Yague. El General Falangista de Franco (Togores)

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    Luis E. Togores

    Yage El general falangista de Franco

    Primera edicin: febrero de 2010 Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra slo puede ser realizada con la

    autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    Luis E. Togores Snchez, 2010 La Esfera de los Libros, S. L., 2010 Avenida de Alfonso XIII, 1, bajos 28002 Madrid Tel.: 91 296 02 00 *Fax: 91 296 02 06 www.esferalibros.com ISBN: 978-84-9734-929-1 Depsito legal: M. 52.058-2009 Fotocomposicin: Versal CD, S. L. Fotomecnica: Unidad Editorial Imposicin y filmacin: Preimpresin 2000 Impresin: Anzos Encuadernacin: Gmez Aparicio Impreso en Espaa-Printed in Spain

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    NDICE I. Maniobras en el Llano Amarillo ............................................................................................... 6 II. Viva el rey! Viva la Repblica! Viva siempre Espaa! .......................................................... 18 III. La izquierda contra la Repblica: Asturias, octubre de 1934.................................................. 44 IV El alzamiento militar del 18 de julio ......................................................................................... 71 V La marcha sobre Madrid .......................................................................................................... 96 VI. La toma de Badajoz ............................................................................................................... 108 VII. La batalla de Madrid.............................................................................................................. 140 VIII. Yage regresa al frente de Madrid: Brunete ........................................................................ 170 IX. La guerra relmpago de Yage por Aragn ........................................................................... 187 X. La batalla del Ebro .................................................................................................................. 203 XI. La liberacin de Barcelona y el final de la guerra................................................................... 233 XII. Arriba, escuadras, a vencer, que en Espaa empieza a amanecer!.................................... 243 XIII. Ministro del Aire.................................................................................................................... 265 XIV. Un conspirador bienintencionado.......................................................................................... 284 XV Capitn general de Burgos ................................................................................................... 325 XVI. Lucha contra el maquis......................................................................................................... 348 Eplogo ......................................................................................................................................... 374 Bibliografa.................................................................................................................................... 376

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    Para Rosa, en nuestras bodas de plata.

    Agradecimientos

    Mara Eugenia Yage Martnez del Campo, por su ingente labor para conservar y ordenar la documentacin de su padre, y por darme la oportunidad de consultar el que sin lugar a dudas es uno de los archivos privados espaoles ms importantes del siglo XX. A mi amigo y Palma de Plata

    Gustavo Morales, por sus comentarios y correcciones al manuscrito inicial. A Ymelda Navajo, que desde hace ya casi diez aos viene publicando mis trabajos de investigacin, haciendo alarde de valor e independencia. Tambin a Guillermo Chico, mi editor y amigo, que tiene la paciencia de soportar mis retrasos en entregar los originales, sin nunca perder la sonrisa. Y para mi mujer, Rosa, que, como siempre, ley y corrigi el manuscrito, hacindome sugerencias repletas de sentido comn.

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    MANIOBRAS EN EL LLANO AMARILLO

    inguno de los participantes en las grandes maniobras veraniegas del ejrcito de frica que se realizaron en julio de 1936, a los pies de las montaas de Ketama, junto a la carretera de Tetun a Melilla, las han podido olvidar. Se celebraron en el Llano Amarillo, llamado as por las infinitas

    florecitas de ese color que cubren su suelo durante el verano marroqu. En el desfile final de las fuerzas que haban participado en las maniobras destacaron las banderas del

    Tercio, que marcharon a su vivaz y caracterstico paso, seguidas de las unidades de Regulares con su parsimoniosa forma de desfilar al ritmo de sus chirimas. Detrs iban la Mehala del Jalifa y las unidades de caballera indgenas. Enrique Arqus, testigo presencial, recuerda el desfile de Yage con sus legionarios: Desfil la Legin, tras de su jefe, con el mpetu rotundo de su gil, recia y vibrante marcialidad, al son alegre y ligero de las cornetas, tambores y atabales, que marcaban el paso redoblado al estilo de nuestra infantera, pero con un aire nuevo, de altivez y presuncin... Llevaban todos el intento rebelde en los ojos, en las frentes levantadas, en las manos agarrotadas sobre las armas, en los pies que iban clavndose en la tierra.1 En aquel preciso momento volaron sobre las formaciones, inesperadamente, a muy baja altura, dos escuadrones de aviones Breguet. El rumor que corri entre las tropas fue que el Gobierno los haba enviado para aniquilar a las fuerzas del ejrcito de frica all reunidas. No pas nada. El aire se poda cortar con una cuchilla. Los oficiales de la Legin y de Regulares, y los hombres a su mando, sentan la importancia del momento. Ola a guerra, un olor que haca ya muchos aos que no flotaba en el aire al paso de las tropas de frica. La tensin era enorme.

    Mucha gente pensaba que el golpe iba a producirse all mismo, en el Llano Amarillo. Pero cuando concluyeron las maniobras con el gran desfile de las unidades participantes, ante los generales Romerales y Gmez Morato, sin que ocurriese nada, tanto en Tetun como en Madrid se respir con alivio.

    Una vez terminaron de pasar las tropas ante la tribuna, las autoridades se dirigieron al banquete preparado al aire libre. Durante el mismo, lvarez Buylla no pudo resistirse a preguntar al general Gmez Morato si realmente haban estado acertados al reunir una fuerza tan importante en unos momentos polticos tan crispados. Gmez Morato afirm con seguridad que los jefes y oficiales all reunidos slo pensaban cumplir con su deber, sin tener ninguna veleidad golpista.

    El banquete consisti en una enorme y abigarrada celebracin al ms puro estilo espaol. En un lado de las interminables filas de mesas, jvenes oficiales del Tercio gritaban a pleno pulmn CAF! CAF! (acrnimo de Camaradas, Arriba Falange Espaola), y desde otras mesas les respondan a gritos sus compaeros de armas: Siempre! Siempre!. Yage les escuchaba lleno de orgullo. lvarez Buylla, al or sus gritos, pregunt por qu pedan caf, si an estaban a media comida. Nadie en la mesa presidencial le sac de dudas.

    A los postres, en el momento de los discursos, que nadie pareca tener inters en or, todos los oficiales presentes empezaron a cantar el Himno de infantera, como si fuese una premonicin de lo que en breves das iba a ocurrir:

    Ardor guerrero vibra en nuestras voces y de amor patrio henchido el corazn, entonemos el himno sacrosanto del deber, de la patria y del honor, Honor!

    1 Calleja, J. J., Yage, un corazn al rojo, Editorial Juventud, Barcelona, 1963, p. 81.

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    De los que lucha y vida te consagran, escucha, Espaa, la cancin guerrera, cancin que brota de almas que son tuyas, de labios que han besado tu bandera, de pechos que esperaron anhelantes besar la cruz aquella que formaba la ensea de la patria y del arma que haba de defenderla. Nuestro anhelo es tu grandeza, que seas noble y fuerte [...]. Y por verte temida y honrada contentos tus hijos irn a la muerte. Si al caer en lucha fiera ven flotar victoriosa la bandera, ante esa visin postrera orgullosos morirn. [...] pues an te queda la fiel infantera que, por saber morir, sabr vencer. [..]Y estos soldados de tu infantera que sienten que se apodera de sus pechos, con la pica nobleza castellana, el ansia altiva de los grandes hechos, te prometen ser fieles a tu historia y dignos de tu honor y de tu gloria. Sin embargo, no todos los presentes estaban con los ideales que encarnaban Yage y la mayor parte de los

    oficiales de su unidad. Durante la fiesta grupos de sargentos y suboficiales, en otra parte del inmenso vivac, vitoreaban al Ejrcito Rojo, cantando la Internacional y el Himno de Riego, puestos en pie con el puo en alto. En el Llano Amarillo estaban juntas, enfrentadas, las dos Espaas que en unos pocos das iran a la guerra1.

    Maniobras a los pies de los montes de Ketama

    Entre el 5 y el 12 de julio, en la seca y trrida explanada del Llano Amarillo se reunieron las mejores unidades con que contaba el ejrcito espaol: seis banderas de la. Legin, diez tabores de Regulares, seis de la Mehala, siete batallones de infantera regular, diez escuadrones de caballera y seis bateras de artillera, junto a tropas de ingenieros, intendencia, sanidad y transmisiones. Al mando de las mismas estaba la lite de la oficialidad colonial, que era tanto como decir de todas las fuerzas armadas espaolas, en aquellos tiempos al servicio de la II Repblica.

    Las unidades haban confluido en Bab Tazza, el da 4, para desde all realizar diversas marchas de aproximacin hasta llegar al Llano Amarillo, donde haban acampado. En la llanura se haban concentrado aproximadamente veinte mil hombres y ms de cinco mil cabezas de ganado.

    El alto comisario Plcido lvarez Buylla, aconsejado por el teniente coronel Madariaga, jefe del Estado Mayor de Tetun, y por su colega de Melilla, Emilio Peuelas, intent hasta el ltimo momento convencer al ministro de la Guerra, Casares Quiroga, de lo inoportuno de que el ejrcito de frica celebrase sus maniobras estivales. Los motivos eran muchos, unos tcnicos: las unidades contaban menos efectivos de lo normal como consecuencia de las vacaciones de verano; el calor asfixiante poda provocar gran cantidad de bajas; y adems el ejrcito de frica se encontraba muy disperso, con muchsimos menos efectivos que durante la desaparecida monarqua. Adems, no tena enemigos ni se atisbaba un posible conflicto armado en el horizonte que justificase

    1 Sabemos que Yage tena los nombres de los cabos, sargentos, suboficiales, e incluso de algunos capitanes de la Legin partidarios del Frente Popular, dispuestos a tomar la direccin de sus unidades y convertirse en verdugos de sus compaeros. Saba con certeza que en los almacenes, entre las cajas de municin y de armamento, estaba escondida la propaganda socialista y comunista lista para ser distribuida entre la tropa.

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    la necesidad de tensar sus msculos y estar preparado para la accin. Adems, unas grandes maniobras costaban mucho dinero, del que no disponan ni las arcas del protectorado ni el Ministerio de la Guerra.

    A todo esto se sumaban otras razones polticas: los nimos estaban muy revueltos, y los enfrentamientos entre las autoridades civiles y militares, entre los partidarios del Frente Popular y la derecha, con una buena parte de los militares entre todos ellos, estaban a la orden de da. Los rumores de que sectores del ejrcito preparaban un golpe de Estado circulaban por todas partes. Sin lugar a dudas no era el momento ms adecuado para reunir a las mejores unidades, con los mandos menos adictos al Gobierno, en una gran concentracin militar.

    Desde haca meses las declaraciones y actitudes antigubernamentales eran cosa habitual entre muchsimos miembros del ejrcito de frica. Las arengas del legionario Helio Rolando Tella, que le haban costado tener que huir al Marruecos francs, eran slo la punta del iceberg de lo que se preparaba en las salas de banderas y en los barracones de tropa.

    Finalmente Casares Quiroga tom una decisin, sin duda equivocada: las maniobras se iban a celebrar. Quera que las tropas saliesen de sus acuartelamientos, que estuviesen activas, que dejasen de hablar de poltica, ya que el ambiente conspiratorio, pensaba, era en parte fruto de la falta de actividad, no de una lgica y legtima preocupacin de los militares por el futuro de su patria. Las maniobras se iban a celebrar entre los das 5 y 12 de julio.

