Varley, John - Perdido en El Banco de Memoria (1977)

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  • 7/26/2019 Varley, John - Perdido en El Banco de Memoria (1977)

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    PERDIDO EN EL

    BANCO DE MEMORIA

    John Varley

    Era da de escuela en el disneylandia de Kenia. Cinco nios denueve aos estaban visitando con su maestro la seccin de medicnica,donde Fingal se hallaba tendido en la mesa de grabacin, la partesuperior de su crneo quitada, mirndoles por medio de un espejo. Fingalestaba de mal humor (de ah su viaje al disneylandia), y hubiera pasadomuy bien sin los nios. El maestro estaba haciendo todo lo que poda,pero quin puede controlar a cinco nios de nueve aos?

    -Para qu es el gran cable verde, maestro? - Pregunt una niita,alzando una mano dudosamente limpia y tocando el cerebro de Fingal alldonde el cable principal de grabacin se hunda en la terminal empotrada.

    -Lupus, ya te he dicho que no toques nada. Y mrate, ni siquiera tehas lavado las manos.

    El maestro tom la mano de la nia y la apart.

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    -Pero qu importa eso? Usted nos dijo ayer que la razn por la queno hay que preocuparse hoy en da por la suciedad como se preocupabanantes es porque ya no es suciedad.

    Estoy seguro de que no te dije exactamente eso. Lo que dije fue quecuando los humanos se vieron obligados a salir fuera de la Tierra,aprovecharon la ocasin para eliminar a todos los grmenes nocivos.

    Cuando quedaron slamente tres mil personas vivas en la Luna, despusde la Ocupacin, nos result fcil esterilizarlo todo. Por eso la mdica nonecesita llevar guantes como acostumbraban a hacer antes los cirujanos,o ni siquiera lavarse las manos. No hay peligro de infeccin. Pero no eseducado. No deseamos que ese seor crea que no estamos siendoeducados con l, simplemente porque su sistema nervioso estdesconectado y no puede hacer nada al respecto, no?

    -No, maestro.

    -Qu es un cirujano?

    -Qu es una infeccin?

    Fingal hubiera deseado que los pequeos monstruitos hubieranelegido otro da para su leccin, pero como muy bien haba dicho elmaestro, l poda hacer muy poco al respecto. La mdica haba desviadosu control motor al ordenador mientras ste efectuaba el registro. Estabaparalizado. Observ al nio pequeo que llevaba un bastn tallado, yesper que no se le ocurriera clavrselo en el cerebelo. Fingal estabaasegurado, pero quin quiere problemas?

    Todos vosotros, retroceded un poco, para que la mdica pueda

    hacer su trabajo. As est mejor. Ahora, quin puede decirme qu es esegran cable verde? Destry?

    Destry confes que no saba nada al respecto, ni le importaba, y quelo nico que quera era salir de all y jugar a la pelota. El maestro lo olvid

    y sigui con los dems.

    -El hilo verde es el electrodo principal de sondeo -dijo-, est unido auna serie de cables muy finos en la cabeza del hombre, como los quetenis vosotros, y que son implantados tras el nacimiento. Puede alguiendecirme cmo se efecta un registro?

    La niita de las manos sucias fue quien respondi:

    -Haciendo nudos en una cuerda.

    El maestro se ech a rer, pero no la mdica. Haba odo ya aquelloantes. El maestro tambin, por supuesto, pero para eso era maestro.

    Tena la paciencia necesaria para tratar con los nios, una rara cualidadque cada vez posean menos personas.

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    -No, eso es simplemente una analoga. Todos sabis decir"analoga"?

    -Analoga- repitieron a coro.

    -Estupendo. Lo que yo os he dicho es que las cadenas de AFFN sonmuy parecidas a cuerdas llenas de nudos. Si cada milmetro est

    codificado y cada nudo tiene un significado, uno puede escribir palabrassobre una cuerda haciendo nudos en ella. Eso es lo que hace la mquinacon el AFFN. Ahora... puede explicarme alguien lo que significa AFFN?

    -cido Ferro-Foto-Nucleico- dijo la niita, que pareca ser el geniode la clase.

    -Correcto, Lupus. Es una variante del ADN, y puede ser anudadomediante campos magnticos y luz, y activado mediante cambiosqumicos. Lo que est haciendo ahora la mdica es hilvanar largas tiras deAFFN en los pequeos tubos que se hallan en el cerebro del hombre.

    Cuando eso est hecho, conectar la mquina y la corriente empezar ahacer nudos. Y qu ocurrir entonces?

    -Todos sus recuerdos pasarn al cubo memoria- dijo Lupus.

    -Exacto, pero es un poco ms complicado que eso. Recordis loque os dije acerca de un cdigo desdoblado? El tipo que tiene dos partes,ninguna de las cuales sirve para nada sin la otra? Imaginad dos de lashebras, cada una con un montn de nudos en ella. Bien, intentis leeruna de ellas con vuestro decodificador, y descubrs que no tiene el menorsentido. Eso es debido a que quien la escribi utiliz dos hebras, connudos hechos en distintos lugares. Slamente adquieren sentido cuando

    las colocas una al lado de la otra y las lees as, juntas. As es comofunciona este decodificador, pero la mdica utiliza veinticinco hebras.Cuando todas ellas estn anudadas de la forma correcta y colocadas enaberturas adecuadas en ese cubo de ah -dijo sealando al cubo rosasobre el banco de trabajo de la mdica-, contendrn todos los recuerdos yla personalidad de este hombre. En cierto sentido, todo l estar en elcubo, pero l no lo sabr, porque hoy estar siendo un len africano.

    Aquello excit a los nios, que hubieran preferido mucho mspasearse por la sabana de Kenya que or cmo se tomaba un multiholo.Cuando se tranquilizaron el maestro prosigui, utilizando analogas que

    eran cada vez ms forzadas:

    -Cuando las hebras se hallan en... nios, prestad atencin. Cuandose hallan en el cubo, una corriente las mantiene en su lugar. Lo quetenemos entonces es un multiholo. Puede decirme alguien por qu nopodemos simplemente tomar una grabacin de lo que est ocurriendo enel cerebro de este hombre, y utilizarla?

    Por una vez, fue uno de los chicos quien respondi:

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    -Porque la memoria no es..., cul es la palabra?

    -Secuencial.

    -Aj, eso es. Sus recuerdos estn almacenados un poco por todaspartes en su cerebro, y no hay forma de hacer una seleccin. Por eso esteregistro toma una imagen de la totalidad, como un holograma. Significa

    eso que uno puede cortar el cubo por la mitad, y conseguir as dospersonas?

    -No, pero sa es una buena pregunta. No se trata de ese tipo deholograma. Es algo como..., como cuando t aprietas tu mano contra unbloque de arcilla, pero en cuatro dimensiones. Si rompes una parte de laarcilla una vez se ha secado, pierdes parte de la informacin, deacuerdo? Bien, esto es algo parecido. No se puede ver la huella de laimpresin porque es demasiado pequea, pero todo lo que ese hombrehaya hecho, visto, oido y pensado en toda su vida est en el cubo.

    -Quieren apartarse un poco hacia atrs?-solicit la mdica. Losnios en el espejo sobre la cabeza de Fingal retrocedieron, convirtindoseen algo ms que simples cabezas cortadas al nivel de los hombros. Lamdica ajust la ltima hebra de AFFN suspendida en el crtex de Fingalsegn las estrictas normas de tolerancia especificadas por el ordenador.

    -Me gustar ser mdico cuando sea mayor-dijo uno de los chicos.

    -Crea que deseabas ir a la universidad y estudiar para ser uncientfico.

    -Bueno, quiz. Pero tengo un amigo que me est enseando

    medicnica. Parece mucho ms fcil.

    -Ser mejor que te quedes en la escuela, Destry. Estoy seguro quetus padres desearn que hagas algo por t mismo.

    La mdica estaba echando humo silenciosamente. Saba que nodeba hablar; la educacin era un asunto serio, y la interferencia con lalabor de un maestro traa consigo una buena reprimenda. Pero se mostrobviamente complacida cuando la clase le dio las gracias y cruz lapuerta, dejando sucias huellas de pisadas tras ellos.

    Accion un interruptor con ms brusquedad de la necesaria, yFingal descubri que poda respirar y mover los msculos de la cabeza.

    -Sucios y engredos graduados universitarios...- dijo la mujer- Qudemonios hay de malo en tener las manos sucias, me pregunto?

    Se sec la sangre de las manos con su blusn azul.

    -Los maestros son los peores- dijo Fingal.

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    -Tiene usted toda la razn. Bueno, ser mdica no es nada de lo queuna deba avergonzarse. De acuerdo, no he ido a la universidad, y qu?Puedo hacer mi trabajo, y puedo ver lo que he hecho cuando heterminado. Siempre me gust el trabajo manual. Sabe usted que la demdico era una de las profesiones ms respetadas?

    -De veras?

    -Se lo aseguro. Tenan que ir a la universidad durante aos y aos,y se hinchaban de ganar dinero, puede creerme.

    Fingal no dijo nada, pensando que deba de estar exagerando. Quhaba que fuera tan difcil en la medicina? Slo un poco de sentidomecnico y una mano firme, eso era todo lo que se necesitaba. Gran partedel mantenimiento de su propio cuerpo lo efectuaba l mismo, dejando ala consulta nicamente el trabajo importante. Y eso era una buena cosa,vistos los precios que cargaban. De todos modos, no era el tipo decuestin que uno poda discutir mientras se hallaba tendido indefenso en

    una mesa.

    -De acuerdo, ya est listo.

    La mdica extrajo los mdulos que contenan el invisible AFFN y losintrodujo en la solucin de desarrollo. Volvi a colocar el crneo de Fingalen su sitio y apret los tornillos encajados en el hueso. Le devolvi elcontrol motor mientras volva a soldar en su lugar el cuero cabelludo.Fingal se desperez y bostez. Siempre senta sueo en la consulta delmdico; no saba por qu.

