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$2.000 EDICIÓN 2782 SEMANA DEL 8 AL 14 DE ABRIL DE 2015 - CIRCULA LOS MIÉRCOLES - LICENCIA Nº 002367 DEL MINISTERIO DE GOBIERNO www.semanariovoz.com LA VERDAD DEL PUEBLO El 9 de abril se movilizará el país en espaldarazo al proceso de paz de La Habana, por el cese bilateral de fuegos y en exigencia del diálogo con el ELN y el EPL. En Neiva, Barranquilla, Medellín y Bucaramanga habrá gigantescas movilizaciones. El pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán reclamando paz con cambios democráticos, sigue vigente entre los colombianos. Páginas/ 3, 5, 8, 10, 12 y 17 Jornada del 9 de abril Todos por la paz LAS FARC SÍ QUIEREN LA PAZ Intimidades y realidades de un largo proceso Por Carlos A. Lozano Guillén Ocean Sur y Ediciones Teoría y Praxis. ¡Pronto en circulación! Desde los más alejados rincones del país hay expresiones en favor de la paz. Constituyente minera en Chocó. Foto Carmela María.

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Voz la verdad del pueblo, edición 2782 semana del 8 al 14 de abril de 2015

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$2.000Edición 2782 SEmana dEl 8 al 14 dE abril dE 2015 - circula loS miércolES - licEncia nº 002367 dEl miniStErio dE GobiErno

www.semanariovoz.com

LA VERDAD DEL PUEBLO

El 9 de abril se movilizará el país en espaldarazo al proceso de paz de La Habana, por el cese bilateral de fuegos y en exigencia del diálogo con el ELN y el EPL. En Neiva, Barranquilla, Medellín y Bucaramanga habrá gigantescas movilizaciones. El pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán reclamando paz con cambios democráticos, sigue vigente entre los colombianos.

Páginas/ 3, 5, 8, 10, 12 y 17

Jornada del 9 de abril

Todos por la paz

LAS FARC SÍ QUIEREN LA PAZ

Intimidades y realidades de

un largo procesoPor Carlos A. Lozano

GuillénOcean Sur y Ediciones

Teoría y Praxis.

¡Pronto en circulación!

Desde los más alejados rincones del país hay expresiones en favor de la paz. Constituyente minera en Chocó. Foto Carmela María.

Abril 8 de 2015/2

DIRECTOR: Carlos A. Lozano Guillén. CONSEJO DE REDACCIÓN: Álvaro Vásquez - Nelson Fajardo - Carlos Sánchez - José R. Llanos - Arlés Herrera - Al-berto Acevedo - Juan Carlos Hurtado Fonseca - Hernán Camacho - Ana Elsa Rojas - Carolina Tejada. COLABORADORES: Libardo Muñoz - Hernando López - Nelson Lombana Silva - Luz Mireya Gallo - Wilfrido Jiménez - Hernán Durango - DIAGRAMACIÓN: Rafael Carrascal V. CARICATURA: Calarcá. OfICINAS: Carrera 13A Nº 38 - 32 Tels. (57-1) 232 14 61 - 320 20 35 Fax: 232 82 29, Bogotá (Colombia). Servicios Informativos: Prela, ALAI, Prensa Rural. E-Mail: [email protected] Página WEB: www.semanariovoz.com - Permiso de tarifa postal reducida Nº 93 de Adpostal. Año LVII. Distribución vía Avianca.

H José Ramón Llanos

VISIÓNCa

rtas

E

Del rector de UnivalleCon ocasión de recientes informaciones de algunos medios de comunicación sobre un supuesto veto a un video de saludo de Pa-blo Catatumbo, a nombre de la delegación de paz de las FARC en la Mesa de Diálogos de La Habana, en un evento organizado para presentar el “Informe de la Comisión de Memoria Histórica y sus Víctimas”; la Universidad del Valle comunica a la opinión pública lo siguiente: El día 2 de marzo, en el Auditorio 5 de la Universidad, se presen-tó el “Informe de la Comisión de Memoria Histórica y sus Víctimas”, por parte del relator Víctor Manuel Moncayo y el comisio-nado Francisco Gutiérrez Sanín, profesores de la Universidad Nacional de Colombia. El evento contó con la asistencia masiva de profesores y estudiantes de varias uni-versidades, se realizó en un ambiente de diálogo, amplio y participativo y evidenció el interés que tiene la comunidad universitaria por el tema de los diálogos de La Habana y el proceso de paz. Días antes del evento la delegación de paz de las FARC envió, desde La Habana, la solicitud de presentar un video con un saludo de Pablo Catatumbo. Por dificultades de comunicación entre los profesores organizadores, finalmente el vi-

deo no fue proyectado, lo que se prestó para interpretaciones. La Universidad del Valle aclara que en ningún momento vetó el sa-ludo del negociador Pablo Catatumbo, pues, por el contrario, tiene una larga tradición democrática y de apertura a la diversidad del pensamiento y el debate amplio de las ideas. La Universidad del Valle le aclara al negociador Pablo Catatumbo y a la delega-ción de paz de las FARC en La Habana, así como a los medios de comunicación y a la opinión pública en general, que en ningún momento se presentó un veto y envía un mensaje de aliento para que continúen en el proceso y logren llegar a un acuerdo de paz con la delegación del Gobierno Nacio-nal, para entregarle al país y a la sociedad colombiana una salida negociada al conflicto político armado. La Universidad del Valle les dice que cuenten con el respaldo y el apoyo académico e intelectual para los propósi-tos del proceso de paz emprendido. Iván Enrique Ramos Calderón, rector de la Universidad del Valle.

Del zonal de BolívarCamarada Carlos Lozano: en nombre del Partido Comunista Colombiano, Zonal Bolívar, la Juventud Comunista Colombia-

na, Local Alonso Corrales, de los Peque-ños Agricultores de Bolívar asociados en Sinpabol, y en el mío propio, te deseamos pronta recuperación, todos los camaradas en Bolívar ansiamos verte al frente de tus actividades cotidianas luchando por la paz de nuestra nación y en muchas otras acti-vidades a las que nos tienes acostumbra-dos, sobre todo en el campo de las comu-nicaciones alternativas que tanta falta le hacen a nuestro país, como un incansable obrero en el proceso de unidad de nuestro partido y de los sectores de izquierda y de-mocráticos; amigo, seguros y muy ansio-sos de verte en pie de lucha para continuar embriagándonos de ese afecto, humanismo y solidaridad que tanto nos has enseñado. Un fraternal abrazo, Alberto Bermú-dez Roa, Secretario de Organización, Partido Comunista Colombiano, Zonal Bolívar.

Del regional de QuindíoEl Comité Departamental del PCC Quindío, teniendo en cuenta su delicado estado de salud; acordó enviarle mensaje de soli-daridad y anhela su pronta recuperación. Comité Departamental de Quindío. José I. Mosquera P. Secretario Político. H

n esta ocasión escribi-remos sobre Charles Spencer Chaplin, esbozamos un análisis sobre tres de sus obras más comprometidas polí-ticamente y las articularemos con la persecución desatada contra los ciu-dadanos progresistas que vivían en los Estados Unidos, entre ellos Charlot, en los años cincuenta. El título alude a McCarthy, uno de los políticos que diseñaron el más sistemático y rastre-ro asedio al pensamiento progresista. El poeta cubano Nicolás Guillén, le dedico un poema, del cual transcribi-mos algunos versos que explican el tí-tulo del artículo: “He aquí al senador McBomba,/ muerto en su cama de in-jurias,/ flanqueado por cuatro cerdos;/ he aquí al senador McCerdo,/ muer-to en su cama de bombas, flanqueado por cuatro lenguas…”

Chaplin nació en Londres el 16 de abril de 1889 y falleció el 25 de diciembre de 1977 en Vevey, Suiza, donde se fue a vivir evitando la celada que le había montado la extrema de-recha estadounidense, para acusarlo de comunista y de traición.

Un cine crítico

La razón por la cual los macartys-ta persiguieron a Chaplin la encon-tramos en los argumentos de sus pe-lículas, los cuales contienen una inte-ligente crítica social, es una constante denuncia de la explotación del traba-jador y su humillación permanente. Además, él fue quien por primera vez en la historia del cine hizo una críti-ca a la guerra en la película Armas al

hombro, presentada en 1918, casi fi-nalizando la Primera Guerra Mundial. Una de las secuencias de la película fue eliminada por la censura, es aque-lla donde se muestra la crueldad del reclutamiento del protagonista padre de tres hijos. En esa película se mos-traron también las condiciones inhu-manas de las trincheras, la suciedad, el lodo. De manera magistral mostra-ba la horrorosa soledad del soldado y su angustioso anhelo de volver a la vida familiar.

Otro filme cuyo argumento fue uti-lizado para justificar la persecución y el macartismo contra Chaplin, fue el Gran Dictador, realizado en el año cuarenta, cuando los Estados Unidos todavía eran neutrales frente al fascis-mo y su terror. Les negaban las salas donde pudiera exhibir la película, tu-vo que declarar a la prensa: “Si no me dieran un local donde proyectar mi filme, proyectaré yo mismo en tien-das a diez centavos la entrada…”1, para que le permitieran presentarlo. El Gran Dictador es una obra abierta-mente antifascista y contiene un dis-curso contra todas las formas de opre-sión y en pro de la unidad del pueblo. Leamos parcialmente ese discurso: “Unámonos todos. Combatamos por un mundo nuevo, por un mundo lim-pio que dé a cada hombre la posibili-dad de trabajar, que prepare un por-venir a la juventud y que cobije de la necesidad a los viejos. Soldados, en nombre de la democracia, uná-monos.”2

Los críticos y sociólogos del cine conceptúan que Monsieur Verdoux

es la obra más decididamente compro-metida contra la guerra y la violencia del genio inglés, incluso se convir-tió en la primera crítica del cine con-tra las bombas atómicas. Chaplin en una rueda de prensa el día de estreno de la película valientemente ratifi-ca su crítica: “Monsieur Verdoux es un asesino de las masas y he intenta-do demostrar a través de su caso psi-cológico que nuestra civilización con-temporánea querría transformarnos a todos en asesinos de las masas… pien-so que la bomba atómica, el arma más atroz que existe, alimenta el horror y el miedo…”3

Considero que después de mos-trar la naturaleza de la filmografía de Chaplin, es fácil entender por qué los fascistas y guerreristas gringos mon-taron la persecución contra su obra y sus amigos. Posteriormente en su pe-lícula Un Rey en Nueva York, hizo la más cruda crítica al macartysmo y al capitalismo norteamericano.

1 S. M Eisenstein, M. Bleiman y G. Kosinzev. El mundo de Charles Chaplin. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 1981, p.31.

2 S.M. Eisenstein. ibid., p. 34.3 Ibidem. p. 36. H

Chaplin y “McCerdo”

Charlie Chaplin en la cinta Luces de la ciudad.

Abril 8 de 2015/3tema de la SemaNa

H Hernán Camacho

El cálculo presidencial,

de una negociación exprés con guerri-lla derrotada y una paz a contrarreloj, fue equivocado. La insurgencia llegó a la mesa en noviembre de 2011, y desde ese momento ha hecho del proceso de diálogo un asunto de primer orden en-tre sus filas. Su voluntad de paz ha sido expresada en las cien propuestas para cada uno de los puntos de la Agenda para la Terminación del Conflicto y los cinco ceses al fuego unilaterales decretados, el último de ellos sin lími-te de tiempo.

Para llegar al primer acuerdo pa-saron meses en los que el escepticis-mo entre el pueblo colombiano reina-ba, abonado por una importante dosis de animadversión estimulada por la extrema derecha entre la gran prensa. Los pesimistas proporcionaban poca vida al proceso, pero los malos presa-gios se aplazaban en la medida que se anunciaban numerosos de acuerdos. Finalmente el anuncio llegó, pero la buena noticia no fue completa.

Los enfriados

Tanto el primer acuerdo sobre tie-rras, el segundo sobre participación política y el tercero sobre el problema de las drogas ilícitas llegaron con una adenda: las salvedades. Es decir aque-llos temas en los que no se llegó a un acuerdo, pero dada la dinámica y me-todología de la negociación se “conge-laron” para no entorpecer el diálogo.

Con los temas del “refrigerador”, como son llamadas las salvedades, aún no se puede calificar de irreversible el proceso de La Habana, si tenemos en cuenta que algunos puntos sin acuerdo, están a la espera de darles trámite final. Los temas enfriados, bajo cero grados por las partes, no son de poca monta, todo lo contrario, son asuntos neurál-gicos que tienen que ver con la colum-na vertebral de los acuerdos.

El significado

“Cuando hablamos de salvedades, en cualquiera de los puntos, no se tra-ta de colocar sobre la Mesa problemas imposibles de resolver, en tanto hay asuntos mínimos insalvables para al-canzar la democratización y moderni-zación del país dentro de parámetros que nadie podría decir que son los del socialismo, sino sencillamente los de un moderno Estado Social de Derecho, de lo cual aún Colombia está distante”, explicaba en septiembre pasado la de-legación de las FARC.

En el refrigerador del primer punto se encuentra, entre otros, el asunto del latifundio. Una de las causas que ori-ginaron el conflicto, según coinciden varios de los académicos convocados a la Comisión Histórica del Conflicto y las Víctimas. Tema de reciente in-vocación por los campesinos en el pa-ro agrario de agosto de 2013; acabar el latifundio fue una petición concreta de las organizaciones campesinas agrupa-das en la Cumbre Agraria.

La médula

Y es que el tema no es nuevo. El es-tudio “Colombia Rural: Razones para la Esperanza”, hecho por las Naciones

Unidas en el año 2011, da cuenta del nefasto desarrollo agrario del país ad-judicándosele a la estructura y tenencia de la tierra. Desarrollar el campo de-mocráticamente, cambiaría una buena porción del país y eliminaría una de las causas del conflicto.

La insurgencia representada en La Habana, sugiere que el gobierno Santos no acepta negociar el latifundio porque ya habría empeñado su palabra a los dueños del capital extranjero que prefieren invertir en un país sin con-flicto armado. De ahí se desprenden las otras salvedades del primer acuer-do como: la regulación de la explota-ción del territorio para la generación de agro combustibles; la revisión y re-negociación de los Tratados de Libre Comercio, ajustes al Ordenamiento Territorial. Pero el gobierno tampoco ofrece una financiación real y efecti-va de la política de Desarrollo Rural y Agrario Integral, así como la creación de un fondo de tierras y la creación del Consejo Nacional de la Tierra y el Territorio y definiciones claras sobre el derecho real de superficie que im-pida acaparamiento de tierras. Temas sobre los cuales el gobierno dice ya está cerrada la negociación.

Participación política

“Lo que hemos guardado en el con-gelador, aspiramos a que se logre di-rimir en la mesa de conversaciones o se le abra espacio en la Asamblea Nacional Constituyente, y que sea el

soberano, el que defina aspectos como el de superar el latifundio o la doctri-na de la seguridad nacional”, explicó Jesús Santrich, vocero de las FARC.

En cuanto al punto de participa-ción política, se conoce que son ca-torce los temas en el refrigerador: Reestructuración democrática del Estado y la reforma política en fun-ción de la expansión democrática, re-visión, reforma y democratización del sistema político electoral; revisión y reforma de mecanismos de participa-ción ciudadana, proscripción del trata-miento militar a la movilización y pro-testa, desmantelamiento del ESMAD; elección popular del Procurador, el Contralor, el Fiscal General y el Defensor del Pueblo; participación ciudadana en la definición de políticas de interés nacional, tales como las re-laciones exteriores, la seguridad y de-fensa nacional o la administración de justicia; democratización del acceso al espacio radioeléctrico, la informa-ción y la comunicación que impidan la monopolización de los medios ma-sivos de comunicación.

En esta última, por ejemplo las FARC, consideran elemento clave para la democratización de la información; “expedir regulaciones para garantizar una producción de información y co-municación transparente, equilibrada y veraz; igualmente, normas especia-les para impedir la monopolización de los medios masivos de comunicación, democratizar su propiedad y fortale-cer la propiedad pública. Sobre este

aspecto aún no hay acuerdo alguno”, dijo Andrés París, plenipotenciario de esa guerrilla.

El problema de las drogas

En lo que tiene que ver con el ter-cer punto de acuerdo parcial: “Solución al problema de las drogas ilícitas”, las FARC, presentaron una propuesta di-ferente al tratamiento policial dictado por los Estados Unidos y su denomi-nada Guerra Contra las Drogas. La po-sición inflexible del ejecutivo produjo cuatro salvedades: pendiente por dis-cutir una nueva política criminal con-tra las drogas ilícitas, la suspensión in-mediata de las aspersiones aéreas con glifosato y la reparación integral de las víctimas, la transformación estructural del sistema de salud pública que permi-ta encuadrar el desarrollo del programa de prevención y consumo, y la realiza-ción de una Conferencia Nacional so-bre política de lucha contra las drogas.

Las FARC señalaron recientemente “no todo está listo” y adjuntaron una lis-ta de temas espinosos que, si bien, aún no son salvedades, se están discutiendo y en los cuales se esperan definiciones plenas: “comisión del esclarecimiento de la ver-dad y no repetición, el cese al fuego bila-teral, la dejación de armas, el esclareci-miento del fenómeno del paramilitarismo y la guerra sucia, la urgencia de que las Fuerzas Armadas se aparten de la crimi-nal Doctrina de la Seguridad Nacional y de la concepción del enemigo interno”.

