalorizar las de los otros.
El sentimiento de amenaza al estatus social que sienten algunos grupos
frente a otros o bien la inseguridad de habilidades y
conocimientos personales, son fuentes constantes de prejuicios.
El prejuicio tiende a aumentar según el grupo vaya percibiendo que los
demás pueden amenazar la integridad, estabilidad o unión del grupo; o bien,
cuando existe una amenaza contra cualquier aspecto importante para el
grupo, como características políticas, religiosas, económicas, lingüísticas.
5.1 La persona que se forma según los valores.
Una persona con valores es alguien que trata a las demás personas como un
fin y no como un medio, es decir que considera a cada una de las personas
con las que convive como personas que son importantes y valiosas. Alguien
con valores por ejemplo es: un ser tolerante con los demás, muy paciente,
muy respetuoso porque así como esa persona necesita tolerancia y paciencia,
respeto, etc. los demás también necesitan los mismo.
Comenzamos a tener valores cuando somos niños. Primero aprendemos a
tener aprecio por las cosas que satisfacen nuestras necesidades básicas, pero
valoramos especialmente a las personas que nos las proporcionan. Su
comportamiento hacia nosotros se vuelve la principal referencia de lo que es
valioso.
Por esta razón, nuestro carácter y personalidad se moldea con las actitudes y
comportamientos de las personas que nos crían, bien sea los padres u otros
familiares. Sus conductas tienen el principal peso de lo que después se
convierte en nuestros principios y creencias personales más importantes.
Aprendemos a valorar el fondo y la forma de todo lo que ellos dicen y hacen,
así como lo que dejan de decir o hacer. Cada gesto o comentario tiene una
gran influencia en la formación de nuestro juicio y aprendemos también a
diferenciar la teoría y la práctica de los valores. Esto último es lo que más nos
marca.
Así que la consistencia y la coherencia en el comportamiento de nuestros
padres es lo que le da solidez a nuestra formación. Si ellos hacen lo que dicen
nuestra personalidad será más fuerte que cuando ellos no practican lo que
pregonan.
Más adelante, cuando nos volvemos estudiantes, comenzamos a sentir
presiones sociales y presión de valores diferentes a los nuestros, a través de
la relación con otras personas. Se pone a prueba la fortaleza de los valores
que formamos con nuestros padres.
Se suele confundir valores con hábitos, y muchos padres aspiran que el
colegio forme los valores que no fueron formados en la casa. Eso no es
posible, simplemente porque el colegio no satisface necesidades básicas de
vida, esa es responsabilidad de las personas que nos crían.
Los maestros, líderes y modelos de valores en el colegio, tienen la posibilidad
de reforzar lo formado en el hogar, pero no sustituirlo. Si las convicciones
que se forman en la casa no son sólidas, pronto se verán expuestas a una
intensa competencia social con otras creencias.
¿Por qué es tan difícil formar valores? Porque, a diferencia de las normas, los
valores son convicciones. Son comportamientos que decidimos con gusto y
nos producen satisfacción. Las normas las podemos acatar a pesar de nuestra
voluntad, pero los valores tienen el respaldo de nuestra voluntad. Hemos
aprendido su importancia por los beneficios que nos producen, individuales y
colectivos.
Las personas que en nuestras vidas tienen un rol de liderazgo son quienes
nos transmiten más valores. Por eso no es casual que ellas sean nuestros
padres, hermanos mayores, abuelos, ciertos familiares, maestros,
compañeros estudiantiles que admiramos, profesores y jefes.
Pero para poder transmitir algo hay que poseerlo, y sólo se transmiten a
través del ejemplo práctico cotidiano de las actitudes y conductas. Es muy
poco probable formarlos con grandes explicaciones o a través de una lista de
lo que se considera correcto o incorrecto. La memorización de sus
significados teóricos no garantiza que los valores se pongan en práctica.