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    EL VOC BUL RIO DE L SED EN EL

    DI LECTO MURCI NO

    Semasiologa y Onomasiologa)

    POR

    JOS MUOZ OARRieS

    CONTENIDO DEL TRABAJO

    0. Introduccin.

    1. Vo cabu lario alfabtico.

    II. Semasiologa.

    0. Introduccin.

    1. La m ore ra.

    a Variedades del rbol.

    b Ciclo vita l.

    c Acciones hu m anas sobre ella .

    2. Descripcin del gu san o de seda.

    a Tipos de gu sano s.

    b Elem entos de su anatom a.

    3 .

    Ciclo vital del gu san o.

    4.

    Enferm edades del animal.

    5.

    Re sulta do s finales del pro ceso de crian za del gu san o de seda .

    III.

    Onomasiologa.

    0. Introduccin.

    1.

    Voces especficamente sederas.

    2. Voces pro ced en tes del cam po lxico de la zoolog a.

    a M ediante especializaciones.

    b M ediante mo vimiento s traslaticios del s ignificado.

    c El caso especial de palom a.

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    J OS

    MU OZ G A RRI G OS

    3 .

    Voces proc ede ntes del campo lxico de la agricultura.

    a) En sentid o rec to.

    b) En se ntid o figurado.

    4. Voces relacionada s con el hogar . El hom bre y su en torn o) .

    a) Acciones y objetos com unes.

    b) Voces que se han especializa do en el rea lxica de la seda.

    5. Voc abular io descript ivo.

    6. Lxico de la valora cin.

    7. O tras proce denc ias.

    8. P rocesos anton om sticos.

    IV. Conclusiones.

    0. INTRODUCCIN

    La crianza del gusano de seda ofrece al huertano de la cuenca del

    Segura un no desdeable complemento econmico, desde prct icamente

    los tiempos de la dominacin rabe; bien que con una serie de altibajos

    en su importancia, cabe decir , pues, que ha sido y es una act ividad

    tradicional , 1) . Ju nto a esta clasificacin, directam ente em anad a de los

    datos de experiencia, es absolutamente necesario establecer otras, si no

    queremos correr el albur de una comprensin parcial de las coordenadas

    que siguen los contenidos del rea lxica que nos ocupa. En primer lugar

    hay que tener en cuenta que nos vamos a encontrar con una act ividad

    planteada inequvocamente hacia la obtencin de un beneficio econmico,

    el cual slo puede ser conseguido a travs de la exacta conjuncin entre

    las act ividades del hombre y del animal que produce la seda; esta armo-

    na entre ambos elementos es tanto ms dif ci l cuanto que la mayor

    parte de las tareas real izadas por el hombre slo indirectamente ejercen

    su influencia sobre el xito final del proceso: lo pueden favorecer o em-

    pecer , pero muy pocas acciones suyas pueden considerarse defini t ivas.

    Estas aportaciones del hombre sobre el proceso de produccin t ienen un

    marcado mat iz ar tesanal , son manuales y requieren una tcnica muy

    concreta que ha ido per feccionndose paula t inamente teniendo s iempre

    puesta la mirada en una mayor rentabil idad. Esto nos introduce de l leno

    en otro eje ordenador de los contenidos semnticos, y que simultneamen-

    te caracter iza de modo global el vocabular io como tcnico; ante el hecho

    1) Para la historia, vicisitudes y porm enores de esta fuente de ingresos en la

    ciudad de Murcia, que en este aspecto puede servir de paradigma de lo acontecido en

    el resto de la zona, se puede acudir al estudio de Pedro Olivares: l cultivo y la

    industria de la seda en Murcia en el siglo XVIII Murcia, 1976.

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    8 JOS M U OZ GARRIOS

    cualquier planteamiento basado en la dicotoma cronolgica. Este modo

    de recopilacin del caudal lxico objeto de nuestro estudio incide, adems,

    en las actuales directrices de la dialectologa, por cuanto es partcipe de

    las tcnicas y metodologa de los atlas l ingsticos y de las monogra

    fas,

    ms o menos intuitivas o ajustadas al conocimiento directo de los

    hech os, citad as en la no ta 2, 7).

    En lo que se refiere a la extensin geogrfica en que se registran estas

    voces ,

    es necesario precisar que la actividad sedera no aparece a todo

    lo largo de la cuenca del Segura, sino casi exclusivamente en las zonas

    de la huerta de Murcia y Orihuela, en razn de ello los materiales direc

    tamente recogidos por nosotros proceden de puntos de estas comarcas,

    autnticos enclaves sederos, habiendo aceptado los procedentes de los

    citados repertorios a t tulo de complementos, bien que indispensables,

    dado que omiten, salvo el de Guillen Garca, y algo el de Garca Soriano,

    toda referencia a lugares o zonas, pudindoseles otorgar, en consecuen

    cia, el carcter de cosecha monogrfica de materiales, no en el aspecto

    geogrfico sino slo en lo referente al rea lxica estudiada, aunque algu

    nos formen parte de una ordenacin ms ambiciosa; de esta manera

    podemos obtener el necesario complemento monogrfico, geogrficamente

    restringido, a la zona del Sureste peninsular en la que venimos realizando

    las encuestas correspondientes al Atlas Lingstico de Espaa y Portu

    gal, 8). Con esta forma de reunir los ma teriales par a nuestro estudio

    parece que tambin hemos podido obviar algunas de las dif icultades y

    limitaciones denunciadas por Gregorio Salvador a los mtodos de encues

    ta dialectal, si con sus resultados se pretende estudiar el significado, ya

    que todos los vocabularios util izados fueron elaborados a partir de pala

    bras que llegaban a sus recopiladores, ya por va oral, ya escrita, y cuyo

    significado desc ribiero n, 9).

    Despus de las investigaciones de Gregorio Salvador sobre el habla

    de Cllar-Baza, 10), no pare ce que sea estrict am ente ne cesario plan tear

    se el problema de la posicin del investigador respecto de los materiales

    7) Cfr s . adem s MANUEL ALVAR:

    Estructwalismo, geografa lingstiq.a y dialec

    tologa

    actual, Madrid, 1968, pgs. 166 y ss.

    8) A es te respecto conviene reprodu cir las pala bras de Jul io Fern nd ez Sevi lla en

    tomo a la repar t ic in espacia l que debe subyacer a la metodologa entre a t las l ings

    t ico y monografa d ia lec ta l : El a t las l ings t ico de un dominio dado debe recoger

    aquel lo que es com n a ese dominio , de jando para las correspo ndien tes mo nografas

    lo que es privativo de una zona reducida; op. cit . , pg. 8.

    9) Cfrs. GREGORIO SALVADOR:

    Estudio del campo semntico Arar en Andaluca.

    Archivum, XV, Oviedo, 1965, pgs . 73-111, especia lmente la 80.

    10) GREGORIO SALV ADOR: El haba de

    Cllar-Baza. (Contribucin al estudio de la

    frontera del andaluz). R. F. E.,

    XLI, 1957, pgs. 161-252, y XLII, 1958-9, pgs. 37-89.

    El

    habla de Cllar-Baza. Vocabu lario. R. D. T.

    R, X IV , 1958, p gs . 223-267.

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    l ingsticos que va a estudiar, especialmente en orden a lo que el dialec-

    tlogo puede saber sobre ese dialecto, con anterioridad a su trabajo, por

    haber estado en contacto vital con l, e incluso haberlo util izado. Este

    podra ser nuestro caso si no fuera porque tratndose de un lxico estric

    tamente tcnico y especializado, tal y como apuntbamos arriba, la super

    ficialidad de los conocimientos previos que, ya no slo quien esto escribe,

    sino tambin cualquier persona que no se haya dedicado a esta actividad,

    o la haya vivido muy de cerca, hacen vlido el sentir expresado por

    Rafael Lapesa acerca del distanciamiento del fillogo respecto de la lengua

    que se estudia, dando lugar a una doble perspectiva o medio camino entre

    el conocimiento previo o apriorstico, y el nacido como consecuencia direc

    ta de la misma investigacin, (11).

    Como ya hemos adelantado en el t tulo, tenemos la intencin de

    emplear una doble metodologa en el estudio de esta parcela del vocabu

    lario;

    el aspecto semasiolgico lo ofrecemos, a su vez, en un doble plan

    teamiento: 1) una ordenacin alfabtica de las voces, acompaadas de

    su definicin (en este sentido hemos de advertir que, en las voces toma

    das de los repertorios lxicos arriba citados, hemos respetado al mximo

    las definiciones ofrecidas por sus autores, siempre y cuando su sentido

    quedara suf ic ientemente aclarado para e l lec tor actual no especia l is ta) ;

    2) partiendo de aqu se realiza la tarea de establecer los campos semasio

    lgicos que se integran en el rea estudiada. Este proceso, l levado a cabo

    mediante la bsqueda contras t iva de una ser ie de e lementos comunes

    a varias voces, (12), agota las posibilidades semasiolgicas, pero nos abre

    el camino de las onomasiolgicas, por cuanto, aceptando con Gregorio

    Salvador que las formas del contenido lxico son aislables y pueden ser

    objeto independiente de estudio, (13), y que con la posibilidad de estudiar

    su origen es factible localizar algunos lexemas en otras reas lxicas, (14),

    podemos conseguir el marco adecuado para el estudio de un vocabulario

    que, como hemos repet ido ya anter iormente , t iene un carcter eminente

    mente tcnico, siguiendo el supuesto de Baldinger segn el cual cette

    limitation de la signification due k l emploi du m ot da ns u ne situation

    (11) El texto de Rafael Lapesa hace alusin expresa al distanciam iento cronol

    gico,

    pero creemos que es igualmente vlido para la relacin espacial. Cfrs. RAFAEL

    LAPESA: Ideas y palabras: Del vocabulario de la ilustracin al de los primeros libe

    rales. Asciepio. Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropologa

    Mdica, Vols. XVIII-XIX, 1966-7. pgs. 189-218, especialmente la 189.

    (12) Et ce element X, nous le reconnaissons seulem ent si nous examinon s les

    attestations... dans leurs rapport avec la structure totale du champ smasiologlque.

    (KuRT BALDINGER: Smasiologie et onomasiologie.

    Revue de Linguistique Romane

    28,

    Pars, 1964, pgs. 249-272, la cita en la pg. 256).

    (13) GREGORIO SALVADOR: Ar t. cit., pg. 90.

    (14) GREGORIO SALVADOR: Art. c it., pg. 97.

