XVII y - Revista de la Universidad de México · 22 UNIVERSIDAD DE MEXICO DEL Pichardo, que tiene...

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22 UNIVERSIDAD DE MEXICO DEL Pichardo, que tiene un estilo parecido al de Osorio y al de Gordillo, ambos discípulos del notable pintor Alfredo Zalce. Tiene una magnífica técnica, un dibujo espontáneo y suelto y un colorido rico. En él se anuncia otro buen pintor de las nuevas camadas. En el Palacio de Bellas Ar- tes y bajo los auspicios de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de Norteamé- rica, se abrió una espléndida exposición de grabados de ar- tistas de aquel país. Una lec- ción extraordinaria de ofioio. Aparte de ello, hay que decla- rar que algunos temas estaban tratados con singular buen gusto. Wiílielin Mannhardt factor en e! nacimiento de! folklore a la vida científica como un tipo de conocí- miento, categoría cuya consideración será el objeto principal de esta exposición. Es- to no excluye la existencia de una serie de antecedentes, pero carentes de una efectiva sistematización, entre los que se han citado a Erasmo (con su "Adagia", Tasé María Sbarbi, Gonzalo de Correas, Pedro Mexías, etc.), y en cuyas expresio- nes pretende Ismael Moya advertir la exis- tencia de una ciencia folklórica muy ante- rior a 1846. Por lo que toca a México, de- be mencionarse entre esos antecedentes al propio fray Bernardino de Sahagún, ::11 protomédico Francisco Hernández, al du- que de Linares en su "Instrucción al Su- cesor", a Fernández de Lizardi, Guiller- mo Prieto, la marquesa Calderón de la Barca, García Cubas, González Obregón y otros; pero todos estos precedentes, con su innegable valor, resultan enmarcarse en una etapa que yo llamaría "de la no con- ciencia del Folklore". Eco de las ideas de William Jo11n Thoms fué Gomme con la promoción e impulso de la "Folklore Society" de Lon- dres en 1878, cuyos estatutos prescribían El Instituto Mexicano- Norteamericano de Relaciones Culturales expusO, en su sede, reproducciones excelentes de pintura de Estados Unidos desde e! siglo XVII hasta hoy. Figuraban Gilbert Stuart, John Trumbull, John James Audu- bon, George Caleb Bingham, Whistler, Winslow Homer, Thomas Eakins, John Singer Sargent, Mary Cassat, Albert Pinkham Ryder, Childe Has- sam, Mau rice Prendergast, George W. Bellows, Robert Henri, John Marin, Lyone! Feininger, Grant Wood, Geor- gia O'Keeffe, etc. En e! Salón de la Plástica Mexicana se ha exhibido la obra de! joven pintor Angel Eduard Hoffmantl Kmysen y lore, saber, con elementos del vocabu- lario arcaico anglosajón para referirse al acervo de la tradición popular (tradicio- nes, mitos, leyendas, canciones, etc.) ; en la inteligencia de que folklore resulta sig- nificar "saber del pueblo", pero no en el sentido de "lo que se sabe del pueblo", sino de "lo que el pueblo sabe". La palabra nueva, como aconteció con el neologismo comtiano Sociología, ad- quirió pronto carta de ciudadanía mun- dial, descartándose otras sugeridas para designar a la tradición popular o al saber del pueblo, como Demótica, Demosofía, Demología, Demopsicología, etc., etc. Pero a Thoms no sólo resultó debér- sele la invención de un término para de- signar al dicho acervo de la tradición po- pular, sino el haber sido además decisivo Por Fernando ANAYA MONROY los mejores pintores de hoy, )' excelentes muestras de la rica fantasía que siempre le ha dis- tinguido. La Galería Proteo presen- una magnífica exposición colectiva bajo el signo de "Sa- lón del Arte Libre". Fueron los expositores: Rafael Barro- so, José Bartoli, Ansgarius Borjesson, Geles Cabrera, En- rique Ciiment, Pedro Coronel, José Luis Cuevas, Enrique Echeverría, Jiménez Botey, Al- berto Gironella, Mathias Goe- ritz, Dorothy Hood, Richarcl Kent, Eigmund Menkes, Feli- pe Orlando, Orozco Romero, Lucien Parizeau, Rufino Ta- mayo, Juliette La Chaume. tórico que es excelente. Pudi- mos observar en algunos cua- dros una aproximación muy original a las vivencias de Mé- xico, dentro de! estilo mágico que siempre la ha caracteri- zado. Otra buena exposición en la misma Sala fué, sin duda, la de Juan Soriano, recién llega- do de una la rga estancia en Ro- ma. Con el mismo espíritu ju- guetón y desaprensivo de siem- pre se ha atrevido a los más osados experimentos en busca de un nuevo lenguaje. Lo ha logrado en gran parte. Lo pre- sentado tenía gran dosis de buena pintura, gran aprove- chamiento de las lecciones de Edward B-l!rtlP/t Tyl{}r C ON el fin de establecer si el fol- klore no es simplemente lo pinto- resco o lo exótico y el rango que le resulta dentro de la investiga- ción, se requiere precisar previamente Sll concepto: ¿ qué es el folklore? ¿ cuáles son . los fenómenos de que se ocupa? ¿ en qué forma se ocupa de e!los? y ¿ cuáles son los resultados de esa actividad? Para los fines indicados se hace in- dispensable a la vez referirse a la histo- ria de la determinación de la sistemática folklórica, desde el momento en que el folklore surge con una pretensión cientí- fica hasta las fases de su desarroilo ulte- rior, para después reflexionar acerca de sus peculiaridades y del rango que de és- tas resulte tener. Este capítulo lo he tratado con mayor amplitud en el estudio "Autonomía el el Folklore y sus conexiones con la Socio- logía", presentado en el Congreso Nacio- nal de Sociología en 1950, y sólo mencio- naré lo que pueda resultar más útil para el objeto de este trabajo. En 1846 el arqueólogo inglés William John Thoms creó con feliz acierto el neo- logismo, folklore: de foU, gente pueblo,