    El 5, una vez tomada la decisin, escribi el alto comisario accidental al ministro de la Guerra ponderando su decisin: ... que se haba adivinado el deseo del ejrcito de frica sacndole del ambiente enrarecido de las tertulias, porque estas maniobras del Llano Amarillo son un alarde de entusiasmo, disciplina y cohesin.1 El jefe siempre tiene razn!

    El Gobierno tena numerosas noticias de lo que se preparaba en Marruecos. Por este motivo pusieron al general Masquelet, ex ministro de la Guerra de absoluta confianza, al frente del Estado Mayor, con la misin de desbaratar las tramas golpistas, reforzar el control del Gobierno sobre las fuerzas armadas y retirar progresivamente de los puestos de mando sobre tropas a los generales contrarios a la poltica del Frente Popular. Sin embargo, no se decidi a tomar unas medidas preventivas, eficientes pero ilegales, como supona la retirada e incluso la detencin de un nmero considerable de generales, jefes y oficiales sobre la base de sospechas y pruebas, en el mejor de los casos, circunstanciales.

    El Gobierno republicano no se atrevi a realizar una limpieza definitiva de posibles golpistas en el Ejrcito, la Armada y la odiada Guardia Civil. Una falta de decisin sorprendente en un gobierno que se haba caracterizado por tener manga ancha y hacer la vista gorda ante todo tipo de ilegalidades, ya fuesen cometidas por ellos mismos o por sus partidarios.

    La oferta de Casares Quiroga

    Los temores del Gobierno venan de mucho tiempo antes. Una de las figuras ms significadas en el golpe de Estado que se preparaba era Yage. Su oposicin al Gobierno resultaba evidente. Su puesto al frente de la 2 Legin del Tercio le converta en uno de los jefes militares que convena apartar del mando directo de tropas. Y aunque las autoridades civiles y militares no tenan constancia de sus actividades golpistas, esto no impeda que ms tarde o ms temprano fuese uno de los oficiales que iban a ser depurados. Sin embargo, cuando lleg el verano de 1936, Yage conserv su puesto al frente de los legionarios de Ceuta. Sin lugar a dudas el ministro de la Guerra Casares Quiroga se equivoc al no quitar el mando a Yage y darle un tratamiento similar al otorgado a Lpez Ochoa o Varela que se encontraban en prisin. A las reconvenciones de su ayudante, Casares Quiroga le replic: Yage es un caballero, un perfecto militar. Tengo la seguridad de que jams har traicin a la

    1 Arrars, J., Historia de la Cruzada, vol. II, Datafilms, Madrid, 1984, p. 493.

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    Repblica. Me ha dado su palabra de honor y su promesa de militar de que siempre la servir con lealtad, y los hombres como Yage mantienen sus compromisos sin ms garanta que su palabra.1

    Casares Quiroga quiso entrevistarse personalmente con Yage en Madrid, a pesar de que slo era un simple teniente coronel, por lo que fue citado el da 2 en el ministerio. El 4 de junio de 1936 un mes antes del Llano Amarillo envi Yage una nota reservada a Mola en la que le deca:

    El da 2 de los corrientes me comunic por telfono el Excmo. Sr. General Jefe Superior que el Excmo. Sr. Ministro

    de la Guerra quera hablar conmigo y que me trasladara a Madrid. Honradsimo por este deseo del Excmo. Sr. Ministro, me dispona a emprender la marcha maana, pero anegar a

    mi domicilio, una vez levantado el acuartelamiento, y comunicarlo a mi familia, los temores de la misma me hicieron reflexionar...

    Desde que tuve el honor de mandar en Asturias la columna de frica estoy amenazado de muerte. Estas amenazas se han recrudecido en estos ltimos das hasta el punto de sentirme custodiado por las fuerzas pblicas.

    Si en mi viaje a Madrid en plan particular me ocurriese cualquier incidente mi familia quedara en el mayor desamparo; por el contrario, si voy en comisin de servicio mi familia quedara atendida por el Estado.

    Por esta razn ruego a V E. se me d la orden por escrito y pasaporte para hacer el viaje oficialmente. Riffien 4 de junio de 1936.2 Al enterarse de la noticia, Mola se sinti seriamente preocupado. Era lgico: si Yage era apartado del

    Tercio, lo que equivala a decir de Marruecos, la conspiracin perdera al coordinador y motor principal del golpe en el protectorado. Sin Yage en Ceuta, aunque no fuese detenido, el golpe era imposible o cuando menos tendra que ser retrasado sine die hasta que se encontrase un sustituto de sus cualidades. Yage era la clave para la sublevacin del ejrcito de Marruecos:

    El general Mola, al enterarse de la noticia, ha gesticulado con gran contrariedad. Y ha crecido su inquietud al tener

    conocimiento del saludo que la prensa roja dirige al teniente coronel. Mundo Obrero dice en grandes titulares: YAGE DEBE SER ENCARCELADO INMEDIATAMENTE. El clamor popular, las masas laboriosas del pas, piden y exigen el encarcelamiento de ese verdugo del pueblo, enemigo declarado del rgimen republicano.

    Pasadas cuarenta y ocho horas, en las que Mola estuvo pendiente de Madrid, respiramos aliviados al saber que el teniente coronel Yage haba salido de nuevo para frica.

    Casares Quiroga, siempre atento, le haba llamado porque se acordaba de l para ofrecerle un bonito cargo en el extranjero: agregado militar en una embajada.

    Creo que Yage le contest que su salida de frica sera para pedir el retiro. Dicen que Yage tiene tambin muy buena voz.

    A fin de cuentas, aunque desde luego no es lo mismo deca Molaestar en su pueblo que ser destituido, yo s que Yage estar en frica el da que reciba UN AVISO que lo espera.3 El da 5 de junio parti Yage en comisin de servicios a Madrid llamado por el ministro de la Guerra,

    Casares Quiroga. Mantuvieron la primera entrevista segn consta en la hoja de servicio de Yage a la una y media de la tarde del da 6 de junio. Volvieron a entrevistarse a las siete y media de la tarde del mismo da. Mantuvieron una tercera entrevista el da 10, a la una del medioda, en la que le ofreci elegir el destino que quisiese en la Pennsula o preferiblemente en el extranjero como agregado militar en alguna embajada, para tener un cuarto encuentro ese mismo da, a las seis de la tarde, cuando Yage inform a su ministro de que estaba muy contento en el destino que tena al frente de la 2 Legin del Tercio de Extranjeros.

    Durante las entrevistas, Casares Quiroga se mostr extraordinariamente cauto y correcto con el levantisco e indisciplinado jefe de la 2 Legin. Quera tantearle y saber a travs de sus palabras el estado de nimo, lo que

    1 Garriga, R.., El general Juan Yage, Planeta, Barcelona, 1985, pp. 80 y 81. 2 Archivo Privado Yage (APY). Carta de Yage, teniente coronel primer jefe de la 2 Legin, al general jefe de la Circunscripcin Occidental, Ceuta. 3 Maz, B. E, Alzamiento en Espaa, de un diario de la conspiracin, Pamplona, 1952, pp. 153 y 154.

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    pensaba el ejrcito de frica. Yage le contest que el malestar iba en aumento, sobre todo por estar al mando de las unidades generales y jefes ineptos, indignos e incapaces, lo que desmoralizaba a las unidades. En Historia de la Cruzada se narra con las siguientes palabras esta conversacin:

    Cmo est el ejrcito en Marruecos? le pregunta cuando cree a su interlocutor propicio a una conversacin

    amistosa [Casares Quiroga a Yage]. El malestar va en aumento, seor ministro: los principales mandos estn en poder de ineptos, indignas y

    adulones, lo cual desmoraliza al ejrcito. La rplica violenta del jefe militar no desconcierta al ministro. Casares calla y queda pensativo. Le he llamado dice luego para ofrecerle un puesto que le sea grato en Espaa o en el extranjero... Yo

    supongo que usted debe de sentirse ya un poco fatigado de frica. No ser difcil encontrarle el cargo que se acomode a su vocacin y a sus gustos...

    Le agradezco, seor ministro contesta Yage, la deferencia, pero de verdad que no apetezco otro cargo que el de jefe de la 2 Legin. Insiste Casares, astuto, insinuante, con el propsito de rendir por el halago y la tentacin una voluntad que comprende inconmovible. La respuesta de Yage es tajante:

    De tener que abandonar frica, sera para retirarme. No podemos le ataja el ministro de la Guerra prescindir de un jefe tan brillante. Todo lo que soy le responde Yage se lo debo al cario de mis compaeros, y no a m: no me separar de

    ellos. Quiero que mi conducta sea clara y ejemplar; de no volver a frica, inmolar el uniforme, que es lo que ms quiero despus de mis hijos. Y lo har sin titubeos.

    Casares, por todo comentario, responde:

    No lo entiendo. Me ha dicho usted al empezar la conversacin expone Yage, honrndome mucho, que en m haba usted

    conocido un militar. Tal vez por eso no me comprende, porque hasta ahora los que con tal ttulo han hablado con usted tienen poco de militares, aunque vistan uniforme y luzcan entorchados.

    El ministro elude la contestacin. Insisto en mi propuesta y le dejo que la medite. Ya la tengo meditada anticipa Yage: las horas que transcurren no han de influir para nada en mi

    determinacin. 1 A continuacin regres inmediatamente a Ceuta. Por qu un ministro de la Guerra mantuvo cuatro

    entrevistas con un simple teniente coronel? Sospechaba que algo muy grave se estaba fraguando en las salas de banderas de las unidades de frica? En cualquier caso, la suerte estaba ya echada.

    Yage, concluida una de sus entrevistas con Casares Quiroga, busc a Serrano Ser, hombre de confianza de Franco, con el que se entrevist en un piso de la calle de Jorge Juan:

    El militar comunic al poltico [de la CEDA] que la conspiracin estaba a punto y que l tomara un taxi para no

    perder tiempo en trasladarse a Algeciras, a fin de no demorar la fecha del levantamiento. Al no poderse enterar de cul era la actitud definitiva que adoptaba Franco en relacin con la conspiracin, el vehemente jefe del Tercio se expres amargamente contra el general. Como conspirador nato que era, no admita las dudas y las vacilaciones en dar la ltima palabra. Se lament: Mientras nosotros corremos toda clase de peligros y estamos sometidos a vigilancia, Franco disfruta de un buen clima y gran tranquilidad en Canarias. Saba la amistad que una a Serrano con Jos Antonio Primo de Rivera y se sac de la cartera, en la que guardaba su carnet militar, una foto del fundador de Falange y se la mostr, mientras le expresaba con entusiasmo: A ste le queremos todos, y su foto la tienen la mayora de los jefes y oficiales. Ha sido el primero en mostrarnos el camino que debemos seguir, sin miedo a ser encarcelados. Esto es lo que tendra que hacer ese to de Canarias.2

    1 Arrars Iribarre, Joaqun, op. cit., p. 466. 2 Garriga, op. cit., p. 80.

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    Esta entrevista tiene una relativa credibilidad en su contenido, no en su existencia, dada la manifiesta animadversin de Serrano hacia Franco a partir de su salida del Gobierno en tiempos de la II Guerra Mundial.

