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    Witold Gombrowicz: un polaco en la literatura argentina

    Carlos HuergaUniversidad Autnoma de Madrid

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    Resumen:En el siguiente trabajo, me propongo dilucidar sobre la importancia del escritor polacoWitold Gombrowicz en Argentina, as como su influencia en la literatura de este pas. Desde laexperiencia de la traduccin espaola de Ferdydurke, realizada por el propio Gombrowicz, hasta lainclusin del autor polaco dentro de manuales de literatura argentina, podemos considerar que unautor marginal y extranjero puede cobrar una importancia sustancial dentro de una literaturanacional y alterar el canon literario, acercndose a la idea intercultural de la Weltliteratur deGoethe.

    Palabras clave:Witold Gombrowicz, literatura argentina, literatura comparada, interculturalidad.

    La presencia Gombrowicz en Argentina resulta significativa para la comprensin de su obra, ya que vividurante veintitrs aos all, alejado de su Polonia natal. Sin embargo, y a pesar de su escasa relacin con losintelectuales argentinos de la poca [1], llama la atencin la nmina de autores que han dedicado variaspginas a Gombrowicz, relacionndolo con la literatura argentina e incluso admitindolo como un autortrascendental dentro de la tradicin literaria de este pas.

    Pero antes de abordar el tema, tracemos -de manera sucinta- un itinerario biogrfico de WitoldGombrowicz. Nacido en 1904 en Maloszyce, Polonia, perteneca a una familia de la nobleza polaca y estudi

    en un colegio catlico y despus la carrera de Derecho en Varsovia. Entre 1927 y 1929 vivi en Pars, dondeestudi Filosofa en el Institut des Hautes Etudes Internationales, pero volvi posteriormente a Polonia y en1933 public el libro de relatosMemorias del periodo de la inmadurez. En 1935 edit la pieza teatral Yvone,princesa de Borgoa y en 1937 la novela Ferdydurke.En agosto de 1939 lleg a Buenos Aires en el trans-atlntico Chrobry, invitado por la Embajada polaca en aquel pas, pero ante la invasin de las tropas nazis deHitler en Polonia, decidi quedarse en Argentina, seguramente sin ser consciente de que acabarapermaneciendo en este pas durante 23 aos. Al principio sufri varias penurias econmicas, aunquefinalmente encontr un trabajo en el Banco Polaco entre 1948 y 1955. Al terminar la guerra, y tras asentarseun gobierno comunista en Polonia, Gombrowicz termin decidiendo que continuara su exilio en Argentina.En 1947 tradujo su novela Ferdydurke, junto a los cubanos Virgilio Piera, Humberto Rodrguez Tomeu yvarios amigos argentinos, en la confitera Gran Rex de Buenos Aires. El autor polaco apenas saba espaol,por lo que muchas veces utilizaron el francs para explicar algunos trminos [2]. En 1951 public Trans-Atlntico. En 1963 regres a Europa gracias a una beca, y tras pasar unos das en Alemania, se instal enFrancia, en Vence. A partir de 1967 comenz a obtener cierto xito y a ganar premios, como el Formentor,pero su salud empeoraba y muri en 1969.

    Ricardo Piglia siempre ha considerado que la traduccin de Ferdydurke al espaol fue un hechotrascendental para el devenir de la literatura argentina e hispnica. Las cuestiones de traduccin y dedesviacin de la lengua son fundamentales dentro de la tradicin de la literatura argentina, y as lo hadefendido Piglia en varios libros [3], abordando una tesis deudora de Deluze y Guattari [4] acerca de losefectos que una traduccin puede suponer en el tratamiento del lenguaje en la tradicin de una literaturanacional. As, el autor deRespiracin artificial, relaciona a Roberto Arlt y Macedonio Fernndez con WitoldGombrowicz, remarcando precisamente el desvo [5] del estilo en todos ellos frente a la literatura msinstitucional de Borges o Lugones: La extraeza es la marca de los dos grandes estilos que se han producidoen la novela argentina del siglo XX: el de Roberto Arlt y Macedonio Fernndez. Parecen lenguas exiliadas:suenan como el espaol de Gombrowicz (2001: 75). Ms adelante, Piglia sorprender de nuevo con unareflexin que cuestiona la tradicin predominante de la literatura argentina: Artl, Macedonio, Gombrowicz.La novela argentina se construye en esos cruces (pero tambin con otras intrigas) (2001: 80).

