Zen y Psicoanalisis

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psicoanalisis Zen y psicoanálisis Un artículo de Guy Massat "Taiku Sogen" monje zen y psicoanalista www.zen-deshimaru.com/ES/real-effect/sante/zen-psy.html ¿Por qué interesarse por el zen?. Para lograr una mejor comprensión del inconsciente y de las asociaciones libres. Aunque la palabra Zen esté muy utilizada, todavía resulta atractiva, puesto que el idioma contemporáneo occidental a menudo la usa con suerte, aunque ya ha perdido la fuerza de su significado original. D.T. Suzuki, el historiador zen, explica que el principio del zen es «wu-nien», lo no- mental, el no-espíritu, es decir, el inconsciente. Según Bodhidharma, fundador del zen en el siglo VI a.C.: «El inconsciente es vacío, lo sereno, lo abismal...». Para Freud, Nirvana, es decir, la extinción de tensiones inconscientes, corresponde al principio del placer. Por otro lado, si la dimensión del inconsciente no fuera introducida, los cuentos zen relatados en la literatura china y japonesa serían prácticamente inaceptables. Lo mismo ocurre con lo que se llama "Los chistes", de Lacan (J.Allouch) : «Oiga ¿Lacan? - ¡Seguro que no! » «Pero, ¿quién está frente a mí? Preguntó el emperador Wu a Bodhidharma ¡No lo se! contestó Bodhi-dharma (Pi Yen lou, famoso texto zen del siglo XI)». Se trata de algo tan verdadero que si uno deja de disfrazarse con palabras e imágenes, no sabe realmente quién se es. El principio de la transmisión del zen por negación, su método abrupto en busca del sentido, sus koan, sus burlas, su sentido del humor, su manejo de los efectos donde la interpretación inexacta tiene efectos terapéuticos, llevan a Lacan (que practicaba el chino antiguo) a decir: : «Lo mejor del budismo es el zen, consiste, mi pequeño amigo, en esto: contestarte con un ladrido (posible traducción de «katsu»). Es lo mejor que hay cuando se quiere salir naturalmente de este asunto infernal, como dice Freud.» (Seminario XX, "Encore "). J. Lacan comienza el libro I de su seminario ("Los escritos técnicos de Freud") asemejando psicoanálisis y zen, el Maestro Zen y Freud. Luego, termina sus días practicando sesiones sin palabras, las «no- sesiones», «el pasaje al grado cero de la sesión analítica», donde el maestro se contenta con «exponer tramas y nudos topológicos», según menciona el historiador psicoanalítico E. Roudinesco. Y es que el lenguaje del inconsciente y el lenguaje del zen oyen también «el lenguaje de las flores y de las cosas mudas». Según la tradición, la primera transmisión zen tuvo lugar en el «Pico de los Buitres» cuando Buda anunció a sus discípulos que iba a transmitirles la esencia más profunda de su enseñanza. Los discípulos se reunieron en torno a él. Pero Buda no pronunció palabra alguna y se contentó con mostrar una flor. Nadie comprendió. Sólo Mahakashyapa sonrió. Buda lo eligió como su sucesor. E Roudinesco da una descripción de los últimos tiempos de Lacan que se ajusta perfectamente a un maestro Zen: «...como una esfinge, permaneció en las montañas del planeta Borromeo, saliendo a veces de su silencio para enunciar la verdad en forma de enigmas...». «J.Lacan. »(Fayard). Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.

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Zen y psicoanálisis Un artículo de Guy Massat "Taiku Sogen" monje zen y psicoanalista www.zen-deshimaru.com/ES/real-effect/sante/zen-psy.html

