pastorelias100.files.wordpress.com€¦ · Web viewTambién fueron resueltos los problemas de la...
Transcript of pastorelias100.files.wordpress.com€¦ · Web viewTambién fueron resueltos los problemas de la...
LA ARQUEOLOGÍA BÍBLICA DESPUÉS DE TREINTA AÑOS
(1948-1978) - I
Siegfried H. Horn
EN 1952 hice un repaso de los logros alcanzados por la arqueología bíblica, en tres diserta-
ciones presentadas en la Conferencia Bíblica celebrada en Takoma Park, Maryland.1 La última
conferencia analizaba el extraordinario descubrimiento de los rollos hallados recientemente en
el desierto de Judea cerca del Mar Muerto. Este sensacional descubrimiento, que fue conocido
por el mundo en la primavera de 1948, es un punto de partida muy conveniente para repasar de
nuevo lo que se ha logrado en esta fascinante disciplina, la arqueología bíblica.2 Puede
asegurarse con propiedad que los descubrimientos hechos durante estas tres décadas opacan
fácilmente todos los hechos ocurridos durante el siglo anterior, en su impacto total en la mejor
comprensión de la Biblia.
Estos logros pueden ser clasificados bajo siete encabezamientos:
1. La consolidación de la cronología antigua.
2. El hallazgo de textos que tratan de la historia de la escritura.
3. El descubrimiento de textos antiguos que arrojan luz sobre varios períodos de la historia
bíblica.
4. El descubrimiento de antiguos manuscritos bíblicos.
5. El sensacional descubrimiento de los textos de Ebla, correspondientes a la era pre-
patriarcal.
6. La excavación de varias ciudades importantes de Tierra Santa, con resultados notables.
7. Varios descubrimientos que tienen particular gravitación sobre el Nuevo Testamento.
8. En las próximas páginas intentaré revisar estos descubrimientos y progresos realizados, y
evaluarlos en cuanto a su importancia sobre los estudios de temas bíblicos. Las notas de
apéndice con sus datos bibliográficos ayudarán al lector a obtener información más
detallada acerca de los temas en los que sienta particular interés.
1. La cronología antigua
En torno de 1948 se alcanzó una cierta estabilidad en el esquema cronológico de la historia del
Antiguo Cercano Oriente. El descubrimiento en Ur y en Mari, de tablas sincrónicas de Reyes
Sumerios, y de textos astronómicos en Egipto y Mesopotamia, produjo tres revoluciones en
nuestra comprensión de la cronología antigua, cada una de las cuales resulto en la reducción
de las fechas de las primeras dinastías históricas tanto en Egipto como en Mesopotamia. De
esta forma, las fechas de origen de la historia egipcia fueron reducidas en ese tiempo del
séptimo milenio AC a cerca de 3000 AC, aunque no es todavía seguro si la fecha de origen de
la Primera Dinastía debiera ser el 3100, como creen muchos egiptólogos, o trescientos años
más tarde, como otros aseguran. Se logró un consenso casi unánime en cuanto a la fecha de la
historia mesopotámica entre diferentes eruditos que cubrían casi un mismo rango que en el
caso de la cronología egipcia. También fueron resueltos los problemas de la cronología de la
historia del Antiguo Testamento en el período de los reyes hebreos, aclarada finalmente gra-
cias al trabajo de E. R. Thiele, aunque su esquema cronológico no había sido aceptado
universalmente en 1948.
Durante las tres últimas décadas no se han hecho descubrimientos de importancia que pu-
dieran habernos forzado a reducir o alargar el esquema cronológico establecido en 1948. Sin
embargo, algunos importantes descubrimientos hechos desde entonces han consolidado los
resultados alcanzados hace treinta años.
En primer lugar podría mencionarse el método del Carbono 14 para fechar material orgánico
antiguo, descubierto en Baltimore en 1947, y desarrollado por W. F. Libby, de la Universidad
de Chicago en aquel entonces. Después de años de experimentación, durante los cuales debió
cambiarse la supuesta edad media del Carbono 14, este método ha alcanzado un razonable
grado de precisión para el período histórico de tiempos antiguos7, en tanto que los resultados
puedan ser comparados con material tachable, como por ejemplo objetos de madera de Egipto
con inscripciones, al igual que pinos de la variedad redwood o bristlecone, cuyas edades
pueden determinarse fácilmente contando los anillos de crecimiento.8
El impacto que el método de obtener fechas mediante el Carbono 14 tuvo sobre nuestro
conocimiento de las culturas que no dejaron registros escritos, es muchísimo mayor que el que
ha hecho sobre la historia de las antiguas civilizaciones como las de Egipto y Mesopotamia.
Por ejemplo, durante los últimos treinta años fue determinada la fecha del origen de las ruinas
de Zimbabwe en Rhodesia, cuyas anteriores aproximaciones variaban entre el 1000 AC al
1000 DC. Al usar el método del Carbono 14 se las fijó en el 300 DC. Se fechó también la edad
de varias culturas europeas y americanas antiguas, un avance que todos creían imposible hace
apenas unas pocas décadas.
Además, el descubrimiento de una nueva lista de reyes asirios (la Lista de Reyes Asirios
SDAS) hecho por el autor de este artículo en 1953 y la consiguiente publicación de esta lista y
la Lista de Reyes de Jorsabad, encontrada veinte años antes, pero no publicada, confirmó la
cronología mesopotámica del segundo y el primer milenios AC, tal como fue establecido antes
de 1948, y cubrió varias lagunas que había en las cronologías existentes.9 El resultado de esto
fue que las imprecisiones que había con respecto a fechas de la historia mesopotámica se
redujeron a no más de 65 años para el segundo milenio, y en cuanto a las fechas del primer
milenio, pueden considerarse prácticamente exactas.
Este proceso de consolidación tuvo lugar también en relación con la cronología del antiguo
Egipto. En 1945 fue publicado un importante estudio por mi predecesor Lynn H. Wood, quien
estableció por primera vez una fecha de absoluta certeza en la cronología egipcia del segundo
milenio AC -el comienzo de la duodécima dinastía en 1991.10 En 1950 Richard Parker publicó
un autorizado estudio sobre los sistemas del calendario egipcio y problemas cronológicos,
donde aclaró una cantidad de puntos oscuros de la cronología egipcia y confirmó la fecha de
1991 AC para el comienzo de la 12° dinastía de Egipto.11 Desde entonces, la cronología de los
reyes de la 12° dinastía ha sido una estructura inexpugnable. Otros períodos de la cronología
egipcia no están tan bien establecidos. Es prácticamente seguro ahora que la primera dinastía
comenzó en el siglo 31 AC. Sin embargo, debe aclararse que con excepción de las dinastías
12° y 26°, todas las fechas en la historia egipcia antigua son más o menos dignas de confianza.
Para algunos reyes el factor de inseguridad alcanza a varias décadas; para otros, apenas a unos
pocos años. En síntesis, puede decirse que el esquema de la cronología egipcia tal como estaba
en 1948 ha soportado la prueba de los últimos treinta años.12
La publicación de papiros arameos en 1953, que habían sido hallados más de medio siglo atrás
en Elefantina, Egipto, pero que habían permanecido ocultos en un baúl en un depósito de
Nueva York hasta 1947, ayudó a resolver incertidumbres cronológicas ofrecieron por primera
vez información clara en relación con el calendario judío del período post-exílico, y
proveyeron pruebas de que los estudiosos que insistían, sobre la base de ciertos textos bíblicos,
en que los judíos fechaban los años de reinado de los reyes babilónicos y persas de acuerdo
con su propio calendario, estaban en lo cierto. Este calendario comenzaba en otoño, en
contraste con el calendario babilónico persa, que comenzaba en la primavera.13
Otros descubrimientos, como la crónica Babilónica que cubría varios años de del reinado de
Nabucodonosor, aclaró dudas en cuanto a fechas relativas a los últimos años de los reyes de
Judá. Al mismo tiempo, esta crónica fijó por primera vez en la historia bíblica una fecha
exacta -día, mes y año-, la fecha de la caída de Jerusalén en tiempos del rey Joaquín, 15/16 de
marzo de 597 AC.14 Ya no puede decirse que los últimos años de la historia del reino de Judá
están envueltos en el misterio, al menos en cuanto a lo que se refiere a material de fuentes
extra bíblicas.
Para concluir con esta lección sobre los avances en cronología antigua en el lapso considerado,
puedo decir que ha sido un período muy satisfactorio para los interesados en asuntos de
cronología antigua. Al comienzo de este período se escuchaba frecuentemente la pregunta:
¿Cuántas revoluciones vamos a experimentar en cronología antigua antes de alcanzar la
estabilización? Muchos eruditos estaban convencidos de que la estabilización se había logrado
en 1948, y su fe se había visto vindicada al verificar con satisfacción cómo un descubrimiento
tras otro confirmaba más o menos los resultados obtenidos en el terreno de la cronología
antigua. Prácticamente todos los descubrimientos pertinentes que se hicieron desde 1948 sólo
han logrado confirmar las fechas fijadas antes de 1948, o variarlas apenas ligeramente hacia
atrás o hacia adelante. El resultado es que hoy en día la mayoría de las fechas antiguas han
sido establecidas, y donde todavía hay incertidumbres, el margen de error es aceptable.
Excepto en lo que se refiere al comienzo de la historia egipcia y meso-potámica, donde debe
permitirse aun un siglo de más o de menos, el margen de incertidumbre no es mayor que unos
pocos años, en muchos casos no más de uno o dos años. Este es un progreso muy gratificante
que ha hecho posible reconstruir la historia antigua de tal forma que llegue a un grado de
precisión no alcanzado hasta ahora.16
2. Historia de la escritura
La historia de la escritura ya era bien conocida hace treinta años. El siglo XIX fue testigo del
desciframiento, con buen éxito, de los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme de los
sumerios, adoptada también por otras naciones tales como los asirios, babilonios e hititas.
Durante la primera mitad del siglo XX se descifraron dos tipos desconocidos de escritura
alfabética: Primero la escritura jeroglífica protosinaítica, por Alan Gardiner en 191517; y luego
la escritura cuneiforme ugarítica por Hans Bauer y Edouard D'Horme en 1930.18 Estos
progresos probaron que los eruditos qué sostenían que no habían existido sistemas alfabéticos
de escritura anteriores al primer milenio AC, estaban equivocados. Esta posición había sido
compartida ampliamente por eruditos bíblicos liberales hasta la Primera Guerra Mundial.
Durante las tres últimas décadas la tarea de descifrar escrituras desconocidas ha continuado.
Primero debiera mencionarse el desciframiento del sistema jeroglífico hitita con la ayuda de
las inscripciones bilingües fenicio hititas descubiertas en Karatepe, en el sur de Turquía, en
194719; y de la escritura Minoan
Linear B, en 1952, por el brillante arquitecto Michael Ventris, quien falleció cuatro años más
tarde en un accidente automovilístico.20 Sin embargo, estos triunfos en el terreno de la
escritura tienen sólo importancia marginal para los estudios bíblicos, aunque abrieron nuevos
horizontes en nuestra comprensión del mundo antiguo.
De mucha mayor importancia en nuestra esfera de interés son los progresos hechos en el
campo de la paleografía semítica occidental, la ciencia de fechar documentos antiguos escritos
en arameo, fenicio, hebreo y otros idiomas relacionados, sobre la base de la forma de escritura
usada. Mientras que la paleografía griega ha llegado a ser una disciplina digna de confianza
gracias a la cual muchos manuscritos griegos han sido ubicados con exactitud, y con un
margen de error de sólo unos pocos años, el fechado de manuscritos hebreos sin fecha ha sido
mayormente objeto de conjeturas. El primer trabajo de pionero en este aspecto fue hecho por
W. F. Albright, quien en 1937 reunió por primera vez las pocas inscripciones hebreas y
arameas existentes y logró una rudimentaria paleografía de estas inscripciones21, que llegó a
ser sustancialmente digna de crédito a medida que aparecía más material fechado en años
subsiguientes.
