1
Capítulo 2
Educación sin o con Dios: La antítesis en la educación
por
Cornelio VanTil
Los principios que guían a los creyentes están completamente opuestos a los que guían
a los incrédulos. Esto es tan cierto tanto en la educación como en la iglesia. Por eso
hablamos de las antítesis en la educación. Las antítesis cubren la totalidad del campo
educativo. Primero, cubren el campo de la filosofía educativa. Esto es de un significado
principal, aunque muchas veces olvidado. En segundo lugar estas antítesis aparecen en el
campo de lo que debe ser enseñado, es decir, la curricula. Finalmente, estas antítesis
aparecen cuando consideramos al niño o al joven que va a recibir alguna instrucción. Bajo
estos tres aspectos intentaremos sacar las antítesis en la filosofía educativa.
Los no cristianos creen que el universo ha creado a Dios. Tienen a un dios finito. Los
cristianos creen que Dios ha creado al universo. Tienen un universo finito. Por lo tanto, los
no cristianos no tienen el menor interés en traer al niño a una confrontación con Dios.
Quieren más bien, traer al niño a una confrontación con el universo. La educación no
cristiana no considera a Dios. Lo que es lo más importante a nosotros, lo más indispensable
en la educación, se deja totalmente afuera.
La educación sin Dios ignora o niega que el hombre fue creado como un ser
responsable a Dios. Esto implica que el pecado no es una transgresión de la ley de Dios.
Por lo tanto, Cristo no tenía que morir en nuestro lugar. Entonces, la educación no cristiana
y sin Dios naturalmente llega a ser humanística, es decir, con su enfoque central en el
hombre. Si el hombre no tiene que vivir para Dios, puede vivir para él mismo. Por lo tanto,
si queremos una educación verdaderamente cristiana y centrado en Dios, tendremos que
romper completamente con la filosofía educativa que nos rodea.
Los no cristianos creen que el hombre está rodeado de un universo completamente
desconocido. Para ellos el hombre está buscando en la oscuridad, sólo con una pequeña luz
que su propia mente está radiando (su razón), como un faro en las neblina opaca. Los
cristianos creen que el hombre originalmente vivía en la luz de la revelación de Dios y que
en Cristo como el hecho de la revelación y la Escritura como la revelación escrita, el
hombre en principio está restaurado a la verdadera luz de Dios.
Por lo tanto, la educación no cristiana empiezan a correr para acá y para allá, con la
ilusión que haya penetrado la oscuridad, o se para completamente en una desesperación
total. Muchas veces los educadores no cristianos se deshacen por completo de la idea de un
2
enfoque definido o de un propósito en la educación. Ellos hablan de un “ajuste funcional”
al ambiente en donde uno se encuentre. Pero si el hombre no conoce el camino y maneja en
una neblina espesa, “¿por qué debe acelerarse?” Como cristianos conocemos el propósito
de la educación. También sabemos lo que debe ser el contenido de la educación.
Los no cristianos creen, en cuanto sabe el hombre algo, que lo sabe sin Dios. La mente
del hombre no es un foco eléctrico que ocupa corriente para iluminarse, sino más bien es un
quinqué de petróleo que tiene todo lo necesario para alumbrarse. Los cristianos creen que
todo es oscuro a menos que haya una corriente encendida que es la revelación de Dios. No
podemos ver los “hechos” sin esa luz. Los maestros no cristianos piensan a veces que
realmente tienen y conocen los “hechos” y pueden enseñar al niño todo lo que tiene que
saber acerca de ellos, y, por otro lado, cuando ven que los “hechos” realmente son oscuros,
se rinden en toda desesperación. Los maestros cristianos saben que ningún “hecho” puede
ser conocido realmente, y por lo tanto enseñado realmente, a menos que sea ubicado bajo la
luz de la revelación de Dios. Aun las leyes de la aritmética no pueden ser conocidas sin esta
revelación.
Tenemos que ser más conscientes de estas distinciones básicas. A menos que seamos
conscientes de ellas, jamás tendremos escuelas cristianas genuinas. Siendo más conscientes
de estas distinciones no quiere decir que tenemos que pasar más tiempo enseñando
directamente religión que las otras materias. Si enseñamos la religión indirectamente en
todas las actividades del día, probablemente ocuparemos menos tiempo para enseñar la
religión directamente. Siendo conscientes de estas distinciones sí implica que el plan de la
currícula sea Teo-céntrico.
Los no cristianos creen que la personalidad del niño puede desarrollarse mejor si no
está confrontada con Dios. Los cristianos creen que la personalidad del niño no puede
desarrollarse sin una confrontación con Dios. La educación no cristiana pone al niño en un
vacío. Se espera que en este vacío el niño vaya a crecer. El resultado es que el niño muere.
Sólo la educación cristiana realmente nutre la personalidad porque le da al niño la
alimentación y aire que requiere.
Los no cristianos creen que la autoridad daña el crecimiento del niño. Los cristianos
creen que sin autoridad el niño no puede vivir. Los no cristianos hablan de la autoridad del
“experto,” pero esto realmente no es autoridad. Los cristianos quieren autoridad que se base
en la idea de Dios como el Creador del hombre y de Cristo como el Redentor del hombre.
I. La antítesis de la filosofía educativa
3
La totalidad de la iglesia cristiana se basa en la idea de antítesis. No obstante, es más
obvio en la instrucción cristiana que en otras áreas del cristianismo que la educación
cristiana se basa en la idea de antítesis. Por supuesto, reconozco que hay voces por todas
partes diciendo que no debemos enfatizar lo negativo y lo destructivo, sino que debemos
enfatizar lo positivo y lo constructivo. Nos dicen que a fin de cuentas, tal acercamiento es
mucho más sabio. Claro que todos queremos ser constructivos y positivos. Pero en este
mundo de pecado ningún cristiano individual ni ninguna organización cristiana puede ser
positivo y constructivo hasta que haya sido negativo y destructivo. Negar o ignorar este
hecho es negar o ignorar el hecho del pecado. Para cualquiera que reconoce el hecho del
pecado en su forma bíblica no adulterada, como un insulto a Dios de parte del hombre, bajo
el liderazgo del diablo, la antítesis, conforme a esta definición, es básica a la síntesis. El que
trata de llevar las buenas nuevas y publicar la paz, el que pide que Judá haga sus fiestas y
pague sus votos, es un profeta falso a menos que ofrezca una razón por su optimismo, la
seguranza que “Porque no volverán a invadirte los malvados, pues han sido destruidos por
completo” (Nahúm 1:15, NVI).
La idea no-cristiana de Dios
Al tratar de mostrar algo de la antítesis en la educación, primero tendremos que
enfatizar que realmente sólo hay una antítesis. Podemos hablar de la pluralidad de antítesis
sólo si mantenemos en mente que todas las diferencias en la teoría educativa se reducen a
un solo asunto, la cuestión de un Dios personal.
Cualquier programa educacional busca la forma de llevar la personalidad en desarrollo
que va a ser educada a la mejor relación posible con su ambiente. Pero un vocablo como
ambiente en sí mismo es un término sin sabor. Entonces si decimos que la educación es “un
ajuste del desarrollo de la personalidad a su ambiente,” tal aseveración sería sin significado
a menos que se especificara qué es lo que significaría el “ambiente” al cual el desarrollo de
la personalidad sería ajustada. Y, cuando se trata de la cuestión del significado del vocablo
“ambiente,” se puede ver inmediatamente que las teorías de la realidad teística cristiana y la
no teística están completamente opuestas. La primera (teística) afirma que el ambiente al
cual la personalidad humana tiene que ajustarse es finalmente personal, y la segunda (no
teística) lo niega.