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Pichardo, que tiene un estiloparecido al de Osorio y al deGordillo, ambos discípulos delnotable pintor Alfredo Zalce.Tiene una magnífica técnica,un dibujo espontáneo y sueltoy un colorido rico. En él seanuncia otro buen pintor delas nuevas camadas.• En el Palacio de Bellas Ar­tes y bajo los auspicios de laBiblioteca del Congreso de losEstados Unidos de Norteamé­rica, se abrió una espléndidaexposición de grabados de ar­tistas de aquel país. Una lec­ción extraordinaria de ofioio.Aparte de ello, hay que decla­rar que algunos temas estabantratados con singular buengusto.

Wiílielin Mannhardt

factor en e! nacimiento de! folklore a lavida cientí fica como un tipo de conocí­miento, categoría cuya consideración seráel objeto principal de esta exposición. Es­to no excluye la existencia de una seriede antecedentes, pero carentes de unaefectiva sistematización, entre los que sehan citado a Erasmo (con su "Adagia",Tasé María Sbarbi, Gonzalo de Correas,Pedro Mexías, etc.), y en cuyas expresio­nes pretende Ismael Moya advertir la exis­tencia de una ciencia folklórica muy ante­rior a 1846. Por lo que toca a México, de­be mencionarse entre esos antecedentes alpropio fray Bernardino de Sahagún, ::11protomédico Francisco Hernández, al du­que de Linares en su "Instrucción al Su­cesor", a Fernández de Lizardi, Guiller­mo Prieto, la marquesa Calderón de laBarca, García Cubas, González Obregóny otros; pero todos estos precedentes, consu innegable valor, resultan enmarcarse enuna etapa que yo llamaría "de la no con­ciencia del Folklore".

