Taller de Produccin Grfica II Ctedra II
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Miguel ngel Bastenier
El blanco mvil Curso de periodismo Con la experiencia de la escuela de El Pas
Ediciones Santillana
1 edicin: abril de 2001
Captulo I.- El estado de la cuestin
No es imposible que estemos viviendo los ltimos aos de la profesin periodstica tal como se ha conocido, al menos,
en el ltimo siglo. Los alumnos de la promocin del 2001 de la Escuela UAM/El Pas, que habrn completado su
preparacin en diciembre de este ao, vivirn todava una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en
un contexto bsicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la misma a enormes transformaciones en el
ejercicio de la profesin, que es muy probable que desemboquen, a no tantos aos vista, en una realidad muy distinta
de la que hoy an conocemos. Quiz, los libros de historia del periodismo de dentro de unas dcadas researn, a
manera de piadosa elega, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran mutacin.
La tecnologa de la fabricacin de diarios ha conocido durante el siglo XX grandes progresos, pero, bsicamente, de
tipo ms cuantitativo que cualitativo. Hemos pasado de la mquina de escribir y del hot type o plomo a las pginas
directamente pergeadas en el ordenador, as como nos valemos tambin de la transmisin va satlite para
volatilizar y materializar pginas de peridico para su impresin a miles de kilmetros de distancia, y, ltimamente,
al diario electrnico, que, aunque dentro de pocos aos pueda parecer prehistrico en su tosquedad actual, existe
slo desde que, por razones militares, el Pentgono norteamericano creara en 1993 la World Wide Web. El
nmero de host computers conectados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de 35 millones a fin del
siglo pasado, con lo que, si calculamos unos cinco usuarios por aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados
a la red en el ao 2000, con un crecimiento exponencial en perspectiva.
Todava hoy, sin embargo, el gran vehculo de la prensa diaria es el mismo que hace cien aos. Por muy notables que
hayan sido los avances producidos, por mucho que haya cambiado, al mismo tiempo que la tecnologa de prensa, la
tcnica profesional de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el soporte papel.
Las pginas de los diarios de hace cien o ms aos son enormemente diferentes de lo que entendemos hoy por prensa
profesional, pero su esencia no ha variado en la relacin del lector con el producto: se despliega el peridico a tenor
de su formato (universal o broadsheet, tabloide y todos los hbridos de ambos); se lee de una manera muy fsica,
muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un partido de tenis; se abarca de una ojeada la
totalidad de la pgina, que tiene una arquitectura informativa determinada, cuya percepcin ya es en s misma una
primera interpretacin del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del peridico, su impecable orden interno,
con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos permite, si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final,
arrancar en cualquiera de sus prrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultnea de varias informaciones a
dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades de aproximacin al peridico que contribuyen a
darle a la lectura una tangibilidad fsica hasta construir una relacin ntima y sensorial con el diario.
Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicacin virtual. La palabra, escrita pero titilando de
manera apenas perceptible sobre una pantalla, es el nico nexo de unin de un futuro que ya es presente con un
presente que corre el peligro de ser cada da ms pasado.
Las estadsticas slo sirven para explicarse a s mismas, pero, probablemente, no es ocioso creer que el estancamiento
de cifras de ejemplares de prensa vendidos y el nmero de publicaciones hoy existentes en el mundo occidental tiene
que ver con el desarrollo de esa otra forma de leer pe22 29 ridicos. Redondeando cifras, de algo ms de 1.500
publicaciones diarias en los pases de la Unin Europea que existan en 1995, hemos pasado a una prdida neta de
unos 50 ttulos, mientras que en Estados Unidos, de unas 5.500 publicaciones en idntica fecha, ha bajado el total en
algo menos de un centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Estados Unidos es sustancialmente la
misma, a comienzos de 2001, que en 1995.
En el desglose por pases y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo, por qu ser uniformes; pases menos
dados a la lectura, como Portugal y Grecia -por debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000 habitantes- y en
menor medida Espaa, con algo ms de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que los mejor
dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el ndice oscila en torno a los 500 ejemplares.
Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este trnsito entre los siglos Xx y Xxi al volumen mximo de
venta de diarios, en soporte papel, que el mundo ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este ao
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2001 en esta antesala de la profesin que es la Escuela de El Pas o en las Facultades de Ciencias de la Informacin -
en general, llamadas de Comunicacin en Amrica Latina- que sepan que el empleo en la prensa de papel, y en
particular en los diarios de informacin general, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensacin se
est creando un importante volumen de empleo en los portales de Internet, que, tras el necesario desbroce del trigo y
de la paja, habr de constituir la fuente de trabajo ms pujante en los aos venideros.
El currculo de la escuela
El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un ao natural, a comenzar en enero, poco
despus de Reyes, con la conclusin 23 31 en diciembre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva
se divide en tres grandes tramos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi cinco meses, y un perodo intermedio
de prcticas, de dos, que los alumnos realizan como profesionales formados en alguno de los medios de comunicacin
del Grupo Prisa incluido El Pas.
El primer cuatrimestre se consume inicialmente con un corto perodo de familiarizacin con el aparataje tecnolgico,
que es exactamente el mismo que el del diario, y una preparacin terico-prctica, con mucho ms acento en lo
segundo, distribuida en dos grandes reas: el conocimiento especfico de las diferentes secciones del peridico en
materias individualizadas, que se limita a ese primer cuatrimestre, y un planteamiento troncal que llamamos
reporterismo y redaccin, cuya duracin abarca todo el ao, y que, como denominacin, es slo uno ms de los
nombres de la rosa para designar cmo se hace un diario. Tambin tratamos de las publicaciones no diarias, como es
el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos, errneamente, peridicos, cuando son
diarios. Las pginas que siguen se ocuparn exclusivamente de este ltimo transcurso, con el acento en el qu y el
porqu. El segundo cuatrimestre es exclusivamente prctico, como en su momento veremos. Pero, an hay que dar
cuatro pasos por las nubes antes de meternos en las vas de hecho.
Sobre la objetividad y otros ensueos
Todava se repite como un mantra la famosa declaracin de que los hechos son sagrados y las opiniones libres,
entre otras cosas porque los hechos cuestan el dinero de ir a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera sentado en
su despacho. Eso est bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectivamente, lo que es la opinin del peridico, en forma
de editoriales no firmados, o artculos 24 33 firmados que expresan una valoracin para subrayar que esto es
mejor que eso, yo recomiendo tal cosa, me gustara que pasara aquello o lo de ms all, etctera, son un tipo de
textos que deben estar claramente diferenciados en su presentacin grfica de lo que comnmente llamamos
informacin, para que el lector sepa a qu atenerse, dnde hay narracin de hechos presuntamente ocurridos, y
dnde se hallar lo que ha de ser un comentario valorativo de los mismos. Pero suponer, realmente, que es posible
separar los hechos de la opinin es pura fantasa. No ha habido jams un solo texto, por desnudo que pueda parecer
a nuestros ojos, que no contenga alguna carga de opinin en primer grado, siquiera que sea por la colocacin que ha
merecido en las pginas del peridico.
La objetividad es slo una palabra, una invocacin, un santo y sea al que encomendarnos, porque eso que llamamos
la realidad, o bien no existe o no tenemos ninguna posibilidad de aprehenderla por la va del conocimiento.
Contaba un da Fernando Savater que el escritor Jos Bergamn sola ironizar diciendo que si l hubiera nacido
objeto sera objetivo, pero como naci sujeto era subjetivo.
La objetividad no existe y no hace ninguna falta que exista, porque si fuera as todos los diarios, al menos los que
cumplieran con sus objetivos profesionales, daran siempre prcticamente la misma versin de los hechos, todo habra
ocurrido de forma inapelable, al margen de que luego se editorializara de la forma que fuese.
Tomemos un hecho aparentemente diminuto. Un ciudadano del norte de frica, por tanto emigrante, ha dado muerte
a pualadas a un madrileo en una de las calles adyacentes a la Puerta del Sol. Exactamente los mismos elementos
narrativos (filiacin de vctima y victimario, lugar, hora, informe forense, declaraciones de testigos presenciales)
dispuestos en el peridico de formas distintas (pgina, posicin, nmero de columnas) contarn tambin historias
esencialmente diferentes y, en principio, igual de vli25 35 das y comparativamente tan objetivas unas como otras.
Pero, ms an, incluso manteniendo inalterables las condiciones anteriores, si comenzamos la historia escribiendo en el
primer prrafo "un emigrante" -no digamos ya un "norteafricano"- estaremos haciendo esa cosa tan horrible que es
guiarle un ojo al lector, dicindole como quien no quiere la cosa -que es la peor forma de querer algo- alerta los
pueblos, que los asesinos de fuera estn entre nosotros; si damos, en cambio, ese dato como cierre de la informacin,
como una coletilla casi de cariz administrativo en el ltimo prrafo, pero siempre con el mismo fraseo a lo largo de la
informacin, estaremos haciendo mucho menos o ningn hincapi en la peligrosidad del sujeto. Obviamente, si en
aras de una versin de lo que hoy muchos consideran polticamente correcto, llegamos a la conclusin de que no hay
que fichar al homicida, basndonos en que cuando un espaol mata a otro espaol no hacemos mencin de
nacionalidad alguna, es que estamos ya entonces en mundos diametralmente opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro
tipo de diario, segn su visin del mundo, preferira tambin diferentes versiones de lo sucedido.
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Es cierto que, jugando con las palabras, podemos establecer diferentes cnones terminolgicos, a condicin de que
nos atengamos a ellos. Si en vez de opinin, queremos decir -y querremos- que las diversas visiones antes reseadas
contienen diferentes interpretaciones, porque el trmino opinin lo reservamos para ms altas misiones -y lo
reservaremos- no hay tampoco inconveniente. Algn grado de valoracin o interpretacin -u opinin- es siempre
inseparable de eso que con gran fantasa por nuestra parte llamamos los hechos.