    -Eso es todo por hoy, seor? Tenemos una promocin en cambio

    de sangre, y puesto que est usted aqu en vez de hallarse paseando por elparque, tal vez podra...

    -No, gracias. Ya la cambi hace un ao. No ha ledo usted mihistorial?

    Ella tom la tarjeta y le ech una ojeada.

    -Ah, s, lo hizo. Estupendo. Puede usted levantarse, seor Fingal.

    Hizo una anotacin en la tarjeta y volvi a dejarla sobre la mesa. Enaquel momento se abri la puerta y un pequeo rostro asom.

    -Olvid el bastn- dijo el chico.

    Entr y empez a mirar debajo de los muebles, ante la irritacin dela mdica. Intent ignorarlo mientras tomaba nota del resto de lainformacin que necesitaba.

    -Y va a usted a experimentar sus vacaciones ahora, o esperarhasta que su doble haya terminado y se las transmita?

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    -Eh? Oh, quiere decir... S, entiendo. No, entrar directamente enel animal. Mi psiquiatra me aconsej que viniera aqu a causa de losnervios, as que no me va a hacer ningn bien esperar ahora, no?

    -No, supongo que no. As que usted dormir aqu mientras su doblese pasea por el parque... Eh, t! -Se volvi para enfrentarse con elmuchacho, que estaba metiendo la nariz en cosas de las que deba

    permanecer alejado. Lo agarr y lo apart-. O encuentras en un minuto loque has venido a buscar, o te echo de aqu, entiendes?

    El chico prosigui su bsqueda, rindose a escondidas y mirandohacia cosas ms interesantes que la bsqueda de su bastn.

    La mdica hizo una comprobaciones en la tarjeta, ech un vistazo alos nmeros luminosos de la ua de su pulgar, y descubri que ya casiera la hora del cambio de turno. Conect el tubo memoria por medio deuna mquina a una terminal en la parte de atrs de la cabeza de Fingal.

    -Usted nunca haba hecho esto antes, verdad? Su finalidad esevitar las lagunas, que a veces pueden resultar desconcertantes. El cuboest casi listo, pero ahora aadir los ltimos diez minutos al registro almismo tiempo que lo pongo a dormir. De esa forma no experimentarusted ninguna desorientacin, pasar del estado de sueo a la plenaconsciencia de hallarse en el cuerpo de un len. Su cuerpo sertrasladado a una de nuestras salas de durmientes mientras usted estfuera. No hay nada de qu preocuparse.

    Fingal no estaba preocupado, slamente cansado y tenso. Deseabaque todo aquello hubiera terminado ya y no tener que seguir hablando yhablando del asunto. Y deseaba que el chico dejara de dar golpes con subastn a la pata de la mesa. Se pregunt si su dolor de cabeza tambinsera transferido al len.

    Ella lo desconect.

    Trasladaron su cuerpo, y llevaron su cubo memoria a la sala deinstalaciones. La mdica ech al chico al corredor y desconect todos losinstrumentos de la sala de grabacin. Tena una cita, e iba ya retrasada.

    Los empleados del disneylandia de Kenya instalaron el cubo en unacaja de metal injertada en el crneo de una leona africana adulta. Debidoa la estructura social de los leones, los propietarios cargaban unsuplemento por el uso de un cuerpo macho, pero a Fingal no le importabael sexo.

    Un corto viaje por un ferrocarril subterrneo con el cuerpo lleno desedantes de la leona-Fingal, y sta fue depositada bajo el cegador sol de lasabana de Kenya. Fingal despert, olisque el aire, y se sintiinmediatamente mejor.

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    El disneylandia de Kenya era un ambiente total enterrado a unosveinte kilmetros por debajo del Mare Moscoviense, en la cara lejana de laLuna. Era aproximadamente circular, con un radio de doscientoskilmetros. Desde el suelo hasta el "cielo" haba dos kilmetros, exceptopor encima de la rplica a tamao natural del Kilimanjaro, donde formabauna especie de cpula para permitir que las nubes se formaran de unaforma realista sobre su cima cubierta de nieve.

    La ilusin era irreprochable. La curva del suelo era consistente conla curvatura de la Tierra, de modo que el horizonte era mucho msdistante que cualquier cosa a la que Fingal estuviera acostumbrado. Losrboles eran autnticos, y tambin todos los animales. Por la noche unastrnomo hubiera necesitado un espectroscopio para distinguir lasestrellas de las autnticas.

    Fingal, por supuesto, no era capaz de descubrir ningn fallo. Nitampoco deseaba hacerlo. Los colores eran extraos, pero eso proceda delas limitaciones de la ptica felina. Los sonidos eran mucho ms vvidos,

    del mismo modo que los olores. Si hubiera pensado en ello, se habradado cuenta de que la gravedad era demasiado dbil para Kenya. Pero noestaba pensando en ello; haba acudido all para evitar todo eso.

    El tiempo era gloriosamente clido. La reseca hierba no hacaningn sonido mientras caminaba sobre ella con patas acolchadas. Oli aantlope, a u y a ... babuino? Sinti retortijones de hambre, perorealmente no deseaba cazar. Sin embargo, se dio cuenta de que el cuerpode la leona tomaba la delantera.

    Fingal se hallaba en extraa posicin. Controlaba a la leona, pero

    slo relativamente. Poda guiarla hacia donde deseaba ir, pero no tenanada que decir respecto a sus comportamientos instintivos. Era un pen,del mismo modo que lo era la leona. En cierto sentido, l era la leona;cuando deseaba alzar una pata o dar media vuelta, simplemente lo haca.El control motor era completo. Era grandioso caminar sobre cuatro patas,

    y hacerlo tan fcilmente como respirar. Pero el olor del antlope segua uncamino directo desde la nariz al cerebro inferior, conectaba con losretortijones de hambre e iniciaba automticamente la caza.

    La gua deca que haba que rendirse a ello. Luchar no le haraningn bien, y poda frustrarle. Si uno pagaba por ser un len, deba leerel captulo de "Cosas que hay que hacer", a fin de ser realmente un len, yno limitarse a llevar el cuerpo de un len y ver un poco el paisaje.

    Fingal no estaba seguro de que aquello fuera a gustarle cuandoavanz a favor del viento en direccin al antlope y se agazap detrs deunos matorrales secos. Se lo pregunt mientras examinaba la docena oas de animales que pastaban apenas a unos pocos metros de l,seleccionando a los ms pequeos, a los dbiles y a los jvenes con ojopredador. Quizs debiera darles la espalda y seguir su camino. Aquellas

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    hermosas criaturas no estaban causndole ningn dao. La parte Fingalde l deseaba admirarlas, no devorarlas.

    Pero antes de que se diera cuenta siquiera de lo que habaocurrido, estaba erguido triunfante sobre el sangrante cuerpo de unpequeo antlope. Los otros eran apenas rastros polvorientos en ladistancia.

    Haba sido increble!

    La leona era rpida, pero sus movimientos apenas alcanzaban lacmara lenta con relacin a los del antlope. Su nica ventaja resida en lasorpresa, la confusin , y el ataque brusco y repentino. Una cabeza sehaba alzado; algunas orejas haban aleteado hacia los matorrales dondese estaba ocultando, y l haba estallado. Diez segundos de furiosoesfuerzo y sus dientes se haban clavado en una suave garganta, habasentido el sabor de la sangre brotando a chorro y las agnicas patadas delas patas traseras bajo sus garras. Respiraba pesadamente y la sangre

    martilleaba en sus venas. Slo haba una forma de liberar la tensin.

    Ech la cabeza hacia atrs y rugi su sed de sangre.

    ***

    Al terminar la semana ya estaba harto de leones. Aquella vida novala la pena por unos pocos minutos de borrachera asesina. Era unavida de interminables persecuciones, incontables fracasos, luego unlamentable debatirse para conseguir unos cuantos bocados de su propiapresa. Descubri muy a su pesar que aquella leona estaba muy abajo enla jerarqua de los de su clase. Cuando trajo su presa a su manada - l no

    saba por qu lo haba hecho, pero la leona s pareca saberlo -, le fuerobada de inmediato. l/ella se sent a un lado, impotente, y observ aldominante macho tomar su parte, seguido por el resto de la manada.Cuatro horas ms tarde le dejaron tan slo unos tristes despojos, y anstos tuvo que disputrselos a los buitres y a las hienas. Entoncescomprendi el porqu del suplemento. Los machos lo tenan todo msfcil.

    Pero tuvo que admitir que vala la pena. Se sinti mejor; supsiquiatra haba tenido razn. Era bueno abandonar los insaciablesordenadores de su oficina durante una semana para dedicarse a vivir. No

    haba que tomar complicadas decisiones all fuera. Si tena alguna duda,escuchaba sus instintos. Slo que la prxima vez escogera un elefante.Los haba estado observando. Todos los dems animales los dejabantranquilos, y poda ver por qu. Ser un macho solitario, libre de vagar pordonde quisiera, con la comida al alcance de su trompa en la rama mscercana...

    Estaba pensando todava en aquello cuando el equipo de recogidaacudi a por l.

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    ***

    Se despert con la vaga sensacin de que algo estaba mal. Se senten la cama y mir a su alrededor. Nada pareca estar fuera de lugar. Nohaba nadie en la habitacin con l. Sacudi la cabeza para aclarrsela.

    Aquello no le hizo ningn bien. Segua habiendo algo que iba mal.

    Intent recordar cmo haba ido a parar all, y se ri de s mismo Supropio dormitorio! Qu haba de extraordinario en ello?

    Pero acaso no haba ido de vacaciones, un viaje de fin de semana?Record haber sido un len, comer carne cruda de antlope, serarrastrado con la manada, luchar con las dems hembras y perder, yretirarse para gruir aparte para s mismo/a.

    Naturalmente, debera haber recuperado su consciencia humana enla seccin mdica del disneylandia. No poda recordarlo. Alarg la manohacia su telfono, sin saber a quin deseaba llamar. A su psiquiatra,

    quiz, o a la oficina de Kenya.-Lo siento, seor Fingal - le dijo el telfono - Esta lnea no est

    disponible para llamadas al exterior. Si usted...