Es cierto que hay muchas teorías no teísticas de la realidad que hablan de una
personalidad súper humana o personalidades súper humanas. Pero esto no hace que sus
puntos de vista sean, a fin de cuentas, personalísticos. Ninguna teoría de la realidad puede
ser llamada “personalística” a menos que piense acerca de Dios como una personalidad
absoluta. Es completamente posible y muy común de hablar acerca del Dios personal sin
pensar en él como absoluto. Tal monoteísmo no es teísmo en su sentido propio, como
tampoco es el politeísmo. Es obvio si el dios o los dioses a los cuales el niño tiene que
4
ajustarse también tienen que ser ajustados al destino o al universo o a una realidad que es
más allá o independiente de ellos, entonces sería mejor mirar más allá de estos
intermediarios y decir que el niño tiene que ser ajustado a este destino, o universo, o
realidad, o lo que fuera, lo que consideráramos el más último.
Ahora, me parece ser incontrovertible que la filosofía educativa actual presupone un
ambiente últimamente impersonal y por tanto anti-teística al cual el niño tiene que
ajustarse. Si alguien busca en las páginas del pensamiento especulativo moderno, se puede
encontrar afirmaciones acerca de la verdad absoluta u otros valores absolutos; y
posiblemente se identifican con el vocablo “Dios” para que ellos incluso puedan hablar
acerca de Dios como absoluto. Pero cuando se hablan así están hablando metafóricamente.
El “Dios” de la filosofía moderna en el mejor caso es una imitación de ciertos ideales que
las personas han puesto para ellas mismas, y a los cuales, a fin de cuentas, ellas mismas van
a ser los jueces. Por lo tanto, en realidad el dios metafórico es un dios finito.
Entonces el niño tiene que ser ajustado a este universo a esta realidad según la
filosofía educacional actual; y es este ajuste que constituye su educación. Por lo tanto,
parece que no hemos entendido la profundidad de las antítesis educativas hasta que las
hayamos investigado a sus raíces absolutas de la antítesis entre un ambiente últimamente
personal o últimamente impersonal. Y no se puede pensar en una diferencia más básica. La
totalidad del programa educativo se construye sobre un trasfondo impersonal que tiene que
ser absolutamente opuesto a un programa construido sobre un fundamento personal.
Intentaremos ampliar la explicación de esto en seguida. Por el momento basta decir, por
bien o mal, que es un hecho que cualquier educador cristiano debe confrontar directamente
este punto. Y cualquiera que confronta este punto va a sentir la imposibilidad de pensar en
la educación cristiana como algo que es noventa, o sesenta, o treinta, o diez por ciento
como la otra educación, con la única diferencia siendo que en la educación cristiana se
agrega ciertos elementos o énfasis que la educación secular omite. Cuando se ve desde una
perspectiva absolutista, la educación cristiana ni siquiera es una fracción de un uno por
ciento de la educación pública. Los diferentes conceptos de Dios que sostienen las dos
teorías educativas las permean completamente en todos aspectos.
Puedo decir que cuando enfatizo la antítesis absoluta, no estoy negando ni siquiera
olvidando la doctrina de la gracia común. Esa doctrina no milita en contra de la doctrina de
la antítesis absoluta, sino que la afirma aun más. La gracia común no pasa por alto las
diferencias de las últimas preguntas. Ni tampoco disminuye estas diferencias cuando está
entendida correctamente. Al contrario, la gracia común ayuda a señalar que las cosas que
parecen ser similares, en las últimas consecuencias no las son. La gracia común señala
específicamente el hecho que las similitudes entre el pueblo de Dios y la gente del mundo
son similitudes parecidas que se presentan ante el trasfondo de las últimas diferencias. Si
las personas no creen en la gracia común, ni siquiera saben qué significa, son propensas a
5
elevar similitudes parecidas a cuestiones últimas con el resultado de que las diferencias
últimas se diluyen. Eso es lo que ha pasado en muchas de las iglesias evangélicas. En estas
iglesias se piensa que la religión es como un condimento que puede ser agregado al
“normal” territorio neutral de la vida. Como no entendían la doctrina de la gracia común,
estas iglesias presuponían que ninguna diferencia última podría estar atrás de la afirmación
de un cristiano que dos por dos son cuatro, y la afirmación de un no cristiano que dos por
dos son cuatro.
Ahora, es un hecho que dos por dos son cuatro no significa lo mismo para ti como
creyente y para alguien que no es creyente. Cuando tú piensas en dos por dos son cuatro,
estás conectando este hecho con la ley numérica. Y cuando conectas este hecho con la ley
numérica, también tienes que conectar esta ley numérica con toda la ley. Entonces la
pregunta que surge es si la ley existe por sí misma o si es una expresión de la voluntad y
naturaleza de Dios. Por tanto, el hecho que dos por dos son cuatro te involucra más
profundamente en la naturaleza y voluntad de Dios. Por el otro lado, cuando un incrédulo
dice que dos por dos son cuatro, estará llevado a conectar este hecho con la totalidad de la
ley; pero pensará que esta ley es independiente de Dios. Por lo tanto, el hecho que dos por
dos son cuatro, según piensa el incrédulo, lo aleja de Dios. Este hecho pone al incrédulo
ante una marea de opciones en las cuales puede buscar la manera de realizar su vida alejado
de Dios. Es esta diferencia básica entre lo que significa “dos por dos son cuatro” al creyente
y lo que significa para el incrédulo es lo que la doctrina de la gracia común nos ha ayudado
a ver. Nos ha posibilitado enfocar nuestra atención en la antítesis sin cometer una injusticia
a los hechos que nos rodean.
Entonces, vamos a examinar más a detalle esta antítesis y qué es lo que significa para
la educación. Lo primero que observamos, si el universo al cual el niño tiene que ser
“ajustado” es impersonal, es un resultado supremo en el cual no hay una antítesis entre el
niño y el universo. Podemos decir, como teístas cristianos, que tenemos una cosmovisión
en la cual las antítesis de la vida no están olvidadas, mientras los no teístas tienen una
cosmovisión en la cual las antítesis de la vida sí están relegadas y olvidadas. Por esta razón
cada cristiano sabe que no puede construir hasta que haya derrumbado, mientras cada no
cristiano cree que puede empezar a construir sin ninguna necesidad de primero derrumbar.