Fue esta obra la que ayudó en 1948 a fijar las fechas de los rollos nhebreos hallados cerca del
mar muerto. Muchos eruditos, entre ellos muchos eminentes semitistas, se mostraban
escépticos y sugerían que los rollos del Mar Muerto, fechados por Albright y sus discípulos en
la era pre cristiana, eran muy posteriores y aún podían ser meras falsificaciones. Sin embargo,
a medida que se encontraban más rollos en otras cuevas del desierto de Judea -algunos de ellos
descubiertos por arqueólogos y más tarde también en Masada, y estuvieron disponibles, esta
situación cambió radicalmente. Algunos de los rollos encontrados tenían fecha, lo que puso a
la paleografía sobre una base sólida. Entre los primeros que trabajaron en ese campo figuran F.
M. Cross22 y S. A. Birnbaum23, aunque hubo un verdadero ejército de otros sabios que hicieron
su contribución. El resultado fue que la disciplina de la paleografía hebreo aramea llegó a ser
una ciencia tan bien establecida que cualquier documento, sea una inscripción o un
manuscrito, puede ser fechado sin vacilación dentro de un límite de cincuenta años.
Algunos descubrimientos interesantes arrojaron luz inesperadamente sobre una fase de la
escritura que parece relacionada con ella sólo remotamente, pero que es, no obstante, de gran
importancia, es decir, la antigüedad de la secuencia de los caracteres alfabéticos. Se sabe
desde hace mucho tiempo que la secuencia de las letras del alefato hebreo, tal como lo
conocemos, se remonta al primer milenio AC. Este hecho se corrobora por los salmos
acrósticos de la Biblia, algunos de los cuales fueron compuestos en el siglo X AC, y también
por el alfabeto griego, que ha sido tomado de los fenicios no más tarde que el 800 AC. Siendo
que la secuencia de las letras de los alfabetos griego y fenicio es la misma, puede concluirse
que el origen del ABC se remonta al comienzo del primer milenio AC.
Sin embargo, nadie pensó que el origen de la secuencia del alfabeto se remonte al tiempo de la
invención de los diversos sistemas de escritura alfabética, lo que parece haber ocurrido en los
siglos XVI y XV AC. Se reveló por primera vez que esto era así por un hallazgo hecho en
1949 en Ras Shamra, la antigua Ugarit, y nuevamente por otro descubrimiento, hecho en Izbet
Sartah, la antigua Eben-ezer, en 1976.
Durante las excavaciones de 1949 en Ras Shamra salió a la luz una tableta del siglo XIV AC
que contenía todos los caracteres alfabéticos cuneiformes de Ugarit en la secuencia en que
eran memorizados, y que llegaron a ser los mismos usados aún hoy en los diccionarios hebreo
árameos, 3.500 años más tarde.26
En 'Izbet Sartah fue descubierto en 1976, un ostracón, fechado en el 1200 AC, el período de
los jueces, que contiene el alfabeto hebreo en la secuencia que conocemos como estudiantes
de hebreo en el siglo XX. La única diferencia consiste en la falta de una mem, probablemente
debido a un error del escriba, y la trasposición de las letras 'ayin y pe, en lo que este
abecedario coincide con la secuencia del alfabeto hebreo encontrada en tres composiciones
acrósticas del libro de Lamentaciones, que tradicionalmente se atribuyen a Jeremías. Parece
que el alefato hebreo era memorizado en dos diferentes maneras por los antiguos: de acuerdo
con una tradición, en la secuencia pe-'ayin, y de acuerdo con otra en la secuencia 'ayin-pe.25
El resultado de estos descubrimientos y estudios es que el origen y el desarrollo de la escritura
alfabética es ahora bien conocido, y que no puede haber más dudas en cuanto a si existían o no
los sistemas de escritura alfabética en tiempo de Moisés, permitiéndole a él y a sus sucesores
escribir libros en inscripciones fáciles de aprender. Está establecido igualmente bien que estos
simples sistemas de escritura, en contraste con las engorrosas e intrincadas escrituras
jeroglífica y cuneiforme de Egipto y Mesopotamia, se esparcieron rápidamente por Palestina y
Siria y así se hizo posible que obras religiosas, como las que se preservaron en la Biblia,
pudieran ser "libros del pueblo".
3. Descubrimientos de textos
Los comentarios hechos en relación con los notables progresos en materia de historia de la
escritura durante los últimos treinta años pueden servir como introducción al incremento
realmente fenomenal del material textual, escrito en inscripciones alfabéticas y compuesto en
varios idiomas semitas occidentales, que está disponible desde años recientes.
Por ejemplo, en 1948 teníamos cerca de noventa inscripciones hebreas, sin contar los sellos y
sus impresiones. Estas inscripciones consistían en la del túnel de Siloam, dos inscripciones de
Silwan, aún no descifradas entonces, el calendario de Gezer en una placa de piedra, y 86
ostracas, de las cuales 63 se encontraron en Samaria y 21 en Laquis, estas últimas
consideradas uno de los hallazgos de inscripciones más sensacionales hechos en Palestina en
el período que medió entre las dos guerras mundiales.26 Desde entonces se fue acelerando el
paso de los descubrimientos de material de inscripciones en hebreo y ara-meo, como dan
testimonio los ejemplos siguientes:
Aparte de los rollos del Mar Muerto que serán discutidos separadamente, las inscripciones
hebreas, principalmente ostracas, se han descubierto en muchos lugares. Arad por ejemplo,
produjo más de cien ostracas hebreas y arameas, algunas de extraordinaria importancia. En
una de ellas se hace referencia al templo de Yahweh, aunque no es claro si se refiere al templo
de Jerusalén o al templo local de Yahweh.27 En Kuntilat 'Ajrud, un lugar a unos cincuenta
kilómetros al sur de Kades Bernea en el Sinaí septentrional, se descubrieron en los años 1975
y 1976 algunas inscripciones fenicias y numerosas hebreas del noveno u octavo siglo AC,
escritas, con tinta en jarrones o grabadas en vasos de arcilla o piedra. Este material no ha sido
publicado todavía, pero los informes preliminares hablan de que el nombre del Dios de Israel,
Yahweh, aparece repetidamente.28 En 1960 salió a luz una carta de catorce líneas en Mesad
Hashav-yahu, a unos 17 kilómetros al sudoeste de Tel Aviv, escrita en el siglo séptimo AC por
un obrero pobre y dirigida al gobernador, en la que se menciona el sábado.29
Durante las excavaciones de Masada se encontraron manuscritos de cuero de libros bíblicos y
no bíblicos, al igual que algunas ostracas usadas por los defensores para echar suertes a fin de
determinar quién cumpliría la desagradable tarea de matar a sus compatriotas antes que los
romanos capturaran la fortaleza.30 En Deir 'Alia, en el valle del Jordán, salieron a la luz
visiones y maldiciones del profeta Balaam, al igual que la reacción de sus destinatarios, en
fragmentos de inscripciones de yeso que originalmente cubrían una estela de piedra. Estaban
escritas en un dialecto arameo desconocido hasta ahora.
1. Publicado en Our Firm Foundation (Nuestro firme fundamento), edición M. Thurber, 2
tomos (Washington, D. C. 1953) 1:61-116.
2. Sé perfectamente que muchos arqueólogos de la región de Palestina no ven con agrado que
el trabajo arqueológico realizado en el Cercano Oriente en general y en Tierra Santa en
particular, lleve la etiqueta de "arqueología bíblica". Sin embargo, nadie podría negar que
muchos de los hallazgos hechos en tierras con las que la Biblia tiene relación tienen un
definido fundamento bíblico. El hecho de que los cristianos estén interesados en este trabajo
que arroja luz sobre la Biblia está demostrado por el éxito que tienen periódicos del tipo de
Biblical Archaeologist (El arqueólogo bíblico) o Biblical Archaeological Review (Revista de
arqueología bíblica) al igual que muchos libros que llevan nombres similares.
3. Esta es una adaptación de una declaración hecha por W. F. Albright en 1952 en relación
con el avance logrado en el campo de la arqueología bíblica durante las casi dos décadas que
median entre la publicación de su libro The Archaeology of Palestina and the Bible (La
arqueología de Palestina y la Biblia), y su artículo "The Bible After Twenty Years of
Archaeology" (La Biblia después de veinte años de arqueología), publicado en Religión in Ufe
21 (1952): 537.
4. Véanse los artículos de Albright, "Revolution in the Chronology of Ancient Western Asia"
(Revolución en la cronología del Asia Occidental antigua), Bulletin of the American Schools
of Orienta/ Research (Boletín de las escuelas norteamericanas de investigación oriental,
mencionado en adelante como BASOR) 69 (febrero. 1938): 18-21; "The Cronology of
Western Asia Before 1500 BC" (La cronología de Asia Occidental antes del 1500 AC)
BASOR 77 (Feb. 1940): 25-30; "A Third Revisión of the Early Chronology of Western Asia"
(Una tercera revisión de la cronología antigua de Asia Occidental) BASOR 88 (Dic. 1942):
28-36. Véanse además mis artículos "A Revolution in the Early Chronology of Western Asia"
(Una revolución en la cronología antigua del Asia Occidental), Ministry 30:6 (Jun. 1957) : 4-
8; "A Revolution in the Early Chronology of Egypt" (Una revolución en la cronología antigua
de Egipto), Ministry 32:6 (Jun. 1959): 29-33.
5. "The Chronology of the Kings of Juda and Israel" (La cronología de los reyes de Judá e
Israel), Journal of Near Eastern Studies (Revista de estudios del Cercano Oriente, en adelante
mencionada como JNES) 3 (1944) : 137-186. Este trabajo apareció más tarde en forma
ampliada bajo el título The Mysterious Numbers of the Hebrew Kings (Los misteriosos
números de los reyes hebreos) (Grand Rapids, Michigan, 1965), y A Chronology of the
Hebrew Kings (Una cronologra de los reyes hebreos) (Grand Rapids, Michigan, 1977).
6. Véase, por ejemplo, "The Chronology of the Divided Monarchy of Israel" (La cronología
de la monarquía dividida de Israel), de Albright, BASOR 100 (Dic. 1945): 16-22.
7. La literatura profesional relativa a la obtención de fechas con el método de Carbono 14 es
tan vasta que sólo un especialista podría hallar camino a través de ella. Véase el propular
artículo, "How Oíd Is It?" (¿Qué edad tiene?), de L. J. Briggs y K. Weaver, National
Geographic Magazine 114 (Agos. 1958) .234-255.
8. Véase a E. Schulman, "Bristlecone Pine, Oldest Known Living Thing" (El pino bristlecone,
el ser viviente más antiguo) National Geographic Magazine 113 (Mar. 1958) : 354-372; C W.
Ferguson, "Bristlecone Pine" (El pino bristlecone), Science 159 (1968): 839-846; C. Renfrew,
"Ancient Europe is Older than We Thought" (La antigua Europa es más antigua de lo que
creemos) National Geographic Magazine, 152 (Nov. 1977) :614-623.
9. I. J. Gelb, "Two Assyrian King Lists" (Dos listas de reyes asirios), JNES 13 (1954): 32-45,
47-73, 106-133.
10. "The Kahun Papyrus and the Date of the Twelfth Dynasty" (El papiro Kahun y la fecha
de la 12° dinastía), BASOR 99 (Oct. 1945): 5-9.
11. The Calendars of Ancient Egypt (Los calendarios del antiguo Egipto), (Chicago, 1950),
pág. 69.
12. Para un conveniente estudio del grado de confiabili-dad de las fechas egipcias, véase mi
repaso de la obra de E. Hornung, Untersuchungen zur Chronotogie und Geschi-chte des Neuen
Reiches (Investigación de la cronología y la historia del nuevo reino) (Wiesbaden, 1964) en
JNES 25 (1966): 280-283.
13. Emil G. Kraeling, The Brooklyn Museum Aramaic Papyri (Los papiros árameos del
museo de Brooklyn) (New Haven, Conn., 1953); Horn y Wood, "The Fifth-Century Jewish
Calendar at Elephantine" (El calendario judío del quinto siglo, de Elefantina) JNES 13 (1954):
1-20. En cuanto a una voz disidente en las conclusiones alcanzadas en las obras de Hom y
Wood, véase a Parker, "Some Considera-tions on the Nature of the Fifth Century Jewish
Calendar at Elephantine" (Algunas consideraciones sobre la naturaleza del calendario judío del
quinto siglo de Elefantina), JNES 14 (1955): 271-274.