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    JOS M UO Z GARRIOS

    par t icul ire , correspond au fait connu du rt rcissement de la signification

    lors du passage d un mot de la l angue commune une langue de mtier

    ou une terminologa spciale, (15).A tendemos as a uno de los carac

    teres

    ms

    descol lantes ,

    por lo

    bsico,

    de

    este conjunto orgnico

    de

    voces:

    la extensin a una actividad muy par t icular y concreta , por medio de

    restr icciones de sus contenidos , de voces cuya sus tancia del contenido

    las haca encuadrables en reas lxicas ms generales .

    As las cosas , al afirmar con Baldinger la impor tancia que, para los

    estudios lxicos, t iene el es tablecimiento de los campos semasiolgicos,

    1 6 ) , no prescindimos tampoco de la tesis de Feller, segn la cual le

    problme est double: il faudrait part ir du mot pour about i r

    la pense

    smant ique) , et par t i r de la pense pour about i r aux mo ts onomasiolo-

    gie),

    (17).

    Este lt imo p roceso viene

    muy

    ligado

    al

    desarrollo histrico

    de la palabra en cues t in, y engloba toda una serie de mecanismos lgico-

    semnt icos en vi r tud de los cuales el hab lan te ha pues to en relacin la

    idea o el concepto que t iene necesidad de comunicar con una forma

    lingst ica casi s iempre pre-existente en otras reas lxicas; esos signi

    f icantes preexistentes, con la adicin del g rupo de voces especficas, van

    formando el corpus lxico, conforme a unas directr ices cuya impor

    tancia ya fue r esa l t ada por Cassirer , al t iempo que p ropugnaba una clara

    metodologa de inves t igacin: para com prender el lenguaje no hay que

    detenerse en susformas , s ino buscar la leyin te rnade suformacin,(18),

    y

    ms

    ade lan te :

    No se

    puede

    ms que

    p robar

    a

    subir,

    por una

    conclusin

    regresiva,

    de lo

    formado

    al

    principio formador,

    de la

    forma formato

    a la

    forma formans

    (19).

    Este

    es,

    r ea lmente ,

    el

    proceso

    que

    nosotros deseamos conocer ,

    con

    inters preferente ,

    por

    cuanto

    l nos va a

    permit i r

    el

    descubr imiento

    del hombre

    que lo

    llev

    a

    cabo; pero

    si

    esto

    es

    posible

    lo es

    solamente

    en vir tud

    de que nos

    hemos s i tuado

    en una

    perspect iva pancrnica,

    ya

    desde

    el

    principio,

    y de que ya se ha

    t rascendido

    la

    pura es t ructura l ings

    t ica,

    con lo

    cual creemos haber salvado

    los

    escollos denunciados

    por

    Rafael

    Lapesa

    al

    escribir : Aun admitiendo

    que la

    mental idad

    de los

    hablantes

    determine

    su

    lengua,

    la

    afirmacin recproca

    no

    s iempre resul ta verda

    dera, como

    ha

    hecho notar Terracini ,

    no

    s iempre vale tomar

    la

    es t ruc

    tura

    de una

    lengua dada como pun to

    de

    par t ida para deducir

    la

    menta-

    (15) KuRT BALDINGER: Art. cit., pg. 257.

    (16) KuRT BALDINGER: Art. cit., pg. 255.

    (17) Apud K U R T B A L D I N G E R : Art. cit. pg. 272.

    1 8) E. CASSIRER: El lenguaje y la creacin delm u n d o de los obje tos. Traduccin

    de Manuel Muoz Corts .Escor ia / , Madrid , 1947, pgs . 231-263,la c i taen lapg 235.

    (19) E.

    C A S S I R E R :

    Art. cit., pg. 236.

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIANO H

    l idad de quienes la hablan en un momento concreto, porque en la lengua

    se conservan huel las de formas mentales anter iores, (20) . Nos aproxi

    mamos, de es ta manera , a un concepto metal ings t ico muy ant iguo, pero

    todava hoy aprovechable, y por ende digno de ser revitalizado, espe

    cialmente si no queremos caer en la deshumanizacin de la lengua: aludi

    mos a la forma interior del lenguaje, entendida no al viejo modo romn

    tico de abstraccin punto menos que inaprehensible, sino con las formu

    laciones exactas de R. Lapesa y G. Mounin, (21). La validez cientfica de

    este planteamiento creemos que puede residir en esa conexin que esta

    blece entre la lengua y su creador el hombre, relacin que es la gran

    ausente en las metodologas lingsticas desde el estructuralismo ac, y

    que hace que sea feliz realidad el axioma de A. Alonso segn el cual una

    palabra nunca significa escuetamente su objeto; siempre la tensin vital

    entre el sujeto y el objeto, (22); esa tensin fue ya descrita por E. Cassi-

    rer como un proceso continuo de formacin a nivel individual, (23), poco

    despus de habernos dado la medida exacta de las posibilidades e impor

    tancia de esta metodologa, (24).

    Todo lo anter iormente dicho, expuesto , y creemos que demostrado,

    se refiere a la l ingstica en general, es preciso ahora que nos constria

    mos a los estudios dialectales en particular; debemos empezar diciendo

    que desde que Amado Alonso utilizara un rea lxica hispanoamericana

    para la formulacin de su postura acerca de la forma interior nadie

    ha vuelto sobre la cuestin, relegando todas las posibilidades que esta

    metodologa encierra para el estudio de los dialectos a un ms que injusto

    olvido. No por ello se puede decir que la dialectologa no haya avanzado

    en este perodo de tiempo, pero s es cierto que solamente ha perfeccio-

    (20)

    RAFAEL LAPESA:

    Evolucin sintctica y forma lingstica interior en espaol.

    Actasdel XI Congreso Internacional de Lingstica y Filologa Romdnica. Vol. I, Madrid,

    1968, pg. 134.

    (21) La forma interior no es el contenido psquico, sino la conformacin psquica

    del contenido, correspondiente a cada construccin con estructura propia. (Rafael

    Lapesa: Art. cit., pg. 139).

    Cfrs. asimismo la pg. 137, a propsito de la actualizacin del concepto que

    nos ocupa.

    Todo sistema lingstico encierra un anlisis del mundo interior que le es propio

    y que se diferencia del de otras lenguas o de otras etapas de la misma lengua.

    (Georges Mounin: Los

    problemas tericos de la traduccin

    Madrid, 1971, pg. 60).

    (22)

    AMADO ALONSO:

    Americanismo en la forma interior del lenguaje, en Estudios

    lingsticos.

    Temas hispanoamericanos

    2. ed., Madrid, 1961, pg . 63.

    (23) Pues la lengua no es jam s transm itida como un ejemplo de propiedad

    absoluta, sino que su aproximacin efectiva exige siempre todas las fuerzas del indi

    viduo. El lenguaje humano no se adquiere nunca por simple imitacin, sino que

    debe,

    en cada caso individual, ser conquistado de nuevo y de nuevo formarse (E. Cassi-

    rer: Art. cit., pg. 251).

    (24) ...Reclama, por el contrario, una interpretacin y un anlisis que muestren

    que cada lengua particular contribuye a la formacin de la representacin objetiva y

    cmo procede a esa formacin. (E. Cassirer: Art. cit., pg. 234).

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    JOS MUOZ GARRIOS

    nadoy am pl iadosusmtodosde recogida, descripciny anlisisde hechos

    lingst icos, pero no ha l legado a traspasar esos l mites en busca de su

    ms n t ima razn de ser, pese a que, insist imos de nuevo, A. Alonso

    haba esbozado

    una

    esplndida senda

    que, al

    menos

    en lo

    lxico, vala

    la pena explorar ; las siguientes palabras del mae st ro h ispanoargent ino

    han pasadopor losojosde loses tudiosos sinenc ontr ar recipiendario: Con

    qu

    cmo

    peculiar

    han

    cumplido

    esa

    acomodacin,

    y que no se

    t ra ta

    de

    un puro reajuste del idioma a un nuevo orden de cosas impuesto ntegra-

    mente desde fuera, sino que el nuevo orden. . . ha sido creado por ellos,

    demandado

    por sus

    nuevos cent ros

    de

    inters vi tal,

    25).

    Algn t iempo,

    despus R. Lapesa escr iba palabra3 parecidas y obtena similares resul-

    t ados;

    decididamente la dialectologa estaba convencida de que el viejo

    concepto de forma inter ior en nada poda ser le t i l ; quizs el olvido

    general

    de que era

    objeto, debido

    a sus

    iniciales planteamientos excesiva-

    mente individualistas, y la tcnica est ructural que no trasciende en su

    anlisisde lopur am ente l ingstico, seanlacausadeesta postergacin , 26) .

    Todava es posible la aplicacin de esta tcnica a niveles ms con-

    cretos;por lo que a nuest ros propsi tos respecta hemos de resal tar que

    la perspectiva pancrnica, a la que ya hemos aludido en varias ocasiones,

    faci l i ta grandemente

    el

    aden t r amien to

    en el

    proceso creat ivo

    que da

    como

    resul tado el rea lxica quepre tendem os estudiar , segn parece despren-

    derse de las siguientes l neas de Am ado Alonso: Procediendo con su

    inters vi tal ,

    conl s

    experienci s cumu l d s gener cin tr s gener cin

    ycon las fantasas y apet i tos que en esa organizacin interna del idioma

    hallan su expresin colect iva, 27). Lo incompleto de los p lanteamien-

    tos lgicos para analizar estos signos,que implicanuna no pequea dosis

    de juicios de valor, no olvidemos lo que decamos al principio acerca

    del matiz econmicode la act ividad sedera, de fantasa y de afectividad,

    segn veremos despus al anal izar el proceso onomasiolgico, lo afirm

    y a A. Alonso en el trabajo ci tado repetidas veces, 28), y sus palabras

    25)

    AMADO ALONSO:

    Art. cit., pg. 71.

    26) Esta cuad rcula

    de

    conceptos dirigentes,

    de

    intuiciones

    y

    valores, privativa

    de cada lengua, representa

    un

    modo especial

    de ver,

    imaginar, sentir

    y

    clasificar

    las

    ideas

    y las

    cosas.

    Art. cit., pg. 133).

    27) AMADO ALONSO: Art. cit., pg. 63. El subrayado es nuestro.

    28) Es os... conceptos

    no

    implican meros juicios

    de

    conocimiento,

    son

    juicios

    de

    valor.

    Pg. 69).

    Adems

    de esa

    guiada econmica,

    el

    paisano tiene para

    los

    animales... largas

    miradas fantasfsticas, humorsticas, afectivas, estticas.

    Pg. 75).