Educación sin Dios
Tal vez uno de los puntos más importantes que podemos notar en esta relación es que
en la base impersonalística de nuestros oponentes, no hay ninguna relación forense entre el
hombre y su ambiente. ¿Cómo puede estar alguien en una relación forense con una ley
impersonal? No puedes entender nada de lo que pueda significar que tienes que ser
responsable legalmente a una ley como tal. Ahora, la totalidad de la estructura ética y moral
del cristianismo presupone esta relación forense. La Escritura define al pecado como una
transgresión de la ley de Dios. Sin la posibilidad y la actualidad de una relación forense
6
entre Dios y el hombre, la totalidad de la doctrina de pecado se descarta, y si se descarta lo
que es pecado, lo único que se puede hacer con la maldad en e este mundo es entretejerla
con la constitución del universo. Por lo tanto, encontramos que tanto la filosofía antigua,
como la moderna, han mantenido esta negación como una afirmación fundamental, que
implica que el diablo es tan viejo como Dios. Por lo tanto, todas las distinciones se reducen
a distinciones metafísicas. “Lo que debe existir existe, y lo que existe debe existir” no es
sólo la filosofía de ciertas escuelas filosóficas, sino es la filosofía de todo pensamiento no
regenerativo. Una de las consecuencias de esto es que no permite la existencia del
cristianismo. No habrá ningún pecado, y por tanto, ninguna necesidad de quitarlo. Y si no
hay una necesidad de quitar el pecado, jamás existiría alguien que tenga el poder de quitarlo
debido al hecho que sería imposible que cualquier persona que apareciera en algún
momento en la historia que pudiera ocupar el lugar completamente único que el
cristianismo ha atribuido a Cristo.
De estas consideraciones es obvio que cualquier ética o moralidad que se enseñe en las
escuelas que se basan en esta filosofía impersonalística, a fuerzas tiene que ser una ética o
moralidad pagana. Todo lo que es verdaderamente cristiano es necesariamente excluido de
esta situación.
En segundo lugar, al quitar todas las antítesis entre el niño y su ambiente se nota aun
más el hecho que la concepción impersonal del universo ha llevado obligatoriamente al
relativismo de todas las cosas. Las “ideas eternas” de Platón no duraron mucho tiempo.
Platón mismo metía lo temporal dentro de estas ideas cuando insistía en la ultimidad de la
maldad. Al hacer esto hacia que el mundo ideal dependiera del mundo temporal. El tiempo
llegó a ser una imagen en movimiento de la eternidad. En los días modernos se ha
acomodado este modelo tanto que el pragmatismo abiertamente confiesa una exclusiva
temporalidad, mientras el idealismo hace que el tiempo y la eternidad fueran correlativos
con el “universo concreto.” No podían hacer otra cosa. Lo impersonal no significa nada si
no está relacionado con lo personal. Si lo impersonal no puede relacionarse y derivar su
significado de la personalidad absoluta de Dios, entonces estará sujeto a la personalidad del
hombre. La teoría de la evolución es sólo una manifestación particular de esta tendencia
general. Es infructífero pelear contra la teoría de la evolución en las escuelas públicas y
pensar que ya has llegado al fondo del problema. Atrás del evolucionismo están el
relativismo y el impersonalismo.
Se puede ver luego que sobre tal base relativista no puede haber una antítesis entre el
hombre y su ambiente. En tal circunstancia Dios y el hombre son mutuamente dependientes
el uno al otro. Si dices que este relativismo provee un sinfín de antítesis, es cierto por un
lado; pero en tal caso no hay nadie que puede mediar las antítesis, y por lo tanto, no tienen
7
significado. El hombre no es mayor que Dios, y Dios no es mayor que el hombre. ¿Quién
puede juzgar?
Educación humanística
Ahora, un cristiano va a reconocer en este proceso de la historia de la filosofía, la
realización de los planes y propósitos de Satanás. Lo primero que hizo para la raza humana
es decirle a Eva que nada le iba a pasar si ella ignoraba lo que ella pensaba que eran las
leyes de Dios. Le fomentó en la mente de ella la idea que el universo es neutral, es decir,
que no tiene antítesis. El diablo le dijo a Eva que él era tan viejo como Dios. El diablo le
dijo a Eva que había una ley impersonal que regía tanto a él como a Dios. No negó
abiertamente la personalidad de Dios. Él negó implícitamente la personalidad absoluta de
Dios. Satanás no está opuesto a las filosofías personalísticas. A veces las puede utilizar más
efectivamente que las filosofías impersonalísticas cuando quiere hacer creer a los no
cristianos que son realmente cristianos.
Ahora cuando la currícula educativa de una escuela se basa en tal filosofía educativa
relativista, el niño seguramente va a aprender que realmente no importa lo que hace. Por
supuesto importa en cuanto a una sobrevivencia en esta vida. Por ejemplo, es mejor ser
honesto. No obstante si no eres honesto, eso no importa mientras que no te descubran. Por
lo tanto, todo el universo es sólo un lugar donde todo vale si no te descubren. “El Señor no
va a hacer nada, ni para bien, ni para mal” (Sof. 1:12, NVI). El “Señor” sólo vuelve a ser
una expresión simbólica para las leyes impersonales de la naturaleza.
Cuando Sofonías el profeta notaba esta clase de actitud en el pueblo de Dios, un
pueblo de pacto, él predicaba la antítesis a su máxima expresión. Él predicaba el día de
juicio como un día de ira y tribulación. El pueblo de Dios no podía insultar más
truculentamente a su Creador y Redentor que afiliarse con personas que promovían
políticas educativas que en esencia declaraba que Dios había muerto. Cuando no
reconocían a Dios ni en sus promesas ni en sus advertencias, llegaron al clímax que el
diablo deseaba. Pues se iban a la perdición sin sentir casi nada en sus corazones.
La educación teo-céntrica
Por lo tanto, es obvio que nuestra primera obligación como educadores cristianos es
enfrentar esta educación sin antítesis y tomar una actitud en su contra completamente
antitética. La filosofía educativa moderna insulta truculentamente a nuestro Dios y a
nuestro Cristo. Entonces, ¿cómo podemos construir algo positivamente cristiano o teísta
sobre un fundamento que es una negación del cristianismo y el teísmo? Parece que tenemos
que ser negativos antes de ser positivos. Tenemos que negar la negación implícita en la
filosofía educativa alrededor de nosotros para poder ser verdaderamente constructivos
después. Toda construcción y síntesis que no niega esta negación de la filosofía moderna es
en sí negativa y destructiva. Esta es la antítesis de la educación.
8
La idea no cristiana de misterio
Consideremos la misma antítesis desde una perspectiva de conocimiento en vez de la
perspectiva de la realidad, tenemos que notar que según la filosofía educativa moderna el
hombre está dejado sólo con sus propios recursos. Pero esto es sólo un compañero natural
de una teoría impersonalista de la realidad. En un universo impersonal, Dios, en el mejor de
los casos, sólo puede tener un lugar de colaborador con el hombre en el campo del
conocimiento. Hay un vacío que sumerge tanto a Dios como al hombre. Por lo tanto, el
hombre se hace como la medida de la verdad. No le va a pasar nada si piensa
incorrectamente acerca de la realidad de la naturaleza. No le va a pasar nada ni siquiera si
no quiere pensar acerca de la naturaleza de la realidad. Dice D.C. Macintosh, “No hay
ninguna ley humana ni divina que obliga al hombre que pierda su tiempo en asuntos que no
le preocupan; y porque la capacidad humana de interesarse en estos asuntos es limitada, en
el mejor de los casos, probablemente es mejor que deba hacer las cosas que realmente le
interesan.”1 En Anna Karenina de Tolstoy, uno de los personajes principales expresa su
opinión que los dioses no van a tomarnos de mal si cometemos algunos errores acerca de
ellos, porque, pues, hemos hecho lo mejor que podamos. Esta clase de presentación
presupone que el hombre nunca ha tenido ningún contacto con Dios y nunca ha tenido
ninguna información acerca de la realidad de la verdad. Esto es un insulto a Dios que
piensan tan equivocadamente acerca de él y su universo.