14. D. J. Wiseman, Chronicles of Chaldaean Kings (Crónicas de reyes caldeos) (Londres,
1956), pág. 33.
15. Albright, "Bible After Twenty Years" (La Biblia después de veinte años), pág. 538.
16. Véanse las tablas recientemente publicadas en la tercera edición de los tomos 1 y 2 de The
Cambridge Ancient History (La historia antigua, de Cambridge), (Cambridge, 1970-1975),
tomo 1, parte 2, págs. 994-1003; tomo 2, parte 1, págs. 819-823; tomo 2, parte 2, págs. 1038-
1045.
17. Alan H. Gardiner, "The Egyptían Origin of the Semi-tic Alphabet" (El origen egipcio del
alfabeto semítico), Journal of Egyptían Archaeotogy (Revista de arqueología egipcia)
(1916 :1-16). Muchos estudiosos han trabajado desde entonces en inscripciones
protosinaíticas, de las cuales algunas han sido descubiertas en el Sinaí, y otras en Palestina.
Después de haber tratado este asunto repetidas veces en artículos, Albright publicó sus últimos
puntos de vista en The Proto-Sinaitic Inscriptions and Their Decipher-ment (Las inscripciones
protosinaíticas y su desciframiento), Cambridge, Mass, 1966.
18. Véase a Maurice Pope, The Story of Archaeotogical Decipherment (La historia del
desciframiento arqueológico) (New York, 1975), págs. 117-122.
19. Id., págs. 136-145. Se relata la historia del desciframiento de los jeroglíficos hititas,
incluyendo los progresos logrados antes de las inscripciones de Karatepe.
20. Id., págs. 159-179. Véase también John Chadwick, The Decipherment of Linear B (El
desciframiento de Linear B) (New York, 1958).
21. Albright, "A Biblical Fragment from the Maccabaean Age: The Nash Papyrus" (Un
fragmento bíblico de la era macabea: el papiro de Nash), Journal of Biblical Literatura
(Revista de literatura bíblica, de aquí en adelante citada como JBL) 56 (1937): 145-176.
22. De sus muchos estudios paleográficos véase especialmente su "The Development of the
Jewish Scripts" (El desarrollo de los escritos judíos), en G. E. Wright, ed. The Bible and the
Ancient Near East: Essays in Honor of William Foxwell Albright (La Biblia y el antiguo
Cercano Oriente: ensayos en honor de William Foxwell Albright) (Garden City, Nueva York,
1961), págs. 133-202. Las notas de las páginas 188-202 proveen una bibliografía casi
exhaustiva.
23. Sotomon A. Birnbaum, The Hebrews Scripts (Los escritos hebreos), 2 tomos (Londres,
1954-1957; Leiden 1971); Id., "The Qumran (Dead Sea) Scrolls and Paleo-graphy" (Los rollos
de Qumrán (Mar Muerto) y la paleografía), BASOR, Supplementary Studies, Nos. 13-14
(1952), págs. 1-52.
24. Albright, "Some Importante Recent Discoveries: Al-phabetic Origins and the Idrimi
Statue" (Orígenes alfabéticos y la estatuía de Idrimi) BASOR 118 (Abr. 1950): 12-14; Cyrus
H. Gordon, "The Ugaritic 'ABC'" (El "ABC'ugarítico), Orientalia 19 (1950): 374-376; E. A.
Speiser, "A Note on Alphabetic Origins" (Una nota sobre tos orígenes alfabéticos), BASOR
121 (Feb. 1951):17-21. Más tarde fueron hallados muchos abecedarios más en Ras Shamra,
para lo cual véase a Charles Virolleaud, Le Palais Royal d'Ugarit II (El palacio real de Ugarit)
París (1957), págs. iv-vi, 199-203.
25. Mosche Kochavi, "An Ostracón of the Period of the Judges from 'Izbet Sartah" (Un
ostracón del período de tos jueces de 'Izbet Sartah), Tel Aviv 4 (1977) :1-13, Aaron Demsky,
"A Proto-Canaanite Abecedary from the Period of The Judges and its Implicattons for the
History of the Alphabet" (Un abecedario proto-cananeo del período de tos jueces y sus
implicaciones en la historia del alfabeto) Id.,
págs. 14-27. Este último contiene una buena bibliografía sobre la historia del albafeto en las
págs. 25-27.
26. Todo el material de inscripciones hasta 1934 fue publicado por David Diringer, La
Inscrizioni Antíco-ebraiche Palestínesi (Florencia, 1934), suptementado en 1951 por Sabatino
Moscati, L'epigrafia ebraica antica (Roma, 1951).
27. La colección completa de las ostracas de Arad ha sido publicada sólo en hebreo por
Yohanan Aharoni, Arad Inscriptions (Jerusalón, 1975). Sin embargo, muchas de las ostracas
más importantes han aparecido en tos siguientes artículos en inglés, por Aharoni: "Hebrew
Ostraca from Tel Arad" (Ostracas hebreas de Tel Arad), Israel Exploratton Journal (Revista de
exploración en Israel) 14 (1964): 1-7; "Arad: Its Inscriptions and Temple" (Arad: sus
inscripciones y su templo) Biblical Archaeotogyst (El arqueólogo bíblico, en adelante citado
como BA) 31 (1968): 2-32; Three Ostraca from Arad" (Tres ostracas de Arad), BASOR 197
(Feb. 1970) :16-42.
28. Ze'ev Meshel, "Kuntilat Ajrud" IEJ 27 (1977): 52-53; Suzanne Singer, "Cache of Hebrew
and Phoenician Inscrip-tionl Found in the Desert" (Tesoro de inscripciones hebreas y fenicias
halladas en el desierto) Biblical Archaeotogy Review (Revista de arqueología bíblica) 2:1
(Mar. 1976) : 33-34; Ze'ev Meshel and Carel Meyers, "The Ñame of God in the Wildernes of
Zin" (El nombre de Dtos en el desierto de Zin), BA 39 (1976) : 6-10; 40 (1977), láminas en
color A y B frente a pág. 66.
Cuando las pruebas de páginas llegaron a mis manos recién me enteraba de un nuevo y
significativo descubrimiento hecho en Kuntilat 'Ajrud. Una inscripción en letras hebreas en
una gran vasija contenía un texto que decía en parte: "Que Yahweh y Asherah te bendigan"
(BAR 4:3 feet. Oct. 1978]:43). Es demasiado temprano como para decir mucho en cuanto a
este texto hasta que se lo pueda estudiar más detenidamente, aunque en seguida se reconocen
sus importantes implicaciones. Sabemos, por numerosos pasajes bíblicos, que la religión
cananea influyó sobre el pensamiento religioso de los israelitas en un grado muy elevado, y
que los conceptos religiosos y costumbres de tos cananeos fueron adoptados a menudo. En la
literatura mitológica cananea de Ras Shamra, se menciona frecuentemente a Asherah como
consorte de El, el dtos principal. Por lo tanto, no resulta sorprendente ver a israelitas apóstatas
considerando a veces a Asherah como consorte de Yahweh, el Dtos de ellos. Este texto es una
ilustración de la costumbre contra la cual lucharon los profetas pre exilióos -el politeísmo y la
idolatría.
29. J. Naveh, "A Hebrew Letter from the Seventh Century B. O" (Una carta hebrea del
séptimo siglo AC) IEJ 10 (1960): 129-139; Albright en J. B. Pritchard, ed. Ancient Near
Eastern Texts (Textos antiguos del Cercano Oriente), 2da. ed. (1969), pág. 568.
30. Yigael Yadin, "The Excavation of Masada - 1963/64, Preliminar/ Report" (La excavación
de Masada - 1963/64. Informe Preliminar). IEJ 15 (1965): 103-114.
31. Jacob Hoftijzer, "The Prophet Balaam in a 6th-Century Aramaic Inscription" (El profeta
Balaam en una inscripción aramea del 6o siglo) BA 39 (1976): 11-17. En la publicación final
de las inscripciones, el coautor, G. van der Kooij, elevó la fecha a cerca del 700 AC; véase
Hoftijzer y van der Kooij, Aramaic Texts from Deir 'Alia (Textos árameos de Deir 'Alia)
(Leiden, 1976), pág. 96.
LA ARQUEOLOGÍA BÍBLICA DESPUÉS DE TREINTA AÑOS - II
(1948-1978)
Siegfried H. Horn
Aunque he limitado mi enumeración de los descubrimientos realizados en estos últimos treinta
años principalmente a Palestina y Siria, no quisiera dejar la impresión de que fueron hechos
sólo en esos países. Permítaseme señalar una vez más la cantidad de papiros árameos de
Elefantina ue aparecieron en un escondrijo de Nueva York en 1947. Esos papiros, publicados
en 1953 por Emil Kraeling, no solamente nos revelaron la naturaleza del calendario judaico
del período postexílico, como ya fue mencionado, sino que también arrojaron su muy
bienvenida luz sobre la condición cultural, legal y social de los colonos judíos que habían
emigrado a ese lugar desde Egipto antes del exilio.32 Otros documentos que nos ayudaron
grandemente en el estudio del ara-meo, idioma en el que fueron escritos algunos libros del
Antiguo Testamento, son las cartas de Arsames (el sátrapa persa de Egipto). Fueron
encontradas en 1926 en la misma bolsa de cuero en la que fueron transportadas, y las publicó
en 1954 G. R. Driver.33 y en último lugar, pero no en importancia, debemos mencionar ocho
papiros que fueron encontrados en Hermópolis en 1945 y publicados en 1966 por E. Bresciani
y M. Kamil. Se refieren al culto de la Reina del Cielo, una diosa que fue adorada también por
los judíos apóstatas a quienes Jeremías encontró al llegar a Egipto. (Jer. 44:19.)34
También quisiera decir unas pocas palabras acerca de nuestra comprensión del idioma
amonita, que se vio notablemente incrementado durante el período en cuestión. Como ya
teníamos la Estela Moabita desde su descubrimiento en 1868, que contiene una larga
inscripción de 34 líneas en ese idioma, hemos tenido un conocimiento bastante completo del
moabita, mientras el amonita era prácticamente desconocido. En 1969, cuando publiqué la
"Inscripción de la ciudadela de Amán" la totalidad de las inscripciones amonitas conocidas
eran doce sellos, la mayor parte de los cuales no abarcaba más que un nombre, y una
inscripción de doce caracteres en una piedra. La cantidad de inscripciones amonitas pasa de
las cuarenta en la actualidad, gracias al descubrimiento de nuevas inscripciones, entre las
cuales está la "Inscripción de la ciudadela de Aman", que contiene ocho líneas incompletas, y
la "Inscripción de la botella de bronce", encontrada en Tell Sirán, con ocho líneas
completas.36 La expedición organizada a Hes-bón por la Universidad Andrews contribuyó a
aumentar el número de documentos amonitas al descubrir varias ostracas, una de las cuales
contiene once líneas.37 Todo este material sacó al amonita de la oscuridad, y nos mostró el
lugar que ocupa en el árbol genealógico de los idiomas semíticos occidentales.
Antes de abandonar el tema de los textos, no podemos dejar de mencionar la gran cantidad de
sellos e inscripciones con impresiones de sellos confeccionados en arcilla que fueron
encontrados en estos últimos años. Existen ahora centenares de ellos. Los nombres hebreos
mencionados en esos sellos y en sus impresiones, presentan similitudes con los nombres
bíblicos, aunque no podemos estar totalmente seguros de que coinciden realmente con los
personajes bíblicos. Los sellos de "Manases, el hijo del rey"38 y "Joacaz, el hijo del rey"39
son las probables excepciones; pertenecieron posiblemente a Manases, hijo de Eze-quías, y a
Joacaz, hijo del rey Josías, cuando los dueños de esos sellos eran todavía príncipes herederos,
antes de ascender al trono. Un sello que perteneció con seguridad a un personaje bíblico muy
conocido es el de "Baruc, hijo de Nerías", todavía sin publicar, que era propiedad de Baruc,
secretario del profeta Jeremías. (Jer. 34:4, 32; 45:1.)
