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Texto y fotos: JCP

Examen a FondoEF

La carretera que va de Supía, Caldas a La Virginia, Risaralda, es como una serpiente venenosa dispuesta a inyectarnos su toxi-

na en el menor descuido. Una cinta de asfalto que se enrosca mientras sube y baja por las montañas de la cordillera occidental. Años atrás era el eje que comunicaba al Valle del Cauca y la zona cafetera con Antioquia, y su tráfico era poco menos que infernal, pero luego quedó en el olvido cuando se convirtió en vía secundaria después de que pusieron en servicio

Yamaha

Los mitos se derrumbanYZF R15

una nueva vía por Irra y Chinchiná, una ruta mucho más rápida y menos exigente.

Pero ese sábado en la tarde no queríamos aho-rrar tiempo, lo que buscábamos eran emociones y esta “serpiente” se mostraba como la mejor opción para poner a prueba las virtudes de nuestro nuevo juguete. Ahí estábamos nosotros disfrutando de semejante fiesta de curvas, con el camino casi solo para nosotros, yo iba al frente llevando el equipo de fotografía en una naked de cuatro cilindros y

919cc, un misil acelerando y una fiera para devorar curvas. Me estaba aplicando a fondo, casi al límite de ser picado por esa traicionera vía, pero sin embargo no podía dejar atrás esa mirada felina que me llenaba los espejos. Si yo no supiera en lo que andábamos hubiera jurado que me venía acosando una R1 y seguramente hubiera quedado satisfecho sabiendo que lograba mantenerla a raya con mis 70 caballos menos, incluso si me hubiera adelantado no me habría sentido mal, pero la realidad estaba

lejos de ser lo que a primera vista parecía. Hacer una revolución no es tarea fácil y casi

siempre quienes se proponen lograrlo terminan en un fiasco disimulado a base de retórica y propaganda, por eso cuando la marca de los diapasones presentaba hace unos meses su campaña llamada Yamaha Revolution no podemos negar que estábamos algo escépticos, pues fueron muchos años esperando ver en las vitrinas algo que reflejara lo que esta marca mostraba en las pistas, pero no nos referimos a motos de gama alta, sino a un producto que estuviera al alcance del cliente promedio o por lo menos dentro de sus posibilidades y que lo conquistara con verdaderos argumentos en aspectos como tecnología, diseño y prestaciones. Por suerte nuestras dudas quedaron más que despejadas luego de ver las novedades que Yamaha nos presentaba, en especial la R15

que hoy nos ocupa. Cuando uno mira esta moto

de 150cc, ve el reflejo de sus her-manas mayores la R1 y la R6, solo que aquí estamos en el mundo real, donde las pistas no son la prioridad de los diseñadores e ingenieros, sino el usuario de todos los días que en su tiempo libre quiere escaparse a disfrutar sobre su moto, ya sea solo o con una buena compañía en el puesto de atrás, pero sin que ello implique una factura altísima en su presupuesto mensual, ni tampoco llegar con la espalda partida y los brazos molidos.

En diseño no se lleva diez puntos tan solo porque la cola y el stop se quedan cortos en sus formas si los comparamos con el derroche de

estilo que vemos en el resto de la moto, pero de todas maneras la R15 goza de una estampa envi-diable, que no le permite pasar desapercibida en ninguna parte, que hace girar cabezas y que obliga a responder muchas preguntas en cada semáforo o en cada parada que hacemos, incluso muchos

En diseño y prestaciones la pequeña deportiva de la casa de Iwata plantea toda una revolución en el segmento de motos de cuatro tiempos de baja cilindrada.

Solo escoge la trazada correcta y

pasarás por las cur-vas como si del TT de

Man se tratara.Abajo, RPM análo-

gas, velocímetro, odómetro y medidor

de gasolina digitales.

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Examen a Fondo Yamaha R15EFson los que caen engañados por sus formas y con un tono de seguridad preguntan si es una nueva 600 o hasta llegan a creer que se trata de la mil, solo cuando se detallan las ruedas, con su tamaño acorde a la mecánica, pero no tanto a la estética, caen en cuenta que ésta no es una de las “grandes” de la familia.

Claro que si por fuera descresta, lo que se

esconde bajo sus aerodinámicas formas no se queda atrás tampoco. Yamaha dotó a su pequeño bólido con un motor monocilíndrico refrigerado por líquido, con cuatro válvulas en la culata, pistón forjado de menos peso que los convencionales y cilindro elaborado de una aleación de aluminio y 20% de silicio que llaman Diasil, con esto, sumado a la inyección electrónica de combustible y a una caja de 6 velocidades (como en las mejores de la familia) logran extraer lo mejor de esos 150cc.

Pero hay más, porque la R15 puede presumir de tener algo en común con la moto de Valentino Rossi y es la configuración de su chasis de doble viga tipo Deltabox, y aunque no es de aleación de aluminio como en la máquina de MotoGP, si parte del mismo esquema y en la práctica ofrece las mismas ventajas, mayor rigidez y menor peso, lo cual se convierte sobre la moto en agilidad y estabilidad, dos aspectos que valen mucho en una moto de claras intenciones deportivas. Si a todo esto le sumamos unos frenos con discos en ambas ruedas y suspensión progresiva Monocross en el tren posterior tenemos una moto que realmente logra revolucionar todo lo que habíamos visto hasta la fecha en máquinas de baja cilindrada y por supuesto en Yamaha.

