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Para muchas aves surcar los cielos, pararse a descansar tras un agotador vuelo, o detenerse en busca de piezas con las que saciar el hambre puede convertirse en una aventura extremadamente peligrosa. Cada vez más, nuestra avifauna tiene que compartir espacio aéreo con cientos y cientos de kilómetros de cables que, en demasiadas ocasiones, acaban convirtiéndose en trampas mortales. La administración riojana fue una de las primeras en dotarse de una normativa que exige a las instalaciones eléctricas aéreas el cumplimiento de determinadas medidas para evitar riesgos a las aves, y en los últimos años ha intervenido en más de 180 kilómetros de tendidos para tratar de convertirlos en lugares seguros. a alarma saltó a principios de los años setenta en el Parque Nacional de Doñana. Hasta cuatro ejemplares de águila imperial ibérica, una de nuestras especies más emblemáticas y amenazadas, aparecen muertos bajo los tendidos eléctricos que cruzan el Parque. Lamentablemente, no será éste un hecho aislado. A principios de los ochenta los 100 kilómetros de cables que tejen los cielos de Doñana y su entorno próximo se cobraban una media de 778 aves muertas al año de más de 50 especies diferentes. Para entonces, ya se sabía que este problema llevaba décadas azotando a la ornitofauna de otros muchos paises como la vecina Francia, Holanda o la República Federal Alemana. La causa de esta grave desgracia ambiental hay que buscarla en una realidad cada vez más aplastante: que ya no sabemos, ni podemos, vivir sin electricidad. No sólo ciudades y grandes pueblos están completamente “electrificados”, sino que la necesidad de transportar energía eléctrica hasta los rincones más remotos para mejorar nuestra calidad de vida ha provocado que todas las regiones españolas estén atravesadas por miles de kilómetros de cables. Hoy en día los tendidos cruzan valles, sierras, gargantas, puertos de montaña, desfiladeros... llegan hasta las cimas más aisladas y los más recónditos parajes. Para muchas aves, esta maraña de cables que comparte cielo con ellas son perfectas atalayas o cómodos posaderos. Y ahí es donde empieza la tragedia. En España cada año mueren por electrocución o colisión contra los tendidos eléctricos más de 30.000 aves. En los últimos tiempos el problema de los accidentes con tendidos se ha convertido en una de las primeras causas de mortalidad de aves, igualando e incluso superando en muchas zonas al veneno. Además, y por desgracia, la mayoría de muertes se dan con mucha frecuencia entre las especies que tienen mayores problemas de supervivencia por otras causas. Tras esta realidad hay un pequeño “desajuste” normativo que no ha ayudado a solucionar el problema. La mayoría de los tendidos que atraviesan nuestro país se instalaron conforme a unas normas aprobadas en unos años en los que la preocupación por las cuestiones ambien- tales no entraba dentro de los cuerpos legislativos de casi ninguna materia. Así que ahora coexisten un montón de Directivas, Leyes, Decretos y directrices L 14 Páginas de Información Ambiental Nº 26 Septiembre 2007 alto riesgo Vuelos de alto riesgo Vuelos de La Rioja trabaja desde hace años para reducir la mortalidad de aves en los tendidos eléctricos La Rioja trabaja desde hace años para reducir la mortalidad de aves en los tendidos eléctricos Fotografía: J. L. Goméz de Francisco

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Para muchas aves surcar los cielos, pararse a descansar tras un agotador vuelo, o detenerse en busca de piezas con las que saciar el hambre puede convertirse en una aventura extremadamente peligrosa. Cada vez más, nuestra avifauna tiene que compartir espacio aéreo con cientos y cientos de kilómetros de cables que, en demasiadas ocasiones, acaban convirtiéndose en trampas mortales. La administración riojana fue una de las primeras en dotarse de una normativa que exige a las instalaciones eléctricas aéreas el cumplimiento de determinadas medidas para evitar riesgos a las aves, y en los últimos años ha intervenido en más de 180 kilómetros de tendidos para tratar de convertirlos en lugares seguros.

