XVII Gran Concierto Altagraciano

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Programa de mano del XVII Gran Concierto Altagraciano Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, con la participación del chelista surcoreano Johan Kim. Viernes 16 de enero de 2015 Basílica Nuestra Señora de La Altagracia, Higüey

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ORQUESTA SINFÓNICANACIONAL

PROGRAMA

Fundada en 1941

José Antonio Molina, director titularCaonex Peguero-Camilo, director asistente

JOSÉ ANTONIO MOLINADirector

JONAH KIMChelista

Viernes 16 de enero de 2015, 8:00 p.m.Basílica Nuestra Señora de la Altagracia

Higüey, República Dominicana

n Adagio-Allegro non troppo

n Allegro con grazia

n Allegro molto vivace

n Adagio lamentoso

Piotr Ilitch Tchaikovsky “Sinfonía No. 6 en Si menor, Op. 74 (Patética)”

Piotr Ilitch Tchaikovsky “Variaciones sobre un tema rococó, Op.33”, para chelo y orquesta

Richard Wagner “Preludio y muerte por amor”, de la ópera “Tristán e Isolda”

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“Preludio y Muerte de Amor” de la ópera “Tristán e Isolda”Richard Wagner (1813-1883)

“Variaciones sobre un tema rococó, Op. 33” para chelo y orquestaPiotr Ilitch Tchaikovsky (1840-1893)

NOTAS AL PROGRAMAMercedes Aróstegui Vidal Julio Ravelo de la Fuente

Wilhem Richard Wagner, compositor, director de orquesta, teórico musical y es-critor; nació en la ciudad alemana de Leipzig el 22 de mayo de 1813 y falleció en Italia, en la ciudad de Venecia, el 13 de febrero de 1883.

Muy destacado por sus óperas, a las que le hizo las escenografías y escribió los libretos. Fue un transformador, en tanto su pensamiento lo encaminó a la crea-ción de un arte único, total. Veía la ópera como la integración de todas las artes, a las que llamaba dramas musicales. También compuso obras orquestales, vo-cales, para piano e innumerables escritos literarios.

Dentro de sus trece óperas se destaca “Tristán e Isolda”, escrita entre 1857 y 1859; estrenada en 1865 en Munich. Concebida en tres actos, está basada en un poema de la Edad Media sobre los amores de Tristán e Isolda, que se desenro-llaron de manera funesta.

La música en general de esta composición es considerada como una imponente obra vocal-sinfónica, que trata la pasión y la muerte como dos emociones indi-visibles. Al final, del tercer acto suena el “Preludio y Muerte de Amor”, el cual ha pasado a ser uno de los momentos más famosos de esta ópera.

La música que ejecuta la orquesta dura alrededor de 19 minutos, llena de una gran carga emocional, a través de la cual, solemne y soberbiamente, Wagner describe el amor, el apasionamiento, el sufrimiento y la muerte.

Desde el comienzo se percibe la intensidad sonora que es capaz de dar con bre-ves notas y que poco a poco va desarrollando el preludio. Como es propio en sus óperas, va a plantear sus ideas fijas (leitmotiv) que se despliegan a lo largo de la obra. Interesante expectativa crean los sonidos que tocan la flauta y el oboe, y posteriormente en forma general, los vientos (madera y metal).

Seguidamente, se produce una apertura sonora con toda su vehemencia, donde el timbre de los violonchelos le agrega una carga emocional, y el romanticismo se encuentra en un alto novel de expresividad. Quizás resulte paradójico, pero el amor y la muerte dan paso a uno de los momentos más bellos que se puedan escuchar.

Este preludio marca, desde el punto de vista musical, un cambio en cuanto a la sonoridad, señalado por el uso de la armonía hecho por Wagner, en forma crea-tiva, que indiscutiblemente, deja el camino abierto para los cambios producidos en el siglo XX.