Eco de las ideas de William Jo11nThoms fué Gomme con la promoción eimpulso de la "Folklore Society" de Lon­dres en 1878, cuyos estatutos prescribían

• El Instituto Mexicano­Norteamericano de RelacionesCulturales expusO, en su sede,reproducciones excelentes depintura de Estados Unidosdesde e! siglo XVII hasta hoy.Figuraban Gilbert Stuart, JohnTrumbull, John James Audu­bon, George Caleb Bingham,Whistler, Winslow Homer,Thomas Eakins, John SingerSargent, Mary Cassat, AlbertPinkham Ryder, Childe Has­sam, M a u rice Prendergast,George W. Bellows, RobertHenri, John Marin, Lyone!Feininger, Grant Wood, Geor­gia O'Keeffe, etc.• En e! Salón de la PlásticaMexicana se ha exhibido laobra de! joven pintor Angel

Eduard Hoffmantl Kmysen

y lore, saber, con elementos del vocabu­lario arcaico anglosajón para referirse alacervo de la tradición popular (tradicio­nes, mitos, leyendas, canciones, etc.) ; enla inteligencia de que folklore resulta sig­nificar "saber del pueblo", pero no en elsentido de "lo que se sabe del pueblo",sino de "lo que el pueblo sabe".

La palabra nueva, como aconteció conel neologismo comtiano Sociología, ad­quirió pronto carta de ciudadanía mun­dial, descartándose otras sugeridas paradesignar a la tradición popular o al saberdel pueblo, como Demótica, Demosofía,Demología, Demopsicología, etc., etc.

Pero a Thoms no sólo resultó debér­sele la invención de un término para de­signar al dicho acervo de la tradición po­pular, sino el haber sido además decisivo

Por Fernando ANAYA MONROY

los mejores pintores de hoy, )'excelentes muestras de la ricafantasía que siempre le ha dis­tinguido.• La Galería Proteo presen­tó una magnífica exposicióncolectiva bajo el signo de "Sa­lón del Arte Libre". Fueronlos expositores: Rafael Barro­so, José Bartoli, AnsgariusBorjesson, Geles Cabrera, En­rique Ciiment, Pedro Coronel,José Luis Cuevas, EnriqueEcheverría, Jiménez Botey, Al­berto Gironella, Mathias Goe­ritz, Dorothy Hood, RicharclKent, Eigmund Menkes, Feli­pe Orlando, Orozco Romero,Lucien Parizeau, Rufino Ta­mayo, Juliette La Chaume.

tórico que es excelente. Pudi­mos observar en algunos cua­dros una aproximación muyoriginal a las vivencias de Mé­xico, dentro de! estilo mágicoque siempre la ha caracteri­zado.

• Otra buena exposición enla misma Sala fué, sin duda, lade Juan Soriano, recién llega­do de una la rga estancia en Ro­ma. Con el mismo espíritu ju­guetón y desaprensivo de siem­pre se ha atrevido a los másosados experimentos en buscade un nuevo lenguaje. Lo halogrado en gran parte. Lo pre­sentado tenía gran dosis debuena pintura, gran aprove­chamiento de las lecciones de

Edward B-l!rtlP/t Tyl{}r

CON el fin de establecer si el fol­

klore no es simplemente lo pinto­resco o lo exótico y el rango quele resulta dentro de la investiga­

ción, se requiere precisar previamente Sll

concepto: ¿qué es el folklore? ¿cuáles son. los fenómenos de que se ocupa? ¿en qué

forma se ocupa de e!los? y ¿ cuáles sonlos resultados de esa actividad?

Para los fines indicados se hace in­dispensable a la vez referirse a la histo­ria de la determinación de la sistemáticafolklórica, desde el momento en que elfolklore surge con una pretensión cientí­fica hasta las fases de su desarroilo ulte­rior, para después reflexionar acerca desus peculiaridades y del rango que de és­tas resulte tener.

Este capítulo lo he tratado con mayoramplitud en el estudio "Autonomía elelFolklore y sus conexiones con la Socio­logía", presentado en el Congreso N acio­nal de Sociología en 1950, y sólo mencio­naré lo que pueda resultar más útil parael objeto de este trabajo.