    -Por qu no? - pregunt irritado y confuso - He pagado mi factura.

    - Eso no corresponde a nuestro departamento, seor Fingal. Y porfavor, no interrumpa. Ya es bastante difcil mantener la comunicacincon usted. Estoy debilitndome, pero el mensaje proseguir si mira usteda su derecha.

    La voz y el fuerte zumbido que la acompaaban se desvanecieron.El telfono estaba muerto.

    Fingal mir a su derecha y se sobresalt. All haba una mano, unamano de mujer, escribiendo en la pared. La mano desapareca a la alturade la mueca.

    "Mene,mene", escribi, en finas letras de fuego. Luego la mano seagit irritadamente y borr aquello con el pulgar. La pared qued comotiznada de holln all dnde haban estado las letras.

    "Est usted proyectando, seor Fingal - escribi la mano, grabando

    rpidamente las palabras con una manicurada ua -. Esto es lo que ustedesperaba ver. -La mano subray la palabra "esperaba" tres veces-. Porfavor, coopere, aclare su mente, y vea lo que est escrito aqu, o no vamosa llegar a ninguna. Maldita sea, ya casi he agotado este soporte."

    Y realmente lo haba agotado. La escritura llenaba toda la pared, yla mano estaba ahora rozando el suelo. La aparicin fue escribiendo cadavez ms y ms pequeo, en un esfuerzo por hacer caber todo el mensaje.

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    Fingal tena un excelente control de la realidad, segn supsiquiatra. Se aferraba fuertemente a esa evaluacin como si fuera untalismn mientras se inclinaba hacia la pared para leer la ltima frase.

    "Mire en su librera - escribi la mano- El ttulo esOrientacin en sumundo de fantasa.

    Fingal saba que no tena aquel libro, pero no poda pensar en nadamejor que hacer.

    Su telfono no funcionaba, y si estaba sufriendo una crisispsictica, no crea que fuera prudente salir al corredor pblico hasta teneralguna idea de lo que estaba ocurriendo.

    Encontr el libro con bastante facilidad. En realidad era un folleto,con una portada chillona. Se trataba del tipo de cosa que haba visto enlas oficinas exteriores del disneylandia de Kenya, un folleto publicitario.En la parte interior de la contracubierta deca:

    "Publicado bajo los auspicios del ordenador de Kenya; A. Joachim,operadora". Lo abri, y empez a leer.

    CAPTULO PRIMERODnde estoy?

    Probablemente en estos momentos se estar usted preguntandodnde est.

    sa es una reaccin enteramente sana y normal, seor Fingal.Cualquiera se preguntara, enfrentado a lo que parecen ser

    manifestaciones paranormales, si su control de la realidad se ha vistodebilitado. O, en lenguaje sencillo: "Estoy loco, o qu?"

    No, seor Fingal, no est loco. Pero tampoco se halla usted, comoprobablemente pensar, sentado en su cama, leyendo un libro. Todo esten su mente. Se halla usted todava en el disneylandia de Kenya. Msespecificamente, est contenido en el cubo memoria que tomamos deusted antes de que iniciara su fin de semana en la sabana. Entienda, seha producido un tremendo error.

    CAPTULO SEGUNDO

    Qu ha ocurrido?

    Eso es lo que nos gustara saber, seor Fingal. Pero esto es lo quesabemos ya: su cuerpo fue colocado en un lugar errneo. No hay por qupreocuparse, estamos haciendo todo lo posible por localizarlo y descubrircmo pudo ocurrir algo as, pero eso toma un poco de tiempo. Quiz seaun pobre consuelo, pero esto nunca haba ocurrido antes en los ltimossetenta y cinco aos que llevamos operando, y tan pronto descubramosqu es lo que ha ocurrido esta vez, puede estar usted seguro de que

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    tomaremos todas las medidas para que no vuelva a producirse de nuevo.Estamos siguiendo varias pistas a la vez, y puede estar tranquilo de quesu cuerpo le ser devuelto intacto tan pronto como lo localicemos.

    En estos momentos se encuentra usted despierto y conscienteporque hemos incorporado su cubo memoria a los bancos de nuestroordenador H-210, uno de los ms sofisticados sistemas de holomemoria

    disponibles en estos momentos. Entienda, existen algunos problemas.

    CAPTULO TERCEROQu problemas?

    Es difcil plantearlos en trminos que pueda usted entender, perodjenos intentarlo, de acuerdo?

    El soporte que utilizamos para grabar sus recuerdos no es el mismoque usted probablemente utiliz como seguro contra una muerte

    accidental. Como debe de saber, ese sistema almacenar sus recuerdosdurante mas de veinte aos sin la menor degradacin ni perdida deinformacin, y es muy caro. El sistema que utilizamos nosotros es unotemporal, bueno para un periodo de dos, cinco, catorce o veintiocho das,segn lo que se prolongue su estancia. Sus recuerdos son colocados en elcubo, donde puede que usted crea que permanecern estticos y sincambios, del mismo modo que lo hacen en su registro del seguro. Si hapensado as, est equivocado, seor Fingal. Piense en ello. Si ustedmuere, su banco fabricar inmediatamente un clon del plasma que ustedalmacen junto con su cubo memoria. En seis meses, sus recuerdossern introducidos en el clon y usted despertar, faltndole los recuerdos

    que su cuerpo fue acumulando a partir del momento de su ltimoregistro. Quizs eso ya le ha ocurrido a usted. Si es as, sabr sin dudadel shock de despertar del proceso de registro para orse decir que hanpasado tres o cuatro aos, y que en ese tiempo usted ha resultadomuerto.

    En cualquier caso, el proceso que utilizamos nosotros esacumulativo, o de otro modo no tendra ninguna utilidad para usted. Elcubo que instalamos en el animal africano elegido por usted es capaz deaadir los recuerdos de su estancia en Kenya al cubo memoria. Cuandosu visita ha terminado, esos recuerdos son grabados en su cerebro, yusted abandona el disneylandia con las excitantes, educativas yrefrescantes experiencias que ha vivido como animal, aunque su cuerponunca haya abandonado nuestra sala de durmientes. Llamamos a esteproceso "doppling" del alemn doppelgnger(fantasma, doble).

    Ahora, vayamos a los problemas de que hemos hablado. Pens quenunca bamos a llegar a ellos, verdad?.

    En primer lugar, puesto que usted se registr para una estancia defin de semana, la mdica naturalmente utiliz uno de los cubos de dos

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    das, como establecen nuestras tarifas de excursin. Esos cubos poseenun factor de seguridad, pero no son demasiado estables despus del tercerda, en la mejor de las condiciones. Una vez transcurrido ese tiempo, elcubo puede empezar a deteriorarse. Por supuesto, nosotros esperbamostenerlo a usted instalado en su cuerpo antes de eso. Adems, est elproblema del almacenaje. Puesto que esos cubos de memoria acumulativase supone que estn en uso durante todo el tiempo en que sus recuerdosestn almacenados en ellos, presentan algunos problemas cuando nosencontramos en la situacin en que nos hallamos ahora. Me sigue, seorFingal? Aunque el cubo ha agotado ya su capacidad de funcionar encoexistencia con un anfitrin vivo, como la leona que usted acaba deabandonar, es preciso mantenerlo en constante actividad o se producirprdida de informacin. Estoy seguro de que usted no desear que estoocurra, verdad? Por supuesto que no. As que lo que hemos hecho hasido "meterlo" en nuestro ordenador, que lo mantendr despierto y enbuena salud, y protegido contra la dispersin de sus nexos memorsticos.No voy a entrar en detalles al respecto; digamos simplemente que ladispersin no es algo que a usted le gustara que ocurriera.

    CAPTULO CUARTOY qu resulta de todo esto, eh?

    Me alegro que haya usted hecho esa pregunta. (Porque usted hahecho esa pregunta, seor Fingal. Este folleto forma parte del procesoanalgico que le explicar un poco ms adelante.)

    Vivir en un ordenador no significa que usted pueda simplementesaltar dentro y esperar retener la compatibilidad con la imagen del mundo

    que resulta tan necesaria para un comportamiento equilibrado en estacompleja sociedad. Ha sido probado, as que puede creer en nuestrapalabra. O mejor dicho, en mi palabra. Permite que me presente? SoyApollonia Joachim, Operadora de Primera Clase del ordenadorProtegedatos de nuestra sociedad de auxilios informticos. Es probableque no haya odo hablar nunca de nosotros, aunque trabaje usted en elcampo de los ordenadores.

    Puesto que no puede usted limitarse a permanecer consciente en eldesconcertante y fluctuante mundo que pasa por la realidad en unsistema de datos, su mente, en cooperacin con un programa analgico

    que yo he alimentado al ordenador, interpreta las cosas de forma queparezcan seguras y confortables. El mundo que ve usted a su alrededor esuna ficcin de su imaginacin. Por supuesto, le parece real, puesto queprocede de la misma parte de la mente que normalmente utiliza ustedpara interpretar la realidad. Si deseramos ponernos filosficos alrespecto, probablemente podramos estar discutiendo todo el da acercade lo que constituye la realidad, y preguntarnos por qu lo que estpercibiendo usted ahora es menos real que lo que est acostumbrado apercibir. Pero no vamos a entrar en ello, de acuerdo?.

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    El mundo seguir funcionando verosmilmente en la misma formaen que est usted acostumbrado a que funcione. Aunque no serexactamente lo mismo. Las pesadillas, por ejemplo. Seor Fingal, esperoque no sea usted del tipo nervioso, porque sus pesadillas pueden cobrarvida all donde est usted. Le parecer completamente reales. Deberusted evitarlas si le es posible, porque pueden daarle realmente. Lehablar mas detenidamente de ello luego, si lo cree necesario. Por ahora,ser mejor que no se preocupe.

    CAPTULO QUINTOQu debo hacer ahora?

    Le aconsejo que contine con sus actividades normales. No sealarme ante nada fuera de lo habitual.

