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VIOLENCIA ESCOLAR EN ALEMANIA ESTADO DEL ARTE (•) WALTER FUNK (") INTRODUCCIÓN FEDERAI.i3M0 EDUCATIVO EN IA REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA zación escolar, contenidos formativos y objetivos educativos como en el tratamien- to específico de la problemática de la vio- lencia escolar.2 La República Federal de Alemania es un Estado federado democrático y social (Art. 20 GG Constitución alemana) es de- cir, estructurado federalmente. El Art. 7 GG somete la totalidad de la organización es- colar al control del Estado, y en sus artícu- los 70 a 75 confiere a los respectivos estados federados ( lánder) la «soberanía cultural» ' que les atribuye la competencia marco en materia de política educativa. Desde la reunifIcacIÓn con la antigua RDA e13 de octubre de 1990, la República Fede- ral de Alemania está compuesta por 16 liinder, cada uno de ellos con su propia y específica politica educativa. Este federalIs- mo educativo se manifiesta en cada land tanto en la interpretación marcada por las ideas del partido gobemante, sobre organi- IA VIOLENCIA E3COIAR COMO pROBLEMA soctAt. En los últimos años, los medios de co- municación alemanes vienen ocupándose cada vez con más frecuencia tanto de la creciente brutalización como de las accio- nes violentas protagonizadas por escola- res. Sin embargo, el objetivo de los reportajes no suele ser el análisis contrasta- do del problema en cuestión, sino causar impacto y ocuparse de aquellos casos es- pecialmente llamativos. Sin embargo, los medios de comunicación han acusado muy pronto graves carencias en el análisis pedagógico y sociológico del tema violen- cia escolar. Esto ha provocado la necesidad (') Versión revisada y ampliada del original presentado en la Conferencia de la Unlón Europea «Safe(r) at School^, 24-27 febrero de 1997, Utrecht (Holanda). (••) Universidad Friedrich-Alexander de Nuremberg (Alemania). (1) Supone la atribución de la competencia primaria en materia legislativa y administratlva, en materia de educación, cultum, dencla e investlgaclón a los ldnder ( trd. Secretaría de la Competencia permanente de mi- nistros de Cultura de los !^lnderen la RFA 1995, p. 14). (2) La premura de tiempo en la preparación de este artículo y su reducida extenslón hacen Imposible tra- tar en detalle el tema respecto de todos los IlJnderde Alemania. Este informe se concentra básiramente en Ba- viera, debido a la experiencta y los estudlos realizados por el autor y a que los datos de los que se dispone son sufldentes en general. Revtsta de Educactón, núm. 313 (1997), pp. 53-78 53

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VIOLENCIA ESCOLAR EN ALEMANIAESTADO DEL ARTE (•)

WALTER FUNK (")

INTRODUCCIÓN

FEDERAI.i3M0 EDUCATIVO EN IA REPÚBLICA

FEDERAL DE ALEMANIA

zación escolar, contenidos formativos yobjetivos educativos como en el tratamien-to específico de la problemática de la vio-lencia escolar.2

La República Federal de Alemania esun Estado federado democrático y social(Art. 20 GG Constitución alemana) es de-cir, estructurado federalmente. El Art. 7 GGsomete la totalidad de la organización es-colar al control del Estado, y en sus artícu-los 70 a 75 confiere a los respectivosestados federados ( lánder) la «soberaníacultural» ' que les atribuye la competenciamarco en materia de política educativa.Desde la reunifIcacIÓn con la antigua RDAe13 de octubre de 1990, la República Fede-ral de Alemania está compuesta por 16liinder, cada uno de ellos con su propia yespecífica politica educativa. Este federalIs-mo educativo se manifiesta en cada landtanto en la interpretación marcada por lasideas del partido gobemante, sobre organi-

IA VIOLENCIA E3COIAR COMO pROBLEMAsoctAt.

En los últimos años, los medios de co-municación alemanes vienen ocupándosecada vez con más frecuencia tanto de lacreciente brutalización como de las accio-nes violentas protagonizadas por escola-res. Sin embargo, el objetivo de losreportajes no suele ser el análisis contrasta-do del problema en cuestión, sino causarimpacto y ocuparse de aquellos casos es-pecialmente llamativos. Sin embargo, losmedios de comunicación han acusadomuy pronto graves carencias en el análisispedagógico y sociológico del tema violen-cia escolar. Esto ha provocado la necesidad

(') Versión revisada y ampliada del original presentado en la Conferencia de la Unlón Europea «Safe(r) atSchool^, 24-27 febrero de 1997, Utrecht (Holanda).

(••) Universidad Friedrich-Alexander de Nuremberg (Alemania).(1) Supone la atribución de la competencia primaria en materia legislativa y administratlva, en materia de

educación, cultum, dencla e investlgaclón a los ldnder ( trd. Secretaría de la Competencia permanente de mi-nistros de Cultura de los !^lnderen la RFA 1995, p. 14).

(2) La premura de tiempo en la preparación de este artículo y su reducida extenslón hacen Imposible tra-tar en detalle el tema respecto de todos los IlJnderde Alemania. Este informe se concentra básiramente en Ba-

viera, debido a la experiencta y los estudlos realizados por el autor y a que los datos de los que se dispone sonsufldentes en general.

Revtsta de Educactón, núm. 313 (1997), pp. 53-78 53

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de realizar estudios empíricos actualiza-dos. A pesar de todo, puede decirse que«éste no representa un tema completa-mente nuevo, sino que ya había sido trata-do con diferente intensidad y relevancia endistintas épocas» (SchuUarth 1993, p• 41). Sinetnbargo, hasta hace poco la ciencia no po-día ofrecer datos actualizados sobre la tras-cendencia del problema, en particular sobreel aumento de la violencia escolar que losmedios de comunicación destacan de formatan insistente. Los últimos grandes estudiosempíricos de Bach y otros (1986), Klockhausy Habermann-Morbey (1986) o Holtappels(1987) no tuvieron su continuación inmedia-ta en investigaciones similares, lo qtte hu-biera permitido realizar afirmaciones conbase científica sobre el aumento o la dismi-nución de la violencia escolar.

Feltes (1990) y Hurrelmann (1990) tra-taron el tema en stt informe especial desti-nado a la Comisión gubernamental para laprevención y lucha contra la violencia (Co-misión [antil violencia) (véase Schwind yotros 1990). La Conŭsión Ilegó entonces ala siguiente conclusión: ... no prrede ha-ólarse de progresión en el a7^mento de lascondrrctas agresivas entre los alz^mnos de lasescuelas de la RFA (Schwind y otros 1)90, p.71). El hecho de que la violencia en elcontexto de la escuela se convirtiera entema de discusión, hizo que se iniciarannuevos proyectos cíe investigación sobreuna base más amplia (véase Schubart1993, p. 32 y ssJ.

DGSCRIPCIÓN Y ANÁLISIS

Hasta la fecha no se dispone de nin-gún estudio cuantitativo que pueda repre-

sentar globalmente a la RFA en el tema dela violencia escolar. Como consecuenciade su actual popularicíad, se han realizadouna serie de encuestas en este senticío aescala local y regional entre directores de es-cuela, profesores, alumnos, padres, etc:'.Como cada land tiene una política dife-rente en lo que respecta a este tipo deencuestas en las aulas, sus resultados sonaplicables tan sólo a dicho land, e inclu-so en algunos casos, a poblaciones con-cretas. Los resultados de estos trabajosofrecen en la actualidad un amplio mo-saico de datos sobre el tema en la RFA,que debería permitir realizar una valora-ción realista del problema de la violenciaescolar.

DEFINICIONES

Mientras que la literatura específicasobre el tema en lengua no alemana estámuy dominada por los conceptos «bu-llying» y«conducta asocial», en Alema-nia se emplea básicamente el término«Gewalt» <violencia> ^. Existen escasosestudios alemanes sobre «bullying» <inti-midar>, «mobben» <N. de la 7: = en srrtrso cotidiano alrrde a acosar, hacer lavida imposible, aislar> (Hanewinkel yKnaack 1996; Kaschanipur 1995) o«schi-kanieren» <hinchar, agobiar> (Schafer1996a, 1996b) y hasta hace poco no sehabía tratado la «conducta disocial» deniños y adolescentes (D^pfner y otros1996) en ningún estudio representativo aescala nacional.

Los escasos estudios sobre bullying sebasan siempre en la definición de Olweus:

(3) Compárese una opinión crítica del tnétodo en KttuMM (1997?. ttot:rnrrcts (199T) aclact la óase teórir.tde estos estudios.

(4) Esto llega hasta tal punto, que en la actual traducción al alem^n de Oiweus ei verbo «to buily» se tra-

duce por «mobben» y ei sustantivo «buliy» por «Gewalttater» (vfolcmto) (véase Ot.vuuus 1996: I1). Tampoc:o se

puedc encontrar el concepto «bullying» en tos títuios de ios actuaies tr.tbajos (véase I Irn:rnrvr•.[s y otros 1997).

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Un escolar srrfre violencia o acoso <»rob-ben> carando deforrna reiterada yprolon-gada se ve sornetido a los actos negativosde otro u otros escolares (Olweus 1996,p. 22).