a alarma saltó a principios de los años setenta en el Parque Nacional de Doñana. Hasta cuatro ejemplares de águila imperial ibérica, una de nuestras especies más emblemáticas y amenazadas, aparecen muertos bajo los tendidos eléctricos que cruzan el Parque. Lamentablemente, no será éste un hecho aislado. A principios de los ochenta los 100 kilómetros de cables que tejen los cielos de Doñana y su entorno próximo se cobraban una media de 778 aves muertas al año de más de 50 especies diferentes. Para entonces, ya se sabía que este problema llevaba décadas azotando a la ornitofauna de otros muchos paises como la vecina Francia, Holanda o la República Federal Alemana. La causa de esta grave desgracia ambiental

hay que buscarla en una realidad cada vez más aplastante: que ya no sabemos, ni podemos, vivir sin electricidad. No sólo ciudades y grandes pueblos están completamente “electrificados”, sino que la necesidad de transportar energía eléctrica hasta los rincones más remotos para mejorar nuestra calidad de vida ha provocado que todas las regiones españolas estén atravesadas por miles de kilómetros de cables. Hoy en día los tendidos cruzan valles, sierras, gargantas, puertos de montaña, desfiladeros... llegan hasta las cimas más aisladas y los más recónditos parajes. Para muchas aves, esta maraña de cables que comparte cielo con ellas son perfectas atalayas o cómodos posaderos. Y ahí es donde empieza la tragedia. En España cada año mueren por

electrocución o colisión contra los tendidos eléctricos más de 30.000 aves. En los últimos tiempos el problema de los accidentes con tendidos se ha convertido en una de las primeras causas de mortalidad de aves, igualando e incluso superando en muchas zonas al veneno. Además, y por desgracia, la mayoría de muertes se dan con mucha frecuencia entre las especies que tienen mayores problemas de supervivencia por otras causas. Tras esta realidad hay un pequeño

“desajuste” normativo que no ha ayudado a solucionar el problema. La mayoría de los tendidos que atraviesan nuestro país se instalaron conforme a unas normas aprobadas en unos años en los que la preocupación por las cuestiones ambien-tales no entraba dentro de los cuerpos legislativos de casi ninguna materia. Así que ahora coexisten un montón de Directivas, Leyes, Decretos y directrices

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14 Páginas de Información AmbientalNº 26Septiembre 2007

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La Rioja trabaja desde hace años para reducir la mortalidad de aves en los tendidos eléctricosLa Rioja trabaja desde hace años para reducir la mortalidad de aves en los tendidos eléctricos

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de distinto tipo orientadas a proteger la avifauna, con miles de kilómetros de líneas de conducción eléctrica diseñadas sin ningún requerimiento técnico que tienda a minimizar la electrocución y colisión de las aves.En la actualidad, se estima que existen

alrededor de 25.000 postes con diseño peligroso para las aves en toda España. Conforme ha ido creciendo la sensi-bilización por este tema se han venido realizando estudios por parte de adminis-traciones, asociaciones ecologistas e inclu-so por las propias compañías eléctricas para valorar la verdadera magnitud del problema, detectar los tramos y zonas más peligrosas, averiguar cuáles son las especies más afectadas, y tratar de aportar soluciones. La frecuencia de los accidentes y las

especies afectadas difieren de unas zonas a otras. De hecho el tipo de medio por el que discurren las líneas es un factor determinante de su peligrosidad y de sus potenciales víctimas. Se ha com-probado, por ejemplo, que en lugares cercanos a basureros las especies más accidentadas serán cuervos, cigüeñas y aves carroñeras; en cambio, las líneas que se encuentran sobre hábitats ricos en especies presa serán muy visitadas por las rapaces, que también sienten una predilección especial por las zonas de contacto entre diferentes ecosistemas ya

que en éstas las variedad de piezas que pueden capturar es mayor. El trazado de las líneas también es

crucial para convertirla o no en un punto negro para la avifauna. En este sentido, los tramos que discurren por collados, cumbres, puertos de montaña, o que se encuentran próximos a otras líneas o a áreas de paso de aves son bastante más peligrosos que los que cruzan fondos de valle o medias laderas.

