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S E R M O NDEL

V IÉ R N E S T E R C E R O D E QUARESIMA,

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AL REY NUESTRO SEÑORE N SU R E A L C A P IL L A

S t D I A a. 4 D B P I B J H H O D S i S l J .

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E L M . R . V , M tro. F r , J O S E P H D E L S A L V A D O R '^Carmelita Descalzo , E x-L ector de Teología , Sscritor de su Orden , Examinador Sinodal del Arzobispado de Tohd»

y Obispado de Córdoba^ Calificador de la Inquisición de Corte 5 Teòlogo Consultor de la Purísima Concepcion de Maria Santísima , Misionero A p éstclíco , y Predicador del Rey nuestro Señor»

ii:

C O N L IC E N C IA :

R E IM PR E SO E N S E V IL L A IM P R E N T A D E PA D R IN O -

Se halU rí en dicha Im^rent» ^ L iir e r ía , calle Céaev» N . 4 .

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M d ù i malé perder^ e t vìneam suam locahìt alììs a ^ r iio l 'u ,M au càp^ 2 i . Lue. cap. 20« ’

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S E N O R .

Diios no fia a Ics hombres la penetración de sus juicios^ h i­la comprehension de la sentencia consìguient« á Por sì mismo los expoae quando le p la c e , Justifica su causa , dexa sin excusa al pecador, y decide irrevocablem ente sobre la suerte á que lo hace acreedor su b-uena ó rn a la conducta. £1 O rador cris­tiano no es m asque un M in istro , un .jnstrum ento por donde.se . comunica á V . Mi y a í ¡Puébío su p a la b ra , y se hace saber el- castigo que tiene decretado, coc tra el hombre injusto, .contra los raalos adm inistradores y colonos de aquella m isteriosa v iña que justanijcnte ocupa hoy e l campo del Evangelio ; de aquella v i ñ a . que el mismo. Salvador plantó _á co^ta.de mil fatigas ,\q ü é ¡rég^ , con su.;^reciosísim a ' sangre , <^ué enriqueció cón los Santos Sa^, c ran jen to s, que fecundó c o n 'su doctrina, que puso báxo el am­paro de M aría S an tísim a, to rre adm irable de D a v id , de donde, ____ I*- _ : j ‘____ i --------Iv-' . "j- -.?-J

edad escogida q u e , el gr^tn. Padre ae familias lía, puesto a vuesj|;o.cuidado con tangos.prodigios, como vos sabeis, ' y cuyos frutos deb.en ;(;orr3^s{Jondpr á su pa ternal amor. La 'sentencia que * se pr.Qnuqcia.es coati^a los'malqs colonos, no contrá .los b'!enos: 'ate^ipr^z.^ a,l ím pib’,^ar^asp^'^qu^ confniicíJ al 'opej;irio p c re z o ^de una e x qu is i ta , cristiana v ig ilan tià ; meñtsCér ^*ra sumejor administración. Jesu -C hrfsto'i í ’adre áé 'fam inas“, 4 ^ e 'la " a d o p ta , y la Iglesia que hoy nos Ja p ropone , aspiran á. tanto bien... Malos malé p e rd e t , e t vineam suam dahit aliis ^ r ic o lis , N j^ h a x ^ a ^ ^ íc ^ n , . S e á o r lp j . X M

(far no-trabaja bien la hacienda j ’el R ey -que n o -administra eoa equidad el R eyno , se expone á ser despojado de él. ; T errib le anatema í y tanto que al oir ios J u d ío s . esta amenaza , dice ej Evangelio, que re,spondieron: ¡No lo perm ita Dios! ¿Pe­ro respecto á nosotros pódrá' verificarse tanto mal? N o , no io espero yo mediando la rectitud de V . M ., mas es preciso tem erlo para que no se verifique.