Las definiciones concretas de «agre-sión» y«violencia» son prácticamente in-terminables y muy poco uniformes.Schubarth (1993, p. 31) ha constatado enlos últimos años la ampliación, diferen-ciación y pluralización del concepto deviolencia. Los actuales estudios alema-nes sobre violencia escolar adoptan ladefinición de Hurrelmann contenida ensu informe especial para la ComisiónAntiviolencia: «La violencia escolar abar-ca todo el espectro de actividades y ac-ciones que causan cíolor o lesionesfísicas o psíquicas a las personas que ac-túan en el ámbito escolar, o que persi-guen dañar los objetos que seencuentran en dicho ámbito» (Hurrel-mann 1990, p. 365)• Se hace referenciapor tanto a los actos violentos tanto físi-cos como verbales, incluyendo los aspec-tos amenazantes o sexistas cie laviolencia, que bien cometen escolares,profesores u otras personas o son ciirigi-dos a éstos, incluida la violencia contralas cosas (vandalismo). Los estudios em-píricos de acciones concretas en el con-texto de la escuela concretan estadefinición relativamente abstracta.Schwind y otros (1995, pp. 157 y ss.) opi-nan que el concepto cíe violencia no seestá utilizando uniformemente, ni tan si-quiera en el contexto escolar. En los es-tudios de los que se dispone seentremezclan tanto las conductas agresi-vas de profesores con los alumnos comoel aspecto de la violencia estructural dela escuela.

PROPAGACIbN DE LA VIOLENCIA EN EL

coNrFxro EscolnR

AGRESIVIDAD Y DISOCIAIdDAD DE NIIVOS Y

ADOLESCENTES

Segítn Dápfner y otros (1996, p. 1^)aproximadamente un tres por ciento de lasniñas y un seis por ctento de los niños deentre cuatro y 18 años son definidos porsus padres como «destacadamente agresi-vos» 5. Aproximadamente un trno por cien-to de los niños entre 4 y 10 años, I,Spoi•cientocíe las chicas entre 11 y 18 años y untres por ciento de los chicos de esa edadpueden considerarse en opinión de sus pa-dres «destacacíamente disociales»^. Estascifras que a primera vista pudieran parecerpoco relevantes, equivalen a 600.000 niñosy jóvenes (véase sin autor 1996, p. 111) aescala nacional. En una autovaloración rea-lizada por adolescentes de entre 11 y 18años, conforme a los Inismos criterios,aproximadamente un seis por ciento de laschicas y un sietepor ciento de los chicos seconsideran «marcadamente agresivos» yaproximadamente un tres por ciento de laschicas y un cinco por cienta de los chicos«marcadamente disociales» (véase D^pf-ner y otros 1996, p. 14).

BULLYING <INTTNIIDAR>/SCHtKANIEREN

<AGOBIAR>/ NIOBBEN <ACOSAR>

Scháfer (19)6a) informa de que enfunción cíe curso al que se asiste y el sexo,el 50-60 por 100 de los estudiantes dr sumuestreo no han sido nunca agobiados.Entre un 20 y un 30 porctento de los esco-lares afirma haber sicío agobiado una o dos

(5) Es decir, que muestr.in «formas severas de concluct:t agresiva» , como: destrucdón cle cosas propi:^s aajenas, peleas habituales, pegar o amenaz:u a otros, accesos de ir.i (véase I?CSPFNER y otros 1996, p. 13).

(G) Se enuenden corno «form:ts severas de conducta cllsoci:tl»: escaparse de cas:^, jugar con fuego, hunosen o fuera de r.tsa, hacer novillos, consumo de alcohol o drogas ( véase I)UPFNI:R y otros 19rX^, p. Ii).

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veces, aproximadainente el 15 por ciento«alguna vez» , hasta un dos por ciento «unavez a la semana» y del tres al seú por ciento«varias veces a la setnana». Del 35 al 45 porciento de los estudiantes participan «una odos veces» en agobiar a sus compañeros, del8 al 24 por ciento lo hacen «a veces», delttno al tres por ciento «una vez a la semana»y del 1 al 13 porciento incluso «varias vecesa la semana» (Scháfer, 1996a, p. 702). En elestudio de Kaschanipur (1995) tres cuartaspartes de los estudiantes de su muestreo(alumnos de instituto) nunca fueron aco-sados. Un ochoporcientofueronacosados«ocasionalmente» o más a menudo y el2,6 por ciento una o más veces por sema-na. Aproximadamente el 16 por ciento par-ticipa «ocasionalmente» o más a menudoy el 6,7 por ciento incluso «una o variasveces por semana» en acosar a otros es-colares (Kaschanipur, 1995, p. 108). Ha-newinkel y Knaack informan de un 11,6por ciento de los escolares que son «vícti-mas indirectas de la violencia» de «ocasio-nalmente» hasta «varias veces a lasemana» y de un 9,2 9 porciento que lo son«una o dos veces a la sernana»'. E121,6 porciento de los escolares fueron acosados des-de «ocasionalmente» hasta «varias vecesen semana» (víctimas directas de la violen-cia), de los cuales a su vez el 32,6 porcien-to Fueron autores. EL 9,2 por ciento de losescolares fueron acosados «de una a dosveces por semana», de este grupo el 15,9por ctento fueron también autores (Hane-wirlkel y Knaack, 1996, p. 85).

Los estudios sobre intimidación infor-man de la diferencia relativa entre el sexode autores y víctimas (véase Hanewinkel yKnaack, 1996, p. 83 y s.; Sch^fer, 1996a, pp.

702, 706; Kaschanipur, 1995), de un au-mento del agobiar desde los cursos inferio-res a los medios (véase Hanewinkel yKnaack, 1996, p. 83 y ss.; Sch^fer, 1996,p. 702), de una escasa incidencia de laintimidación en los institutos en com-paración con las escuelas primarias(véase Kaschanipur, 1995, p. 105) o encomparación con otros tipos de escue-las (véase Hanewinkel y Knaack 1996,p. 88) y de una estabilidad temporal cíelagobiar (véase Scháfer, 1996a, p. 702;Kaschanipur 1995, p. 64)8. En los traba-jos sobre la intimidación, se destacasiempre la importancia de la interven-ción del maestro para su supresión. Lamitad de los escolares encuestados porKaschanipur no puede evaluar en quémedida se prod>,icen de hecho la inter-vención o la prohibición. Entre un 30 porciento (Kaschanipur, 1995, p. 57) y un 39 porciento (Scháfer, 1996a, p. 704) de los esco-lares respondieron sin embargo a estacuestión «casi nunca» , «nunca» o «raravez». Hasta ahora sigue siendo una cues-tión empírica saber en qué medida estosporcentajes expresan ignorancia o faltade recursos por parte del profesor parasolucionar el problema de la intimicía-ción. En el estudio de la intitnidación, sesostiene que en Alemania hoy el agobiar«...forma parte de la cultura escolan>(Scháfer, 1996a, p. 708), que la intimida-ción es un «problema que hay que tomarseen serio» (Schdfer, 19966, p. 31; véase tam-bién Hanewinkel y Knaack, 1996, p. 90 yss.), y que en comparación con otros países,los escolares alemanes tienen bastante másexperiencia como autores y como víctimas(véase Hanewinkel y Knaack, 1996, p. 90 yss.; Kaschanipur, 1996, p. 66 y ssJ.

(7) Ia cuestibn planteada era: «^Te ha pasado alguna vez que en el recreo nadie quiera estar contlgo y te

quedC3 SOIO^u (HANEWINKEL y Ñ1MK, 1996, p. 77).

(8) EI escaso tamaño de los muestreos, a excepción de tos dei estudio de HnNt=.w^NKr^. y KNMCK (1996),hacen cuesdonable una generalizaclón de los resultados en este punto.

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ACCIONES VIOLENTAS EN LA ESCUELA

En el «Estudio Escolar de Nuremberg1994, Violencia Escolar»' los escolares fue-ron preguntados sobre la frecuencia con laque habían cometido en el curso anterior20 conductas agresivas o violentas concre-

tas. Evidentemente los insultos a otros es-colares representan la acción violenta máscomún, la infracción más habitual (chicos82,9 por ciento, chicas: 74,1 por ciento).Este resultado responde al patrón de con-ducta agresivo verbal que se sabe muy ex-tendido y que está recogido en otrosestudios (véase Schubarth, 1997, p. 66 yss.; Fuchs y otros, 1996, p. 94 y ss.; Holtap-pels y Schubarth, 1996, p. 17; Schwind yotros, 1995, p. 204; 1997, p. 7; Greszik yotros, 1995, p. 270; Meier y otros, 1995, p.171; Ferstl y otros, 1993, pp. 31, 39)• Peleascon otros escolares (chicos: 48,4 por cien-to, chicas: 15,8 por ctento), difusión dementiras sobre los compañeros (clticos:40,9 por ciento, chicas: 23,0 por ciento), in-sultos a los profesores (chicos: 35,6 porciento, chicas: 32,4 por ciento) no siemprea la cara, causar daños (chicos: 40,1 porciento, chicas: 27,7 por ciento) y ensuciar(chicos: 32,0 por ciento, chicas: 31,6 porciento) las propiedades de la escuela sonasimismo infracciones muy extendiclas. Porel contr•ario, se citan relativamente poco elacoso sexual a los compañeros (chicos: 6,2por ctento, chicas: 1,6 por ciento), las ame-nazas con armas (chicos: 3,9 por ciertto,chicas: 0,9 por ciento) y en particular elacoso sexual (.chicos: :3,1 por cientq chicas:0,9 por ciento) o amenazas a profesores(chicos: 3,U por ciento, chicas: 1,2 por cien-to). Similares resultados,presentan Fuchs yotros (1996, p. 81 y ss., 96 y ss.) desde elpunto de vista cíel profesor y de1 alurnno.

