ANTOLOGÍA POÉTICA

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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Preparatoria “Lic. Benito Juárez García” Antología de poesía Materia: Literatura Profesor: Daniel Gómez Arazúa Elaboró: Belén Crisóstomo Miguel

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Antología de diversos poemas

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  • Benemrita Universidad Autnoma de Puebla

    Preparatoria Lic. Benito Jurez Garca

    Antologa de poesa

    Materia: Literatura

    Profesor: Daniel Gmez Araza

    Elabor: Beln Crisstomo Miguel

  • NDICE

    CONCEPTO DE POESA ........................................................................................................................................ 3

    AUTORES

    1.-MIGUEL HERNNDEZ ............................................................................................................................... 4

    2.- RUBN BONIFAZ NUO ......................................................................................................................... 13

    3.- AL CHUMACERO .................................................................................................................................... 18

    4.- ENRIQUE GONZLEZ MARTNEZ ........................................................................................................ 23

    5.- AL CALDERN ....................................................................................................................................... 26

    6.- JUAN RAMN JIMNEZ ............................................................................................................................... 33

    7.- ANTONIO MACHADO .................................................................................................................................. 36

    8.- LUIS G. URBINA ....................................................................................................................................... 42

    9.- VICENTE HUIDOBRO .............................................................................................................................. 44

    10.-FEDERICO GARCA LORCA ................................................................................................................. 50

    11.- FERNANDO PESSOA ............................................................................................................................. 54

    12.- OLIVERIO GIRONDO ............................................................................................................................. 58

    13.- OCTAVIO PAZ ........................................................................................................................................ 69

    14.- JAIME SABINES .......................................................................................................................................... 72

    15.- JOS EMILIO PACHECO ....................................................................................................................... 76

    16.- GABRIEL GARCA MRQUEZ ............................................................................................................. 78

    17.-MINERVA MARGARITA VILLARREAL .............................................................................................. 83

    18.- CARLOS PELLICER ............................................................................................................................... 87

    19.- TOMS SEGOVIA .................................................................................................................................. 90

    20.-ROSARIO CASTELLANOS ..................................................................................................................... 96

    21.- ENRIQUE GONZLEZ ROJO ................................................................................................................ 98

    22.- JOS DE ESPRONCEDA ...................................................................................................................... 103

    23.- JOS MART .......................................................................................................................................... 112

    24.- JUANA DE IBARBOUROU .................................................................................................................. 115

    25.- PABLO NERUDA .................................................................................................................................. 117

    26.- CHARLES BAUDELAIRE .................................................................................................................... 121

    27.-MARIO BENEDETTI ............................................................................................................................. 123

    28.-ENRIQUETA OCHOA ............................................................................................................................ 127

    29.-EZRA POUND ........................................................................................................................................ 129

  • CONCEPTO DE POESA Fragmento de una conferencia leda en el Ateneo de Madrid, el ao 1921

    La Poesa es un desafo a la Razn, el nico desafo que la razn puede aceptar, pues una crea su

    realidad en el mundo que ES y la otra en el que EST SIENDO.

    Las palabras tienen un genio recndito, un pasado mgico que slo el poeta sabe descubrir,

    porque l siempre vuelve a la fuente.

    El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su

    desnudez inicial ajena a todo vestuario convencional fijado de antemano.

    Toda poesa vlida tiende al ltimo lmite de la imaginacin. Y no slo de la imaginacin,

    sino del espritu mismo, porque la poesa no es otra cosa que el ltimo horizonte, que es, a su vez, la

    arista en donde los extremos se tocan, en donde no hay contradiccin ni duda. Al llegar a ese

    lindero final el encadenamiento habitual de los fenmenos rompe su lgica, y al otro lado, en donde

    empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lgica nueva.

    Vicente Huidobro

  • Miguel Hernndez

    Poeta espaol nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.

    Hijo de campesinos, desempe entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su

    amigo Ramn Sij, se inici en la poesa desde los veinte aos; public su primer libro

    Perito en lunas en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en El rayo que no

    cesa, marcaron la experiencia amorosa del poeta.

