Uzquiza. Poética de Westphalen

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Bajo zarpas de la quimera. Poética de Emilio Adolfo Westphalen 1 JOSÉ IGNACIO UZQUIZA Friedrich Hölderlin, en su Fundamento para Empédocles, dijo que en el verdadero poeta “lo sin lenguaje gana lenguaje” 2 . Pues, tal vez, algo así sucede con el poeta perua- no Emilio Adolfo Westphalen y su poesía, el cual también se planteó aquel decisivo inte- rrogante que se hiciera el propio Hölderlin: “¿Para qué los poetas [la poesía] en tiempos de miseria?” 3 , en medio de las consecutivas dictaduras peruanas y, en general, de la falta de oportunidades y de la atmósfera asfixiante que no pocas veces le tocó vivir en el Perú, hasta obtener un cierto reconocimiento a su trabajo a partir de los años setenta, cuando ya era mayor: Westphalen había nacido en la Lima de 1911 y ha fallecido recientemente, en la misma capital, en agosto de 2001. Emilio Adolfo Westphalen fue un poeta puro, que supo combinar de manera origi- nal el romanticismo-simbolismo europeo, pasado por Hispanoamérica, Eguren, con el surrealismo europeo también llegado y pasado por el Perú, Moro, llegando a concebir una visión poética personal cercana al mito y a la esencia, siempre paradójica, de la poesía, tal y como el mito poético fue transmitido por las tradiciones antiguas, retomadas por el romanticismo y aprovechadas por el surrealismo; una visión poética que trató de llevar a su vida real, dentro de las preocupaciones que él tenía por anudar el arte con la vida, como románticos y surrealistas, cada uno a su manera, querían. Sobre el romanticismo y la modernidad hay que comenzar recordando aquel grito de libertad para las artes, las letras y la propia vida que alzara Victor Hugo, en su célebre prólogo de “Cromwell”. Pero fue 1 Remito a mi trabajo La diosa ambarina. Emilio Adolfo Westphalen y la creación poética, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2001. Remito igualmente a los trabajos de Helena Usandizaga, “Poetas peruanos insulares”, Arrabal, 2000, 3; “Versiones peruanas del surrealismo poético”, Arrabal, 1998, 1, así como la edi- ción, junto con Vladimir Herrera, Martín Moya y M. Badell, de los poemarios de Westphalen Cual es la risa (Barcelona, Auqui, 1989) y Falsos rituales y otras patrañas (Barcelona, Auqui, 1994). De esta última obra hay dos ediciones más, una de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1995, y otra, manuscrita del propio autor, en Lima, 1999. Véase también la recopilación de las poesías de Westphalen, Bajo zarpas de la Quimera, Madrid, Alianza, 1991. Los artículos y conferencias están publicados con el título de Escritos varios sobre arte y poe- sía, México, FCE, 1997. Y los estudios de C. Fernández Cozman, Las ínsulas extrañas de E.A.W. Lima, Naylamp ed., 1990, I. Ruiz Ayala, Poética vanguardista westphaliana, Lima, Pontificia Univ. Católica, 1997 y, particularmente, S. Miranda Lévano, El silencio. La escucha silenciosa, el hablar callado de E.A.W., en este mismo Congreso. 2 F. Hölderlin, Empédocles, Madrid, Hiperión, 1997, pág. 291. 3 F. Hölderlin, “Pan y vino”, Antología poética, Madrid, Cátedra, 2002.

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Bajo zarpas de la quimera.Potica de Emilio Adolfo Westphalen1JOS IGNACIO UZQUIZAFriedrich Hlderlin, en su Fundamento para Empdocles, dijo que en el verdaderopoeta lo sin lenguaje gana lenguaje2. Pues, tal vez, algo as sucede con el poeta perua-no Emilio Adolfo Westphalen y su poesa, el cual tambin se plante aquel decisivo inte-rrogante que se hiciera el propio Hlderlin: Para qu los poetas [la poesa] en tiemposde miseria?3, en medio de las consecutivas dictaduras peruanas y, en general, de la faltade oportunidades y de la atmsfera asfixiante que no pocas veces le toc vivir en el Per,hasta obtener un cierto reconocimiento a su trabajo a partir de los aos setenta, cuando yaera mayor: Westphalen haba nacido en la Lima de 1911 y ha fallecido recientemente, enla misma capital, en agosto de 2001.Emilio Adolfo Westphalen fue un poeta puro, que supo combinar de manera origi-nalelromanticismo-simbolismoeuropeo,pasadoporHispanoamrica,Eguren,conelsurrealismo europeo tambin llegado y pasado por el Per, Moro, llegando a concebir unavisin potica personal cercana al mito y a la esencia, siempre paradjica, de la poesa, talycomoelmitopoticofuetransmitidoporlastradicionesantiguas,retomadasporelromanticismo y aprovechadas por el surrealismo; una visin potica que trat de llevar asu vida real, dentro de las preocupaciones que l tena por anudar el arte con la vida, comoromnticosysurrealistas,cadaunoasumanera,queran.Sobreelromanticismoylamodernidad hay que comenzar recordando aquel grito de libertad para las artes, las letrasy la propia vida que alzara Victor Hugo, en su clebre prlogo de Cromwell. Pero fue1 RemitoamitrabajoLadiosaambarina.EmilioAdolfoWestphalenylacreacinpotica,Cceres,Universidad de