El polica veterano de aquella famosa serie de televisin Cancin triste de Hill Street (Hill Street Blues), que daba
cada maana sus rdenes a los agentes patrulleros antes de que stos salieran a la calle, conclua invariablemente su
breve parlamento diciendo: "And take care, out there" ("Y tengan cuidado, ah afuera"). Haran bien los periodistas
en seguir esa indicacin porque ese ah afuera es la realidad, algo radicalmente ajeno a toda capacidad humana
de reproduccin por medio de lo escrito.
Cabe decir del periodismo, o de su vana tentativa reproductora, algo parecido a lo que tericos contemporneos
dicen de la narracin histrica. El pensador norteamericano Hayden White1, como los franceses Paul Ricoeur y Roland
Barthes, entre otros, niega radicalmente la posibilidad de reproducir los hechos; es decir, que los hechos no tienen ms
existencia que la puramente lingstica, porque nadie sabe lo que son, dnde empiezan y dnde acaban. Son tan
reales como la famosa nariz de Cleopatra, sobre la que ironizaba E. H. Carr2, y que, supuestamente, haba
cambiado el curso de la historia. De una forma muy explcita el socilogo francs Duverger nos pone en guardia:
"Antes que buscar una objetividad o una neutralidad, inaccesibles, el socilogo debe ser consciente de la
imposibilidad de prescindir de las ideologas en las que vive, a fin de limitar la definicin que resulte de todo ello. Y
esto implica de salida que sea consciente de su propia ideologa y que lo confiese. Y acto seguido, tener en cuenta no
slo su ideologa, sino la de los otros para construir sus hiptesis y sus teoras3 (3)". Slo hace falta sustituir
socilogo por periodista, que ya hemos visto que lo es en alguna forma sin necesidad de tener conciencia de ello,
ideologa por puntos de vista o preferencias personales, y los otros por el mundo alrededor, para que la cita sea
tan impecable como implacable. La realidad puede que exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en
qu consiste, pero lo que s es seguro es que ese conjunto magmtico que se ofrece al periodista integrado por ruidos,
colores, rfagas de luz, partculas de polvo, radiaciones en suspensin y hasta sentimientos que se cortan con un
cuchillo de los de matar es irreproducible, irreconstruible, no extrapolable; y no slo, a causa de las obvias
dificultades que presenta su comprensin, por la existencia de variados y muchas veces contradictorios puntos de vista
hasta para mirar un cuadro, como subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una leccin
inaugural del curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre ah afuera y lo que ocurre aqu adentro no tienen
ninguna relacin entre s que permita la transcripcin de un medio a otro.
La palabra escrita, o hablada, es una realidad en s misma, un medio que no tiene nada en comn, ningn rea de
superposicin, con los hechos que se supone que est describiendo. Es slo una convencin la que hace que creamos
que determinados signos en el papel reproducen fielmente lo que ha pasado; contrariamente a ello, no reproducen
nada, pero s son una representacin de eso que decimos que ha ocurrido, dentro de su propia materialidad
intelectual, distinta pero equivalente a lo que decimos que ha sucedido. Estamos, por lo tanto, creando una nueva
realidad que es una narrativa, entre muchas posibles e igualmente vlidas, del out there. Pero, ?significa eso que si
Dios no existe, como dijo Karamazov, todo est permitido? Por supuesto que no4.
Si la objetividad no existe, ni es deseable en s misma, lo que s existe, en cambio, es lo que los anglosajones llaman el
fair play; la honra dez del punto de partida, la ausencia de parti pris por parte del periodista. Cuando nos
aproximamos a lo que hay por ah, cuando lo omos, vemos, tocamos, nos dirige la palabra, e interaccionamos con ese
mundo exterior, hemos de obrar con la ms estricta neutralidad, o combatir con nosotros mismos para que as sea,
puesto que hay que partir de la radical imposibilidad de la objetividad en nuestro trabajo.
En un seminario organizado por la Fundacin para un Nuevo Periodismo Iberoamericano de Gabriel Garca Mrquez,
que se celebr en noviembre de 2000 en Cartagena de Indias (Colombia), uno de los asistentes, acadmico de
Oxford, sin duda con la mejor buena fe, reaccion ante un alegato de uno de los periodistas presentes, que defenda
ese periodismo de la neutralidad, con una sentida loa a un periodismo que calificaba enigmticamente "de los
valores", en contraposicin a la ausencia del parti pris que mencionamos y que le pareca poco menos que un
atentado a las buenas costumbres, la Escolstica y santo Toms de Aquino; y, sin embargo, es una posicin
fundamental de este libro que slo en la neutralidad residen los autnticos valores profesionales; el no preferir ni a
Hitler ni a la Virgen Mara, sino aspirar a dar la mayor y mejor informacin posible a la sociedad, siempre actuando
con honradez y siguiendo las reglas del fair play con el objeto de la informacin.
1 The Content of the Form, Johns Hopkins University Press, 1987
2 Qu es la historia?, Seix Barral, 1972.
3 Maurice Duverger, Sociologie de la politique, PUF, 1973 (traduccin delautor). 4 Fiodor Dostoievsky, }Los hermanos Karamazov}, mltiples ediciones en todas las lenguas del planeta
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Esa imposible objetividad y esa necesidad de neutralidad se oponen frontalmente a otra concepcin muy extendida
del periodismo como algo ms que el puro cumplimiento de un cometido informativo para facilitar a la sociedad un
mejor conocimiento de s misma. En las antpodas de la visin de un periodismo salvacionista propio de presuntos
pedagogos y agentes del bienestar ciudadano, este libro sostiene que nuestra profesin no puede ser una extensin
del ministerio de Obras Sociales, ni el brazo ms o menos armado de la obra del Padre Po. La misin de procurar
que la sociedad se conozca a s misma, y, quiz, por ese 29 43 camino, como cuestin de hecho pero no como
objetivo superior, contribuir al bienestar de todos es ya un esfuerzo suficientemente gigantesco como para que no
haya necesidad de aadirle el pastoreo de las almas, la alfabetizacin del que no sabe, el socorro al que no tiene y
dems tareas propiamente apostlicas, pero en absoluto periodsticas.
No hay ley de acero alguna que comunique indefectiblemente el periodismo con el bienestar del gnero humano; ms
an, es perfectamente concebible la situacin en la que la publicacin de una noticia relevante y de inters general
cause algn dao, al menos a corto plazo, a la apariencia de ese bien comn, como ocurrira cuando, por ejemplo, la
revelacin de algn secreto de la cosa pblica favoreciera a los partidarios de uno u otro terrorismo. En esas
circunstancias, no hay que dar por sentado tampoco que el periodista est obligado, por encima de todo, a servir a
una diosa abstracta e implacable de la informacin publicando lo que sea, puesto que habr que reconocerle
siempre el ejercicio de su libre albedro, en virtud del cual podr abstenerse de publicar aquel material tan grvido
por simple temor o respeto humano; pero, lo que s estoy diciendo es que tiene derecho a tirar adelante con esa
publicacin, cualquiera que sean las consecuencias que se deriven de ello, si cree que debe hacerlo.
No hay un periodismo neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de posicin; slo hay un periodismo
profesional que, partiendo de una posicin de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la informacin de que
dispone.
Captulo II.- Primera aproximacin a los gneros: la informacin seca
No hay nada establecido de manera irrefutable en cuanto a gneros; ni cules deben ser, ni cuntos, ni para qu,
aunque la variedad de aproximaciones al problema es infinita; de ah que se derive una gran confusin, o,
simplemente, un uso tan libre como legtimo de una u otra terminologa. Aqu no seremos diferentes, pero s se tratar
de huir de las vaguedades literaturizantes en la utilizacin de unos epgrafes inevitablemente genricos, siempre de
la manera ms precisa y coherente posible.
La primera pregunta que hay que hacerse es la del porqu de los gneros. ?Es inevitable que existan?, y, por tanto,
?qu nos perdemos si no procedemos a su previa codificacin? La respuesta es que seguramente no nos perdemos
nada irreparable, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad de que nadie se pare a
determinar en qu est escribiendo, como aquel que deca de alguien que hablaba en prosa y no lo saba. Eso no
significa, sin embargo, que no sea interesante establecer un mapa previo de lo que llamamos la realidad, de todo
aquello que es posible enfocar a priori como asunto periodstico, con unos determinados objetivos e instrumentos de
trabajo, de forma que todos los quehaceres informativos se puedan enfocar desde un ngulo terico previo.
Circulan por ah definiciones de gnero que nos remiten a la vaguedad celestial ms completa. Se dicen y se
escriben cosas como que la crnica es un texto con un mayor contenido literario que la informacin o la noticia -
cuando noticia slo es la materia prima, no la forma de trabajar con ella-, en la que el presunto cronista dispone de
unos recursos expresivos que van ms all de lo que sera necesario para una informacin (nota, en 32 47 el
espaol de Amrica Latina). Todo eso no quiere decir nada, porque nadie sabe dnde empieza o dnde acaba la
literatura en el quehacer periodstico, ni qu son eso de mayores o menores recursos expresivos. En esta Escuela se
han ido destilando unos puntos de vista acerca de los gneros, partiendo de la base de que la terminologa es
aleatoria, y lo que aqu puede llamarse crnica en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo totalmente
diferente, y no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o similar tipo de cosa. Lo que se ha intentado, por
tanto, es sentar lo ms claramente posible unos criterios de los que se deduzca que estamos escribiendo, al menos
predominantemente, en uno u otro gnero. Y el punto de vista que yo he adoptado para establecer una parcelacin
en gneros del trabajoperiodstico es el de la perspectiva del autor, de forma que su relacin, llammosle de
propiedad, con el texto, sea el principal criterio para determinar qu es lo que tenemos entre manos.
