Vatimmo La filosofía posmoderna

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    W. R. DAROS

    LA FILOSOFIA

    POSMODERNA

    Buscar sentido, hoy??

    segn Gianni Vattimo

    CON OBSERVACIONES CRTICAS

    RosarioCONICET - CERIDER

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    La presente publicacin expresa ideas que son responsabilidad exclusiva delautor. Dicha publicacin ha sido posible gracias a un parcial contributo deUCEL: Universidad del Centro Educativo Latinoamericano.

    Rosario, 1998Copyright by Editorial CONICET - CERIDER: Consejo Nacional de Investiga-ciones Cientficas y Tcnicas - Centro Regional de Investigacin y Desarrollode Rosario.Queda hecho el depsito que previene la ley 11.723.Impreso y armado final en CERIDER.Impreso en Argentina / Printed in Argentine.

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    NDICE

    LA FILOSOFIA POSMODERNA

    Buscar sentido, hoy?

    segn Gianni Vattimo

    PREFACIO DE GIOVANNI RICCI.

    PROLOGO.

    INTRODUCCIONEl diagnstico sobre la Posmodernidad.Personalizacin.Regidos por el vaco.Cultivo de los feelings.Apata frvola.tica: libertad autnoma en un desorden homeosttico.

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    CAPITULO ILa filosofa y su sentido.Qu es una filosofa?Gianni Vattimo y el sentido de su filosofade la Moder-

    nidad.La dcada del 60 al 70. Metafsica y Modernidad: La Posmodernidad como su

    superacin.El cambio adviene en la confusin.Concepcin de la Modernidad en Vattimo y el sentido de

    su superacin:A) La ausencia de fundamento es constitutiva de propia

    condicin humana (Vattimo).B) Criticar la inmanencia de la Modernidad y alcanzar des-

    de ella la transcendencia (Sciacca).

    CAPITULO IIHay una naturaleza humana posmoderna?

    Erosin del principio de realidad.La desmitologizacin no es suficiente.La naturaleza humana: un problema de interpretacin y

    de retrica.Reflexiones desde la filosofa de M. F. Sciacca.Posmodernidad: ltima expresin del Occidentalismo.

    CAPITULO IIIQu vale la persona humana y la moral?El valor del sentido se ha debilitado.La experiencia declinante de los valores y tipos actuales

    de tica.La absolutizacin de los valores y de la verdad es una vio-

    lencia.La tica estimula e interpreta y ese es su bien.Observaciones desde la perspectiva de M. F. Sciacca:A) El hombre es solo su interpretacin (individual o social).B) La debilidad es del hombre: no afecta al ser, ni a lo que

    deberamos ser.

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    CAPITULO IVEl problema educativo.Es posible educar en una situacin permanente de ser

    inestable?La verdad es libertad.El primado de los media y la comprensin como articu-

    lacin espontnea.Finalidad nihilista de la Pedagoga posmoderna.Observaciones desde la perspectiva de la filosofa de M.

    F. Sciacca:A) La situacin cultural y social no es el resultado de la ca-

    sualidad.B) Hemos olvidado la base comn de la comunicacin y de

    la inteligibilidad.C) Una educacin para la nada es nada de educacin.

    CAPITULO VLa sociedad civil.Los valores de la sociedad moderna y la posmoderna.La formacin civil del hombre.Aprender el respeto (la piedad devota) y la actividad in-

    terpretativa de simbolizar.Observaciones desde la filosofa de M. F. Sciacca:

    A) Dos concepciones del ser: lo regional y lo universal.B) Dos concepciones del hombre y del proceso educativo.C) Sociedad y escuela dbil.

    CAPITULO VIEl nihilismo posmoderno.La promocin de lo humano sin un nuevo Humanismo.El hombre-mscara.El ultrahombre.Educacin y sentido.Observaciones desde el pensamiento de M.F. Sciacca:A) El reconocimiento del ser de las cosas, no el nihilismo,

    es nuestra chance.B) Lo metafsico y la violencia.C) La educacin imposible.

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    CAPITULO VIIEl aprendizaje dbil.El saber dbil:

    A) El saber mtico.B) La racionalidad hermenutica.

    El sujeto dbil. El aprender dbil.Observaciones crticas desde la filosofa de M. F. Sciac-ca.A) Dime qu filosofa tienes y te dir qu pedagoga em-

    pleas.B) Crisis acerca del fin del hombre: el hombre ininteligible

    para s mismo.

    CONCLUSIN.Dos filosofas, dos pedagogas.

    La desfundamentacin como fundamento o principio de lafilosofa posmoderna segn Gianni Vattimo.Consecuencias para la educacin desde la filosofa pos-

    moderna.Estructura de la filosofa de la integralidad segn M. F.

    Sciacca.La educacin de todo el hombre.Dos filosofas, dos pedagogas.

    BIBLIOGRAFIA GENERAL.Obras citadas de G. Vattimo.Obras citadas en relacin con la Posmodernidad.Obras de M. F. Sciacca.Obras citadas sobre M. F. Sciacca o con relacin a la pro-

    blemtica tratada.

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    PREFACIO

    Ya en otra ocasin, hablando de una de las caractersticas ms in-quietantes de nuestra sociedad, me he referido al concepto segn el cualnuestra misma sociedad est caracterizada por la alta definicin tecnolgi-ca y por la baja tensin moral

    1.

    Si esto es verdad (y lo ha demostrado con gran agudeza MicheleFederico Sciacca y por lo tanto los atentos lectores de los trabajos de Darslo saben bien), se derivan de ello algunas consecuencias: Gianni Vattimonos parece ser el xito cultural de las faltas de razones de nuestro tiempo,

    xito sin duda refinado, pero siempre sin embargo preocupante, en mediode tantas negligencias y excesos que orillan el hoy.Vattimo es a tal punto hijo de nuestro tiempo que estima que su

    pensamiento dbil sea la sola filosofa cristiana practicable despus de ladisolucin de la metafsica... El pensamiento dbil es ms bien una fuerteteora del debilitamiento como destino del ser. Un debilitamiento reconociblejustamente en cuanto hereda el mensaje cristiano de la encarnacin

    2.

    El hecho que Vattimo sea de la opinin que la metafsica se ha di-suelto, reteniendo haber contribuido l mismo a destilar, gota a gota, el actode muerte, no quiere sin embargo decir que esto sea verdad. Es emperoverdad que muchos son los arietes y los picadores que se lanzan incau-tamente y, al mismo tiempo, se expresan con ligereza contra la vertical

    trascendencia del hombre; pero es sin embargo verdad que la verticalidad,por fuerza de su propia naturaleza, resiste y se refuerza en la lucha, aunqueparece aparentemente a veces sucumbir.

    Antonio Livi nos recuerda oportunamente que la metafsica es lareflexin cientfica sobre las certezas del sentido comn y sobre los proble-mas que desde all necesariamente se derivan

    3; y estos problemas (el valor

    1Cfr. RICCI, G. F. Educazione ai valori e valori nelleducazione. Genova, Compagnia dei Libri,

    1994.2

    VATTIMO, G. Senza metafisica cristianismo pi libero enAvvenire, 7 febbraio 1998, p. 22.3

    LIVI, A. Metafisica, voz del Lessico della Filosofia. Milano, ARES, 1995, P. 92. Siempre delmismo autorvase: Filosofia del senso comune. Milano, Ares, 1990 y Il senso comunetra scet-

    ticismo e razionalismo. Milano, Massimo, 1992.

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    del conocimiento, el origen del mundo, Dios, la ley moral...) no pueden sereludidos so pena de perder el sentido de lo humano del hombre.

    En este contexto, Dars muestra un buen pulso filosfico, capaz derelacionar una compleja problemtica filosfica. El hombre, -afirma Darsen la introduccin-, y cualquier ente, tiene sentido en el mundo, del que seva apropiando y constituye su mundo, esto es, en una red de referencias

    o relaciones entre los ms variados entes. El ser(que en s mismo tiene lapropiedad de ser inteligible)es el transfondo de esa red universal y funda-mental que posibilita toda otra red u horizonte parcial y provisorio. Los hori-zontes parciales de las personas, en diversas edades, tiempos y culturas, semezclan y nos mueven a ampliar nuestro horizonte, y a aplicar la inteligibili-dad del ser a entes, circunstancias, eventos, antes desconocidos. Surgeentonces la necesidad de la hermenutica o interpretacin ( inter-pres: elque negocia un precio entre la compra y la venta), esto es, de negociar lossignificados en un contexto o mundo que nos da esa oportunidad; pero quel por s solo no los define.

    La metafsica, adecuadamente desarrollada, nos tiene lejos de todaforma de racionalismo, de inmantismo (que tanto ha criticado Sciacca) y de

    toda forma de fe irracional. Ya la especulacin clsica, por ora parte, noshaca evitar toda forma ilcita de contraposicin o desunin entre fe y ra-zn

    4; esto es, nos meta, por anticipado, en condicin de rechazar el pen-

    samiento dbil, haciendo sentir hoy toda la insostenible debilidad del mismo.Pues bien, he aqu un nuevo libro de Dars, buen conocedor del

    pensamiento clsico, del moderno y del contemporneo, capaz de tomarestos aspectos de debilidad y ligereza intrnseca a la reflexin vattimiana;nos parece que como terapia, a la invasin de esta enfermedad profesio-nal del vivir humano en el aqu y ahora, se debe recuperar una fuerte ac-cin pedaggico-educativa, y por lo tanto, en perspectiva para construir y/oreconstruir una tabla de valores condivididos y condivisibles sobre los cualesjugar el destino de la humanidad.

    Un estudioso de la calidad de Guilford nos ha recordado que eldesarrollo de nuestra civilizacin depende del resultado del desafo que sedisputa entre educacin y catstrofe

    5. En nuestro contexto, podremos,

    parafraseando la citacin, sustituir catstrofe con irrazionalismo y con todaslas consecuencias de un pensamiento dbil, esto es, debilitado por la prdi-da del valor de razn.

    4LIVI, A. Tommaso dAquino. Il futuro del pensiero cristiano. Milano, Mondadori, 1997, p.

    196-201. El autor nos hace notar como el pensamiento dbil consider al Aquinate como ex-ponente tpico del racionalismo occidental.5

    Citado en IBANEZ, R. M. Il contneuto assiologico delleducazione en Rinascita della Scuola,

    Luglio-Agosto, 1992, p. 260.

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    Sin educacin no hay humanidad y Dars nos invita con su diuturnotrabajo de reflexin crtica a recuperar aquel valor de razn que contradis-tingue al hombre de cualquier otro ser viviente.

