Maalouf Amin - Identidades Asesinas

7/22/2019 Maalouf Amin - Identidades Asesinas

http://slidepdf.com/reader/full/maalouf-amin-identidades-asesinas 1/96

Amin Maalouf

Identidades asesinas

Alianza Editorial



Título original:

Les identités meurtriéres

Versión española de Fernando Villaverde

SA!"#$

#S%!: &'()*+(''&,(' -epósito legal: M. ,./'/(0111



Introducción

Identidades asesinas es una denuncia apasionada de la locura que incita a loshombres a matarse entre sí en el nombre de una etnia, lengua o religión. Una locura

que recorre el mundo de hoy desde Líbano, tierra natal del autor, hasta Afganistán,desde Ruanda y urundi hasta !ugosla"ia, sin ol"idar la #uropa que na"ega entrela creación de una casa com$n y el resurgir de identidades locales en países como elReino Unido, %lgica o #spa&a. 'esde su condición de hombre a caballo entre(riente y (ccidente, )aalouf intenta comprender por qu% en la historia humana laafirmación de uno ha significado la negación del otro. *ero al mismo tiemporecha+a la aceptación resignada y fatalista de tal hecho. u mensa-e es que se puedeser fiel a los propios "alores sin "erse amena+ado por los de los demás. #-emplos

históricos, filosóficos y religiosos ilustran su teoría. uando a )aalouf se le pregunta si se siente más liban%s o más franc%s %l respondeque por igual. ! no lo hace por diplomacia/ 0Lo que me hace ser yo mismo y no otro1dice )aalouf1 es que estoy a caballo entre dos países, entre dos o tres lenguas,entre "arias tradiciones culturales. 2sa es mi identidad...0.

Identidades asesinas es un canto al ciudadano frente a la tribu, una llamada a latolerancia.

Amin )aalouf nació en Líbano en 3454. u padre, poeta, pintor y periodista, fundódos periódicos. )aalouf estudió economía, política y sociología. 6raba-ó en el diarioAn 7ahar como responsable de la sección de internacional. 'e la mano de estemedio "ia-ó por países como #tiopía, omalia, angladesh o 8ietnam, en donde fuetestigo de la batalla de aigón. #ntre las entre"istas que reali+ó es de resaltar la quemantu"o con la primera ministra hind$ Indira 9andhi. #n 34:;, cuando estalló laguerra de Líbano, se e<ilió en =rancia en donde traba-ó como redactor1-efe de lare"ista >eune Afrique.

Actualmente se dedica e<clusi"amente a la literatura.?a recibido los premios )aison de *resse por amarcanda y el 9oncourt por Laroca de 6anios.

*ara Andr%e para Ruchdi para 6are@ para iad



'esde que de-% Líbano en 34:B para instalarme en =rancia, cuántas "eces mehabrán preguntado, con la me-or intención del mundo, si me siento 0más franc%s0 o0más liban%s0. ! mi respuesta es siempre la misma/ 0CLas dos cosasC0 ! no porquequiera ser equilibrado o equitati"o, sino porque mentiría si di-era otra cosa. Lo quehace que yo sea yo, y no otro, es ese estar en las lindes de dos países, de dos o tres

idiomas, de "arias tradiciones culturales. #s eso -ustamente lo que define miidentidad. Dería acaso más sincero si amputara de mí una parte de lo que soyD *oreso a los que me hacen esa pre gunta les e<plico con paciencia que nací en Líbano,que allí "i"í hasta los "eintisiete a&os, que mi lengua materna es el árabe, que enella descubrí a 'umas y a 'ic@ens, y los 8ia-es de 9ulli"er, y que fue en mi pueblode la monta&a, en el pueblo de mis antepasados, donde tu"e mis primeras alegríasinfantiles y donde oí algunas historias en las que despu%s me inspiraría para misno"elas.

Dómo "oy a ol"idar ese puebloD Dómo "oy a cortar los la+os que me unen a %lD*ero por otro lado hace "eintidós a&os que "i"o en la tierra de =rancia, que bebo suagua y su "ino, que mis manos acarician, todos los días, sus piedras antiguas, queescriben en su lengua mis libros, y por todo eso nunca podrá ser para mí una tierrae<tran-era.

D)edio franc%s y medio liban%s entoncesD C'e ning$n modoC La identidad no estáhecha de compartimentos, no se di"ide en mitades, ni en tercios o en +onasestancas. ! no es que tenga "arias identidades/ tengo solamente una, producto detodos los elementos que la han configurado mediante una 0dosificación0 singularque nunca es la misma en dos personas.

#n ocasiones, cuando he terminado de e<plicar con todo detalle las ra+ones por lasque rei"indico plenamente todas mis pertenencias, alguien se me acerca paradecirme en "o+ ba-a, poni%ndome la mano en el hombro/ 0#s "erdad lo que dices,pero en el fondo Dqu% es lo que sientesD0 'urante mucho tiempo esa insistentepregunta me hacía sonreír. !a no, pues me parece que re"ela una "isión de los sereshumanos que está muy e<tendida y que a mi -uicio es peligrosa. uando mepreguntan qu% soy 0en lo más hondo de mí mismo0, están suponiendo que 0en elfondo0 de cada persona hay sólo una pertenencia que importe, su 0"erdadprofunda0 de alguna manera, su 0esencia0, que está determinada para siempredesde el nacimiento y que no se "a a modificar nunca, como si lo demás, todo lodemás 1su trayectoria de hombre libre, las con"icciones que ha ido adquiriendo, suspreferencias, su sensibilidad perso nal, sus afinidades, su "ida en suma1, no contarapara nada. ! cuando a nuestros contemporáneos se los incita a que 0afirmen suidentidad0, como se hace hoy tan a menudo, lo que se les está diciendo es que

rescaten del fondo de sí mismos esa supuesta pertenencia fundamental, que sueleser la pertenencia a una religión, una nación, una ra+a o una etnia, y que laenarbolen con orgullo frente a los demás.



Los que rei"indican una identidad más comple-a se "en marginados. Un -o"ennacido en =rancia de padres argelinos lle"a en sí dos pertenencias e"identes, ydebería poder asumir las dos. ! digo dos por simplificar, pues hay en supersonalidad muchos más componentes. !a se trate de la lengua, de las creencias,de la forma de "i"ir, de las relaciones familiares o de los gustos artísticos o

culinarios, las influencias francesas, europeas, occidentales, se me+clan en %l conotras árabes, bereberes, africanas, musulmanas... #sa situación es para ese -o"enuna e<periencia enriquecedora y fecunda si se siente libre para "i"irla en suplenitud, si se siente incitado a asumir toda su di"ersidadE por el contrario, sutrayectoria puede resultarle traumática si cada "e+ que se confiesa franc%s hayquienes lo miran como un traidor, como un renegado incluso, y si cada "e+ quemanifiesta lo que le une a Argelia, a su historia, su cultura y su religión es blanco dela incomprensión, la desconfian+a o la hostilidad.

La situación es a$n más delicada al otro lado del Rin. *ienso en el caso de un turcoque nació hace "einte a&os cerca de =ráncfort y que ha "i"ido siempre en Alemania,cuya lengua habla y escribe me-or que la de sus padres. *ara su sociedad deadopción, no es alemánE para su sociedad de origen, tampoco es un turco aut%ntico.

#l sentido com$n nos dice que debería poder rei"indicar plenamente esa doblecondición. *ero nada hay en las leyes en las mentalidades que le permitan hoyasumir en armonía esa identidad compuesta.

?e puesto los primeros e-emplos que me han "enido a la cabe+a, pero podríahaber citado muchos otros. #l de una persona nacida en elgrado de madre serbia ypadre croata. #l de una mu-er hutu casada con un tutsi, o al re"%s. #l de unnorteamericano de padre negro y madre -udía...

on 1pensarán algunos1 casos muy particulares. 7o lo creo, sinceramente. Laspersonas de esos e-emplos no son las $nicas que tienen una identidad comple-a. #ntodos nosotros coinciden pertenencias m$ltiples que a "eces se oponen entre sí ynos obligan a elegir, con el consiguiente desgarro.

#n unos casos, la cuestión es, de entrada, e"idente, pero en otros hay que hacer unesfuer+o para refle<ionar con más detenimiento.

#n la #uropa actual, Dqui%n no percibe una tensión que de necesidad "a a ser cada"e+ mayor, entre su pertenencia a una nación multisecular 1=rancia, #spa&a,'inamarca, Inglaterra...1 y su pertenencia a la unión continental que se estáconstruyendoD D! cuántos europeos sienten tambi%n, desde el *aís 8asco hasta#scocia, que pertenecen de una manera poderosa y profunda a una región, a supueblo, a su historia y a su lenguaD DFui%n, en #stados Unidos, puede pensar en ellugar que ocupa en la sociedad sin remitirse a sus la+os con el pasado, seanafricanos, hispánicos, irlandeses, -udíos, italianos, polacos o de otro origenD 'icho



esto, no tengo incon"eniente en admitir que los primeros e-emplos que he puesto síson en cierto modo particulares. 6odos ellos se refieren a personas con unapertenencias que hoy se enfrentan "iolentamenteE son de alguna manera personasfronteri+as, atra"esadas por unas líneas de fractura %tnicas, religiosas o de otro tipo.

'ebido precisamente a esa situación, que no me atre"o a llamar 0pri"ilegiada0,tienen una misión/ te-er la+os de unión, disipar malentendidos, hacer entrar enra+ón a unos, moderar a otros, allanar, reconciliar... u "ocación es ser enlaces,puentes, mediadores entre las di"ersas comunidades y las di"ersas culturas. ! es

-ustamente por eso por lo que su dilema está cargado de significado/ si esas personas no pueden asumir por sí mismas sus m$ltiples pertenencias, si se las instacontinuamente a que eli-an un bando u otro, si se las conmina a reintegrarse en lasfilas de su tribu, entonces es lícito que nos inquietemos por el funcionamiento delmundo.

i se las 0insta0 a elegir, si se las 0conmina0 1decía. DFuien las conminaD 7o sólo losfanáticos y los <enófobos de todas las orillas/ tambi%n t$ y yo, todos nosotros. *oresos hábitos mentales y esas e<presiones que tan arraigados están en todosnosotros, por esa concepción estrecha, e<clusi"ista, beata y simplista que reducetoda identidad a una sola pertenencia que se proclama como pasión.

CAsí es como se 0fabrica0 a los autores de las matan+asC 1me dan ganas de gritar. #s%sta una afirmación un poco radical, lo recono+co, pero tratar% de e<plicarla en las

páginas que siguen.



I Mi identidad, mis pertenencias

3

)i "ida de escritor me ha ense&ado a desconfiar de las palabras. Las que parecenmás claras suelen ser las más traicioneras. Uno de esos falsos amigos esprecisamente 0identidad0. 6odos nos creemos que sabemos lo que significa estapalabra y seguimos fiándonos de ella incluso cuando, insidiosamente, empie+a asignificar lo contrario.

Le-os de mí la idea de redefinir una y otra "e+ el concepto de identidad. #s elproblema esencial de la filosofía desde el 0conócete a ti mismo0 de ócrates hasta=reud, pasando por tantos otros maestrosE para abordarlo de nue"o hoy se

necesitaría mucha más competencia de la que yo ten go, y mucha más temeridad.La tarea que me he impuesto es infinitamente más modesta/ tratar de comprenderpor qu% tanta gente comete hoy crímenes en nombre de su identidad religiosa,%tnica, nacional o de otra naturale+a.

D?a sido así desde los albores de la historia o por el contrario hay realidades queson específicas de nuestra %pocaD #s posible que algunas de mis palabras lepare+can al lector demasiado elementales. *ero es porque he tratado de refle<ionarcon la má<ima serenidad, paciencia y lealtad que me han sido posibles, sin recurrir

a ning$n tipo de -erga ni a ninguna enga&osa simplificación. #n lo que se ha dado en llamar el 0documentos de identidad0 figuran el nombre ylos apellidos, la fecha de nacimiento, una fotografía, determinados rasgos físicos, lafirma y, a "eces, la huella dactilar/ toda una serie de indicaciones que demuestran,sin posibilidad de error, que el titular de ese documento es =ulano y que no hay,entre los miles de millones de seres humanos, ning$n otro que pueda confundirsecon %l, ni siquiera su sosia o su hermano gemelo.

)i identidad es lo que hace que yo no sea id%ntico a ninguna otra persona.

Así definido, el t%rmino 0identidad0 denota un concepto relati"amente preciso,que no debería presentarse a confusión. DRealmente hace falta una largaargumentación para establecer que no puede haber dos personas id%nticasD Aun enel caso de que el día de ma&ana, como es de temer, se llegara a 0clonar0 sereshumanos, en sentido estricto esos clones sólo serían id%nticos en el momento de0nacer0E ya desde sus primeros pasos en el mundo empe+arían a ser diferentes.

La identidad de una persona está constituida por infinidad de elementos que

e"identemente no se limitan a los que figuran en los registros oficiales. La granmayoría de la gente, desde luego, pertenece a una gran tradición religiosaE a unanación, y en ocasiones a dosE a un grupo %tnico o lingGísticoE a una familia más o



menos e<tensaE a una profesiónE a una instituciónE a un determinado ámbitosocial.... ! la lista no acaba ahí, sino que prácticamente podría no tener fin/podemos sentirnos pertenecientes, con más o menos fuer+a, a una pro"incia, a unpueblo, a un barrio, a un clan, a un equipo deporti"o o profesional, a una pandillade amigos, a un sindicato, a una empresa, a un partido, a una asociación, a una

parroquia, a una comunidad de personas que tienen las mismas pasiones, lasmismas preferencias se<uales o las mismas minus"alías físicas, o que se enfrentan alos mismos problemas ambientales.

7o todas esas pertenencias tienen, claro está, la misma importancia, o al menos nola tienen simultáneamente.

*ero ninguna de ellas carece por completo de "alor. on los elementos constituti"osde la personalidad, casi diríamos que los 0genes del alma0, siempre que precisemos

que en su mayoría no son innatos. Aunque cada uno de esos elementos está presente en gran n$mero de indi"iduos,nunca se da la misma combinación en dos personas distintas, y es -ustamente ahídonde reside la rique+a de cada uno, su "alor personal, lo que hace que todo serhumano sea singular y potencialmente insustituible.

*uede que un accidente, feli+ o infortunado, o incluso un encuentro fortuito, pesen

más en nuestro sentimiento de identidad que el hecho de tener detrás un legadomilenario. Imaginemos el caso de un serbio y una musulmana que se conocieronhace "einte a&os, en un caf% de ara-e"o, que se enamoraron y se casaron. !a nuncapodrán percibir su identidad del mismo modo que una pare-a cuyos integrantessean serbios o musulmanes. ada uno de ellos lle"ará siempre consigo laspertenencias que recibieron de sus padres al nacer, pero ya no las percibirá de lamisma manera ni les concederá el mismo "alor.

igamos en ara-e"o. ?agamos allí, mentalmente, una encuesta imaginaria.

8emos, en la calle, a un hombre de cincuenta y tantos a&os. ?acia 34H, ese hombre habría proclamado con orgullo y sin reser"asE 0Coyyugosla"oC0E preguntando un poco despu%s, habría concretado que "i"ía en laRep$blica =ederal de osnia1?er+ego"ina y que "enía, por cierto, de una familia detradición musulmana.

i lo hubi%ramos "uelto a "er doce a&os despu%s, en plena guerra, habríacontestado de manera espontánea y en%rgica/ 0Coy musulmánC0 #s posible que sehubiera de-ado crecer la barba reglamentaria. ?abría a&adido enseguida que era

bosnio, y no habría puesto buena cara si le hubi%semos recordado que afirmabaorgulloso que era yugosla"o.



?oy, preguntando en la calle, nos diría en primer lugar que es bosnio, y despu%smusulmánE -usto en ese momento iba a la me+quita, a&ade, y quiere decir tambi%nque su país forma parte de #uropa y que espera que alg$n día se integre en laUnión #uropea.

Dómo querrá definirse nuestro persona-e cuando lo "ol"amos a "er en ese mismositio dentro de "einte a&osD Duál de sus pertenencias pondrá en primer lugarD Derá europeo, musulmán, bosnio...D D(tra cosaD Dalcánico tal "e+D 7o me atre"o ahacer un pronóstico.

6odos esos elementos forman parte efecti"amente de su identidad. 7ació en unafamilia de tradición musulmanaE por su lengua pertenece a los esla"osmeridionales, que no hace mucho se agruparon en un mismo #stado y que hoy"uel"en a estar separadosE "i"e en una tierra que fue en un tiempo otomana y en

otro austriaca, y que participó en las grandes tragedias de la historia europea.eg$n las %pocas, una u otra de sus pertenencias se 0hinchó0, si es que puededecirse así, hasta ocultar todas las demás y confundirse con su identidad entera. Alo largo de su "ida le habrán contado todo tipo de patra&as. Fue era proletario, ynada más. Fue era yugosla"o, y nada más. !, más recientemente, que eramusulmán y nada másE hasta es posible que le hayan hecho creer, durante unosdifíciles meses, Cque tenía más cosas en com$n con los habitantes de Jabul que conlos de 6riesteC

#n todas las %pocas hubo gentes que nos hacen pensar que había entonces unasola pertenencia primordial, tan superior a las demás en todas las circunstanciasque estaba -ustificado denominarla 0identidad0. La religión para unos, la nación o laclase social para otros. #n la actualidad, sin embargo, basta con echar una mirada alos diferentes conflictos que se están produciendo en el mundo para ad"ertir queno hay una $nica pertenencia que se imponga de manera absoluta sobre las demás.Allí donde la gente se siente amena+ada en su fe, es la pertenencia a una religión la

que parece resumir toda su identidad. *ero si lo que está amena+ado es la lenguamaterna, o el grupo %tnico, entonces se producen feroces enfrentamientos entrecorreligionarios. Los turcos y los @urdos comparten la misma religión, lamusulmana, pero tienen lenguas distintasE Des por ello menos sangriento elconflicto que los enfrentaD 6anto los hutus como los tutsi son católicos, y hablan lamisma lengua, pero Dacaso ello les ha impedido matarse entre síD 6ambi%n soncatólicos los checos y los eslo"acos, pero Dha fa"orecido su con"i"encia esa fecom$nD on todos estos e-emplos quiero insistir en que, si bien en todo momentohay, entre los componentes de la identidad de una persona, una determinada

-erarquía, %sta no es inmutable, sino que cambia con el tiempo y modificaprofundamente los comportamientos.



Además, las pertenencias que importan en la "ida de cada cual no son siempre lasque cabría considerar fundamentales, las que se refieren a la lengua, al color de lapiel, a la nacionalidad, a la clase social o a la religión. *ensemos en un homose<ualitaliano en la %poca del fascismo.

#se aspecto específico de su personalidad tenía para %l su importancia, es desuponer, pero no más que su acti"idad profesional, sus preferencias políticas o suscreencias religiosas. ! de repente se abate sobre %l la represión oficial, siente laamena+a de la humillación, la deportación, la muerte 1al elegir este e-emplo echomano ob"iamente de ciertos recuerdos literarios y cinematográficos. Así, esehombre, patriota y qui+ás nacionalista unos a&os antes, ya no es capa+ de disfrutarahora con el desfile de las tropas italianas, e incluso llega a desear su derrota, sinduda. Al "erse perseguido, sus preferencias se<uales se imponen sobre sus otraspertenencias, eclipsando incluso el hecho de pertenecer a la nación italiana 1que sin

embargo alcan+a en esta %poca su paro<ismo. ?abrá que esperar a la posguerrapara que, en una Italia más tolerante, nuestro hombre se sienta de nue"oplenamente italiano.

)uchas "eces, la identidad que se proclama está cal+ada 1en negati"o1 de la delad"ersario. Un irland%s católico se diferencia de los ingleses ante todo en lareligión, pero tambi%n se considerará, contra la monarquía, republicano, y si noconoce el ga%lico al menos hablará el ingl%s a su maneraE un dirigente católico quese e<presara con el acento de (<ford parecería casi un renegado.

#sa comple-idad 1a "eces amable, a menudo trágica1 de los mecanismos de laidentidad puede ilustrarse con decenas de e-emplos. itar% algunos en las páginasque siguen, unos de manera sucinta, otros con más detalle, sobre todo los que serefieren a la región de la que procedo/ (riente *ró<imo, el )editerráneo, el mundoárabe y, en primer lugar, Líbano, un país en el que la gente tiene que preguntarseconstantemente por sus pertenencias, sus orígenes, sus relaciones con los demás yel lugar, al sol o a la sombra, que puede ocupar en %l.



K

Igual que otros hacen e<amen de conciencia, yo a "eces me "eo haciendo lo quepodríamos llamar 0e<amen de identidad0. 7o trato con ello 1ya se habrá adi"inado1

de encontrar en mí una pertenencia 0esencial0 en la que pudiera reconocerme, asíque adopto la actitud contraria/ rebusco en mi memoria para que aflore el mayorn$mero posible de componentes de mi identidad, los agrupo y hago la lista, sinrenegar de ninguno de ellos.

8engo de una familia originaria del sur de Arabia que se estableció hace siglos enla monta&a libanesa y que se fue dispersando despu%s, en sucesi"as migraciones,por "arios rincones del planeta, desde #gipto hasta rasil, desde uba hastaAustralia. 6iene el orgullo de haber sido siempre, a la "e+, árabe y cristiana,

probablemente desde el siglo Ii o Iii, es decir, mucho antes de que apareciera elislam y antes incluso de que (ccidente se con"irtiera al cristianismo.

#l hecho de ser cristiano y tener por lengua materna el árabe, que es la lenguasagrada del islam, es una de las parado-as fundamentales que han for-ado miidentidad. ?ablar el árabe te-e unos la+os que me unen a todos los que a diario ensus oraciones, a muchas personas que, en su gran mayoría, la conocen peor que yoEsi alguien que "a por Asia central se encuentra con un "ie-o erudito a la puerta deuna madrasa timurí, le basta con dirigirse a %l en árabe para sentirse en una tierra

amiga y para que %l le hable con el cora+ón, como no se atre"ería -amas a hacerlo enruso o en ingl%s.

La lengua árabe nos es com$n a %l, a mí y a más de mil millones de personas. *orotra parte, mi pertenencia al cristianismo 1da lo mismo que sea profundamentereligiosa o solo sociológica1 me une tambi%n de manera significati"a a todos loscristianos que hay en el mundo, unos dos mil millones. )uchas cosas me separande cada cristiano, como de cada árabe y de cada musulmán, pero al mismo tiempotengo con todos ellos un parentesco innegable, en el primer caso religioso e

intelectual, en el segundo lingGístico y cultural.

'icho esto, el hecho de ser a la "e+ árabe y cristiano es una condición muyespecífica, muy minoritaria, y no siempre fácil de asumir, marca a la persona deuna manera profunda y duraderaE en mi caso, no puedo negar que ha sidodeterminante en la mayoría de las decisiones que he tenido que tomar a lo largo demi "ida, incluida la de escribir este libro.

Así, al contemplar por separado esos dos elementos de mi identidad, me siento

más cercano, por la lengua o por la religión, a más de la mitad de la humanidadE yal tomarlos -untos simultáneamente, me "eo enfrentado a mi especificidad.



Lo mismo podría decir de otra de mis pertenencias/ el hecho de ser franc%s locomparto con unos sesenta millones de personasE el de ser liban%s, con entre ocho ydie+ millones si cuenta la diásporaE pero el hecho de ser ambas cosas, franc%s yliban%s, Dcon cuántos lo compartoD on unos miles, como mucho.

ada una de mis pertenencias me "incula con muchas personasE sin embargo,cuanto más numerosas son las pertenencias que tengo en cuenta, tanto másespecífica se re"ela mi identidad.

Aunque me e<tienda un poco más sobre mis orígenes, debería precisar que nací enel seno de la comunidad que se denomina católica griega, o melquita, que reconocela autoridad del *apa si bien sigue siendo fiel a algunos ritos bi+antinos. A primera"ista, eso no es más que un detalle, una curiosidad, pero pensándolo me-or resultaque es un aspecto determinante de mi identidadE en un país como Líbano, donde

las comunidades más fuertes han luchado durante mucho tiempo por su territorioy por su parcela de poder, los miembros de las comunidades muy minoritariascomo la mía raras "eces han tomado las armas, y han sido los primeros en e<iliarse.*ersonalmente, yo siempre me negu% a implicarme en una guerra que me parecíaabsurda y suicidaE pero esa forma de "er las cosas, esa mirada distante, esa negati"aa tomar las armas no de-a de tener relación con mi pertenencia a una comunidadmarginada.

Así que soy melquita. in embargo, si alguien se entretu"iera un día en buscar mi

nombre en el registro ci"il 1que en Líbano, como cabe imaginar, está organi+ado enfunción de las con fesiones religiosas1, no me encontraría entre los melquitas, sinoen la sección de los protestantes. D*or qu%D ería demasiado largo de e<plicar. )elimitar% a contar aquí que en nuestra familia había dos tradiciones religiosasenfrentadas, y que durante toda mi infancia fui testigo de esa ri"alidadE testigo y, enocasiones ob-eto de ella/ si me matricularon en la escuela francesas, la de los

-esuitas, fue porque mi madre, decididamente católica, quería sustraerme a lainfluencia protestante que dominaba entonces la familia de mi padre, en la que eratradicional en"iar a los hi-os a los colegios americanos o inglesesE y es por eseconflicto por lo que soy francófono, y es por ello tambi%n por lo que, durante laguerra del Líbano, me fui a "i"ir a *arís y no a 7ue"a !or@, a 8ancou"er o aLondres y por lo que comenc% a escribir en franc%s.

D)ás detalles toda"ía de mi identidadD *odría hablar de mi abuela turca, de suesposo, maronita de #gipto, y de mi otro abuelo, muerto mucho antes de que yonaciera, del que me han contado que fue poeta, librepensador, masón tal "e+, y encualquier caso "iolentamente anticlerical. *odría remontarme hasta un tíotatarabuelo mío que fue el primero que tradu-o a )oli%re al árabe y que lo lle"ó, en3H5H, a las tablas de un teatro otomano.

*ero no lo har%, pues basta con esto, y pasar% a una pregunta/ Dcuántos de mis



seme-antes comparten conmigo esos elementos dispares que han configurado miidentidad y esbo+ado, en líneas generales, mi itinerario personalD )uy pocos. A lome-or ninguno.

! es en esto en lo que quiere insistir/ gracias a cada una de mis pertenencias,

tomadas por separado, estoy unido por un cierto parentesco a muchos de misseme-antesE gracias a esos mismos criterios, pero tomados todos -untos, tengo miidentidad propia, que no se confunde con ninguna otra.

#<trapolando un poco, dir% que con cada ser humano tengo en com$n algunaspertenencias, pero que no hay en el mundo nadie que las comparta todas, nisiquiera que comparta muchas de ellasE de las decenas de criterios que podríaenumerar, bastaría con unos cuantos para establecer con claridad mi identidadespecífica, que es distinta de la de cualquier otra persona, incluso de la de mi

propio hi-o o la de mi padre. 'ud% mucho antes de ponerme a escribir las páginas precedentes. D'ebíae<tenderme así, desde el principio del libro, sobre mi caso personalD *or un lado, ysir"i%ndome del e-emplo que me-or cono+co, quería decir de qu% manera unapersona puede afirmar a un tiempo, en función de algunos criterios de pertenencia,los la+os que la unen a sus seme-antes y lo que la hace singular. *or otro, noignoraba que cuanto más nos adentremos en el análisis de un caso particular, másriesgo corremos de que se nos replique que se trata precisamente de eso, de un caso

particular. Al final me tir% al ruedo, con"encido de que todo el que trate con buena fe dehacer tambi%n su 0e<amen de identidad0 no tardará en descubrir que su caso es tanparticular como el mío.

La humanidad entera se compone sólo de casos particulares, pues la "ida creadiferencias, y si hay 0reproducción0 nunca es con resultados id%nticos. 6odos losseres humanos, sin e<cepción alguna, poseemos una identidad compuestaE bastacon que nos hagamos algunas preguntas para que afloren ol"idadas fracturas e

insospechadas ramificaciones, y para descubrirnos como seres comple-os, $nicos,irreempla+ables.

#s e<actamente eso lo que caracteri+a la identidad de cada cual, comple-a, $nica,irrempla+able, imposible de confundirse con ninguna otra. Lo que me hace insistiren este punto es ese hábito mental, tan e<tendido hoy y a mi -uicio sumamentepernicioso, seg$n el cual para que una persona e<prese su identidad le basta condecir 0soy árabe0, 0soy franc%s0, 0soy negro0, 0soy serbio0, 0soy musulmán0 o 0soy

-udío0E a quien, como yo acabo de hacer, enumera sus m$ltiples pertenencias se loacusa al instante de querer 0disol"er0 su identidad en un batibu rrillo informe en elque todos los colores quedarían difuminados. in embargo, lo que trato de decir es



lo contrario. 7o que todos los hombres sean parecidos, sino que cada uno esdistinto a los demás. Un serbio es sin duda distinto de los demás serbios, y cadacroata distinto de todos los demás croatas. ! si un cristiano liban%s es diferente deun musulmán liban%s, no cono+co tampoco a dos cristianos libaneses que seanid%nticos, ni a dos musulmanes, del mismo modo que no hay en el mundo dos

franceses, dos africanos, dos árabes o dos -udíos id%nticos. Las personas no sonintercambiables, y es frecuente obser"ar, en el seno de la misma familia ruandesa,irlandesa, libanesa, argelina o bosnia, y entre dos hermanos que han "i"ido en elmismo entorno, unas diferencias en apariencia mínimas que sin embargo les haránreaccionar, en materia de política, de religión o en su "ida cotidiana, de dosmaneras totalmente opuestas, y que incluso pueden determinar que uno de ellosmate y otro prefiera el diálogo y la reconciliación.

A pocos se les ocurriría discutir e<plícitamente todo lo que acabo de decir. *ero nos

comportamos como si no fuera así. *or comodidad, englobamos ba-o el mismot%rmino a las gentes más distintas, y por comodidad tambi%n les atribuimoscrímenes, acciones colecti"as, opiniones colecti"as/ 0los serbios han hecho unamatan+a...0, 0los ingleses han saqueado...0, 0los árabes se niegan...0. in mayoresproblemas formulamos -uicios como que tal o cual pueblo es 0traba-ador0, 0hábil0 o0"ago0, 0desconfiado0 o 0hipócrita0, 0orgulloso0 o 0terco0, y a "eces terminancon"irti%ndose en con"icciones profundas.

