Voluntarios en kiongwani

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A M S I Asociación María Salus Infirmorum Avda. de las Leras, 66. 31013 Artica E-mail : [email protected] www.salusinfirmorum.org Asociación: María Salus Infirmorum Voluntariado Mª Salus Infirmorum, es una asociación sin ánimo de lucro, de orientación católica, que pretende vivir el evangelio de Cristo, de Aquel que pasó por el mundo haciendo el bien y curando todo tipo de enfermedad: pobreza, injusticia, marginación, enfermedades del cuerpo y del espíritu. Desarrolla sus proyectos solidarios en KIONGWANI, un poblado del Distrito de Machakos en KENYA , con el lema: Por un futuro más digno" Dirección: Mª Salus Infirmorum Avda. de las Leras, 66 31013 Artica (Navarra) Tel. 948 14 29 16/ 648777752 www.salusinfirmorum.org [email protected] m www.kenyasolidarios.blogsp

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A M S IAsociación María Salus InfirmorumAvda. de las Leras, 66. 31013 Artica

E-mail : [email protected]

Asociación: María Salus Infirmorum

Voluntariado

Mª Salus Infirmorum, es una asociación sin ánimo de lucro, de orientación católica, que pretende vivir el evangelio de Cristo, de Aquel que pasó por el mundo haciendo el bien y curando todo tipo de enfermedad: pobreza, injusticia, marginación, enfermedades del cuerpo y del espíritu.Desarrolla sus proyectos solidarios en KIONGWANI, un poblado del Distrito de

Machakos en KENYA , con el lema: “Por un futuro más digno" Dirección:Mª Salus InfirmorumAvda. de las Leras, 6631013 Artica (Navarra)

Tel. 948 14 29 16/ 648777752www.salusinfirmorum.orgsalusinfirmorum@hotmail.comwww.kenyasolidarios.blogspot.com

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¿Dónde ofrecemos el voluntariado?

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Kenya

KiongwaniKiongwani (Kenya)

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Kiongwani está situado a 94 km. de Nairobi (capital de Kenia). Tiene aproximadamente 30.000 habitantes. La mayoría viven en el núcleo central del poblado, si bien éste abarca una amplia extensión de terreno.

Pertenece a la tribu de los Kamba, procedentes de las llanuras del Kilimanjaro y establecidos en los montes de Mbooni.

Aproximadamente la mitad de la población mantiene su cultura y religión tradicional, mientras que la otra mitad ha adoptado el cristianismo y sólo una pequeñísima parte de la población practica el Islan.

El modelo típico de familia está formado por una madre, con entre ocho y diez hijos. La figura del padre es poco habitual ya que la falta de trabajo les obliga a trasladarse a Nairobi o Mombasa en busca de cualquier oportunidad. Las casas están construidas con estiércol y barro y el techo con ramas de los árboles. Los más ricos (si así se les puede llamar; pues se trata de aquellos pocos que tiene la suerte de trabajar en Nairobi o Mombasa), poseen casas hechas de adobe y muy pocos de ladrillo con techos de uralita. Casi todas las familias poseen pequeñas porciones de terreno que se esfuerzan en cultivar, principalmente con maíz.

La agricultura y la ganadería son sus principales actividades. La escasez de las cosecha, debido a las graves sequías, es la causa de la hambruna que diezma la salud de la población.

El salario medio es de 1000 Chelines al mes, equivalente a unos 10 €. La mayor parte de la población carece de empleo. Gracias a los proyectos que nuestra Asociación está promoviendo, se está consiguiendo

que algunas familias tengan trabajo. Esto ha mejorado ligeramente la situación del poblado.

Kiongwani (Kenya)

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PROGRAMA

Periodo disponible para participar:Mes de Julio y Agosto de 2014. El voluntario/a, de acuerdo con la organización, decide

cuantos días desea permanecer en el lugar del voluntariado.

Edad mínima: Mayores de 19 años.

Grupos: En principio, las plazas están limitadas a un máximo de 15 personas.

Contacto: Cecilia Soldevilla Arnedo. Tel: 948 14 29 16 / 648 777 752 Gincy Eluvathinghol. Tel: 948 14 29 16 / 687 989 290

Es importante decidir cuanto antes para que el viaje nos resulte más económico.