    El da 14 por la tarde regresaba Yage a Ceuta ante la estupefaccin y el moderado enfado del ministro. Volva para ultimar los preparativos del alzamiento del ejrcito de frica contra el Gobierno, que se producira el 17 de julio. Casares Quiroga opt por mantenerlo al frente de la 2 Legin, una gran equivocacin, al igual que se equivoc al no prohibir la realizacin de las grandes maniobras de verano del ejrcito de frica a principios del mes siguiente. Todo pareca estar a favor de los conspiradores.

    En la tienda de Yage

    Durante las maniobras del Llano Amarillo Yage fue responsable de la segunda de las columnas que operaban por Ketama. Nada le haba podido apartar del mando de sus legionarios. Sus hombres le adoraban, y los oficiales bajo su mando le demostraban una fidelidad que iba ms all del deber. Las maniobras eran una oportunidad sensacional que le daba el destino para ligar los ltimos planes de cara al alzamiento inminente que se preparaba.

    Cuando regres a Ceuta todo, o casi todo, estaba ya decidido. Yage, desde haca semanas, tena rdenes claras y tajantes para sublevarse. Slo esperaba una orden del Director, Mola, en la que se sealase da y hora. Una vez recibida esta orden, el ejrcito se hara con el absoluto control del protectorado y recibiran a un general que se hara cargo del mando Yage haba pedido que fuese nicamente Franco, que deba llegar por avin desde Canarias, para inmediatamente cruzar el estrecho de Gibraltar y socorrer a las unidades sublevadas en la Pennsula. Tras ello se instaurara un directorio militar que pusiese fin al Gobierno frentepopulista y recondujera la ll Repblica a su normalidad democrtica.

    La semana que duraron las maniobras la tienda de Yage se convirti en el centro de la conspiracin en Marruecos. Tras los ejercicios, maniobras y operaciones de la jornada, Yage termina el da dando instrucciones de cara a los acontecimientos que se avecinan, consolidando voluntades entre los jefes y oficiales comprometidos en el inminente alzamiento militar. Su tienda se convirti en un verdadero club poltico en el que se haca propaganda, se ganaban voluntades y se conspiraba sin ningn recato.

    Sentado en una silla de tijera, ante una mesita de campaa, se entrevistaba con los oficiales clave para el xito del golpe en el protectorado. Los mejores y ms prestigiosos africanistas acudan a su tienda para recibir instrucciones: los coroneles Solns y Juan Bautista Snchez; los tenientes coroneles Asensio, Bartomeu y Barrn; y los comandantes Zann, Castejn, Ros Capape, Mizzian, Gazapo, Medrano, Delgado, Aymat, etctera.

    Yage les hablaba de los acontecimientos que se avecinaban y del papel que desempearan el ejrcito y la Falange en la nueva Espaa. Sus palabras contenan ms ideales que realidades: Estas maniobras han de ser por la voluntad y por la generosidad del ejrcito el punto de arranque de la cruzada de salvacin que Espaa espera de nosotros.1 Y remarcaba: Esta vez no ser un pronunciamiento romntico y estril. Vamos a realizar la revolucin nacional que Espaa necesita. Ser la cruzada de salvacin que la patria espera de sus hijos soldados.2 El verbo encendido de Yage, lacnico pero muy militar, transmita su confianza en el xito de lo que se avecinaba. Todo estaba ya en marcha y, esperaba el jefe de la 2 Legin, nada lo podra parar. Como recuerda Flix Maz:

    Los tenientes coroneles Segu y Yage, alma y brazo de la conspiracin en Marruecos, actan. Mensajes y

    consignas cruzan velozmente por zonas, representaciones, cuarteles y campamentos del protectorado. Son das que anteceden a la Hora de Espaa. Pero el misterio de la conspiracin no pertenece slo a los conjurados. La noche rusa en vela ha notado ruidos que la han puesto en guardia. Tambin el telfono oficial de la Alta Comisara comunica a

    1 Arrars, J., op. cit., p. 493. 2 Garriga, op. cit., p. 83.

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    Madrid: Descubierto complot derechista. Urge aislamiento Marruecos. Y los esbirros soviticos propagan la consigna de: Atiendan aviso instrucciones asesinato jefes y oficiales. Por las calles de Tetun y Melilla se ven grupos con camisas rojas y puos en alto. Tambin tienen su alma y su brazo: el alto comisario, capitn lvarez Buylla, y el teniente coronel jefe de un grupo de Regulares, Romero Basart.

    [] El capitn Imaz ha recibido orden de salir inmediatamente para Ceuta, empleando los medios ms rpidos que encuentre a su alcance. Lleva las ltimas instrucciones de Mola. Mientras llega, la noche mora adelanta sus horas sobre los campamentos instalados en el Llano Amarillo. No todos duermen. El teniente coronel Yage cruza lentamente por delante de una tienda de campaa, donde a su puerta descansan unos oficiales de la Legin: Seores. Supongo que sabrn ustedes que nos vamos a sublevar.1 Simultneamente, en otra parte del campamento, en otra tienda, las cosas discurren de forma muy distinta.

    Presida la reunin el capitn de artillera y alto comisario accidental lvarez Buylla, acompaado de los generales Gmez Morato y Romerales, de sus ayudantes y del comandante jefe del Grupo de Regulares n 4, Luis Romero Basart.2 El tema de conversacin se centraba en si el ejrcito se sublevara durante las maniobras. Gmez Morato sostiene la fidelidad de sus tropas. Piden informacin a los jefes de unidad sobre la actitud de sus fuerzas. El coronel Solns, segundo jefe de la zona de Melilla, tranquiliza a sus mandos: pueden estar seguros, nada va a pasar en el Llano Amarillo. El propio Yage informa de la tranquilidad que reina en la 2 Legin; slo algunos cabos y sargentos dan muestra de inquietud, pero los tiene bajo vigilancia. Las maniobras van a discurrir con toda normalidad. Yage no miente. Se vio obligado a frenar a algunos de sus subalternos ms exaltados que queran apresar y fusilar a lvarez Buylla, Gmez Morato y Romerales antes de que finalizasen las maniobras.

    En el Llano Amarillo Yage design a los responsables del alzamiento en cada unidad, en cada guarnicin, en las diferentes poblaciones del protectorado, y termin de coordinar los planes para el golpe de Estado siguiendo las directrices de Mola. A los pies de las montaas de Ketama dio las ltimas instrucciones a sus compaeros de armas para la sublevacin: a Segu y Solns les encomend el golpe en Melilla; a Senz de Buruaga le correspondi Tetun; a Mgica, Larache. De Ceuta se encarg Yage personalmente.

    Simultneamente tom algunas medidas para frenar posibles reacciones de los frentepopulistas. Los golpistas recibieron noticias de la llegada al Llano Amarillo de un capitn con informes reservados para el alto comisario sobre el alzamiento que se preparaba. Yage envi tres oficiales para impedrselo, pero este oficial nunca lleg a ser interceptado, pues a medio camino dio media vuelta y regres a Larache sin informar a lvarez Buylla. Desconocemos el motivo.

    Las maniobras concluyeron el 12 de julio con el citado desfile militar en el que participaron todas las unidades. La presidi el general jefe del ejrcito de frica, Gmez Morato, acompaado en la tribuna por el comandante general de Melilla, Manuel Romerales, y el alto comisario lvarez Buylla, junto al jalifa, el kaid de Ketama, un representante del gobierno francs y varios agregados militares extranjeros. Al desfile asistieron tambin numerosos civiles, a los que haban dado las autoridades frentepopulistas la consigna de que aplaudiesen a las tropas a su paso. Convena calmar los nimos.

    El desfile gener una ancdota, sin llegar a incidente, muy significativa. Al capitn y alto comisario lvarez Buylla lo que ms le preocupaba la maana del 12 era con qu atuendo iba a presidir el desfile: si ira de paisano, con el uniforme muy historiado de alto comisario a pesar de su accidentalidad en el cargo o con el de capitn de artillera. Este ltimo, seguramente el ms adecuado, le resultaba molesto, pues Buylla se iba a ver rodeado de generales y coroneles que, tcnicamente, estaban bajo sus rdenes. Romerales, dotado de cierto sentido del humor, le dijo: Hombre, Buylla, vaya vestido como se le antoje. Si va usted de capitn de

    1 Maz, B. E, op. cit., pp. 243 y 244. 2 Militar y poltico. Militante extremista de izquierdas que particip en todos los intentos revolucionarios (Noche de San Juan, jaca, motn de Cuatro Vientos), lo que le dio mucha relevancia entre los partidarios del Frente Popular. Fue recompensado con un mandil de trencillas doradas por su logia y con el mando de los Regulares de Larache. Fue uno de los hombres de confianza de Casares Quiroga.

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    artillera no creo que se enfade nadie. En ltimo trmino, y despus de todo, as fue Bonaparte al sitio de Toln.1

    Esta preocupacin de lvarez Buylla no era en el fondo balad, pues en las salas de banderas molestaba mucho que un simple capitn, llegado al cargo ms importante del protectorado por motivos exclusivamente polticos, presidiese el desfile. El espritu de casta estaba soliviantado sealaba acertadamente Romero Basart, siendo la tienda de Yage el foco principal del huracn que recorra el campamento. Sin embargo, Gmez Morato quiso quitar sangre al comentario de su subordinado afirmando que Yage slo era un militar excesivamente celoso en el cumplimiento de su deber y muy disciplinado.

    Una vez terminadas las maniobras, conocemos, por el oficial legionario de origen turco, Hassen Bey, el deseo de Yage de llegar a Ceuta lo antes posible:

    Al terminar el desfile cada cuerpo regres a su vivac, empezaron los festejos y hubieron algunas manifestaciones

    de exteriorizar los sentimientos, pero sin mayor importancia y ms bien por el efecto del vino que de ideas. Al observar estos detalles regres inmediatamente donde tenamos instalado el vivac nuestra bandera y acto seguido me llam el teniente coronel Yage y me dijo: Voy a salir ahora mismo para Ceuta. Vete al teniente Correa del parque automovilstico y que te d de mi parte los primeros camiones preparados y sin prdida de tiempo, regresas con la P. M. de Mando y Transmisiones a Riffien. Cumpl la orden recibida al pie de la letra y con exceso, regresando al campamento. A los das siguientes empezaron a llegar las restantes fuerzas de la Legin y en definitiva la fecha estaba fijada para el da 18 de julio.2 Esa misma noche, antes de salir para Riffien, Yage se reuni con el teniente coronel de Estado Mayor

    Daro Gazapo, con el capitn Medrano y el comandante de Intervencin Snchez-Gonzlez. Hicieron el ltimo recuento de las unidades comprometidas con las que se poda contar: el teniente coronel Barrn y su grupo de Regulares de Melilla; el teniente coronel Delgado Serrano y su grupo de Regulares de Alhucemas; el batalln de Cazadores de frica n 3; el teniente coronel Aymat y la mayora de los mandos del batalln de Cazadores de frica n 7; ingenieros de transmisiones de las dos zonas con sus jefes a la cabeza, tenientes coroneles Gautier en Ceuta y Urzaiz en Melilla; teniente coronel Ru y toda la agrupacin de su arma; y la 1 y 2 Legin del Tercio, excepto alguna bandera todava dudosa. Esperaba tambin poder reclutar algunas harkas entre los Beni-Seddat, Beni-Urriaguel, Retama y Bocoiel. En el plan slo faltaba saber cundo iba a llegar Franco y la orden de Mola, por medio de Urzaiz, para que todos se sublevasen.

