“Yo le puse un límite al mar y cerré con llaves sus compuertas. Y le dije:llegarás hasta aquí, y de aquí no pasarás;aquí se romperán tus olas arrogantes.” Job 38:10-11

Reflexión del libro: ¡Mujer, levántate!” Noris Capín

Es fácil decir Señor, “te ofrezco” pero la realidad consiste en que yo permita que esas palabras desciendan más allá y no se conviertan en una frase sin sentido, dichas al viento, arrastradas como el remolino que envuelve la vida.

Puedo decirte…Señor, te ofrezcocada estrella del firmamento, te brindo el mar y sus profundidades,te ofrezco el torrente tibio de las aguasy también las noches perfumadas conjazmines.

Te ofrezco unpaisaje glorioso, y lasuavidad de una rosa. Te invito a leer mis prosas dedicadas al amor.

Te convido a caminar conmigodulce y buen amado mío, para que observes el frescor del pastoy las flores que adornan el camino…

Mis ofrendas son bellas palabrascuando salen de mi boca. Diríamás bien, que son sonoras notas,inspiradas por un compositor dede hermosas melodías

Mas, lo que yo te ofrezco es vano,algo ilusorio y vacio. Palabrasdulces que no dicen nada, ni tienenla esencia de un corazón arrepentido.

Palabras que se exponen al viento,cargadas de una emoción irreal,déjando a un lado un espíritucontento, falto de veneración yhumildad.

Te ofrezco, Señor todo lo que en mí rechazas, mis ansiedades, mis lágrimasmundanas. Te doy mis experiencias y mis temores benditos.

Te ofrezco mi cansancio, mis enojosmi impaciencia. Mi impulsibilidadte la doy, Señor como ofrenda quedesafina la paz de mi espíritu.

Recibe Señor, lo que te ofrezco: mis andares friolentos, mismelancolías de antaño, mis tistezas y mis inocentes mentiras.

Por eso, en este momento, cuando te digo: Señor te ofrezco…reviso el sentido auténtico de lo que te estoy entregando.

“Señor, yo me alegro en ti de corazón porque tú me das nuevas fuerzas.”

1Samuel 2:1

Noris Capín

Libro de apoyo y crecimiento espiritual

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