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Información sobre el viaje

Además del billete de ida y vuelta, van a cargo del voluntario:

Las vacunasEl seguro de vidaEl transporte de Nairobi a KiongwaniEl visado que se hace en el aeropuerto de Nairobi antes de entrar en el país.Y, una aportación de 5€ al día por la estancia:

alojamiento y comidas

De todo esto se dará explicación más precisa en las reuniones de preparación previas al viaje.

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El voluntario, no oye hablar de necesidades; las toca con sus manos,

las ve con sus ojos;le marcan su vida.

El voluntario aporta esperanza.

Recibe los valores …

Actividades que podemos realizarAsistencia sanitaria en nuestro dispensario y atención sanitaria a domicilio.Programas educativos en la escuela infantil.Actividades lúdicas en la casa de cultura para niños y jóvenes.Conferencias de temas formativos para adultos, jóvenes y

niños.

No te guardes todo para ti; deja caer tu “gotita” de agua y que sientan el frescor que

proporciona el amor.

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a ellos

Mucha gente pequeña,

Voluntarios que han dejado su huella en Kiongwani

en lugares pequeños,

haciendo cosas pequeñas,

pueden cambiar el mundo.

Eduardo Galeano

Únete

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Durante estos dos últimos años, sintiéndolo mucho, no he podido ir a Kiongwani.El primer año por cuestiones laborales… tal y cómo está el trabajo es España, y debido a la burocracia de las personas que gestionan el hospital, no pude coger las vacaciones en los días necesarios para ir a Kiongwani.

El segundo año, tampoco pude ir; pero este año ha sido por una buena razón , ¡¡Estoy embarazada!! .El nacimiento de mi primer hijo, ¡¡el más deseado del mundo!!.

Deseos de volver

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No deseo que mi hijo sea el mejor químico, ni el mejor empresario, ni el más listo… ; lo único que deseo es que sea buena persona, que tenga valores y ganas de ayudar, como tenéis vosotras…, a un poblado que el 90% del mundo ni siquiera conoce, y mucho menos le importa… ese es uno de los mayores valores que yo le quiero inculcar.

Ya que no puedo ir, quiero y deseo, de todo corazón hacer una donación para Kiongwani… que me hizo ver y valorar cosas que no he conseguido ver durante toda mi vida… hasta que fui allí y compartí una parte de mi vida con todos.

Esto no queda aquí, ya que aunque tenga un hijo/a, seguiré aportando lo que pueda y volveré a la LUZ DEL POBLADO en cuanto pueda; con su gente, su música, su alegría, sus risas, y sobre todo su alegría de vivir… y cuando sea mayor llevaré a mi hijo para compartir una parte de su vida y para que aprenda a valorar y ayudar a sus “HERMANOS DE ÁFRICA”Con cariño

Carolina

Su niño de África

yel suyo que ya

ha nacido

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¡¡ASANTE!! El sueño de África. Siempre ha sido una ilusión, un proyecto a futuro, una idea dispuesta a darle forma… Hasta que me he visto aquí, rodeada entre sus gentes, escuchando la potencia de sus voces y la armonía de sus cantos. Contagiada de su alegría.

Es una realidad que te abre los ojos, un sueño que te despierta y te interroga sobre la vida. Te saca de tus vivencias y te sumerge en un mundo que parece otro… Y es que allí la vida va a otro ritmo. Sin prisas, sin agobios, sin nada que les preocupe demasiado. No están bien alimentados, no tienen agua potable ni una ducha para lavarse. Sin embargo, responden a la vida con un “Hakuna Matata” (“Sin problemas”), aunque esta sea injusta con ellos. Aunque la riqueza esté mal repartida y se olvide de sus vidas. Cuesta ser completamente conscientes de que su pobreza es algo real, algo con lo que tienen que convivir día a día… Cuesta creerlo al ver la sonrisa permanente en sus caras.

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Y es que sus ojos no hablan de problemas. Transmiten, más bien, historias empapadas de aceptación y sencillez. Ellos aceptan la vida en la que han nacido y acogen el transcurrir de su ciclo vital con total naturalidad, sin hacer de nada un problema, convirtiendo los problemas en aire.