Lo cierto es que la electrocución es desde hace años una de las principales causas de mortandad y un factor clave en la disminución de las poblaciones de rapaces ibéricas, tanto nocturnas como diurnas. Con todo, el problema no termina en la muerte del ave. También desde un punto de vista económico estos accidentes resultan nefastos. Un ave electrocutada puede provocar un cortocircuito que interrumpa el suministro eléctrico, con las consiguientes molestias para los usuarios y el aumento en los gastos de

mantenimiento para la empresa distribuidora y también para sus clientes.En cuanto a las colisiones, son más

frecuentes en las zonas donde existen especies que acostumbran a volar en bandos. Aquí en España se han detectado casos graves de choque de anátidas en líneas muy próximas a lagunas y embalses; así como tendidos con muy alta siniestralidad por hallarse en áreas con poblaciones importantes de avutarda.

Una región comprometidaConsciente de la gravedad del problema,

la administración ambiental riojana viene desarrollando desde hace años una línea de actuación dirigida a inventariar puntos negros, a arreglar los tendidos más peligrosos y, lo que es más importante, a dotarse de los instrumentos legales y económicos adecuados para paliar la situación.En el año 97 la Dirección General de

Medio Natural se puso en contacto con la Sociedad Española de Ornitología (SEO) para realizar un estudio que ayudara a determinar la mortalidad de aves en las líneas eléctricas de La Rioja. A raíz de este trabajo se vió la importancia y la necesidad de elaborar una normativa electrotécnica que diera solución a este problema. Por estas fechas, además, la Comunidad Autónoma de La Rioja andaba trabajando en la recuperación de una de

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Vuelos de alto riesgo

Más de 30.000 aves mueren cada año en

España por electrocución o colisión contra los tendidos eléctricos

La necesidad de transportar energía eléctrica hasta los lugares más remotos hace que las aves tengan que compartir espacio aéreo con miles de postes y de kilómetros de cable.

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nuestras especies en peligro de extinción, el águila azor-perdicera, que tenía precisamente en los tendidos eléctricos una de las principales amenazas para su supervivencia.En este contexto, en la primavera de

1998 La Rioja aprobó un Decreto que establece una serie de normas técnicas de aplicación a las instalaciones eléctricas de alta tensión que discurran por suelo no urbanizable o industrial para reducir los riesgos que estas instalaciones presentan para la avifauna. Ante la falta de una normativa nacional que regule los tendidos eléctricos, La Rioja se convertía así en una de las primeras regiones del país en desarrollar su propia

normativa, sólo por detrás de Andalucía, Navarra y Extremadura.El Decreto consigue un doble objetivo:

por un lado garantiza que las nuevas líneas eléctricas aéreas tengan una serie de características para evitar la colisión o la electrocución y, por otra parte, establece unos mecanismos para que las líneas ya existentes se vayan adaptando progresivamente a estas normas mediante la aplicación de las medidas correctoras necesarias. Para conseguir esto último, el Gobierno

de La Rioja firmó a finales de ese mismo año un convenio marco de colaboración con Iberdrola, principal empresa distribuidora de energía en nuestra región, dirigido a desarrollar proyectos de modificación de líneas eléctricas para adaptarlas a las prescripciones del Decreto y proteger a la avifauna. En virtud de este convenio, la CAR corría con el 75% de los costes de corrección de los tendidos,e Iberdrola se hacía cargo del 25% restante. No obstante, recientemente se han modificado estos coeficientes para que cada parte corra con el 50% de los gastos . La línea de actuación que se ha seguido

en estos años es bastante clara. La administración ha ido realizando estudios de revisión de tendidos en distintas Zonas de Especial Protección para las Aves de

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La Rioja fue una de las primeras regiones que se dotó de una normativa

reguladora de los tendidos eléctricos

MORTALIDAD DE AVES EN TENDIDOS ELÉCTRICOS AÉREOS DE ALTA TENSIÓN (>1 Kw) EN LA RIOJA ENTRE 2002 Y 2006.