Funk (1995b) resume las infraccionescitadas y los actos violentos, desde la pers-

pectiva del análisis de los factores, en cua-tro índices: mentiras e insultos, peleas, ac-tos vandálicos y amenazas con armas oacoso sexual. Más de las tres cuartas partesde las chicas de Nuremberg (77,3 pa•cien-to) y nueve de cada diez chicos (86,9 porciento) admiten haber mentido o insultadoa sus compañeros. Más de la mitad de íoschicos (53,1 porciento), pero tan sólo unade cada seis chicas (17,7 por ciento), admi-te su implicación en alguna pelea. Asimis-mo, más de la mitad de los chicos (57,7 porctento) y casi la mitad de las chicas (^5,4por ciento) confiesan haber participacío enactos vandálicos y además, uno de cadadiez chicos (10,8 por ciento), aunque algamenos de una de cacía veinte chicas (3,6por c^iento) reconocen haber amenazadocon armas o acosacío sexualmente a algúncompañero (véase Funk 1995b, p. 52).Fuchs y otros (1996, p. 99) informan deque el 84,4 por ctento de los escolares deBaviera acírniten agresiones verbales, el36,3 por ciento ejercieron violencia tisica yel 29,4 por ciento confiesan su participa-ción en actos vandálicos.

Von Spaun (i996, p. 31) infiere cíe suencuesta en escuelas bávaras, yue en elcurso 1992/93 en cuatro quintos (81,5 porciento) de las escuelas para la promociónindividual ciel aprendizaje, en casi dos ter-cios de las escuelas básicas (63,2 pa• cien-to) y escuelas primarias y básicas (62,"L po,r•ciento) así corno en más de la mitad de lasescuelas profesionales (56,9 por ciertto),institutos (56,4 por ciertto) y escuelas se-cundarias profesionales (5i,6 por ctento)se cometieron delitos violentos. Está encondiciones de constatar una mayor inci-dencia en las zonas urbanas que en las ru-rales (von Spaun 1996, p. 35 y ss.; véaset<tmbién Meier y otros 1995, p. 179; Ferts yotros 1993, p. 37). Ln lo que respecta a laviolencia contra Ias personas, en todos lostipos de escuelas de I3aviera se citan en

(9) ^d. FurrK sobre la in[rcxlucción teórira y la c^plir.ición met(xlica de estr estudio ([995n).

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primer lugar los insultos y lesiones, entrelos actos vandálicos prevalecen los dañosa las cosas y las pintadas (von Spaun 1996,p. 38 y ss.). Por el contrario, las autorida-des escolares de Hesse y Sajonia refierenque es el vandalismo el acto violento máscomún (véase Meier y otros 1995, p. 174).

Sin embargo, en los diversos estudiosla violencia física contra profesores es bas-tante escasa (véase Schwind y otros 1995,p. 122; 1997, p. 12; Fuchs y otros 1996, p.112 ss.; Funk 1995b, p. 43; Greszik y otros1995, p. 279; BayStTKWK 1994, p. 13). Tansólo Ferstl y otros observan un «riesgoconsiderable para ]os profesores ... de seragredidos por los alumnos» (1993, p. 35).Von Spaun constata una creciente «falta derespeto de los ah)mnos por sus profeso-res» e indica que en «institutos, escuelasbásicas, escuelas secundarias profesionalesasi como en la escuela primaria ... los pro-fesores sufren alrededor del 40 por cientode los insultos registrados, en las escuelasprofesionales y en las escuelas para la pro-moción individual del aprendizaje la cuotaasciende al 60 por cientrn> (von Spaun1996, p. 41 y 54 y ss.; véase tambiénSchwind y otros 1995, p. 115 y ss.; 1995, p.8 y ss.). A1 parecer, las profesoras padecenmás a menucío la viotencia psíquica verbalyue sus colegas masculinos (Schubarth19)7, p. 69)^

AI'ROPIACIÓN SUBJEI7VA DF.L AUh1ENT0 DE LA

VIOI.ENCIA ESCOIAR

Adcmás de las informaciones de losmedios de comunicación, es en concreto laapreciación subjetiva de los profesores laque supone un aumento de la violencia enl:ts escuelas alemanas. Puchs y otros (1996,p. 70 y ss.) infonnan de que tan sólo el 8,8

por ciento de los profesores bavaros cons-tata un aumento relativo de la violencia es-colar. Casi la mitad de los profesores (49,3por ciento) lo percibe en algunas escuelas,un tercio escaso (30,5 por ciento) cree enun aumento poco considerable y en opi-nión de uno de cad<z diez profesores (11,4por ciento), la violencia ha aumentado inclu-so de forma drástica '°. En 1992, el 27,3 porciento de los directores de escuelas del landSchleswig-Holstein opinaban que la violen-cia había «aumentado algo» en los últimostres años, el 1,8 por ctento que incluso había«aumentado considerablemente» (Ferstl yotros, 1993, p. 24). Según Schwind y otros(1995, p. 205), el 63,7 porciento de los direc-tores y tres cuartas partes de los profesoresde Bochum Ilan observado un aumento dela violencia física entre los cllicos. En Sajoniaaproximadamente dos tercios de los profe-sores también han observado un aumentode la violencia en las escuelas desde la reu-nificación (Schubarth 1997, p. 70). Pero in-cluso entre profesores y directores, lavaloración es muy diferente y heterogénea.(véase Fuchs, 1996, p. 57; Greszik y otros1995, p. 276 y ss.; Meier y otros 19)5, p.181). Greszik y otros (1^5, p. 257) se ►3alanque, a pesar de la masiva información de losmecíios de cotnunicación, en abril de 1)92sólo el 29 por ciento de los directores delland Sd^leswig-Holstein atlrmaba haber ob-servado un aumento de la violcncia; medioaño después sin embargo, ya era e1 65 porcic^rtto de los directores de Kassel y seis :Iñosmás tnrde se alcanzaba el 83 por ciettto delos protesores de Kassel. ].os autores sospe-chan que, ttus estc significativo avance en laapreciación de aumento de la violencia, seocultan t:zctores de tipo subjetivo m:ís queuna modificación de l:l situación objetivade la violencia (en sin^ilar sentido: Fuchs1996, p. 68).

( lU) Iste juicio r,^n pesimis[a es comparttdo por el 23,4 ^^rcie^eto de los proli^sores de In escurla b:ísira,el 10,1 por cie^iuo de los de L^ escuela secundaria profesianal, el 9,1 por cieutc^ de los <le escueL•is pro(esionalesy tan sólo por el 4,S /x^r ciento de los profesc^res de instituto ( véase Fi^cus y otros 199G, p. 71).

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Dettenborn y Lautsch afitman haber ob-servado un aumento general del empleo de laviolencia de un 56 por ciento entre los estrt-diantes. En concreto el 43 por cienta de losestudiantes han cometido más las amena-zas con violencia, e167 por ciento vandalis-mo, el 32 por ciento violencia de hecho, el55 por ciento violencia en grupo y e152 porciento ambiente hostil (véase Dettenborn yLautsch 1993, p. 749).

La ciencia se cuestiona el aumento de laviolencia juvenil en general y de la violenciaen las escuelas en particular; aunque existe unamplio cansenso respecto de la idea de queno puede habJatse de un aumento general dela violencia en las escuelas (véase p. ej. Hutrel-mann, 1990, p. 367, 1991, p. 103; Schwind yotros, 1990, pp. 70 y ss.; Greszik y otros, 1995,p. 280). Mientras que también en este sentidoprevalece la sensación de aumento de las in-fracciones «leves», en particular de la violen-cia verbal que ya forma parte de la vidacotidiana en la escuela <véase Schubarth yotros, 1997, p. 5; Schwind y otros 1997, p. 20;Ferstl y otros 1993, p. 31), cíesde el punto devista científico no puede decirse lo mismo delas fomlas «graves» de violencia (véase p. ej.Dann 1997, p. 4; Schwind y otros 1997, p. 20y ss.; Fuchs 1996, p. 69). Por t<^nto, no pareceadecuada la dramadzítción glotral de la violen-cia escolar. Lo que ocutre es que en algunasescuelas hay estttdiantes violentos y faltos deescnípulos, a los que se asocian deternŭnadosdpos de problemas y que resultan muy llarr>a-tivos por sus brutales forn^as de violencia tTsi-ca (véase p. ej. Meier y otros 1995, p. 181).

«VíCTiMAS» EN LA ESCUEI.A

En el Estudio de Nuremberg, los pro-pios escolares establecen diferencias entre

«ser víctima de violencia de tipo verbal(difamaciones, propagación de menti-ras, insultos, ofensas) y no verbal (pe-gar, someter a presión, amenazas conarmas, acoso sexual). Mientras que laschicas (81,4 por ciento) declaran más amenudo que los chicos (75,2 por cíento)haber sido pegadas y objeto de acoso se-xual (chicas: 5,8 por ctento; chicos: 3,7por ciento), hay otros delitos en los quelos chicos declaran haber sido víctimasen mayor proporción que las chicas(Funk 19956, p. 54)r'. El 59,7 por ctentode los escolares de Baviera declaran ha-ber sido insultados en este curso por al-guno de sus compañeros. E1 41,5 porciento se consideran blanco de «comenta-rios indecentes» por parte de sus compa-ñeros masculinos (véase Fuchs y otros,1996, pp. 152 y ssJ.

REI,ACIÓN AUTOR-ViCTIMA

Fuchs establece una «coincidenciaautor-víctima reíativamente alta» (1996,p. 6'L): es decir, los autores declaran ha-ber sido a su vez víctimas y viceversa.Este hallazgo se corresponde a la rela-ción entre el propio mentir/ofender y elser objeto de mentiras u ofensas por par-te de los compañeros (r=.3902) y entre elpegar y ser pegado (r-.3089) recogida enel Estucíio Escolar de Nuremberg (Funk,1995b, p. 59; véase también Puchs yotros, 199G, pp. 160 y ss. o bien Detten-born y Lautsch, 1993). T'ambién Rostam-pour y Melzer constatan una «am-bigiiedad en los papeles de autor y vícti-ma^ (1997, p. 16), que no sugiere una claracíiferenciación entre autores y víctimas

(11) Chicos versus chicas: «me han insult:tdo/ofendido»: 69,5 porciertto vs. 57,1 porcfeuta, «h:rn prop:^-

gado menUras sobre mí»: 58,7 porcfento vs. 51,69 por cletrt^ «me han pegudo» 19,2 ^orcieitto vs. 5,5 /^or ctert-

ta, «me han ptesionado»: 8,9 por ciento vs. 6,69 por cletrta, «me han pegaclo v:rrios :r la vez»; 7,0 por ctettto vs.

