Walter Romero Por María Moreno Diario Página 12

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Diario Página 12 VIERNES, 5 DE JULIO DE 2013 Tango y Letras Ni anfibio ni bipolar: Walter Romero es profesor de Literatura francesa en la UBA y cantor de tangos en los piringundines y salones del mundo. Según él, dos caminos que se unen en la punta de la lengua, en la pose y en la escena. La representación de una masculinidad no tan masculina y la visita a los armarios del malevaje constituyen algunos de los trucos de magia de este cantor que debutó en Cantaniño y que hoy canta en La Botica. Por María Moreno Para cantar así hay que tener galleta. ¿Galleta como la cara de Gardel, que parecía trazada a compás en “Flor de durazno”; la de Azucena Maizani, cuyos mofletes se escapaban por sobre el borde del pañuelo bajo el funyi cuando se travestía de gaucho, o la de Ignacio Corsini cantando “La muchacha del circo” y ensanchándose en el agudo que uno imaginab a idéntico al de la muchacha al caer del trapecio? Es decir, ¿galleta de gordito? Para nada. Cuando las primeras grabaciones permitían oír la voz acusmática esa cuya fuente no se ve como cuando se oye en una victrola y entonces se disocia de la visión del cantor, una travesura anatómica hacía que en muchos intérpretes la cara toda se convirtiera en un marco para la boca: un círculo para otro círculo. ¿Teoría rebuscada? Prueben y verán cómo al evocar a los primeros, evocan tal o cual melodía, pero también la redondez dentuda de una sonrisa estirada alrededor de una potencia sonora. Walter Romero tiene galleta y, lo sepa o no, está citando a los grandes desde el propio cuerpo. Este cantor buen mozo con aire de estatua griega en traje de gangster grabó tres CD: Charlemos, Guapo y Somos otros (Walter Romero canta a Manuel Romero). Empecé como cantor infantil de Cantaniño. ¿Llevado por los papás? ¡Qué llevado por los papás! Yo pedí que me llevaran en los últimos años de la primaria. Me acuerdo de que había una convocatoria impresionante en Canal 9. Me eligieron. Tenía una voz que se destacaba un poquito, pero nunca fui solista. Pero mi imaginario artístico me viene por parte de mi padre, un almacenero, bien de barrio, de Barracas. Tenía un almacén en la esquina de Isabel la Católica y Wenceslao Villafañe, atrás de la iglesia de Santa Lucía. El fue quien

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  • Diario Pgina 12

    VIERNES, 5 DE JULIO DE 2013

    Tango y Letras Ni anfibio ni bipolar: Walter Romero es profesor de Literatura francesa en la UBA y cantor

    de tangos en los piringundines y salones del mundo. Segn l, dos caminos que se unen

    en la punta de la lengua, en la pose y en la escena. La representacin de una

    masculinidad no tan masculina y la visita a los armarios del malevaje constituyen algunos

    de los trucos de magia de este cantor que debut en Cantanio y que hoy canta en La

    Botica.

    Por Mara Moreno

    Para cantar as hay que tener galleta. Galleta como la cara de Gardel, que pareca trazada a

    comps en Flor de durazno; la de Azucena Maizani, cuyos mofletes se escapaban por sobre

    el borde del pauelo bajo el funyi cuando se travesta de gaucho, o la de Ignacio Corsini

    cantando La muchacha del circo y ensanchndose en el agudo que uno imaginaba idntico al

    de la muchacha al caer del trapecio? Es decir, galleta de gordito? Para nada. Cuando las

    primeras grabaciones permitan or la voz acusmtica esa cuya fuente no se ve como cuando

    se oye en una victrola y entonces se disocia de la visin del cantor, una travesura anatmica

    haca que en muchos intrpretes la cara toda se convirtiera en un marco para la boca: un

    crculo para otro crculo. Teora rebuscada? Prueben y vern cmo al evocar a los primeros,

    evocan tal o cual meloda, pero tambin la redondez dentuda de una sonrisa estirada alrededor

    de una potencia sonora. Walter Romero tiene galleta y, lo sepa o no, est citando a los grandes

    desde el propio cuerpo.

    Este cantor buen mozo con aire de estatua griega en traje de gangster grab tres CD:

    Charlemos, Guapo y Somos otros (Walter Romero canta a Manuel Romero).

