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    L E S L I E A W H I T E

    I I sociedad es en si mis mo una c o n s t r u c c i n c i i l t m a l

    . . i p i i . | lM2: 236]) . Estos individuos hacen cosas: piensan, suenan,

    ai

    l u n , se rebelan. Y es s i e m p r e el i n d i v i d u o v no la sociedad

    0

    la cultura

    la que

    hace

    estas cosas. Lo que Sapir encuent ra son

    a d m e n l e los individuos y su conducta. Nada m s .

    Parte de la conducta de los individuos, dice Sapir, es cultura.

    Otra parle, aunque desde un punto de vista p s i c o l g i c o no d i l u .

    I

    m s

    m n i m o

    de la otra, la que l llama cultura, es no cultura.

    1a fronter a entre c u l t u r a y no c u l t u r a es

    pues

    enteramente a i l n

    o

    i . i ,

    y depende de la e v a l u a c i n subjetiva de quien traza la l ne a

    Ninguna

    otra c o n c e p c i n de la cultura p o d r a parecemos menos

    satisfactoria que s t a .

    Dice,

    en efecto: c u l t u r a es el nombre que da-

    mos a ciertos aspectos de la conducta de los individuos, sobre la

    base

    de una s e l e c c i n arb it rar ia y de acuerdo con crit erios subje-

    t i v o s .

    E n el ensayo del que hemos e x t r a d o las anteri ores citas D o We

    Necd a S u p e r o r g a n i c ? , Sapi r contrapone su pro pio punt o de vista

    al punto de vista c u l t u r o l g i c o mantenido por Kroeber en T h e Su-

    p e r o r g a n i c ( 1 9 1 7 ) . Sapir

    hace desaparecer

    la cultura, d i s o l v i n d o l a

    en la tota lida d de las reacciones individuales . La cultur a se convierte,

    como l mismo dice en otra parte, a una f i c c i n e s t a d s t i c a (Sapir

    1932:

    237) . Y puesto que no existe realid ad

    significativa

    alguna a la

    que podamos llama r cultura, no puede haber ciencia de la cultu ra.

    E l

    argumento de Sapir era h b i l y persuasivo. Pero t a m b i n e r r -

    neo, o al menos e n g a o s o .

    L a a r g u m e n t a c i n de Sapir era convincente porque se apoyaba en

    u n hecho a u t n t i c o y demostrable. Su c a r c t e r e n g a o s o en el hecho

    de hacer aparecer la

    d i s t i n c i n

    entre conducta

    i n d i v i d u a l

    y cultu ra

    como la n i c a

    significativa.

    Es perfect amente cie rto que los hechos que comprende la con-

    ducta humana i n d i v i d u a l y los que comprende la cultura son las

    mismas clases de

    cosas

    y acontecimientos. Todos son simbolados

    dependientes de la capacidad e s p e c f i c a m e n t e humana de simbolizar .

    Es igualmente cierto que p s i c o l g i c a m e n t e c o n s i d e r a d o s son i d n -

    ticos.

    Pero Sapir

    pasa

    por

    alto,

    y llega a obscurecer de hecho con

    su argumento, la realidad de que los contextos en que

    estos

    p e n s a -

    mientos, acciones, s u e o s y r e b e l i o n e s pueden ser considerados, a

    efectos de su e x p l i c a c i n e i n t e r p r e t a c i n c i e n t f i c a s , son fundamen-

    talmente: el s o m t i c o y el e x t r a s o m t i c o . Considerados en un con-

    texto

    s o m t i c o , es decir, en t r m i n o s de su r e l a c i n con el organismo

    humano, estos actos dependientes del simboliz ar cons tit uyen la con-

    ducta humana. Considerados en un contexto e x t r a s o m t i c o ,

    esto

    es,

    en

    t r m i n o s

    de su

    r e l a c i n

    unos con los otros, dichos actos consti-

    tuyen

    la cultura. As pues, en vez de sit uar arbi tr ari amente algunos

    de ellos en la c a t e g o r a de cult ura , desplazando todos los d e m s al

    campo de la conducta humana , lo que nosotros hacemos es colocar

    todos los actos, pensamientos y cosas que dependen del si mboli zar

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    en uno u otro contexto, el

    somtico

    o el

    extrasom ti co, segn

    la

    n

    itui

    a l e / a de l

    problema a

    t r a t a r

    Conclusin

    Entre las muchas

    clases

    de cosas y de

    acntce miento

    s i p n i l c t i v o s eme la ciencia desfigura, hay una

    clase

    para la que

    an no tiene nombre. Es la

    clase

    de las cosas y fenmenos que de

    penden

    del simboli zar, una fa cultad peculiar de la

    especie

    humana.

    Nosotros hemos propuesto que las

    cosas

    y acont ecim ientos que depen

    dea del si mbol iza r

    sean

    llamados simbolados. La peculiar designa

    de esta

    clase

    no es im porta nte en s. En cambi o, es imp orta nte que

    tenga

    algn tipo

    de nom bre por el que se la pueda

    distinguir explit

    I

    tamente de las otras

    clases.

    Las

    cosas

    y acontecim ientos que dependen del sim boliza r compren

    den por

    igual

    ideas, creencias, actitudes, sentimientos, actos,

    pautas

    de conducta, costumbres, cdigos, insti tuciones, obras de arte y for

    ma s

    artsticas,

    lenguajes, instrumentos,

    mquinas ,

    utensilios, orna

    mentos, fetiches, conjuros, etc., etc.