    Durante la guerra civil milit muy activamente en el bando republicano como Comisario de

    Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir,

    enfermo y detenido, public su ltima obra, Cancionero y romancero de ausencias.

    Falleci en 1942

    CANCIN DEL ESPOSO SOLDADO

    He poblado tu vientre de amor y sementera,

    he prolongado el eco de sangre a que respondo

    y espero sobre el surco como el arado espera:

    he llegado hasta el fondo.

    Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,

    esposa de mi piel, gran trago de mi vida,

    tus pechos locos crecen hacia m dando saltos

    de cierva concebida.

    Ya me parece que eres un cristal delicado,

    temo que te me rompas al ms leve tropiezo,

    y a reforzar tus venas con mi piel de soldado

    fuera como el cerezo.

  • Espejo de mi carne, sustento de mis alas,

    te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.

    Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,

    ansiado por el plomo.

    Sobre los atades feroces en acecho,

    sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa

    te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho

    hasta en el polvo, esposa.

    Cuando junto a los campos de combate te piensa

    mi frente que no enfra ni aplaca tu figura,

    te acercas hacia m como una boca inmensa

    de hambrienta dentadura.

    Escrbeme a la lucha, sinteme en la trinchera:

    aqu con el fusil tu nombre evoco y fijo,

    y defiendo tu vientre de pobre que me espera,

    y defiendo tu hijo.

    Nacer nuestro hijo con el puo cerrado

    envuelto en un clamor de victoria y guitarras,

    y dejar a tu puerta mi vida de soldado

    sin colmillos ni garras.

    Es preciso matar para seguir viviendo.

    Un da ir a la sombra de tu pelo lejano,

    y dormir en la sbana de almidn y de estruendo

    cosida por tu mano.

    Tus piernas implacables al parto van derechas,

    y tu implacable boca de labios indomables,

    y ante mi soledad de explosiones y brechas

    recorres un camino de besos implacables.

    Para el hijo ser la paz que estoy forjando.

    Y al fin en un ocano de irremediables huesos

    tu corazn y el mo naufragarn, quedando

    una mujer y un hombre gastados por los besos.

    NANAS DE LA CEBOLLA

    La cebolla es escarcha

    cerrada y pobre:

    escarcha de tus das

  • y de mis noches.

    Hambre y cebolla:

    hielo negro y escarcha

    grande y redonda.

    En la cuna del hambre

    mi nio estaba.

    Con sangre de cebolla

    se amamantaba.

    Pero tu sangre,

    escarchada de azcar,

    cebolla y hambre.

    Una mujer morena,

    resuelta en luna,

    se derrama hilo a hilo

    sobre la cuna.

    Rete, nio,

    que te tragas la luna

    cuando es preciso.

    Alondra de mi casa,

    rete mucho.

    Es tu risa en los ojos

    la luz del mundo.

    Rete tanto

    que en el alma al orte,

    bata el espacio.

    Tu risa me hace libre,

    me pone alas.

    Soledades me quita,

    crcel me arranca.

    Boca que vuela,

    corazn que en tus labios

    relampaguea.

    Es tu risa la espada

    ms victoriosa.

    Vencedor de las flores

    y las alondras.

    Rival del sol.

    Porvenir de mis huesos

    y de mi amor.

    La carne aleteante,

    sbito el prpado,

  • el vivir como nunca

    coloreado.

    Cunto jilguero

    se remonta, aletea,

    desde tu cuerpo!

    Despert de ser nio.

    Nunca despiertes.

    Triste llevo la boca.

    Rete siempre.

    Siempre en la cuna,

    defendiendo la risa

    pluma por pluma.

    Ser de vuelo tan alto,

    tan extendido,

    que tu carne parece

    cielo cernido.

    Si yo pudiera

    remontarme al origen

    de tu carrera!

    Al octavo mes res

    con cinco azahares.

