ALGUNOS NOMBRES DE IMPLICADOS EN CASO FYBECA
Las dudas en el caso Fybeca no se aclaran
El Comercio - 22 dic 2003 23.12.2003 04:28
También entró con nosotros otro asaltante de gorra blanca (el único con gorra
blanca era el ex agente Erick Salinas, que luego estuvo con la Policía).
Las investigaciones que el Ministerio Público y la Corte de la Policía realizan
en torno al tiroteo en la Farmacia Fybeca no han dado resultados
contundentes sobre las muertes violentas de ocho personas, el 19 de noviembre.
La primera contradicción se constató en el sitio de la balacera cuando el jefe
de la Policía Judicial de Guayas (PJ), Fausto Flores, dijo que los gendarmes
respondieron al fuego que los antisociales generaron desde el interior de la
Farmacia. Sin embargo, los vidrios exteriores de la droguería no presentaban
las huellas de la fenomenal balacera descrita por el uniformado.
Otro cabo suelto es la versión del mayor Eduardo González, quien comandó el
operativo y dijo que pasó casualmente por el lugar. Sin embargo, llegó con
gran cantidad de gendarmes: 10 miembros de élite del Grupo de Intervención
y Rescate (GIR) y 10 agentes de la PJ, todos bajo su mando.
También el excesivo armamento empleado en la operación: los policías del
GIR portaban ametralladoras HK MP5K de 9 mm y pistolas Glock, éstas
últimas de dotación, y los agentes de la PJ, pistolas Glock.
Los asaltantes llevaban, según el parte policial, un fusil AK-47, una pistola
Vektor de 9 mm y un cuchillo.
Tras el hecho, las primeras versiones dadas por la Policía en la Farmacia
daban cuenta de la muerte de ocho delincuentes, algo que en el transcurso de
las horas fue cambiando. Entre el tiroteo, que fue a las 07:15, y el
levantamiento de los cuerpos, a las 11:30, dos mujeres identificaron a sus
cónyuges entre los fallecidos, frente a Fybeca.
María Dolores Vélez reconoció el cuerpo de Carlos Andrade Almeida, quien
concurrió a la droguería a comprar pañales para su hija de tres meses. Junto a
su cuerpo, curiosamente, apareció una granada de mano tipo limón. Se intentó
señalar que él estaba con la banda, pero fue abatido junto a la percha de
pañales.
Flores había informado horas antes que los delincuentes intentaron activar
una granada. A los pocos minutos, Dolores Briones identificó el cadáver de su
marido, Guime Córdova Encalada, mensajero motorizado de Fybeca. La
versión policial entonces detalló que producto de la balacera, seis delincuentes
murieron con dos personas inocentes.
Las inconsistencias en la investigación, que son más numerosas que las
coincidencias, cobraron fuerza posteriormente con las declaraciones de los
empleados de Fybeca. Ellos cayeron en contradicciones al narrar cómo se
inició el tiroteo y cómo murieron Andrade y Córdova.
Por ejemplo, ninguno escuchó a los agentes advertir la presencia de granadas
de mano en el local, lo cual es desmentido con vehemencia por los agentes del
GIR. Los policías aseguran que los armados disparaban a inocentes. Los
empleados lo niegan.
Hay dos documentos que comprometen a la Policía. Uno es del médico forense
de la Policía Judicial, Jorge Córdova Ortuño; en su informe dice que los ocho
abatidos recibieron disparos por la espalda.
A su informe se suma el de balística que certifica que dos proyectiles que
mataron a Carlos Andrade provinieron de una arma del GIR. Luego de 30
días, aún hay preguntas pendientes, por ejemplo ¿por qué intervinieron ex
policías? o ¿por qué aparecieron granadas junto a los cadáveres? o si ¿era
común que González recorra Guayaquil con 20 agentes armados para
combate?
Los delincuentes no dispararon
El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH)
propone que se pida asistencia policial a EE.UU., Inglaterra o España para
aclarar las muertes de los dos inocentes.
El organismo de DD.HH. se hace eco del informe de balística que estableció
que todas las armas de los 20 policías que participaron del operativo fueron
accionadas, no así la de los antisociales.
Fernando Gutiérrez, secretario del CDH, considera que las investigaciones que
desarrolla la Fiscalía y la Corte Distrital de la Policía no están orientadas a
esclarecer las muertes de Carlos Andrade y Guime Córdova, cliente y
empleado de la Farmacia.
El informe también recuerda que Andrade recibió impactos de bala de
proyectil disparados por un agente del GIR de la Policía.
La versiones de lo ocurrido en la Farmacia no calzan con los informes
La revelación hecha por el médico forense sustenta la hipótesis de que hubo un
exceso policial
Jorge Córdova O.
Médico legista de la PJ
El cuerpo humano es un blanco móvil, pero las ocho víctimas del operativo
fueron disparadas por la espalda, tienen orificios de entrada y salida en sentido
de atrás hacia delante, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. El
cuerpo con más heridas es el de Carlos Andrade (cliente que estaba
comprando pañales).
Wálter Castillo
Policía del GIR
En la incursión que realicé en la Farmacia Fybeca neutralicé a un antisocial
que me apuntaba con un arma de color negro (se refiere a Germán Aguiar: sin
embargo, el informe forense establece que Aguiar recibió seis disparos por la
espalda y arma no fue encontraba. Tampoco se ha identificado el arma que lo
mató).
Mayor Eduardo González
Jefe del operativo policial
Si el equipo de policías que ingresó a la Farmacia no actuaba, muchas muertes
pudieron producirse dado el poder destructivo de las granadas. La única
detenida fue Seydi Vélez Falcones, no hubo más capturados o desaparecidos
(sin embargo, hay tres personas extraviadas). El 19 de noviembre cumplí con
mi deber.
Seydi Vélez
Detenida, única sobreviviente
Fui obligada por Miguel Quispe y Richard Tello (muertos el 19 de noviembre),
bajo amenazas de muerte, a participar en el asalto. Ingresé a la Farmacia con
un cuchillo. También entró con nosotros otro asaltante de gorra blanca (el
único con gorra blanca era el ex agente Erick Salinas, que luego estuvo con la
Policía).
Sbte. Douglas Yépez
A cargo de los hombres del GIR
Al entrar neutralicé de frente con mi ametralladora HKMP5 a uno antisocial
que intentó activar una granada. Observé que los delincuentes disparaban a
las personas que estaban en el piso. Escuché a un compañero gritar "granada,
al suelo". Los disparos se iniciaron en el interior, antes de ingresar al frente de
mi equipo.
Carlos Calderón
Telemercadeo de Fybeca
Guime Córdova y yo fuimos obligados por los delincuentes a acostarnos en el
piso, boca abajo. Detrás de un escritorio vi el cuerpo inerte del mensajero
Córdova (cuando la Policía permitió el ingreso de cámaras, el mensajero
estaba muerto boca arriba; luego se supo que recibió un tiro en la nuca y otro
en la espalda).
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