1,6 ^ior ctettto, «rne han arnenazado (con armas)»: 4,8 ^or elerrlo vs. 1,4 /wr cierrw (vc^ase 1'I ^NK Ir^S^, p. S4 ).

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(véase también Rostampour y Schubarthsin fecha: 4)'L.

DIFERENCIAS EN FUNCIC?N DEL 5EX0

En las diferentes subpoblaciones delEstudio Escolar de Nuremberg (alumnosde la escuela básica, secundaria obligatoriae instituto, cursos 7°, 8° y 9°) y en los ín-dices de violencia, los valores medios delos chicos están siempre por encima de losde las chicas. Esto significa que los chicosdeclaran con mayor frecuencia haber men-tido, ofendido, pegado, realizado actosvandálicos o amenazado con armas o aco-sado sexualmente a otros <véase Funk1995b, p. 61). La percepción de una vio-lencia mayor en los chicos se refleja tam-bién en Schubarth (1997, p. 68), Fuchs yotros (1996, p. 104), Holtappels y Schu-barth (1996, p. 17), Schwind y otros (1995,p. 206), von Spaun (1996, p. 43 y ss.),Meier y otros <1995, p. 180), Greszik yotros (1995, p. 270), Ferstl y atros (1993) oRostampour y Schubarth (p. 5)•

DIFERENCLAS EN FUNCIbN DEL CURSO/EDAD

DEL ESCOLAR

Dopfner y otros (1996, p. 28) citan las«influencias del desarrollo psicológico» so-bre la acentuación de la agresividad y la di-socialidad de niños y adolescentes. Mientrasque sus padres ven disminuir la agresividadde sus hijos a medida que van creciendo,ellos opinan que, por el contrario, el com-portamiento disocial autnenta con la edad.Los propios adolescentes ven en la edadde 15 hasta 16 años la Inayor acentuaciónde las formas agresivas y disociales de con-

ducta <véase Dopfner y otros 1996, p. 316y ss.). Los autores las atribuyen a«proce-sos de madurez biológíca y psicosocial», ala «disminución de la impulsividad infantily[...] a la interiorización de valores y nor-mas» (Dopfner y otros 1996, p. 28).

La literatura cree ver una especial inci-dencia del problema de la violencia esco-lar en los cursos 7°, 8° y 9°(véase porejemplo Feltes, 1990, p. 327). Fuchs yotros, (1996, p. 102) asocian el retrocesode la violencia verbal en las escuelas conel aumento en la edad de los escolares yhablan a este respecto de un «problemapasajero». En las otras formas de violencia,por el contrario, no cabe destacar ningunadiferencia de edad susceptible de interpre-tación (en similar sentido, vid. Funk 1995b,p. 63). Entre los alumnos de la escuela bá-sica, Fuchs y otros (1996, p. 103) conside-ran a los chicos de 13-15 años como losmás violentos, en las escuelas secundariasprofesionales a los de 13-18 años. En losinstitutos y escuelas profesionales no exis-ten diferencias específicas por la edad.Holtappels y Schubarth (1996, p. 17) infor-man de que en Hesse las mayores cuotasde violencia se centran en los cursos 8." y9°, y en Sajonia en el 8.° curso (véase tam-bién Rostampour y 5chubarth, p. 6).

DIFERENCIAS ENTRE LOS DISTINTOS'I1POS DE

ESCUELAS

En Nuremberg, mentir y ofender esprácticamente igual de habitual en escue-las secundarias profesionales (82,5 porciento), básicas (82,3 por ciento) e institu-tos (81,4 por ctento). La participación enpeleas es referida con menor frecuenciapor los alumnos de instituto (22,8 por cteii-

(12) Del análisis de casl todas las encuestas empíricas en estudtos transversales, es decir, centrados cn undeterminado momento, no puede inferirse la orientación de la causalidad. Por ejemplo: no puede declrse quelos escolares se hayan vuelto violentos tras haber sido víctlmas de la vlolencia en varias ocasiones.

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to) y con mayor frecuencia por los de es-cuelas básicas (49,1 por ciento) (escuelassecundarias profesionales: 31,5 porciento).La participación en actos vandálicos por elcontrario es menos frecuente en alumnosde escuelas secundarias profesionales(44,6 por ciento) y inás frecuente en insti-tutos (59,5 por ciento) (escuelas básieas:49,6 por ctento) (Funk 1995b, p. 63)'iFuchs y otros. En referencia tan sólo a laorganización escolar de formación gene-ral, Fuchs y otros (1996, p. 102) señalanuna violencia verbal relattvamente másalta, violencia psíquica (de la misma in-tensidad que en la escuela secundariaprofesional) y violencia física de las es-cuelas básicas. Tan solo los actos vandá-licos son más admitidos en este caso porlos alumnos de las escuelas secunciariasprofesionales. Junto a ello destaca tambiénen Holtappels y Schubarth (1996, p. 17),von Spaun <1996, p. 31), Greszik y otros(1995, p. 273 y ss.) y Dettenborn y Lautsch(1993) la especial carga de violencia de lasescuelas básicas y, en los casos en los quese han tenido en consideración, de las es-cuelas de promoción (véase Schwind yotros 1995, p. 205; Ferstl y otros 1993, p.27; Rostampour y Schubarth sin fecha: 6)'"También Solon recoge que, desde el puntode vista de la policía, los sospechosos suelenser alumnos y antiguos alumnos de escuelasbásicas (1993, p. 23).

DIFERENCLAS ENTRE «ANTIGUOS» Y «NUEVOS»

Li^NDER

Dopfner y otros (1996, p. 21) no cons-tatan diferencias en lo que respecta a agre-

sividad y disocialidad entre niños y adoles-centes de los antiguos y los nuevos estadosfederados. Meier y otros llegan a la si-guiente conclusión en una encuesta com-parativa entre directores de escuela en losliinder de Hesse y Sajonia: Por regla gene-ral, la violencia y la conducta desardena-da se rnaniftestan {claramente) con mayorinctdencla en Hesse q:.ie en Sajonia en to-das las dimenstones del estudio y compa-rando los diferentes tipos de escuelas(1995, p. 172). Holtappels y Schubarth(1996, p. 17) en virtud de la encuesta reali-zada entre escolares destacan manifesta-ciones de fenómenos violentos rnuysimilares en las dos zonas de Alemania. Lasagresiones psíquicas y físicas, vandalismo,chantaje, acoso sexual y posesión de ar-mas son más propias de ios escolares deHesse que de los de Sajonia. L.as agresio-nes verbales contra profesores son relativa-mente más frecuentes en Sa ĵonia, losdaños a las propiedades de los profesores,amenazas físicas o telefónicas por el con-trario son relativamente más frecuentes enHesse (Schubarth y otros 1997, p. 4 y ss.).En particular, en lo que se refiere a las for-mas «duras» de violencia, Schubarth yotros (1997, p. 14 y ssJ constatan una ten-dencia a cuotas de violencia algo inferio-res en Sajonia que en Hesse. Por elcontrarlo, los escolares de Sajonia manl-fiestan posturas autoritarias nacionalistasmás pronunciadas que sus compañerosde Hesse (Holtappels y Schubarth 1996,p. 17). Finalmente, los escolares de Hes-Se CieClafan SCr V1CIi117aS de ViOlenC13 SO-bre las personas con una 1'recuenciarelativamente mayor (Schubarth y otros1997, p. 17; véase también Dettenborn yLautsch, 1993).

(13) Sobre la evaluación del vandalismo en las escuelas Ferstl y otros (1993, p. 33) ronstatan que los pro-fesores considectn m3s afectadas la escuela real y el lnsticuto; los alumnos sobre todo los institutos.

U4) Las escuelas profesionales y de promoción, dado fo peculiar de su organizacfón tescuelasprofesionales) o el tipo de usuarlos (escuelas de promoción) no suelen Incluirse con reSularidad en lasencuestas.

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DIFERENCIAS ENTRE ESCOI.ARES ALEMANES Y

E7CrRANJEROS

No existen diferencias significativasdesde el punto de vista estadístico entreescolares aletnanes y extranjeros en Nu-remberg en lo que respecta a mentiras, in-sultos y ofensas, intervención en peleas,actos vandálicos y amenazas con armas oacoso sexual (Funk, 1995b, p. 62). Mientrasque los escolares alemanes <83,1 porcien-to) del estudio escolar de Nuremberg ad-miten agresiones verbales con mayorfrecuencia que sus compañeros extranjeros(78,75 por ciento) y asimismo realizan ac-tos vandálicos con mayor frecuencia (ale-manes: 52,4 por cienio, extranjeros: 49,3por ciento), los escolares extranjeros se venenvueltos en peleas con mayor frecuenciaque los alemanes (alemanes: 34, 1 porciento, extranjeros: 43,0 por ciento) y tam-bién con mayor frecuencia amenazan conarmas a los demás o realizan acoso sexual(alemanes: 6,3 por ciento, extranjeros: 11,0por ciento). Fuchs y otros (1996, p. 107) in-forman de mayor violencia vandálica, psí-quica y física de los escolares extranjeros;tan sólo en lo que respecta a la violenciaverbal no se constataron diferencias enfunción de la nacionalidad (véase tambiénFuchs, 1996, p. 65; 1997).