Estableceremos, as, tres gneros troncales, que denominamos por orden de aparicin en escena: a) Seco o
informativo puro; b) crnica; c) reportaje; de manera que a medida que vamos avanzando en la generificacin del
material informativo, ir aumentando tambin la personalizacin del mismo, la atribucin creciente, por las razones
que en su momento veremos, de la propiedad intelectual, del dominio sobre el texto que posea el autor.
Paralelamente, como un derivado o subgnero de la crnica, se halla el anlisis (news analysis en la prensa
anglosajona), y del reportaje, la entrevista, con todas sus eventuales variantes.
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El siguiente sera el diagrama que expresa el recorrido desde el punto de mnima personalizacin, el gnero seco,
pasando por el gnero intermedio de la crnica, para llegar al grado mximo de intervencin personal, all donde el
autor es ms propietario de lo que escribe, que se da en el reportaje.
1. Seco
2. Crnica
3. Reportaje / Anlisis / Entrevista
O, mejor an, dibujemos la grfica de la relacin que sostienen entre s los gneros en forma de crculos concntricos
sucesivos.
A partir de un ncleo central, que sera la informacin seca, dibujaramos sta dentro de otro crculo, que
representara la crnica, y, finalmente, este crculo intermedio estara contenido dentro del crculo ms exterior, el
correspondiente al reportaje. Esta representacin es, posiblemente, la ms precisa porque, como veremos en la
explicacin de cada uno de los gneros, la crnica incorpora todo lo que contiene el gnero seco, y el reportaje, a su
vez, est integrado por todos los recursos expresivos que encontramos en los dos anteriores, crnica y gnero seco. La
posicin relativa del anlisis y la entrevista, como derivados o integrantes, respectivamente, del planeta- crnica y del
planeta-reportaje, no exigen aqu representacin individualizada.
Alcance y utilizacin del gnero seco
No existe el grado cero de la escritura ms que en el sentido en que lo deca Roland Barthes cuando hablaba de
crear precisamente "una escritura blanca, una escritura inocente, una escritura de periodista"5.Pero, entendiendo lo
periodstico de una manera obviamente distinta a como lo haca el distinguido sabio francs, sabemos que es
imposible hallar textos en los que no se d algn grado de opinin, de interpretacin, de visin del mundo. Pero lo
que s cabe es tratar de enunciar solamente eso que llamamos hechos, sin deslizar opiniones o interpretaciones
explcitas, en cuyo caso aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalizacin mxima de lo narrativo, de
menor apropiacin intelectual por parte del autor.
Y para cerrar el crculo de esta primera aproximacin, definiremos como hechos cualquier tipo de acontecimientos
que pueden verse, escucharse, y tocarse, y, por ello, parcelarse; y trataremos de establecer un modo representativo
de los mismos en forma de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea ms conveniente para la
mejor comprensin del texto.
Todo ello significa que para redactar un texto en gnero seco no podremos escribir "la multitud corre despavorida",
porque no es posible ver la condicin de "pavor". Diferentemente, para cumplir las exigencias de este gnero, habr
que escribir, por ejemplo, que "la multitud corri en todas direcciones"; es posible que aadamos "gritando", o, en
todo caso, de forma que la descripcin del comportamiento de la multitud se lleve a cabo sin una valoracin que
vaya ms all de lo fsico, de lo que se est viendo y oyendo. Como vemos, todo ello es algo ms complejo que
aquello de "escribir sin adjetivos", como si fuera posible describir nada sin recurrir al adjetivo.
Este gnero seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables que no aparecen firmados. Por qu
gran parte del material que distribuyen las agencias est redactado en ese estilo deliberadamente tono? Porque no
es un material exclusivo, porque se suministra a un gran nmero de publicaciones abonadas, que, por ello, puede
darse el caso de que publiquen la misma o virtualmente la misma informacin sobre un hecho o acontecimiento
determinado.
5 Roland Barthes, Le dgr zero de l'criture, Du Seuil, 1953.
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La agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de que el que tiene que pensar, el que tiene derecho a
darle un enfoque interpretativo u opinativo a la informacin es el peridico, que se sirve de los cables de agencia -
que hoy llegan directamente a los ordenadores de la redaccin- de una gran variedad de formas, pero que si es un
verdadero peridico profesional, y no tiene nada que aadir a la historia narrada en los cables, se limitar a
publicarlos a lo sumo dndoles una mayor coherencia por medio de su reescritura, pero tan carente sta de enfoque
interpretativo especfico como el de la propia agencia.
Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogancia luciferina a explicar el mundo al mundo, estn actuando por
debajo de sus pretensiones tericas si se ven obligados a contar historias bsica o exclusivamente construidas con
material de agencia, por mucha reescritura que se le d al asunto, y, aunque todo esto es, naturalmente, slo un canon
convencional que no pretende decir la ltima palabra sobre nada, parece razonable decir que los diarios no
deberan manipular ese material ms all de lo necesario para hacerlo inteligible, lo que puede ser obligado
porque, normalmente, se habr tenido que trabajar con una multitud de cables, de los que cada uno cuenta slo una
parte de la historia, y entre todos habr que componer una narracin unitaria. Ningn gran diario, por otra parte,
deber conformarse con contar historias slo a travs del teletipo, por la sencilla razn de que esa informacin no es
suya, se deber publicar con el debido crdito a la agencia, y la propiedad o personalizacin que sus redactores
hayan podido darle al asunto ser prxima a cero.
El peridico no est sirviendo en el caso anterior un producto exclusivo al lector. Una de las claves, en cambio, en el
caso anterior de lo que en la prensa francesa llaman "la fidelizacin" de los lectores es el senti35 55 miento de que
el usuario slo encontrar un cierto tipo de material en su peridico, aunque los grandes asuntos de los que la
publicacin informe inevitablemente coincidan con los que trate la competencia.
La prensa britnica no emplea directamente el material de agencia, salvo en informaciones brevsimas y muy
complementarias. Eso no significa, por supuesto, que los peridicos, grandes, pequeos o medianos puedan prescindir
de este material. Claro que lo necesitan. Los cables funcionan como una red de seguridad, una estructura que permite
a la redaccin disponer de una narracin de acontecimientos casi en bruto, para poner en marcha sus estrategias
informativas, distribuir las fuerzas de la redaccin, hacer el mapa diario de lo que se quiere destacar, y, tambin,
completar el texto de los periodistas que van a redactar una informacin, puesto que no es descrdito que uno no
haya visto, odo o asistido a la totalidad de la representacin teatral que suelen ser los hechos.
Los peridicos son, evidentemente, muy libres de adoptar estrategias diversas de cara al lector, en consonancia con
los medios de que dispongan o que asignen a determinados cometidos. En la prensa de Barcelona de los aos
setenta -tiempos de recuperacin paulatina de un periodismo en libertad en publicaciones desaparecidas la mayora
con la transicin-, el autor de este libro desplegaba con algunos esforzados compaeros el mayor ingenio de que era
capaz para romancear, es decir, reescribir enriqueciendo -pero sin firmar los textos, puesto que estamos hablando
de Internacional y de lugares distantes que no haba visitado el annimo redactor de la informacin, por lo que su
firma habra sido tan chocante como inapropiada- para hacerlos ms explicativos, ms digeribles, completando con
mucho contexto -background, en la parla local- la aridez del material de agencia.
Esa tcnica o esa trapacera bienintencionada poda ser tolerable en aquella poca y en aquellas circunstancias, pero
o tenemos autoridad 36 57 -palabra que, no por casualidad, viene de autor- sobre el material informativo y
entonces debemos responsabilizarnos del mismo con nuestra firma, o la alternativa slo puede ser ceirnos a una
reescritura seca de los cables. Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del peridico no puede ser nunca el de
reescribir, sino el de escribir directamente sobre nuestro conocimiento personal de los hechos informativos.
Algunos ejemplos del paradigma seco
Veamos en la prensa espaola del 2000 y del 2001 cmo son de secas las informaciones que, segn nuestro canon,
deberan indiscutiblemente serlo.
Tomado de un diario espaol, y firmado slo por agencia:
El hijo mayor del ex presidente socialista francs, Franois Mitterrand, Jean-Christophe, que fue detenido el pasado jueves
por su presunta vinculacin en un asunto de venta de armas a Angola, reconoci ayer (viernes) a travs de su abogado,
que recibi 1,8 millones de dlares (350 millones de pesetas, y 2,1 millones de euros) de la compaa de venta de material
militar Brenco International, pero que esa cantidad la obtuvo por medio de operaciones legales.
De acuerdo con la declaracin del abogado, Jean-Pierre Versini Campinchi, su cliente recibi "esa suma de dinero porque
haba intervenido en distintas operaciones de financiacin bancaria que nada tienen que ver con el trfico de armas".
Mitterrand fue arrestado con el objetivo de someterlo a un interrogatorio como parte de la investigacin judicial que se
lleva a cabo por una supuesta venta ilegal de armas a la ex colonia portuguesa en frica durante los aos 90. El
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espectacular giro que han dado las investigaciones ha consternado bastante a los franceses, muy sensibles en los ltimos
tiempos por la supuesta corrupcin del actual presidente, Jacques Chirac.
Dejando aparte algunos peculiares giros, no ya de la opinin francesa sino de la redaccin de la noticia,
observemos que casi toda ella est escrita en gnero seco, que todo en los dos primeros prrafos es algo que puede
haberse visto u odo, e incluso el uso de presunto se supone que es el formalismo con el que la fiscala francesa ha
facilitado la informacin sobre la situacin legal de Mitterrand junior. Pero, en el tercer prrafo vamos ms all de lo
que corresponde al gnero. Los giros no hay forma seca de saber si son espectaculares o no, pero, sobre todo, lo
que es absolutamente hmedo es que haya "consternado bastante" -ni poco ni mucho- "a los franceses, muy
sensibles en los ltimos tiempos, etctera". Medir una consternacin ya es difcil, pero determinar que lo es "bastante"
sobre todo es una tontera.