Mientras el gobierno Santos sugie-re que las salvedades sean la carta de navegación política para las FARC en el pos acuerdo, las FARC toman con más seriedad la necesidad de atar to-dos los cabos de la negociación y ter-minarla bien. H

Los puntos neurálgicos del acuerdo de La Habana

Faltan las salvedades

El gobierno nacional exige celeridad en las negociaciones pero se niega a sacar los temas del refrigerador

Jefes de las delegaciones de paz de las FARC, Iván Márquez, y del gobierno, Humberto de la Calle, estrechan la mano superado el episodio del general Alzate.

Abril 8 de 2015/4Campo

CH Bibiana Ramírez – Agencia Prensa Rural

H B.R.– Agencia Prensa Rural

uando despertaron, los barequeros de la playa La Arenera, en Ituango, tenían a la Policía encima. El Ejército los vigilaba de lejos. Ya se cumplía el desalojo por EPM para se-guir con las obras de Hidroituango. En aquella playa van a construir una ba-se militar y así ajustar siete en el ca-ñón del Cauca.

Eran las 5:30 am del viernes 20 de marzo. Los 81 barequeros que queda-ban en la playa se preparaban para su día de trabajo, pero encontraron la sor-presa de tener que abandonar sus casas para siempre. Cuatrocientos vivían allí, pero el desalojo ha venido reduciendo el número. Ahora no quedará ningu-no. Más tarde empezó a llegar EPM, con inspector, comisario, Procuraduría, Defensoría del Pueblo, que, según Oliva, líder de los barequeros, “no vi-no sino de bonita, porque se quedó en la carretera y no entró hasta la playa a ver quiénes éramos, cuántos, ni nos mi-raba a los ojos”.

La misma Oliva cuenta que llega-ron con una actitud “altanera”, tratando

de provocarlos. También estuvo el periodista de Teleantioquia, Wilson Cartagena, señalándolos con la cámara, hostigándolos y diciendo que eran obli-gados a oponerse. Luego sale la nota en el canal diciendo que los barequeros lo habían maltratado. Todo un juego con-tra unos seres que solo tratan de sobre-vivir a la violencia que los arrincona.

Derechos vulnerados

El 7 de marzo viajó una comisión de verificación a la playa para investigar las condiciones en que se encuentran los barequeros. Desde principios de es-te año habían sido avisados del desa-lojo, pero nunca les dijeron la fecha.

Se recibieron denuncias sobre vio-laciones al derecho a una vida digna, al mínimo vital, al trabajo, a la libertad de locomoción, a la libre expresión, la libre asociatividad, a una vivienda, al debido proceso, a un ambiente sano, a la intimidad, a la integridad física y a la seguridad.

La Fuerza Pública infringe el

Ituango, Antioquia

El oro que ya no veránFuerza Pública e Hidroituango desalojan a barequeros del río Cauca

Los barequeros fueron echados a la carretera con lo poco que pudieron sacar de sus casas. Foto Movimiento Ríos Vivos.

derecho internacional humanitario en este territorio, especialmente el prin-cipio de distinción, con bloqueos eco-nómicos, empadronamientos, hostiga-mientos y restricciones excesivas a la población civil.

Llega la incertidumbre

El día del desalojo, les dan a los barequeros tres horas para que salgan “a las buenas o a las malas”. La gen-te insistía en que hicieran un listado de quienes allí habitaban y les dieran más tiempo. EPM prometió prestarles tres buses para que salieran de la zona, darles un kit de alimentación y aten-ción médica.

Cuando ya estaban todos en la ca-rretera y se hacía tarde, les dijeron que cada bus iba para un pueblo diferente. Los barequeros, que llevan un tiempo

organizados en el Movimiento Ríos Vivos, no permitieron que los dividie-ran. EPM entonces se llevó los buses junto con sus promesas y las entidades que son del pueblo.

Ya era de noche y todos en la carre-tera con sus cosas, esperando, sin po-der regresar porque sus casas fueron derribadas. Más tarde, llegaron unas volquetas del municipio de Ituango y los llevaron hasta allí. Ahora están to-dos en la casa campesina, hacinados, sin ningún panorama para resolver sus vidas en adelante. Allí ya habían llega-do otras 45 familias también desaloja-das del cañón. La mayoría son víctimas del conflicto que se ha vivido en el nor-te de Antioquia con el fin de hacer el megaproyecto y acabar con la memo-ria de un oficio practicado por los in-dígenas, que también desaparecieron a la fuerza. H

El nordeste de Antioquia es una zona donde la minería se volvió el principal motor

de la economía. Miles de personas vi-ven de este oficio. Por ello algunas or-ganizaciones sociales se dieron cuenta

que es un tema que se debe pensar en-tre todos, primero por las problemáti-cas que esto trae y unas posibles solu-ciones que deben salir desde las mis-mas comunidades.

Por ello fue que se realizó la primera

Preconstituyente Regional Agrominera de Segovia y Remedios, donde campe-sinos y mineros llegaron a la casa de la cultura de Segovia para debatir un te-ma que toca a todos. “Lo que tenemos que hacer es ver hasta dónde nos está haciendo daño la minería y como nos está absorbiendo, quitándonos la con-dición de campesinos porque ya no es-tamos sembrando, se nos olvidó lo que veníamos haciendo por décadas, nos dejamos cegar por un brillo que po-co a poco se va opacando”, dice un lí-der con cierta tristeza en sus palabras.

Se trabajó en dos mesas temáticas, una sobre minería y otra sobre defensa del territorio y prácticas agromineras. En cuanto a la minería, denunciaban los daños que hacen las retroexcavadoras a las carreteras. “En el resguardo indí-gena Tagual la Po, ya las carreteras es-tán inservibles y tampoco hay allí in-versión social y menos en una comu-nidad que es muy vulnerable”, dice un líder en una de las mesas.

Propuestas

Desde la vereda Rancho Quemao, en la mina La Fe “queremos, por mi-nería de hecho, por los años que lleva-mos haciéndolo, que nos den ese título, que nos desgajen ese pedazo de terreno para nosotros, para la comunidad”, di-ce Hugo Pino. Es que allí los mismos mineros emprendieron proyectos para el beneficio de todos. Hicieron la ca-rretera, han arreglado la escuela, tienen proyectos de hacer un centro de salud y una guardería.

En cuanto al trabajo del campo, al-gunos se han retirado de la minería y

han vuelto a cultivar la tierra. “Yo re-nuncié a la minería porque sé que no va a durar mucho tiempo y que la situa-ción se va a poner más dura y en vez de sacarle a la tierra el mineral, más bien le doy semillas y la nutro con los abo-nos orgánicos”.

Otros hablan de cómo limpiar ese daño que le han hecho a la tierra, “có-mo vamos a sanar la vida de la natura-leza. Qué le vamos a echar en la heri-da”. Porque saben que la minería, sobre todo la de retro y mercurio destruye el ambiente. Y son los ríos los principa-les afectados: ya muchos están secos y la mayoría contaminados.

“Si no hicimos nada en el momen-to para frenar todo esto, cuando el te-rritorio nos pertenecía, ya que nos lo quitaron, nada podemos hacer ahora”. Aseguran que el Estado los quiere aco-rralar y que a todos quienes allí traba-jan les falta autoridad en las decisiones.

“De ilegales no tenemos nada. Es como nos quiere señalar el gobierno para que eso se nos meta en la cabeza”. Es el oficio que muchos se vieron obli-gados a realizar por las mismas condi-ciones económicas que se generaron en la zona. Allí todo es costoso y se con-sume con rapidez.

El profesor Jaime Arias, de la Universidad Externado, que estu-vo en la preconstituyente, hablaba de que “hay que tener la visión de las re-servas mineras en el territorio para la certeza en la discusión con el Estado. Estamos defendiendo la cantidad de oro que hay probada por la comunidad, no por las empresas. Y decir sector mi-nero es quitarle la identidad al minero en el país”. H

La minería absorbe al campesino

Primera Preconstituyente Regional Agrominera de Segovia y Remedios (Antioquia)

La preocupación de las comunidades agromineras se evidenció en la preconstituyente. Foto Bibiana Ramírez.

Abril 8 de 2015/5edItorIal

H AlFonso Conde C.

A la calle el 9 de abril

Columna libre

H Rodrigo López Oviedo

La “paz” uribistaMirador

H Carlos A. Lozano Guillén

Hechos que no son noticia

El Centro Democrático, partido uribista de la extrema derecha,

divulgó la semana pasada el tan anun-ciado informe sobre el proceso de paz de La Habana, “Diálogos de paz sin afectar la institucionalidad democráti-ca”. Es un lacónico documento, no tan profundo como habían dicho los voce-ros uribistas, porque elude hacer el ba-lance objetivo de la Mesa de La Habana con sus evidentes avances y difi culta-des. Realmente es superfi cial.

Tiene 11.372 caracteres, 2.215 pa-labras y 6 cuartillas, con planteamien-tos nada novedosos, con la misma chá-chara anti FARC, contra los diálogos de paz y la construcción de un acuer-do de paz estable y duradera, que el senador Uribe y sus amanuenses repi-ten y repiten en el Congreso y en los medios de comunicación. Es un cír-culo vicioso.

El documento, mal escrito y con errores de ortografía, en su fundamen-to parte de inexactitudes como que los diálogos de paz desmoralizan a la fuerza pública y afectan la seguridad y la tranquilidad de los colombianos. Todo lo contrario de lo que aseguran las fuentes gubernamentales y de cen-tros de investigación, que certifi can que el cese unilateral de fuego de la insur-gencia (decretado en cinco ocasiones y el último desde el 20 de diciembre en tiempo indefi nido) y el ambiente pro-picio a la salida política dialogada del confl icto, han signifi cado la disminu-ción de las acciones militares, de los enfrentamientos bélicos y de los actos

de sabotaje de la guerrilla. En la ma-yoría de las encuestas, el 60 por ciento de los colombianos están de acuerdo con los diálogos, así como el apoyo en el exterior desmiente la campaña del funesto procurador Ordóñez y del Centro Democrático que han fracasa-do en sus giras por Estados Unidos y Europa.

La conclusión más importante pa-ra los delirantes de la guerra es que “los diálogos de paz y el debilita-miento de la lucha contra el terroris-mo han ocasionado un serio deterioro de la seguridad”. El informe desco-noce la existencia del confl icto y por ende no le da importancia a la discu-sión de los temas políticos y sociales de la Agenda. La discusión sobre las reformas para los uribistas, en el es-píritu del Acuerdo, es contraprodu-cente, porque afecta la confi anza in-versionista y el interés económico del capital transnacional en Colombia. Sienten amenazados los huevitos de la explotación minero energética, de los TLC y de la entrega de los recur-sos naturales a las transnacionales al precio del deterioro del medio am-biente.

La gran propuesta de “paz” del documento uribista es aplicar el mo-delo Ralito: meter en corralejas a los guerrilleros para que se desmovilicen, entreguen las armas y se vayan a la cárcel. Tan ingeniosos los pupilos de la parapolítica. H

[email protected]

Hace un mes se reunió en Bogotá la Junta Nacional de

la Unión Patriótica y sus conclusio-nes quedaron plasmadas en una de-claración política. Como la Unión Patriótica no es un partido del agra-do de los grandes medios de comu-nicación, esas conclusiones no tuvie-ron el alcance noticioso que hubiera sido de esperarse, si tales medios es-tuvieran realmente comprometidos con el derecho de la sociedad a estar bien informada.

Esa carencia de información me lleva a referirme al menos a una de las ideas de la mencionada declara-ción. Dice la UP que contra el proce-so de paz hay un abierto saboteo de parte del gobierno de Santos, y sus-tenta su criterio en dos hechos irre-batibles. En primer lugar, el proyec-tado Plan de Desarrollo que cursa en el Congreso contiene muchas medi-das que van en contravía de la agen-da de La Habana, pues lejos de privi-legiar el interés general, promueven, como siempre, las conveniencias del gran capital.

No habrá de faltar quien diga que en La Habana no hay todavía acuer-dos, porque allí “nada está acordado hasta que todo no esté acordado”, y en ello algo hay de razón. Sin embar-go, si el Gobierno habla de poscon-fl icto con la asiduidad con que lo ha-ce, lo mínimo de esperar es que co-mience a pavimentar las vías por las

que se ha de llegar a esa etapa, en lu-gar de hacerlas más intransitables, co-mo lo busca este proyecto.

Igualmente saboteadoras del proce-so de paz son las amenazas a los líde-res del movimiento popular por parte del paramilitarismo, al cual acicatea el lenguaje estigmatizador de Juan Carlos Pinzón, ministro de la Guerra, quien con su actitud, y la complicidad de Santos, no contribuye a crear confi anza en las intenciones de paz del Gobierno.

A propósito de este problema, otra organización de oposición, Marcha Patriótica, ya ha tenido que llorar la muerte de 64 de sus integrantes. Los esbirros de la peor derecha que haya tenido este continente, la extrema de-recha colombiana, vienen cumpliendo con sus planes macabros de extermi-nio y, si no los paramos a tiempo, pue-den alcanzar proporciones tan graves como el genocidio cometido contra la UP, que, a propósito, el Gobierno aún se niega a reconocer.

La Unión Patriótica sigue, entonces, produciendo hechos, aunque la gran prensa no los difunda. Otro de esos hechos será la vigorosa marcha que el pueblo tiene previsto protagonizar en las principales ciudades del país el próximo 9 de abril en defensa del pro-ceso de paz y sus propósitos de cam-bio social y político. No importa el si-lencio de los medios. El pueblo no re-quiere que le cuenten lo que él mismo protagoniza. H

El proceso de paz no ha alcanza-do aún el punto de su irreversi-bilidad. Sus enemigos, aquellos

que por sus intereses de clase generaron y sostienen el confl icto, cuentan con el con-curso abierto de parte importante de esos militares en retiro (y no se sabe de cuán-tos activos), en su momento adoctrinados por los “halcones” norteamericanos, y de sus instrumentos paramilitares cada vez más reactivados.

El papel del gringo es y ha sido deter-minante en la agudización del confl icto co-lombiano. Ya hace demasiados años, Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo liberal asesina-do aquel otro 9 de abril de 1948, denun-ciaba la amenaza de invasión de nuestro territorio por los marines para “defender” los intereses norteamericanos representa-dos en la empresa bananera United Fruit Company, afectada por una huelga de sus trabajadores que exigían el pago de sala-rios. La masacre cometida a instancias del imperio por el ejército colombiano en Ciénaga, Magdalena, nunca juzgada, marcó la consolidación de una política de

confrontación de clases, a sangre y fue-go, cuyas víctimas siempre fueron los desposeídos.

Por cuanto sus intereses particulares eran favorecidos por la forma imperialista de acción, los señores de la tierra colom-biana adoptaron la violencia como méto-do para su acumulación y construyeron la idea de su derecho divino a poseer, despo-jando a la población de sus haberes. Y… hasta se lo han creído.

Hoy el despojo continúa. Los actores principales han diversifi cado sus intereses específi cos que ahora abarcan, junto con el banano, la producción de agro-combus-tibles y los recursos no renovables como los provenientes del petróleo y la minería. A la sombra de este proceso, los grandes poseedores de medios de producción de todos los sectores de la economía se han benefi ciado directa o indirectamente del debilitamiento de los trabajadores, cau-sado por la agresión de clase, acentuan-do, con poca respuesta organizada, el ni-vel de explotación.

En medio de las conversaciones entre el gobierno y parte de la insurgencia, revi-ven las agresiones y las amenazas contra el movimiento popular. Por todos los me-dios quieren crear hechos que rompan la búsqueda de acuerdos por la paz, mientras el gobierno oscila entre posturas que pa-recen favorecer el proceso y las otras que estimulan a la ultraderecha. Se requiere la cohesión popular que presione al gobierno hacia la conclusión del proceso como la única vía factible para la construcción de una nación sostenible, con la posibilidad

de construir un futuro digno para todos.Los enemigos de la paz son los enemi-

gos del pueblo colombiano. Su aislamiento, conducente a la pérdida de su poder políti-co y su consecuente capacidad de conducir los destinos de la sociedad, es una necesi-dad nacional y constituye tarea primordial de todos los colombianos.

A ese aislamiento contribuye la mani-festación pública de la ciudadanía en fa-vor de un proceso que se encamina hacia la construcción de la paz con justicia so-cial. No es cualquier tarea. Se trata de la vida de los colombianos.

Este próximo 9 de abril, en muchas ciu-dades de Colombia y en varios países del mundo, se realizará la movilización por la memoria, por la paz y en solidaridad con las víctimas del confl icto, en apoyo a las negociaciones que se conducen en La Habana y por la refrendación popular de los acuerdos que se están construyendo. Se en-fatizará la necesidad del cese bilateral del fuego y de la formalización de la discusión entre el gobierno y las otras fuerzas insur-gentes, hasta ahora excluidas del proceso. Se ofrecerá, igualmente, un homenaje a las víctimas de este confl icto, casi tan largo co-mo la historia de Colombia.