«MEDIOS DE DEFENSA»/ARhíAS EN LA FSCUEIA

E1 15 por ctento de los escolares de Nu-remberg adnúten Ilev^ar consigo a la escuela«medios de defensa». Los chicos contestanafirrnativamente a esta pregunta con doblefrecuencia (19,7 por ciento) que las chicas(9,7 por ctento), lo cual supone una diféren-cia verdaderamente significativa (véaseFunk, 19956, p. 65). Desde el punto cíe vistaesGtdístico, no puede establecerse diferenciaalguna entre los tipos de escuelas, los cur-sos o la nacionalidad cíe los escolares (véa-se Funk, 1995b, p. 65 y ss.). Entre los

escolares de Berlín el 26 por ciento admitellevar consigo a la escuela medios cíe de-fensa (véase Dettenborn y Lautsch 1993, p.760). Schwind y otros (1995, p. 16'L) infor-man de que un 24,5 por ciento de los esco-lares de Bochum ya habían llevado un annaa la escuela al menos una vez. Esto era ad-mitido también por aproximadamente el 30por ciento de los escolares en una encuestarealizada en toda Bavlera (véase Fuchs yotros 1996, p. 123). Por el contrario, los di-rectores de escuelas informan de muy pocoscasos de escolares que lleven am^as a la es-cuela (véase von Spaun 1996, p. 42 y ss.) ytampoco el Minlsterio de Educación de Ba-viera considera la posesión de armas «hastala fecha un problema real en las escuelas bá-varas» .(BaySLTKWK 1994, p. 14). Greszik yotros (1995, p. 273) finalmente informan deque en Kassel se constatan induso «valorespico» del 47 porctento de los cliicos y e144por ciento de las chicas armados en escue-las básicas y de141 por ciento de los chicosen escuelas secundarias profesionales.

Cabe señalar que los escolares que lle-van a la escuela medios de defensa, mien-ten, ofenden, se pelean, cometen actosvandálicos y amenazan o acosan sexual-mente a los demás con mayor frecuenciaque los escolares que no los llevan. Los es-colares armados han sido además con bc,s-tante más frecuencia víctimas de violenciaverbal y no verbal (Funk, 19956, p. 68). Denuevo el hecho de que los escolares hayansido encuestados tan sólo una vez impicleinferir un hilo causal. La relación entre irarmado y los actos violentos cometidospor escolares es objeto de estuclio por par-te de Fuchs y otros (1996, p. 1'll), Funk(19956, p. 6), Greszik y otros (1995, p. 8) yDettenborn y Lautsch (1993, p. 763).

CAUSAS PROBABLFS DE IA VIOLENCIA 1SCOIAR

Hurrelmann ve las causas de la violen-cia escolar cíonde se «.., percibe un claro

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menoscabo del sentimiento de autoestimay de las oportunidades de un posterior de-sarrollo en la vida» (1990, p. 368). Funk(1995a, p. 13 y ss.) y Losei y Bliesener(1995, p. 8) citan influencias concretas so-bre la tendencia a la violencia de los jóvenesen ciertas raracterísticas de la personalidad, lafamilia de origen, los grupos de coetáneos,la escuela y el consumo de los medios decomunicación (véase también Schwind yotros 1990, p. 91 y ss.; 1997, p. 14 y ssJ'S.

Como aspectos problemáticos respec-to al origen fanziliar del joven aparecen laalteración de las relaciones familiares («fal-ta de cariño» ), separación y divorcio de lospadres, ser liijo único, pobreza y privacio-nes, educación inestable, agresiva, excesiva-mente estricta o por el contrario permisivapor parte de los padres, t:alta de control,trabajo (doble) de los padres o de aquél acuya tutela esté el joven, etc. (véase Dopf-ner y otros 1996, p. 'l9; Funk 1995c, 1996a;Meier y otros, 1995, p. 80; BaySUKWK,1994, p. 17; Hurrelmann, 1990, p. 367). Ala situación familiar se asocia también eleseaso tamaño cíe la viviencia (v^ase Bay-SUKWK, ] 994, p. 17).

Pero la organización escolar, un malambiente en los colegios profesionales, lacatidad cíe la relación profesor-alumno, laalienación o distanciamiento de las normasy valores educativos y el fracaso escolar seconsideran también factores precursoresde actitudes violentas (véase Ilurrchuann,1990, p. 367 y ss., 1991, p. 106 y ss.; Losci,1993, p. 117 y ss.; BayStIKWK, 1994, p. 17,18 y ss.; ['unk, 1995a, p. 13 y ss.; Meier yotros, 1995, p. 180)"'.

Las intluencias de la familin y los efec-tos negativos de los mecíios de cornunica-ción son consideradas también como

causas por las asociaciones de profesores(véase p.ej. Kraus 1995) y por los propiosprrofesores (véase Schwind y otros 1995, pp.109 y 131; Schul- und Kulturreferat derStadt Niirnberg, 1992, p. 9 y ssJ. SegúnFuchs y otros (1996, p. 184) los profesoresbávaros consideran principalmente la per-tenencia a un grupo socialmente desviado(véase también Dopfner y otros 1996, p.30) y el consumo excesivo de películas dcterror y violencia como factores que intlu-yen en la violencia escolar. Estos profeso-res consideran más determinantes losfactores que provienen del ambito en dque el joven pasa su tiempo libre, que losreferentes a ^u origen familiar o social.

Resulta interesante también el puntode vista del propio cscolar: lo más l^a^ituales que dos tercios de las chicas ( 66,5 pvl•ciento) y una cifra tnuy SlInllar de chicos(63,5 porciento) piensen que I.r causa de Iaviolencia escolar es «fanfarronear, hacerque te reconozcan». Los escolares desta-can claramente el carácter expresivo de laviolencia, como intento de lograr atencióny acihesión. Al atribuir ias causas, las chir.asmuestran una destacada capacictad de jui-cio social: euatro de cada diez chicas <<i 1,8por clenlo), frente a tan solo tres de cadadiez chicos (30,5 poa• cicrtlo), remiten a la«situación familiar» y una cte cada tres cl^i-cas (33,5 por ciento), frente a tan solo unode cad:r cinco chiros (20,4 pol' ciCJlto) cllala «presibn dc grupo» como causct cle (rtviolencia crttre escolares. Por el contrario,los clticos van por delante a la hor.t de ci-tar causas de tipo individual como «gustopor la violencia» (48,7 por cieltlo; chicas:41,4 porciento) o «aburrintiento» (^8,0 pol'ciculo; chiras: 35,0 pnr cieltto). "i'amhi^n«la escuela» como r.iusa de la violencia es

(15) Li^sra, y I3t.irsNru (1995, p. 14 y ssJ aclcnl5s Ilanlan Lt atención sobrc influencias de In situ:^dón con-

creta de la violenda y cle las condiciones soci:tles y políticas.

(16) En el caso de los es[udí:tntes extranjeros se considera problemática adem:ís la «vida c•n dos nwn-

dos», es decir la «normaliclad alemana» Fuer.t de la famili:t y leu «estnictunts trndictonctlcs, r.u:taeriracl:ts por cl

mcxlelo autoritario de la casa p:tterna, el vecind:trio y I:c comunidad reUglos:u> (IIaySUKWK, lc^J4, p. l8).

(^ i

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citada por ellos con mayor frecuencia (10,2por ciento) que por ellas (6,1 por ciento)(Funk, 1995b, p. 70 y ss.; véase tambiénSchwind y otros, 1995, p. 170; Dettenbomy Lautsch, 1993, p. 754 y ss.).

FAGTORES ESTADLSTICOS Y DE'I'ERMINANTFS

CAUSA7^S DE IA VSOLENCIA EN LA3 ESCUELAS

PERSONALIDAD DEL ESCOLAR

El Estudio Escolar de Nurenil^erg pem^iteafim^ar que cuanto más aislado se siente un es-colar, más participa en peleas. Cuanto mayores su necesidad de estimulación, más miente,insulta, se pelea, realiza actos vandálicos yamenaza con armas o acosa sexualmente aotros. Por el contrario, una mayor religiosidaddel escolar va acompañada de menos actosviolentos de tlpo verbal, psíquico, vandálico yamenazador o sexista (véase Rojek 1995).

FnMILtA

Una educación percibida como con-troladora y estricta va acompañada de lacomisión de más actos violentos (men-tir/insultar, peleas, vandalismo, amena-zas/acoso). Cuanto más apoyo se creerecibir de los padres y mejor es la rela-ción social con ellos, menos se miente einsulta, menos actos vandálicos se come-ten y menas se amenaza o acosa (véaseFunk, 1995c, 1996a, Rojek, 1995). Tam-bién Rostampour y Schubarth (p. 8) in-forman de que un tipa de educaciónrestrictiva o agresiva por parte de los pa-dres aumenta las probabilidades de queel escolar se complique en actos violen-tos en la escuela, ya sea como autor ocomo víctima.

Funk (1996a, p. 16) no ha podidoconstatar diferencia alguna entre los esco-lares a cargo de uno solo de los padres ylos que provienen de familias completasen lo que se refiere a mentir/insultar, pe-leas, actos vandálicos y amenazas/acoso.Desde el punto de vista de la policía, Soloninforma de que los autores suelen provenirde las «llamadas familias intactas» (1993,p. 23)". También Dopfner y otros (1996, p.23) constatan la ausencia de diferenciasentre los chicos pertenecientes a familiascompletas o a familias con un solo proge-nitor en lo que respecta a su agresividad ydisocialidad. Por el contrario, las chicas acargo de uno solo de sus progenitores sonmás agresivas y disociales que las de fatni-lias completas, tanto en su propia opinióncomo en la de los demás. Los escolarescuyo progenitor o prvgenitores trabajantodo el día fuera de casa, suelen verse im-plicados en peleas y realizan más actosvandálicos que los escolares que disponenen casa de otros modelos de trabajo. Por elcontrario, no se puede establecer la rela-ción del desempleo de uno de los padrescon la tendencia violenta del escolar(Funk, 1996a, p. 18 y ss.).