Veamos otro ejemplo, tomado de los peridicos y firmado slo por agencia, del extremo al que se puede llegar en
una informacin exclusivamente hecha de cables, en la que la manipulacin del material por la redaccin, o un
trabajo menos que profesional de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a quin, y que no tienen padre ni
madre.
Ttulo: Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec
La informacin relata cmo Lucien Bouchard, lder del partido separatista de Quebec, que perdi en 1995 por
escassimo margen un referndum sobre la independencia de la provincia de lengua francesa en el Canad
anglfono, presenta su dimisin. En el segundo prrafo se describe la crisis de liderazgo que ello plantea a la
formacin poltica, con la enumeracin de una serie de aspirantes a la sucesin de Bouchard. Y se dice en el tercero:
Ms preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinin muestran que la mayora de los jvenes quebequeses
no estn tan interesados en el separatismo como las viejas generaciones, ni comparten la opinin de que un solo
Quebec independiente puede garantizar la supervivencia de su cultura en un mundo predominantemente anglfono.
Por qu -lo que le plazca a la juventud quebequesa- ha de ser preocupante? ?A quin le preocupa? ?A la agencia?
Si eso es as, est claro que el peridico ha hecho un mal trabajo, porque las preocupaciones las ha de poner la
propia publicacin, no un servicio colectivo, que ni se preocupa ni se despreocupa de lo que pueda pasar en Quebec.
Es, entonces, el peridico el preocupado? Si fuera as, debera haber una firma, o algn tipo de acreditacin para
que supiramos quin es ese sujeto que se preocupa tanto. I
Geologa del breve
Hay quien dice, con el grado justo de hiprbole, que el breve es el gnero esencial del periodismo; no es un
gnero segn nuestro canon, pero s puede verse como el comienzo de todas las cosas; tambin hay quien dice que el
que sabe hacer un breve, sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y, en cualquier caso, el gnero seco,
que se ha sucintamente descrito, va a expresarse de manera esencial y directa en forma, precisamente, de breve.
Pero, antes de que miremos al microscopio a ese humilde soldado de infantera con que amueblamos los peridicos,
son necesarias algunas reflexiones generales.
Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensin, han de entenderse como unitarias, como una totalidad, lo
que en esta Escuela yo llamo la completud. El hecho de que una informacin sea minscula en extensin, no significa
que pueda permitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha 39 63 de ser siempre completa; lo que ha de ocurrir
para que una informacin sea igual de completa tanto si es larga como cortsima, es que, segn los casos, vare la
perspectiva y con ello la distancia del que narra la historia con respecto al objeto de la informacin.
Tomemos un ejemplo. Un astronauta curioso deambula por el espacio, y desde no sabemos cuntas rbitas tiene que
describir el globo de la tierra, que no ha visitado nunca anteriormente. A esa fenomenal distancia distinguir
nicamente una forma ms o menos esfrica, algunos colores en la superficie del objeto, quiz partes slidas, otras
menos densas, protuberancias diversas en la piel de la cosa. De lo que ve a esa lejana elegir tres o cuatro
caractersticas, tan de bulto como esenciales, y redactar para el diario de a bordo una informacin,
presumiblemente de gnero seco, porque no conviene pasarse con tan parca observacin como materia prima.
Anticipemos que eso ser un breve.
Si el navegante del espacio se aproxima a una distancia ya slo estratosfrica del objeto y gira en torno al mismo,
distinguir muchas ms cosas, como el achatamiento del globo por los polos; el color azul o verde de una superficie
que parece rodear una serie de grandes o pequeas parcelas de color castao, que sern islas; tambin ver cmo
las protuberancias pueden ser muy extensas y picudas, con puntas que se destacan aisladamente; y con esos nuevos
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materiales podr hacer una descripcin de mayor extensin, que incluir todo lo ya conocido en la primera
aproximacin, y que podr ser, quiz, un texto de una columna. Si seguir o no componiendo su informacin en
gnero seco o en alguno de los subsiguientes, que apenas hemos puesto en el mapa, no es ahora cuestin relevante,
puesto que ya volveremos sobre el particular.
En una tercera toma de temperatura, el piloto se encuentra ya colgado a la altura de vuelo de avin sobre aquella
realidad slida, de la que percibir o atravesar barreras diversas de agua condensada, que sabr o no que se
llaman nubes, apreciar concentraciones de habitculos, que son las ciudades, detallar formas serpenteantes de la
misma materia que rodea los continentes, curiosamente prximas a los abarrotamientos urbanos, que, segn su
experiencia previa, quiz ya sabe que son los ros. Todo parece indicar que el astronauta podr ya componer un
texto de alguna extensin, quiz ya en formato de crnica de media o ms de media pgina.
Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionante mundo, comprobar la existencia de seres humanos como
l mismo, con los que es posible que entable conversacin. Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta
podr llenar peridicos enteros de lo que debern ser ya crnicas y reportajes, amn de anlisis y entrevistas. Pero,
volvamos a la astral perspectiva de los breves.
El narrador describir en primer lugar el planeta tierra atenindose al nmero de caractersticas que le parezcan
esenciales, que en cada momento perciba. En esa instancia, la tierra ser rotunda, escasa, indiscutible, siempre
tajante, y esa informacin, ese breve, ser tan completo y unitario como cualquiera de las visiones correspondientes
a las instancias siguientes, aunque sean stas mucho ms detalladas. Por eso, no hay breves cortos ni largos, ms o
menos completos, sino de la extensin adecuada, 10 o 12 lneas de composicin, segn el consenso ms extendido
entre los profesionales, que debern servir para contar la totalidad, la completud de una historia, y no slo, como
se oye decir en las redacciones, lo que "nos ha cabido de ella". El porqu de esa completud podemos examinarlo
desde otro ngulo, que aqu se denomina la Teora del Marciano.
Imaginemos un marciano que desembarca en la tierra con un perfecto conocimiento de los idiomas del planeta, ms
los conocimientos medio-altos sobre historia, poltica, economa, etctera que correspondieran a una persona
razonablemente informada de nuestro mundo, pero que no hubiera ledo jams un peridico terrcola. Ese lector
novsimo tendra derecho, con su nivel de estudios e informacin, a entender absolutamente todo lo que leyera en un
diario terrcola; es decir, sobrentendidos, abstenerse; solamente los que estn implcitos en el texto, y, como veremos,
ni uno ms.
Nuestro lector es tambin el marciano del cuento, puesto que no tiene ninguna obligacin de habernos ledo el da
anterior, ni ningn otro da, y, sin embargo, s tiene el derecho, por el precio que sea (en Espaa, 150 pesetas, los
laborables, a comienzos de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. Ello plantea la exigencia, no ya
slo en los breves, sino en cualquier pieza periodstica, de hacer de cada elemento informativo del texto una unidad
en s misma. As escribiremos: "Jos Mara Aznar, presidente del Gobierno", etctera, aunque Aznar sea, en el cambio
de siglo, el ms conocido de los personajes de la poltica espaola. Pero eso se har solamente la primera vez que se
lo mencione, con lo que ya quedar suficientemente protegido de la incomprensin del lector. Nada debe darse
gratuitamente por sobrentendido, ni recurrir a ese alegato an tan frecuente en las redacciones del estilo de: "Pero, si
esto ya lo contamos cada da".
Veamos, a la luz de todo lo anterior, un breve aparecido en un peridico espaol, con sus instrucciones de uso.
Chile Lagos confirma que, a su pesar, convocar al Cosena
Santiago (Agencia). El presidente chileno, Ricardo Lagos, confirm ayer, en el transcurso de una entrevista televisiva, que
en los prximos das convocar al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), pero reiter que esta instancia no es "para
debatir" fallos judiciales.
Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de pas, y concisin absoluta. Demasiado absoluta. La
completud de este texto 42 69 sera la correcta si con la convocatoria del organismo chileno mencionado, fuera
razonable suponer que se estaba dando una informacin que fuera autosuficiente, que se explicara a s misma. Pero
no parece que sea as. Aunque la expresin "para debatir" fallos judiciales nos pone en la pista de que estamos
tratando del general golpista Augusto Pinochet, de su eventual procesamiento por el juez Juan Guzmn, y lo del
Cosena insina que en el ejrcito chileno no reina la paz de los espritus, no basta con esa metainformacin por
alusiones para alcanzar la completud.
Desde un punto de vista tcnico argumentaramos, por aadidura, que el ttulo, aun siendo de dos lneas -y muchos
peridicos exigen para el breve la concisin del ttulo a una sola lnea-, no es suficientemente explicativo, puesto
que el Cosena raramente le ha sido presentado a los lectores espaoles. En el ttulo, adems, se contiene una
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afirmacin, "a su pesar", de la que no se da noticia en el texto, lo que es inaceptable, puesto que no hay nada peor
que crear una expectativa de lectura no realizada. As es, ms o menos, cmo Alexis de Tocqueville -por no dar al
pueblo lo que el pueblo esperaba- explica la Revolucin Francesa6. Mencionemos, tambin, como discutible, la
costumbre de anteceder el ttulo con la palabra, por ejemplo, Chile, puesto que es mejor, como se ha hecho en este
caso, que en el propio ttulo se hallen los elementos de reconocimiento de lugar y situacin. El presidente chileno
Ricardo Lagos s que parece, en cambio, que le ha sido ya presentado al lector espaol razonablemente interesado.