4. Los rollos del Mar Muerto
En realidad, el tema de los rollos del Mar Muerto habría que tratarlo bajo el subtítulo de
"Textos", ya considerado. Sin embargo, los rollos mencionados merecen consideración
especial debido a que su descubrimiento en el desierto del este de Judea fue tan sensacional,
revolucionó y aumentó de tal manera nuestro conocimiento del judaismo en el período
intertestamentario, y ha puesto sobre una base tan firme la crítica textual del Hebreo del
Antiguo Testamento, base que difícilmente pudo existir antes de 1948.
No quiero explayarme en la historia de estos descubrimientos, que es bien conocida40; sólo
quisiera resumir brevemente la cantidad de material referente a textos que ha llegado a tas
manos de los eruditos desde las cavernas y los valles del este de Judea.
1. La primera caverna de Qumrán fue descubierta en 1947, y la noticia del descubrimiento fue
conocida en el mundo un año después, el año que escogí como fecha inicial de esta revisión de
los hechos. En los años siguientes, hasta 1956, se descubrieron diez cavernas más cerca de
Qumrán, en las que se encontraron fragmentos de rollos. Uno de los rollos estaba completo, a
saber, el famoso ejemplar de Isaías de la caverna 1. Otros estaban casi completos, como
algunos rollos de las cavernas 1 y 11, o llegaron a las manos de los eruditos en forma de
fragmentos grandes o pequeños, que en algunos casos podían ser unidos para constituir así
trozos mayores de obras literarias u otros documentos. El volumen completo de material
fragmentado es formidable. De la caverna 4, por ejemplo, se extrajeron 35.000 fragmentos de
rollos, procedentes de más de cuatrocientos manuscritos. Con la excepción de algunos rollos
de ia caverna 11 y la mayor parte del material de la caverna 4 que todavía no han sido
publicados, los textos de las cavernas de Qumrán están disponibles en forma impresa.41 Estos
rollos, que fueron escritos antes del fin de la primera guerra romano judía (66-73 DC),
contienen porciones de todos los libros del Antiguo Testamento, menos del de Ester; también
contienen una gran cantidad de escritos judíos no canónicos, entre los cuales se encuentran
algunos trabajos apócrifos y pseudoepigráficos ya conocidos cuando los rollos fueron
descubiertos; pero en su mayor parte son obras literarias que no se conocían antes.42
2. En 1951, en la caverna de Wadi Mu-rabba'at, al este de Belén, se encontraron rollos del
siglo II DC, entre los cuales había una gran parte del rollo de los Profetas Menores y
documentos pertenecientes a la revuelta de Barcoquebas contra los romanos. Este material fue
publicado en 1961.43
3. En Nahal Hever, al sudoeste de En-Gadi, fue descubierta una caverna en 1961 que contenía
también un gran número de documentos del siglo II DC, dejados por los judíos que se
escondieron en el desierto durante la revuelta de Barcoquebas. Junto a varios documentos
seculares en hebreo, había algunos papiros escritos en caracteres nabateos, y también
fragmentos de libros bíblicos. Sólo algunas porciones de este material han sido publicadas
hasta ahora.44
4. También fueron encontrados algunos textos durante las excavaciones de Masada realizadas
en 1963 y 1964, como ya se ha mencionado. Este material, que es anterior a la caída de la
fortaleza en el año 73 DC, ha sido publicado hasta ahora solamente en una forma
preliminar.45
5. En el inaccesible Wadi Daliyeh, al noroeste de Jericó, se descubrieron en 1962 algunos
rollos samaritanos del siglo IV AC. Son documentos seculares que, además de proporcionar
otro tipo de información, nos ayudan a reconstruir la lista de gobernadores de Samaría desde el
tiempo de Nehemías hasta Alejandro el Grande. Los documentos propiamente dichos no han
sido publicados todavía, pero se pueden conseguir resúmenes de su contenido.46
¿Cuáles son los resultados de estos fenomenales descubrimientos de textos realizados durante
los últimos treinta años en el desierto de Judea?
1. Los rollos nos proporcionaron trozos de los libros de la biblia hebrea que datan del periodo
de la historia judía, especialmente antes del concilio de jamni hacia fines del siglo I DC; pero
también contienen porciones de los libros del Antiguo Testamento copiadas después de
Jamnia. Si bien es cierto que nuestro conocimiento del proceso de compilar, corregir y copiar
los escritos sagrados, y el de la canonización de la Biblia hebrea está muy lejos de ser
completo, algunos de estos textos hebreos -que tienen una antigüedad de mil años o más con
respecto a los primeros textos que tuvimos en 1948- han aumentado notablemente nuestra
comprensión de lo que ocurrió con el texto hebreo antes de la era masorética. Nos han
mostrado que el texto hebreo ha experimentado muchos menos cambios de los que se creía
posible antes que estuvieran disponibles estos primeros ejemplares.47 En consecuencia, los
eruditos tienen en la actualidad mayor respeto por el texto bíblico del que tenían en el pasado.
Por otro lado, no hay evidencia en los rollos que apoye la teoría de los fundamenta-listas que
creen en la inspiración verbal y en la transmisión mecánica e inalterable del texto a través de
los siglos. Nos muestran, en cambio, en forma muy clara, que circulaban antes de Jamnia
diferentes revisiones de los libros del Antiguo Testamento, y que los escribas de ese período se
sentían con libertad para modernizar el texto cuando lo copiaban. Sus correcciones no se
limitaban solamente a la ortografía y a la elección de sinónimos más modernos para
reemplazar las palabras arcaicas y las expresiones y formas gramaticales antiguas, sino que
introdujeron alteraciones en el texto con el propósito, al parecer, de hacerlo más comprensible
y claro.
2. Los rollos, sumados a los resultados de las excavaciones en Khirbet Qumrán, resucitaron la
secta judía de los esenios, de la cual poco se conocía en 1948. La escasa información que
teníamos hasta ese momento provenía de declaraciones hechas por Josefo, Filón, Plinio el
viejo y Dio de Prusa, pero la Biblia jamás menciona la secta, y toda su literatura permaneció
oculta hasta que fue descubierta en las cuevas de Qumrán en años recientes.48
3. Mientras el erudito bíblico se interesa principalmente en los rollos de naturaleza bíblica, no
debemos olvidar que las cavernas de Qumrán nos han proporcionado abundante material de
literatura judía, la mayor parte del cual era desconocido hasta entoncesi Aunque esa literatura
proviene en mayor medida de una secta judía, los esenios, queda demostrado el hecho de la
existencia de una literatura judía inmensamente rica, de tipo religioso, histórico y literario -la
mayor parte de la cual se ha perdido- que existió en el tiempo de Jesús y los apóstoles.
4. Las cavernas del desierto de Judea han proporcionado documentos originales acerca de la
revuelta de Barcoquebas y de los acontecimientos relacionados con la segunda guerra de los
judíos contra los romanos. Muy poco se sabía de esa guerra dado que no se poseían
testimonios históricos, mientras que se tenía bastante información acerca de la primera guerra
judeo romana gracias a los extensos relatos del historiador Josefo, cuyas obras todavía existen.
Estas observaciones sobre los rollos del Mar Muerto no hacen más que rozar la superficie del
más grande de todos los descubrimientos jamás hechos en el campo de la arqueología bíblica,
pero dan una idea de los beneficios que han proporcionado estos rollos. Estos descubrimientos
crearon una disciplina totalmente nueva en el campo del estudio de la Biblia, motivaron la
creación de miles de artículos y cientos de libros, cuya bibliografía solamente llenaría varios
volúmenes49, y trajeron como consecuencia la creación de una publicación periódica erudita,
La Revue de Qumrán (Revista de Qumrán), totalmente dedicada a esta disciplina. Ningún
teólogo ni erudito bíblico puede dejar de tener en cuenta los abundantes resultados obtenidos
por el estudio de las informaciones que nos han provisto estos rollos en forma ininterrumpida
durante las tres últimas décadas.
5. Ebla y la época de los patriarcas
Los descubrimientos realizados entre las dos guerras mundiales pusieron en evidencia muchos
hechos que arrojan luz sobre la época de los patriarcas y el mundo en que vivían, y parecen
probar la historicidad de los relatos de la era patriarcal. Por eso Albright pudo decir en 1950:
"Escasamente habrá un sólo historiador bíblico que no se haya sentido impresionado por el
rápido cúmulo de datos que apoyan la historicidad de la tradición patriarcal".50
Sin embargo, en los últimos años se han lanzado nuevos ataques contra la historicidad de los
relatos concernientes a los patriarcas, que nos recuerdan en cierta manera el apogeo del
Wellhausenismo.51 Justamente cuando los eruditos bíblicos reaccionaban ante estos nuevos
ataques reexaminando los fundamentos de sus posiciones y preparando sus argumentos para la
defensa de los patriarcas, les llegó una ayuda del lugar menos esperado: Ebla ¿Qué historiador
bíblico había oído alguna vez este nombre antes de 1976, cuando aparecieron las primeras
noticias acerca de algunos sensacionales descubrimientos hechos en una antigua ciudad de
Siria? Y ahora, sólo dos años después Ebla ha llegado a ser una palabra familiar y muy
conocida por los eruditos bíblicos y los ministros, como Qumrán o Ras Samra-Ugarit.
Es todavía prematuro evaluar los hallazgos hechos en Tel Mardij, antiguamente Ebla, don-de
en las últimas cuatro temporadas de excavaciones, desde 1974 a 1977, se descubrieron veinte
mil tablillas cuneiformes. Este descubrimiento ha sido rotulado como el más sensacional
hallazgo jamás hecho en el campo de la arqueología bíblica o como el descubrimiento más
grande desde la aparición de los rollos del Mar Muerto. Sin embargo, debemos ser cautelosos.
Dado que aún no se ha publicado el contenido de ninguna de esas tablillas, dependemos, por lo
tanto, de los pocos artículos del excavador Paolo Matthiae, y del epigrafista Giovanni
Pettinato.52 El resto de la información proviene de hombres que han estado en estrecho
contacto con el excavador y el epigrafista. El más notable de ellos es David Noel Freed-man,
el director de la revista Biblical Archeo-logist (El arqueólogo bíblico).53 Por los artículos
escritos por estos hombres sabemos que se ha encontrado un gran archivo oficial de la segunda
mitad del tercer milenio antes de Cristo, y que aunque las tablillas están escritas con caracteres
cuneiformes sumerios, el idioma de muchos de los documentos es paleocananita, el precursor
del hebreo.
Se nos dice que el eblaíta, como se lo llama, está más estrechamente relacionado al hebreo
bíblico que el ugarítico; que entre las tablillas hay textos literarios con la versión cananita de
las historias de la creación y del diluvio; y también contienen un código de ley cananita.
Además, se nos dice que algunos de los reyes de Ebla gobernaron un Imperio que se es
extendía desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico, que su capital tenía 206.000 habitantes,
y su servicio civil contaba con 1.000 empleados públicos. También se nos dice que los
archivos revelan que los reyes de Ebla mantenían relaciones comerciales con la mayor parte
del mundo conocido en sus días, desde Egipto en el sur hasta Mesopotamia en el norte y el
oeste. Aparecen, además, los nombres de muchas ciudades palestinas entre los cinco mil o más
que se encontraron en las tablillas. Entre ellos se encuentran los de las conocidas ciudades
bíblicas de Hazor, Laquis, Meguido, Gaza, Dor, Jope, Asdod, Acó, Astarot y Salem (el
nombre de Jerusalén durante el período patriarcal, Gen. 14:18). También se nos dice que uno
de los seis reyes de Ebla se llamaba Ebrum, nombre que relacionamos con el bíblico Eber, de
uno de los antepasados de Abrahán (Gen. 10:21), mientras muchos de los nombres personales
que aparecen en los documentos tienen una definida connotación bíblica: Miguel, Abrahán,
Israel, Ismael, Micaías, Esaú, Saúl y David.
La gran sorpresa la dio la información de que las ciudades de Sodoma, Gomorra, Adma,
Zeboím y Bela, también llamadas "las ciudades de la llanura", aparecen mencionadas en una
de las tablillas de Ebla (N° 1860) en el mismo orden en que se encuentran en Génesis 14:2.