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Y así es el aire que respiran: sano, transparente, lleno de gratuidad. No está contaminado por tantos egoísmos, avaricia, necesidades creadas y deseos insatisfechos. Es un aire que oxigena, que les impulsa a vivir para dar respuesta a uno de los deseos más grandes: el deseo de ser. Este es su mayor tesoro: enfocar sus energías en responder a esa necesidad interna de ser, de vivir. Precisamente ahí está la clave de su alegría. No es que necesiten menos para ser felices, sino que saben dónde buscar la felicidad. Para alcanzarla no hace falta nada: ni mucho ni poco. Solo hay que responder a la necesidad de SER y no a la de TENER.

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Ser quienes somos, vivir la vida que tenemos entre manos y poner en cada instante todo nuestro corazón, compartiendo con la gente que nos rodea nuestros pensamientos, emociones… nuestra esencia. Lo mejor que podemos ofrecer. En este mes África nos ha tendido la mano. Nos ha abierto las puertas y nos ha enseñado su hogar con una sonrisa en la cara, invitándonos a hospedarnos en ella, tratándonos como a hermanos. Como lo que somos, aunque nosotros muchas veces no queramos recordarlo… Ellos no nos reclaman nada, solo piden que no les olvidemos. Que recordemos su lección de vida, que tratemos de ponerla en práctica… ¡Que seamos felices y mejoremos nuestro entorno! Nos dan la clave para combatir la pobreza de vida en la que muchas veces nos vemos inmersos.

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¿Y nosotros? Podríamos compartir unas riquezas que no nos pertenecen, podríamos luchar contra la injusticia en la que han nacido, ser su voz en un mundo que no sabe escuchar su silencio, apoyar a quienes trabajan con ellos ayudándoles a poner, uno a uno, los ladrillos del desarrollo…Simplemente, podríamos elegir la razón, y no la excusa, para hacer lo que está en nuestras manos. Sería un buen intercambio y, aun con todo, saldríamos ganando… Cuando te vas de África y dejas atrás ese continente, solo sabes poner entre tus labios una palabra: ASANTE, (gracias). Gracias a la vida. A las personas que saben vivirla y te hacen partícipe de su alegría, compartiendo así su mayor riqueza. Y gracias a aquellos que no miran hacia otro lado, que creen y trabajan por el cambio y, aferrándose a la esperanza, consiguen mejorar poco a poco el mundo.

Raquel Azcona

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ÁFRICA: LECCIÓN DE FE 15/agosto/2013

¡Qué celebración más real y llena de sentido! Una celebración que toca la vida. Las ofrendas son realmente eso: ofrendas, parte de su “riqueza” y no los restos de ellas. La paz es solo un ejemplo de su actitud ante la vida: alegre, pacífica, agradecida. Y todo lo viven con un fondo de musicalidad… con un ritmo interno que habla de la vitalidad de sus días y del compositor que escribe sus partituras. Al fin y al cabo, cuando vamos a misa, ¿no celebramos que Dios nos ama? ¡Que se note!

Entre aplausos, bailes y cantos elevados al cielo. Así se alaba al Señor en Kiongwani. ¿Es la alegría de la salvación que les rocía los corazones con la aurora? ¿Es tan solo una manera de vivir y entender la vida? Me niego a creerlo… Es algo más grande, más trascendente… ¿Es la riqueza del pobre? ¿La abundancia de los que no tienen? ¿El Reino de Dios haciéndose presente en sus vidas? ¿Son más conscientes de la noticia que celebran? ¿Acaso aquí se entrelazan con más facilidad cielo y tierra? ¿Qué nos falta, o qué nos sobra, para vivir como ellos y celebrar con sentido? A veces pienso que vivimos en mundos de cristal, que deberíamos romper esa burbuja en la que estamos metidos… Hacerla trizas para que se renueve el aire y podamos respirar la misma pureza que ellos.