% que no es realista esperar que todos nuestros contemporáneos modifiquen de lanoche a la ma&ana sus e<presiones habituales. *ero me parece importante quetodos cobremos conciencia de que esas frases no son inocentes, y de quecontribuyen a perpetuar unos pre-uicios que han demostrado, a lo largo de toda lahistoria, su capa cidad de per"ersión y muerte.

*ues es nuestra mirada la que muchas "eces encierra a los demás en suspertenencias más limitadas, y es tambi%n nuestra mirada la que puede liberarlos.



La identidad no se nos da de una "e+ por todas, sino que se "a construyendo ytransformando a lo largo de toda nuestra e<istencia. ! se ha dicho en muchos

libros, y e<plicado con detalle, pero no está de más subrayarlo nue"amente/ loselementos de nuestra identidad que ya están en nosotros cuando nacemos no sonmuchos 1algunas características físicas, el se<o, el color... ! además, ni siquieraentonces todo es innato. 7o es que el entorno social determine el se<o, desde luego,pero sí determina el sentido de esa condiciónE nacer mu-er no significa lo mismo enJabul que en (slo, la feminidad no se "i"e de igual manera en uno y otro sitio,como tampoco ning$n otro elemento de la identidad...

*arecidas obser"aciones podrían hacerse en el caso del color. 7acer negro no

significa lo mismo en 7ue"a !or@, Lagos, *retoria o LuandaE casi diríamos que noes el mismo color a efectos de la identidad. *ara un ni&o que "iene al mundo en7igeria, el elemento más determinante de su identidad no es ser negro y no blanco,sino por e-emplo ser yoruba y no hausa. #n udáfrica, ser negro o blanco siguesiendo un elemento significati"o de la identidad, pero no lo es menos la etnia 1+ul$,<hosa1 a la que se pertenece. #n #stados Unidos, descender de un antepasadoyoruba en "e+ de hausa es por completo indiferenteE es sobre todo entre los blancosdonde el origen %tnico 1italiano, ingl%s, irland%s u otro1 resulta determinante para la

identidad. Además, una persona que tu"iera entre sus antepasados tanto a blancoscomo a negros sería considerada 0negra0 en #stados Unidos, y en cambio 0mesti+a0en udáfrica o Angola.

D*or qu% el concepto de mesti+a-e se tiene en cuenta en unos países y no enotrosD D*or qu% la pertenencia a una etnia es determinante en unas sociedades y nolo es en otrasD *ara cada caso podrían proponerse di"ersas e<plicaciones más omenos con"incentes. *ero no es eso lo que me preocupa en este momento. ?ecitado esos e-emplos $nicamente para insistir en que ni siquiera el color y el se<o

son elementos 0absolutos0 de la identidad... on más ra+ón, todos los demás sontoda"ía más relati"os.

*ara calibrar lo que es "erdaderamente innato entre los elementos de la identidadpodemos plantear un -uego mental que es muy re"elador/ imaginemos a un reci%nnacido al que se lo saca de su entorno nada más "enir al mundo y se lo sit$a en otroentorno distintoE se comparan entonces las 0identidades0 que podría adquirir, loscombates que tendría que librar y los que se ahorraría... D?ace falta decir que notendría recuerdo alguno de 0su0 religión de origen, ni de 0su0 nación o 0su0 lengua,

y que lo podríamos "er despu%s luchando encarni+adamente contra quienesdeberían haber sido los suyosD 'e manera que lo que determina que una personapertene+ca a un grupo es esencialmente la influencia de los demásE la influencia de



los seres cercanos 1familiares, compatriotas, correligionarios1, que quierenapropiarse de ella, y la influencia de los contrarios, que tratan de e<cluirla. 6odo serhumano ha de optar personalmente entre unos caminos por los que se lo empu-a air y otros que le están "edados o sembrados de trampasE no es %l desde el principio,no se limita a 0tomar conciencia0 de lo que es, sino que se hace lo que esE no se

limita a 0tomar conciencia0 de su identidad, sino que la "a adquiriendo paso a paso.

#l aprendi+a-e se inicia muy pronto, ya en la primera infancia. 8oluntariamente ono, los suyos lo modelan, lo conforman, le inculcan creencias de la familia, ritos,actitudes, con"enciones, y la lengua materna, claro está, y además temores,aspiraciones, pre-uicios, rencores, -unto a senti mientos tanto de pertenencia comode no pertenencia.

! enseguida tambi%n, en casa, en el colegio o en la calle de al lado, se producen las

primeras heridas en el amor propio. Los demás le hacen sentir, con sus palabras osus miradas, que es pobre, o co-o, o ba-o, o 0patilargo0, o moreno de te+, odemasiado rubio, o circunciso o no circunciso, o hu%rfanoE son las innumerablesdiferencias, mínimas o mayores, que tratan los contornos de cada personalidad, quefor-an los comportamientos, las opiniones, los temores y las ambiciones, que amenudo resultan eminentemente edificantes pero que a "eces producen heridasque no se curan nunca.

on esas heridas las que determinan, en cada fase de la "ida, la actitud de los sereshumanos con respecto a sus pertenencias y a la -erarquía de %stas. uando alguienha sufrido "e-aciones por su religión, cuando ha sido "íctima de humillaciones y

burlas por el color de su piel o por su acento, o por "estir harapos, no lo ol"idanunca. ?asta ahora he "enido insistiendo continuamente en que la identidad estáformada por m$ltiples pertenenciasE pero es imprescindible insistir otro tanto en elhecho de que es $nica, y que la "i"imos como un todo.

La identidad de una persona no es una yu<taposición de pertenencias autónomas,

no es un mosaico/ es un dibu-o sobre una piel tiranteE basta con tocar una sola deesas pertenencias para que "ibre la persona entera.

*or otra parte, la gente suele tender a reconocerse en la pertenencia que es másatacadaE a "eces, cuando no se sienten con fuer+as para defenderla, la disimulan, yentonces se queda en el fondo de la persona, aga+apada en la sombra, esperando elmomento de la re"anchaE pero, asumida u oculta, proclamada con discreción o conestr%pito, es con ella con la que se identifican. #sa pertenencia 1a una ra+a, a unareligión, a una lengua, a una clase...1 in"ade entonces la identidad entera. Los que lacomparten se sienten solidarios, se agrupan, se mo"ili +an, se dan ánimos entre sí,arrementen contra 0los de enfrente0. *ara ellos, 0afirmar su identidad0 pasa a ser



ine"itablemente un acto de "alor, un acto liberador...

#n el seno de cada comunidad herida aparecen e"identemente cabecillas.

Airados o calculadores, mane-an e<presiones e<tremas que son un bálsamo para lasheridas. 'icen que no hay que mendigar el respeto de los demás, un respeto que se

les debe, sino que hay que impon%rselo. *rometen "ictoria o "engan+a, inflaman losánimos y a "eces recurren a m%todos e<tremos con los que qui+ás pudieron so&aren secreto algunos de sus afligidos hermanos. A partir de ese momento, con elescenario ya dispuesto puede empe+ar la guerra. *ase lo que pase, 0los otros0 se lohabrán merecido, y 0nosotros0 recordaremos con precisión 0todo lo que hemostenido que soportar0 desde el comien+o de los tiempos.

6odos los crímenes, todos los abusos, todas las humillaciones, todos los miedos, losnombres, las fechas, las cifras.

*or haber "i"ido en un país en guerra, en un barrio bombardeado desde el barriocontiguo, por haber pasado una o dos noches en un sótano transformado enrefugio, con mi -o"en esposa embara+ada y con mi hi-o de corta edad 1fuera el ruidode las e<plosiones, dentro mil rumores sobre la inminencia de un ataque, y milhabladurías sobre familias pasadas a cuchillo1, s% perfectamente que el miedopuede lle"ar al crimen a cualquiera. i en "e+ de rumores que nunca se confirmanhubiera "i"ido en mi barrio una matan+a de "erdad, Dcuánto tiempo habríaconser"ado la sangre fríaD i en "e+ de dos días hubiera tenido que pasar un mes en

aquel refugio, Dme habría negado a empu&ar el arma que me habrían puesto en lasmanosD *refiero no hacerme esas preguntas con demasiada insistencia. 6u"e lasuerte de no pasar por pruebas muy duras, de salir enseguida de la hoguera con losmíos indemnes, tu"e la suerte de mantener limpias las manos y clara la conciencia.! digo 0suerte0, sí, porque las cosas habrían podido ser distintas si, cuandocomen+ó la guerra en el Líbano, yo hubiera tenido diecis%is a&os en lugar de"eintis%is, si hubiera perdido a un ser querido, si hubiera pertenecido a otro ámbitosocial, a otra comunidad...

'espu%s de cada matan+a %tnica nos preguntamos, con ra+ón, cómo es posible queseres humanos lleguen a cometer tales atrocidades. Algunas de esas conductas sinfreno nos parecen incomprensibles, indescifrable su lógica. ?ablamos entonces delocura asesina, de locura sanguinaria, ancestral, hereditaria. #n cierto sentido eslocura, efecti"amente. #s locura cuando un hombre, por los demás sano, de espírituse transforma de la noche a la ma&ana en alguien que mata. *ero cuando son mileso millones los que matan, cuando el fenómeno se repite en un país tras otro, en elseno de culturas diferentes, tanto entre los seguidores de todas las religiones como

entre los que no profesan fe alguna, decir 0locura0 no basta. Lo que por comodidadllamamos 0locura asesina0 es una propensión de nuestros seme-antes atransformarse en asesinos cuando sienten que su 0tribu0 está amena+ada.



#l sentimiento de miedo o de inseguridad no siempre obedece a consideracionesracionales, pues hay "eces en que se e<agera o adquiere incluso un carácterparanoicoE pero a partir del momento en que una población tiene miedo, lo quehemos de tener en cuenta es más la realidad del miedo que la realidad de laamena+a.

7o creo que la pertenencia a tal o cual etnia, religión, nación u otra cosapredisponga a matar. asta con repasar los hechos sucedidos en los $ltimos a&ospara constatar que toda comunidad humana, a poco que su e<istencia se sientahumillada o amena+ada, tiende a producir personas que matarán, que cometeránlas peores atrocidades con"encidas de que están en su derecho, de que así se gananel ielo y la admiración de los suyos. ?ay un )r. ?yde en cada uno de nosotrosE loimportante es impedir que se den las condiciones que ese monstruo necesita parasalir a la superficie.

7o me atre"o a dar una e<plicación uni"ersal para todas las matan+as, y a$nmenos a proponer un remedio milagroso. reo tan poco en las solucionessimplistas como en las identidades simplistas. #l mundo es una máquina comple-a

que no se desmonta con un destornillador. *ero no por ello hemos de de-ar deobser"ar, de tratar de comprender, de especular, de discutir, de sugerir en ocasionestal o cual "ía de refle<ión.

La que recorre como una filigrana todo este libro podría formularse así/

si los hombres de todos los países, de todas las condiciones, de todas las creenciasse transforman con tanta facilidad en asesinos, si es igualmente tan fácil que losfanáticos de toda laya se impongan como defensores de la identidad, es porque laconcepción 0tribal0 de la identidad que sigue dominando en el mundo entero

fa"orece esa des"iaciónE es una concepción heredada de los conflictos del pasado,que muchos recha+aríamos sólo con pensarlo un poco más pero que seguimossuscribiendo por costumbre, por falta de imaginación o por resignación,contribuyendo así, sin quererlo, a que se produ+can las tragedias que el día dema&ana nos harán sentirnos sinceramente conmo"idos.



5

'esde el comien+o de este libro "engo hablando de identidades asesinas,e<presión que no me parece e<cesi"a por cuanto que la concepción que denuncio, la

que reduce la identidad a la pertenencia a una sola cosa, instala a los hombres enuna actitud parcial, sectaria, intolerante, dominadora, a "eces suicida, y lostransforma a menudo en gentes que matan o en partidarios de los que lo hacen. u"isión del mundo está por ello sesgada, distorsionada. Los que pertenecen a lamisma comunidad son 0los nuestros0E queremos ser solidarios con su destino, perotambi%n podemos ser tiránicos con ellos/ si los consideramos 0timoratos0, losdenunciamos, los aterrori +amos, los castigamos por 0traidores0 y 0renegados0. #ncuanto a los otros, a los que están del otro lado de la línea, -amás intentamos

ponernos en su lugar, nos cuidamos mucho de preguntarnos por la posibilidad deque, en tal o cual cuestión, no est%n completamente equi"ocados, procuramos queno nos ablanden sus lamentos, sus sufrimientos, las in-usticias de que han sido"íctimas. ólo cuenta el punto de "ista de 0los nuestros0, que suele ser el de los másaguerridos de la comunidad, los más demagogos, los más airados.

A la in"ersa, desde el momento en que concebimos nuestra identidad comointegrada por m$ltiples pertenencias, unas ligadas a una historia %tnica y otras no,unas ligadas a una tradición religiosa y otras no, desde el momento en que "emos

en nosotros mismos, en nuestros orígenes y en nuestra trayectoria, di"ersoselementos confluentes, di"ersas aportaciones, di"ersos mesti+a-es, di"ersasinfluencias sutiles y contradictorias, se establece una relación distinta con losdemás, y tambi%n con los de nuestra propia 0tribu0. !a no se trata simplemente de0nosotros0 y de 0ellos0, como dos e-%rcitos en orden de batalla que se preparan parael siguiente enfrentamiento, para la siguiente re"ancha.

Ahora, en 0nuestro0 lado hay personas con las que en definiti"a tengo muy pocascosas en com$n, y en el lado de 0ellos0 hay otras de las que puedo sentirme muy

cerca. *ero, "ol"iendo a la actitud anterior, es fácil imaginar de qu% manera puedeempu-ar a los seres humanos a las conductas más e<tremadas/ cuando sienten que0los otros0 constituyen una amena+a para su etnia, su religión o su nación, todo loque pueden hacer para ale-ar esa amena+a les parece perfectamente lícitoE inclusocuando llegan a la matan+a, están con"encidos de que se trata de una medidanecesaria para preser"ar la "ida de los suyos. ! como todos los que los rodeancomparten ese con"encimiento, los autores de la mantan+a suelen tener buena

conciencia, y se e<tra&an de que los llamen criminales. 7o pueden ser lo, -uran,pues sólo tratan de proteger a sus ancianas madres, a sus hermanos y hermanas, asus hi-os.



#se sentimiento de que act$an por la super"i"encia de los suyos, de que sonempu-ados por sus oraciones, de que, si no de manera inmediata sí al menos a largopla+o, lo hacen en legítima defensa, es una característica com$n a todos los que enestos $ltimos a&os, en "arios rincones del planeta, desde Ruanda hasta la antigua!ugosla"ia, han cometido los crímenes más abominables.

! no se trata de unos cuantos casos aislados, pues el mundo está lleno decomunidades heridas, que a$n hoy sufren persecuciones o que guardan el recuerdode antiguos padecimientos, y que sue&an con obtener "engan+a. 7o podemosseguir siendo insensibles a su cal"arioE no podemos por menos de apoyarlas en sudeseo de hablar en libertad su lengua, de practicar sin temor su religión o deconser"ar sus tradiciones. *ero de esa comprensión deri"amos a "eces hacia laindulgencia. A los que han sufrido la arrogancia colonial, el racismo, la <enofobia,les perdonamos los e<cesos de su propia arrogancia nacionalista, de su propio

racismo y de su propia <enofobia, y precisamente por eso nos ol"idamos de lasuerte de sus "íctimas, al menos hasta que corren ríos de sangre.

C#s que nunca se sabe dónde acaba la legítima afirmación de la identidad y dóndese empie+a a in"adir los derechos de los demásC D7o decíamos antes que el t%rmino0identidad0 era un 0falso amigo0D #mpie+a refle-ando una aspiración legítima, y des$bito se con"ierte en un instrumento de guerra.

#l desli+amiento de un sentido al otro es imperceptible, natural, y todos caemos en

%l alguna "e+. 'enunciamos una in-usticia, defendemos los derechos de unapoblación que sufre y al día siguiente nos encontramos con que somos cómplices deunas muertes.

6odas las matan+as que se han producido en los $ltimos a&os, así como la mayoríade los conflictos sangrientos, tienen que "er con comple-os y antiquísimos0contenciosos0 de identidadE unas "eces, las "íctimas son sin remedio las mismas,desde siempre, otras, la relación se in"ierte/ los "erdugos de ayer son hoy las"íctimas, y "ice"ersa. *ero esos t%rminos no tienen sentido en sí mismos más que

para los obser"adores e<ternosE para los que están directamente implicados en esosconflictos de identidad, para los que han sufrido, para los que han sentido el miedo,sólo están el 0nosotros0 el 0ellos0, la ofensa y la reparación, Cnada másC 07osotros0somos necesariamente, por definición, "íctimas inocentes, y 0ellos0 sonnecesariamente culpables, culpables desde hace mucho tiempo y al margen de loque hoy puedan estar padeciendo.

! cuando nuestra mirada 1la de los obser"adores e<ternos1 entra en ese -uegoper"erso, cuando asignamos a una comunidad el papel de cordero y a otra el de

lobo, lo que estamos haciendo, aun sin saberlo, es conceder por anticipado laimpunidad a los crímenes de una de las partes. #n conflictos recientes hemosllegado a "er cómo algunas facciones cometían atrocidades contra su propia



población porque sabían que la opinión internacional acusaría espontáneamente asus ad"ersarios.

A esta forma de indulgencia se a&ade otra no menos desafortunada. La de loseternos esc%pticos que, ante cada nue"a matan+a por ra+ones de identidad, se

apresuran a declarar que ha sido siempre así, desde los albores de la ?istoria, y quesería iluso e ingenuo esperar que las cosas fueran a cambiar. #n ocasiones, lasmatan+as %tnicas se "en, de manera consciente o no, como crímenes pasionalescolecti"os, lamentables sin duda pero comprensibles y en todo caso ine"itables,pues son 0inherentes a la naturale+a humana0...

#sta actitud de 0de-ar que maten0 ha hecho ya muchos estragos, y el realismo enque pretende basarse me parece un realismo usurpado. Fue la concepción 0tribal0de la identidad siga pre"aleciendo hoy en todo el mundo, y no sólo entre los

fanáticos, es por desgracia la pura "erdad. *ero hay muchas concepciones que hanestado "i gentes durante muchos siglos y que hoy ya no son aceptables, como pore-emplo la supremacía 0natural0 del hombre con respecto a la mu-er, la -erarquíaentre las ra+as o incluso, en fechas más recientes, el apartheid y otros sistemas desegregación. Anta&o tambi%n se consideraba la tortura como práctica 0normal0 en laadministración de -usticia, y la escla"itud fue durante mucho tiempo una realidadcotidiana que grandes personalidades del pasado se guardaron mucho de poner enentredicho.

'espu%s fueron imponi%ndose poco a poco ideas nue"as/ que todo ser humanotenía unos derechos que había que definir y respetarE que las mu-eres debían tenerlos mismos derechos que los hombresE que tambi%n la naturale+a merecía serpreser"adaE que hay unos intereses que son comunes a todos los seres humanos, enámbitos cada "e+ más numerosos 1el medio ambiente, la pa+, los intercambiosinternacionales, la lucha contra los grandes a+otes de la humanidad1E que se podía eincluso se debía inter"enir en los asuntos internos de los países cuando no serespetaban en ellos los derechos humanos fundamentales.

Así pues, las ideas que han estado "igentes a lo largo de toda la ?istoria no tienenpor qu% seguir estándolo en las pró<imas d%cadas. uando aparecen realidadesnue"as, hemos de reconsiderar nuestras actitudes, nuestros hábitosE a "eces, cuandoesas realidades se presentan con gran rapide+, nuestra mentalidad se quedare+agada, y resulta así que tratamos de e<tinguir los incendios rociándolos conproductos inflamables.

#n la %poca de la mundiali+ación, con ese proceso acelerado, "ertiginoso, deamalgama, de me+cla, que nos en"uel"e a todos, es necesario 1Cy urgenteC1 elaborar

una nue"a concepción de la identidad. 7o podemos limitarnos a obligar a miles demillones de personas desconcertadas a elegir entre afirmar a ultran+a su identidady perderla por completo, entre el integrismo y la desintegración. in embargo, eso



es lo que se deri"a de la concepción que sigue dominando en este ámbi to. i anuestros contemporáneos no se los incita a que asuman sus m$ltiples pertenencias,si no pueden conciliar su necesidad de tener una identidad con una actitud abierta,con franque+a y sin comple-os, ante las demás culturas, si se sienten obligados aelegir entre negarse a sí mismos y negar a los otros, estaremos formando legiones

de locos sanguinarios, legiones de seres e<tra"iados.

)e gustaría no obstante "ol"er bre"emente sobre los e-emplos que he puesto alcomien+o del libro/ si consigue asumir su doble pertenencia, el hombre de madreserbia y padre croata no participará -amas en ninguna matan+a %tnica, en ninguna0depuración0E si se siente capa+ de asumir los dos 0elementos confluentes0 que lohan traído al mundo, el hombre de madre hutu y padre tutsi no inter"endrá nuncaen matan+as ni genocidiosE y el -o"en francoargelino al que antes me refería, igualque el otro germanoturco, no estarán -amás del lado de los fanáticos si logran "i"ir

serenamente su identidad compuesta.

6ambi%n aquí sería un error "er en estos e-emplos $nicamente casos e<tremos. #ntodos los lugares en que hoy "i"en en "ecindad grupos humanos de diferentereligión, color, lengua, etnia o nacionalidadE en todos los lugares en que e<istentensiones más o menos antiguas, más o menos "iolentas 1entre inmigrados ypoblación local, o entre blancos y negros, católicos y protestantes, -udíos y árabes,hind$s y si-s, lituanos y rusos, serbios y albaneses, griegos y turcos, anglófonos yquebequeses, flamencos y "alones, chinos y malayos...1E sí, en todas las partes, entodas las sociedades di"ididas, hay un cierto n$mero de hombres y mu-eres quelle"an en su interior pertenencias contradictorias, que "i"en en la frontera entre doscomunidades que se enfrentan, seres humanos por los que de alg$n modo pasanlas líneas de fractura %tnica, religiosas o de otro tipo.

7o nos estamos refiriendo a un pu&ado de marginados, pues se cuentan pormiles, por millones, y serán cada "e+ más. 0=ronteri+os0 de nacimiento, o por las"icisitudes de su trayectoria, o incluso porque quieren serlo deliberadamente,pueden influir en los acontecimientos y hacer que la balan+a se incline de un lado odel otro. Los 0fronteri+os0 que sean capaces de asumir plenamente su di"ersidadser"irán de 0enlace0 entre las di"ersas comunidades y culturas, y en cierto modoserán el 0aglutinante0 de las sociedades en que "i"en. *or el contrario, los que nologren asumir esa di"ersidad suya figurarán a "eces entre los más "irulentos de losque matan por la identidad, y se ensa&arán con los que representan esa parte de símismos que querrían hacer ol"idar. #s el 0odio a uno mismo0 del que tantose-emplos tenemos en todas las %pocas de la ?istoria...



;

)is palabras son, sin duda, las de un migrante, y las de un minoritario.

*ero me parece que refle-an una sensibilidad cada "e+ más compartida por nuestroscontemporáneos. D7o es característico de nuestra %poca haber con"ertido a todoslos seres humanos, de alg$n modo, en migrantes y minoritariosD 6odos estamosobligados a "i"ir en un mundo que se parece muy poco al terru&o del que "enimosEtodos hemos de aprender otros idiomas, otros lengua-es, otros códigosE y todostenemos la impresión de que nuestra identidad, tal como nos la "enimosimaginando desde la infancia, se encuentra amena+ada.

)uchos se han ido de su tierra natal, y muchos otros, sin irse, ya no la reconocen.

#llo se debe sin duda, en parte, a una característica permanente del espírituhumano, que tiene una inclinación natural a la nostalgiaE pero se debe tambi%n aque al acelerarse la e"olución hemos recorrido en treinta a&os lo que anta&o sólo serecorría en muchas generaciones.

Asimismo, la condición de migrante ya no es $nicamente la de una categoría depersonas separadas de su medio nutricio, sino que además ha adquirido un "alore-emplar. #l migrante es la "íctima primera de la concepción 0tribal0 de laidentidad. i sólo cuenta con una pertenencia, si es absolutamente necesario elegir,

entonces el migrante se encuentra escindido, enfrentado a dos caminos opuestos,condenado a traicionar a su patria de origen o a su patria de acogida, traición queine"itablemente "i"irá con amargura, con rabia.

Antes de ser inmigrante, se es emigrante, antes de llegar a un país se ha tenido queabandonar otro, y los sentimientos de una persona hacia la tierra que abandona noson nunca simples. i se "a porque hay cosas que recha+a/ la represión, lainseguridad, la pobre+a, la falta de hori+ontes.

*ero muchas "eces ese recha+o está acompa&ado por un sentimiento de cul1

pabilidad. ?ay personas cercanas a las que siente haber abandonado, una casa enla que ha crecido, tantos y tantos recuerdos agradables. ?ay asimismo la+os quepersisten, los de la lengua o la religión, y tambi%n la m$sica, los compa&eros dee<ilio, las fiestas, la cocina.

*aralelamente, no son menos ambiguos sus sentimientos hacia el país de acogida.i se ha ido a "i"ir a %l es porque espera hallar allí una "ida me-or, para sí mismo ypara los suyosE pero -unto a esa esperan+a "e con recelo lo desconocido 1porque la

relación de fuer+as es desfa"orable para %l1E teme "erse recha+ado, humillado, estámuy pendiente de toda actitud que denote desprecio, ironía o compasión.



#l primer refle-o no es pregonar su diferencia, sino pasar inad"ertido.

#l sue&o secreto de la mayoría de los migrantes es imitar a sus anfitriones, cosa quealgunos consiguen. *ero la mayoría no. Al no tener el acento correcto, ni el tonoadecuado en la piel, ni el nombre y apellido ni los papeles que necesitarían, su

estratagema queda pronto al descubierto.)uchos saben que no merece la pena ni siquiera intentarlo, y se muestran, pororgullo, como bra"ata, más distinto de lo que son. ?ay incluso quienes 1Dhace faltarecordarloD1 "an a$n más le-os, y su frustración desemboca en una contestación

brutal.

7o me detengo así en los estados de ánimo del migrante sólo porque ese dilemame resulte personalmente familiar. 6ambi%n porque es en ese ámbito más que enotros donde las tensiones por causa de la identidad pueden conducir a las

des"iaciones más criminales.

#n los muchos países en que hoy con"i"en una población autóctona, portadora dela cultura local, y otra llegada en tiempos más recientes con otras tradicionesdistintas, se manifiestan tensiones que influyen en los comportamientosindi"iduales, en el clima social, en el debate político.

#s por eso a$n más imprescindible que esas cuestiones tan pasionales secontemplen con cordura y serenidad.

La cordura es una estrecha senda que discurre por la cresta de una monta&a entredos precipicios, entre dos concepciones e<tremas. #n el caso de la inmigración, laprimera de esas dos concepciones e<tremas es que la "e el país de acogida comouna página en blanco en la que cada cual puede escribir lo que quiera, o, peor a$n,como un solar desocupado en el que cada cual puede instalarse con armas y

baga-es, sin cambiar lo más mínimo sus gestos ni sus costumbres. #n la otraconcepción e<trema, el país de acogida es una página ya escrita e impresa, unatierra cuyas leyes, "alores, creencias y características culturales y humanas ya se

habrían fi-ado para siempre, de manera que los inmigrantes no tienen más remedioque a-ustarse a ellas.

A mi -uicio, estas dos concepciones son por igual carentes de realismo, est%riles ynoci"as. *odría decírseme que las he presentado como una caricatura. 7o lo creo,por desgracia.

Además, aun suponiendo que efecti"amente así fuera, las caricaturas no sonin$tiles, pues nos permiten calibrar lo absurdo de nuestras posiciones si laslle"áramos hasta sus $ltimas consecuenciasE habrá quienes seguirán obstinándose,

pero los que tienen sentido com$n darán un paso adelante hacia el e"idente terrenodel punto me dio, es decir, que el país de acogida no es ni una página en blanco ni



una página acabada, sino una página que se está escribiendo.

u historia debe respetarseE y cuando digo historia lo digo como apasionado de la?istoria, palabra que para mí no es sinónima de "ana nostalgia ni de retrógradoapego al pasado, sino que muy al contrario comprende todo lo que se ha construido

a lo largo de los siglos, la memoria, los símbolos, las instituciones, la lengua, lasobras artísticas, cosas a las que legítimamente nos podemos sentir unidos. Almismo tiempo, todo el mundo admitirá que el futuro de un país no puede ser unamera prolongación de su historiaE sería incluso desolador que un pueblo,cualquiera, "enerara más su historia que su futuroE un futuro que se construirá concierto espíritu de continuidad pero con profundas transformaciones, y conimportantes aportaciones del e<terior, como ocurrió en los grandes momentos delpasado.

D7o habr% hecho hasta aquí más que enumerar e"idencias con las que todosestamos de acuerdoD #s posible. *ero como las tensiones persisten, y se agra"an,será entonces que esas "erdades no son lo bastante e"identes ni están tanprofundamente aceptadas. Lo que trato de e<traer de esas brumas no es unconsenso, sino un código de conducta, o al menos una serie de cautelas para unos ypara otros.

*ara unos y para otros, insisto.