Nada pudo haber causado una mayor impresión que este anuncio, y entre otros yo estoy
esperando ansiosamente la publicación de ese documento en extremo importante, para ver por
mí mismo en qué contexto se mencionan esas ciudades. A la luz de este descubrimiento
relacionado con Génesis 14 deseo citar a Albright quien escribió lo siguiente en 1936 al ver
que la mayor parte de los datos que llegaban a sus manos y que se referían a la era patriarcal
concordaban en un grado admirable con la información bíblica: "Los más cautelosos eruditos
solían considerar que el capítulo 14 del Génesis no era histórico", pero "ahora somos más
modestos".54 Cuando Albright volvió a publicar este artículo 19 años después, en 1955,
corrigió esta declaración para que fuera más positiva todavía: "Ya no se puede considerar que
el capítulo 14 del Génesis no es histórico, en vista de que los recientes hallazgos confirman
una gran cantidad de detalles".55 Me gustaría saber qué diría Albright ahora si viviera para
enterarse de los descubrimientos efectuados en Ebla.
Las fechas de origen de las tablillas de Ebla no se han precisado todavía. El arqueólogo
Matthiae las ha fechado sobre la base de las evidencias arqueológicas y estratigráficas, entre
los años 2400 y 2250 AC, pero Pettinato, el epigrafista, sobre la base de las evidencias
epigráficas, ha fechado el archivo un siglo antes, entre los años 2580 y 2450 AC. Ahora nos
llega la novedad de que se ha encontrado recientemente en Ebla la impresión del sello del rey
egipcio Pepi I. Si esta noticia fuera confirmada, apoyaría la tesis de Matthiae, más que la de
Pettinato.56
El lector no puede dejar de darse cuenta de que la discusión acerca de los descubrimientos
efectuados en Ebla es más breve que las de los otros temas presentados en este resumen, y que
estas observaciones, si bien hechas en un tono de cauteloso optimismo yhasta de entusiasmo,
están salpicadas, a pesar de todo, de interrogantes e incertidumbres. La razón de esto es el
hecho de que estos descubrimientos son todavía muy recientes, y por consiguiente no ha
habido tiempo suficiente para efectuar un examen cuidadoso y la correspondiente asimilación
del material. Los textos no han sido publicados todavía, como ya lo hemos hecho notar; por
consiguiente toda la información que tenemos acerca de ellos está basada en los pocos
artículos de los eruditos qué han visto las tablillas y las han analizado. Debemos tener en
cuenta que estos eruditos deben realizar este trabajo además de cumplir sus funciones
académicas regulares, y en consecuencia no han podido hacer mucho más que darle una
mirada superficial a las tablillas de Ebla sin disponer del tiempo y la calma suficientes para
estudiarlas en profundidad.
La cantidad de material que ha sido descubierto nos lleva a no tener demasiadas esperanzas
con respecto a una rápida publicación del archivo, aunque sinceramente anhelamos que las
tablillas más importantes estén muy pronto al alcance de todos los eruditos del mundo para su
cuidadoso estudio. Es muy satisfactorio saber que se ha formado una comisión internacional
de expertos para estudiar esas tablillas. Por lo tanto se justifica la esperanza de que los textos
sean estudiados y publicados más rápidamente que si sólo un par de ojos trabajara con los
miles de tablillas que de pronto le cayeron en el regazo al epigrafista Pettinato.
6. Excavaciones en lugares bíblicos
Le hacemos justicia a este asunto en forma muy limitada, y podemos presentar los resultados
de las excavaciones de sólo unos pocos sitios claves, puesto que es enorme la cantidad de
lugares bíblicos excavados, tanto al este como al oeste del Jordán. Recientemente hice un
recuento y encontré que, además de las numerosas exploraciones arqueológicas menores, 76
expediciones arqueológicas importantes trabajaron en Tierra Santa desde la segunda guerra
mundial. Limitaré mi breve enumeración, por lo tanto, a unos pocos sitios y con respecto a los
demás los remito al cuarto tomo del trabajo titulado Encyclopedia of Archaeological
Excavations in the Holy Land (Enciclopedia de las excavaciones arqueológicas practicadas en
Tierra Santa).57
1. Jericó. Al comenzar el período de esta enumeración estábamos todavía bajo la ilusión de
que John Garstang, durante las excavaciones que efectuó en 1930, había encontrado las
mismas murallas de Jericó que fueron derribadas en el tiempo de Josué. Esta errónea
interpretación de las evidencias descubiertas fue violentamente echada por tierra por las
excavaciones realizadas en Jericó entre 1952 y 1958 por Kathleen Kenyon. En efecto,
descubrió que los muros destruidos por un terremoto, y que Garstang ubicó en el período
posterior de la Edad de Bronce, cayeron muchos siglos antes de la época de Josué, es decir, en
la primitiva Edad de Bronce. Para sorpresa de todos no pudo encontrar casi nada de la ciudad
de la posterior Edad de Bronce, la que fue destruida por los israelitas, y llegó a la conclusión
de que las fuerzas de la naturaleza y el hombre deben de haber hecho desaparecer casi hasta
los vestigios de esa ciudad. De todas maneras, su trabajo demostró que Jericó era la ciudad
fortificada y habitada más antigua que se haya excavado. La sólida torre de los tiempos
neolíticos que descubrió, fue edificada cuando aún no se había inventado la alfarería. Esta es
una poderosa evidencia de la existencia de un genio inventor y de la realización de una tarea
sobre la base de la colaboración en este primitivo período de la historia del mundo.
Las excavaciones que se hicieron en forma intermitente en las ruinas de la Jericó del Nuevo
Testamento por otras expediciones desde 1950, descubrieron los restos de un palacio, grande y
lujoso, construido por Herodes el Grande, que murió en él.58
2. Bab edh-Dhra. Este lugar, situado en la península de Lisán, en el Mar Muerto, fue
descubierto en 1924, pero las excavaciones no se hicieron hasta 1965, cuando Paul Lapp
comenzó la primera de las tres que llevó a cabo. En 1975 Walter Rast y Thomas Schaub
reasumieron las excavaciones. La antigua población que se encontró en ese lugar floreció en la
primitiva Edad de Bronce, cuando estaba densamente poblada, al igual que la zona que la
rodeaba, como lo revela su cementerio, uno de los más antiguos y grandes que se han
descubierto en Palestina. Lapp calculó que existían en él unas veinte mil tumbas, en las cuales
fueron sepultadas unas 500.000 personas junto con alrededor de tres millones de piezas de
alfarería, entre vasijas y otros objetos.
Las recientes exploraciones de la zona ubicada al sur y al sudeste de Bab edh-Dhra han
permitido descubrir los restos de cuatro antiguas ciudades situadas en línea recta al sur de este
lugar: Numeira, 13 km al sur; Safi, 13 km más al sur todavía; Feifa, 10 km al sur de Safi; y
Janazir, 6 km al sur de Feifa. Todas estas ciudades existieron durante la primitiva Edad de
Bronce, y parecen haber sido destruidas más o menos al mismo tiempo, poco antes del año
2000 AC. Algunos eruditos han pretendido relacionar cautelosamente estas cinco ciudades con
las "ciudades de la llanura" de Génesis 18 y 19. Si esta sugerencia fuera correcta, el período
patriarcal, que generalmente lo ubicamos en la primera parte del período medio de la Edad de
Bronce, debería ubicarse en las últimas porciones de la primitiva Edad de Bronce, o sea en los
últimos siglos del tercer milenio AC. Sin embargo, es prematuro pronunciarse definidamente
al respecto a esta altura de las excavaciones de Bab edh-Dhra y los lugares aledaños.59
32. Ver en el artículo de El Ministerio anterior el N° 13.
33. Aramaic Documente of the Fifth Century B. C. (Documentos árameos del siglo V AC)
(Oxford, 1954).
34. "Le lettere aramaiche di Hermopoli", Atti della Accade-mia Nazionale dei Lincei; Classi
di scienze morali storiche e filologiche, serie 8, Memorie, tomo 12, fase. 5 (1966), págs. 357-
428.
35. Hom, "The Ammán Citadel Inscription", BASOR 193 (Feb. 1969): 2-13.
36. Thompson, Henry O. y Zayadine, Fawzi "The Tell Siran Inscription" (La inscripción de
Tell Sirán), BASOR 212 (Dic. 1973): 5-11.
37. Cross, "Ammonite Ostraca from Heshbon', Andrews Universíty Seminary Studies
(Ostracas amonitas de Hesbón, Estudios del Seminario de la Universidad Andrews), 13
(1975): 1-20.
38. Avigad, Nahman, "A Seal of 'Manasseh Son of the King' " (Un sello de Manases, hijo del
rey), IEJ 13 (1963): 133-136.
39. Avigad, "A Group of Hebrew Seáis" (Un grupo de sellos hebreos), Eretz Israel 9 (1969):
134.
40. La historia del hallazgo de los rollos del Mar Muerto ha sido narrada en diferentes libros.
Los siguientes relatos fueron escritos por hombres que estuvieron directamente relacionados
con el descubrimiento y la adquisición de los rollos: Burrows, Millar, The Dead Sea Scrolls
(Los rollos del Mar Muerto) (Nueva York, 1955), págs. 3-69; Id., More Light on the Dead Sea
Scrolls (Más luz acerca de los rollos del Mar Muerto) (Nueva York, 1958), págs. 3-36; Yadin,
The Message of the Scrolls (El mensaje de los rollos) (Nueva York, 1957), págs. 15-52;
Samuel, Athanasius Yeshue, Trea-sure of Qumran; My Story of the Dead Sea Scrolls (Los
tesoros de Qumrán; mi historia acerca de los rollos del Mar Muerto) (Filadelfia, 1966); Trever,
John C, The Untold Story of Qumran (La historia de Qumrán que todavía no se contó)
(Westowood, N. J. 1965).
41. El material de los rollos de la caverna 1 ha sido publicado por Burrows, John C. Trever, y
William H. Brown-lee, The Dead Sea Scrolls of St. Mark's Monastery, (Los rollos del Mar
Muerto del Monasterio de San Marcos), 2 tomos (New Haven, Conn., 1950, 1951); E. L
Sukenik, The Dead Sea Scrolls of the Hebrew Universíty (Los rollos del Mar Muerto de la
Universidad Hebrea) (Jerusalén, 1955); Barthélemy, D. y J. T. Milik, Discoveries in the
Judaean Desert, I: Qumran Cave 1 (Descubrimientos en el Desierto de Judea, I: Caverna N° 1,
Qumrán) (Oxford, 1955); Avigad y Yadin, A Génesis Apocryphon (Un apócrifo del Génesis)
(Jerusalén, 1956).
El material de los rollos de las cavernas 2 y 3, y de la 5 a la 10 fue publicado por M. Baillet, J.
T. Milik y R. de Vaux, Discoveries in the Judaean Desert of Jordán, III: Les "Peti-tes Grottes"
de Qumrán (Descubrimientos en el desierto de Judea, III: Las "cavernitas" de Qumrán)
(Oxford, 1962). Del material de los rollos de la caverna 4 existen dos tomos: John M. Allegro
y A. A. Anderson, Discoveries in the Judaean Desert of Jordán, V: Qumrán Cave 4:1
(Descubri-mienfbs en el desierto judío del Jordán, V: Caverna de Qumrán 4:1) (4Q158-
4Q186) (Oxford, 1968): R. de Vaux, J. T. Milik, et. al., Discoveries in the Judaean Desert, VI:
Qumrán Grotte 4, vol. 2 (pt. 1, Archéologie; pt. 2, Tefillin, Mezuzot et Targums)
(Descubrimientos en el desierto de Judea, VI: Caverna de Qumrán N° 4, tomo 2, parte 1,
Arqueología; parte 2, Tefillin, Mezuzot y Targumes) (Oxford, 1977).
De los rollos de la caverna 11 han aparecido los dos trabajos que detallamos a continuación: J.