Esta obra fue escrita en el año 1876, poco tiempo después de su fantasía sin-fónica ¨Francesca da Rimini .̈ Es de corte clásico y se cree que Tchaikovsky la compuso pensando especialmente en Mozart. Fue dedicada al chelista Wilhelm Fitzenhagen, profesor del Conservatorio de Moscú, quien la estrenó en esa mis-ma ciudad el 30 de noviembre de 1877.

La obra consiste en una introducción de la orquesta y un tema que expone el chelo, y se desarrolla en siete variaciones separadas por breves cadenzas del solista e interludio orquestales.

Robert H. Stein relata cómo se origino esta obra musical después de una con-versación en la que Tchaikovsky preguntó a su amigo el chelista Fitzenhagen:

- ¿Sabes lo que quiere decir rococó?

- Fitzenhagen denegó con un gesto. Hubo una pausa.

- Quiere decir esta clase de alegría ligera y alada, respondió Tchaikovsky tara-reando algo, como una pequeña gaviota.

- Si se pudiera dar a eso una delicada trama, dijo Fitzenhagen, estaría bien para mí. Aunque se adornase un poco, siempre conservaría su aire de danza. Luego podía venir el canto de los pájaros con sus trinos dulces y encantadores...

- Tchaikovsky no contesto. Al cabo de un rato se levantó bruscamente:

- Me voy. Tengo que trabajar.

- ¿En qué?, pregunto Fitzenhagen, pero ya Tchaikovsky se había marchado.

Durante algunos días desapareció, como si se lo hubiese tragado la tierra. Al fin apareció un día en casa de Fitzenhagen, pálido y desarreglado. Bajo el brazo llevaba un rollo de papel pautado escrito.

- No es gran cosa, dijo tristemente, pero si no le aburre, podemos leerlo.

Tocaron la música y en los rostros de los dos se dibujaba una sonrisa ancha y feliz. Lleno de entusiasmo Fitzenhagen avanzó sobre el borde de su silla mien-tras tocaba y en el último acorde cayó con estrépito al suelo.

Se inicia esta obra con una breve introducción que expone alternadamente las cuerdas y las maderas, concluyendo en un solo del corno. Seguidamente el chelo presenta el tema principal que luego se desarrolla en forma de siete variaciones separadas por breves cadenzas del solista e interludios orquestales. El tema, de carácter gracioso y cortesano, a través de sus variaciones, brinda oportunidad de lucimiento al chelista, no solo en sus pasajes virtuosos; sino también en los momentos en que el tema adquiere un carácter elegíaco que exige al solista grandes dotes expresivas.

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Tchaikovsky compuso seis sinfonías, la última de las cuales, en Si menor, fue escrita después de la ruptura de sus relaciones con su mecenas Nadezhda von Meck. Aun cuando en esa época Tchaikovsky se encontraba en la cúspide de la fama, se sentía solo y bajo una depresión nerviosa. Desde 1890 había concebi-do la idea de componer una sinfonía grandiosa que debería ser el monumento culminante de toda su creación; así lo manifestó en carta al duque Constantino de Rusia; pero no fue sino en el año 1893 cuando emprendió esta tarea, según se revela en la carta que le escribiera a su hermano Anatol, en febrero de ese año, donde le dice: “Estoy completamente dedicado a mi nueva obra, y me resulta di-fícil arrancarme de ella. Creo que va a ser la mejor de mis obras”. Pocos meses después le escribía a su sobrino en estos términos: “Precisamente al emprender mi viaje (a París, en diciembre de 1892) se me ocurrió la idea de la nueva sinfonía. Esta vez con un programa, pero un programa que será un enigma para todos, la obra se llamará ‘Una sinfonía con programa’. Durante el viaje derramé muchas veces lágrimas mientras la componía en mi pensamiento. Ahora que estoy de nuevo en casa la obra avanza con tanto ardor que he terminado el primer tiempo en menos de cuatro días y el resto lo tengo claramente en la cabeza. Habrá mu-chas cosas nuevas en la forma de esta obra, por ejemplo, el final no será un gran allegro, sino un adagio de dimensión considerable. Siento un júbilo inimaginable al comprobar que no estoy acabado y que aún puedo hacer mucho”.