    Las representaciones

    de la

    fantasa tienen como

    un

    esqueleto intelectual,

    y los

    conceptos

    se

    refuerzan

    y se

    cumplen gracias

    a

    representaciones

    de la

    fantasa,

    siquiera sean fragmentarias y genricas. Pg. 76).

    Los trminos...

    no

    implican meros juicios lgicos;

    son

    tambin juicios

    de

    valor;

    pero

    no

    slo

    de

    valor econmico..., sino tambin

    de

    valor afectivo.

    Pg. 77).

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA E N E L DIALECTO MURCIANO 13

    tendran plena y validez y perfecta vigencia si las refirisemos al vocabu-

    lario que vamos a estudiar.

    Queremos cerrar esta introduccin metodolgica con las palabras con

    que, posiblemente, debimos abrirla , pero slo ahora, cuando ya sabemos

    lo que vamos a hacer y por qu, cobran toda su fuerza y adquieren su

    mximo sentido: Algo de la historia ntima de un pueblo se puede ras-

    trear en la historia de su lengua. Algo que medio nos descubra sus anhe-

    los, sus luchas, sus fantasas, sus prejuicios, sus hitos, sus temores hechos

    forma en el lenguaje, 29). Ese algo quizs nos pueda explicar tambin

    por qu un recio hombre de nuestra huerta se emociona al hablar del

    gusano de seda y vibra profundamente cuando narra al investigador las

    faenas precisas para su crianza; por qu, en definit iva, lo siente como

    algo suyo.

    I. VOCABULARIO *)

    * )

    NOTA

    AL

    VOCABULARIO.Con respecto

    al D. R. A. E.,

    sealamos

    con un

    asterisco

    si se registra la entrada aun cuando no lo sea con el mismo contenido; con dos,

    si la entrada no aparece prescindiendo de mutaciones fonticas; se incluye la indi-

    cacin de murcianismo M u r e ) , cuando asi lo liace el diccionario acadmico

    y no indicamos nada si la entrada y el contenido vienen registrados en el D. R. A. E.

    ABOCHORNARSE*.Enfermar

    las larv as de sed a por exce so de calor.

    ABORRONARS E*. Enfermar las larvas del conducto de salida de la seda,

    de tal forma que, aun teniendo sedal, no llegan a hilar.

    ALMENDRA M ure.) .r Capullo de seda de un solo gusa no y de la m ejor

    calidad.

    AMORTIGUADA*.Dcese de la hoja de morera que se ha cogido de un

    da para otro, y que ha perdido su lozana.

    ANDANA.Cada uno de los caizos sobrepuestos en forma de estantera ,

    que se uti l izan para la cra del gusano de seda.

    AN ILLO. Cada

    uno de los msculos que conforman el cuerpo del gusano

    de seda.

    ARAIS ** . Enfermedad , sin causa conocida, que suele presentarse en los

    gusanos de seda.

    ASOLEARSE.1) Vid. Abochornarse. 2)* Quedarse el gusano de seda

    bajo las hojas del lecho.

    ATACADO*.Dcese del gusano de seda que no puede desechar la piel

    mudada tras las dormidas, y queda aprisionado en ella.

    29 ) A M A D O A L O N S O : Art. cit., pg.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    10/42

    4 JoSE

    MUO Z G RRIOS

    AVIVADOR

    Mure).Papel agujereado que se pone sobre la simiente de

    seda para que se suban los gusanos que se han avivado.

    AVIVAR .1 Nacer

    el

    gusano

    de

    seda.

    2)*

    Poner

    la

    simiente

    del

    gusano

    de seda

    al

    calor para

    que

    nazca

    la

    larva.

    BAJOCA

    Mure).Gusano de seda que,despus de muerto, se pone rgido

    y tieso como

    la

    vaina

    de una

    judia.

    BERRENDO Mure).Dfcese del gusano de seda que tiene el color more

    no ,

    y del que

    contrae cierta enfermedad

    que le

    hace tomar este color.

    BO JA* .To t a l i d a d del

    embojo.

    BORDE* .Ca a delgada con la que se orillan los zarzos para que no

    caigan

    al

    suelo

    los

    gusanos.

    BORDO * .V i d .

    Borde.

    BORRONICO DEH O J A * * . H o ja de morera recin nacida y muy tierna que

    se pone

    a las

    larvas

    de

    seda como alimento cuando

    son

    pequeas.

    CAARSO**.^Gusano deseda muypequeoy muyvoraz quehila muybien.

    CAGARRUTA* .Exc r eme n t o del gusano de seda.

    CAHARZO .Sed a

    que

    deja

    el

    gusano

    en la

    boja antes

    de

    hacer

    el

    capullo.

    C A J A * . V i d . Cauza.

    CALABRES* .D ce s e delcapullo de seda de color muyencendido.

    CAMISA.^Piel

    que

    deja

    el

    gusano

    de

    seda tras

    las

    dormidas,

    o la

    cris

    lida

    al

    salir

    del

    capullo.

    MUDAR

    LA

    CAM ISA:

    Mudar la piel losgusanos de seda.

    CANTO

    DELAHOJA*.Dfcese del que se entona durante la recoleccin de

    las hojas de morera.

    CANTOS ,

    recoger los**.^Poner el primer embojo en los zarzos.

    CANUTE

    Mure).

    Larva de seda que ha enfermado por exceso de calor,

    normalmente despus de recordar, quedndole la piel extendida y

    lustrosa,

    y

    muriendo poco despus.

    CANZA * * .V i d .

    Cauza.

    CANUTE Mure).Vid. Canute.

    CAUTO

    Mure).

    Vid. Canute.

    CAP I L LO .Ca p u l l o de seda.

    CAPULLO .En v o l t u r a de seda en la que se encierra, hilando su baba, el

    gusano de seda.

    CARA recordada, tener la*.Haber perdido

    el

    gusano

    de

    seda

    el

    casca-

    roncillo, despus de recordar.

    CASA* .Capu l l o de seda.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    11/42

    E L VOCABULARIOD LA SED EN EL DI LECTO MURCIANO 5

    CASCARA Mure).

    Capullo

    de

    seda

    del que se

    saca

    el

    gusano muerto para

    hacer

    el

    filadiz.

    C A S C A R O N C I L L O . C a s c a r i l l a

    de la

    cabeza

    del

    gusano

    de

    seda cuando

    se

    le

    cae.

    C A S E T A . E s p a c i o que

    queda entre

    dos

    bloques

    de

    embojo.

    C A S I T A . V i d .

    Caseta.

    CA U ZA

    Mure).Cestillo

    de

    esparto

    en el que se

    aviva

    la

    simiente

    del gusano

    de

    seda.

    C E B A R . E s p a r c i r la

    hoja

    de

    morera sobre

    los

    gusanos

    de

    seda para

    alimentarlos.

    C E B O . H o j a de

    morera

    que se da

    como alimento

    a los

    gusanos

    de

    seda.

    C O L G A D O . D c e s e

    del

    gusano

    de

    seda

    que se

    sube

    al

    embojo

    y no

    hila

    por

    haber quedado clavado

    en

    alguna pincha,

    o

    haber muerto

    de

    enfermedad.

    C O R A Z N . P a r t e

    interior

    del

    capullo

    de

    seda.

    C R E S A . P o s t u r a de

    huevos

    que

    hacen

    las

    palomas

    de

    seda.

    C R U Z A R . P o n e r el

    primer embojo

    en los

    zarzos.

    C H A P A . E s p e c i e de

    capullo

    con muy

    poca seda

    y muy

    floja,

    de

    forma

    generalmente extendida,

    que

    fabrica

    el

    gusano bajo

    el

    lecho,

    y que

    suele contener muerta

    la

    crislida.

    D E S C A B E Z A R . R o m p e r el

    gusano

    de

    seda, cuando nace,

    la

    cascarilla

    de

    la simiente.

    DSETVIBOJADERA.Vid. Desembojadora.

    D E S E M B O J A D O R A . O p e r a r l aque

    entresaca

    el

    capullo

    de

    seda

    del

    embojo.

    D E S E M B O J A R . Q u i t a r el

    capullo

    de

    seda

    del

    embojo.

    D E S E M B O J O . A c c i n

    de desembojar.

    D E S L E C H A R

    Mure).Quitar

    el

    lecho.

    D E S L E C H O

    Mure).

    Accin

    de

    deslechar.

    D E S N U D O . D c e s e del

    gusano

    que

    despus

    de

    haberse despojado

    de la

    ltima piel, fuera

    o

    dentro

    del

    capullo,

    que

    deja abierto

    por una

    punta,

    se sale

    de l y

    queda hecho ninfa entre

    el

    lecho,

    o

    debajo

    del

    embojo.

    D O R M I D A . L e t a r g o del

    gusano

    de

    seda.

    D O R M I R . ^ A l e t a r g a r s e

    el

    gusano

    de

    seda.

    DE

    LAUNA,DE LAS D O S , DE LAS T R E S

    O

    DE LASCU A TRO :

    Referencia

    a

    cada

    una de las

    ocasiones

    en que el

    gusano

    se

    aletarga antes

    de

    hacer

    el

    capullo.

    E M B O J A R . P o n e r

    el

    embojo

    en los

    zarzos.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    12/42

    6 JOS MU OZ GARRIGOS

    E M B O J O . C o n j u n t o de matas y leas f inas que se ponen en los zarzos

    para que los gusanos se suban a l a hacer el capul lo .

    E MPA R E JA R * .^ Procu ra r

    igualar e l desarro l lo de los gusanos , median te la

    adecuada dis t r ibucin de los cebos.

    E N C A S I L L A R * . P o n e r el primer embojo en los zarzos.

    ENRAIGONAR Mure . ) .Embo jar con r a igones o a t ochas .

    E S M U I R Mure). C orrer la ma no por las ram as de la m o rera para co ger

    sus ho jas .

    ESTACI N . Tiempo que t ranscurre en t re dos dormidas del gusano de

    seda.

    F L A U T O Mure).Vid. Pi to .

    F R A I L E

    Mure).

    Par te super ior del embojo.

    F R E Z A . T i e m p o en que el gusano de seda es t comiendo, desde que

    recuerda de una dormida has ta la s iguien te .

    G A R R O F E T A * . G u s a n o

    de seda que queda r gido t ras la l t ima dormida,

    y muere poco despus .

    GAVETA

    Mure). A nillo de hier ro , o lazo de cuerda, que se pon e en la

    pared de la casa para asegurar los zarzos.

    GORRN. D cese del gusano de seda que se ar ruga y queda pequeo,

    inu t i l izndose para hi lar .

    G R A N I T O M ure) . Hu eveci l lo de l que nace e l gusan o de seda .

    G U S A N O * . P o r

    an tonomasia, e l de seda.