    Es precisamente Ricardo Piglia el autor que ms se ha referido a la argentinidad de Gombrowicz, ya que

    en numerosas ocasiones lo ha situado dentro de la narrativa argentina del siglo XX. Pero hay otros escritoresque tambin han dedicado pginas a esta relacin tan sugerente. Entre estos autores, destaca en primer lugarErnesto Sabato, que no olvidemos, firm el prlogo de la primera traduccin al espaol de Ferdydurke.Sabato despliega varias opiniones sobre la importancia de esta novela (y tambin sobre el Diario). Una de lasafirmaciones que ms llama la atencin es la cercana de Polonia y Argentina en cuanto pases inmaduros,un germen que despus Piglia desarrollar en su ensayo La novela polaca (2001: 71-80). Dice Sabato: Esque nuestro pas, como Polonia, forma parte de lo que en su lenguaje [el de Gombrowicz], podramos llamarTerritorio de la Inmadurez (Gombrowicz 2001: 12). Tambin otros autores han comparado las situaciones dePolonia y Argentina como territorios perifricos e incompletos, si bien el autor de El tnel apunt algunosncleos temticos sobre los que despus se han venido desarrollando varios puntos en comn entreGombrowicz y la literatura argentina. En esa analoga entre Polonia y Argentina, dice Sabato (Gombrowicz2001: 14):

    Polacos y argentinos estamos, sin embargo, llegando a valorar en medio de la gran crisis denuestro tiempo (y se ve tambin por esto cmo crisis significa enjuiciamiento) lo quecabalmente somos y lo que podemos representar en el mundo, superando al mismo tiempo dosactitudes simultneas e igualmente equivocadas: nuestro sentimiento de inferioridad y nuestra

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    loca arrogancia con relacin a Europa. Con toda la razn, Gombrowicz les dice a sus compaerosen su Diario que no traten de rivalizar con Occidente y sus formas, sino que traten de tomarconciencia de la fuerza que implica su propia y no acabada forma, su propia y no acabadainmadurez; con todo lo que ello supone de fresca y franca libertad en un mundo de formasfosilizadas.

    Otro destacado autor argentino que relaciona a Gombrowicz con la literatura de su pas es Juan Jos Saer,

    quien en su libro de ensayos El concepto de ficcin (1997) dedica un captulo al autor polaco, bajo el ttuloLa perspectiva exterior: Gombrowicz en la literatura argentina. Saer justifica esa relacin:

    Ricardo Piglia dice de l [Gombrowicz] -hace poco se lo reprocharon en un diario-: el mejorescritor argentino del siglo XX es Witold Gombrowicz. Esa afirmacin es sin duda unaexageracin irnica destinada a poner a prueba el nacionalismo argentino, pero no es totalmenteinexacta; el tema witoldiano por excelencia, la inmadurez, lo inacabado -que l atribua a lacultura polaca-, vena siendo de un modo inequvoco, desde los aos veinte, la preocupacinesencial de los intelectuales argentinos. Y Gombrowicz observa en esa realidad -con muchapenetracin en ciertos casos- el despliegue multiforme de su tema predilecto (Saer 1997: 21).

    Saer ya sabe que Piglia lo considera el mejor escritor argentino del siglo XX, y tambin conoca elprlogo de Sabato. De manera que contina en esa lnea desviada que supone una relectura de la tradicin yque busca analogas entre un escritor extranjero y su literatura nacional.

    Tambin Saer hace referencia alDiariode Gombrowicz: El Diario de Gombrowicz no es un pretexto parala introspeccin, sino para el anlisis, la reflexin y la polmica (Saer 1997: 30). Con esto, Saer sugiere quelos diarios gombrowiczianos son un gnero literario ms cercano del ensayo y la novela que de laintrospeccin clsica. Creo que una de las cosas que ms llama la atencin del Diario es exactamente estehecho singular, pues en sus pginas, el autor de Trans-Atlntico despliega continuas reflexiones, la mayorapolmicas, evidenciando todo su potencial artstico y situndose en una posicin desubicada y claramentecrtica ante la cultura dominante.