    Con cinco diminutas

    ferocidades.

    Con cinco dientes

    como cinco jazmines

    adolescentes.

    Frontera de los besos

    sern maana,

    cuando en la dentadura

    sientas un arma.

    Sientas un fuego

    correr dientes abajo

    buscando el centro.

    Vuela nio en la doble

    luna del pecho.

    l, triste de cebolla.

    T, satisfecho.

    No te derrumbes.

    No sepas lo que pasa

    ni lo que ocurre.

  • EL HERIDO

    Para el muro de un hospital de sangre.

    I

    Por los campos luchados se extienden los heridos.

    Y de aquella extensin de cuerpos luchadores

    salta un trigal de chorros calientes, extendidos

    en roncos surtidores.

    La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.

    Y las heridas suenan, igual que caracolas,

    cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,

    esencia de las olas.

    La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.

    La bodega del mar, del vino bravo, estalla

    all donde el herido palpitante se anega,

    y florece, y se halla.

    Herido estoy, miradme: necesito ms vidas.

    La que contengo es poca para el gran cometido

    de sangre que quisiera perder por las heridas.

    Decid quin no fue herido.

    Mi vida es una herida de juventud dichosa.

    Ay de quien no est herido, de quien jams se siente

    herido por la vida, ni en la vida reposa

    herido alegremente!

    Si hasta a los hospitales se va con alegra,

    se convierten en huertos de heridas entreabiertas,

    de adelfos florecidos ante la ciruga.

    de ensangrentadas puertas.

    II

    Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

    Para la libertad, mis ojos y mis manos,

    como un rbol carnal, generoso y cautivo,

    doy a los cirujanos.

    Para la libertad siento ms corazones

    que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

  • y entro en los hospitales, y entro en los algodones

    como en las azucenas.

    Para la libertad me desprendo a balazos

    de los que han revolcado su estatua por el lodo.

    Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

    de mi casa, de todo.

    Porque donde unas cuencas vacas amanezcan,

    ella pondr dos piedras de futura mirada

    y har que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

    en la carne talada.

    Retoarn aladas de savia sin otoo

    reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

    Porque soy como el rbol talado, que retoo:

    porque an tengo la vida.

    DESPUS DEL AMOR

    No pudimos ser. La tierra

    no pudo tanto. No somos

    cuanto se propuso el sol

    en un anhelo remoto.

    Un pie se acerca a lo claro.

    En lo oscuro insiste el otro.

    Porque el amor no es perpetuo

    en nadie, ni en m tampoco.

    El odio aguarda su instante

    dentro del carbn ms hondo.

    Rojo es el odio y nutrido.

    El amor, plido y solo.

    Cansado de odiar, te amo.

    Cansado de amar, te odio.

    Llueve tiempo, llueve tiempo.

    Y un da triste entre todos,

    triste por toda la tierra,

    triste desde m hasta el lobo,

    dormimos y despertamos

    con un tigre entre los ojos.

  • Piedras, hombres como piedras,

    duros y plenos de encono,

    chocan en el aire, donde

    chocan las piedras de pronto.

    Soledades que hoy rechazan

    y ayer juntaban sus rostros.

    Soledades que en el beso

    guardan el rugido sordo.

    Soledades para siempre.

    Soledades sin apoyo.

    Cuerpos como un mar voraz,

    entrechocado, furioso.

    Solitariamente atados

    por el amor, por el odio.

    Por las venas surgen hombres,

    cruzan las ciudades, torvos.

    En el corazn arraiga

    solitariamente todo.

    Huellas sin compaa quedan

    como en el agua, en el fondo.

    Slo una voz, a lo lejos,

    siempre a lo lejos la oigo,

    acompaa y hace ir

    igual que el cuello a los hombros.

    Slo una voz me arrebata

    este armazn espinoso

    de vello retrocedido

    y erizado que me pongo.

    Los secos vientos no pueden

    secar los mares jugosos.