    Yage escribi a Mola el da 13 julio, nada ms llegar a Ceuta:

    Terminadas las maniobras del Llano Amarillo ha empezado la dislocacin y, si no hay orden en contra, el da 16 estarn todas las fuerzas en sus bases.

    [...] El trabajo efectuado ha sido fecundo. Aqu todo est listo; slo necesitamos mando y barcos. He recibido, por una carta, una orden de ponerme en movimiento el da 14, y otra, al mismo tiempo, aplazando la cosa. Si esta segunda se pierde, se arma lo. Esto no puede ser; insisto en que el da y la hora debe mandarse a priori y traerlo en mano por dos personas de confianza mejor que por una.3

    Las primeras fechas que se haban barajado eran las del 14 o 15 de julio, al final de las maniobras. Le

    haban sido comunicadas por medio del capitn navarro Imaz, que se haba entrevistado en Pamplona con Mola con la excusa de los Sanfermnes, logrando regresar a Marruecos tras muchas peripecias. Posteriormente Mola envi nuevas noticias a Yage por medio de Elena Medina. Sus rdenes eran: El 17 a las diecisiete, debiendo acuartelar los golpistas la tropa bajo la excusa de celebrar una revista de polica. Sabemos que Mola intent retrasar una vez ms la sublevacin del ejrcito de frica como consecuencia de las noticias que le llegaban de

    1 Arrars, J., op. cit., p. 494. 2 Hassen Bey A. H., Memorias de Amet Handi Hassen Bey, s/f, p. 71. 3 Gil Robles, J. M., No fue posible la paz, Ariel, Madrid, 2006, pp. 774 y 775.

  • 13

    Canarias, por lo que envi un nuevo agente a Ceuta para que Yage retrasara la sublevacin unas horas y as dar tiempo a Franco a llegar a Marruecos. Este correo lleg a Ceuta a ltima hora del 16, o a primeras del 17, por lo que Yage ya no pudo frenar la sublevacin. Sobre la conversacin del jefe de la 2 Legin con el correo de Mola, nos dice Maz en su libro: Sin perder tiempo, con lo puesto, sal para Algeciras explic la seorita Luisa Belloqu. Por primera vez utilizaba la contrasea "A m la Legin", que repet en Ceuta despus de estrechar la mano del teniente coronel Yage. "Seorita me dijo Yage, ha llegado usted tarde. Esto dijo leyendo el mensajees de todo punto imposible".1 Cuenta Queipo de Llano en sus Memorias de la Guerra Civil recientemente aparecidas que, hablando con Galarza, la tarde del 16 de julio, sobre que l sera el primero en sublevarse, ste le dijo: S, pero es que Yage ha dicho que quiere que el ejrcito de frica sea el primero; lo harn probablemente maana mismo.2 Podran o querran aguantar los africanistas mucho tiempo ms?

    El asesinato de Calvo Sotelo

    Durante este juego de intercambio de correos secretos, de rdenes y contrardenes, se iba a producir un luctuoso suceso, instigado desde cargos prximos al Gobierno y a los partidos polticos que le apoyaban, que iba a resultar determinante. La maana del 13 de julio, cuando muchas de las unidades y sus mandos an no haban partido para sus acuartelamientos, se conoci la noticia del asesinato de Calvo Sotelo. sta recorri las tiendas y formaciones como un reguero de plvora. Las tropas concentradas en el Llano Amarillo estaban indignadas. Slo saban que haba sido asesinado pero, a pesar de desconocer los detalles, comprendan a la perfeccin la trascendencia del suceso. El asesinato sirvi para decidir a los indecisos y reafirmar a los comprometidos. Fue la chispa que encendi la carga que llevara al alzamiento del 18 de julio. Seala Payne que 3el Gobierno no respondi con una vigorosa bsqueda de los culpables, sino arrestando a ms falangistas, como si stos fueran responsables del asesinato de sus propios compaeros y simpatizantes; en los tres das siguientes se anunci el arresto de trescientos falangistas y derechistas tan slo en la provincia de Madrid aunque, como siempre, no se detuvo a ningn socialista. Haca tiempo que se haba abandonado cualquier pretensin de reconciliacin y la poltica gubernativa pareca consistir en intentar empujar todava ms a la derecha, hasta que se rindiese por completo o provocase una rebelin que pudiera reprimirse de manera directa.

    Los africanstas ya haban alcanzado toda la presin que podan soportar. Sabemos por un manuscrito indito de un joven oficial africanista, sobrino de Calvo Sotelo, el teniente de ingenieros Luis Barber Grondona, que en esa misma semana Yage y sus hombres se iban a sublevar. Sabemos por la Historia de la Cruzada que antes de salir Barber para Madrid, para ir a casa de los Calvo Sotelo, fue recibido por Yage, y por todos los que le acompaaban, con el saludo fascista. Le encomendaron un mensaje para los amigos de Madrid. Con las siguientes palabras recuerda el joven teniente todos estos sucesos:

    La noticia [del asesinato de Calvo Sotelo] se supo [en frica] por radio en el momento en que un grupo de jefes y

    oficiales, entre los que me encontraba, oamos cantar los himnos de las seis banderas de la Legin, que me dijeron se reunan por primera vez.

    Seores dijo el capitn aposentador del cuartel general saliendo de una tienda, ha ocurrido algo gravsimo, han asesinado a Calvo Sotelo... Y por fondo tres mil voces como un presagio: Legionarios a luchar, legionarios a morir!.

    Fue un momento inolvidable, en el que un ejrcito se juramentaba a morir por salvar a Espaa de un gobierno que asesinaba a sus mejores hijos. Luego el torbellino de recuerdos rpidos; llamadas a Ceuta para saber noticias; y mi teniente coronel que me ofrece un permiso para ir a Madrid. Me presento al teniente coronel Yage para ir si a me necesitaba; acepta; noche de impaciencias y rabia. Al amanecer a Ceuta, baarme, un momento con la novia, Riffien...

    1 Maz, B. E, Mola, aquel hombre. Diario de la conspiracin. 1936, Planeta, Barcelona, 1976, p. 281. 2 Fernndez-Coppel, J., Queipo de Llano, memorias de la Guerra Civil, La Esfera de los Libros, Madrid, 2008, p. 26. 3 Payne, S. G., El colapso de la Repblica, La Esfera de los Libros, Madrid, 2005, p. 480.

  • 14

    El teniente coronel Yage me da instrucciones; pregunto qu debo hacer al terminar mi misin en Madrid. Yo pensaba ir a Toledo, donde estaban mis padres. Me dice que espere all rdenes y que ayude a levantar Toledo, que pronto nos reuniramos. No estaba an cifrado el parte; vuelta a Ceuta y, estando en casa de mi novia, el ayudante del teniente coronel me trae un sobrecito para sus tos de Toledo; lo meto en el forro de la gorra. Por qu?, me dice mi novia. Ya sabes que soy una calamidad y as no lo pierdo. ste tiene inters. A comer corriendo, me encuentro con el Bacali, teniente de la Legin, viejo camarada africano. Comemos juntos; me dice que se haba intentado celebrar una manifestacin de regocijo por la muerte de Calvo Sotelo, aprovechando la falta de casi todos los oficiales. Terminamos; un abrazo muy fuerte.

    En Toledo os espero, le digo. No faltaremos, me contesta emocionado. Que Dios nos ayude! El barco, mi novia, que no sabe lo que pasa pero lo adivina, lgrimas... La aventura empieza! [...] El momento tan

    deseado haba llegado y no quedaba ms que vencer? [...] Ni se me pas por la imaginacin que se pudiera perder. Yo conoca a mucha gente en frica, haba tomado parte en la preparacin del Movimiento y saba que todos pensaban igual. Y en Madrid dudaban!

    Me fui a casa de Calvo Sotelo y me encontr con la escena terrible de un hogar, que haba conocido lleno de felicidad, viviendo las horas amargas de perder canallescamente al jefe de l. Transmit el psame de un ejrcito que estaba en pie y haba recibido este asesinato en el corazn jurando seguir el camino de honor que l haba marcado.

    [...] Despus de comer fui a entregar el mensaje; encontr, al cabo de un rato, a la persona que deba recibirlo; me di a conocer por medio de una contrasea y, descosiendo el forro de la gorra, lo entregu dando el recado verbal: frica se levanta antes del domingo. La gente estaba indignada por el asesinato y era la ocasin que haba que aprovechar sin vacilar. Todo estaba listo; haba un ejrcito de ms de diez mil hombres en el Llano Amarillo dispuesto a vencer y a morir por Espaa, su espritu no poda ser mejor, y acababa de entrenarse con un recorrido de ms de trescientos kilmetros hecho con la improvisacin de una guerra, porque no esperbamos se celebrasen estas maniobras. Yo, que haba asistido a ellas como enlace de Automovilismo en el cuartel general de la Circunscripcin Occidental, haba visto a los oficiales de Estado Mayor dar todas las rdenes, sobre la marcha, sin tener nada preparado; di los informes que me pidieron, dej mis seas por si me necesitaban y volv a casa de Calvo Sotelo.

    All estaban algunos polticos; habl con ellos de la situacin en frica, del espritu que todos tenan, de la estrecha unin a que se haba llegado, de la indignacin que haba producido el asesinato y el entusiasmo que haba por el Movimiento. Me oyeron con un poco de escepticismo dicindome que por mis pocos aos y mi entusiasmo vea las cosas muy fciles, que an no estaba todo preparado, que en frica todo se vea de color rosa. Yo haba visto vibrar a las fuerzas del Llano Amarillo ante el asesinato de Calvo Sotelo.1

    Los rumores de un alzamiento circulan por todo el protectorado, por toda Espaa, con la fuerza de una

    realidad imparable. El interventor regional de la Regin Occidental escribe desde Larache, el 14 de julio de 1936, una carta a Yage en la que afirma no ser ni derechista ni izquierdista, y le habla de que el jefe de Polica le ha dado la noticia de un levantamiento de las tropas en el Llano Amarillo y la segura llegada de Franco y Goded para la implantacin de una dictadura militar. Esta noticia coincide con las que le ha dado un jefe de Mehanias al que haban hablado de una sublevacin en el Llano Amarillo y cmo, tras el asesinato de Calvo Sotelo, se estaba radicalizando la posicin de los militares:

    S, pido a Dios os d el mximo acierto y saquis a Espaa de este trance a que nos ha conducido una mal

    entendida Repblica. Mi deber me obliga, ya que me es imposible dejar este cargo, a cumplir con sus deberes y esperar pasivamente a que un golpe militar o civil me ponga preso para hacerse de mi puesto, y ojal sea ello pronto si es origen de un resurgimiento de nuestra patria. Ahora bien, es precisa esta actuacin para que no caiga sobre m la infamia de una traicin, que no cabe en mi modo de ser, pues si ello fuera preciso, dejara con anticipacin mi cargo para considerarme con libertad de accin... De corazn os acompao... y an me sume si fuera preciso, previa la separacin de mi actual cargo. sta es la explicacin que me veo obligado a darte a ti, el mejor de mis amigos, y al que estoy unido por lazos imborrables. Juan [ilegible].2 Todo el mundo parece saber lo que va a ocurrir, pero la dinmica de los acontecimientos parece impedir a

    las autoridades republicanas tomar medidas para impedir el golpe. No pueden o no quieren? Tras el asesinato de Calvo Sotelo, Mola envi al teniente coronel Tejero a hablar con el socialista Mariano Ans, de la Comisin de

    1 Barber Grondona, L., 18 de Julio, manuscrito indito. 2 APY, carta del interventor regional de la Regin Occidental, Larache, 14 de julio de 1936.