    Por otra parte, las

    cosas

    y acontecimientos dependientes del

    sim

    bolizar

    pueden ser, y han si do tradi ciona lment e referidas , a efectos

    de su

    observacin, anlisis

    y

    explicacin,

    a dos contextos fundamen

    tales. Dichos contextos pueden ser propi a y apropiada mente llam ados

    somtico

    y

    extrasomtico.

    Cuando un acto, objeto, idea o actitud se

    considera en el contexto somtico, es la relacin entre esta

    cosa

    o

    acontecimiento con el organismo humano. Las cosas y aconteci

    mi entos que dependen del simboli zar que son consideradas en el

    contexto

    somt ico

    pueden ser llamadas propiamente conducta huma

    na al menos las ideas,

    actos

    y actitudes, ya que las

    hachas

    de piedra

    y

    los cuencos de

    cermica

    no son habitualmente considerados con

    ducta humana , por m s que su significacin se desprenda del hecho

    de haber sido producidos por el trabajo humano, lo que lo cons

    tituye

    de hecho en cristalizaciones de la conducta humana. Cuando,

    en cambio,

    cosas

    y acontecimientos son considerados en el contexto

    extrasomtico,

    se los contempla en

    trminos

    de su mutua

    intern

    cin

    m s que en

    trminos

    de su

    relacin

    con el organismo humano,

    individual

    o colectivo. El nombre de las cosas y acont ecim ientos que

    se consideran en el contexto extrasomtico es cultura.

    Las ventajas de nuestro

    tipo

    de anlisis son,

    pues,

    varias. Las di l

    tinciones

    aparecen claras y bien

    trazadas.

    La cultura queda clara

    mente del im ita da de la conducta humana. La cultura queda definida

    en los

    trminos

    adecuados

    a un objeto

    cientfico,

    esto

    es, en

    trmi

    nos decosas reales, directa o indirecta mente observables en el mundo

    real en que

    vivimos.

    Nuestra

    concepcin libra

    a la

    antropologa

    del

    ncubo de las abstracciones intangibles, imperceptibles e

    impon

    derables s in realida d

    ontolgica.

    Nuestra

    definicin

    nos

    desembaraza

    asimismo de los dilemas en

    que mucha s de las otras concepciones nos colocan, tales com o si

    la

    cultura consiste en

    ideas

    y si

    estas ideas

    existen realmente

    e n

    el

    intelecto de los pueblos estudiados o solamente en el de los

    etn

    logos que los estudian; si los objetos materiales son o no son cultura;

    si los

    rasgos

    cultu ral es, para ser considerados tales , deben ser com-

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    piulidos por una, dos o m s

    personas;

    si tales

    rasgos

    tienen (pi e sei

    ii. i i i

    tersticos

    de un pueblo; si la cultura es una

    reilica

    ion

    SO,

    y si

    puede

    o no

    puede

    pintarse las

    uas.

    La distincin

    que hemos efectuado entre conducta y cultu ra,

    entre

    psicologa

    y

    culturologa,

    tiene justamente mucho que ver con

    aquella (pie

    d iante a o s

    han mantenido los

    lingistas

    entre lcng.ua

    v

    habla. Si es vlida para los unos tambin

    puede

    serlo para loe

    otros.

    Finalmente, nuestra distincin y nuestra definicin guardan una

    i r e c h a

    relacin

    y

    es tn

    en perfecto acuerdo con la

    tradicin

    an

    tropolglca.

    Ta l es ni m s ni menos lo que

    Tylor signific

    por

    cul

    tura, como una lectura de su Primitive culture

    puede

    demostrar. Tal

    es la que casi todos los antroplogos no fsicos han venido

    u t i l i

    zando durante

    aos. Qu

    es lo que los investigadores

    cientficos

    de campo han venido estudiando y describiendo en sus

    monografas?

    Respuesta: cosas reales

    y observables , y acont ecim ientos que depen

    den del s im boliza r. Lo que difcilmente

    puede

    decirse es que hayan

    estado

    estudiando y describi endo abstracciones i mpercept ibles , intan

    gibles, imponderables y

    ontolgicamente

    irreales. Es ciert o que el in

    vestigador de campo

    puede estar

    interesado en las

    cosas

    y aconteci

    mi entos, en cuanto consideradas en el contexto somtico, con lo que

    estara

    haciendo

    psicologa

    (como lo

    estara

    haciendo igualmente el

    lingista, caso

    de considerar las palabras en su

    aspecto somtico).

    Y

    que la

    antropologa, s egn

    se usa actualmente

    este

    trmino,

    abarca una

    serie de estudios enteramente diferentes entre s: anatmi cos, fisio

    lgicos, genticos, psicolgicos, psicoanalticos

    y

    culturolgicos.

    Pero

    esto

    no

    significa

    que la

    distincin

    entre

    psicologa

    y

    culturologa

    no

    sea fundamental. Lo es.

    Las tesis

    presentadas

    en

    este

    trabajo no son ninguna novedad. No

    se tra ta, en a bsoluto, de un corte violent o con la

    tradicin

    antropo

    lgica.

    Todo lo contrario: se trata en un

    sentid*muy

    real y en gran

    medida, de un claro retorno a la

    tradicin,

    la

    tradicin

    establecida

    por Tylor y continuada en la prctica por numerossimos antroplo

    gos

    hasta

    nuestros

    das.

    Lo

    nico

    que hemos hecho ha sido dar una

    expresin

    v erba l clara y concisa de todo esto.

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