Por todo ello, quiz, Lagos convocar a los militares podra optar, al menos en la versin de una sola lnea, a
sustituir al ttulo publicado. El ttulo, en cualquier caso, ha de ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a
lo que tambin hay que tener en cuenta que no es nada recomendable titular en negativo, como en: Lagos reitera que
el Cosena no debatir fallos judiciales porque los peridicos, escritos en el gnero que sea, estn pensados para
contarlo que sucede, no lo que no sucede, quin o qu se ha impuesto, no quin o quno se ha impuesto, lo que no
significa que no pueda haber excepciones, cuando,realmente, la sorpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurrido,
como en: Ayer no sali el sol
Por lo que respecta al contenido, podramos decir que Lagos convoca al Cosena, organismo militar, para tratar del
caso Pinochet, describiendo brevsimamente a continuacin cul era la situacin procesal del general golpista. As, el
breve podra quedar de la forma siguiente: I
Lagos convocar a los militares
Santiago (Agencia). El presidente chileno, el socialista Ricardo Lagos, confirm ayer que convocara al Consejo Nacional
de Seguridad, Cosena, integrado por la cpula militar, para tratar el caso del general Pinochet, procesado por crmenes
cometidos durante la dictadura. Lagos reiter que el organismo no es competente para debatir fallos judiciales.
En la nueva versin hemos pasado de siete a nueve lneas, pero de un ttulo de dos a una lnea, con lo que,
grficamente, ocupamos virtualmente el mismo espacio, y de 49 a 56 palabras, que es un crecimiento perfectamente
vlido dentro de las dimensiones que corresponden a los breves.
Al mismo tiempo, la versin primitiva contiene los siguientes elementos o unidades informativas diferenciables:
1) Lagos, presidente chileno, convocar el Cosena.
2) La convocatoria ser inminente.
3) Lo hizo en una comparecencia televisiva.
4) Y que esa instancia carece de competencias judiciales.
En la versin corregida, los elementos son stos:
1) Lagos, presidente chileno, es socialista, (dato que contrasta con elcarcter poltico del organismo que va a
convocar).
2) El Cosena es de composicin militar, dndose por sentado que la convocatoria, puesto que se anuncia, debe ser
inminente.
3) Se va a tratar [lo que es sabido, aunque no lo diga el cable] el caso Pinochet, encausado por los crmenes de una
dictadura anterior.
4) Y que el organismo convocado carece de competencias judiciales.
Por lo tanto, slo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisin para privilegiar otros aspectos de la
informacin, en esta exigente concisin del breve.
Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se produce la noticia no suelen ser irrelevantes. Hay una
diferencia profunda en el inters que sta pueda tener para el pblico a tenor del tipo de apropiacin de la noticia
que pueda hacer el periodista. El hecho noticioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a travs de
una declaracin pblica por escrito, es decir, para todos por igual; por medio de una alocucin pblica personal, que
sigue siendo de todos, pero cuya frmula de presentacin le da un relieve mayor; por medio de una rueda de
prensa, que no deja de ser algo colectivo, pero con el valor aadido de la comparecencia personal del que hace el
anuncio; por medio de una declaracin hecha slo a uno o varios periodistas, lo que hace resaltar cada vez ms el
6
Alexis de Tocqueville, El Antiguo Rgimen y la revolucin, Guadarrama,1969.
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hecho; y, finalmente, por medio de un anuncio facilitado nicamente a un peridico, o a ttulo personal en una
entrevista, que es cuando alcanza el mximo inters. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaracin se
produjera por televisin precisamente porque el carcter masivo de la misma reduca la necesidad de sealar el
medio en que se desarrollaba.
Y, por ltimo, se ha completado el texto aadiendo: a) que Lagos es socialista; b) que el Cosena es un organismo
militar, de cuya contraposicin en los trminos vive en lo esencial la noticia; c) que se va a tratar del caso Pinochet; y
que ste se halla acusado de crmenes cometidos durante una dictadura anterior.
El breve ha de ser un organismo totalmente autosuficiente, completo, unitario, que imaginamos como una esfera, liso
y bruido, de manera que no haya resquicio alguno en l, que no se le pueda meter el dedo por ninguna fisura; con
todo lo que le hace falta y nada que le sobre. Su utilidad principal ser la de completar el diagrama informativo
diario, lo que sera el clsico servicio del rcord, tan tradicionalmente propio de los diarios de referencia que se
precian de no olvidar jams ningn tema del da que pueda ser, en ese momento o en el futuro, significativo; de otro
lado, tambin puede utilizarse para cometidos de continuidad, para que una cuestin no desaparezca totalmente y
durante un tiempo prolongado de la actualidad, de forma que cuando recuperemos esa historia de nuevo con alguna
extensin, no haya que remontarse a la noche de los tiempos para recordarla, sino que pueda estar relativamente
fresca en la mente del lector.
Todo eso no significa, sin embargo, que el breve sea un mandato inapelable; puede haber peridicos que
renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso, la existencia de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles
para acumular y renovar las noticias, est haciendo crecientemente discutible el obligado cumplimiento del breve
informativo. Pero partidarios o no del mismo, ste ser, dentro del gnero seco y de una perspectiva de alejamiento
del objeto que slo nos permitir verlo de forma elemental, con trazo grueso y concluyente, la lnea ms corta entre
dos puntos. La lnea recta de la informacin.
El gnero seco podr emplearse, sin embargo, tambin en piezas de mayor extensin, por ejemplo, la media
columna o la columna, donde continuaremos movindonos en el terreno de la informacin inducida, la que
habitualmente nos facilitan los cables. Y, si en el breve, aquellas pocas palabras con las que tendremos que
persuadir al lector a seguir adelante, casi tienden a confundirse con la totalidad del texto, en esas piezas de mayor
extensin, de entre 50 y 100 lneas, podremos distinguir sucesivamente en el recorrido narrativo: lead y/o
entradilla, conceptos que pueden o no coincidir, como inmediatamente veremos; nudo o desarrollo; y, finalmente,
remate o cierre de la informacin.
Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El Pas en los ltimos das del ao 2000.
El ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quintos de pgina, 25 centmetros de altura, ttulo de cuatro
lneas, texto de ocho prrafos, 66 lneas y 323 palabras.
El ttulo: Los atentados del Ramadn se cobran ms de 250 vidas en Argelia
Mircoles 27 de diciembre de 2000
Los atentados del Ramadn se cobran ms de 250 vidas en Argelia
Argel. El mes sagrado musulmn del Ramadn, que comenz en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de
noviembre, termin ayer con un trgico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista. Este nmero de
vctimas, establecido por informaciones publicadas en la prensa local, incluye integrantes de los servicios de seguridad,
civiles y miembros de los grupos armados integristas.
El final del mes de ayuno y oracin estuvo marcado por ataques a localidades aisladas, atentados con bomba, emboscadas
y falsos controles de carretera en las regiones de Cabilia y Ain Defla, Chlef y Medea.
Los miembros del Grupo Islmico Armado (GIA) y los de la organizacin rival Grupo Salafista para la Predicacin y el
Combate (GSPC) protagonizaron emboscadas contra los diferentes cuerpos de los servicios de seguridad en los que
murieron al menos 40 guardias comunales y militares.
El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apoderarse de las armas de las vctimas, que en casi todos los
atentados eran despojados de sus equipos e incluso de sus uniformes.
En Medea, a unos 120 kilmetros al sur de Argel, el ataque lanzado contra el internado de un instituto en la plena noche
del pasado da 16 se cobr la vidade 16 estudiantes, que fueron sorprendidos mientras dorman.
El 17 de diciembre un autobs fue ametrallado en el centro de la localidad y 17 pasajeros fueron asesinados. Otras 22
personas pertenecientes a tres familias murieron poco despus.
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Ante la degradacin de la seguridad en el pas y el extrao mutismo mantenido por el presidente, Abdelaziz Buteflika, se
han elevado voces entre las asociaciones, los partidos de oposicin e incluso ciertas formaciones de la coalicin de Gobierno
en demanda de proteccin a la poblacin ms expuesta a la violencia.
Algunos partidos han exigido incluso la dimisin del jefe del Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su poltica de
perdn y concordia hacia los islamistas integristas.
El ttulo de una columna, para un peridico formato tabloide o similar, de cinco columnas de ancho, debe tener entre
dos y cuatro lneas. Ello es as porque buscaremos siempre un equilibrio espacial entre la mancha grfica del ttulo y
el texto que encabeza; de esa forma, un ttulo de una sola lnea manchara poco, y uno de ms de cuatro
posiblemente sera excesivo, como una cabeza demasiado grande para un cuerpo mediano; de igual manera, los
ttulos han de tener un mnimo y un mximo de tamao (cuerpo) de letra, a fin de que no slo haya una
proporcionalidad de espacios, sino de que el 46 81 bulto de los mismos domine, pese lo suficiente para
disciplinar el texto al que precede.
Veamos el contenido de ese ttulo.Si decimos "del Ramadn" parece que estamos diciendo que esos atentados
pertenecen al mes de ayuno y oracin de los musulmanes, durante el cual debe observarse una especial pasividad en
las horas de luz, cuando, en realidad, esos atentados se han producido durante "el" Ramadn. Pero tambin cabra
argumentar que esa lasitud de origen religioso hace que los terroristas elijan muy propiamente ese perodo de tiempo
porque su accin, aunque las fuerzas de seguridad tampoco se sienten embarazadas por preceptos cornicos, puede
desarrollarse con menores dificultades. Seguimos prefiriendo "en", pero aceptaremos "del".
Ms problemas nos presenta "se cobran". Uno de los enemigos mortales del periodista es esa voz annima, colectiva,
popular, que repite y fabrica latiguillos sin cesar, porque prende en el pblico una expresin que inicialmente hasta
habra podido parecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola palabra, como carismtico, autntica plaga del
ingenio de los repetidores, y que le cae a los personajes ms insospechados, como la temporada en que le toc al
general ruso Alexander Lebed; o construcciones como dar luz verde, cuando lo que se quiere decir es dar permiso
para algo; villa y corte, referido a Madrid, que, aunque lo sea la capital de Espaa, no pasa de ser un casticismo
trasnochado y maloliente.
