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·' -J. E. P.. fa conoce a la perfección-el modo de pen- ' sar y de hablar de. l?s - que confier.e autentiCIdad a todas sus pa- ginas. Muchas de las constantes de la obra de Rulfo (encerrada en dos libros: El lla- nO en llamas V Pedro Páramo) s,on plena- mente herenciá de Faulkner, en el enfoque narrativo y en la visión total. Una excelente aplicaci6n de los proce- dimientos faulknerianos la ha ,realizado el gran novelista Jua? Carlos Onetti. De todos los hIspanoamerI- canos Onetti es el que toma de manera más intelectual la influencia de Faulkner. Escritor afín en muchos sentidos al exis- tencialismo, Onetti prefiere el ambiente de la ciudad a orillas del Plata. Hasta 1956, cuando Irby public6 su ensayo, Onetti ha- bía dado a 'conocer cinco novelas: El pozo, Tierra de nadie, Para esta noche, La vida breve, Los adioses, y un libro d,e cuentos: Un sueño realizado. (A la fecha ha enri- quecido su bibliografía con dos relatos ex- tensos: Una tumba sin nombre y La cara de la desgracia, una novela, El astillero, que me parece la más ma?ura de este. ad- mirable nárrador y otro hbro de cuentos, El infierno tan temido '- que no he lo- grado conocer.) Todas estas obras, añade Irby, exploran incansablemente diversos as- pectos de los mismos temas: la.soledad sin remedio del hombre al que CIrcundan la irracionalidad y la sordidez; la torva nos- talgia por la juventud perdida y la imposi- bilidad de la comunicación; la inútil lucha por escapar del 'tedio.. Hasta aquí la parcial y fragmentaria glosa del estudio de Irby. Propongo a su aten- ción el examen de la influencia del autor de Light in August en los siguientes títu- los v autores (de una lista que no preten- de ser completa): Alejo Carpentier El reino de este mundo, Los (Jasas perdIdos, El acoso (y probablemente en El siglo de las luces, publicada en francés antes de la edición original). Otro novelista -de al- cances semejantes a ese gran maestro cu- bano de la narración- Que comparte el discernido, personalizado inflUJO de Faulk- ner es el chileno Manuel Rojas, particular- mente en la que se considera su obra maes- tra, Hijo de ladrón. En Chile, asimismo, dos de los más importantes nuevos narra- dores se suman a los discípulos de Faulk- ner: José Donoso (Coronación) y Claudia Giaconi (especialmente en La difícil ju- ventud y El sueño de Amadeo). En Uru- guay, Mario Benedetti (l'",fontevideanos) y en Perú, Carlos Eduardo Zavaleta, . todo en su último libro de cuentos: VestI- do de luto. Otro cubano, Guillermo Ca- brera Infante, se ha servido de las aporta- ciones de Faulkner para dar la imagen de la vida en su país durante la dictadura ba- tistiana: Así en la paz como en la guerra. Entre nosotros, Faulkner ha influido a va- rios de los escritores j6venes de mayor ta- lento, entre otros: Carlos Fuentes (La re- gión más transparente, La muerte de rlrte- mio Cruz) José de la Colina (Ven, caballo gris y La lucha con la (Jantera que se edi- tará próximamente), Sergio Pit01 (Tiempo cercado) y Tomás Mojarra (Cañón de Tu- chipila) . Como pocos novelistas del siglo veinte, Faulkner merece el título de inventor de realidad. Transfiguró, para siempre, las concepciones novelísticas: antes de Faulk- ner la novela era una y hoyes, sin duda, otra. Su enorme aportación a la forma y la estructura narrativas bastaría a darle un si- tio entre los verdaderos clásicos actuales. Escribió una serie de libros que en cons- tituycn otra realidad: son espejo del mun- do - y otra porción que se ha añadido al mundo. consideramos que e! de la nove- la norteamericana ocurre haCia 1930, en- tonces surgen la violencia e intensidad con que Faulkner dio artí.:;tic? a con- flictos sociales semejantes de algun modo a los de Hispanoamérica. El problema de la sociedad del .Sur de los Estados Unidos, sociedad agrarIa, feu- dal, obsesiomida por el y de.mora- da en él, al margen de la SOCIedad tri al del Norte y llevada por el capJtal!.s- mo hacia un futuro que -para el sureno auténtico y representativo- s6.10. au.gura !a destrucción de sus valores. y prIvilegIOS mas entrañables, es, guardadas todas las propor- ciones, el conflict.o de muchas' partes de nuestro Continente. Por ello, en las gene- raciones de escritores nacidos después de 1950 la influencia de Faulkner coincidió con Ía crisis del antiguo realismo y las su- cesivas cri.;is sociales y políticas. . Irby analiza la huella de Fa-lkner en las obras de cuatro narradores: Lino Novás Calvo, José Revueltas, Juan Rulfo y Juan Carlos Onetti. Nacido en España, Novás Calvo lleg6 a Cuba a los siete años (1912). Desde entonces se identificó con la vida y la realidad cubanas, de donde nacieron las circunstancias y los personajes de todos sus cuentos. Comó se sabe, Novás Calvo hizo la