  • 15

    Guerra del Congreso de los Diputados, para intentar evitar el alzamiento militar. Portela Valladares dira tiempo despus que Casares Quiroga quera que se produjese el golpe para aplastar definitivamente a los militares fascistas, monrquicos y derechistas y as poder lucir los laureles del vencedor del fascismo y padre de la Repblica. El propio Carrillo ha afirmado que Casares estaba deseando que se sublevasen para poder aplastarlos. Franco y otros muchos militares vean en la sublevacin la solucin ltima, extrema y poco deseable a los problemas que sufra la nacin bajo el Gobierno del Frente Popular. El asesinato de Calvo Sotelo termin por decidirles: El 17, el principal enlace de Yage en Madrid recibe un telefonema procedente de Tetun conteniendo la felicitacin por su santo a un hombre de nombre y apellidos vulgares, firmado por otro de nombre no menos corriente. No hay que consultar clave alguna. El nmero de letras de cada uno de los nombres indica rotundamente la hora H y el da D en que el ejrcito de frica se ha sublevado. Se ha iniciado en Melilla....1

    La muerte del diputado y prestigioso lder ultraderechista, unida a otras medidas de fuerza locales tomadas por las autoridades y partidarios del Frente Popular en Marruecos, terminaron por precipitar, la tarde del 17, lo que muchos teman y queran evitar: el golpe militar, que ya era imparable.

    El 17 dio comienzo el golpe. La sublevacin se anticip porque las autoridades frentepopulistas melillenses tuvieron noticia de que un grupo de conspiradores estaba reunido en la Comisin Geogrfica del Ejrcito de Melilla. Eran las cinco de la tarde. Una persona, que al parecer pag con la vida su accin, inform al Gobierno del alzamiento que se preparaba en Melilla, lo que provoc que se dictase una orden para registrar la Comisin Geogrfica del Ejrcito existente en aquella plaza. All ya estaban reunidos los tenientes coroneles Segu, Bartomeu y Gazapo; los capitanes Medrano y Cano; los tenientes Comas, La Torre, Tasso, Bragado, Snchez Surez y Samaniego; y el maestro herrador Cuadrado. Para impedir el registro, los oficiales de la Comisin Geogrfica pidieron ayuda a la Legin, que envi a un sargento con veinte legionarios que, mandados por el teniente La Torre, desarmaron a los agentes de la autoridad. Este choque evit el registro, pero aceler el alzamiento en relacin a lo previsto.

    A media tarde las fuerzas del ejrcito de frica podan considerarse sublevadas. Yage form a sus legionarios en la explanada de Dar Riffien y les areng: Legionarios!! All est Espaa, nuestra Espaa ultrajada por sus enemigos! Desatad vuestro furor guerrero, porque lleg el momento de encender la mecha y de demostrar al mundo entero de lo que sois capaces por recuperar nuestro suelo. Yo os prometo que cuando entremos en Castilla lo primero que haremos ser besar aquella bendita tierra.2

    A la once y media de la noche la 4a Bandera de la Legin march sobre Ceuta, logrando su objetivo sin casi resistencia. Inmediatamente se le sumaron el resto de las unidades de Ceuta, Tetun, Larache, Alcazarquvir y Xaun. La sublevacin militar en el protectorado era imparable.

    Inmediatamente otras unidades de Ceuta se sumaron a los legionarios de Yage. En el Diario de operaciones del Grupo de Regulares de Ceuta n 3, lacnicamente se dice sobre los sucesos del 18 y 19 de julio: Da 18. En la madrugada de este da sale el tabor al mando de su jefe natural al objeto de cooperar con el resto de fuerzas de la plaza a tomar la poblacin y Gobierno Civil, lo cual se efectu sin novedad declarando entonces el estado de guerra. Da 19. En este da el tabor al mando de su jefe natural prest todos los servicios y vigilancias asignadas al tercer sector de la poblacin.3

    Yage comunic a Valentn Galarza que slo participara en el golpe de Estado si Franco asuma el mando del ejrcito de frica. Como vemos, el golpe, aunque muy avanzada su organizacin, segua todava a principios de julio pendiente de mltiples interrogantes. La idea de llevar a Franco por va area a Marruecos fue de Yage, como se puso de manifiesto en la entrevista que sostuvo a finales de junio de 1936 con Francisco Herrera Oria en Ceuta y que conocemos gracias al libro de Gil Robles No fue posible la paz. Herrera Oria entr 1 Garca Escalera, I., El general Yage, Publicaciones Espaolas, Madrid, 1953, p. 21. 2 Calleja, J. J., op. cit., p. 83. 3 Servicio Histrico Militar, Archivo de la Guerra de Liberacin, Documentacin Nacional, legajo 462. Diario de operaciones del Grupo de Fuerzas Regulares Indgenas de Ceuta n 3 (III Tabor), periodo de julio de 1936 a abril de 1939, ano 1936.

  • 16

    inmediatamente en contacto con Juan March en Biarritz para que aportase el dinero necesario para fletar un avin que llevase a Franco de Canarias a Marruecos.1

    Hasta la madrugada del 17 al 18, Franco, que estaba en Las Palmas para asistir al entierro del general Balmes, no se enter de la sublevacin del ejrcito de frica. Inmediatamente se prepar para volar a Marruecos a bordo del avin civil Dragn Rapide.2 El futuro Caudillo tard tiempo en tomar la decisin. Franco tena fama de prudente. No es de extraar que durante las semanas de preparacin del 18 de julio, hasta el asesinato de Calvo Sotelo, tardase en decidirse a dar el paso para sublevarse, una decisin con enorme trascendencia personal y para Espaa. A todos los implicados les cost tomar la decisin. Yage, sin duda, menos fro y mucho ms lanzado que Franco, en ocasiones anteriores se haba negado a protagonizar un golpe, como le propusieron en las semanas previas a la llegada de Portela al poder.

    Franco lleg al aeropuerto de Sarna Ramel el 19 de, julio a las 7 de la maana. All le esperaba Yage para entregarle el mando del ejrcito de frica. Cumpliendo la palabra dada, le hizo la entrega, un teniente coronel a un general, aunque ambos de la misma promocin, de los ms de veinte mil hombres que componan las fuerzas espaolas y nativas de guarnicin en Marruecos. Inmediatamente se formaron dos columnas que deban cruzar el Estrecho hacia Algeciras y Mlaga.

    1 Ferrer, P., Juan March. El hombre ms misterioso del mundo, Ediciones B, Barcelona, 2008, pp. 354 y 355. Algunos autores afirman, sin base documental, que Franco exigi una cantidad en metlico a March que deba quedar depositada en el extranjero, para asegurar la supervivencia de su mujer y su hija, dado que careca de 'bienes de fortuna propios, por si salan mal las cosas, como pidi en su da Sanjurjo. Pero esta hiptesis es pura especulacin, especialmente si tenemos en cuenta que Franco no decidi sumarse al golpe hasta el ltimo minuto, como consecuencia del asesinato de Calvo Sotelo. 2 Garriga insiste en que ante las dudas de Franco, que slo se decidi por causa del asesinato de Calvo Sotelo, Mola haba ordenado a Ansaldo que volase a Portugal para recoger a Sanjurjo para llevarlo a Marruecos.

  • 17

    II

    VIVA EL REY! VIVA LA REPBLICA! VIVA SIEMPRE ESPAA!

    aban pasado tres dcadas largas desde que la XIV promocin del arma de infantera, la Promocin Franco, haba abandonado el Alczar de Toledo para ir a luchar y morir en Marruecos, en la sangrienta Guerra Civil y en la Unin Sovitica. Los que quedaban vivos se reunieron para

    celebrar el aniversario del comienzo de su carrera militar, una vida que haban compartido, durante un ciclo blico muy intenso, con compaeros de armas que haban sido llamados a convertirse en algunas de las figuras ms importantes de la historia del siglo XX espaol.

    El discurso conmemorativo, en medio del patio de armas de un Alczar an en ruinas, fue pronunciado por Yage, la figura ms destacada, si no hubiese formado Franco parte de la misma, de la promocin. En aquel reducido grupo formaban los supervivientes de la flor y nata del ejrcito victorioso en la Cruzada, nacido en la dura escuela de los africanistas y que se haba fraguado definitivamente en la recin terminada Guerra Civil. En 1907, en aquel mismo lugar, haban formado trescientos doce caballeros cadetes, entre los que se encontraban, junto a Franco y Yage, soldados como Daro Gazapo, Camilo Alonso Vega, Emilio Esteban Infantes, Ricardo Villaba, Senz de Buruaga, el infante Alfonso de Orlens o Fernando Dez Giles, autor del Himno de infantera. Todos ellos, como seala el maestro de historiadores Luis Surez, en nada fallaron. Mucho tiempo despus, aquel 5 de junio de 1943, dijo Yage:

    Mi General: por haberme favorecido la fortuna ms que al resto de nuestros compaeros, me cabe el honor de

    hacer llegar hasta ti la admiracin, la adhesin, y tambin el cario de la XIV promocin de infantera; de aquellos muchachos que hace treinta y cinco aos se reunieron por primera vez, llenos de vida y de ilusiones, y que hoy, cargados de achaques y de canas, vuelven a reunirse para recordar aquellos tiempos felices; para dedicar un recuerdo lleno de admiracin y de orgullo a los que en Rusia combaten a las rdenes de nuestro compaero Esteban Infantes; para rezar por los muertos; para pensar con dolor en los que la fatalidad apart de nuestro lado; y para ofrecer este modesto recuerdo a aquel cadetillo que, por culpa de sus catorce aos, formaba a la cola de su compaa, y que hoy, por el peso de sus mritos, forma la cabeza del Estado.1 Todos haban ingresado en la academia toledana durante el verano de 1907, tras aprobar un examen al que

    se presentaron ms de mil quinientos candidatos, examinndose en treinta tandas. El jovencsimo aspirante a oficial Juan Yage haba nacido a finales del siglo XIX, el 9 de noviembre de

    1891, en el pueblo soriano de San Leonardo, un pequeo asentamiento agrcola y maderero en el que ejerca como mdico rural su padre, Juan Yage Rodrigo, hijo de otro mdico rural, Lorenzo Yage Alonso,2 que haba ejercido la profesin en Ucero. Su padre, el doctor Yage, se haba casado en 1890 con una joven Viuda, Maximiana Blanco Salas,3 miembro de una familia natural de Salas de los Infantes.