#n el planteamiento que yo suscribo hay constantemente una e<igencia de

reciprocidad, que es a un tiempo deseo de equidad y deseo de eficacia. #s con eseespíritu con el que me gustaría decirles, primero a los 0unos0/

0cuanto más os impregn%is de la cultura del país de acogida, tanto más podr%isimpregnarlo de la "uestra0E y despu%s a los 0otros0/ 0cuanto más perciba uninmigrado que se respeta su cultura de origen, más se abrirá a la cultura del país deacogida0.

on dos 0ecuaciones0 que formulo de un tirón, pues 0se sostienen entre sí0,

inseparablemente, como en un taburete de tres patas. (, en t%rminos a$n másprosaicos, como las cláusulas sucesi"as de un contrato. *ues la cuestión tienemucho de contrato, efecti"amente, de un contrato moral cuyos elementos ganaríanal precisarse en cada caso particular/ Dqu% es lo que, en la cultura del país deacogida, constituye el baga-e mínimo que toda persona se supone que ha de asumir,y qu% es lo que legítimamente se puede discutir o recha+arD Lo mismo "ale decir dela cultura de origen de los inmigrados/ Dqu% componentes de ella merecen sertransmitidos del país de adopción como una dote de gran "alor, y qu% otros 1qu%hábitos, qu% prácticas1 deberían de-arse 0en el "estuario0D #s necesario plantearestas preguntas, y que cada cual haga el esfuer+o de refle<ionar sobre ellas, casopor caso, aun cuando las diferentes respuestas que se les puede dar no sean nunca



totalmente satisfactorias. !o mismo que "i"o en =rancia, no me atre"ería aenumerar todo lo que, en la tradición de este país, debería ser aceptado por los quequieren tener en %l su residenciaE todas y cada una de las cosas que podría citar 1unprincipio republicano, un aspecto del modo de "ida, un persona-e destacado, unlugar emblemático1, todas sin e<cepción, podrían legítimamente discutirseE pero

sería un error sacar de ello la conclusión de que se puede recha+ar todo a la "e+.Fue una realidad sea imprecisa, imperceptible y fluctuante no quiere decir que noe<ista.

Una "e+ más, la cla"e es 0reciprocidad0/ si acepto a mi país de adopción, si loconsidero como mío, si estimo que en adelante forma parte de mí y yo formo partede %l, y si act$o en consecuencia, entonces tengo derecho a criticar todos susaspectosE paralelamente, si ese país me respeta, si reconoce lo que yo le aporto, si apartir de ahora me considera, con mis singularidades, como parte de %l, entonces

tiene derecho a recha+ar algunos aspectos de mi cultura que podrían serincompatibles con su modo de "ida o con el espíritu de sus instituciones.

#l derecho a criticar al otro se gana, se merece. i tratamos a al guien conhostilidad o desprecio, la menor obser"ación que formulemos, est% -ustificada o no,le parecerá una agresión que lo empu-ará a resistir, a encerrarse en sí mismo,difícilmente a corregirseE y a la in"ersa, si le demostramos amistad, simpatía yconsideración, no solamente en las apariencias sino con una actitud sincera ysentida como tal, entonces es lícito criticar en %l lo que estimamos criticable, ytenemos alguna posibilidad de que nos escuche.

D*ienso acaso, al escribir estas palabras, en contro"ersias como la que se haproducido en "arios países sobre el 0"elo islámico0D 7( es lo esencial, aunque síestoy con"encido de que los problemas de este tipo serían más fáciles de resol"er silas relaciones con los inmigrados se abordaran con un espíritu distinto. uandosienten que su lengua es despreciada, que su religión es ob-eto de mofa, que seminus"alora su cultura, reaccionan e<hibiendo con ostentación los signos de sudiferenciaE cuando por el contrario se sienten respetados, cuando perciben quetienen un sitio en el país que han elegido para "i"ir, entonces reaccionan de otramanera.

*ara ir con decisión en busca del otro, hay que tener los bra+os abiertos y la cabe+aalta, y la $nica forma de tener los bra+os abiertos es lle"ar la cabe+a alta. i a cadapaso que da una persona siente que está traicionando a los suyos, está renegandode sí misma, el acercamiento al otro estará "iciadoE si aquel cuya lengua estoyestudiando no respeta la mía, hablar su lengua de-a de ser un gesto de apertura y secon"ierte en un acto de "asalla-e y sumisión.



8ol"iendo bre"emente a la cuestión del 0"elo0, estoy seguro de que se trata de uncomportamiento nostálgico y retrógrado. *odría e<tenderme mucho para e<plicarpor qu% pienso así, a la lu+ de mis con"icciones y recordando di"ersos episodios dela historia del mundo árabe musulmán y de la larga lucha de sus mu-eres por laemancipación. *ero sería in$til, pues no está ahí el meollo de la cuestión. 7o está

en saber si nos enfrentamos a un conflicto entre arcaísmo y modernidad, sino enpensar por qu%, en la historia de los pueblos, la modernidad se "e a "ecesrecha+ada, por qu% no se percibe siempre como un a"ance, como una e"oluciónpositi"a.

#n la refle<ión sobre la identidad, esta pregunta es esencial, y lo es hoy más quenunca. ! el e-emplo del mundo árabe es a este respecto sumamente re"elador.



II Cuando la modernidad viene del mundo del Otro

3

6odos los que se sienten fascinados, seducidos, inquietos, horrori+ados ointrigados por el mundo árabe no tienen más remedio que plantearse de "e+ encuando determinadas preguntas.

D*or qu% esos "elos, esos chadores, esas barbas sombrías, esos llamamientos a lamuerteD D*or qu% tantas manifestaciones del arcaísmo, de "iolenciaD D#s todo elloinherente a esas sociedades, a su cultura, a su religiónD D#s el islam incompatiblecon la libertad, con la democracia, con los derechos del hombre y de la mu-er, con la

modernidadD #s normal que esas preguntas se formulen, y merecen algo más quelas simplistas respuestas que obtienen con demasiada frecuencia. Fue obtienen deambas partes, quiero a&adir 1e<presión que me gusta, como el lector ya habráad"ertido. í, de ambas partes. 7o puedo seguir a los que repiten machaconamente,ayer como hoy, los mismos "ie-os pre-uicios contra el islam, y que se creenfacultados, cada "e+ que se produce un hecho indignante, para e<traer conclusionesdefiniti"as sobre la naturale+a de determinados pueblos y de su religión. Al mismotiempo, no me siento cómodo ante las laboriosas -ustificaciones de los que repiten

sin pesta&ear que todo lo que ocurre es el resultado de un lamentablemalentendido, y que la religión no es sino toleranciaE sus moti"aciones los honran,y no los pongo en el mismo plano que a los que destilan odio, pero su discurso nome con"ence.

uando se hace algo condenable en nombre de una doctrina, cualquiera que sea,%sta no es por ello culpable, aun cuando no se la pueda considerar totalmente a-enaa lo que se ha hecho.

Don qu% ra+ón podría yo afirmar, por e-emplo, que los talibanes de Afganistán no

tienen nada que "er con el islam, *ol *ot nada con el mar<ismo o el r%gimen de*inochet con el cristianismoD omo obser"ador, no tengo más remedio queconstatar que en todos esos casos se trata de una utili+ación posible de la doctrinacorrespondiente, sin duda no la $nica ni la más e<tendida, pero que no puededescartarse precipitadamente. uando se produce una des"iación, es en ciertomodo muy fácil decidir que era ine"itableE igual que es perfectamente absurdoquerer demostrar que no se debería haber producido nunca, que se trata de unmero accidente. i se ha producido, es que había una cierta probabilidad de que se

produ-era. Fuien se sit$a dentro de un sistema religioso tiene pleno derecho a afirmar que se



reconoce en una determinada interpretación de esa doctrina y no en otra. Uncreyente musulmán puede pensar que el comportamiento de los talibanes está encontradicción 1o no lo está1 con la letra y el espíritu de su fe. !o, que no soymusulmán, y que me sit$o además, deliberadamente, fuera de cualquier sistemareligioso, no me creo en absoluto capacitado para distinguir lo que es conforme al

islam de lo que no lo es. *or supuesto que tengo mis deseos, mis preferencias, mipunto de "ista. Incluso tengo continuamente la tentación de decir que tal o cualcomportamiento e<tremado 1poner bombas, prohibir la m$sica o legali+ar laablación1 no cuadra con mi "isión del islam. *ero mi "isión del islam no tieneninguna importancia. ! aun si hubiera sido un doctor de la Ley, el más piadoso y elmás erudito, mi opinión no habría puesto fin a ninguna contro"ersia.

*or más que nos sumer-amos en libros sagrados, consultemos a los e<%getas yacopiemos argumentos, habrá siempre interpretaciones distintas, contradictorias.

Apoyándonos en los mismos libros podemos aceptar la escla"itud o condenarla,rendir culto a las imágenes o echarlas a la hoguera, prohibir el "ino o tolerarlo,defender la democracia o la teocraciaE todas las sociedades humanas han sabidoencontrar, en el transcurso de los siglos, las citas sagradas que aparentemente

-ustificaban sus prácticas del momento. ?an tenido que pasar dos o tres mileniospara que las sociedades cristianas y -udías, que se confiesan seguidoras de la iblia,empiecen a decirse que el 0no matarás0 podría aplicarse tambi%n a la pena demuerteE dentro de cien a&os se nos e<plicará que es ob"io que ha de ser así. 7o

cambian los te<tos, lo que cambia es nuestra mirada. *ero los te<tos no act$an sobrelas realidades del mundo más que a tra"%s de nuestra mirada, que en cada %poca sefi-a en determinadas frases y pasa por otras sin "erlas.

*or esta ra+ón, a mi -uicio no sir"e de nada que nos preguntemos por 0lo querealmente dice0 el cristianismo, el islam o el mar<ismo. i buscamos respuestas, yno sólo la confirmación de unos pre-uicios, positi"os o negati"os, que ya están ennosotros, no es a la esencia de la doctrina a lo que hemos de atender, sino a loscomporta mientos de quienes a lo largo de la ?istoria se han considerado susseguidores.

#n su esencia, Des el cristianismo tolerante, respeta las libertades, se inclina haciala democraciaD i formulamos así la pregunta, necesariamente tendremos quecontestar 0no0. *orque basta con consultar algunos libros de historia paracomprobar que a lo largo de estos "einte siglos se ha torturado, se ha perseguido yse ha matado mucho en nombre de la religión, y que las más altas autoridades de laIglesia, así como la aplastante mayoría de los creyentes, aceptaron el comercio deescla"os, el sometimiento de la mu-er, las peores dictaduras o la Inquisición. DFuiere ello decir que, en su esencia, el cristianismo es despótico, racista, retrógrado



e intoleranteD #n absoluto, y basta con echar una mirada a nuestro alrededor paraconstatar que hoy sintoni+a con la libertad de e<presión, los derechos humanos y lademocracia. D?emos de sacar entonces la conclusión de que la esencia delcristianismo ha cambiadoD D(, por el contrario, que el 0espíritu democrático0 quehoy lo anima estu"o oculto durante diecinue"e siglos y no salió a la lu+ hasta

mediados del siglo M<D *ara entenderlo bien, es e"idente que tendríamos queformularnos las preguntas de otra manera/ Dha sido la democracia, a lo largo de lahistoria del mundo cristiano, una e<igencia permanenteD La respuesta esclaramente 0no0. *ero, pese a todo, Dha podido instaurarse la democracia ensociedades de tradición cristianaD #n esta pregunta 1que tenemos derecho ahacernos, con una formulación similar, con respecto al islam1, la respuesta nopuede ser tan sucinta como en las anteriores, pero sí es de las que podemos tratarra+onablemente de encontrarE me limitar% a decir en este punto que la instauración

de una sociedad que respeta las libertades ha sido progresi"a e incompleta, y, sipensamos en la ?istoria progresi"a e incompleta, y, si pensamos en la ?istoria ensu con-unto, e<traordinariamente tardíaE que aunque las Iglesias han tomado notade esa e"olución, en general, más que pro"ocar el cambio, lo han acompa&ado conmás o menos reticenciasE y que muchas "eces el impulso de liberación ha "enido depersonas que se situaban fuera del marco del pensamiento religioso.

#s posible que estas $ltimas palabras les hayan gustado a quienes no lle"an lareligión en su cora+ón. in embargo, me siento obligado a recordarles que las

peores calamidades del siglo M< en materia de despotismo, persecución, anulaciónde toda libertad y de toda la dignidad humana no son imputables al fanatismoreligioso, sino a otros fanatismos muy distintos que se las daban de enemigosac%rrimos de la religión 1caso de estalinismo1 o que le daban la espalda 1caso delna+ismo y de algunas otras doctrinas nacionalistas. #s "erdad que a partir de losa&os setenta parece que el fanatismo religioso ha hecho lo indecible para acabar conese d%ficit de horrores 1y perdóneme el lector la e<presión1E pero sigue teniendo unsaldo negati"o.

#l siglo M< nos habrá ense&ado que ninguna doctrina es por sí mismanecesariamente liberadora/ todas pueden caer en des"iaciones, todas puedenper"ertirse, todas tienen las manos manchadas de sangre/ el comunismo, elliberalismo, el nacionalismo, todas las grandes religiones y hasta el laicismo. 7adietiene el monopolio del fanatismo, y, a la in"ersa, nadie tiene tampoco el monopoliode lo humano.

*ara "er tan delicadas cuestiones ba-o una lu+ nue"a y pro"echosa, hemos de ser,en todas las etapas de la in"estigación, muy escrupulosos con la equidad. 7i la

hostilidad ni indulgencia, ni, sobre todo, la insufrible condescendencia que en(ccidente y en otras partes del mundo parece haberse con"ertido para algunos enuna segunda naturale+a.



K

Alrededor del )editerráneo e<isten desde hace siglos, en contigGidad yconfrontación, dos espacios de ci"ili +ación/ el del norte por un lado, y el del sur y

el este por otro. 7o me "oy a detener demasiado en la g%nesis de esa di"isión, peronunca está de más recordar, cuando hablamos de ?istoria, que todo tiene unprincipio, un desarrollo y, en su momento, un final.

#n la %poca romana, todas esas regiones, que despu%s serán cristianas, musulmanaso -udías, pertenecían al mismo imperioE iria no era menos romana que la 9alia, yel Nfrica septentrional era seguramente, desde el punto de "ista cultural, muchomás grecorromana que la #uropa del norte.

Las cosas cambiaron radicalmente con la aparición sucesi"a de dos monoteísmosconquistadores. #n el siglo I", el cristianismo se con"irtió en la religión oficial delImperio RomanoE tras haber propagado su fe de manera admirable, mediante lapredicación, la oración y el e-emplo de los santos mártires, los cristianos utili+aronentonces plenamente el arma del poder para consolidar su autoridad e imponersepor completo, poniendo fuera de la ley a la antigua religión romana, hostigando asus $ltimos adeptos.

*oco tardó el mundo cristiano en amoldarse a las fronteras del imperio, pero %stas

eran cada "e+ más inestables, Roma caería 0ba-o el a+ote de los bárbaros0, comodecían los "ie-os manuales, a partir del siglo 8.

i+ancio, la capital de (riente, sobre"i"ió a$n durante un milenio, pero susintentos de reconstruir el imperio se pararon en seco/ >ustiniano consiguiórecuperar momentáneamente una buena parte de los territorios abandonados, enItalia, en #spa&a, en el norte de Nfrica... #n "ano.

u empresa se re"eló desesperada, sus generales no pudieron defender laspro"incias reconquistadas, y con su muerte en el a&o ;B; se pasa una página y se

des"anece una ilusión. #l gran Imperio Romano no "ol"erá a renacer. 7unca -amásestará el nue"o )editerráneo agrupado ba-o una $nica autoridad. 7unca -amás loshabitantes de arcelona, de Lyon, de Roma, de 6rípoli, de Ale-andría, de >erusal%n yde onstantinopla "ol"erán a dirigir sus peticiones a un mismo so berano.

inco a&os despu%s en el ;:, nació )uhammad )ahoma, el *rofeta del islam.=uera de los límites del imperio, pero no le-os. ?abía un continuo ir y "enir decara"anas entre su ciudad, La )eca, y ciudades del mundo romano como 'amascoo *almiraE e igualmente con el imperio iraní sasánida, ri"al de los romanos y

tambi%n sacudido por e<tra&as con"ulsiones.

in querer e<plicar el fenómeno místico y religioso que constituye el mensa-e del



islam, cuya aparición obedece a leyes comple-as, de difícil comprensión, es ciertoque en lo político había entonces un "acío propicio para el seguimiento de unarealidad nue"a. *or "e+ primera desde hacía más de seis siglos 1o sea, a la escala dela memoria de los hombres, desde el comien+o de los tiempos1, no estaba allí lasombra de la gran Roma. )uchos pueblos se encontraban así libres y hu%rfanos.

#se "acío 1o tal "e+ habría que decir esa 0aspiración de aire01, gracias al cual lastribus germánicas pudieron e<tenderse por #uropa para hacerse con los territoriosque luego se llamarán a-onia o Reino de los =rancos, les permitió tambi%n a lastribus de Arabia reali+ar, fuera de su desierto originario, una importante 0salida0.Aquellos beduinos que hasta entonces habían "i"ido al margen de la ?istoriaconsiguieron adue&arse, en unas cuantas d%cadas, de un inmenso territorio que ibadesde #spa&a hasta la India. ! todo de una manera asombrosamente ordenada, conun relati"o respeto hacia los otros y sin e<cesos de "iolencia gratuita.

Le-os de mí la idea de presentar aquella conquista como una marcha pacifista. ( lade pintar el mundo musulmán como un paraíso de tolerancia.

*ero los hechos hay que "alorarlos a la lu+ de su tiempo. ! no hay duda de quetradicionalmente el islam aceptó la presencia, en las tierras que conquistaba, de losfieles de las otras religiones monoteístas.

'irán quienes me discuten que no sir"e de nada elogiar la tolerancia del pasadocuando el presente es como es. ! en cierto sentido no les falta ra+ón. #s flaco

consuelo saber que el islam fue tolerante en el siglo 8iii cuando hoy se degGella asacerdotes, se apu&ala a intelectuales y se ametralla a turistas. Al e"ocar el pasadono trato en modo alguno de disimular las atrocidades que la actualidad nos lan+a ala cara cada día, noticias e imágenes procedentes de Argel, de Jabul, de 6eherán,del Alto #gipto o de otros sitios. )i ob-eti"o es muy distinto, y prefiero enunciarlocon claridad para que se sepa adónde quiero llegar/ a lo que me opongo ahora y meopondr% siempre es a esa idea seg$n la cual habría por un lado una religión 1lacristiana1 destinada desde siempre a ser "ehículo de modernidad, libertad,

tolerancia y democracia, y por otro una religión 1la musulmanaabocada desde susorígenes al despotismo y al oscurantismo. #s una idea equi"ocada, y peligrosa, yensombrece para una buena parte de la humanidad cualquier perspecti"a defuturo.

7o he renegado de la religión de mis padres, re"indico tambi%n mi pertenencia aella y no dudo en reconocer la influencia que ha tenido en mi "ida. 7acido en 3454,no he conocido en lo esencial más que una Iglesia relati"amente tolerante, abierta aldiálogo, capa+ de hacer autocrítica, y aunque sigue sin interesarme el dogma y soy

esc%ptico ante determinados planteamientos, "eo en la religión que se me hatransmitido un enriquecimiento y una apertura, -amás una castración. 7i siquierame pregunto si para la Iglesia paso por creyenteE para mí, un creyente es



simplemente el que cree en determinados "alores 1que resumir% en uno solo/ ladignidad del ser humano. #l resto no son más que mitologías o esperan+as.

! este preámbulo para decir que, hoy, la Iglesia me parece 0frecuentable0. ihubiera nacido cien a&os antes es probable que le hubiera dado la espalda,

pensando que era incorregiblemente reacia a la idea de progre so, a la idea delibertad, y que había optado para siempre por la beatería y el inmo"ilismo. *or esoes importante que "aloremos con perspecti"a histórica el comportamiento de loshombres y de las instituciones. omo tanta gente, me espanta lo que "eo y oigo enel mundo musulmán de hoy. *ero tambi%n me producen triste+a los que parecenencantados de afirmar que lo que está sucediendo se corresponde con la naturale+adel islam, y que eso no "a a cambiar nunca.

7inguna religión está libre de intolerancia, pero si hacemos el balance de estas dos

religiones 0ri"ales0 comprobaremos que el islam no sale tan mal parado. i misantepasados hubieran sido musulmanes en un país conquistado por las armascristianas, en "e+ de cristianos en un país conquistado por las armas musulmanas,creo que no habrían podido "i"ir catorce siglos seguidos en sus pueblos y ciudades,conser"ando su fe. DFu% fue de los musulmanes de #spa&aD D! de los de iciliaD'esaparecidos, desde el primero hasta el $ltimo, eliminados, for+ados al e<ilio o

bauti+ados contra su "oluntad.

?ay en la historia del islam, desde sus primeros tiempos, una notable capacidad

de coe<istir con el otro. A finales del siglo pasado, #stambul, la ciudad de laprimera potencia musulmana, aglutinaba en su población una mayoría de nomusulmanes, sobre todo griegos, armenios y -udíos. D*odemos imaginarnos que enesa misma %poca más de la mitad de los habitantes de *arís, Londres y 8iena oerlín no fueran cristianos, que fueran musulmanes o -udíosD Aun hoy, muchoseuropeos se sentirían más que sorprendidos si oyeran en su ciudad la llamada delmuecín.

7o -u+go, sólo constato que a lo largo de la historia musulmana se han practicado

durante mucho tiempo la coe<istencia y la tolerancia. ! me apresuro a decir que latolerancia no me parece suficiente. 7o quiero que se me tolere, e<i-o que se meconsidere un ciudadano de pleno derecho, con independencia de cuál sea mi fe. eacristiano o -udío en un país de mayo ría musulmana o musulmán rodeado decristianos y -udíos. ! tambi%n si no me siento adepto de ninguna religión.

!a no es aceptable hoy la idea de que las comunidades 0del libro0, es decir, de laiblia, deben situarse ba-o la protección de los musulmanesE es una condición deinferioridad que nunca ha estado e<enta de humillaciones.

*ero hay que comparar lo que es comparable. #l islam había establecido un0protocolo de tolerancia0 es una %poca en la que las sociedades cristianas no



toleraban nada. 'urante siglos ese 0protocolo0 fue la forma más a"an+ada decoe<istencia que había en el mundo. *osiblemente fue en el Amsterdam demediados del siglo M"ii, o un poco despu%s en Inglaterra, donde empe+ó a brotarotra actitud, más cercana a nuestra concepción actual de la libertad de concienciaEfue a finales del siglo M"iii cuando un ondorcet pudo defender en =rancia la

0emancipación0 de los -udíosE y hemos de esperar a la segunda mitad de nuestrosiglo, y tras los abominables hechos de todos sabidos, para que la situación de lasminorías religiosas que "i"en en la #uropa cristiana acabe por me-orar de manerasignificati"a y cabe esperar que irre"ersible.

A partir de ese momento, el 0protocolo de tolerancia0 que había estado "igente enlos países musulmanes de-ó de corresponderse con las nue"as normas. De hautili+ado, reno"ado, readaptadoD ásicamente no. e podría afirmar incluso que losprincipios de tolerancia, en "e+ de adquirir un nue"o "alor más conforme con lo

que esperan nuestros contemporáneos, en ocasiones se han re"isado a la ba-a. 'emanera que ese mundo musulmán que ha estado durante siglos en la "anguardiade la tolerancia se halla hoy re+agado. *ero esa in"ersión de la 0relación de fuer+asmoral0 entre el norte y el sur del )editerráneo es reciente, recientísima, y no tancompleta como parece pensarse.

6ambi%n hay dos opiniones que se deben refutar. La que considera, habida cuentadel balance histórico 0globalmente positi"o0 del mundo musulmán en materia detolerancia, que los e<cesos actuales son sólo episodios pasa-erosE y la que, alcontrario, se basa en la intolerancia de hoy para con"ertir la actitud del pasado enun recuerdo sin ob-eto. Ambas posiciones me parecen absurdas. A mi entender, la?istoria demuestra claramente que el islam lle"a en sí enormes potenciales decoe<istencia y de fecunda interacción con las demás culturasE pero la ?istoria másreciente pone tambi%n de manifiesto que es posible la regresión, y que esaspotencialidades podrían seguir siendo durante mucho tiempo nada más que eso,potencialidades.

8oy a ir incluso un poco más le-os, qui+ás cargando ligeramente las tintas/ sihici%ramos la historia comparada del mundo cristiano y del mundo musulmán,descubriríamos por un lado una religión con un largo pasado de intolerancia,portadora de una e"idente tentación totalitaria, pero que poco a poco se ha idotransformando en una religión de aperturaE y por el otro una religión portadora deuna "ocación de apertura pero que poco a poco ha ido deri"ando haciacomportamientos intolerantes y totalitarios.

*odríamos poner numerosos e-emplos, recordar la suerte que corrieron los cátaros,y los hugonotes y los -udíos despu%s, e<plicar cómo se trató, en uno y otro de losdos uni"ersos monoteístas, a quienes eran tenidos por here-es, cismáticos oinfieles... *ero este libro no es un tratado de ?istoria, y menos a$n un in"entario de



parado-as. ólo una cosa me preocupa cuando comparo las dos trayectorias/ Dporqu% la e"olución ha sido tan positi"a en (ccidente y tan decepcionante en el mundomusulmánD í, preciso e insisto/ Dpor qu% el (ccidente cristiano, que tiene una largatradición de intolerancia, que siempre ha tenido dificultad en coe<istir con 0el(tro0, ha sabido engendrar sociedades que respetan la libertad de e<presión

mientras que el mundo musulmán, que durante tanto tiempo ha practicado lacoe<istencia, se nos presenta hoy como un baluarte del fanatismoD



!a habrá ad"ertido el lector que no suscribo la com$n opinión, tan e<tendida en(ccidente, que "e cómodamente en la religión musulmana el origen de todos los

males que padecen las sociedades de esa confesión. 7o creo tampoco, como ya hetenido ocasión de decir, que se pueda disociar una fe de la suerte de sus fieles. *erome parece que con demasiada frecuencia se e<agera la influencia de las religionessobre los pueblos, mientras que por el contrario se subestima la influencia de lospueblos sobre las religiones.

! esto sucede, por otra parte, con todas las doctrinas. i es lícito que nospreguntemos por lo que ha hecho de Rusia el comunismo, no menos instructi"o esque nos preguntemos por lo que Rusia ha hecho del comunismo, cómo la e"olución

de esta doctrina, su lugar en la ?istoria y su repercusión en di"ersas +onas delplaneta habrían sido diferentes si hubiera triunfado en Alemania, en Inglaterra o en=rancia en "e+ de en Rusia y en hina.

7os podemos imaginar, sin duda, a un talin natural de ?eidelberg, de Leeds o deurdeos, pero tambi%n podemos imaginar que no hubiera e<istido ning$n talin.

'el mismo modo, podemos preguntarnos qu% habría sido del cristianismo si nohubiera triunfado en Roma, si no se hubiera implantado en un territorio

impregnado de derecho romano y de filosofía griega, elementos en los que "emoshoy los pilares de la ci"ili+ación occidental cristiana aunque ambos tu"ieron suapogeo mucho antes de la aparición del cristianismo.

Al recordar estas "erdades e"identes no trato en modo alguno de negar losm%ritos de mis correligionarios de (ccidente, sino de decir simplemente que si elcristianismo dio forma a #uropa, tambi%n #uropa dio forma al cristianismo. #lcristianismo es hoy lo que las sociedades europeas han hecho de %l. 2stas setransformaron, en lo material y en lo espiritual, y al hacerlo transformaron tambi%n

el cristianismo. Cuántas "eces la Iglesia católica se ha sentido atropellada,traicionada, maltratadaC Cuántas "eces se ha puesto firme tratando de posponerunos cambios que le parecían contrarios a la fe, a las buenas costumbres y a la"oluntad di"inaC )uchas "eces perdióE pero, sin saberlo, estaba ganando. (bligadaa hacer autocrítica cada día, enfrentándose a una ciencia ganadora que parecíadesafiar a las #scrituras, enfrentándose a las ideas republicanas y laicas, a lademocracia, a la emancipación de la mu-er, a la legitimación social de las relacionesse<uales prematrimoniales, de los hi-os habidos fuera del matrimonio, de laanticoncepción, enfrentándose a miles de 0diabólicas inno"aciones0, la Iglesiaempe+aba siempre por mantener la firme+a para despu%s a"enirse, adaptarse.

De ha traicionado a sí mismaD Así se ha creído a menudo, e incluso el día de



ma&ana seguirá habiendo oportunidades para pensarlo. Lo cierto es, sin embargo,que la sociedad occidental ha dado así forma, mediante cientos de peque&os golpesde cincel, a una Iglesia y a una religión capaces de acompa&ar a los hombres en lae<traordinaria a"entura que hoy están "i"iendo.

La sociedad occidental in"entó la Iglesia y la religión que necesitaba.! digo que las 0necesitaba0 en el sentido más completo de la palabra, es decir,incluyendo por supuesto la necesidad de espiritualidad. 6oda la sociedad participóen ello, creyentes y no creyentes, y todos los que contribuyeron a la e"olución de lasmentalidades contribuyeron tambi%n a la e"olución del cristianismo. ! seguiránhaci%ndolo, pues la ?istoria contin$a.

6ambi%n en el mundo musulmán la sociedad ha elaborado siempre una religión asu imagen. Fue por otra parte no fue nunca la misma en todas las %pocas ni en

todos los países. #n los tiempos en los que los árabes triunfaban, cuando tenían lasensación de que el mundo les pertenecía, interpretaban su fe con un espíritu detolerancia y de apertura. #mprendieron por e-emplo una "asta empresa detraducción del legado griego, así como del persa y del indio, que hi+o posible ungran desarrollo de la ciencia y la filosofíaE al principio se limitaron a imitar, a copiar,y despu%s se atre"ieron a inno"ar, en astronomía, en agronomía, en química, enmedicina, en matemáticas. ! tambi%n en la "ida cotidiana, en el arte de comer, de"estirse y de peinarse, o en el arte de cantar, había incluso 0gur$s0 de la moda, el

más c%lebre de los cuales se llamaba iryab. 7o fue un bre"e par%ntesis. 'esde el siglo 8ii hasta el M" hubo en agdad y'amasco, en #l airo, órdoba y 6$ne+, grandes eruditos, grandes pensadores,artistas de talentoE y hasta el siglo M"ii y a "eces despu%s se siguieron haciendograndes y hermosas obras de Ispahan, en amarcanda, en #stambul. Los árabes nofueron los $nicos que contribuyeron a ese mo"imiento. 'esde sus primeros pasos,el islam estaba abierto, sin barreras, a los iraníes, a los turcos, a los indios, a los

bereberesE imprudentemente seg$n algunos, pues los árabes se "ieron desbordados

y perdieron enseguida el poder en el seno del imperio que ellos habíanconquistado.