    Para Saer, el Diariode Gombrowicz contiene interioridades, pero esas alusiones personales, cuando noson meras descripciones de hechos cotidianos sin importancia, aparecen ya transformadas en problemas, enejemplos de un debate intelectual (1997: 30). En este sentido, cabe destacar que Piglia tambin utiliza laforma literaria del diario para superponer otro nivel dentro del discurso narrativo (Respiracin artificial,Prisin perpetua, Encuentro en Saint-Nazaire), de manera que el gnero introspectivo por antonomasia seconvierte en un laboratorio para la escritura o en un pretexto para tratar otras cuestiones, como el debateintelectual y el juego con los distintos elementos literarios que enriquecen el discurso.

    Este artculo de Saer es uno de los ms citados por los escritores y crticos en torno a la relacin deGombrowicz con Argentina y la recepcin que tuvo en este pas, por lo que supone un nudo imprescindiblepara marcar un itinerario que acerque al polaco a la tradicin de la literatura argentina.

    Hay un caso que llama poderosamente la atencin, ya que incluye a Gombrowicz en un manual deliteratura argentina. La crtica y escritora Elsa Drucaroff (2000), quien parece seguir la lnea marcada porSabato, Piglia y Saer. seala a propsito de un tema muy comn en la literatura argentina, las experienciasnarrativas del exilio:

    La dimensin del exilio se puede reconocer tambin en obras donde el exilio es respecto de lapropia lengua, como las de Copi, Juan Rodolfo Wilcock y Hctor Bianciotti, y en otra direccin,la obra narrativa de Witold Gombrowicz, un escritor polaco que no slo vivi y produjo enArgentina sino que tiene una significativa incidencia en nuestra narrativa (2000: 11)

    Es comn sealar la figura de Gombrowicz y su relacin con Argentina como algo oblicuo y no directo,dado que no escriba en espaol ni era argentino, sin embargo parece haberse generalizado la opinin de quelas huellas gombrowiczianas dejadas en la narrativa de este pas son firmes. Drucaroff introduce aGombrowicz en un libro sobre literatura argentina, lo que supone reconocer la influencia del polaco en estaliteratura durante la segunda mitad del siglo XX, con una importante incidencia en nuestra narrativa.

    En ese mismo libro, en el artculo titulado Gombrowicz en el relato argentino, Rssovich (2000) va unpoco ms all y comienza con la siguiente pregunta: Por qu Witold Gombrowicz (1904-1969), un escritorpolaco hoy universalmente reconocido como uno de los grandes creadores literarios del siglo XX, ha de serincluido en una historia de la literatura argentina? (Drucaroff 2000: 360). Esta pregunta parecen hacrselatodos los escritores y crticos para justificarse, porque supone un desvo dentro de la tradicin, lo que siemprepuede resultar ms arriesgado de afirmar, pero lo cierto es que se ha ido tejiendo una red crtica e intelectual

    donde aparece Gombrowicz como un autor argentino. Rssovich cita a Piglia para hablar de una idea quetiene una relacin estrecha con Gombrowicz, la de escritura como desvo:

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    Acta tambin como explicacin el hecho de un efecto de traduccin -asumido casi deinmediato por Gombrowicz, en una situacin de semiorfandad lingstica- que tiene mucho quever con la ndole misma de la literatura argentina, que, al decir de Ricardo Piglia, nace con loserrores de traduccin de Sarmiento en el clebre epgrafe del Facundo(Drucaroff 2000: 362).

    Esta idea del Facundo como una obra germinal de la literatura argentina, a partir de un error de traduccinen la cita que abre la novela, ha sido tratada por Piglia tanto en Respiracin artificial como en Formas

    breves,por lo que Rssovich parece apoyar la tesis pigliana, as como evidenciar la analoga entre Sarmiento,Gombrowicz y Piglia.

    Rssovich une tambin a Macedonio Fernndez con Gombrowicz cuando habla de la novela Cosmos y desu importancia dentro de la narrativa argentina del siglo XX: En suma, una teora narrativa que seemparienta por muchos lados con las proposiciones en apariencia fantasiosas de Macedonio Fernndez(Drucaroff 2000: 368). Ya no se trata nicamente de la experiencia de Ferdudurke, sino tambin de otrasobras polacas.