A. Sanders, Discoveries in the Judaean Desert of Jordán, IV: The Psalms Scroll of Qumran
Cave 11 (Descubrimientos en el desierto de Judea, IV: el rollo de los Salmos de la caverna N°
11 de Qumrán) (Oxford, 1965); J. P. M. van der Ploeg and A. S. van der Woude, Le Targum
de Job de la grotte XI de Qumrán (El targum de Job de la caverna N° 11 de Qumrán) (Leiden.
1971).
42. Ver Cross, The Ancient Library of Qumran and Modem Biblical Siudies (La antigua
biblioteca de Qumrán y los estudios bíblicos modernos) (Garden City, N. Y., 1976), págs. 120-
180.
43. P. Benoit, J. T. Milik y R. de Vaux, Discoveries in the Judaean Desert, II: Les grottes de
Murabba'at (Descubrimientos en el desierto de Judea, II: Las cavernas de Murabba'at)
(Oxford, 1961).
44. Yadin, "The Expedition to the Judaean Desert, 1960; Expedition D" (La expedición al
desierto de Judea, 1960, expedición D), IEJ 11 (1961): 40-52; id., "The Expedition to the
Judaean Desert, 1961; Expedition D: The Cave of the Letters" (La expedición al desierto de
Judea, 1961; expedición D: La caverna de las cartas), IEJ 12 (1962): 227-257.
45. Ver el N° 30.
46. Cross, "The Discovery of the Samaría Papyri (El descubrimiento de los papiros de
Samaría), BA 26 (1963): 110-121; id., "Papyri of the Fourth Century B. C. from Daliyeh"
(Papiros del siglo IV AC de Daliyeh), in D. N. Freedman and J. C. Greenfield, eds., New
Directions in Biblical Archaeolo-gy, (Nuevas orientaciones con respecto a la arqueología
bíblica), (Garden City, N. Y. 1969), págs. 63-24; Cross, "The Historical Importance of the
Samaría Papyri'' (La importancia histórica de los papiros de Samaría), Ibid., págs. 25-27.
47. Ver las notas de Patrick W. Skehan, J. A. Sanders, and D. N. Freedman, en Freedman y
Greenfield, eds., New Directions (Nuevas orientaciones), págs. 89-138.
48. Cross, The Ancient Library of Qumran (La antigua biblioteca dé Qumrán), págs. 146-180;
J. Murphy-OConnor, "The Essenes and Their History" (Los esenios y su historia),
ARTÍCULOS GENERALES
LA ARQUEOLOGÍA BÍBLICA DESPUÉS DE TREINTA AÑOS
(1948-1978)-III
Siegfried H. Horn
3. SIQUEM. Después de Jerusalén, Siquem era una de las ciudades más importantes de
Palestina. Esta ciudad desempeñó un gran papel en la historia de Israel desde el período
patriarcal hasta el tiempo de los Macabeos, a pesar de algunas interrupciones. Las primeras
excavaciones en Siquem fueron realizadas por las expediciones austríaco germanas en 1313 y
1914, y nuevamente desde 1926 a 1934 bajo diferentes direcciones; y luego por la expedición
norteamericana desde 1956 a 1972, en la que participé varias temporadas. Los resultados de
este trabajo enriquecieron notablemente nuestros conocimientos de la historia de esta antigua
ciudad. Se excavó el área sagrada, en la que primeramente se levantaba el atrio de un santuario
y luego un templo fortificado dedicado a El-berith "el dios del pacto". Este templo, que fue
destruido por Abimelec, hijo del juez Gedeón (Jueces 9), nos ha provisto de una fecha que es
del período de los jueces, para el cual es generalmente difícil obtener fechas de fuentes no
bíblicas. Se descubrieron las fortificaciones y las obras internas de diversos períodos de la
variada historia de Siquem, como también los cimientos del templo samaritano en una de las
cumbres del monte Gerizim, además del templo cananeo situado en la falda noreste del monte
Gerizim.
4. Hazor. Esta gran ciudad cananea e israelita en la alta Galilea fue excavada bajo la dirección
de Yigael Yadin desde 1955 a 1958 y desde 1968 a 1970. Hazor estaba formada por una
pequeña ciudad fortificada de 70 hectáreas que fue habitada desde el siglo XIII AC, y una
ciudadela de 12 hectáreas que estuvo habitada desde el siglo XVII AC hasta
el período helénico. La ciudad sufrió varias destrucciones. Yadin interpretó que la destrucción
que tuvo lugar en el siglo XIII AC fue llevada a cabo por los israelitas bajo la dirección de
Josué. De cualquier modo, se la puede atribuir a la guerra de los israelitas contra Hazor bajo el
período de Débora y Barak (Jueces 4-5), mientras la destrucción anterior, atribuida por Yadin
a Tutmosis III o Amenhotep II, puede atribuírsele a Josué.
Durante las últimas temporadas de excavación se descubrió un sistema subterráneo de agua
corriente construido en el siglo IX AC. Estaba formado por un pozo cilindrico con
aproximadamente 3 m de diámetro y 30 m de profundidad. De la parte final del pozo salía un
túnel inclinado de 4,75 m de alto y 35 m de largo, que terminaba en una pileta situada en el
nivel natural del agua. Semejante instalación nos habla de la importancia de Hazor en el
tiempo de los reyes hebreos.
Aparte de los templos cananeos y otras estructuras sumamente interesantes, se encontró en
Hazor un pórtico del tipo salomónico, idéntico a los que se encontraron en Meguido y Gezer.
Dado que estas tres ciudades, junto con Jerusalén, son mencionadas en 1 Reyes 9:15 como los
lugares donde Salomón realizaba principalmente sus trabajos de edificación, no es extraño que
encontremos allí edificios públicos construidos probablemente por el mismo arquitecto y de
acuerdo con los mismos planos.
5. Arad. Arad se encuentra en el Negueb, el desierto del sudeste de Judea. La razón por la cual
la citamos entre las principales ciudades
Da noche, antes de estregarnos al reposo, dedicáramos algunos minutos a considerar
cuidadosamente las victorias y las derrotas que hemos tenido durante el día; lo que hicimos y
lo que dejamos de hacer; de qué naturaleza fueron nuestras palabras y nuestros pensamientos;
si tuvimos dominio propio o no; si fuimos vencidos por el mal genio, la impaciencia, la
precipitación o, en cambio, nuestros recuerdos nos alegran por las victorias logradas.
Este es el consejo del espíritu de profecía al respecto: "Existe la necesidad de examinarse
íntimamente y de preguntarse a la luz de la Palabra de Dios: ¿Soy íntegro o corrupto de
corazón? ¿Estoy renovado en Cristo o soy todavía carnal de corazón, cubierto sólo
exteriormente con un vestido nuevo? Acercaos al tribunal de Dios y observad, como a la luz
de Dios, si hay algún pecado secreto, alguna iniquidad, algún ídolo que no hayáis sacrificado"
(Mensajes para los Jóvenes, págs. 81, 82).
Escudriñad estrictamente vuestro corazón a la luz de la eternidad. No dejéis nada sin
examinar. Escudriñad, ¡oh, sí! Escudriñad, como si de ello dependiese vuestra vida"
(Testimonies, tomo 2, pág. 81).
"Esta diaria reconsideración de nuestros actos, para ver si la conciencia los aprueba o los
condena, es necesaria para todos los que quieren alcanzar la perfección del carácter" (Id., pág.
512).
Estas son algunas sugerencias para que usted pueda organizar mejor su vida cristiana. Si así lo
hace, su vida religiosa se renovará pues recibirá metódicamente la savia que necesita para su
desarrollo y para dar frutos. Sin embargo, lo que acabamos de sintetizar aquí son sólo algunas
maneras de poner en práctica el sencillo e infalible consejo de Jesús: "Permaneced en mí, y yo
en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid,
así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí" (Juan 15: 4). Para ayudarle a formar hábitos
devocionales, y realizar diariamente la evaluación correspondiente, hemos preparado un
formulario que le podrá ser útil, como ya lo ha sido para muchas personas.
Los que quisieran reproducirlo para su propio uso o para campañas de reavivamiento en sus
iglesias, siéntanse libres de hacerlo.
Al iniciar la planificación de su vida cristiana, acuérdese de este pensamiento escrito por un
experimentado hombre de Dios: "Si logramos que nuestros períodos devocionales sean el
hábito más regular de nuestra vida, descubriremos que regularizarán todo lo demás" (Dean
Inge).
del antiguo Israel que han sido excavadas en años recientes, es porque en ese lugar fue donde
por primera vez se encontraron restos de un templo hebreo. Las excavaciones de Arad fueron
dirigidas por Yohanan Aharoni desde 1962 a 1967. En este período se encontró un templo que
puede haber sido construido originalmente en el tiempo de Salomón, quien toleró la
construcción de santuarios para otros dioses. Este templo que fue reedificado nuevamente en
el Siglo IX AC continuó en uso probablemente hasta el reinado de Josías, en cuyo tiempo tales
lugares de culto fueron destruidos. El templo de Arad no fue destruido porque en la nueva
ciudad que se estaba proyectando en ese mismo tiempo, parte del muro de la ciudad estaba
ubicado justamente sobre el templo, y éste lo cubrió con todos los elementos del culto en su
interior. De esta forma el templo fue preservado para el arqueólogo que lo descubrió 2.500
años después. Por tanto tenemos en Arad una muestra del tipo de templos cismáticos que
existieron en el Judá del pre exilio, y que fueron censurados por varios profetas. También se
encontraron más de cien ostracas en Arad, y en una de ellas se mencionaba el "templo de
Jehová" de las que ya hemos hablado en la sección referente a los textos.
6. Beerseba. Tell Beerseba fue excavada por Aharoni desde 1969 hasta su prematura muerte
en 1976. Esta no era la Beerseba de la época de los patriarcas. Este primer lugar debe
encontrarse probablemente bajo la moderna ciudad de Beerseba. La excavación de la vieja
ciudad, que se encuentra a corta distancia al este de la moderna Beerseba, existió únicamente
durante el período de los reyes israelitas. El descubrimiento más importante que se hizo en ese
lugar fue un gran altar de piedra, de 1,60 m de alto, con cuernos en sus cuatro costados. Del
mismo modo, pequeños altares con cuernos usados probablemente en los hogares, se
encontraron en varias excavaciones en Palestina como las realizadas en Meguido y Siquem.
Esta fue la primera vez que salió a luz un gran altar con cuernos, que debe haber sido usado
para cultos públicos en un santuario común en el período de los reyes hebreos. Este
descubrimiento viene a confirmar la interpretación de Amos 5: 5 y 8: 14 referida a un
santuario cismático en Beerseba en el tiempo del profeta Amos.
7. Ramat Rahel. Este es un lugar pequeño, a mitad de camino entre Jerusalén y Belén, en
donde Aharoni condujo las excavaciones desde 1959 a 1962. Dedujo admisiblemente que
Ramat Rahel podía identificarse con la Bet-Haquerem que encontramos en la Biblia. En este
lugar se encontraban las ruinas de un palacio, casi totalmente destruido, de los últimos reyes
de Judá. El hecho de que no se encontraran objetos entre las ruinas del palacio indica que éste
fue probablemente saqueado por las tropas babilónicas en el año 597 AC cuando lo
destruyeron y llevaron al exilio al rey Joaquín; o durante el sitio de Jerusalén, 588-586 AC. De
cualquier modo, se encontraron varios capiteles de piedra protoeólicos que alguna vez habían
servido de corona para las columnas, y una balaustrada de piedra de una ventana. Este diseño
arquitectónico es conocido por representaciones, que se encontraron en placas de marfil,
donde se halla una mujer mirando a través de una ventana, cuya parte inferior está formada
por una balaustrada como la que se descubrió en Ramat Raheí. Esta estaba integrada por una
fila de pequeñas columnas, decoradas con un motivo de pétalos salpicados de rocío y
rematados por pequeños capiteles del tipo protoeólico, uniéndose todos en el canto de las
volutas. Además, una vasija hallada entre las excavaciones contenía un dibujo que mostraba a
un rey barbado con el cabello ensortijado, vestido con una túnica ornamental con mangas
cortas, sentado en una silla alta, decorada. Dado que el fragmento de la vasija es de
manufactura local, el dibujo también debe ser de un artista local, y dado que éste fue hallado
en un palacio real, podríamos sentirnos atraídos a ver en esta pintura la representación de uno
de los últimos reyes de Judá.