Extremadura, 2001. Remito igualmente a los trabajos de Helena Usandizaga, Poetas peruanosinsulares, Arrabal, 2000, 3; Versiones peruanas del surrealismo potico, Arrabal, 1998, 1, as como la edi-cin, junto con Vladimir Herrera, Martn Moya y M. Badell, de los poemarios de Westphalen Cual es la risa(Barcelona, Auqui, 1989) y Falsos rituales y otras patraas (Barcelona, Auqui, 1994). De esta ltima obra haydos ediciones ms, una de la Pontificia Universidad Catlica del Per, 1995, y otra, manuscrita del propio autor,en Lima, 1999. Vase tambin la recopilacin de las poesas de Westphalen, Bajo zarpas de la Quimera, Madrid,Alianza, 1991. Los artculos y conferencias estn publicados con el ttulo de Escritos varios sobre arte y poe-sa, Mxico,FCE,1997.Y losestudiosdeC.FernndezCozman,LasnsulasextraasdeE.A.W. Lima,Naylamp ed., 1990, I. Ruiz Ayala, Potica vanguardista westphaliana, Lima, Pontificia Univ. Catlica, 1997 y,particularmente,S.MirandaLvano,Elsilencio.Laescuchasilenciosa,elhablarcalladodeE.A.W.,enestemismo Congreso.2 F. Hlderlin, Empdocles, Madrid, Hiperin, 1997, pg. 291.3 F. Hlderlin, Pan y vino, Antologa potica, Madrid, Ctedra, 2002.Charles Baudelaire, quien configur la imagen del artista moderno, viendo la modernidadcomoelespaciodelopasajeroeinasible,quepasaantenosotros,igualqueunfulgorfugaz, turbndonos y traspasndonos, y que el artista debe asir en su inmediatez, a travsde su obra, para extraerle su trascendencia y, si cabe, darle un asiento duradero entre noso-tros. Recordemos, por ejemplo, aquel poema suyo de une passante, a una mujer quepasa, cuya belleza huidiza sumerge al poeta espectador, casi vidente, en un estado de cris-pacin y shock, al sentir lo inaprensible que puede ser la belleza de la vida, en medio dela multitud de gente apresurada que puebla las calles de la ciudad moderna y que el poetadesdea, ansiosa adems de sorpresas y reclamos de novedad de todo tipo, de esa ciudadmoderna que quiere evitar los gustos conocidos y que ahora, entre las mquinas, las fbri-cas, el humo, el ruido y las luchas sociales, tan poca atencin parece dispensar a los valo-res tradicionales de belleza, pasin, verdad e ideal potico, valores que ahora se abren yanosloalaluzsinotambinalaoscuridad,nosloalacreacinsinoigualmentealaexploracin de la destruccin y del mal; quiz por todo esto Baudelaire consideraba el tra-bajo potico, el arte, como algo heroico (el estudio de lo bello deca es un duelo enel que el artista grita de espanto antes de ser vencido) y peda si no la comprensin almenos la complicidad del pblico lector. Tal vez no otro sentido tengan aquellas enigm-ticas palabras suyas de Hypocrite lecteur mon semblable mon frre, que parece tra-taran de pactar una complicidad con el pblico, a fin de que ste se interese por sus obras,las admire, las compre, reconozca al artista y cree un mercado para sus productos artsti-cos:unpuestosocialconsiderado(sinolapropiaglorialiteraria)eraloqueelpoetademandabaaesasociedadcambiante4,siemprealpasoodepaso. As,lomismoenBaudelaire que en otros artistas de la modernidad, parecen percibirse como ciertas ambi-gedades y autocomplacencias, ciertas, incluso, imposturas, respecto a su obra, a sus lec-toresyasupropiavidaquiztambin,pendienteenexcesodesuyo,excesivo.UnaexcepcinaestopodraconstituirlaArthurRimbaud,quefueunfenmenohumanoyartstico tan inquietante como incomprensible; aunque l reconoca a Baudelaire como elprimervidenteyelreydelospoetas,sinembargolecriticabaelhabervividoenunmedio demasiado artstico y el haber tenido una forma potica, alabada, pero mezqui-na:lasinvencionesdelodesconocidoexigenformasnuevas;lasformasnuevasenlasque Rimbaud se aventur en su poca fueron el verso libre, las imgenes prevanguardis-tas y, sobre todo, una forma literaria y una forma de vida visionarias; una vida radical ymisteriosa gobernada por la literatura le llev a otra igualmente radical y misteriosa olvi-dada por completo de la literatura, a la que rechazaba (odio los arranques msticos y lasextravagancias del estilo. El arte es una tontera, escriba), y deca alzando la voz: Heaqu el tiempo de los Asesinos, Hay que cambiar la vida, Un lenguaje nuevo, Lapoesa va por delante de la accin, Yo es otro, Varias otras vidas me parecan debidasa cada ser (tan interesante para las autobiografas): el poeta trataba de despojarse y esca-parsedesupropioyo,explorandolasposibilidadesdistintasdelaconcienciaydelamente; era Rimbaud, que posea un encantamiento perturbador o repulsivo, y atribua su694JOS IGNACIO UZQUIZA4 Ch. Baudelaire, Les fleurs du mal, Paris, Flammarion, l964, pgs. 114 y 65. Vase tambin ngel Rama,Rubn Daro y el modernismo, Caracas, Univ. Central de Venezuela, l970.malestar a su sucia educacin (rgida, catlica) y a su estar en Occidente (culturaeuropea) luego se ira, Oriente, frica, pues la ciencia no va demasiado deprisa paranosotros. En general, buena parte de los artistas romnticos o prximos al romanticismovinculaba, a menudo, el