    Tiene todava sentido afirmar que creer es pensar con asentimien-to

    6? Estamos ms cercanos a Santo Toms que a Vattimo desde el mo-

    mento que este ltimo dice creer en modo irracional, esto es, segn la lneadel pensamiento nihilista que quiere romper la esclavitud del hombre haciala objetividad

    7, hacia el mismo Dios. Pero entonces que queda sino la de-

    sesperacin y la disolucin del hombre?Dars con este volumen, como con tantos otros trabajos suyos, nos

    ayuda a no desesperar y a no dejarse disolver en la continua y urgente ten-tacin de querer desear imitar a Narciso y a Peter Pan: por esto le estamosagradecidos. El presente trabajo de Dars es un estudio serio sobre lasobras de Vattimo en el clima de la posmodernidad. Dars ha sido fiel a lostextos, escrupulosamente citados; pero adems ha captado perfectamenteel sentido nihilista en el contexto de Vattimo, y lo ha sabido ofrecer siste-mticamente, para los estudiosos, para los maestros y docentes, dandomotivo a la reflexin. Dars lo ha hecho presente en forma crtica, utilizandocomo criterio de confrontacin el sistema filosfico de Sciacca. Debemosagradecer este esfuerzo de Dars que, no ha dejado, por otra parte, de re-saltar la sensibilidad de Vattimo para describir los problemas y la percepcincontempornea, justamente con las limitaciones que parece ofrecer estaforma de pretender justificar las cosas sin fundamentar, propios del climalightde ciertos sectores de nuestra cultura.

    En fin, la riqueza de la bibliografa utilizada, un plan de investigacincrticamente pensado (el conocimiento y las formas de conocer, los supues-tos filosficos, los aspectos sociales y polticos, la relevancia moral de losproblemas tratados por Vattimo y la crtica desde los supuestos de Sciacca)hacen de este libro un ejemplo de una forma concreta de filosofar y, a lavez, de manera crtica, sistemtica y armnica de hacerlo. No es, en efecto,una crtica anecdtica y de pasada la que realiza Dars; sino una confronta-cin analtica, desde los principios a las consecuencias. No se trata tampocode una crtica pomposa, con afirmaciones dogmticas; sino de una presen-tacin casi en paralelo en la que Dars nos hace ver en forma patente cmose van construyendo y armando dos filosofas y las consecuencias que deellas se derivan para el conocimiento, para nuestro juicio sobre la vida so-cial, para la educacin. No se trata pues de un monlogo o de dos monlo-gos en paralelo, sino de un dilogo donde se escuchan pacientemente lasrazones de las dos partes y se perciben las consecuencias, dejndonos a

    6Aquino, Th. Summa Theologica. IIa- IIae, q. 2, a. 1.

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    VATTIMO, G. Senza metafisica.... Art. Cit, p. 22.

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    nosotros tiempo y espacio para seguir reflexionando y optando, cada vezms crtica y libremente. En suma, verdad para la libertad, y libertad para laverdad, en un contexto social, no ajeno a la preocupacin por los funda-mentos ltimos y en bsqueda de sentido.

    Por todo esto, nuevamente, estamos agradecidos a Dars.

    Giovanni F. Ricci .8

    8Docente di Pedagogia. Facolt di Scienze della Formazione. Universit di Genova.

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    PRLOGO

    El sentido de la filosofa es la falta de senti-

    do9.

    1. Si todo tuviese sentido carecera de sentido filosofar. Este libroprolonga esta afirmacin.

    El libro que hoy ve la luz es, en realidad, la segunda parte del recien-temente publicado La filosofa de la educacin integral en el pensamiento deM. F. Sciacca. Filosofar presupone algo problemtico: la carencia, real oaparente, de sentido. Por ello implica siempre analizar, relacionar sistemas

    de ideas, confrontar puntos de vista, a partir de unos supuestos conscien-temente asumidos. Nunca se filosofa sin relacin a las cuestiones de nues-tro mundo (fsico, social, cultural, moral, educativo, etc.) que nos afectan, ysobre las que ya se ha opinado, por lo que la confrontacin con otros siste-mas filosficos se vuelve necesaria.

    As surgi la filosofa, el querer saber, como una crtica que losalumnos hacan a sus maestros. Al analizar un sistema de filosofa (o mssimplemente dicho, al analizar una filosofa que como mnimo es un sistemade ideas, expuesto a veces, en numerosos volmenes) es necesario hacermanifiestos sus principios, sus hiptesis de partida o sus supuestos y verhasta qu conclusiones se llega con ellos.

    Mas esto no resulta ser suficientemente satisfactorio pues la mayo-

    ra de los sistemas filosficos son coherentes, son lgicos, no contradicenen las conclusiones lo afirmado en los principios, salvo en algunos aspectosparciales, dado que no es tarea ligera ser totalmente lgico siempre y entoda una larga produccin de escritos filosficos.

    El anlisis filosfico no puede, en consecuencia, satisfacerse conpercibir la lgica de los sistemas, con la verdad formalde las ideas converti-das en sistema. Las verdades lgicamente fiables tienen su valor (al excluirlas contradicciones); pero no nos dicen nada acerca de dnde estamos para-dos y qu hacer. Como un nufrago, perdido en una isla, podra estar for-malmente seguro que si es lunes no es en consecuencia ni martes, ni jue-

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    HORKHEIMER, M. Crtica de la razn instrumental. Bs. As., Sur, 1973, p. 90.

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    ves; pero ello no le ayudara a saber en realidad en qu da de la semananos halla. Este dato no es despreciable, pero resulta ser poco til en estecaso.

    El filsofo suele desear saber algo acerca de la realidad (humana,social, poltica, psicolgica, pedaggica, etc.) que interpreta, o da sentido,con su sistema filosfico; pero le interesa la realidad en su ltima instancia,

    en su ltimo fundamento o sentido. Y en este caso, saber que la inteligenciaes inteligencia y es inteligente cuando entiende al menos el ser (determina-do en alguna forma o en acto, o bien indeterminado y en potencia) resultaser relevante. De ello, en efecto, se sigue que quien no llega al ser de lascosas y permanece en lo que no es la cosa sino solo en su nombre, en suapariencia, no conoce. De ello puede sacar, como consecuencia lgica, lafinalidad natural del conocer: conocemos para saber como son las cosas yes insuficiente, (aunque no despreciable y objeto de muchas ciencias) saberlos nombres que se le imponen, cmo se originan, las formas en las quecambia, el lugar en donde se halla, etc.

    Ahora bien, cuando los sistemas de filosofa toman su punto de par-tida del ser(o del no ser, o de como se quiera llamarse a lo ltimo metaf-

    sico, constitutivo de las cosas o del pensamiento, inverificable pero fuentede verdad), solo resta confrontar los sistemas: sus principios y sus conclu-siones (aspecto formal) y la razonabilidad de stas ltimas repecto de nues-tro mundo (humano, social, pedaggico, etc.).

    Filosofar implica, entonces, no solo conocer bien los sistemas defilosofa, sino adems confrontarlos para ofrecer al lector una ayuda parauna opcin ms lcida, si fuese necesario, acerca de los fines, los medios,el sentido, para el actuar en la vida.

    Esto es lo que el autor ha intentado ofrecer en estos dos volmenes:en el ya publicado La filosofa de la educacin integraly, en el presente,Filosofa posmoderna. Ambos volmenes, aunque pueden leerse en formaseparadas, constituyen una unidad; pero en el primero el acento est puesto

    sobre la filosofa de Michele Federico Sciacca (1908-1975); en el segundosobre la filosofa de Gianni Vattimo (1936).

    Esto justifica que el enfoque y la conclusin de ambos volmenessea parcialmente el mismo. En ambas obras era necesario, despus de laexposicin analtica y fiel de los autores analizados, llegar como conclusina una confrontacin esquematizada de sus ideas. En el volumen primera-mente publicado sobre la Filosofa de la educacin integral, esta confronta-cin fue presentada en forma casi anticipada, sin un anlisis exhaustivo delpensamiento de G. Vattimo que -dada la extensin que tomara el volumeny por razones de impresin- no era posible presentar all.

    Esa anticipacin es cubierta ahora con el presente volumen donde sellega a las mismas conclusiones ya anticipadas en el volumen anterior, pero

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    ahora ubicadas en un contexto analtico ms amplio sobre la Posmoderni-dad.

    Ambos volmenes ofrecen a los estudiosos de la filosofa y a losdocentes un modelo acerca de cmo los principios filosficos (tcita o ex-plcitamente asumidos) llevan a justificar pedagogas, valores, formas devida, coherentes pero diversas.

    Entremos pues, sin ms detalles, en la cuestin que nos va a ocu-par: la Modernidad y la Posmodernidad.

    2. La Modernidad se ha caracterizado como una poca histrica, en-tre el 1600 y 1850, en la cual la mayora de los hombres influyentes hancredo en el progreso, en el futuro, en la ciencia y en la tcnica, en lo uni-versal, en la razn (comenzando con Francisco Bacon y terminando con Au-gusto Compte). Se podra decir que el Iluminismo expresa los ideas y la filo-sofa de la Modernidad: se ha opuesto a la edad anterior (Edad Media), co-mo a una poca obscura, autocalificndose, por el contrario, a s misma, depoca de las Luces, o Iluminismo. Por ello, bien puede decirse que el Ilumi-nismo o la poca Moderna se sienten a s mismos como el producto del pro-

    pio esfuerzo por emanciparse de toda autoridad superior a la propia razn10.Es indudablemente loable el intento de liberarnos de toda esclavitud

    (fsica, econmica, cultural, psicolgica) o yugo injusto. La libertad consti-tuye, en efecto, el supremo de los valores del sujeto humano; pero la liber-tad en s misma no tiene sentido: su sentido lo adquiere de lo que elige yello sublima o denigra al sujeto que elige. En realidad, si el hombre no tienesentido, nada de lo que l hace o de lo que a l se refiere, lo tiene. Pero elhombre no es el sentido, la brjula, la orientacin, lo inteligible; sino que elhombre es constituido como hombre por el sentido originario. El hombreest sujeto al sentido; el sentido es objeto de la vida del hombre; aunque elhombre moderno (individual o socialmente considerado) embriagado con susubjetividad crey que todo lo puede crear: crey que puede crearse a s

    mismo creando un sentido u orientacin propia, sin responder ms que a smismo (autonoma).

    3. Mucho se ha tratado en este siglo acerca del significado, de lasemntica y de la semitica

    11; pero pocas investigaciones filosficas se han

    encaminado en busca delsentido: no entendido ste como uno de los clsi-cos sentidos sensoriales; sino como sentido de orientacin intelectualque

    10Cfr. LEOCATA, F. Del Iluminisno a nuestros das. Bs. As., Ispa, 1979, p. 13.

    11Cfr. GUTIRREZ LPEZ, G. Estructura de lenguaje y conocimiento. Sobre la epistemologa de

    la semitica. Madrid, Fragua, 1995. FINIZIO, L. Produzione del senso e linguaggio. Roma,Bulzoni, 1994. ULLMAN, S. Semntica. Introduccin a la ciencia del significado. Madrid, Agui-

    lar, 1976.

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    caracteriza al hombre. Para los modernos, el sentido aparece como por artede magia por el hecho de que nacemos en un mundo social en el cual sehabla son sentido, donde hay signos constituidos por significantes y signifi-cados. El sentido intelectuales entonces algo que se da de hecho.

    Los filsofos existencialistas nos acostumbraron a la expresin ser-en-el-mundo. Mundo no es solo el mundo fsico, o el cultural (del presente

    o del pasado, de Oriente o de Occidente): Mundo es una metfora y unacategora con la cual nos referimos a laposibilidad mxima de sentido (parala que empleamos la palabra ser), aunque ella est indefinida y constituyaun mundo abierto y en continuo intento de delimitacin -as sea provisoria-,del cual nos apropiamos activamente al vivir en l.

    El hombre -y cualquier ente- tiene sentido en el mundo, del que seva apropiando y constituye su mundo, esto es, en una red de referenciaso relaciones entre los ms variados entes. El ser(que en s mismo tiene lapropiedad de ser inteligible) es el transfondo de esa red universal y funda-mental que posibilita toda otra red u horizonte parcial y provisorio. Los hori-zontes parciales de las personas, en diversas edades, tiempos y culturas, semezclan y nos mueven a ampliar nuestro horizonte, y a aplicar la inteligibili-

    dad del ser a entes, circunstancias, eventos, antes desconocidos. Surgeentonces la necesidad de la hermenutica o interpretacin ( inter-pres: elque negocia un precio entre la compra y la venta), esto es, de negociar lossignificados en un contexto o mundo que nos da esa oportunidad; pero quel por s solo no los define.

    Las cosas parecen tener sentido porque desde nuestro nacimientonos movemos dentro de un mundo con sentido para los adultos: sentidoque vamos interpretando en el hecho de convivir con ellos, a travs de sig-nificantes (y sistemas de significantes o lenguajes) que remiten a significa-dos y sistemas de significados. El sentido intelectuales entonces la condi-cin para que las cosas tengan un significante y un significado: es como elhorizonte, el mundo o contexto que nos posibilita, dentro de l mismo, leer

    el texto, ubicar las cosas, y as tener inteligencia (intus-legere: inteligencia).Algunos filsofos redujeron el mundo (o ser inteligible) al lenguaje

    (cualquiera sea) que es su vehculo de adquisicin de significantes, de ex-presin de significados y de comunicacin. El ser del sentido qued ligado,para las filosofas del lenguaje, a una prctica social ligada a reglas, de mo-do que el hablar adquira sentido a partir de la totalidad de la conducta, co-mo un gran castillo de naipes donde uno se apoya en el otro y ninguno esfundamento ni fundamental

    12. Con esto se enviaba el problema del origen

    12WITTGENSTEIN, L. Sobre la certidumbre. Caracas, Tiempo Nuevo, 1972, pr. 229. Cfr.

    SALVATORI, M. TRAPANI, D. Consideraciones sobre religin en el segundo Wittgenstein en

    Invenio, 1997, n. 1, p. 25-48. Wittgenstein reconoci luego que lo importante est cubierto

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    del sentido a la vida vivida en sociedad -lo que puede satisfacer a una filo-sofa positivista-, pero quedaba sin responder el origen ltimo (o metafsico)del sentido.

    Sin un ser comn no hay comunicacin. Este ser comn es, para lospositivistas algo limitado en un tiempo y espacio (con diversos lenguajes)pero para los que admiten una dimensin metafsica del ser (ms o menos

    implcito, tcito, indefinido) entonces el origen, la raz del sentido se halla enel ser metafsico. Es cierto, sin embargo, que el texto y el contexto vanapareciendo a la vez, a la conciencia, exigindose mutuamente. Como elcontorno de una figura, en un lienzo, define a la vez a sta y al transfundo.Dado que los entes, ms o menos abstractos, y el ser (los textos, los con-textos parciales y el contexto mximo posible) aparecen contempornea-mente a la conciencia personal, los empiristas (y luego los positivistas)hancredo que es la conciencia la que crea el ser (inteligible o ideal) cuandopercibimos los entes reales; los idealistas han credo que absolutamentetodo (el ser y los entes: el contexto y el texto) es creacin nuestra: el mun-do es nuestra representacin. Ambas filosofas tienen en comn la idea deque el hombre es el creador y dueo del sentido. En la pugna por su pose-

    sin, naci la filosofa hermenutica y la analtica de los lenguajes.La Posmodernidad, heredera de esta Modernidad empirista e idea-

    lista, y dubitante light, ha optado por estimar que todo es interpretacin(intepretacionismo, hermenutica), sin importar gran cosa quien interpreta niqu interpreta. La Posmodernidad estima que estamos bajo la gida de Her-mes (el dios griego de la elocuencia, del comercio, de los ladrones y de losmensajes que requieren interpretacin).

    El mundo en el nivel filosfico es el ser(lo ms inteligible pero loms indefinido); pero en el nivel cotidiano mi mundo es el conjunto hetero-gneo de mis acciones y relaciones, inserto en el mundo de los dems(mundo social), cada uno con su mundo histrico; pero con algunos rasgoslo suficientemente comunes como para constituir una comunidad o socie-

    dad. El mundo o ser, en general, aparece como indefinido o atemtico, porlo que no pocos filsofos lo reducen a un mero concepto, a una abstrac-cin. Sin embargo, el ser es objetivo como el transfundo: cada uno escribeen l contornos propios, horizontes personales, y le otorga los colores delsujeto. Es propio de la tarea del filsofo abstraerse de los mundos particula-res e histricos (no ignorarlos ni negarlos) y pensar el mundo fundamental ofundante. El ser histrico es un medio para descubrir e interpretar el sertranshistrico; y ste ser que trasciende la historia, no se opone a ella, sino

    con un velo impenetrable. Sabe que all hay algo pero no lo ve. El velo refleja la luz del da,con lo cual Wittgenstein reconoci, metafricamente, un ser-luz, (sabido no conocido) que, alno manifestar nada en concreto, aparece como misterio o manifestacin velada. Cfr. WITT-

    GENSTEIN, L. Observaciones. Mxico, Siglo XXI, 1981, p. 141.

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    la posibilita, como el contexto posibilita la interpretacin de muchos y diver-sos textos. El ser no es una magnitud cerrada, sino siempre abierta; consti-tuye lo indefinible que posibilita toda definicin y es lo que define al hom-bre: es hombre quien sabe del ser.

    Pero para los griegos como Platn y Aristteles este hecho requeraexplicacin: requera remitirnos a una causa que explicase este efecto. Los

    griegos afirmaron que era la inteligencia lo que especificaba al hombre, en lacual ste encontraba la sede del sentido de orientacin intelectual. Pero lainteligencia (tanto bajo la expresin de , como de ) tena un doblesignificado: era lo inteligible, lo que haca al hombre inteligente (la inteligen-cia objetiva) y era la captacin de lo inteligible (sujeto inteligente). As comoes sensible lo que se puede tocar (con el tacto u otro sentido); es inteligiblelo que se puede entender. La inteligibilidad en general es una propiedad delser considerada en general (el mundo inteligible, aun indefinido, solo opues-to a la nada); y la inteligibilidad particular de una cosa es el ser limitado deesa cosa. Ahora bien, lo inteligible, una vez entendido, es inteligencia obje-tiva (idea, esto es, luz intelectiva en cuyo mbito se conocen los objetoslimitados) que el sujeto hace suya con el acto de entender

    13.

    En la inteligencia objetiva no est ausente el sujeto, para quien lointeligido es inteligencia. La inteligencia no es el sujeto ni solo el objeto(lo que nos llevara a un objetivismo: a creer que el sujeto es lo mismo queel objeto o un reflejo del objeto). La inteligencia es una posibilidad para co-nocer, como lo es la luz para el sujeto y para los objetos sensibles. Un obje-to es presencia sensible si el objeto es sensible; y es presencia inteligible sies una idea (esto es, un medio y una posibilidad para conocer) expresada enun lenguaje que los sujetos traducen en conceptos, construyendo concep-tualizaciones y sistemas.

    La inteligencia es conocimiento objetivo en cuanto y en tanto el co-nocimiento del sujeto se funda, tiene presente, en el ser, al objeto. Estclaro que el objeto y el sujeto en cuanto conceptualizaciones se construyen;

    pero sobre la base de lo que son.Si la inteligencia no sabe lo que algo es, el sujeto no puede decir que

    conoce. La inteligencia -lo sentido intelectivamente que da orientacin inte-lectual, la presencia inteligible- no es el sujeto inteligente; sino que es elmedio objetivo para conocer en l a los objetos sin deformarlos, como la luzsensible no suprime, no deforma o suplanta a los ojos, ni al sujeto que ve,ni al objeto visto, sino que es el medio ver, lo que nos posibilita ver, lo que

    13Cfr. SCIACCA, M. F. L'interiorit oggettiva. Palermo, L' Epos, 1989. DARS, W. Filosofa de

    la educacin integral en el pensamiento de M. F. Sciacca. Rosario, CONICET, 1998. DARS,W. R. Razn e inteligencia. Genova, Studio Editoriale di Cultura, 1984, p. 59-66. ROSMINI, A.Nuovo Saggio sull'origine delle idee. Intra, Tipografia di P. Bertolotti, 1875-1876. ROSMINI, A.

    Aristotele esposto ed esaminato. Padova, CEDAM, 1964, n. 400.

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    nos pone en condiciones de ver. De modo anlogo, el sentido de orientacinintelectual (o inteligencia) nos pone en condiciones de comenzar a ser suje-tos inteligentes en actividad. En el mismo acto de inteligencia se incluan,pues, en el contexto de la filosofa griega, sin contradecirse, confundirse oexcluirse (sino incluyndose) tanto el sujeto cognoscente, como el objetoconocido y el acto o actividad de conocer. El ser inteligible (que no es nin-

    gn ente) era aprehendido como presencia en s; y los entes eran entendi-dos como presentes pory en esa presencia; no como representacin o ilu-sin o realidad virtual.Quizs sea necesario, entonces, desconstruir, esto es, analizar, de-sedimentar las capas de sentido en la historia gentica de una produccinintencional

    14, con ms profundidad de la sugerida por Derrida.

    4. Pero en la Modernidad, el hombre liberndose, por un lado, de supasado medieval, y liberndose, por otro, creyendo que para ser sujeto ne-cesitaba liberarse de los objetos, qued con las races en el aire. El hombrese supo libre, no sujeto a los objetos, constructor de los mismos; pero nosupo para qu se liberaba ni a qu precio: produjo formidables medios de

    locomocin, de relacin, de comunicacin; pero comenz a carecer de finali-dades, hasta el punto que el hombre, hoy en la Posmodernidad, no cree quetenga mucho sentido la pregunta por el sentido.

    No es raro que algunos pensadores terminasen negando la existen-cia misma de la libertad. Hasta lo subjetivo (la actividad del sujeto), al notener una referencia con lo objetivo, perdi su sentido no pudindola com-prender y menos an fundamentar. Una libertad sin sentido, qu es?, qusentido tiene? No existe, pues para que algo exista (al menos en la mente)debe ser entendible como posible, debe tener algn sentido.

    5. En la Modernidad, el hombre comenz a rescatar su bien merecidalibertad; gan su subjetividad; peroperdi aprecio por la objetividad: ya no

    crey que poda llegar a las cosas mismas, a los objetos y que el pensa-miento poda regirse por ellos. Se ha desencantado de la realidad. La reali-dad, construida con la tecnologa, a su semejanza, fue perdiendo sentido:ella ha sido y es fruto de la activa inteligencia humana subjetiva; pero no esla inteligencia objetiva.

    Las grandes ideas (o imaginario social estructurante de la Moderni-dad) como realidad, verdad, objetividad, justicia han muerto: estnpero muertas; no influyen para vitalizar la vida de las personas

    15. Si esas

    14Cfr. DERRIDA, J. La desconstruccin de las fronteras de la filosofa. Barcelona, Paids,

    1996, p. 19.15

    Cfr. CASTORIADIS, C. La institucin imaginaria de la sociedad. Barcelona, Tusquets, 1983,

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    grandes ideas significaban a Dios, entonces Dios ha muerto en nuestra cul-tura masiva vivida, aunque lata en las cenizas del corazn de todo hombrecrtico, superador de los parmetros que le ofrece esta misma cultura en laque nace. Porque no se puede hablar, en la Posmodernidad, de ilusin, defalsedad, de subjetividad, de injusticia o corrupcin, sin tener pre-sente a la Modernidad.

    Desde la perspectiva de la Modernidad, en la Posmodernidad, hahecho eclosin: 1) el relativismo (las cosas, el hombre, la sociedad, son conrelacin a quien las observa, o aprecia); 2) el nominalismo que estaba enembrin al inicio de la Modernidad (las cosas son lo que el hombre hace deellas y lo menos que hace es ponerle un nombre); 3) el inmanentismo (lascosas, el hombre, la sociedad, tienen sentido en relacin con este mundo:no hay forma objetiva de probar la creencia en un trasmundo o trascenden-cia); 4) el escepticismo (nada se puede conocer con verdad); 5) el nihilismo(no hay ser, sino nada); 6) el constructivismo (las cosas son constructos);7) elpragmatismo (hay que tener un sentido realista, prctico, activo en lavida). Estas filosofas, ampliamente generalizadas, forman parte de las for-mas masivas de expresin cotidiana.

    Desde la perspectiva de la Posmodernidad, solo cabe afirmar que seha cambiado de escenario, de interpretacin. Nada es, en efecto, mejor opeor en un mundo sin objetividad; nada hay que lamentar; solo hay diferen-cias y, por cierto, dignas todas de respecto.

    6. Perdida la bsqueda y el deseo de objetividad (tarea constante ydifcil), el hombre no encuentra sentido: solo lo puede dar. Pero a quindarse, para qu, a ttulo de qu? Autoabsorbido, el hombre posmoderno noparece poder darse a nadie ms que a s mismo (narcisismo).

    La Modernidad ha comenzado ya sea creyendo en la razn (con Des-cartes hasta Hegel, aunque con matices muy distintos); ya sea, descon-fiando de la razn, ha credo en la experiencia (con Locke y hasta el Empi-

    rismo Lgico en nuestro siglo), porque la Modernidad no ha muerto: sigue,segn algunos, perviviendo en nuestros das.

    El hombre medievalcrea, en efecto, en un sentido objetivo para lavida (procedente de Dios). El hombre moderno busc poner sentido a larealidad que no lo tena (y cre los idealismos, las utopas, los grandes men-sajes), o la ha encontrarlo en los datos de sus percepciones (empirismo), oen las razones del corazn o del sentimiento (romanticismo social), o cons-truirlo socialmente sobe una base econmica comn (comunismo). El hom-bre posmoderno advierte que, en las formas de la Modernidad no se sale delsujeto (de sus escaramuzas, embustes, intereses privados); reconoce que,

    Vol. I, p. 252.

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    con mayor razn, el deseo de lo trascendente se manifiesta como ilusorioen forma creciente, por lo que la bsqueda de sentido (objetivo: basado enser de los objetos, en lo que son las cosas an en su momento histrico,circunstancial, en su texto y contexto), parece destinado al fracaso desdesus mismos fundamentos.

    7. La construccin del mundo (social, econmico, cultural, poltico,etc.) hoy ha adquirido dimensiones colosales, pero sigue siendo una masivapuesta de sentido a travs de los mensajes, los mitos carismticos, las tec-nologas de comunicacin. Y sigue siendo una apuesta que beneficia siem-pre ms a pocas megalmanas empresas y cuentas annimas. El embustede un mundo ms humano prosigue y ya Nietzsche perciba que el hombreparece ser alguien a quien le agrada que, sabindolo, se lo engae.

    No es raro, pues, que algunos filsofos, en este contexto, llegasen acreer que todo (la realidad) era cuestin de lenguaje y de anlisis del mismo.Vattimo, ms coherente, en esto, estim que no hay nada objetivo o estruc-tural que analizar; sino solo que interpretaren un sentido dbil: En el sentidode inventar, distorsionar, crear sin un objeto que dicte pautas de verdad o

    falsedad a nuestra interpretacin.La Posmodernidad no sera pues la culminacin de su exordio (empi-

    rismo, sensismo, idealismo); sino el abandono, con humor, de esas preten-siones y de sus consecuencias: El nico sentido de la vida consiste en admi-tir, sin dramas, que no tiene ninguno.

    8. De hecho, en general se han distinguido tres actitudes filosficasante lo posmoderno:A) La de aquellos que van a la zaga de la escuela neomarxista de Frankfurt(Habermas, Derrida, Eco y otros) que critican la Modernidad en aquello quele falt llevar a cabo como proyecto moderno del Iluminismo. Para stosautores es necesario retomar el proyecto del Iluminismo.

    B) La de aquellos (Lyotard, Scarpetta, Vattimo y otros), unos ms apocalp-ticos otros menos, que desencantados con el proyecto de la Modernidad,ven al hombre contemporneo como agobiado por la excesiva informacincapaz de dar sentido a las cosas que, si es las analiza en s mismas, se lasadvierte carentes de sentido, convertidas en puro evento, acaecer. Paraeste grupo, este es el mundo en el que hay que estar, librado ya de las alie-naciones metafsicas, lo cual es considerado una alternativa positiva.c) La tercera actitud es la de aquellos (R. Steuckers, G. Fernndez de laMora, M. Tarchi, P. Ricouer, G. Lochi y otros) que critican y rechazan a laModernidad en su totalidad.

    M. F. Sciacca, a quien utilizaremos para confrontar o criticar lasideas de Vattimo, no cuadra con ninguna de estas tres actitudes, pues si

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    bien critica y rechaza el inmanentismo moderno e iluminista, no est desen-cantado con todos sus valores: admite algunos de ellos, como el valor de laciencia moderna, el anlisis de la conciencia, etc. Por otro lado, no deseaque se prosiga y culmine el proyecto inmanentista de la Modernidad

    16.

    9. La Modernidad, originada en el Renacimiento, comparta el deseode viajar, de descubrir, de inventar y someter a prueba abandonando la cre-encia ingenua, de ganar, y pona el pensamiento en funcin de estos de-seos. Mas bien que contemplar la verdad (a la que solo ir entendiendo co-mo crtica, no como revelacin), quera hacer, deseaba transformar el mun-do, racionalizndolo con la ciencia y crendolo con la tcnica, de modo que,como Hegel sostena, lo racional se iba haciendo real, y lo real, racional.

    En la Modernidad, existan grandes ideales comerciales y polticos.Se descubrieron nuevos mundos, se los colonizaron, y stos comenzaron aindependizarse, generando otra idea moderna: la autonoma, el establecerlas propias leyes, entendindola como una forma tpicamente humana devivir, que se opona la obediencia ciega. Existan deseos de interpretar elmundo en grandes sistemas filosficos (Racionalismo, Empirismo, Sensis-

    mo, Idealismo, Tesmo, Voluntarismo) y religiosos (movimientos evanglicoscomo el Protestantismo, Anglicanismo, Metodismo, Calvinismo). Se dierongrandes adelantos en las teoras cientficas, sobre todo en el mbito de laconcepcin fsica del mundo (Coprnico, Kpler, Galileo, Newton), cuyasconsecuencias aplicadas a la industria generaron una verdadera revolucinindustrial, y generaron nuevos problemas sociales. Por ello, en la Edad Mo-derna se comenzaron a generar los grandes ideales polticos: La justificacindel absolutismo (Hobbes), del Liberalismo (Locke), del socialismo an ro-mntico (Rousseau)

    17;a los que siguieron las teoras econmicas (A. Smith,

    J. Bentham, J.- B. Ay, J. S. Mill).

    10. Los ideales de la Modernidad parecan concretarse en el lema dela Revolucin Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Por debajo de ellos,

    16Cfr. BUELA, A. Sobre la Posmodernidaden Revista de Filosofa, 1995, n. 82, p. 88-92. VAT-

    TIMO, G. Etica dell'interpretazione. Torino, Rosenberg e Sellier, 1989. tica de la interpre-tacin. Bs. As., Paids, 1992, p. 15-26. Cfr. DARS, W. R. Filosofa de la educacin integral.Rosario, CONICET, 1998.17

    Cfr. KEARNEY, H. Los orgenes de la ciencia moderna, 1500-700. Madrid, Guadarrama,1970. KLIMOVSKY, G. Las desventuras del conocimiento cientfico. Una introduccin a laepistemologa. Bs. As., A-Z Editora, 1994. KOYR, A. Del mundo cerrado al universo infinito.Mxico, Siglo XXI, 1979. KOYRE, A. Estudio de historia del pensamiento cientfico. Mxico,Siglo XXI, 1988. REI, D. La revolucin cientfica. Ciencia y Sociedad en Europa entre los siglosXV y XVII. Barcelona, Icaria, 1988. GUIBER, N. Y otros. La razn cientfica. Bs. As., Bibls,1991. BOIDO, G. Noticias del Planeta Tierra. Galileo Galilei y la revolucin cientfica. Bs. As.,

    A-Z Editora, 1996.

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    sin embargo, fundndolos yaca el aprecio por el progreso en la racionalidady universalidad de la comprensin y mejoramiento de la humanidad, el valordel ahorro, del capital y en consecuencia del consumo y de la produccincreciente. Pareca surgir, en la aurora, la religin de la Humanidad donde elhombre se construyese a s mismo sabiendo lo que quera.

    El romanticismo liber la fantasa y los sentimientos an a riesgo de

    perder la seguridad, el orden, y la razn prudente. La aventura pareca unprecio digno de correrse en casi todos los rdenes. Haba motivos para ju-garse por ideales sociales, polticos, culturales, econmicos. Pero hoy elsocialismo (es evidente en la actualidad) es idntico al capitalismo. Todacrtica, lejos de superar a ste, lo consolida. Mas algo se ha perdido de laModernidad: sus ideales, sus deseos. Millones de jvenes aborrecen lo queel capital insiste en llamar trabajo, vida moderna, consumo; todos los valo-res de nacin, familia, Estado, propiedad, profesin, educacin. Valoresque se perciben como otras tantas parodias del nico valor, el valor decambio... Lo que la nueva generacin realiza es el escepticismo del capital,su nihilismo

    18. La razn se puso al servicio del poder (saber para poder,

    escribi Bacon al inicio de la Modernidad; para ser dueos y seores de la

    Naturaleza, sostena Descartes, presoando el logro de las tecnologas).Hoy los extremistas, de sentido contrario, reniegan de la luz de la razn, yse dejan vivir. Al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado tambin elaparente, afirmaba Nietszche

    19.

    11. La culminacin de un proceso parece generar otro. Tras la Moder-nidad surga la Posmodernidad: como cansancio por la fatiga causada porla Modernidad o como superacin y abandono de la misma? Esa es la cues-tin.

    A mediados de nuestro siglo XX, y tras la impactante experiencia delas dos guerras mundiales, se comienza a notar la ausencia de criterios paraencontrar un sentido a la vida y en la vida humana, por invalidez de los

    asumidos por la Modernidad. Los problemas sociales, econmicos, sociales,la explosin demogrfica (a la cual hasta hoy no se le ha prestado suficienteatencin), la utilizacin de masivos medios de comunicacin mundial parasatisfacer a esta explosin, toman una magnitud y globalizacin que apare-cen superar toda posibilidad de crecimiento cualitativo en lo humano de laHumanidad. El acelerado crecimiento cuantitativo de las personas parece iren detrimento de la calidadde las mismas: todo debe hacerse ms simple (yno complejo), ms til (y no terico), ms fcil (y no exigente), ms descar-

    18

    MUOZ, J. Introduccin al libro de LYOTARD, J.-F., Por qu filosofar?. Barcelona, Altaya,1994, p. 32.19

    NIETZSCHE, F. Crepsculo de los dolos. Madrid., Alianza, 1973, p. 52.

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    table (y no perenne), ms masivo (y no elitista), ms divertido (y no serio),ms lighto dbil (y no denso, riguroso, estructurado, sistematizado).

    12. De los ideales de la Modernidad expresados por la Revolucin Fran-cesa (libertad, igualdad y fraternidad), el Liberalismo asumi la defensa de lalibertad como valor absoluto; el Socialismo hizo suya la defensa de la igual-

    dad tambin como valor supremo; la fraternidad (quebrado el sentimientoreligioso y social de solidaridad) queda an por asumirse y realizarse. Lo queha salido perdiendo, entonces, ha sido la solidaridad con el dbil, la fraterni-dad humana: Lo que estamos perdiendo es lo humano. Porque si bien labestia pone su instinto y su fuerza al servicio de s mismo, de la sobre-vivencia de su cra; el hombre se distingue de la bestia cuando emplea lainteligencia al servicio no solo de s, sino tambin del ms dbil de buenavoluntad, y se encuentra en el dbil como en un semejante. Pero el hombrees doblemente bestia cuando pone su instinto y su fuerza, con inteligenciaastuta y artera, al solo servicio de s y de su cra, y a la explotacin del otropara hacerlo -si pudiese- tn o ms bestia inteligente que l mismo. Ante talpanorama, parece ser que al hombre posmoderno solo le queda un poco de

    humor irnico:

    El nmero de sirenas aumenta, de da y de noche. Loscoches son ms rpidos, los anuncios ms violentos. La prostitu-cin es total, la luz elctrica tambin. Y el juego, todos los juegos,se intensifican. Siempre ocurre cuando nos acercamos al centro delmundo. Pero la gente sonre, sonre incluso cada vez ms, aunque

    nunca los unos a los otros, sino siempre para s mismos20.

    Un hombre encerrado en lo que es (en cualquier poca nos ubique-mos) no es plenamente hombre: el hombre es transhombre, apertura a loque es y tambin a lo que puede ser, porque tiene el germen del ser y la

    libertad embrionaria para serlo; pero -es necesario no olvidarlo- tiene tam-bin una debilidad congnita, que debe ponernos en guardia contra las solu-ciones romnticas, simples o ingenuas. El hombre es hombre porque essentimiento, amor, unin (hoy ya reprimido en muchos de la especie); porllevar la cabeza en alto, pero llena de ideales, con el realismo de los pies enla tierra en el uso de su libertad.

    13. La muerte de Dios, esto es, de la no vigencia de los valores reli-giosos y sociales de antao, deja hurfanos no slo a los no pesadores; sinotambin a no pocos de stos, en la indefensin de la propia interpretacin ydel sentido propio. La Posmodernidad quiere interpretar esa situacin. Como

    20

    BAUDRILLARD, J.Amrica. Barcelona, Anagrama, 1987, p. 26.

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    toda filosofa es una interpretacin sistemtica de la realidad, desde su pa-sado, sobre su presente, para iluminar quizs el futuro.

    Pero, sobre qu base o fundamento se har esta interpretacin?Nada ha quedado intelectualmente firme o en pie: hay vaco; no queda sinopartir sobre la discusin del fundamento y sentido para la vida humana, sinfanatismo, sin grandes ideas, sin rencor, con buen humor. Hay vaco si lo

    miramos desde los supuestos de la Modernidad; pero, casi contra la segun-da ley del movimiento (a toda accin se opone siempre una reaccin igual),la Posmodernidad, en la lectura realizada por Gianni Vattimo, el vaco solose llena con vaco: aceptndolo, acostumbrndose a l, conviviendo con l.En otras palabras, la filosofa, o interpretacin actual del mundo humano ysocial, es el Nihilismo, ese ir olvidndose del ser como de algo firme, ideal,seguro, no contradictorio.

    14. Cada poca tiene sus propios problemas parciales (sociales, eco-nmicos, cientficos, etc.) y su problema de sentido: del sentido global so-bre la vida humana. Aqullos son el mbito de las ciencias; ste es el mbi-to de la filosofa, la cual a veces desea escaparse por la tangente y ceirse

    a un problema del lenguaje, de falsos problemas, de estructuras, de siste-mas (econmicos, sociales o polticos). Mas el hombre es humano precisa-mente porque siempre supera esos problemas sectoriales o puede convivircon ellos; pero queda en pie la pregunta filosfica: Y todo esto para qu?Acaso tiene hoy sentido an la pregunta por el sentido? Se reduce ella anuestras circunstancias, a nuestros conocimientos previos, osmticamenteabsorbidos? Por qu, como Scrates hace ms de dos mil aos, seguimossabiendo solo que no sabemos? Hemos avanzado hoy afirmando, como lointerpreta Vattimo, que no sabemos nada acerca de un sentido universal deorientacin intelectual pero no hay por qu lamentarlo?

    Los hombres prcticos querrn darle a este problema una solucinprctica: en un mundo donde la gente se muere de hambre hay que crear

    soluciones prcticas, elaborar medios, porque la finalidad es la sobreviven-cia de la mayor cantidad de hombres. Los tericos darn una respuestaterica: los problemas deben ser analizados y ubicados: Hacia dnde va-mos o queremos ir o nos llevan? Para qu, por qu la vida es pensada solocuantitativamente? No importa acaso, tanto o ms, el sentido de la vidaque la vida misma? Cuando se ha perdido el sentido ya se ha perdido la vidahumana, aunque contine la vida vegetando. Los hombres morales, en fin,querrn hallar una solucin moral al sentido de la vida; no solo importa elvivir, y el bienestar; sino el bien-ser, o sea, una vida cualitativamentehumana: fsicamente sana, intelectual amante de la verdad, y moralmenteasumida en la justicia y el amor.

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    15. La tarea filosfica contina: asumida, analizada, denigrada, disimu-lada, pero nunca totalmente ignorada. Porque el hombre, parece ser un ani-mal; pero no es solo animal en tanto y en cuanto se halla en bsqueda designificado, posee sentido del ser y es capaz de excluir las contradicciones.Y esto vale tambin hoy para lo que queda del hombre anestesiado por los

    medios masivos y las oportunidades inmediatas, adormecido por las peque-as cosas, adicto en buena parte a su cansancio (o deberemos decir: frus-tracin, ignorancia, debilidad, explotacin?) respecto de los grandes ideales,consciente de la brevedad de la vida. Es verdad que los problemas resueltos(mejoras en el rea de salud, de la comunicacin, etc.) generaron acumula-tiva y aceleradamente otros, como la explosin demogrfica, la injusta dis-tribucin de las riquezas del planeta, el acortamiento de las distancias, elaumento del control meditico, los fanatismos o fundamentalismos racialeso religiosos.

    O habr que preparar el epitafio para la muerte del hombre: Aquyace quizs la nica especie, que pudindolo hacer, no pudo sobrevivir porausencia de significado en su vida errtica? Porque los problemas sociales,

    culturales, econmicos son en su raz, problemas acerca del sentido u orien-tacin inteligible de la vida humana, y esto es lo que menos estudiamos.

    La Posmodernidad no carece de riqueza en su propuesta, pero tam-poco se halla libre de reduccionismos. Cuando todo se debilita, cuando noexiste ya amor (y la filosofa es amor al saber) con objetividad (llegando alos objetos mismos), no hay posibilidad de ser crtico (aunque se expandanlas noticias) ni de resistir al statu quo, ni de aumentar la solidaridad humanapara proteger a los dbiles (fsica, econmica, cultural o mentalmente consi-derados) pero con buena voluntad, esto es, inocentes vctimas en el lugaren el que nacieron.

    16. La Posmodernidad se anida en un descansado nido de conservadu-rismo, no ya por razones de metafsica clerical, sino de desencanto global yencantamiento en la vanidadde lo dado en el imaginario posmoderno

    21. Los

    autores, defensores de la Posmodernidad, ya no hablan de clases sociales,sino de gnero y de razas; defienden una irnica piedad a los individuoscontra la violencia; pero niegan la existencia, la posibilidad y el valor de unconocimiento, de una poltica y de una economa universal. Esas ideas nohan crecido de las masas derrotadas por las esperanzas vacas de nuestraespecie. No son las masas las que se han enfermado... No es esa gente laque ha abandonado el idealismo, el universalismo, la verdad y la justicia.

    21MARDONES, J. El desafo de la posmodernidad al cristianismo. Santander, Sal Terrae, 1988,

    p. 17.

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    Son los que ya han disfrutado de esas cosas y se han debilitado y desen-

    cantado22

    .Tambin, los que siguen a los intelectuales -y los economistas son,

    en buena parte y en la Posmodernidad, la prolongacin prctica de los inte-lectuales tericos de la Modernidad-, los dueos de las instituciones educa-tivas se han desencantado del Humanismo que no tiene marketing, y ellos,presionados tambin por la presin de los padres, imponen a sus docentessus pautas de pragmatismo para la sobrevivencia social, cualquiera sea.Como ya lo haba indicado el empirismo de Hume, no estiman que hayanada de fundamental en el serhumano que le d significado acerca de loque debera ser; con un pragmatismo absoluto se atienen entonces a laoferta y demanda para el consumo de tcnicas, para responder a la ofensivatecnocrtica con capacidad de instalar egresados, mientras los alumnosvegetan con ese anhelo hasta algunos das antes de las evaluaciones o delos exmenes que tambin preparan con sentido pragmtico

    23. Las medicio-

    nes y las estadsticas suplantan a las ciencias bsicas, en detrimento de lateora y de la interpretacin de los problemas. Pero las tcnicas y las tecno-logas no producen sentido: proponen medios para fines no conceptualiza-dos ni criticados. No aparecen claramente otros fines que el de saberaprender y usar tcnicas, que en ltima instancia son instrumentos: enton-ces, el que inventa instrumentos (las grandes empresas annimas) es hoy elque establece los fines de la vida humana.

    17. No obstante, el ser del hombre super notables dificultades en eltranscurso de su historia, y aunque esto implic a veces pirmides de cad-veres, hay motivos para ser optimista: el hombre puede aprender de suserrores y de sus aciertos.

    El filosofar sobre todo esto es tambin hoy un problema con respon-sabilidad y consecuencias morales, pues somos co-responsables de generaro aprobar una forma de entender el ser del hombre, la direccin global delconjunto de la civilizacin.

    Por ello, la crtica es un medio til e imprescindible de la filosofa.No es suficiente entender un sistema en sus partes y en su totalidad; tam-

    22

    Cfr. ONEIL, J. The Poverty of Posmodernism. London, Routkedge, 1995, p. 1-2. HAR-GREAVES, A. La investigacin educativa en la Era Posmoderna en Educacin, 1997, n. 312, p.111. BAUMAN, Z. Intimations of Posmodernity. London, Routledge, 1992. GIDDENS, A. Be-yond left and right. Stanford, Stanford University, 1995. HARVEY, D. The Condition of Pos-modernity. Oxford, Blackwell, 1989. HIRST, P. - THOMPSON, G. Globalization in question.Cambridge. UK, Polity Press, 1996.23

    Cfr. FOLLARI, R. El planeamiento curricular en la era del pragmatismo absoluto en Educacin,1997, n. 312, p. 163. Mc LAREN, P. Pedagoga crtica y cultura depredadora. Polticas de

    oposicin en la era posmoderna. Barcelona, Paids, 1997.

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    poco es suficiente exponerlo en forma abreviada, para quienes (por ejemplo,los docentes, necesitan ayudar a orientarse en el sentido de la vida propia yajena). La filosofa requiere del hombre pensar, reflexionar, criticar, esto es,confrontar ideas: ver los puntos de partida de los diversos sistemas y dete-nerse a observar si, con lgica y coherencia, llegan a conclusiones acepta-bles, no contradictorias. Pero en filosofa no nos debe fascinar solo la cohe-

    rencia lgica entre los principios asumidos y las consecuencias a las que sellega: se requiere adems amar saber, sabidura, esto es, detenerse a consi-derar los principios o puntos de partida. Por ello ser inevitable volver, re-volver y discernir la cuestin del ser, tanto en la perspectiva de Gianni Vat-timo, cuanto en la de Miguel Federico Sciacca, a quien usaremos como re-ferente en este filosofar entendido como discernimiento.

    Solo cuando el hombre cae en la cuenta de que frente asus propias creencias existen otras, que una vez advertidas le pare-cen a l mismo poco ms o menos tan dignas de crdito como lassuyas, es cuando en el hombre surge una nueva necesidad: la depoder discernircul entre las dos creencias es el que ltimamente

    merece ser credo24.

    24ORTEGA Y GASSET, J. La idea de principio en Leibniz. Madrid, Revista de Occidente, 1967,

    Vol. II, p. 135. DARS, W. Filosofa de la educacin integral en el pensamiento de M. F. Sciac-ca. Rosario, CONICET-CERIDER, 1998. DARS, W. Racionalidad, ciencia y relativismo. Rosa-

    rio, Apis, 180, p. 118.

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    INTRODUCCIN

    Diagnstico sobre la Posmodernidad

    1. la Posmodernidad tiene excelentes escritores que han sabido ex-presar el clima que en ella se vive. Gilles Lipovetsky (1944), profesor defilosofa en Grenoble, es uno de ellos. Este filsofo ha deseado exponer, en

    particular, el clima cultural de la poca actual, llamadaposmoderna

    25.

    Luegoveremos cmo este clima cultural es defendido filosficamente por GianniVattimo.

    La tesis de lectura que sostiene Lipovetsky es que "vivimos una se-gunda revolucin individualista"

    26.La Modernidadya ha sido una revolucin

    que signific un descentrarse del cosmos y de Dios, para centrarse en elindividuo. La Posmodernidades la segunda revolucin en ese mismo senti-do, que a partir de la mitad de nuestro siglo, conlleva una mutacin socio-lgica globalque an est en curso.

    25Tenemos presente en particular: LIPOVETSKY, G. L're du vide. Essais sur l'individualisme

    contemporain. Paris, Gallimard, 1983. En edicin castellana: La era del vaco. Ensayos sobre elindividualismo contemporneo. Barcelona, Anagrama, 1994. LIPOVETSKY, G. El imperio de loefmero. Barcelona, Anagrama, 1990. LIPOVETSKY, G. Le crpuscule du devoir. L'thiqueindolore des nouveaux temps dmocratiques. Paris, Gallimard, 1992. En edicin castellana: Elcrepsculo del deber. La tica indolora de los nuevos tiempos democrticos. Barcelona, Ana-grama, 1994. BADIOU, A. Deleuze. El clamor del ser. Bs. As., Manantial, 1997. DERRIDA, J.La deconstruccin de las fronteras de la filosofa. Barcelona, Paids, 1996. HARGREAVES, A.La investigacin educativa en la era postmoderna en Educacin (Madrid), 1997, n. 312, p.111-130. DARS, W. El saber y el aprender posmoderno en CONCORDIA, InternationaleZeitschrift fr Philosophie, Aachen, 1997, n. 31, p. 79-96.26

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 5. LYOTARD, J.-F. La posmodernidad (explicada

    a los nios). Barcelona, Gedisa, 1992, p. 97.

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    Personalizacin

    2. Este individualismo cultural e individual creciente es llamado porLipovetsky "personalizacin".

    "Negativamente, el proceso de personalizacin remite a la

    fractura de la socializacin disciplinaria; positivamente, correspondea la elaboracin de una sociedad flexible basada en la informacin yen la estimulacin de las necesidades, el sexo y la asuncin de los'factores humanos', en el culto a lo natural, a la cordialidad y al

    sentido del humor"27.

    Se va dando consenso a una nueva forma mayoritaria de compor-tarse, signada no ya por la tirana de los detalles, sino por un mnimo decoacciones y el mximo de elecciones privadas posibles, con el mnimo deausteridad, con un mximo de deseo, con la menor represin y la mayorcomprensin ante las conductas personales.

    3. El individuo sigue relacionado con la sociedad; no puede ser per-sona sino en relacin a ella; pero cambia el sentido de esta relacin: se haroto la uniformidad en las conductas, valores y culturas. Sepsicologizan lasmodalidades de la socializacin.

    Como los hombres y la sociedad son psicolgicamente aquello quedesean (esto es, sus proyectos, sus fines), todo cambio implica primera ocontemporneamente un cambio en el aprecio de los valores. Gilles percibe,en este sentido, una acentuacin por los valores hedonistas (legitimacindel placer), un respeto creciente por las diferencias, un culto a la liberacinpersonal, al relajamiento, al humor, a la sinceridad, al psicologismo, a laexpresin libre, y una psicologizacin de la autonoma. La autonoma ya nose rige por la voluntad general, por las convenciones sociales, por las reglas

    fijas, por la abnegacin exigida por el partido revolucionario. Se trata antetodo de vivir libremente sin represiones, escogiendo cada uno el modo de suexistencia: buscar la individualidad, identidad en la diferencia, la particu-laridad, no la universalidad y la norma social, es lo caracteriza, entre otrosaspectos a la Posmodernidad.

    Regidos por el vaco

    4. Desde el punto de vista educativo, se abandona la educacin mo-derna, pues sta es entendida como autoritaria y mecnica, disciplinadora a

    27

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 6.

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    travs de la ciencia y las exigencias sociales, y se tiende a un rgimen ho-meoptico (de imitacin por contagio suave) y ciberntico (de tecnologausada sin esfuerzo por entenderla). El proceso educativo si existe debe serun suave juego, pues nadie cree en prepararse para el futuro (como en lapropuesta moderna an vigente en la retrica de los polticos): "La gentequiere vivir enseguida, aqu y ahora, conservarse joven y no ya forjar el

    hombre nuevo"28.Lo nuevo se ha hecho montono y exige desencantarlo en la apata.

    La sociedad posmoderna, sin dolo ni tab, vive slo de la imagen gloriosade s misma, sin proyecto histrico: "Estamos regidos por el vaco, un vacoque no comporta, sin embargo, ni tragedia ni apocalipsis"

    29.No se trata de

    un vaco por carencia, sino por abundancia. Seguimos en la sociedad delconsumo. El consumo no es una manera de satisfacer necesidades; sino eshoy una forma global de vivirpero sin fascinacin: Se consume ocio, tcni-cas de comunicacin y de personalizacin individual, sin nada imperativo niimperecedero, ni pleno de sentido.

    El consumo no es ni una prctica material ni una fenome-

    nologa de la abundancia, no se define ni por el alimento que sedigiere, ni por la ropa que se viste, ni por el automvil del que unose vale, ni por la sustancia oral y visual de las imgenes y de losmensajes, sino por la organizacin de todo esto en sustancia signi-ficante: ...el consumo es una actividad de manipulacin sistemtica

    de signos30

    .

    La televisin vende ante todo (aunque solapadamente) televisin: sepreanuncia, se anuncia y reanuncia, para atraer audiencia, para fascinar yencantar el deseo audiovisual del espectador medio; autoafirma la notorie-dad de su existencia, porque sabe que debe luchar en medio del desencantoposmoderno constante (zapping)

    31.

    En la Posmodernidad, todo puede cohabitar sin contradiccin contodo y sin postergacin, con flexibilidad ante las antinomias: "Narcisismo,consecuencia y manifestacin miniaturizada del proceso de personalizacin,smbolo del paso del individualismo 'limitado' al individualismo 'total', sm-

    28

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 9. Cfr. OBIOLS, G.Adolescencia, posmodernidady escuela secundaria. Bs. As., Kapelusz, 1993, p. 24.29

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 10.30

    BAUDRILLARD, J. El sistema de los objetos. Mxico, Siglo XXI, 1969, p. 224.31

    Cfr. SABORIT, J. La imagen publicitaria. Madrid, Ctedra, 1996, p. 21-31. BENJAMIN, W.Direccin nica. Madrid, Alfaguara, 1987, p. 76. MARAFIOTI, R. Los significantes del consu-mo. Bs. As., Biblos, 1988, p. 152-158. BARTHES, R. Mitologas. Mxico, Siglo XXI, 1995, p.

    82-96.

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    bolo de la segunda revolucin individualista"32

    .

    La educacin para el consumo ya no exige formarse en el dominiode una lgica coherente, sino plurivalente y flexible. El hombre posmodernono est exigido por una lgica en los contenidos elegidos (sometidos a fluc-tuaciones constantes); sino por el imperativo seductor de informarse, dedecidir, de prever, de reciclarse, de someter la propia vida a la regla delmantenimiento. Esta lgica desmotiva para la cosa pblica y, por otra parte,desestabiliza la personalidad, asentndola en el flujo abrumador, annimo einestable de la informacin, mbito donde abundan los medios y no apa-recen claramente los fines. La cohabitacin en el cctel de los contrarios,ampliamente ofrecidos en pblico, ante la indiferencia social, caracteriza ala Posmodernidad.

    "Si el consumo y el hedonismo han permitido resolver laradicalidad de los conflictos de clases, ha sido al precio de una ge-neralizacin de la crisis subjetiva. La contradiccin en nuestras so-ciedades no procede nicamente de la distancia entre cultura yeconoma; procede tambin del propio proceso de personalizacin,

    de un proceso sistemtico de atomizacin e individualizacin narci-sista: cuanto ms la sociedad se humaniza, ms se extiende el sen-timiento de anonimato; a mayor indulgencia y tolerancia, mayor estambin la falta de confianza personal; cuanto ms aos se viven,mayor es el miedo a envejecer; cuanto ms se trabaja menos sequiere trabajar; cuanto mayor es la libertad de costumbres, mayores el sentimiento de vaco; cuanto ms se institucionalizan la co-municacin y el dilogo, ms solos se sienten los individuos; cuan-

    to mayor es el bienestar, mayor es la depresin"33.

    Cultivo de los feelings

    5. Los individuos estn cada vez ms atentos a ellos mismos, perodbiles, lbiles y sin conviccin. El narcisismo posmoderno no reside en unaindependencia soberana asocial, sino en ramificaciones y conexiones encolectivos con intereses miniaturizados, hiperespecializados: agrupacionesde viudos, de padres de hijos homosexuales, de alcohlicos, de madreslesbianas. El narcisismo no es slo autoabsorcin hedonista: es tambinreagrupacin con seres idnticos, solucionando los problemas ntimos porcontacto con lo vivido, en la facilidad de la expresin y comunicacin conlos dems. Pero nadie, excepto el emisor y creador del mensaje est en el

    32LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 12. Cfr. OTTONELLO, P. P. Struttura e forme del

    nichilismo europeo. I Saggi Introduttivi. L'Aquila, Japadre, 1987.33

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 127-128.

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    fondo interesado por esa profusin de expresin.

    "Eso es precisamente el narcisismo, la expresin gratuita,la primaca del acto de comunicacin sobre la naturaleza de lo co-municado, la indiferencia por los contenidos, la reabsorcin ldicadel sentido, la comunicacin sin objetivo ni pblico, en emisor con-

    vertido en el principal receptor"34.

    La cultura posmoderna es el cultivo de los feelings, de lo que unosiente: lo que cada uno siente es lo que vale, en tanto y en cuanto lo siente.La cultura pblica no es ms que su expresin. El conocimiento en cuantoes objetividad, da pie a la normatividad; pero el sentirno llega al conoci-miento objetivo: es slo la modificacin del sujeto. En lugar de objetividadhay co-sentir, sentir (segn se cree) lo mismo. Se trata, adems, de un sen-tir en movimiento: por ello, se sigue con flexibilidad el ritmo. La seduccin,convertida en el clima generalizado, elimina las reglas disciplinarias del pen-sar, del hacer, del ser, del sentir. Esta imitacin libre se hace sinnimo dbilde personalizacin dbil, entendida como "un sentir ms", considerado va-

    lioso en s mismo, o esa, de narcisismo individual con la visa del narcisismocolectivo

    35. Vivir se convierte en sentir y ser visto, y ello en el valor supre-

    mo del individuo y de la comunicacin.

    6. El vaco no es solo individual; es adems institucional. El poderpoltico, en alguno de sus representantes, sigue musitando sus grandes rela-tos ideolgicos pero resultan vacos para la poblacin joven que es mayora.Para seducir, debe entonces humanizarse psicologizndose, manifestandocordialidad, confidencias ntimas, proximidad, autenticidad, manipulacindel electorado por el espectculo de las ilusiones, descentralizando y dandolugar a lo regional, generando una democracia del contacto exhibido en losgrandes medios de informacin. Descompromiso del Estado y privatizacin,

    sentimiento y tolerancia, autogestin cuadran bien con el sentir de la culturaposmoderna. La seduccin suplanta la revolucin. La ideologa se hace lightconvirtindose en conciencia epistemolgica

    36.

    "Quin cree an en el trabajo cuando conocemos las

    34LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 15. Cfr. FINKIELKRAUT, A. La derrota del pen-

    samiento. Barcelona, Anagrama, 1990, p. 121. DARS, W. Fundamentos antropolgico-sociales de la educacin. Villa General San Martn, UAP, 1994, p. 190-199.35

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 22. Cfr. BAUDRILLARD, J. Cultura y simulacro.Barcelona, Kairs, 1987.36

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 29. Cfr. GALANATE, M. La posmodernidad y los

    relatos en DAZ, E. y otros. Posmodernidad? Bs. As., Biblos, 1988, p. 45-52.

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    tasas de ausentismo? Quin cree an en la familia cuando los n-dices de divorcios no paran de aumentar, cuando los viejos son ex-pulsados a los asilos, cuando los padres quieren permanecer "jve-nes'...? Quin cree an en el ejrcito cuando por todos los mediosse intenta declararlo intil, cuando escapar del servicio ya no es undeshonor? Despus de la Iglesia, que ni tan slo consigue reclutar asus oficiantes, es el sindicalismo quien pierde igualmente su in-fluencia...

    El sistema funciona, las instituciones se reproducen y des-arrollan, pero por inercia, en el vaco, sin adherencia ni sentido, ca-da vez ms controladas por los 'especialistas', los ltimos curas,como deca Nietzsche, los nicos que todava quieren insertar sen-tido, valor, all donde ya no hay otra cosa que un desierto apti-

    co"37.

    Ya nadie cree en la historia. Tenemos la sensacin de haber llegadoal fin

    38. Nada vale y por ello bien puede hablarse de nihilismo, pero de un

    nihilismo ni activo ni pasivo, sino indiferente, incluso ante el sin sentido.Esta es la novedad de la Posmodernidad: no hay ms angustia ni metafsica

    ni psicolgica; no hay ms pesimismo, ms absurdo. Hay vaco, descom-promiso emocional e intelectual. "Ya es posible vivir sin objetivo ni sen-tido"

    39.Se ha dado una especie de saturacin en el relativismo, una indife-

    rencia por exceso de presentacin de valores que cambian cada seis meses.No hay races ni radicalismo. El hombre ya no es un decadente pesimista(como lo pens Nietzsche) ni un trabajador oprimido (como lo preveaMarx); sino un telespectador probando por curiosidad uno tras otro los pro-gramas de la noche, sin interesarle ninguno y yendo a dormir por abu-rrimiento. Pero esta apata no es vista como una crisis o un defecto de so-cializacin; sino como una nueva socializacin flexible y econmica.

    "Fundado en la combinacin incesante de posibilidades inditas,el capitalismo encuentra en la indiferencia una condicin ideal parasu experimentacin, que puede cumplirse as con un mnimo de re-

    sistencia... La indiferencia es meta-poltica y meta-econmica"40

    .

    37LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 35-36.

    38Cfr. LYOTARD, J.- F. La condicin postmoderna. Bs. As., REI, 1987, p. 63. FUKUYAMA, F.

    El fin de la Historia y el ltimo hombre. Bs. As., Planeta, 1992, p. 187. OBIOLS, G.Adolescen-cia, posmodernidad y escuela secundaria. O. c., p. 29.39

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 38. Cfr. ROJAS, E. El hombre light. Una vida sinvalores. Bs. As., Temas de Hoy, 1992, p. 13-25, 43.40

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 43.

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    7. En este clima cultural de indiferencia, cuando ms explican lospolticos ms se re la gente; cuanto ms gritan los pocos dirigentes gremia-les menos participan los trabajadores; cuanto ms se esfuerzan los profeso-res para que sus alumnos lean, menos leen stos, por indiferencia, satura-cin, informacin y aislamiento afectivo. El alumno indiferente por satura-

    cin de informacin masiva, no se aferra a nada, no tiene certezas abso-lutas, nada le sorprende, y puede cambiar rpidamente de opinin. El con-flicto, fundamental para aprender, ha dejado paso a la apata.

    Elproceso educativo oficialtiene una tendencia global a reducir "lasrelaciones autoritarias y dirigistas" y, simultneamente, a acrecentar las op-ciones privadas, a privilegiar la diversidad, a ofrecer frmulas de programasindependientes. El proceso educativo pretende ser, en la Posmodernidad,autnomo, sin renunciar empero a una propuesta por seduccin, multipli-cando los intereses y diversificando las ofertas, para que cada uno cree, a lacarta, su propia educacin. Alejada la censura, aparece el deseo de verlotodo, hacerlo (al menos imaginativamente) todo, decirlo todo. Al psicologi-zarse el modo de vida, la sinceridad, la autenticidad, el humor irnico se

    convierten en las virtudes cardinales y han tomado el puesto de la verdad.En el contexto de una sociedad plural, se tiene en cuenta los deseos

    de los individuos que ella misma produce y ofrece, jugando sibilinamente ala diferencia, al bienestar, a la libertad, al inters propio. La enseanza seorienta en este sentido: trabajo independiente, construccin individual o (aeleccin) grupal de los conocimientos, sistemas opcionales, programas dife-renciales, dilogo con el teclado, autoevaluacin, manipulacin personal dela informacin, aceleracin de la individualizacin de los seres, toma deconciencia con humor

    41.

    El discurso de maestro se ha desacralizado, banalizado, situado en elmismo plano que el de los mass media. La escuela se ha convertido en unlugar mezcla de atencin dispersa y de escepticismo, el cual, no obstante,

    se manifiesta lleno de desenvoltura y desenfado ante el saber cientfico ycultural.

    Como los jvenes vegetan en las escuelas, hay que cambiar a cual-quier precio. Se propone, pues, ms liberalismo, ms participacin, ms in-vestigacin pedaggica e interdisciplinar y ms globalizacin; y, sin em-bargo, se produce ms desercin escolar y disciplinaria.

    9. Elproceso educativo queda en manos del individuo: l debe admi-nistrar su vida. l debe controlar su proceso de vivir; no por presiones auto-41

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 20-21, 144. Cfr. LYOTARD, J. - F. La condicinpostmoderna. O. c., p. 99. PREZ GMEZ, A. La cultura escolar en la sociedad posmoderna en

    Cuadernos de Pedagoga, 1994, n. 225, p. 80-85.

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    ritarias, sino segn su propia seduccin. La Modernidad haba inventado laideologa del individuo libre, autnomo; haba instaurado una economa librefundada en el empresario independiente y en el mercado de la libre oferta ydemanda, al igual que los regmenes democrticos. Todo esto llega ahora,en la Posmodernidad, a la intimidad del individuo psicologizndolo todo. Eneste contexto, el esfuerzo solo tiene sentido como deporte cuando el indivi-

    duo se autoconstruye a la carta42.

    La persona, psicologizada, se reduce al cuerpo y a su imagen, estoes, a lo que siente y ve de s. En consecuencia, el proceso educativo (quesiempre ha sido lograr el control sobre s, dominio, disciplina armnica de lamente, de la voluntad, del yo) se convierte en un logro del dominio delcuerpo y conservacin de la imagen.

    "De este modo, se produce un sujeto, ya no por disciplina,sino por personalizacin del cuerpo bajo la gida del sexo. Su cuer-po es usted; existe para cuidarlo, amarlo exhibirlo, nada que vercon la mquina. La seduccin ampla el ser-sujeto dando una dig-nidad y una integridad al cuerpo antes ocultado: nudismo, senos

    desnudos son los sntomas espectaculares de esa mutacin por laque el cuerpo se convierte en persona a respetar, a mimar al sol"43

    .

    De este modo, la Posmodernidad, reduciendo la persona al cuerpo,culmina el proceso iniciado por el sensismo que reduca el conocer al sentir.Educarse es pues educar al propio cuerpo: Es sentir y dejarse sentir, es reci-clarlo quirrgica, deportiva y dietticamente, en funcin de la autoseduc-cin. El cuerpo psicolgico ha sustituido al cuerpo objetivo. El propio cuerpose convierte en el sujeto

    44. En consecuencia, en la educacin formal se ha

    priorizado lo psicolgico y lo esttico (como diversin) sobre la lgico, elpasatiempo interesante sobre el trabajo real.

    Apata frvola10. Despus de la desercin social de los valores e instituciones, larelacin con el otro es la que sucumbe, segn la misma lgica, al procesode desencanto. Saturado de informacin, el sistema produce el deseo de

    42LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. La tica indolora de los nuevos tiempos democr-

    ticos. Barcelona, Anagrama, 1994, p. 113.43

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 30. LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O.c., p. 92-93.44

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 62. Cfr. SUAREZ, G. La postmodernidad y susdesafos a la conciencia y vida cristiana en CIAS Revista del Centro de Investigacin y Accin

    Social, n. 423, l993, p. 227.

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    aislamiento, de modo que los sujetos terminan pidiendo que los dejen solos.Ese deseo resulta casi imposible de lograr, y una vez logrado, resulta intole-rable para el sujeto, porque no hay interioridad, nada propio que lograr."Cada uno exige estar solo, cada vez ms solo, (rodeado de sus muchosmedios de informacin) y simultneamente no se soporta a s mismo"

    45.

    Emerge entonces una apata frvola, a pesar de las realidades catas-trficas ampliamente exhibidas y comentadas por los medios de comunica-cin, sin engendrar un sentimiento trgico ni profundo, por la rapidez de losacontecimientos.

    11. Los sujetos estn frvolamente autoabsorvidos, lo que permite unabandono de la esfera pblica y de los valores profundamente compartidos.Esto que era propio de los nios, se extiende hoy a los adultos. El narci-sismo, en un perfecto crculo, adapta sin traumas, el yo al mundo en el quenace y as se educa por contagio suave, autoseducido.

    "El amaestramiento socialya no se realiza por imposicindisciplinaria ni tan slo por sublimacin; se efecta por autoseduc-

    cin. El narcisismo, nueva tecnologa de control flexible y autoges-tionado, socializa desocializando, pone los individuos de acuerdocon un sistema social pulverizado, mientras glorifica el reino de la

    expansin del Ego puro"46

    .

    Paradojalmente se trata de un yo dbil, desmenuzado, vaciado de suidentidad a fuerza de caudales de informaciones, carente de sistemas ps-quicos organizados y sintticos, "en las antpodas de la conciencia volunta-ria e intra-determiada". Por exceso de referencias, no trabajadas desde elyo, sino soportadas como un caudal que le viene diariamente encima, el yose ha convertido en un "conjunto impreciso", desubstancializado.

    En este contexto, el esfuerzo no est de moda, la disciplina se des-

    valoriza en funcin del deseo, favoreciendo la debilidad de la voluntad y laanarqua de los impulsos, juntamente con "la prdida de un centro de gra-vedad que lo jerarquiza todo"

    47;centro que otorga sentido a la vida.

    12. Se trata de un narcisismo light, no empeado con grandes princi-pios para defenderlo; sino basado en la ausencia de resistencia a los este-

    45

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 48. Cfr. FUKUYAMA, F. El fin de la Historia y elltimo hombre. O. c., p. 412.46

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 55.47

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 56-57. Cfr. ROJAS, E. La conquista de la volun-tad. Bs. As., Planeta, 1994, p. 53. IBEZ-MARTN, J. Formacin Humanstica y Filosofa en

    Revista Espaola de Pedagoga, 1994, n. 198, p. 231-246.

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    reotipos, capaz de asimilar los modelos de comportamientos en constanteexperimentacin y cambio. El yo, convertido en un espacio flotante, sinreferencias ntidas, es una disponibilidad pura adaptable a la fluidez de lossistemas de oferta que ortopedizan la salud fsica y mental. En este clima,se disuelven las identidades y los papeles sociales (antao definidos) delestatuto del hombre, de la mujer, del nio, del loco, del civilizado, entrndo-

    se en un perodo de indefinicin e incertidumbre, de igualdad por in-definicin, ante un yo desubstancializado y sin referencias naturales o socia-les objetivas. Por lo mismo, se desmantelan los antagonismos rgidos, lasmilitancias religiosas, las contradicciones. El laxismo (o moral sin normas ycastigos) sustituye a la moral tradicional; la indiferencia suplanta a la tole-rancia. Se desvaloriza el carcter objetivo de la accin (la cual vala antespor sus efectos objetivos) y sta vale ahora solo por la intencin. En conse-cuencia, la moraldeja de ser una ciencia con principios objetivos para con-vertirse en un conjunto de acciones psicolgicas

    48. El otro no es ni bueno ni

    malo: es diferente e indiferente. El otro no queda excluido, sino transcriptoen el cdigo de la subjetividad.

    No obstante, cuanto ms el sujeto se halla libre de las sujeciones

    tradicionales, ms es rara la posibilidad de encontrar una relacin de vidaintensa y duradera: es raro el amor a alguien que sirva de eje para la propiaorganizacin psicolgica objetiva. Sucede que el individualismo produce si-multneamente dos efectos: en l raramente uno se sacrifica por el otro,pero todos muestran una compasin general y difusa por la humanidad, porel dolor

    49.

    La personalizacin, entendida como psicologizacin del individuo,mientras aspira a aumentar la responsabilidad del individuo para con l mis-mo, favorece de hecho con la labilidad y emotividad, comportamientosaberrantes (vandalismo, prdida de sentido y de valor), inestables, indiferen-tes al principio de realidad, abandono de las grandes finalidades sociales,que hacen imposible toda tica social solidaria (basada en un bien comn) ydejan intactos los problemas del subdesarrollo, la miseria, el abandono demenores y ancianos

    50.

    tica: libertad autnoma en un desorden homeosttico.

    48LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 67. LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O.

    c., p. 97.49

    LIPOVETSKY, G. La era del vaco. O. c., p. 197.50

    LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O. c., p. 17. Cfr. REIGADAS, M. Neomodernidad yposmodernidad: preguntando desde Amrica Latina en DAZ, E. y otros. Posmodernidad? Bs.

    As., Biblos, 1988, p. 113.

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    13. La tica posmoderna no es ni la moderna (centrada en los deberesdel hombre y del ciudadano, y en l las virtudes burguesas como el ahorro yla austeridad) ni la religiosa, ni una tica heroica. La Posmodernidad es nar-cisista y tambin lo es en tica: sus valores (el bien) se hallan en la felicidadintimista y autnoma.

    La moral posmoderna aparece como un derecho, no como un deber.Esta moral "ya no exige consagrarse a un fin superior a uno mismo"

    51. El

    hombre y la sociedad se gobiernan por derechos subjetivos, pero no por ellotodo est permitido. Dentro del caos individual y hedonista se genera, sinautoritarismo, un orden flexible que rechaza los excesos. En la sociedadposmoderna, coexisten dos tendencias antinmicas que se controlan mutua-mente: a) Una que excita al placer inmediato y consumista (de sexo o deentretenimiento, culto del presente) y otra, b) que gestiona el tiempo y elcuerpo, buscando la excelencia y calidad de la salud y la higiene.

    En el mbito educativo, lo que interesa es la construccin flexible decada uno y de sus propios conocimientos y valoraciones para su felicidad;sobre todo para el valor de la tolerancia y la exhibicin del propio cuerpo

    que es su persona. No se educa para la verdad, sino para la felicidad propia."Ya no se educa a los nios para que honren a sus padres, sino para quesean felices, para que se conviertan en individuos autnomos, dueos de suvida y de sus afectos"

    52. El reconocimiento de las acciones de los padres,

    no es una imposicin tirnica de la moral. sta es una moral sin obligacio-nes, la condicin de la verdadera vida, una realizacin elegida y emotiva, sinrenunciar a uno mismo.

    14. Se trata, pues, de un hedonismo dual, desenfrenado y desrespon-sabilizador en las minoras, y prudente e integrador en las mayoras

    53.Quizs

    lo que une a ambos hedonismos es la intencin de buscar la felicidad hedo-nista sin daar a otro. El dolor provocado, incomprensible y absurdo, es

    visto como un mal y genera una piedad psicolgica.Narciso es tendencialmente 'sensato': la autoseduccin busca exce-

    lencia en su imagen, higiene de vida, diversificacin de las motivaciones. Elderecho a vivir como le plazca a cada cual (sin herir a un tercero) hace to-mar distancia de toda norma social o moda en las costumbres: "Todo puedeelegirse sin presin agobiante, ya nada es ridculo; ya no es obligatorio ser

    51LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O. c., p. 48. Cfr. CULLEN, C. tica y posmoderni-

    daden DAZ, E. y otros. Posmodernidad? O. c., p. 147.52

    LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O. c., p. 164, 169. Cfr. PETRUS, A. La educacinsocial en la cultura del bienestaren Comunicacin, Lenguaje y Educacin, 1995, n. 27, p. 5-20.53

    LIPOVETSKY, G. El crepsculo del deber. O. c., p. 56, 149.

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    liberado... No hay nada ms que el individuo soberano ocupado en la ges-tin de su calidad de vida"

    54.De all la reivindicacin de derechos, apa-

    rentemente sociales, al agua pura, a una atmsfera no polucionada, respetoecolgico a la naturaleza; de all un posmoralismo biotico.

    15. Nos hallamos, pues, ante una moral light, irracional, con derechos(como facultad de disponer de s mismo sin ser impedido por otros), perosin deberes ante nadie; una moral basada en la libertad autnoma, sin refe-rencia a una naturaleza humana, a la razn o al ser de las cosas que calificade buena o mala a la libertad; una moral donde la libertad que genera desor-den, pero un desorden homeosttico, por lo que solo el narcisismo de unoes limitado por el narcisismo del otro, al que piadosamente no se le quierecausar malestar o dolor

    55.Por ello hay aun, en una moral negativa, un lugar

    para la prohibicin: todos pueden, por ejemplo, fumar, pero no en cualquierparte. En el mejor de los casos se tiende a respetaral otro (incluso a losanimales), pero no a vivir para el otro, porque se ha descalificado el altruis-mo como principio permanente, se ha desculpabilizado el individualismo y,en un clima neoliberal, se ha legitimado el derecho a vivir para uno mismo,

    con una indiferencia hacia el otro, cercana frecuentemente al cinismo56.

    16. El individualismo no es siempre, sin embargo, sinnimo de egos-mo: se desea ayudar a los otros si es posible realizarlo en forma fcil y dis-tante; pero sin comprometerse demasiado, sin dar demasiado de s mismo.A veces, la expansin narcisista de la propia expresin lleva al deseo dehacer algo con la propia vida y dedicarse a nuevos momentos de solidaridady de ayuda, como un suplemento existencial.

    Dentro de un estilo de vida light, posmoderno, desde la subjetividadse rescata, sin embargo, exigencias morales mnimas y comunes:

    "Dios ha muerto, pero los criterios del bien y del mal no

    han sido erradicados del alma individualista; las ideologas globali-zadoras han reprimido su crdito, pero no lo han hecho las exigen-cias morales mnimas indispensables para la vida social y democr-tica. Los crmenes de sangre, la esclavitud, la crueldad, la viola-cin, las sevicias psicolgicas y fsicas suscitan ms que nunca la

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