    H ILA DO R * .D ces e

    del gusano de seda que hace normalmente su capul lo .

    H I L A R . F o r m a r

    capul lo el gusano de seda.

    H O J A * . P o r an tonomasia, la de la morera que se da como al imento al

    gusano de seda.

    P E L A R H O J A : Arrancar la ho ja de la morera para dar la como al i -

    men to a l gusano de seda .

    HORADADO.Dcese

    del capul lo de seda agujereado por los lados .

    J A R C I A * . C o n j u n t o formado por los zarzos y los dems u tens i l ios que

    se emplean en la cr ianza del gusano de seda.

    J U D A S . V i d . Colgado

    JUGADA D E C A N U T E S * . C o n j u nto muy numeroso de canu t es .

    LANDREADO** .Dcese

    del gusano que se vaca y extena al hacer el

    capul lo , que puede resu l tar de gran cal idad y abundancia de seda, o por

    el con t rar io chapa.

    L E C H O * . C o n j u n t o de ho ja de morera seca y excrementos de los gusa-

    nos de seda que se amontonan en los zarzos.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    13/42

    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIANO 17

    LA.Cuerda trenzada de esparto curado y picado con que se sujetan

    los zarzos a las andanas.

    L IS T A

    DE

    HOJAS*.Montonci to

    de hoja de nvorera que se pone al pie de

    los pilares que sujetan los zarzos, a todo lo largo de las andanas,

    para que los gusanos que se caen de lo alto den en blando y no se

    revienten.

    LUCIO*.Vid. Canute.

    MEONA*.Gusano

    de seda que se revienta y vaca por el ano.

    MONA M ure) . G usan o de seda que se queda blanco y rg ido t ras las

    dormidas, careciendo de seda.

    MONA CL ARA* * : Vid. Mona.

    MONA COLORADA**:

    Gusano de seda afectado por una enfermedad,

    de origen desconocido, que lo deja de color rojizo y muere bajo

    el lecho.

    MONJA*.Vid.

    Fraile.

    M O R E R A .

    CAS TE L L ANA* : En la provincia de Alicante, macocana.

    CRI S TI ANA* : Vid. Fina Mollar.

    D E DOA LUC A: Variedad de hoja menos lozana que la macocana

    poco frecuente en la zona estudiada.

    DURA: Vid. Fuerte.

    FINA CRISTIANA*: Vid. Fina Mollar.

    F I NA MOL L AR* : Variedad de morera de hoja muy blanda y fina; es

    la mejor para el gusano de seda.

    F U E R T E * : Variedad de morera de la cual se sacan los injertos de

    las primeras hojas del vastago; su hoja es particularmente difcil

    de coger.

    MACOCANA**: Variedad de morera de hoja muy abundante y basta;

    es la peor para el gusano de seda, y su recoleccin dificultosa.

    M O L L A R * :

    Variedad de morera de hoja muy fina y liviana, de

    abundante savia.

    N A T U R A L * : Dcese de la morera que no est injertada.

    PUNTA DE LANZA*: Dcese de la morera que se injerta con la s lti-

    mas hojas del vastago, y se conoce en que tiene sus hojas ms

    puntiagudas que las dems variedades.

    VAL E NCI ANA* : En la provincia de Murcia, macocana.

    MORTAJA*.Ultimo

    embojo que se pone sobre los zarzos a fin de

    que hilen los gusanos de seda ms rezagados.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    14/42

    JOS MUOZ G RRIGOS

    MUDA*.^Accin

    de

    mudar .

    M U D A R* . Lim p ia r el lecho a losg u sa n o s de seda.

    N E G R O * . V i d .

    Caarso

    N I N F A . G u s a n o

    de

    seda cuando est convi r t i ndose

    en

    cr isl ida dentro

    del capullo.

    OCAL.Dfcese

    del

    cap ul lo

    de

    seda formado

    por dos o ms

    gusanos jun tos .

    OVARSE*.Ponerse de

    color blanco

    la

    s imiente

    del

    g u sa n o

    de

    seda,

    cuando est a p u n t o de n a c e r Ja larva.

    PA LO M A *. M a r i posa

    de la

    seda.

    PANECITO*.Conjunto

    de

    gusanos rec in avivados

    que se

    colocan sobre

    un pape l an tes de poner los en las andanas .

    PARADA*.^Parte

    del

    embojo

    que

    a t rav iesa todo

    el

    zarzo.

    PA RET N * . Pa r t e del

    embojo

    que se

    apoya

    en la

    pa red .

    PASEANTE*.Gusano de

    seda

    que

    en fe rma

    y

    deja

    de

    comer , movindose

    c o n t i n u a m e n t e

    por los

    zarzos.

    P E D I R B R O Z A * . D a r

    mues t r as

    los

    g u sa n o s

    de

    quere r empezar

    a

    hi lar

    el

    capul lo .

    P E Q U I C A * . M a n c h a oscura que t i enen los g u sa n o s de seda en el hoc ico

    mient ras es tn a le targados .

    PESC A R* . C oge r

    y

    sepa ra r

    los

    gusanos

    de

    seda sapos para ext raer les

    la hijuela.

    PiLARiLLO.Varas

    o

    caas, ver t i ca lmente colocadas,

    a las que se

    a tan

    los zarzos de las andanas .

    P I N T A D E C E B O * . P e qu e a

    can t i dad

    de

    hoja

    de

    morera

    que se

    esparce sobre

    los gusanos

    de

    seda para poder qui tar les

    el

    lecho.

    P I T O

    M u r e ) . C a p u l l o

    de

    seda abier to

    por una

    pun ta .

    P L A N T A R A H E C H O * . H a c e r banca les de morera .

    P L A N T N B O R D E * . M o r e r a sin injertar.

    REB O JA R** . V olve r

    a

    poner embojo pa ra

    que

    hilen

    los

    gusanos

    de

    seda rezagados .

    R E B O L O T N * * . V i d . Rebrotn

    REB RO T N ** . Se gundo

    brote

    de las

    moreras .

    RECOGIDO*.Dcese

    del

    g u sa n o

    de

    seda

    que se

    r ezaga mucho

    al

    hilar,

    man ten i ndo lo a l imen tado

    en un

    r i n cn

    del

    zarzo.

    RECORDAR*.Desper ta r

    de los

    letargos

    los

    g u sa n o s

    de

    seda.

    R E T A L E R A * * . M a n t a hecha conre ta les con la que se cubren los zarzos.

    REVOLOTEAR.Bati r

    las

    alas

    la

    c r i s l ida

    del

    g u sa n o

    de

    seda.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    15/42

    E L

    VOC BUL RIO

    DE LA

    SED

    EN EL

    DI LECTO MURCI NO

    9

    R E V O L O T N * * . V id .

    Rebrotn.

    ROCADOR*.Capu l l o

    de

    seda agu je reado .

    SBANA DE COGER HO JA *. Red

    de

    e s p a t t o ,

    de

    f o rm a ova l a d a ,

    que se usa

    p a r a t r a n s p o r t a r

    la

    hoja

    de

    morera desde

    el

    rbo l has t a

    el

    l u g a r

    en

    qu e

    se

    cr an

    los

    g u s a n o s

    de

    seda .

    SACADA*.Porcin

    de

    g u s a n o s

    de

    seda

    que

    nacen

    al

    mismo t i empo .

    SACAR

    GUSANOS.Avivar

    la

    simiente

    del

    gus a no

    de

    seda .

    S A P O * . V i d .

    Zapo.

    SEDERA.Operar a

    que se

    dedica

    a las

    t a r e a s p r op i a s

    de la

    c r i anza

    del

    g u s a n o

    de

    seda .

    SEDISTA**.Dlcese

    del

    g u s a n o

    de

    seda

    del que se

    obt iene

    un

    p t i m o

    re-

    su l t a d o .

    S E P U L C R O * . V i d . Casa.

    SiMENTAR*.Poner huevecillos

    la

    m a r i p o s a

    del

    g u s a n o

    de

    seda .

    SIMIENTE*.Huevecil los

    de

    donde nacen

    los

    g u s a n o s

    de

    seda .

    TROMPETA*.Oca l

    que

    p resen t a

    una

    forma s imi la r

    a la de

    este inst ru-

    mento .

    ViRAO**.Dlcese

    del

    gus a no

    de

    seda

    que

    t iene

    el

    cue rpo m o t e a d o

    de

    manchas negras .

    VIRUELA*.Enfermedad

    que

    deja rgidos

    a los

    g u s a n o s

    de

    seda .

    VOLOTEAR .Vid.

    Revo lo t ea r .

    Z A L E F A * * . Z a m a r r a

    de

    cordero

    en la que se

    envue lve

    la

    cauza .

    Z A P O

    M u r e ) . G u s a n o

    de

    seda

    que

    enferma po co a n tes

    de

    embojar,

    pon indose p l i do

    y

    a r rugado ; t i ene seda , pe ro

    no

    fue rza suficiente

    pa ra h i l a r .

    ZARANDA*.Criba g r a nd e ,

    con los

    a r o s

    de

    m a d e r a ,

    y de

    o t r o m a t e r i a l

    sin

    agu je ros

    el

    s ue l o ,

    en la que se

    ponen

    los

    g u s a n o s

    de

    s ed a cu a nd o

    son

    t od a v a pequeos .

    ZARCERA*.^Abertura

    en la

    pa red ex te r i o r

    de las

    casas pa ra po der m eter

    y s a c a r

    de

    can to

    los

    za rzos , an tes

    y

    d e spus

    de la

    cra

    de los

    gus a -

    no s

    de

    seda .

    ZARZO.Tejido

    de

    c a a s

    en el que se

    p o n e n

    los

    g u s a n o s

    de

    s ed a p a r a

    su cra .

    A L T E R O * * : El

    s i t u a d o

    en la

    p a r t e s upe r i o r

    de la

    a nd a na .

    A L Z A R

    LOS

    ZA RZOS*:

    D e s m o n t a r l o s

    de las

    a nd a na s d espus

    de

    haber c r i ado

    los

    g u s a n o s

    de

    seda .

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MUR CIANO 21

    t ivas,

    giran en torno a dos lexemas,

    mollar

    y

    macocana

    respect ivamente,

    definindose los dems miembros del rea,

    Cristina fina cristiana fina m o-

    llar

    de una parte, y dura,

    fuerte castellana y valenciana

    de otra, por refe-

    rencias muy directas, a veces se trata simplemente de variantes locales, a

    los dos lexemas centrales.