Especie Nº Total % Colisión

Águila real

Culebrera europea

Aguililla calzada

Busardo ratonero

Milano real

Milano negro

Buitre leonado

Cernícalo vulgar

Búho real

Cigüeña blanca

Garza real

Garza imperial

Cuervo

Corneja negra

Grajilla

Urraca

Estornino

TOTAL:

Especies amenazadas:

2

4

1

14

12

4

30

7

7

6

3

2

7

15

1

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121

92

1.7

3.3

0.8

11.5

9.9

3.3

24.8

5.8

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1.7

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12.4

0.8

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(76 %)

1

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1

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-

17

1

1

1

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1

1

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24 (20 %)

Electrocución

1

4

1

13

12

4

13

6

6

5

3

1

6

15

1

2

4

97 (80 %)

La electrocución es desde hace años un factor clave en la reducción de las poblaciones de rapaces ibéricas.

Datos entresacados de estudios realizados por P. Azcona y C. Fernández durante los años 2002, 2004 y 2006 consistentes en la revisión de 44 tendidos, incluyendo 328 apoyos/vanos y 93.6 km de línea (siniestralidad de 0.37 aves/apoyo-vano y 1.29 aves/Km).

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La Rioja, y en función de esos estudios se han acometido cada año una serie de actuaciones de corrección de tendidos. Así, desde 1998 hasta finales del pasado

año la administración riojana había adaptado 63 tendidos eléctricos. Se han corregido 544 apoyos (las estructuras que se ocupan de mantener a los conductores y los cables de tierra a una determinada distancia del suelo) y 250 vanos (el recorrido que hay entre apoyo y apoyo). En total se ha actuado sobre más de 182 kilómetros de líneas eléctricas, realizando una inversión cercana a los 408.000 euros.

Medidas correctoras¿Y cómo se consigue que una

determinada instalación deje de ser peligrosa para las aves?. En la actualidad son varias las medidas correctoras que se pueden aplicar en un tendido eléctrico, desde elementos que intentan mejorar la visibilidad de las líneas, hasta otras que tratan de evitan el posado y anidamiento de las aves en los apoyos (varillas, chapas, pastas pegajosas, emisores de ruidos molestos o ultrasonidos...). Por lo general, las medidas varían dependiendo del tipo de tendido, su localización, las especies afectadas y la causa principal de mortalidad. Cuando se trata de prevenir casos de

colisiones en las grandes líneas es muy importante garantizar su correcta señalización mediante siluetas, cintas o tubos que llamen la atención de las aves. También se pueden resaltar las líneas con la instalación de los llamados salvapájaros, que consisten bien en un cable de PVC de diferentes colores y de 1 cm de espesor enrollado helicoidalmente, o bien en tiras de neopreno de 35 cm de altura colocadas en “x”. Los salvapájaros son la opción que se utiliza normalmente en La Rioja, al ser de fácil instalación y una de las más efectivas.Con todo, no se trata de métodos

“milagro” ya que las aves pueden seguir colisionando contra el tendido en días de niebla, o cuando haya fuertes vientos que les empujen hasta el tendido. No obstante, aplicando la medida adecuada se pueden conseguir reducciones de más de un 60% en las frecuencias de colisión. En el caso de electrocuciones, lo esencial

es evitar las estructuras que ofrecen mayores riesgos sustituyéndolas por otras menos peligrosas o, en su defecto, aislar los conductores con algún tipo de funda.

Las medidas correctoras que se aplican en la actualidad varían en función del tipo de tendido, su localización así como las especies afectadas y la causa de mortalidad.