ideal artstico a la vida conflictiva, desordenada y, a veces, breve,a las flores del mal y al encrapulamiento, rayando en ocasiones la locura, el delito o elsuicidio (recordemos las palabras de W. Benjamin, el suicidio es la pasin particular dela vida moderna), y luchaba para que la realidad se aviniera a sus ensoaciones y qui-meras, quejndose de que no lo hiciera la mayor parte de las veces; por ejemplo, Villiersde Lisle y su Axel o el mismo Grard de Nerval y su Aurlia, en Francia, quien diceme resolv a fijar el sueo y a conocer su secreto, reconociendo que la conviccin quemeheformadodelmundoexteriorcoincidedemasiadoconmislecturas,yChjovyDostoyevskienRusia:todosnosotrosestamosdivorciadosdelavidadecaDosto-yevski en Las memorias del subsuelo, mutilados, quien ms, quien menos, y todosllegamos a sentir una especie de repugnancia por la vida real, estando ntimamente deacuerdoenquelavidaresultamuchomejorenloslibros,(lvealaciudadmodernacomo una tribu accidental, deca, llena de azares, delirios, accidentes); slo Rimbaud,quiz, (y antes Lenz y Hlderlin), intent en serio inventarse una vida nueva, primero conla literatura y luego lejos de ella, comprometindose hasta el final.5Estos artistas queransobretodovivirporyparasusobras,deahqueexigieranenellasvida,respiracin,ydemandaran comprensin; todo lo que no era literatura era para ellos aburrimiento, decep-cin, hasto. Un autor alemn del siglo XIX, George Bchner, lo expres claramente ensu relato Lenz, en el que narraba momentos de la vida de otro escritor alemn anterior,elpropioLenz,delasegundapartedelsigloXVIII,haciendoquestepronuncielassiguientes palabras: Yo exijo vida en todo, posibilidad de existirNo nos compete pre-guntar si esto es bonito o feo, sino que la sensacin de que la obra creada tenga vida estpor encima de otros aspectos y es el nico criterio en materia de arte6; (ambos escritorestuvieron una vida azarosa y breve, accidental: Bchner sufri persecucin policial pormotivos polticos y muri a los veintitrs aos, habiendo desarrollado una obra literaria,y Lenz, muri a los cuarenta y uno, apareciendo tirado, en un estado de semidelirio, enuna calle de Mosc, en 1792).Parece que el romanticismo trat de convertir la vida en una especie de transposi-cinoreminiscencialiterariaintensayaslasvidasyobrasromnticasoscilanentrelaexaltacin y la desdicha o el anonadamiento y la utopa, casi siempre en soledad, llegan-do algunos, incluso, a encontrar sagrado el desorden de su espritu, como dijo Rimbaud.Emilio AdolfoWestphalen,finalmente,habldeBaudelaireennumerosasocasionese,igualmente,deotrosescritorescomoRimbaudyNerval;laspalabrasqueNervalescri-biera al final de Aurlia, y que Westphalen hace suyas, dan la medida de la propia ambi-cin potica westphaleniana: Es as como me anim a una audaz tentativa. Me resolv afijarelsueoyconocersusecreto.Porqu,medije,noforzaresaspuertasmsticas695BAJO ZARPAS DE LA QUIMERA. POTICA DE EMILIO ADOLFO WESTPHALEN5 F.Dostoyevski,Apuntes(Memorias)delsubsuelo, Madrid, Alianza, 2000,pgs.146-147, A.Chjov,Cuentos imprescindibles, Madrid, ed. Lumen, 2001, y A. Rimbaud, Oeuvres Compltes, Paris, La Plyade, 1972,pgs. 249-254; vase, igualmente, G. Robb, Rimbaud, Barcelona, ed. Tusquets, 2001.6 G. Bchner, Lenz, en Obras Completas, Madrid, ed. Trotta, 1992, pgs. 137-155.armadodetodamivoluntadydominarmissensacionesenlugardesufrirlas?Noesacaso posible domar esta quimera atrayente y temible, imponer una regla a estos espritusde la noche que se burlan de nuestra razn?.A lo que comenta Westphalen: Estas palabras nos conmueven tan entraablemen-teTan unidos nos dejan para siempre la poesa y la vida de Nerval7. En la formacinliteraria de este poeta limeo hubo dos maestros que le adiestraron en el arte de vivir lapoesa, me refiero a Jos Mara Eguren y a Csar Moro. Eguren vivi en una atmsferaintimista, impregnada de figuras, smbolos y visiones romnticas que, como abstraccio-nes emocionadas quiz, poblaban su obra tanto como su vida; una atmsfera de celest-as y tinieblas, en la que la seduccin amorosa se aliaba a menudo con la morbidez dela muerte.8Todo lo que he hecho dira luego Westphalen es como hijo de Eguren.Si tengo un padre literario, se es Eguren. Yaunque la poesa de Westphalen es muy dife-rente a la de Eguren, sin embargo, el simbolismo egureneano de lo femenino, percibidocomo proyeccin simblica del mito potico la diosa ambarina, as como tambinlaidentificacindevidayobrapasarna Westphalen. Y Moro.Nuestropoetayahabacompuesto sus primeros libros, Las nsulas extraas (1933) y Abolicin de la muerte(1935),segnalgunos,brevespoemariosvanguardistas,cuandoseencuentradeprontoconCsarMoroenLima,quellegabadePars,dondehabavividoloscomienzosdelsurrealismo, y es como un huracn. Moro, ese alfabeto enfurecido, hijo, quiz, de aque-lla clera de los escritores mozos de la que hablaba Vallejo, necesaria para producir elsacudimiento creador en la poesa peruana e hispanoamericana; para Vallejo, la poesaera, deca, Laceadora (lazo) de inminencias, como dira luego tambin Borges de otramanera,lapoesaeslainminenciadeunarevelacinquenoseproduce;expresionesque remiten a la potica de la modernidad, potica que el propio Vallejo vio en aquellosortivos nautilos y en aquel manquear que todaviiza imperfeccin de la Venus de Milo,potente de orfandad!, de lo que hablara en Trilce; en la poesa de Vallejo parece queasistimos a una especie de curvacin del lenguaje, en funcin del nfasis de su propiaexperiencia.PeroMoroeradivertidoensufantasayterribleensuira,recordabaWestphalen, el amigo por excelencia de Moro; juntos los dos difundieron el surrealismoenelPer,reventandolosasfixiantesambientesliterariosdelapoca.Norenunciarjamsaldesenfrenoalestuporalasublimeinterpretacindelirantedelarealidad:ste es Moro, era su amor-hecatombe, en la prdida total del habla del aliento9.Qu fue, al final, el surrealismo para Westphalen? El proyecto surrealista dijoestaba destinado a cambiar por entero la vida humanaS, la cuestin era trastornar deabajo arriba y en lo ms profundo todas las costumbres hbitos ritos creencias supersti-cionesarraigadasdurantemilenios,afindeestablecersobrelatierranouna Arcadiarescatada sino aquel Edn vagamente adivinado por videntes profetas soadores mit-logos"10Romntica-surrealista, si as pudiera decirse, era la concepcin y visin poticas696JOS IGNACIO UZQUIZA7 G. De Nerval, Aurlia, en Oeuvres, ed. Gallimard, Paris, Mxico, F.C.E. 1997, pgs. 66-69.8 J. M. Eguren, Obras Completas, Lima, Mosca Azul ed., 1974.9 C.Moro,Viajehacialanoche,Madrid,HuergayFierroed.,1999,pgs.26-28.Vasetambin,C.Vallejo, Trilce, poema XXXVI, Madrid, Ctedra, 1991, pgs. 176-177.10 E. A. Westphalen, "El surrealismo y Csar Moro entre los surrealistas, en Escritos varios sobre artey poesa, ed. cit., pgs. 205-218.de Westphalen, segn se percibe en sus smbolos mayores, la poesa como diosa ambari-na, medusa o quimera, pero tambin, anteriormente, como nsula extraa y abolicinde la muerte, siempre, en todo caso, vuelto el poeta a la otra margen, segn sus pala-bras, con un corazn secreto y un talismn cierto, hacia esa gloria llameante que des-cansa en nuestros cuerpos y en nuestro lenguaje, levantada, sin embargo, sobre el com-bate atroz de la tiniebla y la luz. Quiz la poesa sea, bsicamente, lo que desborda, loque excede, desbordamiento y, en sus mejores momentos, ya, sencillamente, puro encan-tamiento de vida, sortilegio puro que te deja pasmado; irrumpe como un comienzo nuevode vida: O si no termin nunca y slo se quedaba en principio/ y as no ms mora, dicenunos versos de Westphalen; as irrumpe la verdadera poesa; ella va hacia lo que se sien-te antes que se sabe, hacia lo que no se sabe y slo se presiente, siempre ella a la deman-da de un porvenir digno de ser vivido. Al final, el surrealismo incurri, precisamente, enaquello que combata, y si combata el sistematismo y la intransigencia, su iconoclastiaingeniosa result muchas veces tambin sistemtica, vana e intransigente. Un anteceden-tedeestemovimientopudoserelgrupoZutista(dezut,mierda),hacia1870,queviva y se reuna en los bajos fondos del Barrio Latino de Pars, en el msero Htel destrangers, teniendo entre sus integrantes al propio Rimbaud, y que se dedicaba a escan-dalizar los valores convencionales de la poca, la familia, la religin, el sexo y la respe-tabilidad social.BAJO ZARPAS DE LA QUIMERAWestphalenmencionaNervalyaBaudelairecomolosantecedentesnotablesde esta imagen de Bajo zarpas de la Quimera que l puso al frente de sus obras poti-cas. La Quimera era un animal fantstico, una conjuncin de anatomas animales distin-tas, la cabra, la serpiente y el len; quiz respondiera a animales prehistricos desapare-cidos o fsiles que pervivieron en la memoria de las gentes, a travs del tiempo. Quimeraera una mscara y un vestigio tal vez tambin de la Diosa de la Europa antigua ante-rioralallegadadelospueblosindoeuropeos,deculturapatriarcaly,probablemente,solar,igualqueMedusaalaqueelpoetamencionadespus,unarepresentacindelaDiosa Ambarinalunar. Traslallegadadepueblosdeculturamarcadamentemasculina,las diosas y culturas de signo femenino fueron perdiendo territorio e influencia hasta ser,ms tarde, reducidas en muchas reas y subordinadas a patrones sociales y polticos mas-culinizados. Enelmundogriego,recordemoscmoHomerohacerecaersobreHelenalares-ponsabilidad de la guerra de Troya en la Ilada y cmo Hesodo anunciaba el nacimientodelaprimeramujer,Pandora:Zeus(undiosdeorigenindoeuropeo)enfurecidoporquePrometeo haba dado el fuego a los hombres, encarg a Hefesto que modelara con barroy agua la imagen de una joven apetecible y hermosa, con voz humana y fortaleza, man-dando, a su vez, a Atenea y a Afrodita (diosas ambas no nacidas de mujer, una del propioZeus y la otra de la espuma del mar) que ayudaran a Hefesto en esta tarea, y as se hizo aPandora,hbilparalostejidosyastutaenlasartesamatorias,unamujer,laprimera,dolor y maldicin para los hombres, escribe