Porque luchamos por la vida, los co-munistas participaremos de esta moviliza-ción y de todas aquellas que contribuyan a aunar fuerzas para transformar esta so-ciedad carcomida por los bárbaros que, en su afán de acumulación, han convertido a Colombia en un sangriento campo de ba-talla. Juntos, los colombianos lograremos frenar las agresiones. H

Abril 8 de 2015/6

E

CrÓNICa

n solo 30 años, Vietnam libró tres guerras victoriosas contra dos de las mayores potencias colonialis-tas (Japón y Francia), y contra la ma-yor potencia imperialista de la historia: Estados Unidos.

¿Cómo pudo ser esto? ¿Por qué Vietnam, un país pequeño, con una economía débil, ha sido el único país que ha derrotado militarmente a los Estados Unidos, produciéndole 58 mil bajas? Porque su cultura se impuso a la cultura norteamericana, incluso a tra-vés de las armas.

Para tener una mayor consciencia de la cultura vietnamita, debemos re-montarnos a sus orígenes mitológicos e históricos, a su poesía milenaria, a su literatura y a su filosofía, a sus valores culturales y espirituales, muy vincu-lados al amor fraterno y a la interrela-ción respetuosa con la naturaleza; a la solidaridad y al colectivismo, todo lo cual les proporcionó identidad, unidad espiritual y unidad nacional.

Fundado en estos principios, el pue-blo vietnamita, eternamente silencioso y vigilante, libró una guerra de guerrillas de nueve siglos contra la ocupación chi-na y contra los invasores mongoles. Este conocimiento fue heredado en la prácti-ca a través de muchas generaciones, de forma que no puede decirse que la re-sistencia victoriosa de este pueblo pa-radigmático es obra de un solo hombre.

Es la obra de un pueblo que cono-ce muy bien sus raíces, su cultura, su literatura, fundado en la disciplina de una espiritualidad profunda y en una rica cultura nacional.

La poeta vietnamita Nguyen Phan Que Mai escribió: “Según la leyenda, los vietnamitas son hijos de los drago-nes y nietos de las hadas. Durante nues-tros primeros tiempos, nuestro país fue invadido por ejércitos extranjeros; en respuesta, el Cielo decidió enviar a la tierra a la Madre Dragón, junto con sus hijos dragones, para ayudar a Vietnam. Mientras los dragones descendían, los barcos invasores llegaban en gran nú-mero. Los dragones derramaron jade y joyas para formar una cadena de mon-tañas rocosas que actuaban como mu-rallas defensivas. Los barcos invasores, al navegar a alta velocidad, chocaban con las paredes y se rompían en peda-zos. La invasión fue frustrada y la ba-hía de Ha Long dispersada con inusua-les formaciones rocosas hermosas”.

Vietnam es un pueblo de poetas, de guerreros y de gente sagrada. El traba-jo, la poesía y la espiritualidad constitu-yen la médula central de todas sus acti-vidades. Hace cinco siglos el empera-dor vietnamita Le Thanh Tong, uno de los personajes más amados de ese país, a la cabeza de su ejército derrotó a los invasores extranjeros. Era un guerrero, pero su corazón amaba la paz. Como él, el pueblo vietnamita prefiere la paz a la guerra, y elige escribir poesía a ir a los campos de guerra.

La literatura y la poesía han sido cantadas y expresadas durante centu-rias como formas centrales de la ener-gía espiritual y cultural de los vietnami-tas. Pero aún en los escasos tiempos de paz, entre las diversas invasiones que

padecieron, con la poesía y con los can-tos los vietnamitas han sembrado y co-sechado el arroz, construyendo su so-ciedad en libertad.

“La poesía se extrae del suelo con sudor, como el arroz”, es un dicho de los poetas campesinos, habitantes de la aldea Chau, a una hora de Hanoi. La poesía es la siembra y la cosecha del lenguaje, y es también la siembra y la cosecha de los alimentos que han nu-trido el cuerpo del pueblo.

***

Esto debe ser considerado en Colombia. Para desarrollar una nueva cultura en este país, es preciso escribir una nueva poesía y una nueva literatura, realizar un nuevo arte, nuevas cancio-nes y nuevos ritmos, desarrollar nues-tro arte y nuestra filosofía colectivista, vigorizar nuestro espíritu de sacrificio y de trabajo compartido, de creación con-junta de una historia de transformacio-nes espirituales y sociales.

Es preciso impregnar de una alta poesía todos nuestros actos, desarro-llando mil formas de los lenguajes y nuevas relaciones fraternas entre noso-tros y nuestro pueblo. Todo esto cons-tituye la esencia de nuestra unidad y de nuestra identidad (ideológica, política, ética, social, cultural y espiritual: una sola en el fondo).

La poesía es una gran fuerza mo-vilizadora de la sociedad. Nosotros no somos los creadores de la poesía, noso-tros somos hijos de la poesía. La poesía nos une y nos congrega. Ella es la his-toria espiritual de los pueblos y la ma-yor prueba del espíritu humano.

Son los grandes poetas los que escribieron la historia antigua. Así, Homero fue el mayor historiador so-bre Grecia. Nadie describió tan pro-fundamente el espíritu oscurantista de la Edad Media como Dante Alighieri o Giovanni Bocaccio.

Como lo expresó bien William Blake, los poetas celebraron la existen-cia humana desde tiempos antiguos con sus cantos sagrados, que fueron roba-dos por los jerarcas de las religiones, para instituir la oscura empresa de la esclavitud de las consciencias.

El poeta comunero Arthur Rimbaud, Heinrich Heine, Vladimir Mayakovski, Nazim Hikmet, Bertolt Brecht, Luis

Vidales, entre otros bardos, convoca-ron a los pueblos a construir los gran-des tiempos nuevos en sus brillantes poemas. Carlos Marx, Ho Chi Min, Mao Tse Tung, y el Che Guevara es-cribieron, ellos mismos, poemas.

La poesía es el espíritu de los pue-blos, y el espíritu central de todas las artes. La poesía dio origen a la filoso-fía y propuso hace muchos siglos una nueva historia, constituyéndose en el fundamento original de una utopía realizable.

Por tanto es necesario que poetice-mos nuestra política, nuestro lenguaje, nuestra lucha por los cambios sociales.

Sin vacilación, debemos fortale-cer nuestros valores y nuestra identi-dad cultural, teniendo siempre presen-tes nuestras raíces primigenias indíge-nas, tal como lo recordaran con énfasis el amauta José Carlos Mariátegui, los muralistas mexicanos Diego Rivera y José Clemente Orozco, las novelas de José María Arguedas y Juan Rulfo, en-tre otros grandes pensadores, escritores y artistas latinoamericanos.

Es preciso comprender, las formas en que los indígenas desarrollan una re-lación de amor y respeto con la Tierra, Madre de todos los vivientes, de la que extraen únicamente el sustento para sus familias, su trabajo comunitario y su respeto mutuo, el responsable cuida-do de las fuentes de agua, el entrelaza-miento de las culturas ancestrales y sus grandes movilizaciones por el rescate y defensa de la Tierra contra la acción depredadora de las transnacionales.

Cuando al poeta vietnamita Nguyen Quang Thieu, invitado al Festival Internacional de Poesía de Medellín, un periodista colombiano formuló la pre-gunta -“¿Puede la poesía remediar lo que la guerra le ha hecho a un país?”; él respondió: “Seguro, porque las gran-des heridas de la guerra son las heridas que quedan en el alma de la gente. Y la poesía es la única medicina para tratar las penas del alma. La prueba es que los vietnamitas pudieron vivir con hambre por miles de años, pero no pudieron vi-vir con hambre de espíritu ni siquiera un día. En la guerra había un dicho que profesaba: “Las canciones ahogan las explosiones de las bombas”. Durante las guerras, muchos poetas, así como los escritores, fueron al frente como soldados, no a matar al enemigo sino

a escribir sobre la lucha por la libertad y a leerles a los soldados. La poesía les da creencia en el mañana. Si los vietna-mitas no tuvieran esa creencia, no hu-bieran podido ir a través de los miedos y la sangre por cientos de años”.

Finalmente, quiero incluir aquí es-te poema que escribí a mi paso por Vietnam:

Vietnam

Beben aguardiente de arroz los se-ñores de las palabras.La celebración ha costado mucha sangre y lágrimas.Pues se han empleado las armas pa-ra retomar el día.

Cada grano de arroz cuesta siete go-tas de sudor.

Bocas del vacío derraman cantos en nuestros oídos.Una tras otra las olas de invasores han llegado y se han idoComo el hambre, como el invierno, como la muerte.

Cada grano de arroz cuesta siete go-tas de sudor.

Nuestro canto es una llama desde la raíz del tiempo.La resistencia alimenta la alta espe-ranza del mundo.Con sangre la música siembra y co-secha una nueva vida

Porque cada grano de arroz cuesta siete gotas de sudor.

La primavera prepara con flores su ofensiva esperadaLos sembradores se inclinan para acariciar la TierraLa voz de la vida, persistente, brota para aumentar las almas.

Pero cada grano de arroz cuesta sie-te gotas de sudor.

Incienso, agua, flores y frutas col-man los altares de los antepasados.El lenguaje ara, las semillas ger-minan, en el extremo de las difi-cultades,Vietnam, camino, se tú nuestro re-torno. H

Desde VietnamH Fernando Rendón

Disfraz de dragón en un carnaval en Vietnam.

Abril 8 de 2015/7laboral

H Juan Carlos Hurtado Fonseca

El pasado mes, por más de

20 días miles de camioneros hicieron un cese de actividades por incumplimien-tos del Gobierno nacional. Los temas en disputa entre estos empresarios y los representantes del Estado pasaron por los precios de los combustibles, chata-rrización, peajes, fletes y la sobreoferta vehicular, entre otros. Pero ninguno to-có las condiciones laborales, salarios y garantías sindicales de los conductores.

A las reuniones no le permitieron la entrada a un representante de Sindicato Nacional del Gremio de Operadores y Transportadores de Hidrocarburos, Singroth, -organización de industria que afilia a profesionales del volante-, lo que para sus representantes es una muestra más de que ellos nunca se han beneficiado de esos acuerdos y se en-cuentran desprotegidos.

Un caso

Luis Gerardo Álvarez, es uno de los miles de conductores de tracto-mula que recorren las carreteras del país. Trabaja para la empresa Integral de Servicios Técnicos -que según di-ce-, en gran parte es del grupo Santo Domingo, con 120 camiones cisterna y camiones grúa para la perforación de pozos petroleros.

Su trabajo lo desarrolla principal-mente en el departamento del Meta. Cuenta con un contrato a término in-definido y prestaciones sociales. En la empresa lleva 14 meses, pero condu-ciendo esos vehículos más de 30 años. Actualmente trabaja con palma lo que le permite estar con su familia sábado y domingo, o el domingo, pero cuando transporta crudo solo dos días por mes.

Su día empieza a la una de la ma-ñana en Bogotá, cuando se levanta, se arregla y va a hacerle chequeo al carro. Arranca a las 3 de la mañana, si va a transportar aceite de palma en el Meta

o Casanare. Llega a las 10 u 11 de la mañana a cargar y se devuelve entre 2 o 3 de la tarde. Está de regreso a Bogotá a las 9 o 10 de la noche, hora hasta la que le permiten transitar, si no alcanza debe quedarse en el camino.

Al siguiente día está desocupado al medio día y vuelve a sus labores a las 3 de la tarde. Sus descansos consisten en alistar del vehículo y hacerle man-tenimiento. Estas responsabilidades las cumple por un salario básico de 820 mil pesos más un porcentaje por tonelada cargada, que según dice, no se refleja en lo que les pagan.

“En el manifiesto de cargue debe-rían decirnos, ‘este flete valió 10 mi-llones de pesos’ y sobre eso deberían pagarnos el siete por ciento, deberían pagarnos 700 mil pesos, pero no es así. Mensualmente tenemos un promedio de dos millones trescientos mil, pero el 50 por ciento de ese salario se que-da en hoteles y restaurantes durante los recorridos”.

Si por uno u otro motivo un camión dura parado varios días, sus dueños no pierden dinero porque los contratos es-tipulan el pago de un stand by. Pero al conductor le pagan por viaje: “El tiem-po que dura parado el carro a nosotros los conductores nos toca estirar jeta es-perando el turno de descargue, porque si uno no está pendiente lo pierde. Nos devolvemos con nafta. Algunas veces estamos a órdenes de Ecopetrol, otras de regalías y otras de ventas, cada uno tiene controles y reglas diferentes en el recorrido”.

Según Luis Gerardo Álvarez, para que los pagos sean acordes con el tra-bajo y las exigencias de Ecopetrol, la empresa debe remunerarles alrededor de cuatro millones y medio de pesos como salario básico: “A eso se ajusta-rían los gastos y el esfuerzo que hace-mos al dejar a nuestras familias aban-donadas. Ecopetrol decretó ese salario en su momento, dijo que las empresas deberían pagarnos eso para poder dar-les la licitación, para darles carga. Eso fue hace años”.

La organización y los retos

Por este tipo de abusos y al sentir-se desprotegidos, desde 2013 varios conductores de estos vehículos orga-nizaron Singroth con 38 operadores

afiliados de diferentes empresas en el ámbito nacional, para salvaguardar los derechos constitucionales y labora-les de los trabajadores. Actualmente el sindicato tiene más de 300 miembros.

Edwin Ferney Ramírez Peña, pre-sidente de Singroth denuncia que las empresas argumentan cumplir con los salarios pactados con la estatal petro-lera, para lo cual reflejan los anticipos que les consignan a los conductores pa-ra peajes, lavar el tanque, llantas, par-queaderos; y lo hacen ver como si fue-ra el sueldo: “Nos dan millón quinien-tos mil pesos en cada viaje”.

Sobre el acoso de que son vícti-mas por haberse sindicalizado, el pre-sidente explica: “Hemos tenido perse-cución sindical, desmejoran el salario cambiando al conductor de frente de trabajo donde su economía va a bajar. Todos estamos con contrato a término indefinido, pero aun así, están despi-diendo a los trabajadores; por cualquier cosa lo llaman a uno a rendir descar-gos, nos toca decir ‘soy culpable de lo que me acusan’ sin haberlo hecho, va una sanción, dos, y así se quitan la in-demnización y nos despiden. Quieren cambiar a los trabajadores y cambiar los contratos”.

Los dueños de los camiones tam-bién usan el control satelital para per-seguirlos: “Se pegan de frenadas, ve-locidades y cruces prohibidos para amonestarnos. Después de tener la or-ganización sindical dicen que traba-jemos las ocho horas. Sí, mi recorri-do puede durar eso, pero no tienen en cuenta el tiempo que duro enturnan-do el carro para descargarlo, usted puede demorarse las 24 horas en eso. Mientras usted duerma en el vehículo

está laborando, esto no lo reconoce la empresa”.

Edwin Ferney Ramírez también co-menta que esas acciones de los empre-sarios han generado miedo para que más se organicen, y que hay acuerdos para que entre empresas los bloqueen y no les den trabajo por afiliarse a sin-dicatos.

Acerca de si son beneficiados con las diversas negociaciones que ha habi-do entre el Gobierno y los propietarios de camiones, dice: “Para nada, ellos pelean por sus intereses, pero a noso-tros como conductores no se nos tiene en cuenta en la negociación, no van a decir que los conductores merecemos un mejor salario, un descanso mejor. Ellos siempre nombran la gasolina, el ACPM, las llantas, el flete no a noso-tros. Siempre vamos a ser los patitos feos de la película”.

Por ahora, mientras los empresarios siguen en una legítima defensa de sus intereses; la organización sindical se-guirá trabajando en pro de la profesio-nalización del gremio, mejorar sus con-diciones y el cumplimiento del decre-to 284 de 1957, referido a la igualdad salarial en la exploración, explotación y transporte de petróleo. H

Arreglo entre Gobierno y camioneros

¿Y los conductores?Los abusos de que son víctimas miles de profesionales del volante de las tractomulas los obligaron a sindicalizarse. Se sienten excluidos de las negociaciones entre empresarios y Ministerio de Transporte

“Ellos pelean por sus intereses, pero a nosotros

como conductores no se nos tiene en cuenta en la negociación, no van a decir que los conductores merecemos un

mejor salario, un descanso mejor. Siempre vamos a ser los patitos feos

de la película”

Edwin Ferney Ramírez.

Conductores de camiones cisterna. Foto J.C.H.

Luis Gerardo Álvarez.

Abril 8 de 2015/8

E

mujereS

H Renata Cabrales

l 17 de marzo del año en curso, se llevó a cabo, en el Teatro la Candelaria, un panel con siete de las mujeres que hacen parte de la Subcomisión de género en la Mesa de Conversaciones entre el Gobierno na-cional y las FARC–EP, en La Habana. Estas mujeres contaron su experiencia durante su estadía en la isla y compar-tieron algunas de sus propuestas.

Vale la pena recordar que esta sub-comisión, nació de la participación po-lítica del movimiento de mujeres en Colombia y su deseo de transformar a Colombia en un país con una verdadera paz que incluya la voz de las mujeres. A su vez, esta Subcomisión, constitu-ye un ejemplo de voluntad de avance en las conversaciones de paz, ya que es la primera vez que se da un aconteci-miento como este, en medio de un pro-ceso de paz, cuyo objetivo es poner fin al conflicto armado.

