[Versión electrónica], Ciencia Compartida , 13-18 ... · su libro Mentes asesinas: la violencia...

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La violencia ha permeado en algunos

espacios que, hasta hace poco, eran

más bien sitios en lo que un ciuda-

dano podía sentirse a salvo. Uno de estos

lugares es la escuela, en donde la agresión

reiterada ha tomado personalidad y nom-

bre propios: bullying. Las siguientes líneas

ofrecen una interesante radiografía de este

fenómeno.

En el salón se encuentra el profesor en

plena labor de cátedra; atrás, en las últimas

bancas del aula,cinco jóvenes son protago-

nistas de una escena que día a día se repite

y que a los ojos de los adultos que visitan

ese salón ha pasado desapercibida o indi-

ferente: la burla hacia uno de ellos, cuatro

contra uno.

La escena pudo haber iniciado cuando

se notó lo aburridoo poco interesante de

la clase oen el momento en que uno de

los agresores recordó la hostilidad de su

hogar o cuando uno de ellos quisorom-

per con el tedio del momento;para esto

ahí está Ramírez,el que “se deja”, el que

nunca dice nada. Uno de los cuatro bur-

lones hace gala de sus atributos como

exhibicionista e inmediatamente involucra

a la mayoría de los que se encuentran

en ese salón, incluyendo al maestro; los

hace explotar en carcajadas debido a un

comentario de mofa sobre la figura de su

compañero, que empezó aguantando a

cuatro y que ahora deberá soportar más

de treinta risas al unísono.

González, F. J. (2011). Bullying: perfilando la agresividad [Versión electrónica], Ciencia Compartida, 3, 13-18. Recuperado el (día) de (mes) de (año), de (dirección electrónica).

¿Toda la violencia es bullying?

En México, como en otros países, recien-

temente se ha escuchado un término

que refiere al acoso, al maltrato físico o

emocional, así como a la intimidación, prin-

cipalmente en espacios educativos: ese

término es el bullying (del inglés bully que

significa hostigador o matón). El vocablo se

ha hecho muy popular, tanto que ya es un

indicativo –en algunas escuelas– para valo-

rar el nivel de agresión que se presenta en

una institución educativa.

Lo anterior no significa que las situacio-

nes que en este momento son consideradas

como bullying no existieran antes de que el

término se hiciera popular.Quizá el contexto

de violencia en el que vivimos los mexicanos

hace que sea necesario ponerle un nombre a

este comportamiento, y no dudaría en men-

cionar que se busca una responsabilidad en

la escuela para justificar el clima de hostili-

dad vivido fuera de las aulas.Sin embargo,

insisto en suponer que los espacios educa-

tivos pueden ser, para los jóvenes, un lugar

donde se deben sentir realmente protegidos.

Aunque hablar de violencia es hablar de

un tema complejo, no quisiera reducir esta

complejidad a un solo término;lo que pre-

tendo en este breve artículo es describir los

factores que pueden estar presentes en una

situación de violencia, no sólo en clase, sino

en otros lugares donde la gente convive.

Los factores y los elementos de la violencia

Para comprender la violencia propongo un

análisis a partir de qué la compone o cómo

se genera. También sugiero que se haga la

diferencia entre agresión y violencia.Luego,

a partir de una visión sistémica puedo

mencionar los elementos (como algo pre-

determinado en el individuo, es decir, lo que

cada uno de nosotros trae, por instinto o de

manera orgánica, para reaccionar agresiva-

mente) y los factores (que corresponden a

los estímulos, a la cultura, a las condicionan-

tes ambientales o sociales) de la agresión.

Violencia y agresión, ¿qué, son (iguales) o se parecen?

La Dra. FeggyOstrosky (investigadora de

la Facultad de Psicología de la UNAM), en

su libro Mentes asesinas: la violencia en tu

cerebro, menciona que la agresión es pro-

pia de las especies animales y que, como

instinto, cumple con una prehistórica e im-

portante función biológica en la adquisición

y defensa del territorio; además, este instin-

to de la agresión ha permitido que diversas

especies aseguren su existencia,ya que una

conducta agresiva puede mantener alejado

a un depredador o puede permitir que los es-

pecímenes sanos y más fuertes de un grupo

sean los que ganen el derecho a preñar a las

hembras y así asegurar descendencia. En la

competencia entre diferentes especies, la

agresividad permitirá que la especie domi-

nante sea la primera, o la única, en probar

el alimento.Esto también se conoce como

agresión benigna.

En la misma obra de Ostrosky se diferen-

cia la violencia de la agresión, arguyendo

que la violencia o agresión maligna se pre-

senta para cubrir una necesidad de placer al

dañar a los demás; el daño puede ser físico

o psicológico intencional. Pero ¿qué genera

la violencia? o ¿cómo se pasa de la agresión

benigna a lamaligna?

Los elementos de la violencia o ¿somos agresivos por naturaleza?