Hesodo. De este modo, en crculos influ-yentesycultosdelaantiguaGreciayaempezabaacobrarfuerzalaideaderelegary697BAJO ZARPAS DE LA QUIMERA. POTICA DE EMILIO ADOLFO WESTPHALENdomearlofemenino,consideradocomoalgoseductorparotambintemible11.Seraelmiedomasculinodirigidohaciaelpoderdelofemeninoloqueempezabaaponersedemanifiesto.Sehasealado(WalterBurkert)queestaideallegaGreciaprocedentedeMesopotamia: de hecho, en el Poema de Gilgamesh, la diosa Isthar se enamora del hroeGilgamesh y le ofrece su amor y sus riquezas, pero el hroe la rechaza, increpndola, Noeres ms que una trampa mal disimuladaA qu amante has sido fiel, ramera? A todosabandonaste en medio de la ruina; entonces ella, enfurecida, acude al gran dios Anu, que-jndose, pero el dios slo puede decirla, Sin duda le has pedido su amor / y l ha enu-merado tus acciones inmundas y abominables, a pesar de lo cual el dios accede a crearel Toro Celeste que ella le pide para que castigue a Gilgamesh, pero Gilgamesh vence alToro y la diosa Isthar queda, finalmente, humillada.Tambinlagrandiosa-serpientePitndelorculodeDelfosylaspropiasMusas(diosas del agua, de las fuentes, de la vegetacin y del canto) fueron domeadas y redu-cidas por Apolo a su servicio. En la obra de Sfocles, Antgona, la fuerte Antgona, dis-cutiendo con el rey Creonte, no tiene ms remedio que decir nosotras nacimos mujeres,loqueimplicaquenoestamospreparadasparacombatircontraloshombresDependemos del arbitrio de quienes son ms fuertes, en cuanto a acatar rdenes, y asno tengo sino someterme a los dictados de aquellos que estn instalados en la cspide delpoder; por eso, a veces, debe acudir a expresiones que, en la prctica, son de sumisin,como la de segn ciertos varones afirman12. De esta manera, el poder antiguo de las dio-sas y de lo femenino fue rebajado en las sociedades grecolatinas y, ms an, despus, enlassociedadescristianas(SanPablo,San Agustn).Contodo,unafacultadconservaronmujeres y diosas: lo que Homero, en la Ilada, llam la ololyg, es decir, el grito ritualylavozpenetrante,lafacultaddeescrutacinpormediodelapalabra,comoseveenCalypso, Circe, Penlope y la propia Hcate y, antes, en la gran diosa egipcia Isis, la magapor excelencia de la voz y la palabra.Quimera,pues,esunamscaraorepresentacindelapropiaDiosaAmbarina(recordemoselpoemariodeWestphalen,HavueltolaDiosa Ambarina,queveremosluego), la cual era esculpida en mbar blanco o amarillo y, tambin, en hueso, rgida, sm-bolo de la fertilidad y de la vida pero, tambin, de la muerte. Y Diosa que, posiblemente,vendra desde la Prehistoria, donde, al decir de la arqueloga Marija Gimbutas13, no ten-dra slo carcter de fecundidad y maternidad, sino el carcter ms general de deidad rela-cionada con los misterios de la vida, de la muerte y de la regeneracin y metamorfosis detodo lo viviente; una diosa unida a los astros, en particular a la luna, y a la que se llama-ba la triple diosa, por las fases de la luna y del tiempo (pasado, presente, futuro): la poe-698JOS IGNACIO UZQUIZA11 Hesodo,Teogona yLosTrabajosylosDas,Madrid,Ctedra,1981;vasetambin,S.Pomeroy,Diosas, rameras, esposas y esclavas en la Antigedad clsica, Madrid, Akal ed., 1987,pgs. 15-31.12 W. Burkert; De Homero a los Magos, Madrid, El Acantilado ed., 2002, cap. 1, pgs, 9-53. Tambin,antes, el Poema de Gilgamesh, Madrid, Ed. Nacional, 1980, tablilla VI, pgs. 175-182. Finalmente, Sfocles,Tragedias Completas, ed. Ctedra, 2001, pgs. 147-194.13 M. Gimbutas, El lenguaje de la Diosa, Oviedo, ed. Dove, 1996. Y, anteriormente, R. Graves, La DiosaBlanca, Buenos Aires, ed. Losada, 1970 (mi amigo, el profesor Jos Domnguez Gil, me habl, veinte aos atrs,de este libro tan sugestivo que me gust mucho y me regal). Vase el Catlogo de la Exposicin, Diosas, delInstitut de Cultura: Museu de Historia, del Ajuntament de Barcelona, 2000.tisa Safo de Lesbos hablaba, en un poema, de altares alrededor de los cuales crculos dedoncellas desnudas contemplaban y ofrendaban a la luna llena; diosa, pues, vinculada a laluna, al agua y la lluvia y, tambin, al ganado y, luego, a la agricultura, en particular a loscereales se veneraban las semillas de cultivo, aunque el desarrollo de la agricultura ibaaobligaratalarbosques,conlaconsiguienteprdidadehumedad,sueloyespeciesvivas, y del mismo modo, diosa ligada al mundo subterrneo donde germinan las semi-llas y donde moran los muertos y los organismos ms antiguos de la vida; diosa, en fin,generosa y capaz pero, igualmente, exigente y dura, luz y sombra, vida, muerte y regene-racin, que sera en la antigedad prepatriarcal un principio organizativo y equilibradordelascomunidadeshumanas,altiempoqueunafuentedeinspiracinculturalyunprincipio basado, quiz, en una sabidura natural que no separaba ni estableca contradic-cinsinounacomplejacomplementariedadenciertomodomaravillosaentremateriayespritu,menteycorazn(osexualidad),vidaymuerte,humanoyanimal,personaycomunidad, la cual contribuira a la construccin de la propia sociedad, tal