primera traducción de Faulkner al español (Santllario, Madrid, Espasa-Calpe, 1934) v reconoció: "Tengo a Faulkner en la san- gre." Irby considera quc los cuentos de ovás de ningún modo pueden tomarse como imitaciones; asimilan con justeza una técnica que encaja perfectamente en las ne- cesidades formales de la narración. El ta- lento de Novás se manifiesta en varios vo- lúmenes de alta calidad -La luna nona, No quién soy, Cayo Canas y En los Traspatios. En nuestro país la técnica faulkneriana ha dejado una huella notable en las obras de José Revueltas y Juan Rulfo. La retros- pección, el ambiente denso )o' angustioso, la constante dimensión interior que hace avanzar con lentitud el relato, son algunas dc las características de Faulkner que Irby reconoce en el autor de El luto humano. (Cuatro años después de escritas esas pá- ginas, Revueltas publicó un tomo de cuen- tos, Dormir en tierra, que anula la mayor parte de sus limitaciones y lleva a sus úl- timas consecuencias la expresión de su enor- me capacidad narrativa.) El mundo de Juan Rulfo se parece en muchos aspectos al de Faulkner; la vida en las regiones de Jalisco donde el campesino contempla con estoico fatalismo el desolado panorama de la época que sucedió a la Revolución: el fin los latifundios, el bandolerismo, la rebehón cristera y la arbitrariedad despia- dada de los caciques. Como Faulkner, Rul- ISIMDATIAS Y_ En 1956 James East Irby -autor de la entrevista con Borges aparecida en estas mismas páginas- publicó un ensayo: La influencia de William Faulkner en cuatro narradores hispanoamericanos, que no ha encontrado la merecida difusión y que hoy, 'a la muerte del gran novelista, es oportuno reseñar en líneas generales. Muchas de las tesis de Irby han sido posteriormente reto- madas por la crítica para discernir el influjo de Faulkner en las corrientes y en los es- critores de Latinoamérica que modificaron las concepciones tradicionales de la novela. A seis años de distancia, el inteligente es- tudio de Irby conserva su eficacia y lucidez. Con todo, la presencia de Faulkner se ma- nifiesta en un buen número de libros pu- blicados de aquel tiempo a esta parte - y el ensayo de Irby podría ampliarse, actuali- zarse con algunas menciones de novelas y tomos de cuentos subsecuentes a la edición de aquellas páginas. Durante la década 1930-1940 comenzó a notarse en la prosa narrativa hispanoame- ricana una crisis del realismo tradicional, caracterizada por un descrédito de las for- mas establecidas de la novela y el cuento. Un ejemplo cercano puede hallarse en El resplandor de Mauricio Magdalena, obra de plena transición en que, dentro de un es- quema todavía realista, se emplean mon610- gas interiore a la manera de James Joyce y altcraciones cronol6gicas al uso de la 111')- derna novelí tica de Norteamérica y Eu- ropa. La nueva corriente, denominada "rea- lismo mágico" por algunos críticos atentos, coincide con la crisis econ6mica que fue la rcpercusi6n en Latinoamérica del dcrrumhe dc Wall Street (1929). Aunque muchos cultivadores dcl "realismo mágico" omiten de sus obras todo contenido social y eluden los problemas más serios de la realidad quc los circunda, existe dentro de esta tenden- cia un grupo de narradores que escriben en funci6n de la vida concreta de sus respec- tivos países y comparten rasgos comunes que los caracterizan: una vinculaci6n ínti- ma, en mayor o menor grado, con la ticrra v la naturaleza O con la existencia laberín- tica de las grandes ciudades"; un elemento fantástico o semifantástico que toma a mc- nudo la forma de una exageración casi ex- presionista -grotesca y de pesadilla- de ciertos aspectos de la realidad; una angus- tia, un pesimismo y un fatalismo atroccs: un cmpleo, cada "ez más frecuente, de la violencia y de la sordidez; una forma llena de complicaciones y exenta a veces de cla- ridad, que utiliza la narración subjetiva y parcial por medio de testigos y encierra una concepción relativista del tiempo; y, final- mente, en su estilo, una recreación eficaz del lenguaje cotidiano, popular que, con heterogéneos elementos (del moroso laco- nismo a la retórica desbordada) expresa la confusión y la multiplicidad' de! mundo que nos toc6 vivir, de nuestro tiempo. La angustia de tales escritores, en todo caso, es hist6rica, no mera gesticulación; dado que corresponde a la circunstancia del hom- bre americano en una era de transición - y tiene, por tanto, un sentido profunda- mente humano. Wi11iam Faulkner participó de buena parte de estos rasgos, y la influencia del gran narrador obedece a factores que están más allá de la fama, e! Premio Nobel o la simple moda literaria. Así, es· lógico que haya señalado a muchos de nuestros más notables escritores los métodos para expre- sar su visión del mundo - sobre toao si

