Estados Unidos presiona en se-creto para rebajar los niveles deregulación europea en algunosde los asuntosmás espinosos deltratado comercial con la UniónEuropea (TTIP, por sus siglas en

inglés), tal y como temían losmás críticos con esa negocia-ción. Un documento al que hatenido acceso EL PAÍS revelapor primera vez que Washing-ton trata demodificar el procesolegislativo en la UE en asuntoscomo alimentación, agricultura,

barreras comerciales y protec-ción del medio ambiente. El tex-to recoge “discusiones muy difí-ciles” en muchos asuntos, comolos relacionados con la industriade los cosméticos, que en EE UUpermite usar animales en laspruebas de laboratorio. PÁGINA 3

EE UU presiona a la UE porel acuerdo de libre comercioDocumentos de la negociación a los que ha tenido acceso EL PAÍSponen demanifiesto queWashington exige rebajar las regulaciones

CLAUDI PÉREZ / MANUEL PLANELLESBruselas / Madrid

02/05/2016Tirada:Difusión:Audiencia:

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Las negociaciones entre EstadosUnidos y la UE sobre el tratadocomercial y de inversión entreambos bloques (TTIP, por sus si-glas en inglés) ha despertado unfenómeno que, desde hace casi10 años, estaba adormilado: losgrupos antiglobalización.

Según explican los oposito-res al TTIP —representantes deONG, políticos y activistas—, ladiferencia que marca el senti-miento de rechazo hacia este tra-tado frente al quemarcó las sona-das protestas antiglobalización

de principios de siglo radica enla organización. “Ahora está mu-cho mejor organizado y coordi-nado. Es paneuropeo”, explicaErnest Urtasun, europarlamen-tario del grupo Los Verdes.

Para la portuguesa Luisa San-tos, directora de relaciones exte-riores de Bussines Europe, la pa-tronal europea, y fiel defensoradel acuerdo, hay factores simila-res: “La gente que protesta estáen contra de la globalización ydel comercio internacional engeneral”. Tom Kucharz, de Eco-logistas en Acción, añade varios

factores diferenciadores: la su-ma de sindicatos, organizacio-nes empresariales, municipiosy Gobiernos regionales. 1.600 lo-calidades en la UE se han decla-rado contrarias a la firma delTTIP, entre ellas Barcelona.

IdeologíaOtro punto de continuidad conlas primeras protestas contra laglobalización es que la ideolo-gía que impera es habitualmen-te de izquierdas, explica LolaSánchez, eurodiputada de Pode-

mos. Santos, sin embargo, dis-crepa e ilustra que en el referén-dum holandés sobre el tratadocomercial entre la UE y Ucranialosmás activos fueron los votan-tes del ultraderechista PartidoPor La Libertad.

La plataforma anti-TTIP ini-ció en 2015 una Iniciativa Ciuda-dana Europea para “demostrara los políticos que existe muchaoposición”, explica el grupo ensu web. Ya han conseguido másde 3,4 millones de firmas.

El movimiento ha forzado yaa la comisaria de Comercio, Ce-cilia Malmström, a ceder en al-gunas de sus peticiones: mástransparencia en todo el proce-so negociador o modificar elcontrovertido tribunal de arbi-traje como único método de re-solución de conflictos entre unaempresa inversora y un Estado.

El acuerdo resucita el discursocontrario a la globalización

Qué es el TTIP. La AsociaciónTransatlántica de Comercio eInversión (TTIP por sus siglasen inglés) es más que un trata-do comercial. Se empezó anegociar en 2013 para facilitarlos intercambios entre dosregiones que suman el 60% delPIB mundial, pero también conun fin más ambicioso: armoni-zar regulaciones y fijar estánda-res para el resto del mundo.

¿Qué ocurrirá con las normas?Los negociadores quieren armo-nizar la regulación en sieteáreas: cosméticos, productosde ingeniería, nuevas tecnolo-gías, materiales médicos, pesti-cidas, productos farmacéuticos,textiles y vehículos.

Fomento de la inversión.El acuerdo pretende potenciarel negocio de las empresaseuropeas al otro lado delAtlántico y viceversa. El modoúltimo de proteger esos intere-ses se ha convertido en elaspecto más controvertidodel acuerdo. / L. ABELLÁN