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Su fe no es un apartado más de sus vidas. No la arrinconan ni la reducen a una serie de encuentros, personas, días o situaciones, como a veces hacemos nosotros. Las celebraciones son solo un reflejo de su día a día, pues viven la fe en toda su integridad. Está en la base de su manera de enfrentarse al mundo, es el pilar de las actitudes que adoptan ante los problemas y las alegrías… ante cualquier situación que se les presente. Y es que, al fin y al cabo, ¿qué es la fe sino “confiar en”? Confiar en Dios, fiarse de Él, poner la vida en sus manos y no preocuparse por nada, porque no podemos tener mejor guardián. Ellos lo saben muy bien y, por eso mismo, no muestran grandes preocupaciones. Por eso, aun en las peores situaciones, responden a la vida con un “Hakuna Matata” (No hay problema). Esta falta de preocupaciones no significa que no valoren su vida lo suficiente, sino que saben que están a la sombra de un buen árbol. Solo tienen que concentrar sus energías en vivir y ser quienes son. Son muy conscientes del significado de sus vidas, entienden que estas ya tienen suficientes límites y dificultades… y, por eso mismo, no les merece la pena hacer un hueco a la preocupación. De lo contrario, esta se encargaría de ir invadiendo el terreno de la alegría y los buenos sentimientos. . Y, mientras tanto, en el llamado “primer mundo”, parecemos estar empeñados en vivir entre agobios, en desvivirnos por las cosas y las personas. Valoramos en exceso las preocupaciones y las relacionamos con el éxito. Con un falso éxito…

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Nos da la sensación de que quien más se desgañita en el trabajo, va a ser el mejor en ello. Quien más se preocupa por una persona, es quien más la quiere. Y no es asíLa vida no es eso. A veces, las preocupaciones sobran. Hay que saber ponerles límites porque sino nos ahogan. La vida es muy sencilla y, nosotros, nos empeñamos en complicarla. ¿Cuál es el problema, entonces? ¿Somos demasiado arrogantes como para aceptar esa sencillez? ¿Realmente nos hemos acabado creyendo nuestro concepto de éxito? ¿o nos aferramos ciegamente a él, al no atrevernos a mirar de frente la vida? ¿No nos damos cuenta de que si no acogemos su simplicidad, tampoco podemos entrar en su grandeza? ¿O tal vez es cuestión de fe? ¿Será que para vivir sin Dios es necesario crear metas inalcanzables que, aunque opriman, dan esa falsa sensación de independencia, libertad y autonomía? Y los que tenemos fe… ¿hacia dónde miramos? ¿creemos realmente en la Vida? ¿de qué nos preocupamos? ¿acaso el Amor de Dios no es suficiente? ¿realmente sabemos de quién nos fiamos? ¿por qué, entonces, nos resistimos a dejar toda nuestra vida en sus manos? ¿cuánto le dejamos? ¿cuánto nos quedamos? ¿vivimos una vida de fe o separamos fe y vida? Tal vez no haya tanta diferencia entre quien cree y quien no cree. Y si no dejamos que nuestra fe toque la vida… ¿de qué nos sirve? ¿qué significa, entonces, ser creyentes?

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África te enseña que en el primer mundo tenemos una asignatura pendiente. Y, apoyados en nuestros avances, muchas veces seguimos considerándonos los primeros de la clase… Nos olvidamos de esa asignatura, la más importante: la vida, la verdadera Vida. No sabemos vivirla. Nos da miedo entrar en su gratuidad y preferimos mirar para otro lado… Optamos por desgañitarnos en conseguir méritos que no acaban de satisfacernos. Pensamos que aquello que consigamos nosotros con nuestro esfuerzo va a ser lo que nos haga felices. Y nos olvidamos que la felicidad no depende de lo que se tiene, sino de lo que se es. Simplemente hay que atreverse a ser quienes realmente somos. La felicidad brota de la actitud que adoptemos ante la vida. Pero no parece que nos lo creamos demasiado… El inconveniente es que la vida no para, no nos da opción a repetir curso… Tenemos el tiempo que se nos ha dado. Ojalá nos demos cuenta pronto y sepamos aprovecharlo. Ojalá seamos capaces de atrevernos a vivirla como lo que realmente es: una experiencia irrepetible. Si no, no pasará nada… simplemente habremos perdido la oportunidad de disfrutar del regalo que se nos ha dado. Se habrá quedado intacto: con su papel y su lazo… Nos habremos conformado con el brillo del envoltorio…por miedo a descubrir lo que hay dentro, por no confiar en quien nos lo ha dado…

Raquel Azcona

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Asante = Gracias