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-J. E. P..

fa conoce a la perfección -el modo de pen- 'sar y de hablar de. l?s campesino~ - ~oque confier.e autentiCIdad a todas sus pa­ginas. Muchas de las constantes de la obrade Rulfo (encerrada en dos libros: El lla­nO en llamas V Pedro Páramo) s,on plena­mente herenciá de Faulkner, en el enfoquenarrativo y en la visión total.

Una excelente aplicaci6n de los proce­dimientos faulknerianos la ha ,realizado elgran novelista uruguayo-argé~tino Jua?Carlos Onetti. De todos los hIspanoamerI­canos Onetti es el que toma de maneramás intelectual la influencia de Faulkner.Escritor afín en muchos sentidos al exis­tencialismo, Onetti prefiere el ambiente dela ciudad a orillas del Plata. Hasta 1956,cuando Irby public6 su ensayo, Onetti ha­bía dado a 'conocer cinco novelas: El pozo,Tierra de nadie, Para esta noche, La vidabreve, Los adioses, y un libro d,e cuentos:Un sueño realizado. (A la fecha ha enri­quecido su bibliografía con dos relatos ex­tensos: Una tumba sin nombre y La carade la desgracia, una novela, El astillero,que me parece la más ma?ura de este. ad­mirable nárrador y otro hbro de cuentos,El infierno tan temido '- que no he lo­grado conocer.) Todas estas obras, añadeIrby, exploran incansablemente diversos as­pectos de los mismos temas: la. soledad sinremedio del hombre al que CIrcundan lairracionalidad y la sordidez; la torva nos­talgia por la juventud perdida y la imposi­bilidad de la comunicación; la inútil luchapor escapar del 'tedio..