Y ahora, ¿cómo se siente el hombre que por siglos ha intentado interpretar la realidad
sin ninguna referencia a Dios? Ha hecho lo mejor que pudo. Ha entrado al campo con una
buena palanca de su intelecto para conquistar todo el misterio, o mejor dicho, para
conquistar el misterio. Cuando el intelecto no le servía, intentaba descender a los niveles
más bajos de su existencia para poder recibir alguna sensación de lo que se trataba. Y
cuando esto no servía, llegó a la conclusión de que la realidad es esencialmente irracional.
Este es el concepto predominante hoy día. Nos dicen que siempre nos queda un surd2 no
importa que tan cuidadosa o exhaustivamente estudiamos algún hecho. En cuanto que los
hombres pueden tener conocimiento acerca de la realidad entera, se dice que es pura
arrogancia. El filósofo de hoy ha abandonado cualquier intento de comprender el
significado de la totalidad de la realidad. “La contemplación de la realidad total, la idea de
saber para entender lo que la realidad total puede ser históricamente y en el día actual, es un
error fundamental; la existencia de esta realidad total es en sí una pregunta sin respuesta
definida.”3 Aún el filósofo es consciente del hecho que todas las cosas se relacionan. Sabe
1 D.C. Macintosh, Religious Realism, (New York: Macmillan, 1931), p. 5.
2 Surd: en las matemáticas es un número irracional; metafóricamente es un elemento de la realidad que no
tiene la posibilidad de poder explicarse racionalmente. 3 Karl Jaspers, Die geistige Situation der Zeit (La situación intelectual de nuestro tiempo), (Berlín: W. de
Gruyter, 1932), p. 22.
9
que si no conocemos el entero no podemos conocer realmente ninguna de sus partes. La
cuestión de la totalidad y sus partes es tan irresoluble a él como les fue a Platón y
Aristótoles. La totalidad de la realidad está en la oscuridad y por ende un surd envuelve
cada hecho distinto.
El resultado neto es que el hombre moderno se siente a la deriva sin un norte fijo. Está
asombrado y confuso con un sentido de futilidad en todo. Aun más, se siente aterrorizado.
Habla mucho de la ansiedad de la vida. “La ansiedad sube a la consciencia, como un punto
perdido sube para estar tragado en un espacio vacío, porque todas las relaciones humanas
sólo tienen un valor temporal.”4 El hombre siente que de alguna manera está relacionado a
la última existencia irracional a la cual no tiene conocimiento ni control de ella.
Al ver este irracionalismo, ¿qué más podemos hacer si no rechazarlo totalmente? Si le
damos a Dios su lugar apropiado como una personalidad absoluta y auto-consciente,
entonces tenemos lo opuesto del irracionalismo. En ese caso sabemos que nuestro
conocimiento es analógico al conocimiento de Dios y por lo tanto, verídico. Vivimos,
movimos y tenemos nuestra existencia en la revelación de Dios. En cuanto a la Escritura, es
una manera de reinstalar al hombre al ambiente original de revelación en el cual fue creado.
No nos disculpamos por considerar la Escritura como el libro de texto de la filosofía de la
ciencia. Dada la existencia de Dios y dada la existencia de pecado, la necesidad imperativa
de una revelación redentora sigue naturalmente, a menos que Dios haya fallado con su
propósito con el hombre. “Si crees en Dios cree también en mi,” dijo Cristo. Como el
teísmo es la presuposición del cristianismo, entonces el cristianismo es la implicación del
teísmo. No tenemos ninguna duda de ambos. El temor del vacío es el motivo controlador de
la vida del incrédulo. Y no puedes tener una perspectiva positiva basada en el temor. No
puedes construir en el vacío, especialmente cuando te paras encima del vacío. Otra vez
tenemos que negar la negación implícita en la educación moderna antes de poder construir
algo positivo.
La incertidumbre y el miedo
Ahora, si vemos el cuadro educativo alrededor de nosotros, encontramos que
corresponde exactamente a la filosofía educativa que estamos platicando.
En primer término notamos un interés emocionante en cuestiones de educación. El
número de libros sobre la educación es enorme. El hombre pone todas sus esperanzas en la
educación de la próxima generación. Está consciente del hecho que la generación presente
está en una situación sin esperanza. “Una generación que no tiene ninguna confianza en sí
4 Ibid, p. 56.
10
misma se preocupa por la educación, como si a través de ella algo pudiera salir de la
nada.”5
En segundo lugar, no hay una centralidad en las políticas educativas del día. ¿Cómo
podrían tener esta centralidad si nadie sabe cuál es el centro de la vida humana? En vez de
encontrar una política que se basa en una seguranza definitiva que la vida debe vivirse para
la gloria de Dios, encontramos una rápida y nerviosa serie de experimentaciones acerca del
no conocido. Un demagogo tras otro se levanta y proclama: Aquí está el Cristo; y allí está
el Cristo. Porque el hombre piensa que no tiene conocimiento de la realidad, sino sólo un
vistazo de vez en cuando de lo que puede lograr en este mundo, sus políticas educativas
tienen un propósito dividido en cuanto al contenido y método. Los teoristas educativos
están agotados. Corren atrás de diferentes programas y métodos educativos como el perro
corre atrás de una pelota. ¿Qué más podemos hacer si no negar esta negación de un centro y
meta en la educación?
En cuanto al propósito de educación nos dicen que es enseñar a la madurando
personalidad un método de ajuste al ambiente en dónde esté ubicada. Este propósito se
pone en contra de lo que se han dicho antes acerca del concepto del propósito de educación,
es decir dar al niño un cierto contenido informacional. O sea, se sustituye la educación
funcional por la educación conceptual. Pero si nos detenemos un momento para
inspeccionar esta nombrada teoría funcional de educación, notamos de que en ninguna
manera puede funcionar. La razón es que nada puede funcionar en un vacío. Es sumamente
contradictorio decir que el propósito de la educación es enseñar a la gente a acomodarse al
ambiente si nosotros ni nadie sabemos lo que es realmente ese ambiente. No puede haber
ninguna preparación para el vacío. Al intentar prepararse para el vacío la teoría moderna de
educación ha perdido totalmente su sentido de dirección.
En contraste, podemos ver que sólo el concepto cristiano de educación puede ser el
concepto realmente funcional. Sobre una base cristiana hay una convicción acerca de lo que
la madurando personalidad va a encontrar en el ambiente con qué va a tener contacto, y el
ajuste funcional puede llevarse a cabo según estos lineamientos. Es absolutamente
imperativa y tan evidente que cualquier maestro enamorado con la idea moderna de
educación funcional se pregunte si tal idea de educación es consistente con el cristianismo
que profesa. Con frecuencia el caballo troyano entra al campo cristiano.
El conocimiento y la confianza
El caso es muy parecido en cuanto al contenido de la educación cristiana. Aquí
también tendremos que ser muy valientes para que los conceptos controladores de nuestra
cosmovisión bíblica, teísta y cristiana determinen qué va a ser el centro de la currícula. Si
5 Ibid, p. 94.
11
siempre estamos preocupados con la cantidad de horas de tal y tal materia o ciertos
requisitos que otras escuelas exigen, no avanzaremos mucho. Si estamos preocupados con
la crítica de nuestros oponentes, es una señal que no hemos aprendido todavía cómo
construir independientemente. Por supuesto no quiere decir que no podemos aprender de
nuestros oponentes. En la segunda Guerra Mundial, los aliados aprendieron de los alemanes
y los alemanes de los aliados. Pero aprendieron los unos de los otros para hacer daño al
lado opuesto. Por lo tanto, nosotros también podemos tomar prestado de nuestros enemigos
lo que nos conviene en nuestro programa de construir personalidades del pacto. Ningún
contenido que no se conforma a nuestro programa teísta-cristiano y que no puede apoyar al
desarrollo de la personalidad del pacto, no tiene ningún derecho de estar en nuestras
escuelas.