    Empec como cantor infantil de Cantanio.

    Llevado por los paps?

    Qu llevado por los paps! Yo ped que me llevaran en los ltimos aos de la primaria. Me

    acuerdo de que haba una convocatoria impresionante en Canal 9. Me eligieron. Tena una voz

    que se destacaba un poquito, pero nunca fui solista. Pero mi imaginario artstico me viene por

    parte de mi padre, un almacenero, bien de barrio, de Barracas. Tena un almacn en la esquina

    de Isabel la Catlica y Wenceslao Villafae, atrs de la iglesia de Santa Luca. El fue quien

  • trajo a mi casa a un tipo de la radio que se llamaba Jorge Serrano y que tena un programa de

    tango muy famoso: El tango y las estrellas. Vino con un bandoneonista para tomarme una

    prueba de tango y yo cant Caminito y Tinta roja. Mi viejo les ofreci un vermouth. Pero el

    tipo vio slo a un nenito que cantaba... y no pas nada.

    Despus de ese bochazo, cundo volvs al tango?

    Yo pertenezco a esa clase de gente de tango como Ral Lavi, que viene del tropical, o

    Amelita Baltar que viene del folklore. Yo vengo de la comedia musical. Trabaj con Pepito

    Cibrin en Los Borgia. Y con esa cosa que tiene Pepe de que tens que actuar, cantar y bailar,

    y al final no sabs hacer bien ninguna de las tres cosas, pens: Lo mo es cantar y a eso me

    tengo que dedicar. Pero hice tambin un apstol en Jesucristo Superstar en la calle Corrientes

    y actu en Yo, Olga Orozco de Silvio Lang. En 1995, Susana Rinaldi convoca para algo que se

    iba a llamar El tango de la memoria. Ella me toma una prueba y esa prueba es como inaugural

    para m. Se hizo en el Teatro Nacional Cervantes. Haba un montn de gente. Y Susana

    pregunta: Quin canta?. Y yo dije: Yo canto!. Es un buen comienzo, me contest. Y me

    atrev a cantarle El ltimo caf, que es su tango fetiche. Me vio como muy estructurado,

    entonces me dijo: Cantate algo distinto. Y me hizo cantar Volare de Domenico Modugno. Y

    yo empiezo: Volare, oh oh. Y ah qued.

    Tango ledo

    Profesor de Literatura francesa ensea en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en la

    Facultad de Filosofa y Letras, autor del precioso manual Panorama de la literatura francesa

    contempornea (Santiago Arcos editor) se dice anfibio, pero no. El tango siempre fue

    literatura y sus letras dieron la medida de los debates culturales de cada poca: hay tangos a lo

    Grupo Boedo como Acuaforte, modernistas como Sonatina o esperpnticos como La

    cieguita. Y acaso la Pars del tango, lejos de ser una referencia a un lugar, no es una

    metfora que lo recorre todo, como el cisne de Rubn Daro?

    Es Celedonio Flores el que baja a tierra el cisne de Rubn con eso de La bacana est

    triste / Qu tendr la bacana? / Ha perdido la risa su carita de rana....

    Es que en el tango hay todo tipo de literatura, como en Charlemos, con esa frase increble:

    Soy ciego, perdneme, que ni de Copi...

    Y que Puig pone como epgrafe en Boquitas pintadas.

    Pero lo que vino ms fuerte para m antes del canto fue la lectura. La primera biblioteca de mi

    casa la armo yo. Primero con Billiken y Anteojito, despus con libros que compro con guita de

    mi viejo en la Plaza Lavalle (enfrente estaba el Instituto de Segunda Enseanza donde yo

  • estudiaba). Despus, en la facultad, tuve como profesor a Nicols Rosa, que fue como un

    maestro, es el nico del que volv a escuchar sus clases. Estaba ese teatro de la voz de

    Nicols, las muletillas, las explosiones, ese teido de pelo casi azul, las bolsas que traa. Y los

    delirios en las lecturas. Porque haba momentos en que la lengua de Nicols se centrifugaba y

    nadie lo interrumpa y l entraba en un delirio. Y los que estbamos en primera fila, que ya

    habamos sido sus alumnos, nos reamos. El me dijo lo que tena que leer de Balzac, de

    Maupassant, pero nuestros encuentros fueron muy breves, no una cosa sistemtica. Me

    acuerdo de un cuento de Balzac que me recomendaba, de un hombre que entra a una caverna

    y se enamora de una pantera. Para m, David Vias, Enrique Pezzoni y Nicols Rosa son tres

    tipos de profesores. Vias ms macho, ms masculino, ms actor; Pezzoni, un dandy siempre

    envuelto en humo de cigarrillo, y Rosa, con sus delirios; entre los tres hice mi pack de

    profesores a mi manera.