8. Qumrán. Khirbet Qumrán fue conocido por un largo tiempo como un conjunto de antiguas
ruinas, pero nadie le había dado un significado histórico al lugar. A pesar de esto, cuando se
descubrieron manuscritos hebreos en una cueva cerca del lugar, y luego en otra, se pensó que
sería bueno investigar esas ruinas y tratar de ver si existía alguna conexión entre la gente que
había habitado Qumrán y los que habían dejado los rollos en las cuevas. Bajo la dirección de
Roland de Vaux se hicieron algunos sondeos en 1951, y cuando los excavadores sacaron a luz
piezas de alfarería que eran idénticas a las que se habían descubierto en la primera cueva, se
realizaron grandes trabajos de excavación en las ruinas desde 1953 a 1956. Estas excavaciones
revelaron que Khir-bet Qumrán había sido un monasterio de la comunidad de los esenios. En
este lugar los miembros de la secta trabajaban, comían y adoraban juntos desarrollando una
vida comunitaria; sin embargo ellos pasaban las noches en las cuevas que se encuentran en los
alrededores. El complejo tenía varias piletas al aire libre, alimentadas por un acueducto que
traía el agua de las montañas situadas al oeste de Qumrán. Algunas de las piletas eran usadas
para guardar agua potable, mientras otras cubrían las necesidades de las abluciones de los
miembros de la secta, y estaban provistas de escaleras por medio de las cuales podían
descender al agua. Además de esto, las excavaciones permitieron descubrir un taller de
alfarería donde los miembros de la secta hacían sus propios jarrones, una cocina con una gran
cuchillería, un comedor, un gran salón de cultos donde adoraban y bancos y mesas largos que
usaban en el "scriptorium". La estructura de éstos era de madera, que se ha desintegrado, y
estaban cubiertos en todos sus lados con capas de yeso. También se encontraron algunos
tinteros que usaban los escribas.
En Ain Feshkha, un oasis que se encuentra dos millas al sur de Qumrán, los esenios tenían una
granja de la cual se abastecían. El edificio que se encontraba en la granja también fue
desenterrado. El estudio de la literatura esenia encontrada en las cuevas, combinado con los
resultados de las excavaciones practicadas en Qumrán, nos ha permitido reconstruir la historia,
el modo de vida, las creencias religiosas y las costumbres de la secta de los esenios.65
9. Jerusalén. Algunas de las más importantes excavaciones que se realizaron en la Ciudad
Santa en estos últimos veinte años! fueron dirigidas en primer lugar por Kathleen Kenyon
desde 1961 a 196766, y después de la guerra de los seis días por los eruditos israe-líes.67
Estas excavaciones no han resuelto aún algunos de los más inquietantes problemas de la
historia de esta antigua ciudad. A este grupo de preguntas que aún están sin respuesta,
pertenecen las siguientes: (1) ¿Era posible acceder al arroyo de Gihón desde dentro de la
ciudad de los jebuseos y de David? (2) ¿Estaba la colina del oeste dentro de la Jerusalén del
Antiguo Testamento, y si fuera así, desde qué época? (3) ¿Estaba el lugar donde se encuentra
la Iglesia del Santo Sepulcro, dentro o fuera de la ciudad en el tiempo de Cristo?
En las laderas del lado este de la colina de Ophel y al oeste del arroyo de Gihón, Kenyon
excavó una parte del muro jebuseo de la ciudad de Jerusalén que conquistó Da/id. De esta
manera resolvió un viejo e inquietante problema que había preocupado a los arqueólogos
desde que R. A. F. Macalis-ter y J. G. Duncan en el iño 1920 desenterraron una extensión del
muro en la ciudad ^y se creyó que éste era una parte de la muralla de los jebuseos que
posiblemente había sido reparada por el rey David. De todas maneras, este muro se encuentra
al oeste de la entrada de la rampa inclinada que pasa a través de "la columna de Warren" y por
un túnel abierto en la roca, y llega al Gihón; aparte de ésta no hay otra forma de llegar hasta
las aguas del arroyo sin abandonar la protección de las murallas de la ciudad. Kenyon encontró
que el muro de Macalister-Duncan, con su torre y su terraplén, fue edificado en el tiempo de
Nehemías o aún después, y que el verdadero muro de lo jebuseos, del que ella encontró claros
vestigios situados más abajo de la ladera de la montaña al este de la entrada del canal
subterráneo para el agua, habría estado, de esta forma, dentro de la ciudad.68
Las excavaciones realizadas por Nahman Avigad en el barrio judío de la vieja ciudad
permitieron descubrir una parte del viejo muro de la ciudad, de 7 m de espesor, del que
desenterraron un sector de 65 m de longitud; también encontraron los restos de una torre
maciza, que puede haber sido construida tanto por Ezequías como por su hijo Manases. Estos
hallazgos probaron que la parte este de la colina oeste estaba incluida dentro de la muralla de
la ciudad de Jerusalén, al menos durante el reinado de Manases, y quizás desde los días del rey
Ezequías.69
Las excavaciones realizadas por Kenyon desde 1961 a 1963 y por Ute Lux durante 1970 y
1971, ambas realizadas al sudeste del Santo Sepulcro, revelaron que ese área estaba en las
afueras de la ciudad de Jerusalén en el primer siglo después de Cristo, y que no fue
incorporada a la ciudad hasta el tiempo de Adriano en el siglo II DC.70 El problema de si el
Santo Sepulcro se encuentra en el verdadero lugar donde Cristo fue crucificado y enterrado no
fue resuelto por este descubrimiento, pero sí posibilitó que se pudiera aceptar al tradicional
como el auténtico.
Benjamín Mazar dirigió desde 1968 a 1977 amplias excavaciones en una gran zona al sur y al
sureste del templo. Los resultados de este trabajo tienen especial significado para poder
conocer mejor la Jerusalén del Nuevo Testamento. Se encontró evidencias de que la entrada
sudoeste del templo no era parte de un camino, que pasaba a través de un puente con varios
arcos, y que se pensaba que unía la colina oeste de Jerusalén con la colina del templo; en lugar
de ello, ésta permitía alcanzar una escalera que ascendía desde lo profundo del valle de
Tyropoeon a través de un puente de un arco que llegaba al pórtico real en el atrio exterior del
templo. Además, Mazar descubrió la monumental escalera, por demás impresionante, de 64 m
de ancho con 30 escalones, que conducía desde la plaza sur del área del templo a la doble
puerta en la muralla sur de la explanada del mismo. Esta puerta permitía el acceso al patio
exterior del templo, el atrio de los gentiles, a través de una rampa inclinada, subterránea, que
emergía en el atrio, en un lugar situado al norte del pórtico real. Para poder apreciar
completamente la belleza de la ciudad en el tiempo de Cristo, uno tiene que contemplar estas
ruinas de la Jerusalén del Nuevo Testamento.71
Un gran número de hileras de mampostería del muro de contención sur de la explanada del
templo edificado por Herodes el Grande, fue descubierto en el curso de estas excavaciones. En
algunos lugares se encontraron 34 filas de mampostería, de 1,14 m de ancho, y algunos de
estos bloques de piedra tenían una longitud de 10,5 m. Estaban tan perfectamente cortados y
unidos que no se necesitó colocar mezcla para amalgamar cada bloque de piedra. Protegidas
por casi dos mil años por los escombros, las piedras de las partes recientemente excavadas de
la muralla de Herodes no estaban desgastadas por el tiempo; sino que parecía que recién
habían salido de las manos de su constructor.72 Al contemplar esta muralla podemos entender
mejor por qué los discípulos de Cristo miraban con reverencia y admiración las estructuras del
templo de Jerusalén. (Mat. 24:1.) Algunas partes de la calle empedrada se encontraron afuera
y a lo largo de los muros de retención oeste y sudeste de la explanada del templo de Herodes.
Sobre este empedrado se hallaron grandes bloques de piedra en gran desorden, justamente en
el lugar donde habían caído desde las estructuras que se encontraban sobre la plataforma,
ubicada sobre la calle cuando estos edificios fueron destruidos por los soldados de Tito en el
año 70 DC. Antes de concluir esta parte de la investigación, deseo recalcar una vez más que de
ningún modo he hecho justicia en estas notas a la riqueza del material encontrado en las
excavaciones realizadas en los sitios mencionados. Por ejemplo, me he referido solamente a
unos pocos objetos descubiertos en el curso de esas excavaciones y que han tenido también
influencia en la elección de algunos lugares de acuerdo, más o menos, con mis propios
intereses. A varios lectores probablemente les hubiera gustado saber de algunas excavaciones
realizadas en lugares importantes como Bethel, Dan, Engedi, Gezer, Gabaad, Gabaón, Hesh-
bon, Laquis, Meguido, Taanac, Tirsa u otras. Permítaseme decir que creo que todos estos
lugares y muchos otros han hecho contribuciones significativas que enriquecen nuestra
comprensión de la historia, la cultura, y. la religión de la Biblia, pero me he visto limitado por
el tiempo y el espacio. El hecho de que hay mucho material del que no se dice nada en este
estudio, apoya lo que ya he dicho al principio, es a saber, que la cantidad de evidencias
arqueológicas que han sido descubiertas durante los últimos treinta años es tan abrumadora
que sencillamente es imposible /atarla en forma adecuada en un estudio condensado.
7. Hallazgos neotestamentarios.
Hay cierta superposición entre esta sección y la anterior, dado que las excavaciones realizadas
en algunos sitios que ya hemos mencionado, como Qumrán y Jerusalén, suministraron
evidencias que arrojaron abundante luz sobre los estudios del Nuevo Testamento. Permítaseme
que me refiera a unos pocos descubrimientos neotestamentarios importantes que todavía no
han sido mencionados.
En primer lugar, deben mencionarse un buen número de papiros de libros del Nuevo
Testamento que datan de los primeros siglos y que fueron descubiertos o publicados durante
los últimos treinta años. El primero de ellos, el papiro Bodmer de Egipto, del fin del segundo
siglo. Entre estos papiros se encuentra también la más antigua de las copias que existen en la
actualidad de las dos epístolas de Pedro, y que datan del siglo tercero.73
Este estudio no estaría completo si no mencionáramos la colección de trece códices gnósticos
descubiertos en Nag Hammadi en 1946 y publicados en 1956 y posteriormente. Algunos
eruditos afirman que estos documentos coptos, con cerca de 1.200 páginas manuscritas, tienen
más importancia para los eruditos de la Biblia que los rollos del Mar Muerto. Dejo para mis
colegas estudiosos del Nuevo Testamento la tarea de realizar una evaluación cabal de su
importancia.74
Durante las excavaciones de Cesárea se encontraron dos importantísimas inscripciones
fragmentarias en piedra; una de ellas menciona a Poncio Pilato como prefecto de Judea75, otra
señala a Nazaret como el asiento de la familia sacerdotal de Hapizzez luego de la rebelión de
Barcoquebas.76 La inscripción de Pilato, encontrada durante la excavación del teatro romano
de Cesárea en 1961, por una expedición italiana bajo la dirección de A. Frova, es muy
importante, dado que es el primer testimonio del gobierno de Pilato en Palestina en el primer
siglo DC, aparte del testimonio de la Biblia y de Josefo.
La inscripción de Nazaret, encontrada durante la excavación de Cesárea dirigida por Michael
Avi-Yonah en 1962, es también muy importante porque Nazaret no se menciona en ninguna
fuente antigua fuera del Nuevo Testamento. No la encontramos ni en el Antiguo Testamento,
ni en Josefo, ni en la literatura no bíblica de los judíos. Por esta razón algunos eruditos habían
cuestionado su existencia en el tiempo del Nuevo Testamento. Por esto el descubrimiento
mencionado tuvo una gran relevancia.