    El 9 de noviembre de 1891 naci el futuro general Yage, que fue bautizado con el nombre de Juan Lorenzo Teodoro Yage Blanco. Cuando slo tena cinco aos muri su padre, el 26 de febrero de 1897, de un infarto. Tras este suceso, los Yage, madre e hijo, abandonaron San Leonardo para irse a vivir a Hontoria del Pinar. Ms tarde, en 1901, se fueron a vivir a Burgos para que Juanito pudiese estudiar en el colegio de los 1 APY, Carpeta de discursos y arengas, Arenga pronunciada por el Excmo. Sr, General D. Juan Yage Blanco, al hacer entrega a S. E. el Generalsimo del obsequio que le hizo la XIV Promocin de Infantera, al rendirle homenaje de cario, adhesin y respeto el da 5 de junio de 1943 en las ruinas del Alczar de Toledo. 2 Eran sus abuelos paternos Lorenzo Yage Alonso y Luca Rodrigo. Sus abuelos maternos fueron Domingo Blanco y Eusebia Salas Gil. 3 Haba enviudado al poco de casarse con el abogado Ladislao Gutirrez Garca, con el que no haba tenido hijos.

    H

  • 18

    Sagrados Corazones. Un ao ms tarde ingres, para estudiar bachillerato, en el Instituto General y Tcnico de Burgos.

    A finales de agosto de 1907 ingres en la Academia de Infantera. Tena quince aos, y le faltaba poco para cumplir diecisis. Obtuvo su plaza de cadete de primer ao en Toledo por Real Orden de 9 de julio, y fue filiado el 29 de agosto. El 13 de octubre del mismo ao prest juramento de fidelidad a la bandera.

    Juanito quera ser militar en unos momentos en los que ser soldado no era una de las opciones profesionales con ms prestigio social entre los hijos de la burguesa. Por aquel entonces, la abogaca y la medicina eran las carreras ms deseadas. En la familia Yage no haba tradicin militar, aunque por parte de su madre, entre los Salas, habran de surgir algunos soldados destacados.4

    Mientras estudiaba en Toledo, su madre se traslad a vivir a esta ciudad. En su casa tuvieron acogida, durante los tres aos que dur su preparacin castrense, muchos de sus compaeros de promocin, unos autnticos nios soldado.

    A principio del pasado siglo XX los futuros oficiales de infantera reciban una formacin fundamentalmente terica, pensada para combatir en un escenario blico europeo. La Biblia de los futuros oficiales era El reglamento provisional para la instruccin terica de las tropas de infantera, reescrito en 1908 conforme a la doctrina que vena desde Alemania. Este pas, desde su victoria sobre los franceses en 1870, en la Guerra Franco-Prusiana, haba logrado para sus fuerzas armadas terrestres la consideracin de ser las mejores del continente, que era tanto como decir del mundo.

    Los cadetes eran formados en valores y sometidos a una estricta disciplina con el fin de lograr que en lo ms duro del combate estuviesen dispuestos a morir y matar sin titubeos, conservando la cabeza fra para ejercer el mando. Esta formacin terica y moral se vea parcialmente completada con maniobras en las que participaban todos los cadetes en primavera. Su finalidad era acercarles a la realidad de una unidad militar en campaa. Cuando, pocos meses despus, marcharan a Marruecos para participar en una campaa de verdad, su etapa de formacin se cerrara de golpe con la llegada a la dura realidad de la guerra. Muchos de los nuevos oficiales no sobrevivan ms de unas pocas semanas tras los primeros combates.

    En Toledo, solar y cuna de la infantera espaola, se renda culto al valor, al honor, a la acometividad en el combate y a la disciplina, al esfuerzo, a la capacidad de sufrimiento y a la abnegacin. Virtudes morales puestas al servicio de la patria, que era como antes se llamaba al conjunto de todas las tierras y hombres de Espaa. Seala Garriga, en su libro El general Yage, los tres conceptos que se grabaron a fuego en el corazn y en la mente de Yage y en la de todos sus compaeros de promocin: fidelidad absoluta a la Corona; disciplina, obediencia ciega a las rdenes de sus mandos; y espritu de cuerpo. Al mismo tiempo eran educados para convertirse en defensores mximos de los valores e intereses de Espaa, al margen de las leyes y ordenamientos civiles, fruto de la ley de 1905 sobre jurisdiccin.

    Tena dieciocho aos, en 1910, cuando termin sus estudios militares en Toledo. El da que recibieron sus despachos de segundo teniente de infantera,5 a los cadetes formados en el patio les dirigi la palabra el primado de Espaa, cardenal Aguirre, y el director de la Academia de Toledo, coronel Villalba, que en una arenga cargada de patriotismo les record a los hroes cados en la reciente masacre del Barranco del Lobo.

    El 23 de julio fue destinado al Regimiento de Infantera de la Lealtad n 30, de guarnicin en Burgos, al que se incorpor el 19 de agosto. All permanecera durante cuatro aos, y volvera a vivir con su madre, que se haba trasladado tambin a la ciudad castellana para estar junto a su nico hijo.

    En los aos que permaneci sirviendo en la tranquila guarnicin burgalesa, un destino no muy adecuado para hacer una brillante carrera militar, slo es de destacar su participacin, junto a su batalln, durante los meses de septiembre y octubre de 1911, en la represin de la huelga general de Bilbao y pueblos aledaos, en la zona minera, en apoyo de las fuerzas de, orden pblico.

    5 Por Real Orden de 13 de julio del ltimo ao (D. O. a 151).

  • 19

    El 13 de julio de 1912 ascendi a primer teniente de infantera. Su carrera, durante los primeros aos, y a diferencia de la de otros compaeros de armas, no destac por su brillantez o heroicidad, dado que no sirvi largo tiempo ni de manera destacada en el protectorado, como s haban hecho Franco, Miln Astray, Mola, Muoz Grandes o Valenzuela. Su larga estancia en Burgos tuvo como consecuencia que tardase mucho tiempo en ascender a capitn.

    Sin lugar a dudas su situacin de hurfano desde muy nio, e hijo nico, llev a que el joven teniente, influenciado por su madre, se conformase de momento con una vida tranquila en una guarnicin de provincias. Sin embargo, el joven teniente Yage era un chico normal que soaba con una brillante carrera militar y con vivir aventuras coloniales, como todos los jvenes oficiales espaoles y europeos que en aquellos aos vestan uniforme.

    El 27 de octubre de 1912, siendo ya primer teniente, Yage, con casi veintids aos, protagoniz un pequeo incidente junto al tambin teniente Emilio Fernndez Martos. Un suceso que demuestra la inquietud que la falta de accin le provocaba, y que dio lugar a escndalo en una casa de mala nota de esta Ciudad [Burgos] [...] con la circunstancia agravante por parte de este ltimo [Fernndez Martos] de hallarse prestando servicio de Vigilancia. Por este motivo les fue impuesto un arresto de ocho y catorce das respectivamente. Yage remiti una instancia al ministro de la Guerra protestando por la injusticia del arresto. En el citado escrito deca:

    Que en la noche del veintisiete de octubre ltimo asisti a una casa pblica de esta ciudad, en la cual estuvo hasta

    las doce de la noche, en que se retir sin que hubiera ocurrido nada anormal. A los dos das fue llamado el oficial que suscribe al despacho del seor coronel jefe principal del regimiento, a fin de que respondiera a los cargos que se le hacan en una instancia suscrita por las pupilas de dicha casa [...] en la que se le acusaba de haber maltratado de palabra y obra a una de ellas. Ante el seor coronel contest el oficial que suscribe ser absolutamente falso cuanto se le imputaba, extremo que poda probar con varios testigos.6 Al teniente Yage le sobraba fuerza y nimo. Su espritu inquieto necesitaba algo ms que una tranquila y

    provinciana vida de guarnicin, falta de todo tipo de emociones y expectativas profesionales. La llamada de frica

    En la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906 se confirm el statu quo de los europeos y de Espaa en Marruecos. Los gobiernos de Alfonso XIII comenzaron a reclamar los derechos histricos de Espaa a ocupar territorios en el reino magreb.

    En 1912 le fue adjudicada a Espaa como protectorado la zona norte de Marruecos, la regin montaosa del Rif, la Yebala, Gomara, Ajmas... El territorio adjudicado a Espaa viva en la ms absoluta anarqua. Los acuerdos de Algeciras prevean la creacin de una fuerza de polica, bajo la soberana del sultn, pero dirigida por oficiales espaoles y franceses, responsable del mantenimiento del orden. El mando de estas fuerzas por parte espaola fue encargado al teniente coronel de caballera Manuel Fernndez Silvestre.

    Desde 1902 la autoridad de sultn era cuestionada por El-Roghi, que sostena ser el ltimo hijo del sultn anterior y que controlaba la regin de Melilla, con capital en Zelun, y que logr extender su poder hasta Taza. El Gobierno de Maura en el poder desde 1907 se neg a reconocer a El-Roghi, lo que no impidi que ste vendiese los derechos de explotacin de unas minas al sur de Melilla a ciertos inversores espaoles. Unos negocios que se consolidaron con el nacimiento de la Compaa Espaola de las Minas del Rif, empresa con la que lleg a diversos acuerdos El-Roghi. La explotacin de las concesiones mineras llevaba aparejada la construccin de un ferrocarril.

    6 APY, Orden General del 4 de noviembre de 1912. El escrito de Yage al ministro de la Guerra es del 18 de noviembre de 1912.

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    En el verano de 1908 El-Roghi, una vez comprobada la incapacidad del sultn de Marruecos para ejercer su poder sobre el Rif, intent extender su control por estos territorios, obligando a la kabila de los Beni Urriaguel a pagarle tributo, por lo que stos pidieron el apoyo de Espaa. Los belicosos Beni Urriaguel levantaron a todas las tribus de la zona contra El-Roghi y, a finales de ao, haban logrado expulsarlo de su capital nortea, situada al sur de Melilla, Zelun, para ser pocos meses despus capturado por una mehala del sultn y seguidamente ajusticiado: segn algunos rumores fue echado a los leones que el sultn tena en su palacio de Marrakech.

    La captura de El-Roghi no supuso la tranquilidad para la zona, sino que aument el desorden. El sultn careca de capacidad para ocupar de forma efectiva el espacio que la desaparicin del poder feudal de El-Roghi haba generado. Su muerte provoc que las kabilas cercanas a Melilla se lanzaran a la guerra, acosando a los trabajadores espaoles que explotaban las minas de las afueras de Melilla, pues no reconocan las concesiones mineras hechas a los europeos en sus tierras. En junio de 1909 Maura orden al general Marina que tomase medidas para proteger a los espaoles y sus intereses.

    El 9 de julio fueron asesinados seis mineros espaoles. Las autoridades militares espaolas tomaron cartas en el asunto. Marina contaba con seis mil hombres para cumplir esta misin. La decisin del Gobierno de enviar tropas de refuerzo a frica, mediante la llamada a filas de hombres que ya haban cumplido su servicio militar y que se encontraban en la primera e incluso segunda reserva, desencaden las jornadas revolucionarias de la Semana Trgica, a partir del 26 de julio de 1909. El detonante fue la aniquilacin, el da 25, en el Barranco del Lobo, a tiro de piedra de Melilla, de la prctica totalidad de efectivos del 1 de Cazadores de Madrid.