    Romero al cuadrado

    Para escuchar tango soy tan conservadora que ya mismo hara fraude electoral, los

    aggiornamentos me provocan aullidos en nombre de la memoria de Paquita Avellaneda, la

    parodia me hace sacar un chumbo, toda letra posterior al 40 me transforma en un comit

    completo de juicio popular. O sea, escuch a Walter Romero por primera vez con una mala

    leche extrema, a pesar de que estaba tomando whisky en el Tasso (no voy a explayarme en el

    hecho de que luego, no bien baj del escenario todo transpirado, corr a babosearle las

    manos). El repertorio finsimo de Romero, la voz colorida sin tics ni aspavientos (no hago

    vibratos, ni sostengo en los finales como en Grandes valores del tango), los arreglos ajustados

    y carentes de toda angustia de influencias como la de esos que llevan al freak por la

    necesidad de la variacin por la variacin misma, la performance inteligente, el hecho de que

    no se identifique a un cantor de tangos como una autofiguracin sino que acte uno al que

    viste con todos sus saberes literarios (No pertenezco al tango de barrio, de varn, de ftbol, de

    minas, no entro en eso; soy el outsider), lo hacen diferente. Adems, las letras de Manuel

    Romero son un atentado al tango del clich discepoliano de la ata contra el vidrio, tirria a las

    minas y resentimiento a lo Remo Erdosain.

    Lo que yo hago en el escenario es algo performativo, porque la forma del recital de tango est

    caduca. Hay tango de cmara que es tan seriote, de bolichn, de barrio y de pea. Yo soy un

    showman. Por eso me fascina el tema de la pose que plantea Sylvia Molloy en Poses de fin de

    siglo. Cuando ella habla de Mart mirando a Oscar Wilde en el Chickering Hall de Nueva York, y

    luego describiendo sus bombachudos, su leopoldina y el prendedor de brillantes sin saber

    cmo nombrar eso, se pregunta: en la pose hay un sujeto diferente porque est posando algo

    que no es, o es diferente porque est posando algo que es? La poltica de la pose me sirvi

    mucho para la ficcin del guapo. Porque yo empec posando un Gardel glam, afrancesado, de

    moito, reproducido. Y a mi segundo disco lo present con traje cruzado, gemelos y zapatitos

  • de charol, polainas. Me gusta desnaturalizar la pose tanguera, hacer ver que en el tanguero

    hay algo de loca. En el tango exploro masculinidad, el lugar en donde el varn enuncia una

    cosa, pero con sus ademanes y su atuendo est mostrando otra. Por eso no me interesa ni

    Hctor Negro, ni Eladia Blzquez.

    Lo que hace Romero no plantea un tema de legitimidad de origen. El apstol de Jesucristo

    Superstar, el Borgia dirigido por Pepito Cibrin, el nio prodigio de Cantanio, el traductor de

    Tango Charter de Copi-Reim (editorial Mansalva), constituyen un conventillo proteico que le

    permite a Romero abrir su ltimo disco con una frase de Rimbaud: Je est un autre. Somos

    otros (Walter Romero canta a Manuel Romero) es crtica literaria traficada tras las hiptesis de

    Sylvia Molloy, minifotonovela muda, refrito de textos de maestros del tango y CD que pide

    escenario.

    Alguna mala onda de los dinosaurios del tango?

    Una vez un tipo me dijo en el Tasso: Pero este tango es para otro tipo de cantor, no para

    vos. Porque mientras cantaba Pucherito de gallina, en vez de viejo vino carln, se me

    escap regio vino carln.

    Cants tangos en clave queer?

    S, canto Amar y callar en clave antes del closet.

    Walter Romero canta a Manuel Romero

    Viernes a las 21.30

    La Botica del Angel.

    Luis Senz Pea 541