Por no hacerlo asi, pierde Baltasar el R e y n o , la vida y ei a lm a , á pesar que tenia un Santo Dániel á su lado, que le pre­vino con tiempo la ruina de su trono. Saúl pierde el c e tro , lat vida y el alma por su mala adm inistración, sin que le valiera» la» oraciones y mediación de un Profeta tan acred itado conio | a - m uei.'Róboad ve hacerse pedazos su R éy tio , y pasar á diversas manos en castigo de su capricho, y el desprecio con que m irá el consejo de los ancianos. Acab experim enta semejante y mas in­feliz suerte por su perversa conducta , de qué tán tas vece» le avisó el grande Profeta Elias. Los Romanos pierden las E spa­das j los' Godos las ven pasar á los Agareños y' éii áuestrds á la s ’ ia Europa toda • •••

¿Pero á que me canso 1 V . RÍT, S eño r, e* testigo como d e V ista; es el que mas próximamente ha presenciado esla respeta­ble v e rd ad , este testimonio de la irtfálible sentencia que' J e s u - • Chrísto nos propone hoy en el Evangelio. Su m em oria , su me-» ditacion asegura vuestra felicidad y la de toda íá N ación. E f Padre de familias ve que no podéis asistir personalmente á TO- ' das las partes de esta grande v iñ a ; ve que por indispensable ne­cesidad teheis que valeros^de operarios pa ra su cultivo . Pues s í * queréis, Señor, hacer vuestra felicidad y la nuestra : s í ijuéreis ev itar el golpe de ésta sentencia, debéis velar,^y ápíicarla á los ' colonos á quienes encomendáis el c u ltiv o , quan d o 'flócu rñp íéa con su obligación... Malos malé perdet. E l persuad ifos, Señor, esta vigilancia será el asunto de mi oracion N o p'ued.e ser m as d ig n a de vuestro cuidado. Para. ,expotié’rlo con ía Utilidad q u e d ^ o á vuestra grande almá y á 'toda^U ’ N ac iiüV tiecésiéo áñ la 'd iv in a gracia A v e M a r ía ,\

Malos maté perdet

;Q u e v iva! ¡Que eficaz'ei la palabra" ¿e D íbs! iS ’éfíói'¿ c í ^ ‘

Apóstol S. PaMo pondera dignamente, quaii viva y eficaz sea lapalabra de D iosW ivus est sermo Dei^ et eficax. Mas penetrante que la espada de dos filos; y llega su finura hasta d ividir el alriia del e sp ír i tu , hasta descubrir los pensamientos mas ocultos dt] cov^2on... Discretor cogitatiomm coráis. Esta-inefable qua li- dad que puede considerarse en todas las palabras que Dios di­rige á. sus c r ia tu ra s , conviene muy particularmente á la terri­ble sentencia que hoy se pronuncia contra los malos colonos de la vina... Malos malé perdet. N ad ie la considera con c u id a d o , que no experimente los mas saludables efectos. E lla basta para refo rm ar, y hacer vigilante ai colono, al administrador, al Rey mas distraído.

Si dudáis de mi p a la b ra , oid , Señor, 4 la grande Teresa de Jesús mi M a d r e , gloria de España y alegría d e j a celestial J e - rusálen. E ra esta esclarecida V irgen tiernamente adicta y apasionada por el trono de S. Fernando, que ros dignamente ocu­páis. Tenia particular amor y correspondfciicia con vuestro in­mortal abuelo el ju s to , el prudente Felipe II . Y compadecida de que cercado de tantos que le adulaban , no tenia un hombre que le dixese la verdad , como necesitaba en.ciertas actuales c ir­cunstancias , la Santa determinó decírsela, porque lo amaba. Se enternecía su corazon, pero diria : mas vale que padezca mi co- razon, que no que se pierda mi Rey y mi Reyno. ís'o podia subir a esta cátedra á p re d ic a r ; porque, aunque era Doctora de la Iglesia , lo im pedia 'e l ser muger. Mas como Embaxadora del Rey e te rn o . Regis, superni nuntia^'lQ comunicó en solas dos lí­neas de una carta quanto llevo dicho , y me falta que decir ea esta pracion. Tales son sus pa lab ras : Acordaos^ Señor que Saúl fu e Rey escogido y ungido.

Al leer este papel aquel grande P r ín c ip e , dice la historia, que se sobrecogió un p o c o ; que luego conoció le hablaba Dios por medio de aquella celestial heroyna ; que 'vo lv ió sobre sí de ciertos descuidos que lo ponían en pe l ig ro ; que v e ló , y conj>i- guió en gran parte la felicidad de su R e y n o ; y que se perfec­cionó en términos d e q u e á poco tiempo la V. Estefanía de les Apóstoles, hija de la Santa, lo vió salir triunfante del tribunal de D ios, favorecido de la V irgen Santísima, á quien había he-» cho particulares servicios.