    Por un lado, yo slamente puedo comunicarme con usted por mediode fenmenos paranormales. Entienda, cada vez que un mensaje mo es

    alimentado al ordenador, llega hasta usted de una forma que su cerebrono es capaz de asimilar. Naturalmente, su cerebro lo clasifica como unacontecimiento no habitual, y encarna la comunicacin de la forma mssorprendente. La mayor parte de las cosas extraas que ve usted, sipermanece tranquilo y no permite que sus propios miedos salgan delarmario para perseguirle, comprobar que soy yo. Aparte de eso, leanticipo que su mundo parecer, sonar, oler y sabr completamentenormal. He hablado con su psiquiatra. l me asegura que su captacindel mundo real es fuerte. As que mantngase firme. Estamos trabajandointensamente para sacarle de ah.

    CAPTULO SEXTOSocorro!

    S, vamos a ayudarle. Es realmente desafortunado que hayaocurrido esto, y por supuesto vamos a devolverle de inmediato todo sudinero. Adems, el abogado de Kenya desea que le pregunte si el depsitode una cantidad importante para responder de futuros perjuicios seraalgo digno de discutir con usted. Puede pensar acerca de ello; no hayprisa.

    En el intern, encontrar formas de responder a sus preguntas.

    Cuanto ms luche su mente por normalizar mis comunicaciones,transformndolas en cosas a las que est familiarizado, ms complicadaresultar mi tarea. sa es a la vez su mayor fuerza - la habilidad de sumente de transformar el mundo del ordenador, que inconscientementerechaza, a conceptos que le son familiares - y mi mayor handicap.Bsqueme en las hojas de t, en los carteles, en la holovisin; en todaspartes! Puede resultar algo excitante si se dedica con pasin a ello.

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    Mientras tanto, si ha recibido este mensaje, puede respondermellenando el cupn que va unido a l y echndolo en el tubo del correo. Surespuesta estar probablemente esperndole en la oficina. Buena suerte!

    ------------------------------------------------------------------------S! He recibido su mensaje y estoy interesado en las excitantes

    oportunidades en el campo de vivir en un ordenador! Por favor, enveme,

    sin ningn compromiso ni cargo por mi parte, su excitante catlogodicindome cmo puedo avanzar hacia el enorme y maravilloso mundoexterior!

    Nombre..............................................................................Direccin............................................................................Identificacin......................................................................

    ------------------------------------------------------------------------

    Fingal resisti a la tentacin de pellizcarse. Si lo que deca el folletoera cierto -y poda creer en ello-, le dolera y no se despertara. De todos

    modos, se pellizc. Le doli.

    Si comprenda bien aquello, todo a su alrededor era producto de suimaginacin. En algn lugar, haba una mujer sentada ante una entradade computador, hablndole en lenguaje normal, el cual llegaba hasta sucerebro en forma de impulsos electrnicos que l no poda aceptar comotales y que por lo tanto transformaba en smbolos ms familiares. Estabaanalogizando como un loco. Se pregunt si habra adquirido aquel vicio desu profesor, si las analogas eran contagiosas.

    -Qu demonios hay de malo en una simple voz en el aire?- se

    pregunt en voz alta.No obtuvo respuesta, y en cierto modo se alegr de ello. Ya haba

    suficientes misterios por ahora. Y pensndolo bien, una voz en el aireprobablemente hara que se le cayeran los pantalones de miedo.

    Decidi que su cerebro tena que saber lo que estaba ocurriendo.Despus de todo, aquella mano le haba sorprendido pero no le habaasustado. Poda verla, y crea ms en su sentido de la vista que en vocesen el aire, un signo clsico de locura, si es que alguna vez haba habidoalguno.

    Se levant y se dirigi a la pared. Las letras de fuego habandesaparecido, pero el tizne de lo borrado segua todava all. Lo olisque:carbn. Palp el ordinario papel del folleto, rompi un trozo de unaesquina, se lo llev a la boca y lo mastic. Saba a papel.

    Se sent y llen el cupn, y lo ech en el tubo de correo.

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    Fingal no se irrit acerca de todo aquello hasta que se encontr ensu oficina. Era una persona tranquila, a la que le costaba montar enclera. Pero finalmente alcanz el punto en el que tena que decir algo.

    Todo haba sido tan normal que sinti deseos de echarse a rer.Todos sus amigos y conocidos estaban all, haciendo exactamente lo quehaba esperado que estuvieran haciendo. Lo que le sorprendi y le dej

    perplejo fue el nmero y variedad de segundones, de personajessecundarios que intervenan en su comedia interior. Los extras que sumente haba elaborado llenaban los pasillos, como aquel hombre al queno conoca y que lo haba empujado en el tubo yendo al trabajo, se habadisculpado y haba desaparecido, presumiblemente a la profundidades desu imaginacin.

    No haba nada que pudiera hacer para expresar pblicamente suirritacin excepto comprobar toda aquella absurda situacin. Una dudabarrenaba su mente: quiz todo lo ocurrido aquella maana no fuera msque una fuga, un deslizamiento temporal al pas de los sueos. Quiz

    nunca haba ido a Kenya, despus de todo, y su mente le estaba gastandobromas. Para llevarle hasta all, o para mantenerle aparte? No lo saba,pero tendra tiempo de ocuparse de ello si la prueba le fallaba.

    Se puso en pie ante su terminal, que estaba en la tercera columnade la decimoquinta hilera de otros terminales idnticos, cada uno de loscuales provisto de su diligente operador. Alz las manos y silb. Todo elmundo alz la vista.

    - No creo en vosotros - chill.

    Tom un montn de cintas de su terminal y las arroj a FeliciaNahum, que se hallaba en la terminal ms inmediata a la suya. Feliciaera una buena amiga suya, y mostr la actitud adecuada cuando lascintas la golpearon. Luego se fundi. Fingal mir a su alrededor en lahabitacin, y vio que todo se haba inmovilizado, como cuando uno parauna pelcula.

    Se sent y recorri con los dedos el teclado de su terminal. Elcorazn le lata fuertemente, y tena el rostro enrojecido. Por un horriblemomento tuvo la impresin de que estaba equivocado. Empez atranquilizarse, alzando la vista cada pocos segundos para asegurarse deque el mundo se haba detenido realmente.

    Al cabo de tres minutos estaba cubierto de un sudor fro. Qudemonios haba probado? Que esa maana haba sido real, o que estabarealmente loco? Comprendi que nunca sera capaz de verificar lospostulados bajo los cuales viva.

    Una lnea impresa parpade en la pantalla de su terminal.

    - Pero cmo ha podido hacer eso, seor Fingal?

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    - Seorita Joachim? - grit, mirando a su alrededor-. Dnde estusted? Tengo miedo.

    - No debe tenerlo -imprimi la terminal-. Tranquilcese. Posee ustedun fuerte sentido de la realidad, recuerda? Piense en esto: incluso antesde hoy, cmo poda estar seguro de que el mundo que vea no era elresultado de ilusiones catatnicas? Entiende lo que quiero decir? La

    pregunta "Qu es la realidad?" es en ltimo trmino, una pregunta sinrespuesta. Todos debemos aceptar hasta cierto punto lo que vemos y loque se nos dice, y vivir con un conjunto de suposiciones incomprobadas eincomprobables. Le pido que acepte usted el escenario que le ofrec estamaana porque, sentada aqu en la sala del ordenador donde usted nopuede verme, mi imagen del mundo me dice que es el autnticoescenario. Por otra parte, usted puede creer que estoy crendomeilusiones a m misma, que no hay nada en el cubo rosado que estoyviendo y que usted es un elemento ms en mi sueo. Le hace estosentirse ms cmodo?

    -No- murmur, avergonzado de s mismo-. Entiendo lo que quieredecir. Aunque yo est loco, me sentir ms cmodo si sigo la corrienteque si intento resistirme.

    -Perfecto, seor Fingal. Si necesita usted ms ilustraciones, puedeimaginarse a s mismo aprisionado por una camisa de fuerza. Quizs hayaen este preciso momento algunos tcnicos trabajando para rectificar sucondicin, y estn hacindole pasar por este psicodrama como primerpaso para ello. Le resulta eso ms atractivo?

    -No, creo que no.

    -El asunto es que se trata de una suposicin tan razonable como elconjunto de hechos que le he brindado esta maana. Pero lo msimportante es que debe usted comportarse del mismo modo, sea cual seala verdad. Comprende? Luchar contra ello en un caso slo le traerproblemas, y en el otro impedir su tratamiento. Me doy cuenta de que leestoy pidiendo que acepte sin ms mi palabra. Y eso es todo lo que puedodarle.

    -La creo -dijo Fingal-. Ahora, puede usted empezar de nuevo desdeel principio?

    -Ya le he dicho que no tengo control sobre su mundo. De hecho,resulta un obstculo considerable para m el tener que hablar con ustedpor estos medios tan sorprendentes. Pero las cosas se arreglarn por ssolas tan pronto como usted les deje hacerlo. Mire a su alrededor.

    Lo hizo, y vio y oy la actividad normal de la oficina. Felicia estabaall en el escritorio, como si nada hubiera ocurrido. No haba ocurridonada. S, algo haba ocurrido, despus de todo. Las cintas estaban

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    esparcidas por el suelo cerca de su escritorio, all donde haban cado. Sehaban desenrollado y estaban enredadas.

    Fue a recogerlas, y entonces se dio cuenta de que no estaban tanenredadas como haba pensado. Deletre un mensaje en la forma en queestaban mezcladas.

    -Va usted por buen camino -deca el mensaje.

    Durante tres semanas, Fingal se comport como un buen chico. Suscompaeros de trabajo, si hubieran sido gente real, tal vez hubieranobservado una cierta reserva en l, y su vida social en su hogar se habavisto drsticamente recortada. Por lo dems, se comportaba exactamentecomo si todo el mundo a su alrededor fuera real.