En los datos de Nuremberg, la únicarelación significativa entre actos violentosde escolares y la evaluación de la zona deresidencia se establece en el caso del van-dalismo: cuanto más alta es la considera-ción que el escolar tiene de1 barrio en elque reside, menos actos vandálicos retiereen el contexto de la escuela (Funk 1995c,p. 143 y ss.; véase también Fuchs y otros1996, p. 293 y ss.).

GRUPOS DE COETÁNEOS

Los actos vandálicos son llevados acabo con mayor frecuencia por escolares

(17) «Es decir: los padres vlven junros, al menos uno de ellos tralraja y proporctona el sustento famillar»(So]on, 1993, p. 23).

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que se sienten integrados en pandillas infor-males en su tiempo libre, que por aquéllosque pertenecen a asociaciones formales(Nasa y Weigl, 1995; véase también Fuchs yotros, 1996, p. 3"26 y ssJ. Funk (1996b) pue-de afirmar sin duda alguna que se cometenmás actos violentos en el contexto de la es-cuela cuanto más violento se considera algnapo de los de la misma edad.

ESCUEIA

Según Dopfner y otros (1996, p. 21 yapartado 26a) ya han repetido curso al me-nos una vez aproximadamente el 20 porctento de los niños y adolescentes destaca-damente agresivos, es decir cuatro vecesmás que los que no lo son (5,3 por ciento).Entre los destacadamente disociales, la tasade cursos repetidos sigue siendo con un 12por ciento más cíel doble de los que no loson (5,1 por ctento).

El Es[udio Escolar de Nuremberg per-mite establecer claras relaciones entre laautoevaluación del rendimiento escolar ylas mentiras y ofensas, peleas y actos van-dálicos: los buenos estudiantes dicen sermenos violentos que los malos estudian-tes. I.a mayor violencia en los repetidoresse concreta en actos vandálicos y amena-zas con armas o acoso sexual. No puedeestablecerse ninguna relación entre la eva-luación de la relación entre compañeros ola apreciación subjetiva de su problema es-colar y los cuatro diferentes índices de vio-lencia. Por el contrario, cuanto más sevalora la relación profesor-alumno, es de-cir, cuanto mejor ve el escolar sus posibili-dades de desarrOllo en la escuela, menosactos violentos refiere (véase Keiling yFunk, 1995).

MEDIOS DE COMUNICAC16N

Se puede establecer una clara relaciónentre el consumo masivo de películas de

acción o terror y]a violencia escolar: cuan-to más se consumen este tipo de películas,más se miente e insulta, más se pelea, másactos vancíálicos se cometen y más se ame-naza o acosa sexualmente a los demás(Kreuzinger y Maschke 1995; véase tam-bién Fuchs y otros 1996, p. 231 y ssJ

En el análisis causal (regresioneslinealesmtíltiples) del Estudio Escolar de Nurembergsobre mentiras y ofensas, peleas y vandalis-mo de los escolares, pueden constatarse, condeterminantes derivados de todos los posi-bles contextos, los siguientes factores: elsexo «masculino», una excesiva neCesidadde estimulación y la pertenencia a un grupoviolento de la mistna edad aumentan los tresdiferentes grupos de acciones violentas; porel contrario, buena relación profesor-alum-no, reduce las actitudes violentas. Ia jomadalaboral completa de los padres refuerza laviolencia verbal y vandalica, una buena rela-ción social con los padres por el contrariodisminuye ambos tipos de violencia. Unagran religiosidad del escolar y la contianzaen las posibilidades de desarrolio en la es-cuela disminuyen también los actos vandáli-cos. Los escolares de mayor eciad se peleanmenos, los extranjeros emplean menos laviolencia verbal, el consumo de películas deterror y la asistencia al instiRito refuerzan losactos vand<álicos, la asistencia a la escuela se-cundaria obligatoria por el mntrario refuenilas peleas (véase Funk 1996a, p. 29 y ss.;1996b, p. 29 y ss.).

En muy pocos casos puede dernostrar-se la influencia del tamaño de la clase o laescuela sobre los actos violentos de los es-colares: la proporción de cllicos en la claserefuerza las mentiras y ofensas indlvidua-les. C1na proporción mayor de extranjerosen la clase disminuye por el contrario laimplicación individual en peleas. EI creci-miento de una escuela favorece los actosvandálicos, por el contrario, una buena re-lación cuantitativa profesor-atumno, es dc-cir, Inenos alumnos por profesor, reduce lacomisión de actos vancíálicos escolares(véase I^unk y Passenberger, 1997).

G5

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PROCES05 SOCIAI.FS GENERALES QUE

DETERhtINALV IA VIOLENCIA ESCOIAR

Como factores sociales que favorecen laviolencia juvenil y por tanto la violencia esco-lar, destaca el incremento, observado desde lareunificación, de la importancia concedidapor los jóvenes tanto a los gntpos de la mismaedad como a los medios de comunicación endetrimento de las relaciones sociales tradicio-nales como familia, vecindario, asociaciones eiglesia. Esta Individualización y pluralizaciónde los estilos de vida van acompañadas de lapérdida de un sistema homogéneo de valoresy provoca en parte de los jóvenes síntomas dedesintegración'd que entre otros pueden ma-nifestarse en la comisión de actos violentos,cuando «la desintegración se percibe comopérdida del sentido de la pertenencia, deoponunidades de participación o de identi-dad» (Neitmeyer, 1992, p. 109; véase tambiénBMFSFJ, 1995, p. 18). Este panorama justificael impulso de la función educadora de la es-cuela, al menos como un paralelo que enocasiones resulta más realista como sustitutode fanŭlias rotas. En este sentido se empie-zan a plantear ya propuestas de vigilanciafuera de las clases o escuelas de jornadacompleta. Aunque diferentes según la po-sición política de cada partido, estas exi-gencias son planteadas por los politicos(véase BaySUKWK, 1991, p. 34 y ss.;Schnoor, 1993, p• 36), las asociaciones deprofesores (véase Kraus 1995, p. 43) e in-cluso por los propios profesores (véasep.ej. Schul- und KulRirreferat der Stadt Nurn-berg, 1992, p. 15 y ssJ.

Poŭ^rtca

Como consecuencia de la estructurafederal de la República Federal de Alema-

nia, los responsables políticos «promue-ven, realizan y fomentan actividades loca-les a cargo del respectivo municipio,actividades a escala del land a cargo delministerio del land correspondiente y acti-vidades nacionales a cargo del ministeriofederal, siempre de forma autónoma e in-dependiente» (1995, p. 3). Este estudio seve limitado por este principio.

A ESCAIA NACIONAL

En virtud de la soberanía cultural noexisten actividades del Gobierno Federalcentradas en el tema de la violencia esco-lar. Sin embargo, el contexto social de laescuela es el más estudiado en el tema ge-neral de la violencia. El Gobierno Federalcreó con fecha 16 de diciembre de 1987 la«Comisión independiente para la preven-ción y erradicación de la violencia» (Comi-sión Antiviolencia). EI motivo era «.., el(temor) de una escalada de la violencia, nosólo en la familia y la escuela, sino tambiénen los estadios, calles y parques» (Schwindy otros, 1990, p. 28).

A su vez, el Ministerio Federal de la Ju-ventud con fecha 1 de enero de 1992 ini-ció, dirigido en especial a los nuevosl^inder, el «Programa de acción contra lasagresiones y la violencia» (AgAG), con unpresupuesto anual de veinte millones ctemarcos alemanes. Este proyecto, con unaduración inicial de tres años, fue prorroga-do hasta finales de 1996, con una panici-pación de los l^indery municipios en el 50por ciento en su financiación, que llegó aabarcar hasta 123 proyectos (véase Bohm yotros, 1995).

En junio de 1992, la Conferencia deministros de Educación planteó la exigen-cia de «eliminar la representación de la

(18) Por ejemplo, según HenMt:nx «a) la desapariclón de relaciones mn otras personas o instituciones»; b)

de la participadón real en instltuciones soclales; c) del respeto a las normas y valores comunesn (1992, p. 109).

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violencia en los medios de comunicación»y en octubre de 1992 publicó la <cDeclara-ción de Saarbrucken sobre Tolerancia y5olidaridad», en contra de la xenofobia yla violencia. Se propone la celebración dejornadas sobre el tema en clase y en la es-cuela, la arnistad y la correspondencia conescuelas y estudiantes extranjeros, la cola-boración escolar con inmigrantes, la visitaa centros de refugiados y la distinción a losescolares destacados por la tolerancia.

En su declaración del 10 de diciembrede 1992 el Canciller Federal citó la «ofensi-va contra la violencla y la xenofobia», paracuyos fines debían arbitrarse los necesariosrecursos. En este sentido, la Cancillería hacelebrado ya tres reuniones con expertossobre el tema de la violencia juvenil.

En marzo de 1993 tuvo lugar la campa-ña «Comprensión -respeto a la dignidadhumana- contra la xenofobia» organizadapor los Ministerios de Interior federal y delos ldnder, una campaña de informacióncontra el extremismo y la violencia.

En una reunión extraordinaria celebradael 9 de diciembre de 1993, los senadores yministros de la Juventud de los liinderapro-baron una resolución sobre «violencia juve-nil, violencia y xenofobia». En ella ponian demanifiesto, en primer lugar, que la violenciay la xenofobia no son problemas especílica-mente juveníles. Citan algunos factores de-ternŭnantes de la violencia (desintegración ytransnvsión de valores, carnbios en la estntc-tura familiar, grupos de ccet<^ineos, limitaciónen las condiciones de vida y vivienda de losjóvenes) y destacan el papel de los padres,de la escuela, de otros grupos sociales y dela protección juvenil en la transnŭsión de va-lores. Destacan, además, una concepciónbásica de prevención de la ley de protec-ción infantil y juvenil, en particular el apo-yo a la capacidad educadora de la familia.