Esta sinfonía fue estrenada el 28 de octubre de 1893 bajo la dirección de su au-tor. Llevó el nombre de “Sinfonía Patética”, que había sugerido su hermano Mo-desto. La obra consta de cuatro movimientos: el primero, adagio-allegro non troppo, se inicia con un sombrío tema del fagot en su registro grave. Este tema, ahora en los violines, se expone en forma variada y en movimiento allegro.

El segundo tema lo presentan los violines con sordina, y el movimiento cambia a un clima de melancolía. Este tema lo repite el compositor al final del movimien-to, desvaneciéndose lentamente; el segundo movimiento, allegro con grazia, es una encantadora danza con ritmo de cinco tiempos. En la parte central del movi-miento los violines exponen una dolorosa melodía al ritmo de un obstinado gol-pe del timbal.

El tercer movimiento, allegro molto vivace, tiene el carácter de una marcha triun-fal que contrasta con los movimientos anteriores. La música adquiere cada vez más profundidad de dolor, es un adiós a la vida. Esto sucede en el cuarto mo-vimiento, donde inusualmente la obra termina de manera lánguida, resignada y con un tinte de tristeza trascendente que pocos compositores han podido igua-lar. Ahora podríamos compararla con el final de la “Novena sinfonía de Mahler”, que se despide del mundo de los vivientes con un adiós antológico lleno de es-peranza en el porvenir celestial, pero a la vez cargada de una inmensa melanco-lía por dejar la tierra.

Nueve días después del estreno de su “Sinfonía Patética” cerraba sus ojos para siempre. Había escrito su réquiem.

“Sinfonía No. 6 en Si menor, Op.74 (Patética)”Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893)

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JOSÉ ANTONIO MOLINA

José Antonio Molina nació en Santo Domingo, República Dominicana. Estudió pia-no en el Conservatorio Nacional de Música. A la edad de 20 años se trasladó a Nue-va York, donde realizó estudios de licenciatura y maestría en la Manhattan School of Music, al tiempo que estudiaba Composición y Dirección Orquestal en la Escue-la Juilliard.

Debutó como director orquestal al frente de la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, Ve-nezuela. En 1990, fue uno de los tres finalistas de la Competencia Exxon para con-ductores orquestales, seleccionado entre más de cien directores de todo el mundo.

Es el primer dominicano en recibir el nombramiento de Director Titular de una or-questa en los Estados Unidos, The Greater Palm Beach Symphony. Debutó en el Kravis Center de Palm Beach, dirigiendo a la mezzosoprano Marilyn Horne, junto a la Orquesta de la Ópera de Palm Beach.

En 1995 dirigió a la superestrella latina Gloria Estefan en el Vaticano, con motivo del 50mo aniversario de la ordenación como sacerdote del Papa Juan Pablo II. Desde 1996, el maestro Molina ha sido director y principal arreglista de los conciertos Pa-varotti & Friends.

Su obertura ‘Yaya’ fue dirigida por el maestro Leonard Slatkin y la National Sym-phony Orchestra, dentro del marco del primer Festival Latino-Caribeño en el Ken-nedy Center en Washington, D.C.

En 2002, el maestro Molina dirigió al tenor español José Carreras en un concier-to de gala en la República Dominicana. En 2006 fue invitado como director musi-cal y principal arreglista para la inauguración del “Carnival Performing Arts Center”, de Miami, Florida.

Se ha dedicado intensamente a la industria de la grabación. ̈ Caribbean Gems¨(¨Joyas Musicales Dominicanas¨) es el título del álbum producido, arreglado y dirigido por el maestro Molina por encargo de la Secretaría de Turismo, con la participación de Arturo Sandoval, Gonzalo Rubalcaba y Ed Calle como invitados especiales. “Ca-ribbean Treasures” es otro proyecto discográfico dirigido y producido por el maes-tro Molina junto a la Orquesta Sinfónica de Londres con Paquito D’Rivera como invitado especial. Esta producción, compuesta por obras de autores clásicos do-minicanos, incluye “Fantasía Merengue”, de la autoría del maestro Molina.

