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Ojeda Dvila, LorenaMAURICIO TENORIO TRILLO, Culturas y memoria: manual para ser historiador, Mxico, Tusquets, 2012, 357
p.Tzintzun. Revista de Estudios Histricos, nm. 57, enero-junio, 2013, pp. 218-225
Universidad Michoacana de San Nicols de HidalgoMorelia, Mxico
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r, Mxico, Tusquets, 2012, 357 p.
El ms reciente trabajo del historiador piedadense Mauricio Teno-
rio es ante todo un libro generoso, que no slo revela al historiador
consumado sino a la persona que reside detrs de l; que cuestio-
na no slo las formas de escribir la historia sino las maneras en
que transitamos por ella. Y es sobre todo en este sentido que abre
el camino para un dilogo interminable entre quienes hacemos o
aspiramos a hacer y/o ser historia, con quienes han perseguido la
misma tarea a travs del tiempo y con quienes se estn preparando
su importancia actual y su celebrada aparicin.
Tenorio ha reconocido que se divierte escribiendo historia.
El texto tiene un estilo poco ortodoxo que se desplaza vertigino-
samente desde el elevado lenguaje acadmico empleado en insti-
tuciones internacionales catrinas, usando sus palabras, al ms
simple y coloquial de la provincia michoacana; de la poesa uni-
versal ms exquisita, al ms llano y soez de los arrabales. Est sal-
picado de ancdotas personales y pleno de imaginacin histrica,
ambas introducidas con rigor acadmico para fortalecer el argu-
mento central del trabajo: que no slo es posible sino recomenda-
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escribir el pasado. Y que el pasado, vuelto historia, puede ser de
lectura agradable para el pblico no especializado.
en primera persona y se planta valientemente frente a sus colegas las agudas observaciones de Tenorio se basan principalmente en instituciones norteamericanas prestigiadas como Stanford, ,Yale o Harvard, no dejan de tener su smil mexicano en todas las universidades. Es decir, el exagerado academicismo y la obsesin por emplear trminos rebuscados, grandilocuentes, acuados por otros en otro tiempo y ante otras circunstancias no siempre ajus-ta al objeto de estudio y entonces, dice Tenorio, el historiador se vuelve un ventrlocuo que simplemente repite palabras, modelos y teoras desarrollados por otros intelectuales y popularizadas cuales dogmas de fe. Siendo as, se intenta encasillar un objeto de estudio en modelos tericos y metodolgicos que no corresponde.
Por tanto, aunque comienza reconociendo sus propios des-vos y en la profesin, de entrada, ste no es un libro que agrade a todos sus colegas porque el discurso que Tenorio emplea historiador, al tiempo que, con modestia, reconoce que l tampo-co tiene la frmula para ensear a escribir historia empleando la imaginacin histrica. Empero, el libro es en s una invitacin a explorar posibilidades dentro de ciertos parmetros para que cada lector encuentre las estrategias que le permitan desarrollar esta he-rramienta.
El texto es de gil lectura y se organiza en tres captulos: de la memoria. El primero de ellos, sin embargo, puede resultar un tanto denso para el lector no especializado debido al compen-
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dioso manejo de tericos y teoras sobre la historia que comien-
van hasta quienes l considera lo mejor de la historia profesional:
Bloch, Braudel o Ginzburg, pasando por una gran cantidad de
pensadores cuyas contribuciones son tradas a colacin por Teno-
-ter y multidisciplinarios, as como para abogar por la provechosa
relacin entre poesa e historia. Resulta especialmente enriquece-
dor su entretejido tratamiento de las contribuciones a los Chartier, entre otros
El segundo captulo narra las vidas de seis personajes me-
morables para mostrar cmo puede usarse la imaginacin histri-
autor advierte sobre las consecuencias que conlleva el abuso de la
memoria mediante siete ensayos que giran en torno a la saudade,
la autobiografa, la potencia, la perogrullada, el dogma, la erudi-
cin y, por ltimo, el olvido.