Este acontecimiento fue transmiti-do por Canal Capital y fue una realidad, gracias a la iniciativa de organizaciones de mujeres como: la Secretaría Distrital de la Mujer, la Agencia Noruega de Cooperación, Fokus, Mujeres por la Paz, y la Corporación Colombiana de Teatro. Así mismo quienes hicieron parte del panel fueron: María Alejandra Rojas, Federación de Mujeres Universitarias –FEU; Olga Lucía Quintero, vocera de la Mesa de Interlocución del Acuerdo -MIA-; Marina Gallego, Ruta Pacífica de las Mujeres; Patricia Ariza, Artistas por la Paz y Corporación Colombiana de Teatro; María Eugenia Vásquez Perdomo, Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia; Ruby Castaño, Coordinación Nacional de Desplazados y Desplazadas -CND-; Ana Elsa Rojas, Asociación de Mujeres por la Paz y la Defensa de los Derechos de la Mujer Colombiana Asodemuc; con la moderación de María Eudoxia Arango.

Las organizaciones de mujeres

Hubo tres delegaciones de la sub-comisión, conformadas por mujeres y personas LGBTI, que lideran or-ganizaciones como: Mujeres por la Paz, Mujeres Arte y Parte en la Paz de Colombia, con su delegada la Corporación Colombiana de Teatro, Ruta Pacífica de las Mujeres, Sisma Mujer, Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), Cumbre de Mujeres por la Paz con sus delegadas: Red Nacional de Mujeres y Alianza Iniciativas de Mujeres Colombianas por la Paz (IMP), Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), la Asociación de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia –Anmucic-, la Casa de la Mujer, Coordinadora Nacional de Desplazados y Desplazadas; Grupo Narrar para Vivir, dos organizacio-nes LGBTI, Caribe Afirmativo y

Colombia Diversa, la Asociación de Mujeres Araucanas Trabajadoras (AMART), Asociación Mariposas de Alas Nuevas, de Buenaventura, Movimiento Estudiantil Universitario, Red de Mujeres del Putumayo, Red Nacional de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia, entre otras.

Las propuestas de algunas lideresas

Patricia Ariza de Mujeres Arte y Parte en la Paz de Colombia, quien ha utilizado el arte (el teatro) como herra-mienta de transformación social, para construir una verdadera sociedad en paz, afirma que: “No puedo comen-zar a hablar ante esta mesa desde mi ser mujer y por la paz de mi país, sin pensar en las mujeres de Palestina, en las mujeres de Siria y en las mujeres de la Colombia profunda, que son, en-tre otras, las mujeres de Buenaventura y del Catatumbo. Yo soy colombia-na hasta la médula de los huesos, pe-ro estoy, estamos, en este mundo y en este tiempo.

La humanidad está en grave peligro, no sólo por la brutal devastación, sino por las guerras imperiales que nos quie-ren llevar a una conflagración mundial. Detrás de estas dos pestes está el capi-talismo sin sentimientos, unido al pa-triarcado autoritario en contra de las mujeres, de la naturaleza y de la hu-manidad (considerada como un recur-so agregado al capital). Todo nuestro accionar como mujeres, nuestro pen-samiento, nuestro afecto, nuestro ac-tivismo, tienen que insertarse desde la defensa de las mujeres en la defensa de la humanidad. La preservación de la humanidad es la guerra mayor que tenemos que ganar...”

Por su parte, Ana Elsa Rojas de Asodemuc, dice: “una reforma agraria integral la pensamos como una opor-tunidad para que las mujeres se empo-deren de sus territorios y reconstruyan el tejido familiar y social que ha sido destruido como efecto colateral de la

guerra… En el Punto uno de los acuer-dos referente al desarrollo rural y agra-rio, debe garantizarse la titularidad de las tierras para mujeres en especial en las zonas de conflicto donde quienes tenían la titularidad, tenencia o pose-sión, eran sus esposos o compañeros que hoy en día, por la situación del con-flicto ya no están con ellas, quedando absolutamente desamparadas…”.

Las conclusiones

Algunas conclusiones acerca de las propuestas que han realizado las mu-jeres en La Habana, recogidas por la Secretaria Distrital de la Mujer son las siguientes:

• Nolevantarsedelamesaantesde un acuerdo negociado del conflicto armado.

• Elcesebilateralalfuegoylareducción “inmediata” de la intensidad del conflicto.

• Reconocerladiversidaddelasidentidades de las mujeres negras, in-dígenas, campesinas, rurales, urbanas, jóvenes y LGBTI.

• Garantizar la distribucióndebienes, servicios, recursos y riqueza para las mujeres en igualdad de con-diciones con los hombres, incluyendo la propiedad y titularidad de la tierra.

• Garantizarlosderechosdelasmujeres víctimas del conflicto a la ver-dad, la justicia y las garantías de no re-petición. Una comisión de la verdad

que garantice las voces y relatos de las mujeres.

• Revisióndelaspolíticasdese-guridad para garantizar la seguridad de las mujeres, y su derecho a la verdad, la justicia y la reparación.

• Desmantelamiento total delparamilitarismo en todas sus estructu-ras como garantía de paz verdadera.

• Apoyarydestinarrecursospa-ra fortalecer las iniciativas de paz de las mujeres locales y para que ellas parti-cipen de los mecanismos que desarro-llan los Acuerdos.

• Desterrar la impunidad queacompaña los crímenes de guerra, es-pecialmente los relacionados con la violencia sexual.

Con la inclusión de las mujeres en los acuerdos de paz, por medio de es-ta Subcomisión de género, se espera que se escuche la voz de las mujeres y así mismos sus propuestas, con el fin de garantizar un resultado satis-factorio para toda la sociedad, en los diálogos de paz que avanzan en La Habana, Cuba.

Todas a marchar el 9 de abril

Finalmente, Patricia Ariza extiende su invitación a todas las mujeres de la subcomisión y de todas las organiza-ciones, a movilizarse el 9 de abril por los derechos de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia. H

Subcomisión de género

La voz de las mujeres en La Habana

Fallece María Lucind VillalobosEl PCC. Regional Bogotá y el del Tolima expresan su solidaridad con una de las fundadoras del Comité de esposas de

trabajadoras de Cementos Diamante del Tolima, tras su deceso el pasado 21 de

marzo de 2015.

Abril 8 de 2015/9

LH Redacción Política

lIbroS

as editoriales Teo ría y Pra xis y Ocean Sur pondrán en circu-lación, durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en el mes de abril, el tercer libro de Carlos A. Lozano Guillén, director de VOZ, dirigente del Partido Comunista Colombiano y vocero de Marcha Patriótica, sobre los diálogos de La Habana. El sugestivo título del nuevo libro es: “Las FARC-EP sí quieren la paz”, que circulará en Colombia y América Latina y en el cual el autor revela secretos de hechos aún desconocidos de las fases secreta y pú-blica de los diálogos entre el Gobierno y las FARC.

VOZ conversó con el autor sobre la temática del libro.

–Es su tercer libro sobre los diálo-gos de La Habana. ¿En qué se dife-rencia de los anteriores?

–Este se refiere, en lo esencial, a que en la teoría y en la práctica la gue-rrilla de las FARC-EP ha demostrado su compromiso con la salida política dialogada, con la paz estable y durade-ra, mediante un acuerdo que erradique las causas políticas, sociales, económi-cas e históricas del conflicto. No es la paz romana, ni la entrega de la guerri-lla derrotada como loquiere la extrema derecha y en ocasiones lo plantea el Gobierno Nacional a pesar de su com-promiso con el Acuerdo General para resolver el conflicto y construir la paz estable y duradera, suscrito por ambas partes en La Habana, Cuba.

–¿Es un libro anecdótico?–Aunque me apoyo en anécdotas y

vicisitudes que tuvieron que sobrepo-nerse en el largo camino, no es anecdó-tico. Analizo la realidad del diálogo, el

compromiso de las FARC-EP y las vaci-laciones del Gobierno Nacional, a partir de la experiencia propia porque partici-pé desde el principio en la etapa secreta. De alguna manera cuento “mi verdad” como otros protagonistas de primera línea como Enrique Santos Calderón contaron la suya. Revelo secretos muy bien guardados aunque otros quedan to-davía inéditos porque serán sus princi-pales protagonistas, Gobierno, FARC, Cuba, Noruega y Venezuela, los que tendrán que revelarlos cuando lo crean indispensable. Servirán para la historia de un proceso de paz que todos aspira-mos a que termine bien. No los cuento como chismes para divertir a la galería, sino como experiencias que marcaron la historia de este proceso que ha teni-do momentos difíciles y angustiosos.

La paz es posible

–¿O sea que va al análisis de los diálogos y de sus resultados?

–Por supuesto. De eso se trata. Partiendo del recorrido, de las anéc-dotas, de las vicisitudes de la paz, co-mo diría Jacobo Arenas, aterrizo en el análisis de los logros, de las insufi-ciencias, de lo que falta y de las pers-pectivas, tomando en consideración mi posición de observador de cerca, quizás de privilegio, pero también lar-gas conversaciones con el comandante de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, y con los miembros de la delegación de Paz en La Habana, así como con el Gobierno Nacional, incluyendo al pre-sidente Juan Manuel Santos, el doctor Humberto de la Calle Lombana, Sergio Jaramillo y Enrique Santos Calderón. También por la participación en acti-vidades académicas e intercambio de opiniones con analistas y expertos so-bre el tema. Destaco el papel de Cuba,

Otro libro de Carlos Lozano

“Las FARC-EP sí quieren la paz”

Carlos A. Lozano Guillén.

Llega la editorial Teoría y Praxis con atractivas noveda-

des literarias. La editorial nace de la idea de difundir la literatura ligada a los movi-mientos sociales y populares del país y Latinoamérica. Su bautizo será en la 28 versión de la Feria Internacional del Libro en Bogotá.

En su alianza con la edi-torial internacional de origen cubano Ocean Sur, Teoría y Praxis, tendrá un significa-tivo número de libros clá-sicos en reediciones y otras novedades que estarán entre los libros más adquiridos en la feria.

Otras editoriales que es-tán en asocio con Teoría y Praxis son: Izquierda Viva, una editorial alternativa cu-yos últimos ejemplares han sido de buen recibo para los lectores y ha acogido autores de la talla de Carlos Lozano Guillén y el profesor Jairo Estrada.

“Es como una conjun-ción de varios esfuerzos en la idea de sacar a la luz y di-fundir las propuestas del mo-vimiento social y popular en Colombia”, comentó Isabel Meza, miembro del equipo de Teoría y Praxis.

Las novedades con que abrirá su stand Teoría y Praxis serán entre otras: “Las FARC sí quieren la paz”, del director del sema-nario VOZ, Carlos Lozano con algunos pormenores de la etapa exploratoria del pro-ceso de paz entre el gobierno nacional y las FARC. Otra novedad será: La Vida de Camilo Torres un libro con lanzamiento especial. Teoría y Praxis contará con un texto sobre el origen de las FARC de uno de sus fundadores, la reedición de ‘El Bogotazo: Memorias del Olvido’ de Arturo Alape; y la nueva obra del profesor universi-tario Renán Vega, que hace un acercamiento a la situa-ción de la educación supe-rior en el país.

Se espera un éxito total a la nueva alternativa edito-rial. H

del comandante Hugo Chávez y de los voceros farianos y gubernamentales.

–¿Su conclusión es que la paz es-tá cerca?

–No tan cerca como quisiéramos, pero se ha avanzado como nunca an-tes. Aún no ha llegado al punto de no retorno pero se podría llegar a él con la voluntad de las dos partes y sobre todo con la convicción del gobierno de que una guerrilla llega a la paz para hacer política sin armas y no para irse a la cárcel. Es que la guerrilla surgió ante el vacío de la democracia, por la vio-lencia ejercida desde el poder que anu-ló las condiciones de igualdad en la lu-cha política. Los guerrilleros acudieron a la rebelión, derecho síntesis para la paz. Y no estoy haciendo la apología de la violencia sino el reconocimiento so-ciopolítico de la realidad colombiana.

–¿Cambiando de tema podemos hablar de su enfermedad?

–Podemos hacerlo. De alguna for-ma tengo claro que soy un hombre público. La militancia del partido, los amigos, la izquierda y las organizacio-nes sociales y populares que han expre-sado la solidaridad conmigo en este di-fícil trance, deben conocer la realidad. Es una enfermedad grave pero que con perseverancia, tranquilidad y, por su-puesto, con la atención médica cientí-fica, que la tengo, podemos superarla. Estoy terminando la primera fase tras la cirugía y me preparo para una segun-da fase de quimio terapias que puede culminar con una segunda operación. La posibilidad de éxito es real. Los mé-dicos son optimistas, yo también aun-que con el obvio desespero por reasu-mir pronto todas mis actividades. Pero como lo decidió la dirección nacional del partido, mi principal tarea política ahora es concentrarme en recuperar la salud. En eso estoy. H

Teoría y Praxis

Abril 8 de 2015/10polítICa

a paz requiere algo más que el silenciamiento de los fusiles; re-quiere cristalizar una democracia real con reformas sociales y políticas sus-tanciales. La paz no puede ser un sinó-nimo de buen negocio para la clase que ha gobernado a lo largo de la historia por los intereses de una minoría; debe ser la apertura para la construcción un nuevo país. Eso es lo que representa la movilización del 9 de abril. VOZ habló con Jaime Caycedo, quien puntualizó el significado de la movilización y en-vió, en cada respuesta un mensaje de unidad para la paz.

–¿Cuál es el significado del 9 de abril en el contexto del proceso de paz?

–Es la reafirmación popular más importante de la exigencia al Estado de avanzar decididamente al desesca-lamiento de la guerra y al cese al fue-go bilateral. Santos fue reelegido con un mandato expreso: alcanzar una so-lución política a la guerra por una vía de diálogo y acuerdos, no por una vía de exterminio.

–Los enemigos del proceso de paz están alentando la idea que el 9 de abril es una marcha por la insurgen-cia de las FARC ¿Qué opinión le me-rece?

–El tema de la salida política para la paz por la vía del diálogo se ha vuelto tan importante que tienen que inventar-se un espantajo, es decir, un pretexto dentro de la polarización de la opinión mediática para macartizar y satanizar la movilización popular del 9 de abril. A lo que más le temen es a la intervención independiente del pueblo, a sus justos reclamos y a sus reivindicaciones de

fondo: la tierra, el salario, la igualdad, las libertades públicas, el acceso real a los derechos esenciales escritos en la actual Constitución como la salud, la educación, el techo. Sienten amena-zados sus privilegios, sus negociados, su monopolio exclusivo del poder. Es como cuando Marcha Patriótica hizo irrupción, en 2012 o a propósito del pa-ro nacional agrario en 2013. La causa no son los problemas reales que denun-cia la gente, la causa son las FARC. Por eso es necesario recordar que se nece-sita justicia social para la paz.

Las consignas

–En el centro de la movilización esta la petición del cese al fuego bi-lateral. ¿Cree que el gobierno Santos debe responder a esa petición ciuda-dana más temprano que tarde?

–Es un mandato del pueblo. El ce-se bilateral marcará un paso decisivo. Por ahora hay un cese unilateral inde-finido decretado por las FARC. El go-bierno suspendió bombardeos solo por un mes. Deberían suspenderse indefi-nidamente. La ultra derecha estimula el costado más guerrerista del estable-cimiento en el que se expresa el peor atraso político. El gobierno se apoya en esta postura, concilia con la ultra dere-cha con la excusa de no dar la impre-sión de que hace “demasiadas conce-siones” a la insurgencia. En realidad, el gobierno cede demasiado a la pre-sión y a los falsos argumentos del mi-litarismo y la derecha extrema. El pue-blo tiene que intervenir. En este pro-ceso de paz, mientras se incorporan el ELN y el EPL, todo debe ser bilateral, todo debe estar sujeto a un compromi-so de la contraparte para ganar terreno en dirección a la paz. Así ha sido en el acuerdo para el desminado. Pero el

gobierno vacila en dar pasos adelante en lo relativo a superar la política de la guerra: el cese bilateral, la suspensión temporal de bombardeos, el desescala-miento, la desmilitarización, el parami-litarismo reactivado, el debido proceso y condiciones dignas a presas y presos políticos, el cese de falsos montajes ju-diciales, etc. Y lo que reclamamos las corrientes populares: garantías para actuar en defensa del proceso de diá-logo, para divulgar el significado de la salida política y el papel de los movi-mientos sociales que exigen soluciones a los compromisos del Estado en mil batallas cívicas, nunca cumplidos. La respuesta del establecimiento no pue-de seguir siendo la represión y el tra-tamiento de guerra a los civiles desar-mados que claman por justicia social.

Después del 9

–La movilización del 9 abril está agrupando a la izquierda amiga del proceso y los cambios. ¿Ve posible que esas mismas fuerzas de izquierda se junten en función de ser gobierno?