En 2007 fue director invitado del VI Festival Musical de Santo Domingo. Su fanfarria “Novi Temporis”, comisionada en conmemoración del décimo aniversario del festi-val, recibió su estreno mundial en el concierto inaugural.

Ganador del premio “El Soberano”, el más alto reconocimiento a la labor de un ar-tista en la República Dominicana, fue nombrado Profesor Emeritus por la Univer-sidad Autónoma de Santo Domingo. En 1996 el Gobierno Dominicano le otorga la

investidura de Embajador Cultural de la República Dominicana. Fue, además, con-decorado con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Cruz de Pla-ta en 2001.

En junio del 2008, la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) le otor-gó un Doctorado Honoris Causa y en octubre de 2009 recibe un Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Es fundador y pre-sidente de la Fundación Latinoamericana de Jóvenes Artistas.

En la Temporada 2008 de la Orquesta Sinfónica Nacional, el maestro Molina fue invitado a dirigir el concierto conmemorativo del trigésimo quinto aniversario del Teatro Nacional Eduardo Brito, en el programa “Todo Beethoven”, que incluyó las Sinfonías Nos. 5 y 9 (“Coral”).

El 9 de octubre del mismo año, fue nuevamente invitado para dirigir el concierto de reinauguración del Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo, con un programa de-dicado a compositores dominicanos.

En diciembre de ese mismo año dirigió un concierto junto al pianista dominicano Michel Camilo y la chelista Alisa Weilerstein en el Arsht Center de Miami, con la Flo-rida Symphony, así como una presentación con el legendario cantante José Feli-ciano, junto a la Miami Pops Orchestra. Ese año fue también designado por la orga-nización Concert Association of Florida como director musical y director principal.

En marzo de 2009, mediante Decreto Presidencial 245-09, quedó designado como director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN); desde su nombramiento a la fecha se ha celebrado cada año, en el Teatro Nacional Eduardo Brito, la Tempo-rada de Conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional.

El 22 de febrero de 2011, en conmemoración del 167mo Aniversario de la Indepen-dencia de nuestra nación, la Embajada de la República Dominicana en los Emiratos Árabes Unidos, en colaboración con Abu Dhabi Music and Foundation (ADMAF), presentó en la ciudad de Damasco, Siria, el concierto “Caribbean Gems”, bajo la di-rección del director de la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana, José Antonio Molina. El 27 de febrero de ese mismo año, también para conmemo-rar la Independencia, repitió el mismo concierto en La Casa de la Ópera de Damas-co, sede de la sinfónica siriana, para lo cual el maestro Molina y la orquesta se tras-ladaron a Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, donde tuvo lugar el segundo concierto en el famoso Emirate Palace.

En agosto de 2011, conmemorando el 38vo Aniversario del Teatro Nacional Eduar-do Brito, dirigió la ópera-concierto “Caballería Rusticana”.

En agosto de 2013, para la celebración del 40mo aniversario del Teatro Nacional Eduardo Brito, tuvo a su cargo la dirección musical y producción general de la ópe-ra “La Boheme” , la cual tenía 30 años que no se presentaba en el país. Por esta in-terpretación recibió, de parte de la Asociación de Cronistas de Arte, el Premio So-berano en la categoría Mejor Espectáculo Clásico del Año.

El Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), Área de Ciencias Sociales y Humanidades, reconoció al maestro José Antonio Molina en ¨Un día con Un (a) Autor(a) y su Obra XIX Edición 2013”.

En octubre de 2014 dirigió la Orquesta Sinfónica de Panamá y en noviembre, la Or-questa Sinfónica de la Radio y Televisión de Bielorrusia. 

En la actualidad, el maestro Molina se prepara para los siguientes compromisos in-ternacionales:

En febrero 2015, dirigirá la Qatar Philharmonic Orchestra.