Coincidiendo con las polticas actuales para el desarrollo de
la ciencia en Mxico y en otros pases iberoamericanos, el autor
-tiva cualitativa, pero no nicamente como ensayo de ideas, sino
-ciencia humana considerando una mezcla de literatura, historio-
-ne algo que decir y lo dice corto y claro (p. 49).
Loscultural studies desde la propuesta dieciochesca de Vico hasta el postmodernismo
y los dems (que l llama post-esto y post-lo-otro), Tenorio
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sugiere que una de las alternativas ms viables que existe hoy en da
para estudiar la historia y la cultura, reencontrndolas, son los de-
nominados . Ms an, despus de lo que considera el fracaso de la vieja nueva historia cultural ya que nunca pudo su-
perar su dependencia del dato presumiblemente emprico (p. 55).
En concreto, explica Tenorio, los , represen-tados por excelencia en los trabajos de Raymond Williams y E.
P. Thompson, constituyen un programa de investigacin amplio,
complejo y militante, terica y polticamente y con una esencia
ametodolgica o interdisciplinaria. El objetivo es estudiar cual-
quier fenmeno cultural, que de preferencia no sea catalogado
como alta cultura y que en la medida de lo posible ocurra en el
presente.
Segn Tenorio, los tienen gran potencial para problemas principales:
1. hacen lo que no deberan: usar circunloquios tericos.
2. Su antierudicin frente al pasado a pesar de su hiperteorizacin. En pa-labras del autor, les estorba la historia.
3. -mente se escriben en ingls.
El papel de la antropologa en el estudio de la historia
El planteamiento del autor sobre la relacin entre historia y an-
tropologa me parece una de sus aportaciones ms valiosas, sobre
todo por cuanto toca a la segunda ser una suerte de conciencia
crtica que permite a los historiadores hacer dudar a los dados
por hecho como el archivo, la biblioteca, los datos (p. 61). Por
otro lado, al traer a colacin la antropologa, Tenorio se vuelve in-
cisivo y radical en contra de otra de las modas actuales mediante
la cual se busca articular el estudio del hecho histrico en funcin
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de los conceptos anquilosados de identidad y de raza, bajo
los cuales hay que concebir la pureza, [ya que] sin ella, nuestras
intraducibles y ejemplares culturas no se sostendran conceptual
o histricamente (p. 65).
las piedras angulares sobre las cuales se cimbran las ideas de Na-
cin y todas las que de ah se desprenden. Pero Tenorio sostiene
que no existe la no hibridez, ya que todo fenmeno cultural del
pasado si bien nico e irrepetible, no carece de conexiones cuasi
universales. Por tanto, este argumento transversal a las obras de
Tenorio se presenta aqu de nueva cuenta, pero en esta ocasin
con un tinte realista pesimista: la historia es el triunfo eterno de la
injusticia.
Poesa e historia
Uno de los apartados ms amenos del libro es el que trata de la
relacin que subyace entre poesa e historia. Para Tenorio, la ima-
de memoria. Y fundamenta su dicho en mltiples citas de grandes
historiadores, de nuevo desde Vico (el origen de las naciones
reside en las fantasas, los mitos y las memorias inventadas, por
tanto tambin llam sabidura potica a la de los hacedores de
mitos, p. 85), Croce (la imaginacin es la mentora de la poesa
y la historia, p. 87); hasta Bloch (cuidmonos de no quitarle a
quien ubicaba el de la historia en la poesa.
La profunda conexin de la poesa con la historia de lo cultu-
capacidad de crear una segunda naturaleza, es decir, la historia o
mejor dicho, el entendimiento histrico es un que in-cluye la memoria personal y la vida, que implica re-vivir con una
actitud mental que necesariamente decanta en memoria y poesa.
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He ah otra declaracin de Tenorio: la vivencia personal del his-
toriador, con sus fuertes cargas de memoria, determina su forma
de aprehenderla y explicarla . Este libro es su testimonio personal.