    Pero su paciencia tena lmites. Haba sido tensada durante muchoms tiempo del que haba esperado. Empez a inquietarse ante suterminal, a dejar vagar su mente. Alimentar informacin a un ordenadorpoda ser frustrante, ingrato y, en pocas palabras, embrutecedor. Era loque haba estado sintiendo ya antes de su viaje a Kenya; haba sido lacausa de su viaje a Kenya. Tena sesenta y ocho aos, con siglos pordelante, y estaba enjaezado a una rutina ferromagntica. Una larga vidapuede ser una bendicin relativa cuando uno siente el aburrimientoreptar en su interior.

    Lo que ms le abrumaba era el creciente desagrado que senta antesu trabajo. Ya era bastante malo cuando se limitaba a sentarse en unaautntica oficina con dos centenares de autnticas personas, arrojando

    irreales datos a las fauces de un ordenador an ms irreal para sussentidos. Pero ahora era mucho peor, puesto que saba que los datos queintroduca en l no tenan el menor significado para nadie excepto para lmismo, no eran sino una terapia ocupacional creada por su mente y porun programa de ordenador para mantenerlo ocupado mientras Apollonia

    Joachim buscaba su cuerpo.

    Por primera vez en su vida empez a pulsar algunos botones por smismo. Bajo un estrs algo ms ligero hubiera acudido a toda prisa a vera su psiquiatra, la solucin aprobada y perfectamente normal quecualquiera hubiera elegido. Aqu, saba que el resultado no sera sino una

    charla consigo mismo. No consegua ver las ventajas de un procedimientopsicoanaltico tan idealizado; por otra parte, nunca haba credo realmenteque un psiquiatra hiciera algo ms que escuchar.

    Su propia vida empez a cambiar cuando comenz a irritarse con sujefa. sta le seal que su coeficiente de errores estaba aumentando, y lesugiri que se enmendara o que empezara a buscar algn otro empleo.

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    Aquello lo encoleriz. Haba sido un buen trabajador duranteveinticinco aos. Por qu tena ella que adoptar esa actitud cuando lestaba atravesando una mala racha de una o dos semanas?

    Luego se encoleriz an ms cuando pens que su jefa era tan slouna proyeccin de su propia mente. Por qu deba permitir que letratara de aquel modo?

    -No deseo oir nada de eso -dijo-. Djeme solo. Mejor an,aumnteme el sueldo.

    -Fingal - dijo ella rpidamente-, estas ltims semanas ha sido ustedun orgullo para nuestra seccin. Voy a concederle un aumento.

    -Gracias. Ahora mrchese.

    Ella lo hizo, disolvindose en el tenue aire. Aquello le hizo sentir queaquel era realmente su gran da. Se reclin en su asiento y pens en susituacin por primera vez desde que era joven.

    No le gust lo que pens.

    En mitad de sus meditaciones, la pantalla de su ordenador seilumin de nuevo.

    -Cuidado, Fingal -ley-. Ese camino conduce a la catatonia.

    Tom en serio la advertencia, aunque no pretenda abusar de surecin descubierto poder. No vea por qu un uso juicioso de l de tantoen cuanto poda hacer dao a nadie.Se estir y bostez enormente. Mir a

    su alrededor, odiando de pronto la oficina, con sus hileras detrabajadores, indistinguibles de sus terminales. Por qu no tomarse elda libre?

    Cediendo a un repentino impulso, se levant y camin los pocospasos que le separaban de la terminal de Felicia.

    -Por qu no vamos a mi casa y hacemos el amor? -le pregunt.

    Ella le mir sorprendida, y l sonri. La joven estaba casi tandesconcertada como cuando l le haba arrojado las cintas.

    -Es una broma? En mitad del da? Tienes un trabajo que hacer,ya sabes. Deseas que nos echen a los dos?

    l mene lentamente la cabeza.

    -sa no es una respuesta aceptable.

    Ella se detuvo, y rebobin desde aquel punto. l la oy repetir susltimas frases al revs, luego sonri.

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    -Seguro, por qu no? -dijo.

    Luego, Felicia se fue del mismo modo ligeramente desconcertante enque su jefa se haba ido antes, fundindose en el aire. Fingal se quedsentado inmvil en su cama, preguntndose qu hacer consigo mismo.

    Tena la impresin de que iniciaba un mal camino si pretenda construirl mismo su propio mundo.

    Su telfono son.

    -Tiene usted todo la razn - dijo una voz de mujer, obviamenteirritada con l.

    Se sent envarado.

    -Apollonia?

    -La seorita Joachim para usted, Fingal. No puedo hablar muchorato; esto representa un tremendo esfuerzo para m. Pero esccheme, y

    esccheme bien. Su ombligo es muy profundo, Fingal. Desde el lugar enque est usted ahora, es un pozo cuyo fondo ni siquiera puedo ver. Si caedentro de l, no puedo garantizarle que pueda sacarle luego.

    - Pero tengo que tomarlo todo tal como es? No se me permitehacer mejoras?

    - No bromee. Eso no eran mejoras, sino pura pereza. No era otracosa que masturbacin, y aunque no hay ningn mal en ello, si lo hacecon exclusin de todo lo dems, su mente se encerrar en s misma. Estusted en grave peligro de excluir al universo externo de su realidad.

    -Pero yo crea que no haba universo externo para m aqu dondeestoy.

    - Casi cierto. Sin embargo, estoy alimentndole con estmulosexternos a fin de mantenerlo en actividad. Adems, es la actitud lo quecuenta. Usted nunca ha tenido problemas en encontrar compaa sexual;por qu se siente impulsado ahora a alterar las condiciones?

    -No lo s -admiti-. Como usted ha dicho, pereza, supongo.

    -Exacto. Mire, si desea abandonar su trabajo, es usted libre de

    hacerlo. Si piensa en serio acerca de mejoras, hay oportunidadesdisponibles para usted aqu. Bsquelas. Mire a su alrededor, explore.Pero no intente mezclarse en cosas que no comprende. Ahora tengo queirme. Le escribir una carta si puedo, y me explicar un poco ms.

    -Espere! Qu hay de mi cuerpo? Han hecho algn progreso?

    - S, han descubierto cmo ocurri. Parece que....

    Su voz se desvaneci, y l colg el telfono.

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    Al da siguiente recibi una carta explicando lo que se saba hastaentonces. Al parecer, todo el lo haba sido resultado de la visita delmaestro a la seccin de medicnica el da de su registro. Msespecficamente, se deba al regreso del muchachito despus de que losotros se hubieran ido. Ahora estaban seguros de que haba trasteado conla tarjeta de ruta que deca a los ayudantes lo que haba que hacer con elcuerpo de Fingal. En vez de trasladarlo a la sala de durmientes, quecorresponda a la tarjeta verde, lo haban enviado a algn lugar -nadiesaba todava adnde- para un cambio de sexo, lo cual corresponda a latarjeta azul. La mdica, en su prisa por irse a casa para su cita, no sehaba dado cuenta del cambio. Ahora el cuerpo poda estar en cualquierade los varios cientos de consultas mdicas en la Luna. Estabanbuscndolo, y tambin al muchachito.

    Fingal dej a un lado la carta y pens intensamente.

    La seorita Joachim haba dicho que haba oportunidades para len los bancos de memoria. Haba dicho tambin que no todo lo que vea

    eran sus propias proyecciones. Estaba recibiendo, era capaz de recibir,estmulos externos. Por qu era eso? Porque sin ellos tendra tendenciaa moverse al azar, o por alguna otra razn? Dese que la carta hubierasido ms explcita en ese punto.

    Mientras tanto, qu hacer?

    Repentinamente lo supo. Deseaba aprender acerca de ordenadores.Deseaba saber qu los haca funcionar, experimentar una sensacin depoder sobre ellos. Y esa sensacin se acentuaba cuando pensaba quevirtualmente era un prisionero dentro de uno de ellos. Era como un

    trabajador en una lnea de montaje. Todo el da realizando el mismotrabajo, tomando pequeas piezas de una cinta rodante e instalndolas enun montaje ms grande. Un da, al trabajador se le ocurre preguntarsequin coloca las piezas en la cinta rodante. De dnde proceden? Cmoson hechas? Qu ocurre despus de que l las ha instalado?

    Se pregunt por qu no haba pensado en ello antes.

    La oficina de admisiones el el Instituto Tcnico de la Luna estabaatestada. Le tendieron un formulario y le dijeron que lo llenara. Parecadeprimente. Los espacios para "experiencia anterior" y "grados de aptitud"estaban casi en blanco cuando hubo terminado con ellos. En su conjunto,

    el resultado no pareca muy prometedor. Regres al escritorio y tendi elformulario al hombre sentado tras la terminal.

    El hombre meti los datos del formulario en el ordenador, el cualrpidamente decidi que Fingal no posea talento para ser un reparadorde ordenadores. Empezaba a darse la vuelta cuando sus ojos repararon enun gran cartel situado detrs del hombre. Estaba all en la pared cuandohaba llegado, pero no lo haba ledo.

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    LA LUNA NECESITA TCNICOS ORDENADORES.ESO SIGNIFICA

    QUE LE NECESITA A USTED, SEOR FINGAL

    Est usted insatisfecho con su actual empleo? Tiene la impresin deque se merece algo mejor? Entonces hoy puede ser su da de suerte. Havenido usted al lugar correcto, y si atrapa esta oportunidad de oro ver

    que se le abren puertas que hasta ahora haban estado cerradas parausted.Acte, seor Fingal. sta es la ocasin. Quin es capaz de juzgar sobreusted? Simplemente, tome este bolgrafo y llene la solicitud, rellenandotan slo las casillas que usted desee.Sea grande, sea osado! La suerte est echada, y se halla usted camino deGRANDES BENEFICIOS!

    El secretario no dijo nada fuera de lo normal cuando Fingal regresal escritorio una segunda vez, y ni siquiera parpade cuando el ordenadordecidi que era elegible para el curso acelerado.