TENDIDOS CORREGIDOS EN LA RIOJA (1998-2006)

AÑONº DE TENDIDOS INVERSIÓN

(euros)

1998-99

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

TOTAL

9

8

6

8

9

8

3

12

63

63.667,34

46.960,13

50.904,66

52.093,20

76.213,23

47.295,35

7.616,24

62.793,41

407543,56

ACTUACIONES REALIZADAS

Total Iberdrola Otros Nº apoyos Km Nº vanos Km

3

5

2

3

2

6

2

6

29

6

3

4

5

7

2

1

6

34

75

68

74

39

49

86

117

36

544

17,2

16,3

9,1

11,1

32,5

26,0

10,8

23,1

146,1

48

13

8

27

32

29

64

29

250

5,2

1,6

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3,6

34,9

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A la hora de poner en práctica esta medida hay que seleccionar convenientemente el tramo de línea donde se interviene, ya que es frecuente que el 80% de las muertes se produzcan únicamente en el 20% de los postes de un tendido. En La Rioja, normalmente las actuaciones correctoras para evitar electrocuciones consisten en el aislamiento de cables o la instalación de “farolillos” que eviten los puentes flojos por encima de los travesaños.

Un problema difícil de “medir”Es difícil dar cifras exactas de mortalidad de aves en tendidos riojanos, ya que resulta inviable llevar a cabo un seguimiento contínuo de todas las líneas y tendidos. En España, SEO/Birdlife afirma que, de media, al menos una de nuestras aves muere cada tres kilómetros de tendido. Aquí en La Rioja, los estudios que a lo largo de estos años ha promovido la Dirección General de Medio Natural en ZEPAs o en otros puntos especialmente interesantes para alguna especie en particular han permitido tener una idea aproximada del problema.Entre los años 2002 y 2006 se han

revisado por encargo de la Consejería un total de 44 tendidos eléctricos que incluían

328 apoyos/vanos y cerca de 94 kilómetros de línea. La siniestralidad media encontrada ha sido de 0,37 aves por apoyo o vano y 1,29 aves por kilómetro de tendido. Si bien estos datos quedan muy lejos de las preocupantes cifras que arrojan otros rincones de nuestro país, también es cierto que la situación varía mucho de unas líneas a otras. De hecho, en La Rioja se han localizado tendidos que han llegado a superar las 11 aves muertas por kilómetro, y otros en los que no se ha detectado ningún accidente.

La especie que más bajas sufre por accidentes con tendidos eléctricos en los cielos riojanos, tanto por electrocución como por colisión, es el buitre leonado. Nada menos que la cuarta parte de los cadáveres encontrados en estos estudios eran de buitre. Junto a ellos, las otras especies más castigadas por los tendidos

en nuestra región son la corneja negra, el milano real, busardo ratonero, cernícalo vulgar, búho real y cigüeña blanca. La Rioja tampoco es ajena a otra realidad

que se da en el resto de España, y es que la mayor parte de las “víctimas” pertenecen a especies amenazadas. Nada menos que el 75% de los ejemplares muertos que se encontraron en estos estudios eran de especies con algún grado de amenaza. Por lo que respecta a las causas, aquí

la electrocución es el gran caballo de batalla y por eso la administración ambiental riojana está dedicando tantos esfuerzos y recursos. El 80% de los animales que se encontraron muertos estaban electrocutados, frente a un 20% de las víctimas que murió por colisión. Es más que probable que nunca

lleguemos a saber el número real de aves que mueren cada año por este problema, pero los estudios puntuales que se van realizando nos sirven para saber que no podemos bajar la guardia. Nos guste o no, aves y tendidos están destinados a compartir espacio. Justo es que los últimos en llegar al reino de las alturas tratemos de ocasionar las mínimas molestias a las que, desde que el mundo es mundo, han sido las dueñas y señoras del cielo.