En estos casos, se aconseja aplicar la ms drstica actitud de perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puo, en
vez de dejar que ese coro externo nos dicte con imgenes de baratillo cmo tenemos que escribir. Un intelectual
francs dijo en una ocasin que el primer hombre que compar a la mujer con una flor era un poeta (aunque un tanto
machista), y los 400.000 siguientes, unos majaderos. El periodista ha de hablar, incluso en el gnero seco, con una voz
no prestada por el coro universal de los lugares comunes, pero tampoco que se distinga con los giros personales que
slo corresponderan a un texto firmado. Es una voz precisa y ordenada, pero mucho ms del peridico que suya
propia. Y en este caso parece que hay una cierta impostacin de voz cuando decimos "se cobra", donde, en realidad,
nadie cobra nada. Finalmente, est bien que hablemos de "ms de 250 vidas", porque sabemos que la cifra rebasa
esa mortandad, pero evitemos expresiones como al menos, que parece que nos hacen desear que hayan sido ms
los muertos.
Last, pero no least, tengamos en cuenta lo que cabra llamar las afinidades naturales entre las palabras; aquellos
trminos que, mentalmente, leemos de una sola vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los artculos con sus
sustantivos, en parte de los adjetivos tambin con los sustantivos, las conjunciones, adverbios, preposiciones con los
trminos a los que modifiquen o completen el sentido, etctera. Pues bien, de nuevo, segn estudios de legibilidad, es
conveniente, para facilitar la lectura y aun darle su pleno sentido, que aparezcan esos trminos afines en la misma
lnea grfica. As, ser lo adecuado leer, como en la versin publicada, "Los atentados" en la misma lnea, pero mucho
menos "se cobran" con cada palabra en lneas diferentes, y, por ltimo, "250 vidas", todava peor, con "250" en la
tercera y "vidas" en la cuarta lnea.
En consecuencia, propondramos la siguiente redaccin del breve, ttulo y texto:
Ms de 250 muertos en enfrentamientos en Argelia durante el Ramadn
Para comenzar, preferiremos "enfrentamientos" a "atentados", porque si leemos el primer prrafo, veremos que entre
los muertos se hallan integrantes de los servicios de seguridad, civiles, y miembros de grupos armados integristas; es
decir, que contrariamente a lo que afirma el primer ttulo no slo los atentados han sido la causa de tanta muerte.
Pero vayamos a la 49 85 estructura de la informacin.
El primer prrafo est dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La primera es claramente el lead.
El mes sagrado musulmn del Ramadn, que comenz en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, termin ayer con
un trgico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista.
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Arranque demasiado lento, largo, apacible; estamos hablando de muertes, lo esencial son los 250 muertos, como ya
hemos subrayado en nuestro ttulo, que ha colocado la tragedia de la masacre por delante, en la primera lnea. Por
ello, preferiramos:
Ms de 250 muertos en atentados y enfrentamientos en Argelia de la guerrilla islmica y el Ejrcito, es el balance
del Ramadn, que concluy ayer, segn fuentes de la prensa local.
La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es altavoz del poder militar, slo aparece en la segunda
frase:
Este nmero de vctimas, establecido por informaciones de la prensa local [...].
y es importante que aparezca ya en el lead, porque sabemos de sobra que en las situaciones de enfrentamiento
civil entre dos fuerzas, incluso en pases democrticos, el periodista tiene que tentarse la ropa y dar las informaciones
que slo posee casi exclusivamente a travs de las fuentes de un solo bando,subrayando su carcter de agente
transmisor, pero sin asumir ms autora que la de un rl. Y en el ttulo del texto publicado es el propio peridico el
que corrobora que los muertos en su totalidad son debidos al terrorismo.
Idnticamente, las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que puede ser la genrica de Agencias, si el
texto aparece bajo esa ad50 87 vocacin, o del propio autor, si en una informacin firmada no se especifica
perfectamente quin dice qu. Y, tanto si es verdad como si no que los muertos sean atribuibles al terrorismo, eso es
algo que no tiene que decir el peridico, porque no tiene ninguna garanta de ello, sino la fuente correspondiente, en
este caso, la prensa argelina.
Construida esa nueva versin de la primera frase, parecera ms acertado pasar en la segunda, siempre dentro del
primer prrafo, a la identificacin de vctimas y asesinos. Aparte de la famosa historia de las w, si sabemos leer con
la curiosidad del buen lector, gozaremos de excelentes oportunidades tambin de saber escribir. ?Qu es lo que nos
interesa ms, tras enterarnos de que ha habido 250 muertos? Quin los mat, evidentemente. En el texto publicado la
referencia -incompleta- a estos ltimos se hace slo, en cambio, en el tercer prrafo:
Los miembros del Grupo Islmico Armado (GIA) y los de la organizacin rival Grupo Salafista para la Predicacin y el
Combate (GSPC) [...]. (cuyas siglas coinciden con las originales, porque la titulacin de esas bandas se difunde en francs,
y el Imperio romano dispuso que los idiomas espaol y francs se parecieran tantsimo).
Diferentemente, completaremos el primer prrafo escribiendo:
Estas fuentes acusan al Grupo Islmico Armado (GIA) y a la organizacin rival Grupo Salafista para la Predicacin y el
Combate (GSPC) de numerosos atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron miembros
de las mismas, civiles y terroristas.
Tomando fragmentos del segundo y cuarto prrafo del texto publicado, reharamos un segundo prrafo de la
siguiente forma:
El mes de ayuno y oracin islmico, que comenz el 27 de noviembre y concluy ayer, estuvo marcado por ataques a
localidades aisladas, atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carreteras en diversas regiones del pas. El
principal objetivo de estas acciones era, segn la prensa local, apoderarse de las armas de las vctimas, a las que se
despojaba de sus equipos, e incluso de sus uniformes.
Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor medida los prrafos segundo, tercero,
quinto y sexto hacen un desmenuzamiento de acciones terroristas, y que los prrafos sptimo y octavo (y ltimo),
constituyen una especie de comentario poltico-moral sobre todo lo anterior.
Creo, sin embargo, que todos esos prrafos podran amalgamarse en uno solo, el del relato de los hechos violentos,
comenzando con el ms horrible de ellos.
Diecisis estudiantes murieron en el asalto en plena noche al internado de un instituto de Medea, a 120 kilmetros de
Argel, el pasado 16 de noviembre, y al da siguiente un autobs fue ametrallado en el centro de la misma localidad
muriendo 17 de los ocupantes.
Hasta completar la sarta de salvajadas.
El penltimo y ltimo prrafos, que tratan esencialmente de lo mismo, podran tambin convertirse en uno solo, y,
correctamente, concluir con una nota fuerte como es la peticin de ciertos peridicos de la:
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[...] dimisin del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su poltica de perdn y concordia hacia los
islamistas integristas.
Se trata, por tanto, de no terminar una informacin cuando se nos acaba el espacio, cuando hemos agotado todos los
datos o porque tengamos prisa, sino de hacerlo con una cierta intencin, con un clmax (la peticin de dimisin), con lo
que se espera que pueda ocurrir, con una proyeccin a apuntar de cualquier historia.
El texto, por otra parte, es de un gran rigor cannico en lo que podramos llamar la perspectiva o la distancia con
que se va contando la historia. Veamos.
El lead, tanto en la versin publicada como en la corregida, nos propone el balance de la mortandad como
elemento informativo principal, una sntesis que no puede entrar todava en el detalle. A continuacin, ya en la versin
retocada, identificamos a los culpables y sus propsitos, le ponemos un rostro al crimen, que es como si diramos un
paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los prrafos siguientes, que constituyen el nudo de la historia,
seguimos con la pormenorizacin de la matanza, al tiempo que se resaltan los casos ms truculentos; nos acercamos,
por tanto, un poco ms para ver de la historia todo aquello que queremos destacar.
Y, finalmente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador que est pasando, y cerramos el
texto situndonos a una distancia bastante olmpica. Es una estrategia narrativa estndar, muy correcta, que
podramos ver en trminos de recorrido lineal de la siguiente forma: a) Media distancia para la propuesta inicial tipo
sntesis; b) Aproximacin a los protagonistas; c) Distancia an ms corta respecto de los hechos individualizados; d)
Alejamiento para la valoracin final. Punto de partida-delante-adelante-atrs. Como un paso de baile.
Sobre la sequedad del texto, finalmente, antese que en el primer prrafo no hace falta hablar de "relativa
tranquilidad", sino, en su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este ao con el anterior para conseguir
el mismo efecto informativo, as como, por ejemplo, sustituir la "degradacin de la seguridad y el extrao mutismo",
por los datos que encarnan esa degradacin, y eliminar toda extraeza del mutismo de Buteflika, que con su silencio
ya lo dice todo.
Finalmente, es que falta algo que sea imprescindible? Diramos que por lo menos una cosa. Unas lneas de contexto
sobre qu es eso de la mortandad argelina y de dnde viene.Habra que contar cmo el FIS (Frente Islmico de
Salvacin), del que se han escindido o proceden los terroristas actuales, aunque la organizacin islamista se haya
apartado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de 1991 por una junta militar, cuyo poder pervive
en la presidencia de Buteflika, un civil para todas las ocasiones.
Captulo III Aproximacin al largo recorrido (gnero seco y consideraciones generales)
En ocasiones, como se ha sealado, el peridico, aun de calidad, se ve o cree verse obligado a cubrir espacios
informativos importantes con material exclusiva o bsicamente de agencias.
Entonces es cuando ms cuesta renunciar al romanceado, como yo llamo a una narracin periodstica en la que el
redactor se comporta como si todo o parte de aquel material lo hubiera obtenido directamente, como si no le hubiera
sido facilitado sin mayor participacin que la de estar abonado a un servicio que es igual para todos los usuarios.