Presentan ofertas con estructura diaria paraniños, ofertas específicas para chicos contendencias violentas, colaboración con iosresponsables locales de grupos de trabajoy de la protección juvenil, escuela y pa-dres. Se dirigen a los ámbitos políticos deextranjeros, mercado de trabajo (desem-pleo juvenil), medios de comunicación, ju-rídico y construcción de viviendas. Anirnana la apertura de la escuela a la comunidad yla colaboración con los responsables de laprotección juvenil (véase, sin autor, 1993).

A. ESCAIA MUNICIPAt. Y pEL LAND

En las escuelas de Baviera, junto a laadecuada sanción de las infracciones esco-lares y actos violentos '^, se aspira a daruna solucián pedagógica del problema(BaySUKWK, 1994, p. 21; 1995, p. 46; véa-se también Meier y otros, 1995, p. 181). Enconsecuencia, debe fomentarse la «forma-ción integral de la personalidad» y«el de-sarrollo de un sentido estable y positiva dela autoestima ... la solidaridad y la respon-sabilidad social» (BaySUKWK, 1994, p.32). Esto supone por ejemplo el énfasis dela labor ecíucativa de la escuela, la orienta-ción en los valores y el aprendizaje sociat,la transmIsión de un sentimiento cíe perte-nencia, de experiencia en comunidad yresponsabilidad en la escuela coma espa-cio vital, el fomento de las apdtudes e inte-reses incíividuales del escolar, la prepar.rciónpara la convivencia pacíl'ica con otras cultu-ras, el apoyo a jóvenes con problemas deconducta, la motivación del estudiante y laintensificación de la cooperación de la es-cuela con los padres e instituciones ex-traescolares (véase, BaySUKWK, 1994, p.32). Aunque aquí no podemos detenernos

(19) «Conductas eqidvocadns» son, por ejemplo, estortr.v la clase, negarse a hacer los deberes de r.^sa o

in(ringir las reglas formales de la escuela. Con actos violentos penalmente relevantes se h:ue referencia a«robo,

daños rnateriales, leslones» (vé:tse BaySUKVVK, 1995, p. 46).

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sobre ello, cabe señalar que los gobiernosde otros lánder han tratado de forma simi-lar el tema «juventud y violencia».

A escala municipal, otro punto esen-cial es la implicación tanto de la escuelacomo de la familia o las comunidades ve-cinales en la prevención policial a escalalocal (véase Feltes 1990, p. 333 y ss). Aun-que en Alemania hacía tiempo que se ha-blaba de ello, no se ha empezado aestudiar hasta hace poco (p.ej. Ravensburgy Ulm) mediante proyectos piloto (sin au-tor, 1995, p. 11) en varias localidades.

A Fscai.a► ti:.scoLn;Ft

Tanto la ciencia (véase Schwind yotros 1990, p. 150 y ssJ como las autorida-des políticas (véase p.ej. BaySUKWK,1994, p. 32; Schnoor, 1993, p. 37) planteanla necesidad de la recuperación de la furi-ción educadora de la escuela20. Se trata detransmitir normas y valores sociales (Hin-kel, 1995; Kraus, 1995, p. 44; Schnoor,1993, p. 37; Schwind y otros, 1990, p. 155),la formación de las capacidades sociales, lareconducción a las virtudes del trabajo yla estabilización de la propia identidaddel escolar (Gei(31er, 1988, p. 1082).

MEnIDAS coN^rxn l.n v;<Ot.^NCiiA

A ESCALA NACIONAL

Debido a la estructura federal del siste-ma educatívo alemán, las medidas de inter-vención se aplican principalmente a escalade los liinder, municipios y escuelas.

A ESCALA DE LOS L^NDERY WUNICIPIOS

Además de la relevancia del ejemplodel profesor (BaySUKWK, 1995, p. 47) ylas medidas escolares específicas recogidasen el apartado titulado A escala mrrnicipaly del land, cabe señalar en este punto laformación continuada de los profesores.Muchos seminarios y publicaciones de loscentros de formación continuada de profe-sores, abordan el tema de la «violencia esco-lan> (véase Akademie fur LehrerfortbildungDillingen/Donau y Staatliche Akademie fiirLehrerfortbildung Comburg 1993).

Junto con ésto puede citarse también,a escala de los lkndero municipios, las po-sibilidades que ofrece la protección juvenilconforme a la respectiva legislación 21. En-tre otras, están las ofertas de empleo juve-nil, como formación extraescolar, política,social y cultural, «deporte y juego, vacacio-nes infantiles y juveniles y asesoramiento ajóvenes» (BaySUKWK, 1995, p. 49) y traba-jo social juvenil, es decir ayudas «.., para lacompensación de desequilibrios sociales opara la superación de limitaciones indivi-duales» (BaySUKWK, 1995, p. 49). Ademásde «medidas para la protección educativade la infancia y la juventud» , la protecciónjuvenil abarca también «ofertas para la for-mación familiar» y en el caso de los niñoscon problemas, «ofertas de servicios y ayudasa la educación» (BaySUKWK, 1995, p. 49).

En el caso de los jóvenes delincuentes,interviene la asistencia judicial al menor.Los asesores judiciales, tiscales y jueces delos tribunales de menores «deben tener ca-pacidad y preparación pedagógica específi-ca» (BaySUKWK, 1995, p. 52). Lostribunales de menores, en el caso de pe-queñas infracciones por parte de autores

(20) En general, se conslder.in tareas de la « Escuela» como institución la formación y la edur.ición. «biucha

gente piensa que ambos conceptos son sinónimos, pues en otras IenSuas no se diferencian... La formación se

refiere a la persona como ente que sabe y juzga, la eduatción a lo que la persona yuiere y hace^> (Grni^.tat, 198f3,p. 1081).

(21) Ejemplos de cooper.^ción de la asistenda juvenil y la escuela en BhIPSI) (1996).

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confesos y razonable, cuentan con la posi-bilidad del sobreseimiento del proceso. Asu vez, el sistema de persecución juridicaestá presidido por la idea de la educación,con las siguientes sanciones: medidas edu-cativas (p. ej. asesoramiento, instrucción),con el ^... objeto de contranestar las caren-cias educativas reveladas en la comisióndel delito•, medios de corrección, como •...la amonestación, la imposición de obliga-ciones y el arresto juvenil» así como las pe-nas de prisión de menores, con laposibllidad de la suspensión condicionalde la pena (BaySUKWK, 1995, p. 53 y ss.).

A rsc'.nin Esco^ut

Parece evidente que los profesores in-tervienen siempre de inmediato cuando seproducen conflictos violentos. Mientrasque la mitad de los escolares de Sajonia di-cen que ellos mismos no intervendrían enataques físicos de otros escolares contraterceros, dos tercios de los escolares opi-nan que sus profesores intervendrían amenudo o muy a menudo, pero slgue ha-blendo un tercio de escolares que piensaque su profesor no lo haría. (véase Schu-barth, 1997, p. 71 y ss). Solon (1993, p•222) refiere r<^tmbién una serie de ejemplosde falta de lntervención en Múnich. Estehecho, tan extendido en opinión de los es-colares, de que los profesores cIerren losojos o aparten la vista es calificado porSchubarth como «falta de coraje cívico»(1997, p. 71 y ss.). Los mismos profesorespor el contrario, afirman en un 95 porcien-to de los casos que intervendrían en una si-tuación así (Schubarth 1997, p. 73).

El 47,5 por ctento de los profesores deBaviera admiten que en su escuela «algúnprofesor realizó una amonestación por es-crito» por malos tratos contra compañeros.Esta mínima forma de sanción es referidapor los profesores por daños y vandalismoen un 38,6 por ciento, por robo en la es-cuela en un 13,3 porciento y por malos tra-tos contra un profesor en la escuela en un5,4 por ctento (Fuchs y otros 1996, p. 168 yss.). Una «severa advertencia por parte dela direccIÓn» a causa de malos tratos con-tra compañeros es referida por el 23,2 porciento de los profesores. Esta sanción fueaplicada por daños y vandalismo en un21,3 por ciento, por robo en la escuela enun 10,0 por ctento y por malos tratos contraun profesor en un 3,0 por ciento según losprofesores encuestados. Las sanciones másseveras, como «traslado a una clase parale-la de la misma escuela», «expulsión delaula», «remisión a otra escuela del mIsrnotipo», «amenaza de expulsión de la escue-la» y«expulsión de la escuela» se aplicanen casos muy excepcionales (véase Fuchsy otros, 1996, p. 171). La interpretaciónque los autores hacen de estos resultadoses la siguiente: «En las escuelas son muyexcepcionales los actos violentos que haríannecesaria la aplicación de las fuertes sancio-nes citadas» (Fuchs y otros, 1996, p. 170).

>t^nrrrenMrn.Nro rxFVF.nrnvo

Hurrelmann dlferencia dos dimensio-nes en la intervención sobre la violencia enel contexto de la escuela: por un lado, lapersonal (preventiva o correctiva)22 y porotro la objetiva (personal o social)j'. Las

(22) Es decir, la «intervención preuenNua se realiza antes de que sean claramente apt+eciables y se desarrollenlas conductas agresivas o violentas. [a intetvención com^rNt.ia se realiza una vez manlfestada e Identlflcada la con-ducta agreslva» (Huwteu,tnNN 1990, p. 370).