En 1846 el arqueólogo inglés WilliamJohn Thoms creó con feliz acierto el neo­logismo, folklore: de foU, gente pueblo,

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

"la publicarión de las tradiciones popula­res baladas legendarias, proverbios !oca·les' etc. A esta institución, según ilustraG¡:ichot y Sierra, se afiliaron tradiciona­listas mitólogos, arquéologos, psicólogos,filó¡;gos, etc., publ icándose a pa rti r delpropio 1878 el "Folklore Record", al quesucedieron otras publicaciones cuya bib!io­grafía se principió a dar a conocer por elmismo George Laurence Gomme, en larevista de 1882 y 1883. Aparecieron des­pués los estudios de Juan Fenton, rela­cionando el folklore con la educación v lapsicología y en 1889 y 1891 se reunie;·on.respectivamente, en París y en Londres,el Primer Congreso Internacional de Tra­diciones Populares y el Segundo Congre­so Internacional de Folklore, lo cual "de­terminó ya la constitución definitiva dela nueva ciencia". A partir de entonces sehan preocupado por el cultivo de esta ex­presión que adviniese como una lluevaciencia, en 1846, Francia, Italia, Suiza,Alemania y España, cuyo folklore fué or­ganizado por Antonio Machado y AIYa­rez y en donde se fundan revistas cientí­fico-literarias y se formulan cuestiona­nos.

En cuanto a América, el movimientode inyestigación folklórica se intensi ficódesde 1879 con la publicación del"Anua­rio de Etnología" y en 1884, en Bastan,con la biblioteca ilustrada de "Cuentosde muchos países y libros sobrt: folklorey tradiciones populares", destacándose enese mismo afán, la Argentina, en Américadel Sur. Por 10 que a México se l'efiere,con los precedentes ya citados y una se­rie de importantes aportaciones del Tns­tituto Nacional de Antropología e Histo­ria, como resultado ele los cursos que im­partiera Ralph Steele Bogg:> en 1945 "e1folklore ... pasó del dilctantismo folkló­rico, del gusto por la nota ele color y ]0

pintoresco. al estudio serio y reflexiyo delos materiales folklóricos, a la recolecci<'mistemática en el campo y a la aplicación

de un método riguroso que ha pue to losprimeros cimientos de la ciencia folk1ó­rica en léxico".

Después de esta reseña y en el or(l fnde exposición propuesto. ha de reflexio­narse sobre el concepto de folklore, .11 queconsideramos como una ciencia :lUtónoma,para ver si este rango se justifica, atentaslas características de aquél: la dinámicade su actividad y los resultados de lamisma.

Como actitud previa considero nece­sario consignar algunas definiciones quese han ciado del folklore.

Desde el surgimiento del neologismofolklore, se le ha definido en muy diver­sos sentido y forma, según se le conside­re como una disciplina independiente, su­bordinada o como especialización de otrasciencias: Giussepe Pitré lo define comola "Etnografía especial" que atiende a "lapoblación inculta, a las cosas humildes, ala vida de las montañas, ele los campos, delos caminos ..." ; para Krappe es el "Es­tudio de las tradiciones no escritas oelpueblo, tal como aparecen en la imagill3­ción popular. en las costumbres y creen­cias, en la magia y en los ritos"; segúnEnrique B. \Vheatly es "La ciencia no es­crita del pueblo"; para Alfred Nutt, elfolklore es "La antropología que estudia

los fenómenos psicológicos del hombre in­culto"; para Mendieta y N úñez, la "Cul­tura empírica de las sociedades huma­nas"; según Augusto Raúl Cortazar "esla ciencia que recoge y estudia las mani­festaciones colectivas, con valor funcionalen la vida del pueblo, que las practica enforma empírica y tradicional". ParaRalph Steele Boggs, el folklore es "unnúcleo completo de cultura tradicional ode modos convencionales del pensamientoy la acción humana creado informalmen­te dentro de un grupo de personas parasí, pero aceptado de una manera suficien­temente extensa para haber obtenido ras­gos tradicionales tales como el del ::moni­mato del autor y pautas histórico-geográ­ficas de variantes de formas básicas". Porfin, en mi concepto "el folklore es la cien­cia que tiene por objeto la recolección yestudio de los materiales que forman liltradición popular, señalando el ritmo de

. ."sus supervivencias .