Europa y EE UU se vieron las ca-ras en Nueva York la semana pa-sada en la negociación sobre elTTIP. El presidente norteamerica-no, Barack Obama, y la cancilleralemana, Angela Merkel, presio-naron durante esos días para ace-lerar el acuerdo y conseguir la fir-ma en los plazos previstos: a fina-les de este año. Un informe de laComisión Europea (CE) a la Euro-cámara apuntaba hace unos díasen la buena dirección, con avan-ces en muchas áreas y la preten-sión de acordar en breve los asun-tos en los que hay consenso paradedicarse en los próximos mesesa los capítulos más controverti-dos. El documento filtrado, obteni-do por Greenpeace y que se harápúblico hoy, deja claro que el finaldel partido no está cerca: frente ala visión complaciente que ha he-cho pública la comisión, apunta adiferencias “irreconciliables” enlos asuntos más peliagudos. Peropor encima del tacticismo de unanegociación que por fuerza tieneque ser dura, el texto filtrado ofre-ce por primera vez una versiónclara de la estrategia diplomáticaestadounidense, que consideralas reglas europeas—generalmen-te más duras— un obstáculo parael TTIP. Y da cuenta del papelmuy destacado de los lobbies em-presariales en las negociaciones.

Todo eso se sospechaba, perosolo había aparecido de soslayoen los documentos publicados—y filtrados— hasta ahora.

De la anécdota a la categoría:sobre las disensiones, el texto de-

ja varios ejemplos impepinables.Los debates sobre el sector de lacosmética “siguen siendomuy di-fíciles y la búsqueda de objetivoscomunes esmuy limitada”, apun-ta el documento. La prohibicióneuropea de los ensayos con ani-males hace “irreconciliables” lasposturas a ambos lados del Atlán-tico. Lo mismo sucede con lospesticidas, o con la carne hormo-nada procedente de Estados Uni-dos, prohibida en Europa. Enesos y otros casos, el objetivo deEstados Unidos es influir en latoma de decisiones sobre los es-tándares de regulación en Euro-

pa, o relajar las reglas. Los lob-

bies presionan para imponer unaespecie de competencia a la baja,con el objetivo de fijar en cadacaso el estándar menos exigente.

La influencia de los ‘lobbies’Europa no ha aceptado muchasde las demandas que haceEE UU, que en ocasiones alcan-zan niveles sorprendentes: Wa-shington pretende que la UE es-té obligada a informar a su indus-tria de cualquier iniciativa paracambiar la regulación —hasta elextremo de reclamar la presen-

cia de expertos estadounidensespresentes en los debates legislati-vos—, mientras que esa propues-ta no incluye esa posibilidad pa-ra las empresas europeas cuan-do Estados Unidos fije sus re-glas. La influencia de los lobbies

es enorme: en el documento haycontinuas referencias a consul-tas con las grandes empresas ypatronales, hasta el punto deque en asuntos delicados comola agricultura o la industria quí-mica los negociadores llegan aadmitir que no pueden tomaruna decisión sin consultar antescon la industria. “EE UU tiene

que consultar su posición [sobretarifas de productos químicos]con la industria química” apun-ta el texto. En alguna ocasión,Europa va incluso más allá: pre-senta ofertas y contraofertas “ba-sadas en la posición conjunta dela industria europea y estadouni-dense” en la negociación agríco-la, por ejemplo. Las ONG y lossindicatos han denunciado quesu acceso a los negociadores esmucho más limitado.

Greenpeace ponía ayer elacento en las cuestiones medio-ambientales, aunque la estrate-gia de Estados Unidos sobre eseasunto no difiere de la que usanlos negociadores en el resto decapítulos: “Los documentos filtra-dos confirman que el TTIP ponea la industria en el centro de latoma de decisiones, en detrimen-to delmedio ambiente y de la pro-tección al consumidor. Sabíamosque la posición deEuropa erama-la; la de EE UU es aún peor. Enmateria medioambiental lleva aEuropa a incumplir los compro-misos adquiridos en el acuerdode París sobre las emisiones deCO

2.”, apunta Jorgo Riss, directoreuropeo de Greenpeace.

Claves del tratado

EE UU presiona en secreto a la UEpara rebajar sus reglas comerciales

B. DOMÍNGUEZ CEBRIÁN, Madrid

C. PÉREZ / M. PLANELLES, Bruselas / Madrid

La negociación del tratado de libre comercioentre la UE y Estados Unidos (TTIP, por sussiglas inglesas) entra en un impasse preocu-pante, con desacuerdos “irreconciliables” en

los asuntosmás espinosos, según un documen-to al que ha tenido acceso EL PAÍS. El pacto esimprobable en 2016. Y las sospechas de loscríticos se confirman: Washington presionapara relajar los estándares de las reglas euro-

peas, según el texto, que en 248 páginas mues-tra por primera vez la posición negociadora deEE UU, que ha mantenido su estrategia en unaopacidad absoluta. El documento confirmaque la influencia de los lobbies es formidable.

Detractores del acuerdo UE-EE UU se manifiestan en Hannover en vísperas de la visita de Obama, el pasado 23 de abril. / S. SCHUERMANN (GETTY)

02/05/2016Tirada:Difusión:Audiencia:

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