Yo j S tñ o r , no tengo el fervor de espíritu de Sta. Teresa de♦

Je sú s ; pero á nadie cedo en eí amor y deseo de vuestra felicí-r dad y la del Keyno, siendo este todo mi inferes: vos lo sabéis. Porque os amo, no os adulo; os digo claramente la verdad ; os repito con mi Sta. M adre: Acordaos^ inmortal F E R N A N D O ^ue Saúl fu e Rey , que fu é escogido por Dios^ que fu é ungido por su Profeta , y que al fin fué desechado de Dios , que periñó la vi­da el alma y et Reyno por no cumplir con su obligación. Señor, en ia semencia de la Santa está como recopilado el- E vange lio ,

•en que hoy se nos dice que él Padre de familias perderá los m;.Ios .'ofonos de la vina, y la dará á otros q^ue Ja adramistren eoii rnuo... Malos malé perdet.

Ahora b ien , ¿no podré yo contar con vuestro inocente co­raron para iguales 6 mayores frutos que los que produxeron- esias palabras en el de vuestro bcroyco a-buelo- Felipe I11 ¡ A h! Si. No mi queda la menor duda. Ya os veo vigilante arrojando de vuestro lado á los que no os aman-, nr. os dicen Fa verdad. Ya os veo entresacando di- iasO ik inas y Secretarías la ba^ im (si jne es perm-itfdo decrrio asi) qüe inicuamente se ha introducido eti ellas en los últimos tiempos de confusion. Ya os veo' visitando Ios- operarios de ia v iña, examinando su trabaja , y trabajando p ó r -

' qiie rinda el mas sazonado ft;uto en su tiempo. Si no sucediese- asi, sabed, Señor, que asi debe suceder pa^ra ser feliz V . M. y sa. Reyno.

Por exemplo, hay en ía viña de España operarios de Hacíendai estos deben tener manos muy l im pias , intenciones muy puras y obras muy calificadas, pura no interesarse injustamente por sí,

■por sus amigos, por sus parien tes , por sus airados, por*los que no tienen.mérito alguno, en ei uso de los caudales del Reyno-’, en el repartimienta de los empleos. ¿.Pero qué sucede? [Ah, Se­ñor ! Yo salgo de considerar esta grande obligación, y encuentro al pueblo que ve , que suspira, que llora toda lo contrario. E n - Gusntro que apenas entra alguno d^ e&tgs operarios en un ele­vado empleo, quanc^D se levanta con él toda su casa , su fíimi- l ia , s js amigos; y esto á !a faz de la Nación, olvidados de qiíe ioi están mirando mil ofendidos y defraudados en su conocido m írito ; m i l , que teniendo derecho de justicia á un empleo , se l-'s ntejía, y se da á quien no lo m-rece, tal ve?, en pago de una iniq iid^d, por mediación é ince'-es de la cómplice de sus deli­tos. ¡Qaé horror, SeñorI pero d io sucede asi. L a v iña no f ru c -

tìfica mas que abrojos y espinas; esto es, sen tim ientos, c la­mores, quejas que jio podréis rem ed iar , sino fulminando la sen­tencia del Padre de fam ilias , y quitando de enmedio á tan perversos colonos... Malos malé perdet.

También hay en ía viña de España operarios de la guerra . Los individuos de este ramo como defensores de ía Pa tria tienen derecho á que se haga justicia a su heroismo ; á que se observe eí orden debido en la dispensación de grados, y de premios ; à que se atienda con preferencia al mayor m érito ; á que jamas se vean pospuestos el valor y el trabajo á la cobardía y ociosi­dad. Este exige grandemente una protesion en que tiene tan ta parte el honor. jP e ro sucede asi? jA h Señor! Miles de milita­res de mérito lloran la falta de equ idad , el desorden escanda­loso que contra vuestras justas intenciones hay en esta parte. M i­les de hombres de valor ¿gn saltar sobre sus personas á otros tantos, que por intrigas y empeños hacen pasar ún mérito figu­ra d o , y obscurecen el verdadero para que no sea conocido. M i­les de hombres valientes y fieles á la Patria ven á otros tantos tiznados con la infidencia, que cubren con el velo del in terés, y se levantan con los grados^que á otros se debían de justicia. Miles de héroes llenos de heridas, cosidos ¿ balazos, acreedores á los mayores premios, se hallan postrados de necesidad, dispersos por todo el ámbito de la N a c ió n , y tal vez en una cárce l, por­que no tienen quien se compadezca de su desgracia , quien saque la cara por su justicia. Estos claman, levantan las manos al Cie­l o , y piden de justicia á V . M. que aplique á los malos colonos de ésta clase la sentencia del Padre de familias... Malos malé <Sc,