–La política de Frente Amplio con-siste en hacer posibles las convergen-cias y la unidad de acción popular pa-ra hacer avanzar esa idea de la paz. Un punto central es crear las condiciones políticas e institucionales que enfren-ten las causas profundas de la guerra y garanticen la no repetición por la vía de un cambio democrático. Sin un poder democrático nadie puede garantizar la no repetición. Colombia ha vivido de-masiados “posconflictos” en el mode-lo autoritario tradicional y sus resulta-dos han preparado la siguiente guerra. La paz justa, incluyente, vinculada a la apertura democrática y a la justicia social congrega a campos muy vastos de la opinión que rompen las fronteras

impuestas por la polarización contrain-surgente. El lamentable fallecimiento del maestro Carlos Gaviria le ha recor-dado al país que hay que construir una democracia real y que todas las sensi-bilidades de la izquierda deben contri-buir a la unidad.

Unidad de la izquierda

–De ser posible el acuerdo entre las FARC y el gobierno ¿ve factible que la garantía de esos acuerdos sea una Asamblea Nacional Constituyente?

–Esta es una muy buena propuesta que gana cada vez más opiniones. Hay una doble razón: la de la corrupción, descomposición y agotamiento institu-cional del Estado en el contexto de la guerra contrainsurgente prolongada; y la necesidad de producir reformas que aseguren las garantías de la no repeti-ción y permitan avanzar hacia la justi-cia social. La condición esencial de un proceso constituyente es que sea libre, informado, con la más amplia interven-ción popular, con igualdad de partici-pación para todas las fuerzas políticas, movimientos sociales, étnicos y regio-nales. Para todo ello se requieren ga-rantías especialmente para las fuerzas populares, para la izquierda y todos los que luchan por la paz.

–¿En qué está el Frente Amplio y cómo esa agrupación política se vuel-ve alternativa de gobierno?

–Ya mencioné que el Frente es un espacio de convergencias y de unidad de acción. La veeduría sobre la tregua unilateral está ayudando a visibilizar la relación entre la guerra y la represión a la protesta social. La guerra tiene mu-chas más implicaciones que la sola vo-luntad de parar las hostilidades. El go-bierno habla de una paz territorial con base en el control militar sobre la po-blación. El Frente Amplio busca cons-truir una democracia de la gente, desde los territorios, con libertades y con las reformas sociales que sean necesarias para que la paz sea una realidad irrever-sible. Las elecciones de octubre son un reto para la paz, para el programa de la unidad que perfila el Frente Amplio y las plataformas populares, agrarias, ét-nicas y regionales. La Unión Patriótica y la familia comunista estarán en el co-razón de este compromiso.

–¿Algún mensaje de unidad a pro-pósito del 9 de abril?

–La paz es tierra, igualdad, salario, derecho a la salud, al techo, a la educa-ción, a la alimentación, a la reivindica-ción de las víctimas, a la verdad, a la no repetición. Es la lucha histórica de los y las comunistas y de la izquierda. H

La movilización por la paz

9 de abril: un mandato del pueblo

LH Hernán Camacho

Jaime Caycedo Turriago.

Movilización en Bogotá, por la paz con justicia social. Foto Boris Orjuela.

Abril 8 de 2015/11medellíN

El metro de Medellín, ca-

talogado no solo como una de las obras de ingeniería más costosas del país, si-no como uno de los sistemas de trans-porte masivo más modernos, depende casi en su totalidad de tecnología sumi-nistrada por la multinacional Siemens, de capital alemán. Sus vagones son en-samblados en España y la matriz ale-mana suministra todos los insumos tecnológicos, que al ser instalados en suelo antioqueño, son movidos por un complejo sistema electrónico, guiado por una moderna tarjeta de operacio-nes, que, se supone, debería ser facili-tada también por la Siemens.

La entrega de las tarjetas electró-nicas para la movilidad del complejo sistema, no se ajusta a las condiciones inicialmente pactadas al momento de poner en funcionamiento el sistema metro. Recientemente se ha conocido que estas tarjetas, que deberían ser su-ministradas por la empresa Siemens, en realidad son hechas en Medellín por la empresa Sytecsa S.A., sin te-ner autorización para ello, en una tí-pica operación de clonación, que el Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, que ha hecho la denuncia, califica como “monstruoso acto de corrupción”.

Lo que el Movimiento Cívico de Medellín teme es que las menciona-das tarjetas electrónicas se estén pro-duciendo sin las mínimas condiciones técnicas y de control de calidad, lo que pondría en riesgo, en un momento da-do, la vida de miles de usuarios. Esta afirmación es tanto más grave, si se tiene en cuenta que, de acuerdo a esta-dísticas del DANE de 2011, el Metro de Medellín movilizó 44.6 millones de pasajeros, y para 2013, según cifras de la empresa, se movilizaron 202.7 mi-llones de usuarios en todo el sistema metro.

De confirmarse las denuncias del Movimiento Cívico de Medellín, no sería la primera vez que la empresa del Metro se vea envuelta en escánda-los y polémicas por su funcionamiento. Las más notorias, tienen que ver con la construcción del sistema, que hoy tie-ne un cubrimiento de 75 kilómetros en todo el área metropolitana, tuvo sobre-costos superiores al 100 por ciento, y la obra, prevista para cinco años, de-moró 12.

Obra rodeada de polémicas

La deuda adquirida por el munici-pio y la nación, es de tal manera des-comunal, que debió pignorar rentas de gasolina y tabaco por el término de 83 años, siendo además la ciudada-nía la que asume la mayor responsabi-lidad en el pago de la onerosa deuda. Además, la proyección de las obras de ingeniería suscitó polémicas por el

daño ambiental, el deterioro de las zo-nas céntricas de la ciudad, destruyendo barrios ya construidos, con muy buena infraestructura de servicios, y despro-pósitos urbanísticos como la construc-ción de una estación del metro encima del parque de Berrío, un ícono cultu-ral de la ciudad.

Cuando aparecieron las primeras sospechas sobre irregularidades en el suministro de tarjetas electrónicas, el entonces gerente de la empresa Metro, Ramiro Márquez Ramírez, recibió el 20 abril de 2012 un detallado infor-me sobre la fabricación de las tarjetas Sidor, por parte de un técnico de la em-presa, el señor Alberto Correa Murillo. Cuatro días después de presentado el informe, el funcionario que lo elaboró, fue despedido del cargo.

Para evitar suspicacias de los en-tes de control, apareció por esos días una ‘certificación’ expedida por la Siemens, en la que se asegura que los consorcios “Sysitech GMBH-Sytecsa S.A., están autorizados a realizar el ensamblaje final, puesta a punto y rea-lizar las pruebas de los componentes

fabricados en Brawnschweig. Esto in-cluye tarjetas electrónicas del sistema ATC para el Metro de Medellín”.

El gerente de operaciones del me-tro, que conoció el informe, manifes-tó dudas sobre su autenticidad, pues la mencionada “certificación” fue ex-pedida por un funcionario subalterno de la Siemens y no por la casa matriz alemana. El documento se da después de conocido el incidente de la denun-cia, y pidió por consiguiente verificar si había certificaciones anteriores a la fecha del escándalo.

Funcionarios mentirosos

El funcionario pidió establecer si la firma Sytecsa en Medellín estaba fabricando y maquilando las tarjetas de Siemens. Es probable que enton-ces, funcionarios del metro, compro-metidos en alguna cadena de corrup-ción, alertaran a Sytecsa, que en tiem-po récord de cinco días consiguió la certificación pedida. Entonces, esta empresa envió, el 10 de julio de 2012, una carta a la Secretaria General del

Metro, Luz Marina Aristizábal, indi-cando que “nunca Sytecsa ha suplan-tado a Siemens”. Pero quedó claro que Siemens sólo ha autorizado la comer-cialización de los equipos.

Para entonces, la Contraloría General de Medellín había iniciado sus propias pesquisas, y solicitó a la empresa Metro absolver un cuestiona-rio sobre el tema. Tanto el ex gerente Márquez Ramírez como la secretaria general, en oficio del 16 de junio de 2012, no tuvieron empacho en afirmar que Sytecsa estaba autorizada para fa-bricar equipos y aseguraron entonces que el hecho de que las tarjetas se fa-briquen en Alemania o en Medellín, “no tiene ninguna implicación para la empresa”.

Los dos funcionarios mintieron y mostraron la intención clara de desviar la investigación. Ignoraron además que la Siemens en el futuro puede negarse a comercializar equipos para el metro, lo que podría paralizar el servicio, pues el sistema en Medellín depende en su totalidad de la tecnología alemana. La situación, de avanzar, podría acarrear problemas con la empresa de seguros, que puede hacer efectivo el pago de multas en las pólizas, pues le han me-tido gato por liebre, al estar amparando una tecnología extranjera que no existe.

Encontrar a los corruptos

Todos estos hechos, sumados, dice la organización denunciante, podrían acarrear un daño patrimonial, estima-do en 20 mil millones de pesos, en un descomunal acto de corrupción, que terminarían pagando los usuarios de la capital antioqueña.

Gonzalo Álvarez Henao, presiden-te del Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, suscribió el pasado 27 de mayo una carta, dirigi-da al presidente Juan Manuel Santos, poniéndolo al tanto de esta situación anómala y reclamándole su interven-ción urgente en el sistema Metro de Medellín, para evitar mayores daños patrimoniales y preservar la seguridad y la vida de los usuarios y de las ope-raciones.

Al final del texto enviado el ejecu-tivo, el Movimiento Cívico pide al pri-mer mandatario indagar por un inven-tario de requerimientos y necesidades de repuestos y tarjetas electrónicas fa-bricadas por Siemens; copia de las cer-tificaciones de importación de la com-pra de las tarjetas y demás equipos de la transnacional Siemens en los últimos diez años, los registros de importación de la tarjetería para los trenes nuevos, construidos en España, y otras medidas que lleven a determinar en qué sitio, fi-nalmente fueron fabricadas dichas tar-jetas, si hubo un acto de falsificación y los controles de calidad existentes. Una investigación semejante podría estable-cer responsabilidades administrativas y penales y deducir los correctivos a que haya lugar. H

¿Falsifican tarjetas de operación?

Corrupción en el Metro de MedellínEl Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, asegura que se están clonando tarjetas de operación para mover los vagones de los trenes del sistema, sin control alguno de calidad, poniendo en peligro la vida de miles de pasajeros. En un año, el Metro ha presentado 128 fallas técnicas, una cada 36 horas

Ricardo Arenales

El metro de Medellín es una de las obras más modernas en su género.

Estación del Metro de Medellín en hora pico.

Abril 8 de 2015/12aNálISIS

l 9 de abril se genera-rá una gran movilización nacional por la paz y el blindaje al proceso que ac-tualmente cursa en La Habana, Cuba. Al igual, hacer un llamado al gobier-no por el cese al fuego bilateral, que conduzca al desescalamiento del con-flicto interno.

67 años del asesinato de un intento de justicia social

Fecha memorable, ya que ese día del año 1948, se produjo el asesina-to de Jorge Eliécer Gaitán, hecho que ha constituido un momento de par-ticular importancia1 en la historia de Colombia. Después de ese “magnici-dio” que frustró indefinidamente las esperanzas de acceder a una sociedad realmente democrática, más justa, me-nos excluyente. El “caudillo del pue-blo” dejó una imagen a la que se re-fieren los testimonios de muchísimos colombianos que vivieron y de aque-llos que estudian la época de “la vio-lencia”, en la que Gaitán aparece como el abanderado en la lucha contra las in-justicias sociales, la corrupción, la ex-clusión política entre otros aspectos de la vida nacional.

La muerte de Gaitán provocó verda-deras insurrecciones populares en dife-rentes lugares del país con las llamadas “juntas revolucionarias”, que se toma-ron el poder en diferentes localidades. A partir de esa fecha, la violencia, que ya venía manifestándose con una gran intensidad desde tiempo atrás, adqui-rió un ritmo particularmente escalo-friante. Además, el Ejército, que hasta

entonces había conservado una cierta neutralidad en medio de todos los con-flictos, empezó a identificarse con los gobernantes conservadores.

La represión de los inconformes

La interpretación que hicieron el go-bierno de Mariano Ospina Pérez (1946-1950), como las élites en general, jus-tificó y sigue justificando hoy en día la respuesta violenta por parte de todos aquellos que vieron en la irrupción de los marginados políticos y sociales una amenaza para el “orden” establecido. Las 14 mil muertes violentas correspon-dientes a 1947 demuestran claramen-te que la violencia no comenzó el 9 de abril; los años 30, cuando los liberales retomaron el poder después de una abs-tinencia de medio siglo, estuvieron pla-gados de enfrentamientos bipartidistas; y la década anterior se había caracteri-zado por la violencia entre campesinos y terratenientes, por un lado y, por otro, entre el proletariado y el patronato (la masacre de las bananeras).

De ahí, una gran ola de represión: el enemigo deja de ser el otro parti-do cuando lo que está en juego no es simplemente el reparto del poder, sino la eventualidad de que surja un movi-miento contestatario autónomo con de-seos de cambiar las reglas de un jue-go monopolizado históricamente por el bipartidismo.

El 9 de abril fue eso para las élites, una oportunidad más para deslegiti-mar el accionar del pueblo, con epí-tetos descalificativos como es el del

populacho, los revoltosos, los salva-jes, desadaptados entre otros. La his-toria, en ese sentido, no ha cambiado mucho, pues hoy en día los estudiantes, los campesinos movilizados, los traba-jadores en huelga, los defensores de los derechos humanos, y tantos otros sec-tores e individuos, siguen siendo vistos por el Estado y por una parte de la so-ciedad como elementos manipulables.

Es por ello que la asombrosa debi-lidad de los movimientos de oposición, que ha caracterizado a Colombia a lo largo de toda su historia, no puede ser

La Habana

Colombia merece otra oportunidad

H Gerardo Esteban Vargas*

E

desligada de esa visión que, desde las altas esferas, se ha tenido. No olvide-mos que la estabilidad de nuestra “de-mocracia” ha reposado en regímenes de excepción hasta los años 90.

La paz exigencia de los pueblos

Por ello, el pueblo tiene el deber de organizarse, cada uno desde su espa-cio natural, para demandar del Estado lo que por derecho le corresponde. Formar ese país que todos anhelan. Con una distribución de los factores de producción de la manera más equita-tiva posible entre la población, habla-mos de la tierra, capital y conocimien-to. Factores que la oligarquía no dejará de la manera más benévola y placente-ra, ya que las han adquirido con la san-gre de muchos colombianos, desterran-do a muchos otros, su forma de actuar ha sido violenta, de la mano de fuer-zas represoras del Estado o por crea-ción de paramilitares. Su modo de ac-tuar ha sido el de captación, disuasión o eliminación, por ello muchos merca-deres o mercenarios en diversos esce-narios del poder.

Pero con la organización del pue-blo, se logrará una presión social, que permita los cambios estructurales que la nación necesita. Una justicia social donde se logre esa equidad que sea lo más humanamente posible. Sin exclu-siones ni distingos de género o raza. Y de esa manera, fiscalizar los recursos de la nación, valga decir el dinero del erario público, para mitigar en la míni-ma forma posible los actos de corrup-ción y despilfarro. Que sea el mismo pueblo organizado el que determine en que sectores invertir.

* Economista, investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales (CEIS).

1 Ricardo Arias. Profesor del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes, candida-to a Ph. D. en la Universidad de Mx-en-Provence, Francia. Revista No 17. Título: Los sucesos del 9 de abril de 1948 como legitimadores de la violen-cia oficial. H

El Partido Comunista Colombiano Regional Valle del Cauca lamenta profundamente la muerte del camarada Juan Echeverry,

militante comunista del municipio de Corinto (Cauca), quien falleció el día 31 de marzo

de 2015. Expresamos nuestras condolencias a los familiares, amigos y camaradas del

dirigente político.

Visite las páginas web del Partido Comunista Colombiano y de VOZ

www.pacocol.orgwww.semanariovoz.com

Juan Manuel Santo y Timoleón Jiménez, comandante de las FARC-EP.

Abril 8 de 2015/13INterNaCIoNal

De la misma manera co-

mo en Colombia diversos sectores po-líticos y sociales tienen una mirada di-ferente sobre lo que deben ser los resul-tados de la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno nacional y la insur-gencia, en el exterior, también esa mi-rada es distinta, dependiendo de dón-de provenga, y los cálculos que se ha-cen sobre sus resultados son plurales.

Los bloques de integración regio-nal que se inspiran en principios de-mocráticos, anti hegemónicos, co-mo Mercosur, la Celac, el Alba y el Mercado Común Centroamericano, han expresado en su oportunidad el deseo de que en Colombia se alcance un proceso de paz que conlleve cam-bios sociales de contenido progresista, que apunten a eliminar gradualmente las desigualdades que hace medio si-glo provocaron la aparición de grupos alzados en armas, causas que en ge-neral aún perviven en la sociedad co-lombiana.

Inclusive, en este contexto, la últi-ma conferencia de jefes de Estado de la Celac, proclamó a América Latina co-mo territorio de paz y abogó por la so-lución negociada de los diferendos li-mítrofes entre naciones, planteó la ne-cesidad de erradicar gradualmente las bases militares de potencias extranje-ras en suelo continental y proclamó, el principio de no agresión entre pares, y salvaguarda de los principios de res-peto a la soberanía nacional, a la auto-determinación de los pueblos y la no intervención en los asuntos soberanos de las naciones. En este sentido, dijo la Celac, la paz de Colombia es la paz de América Latina.