    El dato lingstico de mayor inters puede ser la constatacin de que

    la morera se clasifica en funcin de su hoja, segn los esquemas expues-

    tos anteriormente, prescindiendo del siempre secundario aprovechamiento

    de que es objeto el tron co y el fruto su mad era slo es utilizada pa ra

    algunos elementos del mobil iario ms rstico, mientras que las moras

    se le suelen dar a las aves de corral como alimento supletorio, y aunque

    a veces las comen las personas, nunca son objeto de transacciones co-

    mercia les) .

    b)

    Ciclo vital del rbol.

    En el presente trabajo nos vamos a l imitar

    al estudio de aquellas voces que son exclusivas o privativas del cul tivo

    de la morera, prescindiendo de todas aquellas otras que pertenecen al

    vocabulario agrcola general de la zona; de esta forma creemos no traspa-

    sar los l mites del campo lxico que nos hemos propuesto estudiar, para

    adentranos en otras zonas col indantes del vocabulario.

    De nuevo hay que indicar que es la rentabilidad el principio rector de

    los contenidos semnticos de estas voces, siempre desde la perspectiva del

    gusano de seda, nica justificacin existente para que se atienda al desa-

    rrol lo y cuidado de un rbol cuya abundante sombra es claramente perju-

    dicial para los cultivos colindantes, al margen de lo mucho que esquilma

    la tierra. La aceptacin de estos inconvenientes, y la posible superacin

    con un bien mayor, se patentizan l ingsticamente en el sema de volunta-

    riedad que aparece en

    plantar a hecho

    siendo suficientem ente significativo

    el grado cero del antnimo, origen de una laguna en la estructura

    conceptual .

    Una situacin estructural muy similar presenta la lexa compleja

    plantn borde

    pues carece tambin de antnimo en este campo lxico de

    la seda, aun cuando exista en el vocabulario agrcola general ; en esta

    ocasin el trmino que se destaca es el no marcado de la oposicin

    borde/injerto.

    De esta forma observa mos cmo en la estr uct ura lj iica

    del campo se destaca un nuevo elemento en funcin de la util idad poste-

    rior, aun cuando el miembro destacado sea, contrariamente a lo que hemos

    vsito en

    plantar a hecho

    el que contiene el sema de la inutil idad cara

    al proceso productivo de la seda, dado que la morera ha de ser injertada

    de alguna de las variedades ya conocidas, para que sus hojas sirvan de

    al imento adecuado al gusano de seda.

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    22 JOS MU OZ GARRIGOS

    De cuanto l levamos escri to hasta el momento se puede suponer, acer

    tadamente, que ha de ser el desarrollo de la hoja, el aspecto lxico ms

    importante de todo el ciclo vital del rbol, ya que aquella es el nico ele

    mento que desempea una funcin cara al resultado final de la produccin

    sedera. En virtud de un proceso antonomst ico, que estudiaremos al hacer

    el planteamiento onomasiolgico, con el lexema hoja sin necesidad de

    ningn otro t ipo de determinacin, se alude a la de la morera; desde un

    punto de vista estructural podramos decir que ocupa la posicin archi-

    lexemtica, por cuanto es el trmino genrico que subyace a todas las

    dems designaciones, el inespecfico que no presenta ningn sema relativo

    a variantes cronolgicas de su desarrollo, pero en el que van enroladas

    todas las dems. Am ortiguada borronico de hoja y rebrotn con las que

    a t tulo provisional podemos considerar como variantes suyas

    rebolotn

    y revolotn completan el eje de las designaciones para la hoja de morera;

    mientras las dos primeras se ordenan entre las variantes posi t ivamente

    valoradas, en el sent ido de ser la hoja que en determinados momentos es

    necesario suministrar a los gusanos, la tercera t iene una clara nota de

    inutilidad para la crianza del gusano de seda; de alguna manera es el

    factor t iempo el que est cambiando en cada una de estas designaciones:

    en las dos primeras en funcin del animal que en cada perodo de su vida

    necesita una hoja distinta, y en la tercera el de la propia hoja, tarda

    mente brotada y por ello intil .

    c Acciones humanas. Sin sali m os del re a lxica relativa a la

    agricul tura de la morera, vamos a estudiar ahora dos lexas, una simple

    y otra compleja, que hacen referencia a la accin que podemos definir

    como puente entre lo estrictamente relacionado con el desarrol lo vi tal del

    rbol, y la finalidad para la cual se cultiva; nos estamos refiriendo al

    hecho de separar la hoja del rbol, contenido semntico de la lexa com

    pleja pelar hoja que ocupa una posicin archi lexemtica, o de trmino

    genrico para esta accin, respecto de la lexa simple esmuir que aade

    al contenido un sema de modalidad, de forma correcta de llevar a cabo la

    accin. Parece bastante claro que en esta zona del lxico se da una con

    densacin de las si tuaciones anteriores, por cuanto los planteamientos

    expu estos en los epgrafes a y b estn orientado s a la consecucin de

    este resultado final.

    Por la t rascendencia que la vamos a ver adquiri r a part i r de este mo

    mento conviene que hagamos alusin aqu a un rasgo que se destaca en

    el lexema esmuir se t rata de la habi l idad manual con que es necesario

    llevar a cabo la accin, ya que se realiza sin el concurso de ningn instru

    mento, para no herirse con las varas del rbol , ni estropear en demasa

    las hojas. Este rasgo, cuya existencia constatamos aqu por vez primera.

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    EL VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIANO 23

    i r hacindose patente, y aun consolidndose, como elemento imprescin-

    dible en todas aquellas voces que hacen alusin a las manipulaciones a

    que hay que someter al gusano de seda a lo largo de su ciclo vital. De

    esta caracterst ica, precisamente, emanar una de las notas defini torias

    del cultivo de la seda: su carcter artesanal, cuyo reflejo en el vocabula-

    rio va a ser la presencia de este sema como constante en las acciones

    a las que aludamos arriba.

    Como real idad concomitante a las que acabamos de estudiar, pero

    formando una isla dentro de la estructura lxica que nos ocupa, hay que

    citar el canto de la hoja, accin que nos sita ya en los mismos lmites

    del campo lxico de la seda, lindando ya con el folklore.

    Podemos, pues, concluir que el rasgo dominante y caracterst ico de

    esta parcela del vocabulario sedero es la orientacin constante hacia ese

    nico fin, que es el mejor desarrollo del gusano de seda, lo cual puede

    ser suficientemente significativo en una comunidad de economa funda-

    mentalmente agrcola como la del sureste peninsular.

    2.El segundo campo de significaciones que vamos a analizar es el

    relat ivo a las caracterst icas morfolgicas del gusano de seda. No se t rata,

    ciertamente, de un nmero amplio de voces las que el huertano emplea

    para designar los dist intos elementos de la morfologa del animal, pero,

    en su parquedad, es suficientemente significat iva de sus preocupaciones

    y de sus intereses la eleccin que hace de los ejes ordenadores de esta

    parcela lxica.

    Una si tuacin idntica a la que hemos visto en el apartado anterior

    para el antonomst ico hoja regis t ramos ahora para gusano no slo en

    la antonomasia, sino tambin en ocupar la posicin de archilexema que

    agrupa a todas y cada una de las designaciones que hacen referencia a

    las variedades del animal. Sin presuponer lo que despus diremos al

    hablar del proceso onomasiolgico, haremos mencin de un dicho popu-

    lar en el que se puede apreciar con toda ni t idez esta doble antonomasia:

    el que tenga gusano que pele hoja en el que, ut i l izando como referente

    nociones implicadas en el mundo de la seda, se alude a la necesidad de

    que cada cual resuelva los asuntos de su incumbencia.

    a Las designaciones de los t ipos de gus ano s de seda no respon den,

    en su estructura, al planteamiento de una nomenclatura cient fica, basada

    en voces estrictamente tcnicas, al menos en boca de los criadores de

    gusanos; los tecnicismos de este campo no van ms al l de los l mites

    del personal especial izado, dependiente de las fbricas. El huertano clasi-

    fica los gusanos segn nociones que l t iene ms a la vista: la apariencia

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    24 Jos MUOZ GARRIGOS

    externa del animal y el mayor o menor rendimiento que obtiene de l .

    As, responden a la primera clasificacin citada

    virao

    y

    negro

    alusivos

    a los matices cromticos del gusano, mientras que el resto de los trmi

    nos del rea,

    hilador sedista

    y

    caarso

    responden claramente a una pers

    pectiva econmica, por cuanto t ienen presente la cal idad del animal para

    ofrecer un mayor beneficio. Ambas perspectivas, la apariencia externa y

    la mayor utilidad, confluyen en la pareja sinonmica caarso-negro, que

    cubre las designaciones con que se conoce a un solo y mismo t ipo de

    gusanos. Creemos que es de necesidad resal tar aqu el contraste existente

    entre este ltimo eje de designaciones y el grupo de voces que se refieren

    a las enfermedades o procesos anormales que sufren las larvas de seda,

    y que estudiaremos ms adelante, por cuanto en el que estudiamos ahora

    es casi inexistente el anlisis de las razones, limitndose a la exposicin

    de los hechos que pudiramos considerar como normales.

    b Una estr uct ura muy similar a la que acaba mo s de describir sos

    t iene las designaciones relat ivas a las partes o elementos de la anatoma

    del animal: una como leve concesin a la experiencia sensorial en anillo

    destacando quizs lo ms apreciable de la presencia externa del gusano,

    y despus tres voces cuya importancia, ms que en las relaciones entre

    ellas,

    habida cuenta de que sus diferencias de contenido l ingst ico no

    son sino fidelsimo reflejo de diferencias realmente existentes, reside en

    que son una prueba evidente de que el huertano abstrae todas aquellas

    nociones que carecen de ut i l idad prct ica para l , prescindiendo de el las

    en el planteamiento l ingst ico. Estas voces son: camisa cascaroncillo y

    pequica; las dos pr imeras aluden a real idades que se presentan en los

    momentos ms del icados de la vida de los gusanos, t ras las dormidas

    y se ref ieren ambas a la piel mudada, proceso al que conviene estar muy

    atento, so slo porque hay que al imentar de nuevo a las larvas, sino tam

    bin porque es necesario evitar que se produzcan atacados al no poderse

    desprender bien los gusanos de la vieja piel; la diferencia entre

    camisa

    y

    cascaroncillo

    es puramente de nomenclatura, al refer irse la pr imera voz

    a la piel del cuerpo y la segunda a la de la cabeza. El tercer trmino va

    refer ido tambin a una real idad importante en la cr ianza del gusano de

    seda: las

    dormidas;

    a t ravs de esa

    pequica

    el huertano advier te que la

    larva se encuentra en alguno de sus cuatro perodos de letargo, durante

    los cuales cesa de comer.