Hay por finen la viña de España innumerables operarios de justicia r.:partidos en Tribunales, G obiernos, y variedad de des­tinos, en que deben administrarla. jP c ro que de cenfusion y des­orden no se ofrece en esta clase de operarios? Yo doy una vuel­ta de vista por toda la Península , examino los sentimientos de sus habitantes, oigo sus voces, reflexiono sobre sus que jas , y se me ofrece todo el ámbito de España como un Hospital semejante al de la piscina de Sil ve , donde cada uno llora su desgraciada suerte. Unos claman porque el poder obscurece su justicia , por­que el empeño ha inclinado el peso hacia la parte contraria , por­que se ha sepultado su de recho , sin esperanza de que parezca hasta el fin del mundo. Otros suspiran la falta de dinero para ha-

. nccr valer su dexecho y S14 ju s t ic ia , sin ouy.o'auxílío ven perdidos sus trabajos y fatigas. Miles de agraviados se quejan, porque con el título de derechos en el seguimiento de «u c a u s a , les han robado quanto tenían , los han dejíado postrados en el lecho de la m iseria , de que no se levantarán,jamas, ,si je su -C hris to no baxa á darles la mano como al Paralítico del Evangelio. Señor, esta conducta de tan malos colonos desconsuela á la Nación, la Jlena de do lo r , la lleva ai término fatal de una peligrosísima desconfianza, y exige poderosamente que V . M. les aplique la stntencja del Padre de familias... Mulos malé perdet,,, Í¿c

§ II.¿Pero q u e , Señor, hemos de ser tan desgraciados, que d e t-

pues descantar la victoria sobre los enemigos ex traños , nos pongan en tanto peligro los domésticos? ¿Será posible que des- pues de trabajar V. M. en buscar hombres, que con el desempe- peño exacto de su obligación hagan nuestra felicidad , ha de producir en lugar de f ru to , espinas y abrojos la viña de nuestra Nación? ¿Sera posible, que habiendo tantos Magistrados y M i­n istros, que tantas pruebas han dado de fidelidad á V. M . , la Patria y Religión hasta sufrir mil trabajos, y aun exponer su

, v i d a , puedan ser omisos ó inñeles en el desempeño de su obli­gación ? S e r i posible ?....

¡A h! Desde aqui me parece estoy oyendo á varios Ministros que dicen wpor mi no falta la felicidad de la Nación : yo no puedo hacer mas: yo trabajo yme desvelo para acerta,r con lo justo; lo propongo como conviene; pero inímicus homo... Upa mano ocul­t a , un hombre enemigo siembra zizaña y hacen inútiles todas mis fatigas.” ¡Que desgrat ial -;^Por mí no falta, dice el otro Magis­trado ; yo executo quanto el Pvey me manda y prescriben las le- >c*s; estudio para decidir ton acierto ; me informo para no per- j; 'd icar en las consultas si verdadero mérito ; pero inimicus homoz t.! líombre enemigo, la mano oculta desbarata y echa por t ierra is ció mi trabajo.” ¡Que dolor ' Oigo á los Generales de mérito y antigüedad en el Exerciio que contestan »yo procuro en todo la r il icidad del soldado; clamo y trabajo porque nada le f a l t e ; soIílíio la equidad en la distiibucicn de grados y de premios; y por todos caminos represento por la mejor organización del E x é r - t i io ; itimicus hvrr.oi el hcirbre enemigo frustra mis ideas . inu iihza mis p lanes , y nos pone á todos en los mayores apuro*.

, .. , f este modo, S eñor,’se éxpUcari mucliòs operarios que V . M . t íe -

r.lne destinados al ^cultivo de esta grande vina.¿Pero quieriserá ésta mano octilta? ¿Quien será este hom bre

nerDigo, que inu tiliza las sanísimas intenciones de V. IVI. y el rabdjo de sus colonos? |A h Señórl a lerta , qiie no está l¿jos quien ace tanto m al. E n tre nosotros anda. Es fácil descubrirlo si lo

l)úscamos con cuidado. Ya lo veo. Voy ä decir quien es.,.. Pero 10..,. En este lugar no puede nombrarse el pöcadqr.... 0 a ré las ienas sin descubrir la persona. Esto bastará para nuestro reme­dio. Oídlo... Hombre enemigo es el que no quiere lá paz^ é l que orne y se engruesa con la d isco rd ia ; el que se recrea m irando

los españoles desunidos y encontrados; eJ que no se m uestra ensible á la sentencia del S a lv ad o r, que asegura la desolación el Reyno dividido en s í; el que desprecia la oracion del m is-

divino M aestro , que clama al E terno Padre porque todo» eamos una intsma cosa por am or, asi comò lo son el Padre y el iíjo por na tu ra leza: el que no pondera él celo y enipeno espe*»

i i a l que el Apóstol S. Pablo tuvo para clavar esta iinportantísi-» ’ verdad en el corazon de los cristianos. Este propiam ente es