    Y el corazn permanece

    fresco en su crcel de agosto

    porque esa voz es el arma

    ms tierna de los arroyos:

    Miguel: me acuerdo de ti

    despus del sol y del polvo,

    antes de la misma luna,

    tumba de un sueo amoroso.

  • Amor: aleja mi ser

    de sus primeros escombros,

    y edificndome, dicta

    una verdad como un soplo.

    Despus del amor, la tierra.

    Despus de la tierra, todo.

    A MI HIJO

    Te has negado a cerrar los ojos, muerto mo,

    abiertos ante el cielo como dos golondrinas:

    su color coronado de junios, ya es roco

    alejndose a ciertas regiones matutinas.

    Hoy, que es un da como bajo la tierra, oscuro,

    como bajo la tierra, lluvioso, despoblado,

    con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,

    como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

    Desde que t eres muerto no alientan las maanas,

    al fuego arrebatadas de tus ojos solares:

    precipitado octubre contra nuestras ventanas,

    diste paso al otoo y anocheci los mares.

    Te ha devorado el sol, rival nico y hondo

    y la remota sombra que te lanz encendido;

    te empuja luz abajo llevndote hasta el fondo,

    tragndote; y es como si no hubieras nacido.

    Diez meses en la luz, redondeando el cielo,

    sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.

    Sin pasar por el da se marchit tu pelo;

    atardeci tu carne con el alba en un lado.

    El pjaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,

    carne naciente al alba y al jbilo precisa;

    nio que slo supo reir, tan largamente,

    que slo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

    Ausente, ausente, ausente como la golondrina,

    ave estival que esquiva vivir al pie del hielo:

    golondrina que a poco de abrir la pluma fina,

    naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

  • Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,

    de llegar al ms leve signo de la fiereza.

    Vida como una hoja de labios incipientes,

    hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

    Los consejos del mar de nada te han valido...

    Vengo de dar a un tierno sol una pualada,

    de enterrar un pedazo de pan en el olvido,

    de echar sobre unos ojos un puado de nada.

    Verde, rojo, moreno: verde, azul y dorado;

    los latentes colores de la vida, los huertos,

    el centro de las flores a tus pies destinado,

    de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

    Mujer arrinconada: mira que ya es de da.

    (Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)

    Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer ma,

    la noche contina cayendo desolada.

  • Rubn Bonifaz Nuo

    Poeta mexicano nacido en Veracruz en noviembre de 1923.

    Humanista, traductor, investigador, crtico de arte y dibujante, obtuvo la maestra y el

    Doctorado en Letras por la Universidad Autnoma de Mxico.

    Es miembro de nmero de la Academia Mexicana de la Lengua y Doctor Honoris Causa de

    varias universidades. Su obra se encuentra traducida a varios idiomas y ha merecido entre

    otros, los siguientes premios: Premio Nacional de Letras 1974, Diploma de Honor No. 32

    del Certamen Capitalino de Roma y Premio Alfonso Reyes 1984.

    Algo se me ha quebrado esta maana...

    Para Abril Boliver

    Algo se me ha quebrado esta maana

    de andar, de cara en cara, preguntando

    por el que vive dentro.

    Y habla y se queja y se me tuerce

    hasta la lengua del zapato,

    por tener que aguantar como los hombres

    tanta pobreza, tanto oscuro

    camino a la vejez; tantos remiendos,

  • nunca invisibles, en la piel del alma.

    Yo no entiendo; yo quiero solamente,

    y trabajo en mi oficio.

    Yo pienso: hay que vivir; dificultosa

    y todo, nuestra vida es nuestra.

    Pero cunta furia melanclica

    hay en algunos das. Qu cansancio.

    Cmo, entonces,

    pensar en platos venturosos,

    en cucharas calmadas, en ratones

    de lujossimos departamentos,

    si entonces recordamos que los platos

    allan de nostalgia, boquiabiertos,

    y despiertan secas las cucharas,

    y desfallecen de hambre los ratones

    en humildes cocinas.