    Al terminar el estudio de esta parte de nuestro vocabular io podemos

    hablar , como conclusin parcial , de cmo, paralelamente a lo que en el

    rea de la agricultura era ordenacin hacia el consumo del producto

    por parte del gusano, ahora est la mirada puesta en el rendimiento f inal

    de la larva, y en aquellos momentos cruciales para la obtencin de un

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIAN O 25

    mayor beneficio, con el aditamento de algunas nociones basadas en la

    experiencia sensorial, de escasa importancia lingstica por haber que-

    dado prct icamente a is ladas .

    Con este epgrafe terminamos el estudio de dos zonas lmite del

    campo lxico de la seda, la primera se aproxima al estrictamente agrcola,

    del que quizs pueda considerrsele como integrante, mientras la segun-

    da mantiene idnticas distancias con el zoolgico, aunque en ambos casos

    es evidente, y en razn de ello se han incorporado aqu las voces anterior-

    mente estudiadas, que han sido objeto de abstracciones y reorganizacio-

    nes muy concretas para integrarse en este campo lingstico.

    El

    rea lxica ms importante de cuantas se integran en el campo

    conceptual de la seda es, sin lugar a dudas, la que ampara aquellas voces

    referentes al ciclo o desarrollo vital del gusano. Esta afirmacin es vlida

    incluso desde una perspectiva estrictamente lingstica, por cuanto ocupa

    una buena parte de la zona medular de este vocabulario, sin concomitan-

    cias o confusiones con campos limtrofes. Por otra parte, no podemos

    olvidar que las acciones humanas ms importantes y decisivas se produ-

    cen, precisamente, en torno a este ciclo vital de la larva, lo cual supone

    que el vocabulario correspondiente a la accin humana tiene tambin

    aqu su mayor expresin.

    En esta zona lxica el elemento tiempo es el dominante, ya que con

    su transcurso se van produciendo las distintas etapas de este ciclo vital,

    variando en funcin de ellas los tipos de acciones que el hombre ha de

    llevar a cabo; por ello es posible considerar el t iempo como eje central,

    desarrollndose en su devenir dos tipos de acciones: la animal, que no

    es sino el cumplimiento de su propio desarrollo orgnico o vital, y la

    humana, que surge como respuesta continua a l es t mulo que puede supo-

    ner la primera; de alguna manera, como ya anuncibamos al principio,

    las acciones del hombre no pueden ser consideradas como primarias, en

    el sentido de ser ellas quienes vayan marcando los hitos del proceso, sino

    que no pasan de ser subsidiarias, impuestas por los acontecimientos de la

    vida del gusano de seda. En razn de lo anteriormente expuesto nos pare-

    ce lo ms indicado presentar en primer lugar las acciones que son previas,

    las del animal, y despus las humanas, haciendo subdivisiones cronolgicas.

    a Poco ante s de nace r la larva del gusa no de seda, se dice que la

    simiente

    empieza a o\>arse a cambiar de color: es el primer sntoma de

    que el ciclo vital de la larva va a dar comienzo, y es el momento de que

    los criadores preparen la jarcia Desde el punto de vista semasiolgico

    hay que destacar en

    ovarse

    el sema de manifestacin, de primer sntoma

    de que va a dar comienzo todo el proceso de la seda, mientras que en

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    26 JOS MU OZ GARRIGOS

    jarcia en la respuesta humana a ese est mulo, destaca el carcter colec

    t ivo,

    no especfico, de su contenido; este trmino podra ser considerado

    como el correlato, en el mundo de los cr iadores de seda, de lo que para el

    agricultor son los aperos. En este mismo orden de cosas, y como desig

    nacin genrica de la operar a que se contrataba para ayuda del ser i

    cicultor en todas aquellas faenas que hay que llevar a cabo en el proceso

    de cr ianza del gusano de seda, aparece el lexema

    sedera.

    En el plano de

    la pura accin humana el paralelo de ovarse es sacar gusanos cuyo sema

    central podra ser el de la act ividad humana coadyuvante al proceso; ya

    hablbamos anter iormente de este carcter de las acciones del hombre

    en este proceso de la seda: en la mayoraa de los casos no se trata de

    acciones definitivas cara al resultado final, sino solamente complementa

    rias,

    capaces de mejorar o empecer los resultados f inales, pero estos nunca

    dependen exclusivamente de estas acciones.

    b Tras esta etapa , que pud iram os conside rar como prel iminar , co

    mienza realmente el ciclo vital de la larva. Desde el punto de vista de la

    accin humana, el puente entre ambas podra estar en el significado de

    avivar/2, que se ref iere a la ayuda que el hombre puede prestar en con

    creto en el lapso de t iempo que media entre ovarse y avivar I; este

    lt imo trmino ocupa una posicin archi lexemtica, se recogen en l todos

    los semas relat ivos al acto de comenzar a vivir el gusano, mientras que

    descabezar ser a uno de sus lexemas subyacentes, alusivo a uno de los

    hechos concretos que t ienen lugar en ese momento, e incluso, si se

    quiere, el principal, y

    cascaroncillo

    el objeto de dicha accin. En el eje

    de las acciones humanas encontramos emparejar voz cuyo contenido se

    mntico es, nuevamente, una derivacin del factor t iempo, por cuanto

    es l el pr imer causante de las diferencias que se tratan de corregir

    con la accin humana, aplicndose directamente sobre la

    sacada;

    la reali

    dad fruto de esa accin es paneco, cuyo contenido semntico coincide con

    el primer efecto de la accin de

    emparejar.

    En el plano de los instrumentos utilizados por el sericicultor en estas

    primeras etapas de la andadura biolgica del gusano, nos encontramos con

    avivador zaranda

    y la t r ipleta de sinnimos

    caja-cauza-canza.

    El pr imero

    de los ci tados, junto con cauza ser a encuadrable en la pr imera etapa,

    mientras que el segundo entrar a ya en la b , y se opone a

    zarzo

    en razn,

    precisamente, de la etapa del desarrollo larvario en la que se utilizan

    ambos objetos. Parece claro que los contenidos lxicos de estas voces no

    estn ordenados en vir tud de una estructuracin propiamente l ingst ica,

    sino atendiendo a diferencias, realmente existentes, entre los dist intos

    tipos de operaciones que el hombre necesita llevar a cabo, y de los distintos

    objetos de que se ha de valer para mejor cumplir su cometido; nos acerca-

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIANO 27

    riamos, quizs, con el lo ms a lo que debera ser un vocabulario tcnico,

    o nomencltor. Pese a ser cierto esto, es necesario aclarar que la verda

    dera estructuracin l ingst ica creemos que puede hal larse no a nivel de

    lexemas, ni siquiera de semas, sino en los ejes ordenadores de estos

    contenidos, en tomo a los cuales se si tan las dist intas voces. En este

    caso ya hemos dicho arriba que poda ser el t iempo, de modo paralelo a

    como, en el rea lxica de lo agrcola, era la utilidad.

    c) El arch ilexem a, po r el cual se definen tod os los ape ros y accion es

    que es necesario l levar a cabo en la etapa inmediatamente siguiente, es

    zarzo.

    Se trata de las voces que hacen referencia al habitat del gusano

    durante todo el proceso de su crianza, y ste es, en la real idad, el zarzo

    aun cuando no est en forma aislada, sino formando andanas uti l izndose

    para su construccin las Ifas, las gavetas y lo s pilarillos; como comple

    mentos de el los habra que considerar lista de hojas zarcera y la pareja

    bordo/borde mientras que zarzo altero seala concretamente a uno de

    ellos,

    y a la operacin completa de prepararlos le corresponde el signi

    ficante alzar los zarzos. La oposicin que hemos sealado arriba entre

    avivador y cauza por una parte, y zarzo en el otro eje temporal, se

    reproduce de nuevo ent re zalefa y retalera respect ivamente. Es obvio que

    esta parcela del lxico es la ms estrictamente tcnica de las que l leva

    mos vistas hasta ahora; su estructura es la menos l ingst ica. En contra

    posicin, en el la aparecen con bastante ni t idez los rasgos de ese prag

    matismo que caracteriza a toda la crianza del gusano de seda como act i

    vidad econmica.

    d) Una vez que los gusa nos ya han sido traslad ado s a las andanas

    y antes de que d comienzo el proceso final , que es el que termina con

    la obtencin del capullo de seda, hay un lapso de t iempo durante el cual

    t iene lugar la mayor parte del desarrol lo vi tal del gusano. Es un perodo

    de t iempo de acciones repet idas sucesivamente, siendo otra vez el gusano,

    como en la etapa anterior, el desencadenante de el las. El eje lxico en

    tomo al cual se van a agrupar ahora todas las significaciones es el de

    letargo vs. act ividad, o lo que es lo mismo en el plano lexemtico,

    dormida v s . freza. Cada una de estas dos voces t iene en torno de el la

    una pequea parcela de significaciones: dormir que representa la accin,

    recordar , su antnimo, cara recordada alusiva al sntoma que aparece;

    como accin colindante, referida a la mutacin anatmica que se l leva a

    cabo cada vez que se produce la dormida habra que considerar mudar

    la camisa con forma de lexa compleja, mientras que la simple camisa

    va referida a la anatoma del gusano, pero slo en tanto en cuanto es

    objeto de cambio en las dormidas. En tomo a freza podemos encuadrar

    su casi sinnimo estacin la diferencia entre ambos radica en que mien-

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    8 JOS MU OZ GARRIOS

    tra s el prim ero co ntem pla el tiem po en funcin de la activida d fisiolgica

    del gusano, el segundo prescinde totalmente de esta consideracin; habra

    entr e el los , pue s, un rasg o de funcionalidad tem po ral , y cagarruta voz

    as mismo relacionada con esa actividad fisiolgica del gusano a la que

    aludamos arr iba.