como ellos laimaginaban, y a su porvenir en el tiempo; una creacin, sin embargo, no exenta de difi-cultades(losritos,lasfiestas,elcantoyloquellamamosartetratarandebuscarunequilibrioparaesascomunidades,muchasvecesacosadasporlosmiedos,lospropiosanhelos,lahostilidadambienteylasupervivenciay,anms,sinosretrotraemosalaspocas remotas de las pinturas rupestres, donde el arte quiz fuera un modo de buscarel punto de ubicacin humano en la naturaleza y de conseguir una confianza, un conoci-miento y una serenidad entre fuerzas y emociones de distinto signo, as como tambin unmododeesclarecerlapropiaconcienciasapiensdeesospueblos.Peroestoesslounainterpretacin (y la verdad es que a menudo nuestras solas interpretaciones y erudi-cionessonilusionesdelsentidocuandonosimplesaburrimientosdisparatados).Ladiosa recibi muchos nombres y tuvo muchas formas y metamorfosis, segn los lugares;formas, sobre todo, de animales cornados (el cuerno es smbolo del creciente lunar y dela abundancia), de serpientes no venenosas y venenosas y de aves no rapaces y rapacestambin, segn las fases de la diosa, de fertilidad, muerte y regeneracin: Isis, Demter,Hera, rtemis, Afrodita, Hcate, Astart e Isthar, en el mundo mediterrneo y del OrienteMedio, Brigit, Laima, Mokosch, en el mundo nrdico, Kali, en el hind, Ngame e Idoto,en el africano, Ixchel e Ixmucan, en el maya, Tonantzin, en el azteca, Mama Uaco, en elandino y Yeb Blo, en el amaznico; haba ciudades enteras consagradas a estas diosas.Enelmundohispanoamericano,destaquemosaIxchel,emparentadaconIxmucaneIxquic, las diosas del Popol Vuh; son diosas de las semillas, especialmente del maz ama-rillo y del maz blanco, y de la lluvia y del mundo subterrneo de Xibalb, donde las semi-llas germinan y donde muere y renace el sol de cada da del mundo; estaban asociadas ala luna, las aves y las serpientes; quiz, Quetzalcoatl fuera, en un principio, una divinidadandrginaounadeidadfemenina.Destaquemostambin,entrelosaztecas,aChicomecoatl, la diosa segn Bernardino de Sahagn de los mantenimientos, quetiene la cara teida de amarillo rojo y es otra Ceres, e, igualmente, a Tonantzin, la cualtenacuatronombresyformas,serpiente,guila,mujerguerreraysubterrneayeramadre de los dioses, mujer blanca, y estaba relacionada con sacrificios rituales, anima-lesyhumanos,ydabaalasgentesnoslodonessinotambincosasadversas,comopobreza, abatimiento, trabajosSe dice que de noche vocea y brama en el aire, apare-699BAJO ZARPAS DE LA QUIMERA. POTICA DE EMILIO ADOLFO WESTPHALENciendo a veces como despedazada o desmembrada, en tanto luna, por el sol. Y destaque-mos,porltimo,entrelosincasandinos,aMamaUaco,mugergranfingedoradiceHuamnPomadeAyala,ydlatra,hechisera,laqualhablabaconlosdemoniosdelynfierno y hazia cerimonias y hecheeras. Y ac haza hablar piedras y peas y palos yzerros y lagunas porque le rrespondan los demonios. Yac esta Seora fue primer enben-tadora de las wacas y dizen que es serpiente y demonioy sacrificaba14. Los mitos noson para ser explicados probablemente; su fuerza, quiz, resida en el misterio imaginado,vivido y expresado que contienen.Westphalen, pues, escribi en 1988 un breve poemario, al que llam Ha vuelto laDiosa Ambarina, incluido en Bajo zarpas de la quimera. En realidad, l no habl muchodemitologa,peroelmitopoticoylaesenciaofundamentodelapoesaabrazaronelconjunto de su obra. Es la Diosa-Poesa, a la que l, a menudo, se refiere en sus poemasy artculos, muchos de ellos verdaderos poemarios narrativos ellos mismos; es la Poesa-Diosa, dice, arrebatadora y mortfera, implacable deidad, toda ella atraccin y espejis-mo,Diosa Ambarina,Quimera,Medusa,enfin,laBellezaparadjica,seductorapero,igualmente tambin, amenazante. Cada poema deca- logrado significa una sensacinde misterio y enigma. La cercana de la belleza nos resulta empero agobiante y exaltantea la vez, al desprenderse de ella en ocasiones un ser o un acontecimiento mtico siempre una metamorfosis sin trmino.15Veamos dos poemas de este libro:Hoy da he visto a la Diosa Ambarina la misma tez de mbar sus ojos de llamarada y tiniebla encarnacin de la nica yperennal Belleza.Su esplndida iracundia me abraz el al ma su Belleza funesta se ceb en mi san gre sus desproporcionados Rencor y Odio me fueron de gloria. No soy no ser sino sonmbulo atnito ante la Belleza tremebunda de la DiosaAmbarina.Nada existe nada puede existir sino laDiosa Ambarina y su Belleza de MedusaArrebatadora y mortfera16Esta diosa, que ms que una imagen es un smbolo viviente, representa la nica yperennalBelleza,envueltaenesatezcolordembarblancoamarillo,mirandoconsusojos de llamarada y tiniebla ojos que el propio poeta recoge y refleja, pues tanto elyopoticocomoladiosaambarinamedusahabitan,enprimerlugar,dentrodel700JOS IGNACIO UZQUIZA14 B. De Sahagn, Relacin de las Cosas de la Nueva Espaa, Mxico, Alianza Ed., 1989, 2 vols., vol.1,libroprimeroysegundo,pgs.37-199. Y H.Pomade Ayala, NuevaCornicayBuenGobierno,Madrid,ed.Historia 