Volviendo a esas curvas de las que les con-taba al comienzo, pues resulta que fueron más de 100km en los que esos 108 caballos que llevaba entre las piernas no pudieron hacer nada para despegarme del asedio constante de la menor de las R de Yamaha, que todo el tiempo estuvo pegada de mi rueda trasera, tan solo en algunas rectas cortas donde podía hacer uso de la potencia lograba despegarme, pero tan pronto como esa serpiente de asfalto se enroscaba de nuevo, ahí estaban ese par de luces, con su mirada desafiante brillando en mis espejos. Más tarde cuando el Valle de La Virginia se abrió ante nosotros y las curvas dieron paso a rectas cada vez más largas, me logre escapar de la Yamaha imprimiendo un paso bastante fuerte, muy lejos de las velocidades legales, debo admitir, pero contando con una vía en perfectas condiciones y con el panorama despeja-do hasta el horizonte. Luego cuando estaba seguro de haber dejado lejos a mi escolta me detuve con la intención de quitarme el casco, los guantes y contar los minutos, pero no me había bajado ni siquiera de la moto cuando mi compañero llegó con una sonrisa perturbadora, porque sabía que

Sus direccionales, aunque no están integradas, no desentonan para nada. El conjunto bascu-lante, rueda trasera y kit de arrastre muestra unos acabados de primera. La silla, generosa en dimensiones, se ve rematada por las asas para el pasajero, incómodas pero bonitas.

El motor esta a la altura de lo que se espera. Refrigeración líquida, pistón forjado, 4 válvulas, cilindro de aluminio, 6 cambios, inyección elec-

trónica, de ahí su soprendente desempeño. Ese par de farolas la acreditan como toda una purasangre de la saga YZF. Escape y freno de

disco trasero hacen un dúo muy atractivo.

me traía apurando el ritmo todo el tiempo. Más tarde, mientras disfrutábamos de unas cervezas en La Victoria, Valle y las motos descansaban en el hotel, me contaría que muchas veces pudo adelantarme pero no lo había hecho por darse el gusto de verme sufrir.

Al día siguiente le madrugamos a las motos, pero no a las nuestras sino a las de Moto GP que corrían en Francia y vimos como Valentino se iba al suelo en el circuito galo, mientras su compañero de escuadra, Jorge Lorenzo, ponía una Yamaha en lo más alto del podio, escoltado por la Kawasaki de Melandri que sin ser una moto oficial viene cumpliendo un excelente papel. Todo esto fue el mejor abrebocas para una jornada de carretera que se mostraba inmejorable para seguir poniendo a prueba la R15 y pocos minutos después de que la Champaña rodara en el circuito de Le Mans, nosotros ya estábamos sobre las motos rumbo a la autopista (esta si de verdad) que une a Cali con Pereira.

La primera tarea del día fue buscar combusti-ble. Para ese momento llevábamos 320km desde Medellín y la R15 apenas pedía reserva, sin duda una excelente autonomía y mejor aún el consumo, pues tan solo le cupieron 2,46 galones, logrando un promedio de 130km/g, cifra que se mantuvo casi invariable durante los 2.000km que tuvimos la moto en nuestras manos, pero vale aclarar que casi siempre la rodamos sin contemplaciones con el acelerador y cuando fuimos un poco más juiciosos con la mano derecha logramos cifras de hasta 145km/g, pero eso sí usando extra todo el tiempo, pues a pesar de que en Yamaha nos dijeron que no tenía problemas con la gasolina corriente, dada su elevada relación de compresión (10,4:1) quisimos usar un combustible de mejor octanaje para obtener el mejor desempeño del monocilíndrico. Además con un consumo tan bajo sería absurdo negarle un “buen combustible” a una moto de este nivel, y lo ponemos entre comillas porque la verdad es que la gasolina colombiana es de pésima calidad, tanto que la extra que aquí pagamos carísima, ni siquiera iguala a la corriente que se vende en países como Ecuador o Venezuela, por mencionar tan solo a los vecinos.

Todavía con las imágenes del MotoGP frescas en la cabeza llego mi turno de subirme en la R15, la primera sensación fue buena, una postura amigable con el cuerpo, pero suficientemente deportiva como para jugar a ser piloto en las carreteras que me esperaban, también me impresionó la sensación de ligereza, son 131 kilos con el tanque lleno y sobre la moto se sienten menos, los controles y comandos son todo suavidad, en especial el clutch y la caja de seis marchas con la que es necesario trabajar constantemente para mantener el motor en su zona buena. La “cabina de mando” es 100% R, con un tablero que parece sacado directamente de la R1 y un manubrio bajo y cerrado, pero sin excesos.