En enero 2016, ha sido invitado a dirigir la Wallersee Philharmonie en Viena, Austria.

Director de orquesta, compositor y pianista

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“Piensa Lang Lang, piensa Yuja Wang. Jonah Kim, el violonchelista de 22 años, que ofreció un recital el domingo en la tarde en el Terrace Theater del Kennedy Center, está cortado por el mismo patrón... Kim puede hacer casi todo lo que desee en un chelo. Tocó con mucha delicadeza e intensidad... a través de un espectro variable de estilos. Coqueteó con la línea, a la que dio forma, la envolvió en sus dedos, la sacó en una nueva dimensión, todo con mucha naturalidad. El señor Kim demostró que tiene los atributos necesarios para sobresalir”.

-Anne Midgette, Washington Post

En el año 2003, Jonah Kim debutó con Wolgang Sawallisch y la Orquesta de Fila-delfia. También, ese mismo año, apareció con la Orquesta Sinfónica Nacional en el Distrito de Columbia donde el Washington Post lo llamó simplemente “el próximo Yo-Yo Ma”. Con tan solo 17 años el señor Kim se graduó de la Escuela Julliard y luego en el prestigioso Instituto Curtis, en la primavera de 2006.

Ha actuado como solista con la Orquesta de Filadelfia, la Orquesta Sinfónica Na-cional, Nueva Filarmónica, Sinfonía de las Américas, entre otros. Además, ha ofre-cido recitales en el Kimmel Center, el Kravis Center y el Kennedy Center y ha ense-ñado a estudiantes de todas partes del mundo en el programa de música de verano de la Universidad Atlántica de Palm Beach. Este verano, tocará en el Festival de Música del Atlántico en Colby College, Festival de Música Internacional de Bari, en Italia, y en el Festival de Música Cactus Pear, en San Antonio, entre otros; además, es el miembro más joven de la facultad CelloSpeak, un seminario anual de chelo celebrado en Bryn Mawr College.

Nacido en Seúl, Corea, el violonchelista Jonah Kim emigró a los Estados Unidos a la edad de siete años. Su padre, un pastor de una Iglesia Presbiteriana de Corea en Nueva York, le presentó el violonchelo a Jonah. A pesar de no tener formación musical formal, el padre de Jonah tenía un buen oído para la música, por lo que dirigió las sesiones de práctica de Jonah. En un solo año, el joven avanzó lo sufi-ciente para ser aceptado en la División Preuniversitaria de la Escuela Juilliard con una beca completa, observando las cintas de VHS e imitando las ejecuciones de chelo de las Suites de Bach de Pablo Casals. Comenzó su formación profesional en Julliard con el pedagogo veterano Ardyth Alton.

Durante su primer año en Juilliard, Jonah no estaba seguro acerca de si el violon-chelo y la música clásica eran realmente para él. Asistía a una escuela pública en la ciudad de Nueva York para aprender a hablar inglés y adaptarse a la vida en los Es-tados Unidos. Jonah y su padre le escribieron a Janos Starker, en la Universidad de Indiana, para que los asesorara. La invitación que Starker hizo a Jonah para tocar en su clase magistral de verano fue transcendental, ya que inspiró al joven chelista a continuar con una renovada motivación. El señor Starker comentó más adelante, “Jonah es un talento excepcional. Él está en la cima de su generación”. Dos años más tarde, Jonah fue aceptado en el Curtis Institute of Music de Filadelfia. Durante sus seis años allí, estudió con Peter Wiley, Lynn Harrell y Orlando Cole, quien escri-bió: “Jonah es uno de los violonchelistas más destacados a quien he enseñado en mis sesenta y cinco años en la facultad de Curtis”.