Veamos un ejemplo parecido a ese tipo de planteamiento en El Pas del 27 de diciembre de 2000, que, adems de
ser un caso bastante extremo de romanceado, nos servir para que desarrollemos una teora general de las partes
y tratamiento de la noticia, tcnicamente vlido para cualquiera de los gneros informativos que aqu estudiamos.
Cuatro columnas; pgina impar, la tres; con entradilla diferenciada sobre tres columnas a medida falsa, lo que
significa que su ancho es diferente de la columna en la que est maquetado el peridico; y texto nicamente de
agencias como se hace constar en la fecha.
En la ilustracin adjunta aparecen subrayados los giros de la narracin en los que el periodista de mesa -aquel que
trabaja desde la redaccinse ha dejado llevar, quiz, por su conocimiento de los hechos, pero con toda seguridad
tambin de su querencia literaria.
Nota del Transcriptor: En la pgina 56 del original tinta, aparece una pgina de peridico con un texto, en donde
hay partes subrayadas, las cuales se pondrn entre bastardillas:
La coalicin ganadora en las elecciones en Serbia se apresura a desmantelar el rgimen anterior
Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic
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Agencias, Belgrado/Pogdorica Con las dos bases de poder aseguradas la yugoslava en las elecciones de septiembre y la
de Serbia el pasado fin de semana-, la coalicin de 18 partidos Oposicin Democrtica de Serbia (DOS), del presidente
Vojislav Kostunica, ha comenzado a actuar con rapidez. Ayer se conoci la destitucin fulminante del general Milan
Obradovic, jefe militar en Montenegro, y la del almirante Milan Zec, responsable de la Marina. Se da por segura la
destitucin (o dimisin) del director de la siniestra polica poltica del rgimen anterior, Rade Markovic, quien ha perdido
la proteccin parlamentaria.
La fulminante destitucin del general Obradovic y del almirante Zec (cuya flota est en la costa de Montenegro),
decidida en el denominado Consejo Supremo de Defensa, es un gesto poltico destinado al presidente montegrino, Milan
Djukanovic, con el objetivo de calmar sus mpetus sucesionistas. El propio Kostunica, en unas declaraciones a los medios de
comunicacin, aconsej al Gobierno de Pogdorica que no tome decisiones unilaterales; una referencia clara a la
convocatoria de un referndum.
La noticia de la destitucin de Obradovic, firmada por la prensa montenegrina, an no es oficial. El propio general
Obradovic asegur ayer, en un cctel para militares, que careca de "notificacin", y despus fue ms lejos al asegurar
que "todas las acusaciones sobre actuaciones inconstitucionales del Ejrcito (en Montenegro) son inaceptables". El cuerpo de
Ejrcito que manda Obradovic es el segundo en importancia de las Fuerzas Armadas yugoslavas.
El diario Podjeda, de Montenegro, asegura que el jefe del Estado Mayor yugoslavo, general Nebojsa Pavkovic, ha
decidido tambin desmantelar el sptimo batalln, una unidad de polica especial que se hallaba bajo el control directo de
Milosevic. Algunos miembros de la DOS han pedido a Kostumica la destitucin del propio Pavkovic, nombrado en su da
por Milosevic. Pero este militar fue una de las claves en impedir la utilizacin de los carros de combate en octubre para
aplastar las manifestaciones callejeras que derribaron el rgimen anterior.
Otro diario montenegrino, Vijesti, inform ayer, citando a Djukanovic, de que el presidente se encuentra "satisfecho" con las
medidas adoptadas y por el contenido de su reunin con Kostunica, celebrada en lugares en Belgrado.
Las tensas relaciones entre Serbia y Montenegro, lo que queda de la antigua Yugoslavia, han sido una constante en los
ltimos meses de Milosevic. Ahora, con los cambios democrticos que se avecinan, Kostunica trata de forzar un
entendimiento negociado con el Gobierno de Djukanovic.
Adems de las relaciones con la otra repblica yugoslava, Kostunica debe resolver el creciente problema kosovar, y sobre
todo su extensin al valle de Presevo, en el sur de Serbia. Una prueba de la fragilidad de la situacin es que este fin de
semana desaparecieron tres jvenes serbios, presuntamente capturados por guerrilleros albanokosovares que actan en la
zona.
Parlamento en Kosovo
Los ultranacionalistas del Partido de Unidad de Serbia (SSJ), del antiguo paramilitar Zeljo Raznatonic, Arkam, que
lograron un sorprendente cuarto lugar (14 diputados) en las elecciones legislativas del sbado, han propuesto que el nuevo
Parlamento celebre su primera sesin dentro de Kosovo, como expresin de la soberana serbia sobre ese territorio.
"Esperamos que los otros partidos apoyen la idea y que dispongamos del permiso de la comunidad internacional para
celebrar all esa sesin inaugural", dijo ayer el lder del SSL, Borislav Pelevic.
Montenegro y Kosovo son dos problemas nacionales, como tambin lo es la gravsima situacin econmica. Segn los
analistas, el nuevo Parlamento, gobernado por mayora absoluta por la DOS, debe actuar con rapidez.
Al menos, en paliar los efectos de esa quiebra econmica. Hoy, en pleno invierno balcnico, la mayor parte del pas no
dispone de calefaccin ni de luz elctrica, donde los cortes por falta de energa se han ampliado a ocho horas diarias.
Un cuarto problema sera el desmantelamiento de la red polticomafiosa organizada por Milosevic y sus aliados durante
los diez aos que ocuparon el poder. Las destituciones militares del lunes son un smbolo, como la cada del jefe de la
temible polica poltica, Rade Markovic. El futuro primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, lder de uno de los principales
partidos de la DOS, fue claro el lunes: "Creo que l (Markovic) ya ha hecho las maletas". Los observadores locales
consideran que la consolidacin de la DOS, y el xito de las reformas democrticas, pasan por dos cuestiones
fundamentales; desmantelamiento de la mafia poltica y mantenimiento de la unidad de accin dentro de la variopinta
coalicin de la DOS.
Djindjic aspira a tener su Gobierno en pleno rendimiento a mediados de enero, pasadas las fiestas de la Navidad
ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus prioridades destaca la de remover de sus puestos a aquellos seguidores de
Milosevic que puedan representar un freno para la democracia.
El ttulo: Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic
Perfectamente lineal, informativo, sin interpretaciones ms all de un mero enunciado, acorde con el gnero seco. El
texto lleva tambin un antettulo, lo que suele ser bastante comn en informaciones de alguna extensin y presencia
grfica -a partir de dos o tres columnas, segn los casos-. Pero aprovechemos ahora para llamar la atencin sobre
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una norma de obligado cumplimiento en toda la prensa occidental, por lo menos para el gnero seco, y tambin para
la crnica, aunque mucho menos para el reportaje.
Los ttulos se han de expresar habitualmente en presente de indicativo. Por qu?
El tiempo de la accin
En primer lugar, la inmensa mayora de los textos informativos, llammosles noticias por uniformizar, se redactan
sobre hechos ocurridos las 24 horas anteriores a la fecha de publicacin. Por ese motivo, rechacemos ya de entrada
la utilizacin a gusto del consumidor de tiempos diferentes. Estos suelen ser los diversos pasados, de los que es verdad
que el indefinido nos parece el menos malo, porque es el ms corto, el ms contundente, el que no necesita echar
mano de la conjugacin con el verbo haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o "haba hecho".
As es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y pasado, o entre diferentes tiempos del
pasado, en la mayor parte de los pases de Amrica Latina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusin,
tampoco queremos el pretrito indefinido como forma de titulacin estndar, precisamente por lo que se apuntaba
antes: el tiempo ms prximo 57 105 a esas 24 horas de vigencia de nuestros papelitos de publicacin diaria es el
presente de indicativo, el que mejor expresa lo que ha acabado de ocurrir. Si decimos:
Clinton conmina a Arafat a presentarse en Washington
estamos expresando algo mucho ms cercano al tiempo inmediato del lector que si escribimos:
Clinton conmin a Arafat a presentarse en Washington
porque el indefinido se refiere a un pasado lejano e indeterminado, y, sobre todo, nos limita nuestra forma de
establecer los diversos factores temporales que puede ser necesario tener en cuenta. Veamos:
Clinton conmina a Arafat, que haba desodo sus rdenes, a presentarse en Washington I
es un ttulo plenamente adecuado en la medida en que establece dos distancias temporales bien diferenciadas: una
en el presente "conmina", y otra en un tiempo pasado indeterminable "haba desodo". Es cierto que tambin se
podra escribir:
Clinton conmin a Arafat, que haba desodo sus rdenes, a presentarse enWashington
pero en este caso las distancias temporales estn mucho menos claras, ya que utilizamos dos pasados, uno
supuestamente ms alejado que el otro, pero no porque el indefinido tenga que ser ms prximo que el
pluscuamperfecto, sino, simplemente, porque en el sentido de la frase se presupone que es as, al preceder uno al
otro. Es mucho ms limpio, por tanto, afincar en el presente la accin inmediata y remitir a un pasado (la convencin o
el uso ha hecho que sea el pluscuamperfecto "haba desodo", el tiempo que se prefiere en Espaa) una segunda
distancia temporal mayor que la 58 107 primera, en la que el lder palestino se haba negado a actuar como se le
peda.
Slo hay un supuesto estndar en el que es de rigor utilizar el pretrito indefinido u otra de las formas del pasado,
que es cuando, efectivamente, la accin se site en un tiempo ms o menos distante, pero de la que se informe o se
tenga conocimiento en el presente. Titularemos as cuando anunciemos, por ejemplo, que:
Mitterrand fue el presidente francs ms culto del siglo Xx
O bien:
Washington torpede la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfn
Caso este ltimo, en el que la titulacin seguir siendo en presente de indicativo -"afirma"- pero donde se subraya
an mejor el encadenamiento de los tiempos y su respectiva proximidad y lejana con respecto al lector.