En otras latitudes, importantes blo-ques regionales o comerciales, como el Movimiento de los No Alineados, que agrupa a las dos terceras partes de los países que integran la Organización de las Naciones Unidas; el Grupo de los 77+China, y el grupo de los BRICS, en-tre otros, han expresado su deseo por-que en Colombia se alcance una paz, asociada a la justicia social y a refor-mas sociales que se traduzcan en bien-estar para la población y eliminación de cualquier política de exclusión social.

Apoyo unánime

En general, se podría afirmar que no hay una sola nación, un solo go-bierno en el mundo, que no se identi-fiquen con los propósitos de alcanzar una solución a las causas del conflic-to armado en Colombia. Esta voluntad global se expresó de alguna manera en el respaldo que la Asamblea General de las Naciones Unidas dio al presidente

Juan Manuel Santos cuando éste inter-vino en el foro mundial para referirse a los alcances del proceso que se dis-cute en la mesa de negociaciones de La Habana.

Los matices surgen cuando go-biernos o bloques de países expresan la idea que tienen de los alcances de esa paz. Estados Unidos, por ejemplo, la quiere para, desde una visión prag-mática, incrementar sus negocios, pro-pender porque Colombia abra más sus puertas a la penetración de capitales transnacionales y al saqueo de los in-mensos recursos naturales que el país posee.

Sabido es que desde hace varios años, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y grupos de empre-sarios, indicaron al mandatario nor-teamericano su interés en invertir más en Colombia. Pero que la existencia de una guerrilla dispuesta a volar oleo-0ductos, a secuestrar magnates de esas empresas, no ofrecía condiciones pa-ra esa inversión. Insinuaron entonces al mandatario, presionar al gobierno colombiano para que suscribiera un acuerdo con la guerrilla que facilita-ra sus negocios en condiciones más

ventajosas.La Casa Blanca tiene además

otros intereses. Son los de la guerra. En un esfuerzo por afianzar su hege-monía global y controlar el destino de América Latina, junto a la Gran Bretaña y a otras potencias occidenta-les, Washington ha demostrado interés en que una vez el ejército colombiano se libere de la responsabilidad de una campaña contrainsurgente, se vincu-le progresivamente a los planes de la OTAN en otras regiones del planeta.

Contra Venezuela

El ministro colombiano de la Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha visi-tado Bruselas y ha suscrito ya varios acuerdos de cooperación de tropas co-lombianas con la OTAN, que aspira a ver soldados colombianos en escena-rios de guerra en otros países. Hace po-cos días estuvo en Bogotá el director de Seguridad de la OTAN, Stephen Smith, puliendo esos compromisos con el alto mando militar colombiano.

Pero esos no son los únicos escena-rios bélicos que contempla Washington. Con el reciente decreto de Obama que

declara a Venezuela y a su pueblo co-mo ‘amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos’, los planes de inter-vención militar norteamericana en ese país suramericano van en serio.

Por estos días, en uno de sus resú-menes de fin de semana, Noticias Uno presentó las declaraciones de la ex sub-secretaria de Defensa de los Estados Unidos, Mary Beth Long, en las que, a tono con la política intervencionis-ta de Obama, insinúa que el ejército colombiano debe, y de hecho lo está haciendo, preparándose para interve-nir en Venezuela, bajo las órdenes del Pentágono norteamericano. Siendo así, tendríamos que el presidente Santos anuncia el cese de los bombardeos a los campamentos guerrilleros, para que sus tropas se preparen para inter-venir en Venezuela por cuenta de la Casa Blanca.

Injerencia norteamericana

En un escenario de post conflicto, dice la señora Beth Long, “los mili-tares (colombianos) están estudiando otras amenazas en la región que pue-dan representar sus vecinos, como es Venezuela y prepararse para esas even-tualidades, y los felicito por ello, por-que hay otros desafíos en el horizon-te, y su fuerza pública y su liderazgo y su policía ya se están preparando pa-ra eso”. De las cartas bajo la manga de Obama, dan cuenta además las de-claraciones del senador norteamerica-no, Paul Coverdell, cuando afirma que “para controlar a Venezuela, es necesa-rio ocupar militarmente a Colombia”.

Recordemos que, en este escena-rio de turbulencias que anuncia la po-lítica norteamericana, también la Bran Bretaña mete sus manos en la región movilizando tropas hacia la región de las Malvinas, atizando un viejo episo-dio de colonialismo frente a la sobera-nía de la Argentina. Y hay, de otro lado, analistas que no dudan de la injerencia norteamericana, en las recientes movi-lizaciones contra los gobiernos progre-sistas de Brasil y Argentina.

En esa perspectiva, como sostie-ne la política estratégica de la Celac, la paz es un concepto integral en la región. Defender la paz en Colombia sí, pero también en América Latina. Y ese es un anhelo amenazado por la pre-sencia de la VII Flota de las Marina de Guerra de los Estados Unidos en nues-tras aguas continentales. Como tam-bién la presencia de cada vez más ba-ses militares norteamericanas en tie-rras del subcontinente, incluyendo las que cierran el cerco a la Revolución Bolivariana de Venezuela.

En ese escenario, lo menos que pue-den hacer las fuerzas democráticas en Colombia, al tiempo que defienden el proceso de conversaciones de paz en La Habana, es defender un escenario igual para América Latina, comenzan-do por multiplicar las expresiones de solidaridad con el pueblo y el gobier-no venezolanos. H

Alrededor de la Mesa de diálogos

Una mirada desde afueraLos planes de

Estados Unidos en un eventual

postconflicto en Colombia, tienden al involucramiento

de las tropas colombianas en conflictos

internacionales y en una probable

agresión a Venezuela

H Alberto Acevedo

En la mesa de negociaciones de La Habana se juega un proyecto de paz de trascendencia conti-nental.

Mary Beth Long, ex subsecretaria de Defensa de Estados Unidos.

Abril 8 de 2015/14regIoNal

L

mujereS

H Carolina Tejada

a primera vez que los medios nacionales mencionaron a Olga Quintero, fue cuando la organi-zación campesina a la que pertenece le dio la no fácil tarea en el año 2013, de ser su vocera nacional, en el marco de las movilizaciones campesinas en el Catatumbo, en el Norte de Santander.

Movilización que se generó, en-tre otras situaciones por el abandono estatal y la graves crisis humanitaria que dejó la incursión paramilitar des-de 1999 al 2005. En esta región vivían 350 mil personas en los cascos urba-nos y la zona rural. Después de la in-cursión, según cifras del DANE, solo habitan 198 mil personas. Fueron ase-sinadas más de 10 mil campesinos en cuatro años, y 114 mil más fueron des-plazados.

Es una mujer joven, madre, que con mucho talante se vinculó a la construc-ción de la Asociación Campesina del Catatumbo, Ascamcat. En medio de la agitada vida de dirigente campesi-na, mamá de una niña de cuatro años, y apoyar la organización de la movili-zación del 9 abril, donde miles de cam-pesinos se desplazarán a Bucaramanga, accedió a hablar con VOZ.

–¿Cuándo inició su vinculación a las luchas sociales por la defensa del territorio?

–Cuando llegamos hace más de quince años con mi familia al Catatumbo, la situación era compleja, porque después de las marchas campe-sinas de 1996 y 1998, la respuesta por parte del Estado colombiano fue toda una incursión paramilitar, desangraron la región, habían niños huérfanos, ma-dres y padres viudos, se rompió todo el tejido social. Vivimos cinco años con un recrudecimiento de la violencia de Estado y una zozobra permanente; en medio del miedo. A muchos nos tocó salvaguardar nuestras vidas corriendo por las montañas, carreteras, los que se

pudieron salvar huyeron a otras zonas, pasaron la frontera, los que no lamen-tablemente murieron.

Cuando por fin se da la desmovili-zación de los paramilitares la cosa co-menzó a cambiar. Los campesinos del Carmen, Convención y Teorama em-piezan a organizarse y, pues a mí me vinculó a esa lucha campesina por la vida. Ahí empecé otra faceta de mi vi-da, porque yo antes era estudiante uni-versitaria, pero desafortunadamente la realidad económica de mi familia no era la mejor. El Ejército nos había des-plazado y lo habíamos perdido todo.

–Cuéntanos de esa experiencia co-mo mujer y joven liderando a miles de campesinos y convirtiéndote en la vocera del paro del Catatumbo, dos años atrás.

–Pues yo no me imaginaba en esa situación. Yo estaba programada para estar en Tibú, ayudando directamente en el paro, cuando ya se ve la necesi-dad, hubo una reunión con 300 juntas de acción comunal, un 99 por ciento eran hombres, junto con la dirección de Ascamcat y ahí me hacen la pre-guntan que si yo estoy dispuesta a ir a Bogotá a denunciar la situación que estaba bastante grave. Ya habíamos hecho dos intentos de sentarnos con el gobierno en las cuales yo había esta-do, pero no funcionó por su negativa. Cuando viajé, la situación estaba tensa en la región. Había heridos, el escua-drón de Policía y el Ejército atrope-llaban la gente. Yo viajaba a Tibú ca-da tres días, dependiendo las tareas. Y cuando iba, la gente me recibía y me decían, “compañera le queda prohibi-do dejarse matar, dejarse capturar”. Mis compañeras lloraban y me decían, “nos da miedo porque usted está afue-ra desprotegida”.

–¿Como vocera, cuáles fueron esos momentos difíciles en medio del paro?

–Yo estaba buscando apoyo. Pero momentos difíciles fueron el día 22 del paro. Me llaman los compañeros y me dicen “Olga por Dios no nos deje ma-tar”, me sentí impotente, no sabía qué

hacer. En ese momento el Ejército les estaba disparando en las piernas a los campesinos. Me informaron que hay 12 personas heridas y que Jhon Jácome y Édison Jaimes se estaban desangran-do, que habían médicos pero que la bala había atravesado la vena femoral. Después de eso quedé en comunica-ción con la ambulancia y fui la prime-ra persona a la que le informaron que habían fallecido. No lloré, pero sentí que me habían arrancado parte del co-razón, ellos también eran mi familia, mi familia campesina. Y pensé que ha-bía que ser fuerte. ¡Por esos muertos el gobierno tenía que responder!

La segunda situación es cuando matan a Giomar Angarita y a Ermides Palacio. A Giomar lo conocía, era del pueblo donde yo vivo, me acuerdo que empecé a llamar a la Defensoría, al gobierno. Y no les niego, ese día no aguanté y me encerré en la oficina a llo-rar. Porque no fue fácil, cuatro compa-ñeros no es justo, ellos no estaban ar-mados, eran personas que exigían que se nos reconociera como campesinos y se garantizaran nuestros derechos y la respuesta de Juan Manuel Santos fue disparar.

–¿Qué significa la paz para la re-gión?

–Significa que el Estado debe

reconocer el abandono y deben pedir-le perdón a la región por haber sido cómplice de la intervención parami-litar. También tiene que ver con la in-versión social, porque la paz no solo es el desarme, hay que garantizar que se solucionen los problemas sociales como la salud, educación en todos los niveles incluyendo la universitaria, y que las mujeres nos vinculemos, nos formemos y sigamos construyendo re-gión desde la región. La paz con justi-cia social tiene que ver con las garan-tías para la siembra de cultivos lícitos, pero no solo sembrar, es cómo se ga-rantiza toda la cadena de producción, si es posible orgánica, con sentido so-cial campesino y no agro industrial co-mo lo plantea el gobierno. Que se re-conozca la zona de reserva campesina.

–Tuviste la oportunidad de par-ticipar con una ponencia en la me-sa de diálogos de La Habana, ¿cómo fue esa experiencia y qué le planteas-te a la mesa?

–Viajamos el 5 de marzo. Yo pre-senté una ponencia en representación de las mujeres campesinas y de las zo-nas de reserva campesina. Me dieron quince minutos, y ahí denuncié todo el tema de la violencia paramilitar hacia las mujeres, las torturas, los empala-mientos; tenemos el caso de una mu-chacha embarazada que fue empalada y luego decapitada, esto no puede se-guir pasando en Colombia.

Me enfoqué en cómo las mujeres campesinas podamos tener mejores garantías sociales para el trabajo, pa-ra el estudio, para proyectarnos social-mente, que no solo podemos estar en el cuidado de los niños en la casa, las mujeres también podemos participar,

ser veedoras de la paz.La paz es un asunto de todos y de

todas y esto lo tenemos que empezar a cambiar. Yo creo que vivimos en una cultura de egoísmo, de indiferencia. El llamado es que juntemos nuestra voz y respaldemos la paz, la paz es para el de-sarrollo del campo y la ciudad. La paz es el rescate de las semillas, de los de-rechos, que nosotras podamos ser su-jetas políticas de derechos y para que nuestros hijos no vivan con el temor de que no van a volver a ver a su mamá a su papá porque son líderes sociales y la guerra así lo impone. Si nos pone-mos en ese propósito, ese sueño puede ser una realidad. H

Entrevista a líder campesina

Una catatumbera empoderada“El esfuerzo que hacemos es por la gente que ha sufrido y porque mi hija, los hijos de mis compañeros y los de este país, no tengan que sufrir tanto dolor”: Olga Quintero

Olga Quintero. Foto Notimundo.

Abril 8 de 2015/15

dereChoS humaNoS

No existe una crisis car-celaria; hay una política de estado aje-na al respeto de los derechos humanos de la población reclusa y debe modifi-carse”. Esta frase que llama la atención a primera vista, corresponde al título de una carta que Hernando Tangarife Soaza, líder del Movimiento Nacional Carcelario de La Dorada, Caldas, envía a la sociedad colombiana, en ella hace alusión a su cruda realidad. Mensajes y llamadas telefónicas se reciben a dia-rio en las organizaciones de derechos humanos, DD.HH., con la pretensión de expresar su desesperación, angus-tia y hasta irónicamente como lo hace Hernando, llamar la atención y la so-lidaridad de quienes se encuentran ex-tramuros.

Entre el abandono y el hacinamiento

En el último año se han desarrolla-do huelgas de hambre y manifestacio-nes pacíficas que personas privadas de la libertad por delitos comunes, dete-nidas políticas y de guerra, han ade-lantado para llamar la atención sobre esta situación en las cárceles. El 4 de febrero de 2013, los presos del patio tres de la cárcel Palogordo en Girón, Santander, adelantaron una jornada de desobediencia en la cual exigían al go-bierno nacional y al Instituto Nacional Penitenciario de Colombia, INPEC, cumplir con lo exigido por los están-dares internacionales, las cuales se ve-nían violando.

Frente a la situación interna, afirma-ban: “Este patio solo cuenta con cinco duchas, (…) el agua solo la ponen una hora en la mañana, una hora al medio día y media hora en la tarde; o sea, para que 187 internos puedan bañarse, nos toca hacer 37 turnos de cinco internos, lo que indica que más o menos por in-terno, nos toca solo un minuto veinti-cinco segundos de agua, aclarando que si el servicio es de media hora de agua nos corresponde de a 50 segundos por interno para el baño”.

El hacinamiento, pese a las denun-cias, sigue en aumento. Cárceles cuyas celdas han sido diseñadas para dos re-clusos hoy cuentan con tres o más, sin importar las condiciones climáticas. Situación que en el caso de Palogordo se expresa en: “Le toca a un interno dormir tirado en el suelo, la celda no cuenta con el servicio de agua toda la noche para poder realizar nuestras ne-cesidades básicas y fisiológicas, que-dando obligados a realizar las deposi-ciones en una bolsa y sin ninguna pri-vacidad”.

Prohibido enfermarse

Los tratados y acuerdos internacio-nales que optan por garantizar los dere-chos de las personas detenidas como el derecho a la vida y a una atención mé-dica oportuna, no se cumplen.

El pasado14 de marzo, el movi-miento nacional carcelario, MNC, que se creó con el fin de exigir el cumpli-miento de los derechos de los reclu-sos, denunció que en lo transcurrido de este año, solo en el complejo peni-tenciario de Cúcuta: “Han muerto cua-tro compañeros, el último caso se trató de nuestra compañera Gladis Callejas Naranjo”. Afirman: “nos están some-timiento a la pena de muerte”.

El caso de Gladis fue denunciado con antelación en la personería munici-pal, en el Ministerio Público, el Inpec y Caprecom con el objetivo de exigir un tratamiento inmediato, pero nunca hu-bo respuesta. Sus compañeras de cel-da tuvieron que anunciar una huelga de hambre indefinida con el fin de llamar la

atención y que Gladis pudiera ser aten-dida por un médico. Este anuncio fun-cionó, Gladis fue trasladada en pésimas condiciones y esposada a los calabozos del Palacio de Justicia, donde esperó la hora de su cita médica, por su gravedad ella estuvo hospitalizada varios días. Sin embargo, sin realizarse un diagnóstico completo de su enfermedad fue trasla-dada nuevamente a su celda. A las ocho horas de estar allí “no aguantó más y se durmió para siempre”.