    Al principio no fue fcil. En realidad tena pocas aptitudes para laelectrnica, pero la aptitud es algo caprichoso. Su personalidad matriz eratan flexible ahora como lo sera en cualquier otro momento de su vida. Unpequeo esfuerzo en el instante adecuado representara un gran pasohacia su perfeccionamiento. No dejaba de decirse a s mismo que todoaquello que era y que haca de l lo que era estaba grabado en aquelpequeo tubo conectado al ordenador, y que si era cuidadoso podamejorarlo.

    No radicalmente, le dijo la seorita Joachim en una larga y tilcarta a finales de la semana. Aquello conducira a una completadisrupcin de la matriz AFFN y a la catatonia, que en ese caso seradistinguible de la muerte tan slo por el filo de un cabello.

    Pens mucho en la muerte mientras ahondaba en los libros. Sehallaba en una extraa posicin. El ser conocido como Fingal no moriraen ninguna de las posibles salidas de aquella aventura. Por una parte, sucuerpo se hallaba camino de un cambio sexual, y era difcil imaginar quelo que pudiera ocurrirle fuera susceptible de matarlo. Quienquiera que lotuviera en custodia ahora cuidara de l tan bien como podrian hacerlo losmdicos de la sala de durmientes. Si Apollonia no tena xito en suintento de mantenerlo consciente y cuerdo en el banco de memoria,simplemente despertara sin recordar nada del tiempo que habapermanecido dormido sobre la mesa.

    Si, por alguna improbable concatenacin de circunstancias, sucuerpo era dejado morir, tena un registro de su pliza de seguros a salvoen la caja fuerte de su banco. El registro tena tres aos de antigedad.Despertara en el cuerpo clnico recin desarrollado sin saber nada de lo

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    ocurrido en los ltimos tres aos, y tendra una fantstica historia que oircuando le pusieran al da.

    Pero nada de aquello le importaba. Los humanos son una especieligada al tiempo, y que existen en un eterno ahora. El futuro fluye a travsde ellos y se convierte en el pasado, pero es siempre el presente el quecuenta. El Fingal de hace tres aos no era el Fingal en el banco de

    memoria. De hecho, la inmortalidad por medio del registro de recuerdosera una pobre solucin. La encrucijada tridimensional que era el Fingal deahora se comportara siempre como si su vida dependiera de sus actos,porque sentira el dolor de la muerte si le ocurra a l. Era un pequeoconsuelo para un hombre moribundo saber que volvera a ponerse en pie,algunos aos ms joven y menos sabio. Si Fingal se perda ah afuera,morira, puesto que con el registro de la memoria era tres personas: la queviva ahora, la perdida en algn lugar de la Luna, y la persona potencialen la caja fuerte del banco. En realidad no eran sino parientes prximos.

    Todo el mundo saba eso, pero era tan infinitamente mejor que la

    otra alternativa que poca gente lo rechazaba. Intentaban no pensar enello, y generalmente lo conseguan. Se hacan grabar nuevos registros tana menudo como podan permitrselo. Lanzaban un suspiro de aliviocuando se tendan sobre la mesa para hacerse grabar otro registro,sabiendo que otro trozo de sus vidas estaba seguro para siempre. Peroaguardaban nerviosos el despertar, temiendo que les dijeran que habantranscurrido veinte aos porque haban muerto en algn momentodespus de la grabacin y haba habido que empezar todo de nuevo.Podan ocurrir muchas cosas en veinte aos. La persona en el nuevocuerpo clnico poda tener que enfrentarse a un hijo que no haba vistonunca, a un nuevo cnyuge o a la terrible noticia de que su empleo estaba

    ahora a cargo de una mquina.

    De modo que Fingal se tom en serio las advertencias de la seoritaJoachim. La muerte era la muerte, y aunque uno poda burlarla, lamuerte an segua siendo la que rea la ltima. En vez de arrancarte degolpe toda tu vida, la muerte exiga ahora tan slo un pequeo porcentaje,pero bajo muchos aspectos era el porcentaje ms importante.

    Se inscribi en varios cursos. Siempre que le fue posible, tomaquellos que estaban disponibles telefnicamente, de modo que nonecesitara salir de su habitacin. Encargaba la comida y los artculos de

    primera necesidad por telfono, y pagaba las facturas simplementemirndolas y deseando que dejaran de existir. Aquello hubiera podido serintensamente aburrido o locamente interesante. Despus de todo era unmundo de sueos, y quin no piensa en retirarse a la fantasa de tantoen tanto? Fingal lo pensaba realmente, pero reprimi con firmeza la ideacuando le lleg. Pretenda salirse de aquel sueo.

    Por un lado, echaba de menos la compaa de otra gente.Aguardaba las cartas semanales de Apollonia (ella le haba permitido quele llamara por su nombre de pila) con una extenuante pasin, y devoraba

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    cada una de sus palabras. Su archivo de estas cartas creca. En losmomentos en que se senta ms solo tomaba una de estas cartas al azar yla lea una y otra vez.

    Siguiendo el consejo de ella, abandonaba regularmente elapartamento y vagaba por los alrededores ms o menos al azar. Duranteesas salidas le sucedan alocadas aventuras. Literalmente. Apollonia lo

    bombardeaba con estmulos exteriores durante esas ocasiones, y podanser cualquier cosa, desde La maldicin de la momiahasta Murieron con lasbotas puestascon su reparto original. l no se cansaba de las pelculas.Simplemente echaba a andar por los corredores pblicos y abra unapuerta al azar. Detrs podan estar las minas del rey Salomn o el harndel sultn. Lo aceptaba todo estoicamente. Era incapaz de obtener ningnplacer con el sexo. Saba que era un ejercicio de una sola mano, y aquellohaca desaparecer toda excitacin.

    Su nico placer brotaba de los estudios. Lea todo lo que caa ensus manos sobre la ciencia de los ordenadores, y consegua situarse el

    primero de su clase. Y a medida que iba aprendiendo, se le ocurri aplicarsus conocimientos a su propia situacin.

    Empez a ver cosas a su alrededor que hasta entonces le habanaparecido veladas. Empezaba a distinguir atisbos de la realidad a travsde sus ilusiones. Cada vez ms a menudo, alzaba la vista y vea la dbilsombra del mundo real de flujos electrnicos y de oscilantes circuitosdonde viva. Aquello lo asust al principio. Le pregunt a Apollonia alrespecto en uno de sus ilusorios recorridos, esta vez a Coney Island amediados del siglo XX. Le gustaba aquel lugar. Poda tenderse en la arena

    y hablarle a las olas. Sobre su cabeza, un avin escriba con humo las

    respuestas a sus preguntas. Ignor concienzudamente al brontosaurioque alborotaba con estrpito a su derecha.

    - Qu significa, oh Diosa de la Transistoria, cuando empiezo a verdiagramas de circuitos en las paredes de mi apartamento? Exceso detrabajo?

    - Significa que la ilusin est debilitndose progresivamente -deletre el avin durante la siguiente media hora-. Se est adaptandousted a la realidad que hasta ahora ha estado negando. Eso puederepresentar problemas, pero estamos a punto de encontrar el rastro de sucuerpo. Pronto lo encontraremos y podremos sacarle de ah.

    Todo aquello fue demasiado para el avin. El sol se haba puesto ya,el brontosaurio era el vencedor, y al avin se le haba agotado elcombustible. Pic en espirales hacia el ocano, y las multitudes seagolparon cerca del agua para presenciar el rescate. Fingal se levant y sedirigi al paseo de tablas de madera que segua la lnea de la playa.

    All haba un enorme cartel publicitario. Entrelaz los dedos a laespalda y ley.

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    -Lamento el retraso. Como estaba diciendo, casi lo hemosconseguido. Concdanos algunos meses ms. Uno de nuestros agentescree que localizar la consulta mdica en cuestin en el trmino de unasemana. A partir de ah todo ir rpidamente. Por el momento, evite esoslugares en donde puede ver los circuitos. Eso no es bueno para usted,crea en mi palabra.

    Fingal evit los circuitos durante tanto tiempo como le fue posible.Termin sus primeros cursos en la ciencia de los ordenadores y seinscribi en la seccin intermedia. Transcurrieron seis meses.

    Sus estudios se hacan cada vez ms fciles. Su velocidad de lecturaiba incrementndose de forma fantstica. Descubri que era msventajoso para l acudir a una biblioteca compuesta por volmenes quepor cintas. Poda tomar un volmen de la estantera, hojearlorpidamente, y aprender todo lo que haba en l. Ahora saba lo suficientecomo para comprender que estaba adquiriendo la habilidad de conectardirectamente con el conocimiento almacenado en el ordenador, pasando

    por encima de sus sentidos. Los libros que tena en sus manos eransimplemente los anlogos sensitivos del teclado de la terminal. Apolloniase mostraba nerviosa acerca de ello, pero lo permita continuar. Pasrpidamente por el grado intermedio y se inscribi en las clasessuperiores.

    Pero estaba rodeado de cables. Estaban por todas lados hacia dondemirara, en las venillas que salpicaban el rostro de un hombre, en el platode patatas fritas que encargaba para almorzar, en las huellas de suspropias palmas, sobreimpresos sobre el aparente desorden de unoscabellos rubios revueltos a su lado sobre la almohada.

    Los cables eran analogas de analogas. Haba poco cableado en losmodernos ordenadores. En su mayor parte estaban constituidos porcircuitos moleculares que o bien estaban encajados en una red cristalina,o bien estaban reproducidos fotogrficamente en una pequea lmina desilicona. Visualmente, eran difciles de imaginar, de modo que era sumente la que creaba esos complejos diagramas de circuitos que servanpara la misma finalidad, pero que l poda experimentar de forma directa.

    Un da ya no pudo resistir ms. Estaba en el cuarto de bao, en ellugar tradicional para ponderar lo imponderable. Su mente vagaba,especulando acerca de la necesidad de evacuar el contenido de susentraas, preguntndose si vala la pena eliminar la necesidad deeliminar. El dedo gordo de su pie estaba siguiendo ociosamente elesquema de un circuito impreso incorporado al embaldosado suelo.

    Los sanitarios empezaron a desbordarse, no de agua sino demonedas. En algn lugar resonaban alegremente timbres. Salt en pie ycontempl alucinado cmo su cuarto de bao se llenaba de dinero.