Finalmente, lo anterior también se aplica al método educativo. Aquí también hay una
tentación de ver con cuidado los métodos que usan en nuestro derredor. Y es recomendable
y necesario hacerlo. Es recomendable porque cualquier buen soldado debe saber las tácticas
del enemigo. También es recomendable porque ciertos métodos utilizados por el enemigo
pueden ser transformados y utilizados por nosotros. Pero tienen que ser transformados
siempre. No podemos decir que si sólo ponemos otro contenido delante de los alumnos que
no tenemos que preocuparnos de la forma porque la forma es neutral. Si un vaso contiene
ácido carbónico no vas a vaciarlo simplemente y usarlo para servirle agua al niño. ¿Cuánto
más imposible sería tomar un contenido espiritual no cristiano y sólo vaciarlo pero seguir
utilizando su forma como contenedor de un contenido teísta-cristiano? Esta conexión entre
forma y materia es muy parecida a la conexión entre la piel y el músculo, es muy difícil
separar el uno del otro, siempre una parte de un lado adhiere de alguna manera al otro. Por
lo tanto es muy importante que estemos alertas en cuanto a los métodos educativos de
nuestros oponentes. Realmente, nunca podemos utilizar sus métodos en sí. Podemos utilizar
métodos que se parecen a los de ellos, pero nunca podemos utilizar realmente los métodos
que son los mismos que ellos.
Entonces, nuestra conclusión en cuanto a las filosofías educativas y a las políticas
educativas en nuestro derredor es que tenemos que ser intensiva y extensivamente
negativos o nunca vamos a poder ser intensiva y extensivamente positivos en el sentido
teísta-cristiano. El fundamento principal de la antítesis, sobre la cual se construye el
cristianismo, no exige menos. Tenemos que ser más y más atrevidos en nuestras políticas
educativas para mantener esta consistencia. Si intentamos ser más consistentes el mundo
nos va a ver “raro,” pero Dios no nos va a ver así. Si no somos raros, seremos “raros” a
Dios, y doble “raros” al mundo porque ni haremos lo que profesamos.
II. La antítesis en la currícula
12
Ahora, si puedes especular un poco conmigo, quisiera ver algunas características, que
al parecer, siempre deben reflejar la currícula de una escuela cristiana. Digo algunas de las
características sólo para indicar algunos de los aspectos más fundamentales. No presumo
presentar un programa completo.
Para considerar la currícula en términos generales, para no perdernos en los detalles,
podemos decir que se trata de la naturaleza y la historia. Se trata de los “hechos” del
espacio, y los “hechos” del tiempo. No importa la materia que enseñes; sea matemáticas,
costura, cocina o música, estás tratando los “hechos” de tiempo-espacio. Hablo de “hechos”
de tiempo-espacio, en vez de “hechos” de tiempo y espacio con el fin de simplificar y
centralizar aun más la pregunta. Todos los “hechos” están entretejidos inextricablemente
con el tiempo y el espacio. No podemos pensar inteligentemente en “hechos” sin considerar
el tiempo y el espacio. Podemos hablar del espacio y el tiempo como la forma de los
“hechos” sólo si recordamos que la forma y el contenido también son inseparables. El
espacio vacío y el tiempo vacío son conceptos sin significado. Podemos decir entonces que
la currícula se trata de “hechos de tiempo-espacio.”
Haremos otro punto preliminar en esta relación. Por lo regular se hace una distinción
marcada entre “hechos” y “leyes.” Se supone que hayas explicado los “hechos” si has
hecho referencia a ellos conforme a las “leyes” bajo las cuales funcionan. Pero esto es una
equivocación. Las leyes sólo son la manera en que los “hechos de tiempo-espacio” operan.
Por lo tanto, es más correcto decir que las leyes son aspectos de los “hechos,” o en sí son
una parte de un “hecho” más grande, a través del cual estamos intentando aprender acerca
de los “hechos.” Un “hecho” histórico no tiene ningún sentido a menos que tenga una
relación sostenible a todos los otros “hechos” históricos, o sea, a menos que se relacione a
su propia ley operante. Por lo tanto, para nuestros propósitos, es mejor incluir el término
“ley” bajo el término “hecho.” Entonces, la frase “los hechos de tiempo-espacio” incluiría
todos los “hechos” y todas las “leyes” en su relación concreta.
Ahora, ya que hemos considerado estos puntos preliminares, también hemos preparado
el camino hacia un ataque directo sobre el problema principal de la formulación de la
currícula de cualquier escuela cristiana. Al parecer este problema principal es cómo podrían
ubicar estos “hechos de tiempo-espacio” dentro de una concepción sistemática de la
absoluta personalidad de Dios.
La autosuficiencia no-cristiana
Hemos visto que un “hecho” sin su relación al espacio no tiene significado para
nosotros. Es ininteligible. Es sólo una abstracción. Es imposible concebirlo. Y por lo tanto,
es imposible enseñarlo. Igualmente, un “hecho” en el espacio sin tiempo también es una
abstracción e imposible enseñar. No puedes decir algo acerca de ello porque ni siquiera
13
tiene sentido para ti. Aun así, parece ser un requerimiento que aquél que intenta enseñar tal
cosa debe tener, por lo menos, alguna idea de lo que se trata.
Enseñando sin una referencia a Dios
Ahora, en la misma manera, la totalidad de los “hechos de tiempo-espacio” es una
abstracción al cristiano, completamente ininteligible y por lo tanto imposible enseñar, a
menos que pueda ser visto en relación a Dios como su presuposición básica. Podemos
expresar la misma idea diciendo que ningún “hecho” puede ser visto como realmente es a
menos que sea visto en su correcta relación con Dios. El hecho que Dios ha creado los
hechos de tiempo-espacio, hace obvio que su relación con Dios es lo más importante que
debemos saber acerca de ellos. Pero aun más, no es suficiente decir que lo más importante a
saber de los “hechos” es su relación con Dios porque esta mera relación con Dios exhausta
el significado del hecho. Cuando has visto los “hechos de tiempo-espacio” en su relación
con Dios, has visto por primera vez la realidad acerca de los “hechos;” es decir que has
visto por primera vez la verdadera realidad de los hechos en sí en distinción de los “hechos”
simples. Por lo tanto, cualquiera que no ha visto los hechos de tiempo-espacio ante un
trasfondo o relación de la personalidad absoluta de Dios, no ve realmente ningún hecho,
sólo tiene una ilusión de haberlos visto. No es verdad decir que todos tienen los hechos
desde un principio. Al contrario, sólo un teísta cristiano tiene los hechos porque sólo hay
hechos teístas. Por un lado podríamos decir que todos los hombres “tienen” los hechos,
porque todos viven en la creación de Dios y se mueven conforme a la revelación general de
Dios. No obstante, el no-teísta niega la existencia de un Creador quien solo puede ser el
contexto correcto para interpretar cualquier hecho. Por lo tanto, el no-teísta sólo trata
“hechos simples,” es decir, abstracciones sin significado.