De la consideración sobre los rasgospeculiares del folklore surgirá algún pun­to de partida para estimar la escasa o lamayor conveniencia de las definicionesanotadas.

¿ De qué se ocupa e! folklore:' Esta esla cuestión inicial y de ella surge espontá­nea la respuesta: de los fenómenos fo!­kloricos. Pero esta respuesta resultaincompleta si no se sabe qué es unfenómeno folklórico. Porque resulta fácilrfft'rirse al "Folklere. de México", al"Folklore de Haití". a las "Cancionesfolklóricas". a las "Danzas folklóricas",etc .. sin tener una idea clara de la C011110­tación v de la dennntación del conceptoele 10 f~1J,lórico: en la intelig·encia de quela identificación certera de un ft'nólllenomillo folklórico. resulta a vect's un !Jocodifícil hasta para los mismos especialistas.

En forma un tanto provisional. "stimo(Ille se podría definir al fenómeno fol­kl()rico como "tnda manifestación culturaldel pueblo. de tipo tradicional v empírico,que denote yariantes pn el tiempo y derro­teros de propag-ación". Ahora bí<:>n..' quépresupu<:>stos se reouier<:>n nara 1:1 "xístpn­cia de este fenómeno folklórico? .' cuált'sson los elementos que 10 constituven? ; quérequisitos se hacen indispensab!es paraqu<:> exista?

Sobre este particular también varíanlos criterios, pero en la copiosa bibliog"p­fía existente al respecto. hay una serie d"elementos ya casi aceotados· en lo ~encraJ.

Para Ol1e 11n hecho st'a fol1<1é,rico Sfrequieren las siQ"uientes condiciones: pri­mero. que sea popular; seg·undo. su :moni­midad; tercero. (lile sea oral: cuarto, (luese colectivice; quinto. (me acuse 1,\ exis­tencia de pautas históríco-.!!eog-ráfícas. vsexto. que real ice una función dentro delgrupo en que se opera.

Con relación a la primera condición,nehemos preguntarnos ; oué es lo popu­lar? ; lo oue proviene del pueblo? pero:. cuál· pueblo?; porque Dueblo pued~ sertodo cong-!omerado social determinado, ensuma, una nación.

Deben separarse los campos. La nociónde pueblo que inkresa al folklore no esla que interesa, por ejemplo, a la Socio­10CTía o a la Pul ítica. Se trata de un pue­bl~ que con sti tuye un sector determinadode la sociedad poseedor de un saber vul-

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gar, no erudito, científico -que resultaser el de las clases ilustradas- de un sec­tor no superior sino, en suma, el de lasclases bajas, que son las más naturalmen­te alejadas de la erudición, de lo librescoy de la cátedra; en la inteligencia de queesa diferenciación entre clases bajas yclases superiores le resulta útil al folklo­re ya que éste se acusa precisamente enel contraste ele ambas, excluyendo todaidea de categorías y de valor. Por ellodice Alfredo Poviña que "En esa vincu­lación comparativa debe partirse del su­puesto de que no se trata de una relaciónvalorativa, sino puramente situacional ..."

Lo popular será entonces lo que pro­venga del pueblo -entendido conformea la noción apuntada- en fonnas, ade­más, peculiares de expresión; sin perderde vista que ese pueblo es definido fol··klóricamente por el saber vulgar, y no ala inversa (Poviña en su "Teoría elelFolklore").

De lo anterior resulta que no todo lopopular es folklórico. ni todo lo tradicio­nal, ni todo 10 colectivo (canciones "po­pularizadas", determinadas festividadesreligiosas, conmemoraciones cívicas, ele.Pero además, y ésto es de especial interés,no sólo se registra el folklore en el senomismo de! sector popular sino también,en ocasiones, en el de la sociedad cultacuando en ella se dan mani festacionespopulares, en el sentido expuesto por su­pervivencia (actos determinados si se caela sal, evitar el paso debajo de una es­calera, no abrir un paraguas en un inte­rior, no viajar en martes y otros muchosele esta índole).

