Fascinante
¿no es
cierto?
Mucho
más de lo que
imaginé.
Es todo un
espectáculo.
¡Pero qué
conmoción!Hermana,
vámonos.¡Qué barco
tan extraño!
Ukkio, ven y disfruta
la vista.
Como digas,
hermano. Adiós,
extraño.
Debemos
desembarcar,
Ming.
Uh, adiós
señorita.
Londres, faro del mundo, me recibía de brazos abiertos.
Mientras, a la distancia, el vapor se confunde con el pesado humo de las calderas...
...haciendo de mi desembarco una experiencia casi onírica.
Londres recibe todo tipo de viajeros y a todos da una oportunidad.
En grandes ciudades como esta, cualquier cosa puede pasar. Y como dice
el refrán...
La embarcación ingresó silente por el Támesis.Londres, 1795.
Creo
que daré un
vistazo.
Permiso.
Disculpe
Ud. Vayan
circulando,
amigos.
No confíe a una
máquina la tarea
de un hombre,
profesor.
¡Esas cajas
no se moverán
solas!
¿Llegó el
circo a la
ciudad?
Ups,
¡Fuera
abajo!
¡Hey, tú:
muévete!
¡Ay!
¿Es que
ya nadie
escucha?
¡Uff!
¡Dije
MUéVETE!
“Si la vida te da limones, haz limonada.”
Y si la vida te da naranjas... bueno, haz jugo de naranjas.
Aunque en esta particular ocasión calzaría perfecto...
ese refrán que dice...
“La curiosidad mató al gato.”
¡Rayos!
¿Qué
pasó?
Esto sí
que no lo
vi venir.
¡Salvados
por un coloso
de metal!
¡Oooh!
Creí que
nos había llegado
la hora.
Yo
también,
chico.
¿Sabes
cuántos
rublos
vale ese
equipo?
Eeh,
¿Muchos?
Así que este
es su nuevo chiche,
profesor.
Impulsado por
el vapor comprimido
más puro del mundo,
John.
¿Y cómo
se llama?
¿Perdón?
Que cómo
ha bautizado al
armatoste.
Pero qué
contrariedad.
no lo sé.
¡Largo
de aquí,
buitres!
¿No tiene
nombre?
¿Qué tal
“el asombroso
Strauss-
mático”?
Suena a
secuela de
accidente.Debería
pensarlo un
poco más.
Soy Pierre Dubois.
Le pido disculpas a nombre
de la Fundación.
Perdona
mi torpeza,
chico.
John le acompañará
a su hogar, joven.
Con gusto,
compañero.
¿No será
mucho?
Descuide,
no hubo
daño.
Una caminata
es justo lo que ahora
necesito.
Muchas
gracias y
adiós, Sr.
Dubois.
Cuidado. ¡Oh! Lo
siento. Uf.
Mira
por dónde vas,
mentecato.
Qué nervios.
No había visto la
muerte tan cerca
desde que tuve
fiebre amarilla.
Tranquilo,
hijo.
Ukkio,
fue sólo un
accidente.
John
Van Deer, hijo.
Un gusto.
Bernardo
Riquelme, para
servirle.
Tienes un
acento particular
¿De dónde eres?
Del
Reino de
Chile,
señor.
Estoy en
deuda con Ud.,
señor.
Tome unas
libras por el
mal rato.