    Y conste que no hablo

    en smbolos; hablo llanamente

    de meras cosas del espritu.

    Qu insufribles, a veces, las virtudes

    de la buena memoria; yo me acuerdo

    hasta dormido, y aunque jure y grite

    que no quiero acordarme.

    De andar buscando llego.

    Nadie, que sepa yo, qued esperndome.

    Hoy no conozco a nadie, y slo escribo

    y pienso en esta vida que no es bella

    ni mucho menos, como dicen

    los que viven dichosos. Yo no entiendo.

    Escribo amargo y fcil,

    y en el da resollante y montono

    de no tener cabeza sobre el traje,

    ni traje que no apriete,

    ni mujer en que caerse muerto.

    PARA LOS QUE LLEGAN A LAS FIESTAS

    Para los que llegan a las fiestas

    vidos de tiernas compaas,

    y encuentran parejas impenetrables

  • y hermosas muchachas solas que dan miedo

    pues uno no sabe bailar, y es triste; los que se arrinconan con un vaso

    de aguardiente oscuro y melanclico,

    y odian hasta el fondo su miseria,

    la envidia que sienten, los deseos;

    para los que saben con amargura

    que de la mujer que quieren les queda

    nada ms que un clavo fijo en la espalda

    y algo tenue y acre, como el aroma

    que guarda el revs de un guante olvidado;

    para los que fueron invitados

    una vez; aqullos que se pusieron

    el menos gastado de sus dos trajes

    y fueron puntuales; y en una puerta

    ya mucho despus de entrados todos

    supieron que no se cumplira

    la cita, y volvieron desprecindose;

    para los que miran desde afuera,

    de noche, las casas iluminadas,

    y a veces quisieran estar adentro:

    compartir con alguien mesa y cobijas

    vivir con hijos dichosos;

    y luego comprenden que es necesario

    hacer otras cosas, y que vale

    mucho ms sufrir que ser vencido;

    para los que quieren mover el mundo

    con su corazn solitario,

    los que por las calles se fatigan

    caminando, claros de pensamientos;

    para los que pisan sus fracasos y siguen;

    para los que sufren a conciencia,

    porque no sern consolados

    los que no tendrn, los que no pueden escucharme;

    para los que estn armados, escribo.

    QU FCIL SERA PARA ESTA MOSCA

    Qu fcil sera para esta mosca,

    con cinco centmetros de vuelo

    razonable, hallar la salida.

  • Pude percibirla hace tiempo,

    cuando me distrajo el zumbido

    de su vuelo torpe.

    Desde aquel momento la miro,

    y no hace otra cosa que achatarse

    los ojos, con todo su peso,

    contra el vidrio duro que no comprende.

    En vano le abr la ventana

    y trat de guiarla con la mano;

    no lo sabe, sigue combatiendo

    contra el aire inmvil, intraspasable.

    Casi con placer, he sentido

    que me voy muriendo; que mis asuntos

    no marchan muy bien, pero marchan;

    y que al fin y al cabo han de olvidarse.

    Pero luego quise salir de todo,

    salirme de todo, ver, conocerme,

    y nada he podido; y he puesto

    la frente en el vidrio de mi ventana.

    No es una desgracia abrir los ojos...

    No es una desgracia abrir los ojos

    ni tener despiertos los deseos

    y estar triste y solo y pensando.

    Y no ser de aquellos que consiguieron

    su placer a ciegas para cegarse;

    su televisin despus del cine,

    sus bailes, su ruido, sus limonadas;

    pero que a la medianoche se sientan,

    pesados de sueo, densos, bestiales,

    y gritan y luchan sobresaltados

    para desterrar su pesadilla.

    Bienaventurados los que padecen

    la nostalgia, el miedo de estar a solas,

    la necesidad del amor; los hombres,

    las mujeres tiernas de ojos amargos;

    los que en su comida han recibido

    lo gordo del caldo del sufrimiento.