Por otra parte. en el folklore se regis­tran fenómenos de flujo y reflujo qUt:hacen que 10 que no es folklórico puedaconvertirse en tal y, a la contraria, comoen el caso -en la primera situación- deun cantar o composición literaria de au­tor conocido que es apresada por el pue­blo hasta convertirla en tradicional y ser­Ie funcional, o cuando -en el segundosupuesto- merced a un proceso de d~pu­

ración, una obra folklárica se convierteen otra. francamente erudita o con ten­dencias a la erudición (las polifonías quese estructuran inspiradas en temas popu­lares, una obra como la de José Guada­lupe Posada, etc.). y otras veces, en o?r~s

populares con interpolaciones acad:~11­cas acontece que subsiste 10 folkloncoen 'cuanto a 10 que supervive, registrán­dose entonces una transculturaciÓn.

En cuanto a la anonimidad, el hechofoU:lórico debe tener autoría desconoci­da, pues de existir un aut~r,. ,se trataríade algo producto de la erudlclOn y de losconocimientos adquiridos mediante un or­den establecido y un sistema; además elhecho quedaría mayormente arraigado a10 individual, a la creación personal, queno dan precisamente la tónica de lo. f?!­klórico, sin que ello excluya la POSIbili­dad de que el pueblo lo sume a su sabervulgar convirtiéndolo en un hecho fol­klórico.

También se requiere la oralidad del he­cho folklórico, pues es tal, todo lo que elpueblo retiene, "todo lo que perdura la~­

vaelo en la memoria popular, ... (POVI­ña) guardado por tradición oral, por lacapacidad conservadora de las ml~c~1e­

dUlllbn:s". Ese requisito todavía ongma

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discusiones, pues lo escrito parece nosiempre quitar a un hecho su distintiY:lfo~klórica, como piensa Ismael Moya, yaque el asunto salió de labios del pueblopero se escribió; debiéndose, en ¡ni con­cepto, investigar hasta qué punto registravariantes ese hecho, al escl-ibirse y 3unsi alguien se 10 ha apropiado dándole <lU-­

toría, pues ello debilita su naturaleza po­pular al individualizarlo, y máxime si sele añaden modalidades de erudición.

Por lo que toca a la colectivizaciónen el fenómeno folklórico, resulta impres­cindible y corolario de los :lIlteriorés vaque si el hecho no se co'ectiviza. si :10 sepluraliza. si no adquiere. despersonali­zándose, ese sentido de corriente ,c (luese refiere Steele Bog-gs en su definició'1de folklore, no resultará común ni fun­cional en la vicia del pueblo. ni folk'óricopor tanto. Aun cuando los hechos fr. ll;:l()­ricos son fenómenos sociales_ debe (~nteq­

derse el concepto colectivización, ,~n ·::uan­to se trata, dentro del propio ~rUDO so­cial, de una sociedad determinada :t laoue sólo atar:e este tipo detenninade defenómeno que es el folklórico y 'lUf' 1<1'-aracteriza. De aquí se sigue qllP ll) fol­klórico no se hace extensivo :¡ tojo lo so­cial.

El hecho folk'órico reouie!'" '~amhi~n ,-,1reg-istro de lo que Stee!e Bog-gs l1a1l1:1pautas histórico-~e0~ráficas,

En efecto. no basta (Ille el hec1-0 salo-:1de 10 inc1ivic1ual v se '-olectivice. ,,;po queviva en el pueblo en forma ;10 teórica si­no práctica y acti va, pues ese proceso dedepuración operado en s~cesivas '~r:lnsmi­

siones que le ha quitado todo rasgo de in­dividualidad, convierte a ese hecho a lapostre en folklore. De este modo, la tra­dición no implica la inexistencia de la in­novación, "no es invariabilidad fría yyerma, sino como el río call1biant~ Pl'1"(J

igual" y de ,"ahí el intel-és de las \"a!~ian­

tes". (Cortazar.)Ahora bien, la huella d<: esas \'3rian­

tes se manifiesta por las indicadas pau­tas histórico-geográficas; (k aquí que elmétodo con esta base resulte ·~1 más ade­cuado para realizar sus fines al folklore.