A propósito estamos llevando este asunto a su punto irreducible para evitar una
confusión peligrosamente equivocada que se manifiesta tal vez más en el campo educativo
que en cualquier otra área, es decir un hecho es un hecho para todos iguales, tanto para el
incrédulo como para el creyente. Ahora, esta afirmación es cierta o es una mentira de
Satanás. Es una verdad simple si queremos decir que el cristianismo es verdadero o no es
verdadero. Si es verdadera, entonces esta “verdad” existe tanto para el incrédulo como para
el creyente, y el incrédulo tendrá que aprender cuando ya es demasiado tarde, como la
parábola del rico y Lázaro nos enseña. Pero es una mentira satánica decir que un hecho es
un hecho igual para todos, si esto implica, como casi siempre se supone, que haya un área
del “hecho de tiempo-espacio” común a todas las personas. El punto central del argumento
entre la interpretación teísta y no-teísta de la realidad es esta pregunta, si los “hechos”
pueden ser hechos sin ser teístas. Entonces, decir que los hechos son hechos sin ninguna
otra explicación es entregarte alma y cuerpo a la merced de tu enemigo, quien se deleita en
14
el hecho de que te rindas antes del primer golpe en la pelea. Como teístas nuestra posición
es que no hay hechos sino hechos teístas, mientras nuestros oponentes afirman, si lo
externan o no, que los hechos son hechos si existe Dios o no. Si dijéramos lo que dicen
nuestros oponentes, en un principio sería una clara señal de derrota, y mostraría la
inutilidad y la falta de moralidad en la educación cristiana.
Enseñando con referencia a Dios
¿Qué sentido tiene enseñar aritmética en una escuela cristiana en vez de en una
nombrada escuela neutral, a menos que estés básicamente convencido de que no hecho de
tiempo-espacio puede ser platicado y enseñado sin relacionarse con Dios? Cuando se habla
de la antítesis absoluta que sostiene las políticas educativas de nuestras escuelas, es justo
decir que si cualquier materia pudiera ser enseñada en cualquier lugar que no fuera una
escuela cristiana, no habría ninguna razón tener escuelas cristianas. La única razón que nos
justifica en tener escuelas cristianas es que estamos convencidos que fuera de un ambiente
teísta-cristiano no puede haber nada más que un proceso de educación que sólo va de una
abstracción a otra. No hay ninguna posibilidad de enseñar verdaderamente si no es en una
escuela cristiana.6
Por favor, no digas que esta es una declaración extremista o exagerada. Platón lo sabía
y lo dijo. Él sabía que no podía hacer nada con la noción que dos por dos son cuatro si
estuviera viendo dos caballos y dos vacas. Él encontró que de alguna manera tenía que
hacer referencia al mundo ideal y hablar de la esencia de un dos abstraído de los caballos y
vacas, y de cualquier otro objeto concreto. Pero esta esencia de dos, ¿qué era? Platón sabía
que no sabía. Él sabía que su mundo ideal no estaba a su alcance. Pero también sabía que
estaba incapacitado sin ello. Además, él sabía que esto era cierto con cualquier cosa que
podía ver en este mundo. Era cierto con matemáticas, pero también con la ética. Él
preguntaba si las virtudes pudieran ser enseñadas. Bueno, para enseñar algo se tiene que
conocer ese algo. Pero, ¿conocemos la virtud por medio de observarlo en el mundo? No,
porque no hay ninguna virtud que no tenga algo de vicio mezclado en ella. Cualquier virtud
llevada al extremo termina siendo vicio. Entonces, para tener una idea verdadera de virtud,
tenemos que ver otra vez al mundo ideal. Pero aun allí no podemos encontrar la virtud
totalmente aislada, porque entre las ideas de lo bueno hay cosas sucias. Aun en el mundo
ideal Platón pensaba que lo positivo no existía sin lo negativo, el diablo es tan viejo como
Dios. Entonces la idea de virtud, como la veía Platón, quedó como un misterio. Platón
6 N del T. Es necesario entender el peso total del argumento del autor. Mientras es posible que en otras
escuelas haya un contextualización y relación con Dios, y por ende la capacidad de enseñar algo, esto es la
excepción y sólo se puede llevar a cabo por medio de maestros cristianos que conscientemente infunden esta
relación en sus alumnos, que en muchas escuelas públicas, y incluso muchas particulares, está totalmente
prohibido.
15
reconoció que estaba delante de un último dilema de pensamiento. Él sabía que realmente
no sabía nada, y por lo tanto, no podía enseñar nada.
En cuanto a la filosofía moderna, sabe mejor que Platón que no sabe nada, pero es
lamentable que no tenga la voluntad de reconocerlo como lo hizo Platón y que no pueda
enseñar nada. Bernardo Bosanquet ha trabajado para entender qué significa que cinco más
siete son doce. Lo nombra una novedad eterna. Lo que quiere decir es que no hay ninguna
ley de aritmética que signifique algo a alguien a menos que esté relacionada con el cuerpo
de la verdad absoluta. Su argumento era igual de aquél de Platón, cuando dijo que para
saber qué significa que dos por dos son cuatro tenemos que saber qué significa la esencia de
dos. Ahora tenemos un reconocimiento completo de lo indispensable de las escuelas
cristianas. La base de la necesidad de las escuelas cristianas yace exactamente en esto, que
ningún hecho puede conocerse a menos que tenga relación con Dios. Una vez que se
entienda este punto, la duda del valor de enseñar la aritmética en las escuelas cristianas
desvanece del cuadro. Por supuesto la aritmética tiene que ser enseñada en la escuela
cristiana. No puede ser enseñada en ninguna otra parte.
La consciencia de la antítesis.
A propósito hemos presentado el asunto de dos por dos son cuatro porque parece que
esto ha sido el monstro en la educación cristiana. Muchos están de acuerdo que debemos
enseñar la religión cristiana y la ética cristiana en las escuelas cristianas, pero no están de
acuerdo si debemos enseñar en las escuelas cristianas las materias que están en la periferia
del proceso educativo. Por supuesto la mayoría está de acuerdo en que es bonito tener a los
niños en un ambiente cristiano todo el día con sólo maestros cristianos. A veces se burlan, o
por lo menos dudan, cuando preguntan, “¿cómo puedes ser específicamente cristiano
cuando enseñas que dos por dos son cuatro?” Bueno, nuestra respuesta es que si no puedes
enseñar que la aritmética es para la gloria de Dios, no puedes enseñar nada, porque si no
enseñas las cosas para la gloria de Dios sólo estás enseñando una abstracción sin sentido,
que es en sí no enseñar nada. Y no quiero decir que hayas creado un tipo de ambiente
cristiano acerca de los problemas de aritmética en el sentido que hayas empezado el día
escolar con una oración unas horas antes. Al referirme al ambiente cristiano, quiero decir
primeramente que de parte del maestro hay una convicción profunda que ningún hecho
pueda ser enseñado a menos que tenga una relación con Dios. Porque hasta que el maestro
tenga esta convicción no es posible que cree un ambiente de ética que valga la pena. El
cristianismo emocional no florece bien en el barro aplanado del paganismo intelectual.