    El plano de las actividades humanas de esta fraccin temporal est

    tambin estructurado en torno a dos s ignif icaciones: lecho y cebo. A este

    respecto no debemos olvidar que las dos atenciones principales que requie

    re el gus ano , y que de alguna m ane ra pueden ser totalme nte satisfechas

    por el hombre, son la l impieza y la al imentacin, la tercera de estas nece

    sidades, la ambiental , no est nicamente vinculada a la actividad humana,

    siendo el factor principal el climtico, y muy someras las rectificaciones

    que en l puede imprimir el hombre. En base a lecho hay que definir la

    accin de l impiarlo, representado por una pareja de s innimos deslecho

    y muda y por sus respectivos verbos, deslechar y mudar. Respecto del

    otro elemento, cebo, encontramos una especif icacin del mismo, entron

    cada con l en virtud de una cuantificacin, pinta de cebo de la que no

    est ausente un rasgo modal de habil idad; existe tambin, como en el

    caso anterior el trmino que expresa el hecho verbal: cebar.

    e La lt ima etapa del perodo larvario, aunq ue no del ciclo vital

    del gusano de seda, comienza tras la lt ima dormida cuando al animal

    deja de comer y empieza a prepararse para formar el capullo. Contra

    r iamente a lo que hemos vis to en prrafos anteriores , la estructura lxica

    ms densa es la correspondiente a la actividad humana, aun cuando sta

    sea, como en ocasiones precedentes, una respuesta a los est mulos pre

    sentados por la propia larva. El centro de este campo de significaciones

    est ocupado por la del lexema hilar que ocupa una posicin archilexe-

    mt ica, mientras que pedir broza recoge rasgos de ndole cronolgica,

    es anterior en el t iempo y el valor de s ntoma que, como en casos ante

    r iores , se orienta hacia la provocacin de la actividad humana. En lo

    que se refiere a esta actividad humana, y a las realidades en que se

    concreta, el centro del campo de s ignif icaciones est ocupado por embojo

    y embojar; en torno al pr imero cabr a agrupar boja en un eje cuanti tat ivo

    y globalizador, fraile y monja alusivos a la forma externa que adopta el

    embojo y caseta casita parada paredita y paretn que concretan la

    signif icacin del archilexema con determinaciones de ndole espacial . En

    t o m o a embojar situaramos las significaciones de recoger los cantos cru-

    zar y encasillar en un eje cronolgico, mientras que enraigonar estara

    relacionado con la materia empleada para l levar a cabo la accin.

    Un segundo bloque de s ignif icaciones dentro de esta misma rea man

    tendra con el anterior unas relaciones de t ipo cronolgico; aquellos gu-

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    25/42

    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MUR CIANO 29

    sanos que se rezagan excesivamente a la hora de

    hilar

    son conocidos

    con el nombre de recogidos y a ellos se les dedican una serie de cuidados

    especiales. Las acciones humanas que se corresponden a esta actuacin

    retardada por parte del animal son, en orden cronolgico:

    rebajar

    unido

    al ya citado

    embojar

    por un nexo claramente rei terat ivo, y

    mortaja

    lexema con el que se designa la que pudiramos considerar l t ima inten

    tona, por parte del sericicul tor, de que la larva cumpla con normalidad

    su ciclo.

    El fin de es-te ciclo vital es la elaboracin del caplo por parte del

    gusano, rea lxica que estudiaremos no en este momento, sino desde la

    perspect iva part icular y propia de este resul tado, no como nal del ciclo.

    Ello,

    no obstante, s que es aconsejable anal izar aqu aquellas acciones

    humanas que se producen en el momento de dar por final izado este

    ciclo vital; la razn de esta diversidad de criterios creemos que se puede

    hallar observando cmo este fin del ciclo se abre, si tomamos como base

    el resultado final que es el

    capillo

    en dos perspect ivas: una estrictamente

    biolgica, cara a un nuevo ciclo, y otra puramente econmica, cara a la

    obtencin de unos beneficios, de una rentabilidad econmica; sin embar

    go desde el plano de las acciones humanas l levadas a cabo en esta l t ima

    parte del ciclo vi tal , encontramos que son realmente las que cierran toda

    la act ividad humana relacionada con la cra del gusano de seda; la act i

    vidad subsiguiente sera encuadrable dentro de la industria sedera ya.

    La significacin central de este grupo es la de

    desembojar

    siendo

    desem-

    bojadora y desembojadera

    las voc es que design an a quien es llevan a

    cabo esta accin y

    desembojo

    el efecto de la mism a. Una vez llevada a

    cabo esta operacin se procede a la accin de

    enrastrar

    significacin que

    est aislada de todo el resto del campo semasiolgico.

    4.Hemos considerado en el epgrafe anterior el desarrol lo normal

    de la vida del gusano de seda, pero en mlt iples ocasiones esta normali

    dad se ve alterada, llegndose incluso a la inutilidad desde el punto de

    vista del rendimiento econmico que se esperaba obtener. Este campo

    semasiolgico presenta unas caracterst icas muy peculiares dentro del

    vocabulario de la seda: en primer lugar hemos de admit ir que, desde el

    plano de los estrictos contenidos smicos, su grado de ordenacin l in

    gst ica no es muy al to, nos hal lamos muy cerca de una ordenacin

    natural , en los l mites de un vocabulario tcnico; en segundo lugar es

    igualmente destacable la ausencia casi total de voces relat ivas a actua

    ciones hum anas la excepcin es pescar que analizaremos en su m om ento) ,

    como corresponde a un rea de significaciones referida a una serie de

    hechos en los que el hombre nada puede hacer por modificar su curso.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

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    3 0 J O S M U O Z G A R R I O S

    Del acoplamiento mutuo de estas dos caracterst icas van a surgir los

    ejes ordenadores de estas significaciones.

    Ante la imposibilidad casi total de una teraputica que mitigue los

    efectos de es tas enferm edad es no exis te un bloque de significaciones

    relat ivas a los posibles remedios lo cual era evidentemente presumible;

    pero tambin se refleja en lo relativo a las posibles causas: solamente

    aparecen lexemticamente vivas aquel las que de alguna manera y a

    fuer de evidentes pueden ser disminuidas por el sericicultor. As aparece

    el calor como determinante de abochorna rse asolearse 1 y en canute-

    canute-cauto mientras que podemos encuadrar en un eje de accidentes

    las de asolearse 2 atacado y colgado-judas cada una de las cuales va

    referida a una circunstancia dist inta que de alguna manera el huertano

    tratar de evitar que se produzcan; as pinchar y romper con un alfiler

    la piel del

    atacado

    para evi tar que ste muera o procurar que las matas

    pa ra embojar tengan pocas pinchas o pas para no correr el r iesgo de

    que aparezcan colgados o judas.

    Tambin puede resultar suficientemente significativo el estudio de

    aquellas voces que hacen referencia a los efectos que sobre las larvas

    t ienen las diversas enfermedades. En el vocabulario murciano de la seda

    aparecen ordenadas en torno a dos ejes: el cambio que se experimenta

    en el aspecto exterior del animal y el mayor o menor grado de nuliuad

    que representa cara al resultado econmico final sin que ello suponga

    en ningn momento que no sea posible encontrar el entrecruzamiento de

    ambos en algn lexema. En el primer eje podramos encontrar

    bajoca

    garrofeta mona como voces referidas a los animales cuyo sema domi

    nan te sera el de la rigidez m ientras viruela designa una de las enferme

    dades que la producen; la dist incin entre los t res lexemas referentes

    al gusano viene establecida en funcin del t iempo por cuanto el primero

    de el los se apl ica cuando la nota de rigidez aparece despus de muerto

    el gusano el tercero t ras cualquiera de las

    dormidas y

    e l segundo espe

    cficamente tras la segunda. Las variaciones en el color dan lugar a las

    diferencias entre mona

    clara mo ia colorada sapo-zapo berrendo

    y canu-

    te-caute-cauto-lucio un sema de intensificacin cuantitativa de lugar

    a la lexa jugada de canutes. Las modificaciones de los tamaos estn

    presentes en

    gorrn

    y

    sapo-zapo

    mientras que una anormalidad en su

    modo de actuar es la determinante en paseante.

    M uy dire cta m ent e vinculado s con el res ultad o final la obtenc in de la

    seda estn aborronarse con sema de negacin de hilar mona y mona

    clara

    caren tes de sedal y

    sapo-zapo

    que s t ienen sedal pero que no

    llegan a hacer capullo; con el n de sacar la mxima util idad de estos

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MUR CIANO 31

    ltimos se destinaban a la obtencin de la hijuela, para lo cual se les

    separaba de los dems y se les someta a un tratamiento especial , la

    accin de separarlos se conoce como pescar y representa la nica act i-

    vidad humana en todo el campo de los procesos patolgicos de las larvas

    de seda.

    No hemos podido encontrar descripcin alguna de los contenidos

    smicos de aras ni en las fuentes documentales, ni en las orales.

    El

    l t imo campo semasiolgico que nos queda por estudiar es el

    referido a los resultados finales del proceso de crianza del gusano de

    seda. Como distincin de base de este conjunto lxico hay que atender

    a dos aspectos: el beneficio econmico, de una parte, y de otra, aquellas

    voces que se incluyen en la perspectiva de un nuevo ciclo vita . Las voces

    englobadas en el primer grupo contienen todas el las referencias a un

    juicio de va'or, si es que no lo son ellas mismas. Conjunto aparte hay que

    considerar el formado por las designaciones apl icadas a este resul tado

    final, el capullo y a su configuracin o cualidades morfolgicas.

    El centro de este l t imo campo de contenidos lxicos est ocupado

    por ninfa cuyo contenido est en relacin con la metamorfosis del gusa-

    no, y con la que se designa al propio animal desde la perspectiva de sus

    propias modificaciones. El mismo resultado final es conocido con estos

    cuat ro s innimos capillo-capullo-casa y sepulcro de los que estn ausen-

    tes las referencias a cualquier otro aspecto o juicio de valor. El plano de

    la conformacin del capuo encuadra las significaciones de caZabrs, en

    funcin del color, corazn voz que marca la dist incin entre una parte

    del capullo y el todo, y la pareja ocal/trompeta alusiva a la cantidad de

    gusanos que han intervenido en su formacin.

    Las significaciones que encierran juicios de valor se engloban, lgica

    y l ingst icamente, en dos ejes: el posi t ivo aparece centrado en almendra

    mientras que el negativo admite dos niveles dist intos, segn el mayor o

    menor aprovechamiento que se puede obtener de esos capullos; mient ras

    que cascara chapa y landreado suponen la no prdida absoluta y total ,

    la distincin de contenidos entre ellos viene dada por la utilizacin espe-

    cfica del primero para el filadiz, la baja calidad del segundo, y lo aleatorio

    de los beneficios en el tercero, desnud o pito rocado r flauto y landreado

    significan la prdida total del producto, teniendo todos como sema comn

    la perforacin, nica u varia, del capullo. Tambin contiene semas de valo-

    racin negativa el trmino caharzo aun cuando no se refiere al resultado

    final pro pia m en te dicho, sino a la seda que qu eda fuera de , y c uyo

    valor es mnimo.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    28/42

    32 JOS MUOZ GARRIOS

    La segund a perspe ctiva la que se orienta ca ra a un nuev o ciclo de

    crianza est ordenada como parece lgico en funcin de la propia fisio-

    loga del animal; el protagonismo vuelve ahora a l convertido en

    paloma

    la crislida. La accin de sta no relacionada con la reproduccin

    vole-

    tear

    est fijada en el orden del movimiento corporal que le es caracters-

    t ico. La accin bsica en el orden reproductivo es simentar mientras

    cresa es el acto en s y simiente o granito el resultado propiamente dicho.

    in.Como ya adelantbamos en la introduccin del presente trabajo

    una vez estudiado el asp ecto semasiolgico hem os de com pletar el estu-

    dio con los planteamientos onomasiolgicos de este vocabulario. En este

    aspecto nos parece del mayor inters en es te momento atender al pro-

    ceso de nom inalizacin de bsqu eda de significantes adecu ados a esos

    contenidos especf icos y presumiblemente nuevos por parte de los seri-

    cicultores. El anlis is de este proceso de nominalizacin nos debe condu-

    cir a ver cmo se ha forma do el re a lxica que nos ocupa de qu me dios

    se ha servido el hombre para cubrir las necesidades que en el aspecto

    comunicativo le planteaba la nueva actividad.