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    Fue consciente de una sutil alteracin en el tono de los timbres.Cambiaron del alegre campanilleo de una mquina tragaperras a untaido funerario. Mir apresuradamente a su alrededor en busca de unamanifestacin. Saba que Apollonia deba de estar furiosa.

    Lo estaba. Su mano apareci y empez a escribir en la pared. Estavez estaba escribiendo con la sangre de l. Goteaba amenazadoramente

    de todas las palabras.

    -Qu est haciendo? -escribi la mano, y una vez escrito eso siguiadelante- Le dije que dejara tranquilos esos cables. Es probable que hayaborrado todos los asientos contables de Kenya. Puede que pasen mesesantes de que podamos volver a ponerlos en orden.

    -Bueno, y a m qu me importa?-estall-. Qu han hecho ellos porm ultimamente? Es Increble que a estas alturas no hayan localizado micuerpo. Ha pasado ya todo un ao.

    La mano se crisp en un puo. Luego lo aferr por la garganta yapret fuertemente hasta que sus ojos se desorbitaron. Despus se relajlentamente. Cuando Fingal pudo ver de nuevo con claridad, retrocedi concircunspeccin.

    La mano se agit nerviosamente, tabale sus dededos en el suelo.Luego volvi a la pared.

    -Lo siento -escribi-. Supongo que estoy muy cansada. Espere unmomento.

    Aguard, ms agitado de lo que nunca recordara desde que

    empezara su odisea. "No hay nada como una dosis de dolor -reflexion-,para que te des cuenta de lo que puede ocurrirte."

    La pared con las letras de sangre se disolvi lentamente en unpanorama celestial. Mientras observaba, las nubes pasaron por delante desu punto de observacin para fundirse maravillosamente con los doradosrayos del sol. Oy una msica de rgano procedente de tubos del tamaode secoyas.

    Sinti deseos de aplaudir. Era tan excesivo, y sin embargo tanconvincente... En el centro de la torbellineante masa de blanca bruma

    apareci un ngel. Iba provisto de alas y de un halo, pero le faltaba latradicional ropa blanca. Iba desnudo, mejor dicho, desnuda, puesto quesu sexo era femenino, y el cabello flotaba a su alrededor como si sehallara debajo del agua.

    El ngel levit hasta l,caminando sobre las torbellineantes nubes, yle tendi dos tablillas de piedra. Fingal apart sus ojos de la aparicin ymir las tablillas.

    No trastears con cosas que no comprendas.

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    -De acuerdo, prometo no hacerlo -le dijo al ngel-. Apollonia. esusted? Quiero decir, es realmente usted?

    -Lea los mandamientos, Fingal. Esto me resulta tremendaamentedifcil.

    Volvi a mirar las tablillas.

    No interferirs en los sistemas hardware de la Corporacin de Kenya,

    puesto que Kenya no indemnizar a quien se tome libertades con las cosas

    que son propiedad suya.

    No explorars los lmites de tu prisin. Confa en la Corporacin de Kenya

    para salir de ella.

    No alterars ningn programa.

    No te preocupars acerca de la localizacin de tu cuerpo, porque ya ha sido

    encontrado, la ayuda est en camino, la caballera ha llegado, todo est bajo

    mano.

    Encontrars a una persona conocida, alta y bien parecida, que te guiar

    para hacerte salir de esta terrible situacin.

    Permanecers abierto a nuevas instrucciones.

    Alz la vista y le alegr comprobar que el ngel segua all.

    -Obedecer, lo prometo. Pero dnde est mi cuerpo, y por qu hacostado tanto encontrarlo? Puede...?

    - Sepa que aparecer ante usted en estas encarnaciones esterriblemente agotador, seor Fingal. Estoy sufriendo tensiones cuyanaturaleza no tengo tiempo de revelarle. Ensille su caballo, aguarde, ymuy pronto ver la luz al otro lado del tnel.

    -Espere, no se vaya.

    Ella empezaba ya a disolverse.

    -No puedo demorarme.

    -Pero... Apollonia, todo esto es encantador, pero por qu tiene queaparecrseme usted siempre de esa forma tan absurda? Por qu todaesta parafernalia? Qu hay de malo en las cartas?

    Ella mir a su alrededor a las nubes, los rayos del sol, las tablillasen las manos de Fingal, y el cuerpo del hombre, como si lo viera todo porprimera vez. Ech la cabeza hacia atrs y ri como una orquestasinfnica. Era algo casi demasiado hermoso como para que Fingal pudierasoportarlo.

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    -Yo? -dijo ella, despojndose de sus atributos anglicos-. Yo? Yono elijo las visiones, Fingal. Se lo dije, es su cabeza, yo simplemente pasoa travs de ella. -Enarc las cejas-. Y realmente, seor, no tena la menoridea de que albergara usted esos sentimientos hacia m. Se trata de unamor de adolescencia?

    Y desapareci, excepto su sonrisa.

    La sonrisa le atorment durante das enteros. Se sinti disgustadoconsigo mismo al respecto. Odiaba ver que una metfora como aquella leabrumaba. Lleg a la conclusin de que su mente era una analogizadorams bien inepta.

    Pero todo tena su finalidad. La sonrisa le oblig a contemplar suspropios sentimientos. Estaba enamorado, desesperadamente,ridculamente, como un quinceaero. Sac todas las viejas cartas de ella ylas ley de nuevo, buscando las palabras mgicas que podan haberleinfligido aquello. Porque todo aquello era estpido. l nunca la haba

    conocido excepto bajo circunstancias figurativas. La nica vez que lahaba visto, la mayor parte de lo que vio era producto de su propia mente.

    No haba ningn indicio en las cartas. La mayor parte de ellas erantan impersonales como un libro de texto, aunque tendan a ser ms bienprolijas. Amistosas, s; pero ntimas, poticas, intuitivas, reveladoras?No. Era absolutamente imposible descubrir en ellas algo que pudieracalificarse como amor, ni siquiera como pasin quinceaera.

    Se dedic a sus estudios con renovado vigor, aguardando lasiguiente comunicacin. Transcurrieron las semanas sin una palabrasiquiera. Llam a la oficina de correos varias veces, puso anunciospersonales en todos los peridicos en que pudo pensar, escribi mensajesen las paredes de los edificios pblicos, meti notas en las botellas y lasarroj a la baura, alquil vallas publicitarias, compr tiempo depublicidad en televisin. Le grit a las vacas paredes de su apartamento,par a la gente que se cruzaba con l por la calle, golpe utilizando elcdigo Morse todas las caeras, hizo circular rumores por las tabernas,hizo imprimir y difundir folletos por todo el sistema solar. Intent todoslos medios en que pudo pensar, y no consigui contactar con ella. Estabasolo.

    Consider la posibilidad de que estuviera muerto. En su actual

    situacin, era difcil decirlo con seguridad. Lo abandon como algoimposible de verificar. Todo aquello ya era lo bastante incierto como paraintentar adivinar de qu lado de la dicotoma vida/muerte estaba viviendo.Adems, cuanto ms pensaba en el hecho de existir slo como impulsoselectrnicos en un conjunto de macromolculas en el interior de unsistema de datos, ms asustado se senta. Haba sobrevivido durantetanto tiempo gracias a que haba evitado tales pensamientos.

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    Las pesadillas se apoderaron de l, se alojaron permanentementeen su apartamento. Constituyeron una fuerte decepcin, y confirmaron suconclusin de que su imaginacin no era tan vvida como debiera.Estaban constituidas por el infantil hombre del saco, el tipo deapariciones que podan asustarle cuando se le aparecan vagamente entrelas brumas pesadillescas, pero que resultaban casi risibles cuando seexponan a la plena luz de la consciencia. Haba una enorme y charlatanaserpiente burdamente bosquejada, creada sobre la base del dibujo que unnio hara de una serpiente. Una compaa constructora de jugueteshabra hecho un trabajo mejor. Haba un hombre lobo que el nico temorque causaba a Fingal era la posibilidad de llenarle toda la alfombra depelos. Haba una mujer que consista bsicamente en pechos y genitales,residuo de su adolescencia, sospechaba. Grua embarazado cada vez quela vea. Puede que en otros tiempos se hubiera visto dominado por talesinfantilismos, pero habra preferido que sus huellas hubieran quedadoenterradas para siempre.

    Los pateaba constantemente al corredor, pero se deslizaban dentro

    de su apartamento por las noches como unos parientes pobres. Hablabanincesantemente, y siempre acerca de l. Las cosas que saban! Parecantener una opinin muy baja de l. La serpiente expresaba a menudo laopinin de que Fingal nunca llegara a ningn sitio debido a que habaaceptado con demasiada docilidad los resultados de los test de aptitudque le haban hecho cuando nio. Eso dola, pero el mejor remedio contraello era estudiar con mayor concentracin.

    Finalmente lleg una carta. Hizo una mueca tan pronto como laabri. El inicio bastaba para saber que no iba a gustarle.

    Querido seor Fingal:

    Esta vez no voy a disculparme por mi retraso. Parece que la mayorparte de mis manifestaciones han incluido una disculpa, y creo que estavez me merezco un descanso. No puedo estar siempre a la escucha.

    Tengo tambin mi propia vida.

    Tengo entendido que se ha comportado usted de forma ejemplardesde la ltima vez que habl con usted. Ignor usted el funcionamientointerno del ordenador, exactamente como yo le dije. No he sido totalmentefranca con usted, y le explicar mis razones.

    La relacin entre usted y el ordenador es, y siempre lo ha sido, dedoble sentido. Nuestro mayor temor en este lado ha sido que empezara ainterferir con los trabajos del ordenador, lo cual habra causado grandesproblemas a todo el mundo. O que se volviera loco furioso, y que en unode sus ataques destruyera todo el sistema de datos. Lo instalamos a usteden el ordenador como una necesidad humana, porque habra muerto si nolo hubiramos hecho, aunque eso hubiera representado para ustednicamente la prdida de dos das de recuerdos. Sin embargo, uno de losnegocios de Kenya es vender recuerdos, y los recuerdos de sus clientes

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    son sagrados para ellos. Fue un error de la Corporacin de Kenya lo quelo trajo aqu, as que decidimos que tenamos que hacer todo lo posiblepor usted.