    Otro ejemplo que evidencia esta relacin es la novela Trans-Atlntico, ya que, aunque escrita en polaco,Gombrowicz la produjo en Argentina. Trans-Atlntico narra en clave pardica las experiencias queGombrowicz vivi en su viaje a Argentina y su estancia all, revelando su rechazo a la tradicin msmoralista de la idea de Patria. Sin embargo, el mayor inters radica en el tratamiento de ciertos elementosque se han venido considerando en la literatura argentina, como la tradicin literaria nacional, la relacin

    entre literatura y poltica o la tensin entre civilizacin y barbarie. Adems, y por si fuera poco, hay en estanovela un ejercicio pardico de indudable valor, un divertidsimo duelo entre el propio Gombrowicz y elMaestro local [6], que refleja la visin del polaco sobre su rechazo a la literatura institucional y dominante.Por otro lado, Piglia dice de esta novela que es una de las mejores novelas escritas en este pas (2001: 71).Habra que explicar a qu se refiere exactamente el autor de Plata quemada con esta afirmacin, peropodemos suponer que no es gratuita, ya que al menos, alude al poso que esta novela ha dejado en la narrativaargentina y al hecho de que escribirla all significa algo ms que una simple ancdota. Piglia atribuye variasincidencias que implican una argentinizacin de esta obra que explicar, precisamente, a propsito delduelo entre Gombrowicz y el Maestro argentino: Me gusta esta escena: circulan ah los tonos y las intrigasde la ficcin argentina. Los lenguajes extranjeros, la guerra y la pasin de las citas. Son los problemas de lainferioridad cultural los que estn puestos en juego y ficcionalizados (2001: 72). Hay por tanto, untratamiento del duelo pardico en este libro que refleja aspectos propiamente argentinos. Pero no parece queesto se d nicamente en Trans-Atlntico ya que Piglia seala ms adelante: Sobre estas cuestionesreflexiona Gombrowicz en su Diario y la cultura argentina le sirve de laboratorio para experimentar suhiptesis (2001: 72). Ya deca Sabato en el prlogo a Ferdydurke que Polonia y Argentina tenan muchoms en comn de lo que poda pensarse en un principio.

    El caso de Alan Pauls (1996) es diferente. El autor de El pasadoescribi un libro sobre el diario ntimo endonde aborda cmo se ha producido este gnero tan productivo en el siglo XX. Entre la nmina de autoresanalizados, figuran Kafka, Pavese, Barthes, Gide y por supuesto, Gombrowicz, a quien denomina Elanmalo. Aunque no explique Pauls por qu utiliza este adjetivo para calificar al polaco, podemos entenderque tiene unas caractersticas muy diferentes de la mayora de escritores, y s sugiere al menos que supresencia en la literatura argentina fue anmala, pero tambin trascendente: Por suerte para los argentinos,una buena parte del diario de Gombrowicz transcurre en la Argentina (Pauls 1996: 244). Esa suerteimplica una consideracin de parte del diario como literatura argentina. Seguramente esa es la razn por laque se public un Diario argentino, un diario fragmentado e incompleto, referente a la estancia deGombrowicz en este pas como algo propio de la obra del polaco [7]. Ya hemos aludido a varios escritoresque han escrito sobre la incidencia del Diario en la literatura argentina: Sabato, Piglia, Saer, Rssovich yahora, Pauls.

    Fuera de Argentina, hay algunos autores que tambin han tratado este tema. El caso de Roberto Bolao essimilar al de Ricardo Piglia, pues ambos escritores se plantean una reorganizacin de la tradicin literaria, ytambin comparten una visin similar sobre la presencia de Gombrowicz en Argentina. Segn Bolao:

    A menudo me pregunto: qu hubiera pasado si Piglia, en vez de enamorarse de Arlt, sehubiera enamorado de Gombrowicz? Por qu Piglia no se enamor de Gombrowicz y s de Arlt?Por qu Piglia no se dedic a publicar la buena nueva gombrowicziana? () Misterio. (2004:27).