6al era el precio de la uni"ersalidad que preconi+aba el islam. 'e "e+ en cuando unclan de guerreros turcomanos atra"esaba "elo+ las estepas de Asia centralE llegadosa las puertas de agdad, pronunciaban la fórmula de con"ersión 10no hay más queun 'ios, y )ahoma es su profeta01 y ya nadie podía discutir que pertenecían alislam, y al día siguiente e<igían su parte del poder, incluso con el e<ceso de celoque es típico de los con"ersos. 'esde el punto de "ista de la estabilidad política,

esta actitud resultará a "eces desastrosaE pero desde el punto de "ista cultural, Cqu%e<traordinario enriquecimientoC 'esde las orillas del Indo hasta el Atlántico, lasmentes me-or formadas pudieron alcan+ar su plenitud en el seno de la ci"ili+ación



árabe. 7o solamente entre los seguidores de la nue"a reli giónE para lastraducciones se recurría con frecuencia a cristianos, que conocían me-or el griegoE yes significati"o que )aimónides prefiera escribir en árabe su 9uía de los perple-os,que es uno de los monumentos del pensamiento -udío.

7o trato de decir que este islam cuya imagen acabo de bosque-ar fuera el $nicoislam aut%ntico. 7i que sea más representati"o de la doctrina que el de lostalibanes, por e-emplo. *or otra parte, no he pretendido describir un islam concreto,sino que en unas cuantas líneas he obser"ado una serie de siglos y de +onasgeográficas en donde se manifestaron imágenes muy numerosas del islam. #n elsiglo I<, agdad a$n era un her"idero de "idaE en el M, era una ciudad amargada,

beata y triste. órdoba, en cambio, estaba en el siglo M en su apogeoE a comien+osdel Miii se había con"ertido ya en un bastión del fanatismo/ ante el a"ance de lose-%rcitos cristianos, que no tardarían en apoderarse de la ciudad, sus $ltimos

defensores ya no querían seguir tolerando las "oces disonantes.

#ste comportamiento se ha podido obser"ar tambi%n en otras %pocas, la nuestraentre ellas. ada "e+ que se ha sentido confiada, la sociedad musulmana ha sabidoser una sociedad abierta. La imagen del islam que trasluce de esos períodos no separece en nada a las criaturas de hoy. 7o pretendo decir que la de anta&o refle-eme-or la inspiración original del islam, sino simplemente que esta religión, comocualquier otra, como cualquier otra doctrina, lle"a en cada %poca la impronta de sutiempo y de su lugar. Las sociedades seguras de sí mismas se refle-an en unareligión confiada, serena, abiertaE las sociedades inseguras se refle-an en unareligión pusilánime, beata, altanera.

Las sociedades dinámicas se refle-an en un islam dinámico, inno"ador, creati"oE lassociedades inmó"iles se refle-an en un islam inmó"il, rebelde al más mínimocambio.

*ero de-emos de momento estas oposiciones, en definiti"a simplistas, entre lareligión 0buena0 y la 0mala0 para entrar en definiciones más precisas. uando me

refiero a la influencia de las sociedades sobre las religiones estoy pensando pore-emplo en el hecho de que, cuando los musulmanes del 6ercer )undo arremetencon "iolencia contra (ccidente, no es sólo porque sean musulmanes y porque(ccidente sea cristiano, sino tambi%n porque son pobres, porque están dominadosy agra"iados y porque (ccidente es rico y poderoso. ?e escrito 0tambi%n0, peroestaba pensando 0sobre todo0. *orque al obser"ar los mo"imientos islamistasmilitantes de hoy es fácil adi"inar, tanto en el discurso como en los m%todos, lainfluencia del tercermundismo de los a&os sesentaE en cambio, por más que buscoen la historia del islam, no encuentro ning$n precedente claro a esos mo"imientos.

2stos no son un producto puro de la historia musulmana, son un producto denuestra %poca, de sus tensiones, de sus distorsiones, de sus prácticas, de sus



desesperan+as.

7o discuto aquí su doctrina, no me planteo si es conforme o no con el islam, puesya he dicho lo que pensaba de este tipo de preguntas. ólo digo que "eo con

bastante claridad en qu% son esos mo"imientos un producto de nuestra %poca

con"ulsa, y no tanto en qu% serían el producto de la historia musulmana. uandoobser"aba al ayatolá >omeini, rodeado de sus 9uardias de la Re"olución, pidiendoa su pueblo que confiara en sus propias fuer+as, denunciando al 0gran atán0 yprometi%ndose borrar toda huella de la cultura occidental, no podía e"itar pensaren el "ie-o )ao edong de la Re"olución ultural, rodeado de sus 9uardias Ro-os,denunciando al 0gran tigre de papel0 y prometiendo borrar toda huella de lacultura capitalista.

7o llegar% desde luego a afirmar que fueron id%nticos, pero encuentro numerosas

similitudes entre ambos, mientras que en la historia del islam no "eo a ningunafigura que me recuerde a >omeini. Además, por mucho que busco no "eo tampoco,en la historia del mundo musulmán, la menor referencia a la instauración de una0rep$blica islámica0 ni al ad"enimiento de una 0re "olución islámica0...

ontra lo que me suble"o aquí es contra esa costumbre que se ha adquirido 1tantoen el 7orte como en el ur, tanto entre los espectadores le-anos como entre loscelosos guardianes de la fe1 de clasificar ba-o el epígrafe 0islam0 todo lo que ocurreen cualquier país musulmán aunque entren en -uego muchos otros factores que lo

e<plican me-or. *odemos leer die+ "oluminosos tomos sobre la historia del islamdesde sus orígenes y seguiremos sin entender en absoluto lo que está sucediendoen Argelia. *ero si leemos treinta páginas sobre la coloni+ación y ladescoloni+ación, lo entenderemos mucho me-or.



5

ierro ahora este bre"e par%ntesis para "ol"er a mi idea inicial/ suele concedersedemasiado "alor a la influencia de las religiones sobre los pueblos y su historia, y

demasiado poco a la influencia de los pueblos y su historia sobre las religiones. Lainfluencia es recíproca, lo s%E la sociedad da forma a la religión, la cual a su "e+ daforma a la sociedadE obser"o no obstante que un cierto hábito mental nos lle"a a "ersólo un aspecto de esa dial%ctica, y ello falsea singularmente la perspecti"a.

#n el caso del islam, hay quienes no "acilan nunca en hacerlo responsable de todoslos dramas que han "i"ido y siguen "i"iendo a$n las sociedades musulmanas. #lreproche que le hago a esta "isión no es sólo que es in-usta, sino tambi%n que haceque los hechos que se producen en el mundo sean totalmente ininteligibles.

e han dicho ya cosas similares a propósito del cristianismo durante siglos paraluego descubrir que finalmente era capa+ de moderni+arse. #stoy con"encido deque con el islam ocurrirá lo mismo. 'icho esto, comprendo perfectamente que sedude de que así sea. ! creo que toda"ía tendrá que pasar tiempo, mucho tiempo,"arias generaciones tal "e+, para que se demuestre que ese espectáculo que se nosofrece en Argelia, en Afganistán, un poco por todas partes, hecho de "iolencia, dearcaísmo, de despotismo, de represión, es tan inherente al islam como inseparableseran del cristianismo las hogueras de los inquisidores o la monarquía de derecho

di"ino.

La idea seg$n la cual el islam ha sido siempre un factor de inmo"ilismo está tanarraigada que apenas me atre"o a discutirla. *ero hay que hacerlo. *orque sipartimos de ese a<ioma ya no podremos llegar a ning$n sitio/

si nos resignamos a la idea de que el islam condena irremediablemente a sus fielesal inmo"ilismo, y como esos fieles 1que constituyen cerca de una cuarta parte de lahumanidad1 no "an a renunciar nunca a su religión, el futuro de nuestro planeta se

presenta muy triste. !o personalmente no acepto ni el a<ioma de partida ni laconclusión.

*or supuesto que ha habido inmo"ilismo. #ntre los siglos M" y Mi<, mientras(ccidente a"an+aba a gran "elocidad, el mundo árabe se estancaba. #s indudableque la religión estaba allí para algo, pero a mi -uicio fue sobre todo la "íctima de esasituación. #n (ccidente, la sociedad moderni+ó su religiónE en el mundo musulmánlas cosas no sucedieron del mismo modo. 7o porque su religión no fuera0moderni+able0 1no se ha hecho la prueba1, sino porque no se moderni+ó la propia

sociedad. *or culpa del islam, se me dirá, pero es una afirmación precipitada. D=ueel cristianismo lo que moderni+ó a #uropaD in llegar a sostener que lamoderni+ación se lle"ó a cabo contra la religión, parece ra+onable afirmar que %sta



no fue la 0locomotora0 de ese proceso, que por el contrario opuso a lo largo de %luna resistencia muchas "eces fero+, y que hi+o falta que el impulso de cambio fueraprofundo y potente, y constante, para que esa resistencia se atenuara y la religión seadaptara.

#se impulso desestabili+ador y saludable no ha e<istido nunca en el seno delmundo musulmán. #sa formidable prima"era de la humanidad creadora, esare"olución total, científica, tec nológica, industrial, intelectual y moral, ese largotraba-o 0a cincel0 reali+ado por unos pueblos en plena transformación quein"entaban e inno"aban un día tras otro, que +arandeaban continuamente lascerte+as y sacudían las mentalidades, no es un fenómeno más, es $nico en la?istoria, es el acontecimiento fundador del mundo que conocemos hoy, y seprodu-o en (ccidente 1y sólo en (ccidente.

D*or qu% en (ccidente y no en hina, no en >apón, en Rusia o en el mundoárabeD De produ-o esa mutación gracias al cristianismo o a pesar del cristianismoDLos historiadores seguirán a$n durante mucho tiempo confrontando sus teorías alrespecto, así que lo $nico que es difícilmente discutible es el hecho en sí/ elsurgimiento en (ccidente, a lo largo de los $ltimos siglos, de una ci"ili+ación quese con"ertiría, tanto en el plano material como en el intelectual, en la ci"ili+ación dereferencia para el mundo entero, de modo que todas las demás se han "istomarginadas, reducidas a la condición de culturas perif%ricas, amena+adas dedesaparición.

DA partir de cuándo ese predominio de la ci"ili+ación occidental se hi+oprácticamente irre"ersibleD DA partir del siglo M"D 7o antes del Miii.

'esde el punto de "ista que hoy me interesa, poco importa. Lo que es seguro, ycapital, es que un día una ci"ili+ación decidida tomó en sus manos las riendas delcarro del planeta. u ciencia se con"irtió en la ciencia, su medicina en la medicina,su filosofía en la filosofía, y desde entonces ese mo"imiento de concentración y0estandari+ación0 no se ha detenidoE muy al contrario, no ha hecho sino acelerarse,

e<tendi%ndose por todos los ámbitos y por todos los continentes al mismo tiempo. Insisto una "e+ más/ es un hecho que no tiene precedentes, en la ?istoria. ?ubo enel pasado, claro, di"ersos momentos en los que tal o cual ci"ili+ación 1egipcia,mesopotámica, china, griega, romana, árabe o bi+antina1 parecía ir por delante detodas las demás. *ero el fenómeno que se desencadenó en #uropa hace unos si gloses totalmente distinto. !o me lo imagino como una especie de fecundación. #s la$nica comparación que me "iene a la cabe+a/ numerosos espermato+oides sedirigen hacia el ó"ulo, y uno de ellos consigue atra"esar la membranaE al instante,

todos los demás 0pretendientes0 son recha+adosE ya hay un 0padre0, uno solo, y es a%l a quien se parecerá el hi-o. D*or qu% %l y no otroD D#ra ese 0pretendiente0 superiora sus "ecinos, a sus ri"alesD D#ra el más sano, el más prometedorD 7o



necesariamente, no de manera concluyente. Inter"inieron toda suerte de factores,algunos relacionados con el rendimiento del ganador, otros con las circunstancias, ocon el a+ar...

*ero lo que me parece más significati"o en la comparación no es esto, sino lo que

"iene despu%s. La cuestión no está tanto en saber por qu% la ci"ili+ación a+teca, laislámica o la china no consiguieron erigirse en ci"ili+ación dominante 1cada una deellas tenía sus lastres, sus enfermedades, sus des"enturas. #stá más bien en saberpor qu%, cuando la ci"ili+ación de la #uropa cristiana cobró "enta-a, todas lasdemás empe+aron su decli"e, por qu% todas ellas quedaron marginadas, de unmodo que hoy parece irre"ersible. in duda 1y no es más que un comien+o derespuesta porque la humanidad había descubierto ya los medios t%cnicosnecesarios para una dominación a escala mundial. *ero de-emos de lado eset%rmino, 0dominación0, y digámoslo me-or de esta manera/ la humanidad estaba

madura para la eclosión de una ci"ili+ación mundialE el hue"o estaba listo para serfecundado, y fue la #uropa occidental la que lo fecundó.

'e modo que hoy 1Cmiremos a nuestro alrededorC1 (ccidente está en todas partes.#n 8ladi"osto@ y en ingapur, en oston, 'a@ar, 6ash@ent, ao *aulo, 7umea,

>erusal%n y Argel. 'esde hace quinientos a&os, todo lo que influye de un mododuradero en las ideas de los hombres, en su salud, su paisa-e o su "ida cotidiana esobra de (ccidente. #l capitalismo, el comunismo, el fascismo, el psicoanálisis, laecología, la electricidad, el a"ión, el automó"il, la bomba atómica, el tel%fono, latele"isión, la informática, la penicilina, la píldora, los derechos humanos, y tambi%nlas cámaras de gas... í, todo eso, la dicha del mundo y su desdicha, todo eso ha"enido de (ccidente.

*ara los habitantes de cualquier +ona del planeta, toda moderni+ación significahoy occidentali+ación, tendencia que los a"ances t%cnicos no hacen sino acentuar yacelerar. #s "erdad que aquí y allá encontramos monumentos y obras que lle"an elsello de ci"ili+aciones específicas. *ero todo lo nue"o que se crea 1ya sean edificios,instituciones, herramientas del conocimiento o formas de "ida se crea a imagen de(ccidente.

#sta realidad no la "i"en del mismo modo quienes han nacido en el seno de laci"ili+ación dominante y quienes han nacido fuera de ella. Los primeros puedentransformarse, a"an+ar en la "ida, adaptarse, sin de-ar de ser ellos mismosE sepodría decir incluso que, en el caso de los occidentales, cuanto más se moderni+anmás en armonía se sienten con su cultura, y sólo se quedan desfasados los que

recha+an la modernidad. *ara el resto del mundo, para todos los que han nacido en el seno de las culturas



derrotadas, la capacidad de recibir el cambio y la modernidad se plantea en otrost%rminos. *ara los chinos, los africanos, los -aponeses, los indios de Asia o los deAm%rica, tanto para los griegos y los rusos como para los iraníes, los árabes, los

-udíos o los turcos, la moderni+ación ha significado siempre abandonar una partede sí mismos. Aun cuando en ocasiones ha pro"ocado entusiasmo, el proceso no se

ha desarrollado nunca sin una cierta amargura, sin un sentimiento de humillación yde negación.

in una dolorosa interrogación sobre los riesgos de la asimilación. in unaprofunda crisis de identidad.



;

uando la modernidad lle"a la marca del 0(tro0, no es de e<tra&ar que algunaspersonas enarbolen los símbolos del arcaísmo para afirmar su diferencia. Lo "emos

hoy en algunos musulmanes, hombres y mu-eres, pero el fenómeno no es e<clusi"ode ninguna cultura ni de ninguna religión.

#n Rusia, por e-emplo, hubo que esperar a la re"olución bolche"ique para que serenunciara finalmente al "ie-o calendario -uliano. *orque parecía que sumarse alempleo del calendario gregoriano significaba reconocer que, en el force-eo casimilenario entre la religión ortodo<a y la católica, era %sta quien había tenido la$ltima palabra.

D#ra sólo un símboloD #n la ?istoria todo se e<plica con símbolos.La grande+a y la sumisión, la "ictoria y la derrota, la felicidad, la prosperidad, lamiseria. !, más que ninguna otra cosa, la identidad. *ara que se acepte un cambiono basta con que %ste se a-uste al espíritu de la %poca. #s necesario tambi%n no heriren el plano simbólico, no darles a quienes se quiere hacer cambiar la impresión deque reniegan de sí mismos.

#n =rancia "engo obser"ando desde hace unos a&os, entre algunos de mis amigosmás pró<imos, una cierta tendencia a considerar la mundiali+ación como una

plaga. !a no hablan tan mara"illados de la 0aldea global0, y se apasionan sólomoderadamente con Internet y los $ltimos a"ances de las comunicaciones. ! esporque para ellos mundiali+ación es sinónimo de americani+aciónE se preguntanpor el lugar que ocupará =rancia el día de ma&ana en este mundo que se estáuniformi+ando aceleradamente, qu% "a a ser de su lengua, su cultura, su prestigio,su irradiación e<terior, su estilo de "idaE se irritan cuando en su barrio se instala unfastfood, echan pestes contra ?ollyOood, la 77, 'isney y )icrosoft, y rastrean enlos periódicos los más mínimos giros sospechosos de anglicismo.

i he puesto este e-emplo es porque re"ela, a mi -uicio, de qu%manera, incluso en (ccidente, incluso en un país desarrollado en la cultura abiertay uni"ersalmente respetada, la moderni+ación se hace sospechosa desde elmomento en que se percibe como el caballo de 6roya de una cultura e<tran-eradominante.

#s fácil imaginar entonces, a fortiori, lo que han podido sentir los di"ersos pueblosno occidentales para los que, desde hace ya muchas generaciones, cada paso quedan en su e<istencia está acompa&ado por un sentimiento de capitulación y de

negación de sí mismos. ?an tenido que reconocer que su t%cnica estaba superada,que todo lo que producían no "alía nada en comparación con lo que se producía en



(ccidente, que seguir practicando la medicina tradicional era muestra desuperstición, que su poderío militar no era más que un recuerdo del pasado, quesus grandes hombres a los que habían aprendido a "enerar, los grandes poetas, lossabios, los soldados, los santos, los "ia-eros, no significaban nada para el resto delmundo, que su religión era sospechosa de barbarie, que sólo unos cuantos

especialistas estudiaban ya su lengua mientras que ellos tenían que estudiar laslenguas de los demás si querían sobre"i"ir, traba-ar y mantenerse en contacto con elresto de la humanidad... uando hablan con un occidental, es siempre en la lenguade %l, nunca en la suya propiaE en el sur y en el este del )editerráneo hay millonesde personas que saben ingl%s, franc%s, espa&ol o italiano. #n la otra orilla, Dacuántos ingleses, franceses, espa&oles o italianos les ha parecido $til estudiar árabeo turcoD i, en cada paso que dan en la "ida chocan con una decepción, unadesilusión, una humillación. Dómo no "an a tener la personalidad magulladaD D

ómo no "an a sentir que su identidad está amena+adaD Dómo no "an a tener lasensación de que "i"en en un mundo que les pertenece a los otros, que obedece aunas normas dictadas por los otros, un mundo en el que ellos tienen algo dehu%rfanos, de e<tran-eros, de intrusos, de pariasD Dómo e"itar que algunos tenganla impresión de que lo han perdido todo, de que ya no tienen nada que perder, ylleguen a desear, al modo de ansón, que el edificio se derrumbe, Coh, e&orC, sobreellos y sus enemigosD 7o s% si muchos de los que adoptan posturas e<tremistas sehacen este ra+onamiento de una manera consciente.

#n realidad no lo necesitan. 7o hace falta describir una herida para sentir el dolorque produce.

=ue hacia finales del siglo M"iii cuando el mundo musulmán mediterráneoempe+ó a cobrar conciencia de su marginación y de la distancia que lo separaba de(ccidente. 7unca es fácil fechar algo tan "ago como una toma de conciencia, perose suele aceptar que fue despu%s de la campa&a de 7apoleón en #gipto, en 3:44,cuando mucha gente, intelectuales o responsables políticos, empe+ó a hacersepreguntas como %stas/ Dpor qu% hemos acumulado tanto retrasoD, Dpor qu%

(ccidente está hoy tan a"an+adoD, Dcómo lo ha conseguidoD, Dqu% tenemos quehacer para alcan+arloD *ara )uhammad Alí, "irrey de #gipto, la $nica manera dealcan+ar a #uropa era imitarla. ! fue muy le-os por ese camino/ llamó a m%dicoseuropeos para que fundarán una facultad en #l airo, introdu-o a marchas for+adaslas nue"as t%cnicas en la agricultura y en la industria, y hasta llegó a confiar elmando del e-%rcito a un antiguo oficial de 7apoleónE acogió incluso a los utopistasfranceses 1los sansimonianos1 para que probaran en la tierra de #gipto las audacese<periencias que #uropa no quería. #n unos cuantos a&os logró hacer de su paísuna respetada potencia regional.

La "oluntarista occidentali+ación por %l promo"ida había empe+adoindudablemente a dar sus frutos. on tanta decisión como *edro el 9rande, aunque



con algo menos de brutalidad y encontrando mucha menos resistencia, este antiguodignatario del imperio (tomano estaba construyendo en (riente un #stadomoderno digno de ocupar un si tio en el concierto de las naciones.

*ero el sue&o se romperá, y los árabes no guardarán de esta e<periencia más que

un recuerdo amargo. 6oda"ía hoy, intelectuales y dirigentes políticos e"ocan contriste+a, y con rabia, aquella cita a la que no acudieron, y a la menor ocasión lerecuerdan a quien quiere oírles que las potencias europeas, para las cuales)uhammad Alí se había con"ertido en un persona-e demasiado peligroso ydemasiado independiente, se coaligaron para frenar su ascenso y llegaron incluso aen"iar contra %l una e<pedición militar com$n. Acabó su "ida "encido y humillado.

#n realidad, cuando se obser"a desde la distancia histórica todo el -uego militar ydiplomático que se desarrolló en torno a esta 0cuestión de (riente0, cabe pensar

ra+onablemente que se trataba de un episodio más de las relaciones de fuer+asentre las potencias. Inglaterra prefería, en la ruta de la India, a un imperio (tomanodebilitado y enfermo antes que a un #gipto "igoroso y moderno. #n el fondo, estaactitud no era distinta de la que había lle"ado a la propia Inglaterra a oponerseunos a&os antes a 7apoleón y a promo"er una coalición capa+ de desmantelar elimperio que %ste acababa de construir. *ero el #gipto del siglo Mi< no puedecompararse con =ranciaE %sta era ya una gran potencia, y podía "erse derrotada,aparentemente aniquilada, para le"antarse una generación despu%s próspera yconquistadora. #n 3H3;, =rancia estaba "encida y ocupadaE en 3H, sólo quincea&os despu%s, estaba ya lo bastante recuperada para lan+arse a la conquista de lainmensa Argelia. #gipto no go+aba de tanta salud. #staba saliendo de una larga,larguísima somnolencia, y acababa precisamente de iniciar su moderni+aciónE elgolpe que se le asestó en la %poca de )uhammad Alí resultaría fatal.

7unca -amás se le "ol"ería a presentar una ocasión como aquella de alcan+ar alpelotón de cabe+a.

La conclusión que los árabes e<tra-eron y a$n e<traen de aquel episodio es que

(ccidente no quiere que los demás se le pare+canE quiere sólo que lo obede+can.#n la correspondencia del se&or de #gipto con las cancillerías hallamos pasa-esdesgarradores en los que no duda en subrayar la 0acción ci"ili+adora0 que habíainiciadoE tras afirmar que siempre había respetado los intereses de los europeos, sepreguntaba por qu% querían sacrificarlo.

07o soy de su religión 1escribe1, pero tambi%n soy un hombre, y se me ha de tratarhumanamente0.



B

Lo que re"ela el e-emplo de )uhammad Alí es que, en el mando árabe, lamoderni+ación se percibió muy pronto como una necesidad, como una urgencia

incluso. *ero que nunca pudo abordarse con serenidad. 7o sólo había que quemaretapas, mientras que #uropa había podido asumir sus propios lastres culturales,sociales y religiosos, sino que además tenían que occidentali+arse y al mismotiempo defenderse de un (ccidente en plena e<pansión, insaciable y a menudodespreciati"o.

?e hablado de #gipto, pero podría haberlo hecho de hina, que sufrió por esamisma %poca la infame 0guerra del opio0, en nombre de la libertad de comercio,porque se negaba a abrirse al lucrati"o tráfico de la droga. ! es que el progreso de

(ccidente, cuya aportación a la humanidad entera fue incomparable, tu"o tambi%n1Dhace falta recordarloD1 sus aspectos poco gloriosos. Los acontecimientos en que sefundó el mundo moderno fueron tambi%n unos acontecimientos de"astadores.

obrado de energía, consciente de su nue"a fuer+a, con"encido de su superioridad,(ccidente se lan+ó a la conquista del mundo en todas las direcciones y en todos losámbitos a la "e+, e<tendiendo los efectos bienhechores de la medicina y las t%cnicasnue"as, y los ideales de la libertad, pero practicando al mismo tiempo la matan+a,el saqueo y la escla"itud. ! suscitando por todas partes tanto rencor como

fascinación.

i he querido recordar bre"emente estas "erdades ha sido para insistir en el hechode que a un árabe 1y no menos a un indio, un malgache, un indochino o undescendiente de los a+tecas1 nunca le resultó fácil entregarse plenamente, sinreser"as, sin remordimientos, sin desgarros, a la cultura occidental. ?abía quesuperar muchas aprensiones, muchos agra"ios, reprimir a "eces el orgullo, idearsutiles fórmulas de equilibrio. #nseguida de-ó de ser posible una pregunta tansencilla como la de los tiempos de )uhammad Alí/ 0Dcómo moderni+arsD0 #ran

ine"itables otras preguntas más comple-as/ 0Dcómo podemos moderni+arnos sinperder nuestra identidadD0, 0Dcómo asimilar la cultura occidental sin renegar denuestra propia culturaD0, 0Dcómo adquirir los conocimientos t%cnicos de (ccidentesin quedar a su mercedD0 La occidentali+ación sistemática y sin comple-os del se&orde #gipto de-ó de figurar en el orden del día. #l "irrey era un hombre de otra %poca.

omo en la =rancia del siglo M"ii, en la que no se "aciló en confiar el gobierno alitaliano 9iulio )a++arinoE como en la Rusia del siglo M"iii, en la que una alemanapudo sentarse en el trono de los +ares, la generación de )uhammad Alí no hablabael lengua-e de las nacionalidades, sino el de las dinastías y los #stados. iendo comoera de origen alban%s, no tenía moti"o alguno para confiar el mando del #-%rcito



egipcio a un árabe antes que a un bosnio o a un franc%s. u destino nos recuerda unpoco a aquellos generales romanos que se construían en una pro"incia del imperiouna base de poder pero que sólo so&aban con marchar sobre Roma y proclamarseallí imperator y augusto. i hubiera podido reali+ar su sue&o, )uhammad Alí sehabría instalado en #stambul, para hacer de ella la capital de un imperio musulmán

europei+ado.

A su muerte, no obstante, en 3H54, las cosas ya habían cambiado. #uropa entrabaen la era del nacionalismo, y se iniciaba la decadencia de los imperiosmultinacionales. #l mundo musulmán no tardaría en seguir el mismo ca mino. #nlos alcanes, los pueblos gobernados por los otomanos empe+aron a agitarse delmismo modo que los del imperio Austroh$ngaro. 6ambi%n en (riente *ró<imo, lasgentes se preguntaban ahora por su 0"erdadera0 identidad. ?asta entonces cadacual tenía sus pertenencias lingGísticas, religiosas o regionales, pero no se planteaba

el problema de la pertenencia a una nación, pues todos eran s$bditos del sultán.'esde el momento en que el imperio (tomano empe+ó a desintegrarse, el repartode los despo-os estaba ine"itablemente en el orden del día, con su acompa&amientode conflictos irresolubles. D'ebía tener cada comunidad su #stado propioD *ero Dqu% hacer cuando "arias comunidades con"i"ían desde hacía siglos en un mismopaísD D?abía que di"idir el territorio del imperio en función de la lengua, de lareligión, o atendiendo a las fronteras tradicionales de las pro"inciasD Los que hanseguido estos $ltimos a&os el estallido de !ugosla"ia pueden hacerse una idea

1muy atenuada, y a peque&a escala1 de lo que fue la liquidación del imperio(tomano.

Los di"ersos pueblos se dedicaron a achacarse unos a otros la responsabilidad delos males que padecían. i los árabes no progresaban, era necesariamente por culpade la dominación turca, que los inmo"ili+abaE si no progresaban los turcos, eraporque arrastraban desde siglos atrás la carga de lo árabe. DAcaso no es la principal"irtud del nacionalismo hallar para cada problema un culpable antes que unasoluciónD Los árabes se sacudieron así el yugo de los turcos, con"encidos de que

por fin podría iniciarse su renacimientoE mientras, los turcos trataban de0desarabi+ar0 su cultura, su lengua, su alfabeto, su forma de "estir, para facilitar sureintegración en #uropa yendo con menos equipa-e.

#s posible que en las tesis de unos y otros hubiera una parte de "erdad.

Lo que nos pasa es siempre un poco por culpa de los otros, y lo que les pasa a losotros es siempre un poco por nuestra culpa. *ero poco impor ta... i cito estosargumentos de los nacionalistas árabes y turcos no es para discutirlos, sino parallamar la atención sobre una "erdad que se ol"ida con demasiada frecuencia. Asaber, que la respuesta espontánea del mundo musulmán al dilema planteado porla necesaria moderni+ación no fue el radicalismo religioso. 2ste constituyó durante



mucho tiempo, durante muchísimo tiempo, una actitud sumamente minoritaria,grupuscular, marginal, por no decir insignificante. 7o fue en nombre de la religión,sino de la nación, como se gobernó el mundo musulmán mediterráneo. =ueron losnacionalistas quienes condu-eron a los países a la independencia, fueron ellos, lospadres de la patria, quienes tomaron despu%s las riendas, durante decenios, y fue

hacia ellos hacia quienes se "ol"ieron todas las miradas, con ilusión, con esperan+a.7o todos eran tan abiertamente laicos y partidarios de la modernidad comoAtatGr@, pero apenas se remitían a la religión, a la que habían puesto en ciertomodo entre par%ntesis.

