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    Dilemas polticos del campo popular

    Sergio De Zubira Samper

    Profesor Asociado Departamento de FilosofaUniversidad de los Andes

    El ao 2013, en Colombia, segn investigaciones realizadas por el CINEP, se dio un periodo de ascenso de la movilizacin y la lucha social. En trminos cuantitativos se registraron 1 027 protestas, el mayor nmero de luchas desde 1975. Ello muestra una sociedad en movimiento con alta participacin popular, al tiempo que los actores concretos son visibles. Cabe destacar en este ascenso los masivos paros agrarios, de mineros artesanales, camioneros y estibadores de puertos, las huelgas en empresas multinacionales mineras y petroleras, dos paros de madres comunitarias, luchas estudiantiles, huelgas en hospitales, y paros cvicos motivados por carencias en servicios pblicos o contra el modelo extractivista. En trminos cualitativos es necesario destacar los tres motivos centrales de las luchas en esta etapa: disputas contra el modelo econmico aperturista y extractivista, rechazo al manejo estatal de la conflictividad social y relevancia de las dimensiones culturales y polticas en la lucha social. No se trata de simples reivindicaciones inme-diatas, sino de luchas cargadas de un horizonte estratgico de carcter poltico y cultural1.

    El ao en curso ha estado caracterizado por un fuerte protagonismo del debate electoral, con elecciones para rganos legislativos, mares de escndalos y dos vueltas presidenciales. En el primer semestre de 2014,

    1 Informe Especial CINEP/ Programa por la Paz. Luchas sociales en Colombia 2013. Abril de 2014. En: http://cinep.org.co/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=314&Itemid=117&lang=n

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    se realizaron movilizaciones agrarias e indgenas y al-gunas huelgas por la salud pblica, se inician los paros judiciales, que expresan el incumplimiento guberna-mental de los acuerdos logrados. Las discusiones sobre la actitud frente a la segunda vuelta por parte de la izquierda y el campo popular han producido bastante grietas e incertidumbres sobre el destino prximo en el campo popular. Es conveniente una serena reflexin para enfrentar los dilemas de la situacin poltica actual, estado de nimo bastante improbable ante las tareas del presente.

    Paralelo al desarrollo de las negociaciones con las FARC, la posible apertura de dilogos con el ELN y el EPL, el inicio de un gobierno reelegido, el anuncio de reformas constitucionales y las demandas aplazadas del movimiento popular, la izquierda debe estar a la altura en la comprensin y orientacin poltica de la coyuntura actual. Existen seales de una nueva fase de movilizacin social en Colombia, que responde a dos motivos principales. El primero, la consolidacin de nuevas expresiones sociopolticas, como Marcha Pa-tritica, el Congreso de los Pueblos y otras expresiones del campo popular a nivel regional que han logrado pliegos unificados. El segundo, el aplazamiento end-mico de exigencias del campo popular como la paz, la salud, los servicios pblicos, la educacin pblica y gratuita, el desempleo, la precarizacin de las condicio-nes laborales y la necesidad de soberana alimentaria y ecolgica. No existe tregua en la conflictividad social.

    Este escrito intenta llamar la atencin sobre tres dilemas fundamentales del campo popular no son los nicos en la etapa actual: la concepcin de poder, la pertinencia de un proceso constituyente y la natura-leza del Frente Amplio. Reducir nuestros interrogantes al tipo de oposicin al gobierno, las elecciones regio-nales de 2015, el apoyo a una paz indiferenciada o declaraciones bien intencionadas sobre la necesidad de la unidad, constituye, desde nuestra perspectiva, un error en la comprensin del momento poltico.

    http://www.eluniverso.com/noticias/2014/07/13/nota/3222341/piden-paz-estan-armados-guerra