    Esta revuelta contra el envo de reservistas a Marruecos se sald con 8 muertos y 104 heridos entre los miembros de la Polica y la Guardia Civil, y 75 muertos y ms de quinientas detenciones entre los revoltosos, siendo 5 de stos condenados a la pena de muerte.

    La llamada a filas de reservistas fue sumamente impopular, no slo por los riesgos que implica toda guerra, sino tambin por enviar a hombres con cargase familiares que, al ser movilizado el principal sustento del ncleo familiar, dejaba, en la mayora de los casos, a mujer e hijos en la ms absoluta indigencia. El ejrcito espaol o, mejor dicho, el Gobierno de la monarqua, no pagaba ningn tipo de sueldo a los soldados que llamaba a filas.

    Los sucesos de la Semana Trgica evidenciaron la falta de inters de los espaoles por conseguir la pacificacin del protectorado marroqu. A diferencia de britnicos, franceses o alemanes, las clases medias y bajas espaolas no estaban ganadas por la fiebre del imperialismo. Los espaoles no tenan nada material que ganar en frica, salvo sufrimientos, penalidades, sangre derramada y una gloria militar que patrimonializaban nicamente los oficiales profesionales africanistas. Una situacin que refleja con maestra Ramn J. Sender en su novela Imn. Slo Romanones y algunos pocos financieros, con intereses en las minas del Rif, vean en la guerra una ventaja y una necesidad para Espaa.

    Un ao despus de estos sucesos, en el verano de 1910, Yage y sus compaeros de promocin salan con sus despachos de segundo teniente alfrez de la Academia de Infantera de Toledo.

    El aumento de los combates en Marruecos llev a un incremento constante de las tropas espaolas en frica, dando as comienzo un dursimo conflicto colonial que habra de prolongarse a lo largo de diecisis aos con un coste de unos cincuenta mil muertos, hasta que en 1926 la dictadura de Primo de Rivera logr la pacificacin definitiva del protectorado espaol de Marruecos.

    En noviembre de 1912 Espaa firma su acuerdo de protectorado con el sultn sobre la zona ms pobre y levantisca, mientras que Francia se adjudicaba por los acuerdos del 30 de marzo de 1912 un territorio de trescientos cincuenta mil kilmetros cuadrados, con cinco millones de habitantes. La zona ms rica y, en proporcin, menos problemtica.

    El poder formal del protectorado espaol estaba en manos del sultn, pero su representante en la zona espaola, el jalifa, era elegido por las autoridades espaolas. La administracin espaola en Marruecos fue establecida por un Real Decreto de 27 de febrero de 1913, siendo el mximo poder de Espaa en su protectorado el alto comisario, inicialmente con sede en Ceuta, para luego pasar a Tetun. Se crearon en un

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    principio tres distritos militares autnomos Ceuta, Melilla y Larache, ya que en la prctica las tres ciudades y sus zonas de influencia se encontraban aisladas entre s.

    El establecimiento del protectorado oblig a aumentar las operaciones militares de control y pacificacin. El inicio de las campaas, as como la administracin del territorio, exigi el envo de ms hombres y, sobre todo, de ms oficiales para prestar servicio tanto en las tropas dependientes del sultn como en las estrictamente espaolas o en los servicios administrativos del territorio.

    En 1913 los espaoles haban ocupado Tetun, lo que haba provocado una cierta resistencia por parte de los moradores de los montes de Ben Karrich. Los habitantes de la regin se alistaron en masa en las harkas que levantaban los jefes locales para luchar contra los europeos.

    En la zona de Yebala el lder de la resistencia contra la extensin del protectorado espaol era Muley Ahmed al-Raisuni, descendiente de Abdesalam ben Mechich, santn del Yebel Alam, un santuario en las alturas de Ben Ars. Al-Raisuni rompi sus relaciones con Espaa cuando las autoridades del protectorado le prohibieron seguir robando, cobrando diezmos injustos, raptando y asesinando a sus paisanos.

    Viendo que no iba a ser nombrado jalifa por los espaoles en lugar de Muley al-Med, Al-Raisuni se alz en armas contra el sultn y sus protectores espaoles. Se refugi en su fortaleza montaosa de Tazarut, desde donde predic por toda la Yebala, por Larache, Temn y Xaun, la guerra santa contra las autoridades espaolas. Y lo hizo con notable xito.

    En 1914 la situacin en Marruecos estaba aparentemente tranquila, aunque sin faltar emboscadas, ataques por sorpresa, asesinatos y secuestros, por parte de los rifeos, de soldados y sbditos espaoles. Todos los das se produca alguna baja en los pequeos enfrentamientos que salpicaban todo el territorio del protectorado espaol. En Melilla haban hecho acto de sumisin ante el general Marina las tribus de Ulad Zeitun y Beni Bu Yari, aunque todos los ojos estaban fijos en Europa, pues los vientos de guerra recorran el continente anunciando un enfrentamiento entre las grandes potencias. Una gran guerra que estall en julio de 1914.

    Todos estos acontecimientos llevaron a Yage a abandonar Burgos, y a su madre, para ir a servir a frica. Lleg el 2 de marzo de 1914 a Ceuta. Fue destinado al Cuadro para Eventualidades del Servicio, organismo responsable de cubrir las bajas por enfermedad, vacaciones o muerte de oficiales en las distintas unidades de la zona. El da 12 fue destinado al Regimiento de Infantera Saboya n 6, uno de los que contaban con ms historia y tradicin de la historia militar de Espaa, y que estaba acantonado en Tetun. Se incorpor el da 14, prestando inmediatamente servicio de campaa. Su nuevo destino, una unidad compuesta de soldados peninsulares de cuota a los que intentaba sustraer el mando de los combates ms duros, no favoreca mucho la obtencin de ascensos por mritos de guerra entre sus jefes y oficiales.

    Con el Saboya particip en algunas escaramuzas, proteccin de convoyes y combates, como la operacin para construir unos blocaos en las inmediaciones de Malalin. Yage recibi su bautismo de fuego el 15 de mayo de 1914.

    El prestigio de la recin fundada unidad de Regulares llev al joven Yage a pedir su traslado a la misma. Sobre los Regulares recaera el peso de los ms duros combates del protectorado y en esta unidad se estaban ya produciendo los ascensos ms rpidos.

    Los Regulares fueron creados en 1911 por el entonces teniente coronel Dmaso Berenguer. Al principio estas tropas nativas eran miradas con desconfianza, tanto por los jefes y oficiales espaoles, como por los soldados peninsulares. Sus primeros mandos vivan en la incertidumbre sobre la fidelidad que mantendran los soldados locales en combate, preocupacin acentuada por su falta de experiencia en mandar unidades nativas, tan distintas en todo a las que estaban acostumbrados a capitanear. Sobre todo si tenemos en cuenta que los Regulares haban nacido como fuerza mercenaria para servir de carne de can en sustitucin de los soldados espaoles. Sin embargo, en campaa se portaron muy bien. Sus filas se nutrieron de marroques, huidos de la zona francesa, ms deseosos de luchar contra las kabilas enemigas que contra sus colonizadores blancos: entre los marroques an no haba prendido el nacionalismo. El sueldo, las buenas armas y un posible botn tambin

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    ayudaba mucho junto a unos mandos elegidos entre los mejores del ejrcito espaol a la fidelidad y eficacia de estos mercenarios.

    En 1919 ya haba cuatro tabores7 que en la campaa de la Yebala demostraron ser muy eficaces. La proporcin de bajas entre los oficiales destinados a mandar Regulares era muy elevada, pero los supervivientes se convirtieron en la lite del ejrcito espaol. A los Regulares pronto sigui el nacimiento del Tercio de Extranjeros, la Legin, cuya oficialidad, unida a la que mandaba las harkas, mehalas y otras tropas moras, formaron un grupo de oficiales coloniales homogneo, con caractersticas y valores propios, que haba de resultar fundamental para la historia de Espaa: los africanistas.

    El 25 de agosto de 1914 el teniente Yage fue destinado a las Fuerzas Regulares Indgenas de Melilla, el primero de los grupos o regimientos de Regulares creados por Berenguer. Se incorpor el 31 del mismo mes. Mandaba el grupo el teniente coronel Ruiz-Trillo, y el 2 Tabor el comandante laureado Ayuso Casamayor, siendo el jefe de la ma a la que llegaba destinado el joven teniente Yage el entonces capitn Emilio Mola Vidal. Ya en esta poca, seala Garca Escalera, Yage comienza a sufrir las arritmias que marcarn en varias ocasiones su vida.8

    El 12 de septiembre particip en la conquista y fortificacin de las alturas de Izarduy, formando parte de la columna del general Dmaso Berenguer. En este tiempo trab buena amistad con su capitn, Emilio Mola, aunque su relacin como compaeros en los Regulares de Melilla dur poco, pues Mala ascendi muy pronto a comandante, por lo que abandon la unidad al ser destinado a Barcelona. A pesar de todo, la amistad surgida en estos momentos dur toda su vida.

    Desde un principio Yage se vio envuelto en numerosos combates, luchando constantemente durante los cuatro meses que estuvo en Regulares durante el ao 1914 y a lo largo de los seis aos siguientes, entre 1915 y 1920. Era costumbre que los oficiales jvenes destinados en tropas de choque que se consagrasen ntegramente al servicio, a la guerra, renunciando a permisos y periodos de descanso.

    Particip con los Regulares de Melilla, a comienzos de 1915, en las columnas de los generales Berenguer y Milns del Bosch que operaban por la Yebala y que, tras duros combates, lograron expulsar a miles de rebeldes de los reductos montaosos de Tetun. Por sus mritos en el campo de batalla le fueron concedidas tres cruces de primera clase al Mrito Militar, con distintivo rojo y pensionadas.9

    En Europa la Gran Guerra se encontraba en sus etapas ms duras, lo que hizo que el Gobierno de Madrid no quisiese acrecentar el conflicto colonial. Por este motivo se avino a negociar un acuerdo secreto con Al-Raisuni en septiembre de 1915,10 que trajo cierta paz a la Yebala hasta la primavera de 1916. Al-Raisuni dej de combatir y desarm a parte de sus harkas. Sin embargo, el protectorado no estaba en paz. Los combates continuaron con la kabila de Anyera, que se asentaba en el tringulo formado por Tnger, Ceuta y Tetun, y que cortaba las comunicaciones de Ceuta y Tetun con Larache. Para terminar con la resistencia de los anyera se orden al alto comisario, el general Gmez Jordana, el envo de tres fuertes columnas desde Tetun y Ceuta. El Grupo de Regulares de Melilla se integr en la columna que parti de Ceuta en direccin del Biut, uno de los puntos en los que la resistencia de los anyera pareca ser ms decidida.