#l más importante de esos dirigentes era 7asser. D?e dicho 0el más importante0D#s un eufemismo que se queda corto. uesta imaginar hoy lo que fue el prestigiodel presidente egipcio a partir de 34;B. 'esde Ad%n hasta asablanca, sus fotosestaban por todas partes, -ó"enes y menos -ó"enes tenían en %l una fe ciega, por los

alta"oces se difundían canciones en su honor, y cuando pronunciaba uno de susdiscursos interminables las gentes se api&aban en torno al transistor, dos horas,tres, cuatro, sin cansarse. 7asser era para ellos un ídolo, una di"inidad. *or muchoque he buscado, no he encontrado en la historia reciente ning$n fenómenoparecido. 7inguno que se e<tienda por tantos países a la "e+, y con tantaintensidad. #n lo que ata&e al mundo árabe musulmán, en cualquier caso, no hahabido nunca nada que se pare+ca, ni de le-os, al fenómeno 7asser.

*ero aquel hombre, que más que ning$n otro encarnó las aspiraciones de losárabes y los musulmanes, era un enemigo fero+ de los islamistasE %stos trataron deasesinarlo, y %l por su parte hi+o e-ecutar a "arios de sus dirigentes. )e acuerdoademás de que, en aquella %poca, el hombre de la calle consideraba a los militantesde los mo"imientos islamistas como enemigos de la nación árabe, y muchas "ecescomo 0agentes0 occidentales.

on ello quiero llegar a que, cuando se "e en el islamismo político, antimoderno yantioccidental, la e<presión espontánea y natural de los pueblos árabes, se trata deuna simplificación como mínimo apresurada. =ue necesario que los dirigentesnacionalistas, con 7asser a la cabe+a, se encontraran en un calle-ón sin salida, tantopor sus sucesi"os fracasos militares como por su incapacidad para resol"er losproblemas deri"ados del subdesarrollo, para que una parte significati"a de lapoblación empe+ara a prestar oídos a los discursos del radicalismo religioso y paraque se "ieran florecer, a partir de los a&os setenta, "elos y barbas de protesta.

*odría e<tenderme mucho más sobre cada caso, sobre el de #gipto, el de Argelia ytodos los demás, relatar las ilusiones y las desilusiones, las salidas en falso y lasdecisiones desastrosas, el hundimiento del nacionalismo, del socialismo, de todoaquello en lo que los -ó"enes de la región, a seme-an+a de los del resto del mundo,de Indonesia a *er$, creyeron y despu%s de-aron de creer. *ero sólo quiero repetir



aquí, una y otra "e+, que el radicalismo religioso no fue la opción elegida demanera espontánea y natural, inmediata, por los árabes o los musulmanes.

Antes de que se sintieran tentados por esa "ía, fue necesario que todas las demásse cerraran. ! que esa "ía, la de la nostalgia retrógrada, correspondiera

paradó-icamente al espíritu de la %poca.



III La época de las tribus planetarias

3

#"identemente, el 0espíritu de la %poca0 no es un concepto riguroso. i lo utili+o espara e<presar esa realidad difusa, imperceptible, que hace que en determinadosmomentos de la ?istoria mucha gente se dedique a dar prioridad a un componentede su identidad en detrimento de los demás.

Así, en estos momentos es una actitud habitual afirmar la pertenencia a unareligión, considerarla el elemento central de la identidadE está menos e<tendida quehace trescientos a&os, sin duda, pero indiscutiblemente lo está más que hace

cincuenta a&os.

?abría podido hablar de entorno intelectual, o de clima emocional, ideas que soncasi igual de "agas que la de espíritu de la %poca. *ero, más allá de las palabras, lo$nico que importa son las cuestiones de fondo/ Da qu% se debe que, en el mundoentero, hombres y mu-eres de todos los orígenes redescubran hoy su pertenencia auna religión y se sientan mo"idos a afirmarla de di"ersas maneras, mientras quehace unos a&os esas mismas personas habrían preferido destacar,espontáneamente, otras pertenenciasD DA qu% se debe que un musulmán de

!ugosla"ia de-e un día de llamarse yugosla"o para afirmarse ante todo comomusulmánD DA qu% se debe que en Rusia un obrero -udío que a lo largo de toda su"ida se ha considerado en primer lugar un proletario empiece un día a percibirse así mismo sobre todo como -udíoD Dómo se e<plica que la afirmación alti"a de lapertenencia a una religión, que hace poco habría parecido incon"eniente, pare+cahoy natural y legítima, y en tantos países a la "e+D #l fenómeno es comple-o, y nohay ninguna ra+ón simple que pueda e<plicarlo plenamente. #s ob"io, pese a ello,que primero el decli"e y despu%s el hundimiento del mundo comunista han

desempe&ado un papel determinante en esa e"olución. *ero hace más de un siglo elmar<ismo prometía establecer en todo el planeta un nue"o tipo de sociedad de laque estaría desterrada la idea de 'iosE el fracaso de ese proyecto, tanto en loeconómico y lo político como en lo moral y lo intelectual, ha tenido comoconsecuencia una rehabilitación de las creencias que quiso arro-ar a las páginas delos libros de ?istoria. Refugio espiritual, refugio de la identidad, la religión fue, de*olonia a Afganistán, un e"idente factor de unión para todos los que luchabancontra el comunismo.

*or eso la derrota de )ar< y Lenin se presenta como una re"ancha de las religiones,al menos en igual medida que como una "ictoria del capitalismo, del liberalismo ode (ccidente.



*ero ese factor no es el $nico que ha desempe&ado un papel determinante en el0ascenso0 del fenómeno religioso en el $ltimo cuarto del siglo M<.

Aunque la crisis terminal del mundo comunista ha pesado mucho y seguiráhaci%ndolo en el debate intelectual y político, es imposible comprender muchas

realidades si no se tienen tambi%n en cuenta otros factores, empe+ando por la otracrisis, 0la crisis0, como algunos la llaman directamente, la que afecta a (ccidente.

7o podemos situar esta crisis al mismo ni"el que la del comunismo. #n el largoconflicto que ha enfrentado a los dos bandos, sería in$til negar que ha habido unganador y un perdedor.

*ero no se puede negar tampoco que el modelo occidental, pese a su "ictoria, pese aque e<tiende su influencia por todos los continentes, se percibe como un modelo encrisis, incapa+ de resol"er los problemas de la pobre+a en sus propias metrópolis,

incapa+ de acometer gra"es problemas como el paro, la delincuencia, la droga ymuchos otros.

#s por otra parte una de las parado-as más desconcertantes de nuestra %poca que elmodelo de sociedad más atracti"o, el que se ha impuesto sobre todos los demás,tenga profundas dudas sobre sí mismo.

*ongámonos por un momento en el lugar de un -o"en de diecinue"e a&os queacaba de ingresar en una uni"ersidad del mundo árabe. #n otros tiempos se habría

sentido atraído por una organi+ación de corte mar<ista, que se habría mostradosensible a las dificultades de su e<istencia y lo habría iniciado, a su manera, en eldebate ideológicoE o se habría apuntado a una organi+ación nacionalista que habríahalagado su necesidad de identidad y qui+ás le habría hablado de renacimiento ymoderni+ación. ?oy el mar<ismo ha perdido su atracti"o, y el nacionalismo árabe,confiscado por regímenes autoritarios, incompetentes y corruptos, ha perdido sucredibilidad.

7o hay que e<cluir que nuestro -o"en se sienta fascinado por (ccidente, por su

forma de "ida, por sus proe+as científicas y tecnológicasE pero esa fascinación noafectará casi nada a su compromiso personal, ya que ninguna organi+ación políticasignificati"a encarna ese modelo. A los que aspiran al 0paraíso occidental0 no lessuele quedar otro recurso que la emigración.

A menos que pertene+can a una de esas 0castas0 de pri"ilegiados que tratan dereproducir en su seno, mal que bien, algunos aspectos de ese codiciado modelo.*ero todos los que no han nacido con una limusina ba-o el balcón, todos los quetienen ganas de +arandear el orden establecido, todos los que se indignan ante la

corrupción, la administración arbitraria, las desigualdades, el desempleo, la falta dehori+ontes, todos los que tienen dificultad en encontrar su sitio en un mundo quecambia a toda "elocidad, son tentados por el mo"imiento islamista. #n %l hallan



satisfacción a la "e+ a su necesidad de tener una identidad, a su necesidad deinsertarse en un grupo, a su necesidad de espiritualidad, a su necesidad dedescifrar con sencille+ unas realidades demasiado comple-as, a su necesidad deactuar y de rebelarse.

Al e<poner todas esas circunstancias que lle"an a los -ó"enes del mundomusulmán a adherirse a los mo"imientos religiosos, no puedo e"itar sentir unaprofunda desa+ón. La desa+ón que me causa el que, en el conflicto que enfrenta alos islamistas con los dirigentes que los combaten, soy incapa+ de identificarme conninguno de los dos bandos. oy impermeable al discurso de los islamistas radicales,no sólo porque al ser cristiano me siento al margen de %l, sino tambi%n porque nopuedo aceptar que una facción religiosa, aunque sea mayoritaria, imponga su ley a

toda la población 1a mi entender, la tiranía de la mayoría no es me-or, desde elpunto de "ista moral, que la de la minoría1E y tambi%n porque creo profundamenteen la igualdad de todos, en la de los hombres y mu-eres entre otras, así como en lalibertad religiosa, en la libertad que permite a cada uno dirigir su "ida por dondequiere, y porque desconfío de toda doctrina que trate de discutir "alores tanfundamentales.

'icho esto, y con la mayor claridad posible, no puedo por menos de a&adir quetampoco me gustan los poderes despóticos que luchan contra los islamistas, y que

me niego a aplaudir los abusos que cometen con el prete<to de que son un malmenor. #sos pueblos merecen más que un mal menor, y necesitan soluciones realesque no pueden ser otras que las de la aut%ntica democracia, la aut%nticamodernidad 1en el sentido de una modernidad íntegra y libremente aceptada y node una modernidad mutilada e impuesta por la fuer+a. ! me parece quecontemplar el concepto de identidad con otros o-os puede contribuir a tra+ar, fuerade ese calle-ón sin salida, un camino de humana libertad.

ierro el par%ntesis para "ol"er al 0espíritu de la %poca0... ! para decir que si el

ascenso de lo religioso se e<plica en parte por el hundimiento del comunismo, enparte por el punto muerto en que se encuentran di"ersas sociedades del 6ercer)undo, y en parte por la crisis que sufre el modelo occidental, la magnitud delfenómeno y sus matices no pueden entenderse sin tener en cuenta la muyespectacular e"olución que se ha producido recientemente en el ámbito de lascomunicaciones y el con-unto de fenómenos que se ha dado en llamar0mundiali+ación0.

#l historiador británico Arnold 6oynbee e<plicaba, en un te<to publicado en 34:,

que la humanidad había recorrido su trayecto en tres etapas. #n el transcurso de la primera, que corresponde a la prehistoria, las



comunicaciones eran e<traordinariamente lentas, pero el conocimiento a"an+abamás despacio aun, de modo que cualquier no"edad tenía tiempo para difundirsepor todo el mundo antes de que se produ-era la siguienteE por eso las sociedadeshumanas tenían prácticamente el mismo grado de e"olución, e innumerablescaracterísticas comunes.

A lo largo del segundo período, el desarrollo de los conocimientos se hi+o muchomás rápido que su difusión, de manera que las sociedades humanas se fuerondiferenciando cada "e+ más, en todos los campos. Así fue durante "arios miles dea&os, que corresponden a lo que llamamos la ?istoria.

'espu%s, en fechas ya muy recientes, se inició un tercer período, el nuestro, en elque los conocimientos a"an+an cada "e+ más deprisa, ciertamente, pero en el quesu difusión se produce con una rapide+ a$n mayor, de modo que las sociedades

"an a estar cada "e+ menos diferenciadas... *odría debatirse largamente la "alide+ de esta teoría, que por otra parte hee<puesto muy esquemáticamente. 7o es mi intención e<traer de ella una serie deargumentos, pues a mi -uicio es sólo una presentación muy atracti"a, y muyestimulante desde el punto de "ista intelectual, de lo que constatamos hoy anuestro alrededor.

#s e"idente que ese proceso de amalgama uni"ersal de imágenes y de ideas, queno de-a de intensificarse y que nadie parece capa+ de controlar, transformará

profundamente 1y, desde el punto de "ista de la historia de las ci"ili+aciones, a muycorto pla+onuestros conocimientos, nuestras percepciones, nuestras conductas. #sprobable que modifique tambi%n, de manera igualmente profunda, la "isión quetenemos de nosotros mismos, de nuestras pertenencias, de nuestra identidad.#<trapolando un poco a partir de la hipótesis de 6oynbee, se podría afirmar quetodo lo que han ideado las sociedades humanas a lo largo de los siglos para marcarsus diferencias, para tra+ar fronteras entre cada una de ellas y las demás, "a a estarsometido a unas presiones que tratarán -ustamente de reducir esas diferencias, de

borrar esas fronteras. #sta metamorfosis sin precedentes, que se despliega ante nuestros o-os medianteinnumerables +umbidos, mediante innumerables fogona+os, y que sigueacelerándose, no de-a de tener sus tropie+os. #s "erdad que todos aceptamosmuchas cosas que nos ofrece el mundo que nos rodea, bien porque nos pare+can

beneficiosas, bien porque las creamos ine"itablesE pero todo el mundo tiende arebelarse cuando siente que una amena+a pesa sobre un elemento importante de suidentidad/ su lengua, su religión, los di"ersos símbolos de su cultura o su

independencia. Así, la %poca actual transcurre ba-o el doble signo de laarmoni+ación y la disonancia. 7unca los seres humanos han tenido tantas cosas encom$n, tantos conocimientos comunes, tantas referencias comunes, tantas



imágenes y palabras, nunca han compartido tantos instrumentos, pero ello mue"e aunos y otros a afirmar con más fuer+a su diferencia.

Lo que acabo de e<poner puede obser"arse a simple "ista. #s indudable que lamundiali+ación acelerada pro"oca, como reacción, un refor+amiento de la

necesidad de identidad. ! tambi%n, debido a la angustia e<istencial que acompa&a alos cambios tan bruscos, un refor+amiento de la necesidad de espiritualidad. inembargo, sólo la pertenencia a una religión da respuesta a esas dos necesidades o almenos trata de darla.

Acabo de emplear el t%rmino 0reacción0E tendría que precisar que por sí solo nopuede abarcar el fenómeno en su totalidad. abe sin duda hablar de 0reacción0, entodos los sentidos de la palabra, cuando un grupo humano, asustado ante elcambio, busca refugio en los "alores y símbolos de una tradición antigua. *ero creo

que en el ascenso de lo religioso hay algo más que una simple reacción, tal "e+ unintento de llegar a una síntesis entre la necesidad de identidad y la e<igencia deuni"ersalidad. #n efecto, las comunidades de creyentes se presentan como tribusplanetarias 1digo 0tribus0 por su contenido de identidad, pero digo tambi%n0planetarias0 porque se saltan alegremente las fronteras. La adhesión a una fe queiría más allá de la pertenencia a una nación, a una ra+a y a una clase social es paraalgunos su manera propia de mostrarse uni"ersales. La pertenencia a unacomunidad de fieles sería así, en cierto modo, el particularismo más general, másuni"ersalE tendríamos que decir qui+ás el uni"ersalismo más tangible, más0natural0, más arraigado.

ualquiera que sea la formulación adecuada, lo que importa se&alar es que elsentimiento de pertenencia a una comunidad religiosa, tal como se manifiesta en laactualidad, no es $nicamente el regreso a una situación anterior. 7o estamos en losalbores de la era de las nacionalidades, sino en su crep$sculo. ! no estamos en losalbores del internacionalismo, al menos en su "ersión 0proletaria0, sino igualmenteen su crep$sculo. *or eso, el sentimiento de pertenecer en primer lugar a unareligión no puede despreciarse, de un pluma+o, como un momento histórico que "aa estar pronto superado. *ues se impone como ine"itable una pregunta/ Den qu%dirección se "a a superarD, Dhacia una nue"a %poca de nacionesD A mi -uicio, no esni probable ni tampoco deseable 1por otro lado1 el sentimiento de pertenecer a una0Iglesia0 com$n es hoy el aglutinante más firme de los nacionalismos, incluso de losque se consideran laicos, y esto es tan aplicable a los turcos o los rusos como a losgriegos, los polacos o los israelíes, y a muchos otros que sólo lo admitirían arega&adientes.

D#n qu% dirección, entonces, se "a a superar la pertenencia a una religiónD DFu%otra pertenencia "a a conseguir de-arla de nue"o 0obsoleta0, como parecía estar hacemuy pocoD



K

#n esta fase de mi ra+onamiento se impone una precisión para e"itar unmalentendido. uando hablo de superar la pertenencia a una religión no quiero

decir que haya que superar la religión en sí. A mi entender, la religión no se "eránunca relegada a las ma+morras de la ?istoria ni por la ciencia, ni por ningunadoctrina, ni por ning$n r%gimen político. uanto más a"ance la ciencia, tanto mástendrá que interrogarse el hombre por su finalidad. #l 'ios del 0DcómoD0 seesfumará un día, pero el 'ios del 0Dpor qu%D0 no morirá -amás. #s posible quedentro de mil a&os no tengamos las religiones que tenemos hoy, pero no meimagino el mundo sin ninguna forma de religión.

)e apresuro a a&adir que, desde mi punto de "ista, la necesidad de espiritualidad

no tiene que e<presarse for+osamente a tra"%s de la pertenen cia a una comunidadde creyentes, pues se trata de dos aspiraciones profundas, ambas, en distinto grado,naturales y legítimas, pero que es un error confundir/ por una parte, la aspiración auna "isión del mundo que trascienda nuestra e<istencia, nuestros sufrimientos,nuestras decepciones, que d% un sentido 1aunque sea ilusorio1 a la "ida y a lamuerteE por otra, la necesidad que tiene todo ser humano de sentirse "inculado auna comunidad que lo acepte, que lo recono+ca y en cuyo seno pueda serentendido cuando habla con medias palabras.

7o sue&o con un mundo en el que ya no hubiera sitio para la religión, sino con unmundo en el que la necesidad de espiritualidad estu"iera disociada de la necesidadde pertenecer a algo.

on un mundo en el que el hombre, aunque siguiera ligado a unas creencias, a unculto, a unos "alores morales e"entualmente inspirados en un libro sagrado, ya nosintiera la necesidad de enrolarse en la cohorte de sus correligionarios. on unmundo en el que la religión ya no fuera el aglutinante de etnias en guerra. !a no

basta con separar la Iglesia del #stadoE igualmente importante sería separar la

religión de la identidad.

! precisamente, si queremos e"itar que esa fusión siga alimentando el fanatismo, elterror y las guerras %tnicas, habría que poder satisfacer de otra manera la necesidadde identidad.

! esto me lle"a a mi pregunta inicial/ Dpor qu% otra cosa podría sustituirse hoy lapertenencia a una comunidad de creyentesD La dificultad que se apunta en las

páginas anteriores es que esa pertenencia se presenta ahora como la pertenencia$ltima, la menos efímera, la más arraigada, la $nica que puede satisfacer tantas



necesidades esenciales del ser humanoE y que no podría sustituirse de un mododuradero por otras pertenencias tradicionales 1a la nación, a la etnia, a la ra+a, nisiquiera a la clase1, todas las cuales resultan más estrechas, más limitadoras y casiigualmente criminalesE si se ha de superar la pertenencia a una 0tribu planetaria0,ello sólo podrá lograrse tendiendo a una pertenencia a$n más amplia, portadora de

una "isión humanista más completa.

in duda 1se me dirá1, pero DcuálD Duál es esa 0pertenencia más amplia0D D! qu%0"isión humanista0D asta con pasear la mirada por el mundo para constatar que nohay, frente a las poderosas pertenencias "iscerales que han demostrado sucapacidad de mo"ili+ación a lo largo de toda la ?istoria, ninguna otra nue"a capa+de contrarrestarlas. *orque toda "isión que se presente como global pro"oca ladesconfian+a de nuestros contemporáneos, bien porque les pare+ca ingenua, bienporque la "ean como peligrosa para su identidad.

'esconfian+a es sin duda alguna una de las palabras cla"e de nuestra %poca. edesconfía de las ideologías, de ese futuro cuyas "irtudes cantanE se desconfía de lapolítica, de la ciencia, de la ra+ón, de la modernidad. e desconfía de la idea deprogreso, de prácticamente todo aquello en que hemos podido creer a lo largo delsiglo M< 1siglo de grandes logros, sin precedente alguno desde el inicio de lostiempos, pero tambi%n de crímenes imperdonables y de esperan+as frustradas. edesconfía, tambi%n, de todo lo que se presenta como global, mundial o planetario.

?ace sólo unos cuantos a&os mucha gente habría estado dispuesta a aceptar laidea de una pertenencia al mundo entero, considerada de alg$n modo como laculminación $ltima de la ?istoria humanaE así, un habitante de 6urín, despu%s deser piamont%s y luego ciudadano italiano, iba a con"ertirse en ciudadano europeo ydespu%s en ciudadano del mundo. #stoy simplificando al má<imo, pero esa idea deun a"ance irre"ersible hacia unas pertenencias cada "e+ más amplias no parecíae<agerada. )ediante sucesi"os reagrupamientos regionales, la humanidad iba aalcan+ar un día la unión supremaE hubo incluso teorías muy seductoras seg$n lascuales los dos sistemas ri"ales, el capitalista y el comunista, debían con"erger unohacia otro, el primero haci%ndose cada "e+ más social, el segundo cada "e+ menosdirigista, hasta acabar siendo solamente uno. ! lo mismo con las religiones, de lasque se predecía que iban a unirse en un amplio y reconfortante sincretismo.

?oy sabemos que la ?istoria no sigue nunca el camino que se le tra+a.

7o porque sea por naturale+a errática, o insondable, o indescifrable, no porqueescape a la ra+ón humana, sino porque precisamente es sólo lo que los hombreshacen de ella, porque es la suma de todos sus actos, indi"iduales o colecti"os, de

todas sus "oces, de sus intercambios, de sus enfrentamientos, de sus sufrimientos,de sus odios, de sus afinidades. uanto más numerosos son los actores de la?istoria, y cuanto más libres, tanto más comple-a es la resultante de sus actos, más



difícil de abarcar, más rebelde a las teorías simplificadoras.

La ?istoria "a a"an+ando, en cada instante, por infinidad de caminos.

*ese a todo, Dse le puede encontrar alg$n sentido a ese a"anceD ólo lo sabremos 0alllegar0, sin duda. # incluso así sería necesario que esa misma palabra tu"iera un

sentido.

! el futuro, Dserá el de nuestras esperan+as o el de nuestras pesadillasD D#staráhecho de libertad o por el contrario de ser"idumbreD ! la ciencia, Dserá finalmenteel instrumento de nuestra redención o por el contrario el de nuestra destrucciónD D?abremos sido los inspirados ayudantes de un reador o "ulgares aprendices de

bru-oD D8amos hacia un mundo me-or o hacia 0el me-or de los mundos0D ! enprimer lugar, más cerca de nosotros, Dqu% nos reser"an los pró<imos deceniosD DUna 0guerra de ci"ili+aciones0 o la serenidad de la 0aldea global0D )i con"icción

profunda es que el futuro no está escrito en ning$n sitioE será lo que nosotroshagamos de %l.

D! el destinoD, preguntarán algunos con un gui&o intencionado al pensar que soyoriental. uelo responder que, para el ser humano, el destino es como el "iento parael "elero. #l que está al timón no puede decidir de dónde sopla el "iento, ni conqu% fuer+a, pero sí puede orientar la "ela. ! eso supone a "eces una enormediferencia.

#l mismo "iento que hará naufragar a un marino poco e<perimentado, oimprudente, o mal inspirado, lle"ará a otro a buen puerto.

asi lo mismo podríamos decir del 0"iento0 de la mundiali+ación que sopla en elplaneta. ería absurdo tratar de ponerle trabasE pero si na"egamos con destre+a,manteniendo el rumbo y sorteando los escollos, podremos llegar 0a buen puerto0.

*ero no quiero quedarme sólo con esa imagen marítima, que tiene sus límitesE creo

que es necesario e<presar las cosas con más claridad/ con respecto al formidablea"ance tecnológico que se "iene acelerando desde hace unos a&os y que hatransformado profundamente nuestras "idas, sobre todo en el ámbito de lacomunicación y del acceso al saber, de nada ser"iría preguntarnos si es 0bueno0 o0malo0 para nosotros, pues no es un proyecto sometido a refer%ndum, es unarealidadE sin embargo, la manera en que influirá en nuestro futuro depende en granparte de nosotros.

Unos sentirán la tentación de recha+arlo todo de entrada, y de encastillarse en su

0identidad0 lan+ando pat%ticas imprecaciones contra la moderni+ación, lamundiali+ación, el (ccidente dominador o los insoportables #stados Unidos. (tros,a la in"ersa, estarán dispuestos a aceptarlo todo, a 0engullirlo0 todo, sin



discernimiento, hasta el e<tremo de no saber qui%nes son, ni adónde "an ni ellos niel mundo. 'os actitudes diametralmente opuestas pero que acaban por confluir enla medida en que ambas se caracteri+an, una y otra, por la resignación. Las dos 1laamarga y la almibarada, la refunfu&ona y la ingenua1 parten del mismo supuestopre"io, a saber, que el mundo a"an+a como un tren por sus raíles y que nada puede

des"iarlo de su ruta.

7o es %sa mi opinión. reo que el 0"iento0 de la mundiali+ación podríaconducirnos efecti"amente a lo peor, pero, tambi%n a lo me-or. i los nue"osmedios de comunicación, que con tanta rapide+ nos acercan los unos a los otros,nos lle"an a que por reacción afirmemos nuestras diferencias, tambi%n nos hacencobrar conciencia de nuestro destino com$n. Lo cual me lle"a a pensar que lae"olución actual podría fa"orecer, a la larga, la aparición de una nue"a manera deentender la identidad. Una identidad que se percibiría como la suma de todas

nuestras pertenencias, y en cuyo seno la pertenencia a la comunidad humana iríaadquiriendo cada "e+ más importancia hasta con"ertirse un día en la principal,aunque sin anular por ello todas las demás particulares 1no llegar% por supuesto adecir que el 0"iento0 de la mundiali+ación nos empu-a necesariamente en esadirección, pero sí que hace que esa forma de entender la cuestión sea más fácil deimaginar. ! que la hace, al mismo tiempo, indispensable.



0Los hombres son más hi-os de su tiempo que de sus padres0, decía el historiador)arc loch. iempre ha sido así, sin duda, pero nunca lo ha sido tanto como hoy. D

#s necesario "ol"er a recordar cómo se han acelerado las cosas, cada "e+ más, en los$ltimos a&osD DFui%n de nuestros contemporáneos no ha tenido alguna "e+ lasensación de conocer, en un par de a&os, cambios que en el pasado habríannecesitado un sigloD Los más mayores tendrían que hacer asimismo un granesfuer+o de memoria para recuperar la mentalidad de cuando eran ni&os, parahacer abstracción de los hábitos que han adquirido, de los instrumentos y losproductos de los que ahora serían incapaces de prescindir. #n cuanto a los -ó"enes,muchas "eces no tienen la menor idea de lo que pudo ser la "ida de sus abuelos,

por no hablar de las generaciones anteriores. 'e hecho, todos estamos infinitamente más cerca de nuestroscontemporáneos que de nuestros antepasados.

D#staría e<agerando si di-era que tengo muchas más cosas en com$n con un peatónelegido al a+ar en una calle de *raga, e$l o an =rancisco que con mi propio

bisabueloD 7o sólo en el aspecto, en la indumentaria, en los andares, no sólo en laforma de "ida, el traba-o, la "i"ienda, los instrumentos que nos rodean, sinotambi%n en los principios morales, en los hábitos mentales.

! tambi%n en las creencias. *or mucho que nos digamos cristianos 1o musulmanes, -udíos, budistas o hinduistas1, nuestra "isión del mundo y del más allá ya no tienecasi nada que "er con la de nuestros 0correligionarios0 de hace quinientos a&os.*ara la gran mayoría de ellos, el Infierno era un lugar tan real como el Asia )enor oAbisinia, con demonios con pe+u&as que empu-aban a los pecadores hacia el fuegoeterno como en las pinturas apocalípticas. ?oy nadie o casi nadie "e las cosas deese modo. ?e tomado la imagen más caricaturesca, pero lo que digo es igualmenteaplicable al con-unto de nuestras concepciones, en todos los ámbitos. )uchos

comportamientos que son hoy perfectamente aceptables para el creyente habríansido inconcebibles para sus 0correligionarios0 de anta&o. ?e "uelto a poner estapalabra entre comillas pues aquellos antepasados nuestros no practicaban la mismareligión que nosotros. i "i"i%ramos entre ellos con nuestros comportamientosactuales habríamos sido todos lapidados en la calle, encerrados en un calabo+o oquemados en la hoguera por impiedad, por costumbres disolutas, por here-ía o por

bru-ería.

#n suma, todos y cada uno de nosotros somos depositarios de dos herencias/ una,0"ertical0, nos "iene de nuestros antepasados, de las tradiciones de nuestro pueblo,de nuestra comunidad religiosaE la otra, 0hori+ontal0, es producto de nuestra %poca,



de nuestros contemporáneos. #s esta segunda la que a mi -uicio resulta másdeterminante, y lo es cada día un poco másE sin embargo, esa realidad no se refle-aen nuestra percepción de nosotros mismos. 7o es a la herencia 0hori+ontal0 a la quenos adscribimos, sino a la otra.