Hasta aquí la parcial y fragmentaria glosadel estudio de Irby. Propongo a su aten­ción el examen de la influencia del autorde Light in August en los siguientes títu­los v autores (de una lista que no preten­de ser completa): Alejo Carpentier e~ Elreino de este mundo, Los (Jasas perdIdos,El acoso (y probablemente en El siglo delas luces, publicada en francés antes de laedición original). Otro novelista -de al­cances semejantes a ese gran maestro cu­bano de la narración- Que comparte eldiscernido, personalizado inflUJO de Faulk­ner es el chileno Manuel Rojas, particular­mente en la que se considera su obra maes­tra, Hijo de ladrón. En Chile, asimismo,dos de los más importantes nuevos narra­dores se suman a los discípulos de Faulk­ner: José Donoso (Coronación) y ClaudiaGiaconi (especialmente en La difícil ju­ventud y El sueño de Amadeo). En Uru­guay, Mario Benedetti (l'",fontevideanos)y en Perú, Carlos Eduardo Zavaleta, sobr~

. todo en su último libro de cuentos: VestI­do de luto. Otro cubano, Guillermo Ca­brera Infante, se ha servido de las aporta­ciones de Faulkner para dar la imagen dela vida en su país durante la dictadura ba­tistiana: Así en la paz como en la guerra.Entre nosotros, Faulkner ha influido a va­rios de los escritores j6venes de mayor ta­lento, entre otros: Carlos Fuentes (La re­gión más transparente, La muerte de rlrte­mio Cruz) José de la Colina (Ven, caballogris y La lucha con la (Jantera que se edi­tará próximamente), Sergio Pit01 (Tiempocercado) y Tomás Mojarra (Cañón de Tu­chipila) .

Como pocos novelistas del siglo veinte,Faulkner merece el título de inventor derealidad. Transfiguró, para siempre, lasconcepciones novelísticas: antes de Faulk­ner la novela era una y hoyes, sin duda,otra. Su enorme aportación a la forma y laestructura narrativas bastaría a darle un si­tio entre los verdaderos clásicos actuales.Escribió una serie de libros que en sí cons­tituycn otra realidad: son espejo del mun­do - y otra porción que se ha añadido almundo.

consideramos que e! esplendo~ de la nove­la norteamericana ocurre haCia 1930, en­tonces surgen la violencia e intensidad conque Faulkner dio s~ntido artí.:;tic? a con­flictos sociales semejantes de algun modoa los de Hispanoamérica.

El problema de la sociedad del .Sur delos Estados Unidos, sociedad agrarIa, feu­dal, obsesiomida por el pasad~ y de.mora­da en él, al margen de la SOCIedad I~d~s­trial del Norte y llevada por el capJtal!.s­mo hacia un futuro que -para el surenoauténtico y representativo- s6.10. au.gura !adestrucción de sus valores. y prIvilegIOS masentrañables, es, guardadas todas las propor­ciones, el conflict.o de muchas' partes denuestro Continente. Por ello, en las gene­raciones de escritores nacidos después de1950 la influencia de Faulkner coincidiócon Ía crisis del antiguo realismo y las su­cesivas cri.;is sociales y políticas. .

Irby analiza la huella de Fa-lkner en lasobras de cuatro narradores: Lino NovásCalvo, José Revueltas, Juan Rulfo y JuanCarlos Onetti. Nacido en España, NovásCalvo lleg6 a Cuba a los siete años (1912).Desde entonces se identificó con la vida yla realidad cubanas, de donde nacieron lascircunstancias y los personajes de todos suscuentos. Comó se sabe, Novás Calvo hizola primera traducción de Faulkner al español(Santllario, Madrid, Espasa-Calpe, 1934)

v reconoció: "Tengo a Faulkner en la san­gre." Irby considera quc los cuentos de

ovás de ningún modo pueden tomarsecomo imitaciones; asimilan con justeza unatécnica que encaja perfectamente en las ne­cesidades formales de la narración. El ta­lento de Novás se manifiesta en varios vo­lúmenes de alta calidad -La luna nona,No sé quién soy, Cayo Canas y En losTraspatios.