    Hay que tener en cuenta que Bolao est hablando de la literatura argentina post-Borges, dentro de unensayo titulado Derivas de la pesada. Por tanto, si el escritor chileno est circunscribiendo a Gombrowiczdentro de la literatura argentina post-Borges (junto a otros escritores como Osvaldo Lamborghini) ysugiriendo, como una posibilidad perdida, que Piglia podra haber centrado ms su atencin en l y no tantoen Arlt, de alguna manera est incluyendo a Gombrowicz dentro de esa tradicin argentina y reclamando un

    mayor reconocimiento al polaco. Volvamos a las palabras de Piglia sealadas ms arriba: Arlt, Macedonio,Gombrowicz. La novela argentina se construye en esos cruces (pero tambin con otras intrigas) (2001: 90).Qu es lo que une a estos tres autores para que Piglia formule este planteamiento? l mismo parece

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    responder. Si unimos la tesis desarrollada en La novela polaca junto a las ideas de Respiracin artificialsobre Borges como el mejor autor argentino del siglo XIX, encontramos que para Piglia el estilo supone elncleo de una obra y por tanto del escritor. Piglia une a Gombrowicz con Macedonio y Arlt, los dos autoresmodernos de la literatura argentina del siglo XX cuando dice del polaco: Suena en realidad como unacombinacin (una cruza) de los estilos de Roberto Arlt y de Macedonio Fernndez (2001: 78). Para Piglia lanovela moderna est escrita en una lengua extranjera: Vivir en otra lengua, se ha dicho, es la experienciade la novela moderna (2001: 74), lo que evidencia la importancia que tienen estos dos autores para la

    literatura argentina, pero hay un precedente al menos indirecto, pues sus estilos suenan como el espaol deGombrowicz (2001: 78).

    Bolao retoma, en otro artculo, la relacin entre Arlt y Gombrowicz: Arlt, Gombrowicz: pudo haber sidoamigo de ellos y no lo fue. De ese dilogo inexistente hoy queda un gran hueco que tambin es parte denuestra literatura (2004: 290). De nuevo se habla de una posibilidad que no fue materializada, de unhueco, y por tanto, de la necesidad de rellenarlo. Es sta la responsabilidad de los crticos?

    En otro texto titulado Bomarzo, Bolao vuelve a tratar la relacin de Gombrowicz con la Argentina y suliteratura:

    Durante la primera mitad del siglo XX, en Buenos Aires, vivieron y formaron parte de unamisma generacin, y por lo tanto se conocieron, escritores de la talla de Roberto Artl, ErnestoSbato, Julio Cortzar, Adolfo Bioy Casares, Jos Bianco, Eduardo Mallea, Jorge Luis Borges.

    Algunos tuvieron como maestro a Macedonio Fernndez. Como si esto no bastara, un da lleg ala Argentina Witold Gombrowicz y all se qued. (2004: 292).

    Ese all se qued resulta misterioso, pero se puede entender como un inmigrante que posteriormente seacab convirtiendo en un maestro para muchos autores. Una vez ms -casi sin comprometerse, pero de nuevoqueda subrayado-, Bolao introduce con gran sutileza, dentro de la mayor generacin de escritoresargentinos, a Witold Gombrowicz. De manera similar al hueco sealado ms arriba, Bolao corta la frasesin explicar nada ms, pero la idea queda implcita, y es el lector quien debe unir o ampliar las referencias pormedio de las posibles analogas e influencias del polaco en las dcadas posteriores a su llegada a laArgentina. En todo caso, se vuelve a sealar que Gombrowicz tuvo una presencia importante en Argentina yque la literatura de este pas no es la misma sin el polaco, y eso implica leer la tradicin desde una nuevaperspectiva.

    Bolao ya saba cul era la opinin de Piglia sobre la influencia de Gombrowicz en la literatura argentinacuando escribe ese texto, como puede observarse en el dilogo que ambos mantuvieron en 2001 en Babelia,suplemento cultural del diario El Pas [8]. En esa conversacin, Bolao alude a la importancia deGombrowicz dentro de la literatura argentina del siglo XX, y parece tener la misma opinin que Piglia:

    A m me interesa muchsimo la visin que tienes de la literatura contempornea argentina, conesos cuatro puntos de referencia que son Macedonio Fernndez, Borges, Arlt y Gombrowicz.