*ermítame el lector que insista, pues es esencial por lo que afecta al concepto deidentidad tal como se manifiesta en la actualidad/ está, por un lado, lo querealmente somos, y lo que la mundiali+ación cultural hace de nosotros, es decir,seres te-idos con hilos de todos los colores que comparten con la gran comunidadde sus contemporáneos lo esencial de sus referencias, de sus comportamientos, desus creencias. ! despu%s, por otro lado, está lo que pensamos que somos, lo quepretendemos ser, es decir, miembros de tal comunidad y no de tal otra, seguidoresde una fe y no de otra. 7o se trata de negar la importancia de nuestra pertenencia auna religión, a una nación o a cualquier otra cosa. 7o se trata de negar la influencia,

a menudo decisi"a, de nuestra herencia 0"ertical0. e trata sobre todo, en esteaspecto, de resaltar el hecho de que hay un abismo entre lo que somos y lo quecreemos que somos.

#n realidad, si afirmamos con tanta pasión nuestras diferencias es precisamenteporque somos cada "e+ menos diferentes. *orque, a pesar de nuestros conflictos, denuestros seculares enfrentamientos, cada día que pasa reduce un poco más nuestrasdiferencias y aumenta un poco más nuestras similitudes.

#stoy dando la impresión de que me alegro de que sea así. DRealmente hemos dealegrarnos de que los hombres seamos cada "e+ más parecidosD D7o estaremosyendo hacia un mundo gris en el que pronto no se hablará más que una lengua, enel que todos compartiremos unas cuantas e iguales creencias mínimas, en el quetodos "eremos en la tele"isión las mismas series americanas mordisqueando losmismos sandOichesD

)ás allá de la caricatura, esta cuestión merece plantearse con la má<ima seriedad.#n efecto, estamos "i"iendo una %poca muy desconcertante, en la que a gran parte

de nuestros seme-antes la mundiali+ación no les parece una formidable me+cla queenriquece a todos, sino una uniformi+ación empobrecedora y una amena+a contrala que han de luchar para preser"ar su cultura propia, su identidad, sus "alores.

#s posible que no sean más que batallas perdidas de antemano, pero en estosmomentos hay que tener la modestia de reconocer que no sabemos nada alrespecto. #ntre las cosas que han sido arrinconadas por la ?istoria no encontramossiempre lo que esperamos encontrar. ! además y sobre todo, si tanta gente se sienteamena+ada por la mundiali+ación, parece lógico que le prestemos a esa amena+a

un poco más de atención. #n los que se sienten en peligro podemos descubrir, claro está, el miedo al cambio,



que es tan antiguo como la propia humanidad. *ero tambi%n inquietudes másactuales, que no me atre"ería a calificar de in-ustificadas. *ues la mundiali+aciónnos arrastra, en un mismo mo"imiento, hacia dos realidades opuestas, una a mientender positi"a y la otra negati"a/

la uni"ersalidad y la uniformidad.'os caminos que nos parecen me+clados, indiferenciados, como si fueran uncamino $nico. ?asta el punto de que podría parecer que uno no es más que la carapresentable del otro.

!o personalmente estoy con"encido de que son dos caminos distintos, aunquecontiguos, que se ro+an y entrela+an hasta que los perdemos de "ista.

ería ingenuo que intentáramos de"anar la made-a así, de golpe, pero sí podemos

tratar de sacar el primer hilo.



5

#l postulado básico de la uni"ersalidad es considerar que hay derechos que soninherentes a la dignidad del ser humano, y que nadie debería negárselos a sus

seme-antes por moti"os de religión, color, nacionalidad, se<o o cualquier otracondición. #sto quiere decir, entre otras cosas, que toda "iolación de los derechosfundamentales de los hombres y las mu-eres en nombre de tal o cual tradiciónparticular 1religiosa, por e-emplo1 es contraria al espíritu de uni"ersalidad. 7opuede haber por un lado una carta uni"ersal de los derechos humanos y por otrocartas particulares/

una musulmana, otra -udía, otra cristiana, africana, asiática, etc.

*ocos discutirán el principio de fondo de esta afirmaciónE en la práctica, muchosse comportan como si apenas creyeran en %l. 7ing$n gobierno occidental, pore-emplo, contempla la situación de los derechos humanos en Nfrica y en el mundoárabe con tanta e<igencia como la que demuestra con *olonia o con uba. #s unaactitud presuntamente respetuosa, pero que a mi -uicio entra&a un profundodesprecio. Respetar a alguien, respetar su historia, es considerar que pertenece almismo g%nero humano, y no a un g%nero humano distinto, a un g%nero de segundacategoría.

7o quiero e<tenderme sobre esta cuestión que merecería por sí sola una larga yfundamentada argumentación.

*ero tenía que traerla a colación porque es esencial para el concepto deuni"ersalidad. *ues ese concepto estaría "acío de contenido si no partiera delsupuesto pre"io de que hay "alores que conciernen a todos los seres humanos, sindistinción alguna. #sos "alores priman sobre todas las demás cosas. Las tradicionessólo merecen ser respetadas en la medida en que son respetables, es decir, en lamedida e<acta en que respetan los derechos fundamentales de los hombres y las

mu-eres. Respetar 0tradiciones0 o leyes discriminatorias es despreciar a sus"íctimas. 6odos los pueblos y todas las doctrinas han producido, en determinadosmomentos de su historia, comportamientos que han resultado despu%s, con lae"olución de las mentalidades, incompatibles con la dignidad humanaE en ning$nsitio se abolirán de un pluma+o, pero ello no e<ime del deber de denunciarlos y decontribuir a su desaparición.

6odo lo que ata&e a los derechos fundamentales de las personas 1el derecho aresidir como ciudadanos de pleno derecho en la tierra de sus padres sin sufrir

persecución ni discriminación algunaE el derecho a "i"ir con dignidad allí donde seencuentrenE el derecho a elegir libremente su "ida, sus amores, sus creencias,respetando la libertad del pró-imoE el derecho a acceder sin obstáculos al saber, a la



salud, a una "ida digna y honorable1, todo esto, y la lista no es restricti"a, no se lepuede negar a nadie con el prete<to de preser"ar una fe, una práctica ancestral ouna tradición. #n este ámbito hemos de tender hacia la uni"ersali+ación e incluso, sies necesario, hacia la uniformidad, porque la humanidad, aun siendo m$ltiple, esen primer lugar una.

D! la especificidad de cada ci"ili+aciónD ?ay que respetarla, desde luego, pero deotra manera, y sin perder -amás la lucide+.

#n paralelo con la lucha por la uni"ersalidad de los "alores, es imperati"ocombatir la uniformi+ación empobrecedora, la hegemonía ideológica, política,económica o mediática, la unanimidad embrutecedora, todo lo que es una morda+apara la multiplicidad de e<presiones lingGísticas, artísticas, intelectuales. 6odo loque nos lle"aría a un mundo monocorde e infantili+ante. Una lucha en defensa de

determinadas prácticas, de determinadas tradiciones culturales, pero una luchainteligente, e<igente, selecti"a, sin pusilanimidad, sin e<cesi"os temores y abiertasiempre al futuro.

Una marea de imágenes, de sonidos, de ideas y de productos "arios inunda todoel planeta, modificando día a día nuestros gustos, nuestras aspiraciones, nuestroscomportamientos, nuestros modos de "ida, nuestra "isión del mundo y tambi%n anosotros mismos. 'e esa e<traordinaria proliferación se desprenden a menudorealidades contradictorias. #s "erdad, por e-emplo, que en las grandes arterias de

*arís, )osc$, hanghai o *raga "emos hoy los reconocibles letreros de los fastfood. *ero tambi%n lo es que encontramos cada "e+ más, en todos los continentes,las cocinas más di"ersas, no sólo la italiana y la francesa, la china y la india, quehace mucho que salen al e<terior, sino tambi%n la -aponesa, la indonesia, la coreana,la me<icana, la marroquí o la libanesa.

*ara algunos, esto no pasará de ser un detalle anecdótico. *ara mí, es un fenómenore"elador. Re"elador de lo que puede significar para la "ida cotidiana la me+cla deculturas. Re"elador asimismo de lo que pueden ser las reacciones de unos y otros.

uánta gente, en efecto, no "e en toda esa e"olución más que uno de sus aspectos/el entusiasmo de algunos -ó"enes por la comida rápida a la americana. 7o soypartidario del laisser1faire, y sólo siento estima por los que -ustamente no se de-anlle"ar. Luchar para conser"ar el carácter tradicional de una calle, de un barrio o deun determinado estilo de "ida es una lucha legítima y a menudo necesaria. *ero nodebe impedirnos "er el cuadro en su con-unto.

Fue en cualquier parte del mundo, si se quiere, se pueda comer al estilo del paíspero tambi%n probar otras tradiciones culinarias, incluida la de #stados UnidosEque los británicos prefieran el curry a la salsa de menta, que los franceses pidan a"eces un cusc$s en "e+ de un pota-e tradicionalmente franc%s y que un habitante de



)ins@, tras decenios de monotonía, se permita la fantasía de una hamburguesa con@etchup... nada de todo esto me irrita, lo confieso, ni me entristece.

*or el contrario, me gustaría que esa situación se e<tendiera a$n más, que todas lastradiciones culinarias, procedan de +echuan, Alepo, hampa&a, Apulia, ?anno"er

o )ilOau@ee, pudieran apreciarse en el mundo entero. Lo que digo de la cocina podría e<tenderlo a muchos otros aspectos de la culturacotidiana. A la m$sica, por e-emplo. 6ambi%n en ella hay una rique+ae<traordinaria. 'e Argelia suelen llegarnos las noticias más indignantes, perotambi%n m$sicas inno "adoras, difundidas por todos esos -ó"enes que se e<presanen árabe, en franc%s o en bereberE algunos se han quedado pese a todo en el paísEotros se han ido, pero lle"ando consigo, dentro de sí, en ellos, la "erdad de unpueblo, el alma de una cultura, y dando testimonio de ellas.

u itinerario no puede de-ar de recordarnos otro más antiguo y más amplio, el delos africanos que anta&o fueron lle"ados como escla"os a las Am%ricas. 'esdeLuisiana o desde el aribe, su m$sica se ha e<tendido hoy por todo el mundo yforma ya parte de nuestro patrimonio musical y afecti"o.

6ambi%n es eso la mundiali+ación.

>amás en el pasado habían tenido los hombres los medios t%cnicos necesarios paraescuchar tantas m$sicas a discreción, todas esas "oces llegadas de amer$n, de

#spa&a, de #gipto, de Argentina, rasil o abo 8erde, e igualmente de Li"erpool,de )emphis, de ruselas o de 7ápoles. 7unca tantas personas habían tenido laposibilidad de interpretar, de componer, de cantar y de hacerse oír.



;

Aunque insisto en lo que a mi entender es uno de los beneficios de lamundiali+ación, un aut%ntico factor de uni"ersalidad, no quiero sin embargo pasar

por alto la inquietud de quienes "en en esa proliferación un fenómeno muchomenos significati"o que el creciente predominio de la canción anglosa-ona. Unainquietud que se obser"a igualmente en muchos otros campos, por e-emplo cuandose habla de la creciente influencia de determinados medios de comunicacióninternacionales, o tambi%n en el caso del cine, donde el peso de ?ollyOood esindiscutiblemente aplastante.

?e hablado de inquietud, pero este t%rmino, impreciso, no recoge la e<tremadi"ersidad de las reacciones.

7ada tienen en com$n el due&o de un caf% franc%s que se irrita por no oír en laradio suficientes canciones francesas y un fanático predicador que llama0paradiabólicas0 a las antenas parabólicas porque para %l transmiten el canto de lassirenas de (ccidente.

al"o qui+ás una cierta desconfian+a ante la cultura mundial en la forma en que seestá for-ando. #n cualquier caso, y hablando de mí, esas dos inquietudes meinquietan, y perdone el lector la e<presiónE no del mismo modo, pero sí al mismo

tiempo. 7o quiero un mundo árabe enfurecido contra la modernidad, un mundo enregresiónE pero tampoco quiero una =rancia pusilánime, que entre en el nue"omilenio con paso "acilante.

'icho esto, he de repetir que, si bien las inquietudes que pro"oca lamundiali+ación me parecen a "eces e<ageradas, no creo que care+can defundamento.

A mi entender, son de dos tipos.

#n el caso del primero, me limitar% a se&alarlo más bre"emente de lo que merece,pues desborda en mucho el marco de este ensayo. #s la idea seg$n la cual laefer"escencia actual, más que lle"ar a un e<traordinario enriquecimiento, a lamultiplicación de las "ías de e<presión, a la di"ersificación de las opiniones,conduce paradó-icamente a lo contrario, a un empobrecimientoE así, esaproliferación de e<presiones musicales sin trabas no desembocaría finalmente másque en una especie de m$sica ambiental amanerada y dul+arronaE así, la formidableamalgama de ideas no produciría más que una opinión tendente a la unanimidad, ala simplificación, un mínimo com$n denominador intelectualE hasta el e<tremo de

que dentro de poco todo el mundo, sal"o unos cuantos e<c%ntricos, acabará leyendo1Csi es que leeC1 las mismas no"elas estereotipadas, escuchando cantidades ingentes



de melodías indistintas, "iendo películas producidas con un mismo molde,tragando, en una palabra, la misma e informe papilla de sonidos, imágenes ycreencias.

Id%ntica frustración podría aplicarse a los medios de comunicación.

e piensa a "eces que con tantos periódicos, radios y tele"isiones se tienen queescuchar infinidad de opiniones diferentes. 'espu%s se descu bre que es alcontrario/ la fuer+a de esos alta"oces no hace sino amplificar la opinión dominantedel momento, hasta el punto de hacer inaudible cualquier otro parecer. #s "erdadque las oleadas de imágenes y de palabras no fa"orecen siempre el espíritu crítico.

D'eberíamos concluir que esa proliferación, en "e+ de ser un factor de di"ersidadcultural, lle"a en realidad, en "irtud de alguna ley insidiosa, a la uniformidadD #lriesgo e<iste, sin duda alguna, como nos de-an entre"er la tiranía de los índices de

audiencia y los descarríos de lo 0políticamente correcto0. *ero es el riesgo inherentea todo sistema democráticoE si nos abandonamos pasi"amente a la fuer+a de losn$meros, nos podemos temer lo peorE en cambio, no hay des"iación que seaine"itable si utili+amos con buen criterio los medios de e<presión que tenemos anuestro alcance, y si sabemos "er, ba-o la realidad simplista de las cifras, la realidadcomple-a del ser humano.

*ues, pese a lo que a "eces puede parecer, no estamos 1Dhace falta recordarloD1 enla era de las masas, sino en la era de los indi"iduos. 'esde ese punto de "ista, la

humanidad, tras haber ro+ado a lo largo del siglo M< los más gra"es peligros de suhistoria, sale de %l bastante me-or de lo pre"isto.

Aunque la población mundial casi se ha multiplicado por cuatro en cien a&os, creoque, en con-unto, todos somos más conscientes que antes de nuestraindi"idualidad, más conscientes de nuestros derechos 1un poco menos de nuestrosdeberes, sin duda1, estamos más atentos al sitio que ocupamos en la sociedad, anuestra salud, a nuestro bienestar, a nuestro cuerpo, a nuestro futuro personal, a lospoderes de que disponemos, a nuestra identidad 1con independencia, por otra

parte, del contenido que le demos a esa identidad. reo igualmente que todos, sisabemos utili+ar los inauditos medios de que hoy disponemos, podemos influir demanera significati"a en nuestros contemporáneos y en las generaciones "enideras.A condición de que tengamos algo que decirles. A condición tambi%n de quehagamos uso de nuestra imaginación, porque las nue"as realidades no lleganacompa&adas de un manual de instrucciones.

A condición, sobre todo, de que no nos encerremos en casa refunfu&ando/

0C7o quiero saber nada de ti, mundo cruelC0



eme-ante pusilanimidad sería igualmente est%ril en el caso de la otra inquietudque suscita la mundiali+ación. #sta "e+ lo que se pone en entredicho no es ya launiformi+ación mediante la mediocridad, sino la uniformi+ación mediante lahegemonía. #s una preocupación muy e<tendida, y está en el origen de numerososy sangrientos conflictos, así como de incontables tensiones.

*odría formularse de la siguiente manera/ Dacaso no es lo mismo mundiali+aciónque americani+aciónD D7o tendrá como consecuencia principal la imposición almundo entero de una misma lengua, un mismo sistema económico, político ysocial, un mismo modo de "ida, una misma escala de "alores, los de #stadosUnidosD *ara algunos, el fenómeno de la mundiali+ación en su con-unto no seríamás que un disfra+, un camufla-e, un caballo de 6roya, ba-o el que se ocultaría unplan de dominación.

*ara cualquier obser"ador ra+onable, la idea de una e"olución de las t%cnicas y lascostumbres 0teledirigida0 por una gran potencia, o por una coalición de potencias,es absurda.

#n cambio, la duda de si la mundiali+ación no "a a refor+ar el predominio de unaci"ili+ación o la hegemonía de una potencia es una duda -ustificada.

#llo entra&aría dos gra"es peligros/

en primer lugar, el de que poco a poco fueran desapareciendo lenguas, tradiciones,

culturasE y segundo, el de que los portadores de esas culturas amena+adasadoptasen actitudes cada "e+ más radicales, cada "e+ más suicidas.

Los riesgos de hegemonía son reales. Incluso es un eufemismo hablar solamentede 0riesgos0. 7o cabe duda de que la ci"ili+ación occidental go+a desde hace siglosde una condición de pri"ilegio en relación con todas las demás, las de Asia, Nfrica,la Am%rica precolombina y la #uropa oriental, que se han "isto cada "e+ másmarginadas y profundamente influidas, por no decir remodeladas, por el (ccidente

cristiano. 7o cabe duda tampoco de que con el derrumbamiento de la Unióno"i%tica los países occidentales desarrollados han conseguido establecer lapreeminencia absoluta de su sistema económico y político, que se está con"irtiendoen la norma para el mundo entero.

Asimismo, no hay necesidad de mucha demostración para constatar que #stadosUnidos, con"ertida tras la guerra fría en la $nica superpotencia de "erdad, e-ercehoy sobre el con-unto del planeta una influencia sin precedentes. Una influenciaque se manifiesta de di"ersas maneras, a "eces mediante una acción deliberada

1para resol"er un conflicto regional, para desestabili+ar a un ad"ersario o paramodificar la política económica de un ri"al1, pero a menudo tambi%n mediante una



incitación in"oluntaria, mediante la fuer+a y el atracti"o del modeloE miles demillones de hombres y mu-eres, procedentes de las culturas más di"ersas, sienten latentación de imitar a los americanos, de comer como ellos, de "estirse como ellos,de hablar y cantar como ellosE como ellos, o como se los representa.

i he enumerado todas estas cosas tan e"identes es porque me ha parecido $tilrecordarlas e<plícitamente antes de formular las preguntas que de ellas se deri"an.A saber/ esa cultura mundial que se está elaborando día a día, Den qu% medida seráuna cultura esencialmente occidental, e incluso muy concretamente americanaD 'eaquí nacen en cadena otras preguntas. DFu% "a a ser de las di"ersas culturasD DFu%"a a ser de las numerosas lenguas que hablamos hoyD Derán como los dialectoslocales, destinados a desaparecer tarde o tempranoD D! en qu% clima se "a adesarrollar la mundiali+ación en los pró<imos decenios si cada "e+ se manifiestamás claramente como un fenómeno que destruye las culturas, las lenguas, los ritos,

las creencias, las tradiciones... y tambi%n las identidadesD i cada uno de nosotros se"iera conminado a renegar de sí mismo para acceder a la modernidad tal como %stase define y se definirá, Dno se generali+arían las reacciones retrógradas y con ellas la"iolenciaD



IV Domesticar la pantera

3

7i en las páginas anteriores de este ensayo ni en las que siguen pretendo abarcartodos los fenómenos 1económicos, tecnológicos, geopolíticos...que estáncomprendidos en la idea de mundiali+ación, como tampoco procur%, en losprimeros capítulos, agotar el amplio concepto de identidad. Ahora tambi%n mimeta es mucho más modesta, y mucho más concreta/ tratar de entender de qu%manera esa mundiali+ación e<acerba los comportamientos relacionados con laidentidad, y de qu% manera podría un día reducir su potencial de muerte.

)i refle<ión parte de una constatación/ cuando una sociedad "e en la modernidad0la mano del e<tran-ero0, tiende a recha+arla y a protegerse de ella. !a me hereferido largamente al mundo árabe1musulmán y a sus complicadas relaciones contodo lo que le "iene de (ccidente. ?oy podemos obser"ar un fenómeno análogo endi"ersos rincones de la 6ierra con respecto a la mundiali+ación. ! si queremose"itar que %sta desencadene, en millones y millones de seres humanos, una reacciónde recha+o sistemático, col%rica y suicida, es esencial que la ci"ili+ación global queestá construyendo no pare+ca e<clusi"amente americanaE es necesario que todos

puedan reconocerse un poco en ella, identificarse un poco con ella, que nadie se "eainducido a pensar que le es irremediablemente a-ena y, por tanto, hostil.

6ambi%n en este caso me parece $til la referencia al principio cla"e que es la0reciprocidad0/ hoy todos y cada uno de nosotros hemos de adoptar,necesariamente, innumerables elementos procedentes de las culturas más fuertesEpero es esencial que podamos comprobar que determinados elementos de nuestrapropia cultura 1persona-es, modas, ob-etos artísticos, ob-etos cotidianos, m$sicas,platos, palabras...1 se adoptan en todos los continentes, incluida Am%rica del 7orte,

y que a partir de ahora forman parte del patrimonio uni"ersal, com$n a toda lahumanidad.

La identidad es en primer lugar una cuestión de símbolos, e incluso deapariencias. uando en una asamblea "eo a personas cuyo apellido suena parecidoal mío, que tienen el mismo color de piel o iguales afinidades, aun igualesenfermedades, puedo sentirme representado por esa asamblea. )e une a ella un0hilo de pertenencia0, un hilo que puede ser fino o grueso pero cuya e<istenciaad"ierten enseguida quienes tienen la identidad a flor de piel.

Lo que "ale para una asamblea "ale tambi%n para un grupo social, para unacomunidad nacional y para la comunidad mundial. #stemos donde estemos,



necesitamos esos signos de identificación, esos puentes tendidos hacia el otro 1y esademás la manera más 0ci"il0 de satisfacer la necesidad de identidad.

Algunas sociedades, que están pendientes de este tipo de detallescuando se trata de reducir sus tensiones internas, lo están mucho menos cuando se

trata de las relaciones entre las di"ersas culturas en el plano mundial.#stoy pensando ob"iamente en #stados Unidos. Fuien allí se sienta ante eltele"isor, ya sea de origen polaco, irland%s, italiano, africano o hispánico, "e desfilarpor la pantalla, ine"itablemente, apellidos y rostros polacos, irlandeses, italianos,africanos o hispánicos. A "eces es tan sistemático, está tan 0fabricado0, tancon"enido, que llega a ser irritante.

#n las series policíacas, nue"e de cada die+ "eces el "iolador es rubio y de o-osa+ules, para que no se piense que se da una "isión negati"a de las minoríasE y

cuando el delincuente es negro, y blanco el detecti"e que lo persigue, se las arreglanpara que el -efe de policía sea tambi%n negro.

DIrritanteD 6al "e+. *ero si recordamos las "ie-as películas del oeste, en las que losindios caían abatidos a montones ba-o los aplausos fren%ticos de la chiquillería,diríamos que la actitud de hoy es un mal menor.

'icho esto, no querría tampoco conceder a esas prácticas de equilibrista máscr%dito del que merecen. *ues si en ocasiones ayudan a quitar fuer+a a los

pre-uicios raciales, %tnicos o de otro tipo, muchas "eces contribuyen tambi%n aperpetuarlos. #n nombre del mismo principio 10que ning$n americano se sientaofendido por lo que "e u oye01, en la pantalla está casi prohibida cualquier uniónentre un blanco y una negra, o entre una blanca y un negro, porque la opiniónp$blica, se nos dice, no se siente cómoda con los mesti+a-es de ese tipo. *or eso todose plantea de manera que cada uno 0salga0 con gente de su 0tribu0. ! tambi%n eneste caso todo es tan sistemático, tan pre"isible, que resulta e<asperante, insultanteincluso.

6ales son los descarríos de esa b$squeda infantili+ante de la unanimidad... *ero noimpiden, a mi -uicio, que sea -usta esa sencilla idea, hoy "igente en #stados Unidos,seg$n la cual todo ciudadano, y en especial to do ciudadano 0minoritario0, debepoder reconocerse, cuando "e la tele"isión, en los apellidos y los rostros queaparecen en la pantalla, y debe "erse representado positi"amente, para que no sesienta e<cluido de la comunidad nacional.

2sa es una idea que merecería retomarse en un marco más amplio/ como todo elplaneta puede hoy tener acceso a las mismas imágenes, a los mismos sonidos, a los

mismos productos, Dno debería ser normal que esas imágenes, esos sonidos, esosproductos fueran representati"os de todas las culturas, que cada persona pudierareconocerse en ellos y que nadie se sintiera e<cluidoD #n el plano mundial, al igual



que en el seno de cada sociedad, nadie debería sentirse ridiculi+ado,minus"alorado, ob-eto de burla, 0demoni+ado0, hasta el e<tremo de "erse obligado,para poder "i"ir en su entorno social, a disimular con "ergGen+a su religión, sucolor, su lengua, su apellido o cualquier otro componente de su identidad. 6odoslos seres humanos deberían poder asumir, con la cabe+a alta, sin miedo y sin

resentimiento, todas y cada una de sus pertenencias.

ería un desastre que la mundiali+ación que se está produciendo funcionara enuna dirección $nica/ por un lado, los 0emisores uni"ersales0, y por otro los0receptores0E por un lado 0la norma0, y por otro 0las e<cepciones0E por un lado losque están con"encidos de que el resto del mundo no puede ense&arles nada, y porel otro los que están seguros de que el mundo no "a a querer escucharlos -amás.

Al escribir estas líneas no estoy pensando $nicamente en la tentación hegemónica,sino tambi%n en esa otra tentación que se manifiesta en "arias partes del mundo yque es en cierto modo la otra cara de la primera, o su imagen en negati"o, y que meparece igualmente nefasta/ la tentación del desprecio.

uánta gente, presa del "%rtigo, renuncia a comprender lo que está pasando.uánta gente renuncia a aportar su contribución a la emergente cultura uni"ersalporque han decidido definiti"amente que el mundo que los rodea es impenetrable,hostil, depredador, demencial, demoníaco. uánta gente siente la tentación de

encastillarse en su papel de "íctimas 1"íctimas de #stados Unidos, "íctimas de(ccidente, "íctimas del capitalismo o del liberalismo, "íctimas de las nue"astecnologías, de los medios de comunicación, del cambio... 7o puede negarse queesas personas se sienten efecti"amente e<poliadas, y que sufren por elloE es sureacción lo que me parece un error. #ncerrarse en una mentalidad de agredido espara la "íctima a$n más de"astador que la propia agresión. ! por otra parte esto estan aplicable a las sociedades como a los indi"iduos. e hacen un o"illo, le"antan

barricadas, se defienden de todo, se cierran, dan "ueltas y "ueltas a la situación,

de-an de buscar, de e<plorar, de a"an+ar, le tienen miedo al futuro, y al presente, y alos demás.

A los que así reaccionan siempre me gustaría decirles/ Cel mundo de hoy no escomo la imagen que os hab%is hecho de %lC C7o es "erdad que est% dirigido porfuer+as oscuras y todopoderosasC C7o es "erdad que les pertene+ca a los 0otros0C #sindudable que la magnitud de la mundiali+ación y la "ertiginosa rapide+ de loscambios nos producen a todos la sensación de que cuanto está pasando nosdesborda, y de que somos incapaces de modificar el curso de las cosas. *ero es

esencial recordar constantemente que %sa es una sensación muy compartida,tambi%n por aquellos a quienes estamos acostumbrados a "er en los puestos másaltos de la escala.



#n un capítulo anterior decía que, en nuestros días, todo el mundo se siente unpoco minoría, un poco e<iliado. ! es porque todas las comunidades, todas lasculturas, tienen la sensación de que se miden con otras más fuertes que ellas, deque ya no pueden conser"ar intacto su legado cultural. 8isto desde el ur y el #ste,es (ccidente quien dominaE "isto desde *arís, quien domina es #stados UnidosE

pero Dqu% se "e en #stados UnidosD Unas minorías que refle-an toda la di"ersidaddel mundo, unas minorías que sienten la necesidad de afirmar su pertenencia deorigen.

! cuando hemos repasado la situación de esas minorías, cuando hemos oído decirmil "eces que el poder está en manos de los "arones de ra+a blanca, de losprotestantes anglosa-ones, se escucha de repente una tremenda e<plosión en(@lahoma ity, DFui%nes han sidoD >ustamente unos "arones de ra+a blanca,anglosa-ones y protestantes, que tambi%n están con"encidos de que son la más

ol"idada y agra"iada de las minorías, de que la mundiali+ación dobla las campanaspor 0su0 Am%rica.

8istos desde el resto del mundo, 6imothy )c8eigh y sus acólitos tienene<actamente el perfil %tnico de los que se supone que dominan el planeta y tienennuestro futuro en sus manosE tal como ellos se "en, no son más que una especie en"ías de e<tinción a la que sólo le queda el arma del terrorismo más asesino.

DA qui%n pertenece el mundoD A ninguna ra+a en particular, a ninguna nación en

particular. *ertenece, más que en otros momentos de la ?istoria, a todos los quequieren hacerse un sitio en %l. *ertenece a todos los que tratan de aprenderse lasnue"as reglas del -uego 1por desconcertantes que sean1 para utili+arlas en supro"echo.

Fue no se me entienda mal/ no trato de cubrir con un p$dico "elo las "ergGen+asdel mundo en que "i"imosE desde el principio de este libro no he hecho sinodenunciar sus disfunciones, sus e<cesos, sus desigualdades, sus criminalesdescarríosE contra lo que me rebelo aquí, no sin pasión, es contra la tentación de la

desesperan+a, contra esa actitud tan frecuente entre los defensores de las culturas0perif%ricas0 que consiste en instalar en la amargura, la resignación, la pasi"idad1para no salir de ahí más que mediante la "iolencia suicida.