Ahora, sé bien que es fácil calcular todo esto en teoría y muy difícil llevarlo a la
práctica. ¡Cuán grande es la porción de gracia de Dios que se requiere para ser un maestro
de los niños del pacto! Pero, ¿no dejamos a un lado este asunto, de vez en cuando, como
algo más allá de nuestro poder? Cuando decimos que la aritmética tiene que ser enseñada
16
para la gloria de Dios, no queremos decir que el niño va a entender inmediatamente la
implicación total de lo que quiere decir dos por dos son cuatro, porque Dios ha hecho al
mundo de tiempo-espacio según ciertas leyes y estas leyes expresan algo de la esencia
misma de Dios. No tenemos que desesperarnos cuando los principiantes no entienden esto.
Pero sí te puedes desesperar si los chicos de la secundaria y la preparatoria no empiezan a
comprender un poco de ello. Deben empezar a ver estos asuntos, y si empiezan más
adelante van a entender más.
También hay un sentir que la aritmética está en la pura periferia de la currícula de la
escuela cristiana. No es que la aritmética debe de tomar menos tiempo que las otras
materias. Es muy posible que una materia pueda ocupar gran parte del tiempo disponible y
aun estar en la periferia de la currícula. La aritmética y todas las otras materias que
enfatizan el aspecto del espacio del mundo tiempo-espacio, están por su naturaleza en la
periferia de la totalidad de la creación de Dios. Esto se debe al arreglo que Dios ha hecho
en su creación, es decir que el hombre debe estar en medio de la creación. Porque el
hombre tiene autoconsciencia y es un ser activo, sus características más humanas se
manifestarán más plenamente en el mover del tiempo, es decir en la historia, más que en el
ambiente inmovible del espacio. Por lo tanto, es más fácil mostrar una interpretación más
específicamente humana y cristiana de la realidad cuando estás enseñando la historia que
cuando estás enseñando la naturaleza. Como resultado no podemos esperar la misma
intensidad de reacción emocional a la enseñanza cristiana de aritmética que podemos
esperar a la enseñanza cristiana de la historia. También por esta razón debemos realizar otra
vez la conexión íntima entre los hechos del espacio y los hechos del tiempo. Debido a la
realidad de que los hechos definitivamente temporales están más cercas al centro de la
gloria de Dios, debemos conectar los hechos espaciales con los hechos temporales y usar
los temporales como un medio de la transmisión de la gloria de los hechos espaciales a
Dios. En una sinfonía no todos los instrumentos individuales tienen que estar a la vista. En
una foto bonita hay mucho en el trasfondo que casi no se nota, pero aun es indispensable.
La currícula de una escuela cristiana debe ser un organismo en el cual algunos miembros
parecen menos importantes, pero esenciales para el buen funcionamiento de la escuela.
Déjame comentar otra vez que cuando he dicho que no es posible enseñar, a menos
que esté en una escuela cristiana, no he dejado a un lado la doctrina de la gracia común. Por
supuesto, en un contexto no cristiano, la aritmética (y todas las otras materias incluyendo la
religión y el cristianismo) sí es enseñable, si al decir enseñable quieres decir que se abre a
una manipulación por parte de los incrédulos. Pero en este contexto no estamos hablando
de esto. Estamos hablando única y específicamente de la instrucción cristiana y de asuntos
absolutos y últimos.
Lo natural precede lo espiritual
17
Mientras hemos hablado de la currícula, hemos enfatizado el punto de suma
importancia, el que cada hecho espacio-tiempo tiene que ser puesto ante la personalidad
absoluta de Dios, porque creemos que si este punto puede ser entendido claramente, todos
los otros problemas pueden ser resueltos por medio de ello. No podemos hablar de muchos
de estos problemas. Sin embargo, consideremos un poco esta cuestión de la centralidad en
la currícula que hemos mencionado. Es obvio si hay centralidad en nuestra cosmovisión
cristiana, entonces hay una necesidad de una autoridad en nuestra currícula educativa.
Hemos comentado acerca de la falta de centralidad en las políticas educativas que nos
rodean, y hemos encontrado que tal falta de centralidad se debía a la falta de la centralidad
en la filosofía educativa que nos rodea. También, hay una falta de centralidad en la
currícula de las escuelas que nos rodean. No podría ser de otra manera. Nadie puede
formular una currícula que tiene un centro si no tiene un centro para sus propias
perspectivas cosmonómicas.7
Todos recordamos, hace unos años, el apuro de estudiar la naturaleza a costas de la
literatura clásica y las humanidades. Ahora, no estamos interesados en los detalles de esta
cuestión. Sólo queremos señalar que esta tendencia era algo indicativa de un énfasis acerca
del ambiente del hombre a costas del hombre mismo. Y, si recordamos, según la filosofía
educativa moderna, que el hombre, después de todo, no sabe nada acerca de su ambiente, es
obvio que la currícula educativa moderna está construida sobre el reconocimiento no
hablado que no sabemos quién es el hombre ni cómo es su ambiente. Entonces, el hombre
está completamente a la deriva, y lo único que puede hacer es voltearse, lo más rápido
posible, y dirigirse a cualquier cosa que le parece interesante en la lejanía.
La currícula de una escuela cristiana obviamente va a estar completamente opuesta a
esto. Sabemos quién es el hombre y qué es su ambiente. Además, sabemos que el hombre
está en el centro de un programa de desarrollar una currícula. Por lo tanto, como
edificadores de la currícula de las escuelas cristianas, no andamos de un lado a otro tratando
de hallarnos. Siempre pondremos al hombre en el centro de la currícula. Dios ha hecho el
ambiente del hombre sujeto al hombre y no a la inversa. Entonces, es obvio que la historia
no puede ser relegada solamente al trasfondo. Es en la historia donde aparecen más
definitivamente las acciones del hombre. ¡Ojo! No estamos hablando de la cantidad de
tiempo que se requiere para enseñar estas materias. El estudio de la naturaleza es bueno y
útil, pero sólo si no está separado de la historia.
Todas las cosas son nuestras
7 N del T. Para el lector no familiarizado con este término proviene de dos vocablos griegos, cosmos: mundo o
universo; y nomos: ley. El uso aquí se trata de una perspectiva centrada en las leyes universales de Dios que
se relacionan entre sí.
18
Pero aún no hemos dicho suficiente, si decimos que el hombre siempre tiene que estar
en el centro de la currícula. Por lo tanto, la historia sagrada, que se enfoca en el proceso de
la redención, está en el centro de toda la enseñanza de historia. Otra vez, no estamos
hablando principalmente de la cantidad de tiempo. Al decir que la historia sagrada debe
estar en el centro de la currícula no es inconsistente con la idea de dedicar muchas horas
estudiando otras materias. Quiere decir que cuando la naturaleza se pone en contacto con la
historia, y la historia secular está en contacto con la historia sagrada, sólo entonces el
hombre redimido esté en el centro de la currícula, y sólo así pueden ser relacionados todo
hecho del mundo tiempo-espacio con la personalidad absoluta de Dios. Sólo así no hay una
separación abstracta entre una educación y la esencia de una educación. Sólo así puede ser
realmente concreta la enseñanza. Sólo así puede ubicar el énfasis donde debe estar. De esta
manera nos va a permitir proyectar a los personajes realmente importantes en la historia de
la raza humana y en la historia de la redención de la raza humana sin tener que temer que
estamos pasando más tiempo con Moisés que con Mussolini. Sólo así puede ser vista la
naturaleza como un álbum de fotos de Dios, es decir, un álbum de fotos en movimiento.
Sólo así podemos proveer un ambiente tan indispensable para que la educación cristiana sea
digna de su nombre.