En el texto deberemos establecer cuanto antes, preferentemente en el primer prrafo, cundo se produjeron los
hechos. En la inmensa mayora de los casos, por esa inmediatez de la accin que relatamos, escribiremos "ayer" con el
correspondiente pretrito, aqu s, indefinido: "muri ayer", "dijo ayer", puesto que la distancia temporal las ltimas
24 horas- queda entonces perfectamente determinada.
De otro lado, cuando no trabajemos con lo ocurrido "ayer", precisaremos siempre en el texto el momento de la accin;
de este modo, cabe escribir "anteayer" cuando as corresponda, pero parece mucho ms limpio dar entonces el da
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de la semana en que ocurrieron los hechos, "el martes pasado", por ejemplo, y cuando lo que narramos se remonte al
menos a la semana anterior, identificarlo con el numeral del mes, "el pasado 14", etctera.
Una vez precisado que lo que se relata ocurri "ayer", no har falta repetirlo a cada prrafo, en cumplimiento de la
teora de los sobrentendidos, pero slo de aquellos que vamos crean59 109 do a medida que progresa la narracin;
nicamente deberemos introducir la partcula temporal correspondiente cuando, al cambiar de situacin, vare
tambin el momento de la misma.
Y as es como estn tituladas la inmensa mayora de las informaciones de la prensa occidental. Es verdad que la
prensa francesa puede combinar el presente con el pretrito perfecto, "ha dicho" o "ha muerto", pero siempre
atendiendo a dar una proximidad de la narracin, del ttulo a los hechos, menor que en el caso del presente de
indicativo, pero siempre mucho mayor que la del indefinido.
Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busca un efecto. La convencin, el uso o
ambas cosas, parece que hacen que el indefinido nos suene mucho ms dramtico, rotundo, literario. Por esa razn, no
sera raro escribir:
Jason Robards muri a los 78 aos tras una larga lucha contra la enfermedad I
Nada impedira, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera muerto en presente de indicativo.
Ttulo, antettulo, sumario, entradilla y lead
Continuamos ahora con el antettulo, donde no se da la misma exigencia de tiempo verbal, y que puede ser un
elemento de fijacin de circunstancias de lugar, de momento, o de personalizacin de protagonistas, pero en
cualquier caso hay que entenderlo siempre como independiente del ttulo; no titulamos de una sola vez, partiendo el
ttulo en dos trozos, el grande y el pequeo, sino que tenemos dos oportunidades de titular un mismo texto: una
principal, lo definitivo que hay que comunicar al lector, y otra, complementaria, que tambin puede presentarse como
subttulo o sumario, que va por debajo del ttulo, a diferencia de lo que llamamos antettulo, que lo precede; aunque
tambin puede darse la conjuncin de antettulo, ttulo y sumario o subttulo. El antettulo, sin embargo, no por
preceder al ttulo deja de leerse normalmente con posterioridad al mismo, puesto que el tamao, el cuerpo de este
ltimo atrae obviamente mucho ms el ojo del lector.
Volvamos, por tanto, al ejemplo de la ilustracin anterior.
Antettulo: La coalicin ganadora en las elecciones de Serbia se apresura a desmantelar el rgimen anterior
Es evidente aqu el cambio de perspectiva; a la linealidad ha seguido la interpretacin: "se apresura a desmantelar".
Cundo llegamos al apresuramiento? Cundo una renovacin de personal se convierte en un desmantelamiento?
Cuntas destituciones hacen falta para que se sea el caso? Veamos la entradilla y el lead.
El lead y la entradilla pueden o no coincidir en su extensin. El lead, ya se ha apuntado, es el gancho de la
informacin, la instantnea ms significativa y percutiente de la misma que, por esa razn, no puede tener ms all
de unas pocas frases, incluso puede que slo una, y encabeza siempre la historia. Pero no se puede decir stricto
sensu que con el lead comencemos ya a narrar, sino que ste ser una declaracin previa, a continuacin de la cual
comienza el relato en toda su extensin. El lead no slo no excusa que el relato que sigue sea completo, que se
entienda por s mismo aunque sea lo nico que leamos, sino que lo que hay que hacer es desarrollar ese concentrado
al que llamamos lead.
La entradilla, en cambio, es una pura expresin grfica, un bloque que se destaca del resto de la informacin porque
se ha compuesto a un ancho de columna distinto, con una letra diferente, o ambas cosas a la vez. El lead coincidir,
por tanto, con la entradilla, slo cuando ocurra que ese tratamiento grfico se le d nicamente a lo que es el lead,
aun cuando lo normal ser que la entradilla sea mucho ms extensa, y el lead ocupe 61 113 apenas las primeras
lneas de la misma; que est, por tanto, contenido en la entradilla. Es como si la mano fuera una informacin, en la
que los cinco dedos constituyeran partes diferentes de la misma, y el lead, el puo de esa mano buscando el gesto
del impacto. Porque el inters que no suscitemos en las dos primeras frases o, a lo sumo, en la totalidad de la
entradilla, correremos gravsimos riesgos de haberlo perdido para siempre. Todo ello, no obsta para que en la jerga
de las redacciones se tienda a identificar lead con entradilla, utilizando indistintamente uno u otro nombre para lo
que, en realidad, es la entradilla que, repito, suele ser mucho ms extensa que el lead.
El lead, al igual que el ttulo, el antettulo, los subttulos o sumarios, los ladillos (breves altos en la lectura, a la vez
que separacin de bloques de distinto sentido) y, finalmente, el texto, constituyen unidades independientes entre s,
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que deben poder leerse por separado y tener sentido por s mismas. Nos hallamos ante un todo informativo, que se
descompone en partes, tambin unitarias, de las que la ltima, el texto, es la totalidad definitiva porque contiene a
todas las anteriores. Por eso no cabe decir que porque ya se ha expresado una idea en el antettulo, el ttulo, el
sumario o el lead, no hace falta repetirla; contrariamente, todas esas partes de la informacin son como anuncios
de diversa jerarqua que hay que desarrollar -pero no repetir necesariamente de forma literal- en el texto.
Esa aspiracin -de nuevo, la completud- que tienen los diferentes elementos de la informacin, es lo que permite al
lector apropiarse fragmentariamente de las informaciones, leyendo slo la entradilla o el lead, el aparataje de la
titulacin, o incluso slo el texto, para hacerse con una idea funcional de lo que contamos.
Un peridico, o una informacin del gnero que sea, pero, sobre todo, del gnero seco, es una fenomenal articulacin
de elementos, que va desde lo mayor, la concepcin misma de la pu62 115 blicacin, hasta cada una de sus piezas
ms minsculas, de forma que se permita al lector abordar el todo y las partes desde una gran multiplicidad de
ngulos, leyendo, en su caso, slo los fragmentos que le parezcan ms convenientes, pero siempre con la exigencia de
que cada uno de ellos sea inteligible por s mismo. No es, por tanto, el peridico una continuidad, como la novela
quiz clsica, de la que la prdida de alguno de los elementos clave de lectura puede hacer imposible la
comprensin del conjunto.
Cada pedacito de peridico, contrariamente, debe constituir una unidad de sentido.
La batalla de las playas, como deca Rommel del eventual desembarco aliado en Normanda, que ha de ganar el
periodista en la informacin que acabamos de ver sobre Yugoslavia, podra estar encarnada en la discusin sobre el
siguiente lead.
Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin
de semana- la coalicin de 18 partidos Oposicin Democrtica de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha
comenzado a actuar con rapidez.
El marciano no sabra, evidentemente, qu es eso de tener las dos bases de poder aseguradas, cuando lo ms
directo habra sido:
El presidente Vojislav Kostunica y la coalicin que lo apoya (DOS) despus de su victoria en las elecciones de
Yugoslavia (el pasado...) y de Serbia el sbado pasado, comenzaron ayer a relevar a altos jefes militares del
rgimen del ex comunista Slobodan Milosevic.
Si todo ello es o no "rpido", es algo a lo que slo podremos responder remitindonos a otro gnero distinto, la
crnica, firmada, donde la interpretacin es de recibo, pero de lo que trataremos en el siguiente captulo.
En la entradilla continuamos hablando de destitucin "fulminante" y de "siniestra" polica poltica, lo que, sin duda, es
muy correcto desde el punto de vista de todo lo que sabemos sobre el rgimen de Milosevic en la Yugoslavia de fin
del siglo pasado, pero objetamos que, redactadas las cosas de esa forma, no es el peridico sino un annimo conjunto
de agencias quien opina en su lugar. El que hablemos de una polica, sin duda siniestra, debera exigir, segn este
canon, que fuera el peridico o uno de sus firmantes el que opinara sobre si lo es o no. Por lo dems, las mismas
fechas de las destituciones indican en qu medida son o no fulminantes; y de la polica poltica habra bastado con
citar algunas de las numerosas acusaciones sobre sus sangrientos desmanes, para que quedara claro que quien no
firma, tampoco puede opinar. El resultado sera, sin embargo, informativamente casi indistinguible de la versin
romanceada; la polica de Milosevic habra sido calificada por alguien, cuyo testimonio recogemos, como "siniestra".
La tcnica no es una trampa
No vamos a recorrer el resto del texto que, desde el punto de vista informativo, es correcto, y est ya
suficientemente bien explicado, sino subrayar que exactamente el mismo efecto, el mismo volumen de informacin
relevante con idntico significado, se podra haber dado cumpliendo el canon de lo seco, a condicin de buscar las
declaraciones correspondientes de los protagonistas, las citas relevantes de lo dicho o hecho en esos das que
equivalieran a lo que ah est romanceado. Tod