JONAH KIMChelista

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ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL ORQUESTA SINFÓNICA NACIONALJosé Antonio Molina, Director Titular

Primeros violinesPavle Vujcic Concertino

Zvezdana Radojkovic Concertino Asociado

Igor Vasiljevic Asistente Concertino

Jolanda Jankar Veljkovic Hipólito Javier*** Beckyrene Pérez

Ivanova CasimiroPaula Jacqueline Báez

Charli Rafael Fermín H. Leonardo Mercado

Heiddy Cruz Rodríguez** Luis González ** Pedro Mitrell **

Segundos violinesMilitza Iankova

PrincipalLuís Augusto Martínez

AsistenteAlberto Iznaga Cruz

Alfredo José Luzón Franco Guillermo David Mota

Priscilla GómezHermes Mejía*

Anarys Iznaga C. Georni Liriano

Carlos Andrés Espinal**

ViolasAlberto Iznaga Herrera

Asistente PrincipalJosé Víctor Júnior Torres*

AsistenteJulio Cesar Báez***

Rosanna Rosario

Violonchelos Milena Zivkovic

Principal Juan Pablo Polanco

Co-principal Guillermo Gómez

Ángela Holguín Veras* Georgina Betancourt

Claudio Reyes CamachoIrving José Angulo * Fairuz Issa Ricardo Nulibeth Ortiz Cotes

ContrabajosAntonio Gómez Sotolongo

PrincipalVelibor Veljkovic

AsistenteEsar Simó

Gabriela Disla Rubén Toribio

FlautasAlaima González

PrincipalAndrés Guzmán R.

OboesDejan Kulenovic

Principal Benjamín Pérez Feliz

Hardy Núñez

ClarinetesJorge de Jesús Torres Sosa

PrincipalDarleny González

Clarinete BajoRafael A. Peña Castro

FagotesÁngel M. Cruz

PrincipalEduardo Albuerme

CornosTemístocles Luna

AsistenteMario Rivera

Wilfrido MedinaJuan Carlos Cruz

William Mateo Cruz

TrompetasRaldy Ramírez Gómez

TrombonesCarlos Eduardo Torres

Principal Apolinar Peralta

Trombón Bajo Pablo Andrés Cavallo

TubaGregorio Rodríguez Lora

Instrumentistas Invitados

ViolinesCaonex Peguero-Camilo

Anthony SeeperardBianca Cortes

Scarlett MartínezJuliana De Windt Hernández

Youdelie AugustínKeila Rosa Rivera

Tracey Casilla Echavarria

ViolasAdrián Antonio Castillo

Carl LarsonLuis Figueroa

Mayreni Morel CaraballoJohanna Molina

Isabel María CastroLeonardo Antonio Javalera

ContrabajoJacinto Roque Díaz

Esteban Peláez Arcilla

VioloncheloRaymond Oscar Félix

PiccoloMichelle Gómez

FagotÁngela Carolina Peña

TrompetaJonathan Baird

PrincipalAndrés Ariel Vidal Pérez

Asistente PrincipalSamuel Ureña González

CornoHéctor Rodríguez

Principal

TímpaniJosé Luis Ureña González

PercusiónLuís E. Elsevif M.

PrincipalPedro Ferreira

Rafael Díaz CastilloMarlene Mercedes S.

TecladoLaura PimentelElioenai Medina

Encargado de Personal Artístico

Andrés Guzmán Rosa

Encargado de Rescate y Preservación Musical

de la OSN Eugenio Vanderhorst

BibliotecariosLilia Garisa Olmos

Gregorio Méndez

AtrilerosMario Ayala de Jesús

Caonex Peguero-Camilo, Director Asistente

* En licencia de estudios ** Practicante

*** Licencia médica

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ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL

Personal Administrativo

Camelia Pérez de VidalDirectora Administrativa

José Rafael ReynosoAsistente Administrativo

Anny Katherine Sandoval JiménezCoordinadora de Recursos Humanos

Manuerys Esther Portes ContrerasCoordinadora de Proyectos

José Mora Mensajero

José Antonio Rodríguez DuvergéMinistro de Cultura

Juan Tomás García PeñaViceministro de Creatividad y Participación Popular

Dr. Oscar Holguín-Veras TabarViceministro de Industrias Culturales

Federico Henríquez GratereauxViceministro de Patrimonio Cultural

Cayo Claudio EspinalViceministro para la Descentralización y Coordinación Territorial

Ediltrudis PichardoViceministra para la Identidad Cultural y Ciudadanía

Carlos Santos DuránViceministro para el Desarrollo Institucional.