    Pero nuestras operaciones de este lado corran un gran riesgodebido a su presencia.

    En una ocasin, hace seis meses, se enred usted en el sector decontrol de clima del ordenador, y desencaden una tormenta sobre elKilimanjaro que todava no ha podido ser controlada totalmente. Perdimosvarios animales.

    He tenido que enfrentarme con el Consejo Directivo paramantenerlo a usted ah, y varias veces el programa estuvo a punto de serinterrumpido. Ya sabe usted lo que eso significa.

    Ahora me he sincerado con usted. Deseaba hacerlo desde elprincipio, pero a la gente que dirige las cosas por aqu les preocupaba el

    que usted pudiera empezar a hacer tonteras movido por un esprituvindicativo si conoca todos los hechos, as que decidieron no decrselo.Puede usted hacer todava mucho dao antes de que podamos sacarlo deah. Ahora tengo a los directores mordindose las uas por encima de mihombro mientras le transmito esto. Por favor, no cause problemas.

    Pasemos a otro punto.

    Desde un principio tuve miedo de que lo que ha ocurrido llegara aocurrir. Durante ms de un ao he sido su nico contacto con el mundoexterior. He sido la nica otra persona en su universo. Hubiera tenidoque ser una persona extremadamente fra, odiosa, horrible -lo cual no

    soy- para que no se sintiera atrado hacia m bajo tales circunstancias.Est sufriendo una intensa privacin sensorial, y es bien conocido quecualquiera en tal estado se vuelve sugestionable, maleable, y solitario. Havolcado sus sentimientos hacia m como la nica persona a la que podaaferrarse.

    He intentado evitar cualquier tipo de intimidad con usted por esarazn, para mantener las cosas en un estricto plano de impersonalidad.Pero ced durante uno de sus periodos de desesperacin. Y usted ley enmis cartas algunas cosas que no estaban en ellas. Recuerde, incluso atravs de un medio impreso es su mente la que controla lo que ve. Su

    censor ha dejado pasar lo que desea ver, y quiz incluso ha aadidoalgunas cosas por s mismo. Estoy a su merced. Es probable que ustedhaya estado leyendo esas cartas como una apasionada afirmacin deamor. He utilizado todos los refuerzos posibles que conozco paraasegurarme de que este mensaje le llegaba a travs de un canal prioritario

    y no resultaba deformado. Yo no, repito, no le correspondo. Ustedcomprender por qu, al menos en parte, cuando consigamos sacarle deah.

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    Nunca resultara, seor Fingal. Renuncie a ello.

    APOLLONIA JOACHIM

    Fingal se gradu el primero de su clase. Termin los estudiosrequeridos para obtener el ttulo durante la larga semana que sigui a lacarta de Apollonia. Fue una amarga victoria para l, pero se aferr

    furiosamente a ella mientras suba al estrado para recibir el ttulo. Almenos haba sacado el mayor provecho de su situacin, al menos no sehaba limitado a dejar que las ruedas de la mquina lo trituraran como acualquier buen empleado.

    Adelant el brazo para estrechar la mano del rector de launiversidad y vio que esa mano se transformaba. Alz la vista, y observque la barbuda silueta envuelta en su ropaje universitario oscilaba y seconverta en una mujer alta, uniformada. Con un acceso de alegra, supoquin era. Luego la alegra se convirti en cenizas en su boca, y lasescupi rpidamente.

    -Siempre supe que se ahogara usted con una forma de expresin-dijo ella, riendo tensamente.

    -As que est usted aqu- dijo l.

    No poda creerlo. La mir torpemente, sujetando su mano y eldiploma con idntica tenacidad. Era alta, como haba dicho la profeca, yhermosa. Su cabello corto coronaba un rostro competente, y el cuerpobajo el uniforme era musculoso. El uniforme estaba abierto en el escote, yarrugado. Tena ojeras, y sus ojos estaban enrojecidos. Vacil ligeramentesobre sus pies.

    -Estoy aqu, s. Est usted dispuesto a volver? -Se volvi hacia losestudiantes reunidos- Qu pensis, muchachos? Creis que merecevolver?

    Parecieron volverse locos, aplaudiendo y gritando vivas y lanzandocapirotes al aire. Fingal se volvi aturdidamente para mirarles, empezandoa darse cuenta de algo. Baj la vista hacia el diploma.

    -No s -dijo-. No s. De vuelta a trabajar a la sala de datos?

    Ella le dio una palmada en la espalda.

    -No, se lo prometo.

    -Pero cmo puede ser diferente? He llegado a pensar en este trozode papel como en algo.. . real. Real! Cmo puedo haberme engaado deesa manera? Por qu lo he aceptado?

    -Yo le estuve ayudando todo el tiempo -dijo ella-. Pero no todo eraun juego. Realmente aprendi usted todas las cosas que aprendi. No

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    desaparecern cuando regrese. Eso que tiene usted en la mano esimaginario, por supuesto, pero quin cree que imprime los autnticosdiplomas? Se haya usted registrado all donde importa, en el ordenador,como habiendo superado los cursos. Obtendr un autntico diplomacuando regrese.

    Fingal vacil. Haba una tentadora visin en su cabeza. Llevaba all

    ms de un ao, y en realidad no haba explotado la naturaleza del lugar.Quiz ese asunto de morir en el banco de memoria fuera todo l unaestupidez, otra mentira inventada para mantenerle a l en su sitio. En esecaso, poda quedarse all y satisfacer sus ms locos deseos, convertirse enel rey del universo sin ninguna oposicin, nadar en placeres que ningnemperador hubiera imaginado nunca. Cualquier cosa que deseara podraconseguirla all, absolutamente cualquier cosa.

    Y de hecho tena la impresin de que poda ganar la partida. Habaobservado muchas cosas acerca de aquel lugar, y ahora posea elconocimiento de la tecnologa del ordenador para ayudarle. Poda

    deslizarse por all dentro y evitar los intentos de ellos de borrarle, inclusosobrevivir si retiraban su cubo programndose a s mismo en otras partesdel ordenador. Poda hacerlo.

    Con una sbita inspiracin, se dio cuenta entonces de que nosenta el deseo suficiente para quedarse all dentro, en su ombligo. Enrealidad, tan solo senta un deseo importante, y ella estabadesvanecindose lentamente. Se disolva, y estaba siendo reemplazada denuevo por el viejo rector.

    -Viene? -pregunt ella.

    -S.

    Era tan sencillo como eso. La tribuna, el rector, los estudiantes y lasala desaparecieron, y surgi la sala del ordenador en Kenya. SloApollonia segua constante. l mantuvo sujeta su mano hasta que todo seestabiliz.

    -Uf -dijo ella, y se llev una mano a la nuca.

    Extrajo un cable de la conexin en la parte de atrs de su cabeza yse derrumb en una silla. Alguien extrajo un cable similar de la nuca de

    Fingal, y finalmente se hall libre del ordenador.

    Apollonia tendi una mano hacia una humeante taza de caf sobrela mesa repleta de tazas vacas.

    -Ha sido usted difcil -dijo-. Por un momento pens que iba aquedarse. Ya sucedi una vez. No es usted el primero al que le pasa esto,pero no ser ms all del vigsimo. Este es un campo inexplorado,peligroso.

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    -De veras? -dijo l-. No se estar usted burlando?

    Ella se ech a reir.

    -No. Ahora puedo decirle la verdad. Es peligroso. Nadie hasobrevivido nunca ms de tres horas en ese tipo de cubo, conectado a unordenador. Usted ha resistido seis. Tiene usted una fuerte imagen del

    mundo.

    Ella le haba estado observando para ver cmo reaccionaba aaquello. No se sorprendi al ver que lo aceptaba fcilmente.

    -Hubiera tenido que saberlo -dijo l-. Hubiera debido pensar en ello.Fueron slo seis horas aqu fuera, y ms de un ao para m. Losordenadores piensan rpido. Por qu no me di cuenta de ello?

    -Yo ayud a que no lo viera -admiti ella-. Como la forma en que loincit a para que no se preguntara acerca del porqu estaba estudiandotan intensamente. Esas dos rdenes trabajaron mucho mejor que algunasde las otras rdenes que le di.

    Bostez de nuevo, un bostezo que pareci eterno.

    -Mire, fue bastante duro para m mantener el contacto con usteddurante seis horas ininterrumpidas. Nadie lo haba hecho antes; puedeser terriblemente agotador. As que ambos hemos conseguido algo de loque podemos estar orgullosos.

    Le sonri, pero su sonrisa se borr cuando l no se la devolvi.

    -No adopte esa expresin tan dolida, Fingal. Cul es su nombre depila? Lo sabia, pero lo borr en los primeros momentos.

    -Importa?

    -No lo s. Seguro que tiene usted que comprender por qu no me heenamorado de usted, aunque sea usted una persona a la que una puedeperfectamente querer. No he tenido tiempo. Han sido seis horas muylargas, pero pese a todo han sido slo seis horas. Qu puedo hacer porusted?

    El rostro de Fingal estaba atravesando una serie de cambios a

    medida que asimilaba todo aquello. Las cosas no estaban tan mal,despus de todo.

    -Podra venir a cenar conmigo -dijo.

    - Ya estoy ligada sentimentalmente a otra persona, tengo queadvertrselo.

    -Pero puede venir a cenar igualmente conmigo. No se ha dadocuenta de mi nueva determinacin. En realidad, soy otra persona.

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    Ella se ech a reir clidamente y se levant. Tom la mano deFingal.

    -Sabe?, es posible que incluso tenga usted xito. Eso s, no vuelvaa ponerme alas, de acuerdo? Nunca va a conseguir nada de ese modo.

    -Se lo prometo. Ya he tenido bastante de visiones... para el resto de

    mi vida.