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Desde 1998 la CAR ha adaptado 63 tendidos

eléctricos y se ha actuado en más de 180

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Vuelos de alto riesgo

ElectrocuciónLa electrocución se produce por el contacto simultáneo

entre dos conductores (al posarse en las torretas o levantar el vuelo, en aves de gran talla), o por derivación a tierra. Este segundo caso, tal vez el más frecuente, se da cuando el ave está posada en un travesaño metálico (no aislante) y toca alguno de los conductores.

Este tipo de accidentes son más frecuentes en líneas con voltaje inferior a 45 kv, sencillamente porque en las grandes líneas de transporte la separación entre los conductores, o entre éstos y los travesaños, hace prácticamente imposible que las aves formen un puente con cualquiera de los elementos.

El riesgo de electrocución depende de factores biológicos propios de cada especie y de factores técnicos relacionados con las características de cada tendido. Entre los primeros hay que destacar el tamaño (hace falta que el ave sea de un tamaño mediano-grande para que sea posible el contacto), las características de la zona donde se encuentra el tendido (por ejemplo, si está próximo a dormideros, zonas húmedas, áreas de paso o migración, vertederos, etc.), y su comportamiento. En este sentido, los riesgos se incrementan para las aves que frecuentan los postes del tendido como posaderos y como comederos para despedazar las piezas capturadas (es el caso de todas las rapaces); lo mismo ocurre con aquellas otras que los usan para construir sus nidos (gorriones, grajillas, estorninos, milanos, cigüeñas, cuervos, urracas, cernícalos, etc). Tanto en uno como en otro caso, el riesgo es todavía mucho mayor en los días de lluvia, ya que con la mayor humedad, las plumas dejan de ser aislantes.

Los factores técnicos tienen que ver básicamente con el diseño de los apoyos, los llamados postes o torretas. Así, cuando los conductores se encuentran por encima del travesaño, las probabilidades de que el ave entre en contacto con éste son mucho mayores.

Ningún ave está exenta del peligro de morir electrocutada, pero lamentablemente, se da la casualidad de que el índice de peligrosidad más alto de electrocución recae en las aves que ya están amenazadas por otras causas: águila imperial, águila real, búho real, buitre negro, azor, buitre leonado, ratonero, milano real, águila culebrera, alimoche y milano real.

ColisiónLa otra forma de morir se da cuando las aves en

vuelo no ven los cables, o no los detectan a tiempo, y colisionan contra ellos. Aquí el riesgo existe independientemente del voltaje que transporte la línea, pero también hay una serie de factores que hacen que el peligro de colisión sea mayor o menor. La susceptibilidad varía entre especies aunque afecta a la gran mayoría ya que si bien no todas tienden a posarse en una torreta, cualquiera puede, al volar, chocarse contra un cable suspendido. Sin embargo, y como es lógico, están más expuestas las aves de mayor envergadura y peso, así como las especies gregarias que vuelan en bandos (buitres, cigüeñas, milanos, bandadas de fringílidos) o las de hábitos crepusculares o nocturnos (rapaces nocturnas).

La mortalidad también se dispara en áreas con gran concentración de aves, como húmedales o áreas de paso migratorio.

Un porcentaje elevado de las colisiones se produce cuando, en condiciones de escasa visibilidad, las aves remontan el vuelo para evitar los conductores y se topan con el cable de tierra. Los días nublados, brumosos o con niebla suelen ser especialmente trágicos. Igualmente, los tramos que discurren por líneas de cresta, atraviesan cortados o cruzan laderas de fuerte pendiente son los que más vidas se cobran ya que algunos de estos tendidos son invisibles para las aves en vuelo aunque para nosotros sean más que evidentes desde tierra.

Dos formas de morir en los tendidos

Las aves que utilizan los postes para construir sus nidos tienen mayor riesgo de morir electrocutados.

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Para un ave hay varias formas de morir en los tendidos. Los resultados son igualmente trágicos, pero la probabilidad de que la causa sea una u otra dependerá de la especie, de sus costumbres y de las características del tendido en cuestión.