Otro hallazgo muy importante fue hecho en Jerusalén en 1968, cuando encontraron los huesos
de un hombre que había sido crucificado, en una tumba cavada en la roca, en el suburbio
noreste de Giv'at ha-Mivtar. El esqueleto se encontró en un receptáculo de piedra llamado
osario. Ambos talones se encontraron traspasados por un largo clavo de hierro, y se descubrió
que sus tibias habían sido rotas intencionalmente. Se calcula que este hombre, cuyo nombre,
Johanán, estaba grabado en su ataúd, debía haber tenido entre 24 y 28 años de edad cuando fue
ejecutado, 1,68 m de estatura, y evidentemente jamás había realizado un trabajo pesado
durante su vida como lo evidenció la situación en que se encontraron los restos de su
esqueleto. Probablemente perteneció a una familia noble, o fue un erudito o un maestro, que
pudo ser ejecutado por un crimen político. De acuerdo con las evidencias arqueológicas, su
crucifixión debió haber tenido lugar en el primer siglo DC, antes de la caída de Jerusalén en el
año 70 DC; en consecuencia, durante el tiempo del ministerio de Jesús o inmediatamente
después. Los talones agujereados por un largo clavo de hierro muestran que fue crucificado en
una posición bastante difícil y sumamente dolorosa, que ha dado pie a diferentes
interpretaciones entre los eruditos.77 Por ser esta la primera vez que se encuentran los restos
de un individuo crucificado, esta evidencia es de suma importancia. Uniendo ésta a otros datos
que disponemos, tenemos un cuadro muy claro de los sufrimientos y humillaciones que Jesús
soportó para salvar a la humanidad caída.
El verano pasado visité por quinta vez el monasterio de Santa Catalina al pie del Monte Sinaí,
y un guía israelí me proporcionó algunos datos más sobre un hallazgo sensacional del cual ya
había tenido algunas noticias por medio de una información no muy precisa de un periódico.
También, después de esto, apareció un anuncio breve en la revista Biblical Archeologist (El
Arqueólogo Bíblico)78, en el número de marzo de 1978 que encontré en mi escritorio a mi
regreso del Cercano Oriente a fines de julio. Seguimos estas informaciones parciales y
encontramos que aproximadamente un año atrás uno de los edificios levantados contra la
pared interior del monasterio se incendió y causó varios daños; en el transcurso de los trabajos
de reparación los obreros irrumpieron en forma accidental dentro de una pequeña habitación,
totalmente desconocida, en la que encontraron varias cajas que contenían manuscritos.
Realizado este descubrimiento fueron llamados tres eruditos griegos de Atenas para estudiar y
microfilmar el material en el monasterio, pero éstos todavía no han dado a conocer un informe
oficial de su trabajo y de sus hallazgos. De acuerdo con informaciones de segunda mano, el
material que fue descubierto se compone de textos patrísticos y litúrgicos escritos en
pergamino y papiros que proceden del siglo IV y del siglo IX. La noticia más inquietante es
que se encuentran entre estos manuscritos unas páginas adicionales de la Biblia incompleta del
siglo IV que Constantin von Tischendorf descubrió en ese mismo monasterio hace más de cien
años: El famoso Códice Sinaítico, que actualmente es uno de los tesoros más preciados del
Museo Británico de Londres.
Conclusión
Al repasar los extraordinarios descubrimientos hechos en el campo de la arqueología bíblica
durante las tres últimas décadas, uno experimenta la misma sensación que invadió a Ullrich
von Hutten, un humanista del siglo XVI, cuya vida fue transformada por el Renacimiento y la
Reforma en una experiencia emocionante. Dijo que agradecía frecuentemente a Dios por
permitirle vivir en una época cuando el hacerlo era interesante e inspirador. Durante las
últimas décadas, cuando un descubrimiento tras otro ha ido iluminando la Biblia en muchos
aspectos, yo también me siento emocionado y agradecido de poder ver que tan magnífica luz
ilumina la Palabra de Dios en mi época.
Es maravilloso pensar que durante estas tres últimas décadas fueron encontrados veintenas de
manuscritos bíblicos en hebreo que han afirmado la confianza de los que siempre han creído
que el texto de la Biblia ha llegado a nuestras manos básicamente sin alteraciones. También
nuestros corazones se llenan de emoción al contemplar los descubrimientos hechos en las
tierras bíblicas que han provisto evidencias de que el alfabeto escrito existía en el tiempo de
los primeros escritores bíblicos, y que las ciudades de Sodoma y Gomorra no pertenecían
simplemente al género de la leyenda, y que muchos de los hechos históricos que se encuentran
en el Antiguo y el Nuevo Testamentos son auténticos, confirmados por la ciencia. Sumemos a
esto los emocionantes hallazgos que constantemente se están haciendo en las tierras bíblicas y
que atrapan la imaginación de muchos estudiantes diligentes de la Biblia, como claramente lo
prueba la popularidad creciente de libros y publicaciones periódicas que se ocupan de la
arqueología bíblica. Esto puede notarse en el hecho de que la Bíblical Archeology Review
(Revista de Arqueología Bíblica), solamente para dar un ejemplo, tiene 35.000 suscriptores y
solamente transita por su cuarto año de vida. ¿Quién puede saber lo que nos depararán las
décadas futuras? Nadie puede predecir lo que el suelo de Palestina o de Mesopotamia
devolverá a la luz en los próximos treinta años. De cualquier modo, si los últimos treinta años
nos dan una idea de lo que podemos descubrir en el futuro, podemos permitir que nuestras
esperanzas se remonten a bastante altura.
60. WrigJit, G. Ernest, Shechem, the Biography of a Biblical City (Siquem, biografía de la
ciudad bíblica), Nueva York, 1965; Robert J. Bull, "The Excavations of Tell er-Ras on Mt.
Gerizim" (Las excavaciones de Tell er-Ras en el Monte Gerizim), BA 31 (1968), págs. 58-72.
61. Yadin, "Hazor", EAEHL 2: 474-495. Sobre los pórticos salomónicos de Gezer y
Meguido, ver en W. G. Dever, "Gezer", Id., págs. 436-437, 441; y Yadin, "Meggido", Id.,
3:851, 854.
62. Aharoni, "Arad", Id., 1: 74, 75, 82-89.
63. Aharoni, "Beersheba", Id., págs. 160-168, Aharoni, "The Horned Altar of Beer-sheba" (El
Altar con cuernos de Beerseba), BA 37 (1974): 2-6.
64. Aharoni, "Beth-Haccherem", en D. Winton Thomas, ed., Archeology and Oíd Testament
Study (La arquelogía y el estudio del Antiguo Testamento), Oxford, 1967, págs. 171-184.
65. Vaux, R. de, Archaeology and the Dead Sea Scrólls (La arqueología y los rollos del Mar
Muerto), Londres, 1973.
66. Kenyon, Digging Up Jerusalem (Excavaciones en Je-rusalén), Nueva York, 1974.
67. Yadin, ed., Jerusalem Revealed (Jerusalén descubierta), Jerusalén, 1975.
68. Kenyon, Digging Ud Jerusalem, (Excavaciones en Jerusalén), págs. 76-97; véanse
especialmente las figuras 16 y 17.
69. Avigad, en Yadin, ed., Jerusalem Revealed (Jerusalén descubierta), pág. 43; Id., en IEJ 27
(1977): 56.
70. Kenyon, Digging Up Jerusalem (Excavaciones en Jerusalén), págs. 226-235, 261; Ute
Lux, "Vorláufiger Be-richt über die Ausgrabung unter der Erlóserkirche im Muristan in der
Altstadt von Jerusalem in den Jahren 1970 und 1971" (Informe preliminar sobre la excavación
de la Iglesia de la Redención en Muristan, en la antigua Jerusalén en 1970 y 1971), Zeitschhft
des Deutschen Palestina Vereins (Revista de la sociedad alemana en Palestina), 88, 1972: 184-
201.
71. Mazar, Benjamín, en Yadin, ed., Jerusalem Revealed » (Jerusalén descubierta), págs. 25-
35.
72. Id., foto en la página 34.
73. Filson, Floyd V., "A New Papyrus Manuscript of the Gospel of John" (Un nuevo papiro
manuscrito del Evangelio de Juan) BA 20 (1957): 54-63; Filson, "The Bodmer Papyri" (El
papiro Bodmer), BA 22 (1959): 48-51; Filson, "More Bodmer Papyri" (Más acerca del papiro
Bodmer), BA 25 (1962): 50-57.
74. Gold, Víctor R., "The Gnostic Libran/ of Chenobskion" (La biblioteca gnóstica de
Chenobskion), BA 15 (1952)cripts" (Nuevos manuscritos griegos y coptos de los evangelios),
BA 24 (1961): 2-18; Helmbold, A. K., The Nag Hammadi Gnostic Texts and the Bible (Los
textos gnósticos de Nag Hammadi y la Biblia), (Grand Rapids, Mich., 1967); Robinson, James
M. ed., The Nag Hammadi Library (La biblioteca de Nag Hammadi), (Nueva York, 1977).
75. Frova, A., "L'iscrizione di Ponzo Pilato a Cesárea" (La inscripción de Poncio Pilato en
Cesárea), Rendi-conti, Istituto Lombardo, Academia di Scienze e Let-tere (Memorias, instituto
Lombardo, academia de ciencias y letras), 95 (1961): 419-434; Vardaman, J. "A New
Inscription Which Mentions Pílate as 'Prefect'" (Una nueva inscripción que menciona a Pilato
como 'prefecto'), JBL 81 (1962): 70-71.
76. Avi-Yonah, "A List of Priestly Courses from Caesarea" (Una lista de las sucesiones
sacerdotales de Cesa-rea), IEJ 12(1962): 136-139.
77. Tzaferis, V. "Jewish Tombs at and Near Giv'at ha-Mivtar, Jerusalem" (Tumbas judías en y
cerca de Giv'at ha-Mitvar, Jerusalón), IEJ 20 (1970): 18-32: Hass, N. "Anthropological
Observations on the Skeletals Re-mains from Giv'at ha-Mivtar" (Observaciones
antropológicas sobre los restos de un esqueleto hallado en Giv'at ha-Mivtar), Id., págs. 49-59;
Yadin, "Epigraphy and Crucifixión'' (Epigrafía y crucifixión), Id., 23 (1973): 18-22; Moller-
Christensen, V., "Skeletal Remains from Giv'at ha-Mivtar" (Restos de un esqueleto hallado en
Giv'at ha-Mivtar), Id., 26 (1976): 35-38.
78. Agourides, S., y Charlesworth, J. H., "A New Discovery of Oíd Manuscripts on Mt. Sinai:
A Preüminary Report" (Un nuevo descubrimiento de viejos manuscritos en el Monte Sinaí:
informe preliminar), BA 41 (1978): 29-31.
MÁS SOBRE EBLA
El profesor Giovanni Pettinato, epigrafista de la Misión Arqueológica de la Universidad de
Roma, dirigida por el profesor Paolo Matthiae, descubrió varias analogías entre el contenido
de las tablillas de Ebla y el Antiguo Testamento; esto le ha representado el tener que
abandonar Siria.
Pettinato cree que uno de los primeros reyes de Ebla, Eb-Uru-Um, está relacionado con Heber,
padre de los semitas, mencionado en el capítulo diez del Génesis. El nombre de este mismo
rey se escribe también Eb-Ri-Um, lo que evoca la palabra "Ibri", que significa hebreo.
También hay asombrosas similitudes entre los nombres propios que se encuentran en la Biblia
y los de las tablillas, por ejemplo: Abrahán y Ab-ra-um, Esaú y E-sa-um, David y Da-u-dum,
Ismael y Ish-ma-ilum.
En un hermoso himno, descifrado por Pettinato, que parece una paráfrasis del Génesis,
hallamos la noción de un ser supremo y creador que está por encima de todos los hombres:
"¡Señor del cielo y de la tierra!
No existía la tierra,
tú la creaste.
No existía la luz del día,
tú la creaste..."
Estas analogías entre esos textos antiguos y la Biblia han causado la indignación del gobierno
y de los estudiosos sirios por cuanto señalan la hipotética presencia de Israel en su tierra desde
la antigüedad. Por esto el profesor Pettinato ha sido acusado de "sionista" y se le ha prohibido
permanecer junto con la misión arqueológica. Actualmente prosigue su trabajo de descifrar y
comentar los secretos del imperio eblaíta desde su oficina en Roma.