¿Por qué interesarse por el zen?. Para lograr una mejor comprensión del inconsciente y de las asociaciones libres. Aunque la palabra Zen esté muy utilizada, todavía resulta atractiva, puesto que el idioma contemporáneo occidental a menudo la usa con suerte, aunque ya ha perdido la fuerza de su significado original. D.T. Suzuki, el historiador zen, explica que el principio del zen es «wu-nien», lo no-mental, el no-espíritu, es decir, el inconsciente. Según Bodhidharma, fundador del zen en el siglo VI a.C.: «El inconsciente es vacío, lo sereno, lo abismal...». Para Freud, Nirvana, es decir, la extinción de tensiones inconscientes, corresponde al principio del placer. Por otro lado, si la dimensión del inconsciente no fuera introducida, los cuentos zen relatados en la literatura china y japonesa serían prácticamente inaceptables. Lo mismo ocurre con lo que se llama "Los chistes", de Lacan (J.Allouch) : «Oiga ¿Lacan? - ¡Seguro que no! » «Pero, ¿quién está frente a mí? Preguntó el emperador Wu a Bodhidharma ¡No lo se! contestó Bodhi-dharma (Pi Yen lou, famoso texto zen del siglo XI)». Se trata de algo tan verdadero que si uno deja de disfrazarse con palabras e imágenes, no sabe realmente quién se es. El principio de la transmisión del zen por negación, su método abrupto en busca del sentido, sus koan, sus burlas, su sentido del humor, su manejo de los efectos donde la interpretación inexacta tiene efectos terapéuticos, llevan a Lacan (que practicaba el chino antiguo) a decir: : «Lo mejor del budismo es el zen, consiste, mi pequeño amigo, en esto: contestarte con un ladrido (posible traducción de «katsu»). Es lo mejor que hay cuando se quiere salir naturalmente de este asunto infernal, como dice Freud.» (Seminario XX, "Encore "). J. Lacan comienza el libro I de su seminario ("Los escritos técnicos de Freud") asemejando psicoanálisis y zen, el Maestro Zen y Freud. Luego, termina sus días practicando sesiones sin palabras, las «no- sesiones», «el pasaje al grado cero de la sesión analítica», donde el maestro se contenta con «exponer tramas y nudos topológicos», según menciona el historiador psicoanalítico E. Roudinesco. Y es que el lenguaje del inconsciente y el lenguaje del zen oyen también «el lenguaje de las flores y de las cosas mudas». Según la tradición, la primera transmisión zen tuvo lugar en el «Pico de los Buitres» cuando Buda anunció a sus discípulos que iba a transmitirles la esencia más profunda de su enseñanza. Los discípulos se reunieron en torno a él. Pero Buda no pronunció palabra alguna y se contentó con mostrar una flor. Nadie comprendió. Sólo Mahakashyapa sonrió. Buda lo eligió como su sucesor. E Roudinesco da una descripción de los últimos tiempos de Lacan que se ajusta perfectamente a un maestro Zen: «...como una esfinge, permaneció en las montañas del planeta Borromeo, saliendo a veces de su silencio para enunciar la verdad en forma de enigmas...». «J.Lacan. »(Fayard).