“La cárcel sigue siendo para los de ruana”

Así lo definen los presos políti-cos y la campaña yo te nombro liber-tad argumenta;: “Durante el Gobierno de Juan Manuel Santos y bajo el man-dato del Fiscal Eduardo Montealegre Linett, se han incrementado las deten-ciones en contra de los líderes sociales y políticos, argumentando que son au-xiliadores de la insurgencia. Las prue-bas son testigos encubiertos, y los fa-mosos computadores de los coman-dantes guerrilleros que han muerto en los bombardeos, en donde sorpren-dentemente han resistido a las tonela-das de explosivos que se lanzan desde la aviación del Ejército Nacional y la Fuerza Aérea”. Estas llamadas “prue-bas” han sido rechazadas por defenso-res de DD.HH. dado el procedimiento legal mediante el cual se recaudaron y la cadena de custodia en el momento de incautar los computadores.

La ley de Seguridad Ciudadana también ha sido un viacrucis para los líderes sociales. Durante el paro agra-rio de junio de 2013, miles de labrie-gos que se movilizaron, denunciaron la arbitrariedad de la fuerza pública. En cifras se habla de 660 casos de viola-ciones de DD.HH., de los cuales 262 fueron detenciones arbitrarias.

Por otra parte quienes ingresan a prisión en condición de presos políti-cos o de guerra, padecen de tortura psi-cológica, aislamientos, negación de las visitas, el no traslado a sus audiencias por parte del Inpec, y en la mayoría de las ocasiones el traslado a cárceles lejos

de su región, donde amigos y la fami-lia en la mayoría de los casos, familias humildes, no cuentan con los recursos necesarios para visitarlos.

El pasado mes de marzo se reali-zó en Bogotá, el Segundo Encuentro Nacional e Internacional por la Libertad y el Trato Digno de las y los Prisioneros Políticos, “Larga Vida a las Mariposas”. Allí se denunció que Colombia está cerca de 9.500 prisio-neros y prisioneras políticas. En este encuentro los detenidos, tuvieron la palabra y acogieron la solidaridad in-ternacional.

El encuentro también asumió en sus conclusiones elementos importan-tes, tales como:

Hacer veeduría a la Jornada Nacional de Protesta que el MNC inicia el 20 de abril en las prisiones del país. Sumarse a la campaña “Tramacúa Nunca Más” por el cierre de la Penitenciaria de Alta y Máxima Seguridad de Valledupar (Cesar) denunciada por los prisione-ros como el Guantánamo de Colombia.

Abogar por la repatriación de las y los prisioneros políticos extradita-dos, especialmente de Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas, como gesto de fortalecimiento a los diálogos de La Habana. Se rechazó la extradición de colombianas y colombianos, especial-mente a los Estados Unidos.

Se exige al Estado colombiano la li-beración inmediata de los prisioneros políticos de la tercera edad y con gra-ves problemas de salud cuya situación es incompatible con la vida en reclu-sión. Se hace un llamado a la Mesa de La Habana sobre la necesidad de reco-nocer la condición de víctima de las y los prisioneros políticos, victimas de torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Se exige recuperar la noción de delito político en el marco jurídico penal colombiano. La derogación de ley de seguridad ciudadana, el reco-nocimiento por parte del Estado de la existencia de las y los prisioneros po-líticos, muchos de ellos víctimas de detención arbitraria y montajes judi-ciales. H

Política carcelaria en Colombia

“Nunca vayas a una cárcel”

Hay una crisis humanitaria en las cárceles del país a la que nadie quiere atender

H Carolina Tejada

El hacinamiento carcelario hace parte de la crisis humanitaria en todos los penales de Colombia. Foto Defensoría del Pueblo.

Abril 8 de 2015/16

C

hola juVeNtud

H Redacción Juvenil

uando se habla de paz, no podemos dejar de hablar de quie-nes desde sus cosmovisiones e intere-ses políticos, consignan en sus lemas la evidencia de esta como una necesidad. La Juventud Comunista Colombiana envió a este Semanario, una declara-ción en donde expresa un gran com-promiso con ese tema, tan mentado hoy día a nivel nacional.

William Monsalve, es un joven que desde su adolescencia se inquietó por la lectura; principalmente la literatura y un buen amante de la buena música. Parchar con sus amigos siempre era un placer, cuestionaban el mundo y como buenos adolescentes se sabían divertir. William Monsalve fue reelegido el pa-sado diciembre como secretario gene-ral de la JUCO. La redacción juvenil de VOZ dialogó con él, esto fue lo que nos compartió.

–Como secretario general de una de las organizaciones juveniles de iz-quierda más importantes del país, ¿qué retos tiene?

–El principal reto está en conquis-tar y enamorar esa gran masa de jóve-nes colombianos para la lucha demo-crática y revolucionaria del país y con ellos construir esa fuerza determinante para el logro de la paz con justicia so-cial, la democracia y los derechos ju-veniles. Esta tarea, es sin duda, el re-sultado de un esfuerzo y compromiso con la unidad de todas las fuerzas juve-niles, que sin ellas no será posible que nuestra joven generación pueda des-plegar ese gran potencial de lucha que caracteriza a los jóvenes. Unidad para crecer en la organización y moviliza-ción es la clave para obtener victorias en la actual etapa.

–Ustedes hablan de derechos ju-veniles, ¿Cuáles son esos derechos que exigen y cómo se interpretan en la sociedad?

–Somos una generación sin dere-chos, hemos crecido en la devastación social y política neoliberal que ha co-sificado y mercantilizado la vida, la educación, la salud, la cultura. Nuestra

generación ha crecido defendiendo y luchando por el derecho a educarse, a tener salud, trabajo digno, cultura, re-creación, libertad de expresión y de conciencia, a no ser obligada a morir en la guerra. Los derechos juveniles no son más que la exigencia de la gran por-ción de la sociedad que representamos los jóvenes, a tener garantías materia-les y espirituales para vivir con digni-dad que es la manera como podemos asegurar el presente y futuro de la so-ciedad colombiana y avanzar cultural, política y económicamente. Una ge-neración sin derechos es una genera-ción sin futuro.

–En estos momentos el país habla de paz. ¿Para la JUCO qué significa esa paz que también mencionan en su propaganda?

–Nuestra concepción de paz con justicia social podemos entenderla co-mo una profunda revolución democrá-tica en la sociedad colombiana, que parte principalmente por conquistar los derechos arrebatados por la violencia de los poderosos. Paz con justicia so-cial es tener derecho a educación, sa-lud, trabajo digno, a la tierra, al agua,

a la vivienda, en fin, es la materializa-ción de las aspiraciones sociales, polí-ticas, económicas y culturales que el pueblo colombiano exige y necesita para vivir dignamente. Es también la construcción de una nueva sociedad, basada en el respeto a la vida y garan-tizando a plenitud toda las condiciones necesarias para que el pueblo se digni-fique. No es solo silenciamiento de fu-siles, es una profunda transformación al actual estado de cosas existentes. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, y ello solo es posible con una acción de-cidida del pueblo colombiano de exi-gir e imponer de una vez por todas, el fin de la guerra y la conquista de la paz social, política, económica y cultural a través de su fuerza organizada, unida y movilizada para estos propósitos.

–Cuál es el balance que como or-ganización hace de los diálogos de paz que se adelanta en La Habana?

–Es sin duda un proceso trascen-dental para el país. Es el tema vital de la vida política, económica, social y cultural de la sociedad colombiana y su avance o retroceso es fundamental para toda la población. Creemos que el

actual proceso avanza con profundidad en la posibilidad de lograr un acuerdo hacia la finalización de la confronta-ción armada, pero sobre todo porque ha puesto en evidencia la política de guerra del establecimiento colombia-no, la voracidad de los poderosos y el sangriento ejercicio de la política de clase de la oligarquía. El mayor avan-ce ha sido lograr que el pueblo colom-biano despierte y exija la justicia social, que va mas allá del silenciamiento de los fusiles, es la posibilidad de poten-ciar la lucha democrática y revolucio-naria por la necesarias transformacio-nes políticas, económicas, sociales y culturales que requiere el país. El pro-ceso y sus avances son también con-quistas del pueblo colombiano, su re-troceso dependerá de la movilización social y popular, por eso es necesario intensificar la lucha y apoyo al mismo.

–La JUCO no es la única or-ganización juvenil de izquierda en Colombia, pero si la de más experien-cia en la lucha juvenil, por sus más de 80 años de existencia. Sabemos que en la primera semana de abril se realizará un congreso constitutivo de otra organización, Juventud Rebelde. ¿Qué valoración hay sobre esta orga-nización naciente?

–La JUCO saluda y abraza todas las expresiones, organizaciones y proce-sos rebeldes de los jóvenes colombia-nos. Entendemos el alumbramiento de la Juventud Rebelde como un bastión importante de resistencia y moviliza-ción juvenil que es sin duda un aporte de gran relevancia para la lucha juve-nil democrática y revolucionaria por la paz con justicia social. No hay com-petencias, ni enemigos en la izquierda, mucho menos en el amplio y complejo espectro juvenil, en el que la JUCO es una parte del movimiento juvenil pe-ro no su totalidad. Por ello considera-mos que la mejor enseñanza es que en la lucha, la unión de esfuerzos propios y comunes con organizaciones y pro-cesos es la clave para avanzar. No hay vanguardias únicas en las lucha juvenil, todo lo contrario, lo que existe es una pluralidad de expresiones que hacen ri-ca y valiosa la construcción unitaria. La tarea consiste en construir esa vanguar-dia colectiva de la juventud colombia-na, capaz de movilizarse y organizarse para derrotar el régimen, para ello ne-cesitaremos juntar todas las rebeldías.

–William, como secretario políti-co de la JUCO, qué mensaje le pue-des enviar a la juventud de hoy en día, que siendo joven como tú; vive en el barrio, va al colegio, la universidad y/o siembra el campo?

–No dejemos de soñar, no dejemos de creer, no dejemos de pensar, crear, amar. En la revolución está la esencia de las cosas por las cuales luchamos, para vivir dignamente. Nos resistimos a vivir en un mundo de muerte y barbarie y luchamos para defender la vida y de-rrotar la guerra, para ser felices y reali-zar esos sueños por los cuales día a día nos enfrentamos contra los poderosos, somos la generación que no renuncia ni a la revolución, ni a la alegría! H

Una generación sin derechos

“Nuestra generación ha

crecido defendiendo y luchando por

el derecho a educarse, a tener

salud, trabajo digno, cultura,

recreación, libertad de expresión y de

conciencia, a no ser obligada a morir en

la guerra”

William Monsalve, secretario General de la JUCO.

Militantes de la JUCO marchan por las calles bogotanas reclamando sus derechos.

Abril 8 de 2015/17

L

Cultural

a Cumbre Mundial de Arte y Cultura para la Paz convocada por el Instituto Distrital para las Artes, Idartes que se realizará en Bogotá en-tre el 6 y el 12 de abril en curso, tiene dos méritos fundamentales: uno, el de ser la más profunda reflexión que se haya hecho sobre la afectación que el conflicto ha causado en el ser nacional -ese del barrio, de la calle, de la ve-reda y la maloka- y otro, que se haga desde la hondura del yo, valga decir, no desde conceptos académicos y teo-rizaciones, ni desde los intereses del poder concernido, sino desde lo que somos. Desde la cultura como forma de ser, sentir y expresarnos. Y por es-ta vía, la Cumbre toca a las artes, una de las formas como la sociedad reac-ciona y se expresa frente a los dramas que la acucian. En este caso, la gue-rra, que en Colombia las ha permea-do y de qué forma, generando una rica producción teatral, pictórica, poética y literaria, dándole además voz a las paredes de las ciudades y a las piedras de los caminos, discurso a los títeres y llenando las marchas, los mítines y las huelgas de mimos, saltimbanquis, performances y comparsas.

Expresiones esas que son la forma como el pueblo -sin demagogias-, reac-ciona creativamente y da su testimonio sobre los males que el conflicto le trae, al tiempo que lanza su proclama-man-dato- demanda porque se impongan la paz y justicia. Nada, pero nada pareci-do esto desde luego, con esa burda ex-plotación comercial que, falsificando la historia, simulando arte y desconocien-do la cultura, hacen las programadoras comerciales de televisión a partir de la sensibilidad que los hechos del conflic-to generan en la sociedad.

No es entonces esta Cumbre otro ejercicio académico de los muchísimos

que a propósito de las negociaciones de paz de La Habana entre el gobierno y la insurgencia de las FARC se han he-cho en estos dos años. Tampoco res-ponde al deseo protagónico de algún sector social que reclama su presen-cia en la mesa de La Habana, so pena de decretar que las negociaciones son excluyentes y por lo tanto condenadas al fracaso. No. La Cumbre Mundial de Ate y Cultura para la Paz recoge el aporte desde la tradición, la sensibili-dad, las artes, el sufrimiento y la his-toria toda, es decir, desde los arraiga-dos valores ancestrales que definen lo que somos, para desde ese crisol ex-presar el querer del pueblo colombia-no sobre el punto. Haciendo ejercicio de soberanía popular, y desechando las

La Cumbre Mundial para la Paz

Una reflexión de lo que somos

H Luz Marina López Espinosa

mediaciones que abusivamente toman su voz para desde la mezquindad de sus intereses, estar a favor o en contra de la paz. Me refiero a la gran prensa, los gremios del capital, los partidos po-líticos de Estableciemiento y algunas embajadas extranjeras. Que son egoís-tas y tampoco consultan el interés na-cional cuando están en favor de la paz, porque también en este caso, lo hacen como estrategia, conquista que favo-rezca la pervivencia pacífica y profun-dización de un modelo de dominación rentable para sus negocios. O sea, se trata de una paz que no altere el estado de cosas reinante. Sin justicia social y sobre el presupuesto de la democracia mínima, aquella que se realiza y agota con la realización de elecciones. Para

todo lo demás, ahí está el ejército. Por eso, esa paz de quienes la quieren no en nombre del pueblo -otra vez, sin de-magogias- sino de sus negocios y ex-poliaciones, parte del presupuesto in-negociable de no cambiar la doctrina militar –seguridad nacional, enemigo interno-, y menos disminuir el hiper-trofiado tamaño del ejército.

Bienvenida esta Cumbre por la Paz. Y bienvenidos los artistas, literatos y pensadores de otros países, que con su presencia nos dicen y ratifican que la Cultura es aquello que nos une desde las entrañas. Y a veces, como en este caso, esas entrañas son las del género humano que sin fronteras ni naciona-lidades, lanza un enfático. ¡Sí a la vi-da. No a la muerte! H

En un pueblo que padece las injusticias del conflicto ar-mado, una mujer que espe-

ra cada día, de su solitaria vida, po-der salvar el alma de esos cuerpos que aparecen uno a uno vomitados por un río, al parecer, hastiado de tanta in-justicia. Pero ¿quiénes son los cuer-pos que buscan su alma?, ¿por qué han callado sus voces?

Nadie lo sabe, a la gente, a la gran mayoría, esto no parece importarle. Solo hay alguien que se preocupa por estos cuerpos solitarios, sin na-die que los reclame, sin almas. Es una mujer, una mujer solitaria, que intenta ahogar sus penas en el alco-hol, una mujer que encuentra consue-lo y ¿por qué no?, una excusa, para

seguir viviendo, en esta causa que ella ha adoptado suya y solo suya: salvar las almas benditas de esos cuerpos que el río expulsa, uno a uno, en un acto de rechazo y de denuncia, ante el desangre inclemente al que la violen-cia ha sometido a un pueblo inocente.

La solitaria mujer, los abraza en su regazo, busca el nombre adecuado, según su aspecto o rostro, si este aún está intacto. Después de saber cómo nombrarlos en sus oraciones, la mu-jer procede a darles cristiana sepul-tura, les lleva flores, pide por su al-ma, al tiempo que les pide, para ella, el número de la lotería, si ella gana, todos ganan, pues ella se ha esforza-do construyéndoles un altar; un al-tar de recuerdos, un museo de cosas

que definen, una a una, la personali-dad que pudo haber tenido cada uno de esos cuerpos en abandono, que na-die reclama.

Vemos entonces, un escenario sombrío, un mausoleo de cosas que hablan por las personas que las po-seían. A la orilla está el río donde aparece una mujer con una muñeca, que de manera inmediata, la mente relaciona con la falta de esta mujer, con la falta cometida y con la falta que hay en su alma: su hija ha des-aparecido y ella cometió un error: de-safió al enemigo y salió a buscarla. El dolor de una madre se refleja de ma-nera simbólica en una muñeca vieja, gastada y de mirada perdida, el dolor de todas las madres, el dolor de las

mujeres que padecen la guerra.Si el río hablara, una pieza ge-

nial del Teatro La Candelaria, por medio de la cual, su director, César A. Badillo Pérez y las actrices: Alexandra Escobar y Nora González, hacen un recorrido a través de la vio-lencia que azota a muchos pueblos de nuestro país. Varias historias se entrecruzan dejando claro que nadie escapa a este fenómeno que padece el país, desde hace más de seis déca-das. Una mujer que busca a su hija desaparecida, búsqueda que la con-duce a la muerte; un hombre extraño atormentado por su sucia conciencia, una mujer rezandera, que adopta los cuerpos que aparecen en la orilla del rio con el fin de salvar sus almas. H

Si el río hablara

Teatro y conflicto en la Cumbre MundialH Renata Cabrales

Artistas en el lanzamiento de Constituyentes por la Paz. Foto Ernesto Che Mercado.