#stoy con"encido de que la mundiali+ación es una amena+a para la di"ersidadcultural, en especial para la di"ersidad de lenguas y formas de "idaE e incluso deque esa amena+a es infinitamente mayor que en el pasado, como tendr% ocasión dereiterar en las páginas que siguenE pero el mundo actual les da tambi%n, a quienesquieren preser"ar las culturas amena+adas, los medios para defenderse. #n "e+ de

proseguir su decli"e y desaparecer despu%s en la indiferencia como "ienesucediendo desde hace siglos, esas culturas tienen hoy la posibilidad de luchar porsu super"i"enciaE y Dno sería absurdo no apro"echar esa posibilidadD



Los radicales cambios tecnológicos y sociales que se están produciendo a nuestroalrededor constituyen un fenómeno histórico de gran comple-idad y amplitud, unfenómeno del que todo el mundo puede sacar pro"echo y que nadie es capa+ de

controlar 1Cni siquiera #stados UnidosC La mundiali+ación no es el instrumento deun 0orden nue"o0 que 0algunos0 tratarían de imponer al mundoE prefierocompararlo con un enorme campo de torneos, abierto por todos los lados, en el quese están celebrando simultáneamente gran n$mero de -ustas, de combates, y en elque todos podemos entrar con nuestra propia cantinela, con nuestra propiaarmadura, en una irreductible cacofonía.

Internet por e-emplo, "isto desde fuera y con un a priori de desconfian+a, es unectoplásmico monstruo planetario por medio del cual los poderosos de este mundo

e<tienden sus tentáculos sobre toda la 6ierraE "isto desde dentro, es una formidableherramienta de libertad, un espacio ra+onablemente igualitario del que todospodemos ser"irnos a nuestro anto-o y en el que cuatro astutos estudiantes puedene-ercer tanta influencia como un -efe de #stado o una compa&ía petrolífera.

! aunque en %l predomina de manera aplastante el ingl%s, la di"ersidad lingGística"a ganando terreno día a día, fa"orecida por algunos a"ances de la traducciónautomática 1a"ances a$n tímidos, a$n pobres, y que producen a "eces un efectohilarante, pero no por ello menos prometedores para el futuro.

)ás en general, los nue"os medios de comunicación ofrecen a muchísimos denuestros contemporáneos, a personas que "i"en en todos los países y repre sentantodas las tradiciones culturales, la posibilidad de contribuir a la elaboración de loque el día de ma&ana será nuestro futuro com$n.

i queremos e"itar la muerte de nuestra lengua, si queremos que se cono+ca en elmundo, que la cultura en la que nos hemos criado sea respetada y querida, sideseamos que la comunidad a la que pertenecemos cono+ca la libertad, lademocracia, la dignidad y el bienestar, la batalla no está perdida de antemano.

#-emplos de todos los continentes demuestran que los que luchan con habilidadcontra la tiranía, contra el oscurantismo, contra la segregación, contra el desprecio,contra el ol"ido, consiguen muchas "eces salirse con la suya. ! tambi%n los queluchan contra el hambre, la ignorancia o las epidemias. 8i"imos en una %pocaasombrosa en la que todo el que tiene una idea, sea genial, per"ersa o innecesaria,puede hacerla llegar, en el mismo día, a decenas de millones de personas.

i creemos en algo, si tenemos en nuestro interior suficiente energía, suficientepasión y ganas de "i"ir, podemos encontrar en los recursos que nos ofrece elmundo actual los medios necesarios para hacer realidad algunos de nuestrossue&os.



K

D?e querido decir, a tra"%s de esos e-emplos, que cada "e+ que la ci"ili+aciónactual nos enfrenta a un problema nos facilita, pro"idencialmente, los medios para

resol"erloD 7o creo que haya materia suficiente para formular ley alguna. 7oobstante, es cierto que el formidable poder que la ciencia y la tecnología modernasofrece al ser humano puede utili+arse con fines opuestos, de"astadores unos,reparadores otros. Así, nunca ha estado la naturale+a tan maltratadaE pero estamosmucho me-or preparados que antes para protegerla, pues disponemos de mediospara inter"enir mucho más importantes, y tambi%n porque estamos mucho mássensibili+ados que antes hacia ese problema.

#llo no quiere decir que nuestra acción reparadora est% siempre a

la altura de nuestra capacidad de hacer da&o, como por desgracia ponen demanifiesto muchos e-emplos 1la capa de o+ono o las muchas especies que a$ncorren peligro de e<tinción.

?abría podido referirme a muchos otros campos además del medioambiental. ihe elegido %ste es porque algunos de los riesgos que en %l e<isten son análogos a losde la mundiali+ación. #n ambos casos, la di"ersidad está amena+adaE a seme-an+ade esas especies que han "i"ido millones de a&os y hoy "emos e<tinguirse, muchasculturas que han logrado mantenerse durante cientos o miles de a&os podrían

igualmente desaparecer ante nuestros o-os si no tomamos medidas para e"itarlo.

Algunas ya están desapareciendo.

?ay lenguas que se de-an de utili+ar con la muerte de sus $ltimos hablantes.omunidades humanas que en el transcurso de la ?istoria habían for-ado unacultura original, hecha de mil y un felices descubrimientos 1formas de "estir,medicamentos, imágenes, m$sicas, gestos, artesanías, fórmulas culinarias,narraciones...1, corren hoy el peligro de perder su tierra, su lengua, su memoria, sus

saberes, su identidad específica, su dignidad. 7o me refiero $nicamente a las sociedades que están desde siempre muyapartadas de las grandes corrientes de la ?istoria, sino a innumerablescomunidades humanas de (ccidente y de (riente, del 7orte como del ur, en lamedida en que todas tienen sus singularidades. A mi modo de "er, no se trata defi-arlas en un momento dado de su desarrollo, y a$n menos de con"ertirlas enatracciones de feriaE se trata de conser"ar nuestro patrimonio com$n deconocimientos y acti"idades, en toda su di"ersidad y en todas las latitudes, desde

*ro"en+a hasta orneo, desde Luisiana hasta la Ama+oníaE se trata de dar a todoslos seres humanos la posibilidad de "i"ir plenamente en el mundo de hoy, de sacarpro"echo plenamente de todos los a"ances t%cnicos, sociales e intelectuales sin que



pierdan por ello su memoria específica ni su dignidad.

D*or qu% habríamos de preocuparnos menos por la di"ersidad de culturashumanas que por la di"ersidad de especies animales o "egetalesD #se deseonuestro, tan legítimo, de conser"ar el entorno natural, Dno deberíamos e<tenderlo

tambi%n al entorno humanoD 'esde el punto de "ista tanto de la naturale+a comode la cultura, nuestro planeta sería muy triste si sólo hubiera en %l especies 0$tiles0,más otras cuantas que nos parecieran 0decorati"as0 o que hubieran adquirido un"alor simbólico.

Al e"ocar todos esos aspectos de la cultura humana se pone claramente demanifiesto que %sta obedece simultáneamente a dos lógicas distintas/ la de laeconomía, que cada "e+ tiende más a una competencia sin obstáculos, y la de laecología, que es de "ocación protectora. La primera, ob"iamente, es propia de los

tiempos que corren, pero la segunda tendrá siempre su ra+ón de ser. ?asta en lospaíses más partidarios de la libertad económica absoluta se promulgan leyesprotectoras para e"itar, por e-emplo, que un encla"e natural sea destro+ado por lospromotores inmobiliarios. #n el caso de la cultura hay que recurrir a "eces a esosmismos procedimientos para tomar precauciones, para e"itar lo irreparable.

*ero esas medidas no pueden ser más que una solución pro"isional. A largo pla+oserá necesario que tomemos el rele"o nosotros, los ciudadanosE la batalla por ladi"ersidad cultural se ganará cuando estemos dispuestos a mo"ili+arnos

intelectual, afecti"a y materialmente para defender una lengua en peligro dedesaparición con tanta con"icción como para impedir la e<tinción del panda o delrinoceronte.

#ntre los di"ersos elementos que definen una cultura, y una identidad, he citadosiempre la lengua, aunque no he insistido en que no se trata de un elemento más.Llegados a la $ltima parte del libro, es qui+ás el momento adecuado para separarlade los demás y concederle el lugar que merece.

'e todas las pertenencias que ate soramos, la lengua es casi siempre una de las

más determinantes. Al menos tanto como la religión, de la que ha sido una especiede ri"al a lo largo de la ?istoria aunque a "eces ha sido tambi%n su aliada. uandodos comunidades hablan lenguas distintas, su religión com$n no es suficiente paraunirlas 1católicos flamencos y "alones, musulmanes turcos, @urdos o árabes, etc.1Etampoco la unidad lingGística, por otra parte, garanti+a hoy en osnia lacoe<istencia entre ortodo<os serbios, católicos croatas y musulmanes. #n todas laspartes del mundo, muchos estados que se for-aron en torno a una lengua com$n sedesintegraron despu%s por causa de querellas religiosas, y muchos otros, for-ados

en torno a una religión com$n, fueron despeda+ados por querellas lingGísticas. #sto en cuanto a la ri"alidad. Al mismo tiempo, no cabe duda de que se han te-ido



0alian+as0 seculares, por e-emplo entre el islam y la lengua árabe, entre la Iglesiacatólica y el latín, entre la iblia de Lutero y el alemán. ! si los israelíes son hoy unanación, no es sólo por el "ínculo religioso que los une, por muy fuerte que sea, sinotambi%n porque han conseguido dotarse, con el hebreo moderno, de una aut%nticalengua nacionalE una persona que "i"iera cuarenta a&os en Israel sin entrar ni una

sola "e+ en una sinagoga no se encontraría, de entrada, al margen de la comunidadnacionalE no podríamos decir lo mismo de alguien que "i"iera cuarenta a&os en elpaís sin querer aprender hebreo. ! sucede lo mismo en muchos otros países, entodas las +onas del mundo, y no hacen falta largos argumentos para constatar queun hombre puede "i"ir sin tener ninguna religión, pero no, e"identemente, sintener ninguna lengua.

(tra obser"ación igualmente ob"ia pero que con"iene recordar cuandocomparamos estos dos grandes componentes de la identidad es que la religión tiene

"ocación de e<clusi"idad, y la lengua no. #s posible hablar simultáneamente elhebreo, el árabe, el italiano y el sueco, pero no es posible ser al mismo tiempo

-udío, musulmán, católico y luteranoE además, aun cuando una persona seconsiderara creyente de dos religiones a la "e+, esa actitud no sería aceptable paralos demás.

on esta lapidaria comparación entre religión y lengua no pretendo establecer unaprimacía, ni una preferencia. Fuiero solamente llamar la atención sobre el hecho deque la lengua tiene la mara"illosa particularidad de que es a un tiempo factor deidentidad e instrumento de comunicación. *or eso, y contrariamente al deseo queformulaba en el caso de la religión, e<traer lo lingGístico del ámbito de la identidadno me parece ni factible ni con"eniente. #s "ocación de la lengua seguir siendo ele-e de la identidad cultural, y la di"ersidad lingGística el e-e de toda di"ersidad.

Aunque no es mi intención estudiar con detalle un fenómeno tan comple-o comolas relaciones entre los seres humanos y las lenguas, sí me parece importantemencionar, en el marco tan delimitado de este ensayo, algunos aspectos que ata&enconcretamente al concepto de identidad.

*ara constatar, en primer lugar, que todo ser humano siente la necesidad de teneruna lengua como parte de su identidadE esa lengua es unas "eces com$n a cientosde millones de personas, otras solo a algunos miles, y poco importaE a este ni"el, lo$nico que cuenta es el sentimiento de pertenencia. 6odos necesitamos ese "ínculopoderoso y tranquili+ador.

7ada hay más peligroso que tratar de cortar el maternal cordón que une a unhombre con su lengua. uando se corta, o se perturba gra"emente, ello afecta de

manera desastrosa a su personalidad entera. #l fanatismo que ensangrienta Argeliase e<plica por una frustración que está a$n más ligada a la lengua que a la religiónE=rancia apenas intentó con"ertir al cristianismo a los musulmanes argelinos, pero sí



quiso sustituir su lengua por el franc%s, de manera e<pediti"a, y sin concederles acambio una aut%ntica ciudadaníaE por cierto, nunca he entendido cómo un #stadoque se decía laico podía designar a algunos de sus nacionales como 0francesesmusulmanes0 y pri"arlos de parte de sus derechos por la $nica ra+ón de que erande otra religión...

*ero cierro rápidamente el par%ntesis, pues no era más que un trágico e-emplocomo hay muchosE no tendría espacio suficiente para describir con pormenorestodo lo que han de soportar los seres humanos, a$n hoy y en todos los países, por elsolo hecho de que se e<presan en una lengua que suscita a su alrededordesconfian+a, hostilidad, desprecio o burla.

#s esencial que se estable+ca claramente, sin la menor ambigGedad, y que se "igilesin descanso el derecho de todo ser humano a conser"ar su lengua propia y a

utili+arla con plena libertad. #sa libertad me parece a$n más importante que lalibertad religiosaE %sta ampara a "eces doctrinas que son hostiles a la libertad ycontrarias a los derechos fundamentales de las mu-eres y los hombresE yopersonalmente tendría escr$pulos en defender el derecho de e<presión de quienesabogan por la supresión de las libertades y por di"ersas doctrinas de odio ysometimientoE a la in"ersa, proclamar el derecho de toda persona a hablar sulengua no debería suscitar ninguna "acilación de esa naturale+a.

Lo que no quiere decir que ese derecho sea siempre fácil de lle"ar a la práctica.

Una "e+ enunciado el principio, queda por hacer lo más importante. D*uede todo elmundo rei"indicar el derecho de ir a una administración y hablar su lengua propiacon la seguridad de que lo "a a entender el funcionario que está en la "entanillaDUna lengua que ha estado mucho tiempo oprimida, o al menos desatendida, Dpuede legítimamente reafirmar su presencia a costa de las otras, y con el riesgo deinstaurar otro tipo de discriminaciónD #"identemente, no se trata aquí de e<aminarlos diferentes casos particulares, que se cuentan por centenares, de *a@istán aFuebec, de 7igeria a atalu&aE se trata de entrar con sentido com$n en una %pocade libertad y de serena di"ersidad, de-ando atrás las in-usticias que se hancometido sin sustituirlas por otras, por otras e<clusiones, por otras intolerancias, yreconociendo a todos el derecho de hacer coe<istir, en su identidad, la pertenencia a"arias lenguas.

laro está que no todas las lenguas nacieron iguales. *ero dir% de ellas lo que digode las personas, y es que todas tienen el mismo derecho a que se respete sudignidad. 'esde el punto de "ista de la necesidad de identidad, el ingl%s y elisland%s desempe&an e<actamente el mismo papelE y es cuando contemplamos laotra función de la lengua, la de instrumento de relación entre las personas, cuandode-an de ser iguales.



8oy a dedicar unas páginas a esa desigualdad de las lenguas, por una ra+ón queme toca de cerca y que ya he tenido ocasión de mencionar/ en =rancia, cuando

percibo en algunas personas una inquietud por la marcha del mundo, reticenciasante tal o cual inno"ación tecnológica, ante esta o aquella moda intelectual, "erbal,musical o alimentaria, cuando obser"o signos de pusilanimidad, de e<cesi"anostalgia o incluso de retrógrado apego al pasado, compruebo que esaspreocupaciones están ligadas, de un modo u otro, a un resentimiento ante elcontinuo a"ance del ingl%s y a su actual condición de lengua internacionaldominante.

#n determinados aspectos, esa actitud parece específicamente francesa.

omo la propia =rancia tenía ambiciones uni"ersales en lo que toca a la lengua, fuela primera en padecer la e<traordinaria ascensión del ingl%sE para los países que notenían 1o que habían de-ado de tener1 esas esperan+as, el problema de las relacionescon la lengua dominante no se plantea en los mismos t%rminos, pero C"aya si seplanteaC 6anto en los más peque&os como en los más grandes. 8ol"amos al caso delisland%s, en el que, con sus trescientos mil hablantes escasos, parece que los datosdel problema son bien sencillos/ todos los habitantes de la isla hablan su lenguaentre ellos, y para los contactos con el e<tran-ero les interesa saber bien ingl%s. 'a la

impresión de que cada lengua tiene su espacio propio, claramente delimitadoE nohay ri"alidad en el e<terior, pues el island%s no ha sido nunca una lengua deintercambios internacionalesE y tampoco la hay en el interior, pues a ninguna madreislandesa se le ocurriría hablarle a su hi-o en ingl%s.

*ero las cosas se complican cuando nos acercamos al "asto territorio del acceso alsaber. Islandia se "e obligada a hacer constantes y costosos esfuer+os para que sus

-ó"enes sigan leyendo en island%s, y no en ingl%s, lo que se publica en el resto delmundo.

i no lo hace, si se rela-a la "igilancia, si se limita a de-ar actuar a la ley de losn$meros y a la ley del mercado, en poco tiempo la lengua nacional sólo ser"irá paralos usos dom%sticos, su ámbito se reducirá y acabará por con"ertirse en un "ulgardialecto local. *ara que el island%s siga siendo una lengua en el pleno sentido de lapalabra, y un elemento esencial de la identidad, el camino que se ha de seguir no ese"identemente el de plantar cara al ingl%s, batalla que estaría perdida de antemano,sino el del compromiso de todos con el mantenimiento y desarrollo de la lenguanacional, y tambi%n con el mantenimiento y el refor+amiento de las relaciones conlas demás lenguas.

uando en Internet recorremos los sitios islandeses 1que deben de figurar, en



relación con el n$mero de habitantes, entre los más numerosos del mundo1comprobamos tres cosas/ que prácticamente todos están en island%sE que en lamayoría se ofrece la opción de pasar con una sola tecla a la "ersión en ingl%s y queen "arios de ellos se ofrece asimismo la posibilidad de una tercera lengua, que sueleser el dan%s o el alemán. *ersonalmente me gustaría que se ofrecieran además otras

lenguas, y de manera más sistemática, pero creo que el camino que han tomado essensato.

)e e<plico/ que para comunicarnos con el resto del planeta hoy sea necesariosaber bien ingl%s es una e"idencia que sería in$til discutirE pero sería igualmentein$til pretender que el ingl%s es suficiente. Aun cuando responda a la perfección aalgunas de nuestras necesidades actuales, hay otras a las que no respondeE sobretodo a la necesidad de identidad...

*ara los estadounidenses, los ingleses y algunos otros, el ingl%s forma parte de suidentidad, claro está, pero para el resto de la humanidad, es decir, para nue"ed%cimas partes de nuestros contemporáneos, no puede cumplir esa función, y seríapeligroso hacer que la cumpliera sal"o que queramos crear legiones de personasdescentradas, e<tra"iadas, de dislocada personalidad. *ara que una persona puedasentirse cómoda en el mundo actual es esencial que no se la obligue, para entrar en%l, a abandonar la lengua que forma parte de su identidad.

7adie debería "erse for+ado a 0e<patriarse0 mentalmente cada "e+ que abre un

libro, cada "e+ que se sienta ante una pantalla, cada "e+ que discute o refle<iona.6odos los seres humanos deberíamos poder apropiarnos de la modernidad, enlugar de tener constantemente la sensación de pedírsela prestada a otros.

Además, y %se es el aspecto que me parece más importante subrayar hoy, ya no basta con la lengua propia, la que forma parte de la identidad, y la lengua mundial.7o pueden quedarse ahí los que tienen los medios, la edad y la capacidadnecesarias. Fue un franc%s y un coreano puedan comunicarse en ingl%s cuandoestán -untos, y discutir, y hacer negocios, constituye sin duda un a"ance en relación

con el pasadoE pero que un franc%s y un italiano sólo puedan hablarse en ingl%s esindiscutiblemente un retroceso, y un empobrecimiento de su relación.

Fue en una biblioteca de )adrid haya muchos lectores capaces de apreciar a=aul@ner o a teinbec@ en ingl%s es algo magníficoE pero sería lamentable que undía, en esa misma biblioteca, ya no quedara nadie capa+ de leer a =laubert, )usil,*ush@in o trindberg en su idioma original.

'e estas obser"aciones trato de sacar una conclusión que es a mi -uicio fundamental/ en el caso de las lenguas, y aun en contra de lo que parece,limitarse al mínimo estrictamente necesario sería contrario al espíritu de nuestrotiempo. #ntre la lengua propia y la lengua mundial hay mucho espacio, un espacio



inmenso que hemos de saber llenar...

*ara ilustrar mi tesis pondr% esta "e+ un e-emplo sumamente comple-o, y deenormes consecuencias/ el de la Unión #uropea. 6enemos una serie de países, cadauno con su propia trayectoria histórica, con su propia irradiación cultural, que se

han empe&ado en lograr la con"ergencia de sus destinos. 'entro de cincuenta a&os,Destarán federados, confederados, irre"ersiblemente unidos, o por el contrariodispersosD De e<tenderá la Unión hacia la #uropa oriental, hacia el )editerráneo, yhasta dóndeD Domprenderá los alcanesD D#l )agrebD D6urquíaD D(riente*ró<imoD D#l áucasoD 'e las respuestas a estas preguntas dependerán muchascosas en el mundo "enidero, como por e-emplo las relaciones entre las di"ersasci"ili+aciones, entre las di"ersas religiones 1el cristianismo, el islam y el -udaísmo.*ero cualquiera que sea el futuro de la construcción europea, cualesquiera que seanla forma de la Unión y los países que la integren, hay una cuestión que ya nos

planteamos hoy y que seguirán planteándose muchas generaciones/ Dcómo mane-arla multiplicidad lingGística, cómo mane-ar una situación con decenas de lenguasD#n muchas otras esferas se unifica, se adapta, se normali+a, al precio que seaE en%sta, sigue reinando la mayor precaución. #l día de ma&ana podría haber incluso,además de la moneda $nica y de una legislación unificada, un mismo e-%rcito, unamisma policía y un mismo gobiernoE pero si se intenta de-ar fuera a la másminoritaria de las lenguas, se desencadenarán las reacciones más pasionales, másincontrolables. *ara e"itar la tragedia es preferible, por alto que sea el coste,

traducir, traducir y traducir...#ntretanto se está produciendo una unificación de hecho, una unificación 1irritantepara muchos1 que no ha sido decidida por nadie, sino impuesta por las realidadescotidianas. uando se re$nen para tomar una copa, un italiano, un alemán, unsueco y un belga, sean estudiantes, periodistas, hombres de negocios, sindicalistas ofuncionarios, tienen que recurrir a una lengua com$n. i la construcción europea sehubiera hecho cien a&os antes, cincuenta incluso, esa lengua habría sido el franc%sEhoy es el ingl%s.

De logrará conciliar indefinidamente esas dos e<igencias imperati"as, es decir, la"oluntad de que cada cual conser"e su identidad específica y la necesidad de quelos europeos hablen entre sí y se comuniquen en todo momento, con los menoresescollos posiblesD *ara salir de ese dilema, para e"itar que dentro de unos a&os seprodu+can unos conflictos lingGísticos que serían amargos y sin salida, no bastacon de-ar que las cosas sigan como están, pues sabemos muy bien lo que eso "a asignificar.

#l $nico camino posible es el de una acción deliberada que consolide la di"ersidadlingGística, que la incorpore a las costumbres, partiendo de una idea nadacomplicada/ es ob"io que, hoy, todo el mundo necesita tres idiomas. #l primero es



el que forma parte de su identidadE el tercero, el ingl%s. #ntre ambos, esimprescindible fomentar el conocimiento de un segundo idioma, librementeelegido, que sería las más de las "eces, aunque no siempre, otro idioma europeo.*ara cada uno de nosotros ese segundo idioma sería, desde la escuela, la principallengua e<tran-era, pero sería tambi%n mucho más que eso, sería la lengua del

cora+ón, la lengua adopti"a, la lengua elegida, la lengua amada...

7os podemos preguntar si el día de ma&ana las relaciones entre Alemania y=rancia estarán en manos de los angloparlantes de uno y otro país o en las de losalemanes francoparlantes y los franceses germanoparlantes. 7o debería haberdudas sobre la respuesta. ! lo mismo podríamos decir de las relaciones entre#spa&a e Italia, o entre otros socios europeos. astaría con un poco de sentidocom$n, un poco de lucide+, un poco de "oluntad, para que las corrientes deintercambio, sea comercial, cultural o de otra naturale+a, est%n principalmente en

manos de los que sienten un inter%s especial por el otro interlocutor y así lo handemostrado comprometi%ndose seriamente con su cultura 1eligiendo su lenguaEsólo ellos pueden dar un gran impulso a esa relación.

?abría así, en los a&os "enideros, -unto a los 0generalistas0 que sabrían$nicamente su lengua materna e ingl%s, otros 0especialistas0 que tendrían, ademásde ese baga-e mínimo, su lengua fa"orita para comunicarse, una lengua quehabrían elegido libremente conforme a sus afinidades indi"iduales y mediante lacual lograrían su desarrollo personal y profesional. iempre será una importantedes"enta-a no saber ingl%s, pero lo será tambi%n, y cada "e+ más, saber $nicamenteingl%s.

Incluidos los que tienen el ingl%s como lengua materna.

onser"ar la lengua propia, no de-ar nunca que se quede atrás, para que los que lahablan no se "ean obligados a abandonarla si quieren acceder a lo que les proponela ci"ili+ación actualE generali+ar sin reser"as la ense&an+a del ingl%s, terceralengua, e<plicándoles sin descanso a los -ó"enes hasta qu% punto es a la "e+

necesaria e insuficienteE fomentar, al mismo tiempo, la di"ersidad lingGística,tender a que haya en cada país, mucha gente que domine el espa&ol, el franc%s, elportugu%s, el alemán, y tambi%n el árabe, el -apon%s, el chino y otras cien lenguas enlas que la especiali+ación es más infrecuente, y por tanto más "aliosa tanto para elinteresado como para la colecti"idadE tal me parece que es el camino de la sensate+para quien desee e<traer del formidable desarrollo de las comunicaciones unenriquecimiento a todos los ni"eles, no empobrecimiento, no desconfian+agenerali+ada, no confusión en los espíritus.

7o negar% que la orientación que estoy sugiriendo para preser"ar la di "ersidadcultural e<ige una cierta dosis de "oluntariedad. *ero si nos ahorramos eseesfuer+o, si de-amos que las cosas sigan yendo por donde "an hoy, y si la



ci"ili+ación uni"ersal que se está fraguando ante nuestros o-os siguemanifestándose, en el futuro, como una ci"ili+ación esencialmente americana, oincluso esencialmente occidental, creo que todo el mundo saldrá perdiendo.#stados Unidos, porque perdería una buena parte del planeta, que soporta mal laactual relación de fuer+asE los que representan a las culturas no occidentales,

porque perderían gradualmente todo lo que constituye su ra+ón de ser, y se "eríanarrastrados a una rebelión sin salidaE y, qui+ás más que nadie, #uropa, que perderíaen los dos campos, pues sería la primera meta de los que se sintieran e<cluidos altiempo que sería incapa+ de mantener su propia di"ersidad lingGística y cultural.



5

6endría que haberle dado a este ensayo un título doble/ identidades asesinas, ocómo domesticar a la pantera.

D*or qu% a la panteraD *orque mata si se la persigue, mata si se le da rienda suelta,pero lo peor es de-arla escapar en la naturale+a despu%s de haberla herido. *erotambi%n a la pantera porque, precisamente, se la puede domesticar.

#sto es en cierto modo lo que he pretendido decir en este libro con respecto aldeseo de identidad. Fue no debemos con"ertirlo en ob-eto ni de persecución ni decondescendencia, sino que hemos de obser"arlo, estudiarlo con serenidad,comprenderlo, y despu%s amansarlo, domesticarlo, pues de lo contrario no

podremos e"itar que el mundo se con"ierta en una -ungla, que el futuro se aseme-ea las peores imágenes del pasado, que dentro de cincuenta o de cien a&os nuestroshi-os se "ean obligados toda"ía a asistir, impotentes como nosotros hoy, amatan+as, e<pulsiones y otras formas de 0depuración0 1a asistir a ellas y, enocasiones, a padecerlas.

! me he impuesto el deber de decir, cada "e+ que siento la necesidad de hacerlo,por qu% medios se puede tener controlada a la 0pantera0. 7o es que est% enposesión de unas "erdades que me lo permitanE sólo que me parecería

irresponsable, una "e+ metido en esta refle<ión, limitarme a hacer "otos y enumerarimperati"os. 6enía tambi%n que se&alar, al hilo de las páginas, qu% caminos meparecen prometedores y qu% otros creo que están bloqueados.

in embargo, este libro no es una lista de remediosE tratándose de realidades tancomple-as, y tan distintas, no hay ninguna fórmula que pueda trasladarse sin másde un país a otro.

?e empleado deliberadamente la palabra 0fórmula0. #n el Líbano aparececontinuamente en las con"ersaciones para dise&ar el sistema de reparto del poder

entre las numerosas comunidades religiosas. 'esde mi primera -u"entud la "engooyendo a mi alrededor, en ingl%s, en franc%s, y sobre todo en árabe, sigha, t%rminoque e"oca el traba-o de los orfebres.

#n lo que tiene de más singular, la 0fórmula libanesa0 merecería por sí sola largase<plicaciones, pero quiero traer ahora a colación precisamente su aspecto menossingular, más e-emplar, más re"elador. 7o el in"entario de una "eintena decomunidades 1denominadas a$n 0confesiones01 con sus itinerarios propios, susmiedos seculares, sus sangrientas disputas y sus sorprendentes reconciliaciones,

sino simplemente la idea fundadora, seg$n la cual el respeto de los equilibrios debegaranti+arse mediante un minucioso sistema de cupos.



*ara e<plicar me-or mis intenciones, comen+ar% por esta pregunta/

cuando los habitantes de un país empie+an a tener la sensación de que pertenecen acomunidades distintas 1religiosas, lingGísticas, %tnicas, raciales, tribales o de otro

tipo1, Dcómo hay que 0mane-ar0 esa realidadD D?ay que tener en cuenta esaspertenenciasD D! hasta qu% puntoD D( por el contrario hay que ignorarlas, hacercomo si no e<istieranD #l abanico de respuestas es amplio.