Por las rectas del valle volamos a promedios

superiores a 120km/h todo el tiempo y la R15 res-piraba tranquila casi siempre en quinta velocidad, con total aplomo, cero ruido y nada de vibraciones. La velocidad máxima que vimos en su tablero fue de 145km/h claro que con la cabeza bien metida detrás de la cúpula. Muy pronto nos desviamos hacia el Quindío, por la vía que conduce a Calar-cá, y el trazado que seguía siendo rápido se fue poniendo más exigente, con largos curvones con cambio de inclinación que la R15 negociaba a muy buena velocidad y siempre con una estabilidad impecable. En algunos puntos tuvimos que apurar

los frenos al toparnos de frente con camiones o buses adelantando a lo suicida, algo que los Policías de Carreteras nunca ven, pero apoyados en una frenada impecable, usando ambos discos, nunca pasó de un susto más.

A medida que iban pasando los kilómetros me iba sintiendo más cómodo con la moto y me fui dando cuenta que las llantas a pesar de no apa-rentar mucho, están a la altura del conjunto y cada vez me sentía más a gusto entrando a las curvas casi sin soltar el acelerador y buscando llegar a los avisadores de los posapiés, cosa que nunca

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Arriba, no se puede negar que la R15 tiene todos los genes de sus herma-nas mayores. Abajo, hermosa vista

desde el puesto de mando y calapiés completamente racing con palanca

de cambios de tipo reenvío.

Perfecto acoplamiento entre piloto y máquina para surcar las

carreteras a ritmos emocionantes.Arriba, disco frontal infatigable de

gran tacto y potencia.

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sucedió por más que me esforzara en inclinarla. Luego entramos a la Autopista del Café

rumbo a Pereira y de nuevo nos vimos rodando a muy buen ritmo, esta vez rozando los 130km/h de promedio, las cosas se ponían cada vez mejores, con el cuerpo agachado aprovechando la aero-dinámica y pasando curvas a diestra y siniestra a un pasó realmente sorprendente para una 150 de 4 tiempos. A alta velocidad ya se sentía un poco de movimiento en la moto, pero nada que asustara o nos hiciera bajar el ritmo, además la vía era perfecta y estaba casi sola para nosotros. Después vino la subida a Manizales, que es un ascenso de 20km muy rápidos, la verdad no esperaba ver mucho tiempo a mi compañero que salió adelante exprimiendo sus 919cc, pero la Yamaha lograba mantener un paso constante de 95 a 100km/h y en las curvas, gracias al ancho de la vía de dos carriles, no había que soltárselo ni un milímetro, así lo mantuvimos a la vista todo el tiempo, ganando en las curvas lo que perdíamos en las rectas. Para mi suerte, en los kilómetros finales los giros se fueron cerrando y juntando cada vez más y poco a poco mi pequeño bólido con su impecable estabilidad y ligereza me per-mitió pegarme a su rueda y comenzar a mostrarle la moto por todos los lados, era mi oportunidad del desquite y por lo mismo preferí quedarme a su rueda degustando el momento.

Minutos después paramos en la entrada a Ma-nizales a saborear ese último tramo intercambiando impresiones, en verdad esperábamos mucho de esta moto, pero no imaginábamos que fuera capaz

de dar tanto y sobretodo de generar tal cantidad de sensaciones.

Durante la prueba también pudi-mos comprobar sus buenas cualida-des en ciudad, donde se desenvuelve con soltura y lo bien preparada que se encuentra para rodar con pasajero, aspecto en el que solo se le pueden criticar las asas posteriores que no dan la posibilidad de sujetarse có-modamente. En cuanto a las luces, por lo que aparentan sinceramente esperábamos más de sus dos faros, de todas maneras se puede decir que cumplen aunque no sentimos que estuvieran a la altura y hasta en eso la R15 nos recordó a sus hermanas mayores que no gozan de la mejor iluminación que digamos.

Al final nos quedó una excelente impresión de esta moto, un producto en el que Yamaha pone de manifiesto todo su conocimiento, con una generosa dosis de tecnología, con un diseño que atrapa los sentidos y con un desempeño que nada tiene que ver con su cilindrada, por eso no se extrañen si algún día miran por los espejos y ven esa mirada felina, solo sabrán si es la menor de las R cuando la vean pasar.

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Motor

CilindradaRel. compresiónTorque Máx.Potencia Máx.Alimentación TransmisiónEmbragueSusp. Del.Susp. Tra.Freno Del. Freno Tra.Peso Capacidad TanqueConsumo promedioPrecioPara saber másFi

cha

Técn

ica

Monocilindrico 4T, SOHC,4 válvulas, refrigerado por agua

149.8 c.c.10.4 : 1

1, 53 kg-m a 11.800rpm17 hp a 8.500rpm

Inyección electrónica 6 velocidades

Multidisco en aceiteTelescópica

Monoamortiguador/Monocross Disco Disco

131 kg. (en orden de marcha) 3.17 galones (12 L)

130 km /galón (en la prueba)$9.500.000

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Arriba, el stop de sencillas formas des-luce entre tanto diseño "afilado".

Las punteras de los semimanillares fue-ron trabajadas con esmero y estética.

Agradecimiento: chaqueta Yoshimura suministrada por Riders. www.riderscolombia.com

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