    N 47, Agosto de 2014 Bogot, Colombia Contenido

  • Dilemas sobre el poderLas tendencias a la crisis del bloque he-

    gemnico en el poder se manifiestan an de forma fragmentaria en algunos campos de la vida social, pero todava no desembocan ni en una situacin revolucionaria ni en un desplazamiento de las clases hegemnicas del gobierno. Algunos de esos sntomas de la tendencia a la crisis en la ltima dcada son mltiples: crisis de legitimidad de institucio-nes como el poder legislativo, ejecutivo, ju-dicial y electoral; deslegitimacin progresiva de los rganos de control y pugnas internas entre esos rganos; problemas de unifica-cin y consenso de las clases dominantes frente al gobierno; agotamiento del modelo de democracia participativa; crisis de re-presentatividad e ideolgica de los partidos polticos; diferencias en el bloque dominante sobre la solucin del conflicto colombiano; imposicin de un modelo extractivista y reprimarizador con consecuencias devasta-doras para el desarrollo social y ecolgico; incremento de la desigualdad y fracaso de la justicia social; prdida de la soberana en campos estratgicos; tensiones irresueltas en las formas de descentralizacin; avance de un cultura narcoparamilitar y mafiosa; crisis en el modelo de educacin en todos los niveles, entre otras.

    La posibilidad de un cambio en el blo-que en el poder exige la convergencia de cuatro fenmenos: la imposibilidad de la clase dominante para continuar su domi-nacin y hegemona, el incremento de la movilizacin y la lucha social, la activacin de un proceso constituyente desde abajo y la instauracin de un gobierno de carcter popular y democrtico. La crisis en madu-racin del bloque dominante puede tener

    una solucin profunda al presentarse estas condiciones objetivas y subjetivas. No puede ser un simple maquillaje del modelo hege-mnico o una crisis en las alturas, sino la creacin de condiciones para la gestacin de un modelo alternativo poscapitalista. Tam-poco se trata de hacer pequeas reformas al rgimen imperante, que mejoren o relegi-timen el capitalismo neoliberal, por va par-lamentaria o de democracia representativa. No caben perspectivas neodesarrollistas ni reformismo distributivo, que terminan cediendo frente al capitalismo social.

    La transformacin en las relaciones de poder exige no confundir el poder con la toma del gobierno, la conquista de la sociedad civil, el control de un territorio o cambiar el mundo sin tomar el poder2. La toma del poder por parte de las clases

    2 John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder.El significado de la revolucin hoy, Editado por la Universidad de Puebla, Mxico, y Revista Herramienta, Argentina. Julio de 2002.

    http://rt.com/news/177528-israel-soldier-gaza-shelling/

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    dominadas remite a lo que Marx y Engels llamaron la constitucin de una nueva relacin de fuerzas en las que las clases do-minadas se convierten en clases dominantes. En Amrica Latina, como lo ha subrayado Atilio Born, esto significa, por lo menos tres movimientos. En primer lugar, requiere de la movilizacin y organizacin democrtica de un vasto campo popular que derroque a las clases explotadoras y las desaloje de las posiciones de poder que ocupan en todos los campos. En segundo lugar, este proceso de construccin de una nueva correlacin de fuerzas pasa por el mbito central del Es-tado. El tercero, la prolongada y conflictiva instauracin de un nuevo orden econmico, social e ideolgico, que desarticule los funda-mentos de la sociedad capitalista.

    La movilizacin social y el proceso constituyente representan el primer y tercer movimiento en la transformacin de las re-laciones poder; la prdida de hegemona del bloque dominante y la consolidacin de un

    gobierno popular y democrtico, simbolizan el segundo movimiento. Conquistar el go-bierno es un componente de la transforma-cin de las relaciones de poder, pero limitarse a ser gobierno o poltica institucional, no transforma estructuralmente las relaciones de poder hacia una sociedad poscapitalista.