III. La antítesis en cuanto al niño
Ahora, llegamos a una consideración del niño que va a ser educado. Podemos hablar
brevemente. Ya hemos platicado acerca de lo que la filosofía educativa moderna piensa del
hombre. Obviamente va a pensar igual acerca del niño. Desde un laberinto del vacío y
desde las profundidades infinitas de la irracionalidad, ha salido, de alguna manera, en este
mundo unas manchitas de racionalidad que nombramos seres humanos. Y cada ser humano
trae a la memoria este proceso de la raza en general. Parece que los ajustes que tiene que
aprender esta manchita de racionalidad es desarrollo, sólo tiene que ver con cosas
temporales, pero aun así hay una niebla de posibilidades alrededor de él. Por lo tanto, el
niño tiene que estar delante de una serie infinita de posibilidades abiertas. La frase que se
usa más comúnmente para este nombrado proceso de ajuste es “la integración de la
personalidad con el ambiente.” El concepto de la personalidad se usa vez tras vez. Se dice
que la totalidad de la educación es el desarrollo de la personalidad. Y también se dice que
ahora que la educación está librada de los obstáculos de la Edad Medieval (que hacían que
el niño estuviera sujeto a la currícula, en vez de sujetar la currícula al niño), la personalidad
puede tener una oportunidad real de desarrollarse.
La idea no-cristiana de la personalidad
Por lo tanto, este punto de la personalidad y la posibilidad de su desarrollo, es un
punto de desacuerdo entre nuestros oponentes y nosotros. ¿Qué podemos decir para
contestar la acusación de que en nuestro tipo de currícula la personalidad no puede
19
desarrollarse en lo más mínimo? Es obvio que una vez más estamos confrontados con una
alternativa de las últimas cosas.
Los chiquillos alimentados con el vacío
Cuando hablamos de las filosofías de educación hemos visto que nuestros oponentes
creen que básicamente nuestra postura es totalmente insustentable, y nosotros creemos que
la posición de nuestros oponentes es básicamente el caos. Al hablar de la currícula veíamos
que el meollo del asunto era si fuera posible enseñar algo basado en un sistema no teísta.
Hemos mantenido que sobre esa base educativa de nuestros oponentes nada, en lo más
mínimo, puede ser enseñado. Esa fue nuestra respuesta a la acusación de nuestros
oponentes que no podemos enseñar porque somos tan testarudos en la formación de una
currícula. Ahora, nuestra respuesta a la acusación que la personalidad no puede
desarrollarse bien en nuestro sistema de educación, es que en su sistema de educación la
personalidad no puede desarrollarse en lo más mínimo. Otra vez, como en todos los otros
problemas, tenemos que empezar con una negación absoluta antes de poder ser positivos y
constructivos.
Nutrir genuinamente
Nuestra razón de mantener que la personalidad no puede desarrollarse en el sistema
educativo de nuestros oponentes es que su perspectiva finita de la personalidad, como
hemos visto, está puesta en medio de un ambiente totalmente impersonal. Nuestro reclamo
es que la personalidad no puede desarrollarse a menos que haya tenido un enfrentamiento
con la personalidad absoluta. Hemos propuesto que en general, ningún hecho de tiempo-
espacio puede tener un significado a menos que se haya puesto en su correcta relación con
Dios. Y la personalidad es un hecho de tiempo-espacio. Pero aun más específicamente que
eso, es el hecho que nada en el universo puede ser conocido a menos que haya sido puesto
en relación a Dios y esto se ve más claramente en el caso de la personalidad humana. No
puedes pensar en la personalidad sin pensar en la racionalidad, y la racionalidad finita por sí
sola no es concebible ni tiene significado. Pensar en una personalidad finita por sí sola es
pensar que hay significado en el vacío. Lo impersonal no puede ser un contraste al
personal. Entendido en su sentido absoluto, la personalidad tiene que ser completamente
autosuficiente. Y entendido en un sentido finito, la personalidad puede tener lo impersonal
como un contraste sólo si atrás de este contraste impersonal está la personalidad absoluta de
Dios.
Era el impersonalismo de las filosofías educativas no-cristianas que reducía todas las
antítesis a la nada, y reducía el universo a un universo neutral en el cual nada iba a
acontecer. Otra vez es el mismo impersonalismo último que reduce la personalidad finita a
la nada. Por lo tanto, nada va a pasar en cuestiones del desarrollo de la personalidad.
20
Entonces, si la personalidad finita no está puesta cara a cara con Dios, y los “hechos” de los
cuales la personalidad finita va a aprender, o el ambiente a que se va a ajustarse no está
puesto cara a cara con Dios, no puede haber ningún posible contacto fructífero entre el
sujeto y el objeto de conocimiento. Para tener algo de conocimiento, tanto el conocedor
como lo conocido (o sea el sujeto y el objeto) tienen que estar en contacto con Dios. Sólo
en Dios pueden ser unidos.
La negación no-cristiana de la autoridad
Finalmente, todo esto nos lleva a comentar sobre la cuestión de la autoridad en la
educación. La relación de una persona enseñando a otra provoca inmediatamente la
cuestión si alguien tiene algo de autoridad para presentar su interpretación como la verdad
absoluta. ¿Existe en sí la autoridad? ¿No va a impedir la libertad si la autoridad está
ejercida de parte de una persona sobre otra? Nuestros oponentes mantienen, hablando
estrictamente, que la autoridad y la libertad son mutuamente exclusivas. Es cierto que
permiten la autoridad del experto, en el sentido que una persona sabe un poco más que otras
acerca de ciertos aspectos del universo, pero la autoridad en el sentido último, es decir
autoridad tanto en el sentido jurídico como en el sentido de experto, no la permiten.
La autoridad del experto
Ahora, no estamos pidiendo la sustitución de la autoridad jurídica por la del experto.
Pero lo que sí reclamamos es que si nuestros oponentes dicen que no hay ninguna
autoridad, entonces, sin autoridad no es posible enseñar. De que no hay autoridad en base
de lo que dicen nuestros oponentes es claro por medio de los hechos, que según su
fundamento, no hay nada de conocimiento. Y si el conocimiento es imposible, no es posible
que exista el conocimiento del experto.
La autoridad real
La autoridad no es nada más que yuxtaponer la personalidad de Dios ante la
personalidad finita del hombre. Por lo tanto, si no se puede enseñar nada, a menos de que
sea relacionado con Dios, entonces, no se puede enseñar nada, a menos que sea enseñado
con autoridad.
Es eso que hace la posición de un maestro infinitamente difícil, pero a la vez
infinitamente invaluable. Conforme a la base de nuestros oponentes la posición del maestro
es absolutamente en vano. Él sabe que no sabe nada, pero aun así tiene que enseñar algo.
Él sabe que sin autoridad no puede enseñar y que no hay autoridades a las cuales puede
apelar. Tiene que poner al niño delante de una serie infinita de posibilidades y pretender
poder decir algo al niño acerca de tener la actitud más aconsejable con respecto a esas
posibilidades, mientras, a la vez, tiene que reconocer que no sabe nada acerca de esas
21
posibilidades. Y el resultado para el niño es que no tiene un ambiente sano en el cual puede
vivir y crecer. En contraste el maestro cristiano se conoce a sí mismo, conoce la materia, y
conoce al niño. Él tiene la plena certidumbre de lo fructífero de su labor. Él labora en el
amanecer de los resultados eternos.