16, 1985, 3 vols., vol. 1, pg. 74. Vase tambin, F. Bez, Los oficios de las diosas, Univ. de Veracruz,Mxico, 1988.15 E. A. Westphalen, Sobre la Poesa y Sobre Vallejo, en Escritos varios sobre arte y poesa, ed. cit.pgs. 218-227. Y Para qu poetas en tiempos de miseria?, cit. pg. 86.16 E. A. Westphalen, Ha vuelto la Diosa Ambarina, Lima, ed. Jaime Campodnico, 1989, pg.49; tam-bin en Bajo zarpas de la Quimera, Madrid, Alianza ed. 1991, pgs. 211-254, con otra disposicin.mismo, y es, al final, la mirada de la Poesa-Diosa, tal y como Westphalen la siente y acuyocultoseentregaenexclusividad.Comositodoelautorenterosediluyeraanona-dndose en el punto celeste y paradjico de un principio permanente y excluidor, dadorde la vida y de la muerte, que slo niega para afirmar y que ms afirma cuanto ms niegay ms puras son sus negaciones. Esta diosa del poema se remite a deidades mitolgicasque del mundo antiguo pasan y se transmiten a la Edad Media y, luego, al Romanticismo,sibienfragmentadas,dispersasycristianizadas. Trovadoresprovenzaleseirlandeseslatransmitieron: hasta Franois Villon, por ejemplo, en el siglo XV, desde la marginalidad(semi)delictiva, invoca a una haulte Desse, aparentemente la Virgen, y a una Dameduciel,regentetrienneetEmperiredesinfernaulxpaluz(Seoradelcielo,regenteterrena y emperatriz de los pilagos infernales)17. Despus la poesa y narrativa romnti-cas tratarn tambin este tema de la dama-diosa, Milton, Blake, Keats, Nerval, exaltn-dola y Rimbaud, en cambio, parodindola, aunque no al principio (recordemos la educa-cin que l tuvo, un padre que le abandon y una madre rgida y autoritaria que le obli-gaba): de la Venus Anadyomne dice que era odiosamente bella a causa de una lcera enelano,yhastaelnarradordecuentos,H.Ch. Andersen,recogiendotradicionesfrag-mentadas del folclore europeo, en cuentos como La Sirenita, Pulgarcito, La reina delas nieves, El ltimo sueo del viejo roble o El sacrificio del lino; y antes, en el sigloXVII, el poeta John Donne, en su clebre poema, La prmula, la flor de la diosa, queposee cualidades narcticas; pero no slo a la literatura interes este tema sino tambin ala filosofa y la teosofa, por ejemplo, a Madame Blavatsky, en su Isis sin velo18.Y enel poema expuesto, Westphalen recurre a una imagen, la de Medusa. Cuando Moro llamaWestphalenrefugiodelamorclandestino,stelerespondi:unareddeojosdeMedusa impide el trnsito. La Gorgona Medusa era de las gorgonas inmortales la gor-gonamortal,porloquepodaserpuentequeunieralamortalidadalainmortalidad;Medusa atraa con sus ojos, que eran como astros o fuentes de vida y de muerte, los cua-les despedan un fulgor que petrificaba, igual que un rayo, a quien los miraba; atraa consu boca tambin, por sus grandes dientes, lengua colgante y sonoras voces y alaridos, yatraa, en fin, con su cabeza poblada de serpientes enroscadas en espiral; un rostro que eracomo una mscara monstruosa pero atrayente, con el que sugera que la belleza sabe unir-se al miedo y que lo bello puede estar ligado a lo terrible. Medusa era la Seora de las fie-ras, asociada a rtemis y a Hcate, la bruja lunar; estaba en relacin con las fuerzas pri-migenias de la naturaleza, con las serpientes y, a veces, las abejas aladas, con la vegeta-cin, la lluvia y las tormentas marinas y relacionada lo mismo con el mundo subterrneode las semillas y de los muertos que con los cielos y la luna en particular, pudiendo de estemodoconsusalassobrevolarenlazandolosmundosdistintos;todavahoy,recordabaMarijaGimbutas,hayenCretayotrasislasdelEgeountipodebordadosllamados701BAJO ZARPAS DE LA QUIMERA. POTICA DE EMILIO ADOLFO WESTPHALEN17 F. Villon denuncia tambin la falsa belleza que tan cara me cuestas,/ ruda en efecto e hipcrita dul-zura dolorosa, aadiendo Aqu se cierra el testamento del pobre Villon// que mrtir del amor muri:/ lo juraporsuscojones/alfiloyadeestemundo,en Ellegadoyeltestamento, Valencia,ed.Pretextos,2001,pgs.211-219.18 H. Ch. Andersen, Cuentos, Madrid, ed. Anaya, 1999, con prlogo de G. Martn Garzo y La sombra yotroscuentos,Madrid,Alianzaed.,2001,conprlogodeAnaM.Matute.J.Donne,CancionesySonetos,Madrid, Ctedra, 1996, pgs. 266-267; finalmente, M. Blavatsky, Isis sin velo, Buenos Aires, ed. Kier, 1965.Gorgonas, en los que los brazos, cabellos y piernas de una Medusa tienen la forma deserpiente,terminandoaveceslaspiernasencoladepez.PeroMedusaylasGorgonas estaban igualmente asociadas a Demter-Persfone; Homero, en el canto XIdelaOdisea,loexpres:cuandoUlisesdesciendealHadeshayunmomentoenelquehuye despavorido, pues, dice, se apoder de m un plido terror, no fuera que la ilustrePersfone me enviara la cabeza de la Gorgona, terrible monstruo. As, Medusa igual queQuimera,smbolosdelaDiosaAmbarinawestphaleniana,pertenecen,lomismoquePersfone, tanto al mundo de arriba luz y fertilidad que al mundo de abajo oscuri-dad y muerte, mundos que, al cabo, encuentran entre s su complemento; el romanticis-mo,quedesarrollestasimgenes,veraenestecarcterdpliceyparadjicoelsignomismo