Abril 8 de 2015/18teoría y CrítICa

E n un anterior artículo (La evolu-ción histórica en Karl Marx, en:

semanario VOZ, 27 de agosto de 2014. Sección Teoría y Crítica. p.18), desarrollé someramen-te la complejidad del pensamiento de Marx so-bre la evolución histórica; igualmente mostré que en el análisis de los Grundrisse, la comu-nidad primitiva no deviene necesariamente en esclavismo: existen otras “vías alternativas” (Eric Hobsbawm): oriental, germánica y esla-va. Ahora, los modos de producción enuncia-dos por Marx en el Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, como “otras tantas épocas de progreso”, no deben ser acep-tados acríticamente, máxime, cuando la investi-gación está mucho más adelantada que en com-paración con el siglo XIX.

La hipótesis de trabajo es la que sigue: no existe en la formación económica de la socie-dad [ökonomische Gesellschaftsformation es el término alemán usado por Marx, de cuestio-nable traducción, conformado por un sustanti-vo compuesto (formación social) y un adjetivo (económico) que le antecede; los argumentos que exponen Jacques Texier y Pierre Gruct pa-ra traducirlo de esa forma me parecen convin-centes. Véase Desacuerdos sobre la definición de los conceptos y Estatuto del concepto de eco-nomía, respectivamente] antigua (grecorroma-na) un único modo de producción, a saber, el esclavista; por el contrario, fue uno de los cua-tro modos de producción de la antigüedad, sien-do los otros el primitivo, antiguo y protofeudal (término desafortunado, pero índico con ello la presencia del colonus).

La antigüedad

La antigüedad grecorromana, como una uni-dad indiferenciada, sólo es posible mediante una vacía pero alta abstracción. La complejidad de una delimitación espacio-temporal no se subsa-na únicamente con los aspectos económicos, si-no, además, con las formas de conciencia social que con él se desarrollan. Así, la Antigüedad só-lo incluye al mediterráneo grecorromano en un período que comprende aproximadamente del siglo XII a.C. al V d.C. No obstante, Grecia y Roma presentan notables diferencias, no sólo en lo político y social, sino también en lo económi-co; incluso, en la Grecia clásica, como recuerda Pierre Vidal-Naquet [¿Constituían los esclavos griegos una clase social? Dicho sea de paso, él no comprende el concepto de clase social en Marx] se presentan dos grandes modelos (anta-gónicos, incluso), sin duda, relacionados con su estructura económica, a saber: el ateniense y el espartano (incluye a Tesalia y Creta).

Comentando sobre la economía de Grecia durante los siglos del XII al VIII a.C., José Fernández Ubiña afirma que la agricultura y la ganadería eran las fuentes principales de rique-za, “pero no explotaban individualmente y pa-rece poco probable la pervivencia del sistema

Modos de producción en la sociedad antigua

H Miguel Camilo Espinosa Ardila Barranquilla

comunitario gentilicio de propiedad y explota-ción, o, al menos, no eral el sistema dominan-te” (véase Aspectos sociales de Grecia Arcaica). El sistema dominante durante ese período era, el modo de producción antiguo; no obstante, con él perviven relaciones del modo de producción primitivo.

Que lo anterior no está alejado del pensa-miento de Marx lo confirma un pasaje de los Grundrisse (Cuaderno M, o Introducción), don-de afirma lo que se sigue: “En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango [e] influencia, y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las otras el rango y la in-fluencia. Es una iluminación general en la que se bañan todos los colores y [que] modifica las particularidades de éstos” (uso la traducción de Siglo XXI Editores).

Modo de producción antiguo

Las relaciones de tipo primitivo que coexisten con el modo de producción antiguo en estas for-maciones sociales son diáfanamente enunciadas por Perry Anderson: “En la organización social de estas ciudades [es decir, griegas] todavía re-flejaba buena parte del pasado tribal del que ha-bían surgido: su estructura interna estaba articu-lada en unidades hereditarias cuya nomenclatura de parentesco representaba una traslación urbana de las tradicionales divisiones rurales. Así, los habitantes de las ciudades estaban normalmente organizados –en orden descendente de tamaño y pertenencia– en «tribus», «fratrías» y «clanes»” (Transiciones de la Antigüedad al feudalismo). No desaparecen, sino que perviven dentro de esas formaciones sociales. Lo anterior también vale, a grandes rasgos, para Roma.

En el modo de producción antiguo, la prin-cipal fuerza de trabajo es el pequeño campesi-no dueño de su propiedad, que en cuanto tal, es ciudadano y soldado. El propietario no sólo es capaz de trabajar, y ello es digno (piénsese en Cincinato, quien, antes de ser nombrado dictaror –término que, como el de tyrannos, no contienen la carga despectiva de la actualidad–, debido a la guerra con los ecuos y volcos, “cultivaba al otro lado del Tíber” (Tito Livio, 26.8)), sino que lo hacía con su familia (que incluía al esclavo). La esclavitud no era, en este momento, la relación

dominante: sólo sucedió en Grecia durante los siglos V y IV a.C., y en Roma a partir del siglo II a.C. Ello introducirá grandes cambios en las relaciones sociales, pero, contrastándolo con el ejemplo de Cincinato (s. VI-V a.C.), hace impen-sable que el gran propietario trabaje en su lati-fundium. Si existe la tendencia de no separar las condiciones objetivas del trabajo frente al traba-jador (el esclavo es un instrumentum vocale, por tanto, propiedad), separación que sólo sucede con la transformación del dinero en capital, ésta tendencia sólo en tal forma se presenta dentro del modo de producción esclavista, si es considera-do como un “abstracto real” (Guy Dhuquois: La formación económico-social como combinación de modos de producción. La crítica latente no es sólo contra Louis Althusser y Nicos Poulantzas con su “abstracto-formal”, sino también a aque-llos que lo consideran como tipo ideal o mode-lo). Pero ésta estructura concreta está acompa-ñada tanto del modo de producción antiguo co-mo del primitivo, y la persistencia determinará, por ejemplo, la problemática agraria, y también en parte, el fracaso de la política de los popula-res desde Tiberio Graco (133 a.C.).

A principios del siglo II d.C. se perciben síntomas de crisis en el esclavismo, y el colono (colonus) pasa a tomar cada vez más preponde-rancia. Este arrendatario campesino dependien-te, vinculado a la finca de su señor, y que paga en especies o en dinero a aquel por cultivar, no es jurídica y económicamente lo mismo que un esclavo, arrendatario libre o pequeño propieta-rio. La esclavitud no desapareció de golpe, así como tampoco los rezagos de la pequeña pro-piedad, pero, su articulación la hace, indudable-mente, distinta.

En conclusión, el análisis desde la concep-ción materialista de la historia debe hacer uso de su potente andamiaje conceptual que preci-se las relaciones sociales dentro de cada modo de producción, formación económica de la so-ciedad, y formación social, entendida, al tiem-po, como niveles de abstracción que develen las complejidades de las “múltiples determinacio-nes” (Marx). El análisis de la sociedad con es-tos conceptos contiene, a su vez, todo el secreto del concepto de clase social, por lo que su im-portancia es cardinal dentro de ésta concepción. He dejado de lado otras características por razo-nes de espacio. H

Abril 8 de 2015/19jaque mate

La frase de la semana

lavos alientesC

Semejante Procurador

A l e j a n d r o O r d o ñ e z M a l d o n a d o , Procurador General de la Nación, en su ju-ventud fue incinerador de libros que consi-deraba ateos y marxistas. Asaltaba bibliote-cas para quemarlos en una pila inquisitorial. En 1986 fue concejal de Bucaramanga y en un periódico regional de la época aparece la siguiente declaración sobre las AUC: “Desde la dirección liberal hasta ilustres jefes con-servadores las han criticado acremente des-conociendo unos y otros, que tales asociacio-nes para la defensa son la más elemental de las previsiones que los colombianos inermes ante la subversión y el delito puedan tomar. Se ajustan a las normas de la moral social, del derecho natural y de nuestra legislación posi-tiva”. ¡Qué tal semejante procurador!

Pachito calumniador

La Fiscalía General de la Nación abrirá investiga-ción contra el ex vicepresidente uribista y candidato a la Alcaldía de Bogotá, Francisco Santos Calderón, por los delitos de calumnia e injuria, debido a la fal-sa acusación de que los dirigentes comunistas de Urabá fueron los responsables de la masacre de La Chinita en los años 90. A partir de montajes milita-ristas de Rito Alejo del Río, varios dirigentes comu-nistas, entre ellos, José Antonio López Bula, Nelson Campo Núñez, Mercedes Úsuga y una decena más, fueron llevados a la cárcel por varios años, hasta que la Corte Suprema de Justicia tumbó los proce-sos precisamente por ser montajes contra el Partido Comunista. Santos desconoció el fallo final y acu-dió a la calumnia como en otras ocasiones. Como no hubo conciliación la Fiscalía abrirá la investigación hasta las últimas consecuencias.

¿Qué pasó con Mora?

Según fuentes de la Casa de Nariño, hay in-conformidad por la actitud del general (r) Jorge Enrique Mora Rangel, quien protagonizó una pa-taleta a raíz de que la delegación gubernamental en La Habana avala la creación de la Comisión de la Verdad que tendrá que asumir también las responsabilidades del Estado en la degradación y los crímenes del conflicto. Para Mora son apenas “manzanas podridas” y que no comprometen a la

institución militar. Fue tan agria la discu-sión entre Sergio Jaramillo y Mora que este se retiró de la reunión de la delegación ofi-cial. Con la intervención de Santos y la ra-tificación de que Mora continuará en la de-legación de paz se superó el incidente aun-que la diferencia se mantiene.

El pajarito de la reconciliación

En el escenario del twitter se vio un ejem-plo de democracia e intercambio de opinio-nes muy llamativo. El asunto se dio entre un militar llamado Óscar y cuyo nombre en la red social es @mipaislibre74 y el jefe gue-rrillero Pastor Alape. El militar le dijo “señor Pastor Alape como es evidente no comparto sus ideales pero me alegra por mi patria que nos estemos reconciliando...”, de inmediato el jefe insurgente respondió desde su cuenta @AlapePastorFARC “Sr. Óscar @mipaisli-bre74 Podemos controvertir, pero tenemos un punto de encuentro, el de parar esta guerra y finalizar victimizaciones”. La conversación llamó la atención y generó un debate intere-sante sobre el papel de las fuerzas militares después de la firma de un eventual acuerdo. Militares demócratas en la red lamentable-mente son pocos comparados con los artille-ros demenciales que se instalan allí para ata-car la paz. H

“Carlos Gaviria entendió la política

como la práctica transformadora de la

realidad”.Alberto Castilla

a Contagio Radio.

Abril 8 de 2015/20

LA VERDAD DEL PUEBLO

IN memorIam

E

Jaime Pardo Leal y Carlos Gaviria

Soñaron con transformar a Colombia

El Partido Comunista Colombiano lamen-ta el fallecimiento del

Maestro Carlos Gaviria Díaz ex pre-sidente de la Corte Constitucional y crítico radical de la corrupción en la justicia. Su rectitud ética y su con-tribución como jurista lo erigen en un referente del pensamiento avan-zado sobre las libertades y derechos individuales. Como candidato pre-sidencial de la izquierda en 2006 aportó su concurso al agrupamien-to de la oposición democrática al

Los comunistas lamentan el fallecimiento

de Carlos Gaviria Díaz

régimen uribista. Las diferencias con algunas de sus actuaciones en política no opacaron ni el respeto ni la amistad ni el reconocimiento a sus gestos humanistas.

Los comunistas acompañamos el dolor de sus familiares, allegados y compañeros de lucha. Su memoria estará presente en los caminos que construyen la unidad para la nueva Colombia.Partido Comunista Colombiano

Jaime Caycedo TurriagoSecretario General. H

Carlos Gaviria Díaz.

scuchando la noticia del fallecimiento del doctor Carlos Gaviria Díaz, pensé que después de la candi-datura del tribuno liberal Jorge Eliécer Gaitán, asesinado el 9 de abril de 1948 por la intolerancia liberal-conservado-ra, solo dos hombres, también juristas, poseían la decencia y el temple para cambiar realmente este país y avanzar hacia una paz integral: Jaime Pardo Leal y Carlos Gaviria Díaz.

Pardo Leal, brillante jurista, ma-gistrado, fundador de Asonaljudicial, sindicato de los jueces y la rama judi-cial, lideró 15 huelgas, que paralizaron las actividades de la justicia, con las que pretendía reclamar mejores con-diciones laborales. Pardo se convir-

tió en un personaje inconveniente pa-ra otras esferas del poder judicial; en 1985 no fue reelegido como magistrado del Tribunal Superior de Bogotá, Sala Penal, por sus propios colegas; su pe-cado era ser sindicalista, militante co-munista y reclamar la equidad al mo-mento de impartir justicia.

Jaime Pardo Leal y Carlos Gaviria Díaz, integraron el Comité Permanente de Derechos Humanos –CPDH- y fue-ron candidatos a la presidencia en dos momentos particulares de la vida na-cional. En 1986 estaba en pleno apogeo la Unión Patriótica -UP-, coalición de izquierdas que acogía en su seno a los primeros comandantes de las FARC, que en cumplimiento de los acuerdos de paz de La Uribe habían tomado la decisión de comenzar a explorar el ejercicio político.

Para acompañar este esfuerzo de paz y reconciliación nacional llega-ban al seno de la UP sectores de la iz-quierda liberal, el FAM, el ADO, sec-tores de la Anapo, el Partido Comunista

Los dos fueron miembros del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos. Ambos fueron candidatos presidenciales y cada uno, desde su trinchera ideológica, luchó por la ética y la dignificación del ejercicio político

H Luis Jairo Ramírez H.

Colombiano e infinidad de organiza-ciones sindicales y sociales, regocija-dos con el nuevo ambiente de paz; en-tonces Pardo Leal lidera un programa de cambios democráticos y justicia so-cial para el país. Sus denuncias de los nexos del paramilitarismo con políti-cos, empresarios y militares, lo con-virtieron en el hombre más amenazado del país; es asesinado el 11 de octubre de 1987 por una alianza macabra del Estado y grupos paramilitares asocia-dos al narcotráfico.

Carlos Gaviria trabajó durante 25 años en la academia y fue vicerrector de la Universidad de Antioquia. En esa institución alcanzó enorme simpa-tía entre sus alumnos y encontró una trinchera para la defensa de los dere-chos humanos en tiempos del Estado de Sitio y de la lucha contra el narcotrá-fico. Integró el Comité Permanente de

Derechos Humanos de Antioquia du-rante una década y en 1987; tras el ase-sinato del entonces director del Comité, Héctor Abad Gómez, tuvo que exiliarse en Argentina durante dos años.

De la academia pasó a integrar la primera Corte Constitucional a la que llegó de una terna liberal conformada por el Consejo de Estado; allí Gaviria pudo desarrollar su visión profunda-mente defensora de la autonomía in-dividual, notoria sobre todo en sen-tencias como la que despenalizó la dosis personal o la que permitió la eu-tanasia. Apoyó igualmente la diversi-dad sexual, la ética pública, las liberta-des, el derecho a la rebelión, el Estado laico y el aborto, entre muchas otras. Seguramente murió afectado por lo que ocurre con la Corte Constitucional que ayudó a forjar como crisol jurídico.

Convencido de que en Colombia no hay democracia y que la ignorancia y la pobreza hacen difícil la posibilidad de desarrollar la individualidad, Gaviria se convirtió también en un defensor

acérrimo de la igualdad efectiva, co-mo presupuesto para disfrutar las li-bertades. Pocos dignificaron tanto el Derecho como Carlos Gaviria.

Con la conformación del Polo Democrático Alternativo en 2005, Carlos Gaviria brilló con luz propia. Se convirtió en un luchador por el res-cate de la decencia en el ejercicio de la política, tan escasa en Colombia; le repugnaba que los políticos tradi-cionales se hicieran elegir no para po-nerse al servicio de la gente, sino para llenar sus bolsillos con la corrupción. Pregonó la tolerancia, el pluralismo y el respeto a las ideas ajenas, sin per-juicio de defender las propias; fue un gran luchador por la unidad de la iz-quierda, la democracia y la paz. Eso le costó el estigma de “terrorista” por

parte del entonces presidente Álvaro Uribe.

Cada que en la escena política surgen hombres como Pardo Leal o Gaviria las elites dominantes activan sus artificios represivos y usan los me-dios masivos de prensa para estigmati-zar, calumniar y convertir en blancos a las fuerzas del cambio, para imponer una nueva sensación de frustración en la población.

Como reflexionó alguien: “Qué vergüenza con las generaciones futu-ras, decirles que este país pudo elegir a humanistas y brillantes juristas como Jaime Pardo Leal o Carlos Gaviria Díaz y escogió a politiqueros mediocres como Virgilio Barco, César Gaviria, Pastrana o Álvaro Uribe, que termina-ron de hundir al país en la crisis”. H

Jaime Pardo Leal.

El maestro Carlos Gaviria interviene en un pleno del Comité Central del Partido Comunista Colombiano. A su lado Carlos Lozano y Jaime Caycedo.