El folklore es entonces algo d-inámicoy proteico pero con un sentido, una co­rriente fresca y vital y no un escueto ca­dáver tradicional, y, como piensa ,Ama­deo Amaral "Para comprenderlo es pre­ciso contar con la noción de vida y de mo­vimiento, porque no se trata de algo cri~­

ta'lizado, sino que es una auténtica di­mensión de vida en sociedad," ¿ De quéinterés resulta entonces para el investi­gador registrar las variantes de un mo­tivo, en diferentes latitudes, ya que e)lasle dan a cenocer el ritmo ele la supervi­vencia.ele aquél? .:..Por fin, el hecho folklóricouebe rea­lizar lina' fu~ción dentro oclel grl1poen ql1~semani fiesta; ésta se traduce..en uu 'fintOlnún y potello ~eresulta este otro ¡-as­go que es el de ser funcional, indeoen­dientel1lente de que no vi\'a en aquél enforma doctrinaria () sistemática. Por diolas manifestaciones colectivas (ieDen serlo"con valor funcional en la vida del 'pue­blo" (Cortazar)y podría añadi rse, ci'tan­do otra vez a Poviña, que "El hombrefolk es la expresión viviente de la cultu­ra fulk, y tiene una función realmente ex-

cepcional, mucho mayor que la del hom­bre erudito en la cultura científica, por­que el saber vulgar tiene como únicovehículo de enseñanza y trasmisión, elejemplo, la oralidad y el quehacer tradi­cional ..." a diferencia del otro tipo desaber ordenado y racional. Y todo esto noclentro de la totalidad de una sociedad,sino de una parte determinada de la mis­ma, matizada con características propias.

Me referiré ahora a la forma y losmedios empleados por el folklore' paraocuparse de tales hechos.

N o se trata de ocuparse en forma ar­bitraria e inconexa, sino conforme a unaplaneación determinada que contenga re­i;las que resulten eficaces para el logro,le los fines perseguidos. De aquí que elfolklore posea un método para realizar su;,ctividad, método que además, "es clavede un lenguaje cifrado". (Ferrater Mora)De otro modo, si el folklore careciera oeesta sistematización, de una técnio efi­ciente para el tratamiento de sus materia­12s, resultaría algo desarticulado e inuti-'­1izacte desde el principio de su actividarlpara la realización de sus fines. Se que­('a ría en suma en una especulación '¡eó-1 ica carente de sentido.

Diversos métodos folklóricos han sidopropuestos: El Antropológico, de FranzBoas; el Funcional, de Malinowsky; dPsicológico que tiene como base la obrade \!Vundt y el Histórico, que ha resul­tado insuficiente; teniendo ya casi gene­ra, aceptación. por sus eficaces resulta­des, el método finlandés (de Julius y Ka­arle Krohn), o se;.¡ el histórico-geográfi­co, que consiste en la ordenación g-eográ­fica y cronológica de las \,a riantes rl'uni­('as para su comparación; considerandoen tema primero en su totalidad y Juegon sus parles ;\ fin de estudiarlo en 'iudo­sus rasgus que habrán de ordenars<: c1es­pués, con eliminación de elementos extra­i~OS. Por otra parte. se requiere hacerl:na división geográfica con el objeto deseguir la ruta de propagacíón de los mo­tivos e identi ficar la forma original. Ens>'g'1.1ida se hará el :\Ilálisis de ';odas ,~sa~;

variantes para 100Tar la forma hásica,considerando la inf1tlf'ncia del olvido o las;'!11n'j"cion<>s v modificaciones ·~n'll des­arrollo. a fin de seg-uir 1m criterio '-'11 h,listincinll. hasta ]oorar identificar dicl,;,f,w1l1a básica humana. CllVOS 111o-ares deoriP"f'1l v ,lerPltero de nrooag-ación Cp el,,­t O'-1l1inarán desnnés. FI nmnin Krohn;>;:)"rlf'. v f'sto ps de c::mital inté'rps. "11f' 11'")

ohst:>ntf'. no basta al invesf'io';¡rlor la Jn o ­

toc!oloo-íil. S;110 que hacp h1ta t;¡n,hiénpensar por sí mismo. anlicar un criterio.