La que idearon los fundadores de Líbano moderno es, sin duda, una opcióne<trema. #s respetable en su reconocimiento formal de las m$ltiples comunidades,pero lle"a hasta el e<ceso la lógica de esa actitud. *odría haber sido e-emplar, perose ha con"ertido en todo lo contrario. #n gran parte debido a las comple-asrealidades de (riente *ró<imo, pero en parte tambi%n debido a las deficiencias de

la propia fórmula, a sus rigideces, sus trampas, sus incoherencias.

7o por ello, sin embargo, hemos de condenar la e<periencia en su con-unto. ?eempe+ado por decir 0respetable0 porque lo es haber concedido un sitio a cadacomunidad en "e+ de de-ar todo el poder en manos de una de ellas, sentenciando alas demás a someterse o desaparecerE es respetable asimismo haber ideado unsistema de sutiles equilibrios que ha fa"orecido la eclosión de las libertades y eldesarrollo de las artes en una región en la que predominan los estados de religión$nica de ideología $nica, de partido $nico o de lengua $nica y en la que los que no

han tenido la fortuna de nacer en el lado bueno de la di"isoria que separa a lascomunidades no tienen más opciones que la sumisión, el e<ilio o la muerte. *ortodas esas ra+ones, sigo y seguir% diciendo que, pese a sus fracasos, la e<periencialibanesa es para mí más estimable que otras e<periencias de (riente *ró<imo y deotros sitios que no han desembocado en una guerra ci"il o que no lo han hechotoda"ía pero que han basado su relati"a estabilidad en la represión, la opresión, la0depuración0 solapada y la discriminación de hecho.

*ese a haber nacido de una idea respetable, la fórmula libanesa se per"irtió. =ue

una des"iación e-emplar en el sentido de que pone claramente de manifiesto loslímites del sistema de cupos, y de toda "isión 0comunitarista0.

La primera preocupación de los 0in "entores0 de la fórmula libanesa era e"itar que,en unas elecciones, se encontraran frente a frente un candidato cristiano y otromusulmán, y que entonces cada comunidad se mo"ili+ara espontáneamente enapoyo de 0su hi-o0E la solución que se adoptó fue repartir por anticipado losdiferentes puestos, de manera que no se produ-era nunca una confrontación entredos comunidades, sino entre candidatos pertenecientes a la misma comunidad. #s,en teoría, una idea ingeniosa y sensata.

*ero cuando empe+ó a aplicarse a todos los ámbitos del poder, desde la presidencia



de la Rep$blica hasta el *arlamento y la función p$blica, lo que sucedió en realidades que cada puesto importante pasó a ser C0propiedad0 de una sola comunidadC #nmi -u"entud alc% muchas "eces mi "o+ contra ese sistema aberrante en el que, entredos candidatos a desempe&ar una función, no se elegía al más competente, sino aaquel cuya comunidad 0tenía derecho0 a ese puesto. A$n hoy, cuando se me brinda

la ocasión, reacciono del mismo modo. La $nica diferencia es que cuando teníadiecinue"e a&os me habría gustado sustituir ese sistema por cualquier otro. A loscuarenta y nue"e, sigo pensando que debería sustituirse, pero no por cualquiercosa.

Al escribir estas líneas estoy mirando un poco más allá de Líbano.

Aunque el sistema que se ha instaurado en este país ha resultado per"erso, no creoque haya que e<traer de esa realidad conclusiones a$n más per"ersas. omo por

e-emplo estimar que las sociedades integradas por m$ltiples comunidades 0noestán hechas para la democracia0, y que en ellas sólo un poder muy fuerte seríacapa+ de mantener la pa+ ci"il.

Incluso a algunos demócratas les oímos con frecuencia este tipo de discurso, quepretende ser 0realista0 aunque los acontecimientos de estos $ltimos a&os hayan"enido a contradecirlo. La democracia no siempre consigue resol"er los llamados0problemas %tnicos0, pero no se ha demostrado nunca que la dictadura obtengame-ores resultados. D( es que el r%gimen yu gosla"o de partido $nico era más

capa+ de mantener la pa+ ci"il que el multipartidismo liban%sD #s posible que, hacetreinta a&os, el mariscal 6ito pudiera parecer un mal menor, pues el mundo no "eíaentonces cómo se mataban entre si los distintos pueblos. ?oy hemos descubiertoque no se resol"ió, antes bien al contrario, ning$n problema de fondo.

6enemos a$n tan presente lo que acaba de ocurrir en la mayoría de los países delantiguo mundo comunista que no hace falta una larga e<posición.

*ero posiblemente no est% de más insistir en el hecho de que los poderes queimpiden cualquier forma de "ida democrática fa"orecen en realidad el

refor+amiento de las pertenencias tradicionalesE cuando en una sociedad se instalala sospecha, las $ltimas solidaridades que se mantienen son las más "isceralesE ycuando se ponen trabas a todas las libertades políticas, sindicales o acad%micas, loslugares de culto son los $nicos en los que la gente puede reunirse, puede discutir ysentirse unida frente a la ad"ersidad.

uántos entraron en el uni"erso so"i%tico siendo 0defensores del proletariado0 e0internacionalistas0 para salir de %l más 0religiosos0 y 0nacionalistas0 que nunca.on la distancia que nos ofrece el tiempo transcurrido, las dictadurassupuestamente 0laicas0 se muestran hoy como "i"eros del fanatismo religioso. Unlaicismo sin democracia es un desastre tanto para la democracia como para el



laicismo.

Aquí me quedo, pues Dde qu% sir"e insistir en esta refutaciónD *ara quien aspira aun mundo de libertad y de -usticia, la dictadura no es en ning$n caso una soluciónaceptable, y ni siquiera es necesario glosar concretamente su manifiesta

incapacidad para resol"er los problemas asociados a la pertenencia a una religión, auna etnia, o a la identidad. La elección sólo puede situarse en el marco de lademocracia.

Lo $nico es que, dicho esto, no he a"an+ado demasiado. *ues no basta con decir0democracia0 para que se instale la coe<istencia en armonía. ?ay de mocracias ydemocracias, y aquí las des"iaciones no son menos da&inas que las de la dictadura.?ay dos caminos que me parecen especialmente peligrosos para la sal"aguardia dela di"ersidad cultural y para el respeto de los principios fundamentales de la propia

democracia/ por supuesto, el del sistema de cupos lle"ado hasta el absurdo, ytambi%n el del sistema opuesto, el de un sistema que no respete más que la ley delos n$meros, sin cautela alguna.

#n el caso del primero de esos dos caminos, el e-emplo liban%s es e"identementeuno de los más re"eladores, aunque no es el $nico. e reparte el poder entre lascomunidades, de manera pro"isional se nos dice, con la esperan+a de mitigar lastensiones, de ir lle"ando a la gente, poco a poco, hacia un sentimiento depertenencia a la 0comunidad nacional0. *ero la lógica del sistema "a en una

dirección muy distinta/ desde el momento en que se reparte el 0pastel0, cadacomunidad tiende a pensar que la porción que le ha tocado es demasiado peque&a,que es "íctima de una flagrante in-usticia, y siempre hay políticos que hacen de eseresentimiento un tema permanente de su propaganda.

*oco a poco, los dirigentes que no se entregan a la demagogia se "an "iendomarginados. e refuer+a entonces, en "e+ de debilitarse, el sentimiento depertenecer a las di"ersas 0tribus0, y retrocede, hasta desaparecer o casi, elsentimiento de pertenecer a la comunidad nacional. iempre con amargura, y a

"eces con un ba&o de sangre. i nos situamos en la #uropa occidental, el resultadoes %lgicaE si lo hacemos en (riente *ró<imo, es Líbano.

#stoy simplificando un poco, pero es hacia esa situación hacia la que se tiendedesde el momento en que se franquea, cuando se abordan los problemas 0%tnicos0,una cierta línea, la que permite que las pertenencias comunitarias se transformen enidentidades de sustitución en "e+ de englobarlas en una identidad nacionalredefinida y ampliada.

Reconocer, en el seno de la colec ti"idad nacional, la pertenencia a "arias cosas1una lengua, una religión, una región, etc.1 puede muchas "eces mitigar lastensiones, y sanear las relaciones entre los di"ersos grupos de ciudadanosE pero es



un proceso delicado que no se puede poner en marcha a la ligera, porque hace faltamuy poco para que produ+ca el efecto contrario del que se persigue. e pretendíafa"orecer la integración de una comunidad minoritaria y se descubre, "einte a&osdespu%s, que se la ha confinado en un gueto del que ya no consigue salirE y que en"e+ de sanear el clima entre los di"ersos grupos de ciudadanos, se ha instaurado un

sistema de demagogias, de recriminaciones y de ásperas rei"indicaciones que ya nopodrá pararse, con políticos que han hecho de ello su ra+ón de ser y su negocio.

6oda práctica discriminatoria es peligrosa, incluso cuando con ella se pretendefa"orecer a una comunidad que ha sufrido. 7o sólo porque así se sustituye unain-usticia por otra, y se refuer+a el odio y la sospecha, sino tambi%n por una ra+ónde principio que a mi -uicio es a$n más gra"e/

mientras el sitio de una persona en una sociedad contin$e dependiendo de su

pertenencia a esta o aquella comunidad, se seguirá perpetuando un sistemaper"erso que ine"itablemente hará más profundas las di"isionesE si se pretendereducir las desigualdades, las in-usticias, las tensiones raciales, %tnicas, religiosas ode otro tipo, el $nico ob-eti"o ra+onable, el $nico ob-eti"o honorable, es que cadaciudadano sea tratado como un ciudadano de pleno derecho, cualesquiera que seansus pertenencias. #se hori+onte no puede alcan+arse de la noche a la ma&ana, porsupuesto, pero ello no -ustifica que se tire del carro en la dirección contraria.



;

Los descarríos del sistema de cupos y del 0comunitarismo0 han pro"ocado tantosdramas, en di"ersas regiones del mundo, que parecen dar la ra+ón a la actitud

contraria, la que prefiere ignorar las diferencias y remitirse, en todas las cosas, al -uicio supuestamente infalible de la mayoría.

A primera "ista, esta posición refle-a aparentemente el sentido democrático puro/que entre los ciudadanos haya musulmanes, -udíos, cristianos, negros, asiáticos,hispanos, "alones, flamencos... es algo que se quiere ignorar, pues Ctodos tienen"oto en las elecciones, y no hay me-or ley que la del sufragio uni"ersalC #l problemade esta "enerable 0ley0 es que de-a de funcionar correctamente en cuanto el

cielo se llena de negros nubarrones.#n la Alemania de comien+os de los a&os "einte, el sufragio uni"ersal ser"ía paraformar coaliciones gubernamentales que refle-aban el estado de la opiniónE acomien+os de los treinta, ese mismo sufragio uni"ersal, e-ercido en un clima decrisis social aguda y de propaganda racista, condu-o a la abolición de lademocraciaE cuando el pueblo alemán pudo "ol"er a e<presarse con serenidadhabía ya decenas de millones de muertos. La ley de la mayoría no es siempresinónimo de democracia, libertad e igualdadE a "eces es sinónimo de tiranía,

sometimiento y discriminación. uando una minoría está oprimida, la libertad de "oto no la saca necesariamentede su opresión, e incluso es posible que agra"e su situación. ?ay que ser muyingenuo 1o, a la in"ersa, muy cínico1 para sostener que, al de-ar el poder a unafacción mayoritaria, se reducen los sufrimientos de las minorías. e estima que, enRuanda, los hutus representan alrededor del no"enta por ciento de la población, yel die+ por ciento los tutsis. Unas elecciones 0libres0 serían hoy lo mismo que uncenso %tnico, y si se tratara de aplicar la ley de la mayoría sin ninguna cautela, se

llegaría ine"itablemente a una matan+a, o a una dictadura. 7o he citado este e-emplo al a+ar.

i e<aminamos un poco más de cerca el debate político que acompa&ó a lasmatan+as de 3445 obser"aremos que en todo momento los fanáticos decían actuaren nombre de la democracia, lle gando incluso a comparar su le"antamiento con laRe"olución =rancesa de 3:H4, y el e<terminio de los tutsis, con la eliminación deuna casta de pri"ilegiados, como habían hecho Robespierre y sus amigos en la%poca en que reinaba la guillotina. Incluso algunos sacerdotes católicos se de-aron

con"encer de que debían ponerse 0del lado de los pobres0 y 0entender su cólera0,hasta el e<tremo de hacerse cómplices de un genocidio.



i tal argumentación me preocupa no es sólo porque trate de ennoblecer eldespreciable gesto del que siega "idas humanas, sino tambi%n porque pone demanifiesto cómo pueden 0des"iarse0 los más nobles principios. Las matan+as%tnicas se lle"an a cabo siempre con los más hermosos prete<tos 1-usticia, igualdad,independencia, derechos de los pueblos, 1democracia, lucha contra los pri"ilegios.

Lo que ha ocurrido en "arios países estos $ltimos a&os debería hacernos desconfiarcada "e+ que un concepto de "ocación uni"ersal se utili+a en el marco de unconflicto relacionado con la identidad.

#ntre las comunidades humanas que sufren discriminación, algunas sonmayoritarias en su país, como sucedía en udáfrica hasta que se abolió el apartheid.*ero lo más frecuente es lo contrario/ son los minoritarios los que sufren, los que se"en pri"ados de sus derechos más elementales, los que "i"en constantemente elterror y la humillación. A quien "i"e en un país en el que da miedo confesar que

uno se llama *ierre, o )ahmoud, o aruch, y en el que esa situación e<iste desdehace cuatro generaciones, o cuarentaE a quien "i"e en un país en el que ni siquieraes necesaria esa 0confesión0 porque ya se lle"a en el rostro el color de lapertenencia, porque se forma parte de lo que en algunas +onas se llama 0lasminorías "isibles0, no le hacen falta largas e<plicaciones para entender que lost%rminos 0mayoría0 y 0minoría0 no siempre pertenecen al "ocabulario de lademocracia.

*ara que se pueda hablar de democracia es preciso que el debate ideo lógicopueda desarrollarse en un clima de relati"a serenidadE y para que unas eleccionestengan sentido, es necesario que el "oto fundamentado, el $nico que puedeconsiderarse una e<presión libre, haya sustituido al "oto automático, al "oto %tnico,al "oto fanático, al "oto por la identidad. uando se sit$a en una lógicacomunitarista, o racista, o totalitaria, el papel de los demócratas, en todas las partesdel mundo, ya no consiste en hacer pre"alecer las preferencias de la mayoría, sinoen hacer respetar los derechos de los oprimidos, si es necesario contra la ley de losn$meros.

#n la democracia, lo que es sagrado son los "alores, no los mecanismos.

Lo que ha de respetarse de manera absoluta y sin la menor concesión es la dignidadde los seres humanos, de todos los seres humanos, mu-eres, hombres y ni&os,cualesquiera que sean sus creencias y el color de su piel, y tambi%n cualquiera quesea su importancia num%ricaE las di"ersas legislaciones electorales deben adaptarsea esa e<igencia.

i el sufragio uni"ersal puede e-ercerse libremente sin que desemboque en

demasiada in-usticia, tanto me-orE si no, hay que tomar precauciones. #n unmomento u otro, todas las democracias tradicionales han recurrido a esas medidasde cautela. #n el Reino Unido, donde el "oto mayoritario es soberano, cuando se ha



querido resol"er el problema de la minoría católica en Irlanda del 7orte se hanideado fórmulas electorales diferentes, que no tienen en cuenta sólo la implacableley de los n$meros. #n =rancia se ha establecido hace poco, para órcega, dondeestá planteado un problema específico, una modalidad electoral regional que esdistinta de la que se aplica en el resto del país.

#n #stados Unidos, Rhode Island, con un millón de habitantes, tiene dos senadores,igual que los treinta millones de californianos 1una transgresión de la ley de losn$meros introducida por los padres fundadores para e"itar que los estados másgrandes aplastaran a los más d%biles.

)e gustaría "ol"er ahora, muy bre "emente, sobre udáfrica. *orque allí seesgrimió hace poco un eslogan que puede prestarse a confusión, el de ma-ority ruleo gobierno de la mayoría. #n el conte<to del apartheid era una simplificación

comprensible, siempre que se precisara, como hi+o entre otros 7elson )andela,que el ob-eti"o no era sustituir un gobierno blanco por un gobierno negro, nisustituir una discriminación por otra, sino dar a todos los ciudadanos, conindependencia de su origen, los mismos derechos políticos, la posibilidad de elegirlibremente a los dirigentes que más les gustaran, fueran de ascendencia africana,europea, asiática o mi<ta.

! nada impide pensar que un día un negro sea elegido presidente de los #stadosUnidos y un blanco presidente de udáfrica. 7o obstante, una posibilidad de ese

tipo sólo parece imaginable al cabo de un efica+ proceso de armoni+ación interna,de integración y de maduración, cuando finalmente cada candidato pueda ser -u+gado, por sus conciudadanos, por sus cualidades humanas y sus opiniones, nopor las pertenencias que ha heredado.

#s e"idente que aun no es el caso.

#n ning$n sitio, realmente. 7i en #stados Unidos, ni en udáfrica, ni en ning$notro lugar. Las cosas "an mucho me-or en unos países que en otrosE pero por muchoque busco en el mapamundi no encuentro ni uno solo en el que la pertenencia de

todos los candidatos a una religión o a una etnia les resulte indiferente a suselectores.

?asta en las democracias más antiguas se mantienen ciertas rigideces.

reo que hoy a$n sería difícil que un 0católico romano0 llegara a primer ministro enLondres. #n =rancia no hay pre-uicio alguno contra la minoría protestante, cuyosmiembros, creyentes o no, pueden aspirar a las más altas funciones sin que elelectorado tenga en cuenta nada que no sean sus m%ritos personales y sus opciones

políticasE en cambio, de las alrededor de seiscientas circunscripcionesmetropolitanas, ninguna ha elegido a un musulmán para la Asamblea 7acional.Las elecciones no hacen sino refle-ar la "isión que una sociedad tiene de sí misma y



de sus di"ersos componentes.

*ueden ayudar a establecer el diagnóstico, pero nunca son por sí solas el remedio.

Fui+ás no debería haberme referido tan e<tensamente, en las páginas anteriores, alos casos de Líbano, Ruanda, udáfrica o la antigua !ugosla"ia. Las tragedias quehan ensangrentado estos países en los $ltimos a&os han ocupado tanto espacio enlos medios de comunicación que todas las demás tensiones podrían parecer encomparación benignas, insignificantes incluso. in embargo 1Dhace falta insistirD1,no e<iste hoy ni un solo país donde no sea necesario refle<ionar sobre la forma deque puedan "i"ir -untas unas poblaciones distintas, sean locales o inmigradas. #ntodas partes hay tensiones, más o menos hábilmente contenidas, y que por logeneral tienden a agra"arse. )uchas "eces, además, el problema se plantea a "arios

ni"eles al mismo tiempoE en #uropa, por e-emplo, la mayoría de los #stados tiene ala "e+ problemas regionales o lingGísticos, problemas relacionados con la presenciade comunidades de inmigrados y tambi%n problemas 0continentales0, que son hoymenos gra"es pero que se irán manifestando a medida que a"ance la integración delos países de la Unión, pues tambi%n en ese caso habrá que organi+ar la 0"idacom$n0 de "eintitantas o treintaitantas naciones, cada una de ellas con su historia,su lengua y sus susceptibilidades propias.

?ay que mantener, claro está, el sentido de la proporción. 7o todas las fiebres son

anuncio de la peste.

*ero no hay tampoco ninguna fiebre ante la que podamos encogernos dehombros. DAcaso no nos preocupamos por la propagación de la gripe, no "igilamosconstantemente cómo e"olucionan los "irusD #s ob"io que no todos los 0pacientes0necesitan el mismo tratamiento.

#n algunos casos deben establecerse 0cautelas0 institucionales, y a "eces se precisaincluso, en los países que tienen 0antecedentes gra"es0, una super"isión acti"a de

la comunidad internacional, a fin de impedir las matan+as y las discriminaciones yde preser"ar la di"ersidad culturalE en la mayoría de los demás basta concorrecti"os más sutiles, orientados sobre todo a sanear el clima social e intelectual.*ero en todas partes se de-a sentir la necesidad de una refle<ión serena y globalsobre la me-or manera de domesticar a la bestia de la identidad.



#pílogo

A quienes me han seguido en mi trayecto hasta aquí no les e<tra&ará leer ahoraque, a mi entender, esa refle<ión debería partir de una idea central/ que todapersona pueda identificarse, aunque sea un poco, con el país en que "i"e y con elmundo actual. ! ello entra&a una serie de comportamientos, y de hábitos que hayque adquirir, tanto por parte de la persona misma como por parte de susinterlocutores, sean indi"iduos o colecti"idades.

e debería animar a todo ser humano a que asumiera su propia di"ersidad, a que

entendiera su identidad como la suma de sus di"ersas pertenencias en "e+ deconfundirla con una sola, erigida en pertenencia suprema y en instrumento dee<clusión, a "eces en instrumento de guerra. #specialmente en el caso de todas laspersonas cuya cultura de origen no coincide con la cultura de la sociedad en que"i"en, es necesario que puedan asumir, sin demasiados desgarros, esa doblepertenencia, que puedan mantener su apego a su cultura de origen, no sentirseobligados a disimularla como si fuera una enfermedad "ergon+ante, y abrirse enparalelo a la cultura del país de acogida.

Así formulado, este precepto parece referirse principalmente a los inmigrados,pero se refiere tambi%n a quienes, habiendo "i"ido siempre en el seno de unamisma sociedad, conser"an no obstante la+os afecti"os con su cultura de origen1estoy pensando por e-emplo en los negros de Am%rica, cuya denominación actual,0afroamericanos0, re"ela claramente lo que hay en ellos de doble pertenenciaE elprecepto se refiere asimismo a todos los que, por ra+ones religiosas, %tnicas,sociales o de otro tipo, se sienten 0minus"alorados0, se sienten 0aparte0, en la $nicapatria que han tenido nunca. *ara todos, poder "i"ir serenamente las di"ersas

pertenencias es esencial para su pleno desarrollo personal, y tambi%n para la pa+ci"il.

'el mismo modo, tambi%n las sociedades deberían asumir las m$ltiplespertenencias que han for-ado su identidad a lo largo de la ?istoria, y que a$nsiguen configurándolaE deberían hacer un esfuer+o para mostrar, a tra"%s desímbolos "isibles, que asumen su di"ersidad, de manera que cada ciudadano puedaidentificarse con lo que "e a su alrededor, pueda reconocerse en la imagen del paísen que "i"e y se sienta mo"ido a implicarse en %l en "e+ de quedarse, como tantas

"eces sucede, como un espectador inquieto y en ocasiones hostil. omo es lógico, no todas las pertenencias que un país reconoce en sí mismo tienen



id%ntica importancia, pues no se trata de proclamar una igualdad de fachada que anada correspondería, sino de afirmar la legitimidad de las di"ersas e<presiones. Atítulo de e-emplo, no hay duda de que, desde el punto de "ista religioso, =rancia esun país en el que la tra dición principal es la católica, pero ello no debería impedirque se reconociera tambi%n una dimensión protestante, una dimensión -udía, una

dimensión musulmana, y asimismo una dimensión 0"olteriana0, profundamenterecelosa con respecto a toda religiónE cada una de esas dimensiones 1y la lista no ese<hausti"a1 ha desempe&ado y sigue desempe&ando un papel significati"o en la"ida del país, y en la percepción profunda de su identidad.

#s cierto, por otra parte, que la lengua francesa posee asimismo una identidad dem$ltiples pertenenciasE latina al principio, sí, pero tambi%n germánica, c%ltica, conaportaciones africanas, antillanas, árabes, esla"as, y con otras influencias, másrecientes, que la enriquecen sin alterarla necesariamente.

7o he citado aquí más que el caso de =rancia, sobre el que por otra parte podríahaberme e<tendido mucho más. *or supuesto que cada sociedad tiene su propia ymuy singular representación de sí misma y de su identidad. *ara los países del7ue"o )undo, y en especial para #stados Unidos, reconocer que su identidad estáintegrada por pertenencias m$ltiples no plantea en principio ning$n problema,pues el país se formó mediante las aportaciones de inmigrantes llegados de todoslos continentes. *ero no todos esos inmigrantes llegaron en las mismas condiciones.Unos buscaban una "ida me-or, otros fueron secuestrados y lle"ados allí contra su"oluntad.

erá al t%rmino de un largo, larguísimo y difícil proceso, a$n inconcluso, cuandotodos los hi-os de inmigrantes, así como los descendientes de los que ya morabanallí en la %poca precolombina, podrán identificarse plenamente con la sociedad enque "i"en. *ero en este caso el problema no estriba tanto en el principio dedi"ersidad cuanto, sobre todo, en su aplicación práctica.

#n otros sitios, la cuestión de la identidad nacional se plantea de distinta manera.

#n #uropa (ccidental, que en la práctica se ha con"ertido entierra de inmigración pero que no se consideraba como tal por "ocación, hay

pueblos a los que toda"ía les cuesta concebir su identidad si no es remiti%ndosee<clusi"amente a su propia cultura. Así sucede sobre todo en los que han estadomucho tiempo di"ididos, o pri"ados de su independenciaE para esos países, lacontinuidad a lo largo de la ?istoria no la han garanti+ado un #stado o un territorionacional, sino los "ínculos culturales o %tnicos. 'icho esto, #uropa, tomada en sucon-unto, en la medida en que tiende hacia la unidad, tendrá e"identemente que

concebir su identidad como la suma de todas sus pertenencias lingGísticas,religiosas y de otro tipo.



i no rei"indica cada elemento de su historia, si no les dice con claridad a susfuturos ciudadanos que deben poder sentirse plenamente europeos sin de-ar de seralemanes, franceses, italianos o griegos, simplemente no podrá e<istir.

=or-ar la nue"a #uropa es for-ar una nue"a concepción de la identidad, para sí

misma, para cada uno de los países que la componen y un poco tambi%n para elresto del mundo.

?abría mucho que decir sobre este e-emplo, como sobre el de #stados Unidos ytantos otros, pero me resistir% a la tentación de entrar en los detalles y me limitar% amencionar simplemente un aspecto, a mi entender importante, del0funcionamiento0 de la identidad/ desde el momento en que nos integramos en unpaís o en un con-unto de países, como puede ser la #uropa unida, es ine"itablesentir unos ciertos la+os de parentesco con cada uno de los elementos que lo

componenE conser"amos, sin duda, una relación muy particular con nuestra culturapropia, y una cierta responsabilidad hacia ella, pero se te-en igualmente"inculaciones con los demás componentes.

'esde el momento en que un piamont%s se siente italiano, es ine"itable que seinterese por la historia de 8enecia y de 7ápoles, aun cuando reser"e una especialternura para 6urín y su pasado. 'el mismo modo, a medida que ese italiano se "ayasintiendo europeo, las trayectorias de Amsterdam o de LGbec@ le serán cada "e+menos indiferentes, cada "e+ menos a-enas. #s posible que se tarde dos o tres

generaciones, en determinados casos algo másE pero cono+co a -ó"enes europeosque se comportan ya como si el continente entero fuera su patria, y sus habitantessus compatriotas.

7o puedo e"itar, yo que rei"indico con "o+ bien alta todas mis di"ersaspertenencias, so&ar con un día en el que la región que me "io nacer siga ese mismocamino, de-ando atrás el tiempo de las tribus, el tiempo de las guerras santas, eltiempo de las identidades asesinas, para construir algo en com$nE sue&o con el díaen que podr% llamar 0patria0 a todo el (riente *ró<imo, igual que llamo así a

Líbano, a =rancia y a #uropa, y 0compatriotas0 a todos sus hi-os, musulmanes, -udíos y cristianos de todas las denominaciones y de todos los orígenes. !a es así enmi mente, que no de-a de especular y de mirar al futuroE pero me gustaría quealg$n día fuera así tambi%n en el terreno de lo real, y para todos.

ierro no de buen grado el par%ntesis para "ol"er a mi propósito inicial y reiterar,en el plano mundial, lo que ya he dicho con respecto a cada país/ habría que hacerlo posible para que nadie se sintiera e<cluido de la ci"ili+ación com$n que estánaciendo, para que todos pudieran hallar en ella su lengua de identidad y algunos

símbolos de su cultura propia, para que todos pudieran identificarse tambi%n enella, aunque sea un poco, con lo que "e surgir en el mundo que lo rodea en "e+ de buscar refugio en un pasado ideali+ado.



*aralelamente, todos deberían poder incluir en los que piensan que es suidentidad un componente nue"o, llamado a cobrar cada "e+ más importancia en elpró<imo siglo, en el pró<imo milenio/ el sentimiento de pertenecer tambi%n a laa"entura humana.

#sto es más o menos lo que quería decir acerca del deseo de identidad y de susdescarríos criminales. i era mi intención agotar la cuestión, no he pasado de losprimeros balbuceos, y a cada párrafo escrito me daban ganas de a&adir otros "einte.)e releo y no estoy seguro de haber acertado en estas páginas con el tononecesario 1ni demasiado frío, ni demasiado inflamado1, ni con los argumentosadecuados para con"encer, ni con las fórmulas más e<actas. *ero poco importa,pues sólo he querido lan+ar algunas ideas, aportar un testimonio y suscitar una

refle<ión sobre unas cuestiones que me preocupan desde siempre, y cada "e+ más amedida que obser"o este mundo tan fascinante, tan desconcertante, en el que me hasido dado nacer.

*or lo general, cuando un autor llega a la $ltima página, su deseo más querido esque su libro siga ley%ndose cien a&os despu%s, doscientos a&os despu%s. 7unca sesabe, claro está.

?ay libros que uno querría que fuesen eternos y que mueren al día siguiente,mientras que sobre"i"e otro que parecía un di"ertimento de escolar. *ero siempre

hay esperan+as.

#n el caso de este libro, que no es ni un di"ertimento ni una obra literaria, quieroformular el deseo contrario/ que cuando mi nieto sea hombre, al descubrirlo un díapor casualidad en la biblioteca familiar, lo ho-ee, lo mire por encima y despu%s lo"uel"a a de-ar en el estante lleno de pol"o del que lo ha sacado, encogi%ndose dehombros, e<tra&ado de que en la %poca de su abuelo a$n fuera necesario decircosas como %stas.

Maalouf Amin - Identidades Asesinas

Documents

Transcript of Maalouf Amin - Identidades Asesinas