    Entendemos que el estudio onomasiolgico ha de ser doble: debe

    atender de una parte al origen de esas voces a su procedencia y de otra

    a cmo se ha l levado a cabo el proceso de adaptacin a las nuevas reali-

    dades

    en vir tud de qu movimiento semntico se ha producido esa nueva

    ampliacin de su significado originario qu mecanismos lingsticos ha

    sido necesario poner en juego para completar el mosaico de las designa-

    ciones.

    Para aclarar la pr imera de las cues t iones planteadas hemos agrupa-

    do las dist intas voces por el rea lxica a la que pensamos que perte-

    nece en vir tud evidentemente de la s ignif icacin de la que parece haber

    derivado la acepcin sedera. Hemos actuado as por dos razones: En pri-

    mer lugar hem os credo que de es ta forma podamos patent izar con

    m ayo r exac ti tud e idoneidad aquellos cam pos lxicos de ma yor im portan-

    cia y trascen den cia ha sta el pu nto de pod er exte nd erse m s all de sus

    lmites iniciales; el vocabulario de la seda es part icularmente apto para

    esta f inalidad por cu an to se tra ta de un conjunto de voc es perten ecien-

    tes a una actividad econm ica no hered ada sino surgida en un m om ento

    muy concreto de la historia del sureste peninsular y agrupadas as ante

    la necesidad de hacer frente al reto que la nueva actividad exiga. Lo que

    acabamos de decir es fci lmente comprobable bas ta con observar cmo

    la gran mayora de las voces pertenecientes al rea lxica de la serici-

    cultura no t ienen como contenido originario el relat ivo a esta actividad

    sin perjuicio de qu e con pos terio rida d es ta significacin hay a pa sad o a

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    29/42

    E L VOCABULARIODE LASEDA EN EL DIALECTO MURCIANO 33

    primer plano, ni de aquellos otros casos especiales que, en su momento ,

    des t acaremos . En segundo lugar hay que contar con una gran penuria de

    documentacin histrica, sobre

    la

    problemt ica sedera, an ter ior

    al

    siglo

    XV;

    a este respecto, slo vale

    la

    pena ci tar a lgunos prrafos recogidos

    por

    Torres Fontes ,

    32), y que

    pueden

    ser

    vlidos para testificar

    la

    continuidad

    de la produccin en la Murcia medieval , e incluso para constatar la exis

    tencia de alguna voz como serigano, hoy total y absolutamente perdida,

    pero que son claram ente insuficientes p ara inten tar establec er un nexo

    inequvoco entre los valores et imolgicos de las principales voces del

    rea estudiada y los actualmente vigentes .Ya en Cscales, primeros aos

    del siglo XVII, los valores semnt icos de las voces en cuest in son clara

    mente actuales ,por lo que su valor, al his tor iar la formacin del vocabu

    lario de la seda, es muy l imitado. Si a impulsos del nuevo inters que

    est despertando todo lo relativo a la cr ianza delgusano de seda, saliesen

    a luz documentos vl idos para la investigacin filolgica, se podra inten

    tar llevar

    a

    cabo esta tarea

    con

    autnticas posibi l idades

    de

    veracidad.

    Las razones antedichas nos han obligado tambin a dar un marcado

    carcter esquemt ico y provisional a nuestra opinin sobre los movi

    mientos semnt icos,

    en los que se ha

    basado

    la

    formacin

    de

    este voca

    bulario especial izado;

    no

    obstan te , hemos querido expo ner nu est ra opinin

    a

    fin de

    poder ofrecer

    una

    visin on omasiolgica com pleta,

    en la

    medida

    en

    que la documentacin ut i l izable lo es.

    Hechas ya estas aclaraciones iniciales, veamos ya cmo se dis t r ibuyen

    estas voces por reas lxicas, y las causas posibles del cambio semnt ico.

    1) Hemos de considerar , en primer lugar, aquellas voces que ya

    desde el principio, son originariamente sederas; dent ro de ellas, cabria

    comenzar por aquellas derivadas de seda: sedera y sedista podramos

    considerarlas como voces morfolgicamente t ransparentes , en el sentido

    de Ullmann.

    De

    modo aprox imadam ente p aralelo habra

    que

    considerar

    los casos de hilar e hilador la segunda mot ivada sobre la primera, y sta

    a

    su vez

    aplicable

    a la

    accin pura

    y

    simple,

    con

    independencia

    de

    quin

    sea

    su

    sujeto. Caharzo debe

    ser

    considerado como

    un

    tecnicismo,

    aun

    cuando et imolgicamente puede ser incluidoen la misma rea lxicade la

    mezcla o mixtificacin. Estricto tecnicismo de raza es calabrs con una

    clara motivacin de proce denc ia geogrfica.

    2)

    a)

    Como cabe suponer,

    el

    campo

    de la

    vida animal est amplia

    mente representado en t re

    las

    voces relat ivas

    a la

    seda.

    No

    obs tan te ,

    es

    32)

    JUAN TORRES FONTES:

    Produccin sedera murciana

    en

    l

    Edad Media

    Murgetana XLVI, 1977,pg s. 29-37.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

    30/42

    34 JOS MU OZ GARRIGOS

    imprescindible hacer unas precisiones aclaratorias: la mayor parte de las

    voces de esta procedencia han l legado al rea lxica de la seda en vir tud

    de aplicaciones concretas de su significado a este campo, sin que apenas

    se haya producido cambio semntico alguno; a lo sumo, podramos hablar

    de un proceso de adaptacin al nuevo contexto en que ha de vivir la

    palabra; en esta si tuacin se encuentran voces como:

    caseta cebar/cebo

    avivar/avivador voletear revoletear mu dar/mud a ninfa sacada cresa

    freza gaveta anillo cagarruta dormir/dormida pequica recordar/cara

    recordada granito; de entre todas el las nicamente freza admitira la

    doble posibi l idad de una procedencia vinculada estr ictamente al mundo

    anim al en el sentid o de huella dejada por los anim ales ), o una relacin

    con la bas e etimo lgica en el sen tido de res trega r, roz ar ), debido a la

    peculiar forma de comer las larvas de seda; si aceptsemos esta segunda

    posibilidad, habra que incluir esta voz con las extradas del vocabulario

    general . El segundo aspecto a considerar en estas voces es su escaso valor

    como tecnicismos zoolgicos; es innegable su relacin con el mundo ani-

    mal, pero ninguna de el las sobrepasa los ms estr ictos l mites de un voca-

    bular io general , antes de entrar a formar parte del vocabular io de la

    seda, donde ya adquiere un grado ms de especial izacin.

    b) De ntro de este mism o grup o de voces, hay otras que plantean

    otros problemas dist intos: son aquellas que han l legado a designar real i-

    dades del mundo de la ser icicultura en vir tud de algn movimiento tras-

    lat icio del signif icado. Estos movimientos metafricos, basados siempre

    en un aspecto o rasgo comn entre su contenido primit ivo y la nueva

    real idad a la que ha de aplicarse la voz, estn representados aqu por:

    cascaronc illo sapo/zapo ovarse corazn; la primera de ellas es, clara-

    mente, una metfora formal, para explicar la l t ima habra, quizs, que

    acudir a la idea del elemento central, tanto en el aspecto posicional

    cuanto en el est imativo, mientras que el color ser a determinante en

    ovarse.

    Matices claramente despectivos pueden percibirse en las ser ies

    sapo/zapo y mona/mona clara/mona colorada independientemente del

    aspecto cromtico de los dos l t imos trminos; en la misma medida en

    la que admitamos un carcter metafrico en las acepciones generales

    peyorat ivas de

    sapo

    y

    mona

    deberemos admitir la aqu , en el vocabular io

    especfico de la seda, aun cuando las rugosidades de la piel del sapo y de

    la larva de seda as designada, puedan establecer un refuerzo en el nexo

    antedicho; en cualquier caso, lo que no es posible omitir a la hora de

    intentar establecer el proceso onomasiolgico, es que ambos trminos se

    emplean con alguna frecuencia en la huerta como despectivos, el segundo

    de el los, a veces, con marcado carcter famil iar e incluso con matices

    afectivos el segundo.

  • 7/25/2019 Vocabulario de La Seda, Glosario

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    E L VOCABULARIO DE LA SEDA EN EL DIALECTO MURCIAN O 35

    c Nos que da que con siderar, por ltimo, el caso de

    paloma.

    En opi

    nin de Elgueta y Virgili , se trata, desde luego, de un caso de significacin

    metafrica basada en el color blanco de los dos animales. Lo autntica

    mente interesante son las circunstancias que rodean este proceso. No hay

    que olvidar que en el vocabulario murciano es perfectamente usual el

    trmino mariposa, que es el ut i l izado en este caso por el vocabulario

    general; por otra parte, tambin hay que tener en cuenta que, excepcin

    hecha de la acepcin que nos ocupa, la distr ibucin semntica de paloma

    es la normal en el vocabulario comn espaol; hay que descartar , pues,

    de una parte, la neutral izacin por desconocimiento o infrecuencia de uso

    de cualquiera de los dos trminos, y de otra, el proceso antomstico

    de paloma por cuanto es estr ictamente necesaria, para el caso de la acep

    cin sedera, la aclaracin contextual o la especificacin gramatical. Des

    cartadas estas posibil idades, como as mismo todas aquellas relacionadas

    con la anatoma o la ut i l idad de ambos animales, no queda otra posibi

    l idad que la apuntada por Elgueta. El trmino paloma se uti l iza para

    designar algunas mariposas en zonas dialectales, peninsulares y extra-

    peninsulares, en las que