del artista. Slo Perseo, un hroe indoeuropeo, se impone a esa combinacin fatalde seduccin y terror que es Medusa, la vence, le corta la cabeza y le roba sus poderes.Ms tarde, las Gorgonas sern reducidas a demonios tutelares y decorativos. Finalmente,como estas figuras o animales fabulosos fueron tan populares, algunos mitgrafos griegostuvieronquesaliralpaso,haciendoveralagentequeeraninvenciones;Palfato,porejemplo, razonaba as respecto a Quimera: Quimera era por delante len, por detrs ser-piente y en medio cabra Algunos creen que existi semejante bestia, un solo cuerpo contres cabezas, pero es imposible que una serpiente, un len y una cabra se alimenten de lomismo y que un ser de naturaleza mortal exhale fuego es una simpleza; adems termi-naba diciendo humorsticamente a cul de las cabezas obedece el cuerpo?19Y el segundo poema de Westphalen:Haba supuesto que los ojos de Bellezamiraban indiferentes (con frecuencia) to lerantes (a ratos).Engao enorme el mo. Descubro de pronto que me consideran sobre todo conhostilidad convertida fcilmente en iraEs la negacin aniquilante el rechazo total de mi pasmado gesto adorante de mi sumisa postracin ante las sublimes (pr ximas o lejanas) deidades de Belleza.Enestepoema,elyopoticodespiertadesusonambulismoatnitoyconsideracomosuposicionesengaosassuscertidumbresanteriores;hay,portanto,undesligarsedel autor o un distanciarse de su ideal de la Diosa Ambarina, fruto de un esclarecimientorepentino del yo respecto a su sueo potico; l descubre de pronto su enorme engao,que en los ojos de Belleza no hay indiferencia ni tolerancia sino hostilidad e ira hacia l,tal vez por aquel sonambulismo atnito suyo, por aquella entrega y sumisin adoradorasy excluyentes a la Diosa, que provoca el rechazo total de Ella y su negacin aniqui-lante. Pero la consciencia despojada del poeta, que se despoja de autoengaos e ilusio-nes, puede abrir rutas de acceso nuevas hacia la Dama y Musa de la poesa: El procesode creacin dijo Westphalen es el sometimiento a lo que oscuramente surge a la vida,702JOS IGNACIO UZQUIZA19 Mitgrafos Griegos, ed. de Manuel Sanz Morales, Madrid, Akal clsica, 2001, pgs. 219-260.pero tambinel cuidado mximo puesto en el olvido de s mismo. La poesa, as, seracomo una aparicin o un surgimiento que parece venir de la nada pero que le posee a unoy le desborda, le encarna y le desencarna, le hace a uno conocerse y desconocerse al pro-pio tiempo, para esclarecerle, al final, en un despojamiento u olvido o escape de s hacia lapaz. Westphalen habl de la poesa como un tajo (corte), al que sigue una revelacin.Pero este poeta compuso, igualmente, poemas en los que la gravedad del amor de ladiosa se relajaba y se volva, incluso, desenfadada y humorstica, entre la desvergenza yel rito; veamos este poema del libro Falsos rituales y otras patraas:Fue la ocasin desvergenza de jovenzuela u obligacin ritual desacerdotisa de Venus?Estaba recostada en la concurrida playa de mar y sus piernasrecogidas en tringulo configuraban una especie de tabernculo.La pose prometa tendido de bruces ante Arca de Alianza improvisada venerar la beata hendidura y recitarle acompaado por bufidos de la resaca en celo piamente las jacu latorias20.Finalmente,paraWestphalenlacorrespondenciaentrepoesayvidafuesiemprealgobsico,primordial,algocreativo,sibien,enocasiones,estacorrespondenciatienesus peligros, ya que el exceso de literatura puede reducir o tergiversar la propia vida. Entodo caso, literatura y vida, vida y lenguaje estn ntimamente articulados; Derek Walcottdijo una vez que para cambiar tu lenguaje debe cambiar tu vida; de hecho, la vida deWestphalen fue una vida articulada en la poesa, por y para ella, una existencia abrazadaa la poesa, escribiera o no escribiera. Saber qu es lo que vive en el poema, lo que hayen l de viviente es el trabajo principal del poeta, deca Hlderlin. Westphalen busc elfundamento del poetizar y este fundamento le llev a los orgenes mticos de la poesa ydel lenguaje, entendido ste como una raz al propio tiempo rtmica y espiritual, aunqueelmitolricosiguesiendotodavahoyunacosapocoindagadaycomprendida.21Qupodramos decir que aporta, para terminar, realmente la poesa a la vida? Pues como unalgoviviente,quenoseconceptualizanidescribe;acaso,unvivirotracosaodeotromodo, un habitar o ser habitado distinto de la conciencia, un caminar, un camino in-dito que aparece como una sorpresa que se siente intensamente y a la que hay que arro-jarsesinmiedo,demaneraprimitiva,comounanimalantesuprincipalalimentolasmedidas ya vendrn despus; algo, en fin, que da una salud y ganas de vivir verdade-ramente dignas de ser vividas, algo como aquel no s qu de anchuroso y mgico quesiempre se nos queda balbuciendo.703BAJO ZARPAS DE LA QUIMERA. POTICA DE EMILIO ADOLFO WESTPHALEN20 E.A. Westphalen, Falsos rituales y otras patraas, ed. cit.21 F. Hlderlin, Cartas, Madrid, ed. Technos, 1990, ed. J. L. Rodrguez.