Ánticristq \ una fiera que tiene corazon y obras de lo que e s , ^ que debe ser arrojado á las selvas y bosques para que v ivaco tt ä u s semejantes.

Hombre enemigo es también el que gritando a vóces V tvá ' ’ibernando J a P a tria y Religión^ se introduce en el Got>iernO| i'trastorna el orden con disim ulo, hartando en tretan to su furiosa ?4nibicion con empleos, rentas y honores á costa de la inocente

Kacipn. Este enemigo es fác il de conocer. Observe V i M. á los qiié se le presenten, aunque sea con planes y proyectos de econo-

‘ffiía á favor de la P a tr ia ; míreles V. M. á las m inos quañdoi se Retiran; y si llevan carne en las u ñ a s , esto e s , algún em plei- to &c. &cl no hay que dudar que son loi que b iscam os, los

nos hacen tan to m al, los que han dado o:asion al nuevo ^ a g io , que repiten hasta lös* niños pSr las ca lles; á sa.^er; Vj- va Fernñndo^ y vamos robando.

Hombre enemigo es por iiltim o , el que h ic e inútiíes ó en­torpece las justas y sabias determinaciones de V. M ., privando a la m ayor parte de la N ación de los preciosos efectos que p o i ^ la s se le habían de com uicar. ^Pero que de consiqüncias funes-

no trae coasigo este des6rden? ¿A h ¡ Los M inistros dé l Al«

I dta r las experim entan; vuestros M ilitares las l lo ra n , y los ene­migos del T rono toman de ellos ocasion p tra censurarlo y ba?. tirio en quanto alcanza su m aledicencia. En fin, Sefíor , este hombre enemigo, dice S. A g u stín , ^ue es el diablo vestido de carne; pero tan su til, que trabaja por nseterse hasta en vuestro mismo Gabinete ¿sem brar zizana, y separaros de esos dos Ahge- iei qué Dios puso á vuestro lado para háce’rps com pañía, y pro­cu rar por todos cam inos'vuestro consuelo, Va entendeis , Señor, que hablo de los Señores Infantes. Eí fin es bien conocido; w oí dcxaros solo, sin arrim o alguno, para que acom etan con mas d ts- ernbarazo á vuestra grande alma el dem onio, el mundo y U carne. . - .

A q u í, Seííor, deben resplandecer vuestra vigilancia y justi­cia , descubriendo y quitando de enmedio este m onstruo de la es­pecie humana. Desde el.momento que asi lo hagais, em pezará i fiprecer y dar copiosos frutos la preciosa vina que el Padre de fam ilias puso á vuestro cuidado. Al momento verei» ú tiles.los su­dores de muchos operarios, sí/i necesidad de fulm inar ¡contra ellos la sentencia de despojo. Luego se os presentarán racimos mas pingües que los de la tierra de prom ision; e s to e s , notables ventajas á favor de la Religión y de la P a t r ia , dándose á cono-, cer la Espaiía por Princesa de todas las Naciones católicas. Lue­go podréis dar la,mas exacta cuenta al Padre de fam ilias, dici¿n- dole con verdad y confianza: »A qiii teneis, S eñ o r, la viña que encomendasteis a vuestro Siervo. Vo la recibí llena, de espinas, .ibrojos y otras mil malezas ; ahi la tenéis floréciénte^y abünáah- re de sazonados frutos. Es decir: Yo, Se.ñbr, recibí'este Reynb V-M obediencia, sin trariqurlidád , d iv id ido eaíacciones y partidos , h p b ó mi remedo del intiernOp ahí le' te- i:t.is en ú n io n , en p a z , eií tra n q u ilid ad , reconciliados los áni- níos, sumisos á \ o s , á vuestra Iglesia y á vuestro Siervo. Ahi lo tenéis, '