    El gobierno democrtico y popular no puede ser cualquier gobierno, tampoco una simple alternancia electoral para relegitimar la democracia burguesa. El gobierno demo-crtico y popular puede concebirse como una alianza estratgica parcial3 en la que algunas clases, movimientos y partidos se proponen un objetivo estratgico parcial comn. No se trata de una alianza tctica o un frente electoral. Estos objetivos parciales

    3 Alianzas y frente poltico (1973). Cuaderno N. 12 de la segunda serie de Cuadernos de Educa-cin Popular: Cmo luchar por el socialismo?, realizado por Marta Harnecker con la colabo-racin de Gabriela Uribe, durante el gobierno de la Unidad Popular en Chile. En: http://www.rebelion.org/docs/88351.pdf

    http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=43039

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  • comunes pueden ser en la etapa actual: a. Un Programa mnimo con claro contenido antineoliberal; b. el compromiso irrestricto con una solucin del conflicto colombiano y una paz con justicia social que desmonte las causas estructurales de ese conflicto; c. el apoyo a un proceso constituyente desde abajo que camine en vas de transformar las relaciones de poder existente; d. el rechazo a toda forma de colonialismo, imperialismo y militarizacin de la vida social; e. exigir el cumplimiento de todos los acuerdos entre los movimientos sociales y el gobierno.

    La distincin propuesta por Gramsci entre guerra de posiciones y guerra de movimientos, explica los lazos indisolubles entre reforma y revolucin en relacin con el poder. La primera apunta al logro de conquistas populares dentro de los lmites institucionales, mientras la segunda prepara la construccin de otro poder, la hegemona de la alianza obrero-campesina, el cambio en la correlacin de grados de fuerzas. Para el revolucionario italiano, sostener slo la guerra de posiciones lleva a la aceptacin conformista del orden burgus, mientras postular exclusivamente la guerra de movi-mientos puede condenar a la marginalidad de los socialistas.

    Dilemas frente al proceso constituyente

    A partir de la primera dcada del siglo XXI, las rebeliones y revoluciones en Am-rica Latina y el Caribe han adquirido la forma poltica concreta de procesos consti-tuyentes. Las experiencias de Bolivia, Ecua-dor y Venezuela muestran la relevancia que adquiere el poder popular en movimiento para transformar la sociedad. La apertura

    La finalidad del Frente Amplio es la consolidacin de un gobierno democrtico y popular que entronizado en un proceso constituyente pueda sembrar las bases de una paz justa, estable y duradera. Su naturaleza no puede identificarse con un simple frente electoral, porque son la lucha social directa y una poltica extrainstitucional las que desencadenan su potencia creadora. Se trata de un frente poltico y social como una alianza estratgica parcial, porque intenta la constitucin de una nueva relacin de fuerzas en las que las clases dominadas se van convirtiendo en clases dominantes para una nueva Colombia.

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    de procesos constituyentes en Chile, Brasil, El Salva-dor, Nicaragua y Argentina, es una posibilidad real y una garanta de consolidacin del poder popular. Por qu no tambin en Colombia?

    En el campo popular y la izquierda en Colombia existen objeciones y crticas a los procesos constitu-yentes por los siguientes motivos principales: a. La correlacin de fuerzas actual no favorece un proceso constituyente por el motivo de una profunda dere-chizacin del pas; b. es una propuesta irrealizable en las condiciones actuales; c. se trata de un culto al movimientismo y la autogestin de las masas; d. se culmina legitimando el constitucionalismo burgus. Objeciones que tienen que ser analizadas y discutidas. Las dos ltimas son conceptuales y las dos primeras de diagnstico de la situacin concreta. Con relacin a la autodeterminacin de las masas, la tradicin del pensamiento crtico otorga a la moviliza-cin y lucha social directa un papel determinante en todo proceso revolucionario; es en la lucha concreta que se eleva la conciencia de clase de los explotados. Frente al constitucionalismo burgus, no se puede confundir el poder y proceso constituyente desde abajo con el legalismo burgus, como tampoco el poder constituyente con el poder constituido. Por tanto, el mayor adversario del desencadenamiento de un proceso constituyente es el constitucionalismo establecido, que quiere limitar lo constitucional a la representacin y al mbito exclusivamente institu-cional-estatal.