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Resumen del capítulo I del opúsculo de Monseñor Hugo E. Polanco Brito: “María y Juan Pablo II”

Desde el descubrimiento de la isla de Santo Domingo por Cristóbal Colón, ésta siempre estuvo bajo la protección de la Virgen María, Madre de Jesús.

Cuando la capital de la isla fue transferida a la rivera occidental del Río Ozama, Don Nicolás de Ovando, constructor de la Comendadoría de Lares, decidió edifi-car un hospital cuyas ruinas adornan todavía una de las más antiguas calles de América. Un arzobispo de Santo Domingo, Fray Fernando de Carvajal y Rivera, nos indica que este hospital tuvo, como primera capilla, una pequeña iglesia de-dicada a Nuestra Señora de La Altagracia. Era 1502, y no sabemos nada en cuan-to al tipo de imagen que había allí.

La historia de la imagen de La Altagracia que veneramos en su Santuario-Basíli-ca de Salvaleón de Higüey nos es conocida por lo que nos ha dicho el sacerdote dominicano Lic. L. Gerónimo de Alcocer:

“La imagen milagrosa de Nuestra Señora de La Altagracia está en Higüey. Las gra-cias que dios, Nuestro Señor, ha concedido y concede a los que se encomienda a esta santa imagen son innumerables. Se sabe que esta imagen fue traída a la isla por dos hidalgos oriundos de Plasencia, en Extremadura, de nombres Alonso y An-tonio de Trejo, primeros colonos y personas nobles, quienes, notando ciertos mila-gros que dicha imagen había realizado con ellos, la colocaron para su amplia vene-ración en la Iglesia Parroquial de Higüey, donde ellos vivían. Ella está pintada sobre un lienzo muy fino, de media vara de ancho y representa la natividad”.

Se encuentra en esta pintura la imagen de Nuestra Señora con el Niño delante de ella y San José atrás.

“Después de tantos años, sus colores son vivos y la pintura parece fresca…Nu-merosas personas vienen en peregrinación hacia esta imagen de Nuestra Señora desde todos los puntos de la isla y de las regiones vecinas de Las Indias, y, cada día, se observan numerosos milagros”.

En 1506, los hermanos Trejo residían en Higüey, donde ellos habían instalado fin-cas y un ingenio azucarero. Desde 1514 sus nombres figuran entre los jefes de regiones de dicho año.

Así, la devoción altagraciana es una de las más antiguas de toda América, si no la más antiguamente testimoniada de manera casi documental.

BASÍLICA NUESTRA SEÑORA DE LA ALTAGRACIA

HISTORIA DEL CULTO ALTAGRACIANO

La Basílica actual fue inaugurada el 21 de enero de 1971. Los arquitectos que realizaron la construcción fueron los franceses André Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré. Esta nueva edificación fue levantada para reemplazar al antiguo santuario construido en 1572 y lleva el nombre de la Virgen de La Altagracia, pro-tectora del pueblo dominicano.

El 12 de octubre de 1970 el gobierno dominicano declaró la Basílica Monumen-to Nacional y el 17 de octubre del mismo año, el Papa Pablo IV la declaró Basílica Menor, pasando a ser Catedral de la Diócesis de Higüey el 15 de agosto de 1972.

La Basílica es una gran estructura gris en forma de cruz latina. La puerta de en-trada es de bronce con un baño en oro de 24 quilates y fue bendecida por el Papa Juan Pablo II, en Roma. Tiene un campanario con 45 campanas de bronce. En el santuario se exhibe un cuadro de la Virgen de 33.5 centímetros de ancho por 45 centímetros de alto. La pintura es de la escuela española y se cree que data de fi-nales del siglo XV o principios del siglo XVI. El marco que sostiene la imagen es de oro y piedras preciosas y fue elaborado en el siglo XVIII.