Pero tambin es interesante que Tenorio confa el papel cen-
tral del resultado de la investigacin histrica al lector: leer histo-
ria, as, se convierte en un terreno comn en que el lector es par-
tcipe en la construccin del poder explicativo de las metforas,
aadiendo y transformando la intencin original del historiador;
cualquiera que sta haya sido. Sucede entonces lo que Borges in-
sisti de muchas maneras: que una obra tiene tantas formas de
leerse como lectores se aventuren entre sus pginas y ms an,
como veces cada uno de ellos lea esa misma obra: Nadie lee dos
veces el mismo libro.
Para Tenorio, la historia nunca se escribe, siempre se reescri-
be, y la reescritura de la historia es, por un lado, un robo (de los
hallazgos y de la imaginacin de los predecesores) y, por otro, un
-ble sobre el pasado en un presente determinado (p. 136).
La imaginacin histrica
-norio es volver la atencin sobre la imaginacin histrica como
una herramienta para conjugar historia y culturas, la cual sirve
para describir, vivir y revivir el pasado en el presente, es decir
para escribir historia (p. 138.) Sin embargo, esa imaginacin debe
tener lmites y modelarse o perfeccionarse con la prctica y con
la adquisicin de habilidades tcnicas que incluyen paleografa,
Para que la imaginacin histrica planteada en el texto se desarro-
lle y sea fructfera se requiere que el historiador posea una buena
memoria, la cual tambin se puede educar y perfeccionar.
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Manual de uso
Cmo escribir historia siguiendo las herramientas que nos pro-porciona Tenorio?
El texto que un historiador produzca siguiendo las propues-tas de Tenorio debe hacer una historia que incluya escenas veros-miles, a ms de ser informador, describir con lgica y rigurosidad emprica y, para poder hacerlo, debe utilizar conceptos, datos, metforas, impresiones e intuiciones. Tenorio seala como lmites de la indispensable imaginacin histrica, la erudicin (acumular informacin del pasado, sobre todo de la cultura popular), la iro-na melanclica, el aula (en el sentido de que educando es donde en un saln de clase se reta la erudicin del historiador), el prag-matismo y la naturaleza de la evidencia, principalmente (p. 171). aunque cumpliera cabalmente con los principios de la verosimili-tud. Entonces no sera historia.
acorde con la modernidad, Tenorio reivindica el uso de las fuen-tes de archivo y no oculta su preocupacin por las maneras en que el acervo interminable de informacin que resguarda la Internet pueda afectar las maneras de hacer y escribir la historia. Sin em-bargo, esta es una tarea que deja a los historiadores del maana, para quienes, en gran parte, va dedicado su libro.
promete su ttulo: un manual para ser historiador, es decir, los pa-sos que aquel que comience a indagar en los vericuetos del pasado deber seguir para escribir algo memorable, original y sustancio-argumentos para deconstruir las historias que se producen actual-producir, desde la posicin de cada uno, estudios memorables,
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originales y sustanciosos. Intuyo que sa era su intencin y no otra: abrir panoramas, favorecer la introspeccin, comprobar que no hay una sola forma de acercarse a la historia y que los mto-dos son y deben ser tan dinmicos y variados como los tiempos mismos y como el ser humano historiador que en ellos se des-envuelve.
habra sido sumamente til un libro que facilitara a nuestros estu-diantes el acercamiento a las fuentes, a las formas de analizarlas y a las estrategias para construir y reconstruir cada quien sus his-torias. Seguiremos esperando que la lucidez del profesor Tenorio nos regale otro manual, esta vez, como l dice, .Mientras tanto, invito al lector a deleitarse con las pginas de , que se deslizan en nuestras manos tan raudas como provocativas.
-co Tenorio Gonzlez, prominente mdico e investigador emrito de origen zitacuarense. Me sumo a este sentido homenaje.
Lorena Ojeda Dvila
Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo