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Catalogo de la exposicion permanente en el edificio Reina Sofia, Cadiz

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Con ocasión de cumplirse el centenario del nacimiento del escultor gaditano Juan Luis Vassallo Parodi , es para mí un enorme orgullo prologar la guía de la exposición permanente que nuestro artista tiene en la planta segunda del Centro Cultural Municipal Reina Sofía.

El 24 de octubre de 2006 S.M. la Reina Dña. Sofía inauguró este equipamien-to cultural que lleva su nombre, uno de cuyos referentes más importantes es esta magnífica selección de obras, compendio de la trayectoria artística de Vassallo.

Nuestro Ayuntamiento nunca estará suficientemente agradecido a la familia Vassallo, que con su enorme generosidad han hecho posible que la ciudad de Cádiz posea un espacio único donde sus ciudadanos y visitantes se deleitan con la contemplación de su incomparable obra. En este espacio singular, con la luz de la bahía gaditana como compañera, tendremos siempre los gaditanos un punto de referencia más a sumar a todo los rincones irrepetibles de nuestra ciudad.

Con esta guía, de la mano de José Antonio Merino Calvo, que tanto nos ha aportado en el conocimiento de Vassallo, pretendemos impulsar la divulgación y el acercamiento a un artista único, convirtiéndose de esta manera en el comple-mento del recorrido por sus salas.

Teófila Martínez SáizAlcaldesa de Cádiz

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Juan Luis Vassallo Parodi nació en Cádiz un 2 de mayo de 1908, en el nº 19 de la calle Cervantes, cumpliéndose por tanto en este año el centenario de su nacimiento. Sus apellidos le sitúan en ese nutrido grupo de gaditanos de ascendencia italiana, cuyos ancestros arribaron a nuestra ciudad atraídos por su pujanza comercial, y cuyo arraigo en la esencia de Cádiz es tal que la ciudad no se entendería del todo sin su presencia.

Pronto dejó su ciudad natal por las obligaciones profesionales de su padre, el pintor Eduardo Vassallo Dorronzoro, recorriendo diversos puntos de la geografía peninsular ; pero Juan Luis Vassallo nunca olvidó sus raíces, y siempre tuvo a gala el hecho de ser gaditano. De tal manera esto fue así, que siempre deseó que una parte signifi cativa de su obra se conservara en la ciudad que tanto amaba. Cádiz fue además una fuente de inspiración continua en su trayectoria creativa, y no sólo por la indiscutible y hermosa “Gades”, icono gaditano de primer orden, y homenaje no sólo a su historia sino a la luminosidad de esta tierra.

Su familia ha hecho realidad el deseo del artista. Con una enorme generosi-dad cedió en propiedad a nuestro Ayuntamiento una considerable representación de la obra de nuestro insigne escultor, que contribuyó de manera signifi cativa a la renovación de la escultura fi gurativa española del siglo XX.

Con esta guía damos un primer paso para promocionar un mejor conocimien-to de la obra de un creador imprescindible para entender la trayectoria artística de nuestro país en su historia reciente.

Antonio Castillo RamaTeniente-Alcalde Concejal de Cultura,

RR. II. Y Universidad

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B i o g r a f í a

Vassallo junto a su esposa Amparo y sus hijos José Manuel y Amparo, hacia 1947.

Vassallo leyendo en su estudio.Vassallo (sentado, primero a la izquierda) junto a sus padres y hermanos, en Córdoba hacia 1918.

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Juan Luis Vassallo Parodi, que vio la luz en Cádiz el 2 de mayo de 1908, pertenece a un amplio grupo de escultores hispanos nacidos entre 1877 y 1910 que compartieron el propósito de proseguir una escultura dentro de la tradición fi gurativa con un aire renovador, pero sin una fórmula estilística única que los interrelacione. En unos casos recorren caminos bien diferenciados y en otras ocasiones existen vín-culos entre algunos de ellos, caso del “mediterraneís-mo” catalán o del “realismo” castellano. El escultor gaditano no se adscribió claramente a ninguna de estas tendencias.

Hijo del pintor Eduardo Vassallo Dorronzoro y

de Dolores Parodi Rosas, sus apellidos lo enmarcan en una serie de familias de raigambre gaditana y pro-cedencia italiana. El origen de su inclinación plástica se encuentra en la natural emulación paterna, así como en el ambiente artístico que desde niño le ro-deó. Al trabajar su padre como profesor de Escuelas de Artes y Ofi cios, realizó sus primeros estudios en las de Córdoba y Baeza, lugares donde aquél estuvo destinado. En vista de las dotes que Juan Luis mos-traba hacia la escultura y de su interés por el arte, a los diecinueve años marchó a estudiar a Madrid tras lograr una beca para asistir a las clases de Dibujo

Vassallo (arriba, segundo por la izquierda)junto a sus hermanos, hacia 1922.

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del Natural en el Círculo de Bellas Artes. También acudiría a las clases nocturnas de la Escuela de Artes y Ofi cios, donde tuvo como maestros a Aniceto Ma-rinas y José Capuz. Pronto obtuvo su primer éxito, al lograr en 1927 el primer premio de escultura de la exposición anual del Casino de Clases del Ejército con el Retrato de “La Jeroma” cuya reproducción en bronce costeó de su propio bolsillo el insigne Mariano Benlliure, miembro del jurado, gratamente impresionado por la obra premiada.

Posteriormente ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, en la que estudió desde 1931 hasta 1934, fecha en la que comenzó su también importante y dilatada labor docente al ser nombrado profesor de la Escuela de Artes y Ofi cios de Ávila. Su estancia en esta ciudad le aproximó a los postulados del realismo castellano y al trabajo de la piedra, infl uencias que se plasmaron en trabajos como Mujer abulense y, sobre todo, Añoranza, obra con la que obtuvo una Tercera Medalla en la Expo-sición Nacional de Bellas Artes de 1934. En 1936 sumó un nuevo galardón a su currículo al lograr el Primer premio en el Concurso Nacional de escultura por Desnudo con cisne. Este mismo año se inicia la que podemos denominar etapa andaluza en su tra-yectoria, al trabajar sucesivamente en las Escuelas de Bellas Artes de Jerez de la Frontera, entre 1936 y 1941 y Sevilla, de 1943 a 1958. Durante este largo periodo Juan Luis Vassallo enriqueció su producción artística al ampliar su repertorio iconográfi co con la imaginería religiosa, faceta en la que llegó a ser un consumado maestro, infl uido sin duda por la tradi-ción sevillana, el contacto con las obras de los maes-tros del siglo de oro y las circunstancias políticas de la posguerra. En estos años consolidó su reputación, fue nombrado académico de las de Bellas Artes de

Vassallo en su estudio de Sevillahacia 1957 junto a su Asunción.

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Cádiz (1938) y Sevilla (1953) y consiguió una Pri-mera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1948 por su obra Gades, concebida como homenaje a su ciudad natal.

Su vida dio un nuevo giro en 1958 al obtener la cátedra de Modelado de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, por lo que abandonó Sevilla, aunque no la enseñanza en Artes y Ofi cios, que siguió ejerciendo también en la capital de España hasta que se jubiló en 1978. En 1964 lo-gró el primer premio en el concurso convocado por el Círculo de Bellas Artes madrileño para erigir una estatua a Minerva, fi gura que desde entonces corona el edifi cio de esta institución en la calle de Alcalá. En 1967 fue nombrado académico numerario de la de Bellas Artes de San Fernando. En 1972 se le con-cedió el primer premio en el concurso de proyectos de un monumento a Santa Teresa en Ávila, que no se llevó a efecto hasta 1982, año en el que fue ofi cialmente inaugurado por el Papa Juan Pablo II. En los últimos años de su vida profesional Juan Luis Vassallo se dedicó de lleno a su labor docente y a sus obligaciones como académico, aunque nunca dejó de trabajar en sus obras, lo que hizo hasta el mismo mo-mento de su fallecimiento en Madrid el 18 de abril de 1986.

El gaditano fue un artista formado, completo y capaz, que dominó con gran perfección todas las téc-nicas de la escultura y que se enfrentó, con igual tino, a los distintos materiales y temas iconográfi cos de esta disciplina plástica. De esta forma, sus manos tra-bajaron el barro, escayola, madera, piedra o mármol y su repertorio de obras incluye desnudos, retratos, monumentos públicos, imaginería religiosa, restau-raciones y medallas conmemorativas, sin olvidar un importante número de dibujos así como su paso por otras disciplinas creativas como la poesía.

Vassallo con José Luís Medina, escultor y compañero en la Facultad de Bellas Artes, hacia 1973.

Vassallo con alumnos, probablemente en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.

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“Mirad estas obras como a los hijos de un buen amigo, yo las he trabajado con amor...”

E l e s t u d i o

Vassallo trabajando en El mármol y la formaen su estudio de Madrid, en 1968.

Tamaño comparativo de la estatua original de Gades con la reproducciónpara el Paseo Pascual Pery de Cádiz.

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Estas palabras de Juan Luis Vassallo nos descubren el espíritu del que durante toda su vida fue su lugar de trabajo, su estudio. Un estudio que era como un mundo dentro de su mundo, donde el artista gadita-no jugaba a ser el creador y de sus manos brotaban fi guras, ideas, bocetos, apuntes, todos ellos repletos de humanidad.

Representación del estudiode Vassallo, en la exposición permanente del Centro Cultural Reina Sofi a.

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Como escribe acertadamente su nieta Marta en el ca-tálogo de la Exposición Forma y materia, “en su es-tudio, Vassallo era el rey de ese planeta, y se acercaba a la materia, olisqueaba el barro, acariciaba la piedra, y la pulía, con sus manos expertas y su mirada aguda de lince sabio y silencioso, los relojes se paraban, se perdía la noción del tiempo y en ese submundo, ajeno a las miradas de los demás, el hombre callado, meditabundo y calmoso, andaluz.... creaba.”

Interior del estudio de Vassallo en Sevilla, hacia 1957.

Detalle del armario de herramientas utilizadas por Vassallo.

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Los familiares del escultor han mantenido su estudio durante estos últimos veinte años tal y como el artista lo dejó. Gracias a ello, aquí podemos contemplar la mayor parte de sus útiles de trabajo junto a algunas obras originales del gaditano que nos dan una idea más cercana de lo que siempre fue. Rústicos pedes-tales de madera, el viejo caballete que gira gastado por el tiempo, la rueda para pulir, mesas de trabajo y una verdadera joya, su armario de herramientas, algunas ya reliquias de un antiguo ofi cio. Palillos de modelar, mazos, gubias, buriles y toda una suerte de instrumentos que, si pudieran, nos hablarían de largas horas de trabajo paciente y efi caz. Quizás nos desvelaran la génesis de Leda, desnudo que confor-ma un armónico movimiento en espiral con el que en

1936 ganó el Concurso Nacional de Escultura, o del sensual Torso de mujer en el que la joven, en recorta-do contraposto, alza los brazos recogiéndose el pelo. Si dejamos volar nuestra imaginación podemos ver al artista modelando la esbelta fi gura de Martínez Montañés, el intrépido Motorista, la cabeza del Cris-to del Calvario o el perfi l de la Joven sevillana.

Cuando admiramos la fuerza de su plástica com-prendemos cómo este hombre humilde y discreto se transformaba en su estudio en un artista apasionado que ponía las manos y el corazón en cada uno de sus trabajos y sin darnos cuenta nos vamos encariñando con sus obras y las vemos como él quería, “como a los hijos de un buen amigo”.

Vassallo en su estudio madrileño de la calle López de Hoyos, en 1974, trabajando en suBañista bronceandose.

Herramientas, mesas y bancos de trabajodel taller de Vassallo.

Vassallo en su estudio de Sevilla con la estatua Ceres, en 1946.

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D e s n u d o s

Bailarina, 1981Bronce, 55 x 23 x 16 cm.

Bañista bronceándose, 1974Bronce, 43 x 25 x 20 cm.

Vista de la galería donde se exponen varios de los trabajos de Vassallo.

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El desnudo siempre ha sido tema pre-ferente de los artistas de todos los tiempos, convirtiéndose en una especie de modelo de todas las construcciones formales. Juan Luis Vassallo no fue ajeno a ello, pues consi-deraba el cuerpo humano como la forma más perfecta que se encuentra en la Naturaleza. A lo largo de su evolución artística, el escultor gaditano realizó una importante cantidad de desnudos que tienen parecidas características y cualidades, y que parten del mis-mo principio: inspiración en las formas de la naturaleza, interpretán-dolas con su personalidad.

Pudor, 1969Piedra de Colmenar, 41 x 18 x 25 cm.

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Vassallo representa sus desnudos, mayoritariamente femeninos, con pre-tensiones justas de aire, de luz y, sobre todo, de ritmo y de movimiento. Un mag-nífi co ejemplo es su hermosísima Niña de la piedra, inspirada en la observación de unas niñas que jugaban en la playa de Cádiz. Se trata de una exquisita y cuida-da obra, sabia de composición, muy estudiada de movimiento y con una acertada elección del punto de reposo. Lavandera y Pudor también constituyen, en su posición arrodillada, magnífi cos estudios de movimiento. Majestuosa y serena se nos aparece Córdoba, mujer fi rme recostada sobre su brazo izquierdo en una com-posición llena de ritmo. Belleza, sugestión y sensualidad desprenden Muchacha apoyada y Bailarina. Similar factura y dimensiones tienen Bañista del pomo, magnífi co juego de volúmenes y ritmos circulares y Niña del trampolín, bellísima de dibujo, con una expresión sencilla y exquisita.

Bañista descansando, 1977Bronce, 51 x 15 x 35 cm.

Muchacha apoyada, 1958Bronce, 74 x 25 x 27 cm.

Cordoba, 1966Piedra, 34 x 77 x 30 cm.

Lavandera, 1957Mármol, 55 x 27 x 37 cm.

Niña de la piedra, 1938Bronce, 109 x 40 x 50 cm.

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Varios estudios revelan el tenaz trabajo pre-vio para dar entidad defi nitiva a El mármol y la forma, modernísima obra en la que de un mismo bloque de mármol emerge la delicada imagen de un desnudo femenino y se sugiere la presencia de una fi gura masculina, fundiéndose la forma y la materia como si de una misma realidad se tratara.

Por último, comentario aparte merecen los pequeños desnudos modelados en barro, bocetos que en ocasiones poseen más fuerza que la obra defi nitiva, creaciones espontáneas llenas de vigor, expresivas y naturales. Es el barro la materia que mayor contacto tiene con las manos del escultor, la más cercana al sentido del tacto, la que refl eja los cuatro elementos de la naturaleza: agua y tierra, en el barro moldeable, fuego y aire, en el calor del horno que lo petrifi ca.

El mármol y la forma, 1968Mármol, 100 x 80 x 40 cm.

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Entre los numerosos desnudos de Juan Luis Vassallo merece una mención especial Gades, su obra más emblemática, que nació de la observación de las bañistas en la playa gaditana, donde tantas horas disfrutó con su familia en sus descansos veraniegos y encontró numerosos motivos de inspiración. Allí, hace años, una muchacha que oteaba el horizonte con una toalla en su brazo y la mano en la frente iluminó al artista, que al cerrar sus ojos imaginó a Gades, símbolo de su tierra natal. De este modo, en la fi gura queda representada, por una parte, la gracia y la belleza de la mujer gaditana; por otra, la luz deslumbradora de Cádiz en sus entornados ojos, que protege del sol con su mano derecha; y, por último, el aire siempre presente, que azota la tela colgada de su antebrazo izquierdo y, al mismo tiempo, agita los cabellos.

G A D E S

Gades,Escayola, Centro Reina Sofía.

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La imagen original, realizada en escayola, fue modelada por el escultor gaditano en 1948 y pre-miada con una Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de dicho año. Esta fi gura siempre obsesionó profundamente a Vassallo, razón por la que estuvo trabajando en ella hasta el fi nal de sus días con pequeños retoques que aún pueden distinguirse.

A partir de la misma se han realizado varias piezas originales, cada una de las cuáles tiene su razón de ser. Una réplica en bronce de gran tamaño para que pueda ser vista desde el mar ocupa un lugar destacado en el Paseo Pascual Pery desde 1989. En el Museo de Cádiz permanece expuesta una Gades en piedra en la que el propio Vassallo trabajó durante toda su vida, adecuando la fi gura a la materia. Tam-bién se encuentran varias reproducciones en bronce

de pequeño tamaño en colecciones privadas, en la Junta de Obras del Puerto de Cádiz y en la Funda-ción Capa. Por último, una reproducción de la obra original fundida en bronce se colocó en 1999 en el Paseo Marítimo gaditano. Y no debemos olvidar que en numerosos anagramas, carteles, orlas y otros motivos publicitarios y turísticos, la fi gura de Gades aparece desde hace tiempo como símbolo en lugar destacado. Aunque no lo pudo ver realizado en vida, se cum-plió el deseo de Juan Luis Vassallo de que la obra que con tanto cariño y afecto creó estuviera situada en su ciudad natal mirando al mar. Mejor representación no puede tener Cádiz, la Gades romana: el sol, el viento y la serena belleza del desnudo femenino frente al océano resumen la gracia elegante y el espíritu liberal y marinero de esta trimilenaria ciudad.

Piedra, 176 x 50 x 45 cm.Museo de Cádiz, secciónde Bellas Artes.

Bronce, 176 x 50 x 45 cm.Paseo Marítimo.

Bronce, 350 x 105 x 90 cm.Paseo Pascual Pery.

Otras reproducciones de Gades en Cádiz.

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Tema Libre

Vista de la sala, con El Grecoen primer plano.

Panorámica de la sala.

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Como su propio nombre indica, en este tipo de obras el escultor puede trabajar con mayor libertad, sin sujetarse a ningún concepto ni tipología determinada. Por ello es proba-ble que en esta faceta podamos apreciar con una mayor clari-dad la modernidad de la plástica de Vassallo, que combina en estos trabajos la perfección formal de lo clásico con el sen-

tido abierto y original de lo contemporáneo. A esto hay que añadir que el gaditano, artista formado y

completo, se enfrentó, con igual tino, a los dis-tintos materiales que dan vida a la escultura,

ya se trate del barro, escayola, madera, piedra o mármol.

De este modo, nos encon-tramos con trabajos de muy variada temática, concepción y soportes materiales. En tres

bronces de similares dimen-siones, se muestra un tanto ex-

presionista: Maternidad trágica, desgarradora fi gura en la que una

madre abraza con fuerza a sus dos hijos protegiéndolos de los horrores de la guerra; Baco, robusta representación

del dios del vino en ávida actitud de beber; y Mujer sobre un fauno,

curiosa y personal muestra de esta fi gura mitológica.

Baco, 1971-75Bronce, 38 x 18 x 12 cm.

Mujer sobre un fauno, 1971 - 75Bronce, 25 x 16 x 10 cm.

Maternidad trágica, 1965Bronce, 26 x 11 x 11 cm.

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Rotundo de volúmenes, pero lleno de gracia y sencillez es el pequeño Violoncelista en madera. Sobrio y estilizado, ataviado con ropaje de su época, nos presenta a El Greco. Grácil y con rítmico movi-miento se luce la “goyesca” Maja descalzándose.

También nos encontramos con varios relieves de distinta índole: El Cordobés y Picador, temas taurinos resueltos con gran soltura y simplicidad de modelado; El can-can, rítmica escena de baile; La Primavera y Homenaje a Goya, en los que demuestra su dominio del espacio; Pescadores del Tiberiades, espléndida composición con precisos estudios del cuerpo humano, en este caso mascu-lino; y, por último, El balcón, simpática imagen en la que dos mujeres se asoman sugerentes tras la baranda.

Relieve del can-can, 1971Bronce, 40 x 19 cm.

Pescadores del Tiberiades, 1972Bronce, 64 x 30 cm.

Relieve de los picadores, 1973Barro cocido policromado,43 x 32 cm.

Homenaje al Cordobés, 1964Poliester, 53 x 30 cm.

El balcón, 1974Bronce, 46 x 30 cm.

Violoncelista, 1980-84Madera, 19 x 13 x 13 cm.

Maja descalzándose, 1934Bronce, 30 x 10 x 13 cm.

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Finalmente, las pequeñas obras en barro, siem-pre audaces, que destilan frescura y belleza, como las encantadoras Muchachas paseando por la playa, la expresiva La Chunga, que nos da la sensación de que en cualquier momento romperá a taconear, el fantástico esbozo de los Clérigos en Santiago, los amantes solitarios fundidos en El beso o la luz y el aire que Cristóbal Colón recoge en sus líneas.

El besoBarro, 17 x 19 x 13 cm.

Vázquez Díaz, 1980Barro, 16 x 11 x 13 cm.

Clérigos en Santiago, 1986Barro, 22 x 10 x 5 cm.

La chunga, 1967Barro, 27 x 14 x 11 cm.

El abrazoBarro, 14 x 7 x 8 cm.

Cristóbal Colón, 1973Barro, 19 x 9 x 12 cm.

Muchachas paseandopor la playa, 1970Barro, 26 x 13 x 5 cm.

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R e t r a t o s

El compositor Ernesto Halffterposando para Vassallo en 1980en su estudio en Madrid.

El torero Rafael Gómez “el Gallo” posando para Vassallo en su estudio de Sevilla,hacia 1948.

Vassallo en su estudio de Sevillamodelando un retrato hacia 1953.

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Una parte considerable de la producción de Juan Luis Vassallo la constituyen los retratos, hecho lógico pues la mayoría de obras de encargo son de este tipo. Esta circunstancia infl uye bastante en el resultado fi nal puesto que, como él mismo afi rma, hay rostros que, por sus características, se prestan mejor que otros a sacarles partido. En cualquier caso, la perfección técnica y el buen hacer jalonan esta faceta del escultor gaditano, que también gustaba de modelar rostros que consideraba escultóricamente interesantes.

Precisamente su primera obra de entidad, con tan sólo 19 años, fue el retrato de La Jeroma, que siem-pre conservó con especial cariño, pues representa a la sirvienta de la casa de la que sería su futura espo-sa. Vassallo sorprendió a todos con esta obra por la precisión y maestría con que trabajó a tan temprana edad. El retrato resume todos los rasgos faciales de la tercera edad: piel arrugada y envejecida, rostro ya marcado por los años, el pelo recogido en un moño y expresión de profunda bondad.

Cabeza de vieja (La Jeroma), 1927Bronce, 30 x 15 x 20 cm.

Cabeza del pintor Gustavo Bacarisas, 1958Barro, 33 x 25 x 25 cm.

Vassallo en Baeza en 1927 modelando el Retrato de la Jeroma.

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Tras este brillante inicio, son numero-sos los retratos que podemos subrayar del artista gaditano. En algunas ocasiones des-taca la sagaz plasmación de la psicología y temperamento del retratado, como en el antológico retrato del torero Juan Belmon-te, donde logró refl ejar el peculiar gesto del diestro trianero, el del pintor Gustavo Ba-carisas, con una perfecta estilización de los rasgos del modelo, los de Gabriel Maura, Picasso y Vázquez Díaz, de gran fuerza ex-presiva, o el preciso de Rafael “el Gallo”.

El diestro Juan Belmonte posandopara Vassallo en su estudio deSevilla, hacia 1958.

Busto de Rafael “el Gallo”, 1950Bronce, 45 x 25 x 27 cm.

Cabeza de Gabriel Maura, 1967Bronce, 39 x 22 x 25 cm.

Cabeza de Juan BelmonteBronce, 40 x 23 x 30 cm.

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En las reproducciones familiares, llenas de cariño, prima la delicadeza de modelado y el amor puesto en su realización, como podemos observar en la Cabeza de niña sevillana.

En otros casos predomina la fi delidad al mo-delo, como en los del Rey Juan Carlos I, Ramón Areces, José María Pemán o Manuel de Falla.

Finalmente, en otros, de hierático gesto, refl eja toda la espiritualidad y perpetuidad de la fi gura hu-mana, como en el enigmático Busto de muchacha, en barro cocido policromado o en el original Rostro de mujer en mármol.

Busto de muchacha, 1955-58Barro cocido policromado, 45 x 41 x 24 cm.

Rostro de mujer, 1958Mármol, 33 x 39 x 19 cm.

Busto de Manuel de Falla, 1984Bronce, 45 x 25 x 20 cm.

Busto de Ernesto Halffter, Bronce, 40 x 22 x 24 cm.

Cabeza de niña, 1944Bronce, 36 x 23 x 30 cm.

Busto del ReyJuan Carlos 1, 1976Bronce, 54 x 40 x 28 cm.

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Monumentos Públicos

Sagrado Corazón,1957. Marchena.

Monumento a los Hermanos Quintero,1962. Utrera.

Monumento a la Asunción,1952. Jerez de la Frontera.

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Vassallo realizó un buen número de monumen-tos públicos en los que se alejó de la vacía grandio-sidad y las actitudes solemnes y declamatorias de los monumentos decimonónicos. Por el contrario, el escultor gaditano siguió la senda de renovación que abrieron sus contemporáneos, con una nueva con-cepción del monumento público en la que prevalece más la creación escultórica y cuyas características fundamentales son la simplicidad, la síntesis y la estructuración en planos limpios.

En esta exposición permanente se muestran bo-cetos y estudios originales de algunos de sus monu-mentos públicos más importantes, que nos dan una idea de la calidad de estos trabajos, pese a que las dimensiones reales y el lugar de emplazamiento de los mismos sean muy diferentes.

Vista panorámica de la sala.

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Entre ellos destacan varios estudios y maquetas del Monumento a Santa Teresa que fue inaugurado en Ávila el 15 de octubre de 1982, con ocasión de la visita a la ciudad de S.S. Juan Pablo II. La obra está compuesta en dos partes: por un lado, la escultura de la mística doctora, que surge con fuerza del bloque pétreo y revela maestría en la labra y sabia composición; por otro lado, un grupo alusivo donde Vassallo quiere signifi car la elevación mística a través de tres fi guras dispuestas escalonadamente en sentido vertical.

Monumento aSanta Teresa de Jesús,

1982. Avila

Maqueta del monumentoa Santa Teresa, Escayola, 34 x 26 x 20 cm.(Santa Teresa)y 80 x 20 x 16 cm.(Grupo alusivo).

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Otros estudios que podemos contem-plar son el del monumento a los Hermanos Quintero de Utrera, que simboliza la unión y compenetración que los dramaturgos tuvie-ron durante su vida; el dedicado a la Madre, para la localidad onubense de Aracena, que rebosa majestad, serenidad y afecto, con el que Vassallo rinde un sincero homenaje a esta fi gura entrañable; el remate del monumento a la Asunción de Jerez, de delicada talla; por último, dos estudios para el monumento a los Caídos de Úbeda, perfecta simbiosis de clasi-cismo y modernidad.

Mención aparte merece la escayola origi-nal con la que el escultor gaditano obtuvo en 1964 el primer premio en el concurso convo-cado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid para erigir una estatua a Minerva. La diosa aparece representada como la Atenea griega, majestuosa, con belleza serena y severa, joven guerrera ataviada con casco, lanza y escudo y acompañada por una lechuza, su animal favorito. La fi gura, fundida en bronce en gran tamaño, corona el edifi cio del Círculo en la ca-lle de Alcalá de Madrid y se ha convertido en uno de los iconos representativos de la capital de España

Estudio para el monumento a los CaídosBronce, 28 x 53 x 20 cm.

Estudio para el monumentoa los hermanos QuinteroEscayola, 24 x 24 x 14 cm.

Estudio para el monumento a la MadreBronce, 60 x 25 x 37 cm.

Estatua de Minerva en el edifi cio del Círculo de Bellas Artes en la madrileña calle de Alcalá.

Minerva, 1964Escayola, 141 x 48 x 20 cm.

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EsculturaRel ig iosa

Vista parcial de la sala.

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La producción religiosa de Juan Luis Vassallo es una de las más importantes por su calidad y número. Esto obedece a varios factores: por un lado, a la sentida y sincera reli-giosidad del escultor gaditano; por otro, a un completo aprendizaje de la talla en madera con maestros del relieve de José Capuz; y por último, a la infl uencia que le confi rió su larga estancia en Sevilla, donde pudo asimilar las obras de los maestros imagineros del siglo de oro.

Sus trabajos en esta faceta, realizados con gran perfección y dominio del ofi cio, responden a dos conceptos ideológicos y artísticos un tanto diferentes, ya que al lado de una aportación imaginera de carácter procesional al modo tradicional hispano hay otra de nueva creación que revela un evidente sentido moderno. Por otro lado, estas obras presentan una amplia variedad iconográfi ca, ya que las hay cristíferas, marianas y ha-giográfi cas.

Panorámica del espacio dedicado a la escultura religiosa.

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San Isidro LabradorEscayola.

Las composiciones de temática religiosa pre-sentes en la exposición permanente son escasas y casi todas obras de estudio realizadas en escayola, circunstancia lógica puesto que los trabajos en mate-ria defi nitiva, generalmente madera policromada, se encuentran en templos e instituciones públicas.

Entre las imágenes marianas destaca la Virgen con Niño del Colegio Retamar de Somosaguas, que muestra a María, sedente, en actitud de enseñar a leer a Jesús Niño, que aparece en pie y apoyado en su falda; las dos fi guras presentan una elegante belleza

formal y un exquisito modelado no exento de moder-nidad en el escueto sentido lineal con el que trata las telas. Muy delicada en su modelado y de cuidadas proporciones es la Virgen con Niño para la portada de la Iglesia de Heliópolis en Sevilla. En cambio, la Virgen de la columna está trabajada con sencillas y concisas líneas, adaptando sabiamente la fi gura a su ubicación.

Nos encontramos con dos representaciones hagiográfi cas, un vigoroso San Isidro Labrador, modelado con gran fuerza y perfección anatómica, y

Virgen de la columnaEscayola.

Virgen con niño. Estudio para la portada de la iglesia de Heliópolis, SevillaEscayola.

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Estudio para la cabeza delCristo del Calvario de Baeza.Escayola.

un San Isidoro en poliéster, modelo del que se encuentra en la capilla de la Complutense, representado con sus atributos en una imagen clásica y equilibrada.

Por último, mencionar la esplén-dida Cabeza del Cristo del Calvario de Baeza y un estudio para la res-tauración del Grupo de la Transfi -guración de Alonso Berruguete de la Iglesia del Salvador de Úbeda, ejemplo de su importante faceta como restaurador.

Boceto del remate del monumentoa la Asunción de Jerez de la Frontera.Escayola.

Virgen con Niño del colegio Retamarde Somosaguas.Escayola.

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D i b u j o s

Desnudo sentadoCarboncillo sobre papel, 30 x 24 cm.

Desnudo recostadoCarboncillo sobre papel, 30 x 24 cm.

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Hasta hace poco tiempo, el dibujo como manifestación artística no había sido tenido muy en cuenta, posible-mente por ser considerado como una técnica al servicio de los otros medios de expresión consagrados, como la arquitectura, la escultura o la pintura. Su carácter de medio auxiliar o de epi-sodio previo a la obra fi nal, y lo frágil de la materia del propio soporte con-servado, en el caso del papel, hacían insuperable la distancia en la estima por estas diciplinas artísticas. Sin em-bargo, en los últimos años los dibujos, rescatados de carpetas casi extravia-das, han obtenido la justa apreciación general de la que antes, en mayor me-dida, habían carecido. Prueba de ello es que en la mayoría de exposiciones actuales de pintores, escultores o ar-quitectos no falta una muestra de sus dibujos en lugar preferente.

Escena de Semana SantaLápiz sobre papel, 16`5 x 22`5 cm.

Escena de CarnavalLápiz sobre papel, 11`5 x 16 cm.

Retrato de pastorcillo de AlcazarénCarboncillo sobre papel, 25 x 35 cm.

Mujeres peleandoLápiz sobre papel, 14`5 x 19 cm.

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Los dibujos de Juan Luis Vassallo constitu-yen una creación artística personal y genuina en el contexto de su obra total y no desmerecen de su labor escultórica. En ellos asoman la misma habilidad práctica y agudeza visual que adornan a su estatuaria y se hacen más patentes el carác-ter de espontaneidad, la frescura y la viveza de su arte. Son, en suma, los dibujos de un artista que, muy pronto, se definió como escultor.

Como en su producción escultórica, los di-bujos de desnudos son los más numerosos, pues el cuerpo humano es el motor que canaliza toda su sensibilidad, donde cobra mayor forma su impulso creador. En ellos, Vassallo trabaja con variedad y libertad de formas, desde el sentido clásico del Desnudo pensativo y los Desnudos

sentados, a la modernidad conceptual del Des-nudo con brazos en cruz, o la sensualidad que desprenden el Desnudo recostado y el Desnudo apoyado en la pared, un repertorio abierto de posibilidades.

En otros dibujos asoma un sentido expresionista, como en los Apuntes de carnaval, Mujeres pelean-do, Maternidad, o el enigmático Semana Santa, en el que genera un espacio tenebroso de luces y sombras.

Su condición de escultor se hace patente en los retratos. En el Pastorcillo de Alcazarén, el Retrato de muchacha jerezana, su Autorretrato o el Retrato del matador Rafael “el Gallo” nos evoca cualidades de su producción escultórica.

Retrato de nuchacha jerezana,Técnica mixta, 23 x 30 cm.

Retrato de Rafael “El Gallo”Carboncillo sobre papel, 25 x 33 cm.

Desnudo apoyado en la paredLápiz y sanguina sobre papel,20 x 33 cm.

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Otros, como los Niños jugando en la playa, desprenden ternura, sencillez y carácter grácil. En otras ocasiones, con sólo unos trazos, Vassallo nos muestra de magistral forma la espontaneidad de unas Escenas en la playa.

Finalmente, una serie de los dibujos del escultor gaditano son esbozos o bocetos previos a trabajos escultóricos. Sirvan como ejemplo los apuntes de Relieve de Goya, o Desnudo con piernas cruzadas.

Relieve de GoyaLápiz sobre papel, 31 x 18´5 cm.

Niños en la playaTinta y acuarela sobre papel, 16 x 11 cm.

Desnudo con piernas cruzadasLápiz sobre papel, 23 x 33 cm.

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MedallasConmemorativas

Boceto para la medalla conmemorativa del centenario de la muerte de Gustavo Aldolfo Bécquer.

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Juan Luis Vassallo también incluye en su pro-ducción una signifi cativa serie de medallas conme-morativas, faceta que habitualmente es minoritaria en los escultores. Como en el resto de su obra, el artista gaditano combina en estos trabajos las carac-terísticas tradicionales de las mismas con un mo-delado moderno y actual. Así, casi siempre sitúa la disposición conmemorativa en el anverso, dejando el reverso para una alusión simbólica del tema. Las medallas de Vassallo están realizadas con un ejem-plar sentido perspectivo, un renovado concepto del espacio que rodea a las fi guras y un modelado fres-co y veraz, reafi rmando la categoría de la medalla como obra de arte en sí misma.

Medalla conmemorativa del cuarto centenario de la muerte de Miguel Ángel, 1964.- Bronce, 6 cm. de módulo.

Medalla conmemorativa del tercer centenario de la muerte de Martínez Mon-tañés, 1949. - Bronce, 7 cm. de módulo.

Medalla conmemorativa del ciento cincuenta aniversario de la muerte de Goya, 1978. - Bronce, 6 cm. de módulo.

Medalla a Juan BelmonteBronce, 6`5 cm. de módulo.

Medalla de la Reina Sofía como Académica de Honor de la RABA deSan Fernando, 1984. - Bronce, 6 cm. de módulo.

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Otras obrasen Cádiz

Busto de Gitano joven, 1945Bronce.Real Academia de Bellas Artes.

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Las obras que forman parte de esta exposición permanente, de por sí muy completa, no son las únicas de Juan Luis Vassallo que se pueden admirar en Cádiz. Si se dan un paseo por la ciudad podrán disfrutar de un importante elenco de trabajos de di-versas concepciones iconográfi cas y estéticas.

Ya hemos mencionado las reproducciones de la emblemática Gades que se encuentran en el Paseo Pascual Pery, el Paseo Marítimo y el Museo de Be-llas Artes, representaciones simbólicas de su ciudad natal.

En la faceta de escultura religiosa contamos con una serie de obras muy signifi cativas. En la Iglesia de Santa María se encuentra una de las más hermosas imágenes de la Semana Santa gaditana que proce-siona cada Jueves Santo acompañando al Nazareno, Regidor Perpetuo de la ciudad: la espléndida Virgen de los Dolores (1943), imagen de vestir en la que destacan la expresión de dolor profundo y contenido y la belleza de las manos, cuidadísimas de modelado. Vassallo talló igualmente los Ángeles faroleros que se colocan en las esquinas del “paso” de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Muy cerca, en el convento de Santo Domingo, está la emblemática imagen de la Galeona (1944), restauración de la destruida durante la guerra civil, que acompaña en cada cru-cero de instrucción al buque-escuela Juan Sebastián Elcano. Finalmente, en la capilla de la Clínica San Rafael hay una desconocida e interesante Virgen con

Angeles faroleros y Virgen de los Dolores, 1943.Madera policromada.

Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Iglesia de Santa María.

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Niño (1972) en barro cocido policromado que por la delicadeza del modelado, la policromía y la dulzura de los rostros nos evoca al renacimiento italiano.

Siguiendo el paseo podrán admirar en el Parque Genovés un sencillo Monumento a Manuel de Falla (2000) ubicado en una pequeña glorieta junto a la entrada principal. Está compuesto por un pilar sobre el que se sitúa una reproducción en bronce del busto del inmortal músico que Vassallo modelara años atrás y un meda-llón en el mismo material que reproduce el reverso de la medalla conmemorativa realizada por el escultor gaditano con motivo del centenario del nacimiento del compositor, consistente en una ale-goría referente a la Atlántida. Frente a la playa de La Caleta está situado un busto en bronce del insigne gaditano Moreno de Mora (1954). Muy cerca de éste, la sencilla Fuente (1939) en ladrillo en la fachada del Colegio Público Santa Teresa, con un relieve que

Galeona, 1944.Madera policromada

Convento de Santo Domingo.

Virgen con niño, 1972.Barro cocido policromado.Capilla de la Clínica de San Rafael.

Alegorías de la Música, 1964PiedraCalle Novena

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representa a dos escolares. Subiendo por la calle Novena deben pararse a contemplar los relieves en piedra de la Alegoría de la Música (1964) que fl an-quean los antiguos establecimientos Parodi, tallados con planos limpios y sencillos que otorgan una gran modernidad a esta obra. Por su parte, en el Ayunta-miento se conserva un certero busto en piedra del alcalde Ramón de Carranza (1938).

Igualmente, hay una serie de obras de propiedad particular de indudable mérito e interés como el Bus-to de gitano joven de la Real Academia de Bellas Ar-tes (1945), que compendia magistralmente los rasgos de su estirpe, el retrato del gaditano Antonio Accame (1982), una reproducción en barro de su maravillosa Maternidad (1948), o una modernísima representa-ción en bronce de Gea (1971), entre otras.

No podemos dejar de señalar varias lápidas con-memorativas de acertada composición como las de la casa donde nació Pemán (1939), en la calle Isabel la Católica, la de la casa donde nació José León de Carranza (1970) en la calle Cánovas del Castillo o la dedicada a Fernando Portillo (1970) en el Pabellón Polideportivo que lleva su nombre, sin olvidar unas Manos de José María Pemán (1973) en bronce que están expuestas en el Museo de las Cortes de Cádiz.

Busto de Ramón de Carranza, 1938.Piedra.Ayuntamiento de Cádiz.

Busto de Moreno de Mora, 1954.Bronce.Avda. Duque de Nájera.

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EDICIÓN:Ayuntamiento de Cádiz,

Delegación Municipal de Cultura.

TEXTOS:José Antonio Merino Calvo

FOTOGRAFÍAS:Archivo fotográfico de la familia

VassalloArchivo fotográfico de la Fundación

Eduardo CapaMelquiades Brizuela RomeroFotoluz Sociedad cooperativa

andaluzaJoaquín Hernández KIKI

José Antonio Merino CalvoRafael Ramírez Rodríguez

Arturo Schmidt Moreno

DISEÑO Y MAQUETACIÓN:Idea 2 diseño S.L.

I.S.B.N.84-89736-73-1

DEPÓSITO LEGAL