Pero que, ¿temeis, Señor, sean, van^s mis esperanzas? N o por c ierto. V uestra pí>reza de T id a , vuestro amor á la ,eq u id ad ,\ i/cstras intenciones rectaSj, vuestra compasion con el pobre y desvalido , los prodigios con que Dios os traxo ál t r o n o d e 'e s ­ta^ heróyca N ac ió n , todo nos ase^ura 'que el mismo Dios had e ccn)pjei,ar la obra. Suya ts ia caús3 , y de su uíanQ v.endrá eí re­medio , f ara todo. £1 que hizo habitar al león y “d cordero eii

5na choza , h a r i que se den los brazos, que coman en una m e - [ , y que duerm an baxo un techo los éspañoles iñáVopuestos y

^cen trad o s en ^üs Opiniones. Cooperad Señor á ésta grande >¿bra, y vereis stibre V* M . y sobre Vuestro Reyno U s bendicio­nes del A ltísim o (*)• L a m iserico rdk no perjudica á la Justi­n a : uno y o tro a trib u to realzan lá M agestad ; y usados con la

p rudencia y pu lso que exigen las presentes c ircunstanc ias, na lo sostendréis d i‘g h a ¿ 6 n te éi títu lo de C ató lico j de fiel y la - )ríoso C olono d e la g ran viña d e E spaña, sino que también

íantará de V* M» pof participación e í inefable e logia que por encía se canta d e l R ey eterno. R e x pacijicus magnificatus est^

í '^ u s vultum desiderat universa terra».^ Fernando el justo-, el p a - ^ ifico ' h 4 ^'cí<rriÍ2¿(íb su nombre 5 cuyo amable aspecto d e ^ a n

er todoí sus fieles vasallos^ T a n to b ien , S c ñ o r jí te prom eta dfe ‘ vigilkhcia á;^qüe fis he exhortado*

(*) se exhorta á 5* á que coopere, ¡i la. reconciiiaciottm io n de loí 'Espímoles y no es á, bulto y sin. discreción. Los des.-

Wtdos están en tre$ clases,. La prim era es. de los muy malas^ incor~‘ egibles y y de consiguiente irreconciltablés,. Estos se deben quitar k enmedio,. E n la- segunda clase: están los que- se apartaron de la ■ ausa del R e y por flaqueza ó por un cálcuh equivocado. S i estos s& (conocen y dan á partido^ es conveniente recibirLs j psro- no á la onfianza n i á la participación de empleos ^ hasta que con .tu con^ ■ucta , bien observada por e l Gobierno y vayan mereciendo uno y tro. A s i queda la autoridad en su vigor^ y el Gobierno^ can tres^ lentos enemigos menos^ que lo serian otros tantos parientes.^ ami-^ os y apasionados det reconciliada,. E l R e y nuestra Señor nos ha,

hdo un buen exempla de la que aquí se exige admitiendo 4 la ^conciliación y aun á los empleos y h quién ha sabido merecerios después de ser adicta a l partida contrario,. Esto es muy ju sto y 'luy preciso entre Católicos,,,, E n la tercer^ clase están los débiles ' volubles á moda de eUtas j 4e <itQi se haze caso , aunque S6 €la sobre tilos.*,.

¡Dios de ,mi v id a ! Jesús de mi co razon ! O íd nuestras id* p licas, y haced efectivos nuestros deseos á favor de vuestro siervo, nuestro amado F ernande , y de su católico R eyno. Vos sabéis que en vano trabaja el que edifíca la casa, el que guard t la C iudad , si uo aplicais la mano de vuestra adorable providen- cia para consumar la obr^. Para cooperar á tanto b ie n , necesi* tfimos de vuestro particu lar favor. Ñecpiunio^.,aq^Viel fuego .de caridad que traxiste al m undo, aquel e sp íritu ,¿e ^áz!que anun­ciaron los Angeles á los pastores, y que,t^»tas.veces recomen­dasteis á vuestros Discípulos para que la predicasen y estampa­sen en el corazon de los hijos de A dán... P ax vobis.., Tacetn re- Cxnquo vohís.,, Vacem menm do yobis,.. Asi^ Señor, serenios ua s^lma jr un corazon, como Vos. querei?: serrinos, colonos útiles

vina de esta católica N í t c i o n , ^ en corapañia.del. Riejor HeV que nos distes por vuestra m isericord ia , pasaremos *á U Ciudad de pa* á gozar de vuestra vista e n l a í ? ' ' * ' ’ ';OKí^Asi s e a , Señor«... Amen.

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