Existen dos historias sobre el cuadro de la Virgen. Por un lado, se cree que el cua-dro fue traído a la isla en 1502 por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo, proce-dentes de España. Cuando los hermanos Trejo se mudaron a Higüey, donaron la imagen a la parroquia local.

La otra historia, que es la más aceptada por el pueblo, cuenta que una niña le pi-dió a su padre, que iba de viaje a la ciudad, que le trajese un cuadro de la Virgen de La Altagracia. El padre buscó el cuadro en la ciudad, pero nadie conocía a esta Vir-gen. De vuelta a su hogar pasó la noche en una casa donde comenta en la cena el encargo de su hija. Un viejo sacó de su bolsa un pequeño lienzo enrollado y le dijo que eso era lo que buscaba, la Virgen de Altagracia. El viejo que le entregó la Virgen desapareció. También se dice que la encontró en un árbol de naranjas.

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(1)La batalla de La Limonade tuvo lugar el 21 de enero de 1691 en un punto situado en el actual territorio haitiano, en el transcurso de una guerra franco-española, como represalia por una incursión en Santiago de los Caballeros realizada por De Cussy, gobernador de la parte francesa de la isla.

“Basílica Nuestra Señora de La Altagracia”, páginas 23 y 24, de André J. Dunoyer de Segonzac, auspiciado por el Banco Popular Dominicano, noviembre de 2000.

El origen de este día feriado se conoce por un documento del arzobispo Rodríguez Lorenzo, aprobando la celebración anual del 21 de enero.

Este origen está en la raíz misma de nuestra nacionalidad dominicana, pues las tropas criollas obtuvieron una gran victoria sobre los invasores franceses. El gran historiador Fray Cipriano de Utrera nos cuenta lo que pasó:

“El 21 de enero del año 1691, las armadas rivales se encontraron en la sabana de La Limonade. El enfrentamiento fue terrible y por mucho tiempo indeciso; en algunos momentos los españoles parecían flaquear. Los lanceros del Cibao, del Seybo y de Higüey, esperaban apostados la orden de entrar en acción, armados con sus machetes y sus picos.

Al momento preciso, ellos se lanzaron al ataque con una intrepidez indomable y decidieron el destino de la batalla de manera tan gloriosa que el gobernador De Cussy y docenas de sus mejores generales cayeron en el campo; el resto de sus tropas, miserablemente vencidas, emprendieron una dolorosa retirada y se dispersaron sin que nadie los alcanzara y les impidieron saquear el Guárico, que nuestra gente arrasó por el fuego.”

Pero el testimonio más seguro de la participación gloriosa de los higüeyanos en la batalla es dado por documentos de fin del siglo VIII, los cuales atestiguaron que una espada fue colocada cerca de la imagen de Nuestra Señora de La Altagracia como un trofeo de esta victoria, testimonio de este sangrante episodio de gloria nacional, el cual constituye el origen de las celebraciones altagracianas del mes de enero en Higüey. (1)

Por decisión pontificial del 14 de julio de 1920 (Uti ad nos Attulisti) Su Santidad Benoit XV autorizó la coronación de la imagen de Nuestra Señora de La Altagracia; lo cual también ocurrió cuando Pío XI, sucesor de Benoit XV, nombró como legado a Monseñor S. Leite de Vasconcellos.

La coronación tuvo lugar el 15 de agosto de 1922, sobre las pontificaciones de la Independencia Nacional, símbolo de la nacionalidad dominicana.

La imagen fue transportada varias veces a diversos puntos del país. La misma fue reinstalada solemnemente en Higüey el 21 de julio del mismo año.

Cuando su Santidad Juan Pablo II visitó la República Dominicana los días 25 y 26 de enero de 1979, la imagen le fue llevada por algunas horas a Santo Domingo, donde fue coronada por el Papa con una diadema regalada por él.

SOBRE EL 21 DE ENERO

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