En nuestro país la técnica faulknerianaha dejado una huella notable en las obrasde José Revueltas y Juan Rulfo. La retros­pección, el ambiente denso )o' angustioso, laconstante dimensión interior que haceavanzar con lentitud el relato, son algunasdc las características de Faulkner que Irbyreconoce en el autor de El luto humano.(Cuatro años después de escritas esas pá­ginas, Revueltas publicó un tomo de cuen­tos, Dormir en tierra, que anula la mayorparte de sus limitaciones y lleva a sus úl­timas consecuencias la expresión de su enor­me capacidad narrativa.) El mundo deJuan Rulfo se parece en muchos aspectosal de Faulkner; la vida en las regiones deJalisco donde el campesino contempla conestoico fatalismo el desolado panorama dela época que sucedió a la Revolución: elfin ~e los latifundios, el bandolerismo, larebehón cristera y la arbitrariedad despia­dada de los caciques. Como Faulkner, Rul-

ISIMDATIAS Y_En 1956 James East Irby -autor de laentrevista con Borges aparecida en estasmismas páginas- publicó un ensayo: Lainfluencia de William Faulkner en cuatronarradores hispanoamericanos, que no haencontrado la merecida difusión y que hoy,'a la muerte del gran novelista, es oportunoreseñar en líneas generales. Muchas de lastesis de Irby han sido posteriormente reto­madas por la crítica para discernir el influjode Faulkner en las corrientes y en los es­critores de Latinoamérica que modificaronlas concepciones tradicionales de la novela.A seis años de distancia, el inteligente es­tudio de Irby conserva su eficacia y lucidez.Con todo, la presencia de Faulkner se ma­nifiesta en un buen número de libros pu­blicados de aquel tiempo a esta parte - yel ensayo de Irby podría ampliarse, actuali­zarse con algunas menciones de novelas ytomos de cuentos subsecuentes a la ediciónde aquellas páginas.

Durante la década 1930-1940 comenzóa notarse en la prosa narrativa hispanoame­ricana una crisis del realismo tradicional,caracterizada por un descrédito de las for­mas establecidas de la novela y el cuento.Un ejemplo cercano puede hallarse en Elresplandor de Mauricio Magdalena, obra deplena transición en que, dentro de un es­quema todavía realista, se emplean mon610­gas interiore a la manera de James Joycey altcraciones cronol6gicas al uso de la 111')­

derna novelí tica de Norteamérica y Eu­ropa. La nueva corriente, denominada "rea­lismo mágico" por algunos críticos atentos,coincide con la crisis econ6mica que fue larcpercusi6n en Latinoamérica del dcrrumhedc Wall Street (1929). Aunque muchoscultivadores dcl "realismo mágico" omitende sus obras todo contenido social y eludenlos problemas más serios de la realidad quclos circunda, existe dentro de esta tenden­cia un grupo de narradores que escriben enfunci6n de la vida concreta de sus respec­tivos países y comparten rasgos comunesque los caracterizan: una vinculaci6n ínti­ma, en mayor o menor grado, con la ticrrav la naturaleza O con la existencia laberín­tica de las grandes ciudades"; un elemen tofantástico o semifantástico que toma a mc­nudo la forma de una exageración casi ex­presionista -grotesca y de pesadilla- deciertos aspectos de la realidad; una angus­tia, un pesimismo y un fatalismo atroccs:un cmpleo, cada "ez más frecuente, de laviolencia y de la sordidez; una forma llenade complicaciones y exenta a veces de cla­ridad, que utiliza la narración subjetiva yparcial por medio de testigos y encierra unaconcepción relativista del tiempo; y, final­mente, en su estilo, una recreación eficazdel lenguaje cotidiano, popular que, conheterogéneos elementos (del moroso laco­nismo a la retórica desbordada) expresa laconfusión y la multiplicidad' de! mundoque nos toc6 vivir, de nuestro tiempo. Laangustia de tales escritores, en todo caso,es hist6rica, no mera gesticulación; dadoque corresponde a la circunstancia del hom­bre americano en una era de transición ­y tiene, por tanto, un sentido profunda­mente humano.

Wi11iam Faulkner participó de buenaparte de estos rasgos, y la influencia delgran narrador obedece a factores que estánmás allá de la fama, e! Premio Nobel o lasimple moda literaria. Así, es· lógico quehaya señalado a muchos de nuestros másnotables escritores los métodos para expre­sar su visión del mundo - sobre toao si