Como ,·r¡molemento del método 11ist"I-i­CO-l!l'oe-ráfico. aoarece el cartográfico,en el Cl11e Suiza en S11S .Archivns tt-ahai:tcon asic111idad, contándose en México vacon un Mapa preliminar· de las, ree-ioll'f'sfolklóricas, como resl,1tado de! SOI1,in:p-ioimpartido por Steel Boggs en 1945. Yase cuenta también con una metodoloo-íapara el cuento, y aun cuanclo, como 'inedica Boggs, tod;.¡vía son un tanto impre­cisas la extensión y clasificación de l;.¡smaterias fo]klóricas, ya existen cuestio­narios, índices de motivos e instruccionespara la recolección. Por lo demás, comoel citado Boggs ha manifestado, de losprupios materiales surge la c1asi ficación.

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Pero, podemos añadir, entendiendo bienJo inaplazable de esta clasificación, quees orden y a la postre método.

'Como corolario de esta forma en queel folklore se ocupa de determinados he­chos, debe añadirse que ello lo efectúadesde su propio punto de vista. ¿ Cuálesson los resultados de la referida activi­dad? Pueden resumirse así: La fijaciónde normas, la declaración de una !lerie deprincipios determinados con aspiración devalidez general, productos de un proce­so de investigación elaborado conforme aun método peculiar, que conforman unarama particular del humano saber. Ade­más, el folklore posee no sólo un senti­do de "cómo son las cosas", sino de "có­mo deben ser". Tal representarían susfunciones, ética, educativa, etc., en sumasu posibilidad última y el súmun de sua9piración.

Con lo expuesto podemos ya estar enposibilidad de emitir algún juicio, acercadel Rango del Folklore.

Puede concluirse que al folklore le re­sulta corresponder un inequívoco rangocientífico que le sustrae de la esfera delo exótico, de lo pintoresco y 10 coloridoen la que con ligereza se le suele ubicar.

N ecesitamos determinar si de acuerdocon lo característico del folklore éste po­see una categoría científica en los térmi­nos estrictos que a ésta se presuponen yque son: ocuparse de cierto tipo de fenó­menos, tener un método para su estudioy derivar de éste determínadas conclu­siones, en la inteligencia de que ·~1 pro­ceso de investigación registra estas eta­pas: recolección y clasificación de mate­riales, estudio, comparación y análisis delos mismos y conclusiones.

¿ Participa d folklore de estas moda­lidades? Indudablemente que sí. Si el fol­Idore tiene un objeto propio y un campode especulación también especial y trataa ese objeto desde un punto ele vista igual­mente especial, si para ese tratamientocuenta con un método determinado y estáen posibilidad de obtener principios devigencia general de esa actividad. resuHaser una ciencia y es más, una disciplinaautónoma supuesto que se ocupa sólo dedeterminada clase de fenómenos desde unpunto de vista que lees propio.

En efecto, el folklore tiene un obidooropio, pues sólo se ocupa de ciertos he­chos con caracteres específicos que sonlos hechos folklóricos, tratándolos desele1111 punto de vista peculiar. desc1e un án­f'ulo (l11e no es el de la SociolO!.ría ni [am­l'OCO ~l de la Etnoe-rafla. Dlles la '"rimer~,;e O"uoa de 10 social "institucionali7.a<1(1";\ difprencia del folklore que atielldea Josocial "no oficial". v la sf'P"unrla. de Ja c:,1­j'nra nrimitiva de los.pueblos. en t:lllt0rl11l'el folklore deriva:' hacia· el estudio.·q~ '1111sector deterj,linadode la'sociedad con allac'1ltura también deterl11inadaqut:'~s latradicional. .

Finalmente. 'f'l folklore romo riencia:lutónoma. se relaciona tamhién '~n. forrllainequívoca con otras como la Historia, laEtnografía y la Sociolog-ía, pero no inva­de su rango ni en el objeto. ni en el mé­todo. ni en la conclusión, como t;¡mpOCOaspira a una dimensión enciclopédica queno puede tener, atento a la circunscrip­ción inherente a su actividad.