    Hasta ahora, hemos sealado la importancia o el reconocimiento de Gombrowicz y su relacin con laliteratura argentina para Bolao, influenciado seguramente por las opiniones de Piglia. No podemos sabercmo habran evolucionado las conversaciones y los dilogos entre los dos autores debido a la prematuramuerte de Bolao; tal vez por eso, Piglia, rinde un homenaje al autor de Los detectives salvajes en unaconferencia ofrecida en la Ctedra Roberto Bolao de la Universidad Diego Portales de Chile, el 4 deseptiembre de 2007, titulada El escritor como lector [9]. Piglia contesta a Bolao ante la idea que mantuvoel chileno acerca del inters del argentino en Arlt, en detrimento de Gombrowicz:

    Alguna vez dijo -con su irona y sarcasmo tan productivo- que si en lugar de haberme ocupadotanto de Roberto Arlt me hubiera ocupado de Gombrowicz las cosas hubieran sido distintas. Y yosiempre le pregunt: pero, qu cosas hubieran sido distintas?. Entonces, tratando de modificarun poco la posibilidad de algunas de esas cosas diferentes, he pensado que es muy pertinentehablar de Gombrowicz para recordar a Bolao. Me parece que hay una relacin entre la mirada deGombrowicz y la mirada de Bolao.

    La mirada no es otra cosa para Piglia que la potica, la manera de enfrentarse a la tradicin literaria, y enese sentido Bolao es un autor transgresivo al igual que el polaco, crtico con el sistema cultural, provisto deun modo de leer desviado[10]. En la conferencia citada, Piglia resalta el humor y la provocacin de Bolaopara interpretar el mundo: La obra de un escritor es la forma cmo ve el mundo. Esta forma de ver elmundo en Bolao es su mirada, y su actitud es muy cercana a la del autor polaco. Adems, el argentinorecalca la peculiar manera en que tambin escribe Bolao. Despus, Piglia contina explicando lo que para les una mirada y afirma que no es otra cosa que el modo en que un escritor lee, mira el mundo y a los

    dems. De manera que las palabras que Piglia dedica a Bolao y su relacin con Gombrowicz podranservirnos tambin para comprender mejor la mirada pigliana, pues dice de s mismo que lee al revs y deBolao que escribe al revs. Ambos escritores son en este sentido gombrowiczianos.

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    Junto a estos autores, parece que Enrique Vila-Matas tambin ha querido resaltar la importancia deGombrowicz en el devenir de la literatura argentina. Por cierto, el escritor espaol se ha dedicado igualmentea cuestionar la tradicin literaria con su lectura desviada . Vila-Matas alude a la experiencia argentina deGombrowicz como un hecho singular para la literatura: Por falta de espacio y otras causas, los veinticuatroaos que pas Gombrowicz en Argentina se pueden leer aqu en unos cuantos minutos, siempre que despusvolvamos con ms paciencia a pensar en la experiencia argentina del escritor (2008: 12). Vila-Matas serefiere al Diario. La experiencia de haber vivido all un cuarto de siglo no puede soslayarse y, adems,

    recuerda al hueco que sealara Bolao.

    Vila-Matas concede otro ejemplo que refleja la importancia de Gombrowicz para la literatura argentinadesde su actitud crtica:

    En el 63 deja Buenos Aires para siempre, se embarca en el Federico. Maten a Borges!, lesgrita a sus amigos bonaerenses desde lo alto del barco. Sabe muy bien lo que dice, es un consejoenormemente sensato, al que no van a hacer caso sus pobres discpulos, que quedaron desoladospara siempre andando por las carreteras ms llanas de la Pampa. (2008: 14).

    Encontramos varias cuestiones interesantes en las palabras del autor de El mal de Montano. Primero, queevidencia el conocimiento de Gombrowicz sobre Borges y refuerza el rechazo del primero a una literaturainstitucional [11]. Segundo, que en ese consejo casi desesperado del polaco, se intuye que el otro caminoposible es el dejado por l mismo. Como dice Vila-Matas, Gombrowicz tena pobres discpulos, frente a la

    literatura dominante de Borges. La ausencia del polaco deja a estos escritores desolados. La presencia deGombrowicz, aunque fuera de una manera marginal, era incuestionable, y as es vista por Vila-Matas para eldevenir de la literatura argentina. Es tambin el hueco del que hablaba Bolao.

    Notas:

    [1] Gasparini (2007) se ha ocupado de aclarar las disputas entre Gombrowicz y el entorno de la revistaSuren su libroEl exilio procaz: Gombrowicz por la Argentina. Beatriz Viterbo Editora, Rosario.