    Conforme al plan de operaciones, las tres columnas comenzaron su marcha en la madrugada del 29 de junio de 1916. La de la izquierda estaba mandada por el general Martnez Anido, compuesta por el 1 y 2 Tabor de Regulares de Tetun (eran oficialmente de Melilla, pero ya se les conoca como de Tetun porque estaban en esta zona desde 1913), al mando del teniente coronel Rodrguez del Barrio. Este grupo march en direccin a

    7 Una ma de Regulares equivale a una compaa de infantera, un tabor a un batalln, y un grupo a un regimiento. 8 Garca Escalera, I., El general Yage, Publicaciones Espaolas, Madrid, 1953, p. 7. 9 La primera por los hechos de armas realizados en Malalin y el poblado de Beni Salem (Tetun) los das 20, 21 y 22 de julio de 1914. La segunda por los mritos en la ocupacin de las posiciones del Alto Izarduy (zona de Tetun), el da 30 de septiembre de 1914. Y la tercera, por los meritos en el hecho de armas realizado el da 16 de enero de 1915 en la pea de Beni Hosmar (zona de Tetun).

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    Hafa al-Hamara y AinYir. La del centro, mandada por el coronel Sanjurjo, en la que figuraba el 2 Tabor de Regulares de Melilla, puso rumbo a la Loma de las Trincheras. Y la tercera columna, por la derecha, la mandaba el heroico coronel Gonzlez Tablas, jefe de los Regulares de Ceuta. El general Snchez Manjn march al norte de la kabila mientras las unidades de Larache se movan hacia Talha y Melusa, en la frontera con la zona internacional de Tnger. Las por entonces harkas amigas de Al-Raisuni marcharon para combatir a los rebeldes de la zona del valle del ro Jems. Estas maniobras fueron apoyadas por la Armada que, anclada frente a Alcazarseguer, realiz un simulacro de desembarco con la finalidad de atraer la atencin de los kabileos de la zona de Baharauien y Al-Gaba.

    El da 28 de junio de 1916 los moros de Yage avanzaron formando parte de la columna de Martnez Anido, con la que se trasladaron a Dar-Riffien, donde acamparon. El da 29 de junio Yage se hizo cargo de la punta de vanguardia de la columna. A las cinco entabl combate con los anyera que, en gran nmero, se hallaban apostados en Kudia Afa al-Mar, de donde fueron desalojados. Tras ocupar dicha posicin y las de Xefa y AinYir, fueron inmediatamente fortificadas:

    A juzgar por la confidencial declaracin de algunos moros rehenes, se tena la creencia de que los anyerinos no

    iban a oponer una seria resistencia y de que apenas si habra que registrar unos pocos tiros. Con esta impresin avanzaron en cabeza los escuadrones, ms la hostilidad enemiga no tard en manifestarse. Fuertes partidas acechaban ya en una extensin montaosa de dos kilmetros y sbitamente abrieron fuego, lo que provoc la reaccin de los infantes, que tuvieron que pasar por encima de la caballera y trabar furioso combates en las abruptas faldas de tales alturas.

    Al amanecer entr en accin la artillera, que bombarde las lneas de los insurrectos y dej centenares de muertos colgados de las aristas de los peascos. Con escalofriante desprecio de sus vidas trepaban y trepaban los jvenes oficiales al frente de sus secciones y de sus compaas, en decidido apoyo de los jinetes. Algunos apenas daban un paso adelante caan atravesados por el plomo enemigo. Los ms afortunados se mantenan orgullosamente en pie, respetados por las balas, que silbaban a su lado. En las Lomas de las Trincheras lleg a entablarse un encarnizado cuerpo a cuerpo, y en su propio sector de Hafa al-Hamara, el tabor del comandante Ayuso se bati con singular pericia y el teniente Yage cooper inteligentemente, a las rdenes de su nuevo capitn Fiscer Tornero, en expulsar al enemigo de su principal reducto. Y mostr tal arrojo, serenidad y juicio que muchos de los moros creyeron tener enfrente a un veterano luchador, quemado por la plvora y el sol de cien encuentros.10 La operacin cost cien muertos entre las tropas y doble entre los harkeos, sin contar heridos y

    desaparecidos. En este combate result herido el capitn Francisco Franco, y entre los kabileos su jefe, Ben Said, apodado por los espaoles El Vinagre. Estos combates permitieron ocupar toda la regin, los poblados de Biut, Ain XIXa, AinYir y las aldeas costeras. Los de Anyera se rindieron a la autoridad del jalifa.

    Al regreso de la columna al campamento de partida, Yage fue felicitado por el jefe de la columna, el general Martnez Anido, que propuso su ascenso a capitn. En la Orden del Cuerpo del da 4 de julio de 1916 fue citado como distinguido por los combates del da 29 de junio anterior.

    El 12 de noviembre de 1916 se hizo cargo del mando de la 1 compaa del 2 Tabor. Por Real Orden de 30 de diciembre ascendi a capitn, en recompensa por los mritos contrados en los combates entre el 1 de mayo de 1915 y el 30 de junio de 1916. Tena veinticinco aos. Por Real Orden de 2 de enero de 1917 fue destinado al batalln de Cazadores de Reus n 16 y, sin llegar a incorporarse, fue inmediatamente destinado, el da 12 del mismo mes, al recin creado Grupo de Fuerzas Regulares Indgenas de Tetun n 1, pudiendo as continuar las operaciones con sus regulares, ahora de la zona de Tetun.11 Su carrera iba relativamente lenta si la 10 Calleja, J. J., Yage, un corazn al rojo, Editorial Juventud, Barcelona, 1963, p. 33. 11 Por estas fechas las Fuerzas Regulares sufrieron una gran trasformacin, fruto de su efectividad en el campo de batalla. Junto al Grupo de Regulares de Tetun n 1, se renombr al de Melilla como n 2, al de Ceuta como n 3, naci el de Larache n 4 y, en fechas posteriores, el de Alhucemas n 5. A estos grupos o regimientos de infantera se le uni a cada uno un tabor o batalln de caballera compuesto por tres escuadrones. As, por ejemplo, el 2 Tabor de Melilla pas a llamarse 3 de Tetun n 1. Yage se hizo cargo como capitn de la primera ma del 2 Tabor del grupo de Tetun, sustituyendo al capitn Fiscer Tornero. El mando del tabor qued confiado al comandante Ayuso Casamayor, siendo el jefe del grupo el teniente coronel Serrano, en sustitucin de Rodrguez del Barrio. Los capitanes

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    comparamos con la de otros africanistas: Franco, su compaero de promocin, a los veintitrs aos ya era comandante; Mola a los veintisiete. No fue declarado apto para ascender hasta el 30 de junio de 1918.12 Unos meses antes, en el verano de 1917, obtuvo la Medalla de Marruecos con el pasador de Tetun. Tambin fue felicitado, en mayo de 1918, por el infante Carlos de Borbn por el brillante estado e instruccin de su grupo con motivo de la revista que pas al mismo.

    Durante estos aos de campaa, de vida en los acuartelamientos y en los vivac de los campos de batalla marroques, continuacin de los pasados en la academia toledana, es cuando se fraguaron los lazos de amistad y camaradera entre los jvenes oficiales africanistas que tanta importancia tendrn en tiempos de la Repblica y la Guerra Civil. Yage se hace amigo de Mola, del fro Franco, de Muoz Grandes, de los hermanos Eduardo y Apolinar Senz de Buruaga, de Beorlegui, etc. Es en estos aos cuando la unin entre los jvenes oficiales africanistas se vio reforzada por sus enfrentamientos con las Juntas de Defensa, con los compaeros de armas que vivan apoltronados en sus tranquilas vidas de guarnicin en la metrpoli. Sus valores castrenses, fraguados en el campo de batalla, les enfrentaban con las recin nacidas Juntas de Defensa opuestas a los ascensos por mritos de guerra. Al estricto sentido militar de los africanistas se oponan las actuaciones polticas de los junteros, de los que dijo Madariaga: Los oficiales del ejrcito se hicieron con el arma que esgriman los obreros sindicales y volvieron contra el Estado aquella misma fuerza que el Estado les haba confiado.

    En la primavera de 1919 las autoridades espaolas decidieron limpiar de insurgentes y bandoleros la zona de Tetun, por lo que el 25 de marzo de 1919 el 2 Tabor de Tetun, al que perteneca Yage, recibi la orden de salir hacia el poblado de Kudia de Beni Salah, para reforzar al 1 Tabor, que sostena un duro combate con una harka enemiga. Los hombres del comandante Ayuso relevaron a sus compaeros de grupo, tomando posiciones al norte y al sur del poblado con el objetivo de ocuparlo, cosa que hicieron, manteniendo un intenso fuego con fuerzas enemigas muy numerosas. Durante este combate result herido Yage de un disparo en el brazo derecho, de pronstico leve. Ingres ese mismo da en el Hospital Militar de Tetun. Por su comportamiento fue citado en el parte de este da como distinguido.

    Permaneci en el Hospital Militar de Tetun hasta el 5 de abril, cuando se le dio de alta a pesar de no estar totalmente recuperado.13 A la una de la tarde del mismo da sali con su tabor, mandado por el comandante Ayuso Sotomayor, rumbo a Beni Salah, entrando inmediatamente en combate y participando en las operaciones sobre Yebel Yemala, Beni Salah, Ben Karrich, Zadina, Ben Ambrn, Fuentedeagua, Kudia Yreh, Zinac, SidiYahak, Randa, Sidi Al, Yahal y Mingrella. El mando hizo constar el brillante comportamiento de Yage en estos combates. Su valor y eficacia al frente de sus tropas ya le empezaban a dar una slida fama de valiente, eficiente y de gran tctico. Durante 1919 fue citado seis veces como distinguido.

    En otoo de ese ao se hizo cargo de la Alta Comisara el general Dmaso Berenguer, que moviliz un ejrcito de veinte mil hombres. Quera pacificar el territorio occidental del protectorado y concluir con la rebelin de ma del grupo eran: 1 Tabor de Tetun, capitanes Sanz de Lern, Requejo-Resines e Hidalgo de Cisneros; 2 Tabor, Fiscer Tornero (al que iba a sustituir Yage), Valentn Muoz Guir, y Caball, aunque poco despus se hizo cargo de una de las compaas del capitn Agustn Muoz Grandes; al frente del 3 Tabor (antes 2 de Melilla) estaban los capitanes Palacios-Bastius, Las Pequeo y Franco Bahamonde. 12 Reuna las condiciones que determinaba el artculo 6 del Reglamento de 25 de octubre de 1894. En la Orden del Cuerpo del da 17 de noviembre de 1918, en cumplimiento a lo dispuesto en la R. O. C. de 26 de julio de 1913, y previa la reunin a que se refiere la regla primera de la citada soberana disposicin, fue citado como distinguido por los mritos contrados y servicios prestado en la zona occidental del protectorado durante el periodo comprendido entre el 1 de julio de 1916 y el 29 de junio de 1918. 13 Seala Garca Escalera en su obra El general Yage (op. cit., p. 8) que fue herido por primera vez, su bautismo de sangre, en enero de 1919: La segunda herida leve se la causa una bala enemiga el 25 de junio de 1920, en la ocupacin de la posicin de Kudia Tahar. La ltima vez que el plomo enemigo penetra en la carne de Yage es a los seis meses justos. El 28 de diciembre de 1920 el enemigo ataca a un convoy en la lnea de Xaun y, en un movimiento simultneo, al blocao del Fondak del Amn. En el duro combate cae por tercera vez herido el capitn Yage, ya propuesto desde hace meses para u