    El diagnstico sobre la tendencia inevitable a la derechizacin del pas y la irrealidad de un proceso constituyente, exige investigaciones ms detalladas y matices en algunas tesis. En primer lugar, ninguna tendencia social es inevitable y mecnica, sino com-pleja, multideterminada y variable. La sociedad es un campo de fuerzas que se reagrupan y transforman. La supuesta propia derechizacin tambin crea su opuesto. En segundo lugar, pueden existir tenden-cias contrahegemnicas emergentes que niegan la

    http://poderiomilitarglobal.blogspot.com/2014/07/nobel-de-la-paz-por-las-muertes-en-gaza.html

    http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=43039

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  • generalidad de un fenmeno. Hace un semestre escasos sectores sociales consideraban pertinente hablar de reformas constitucionales, mientras actualmente en ciertos campos (poderes legislativo y judicial, salud, educacin, laboral, cultural, regalas, investigacin, etc.) existen amplios consensos sobre la inevitabilidad de reformas constitucionales. En tercer lugar, la correlacin de fuerzas nunca es simplemente nacional, sino que influyen de forma determinante los factores internacionales. En cuarto lugar, resulta altamente problemtico decidir con qu criterios se mide la derechizacin y convertir los resultados electorales en nico criterio. En quinto lugar, se hace necesario realizar anlisis que diferencien las situaciones local, regional y nacional, as como las diferencias entre las distintas clases sociales.

    Tambin existen en nuestro pas, en el seno de la izquierda, posi-ciones vergonzantes frente al proceso constituyente, que se manifiestan en actitudes como: a. La defensa formal y declarativa del proceso cons-tituyente, pero la ausencia de compromiso en su realizacin prctica; b. posiciones que quieren instrumentalizar la consigna del proceso constituyente para conseguir rditos electoreros; c. resolver los dilemas del campo popular por las alturas, por las cpulas y en reuniones de personalidades.

    Los procesos constituyentes en nuestra regin otorgan una dimen-sin estratgica a la construccin de poder popular, a fortalecer las dimensiones subjetivas de la lucha social y transitar hacia nuevas formas de la accin poltica. Lo que est en el horizonte de los procesos cons-tituyentes contemporneos nunca es simplemente la gestacin de textos legales o un supuesto nuevo constitucionalismo, sino el despertar del ejercicio de la democracia directa indelegable, la necesidad de una pol-tica con sujetos y la gestacin de una nueva concepcin del ejercicio de la poltica.

    Dilemas ante al frente amplioLa consigna y proyecto de un Frente Amplio ha producido en la

    izquierda una dispora de ideas bastante problemticas. La coyuntura y el tipo de apoyo de algunos sectores de la izquierda a la candidatura de Santos han generado profundas confusiones. Se han escuchado pro-puestas de un Frente tan amplio que todos los sectores y partidos deban conformarlo, tambin que estamos en la poca de un Frente contra el fascismo, otras que conciben el Frente como una alianza electoral para las elecciones de 2015. Ciertas visiones consideran que no es necesario concebir tericamente el Frente sino esperar a que la realidad poltica lo

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    configure, es decir, un espontanesmo cercano al pragmatismo vulgar. No existe claridad si se trata de un frente poltico o un movimiento social para defender las negociaciones con las insurgencias o para las dcadas que llevar la construccin de la paz popular, como tampoco su condicin de alianza estratgica final, estratgica parcial, tctica o electoral4. La primera tarea reflexiva del campo popular es discutir su finalidad ltima, luego vendrn las polmicas sobre medios, tcticas, procesos, organizacin, etc.

    En el horizonte de estas reflexiones consideramos que la finalidad del Frente Amplio es la consolidacin de un gobierno democrtico y popular que entronizado en un proceso constituyente pueda sembrar las bases de una paz justa, estable y duradera. Los sectores de derecha no pueden estar porque no representan estos ideales. Algunos sectores progresistas podrn acompaar el proceso de forma parcial y temporal. Su naturaleza no puede iden-tificarse con un simple frente electoral, porque son la lucha social directa y una poltica extrainstitucional las que desencadenan su potencia creadora. Se trata de un frente poltico y social como una alianza estratgica parcial, porque intenta la constitucin de una nueva relacin de fuerzas en las que las clases dominadas se van convirtiendo en clases dominan-tes, como lo anticiparan Marx y Engels, para una nueva Colombia.

    4 Marta Harnecker, Op. Cit.

    http://www.blogcdn.com/slideshows/images/slides/278/515/9/S2785159/slug/l/mideast-israel-palestinians-1.jpg

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