    [2] Sobre este asunto, Piglia afirma: Gombrowicz de hecho reescribi Ferdydurke (2001: 78).Gombrowicz intent -con fracaso- que publicaran la traduccin de Ferdydurke en Sur,pero la novelano gust en absoluto y alegaron que estaba mal traducida.

    [3] Piglia explica sus ideas acerca de la importancia de la traduccin y de los efectos que sta crea en latradicin literaria de Argentina en Formas breves (pp. 71-80). Tambin se refiere a este hecho enCrtica y ficcin, Anagrama, Barcelona, 2001, donde afirma: Sin duda la traduccin es una de lagrandes tradiciones de la cultura argentina: Sarmiento, Arlt, Borges, hay toda una red que cruza lalengua extranjera, la traduccin, la escritura nacional (pg. 104). Asimismo, podemos encontrar msopiniones al respecto en su novelaRespiracin artificial. Anagrama, Barcelona, 2001.

    [4] Vase Deleuze y Guattari (1975), pp. 29-50.

    [5] La idea de desvo es tpicamente pigliana. Supone un desplazamiento que cuestiona el canonliterario, siempre movido por la provocacin intelectual. Podemos considerar que esta idea entroncacon algunas consideraciones de los formalistas rusos a propsito del error y la evolucin. Paraver con ms amplitud estas ideas del Formalismo ruso: Emil Volek (introduccin y edicin) (1992):Antologa del Formalismo ruso y el grupo de Bajtn. Polmica, historia y teora literaria.

    Fundamentos, Madrid; Pau Sanmartn (2008): Otra historia del formalismo ruso, Lengua de Trapo,Madrid. En el caso de Piglia, podemos rastrear su idea de desvo a lo largo de toda su obraensaystica.

    [6] Para la mayora de la crtica argentina, el Maestro local es una parodia de un intelectual argentinocon nombre y apellidos. Algunos consideran que podra tratase de Borges, aunque otros piensan quees Eduardo Mallea. En todo caso, como seala Gasparini (2007), se trata de un enfrentamiento algrupo intelectual hegemnico de Argentina, es decir, el entorno de la revista Sur.

    [7] Witold Gombrowicz (2001): Diario argentino. Ed. Adriana Hidalgo, Buenos Aires. Hubo unaprimera edicin en 1968 en la editorial bonaerense Sudamericana.

    [8]Babelia, 3 de marzo de 2001 (recogido en la web

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    [9] Recogido en http://www.udp.cl/comunicados/0707/03/piglia.html.

    [10] La lectura desviada de Bolao puede observarse en su escritura, si consideramos que todaescritura conlleva asimismo una lectura y asimilacin de la tradicin literaria, si bien, su visin de laliteratura o mirada queda plasmada en el libro de ensayos ya citado: Entre parntesis, Anagrama,Barcelona, 2004, as como en varias opiniones del chileno vertidas en diferentes entrevistas. Vertambin, Edmundo Paz Soldn y Gustavo Favern Patriau (editores) (2008): Bolao salvaje.

    Candaya, Barcelona.

    [11] Vuelvo a recordar la importancia que tuvo la negativa del entorno de la revista Sur a publicarfragmentos de Ferdydurke, muy bien explicado por Gasparini: El silencio de Sur indica tambin elformidable peso de esta revista para determinar, dentro del espacio intelectual argentino, la suerte deuna novela, y puntualmente, una novela como Ferdydurke (Gasparini: 2007: 130). Esta situacinsupuso un ejemplo de dos estticas y ticas antagnicas, una institucional, protagonizada por Borgesy otra marginal y perifrica, encabezada por Gombrowicz. Tal vez por ello, Gombrowicz dijoaquellas palabras (Maten a Borges!) desde lo alto del barco, en el momento de abandonardefinitivamente Argentina.

    Bibliografa:

    Barthes, Roland (1953):Le degr zro de lcriture. ditions du Seuil, Pars.

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    Drucaroff, Elsa (directora del volumen) (2000): Historia crtica de la literatura argentina. Vol. 11.La narracin gana la partida.Emec Editories, Buenos Aires.

    Gasparini, Pablo (2007): El exilio procaz: Gombrowicz por la Argentina. Beatriz Viterbo Editora,Rosario.

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    (2003): Trans-Atlntico. Seix Barral, traducido del polaco por Sergio Pitol y KazimierzPiekarek, Barcelona.

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    Carlos Huerga 2010

    Espculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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