(23) «Ia intervención se dLige a los necutsas personales cuando el destinatarlo es el Individuo..., y a los socia-

les, cliancb es neeesatio ejercer intlueneia sobre las eitclinstandas dei entomo» (HtnsxraatnNN, 1990, P. 370 y ssJ.

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medidas de tipo preventivo-personal queHurrelmann propone son «el apoyo al ren-dimiento», el «fomento de las capacidadessociales» y el «asesoramiento escolar».Como intervenciones de tipo preventivo-social, la «mejora del ambiente social en laescuela», la «configuración transparente yequitativa de las oportunidades» y la «es-tructuración de las posibilidades de partici-pación». Cita, como aspectos correctivospersonales, la «modlflcación de conducta»y la «terapia»; como correctivos sociales la«(rekonstrucción de estructuras sociales»y la necesidad del «trabajo social en la es-cuela» (véase Hurrelmann 1990, p. 370 yssJ. Dann (1997, p. d) opina con respectoa las propuestas de prevención publicadasque «la variedad es inagotable», y queaunque resulta complicada, es a la vez ase-quible. Critica sin embargo su fundamento,que considera «arbitrario e insuficiente».Esta es la razón de que la exposición enlas apartados siguientes no sea particular-mente exhaustiva.

A F.SCAIA NACIONAL

En su dictamen final, la Comisión An-tivtolencia del Cobterno Federal planteaseis tesis con catorce propuestas para laprevención y erradicación de la violenciaen las escuelas, para diferentes destinata-rios (véase Schwind y otros, 1990, p. 190 yss.): en lo que respecta a la configuraciónde la escuela como institución (la tesis), serecomienda mayor asunción de responsa-bilidad por parte de alumnos y profesoreshacia su propia escuela, la responsabilicladde los escolares por los daños que produz-can en las propiedades de la escuela y unamejor disposición general. Se reclama ade-más una mayor igvaldad de oportunidadesy un mayor apoyo a los escolares con pro-blemas. Con respecto a la desatención delaspecto educativo en la escuela (2.' tesis),se propone mejorar los factores que facili-

ten el cumplimiento de esta función, enconcreto el fomento de la conciencia jurí-dica democrática, la capacidad de críticaconstructiva y la orientación a la resolu-ción pacífica de conflictos, para lo cual sesugiere la implantación de una asignaturade formación jurídica básica. Para abordarlos problemas derivados de la edad de losescolares (3' tesis), se sugiere estableceruna proporción adecuada entre el conteni-do conceptual y el de trascendencia socialy emocional de las asignaturas, sin olvidaruna adecuada pedagogía sexual. En lo quese refiere a la agresividad en el deporte (4 ^tesis), se sugiere el aumento de horas parasu práctica, la promoción del juego limpioen los deportes escolares y de tiempo librey su implantación como asignatura ya des-de la escuela primaria. En lo que respectaa la actitud del profesor frente a las peleasprotagonizadas por los alumnos (5.° tesis),se consideran de utilidad la dotación de uncontenido (socio)psicológico más formati-vo a los estudios de Magisterio, la reduc-ción de la impasividad de los profesoresante los actos violentos y la creación degrupos internos en la escuela con potestadde intervención en los conflictos entrealumnos y profesores. Sobre la socializa-ción política en la escuela (6.a tesis) tinal-mente, se propone la reconfiguración delos contenidos curriculares para poderabordar las múltiples situaciones de con-flicto que se producen en las modernas so-ciedades industrializadas (reconocimientode la complejidad, accesibilidad al com-promiso de solución de problemas).

Otros relevantes protagonistas a escalanacional son las asociaciones de profeso-res. En la mayoría de los casos están orga-nizadas en función del tipo de escuela opor liinder, o bien de su confesión religio-sa, lo cual evidentemente influye sobre elplantearniento de sus objetivos. Sin embar-go, pueden establecerse ciertas coinciden-cias entre las exigencias del Consejofederal de directores de escuela (Bttndes-direktorenkonferenz) y la Unión alemana

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de profesores (Derrtscher Lehrerr^erband);en primer lugar se destaca que la escuelano puede abordar en solitario la cuestiónde la (tendencia a la) violencia juvenil,sino en unión de otras instituciones, eneste caso concreto de los padres. En e! ám-bito escolar pueden establecerse las si-guientes opiniones coincidentes: unconsenso básico sobre los objetivos educa-tivos y la implantación de cierta disciplinapara los niños, la educación para el correc-to uso de los medios de comunicación, elintercambio internacional entre jóvenes, laintensificación de la formación contint^aday del número de profesores. En el ámbitoextraescolar, las opiniones coinciden en elfomento de la ocupación responsabie deltiempo libre de los jávenes (tutorías ex-traescolares) y de puestos de trabajo sufi-cientes (véase Bundesvereinigung derOberstudiendirektoren, 1994; DeutscherLehretverband, 1993).

Los propios grr^pos profesionales qrretrabajan en !a escu-ela consideran positivasciertas medidas preventivas a escala socialgeneral, como la limitación de la violenciaen los medios de comunicación y la mejorageneral de las condiciones sociales(Schwind y otros, 1997, p. 18; véase tam-bién Schul- und Kulturreferat der StadtNurnberg, 1992, p. 15).

A ESCAIA DE I:oS LA^NDER Y MUNICIPAL

La política educativa del Gobterrro fe-deral aspira a lograr "«modelos 0..., quetiendan a reforzar la personalidad (mecii-da inespecífica de prevención)»(BMFSFK, 1995, p. S9). Se resalta asimis-mo la necesidad de los servicios socialesde apoyo, en forma de asistencia psicoló-gica y trabajo social escolar, así como laapertura de escuelas para actividades co-tnunitarias y la cíotación a los profesoresde instrumentos específicos para el tr:ua-miento de la violencia durtnte las etapas

de su formación y reciclaje (véase BMFSFJ,1995, p. 18 y ss.).

Conforme al carácter federal de la or-ganización escolar alemana, se procedetambién a la iniciación, aplicación y eva-luación de proyectos tnodelo para la pre-vención de la violencia escolar a eseala delos liinder. Este terna constituye un impor-tante elemento en los programas de las es-cuelas de formación continuada deprofesorado. Ambos aspectos quedan aquísin tratar más a fondo, debido a las reduci-das dimensiones de este trabajo.

En su calidad de titulares de muchasescuelas, los marníciptos han recogido da-tos sobre numerosas medidas de preven-ción aplicadas a casos concretos, quefacilitan después a profesores extranjerosinteresados por el tema (véase p. ej. Schul-und Kulturreferat der Stadt Nurnberg,1993).

A FSCAIA F.SCOLAR

Según Mansel «son más bien escasoslos conceptos globales para la prevenciónde la violencia en la escuela» ( 1995, p.118). Entretanto en la versibn alemana delprograma de interr^ención de Olweus(1996) se realiza una interesante propues-ta. Dann (1997, p. 7, 14) advierte la posibi-lidad de que se produzcan efectossecuncíarios pedagógicos no deseados a iahort de aplicar ciertas medidas de preven-ción. Los principios a los que debe orien-tarse la prevención, en opinión del autor,son los siguientes: la intensificacián de lasrelaciones profesor-alumno, el acceso alaprendizaje social, el establecimiento cieun sistema común de valores y normas, latransmisión de un concepto (de rendi-miento) positivo propio y el logro de ^maidentidad social ( Dann 1997, p. 16 y ssJ. Ala vez, las rnedidas preventivas deberíanaplicarse al alumno o profesor en con-creto, la clase, la escuela, la cornunidad o

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el barrio y al sistema escolar en su conjun-to (Dann, 1997, p. 20).

Mansel pone de manifiesto la utilidadde ciertas actiuidades concretas en la es-cuela, a menudo asociadas entre sí, como:

... el attmento de la celebración de semanasy días de actividades especiates, que a jor-nada completa ofrezcan juegos, deportes yactic^idades, la cooperación con institucio-nes exiraescolares para la °apemira de laesctcela al exterior", la profundixactón yampliación de la autonomía escolar, lacooperación activa en la organización delas instalaciones escotares, la creación degreepos de trabajo para el control del estrés,etc. (Mansel, 1995, p. 118).

Sin embargo, los datos m^s concretossobre la difusión y configuración de éste yotros tipos de medidas específicas de pre-vención en la escuela exceden los límitesde este trabajo.

Directores, profesores, personal labo-ral y administrativo en el ámbito de la es-cuela abogan por incrementar la buenadisposición de la escuela, la responsabili-dad de los escolares por las propiedadesde la escuela y la transmisión de valores cí-vicos. Las medidas represivas, como con-trol con monitores, cacheos y presenciapolicial sólo son consideradas positivaspor una minoría de estos trabajadores y delos padres (Schwind y otros, 1997, p. 18;véase también Schul- und Kulturreferat derStadt Niirnberg, 1992, p. 16).

Un buen ejemplo de prevención apli-cado a la figura del profesor lo tenemos enel «modelo de entrenantiento Constanza»,que ha alran7ado una considerable difusióny un positivo eeo entre los profesores parti-cipantes. Esta «ayuda para la autoayuda»aplica un «sistema de tándem ...: dos (o más)compañeros de igual rategoría laboral se en-trenan alternativamente y se apoyan mutua-mente» (Dann, 1997, p. 10; véase tambiénDann, 1991). Los profesores van a verse cíu-rante las clases para analizar ciertas con-ductas de los escolares o reacciones de losprofesores. A continuación y con la ayuda

de los esquemas que facilita el proyecto,elaboran estrategias inclividuales para lo-grar un trato personal adecuado. EI objetí-vo de este modelo es «evitar interaccionesagresivas o perturbadoras en la clase, elaumento de la propia capacidad pararesolver conflictos de este tipo y laerradicación de estilos y formas extremis-tas en dase» (Tennstadt y otros, 1987, p. 5).

(Traducción de Ana Coln

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