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Recordemos que Zen es una palabra del siglo XIII japonés, que es la pronunciación japonesa del ideograma chino «chana». Los japoneses pueden leer los ideogramas chinos pero no los pronuncian de la misma manera. La escritura del ideograma «Chan» se remonta a la prehistoria china, pero en realidad, es con Bodhidharma (fundador del Zen) cuando adquirió su función budista, desde el punto de vista fonético, en siglo VI d.C. El pali era el idioma en el que se expresaba el Buda, el ideograma sirvió para transcribir la palabra pali Jhâna a la pronunciación china. Jhâna se pronuncia Djhana y Chana se pronuncia Tchana. Casi no hay diferencia fonética entre ambos términos. Es por aféresis que se dice generalmente Tchan en chino en lugar de Tchana y Zen en lugar de Zen'na en japonés. Djhana y Tchana significan «absorción». Aquí se trata de: la absorción de las formas por el vacío y del vacío por las formas. «Ni el vacío ni las formas pueden existir por separado», enseña el zen. Esa absorción de las contradicciones lo que hace ir más allá. Llevar más allá las formas y el vacío, es empujar a cada uno hasta su propio extremo, como, en otro campo de expresión, lo hace Cantor con su topología de la línea recta y de sus transfinitos matemáticos. Lacan también comparó su enseñanza con la de Cantor. La autonomía del significante, tan importante en la enseñanza de Lacan, se encuentra inscrita en el mismo ideograma del zen. Levis-Strauss y no dejaron de identificar a J. Lacan con una especie de maestro zen laico. En «el deseo ético», Patrick Guyomard cita en conclusión a Freud, Lacan y Keisan , célebre Maestro japonés del siglo XII d.C. La definición más antigua de Zen se encuentra en el texto chino: «Los Anales de la Transmisión de la Lámpara» (siglo 10 AC). Es: «Una transmisión especial fuera de las escrituras, ninguna dependencia de las palabras ni las letras...» En efecto, es la letra la que produce el anclaje del inconsciente en el lenguaje. El lenguaje se articula mediante el empujón del vacío A aquellos que desesperan debido a los conflictos y rupturas entre las sociedades psicoanalíticas, el zen podría demostrarles claramente que cualquier transmisión auténtica (el psicoanálisis es una transmisión) sólo se realiza mediante la negación. Por ejemplo, fue tratando de «asno ciego» a uno de sus discípulos, como el Patriarca Zen Lin-Tsi le confió el perpetuar su enseñanza. «...¡Quién hubiera creído que mi enseñanza se apagaría con este asno ciego!. Habiendo dicho esto, se incorporó, muy derecho, y manifestó la quietud...(murió). » «La tradición unánime entiende este insulto como el elogio del maestro sancionando a su discípulo, llamado San-Shang, como su único sucesor», explica el profesor Demiéville en su traducción de «Conversaciones de Lin-tsi» (Fayard). Para aquellos que lamentan que «el paso» se haya vuelto tan pasivo como una cosa, es decir un paso ficticio para la formación incompleta, el paso del zen, «el paso cuya puerta es la nada», «el paso sin puerta», podrían revivir el origen profundo de la «experiencia de los límites», de la «destitución subjetiva» y del «des-ser», que no tiene nada que ver con una «apología a la desesperación», como bien ha subrayado Stuart Shneiderman en su libro «Lacan, Maestro Zen» (PU.F.). El estilo mismo de las historias zen pueden hacernos comprender el de los discursos lacanianos. Conceptos fundamentales de la enseñanza de Lacan que pueden ser esclarecidos por el zen, como por ejemplo: el significante, el gran A, el objeto pequeño a, la transferencia, la pulsión, la repetición lo real, la función de alcance, la castración, le phallus, la nada, el placer, etc. Incluso, si tanto el psicoanálisis como el zen tienen la función de desenmascarar lo real, no se trata en absoluto de reducir el psicoanálisis al zen o el Zen al psicoanálisis. Cada uno tiene su propia historia. No se trata de asimilarles el uno al otro, sino más bien, de penetrar mejor, gracias a ellos, el método de las asociaciones libres. Igual que existe una «peste del zen», como enseñan los maestros zen, ( Nietzche lo profetizó «Un budismo débil invadirá Europa»), también existe, como algunos han visto

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claramente, en psicoanálisis, «psico-anal- isis»: el término «anal» nos permite leer la palabra como psico (el soplo), anal (anal) e isis (liberado). «El soplo anal liberado», es decir el pedo. Emmanuel Kant también resalta este punto: &laquoEn el momento en que el viento hipocondríaco sopla en mis entrañas, es muy importante saber qué dirección va a tomar. Para abajo, un pedo; pero para arriba, una iluminación&raquo. &laquoEl psicoanálisis puede también a veces - como todos sabemos después de Freud apestar como la peste. Pero siendo la asociación libre su método constitutivo, ¿no estaría también permitido ver escrito en el centro mismo de la palabra &laquopsicoanálisis» - psi - &laquochana» - lisis;, el significante &laquochana» (zen), que designa la absorción de las contradicciones; es decir: el método de las asociaciones libres, y la conciencia del inconsciente? J.Allouch presenta &laquo132 chistes (sic) de Lacan», en su libro &laquoAllo, Lacan? - Certainement pas&raquo. Compararemos estos chistes , que en realidad no lo son, porque apuntan a lo que el psicoanálisis considera &laquola interpretación», con las contestaciones tradicionales, in situ, de los maestros zen. La interpretación analítica , como en el zen, no está diseñada para ser comprendida, sino que como lo dice Lacan: &laquoEstá hecha para hacer olas&raquo. De ahí la importancia de la topología de los nudos.

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