Para delimitar los elementos de la violencia

sólo mencionaréel instinto natural de la agre-

sión (agresión benigna),la predisposición

genética y de género.

En los humanos, la agresión se presen-

ta de manera parecida a como ocurre en el

resto de los animales; en otras palabras,el

enfrentamiento agresivo en animales y en

humanos inicia de manera similar. En los

animales, las motivaciones para comenzar

la agresión pueden ser defender un territorio,

obtener mejoresrecursos o tener el derecho

sobre la reproducción en el grupo;en los

humanos las motivacionespara iniciar una

agresión se basanen la protección a la fa-

milia, en la defensa de la propiedad, en la

identidad de grupo o la satisfacción de ne-

cesidades básicas como laalimentación y la

reproducción.

Quizá la diferencia más importante en-

tre humanos y el resto de los animales es

que entre estos últimos losconflictos acaban

definitivamente al haber un vencedor y,al no

agregar una carga emocional (como sí suce-

de con los humanos),no guardan rencor. El

rencor, junto con otras ideas motivadas por

las emociones como la humillación, la indig-

nación o el enojo, generan una respuesta de

venganza.

En relación con los estudios sobre el peso

que tienen los genes en la actitud violenta se

ha creado cierta polémica, pues aunque se

busque un gen responsable de la conducta

agresiva o violenta –y se encuentre–, exis-

tirían argumentos que pondrían a prueba

esta aseveración, ya que se necesita una

visión reduccionista para decir que el com-

portamiento de un individuo radica en un

solo gen.Dicha perspectiva sería altamente

debatible, pues si un gen está relacionado

con la violencia,ello no implica que ésta se

deba justificarcomo un acto inconsciente, ni

que al individuo se le dé un trato diferente o

se le aísle de la sociedad para que el gen no

se exprese. Además, serviría para generar

prejuicios racistas contra un grupo social o

alguna etnia. Así que, en conclusión, tal vez

se puedan encontrar genes relacionados

con la violencia, pero no son determinantes

para que un individuo sea violento.

Un tercer elemento puede ser el hormonal,

pues se sabe que los machos son el género

más agresivo en la mayoría de los mamífe-

ros, aunque las evidencias sobre la relación

entre las hormonas masculinas y la violencia

también han generado cierta controversia.

Sin embargo, los estudios recientes pueden

explicar por qué los hombres tienen mayor

predisposición a la violencia, y esto toca el

tema de los genes nuevamente, ya que se

descubrió un gen en el cromosoma sexual

X que puede modificarse y alterar la pro-

ducción de una enzima llamada monoamino

oxidasa,la cual se relacionó con la respuesta

violenta por ser importante en la degradación

de hormonas como la dopamina y la seroto-

nina, que a su vez son responsables de las

estados anímicos en un individuo. En una

mujer la modificación de este gen se puede

dar, pero el que las mujeres tengan otro cro-

mosoma X reduce la posibilidad de presentar

efectos de la variante del gen mencionada.

Los factores de riesgo

En la actualidad estos factores y su rela-

ción con los elementos fisiológicos son a

los que más atención les prestanlos neuro-

biólogos, psicólogos y antropólogos, entre

otros expertos.

Es cierto que la cultura es un elemento

importante y que la violencia o la muerte ge-

nerada por aquella están pasando a ser parte

de la vida diaria, provocando una insensibi-

lidad que deriva en una nula capacidad de

asombro, pues las cifras de la cantidad de

muertes en el país se presentan como una

estadística cotidiana.

También el aumento desmedido de la po-

blación, la falta de oportunidades laborales

y de desarrollo, la excesiva desocupación

de los jóvenes, la crisis educativa, la dismi-

nuida cultura científica, entre otras cosas,

predisponen a la violencia. Existe reporte de

un estudio llamado Experimento Acali, en el

que se observó la conducta de seis mujeres

y cinco hombres de diferentes nacionalida-

des y posiciones económicas sociales que

fueron embarcados durante 101 días sin te-

ner contacto con el exterior. Los resultados

fueron interesantes: la conducta violenta se

originó en personas que se encontraban en

posiciones culturales intermedias, acompa-

ñadas de sentimientos envidia y molestia

hacia los de nivel más alto; en cambio, a

los de bajo nivel cultural no les interesaba

competir ni generaban emociones como los

primeros.Esto es un reflejo de la sociedad,

de acuerdo con el doctor Santiago Genovés,

quien fue responsable de llevar a cabo dicho

experimento.

La educación, la mejor arma para evitar la violencia

En conclusión, es cierto que existe pre-

disposición a la agresión, pero no está

determinada ni por los genes ni por el instin-

to, ni el transcurso de la evolución humana

ha desarrollado en mayor medida un com-

portamiento agresivo.

Lo que sí ocurre es que nuestra violencia

noestá determinada genéticamente sino

culturalmente;es el resultado de prejuicios,

concepciones equivocadas y malos enten-

didos.Según el doctor Genovés, la solución

está en la cultura y la educación.