    Porque de ellos es la desesperanza,

  • el insomnio, el llanto seco, las rejas

    de todas las crceles, el hambre,

    y la fuerza lrica y el impulso

    para desquiciar la desventura.

  • Al Chumacero

    Al Chumacero (Acaponeta, Nayarit, Mxico, 1918). Estudi preparatoria en Guadalajara y

    muy joven se traslad a la ciudad de Mxico, donde en 1940, fund la revista Tierra nueva.

    Entre sus obras destacan: Imgenes desterradas, Palabras en reposo y Pramo de sueos.

    Por su trabajo literario ha recibido los siguientes reconocimientos: Xavier Villaurrutia,

    Alfonso Reyes, Nacional de Lingstica y Literatura, Amado Nervo, Nayarid, y

    el Premio Internacional de Poesa Jaime Sabines-Gatine Lapointe en 2003.Se han

    publicado varias recopilaciones de su obra, as como una recopilacin de ensayos: Los

    momentos crticos (1987). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas y difundidos en

    innumerables antologas por toda Hispanoamrica. Sin duda, es uno de los poetas ms

    trascendentes de la poesa mexicana en la segunda mitad del siglo XX.

    Espejo y agua

    Tu alma en m dej su fra imagen,

    slo recuerdo de lo que vivas,

    y si al espejo miro y me reflejo

    all encuentro tus ojos, tu silencio de cera

    con un reposo de apagado aliento,

    como si descendiendo arenas

    o un tropel de recuerdos

    sobre mi piel, con sosegado paso

  • hacia el cristal cayeran.

    No caen hojas como frases muertas,

    y mis ojos en ti no fueron rosas

    ahogadas en tu aroma?

    Si al agua miras, mira

    mi corazn ornado de sepulcros

    bajo las olas que lo mueven,

    crecido entre las ruinas de tu nombre,

    entre perderse en muerte o florecer

    como una eterna espera o el lamento

    de un Adn impasible que soaba

    contigo y tu mentido Paraso.

    Porque al mirarte contra el agua, miras

    mi pensamiento en tu alma suspendido.

    Muerte del hombre

    Si acaso el ngel desplegara

    la sbana final de mi agona

    y levantara el sueo que me diste, oh vida,

    un sueo como ave perdida entre la niebla,

    igual al pez que no comprende

    la ola en que navega

    o el peligro cercano con las redes;

    si acaso el ngel frente a mi dijera

    la ultima palabra,

    la decisin mortal de mi destino

    y plegando las alas junto a mi cuerpo hablara,

    como cuando el roco desciende lento hacia la rosa

    al dar el primer paso la maana,

    ya mirara en mi sangre

    el negro navegar, la noche incierta,

    el pjaro que sufre sin sus alas

    y la ms grave lentitud: la muerte.

    Aun cerca de la ntima agona

    ests, oh muerte, clara como espejo;

    ms abierta que el mar,

    ms segura que el aire que entr por la ventana,

    ms ma y ms ajena

    por mi sangre y mis brazos

    en esta soledad.

    Ests tan frtil como nio

    que, angustiado, llora antes de ser,

    entre la sangre siendo

  • y por la piel ms vivo que la piel;

    te llevo como rbol, tierra y cauce,

    y eres la savia pura,

    la flor, la espuma y la sonrisa,

    eres el ser que por mi sangre es

    como la estrella ultima del cielo.

    Si acaso el ngel sigiloso

    abriera la ventana

    te mirara salir interminablemente

    como un tiempo cansado

    hacia su sombra vuelto,

    como quien frente al mundo se pregunta:

    "En qu lugar est mi soledad?"

    Si acaso el ngel me mirara,

    abierta ya la niebla de mi carne,

    sin nubes, sin estrellas,

    sin tiempo en que mecer la luz de mi agona,

    encontrara tan slo a ti, oh muerte,

    llevndome a tu lado, fiel;

    te encontrara tan sola a ti, sin m,

    ya sin cuerpo ni voz,

    sin angustia ni sueos,

    te hallara entonces pura, oh muerte ma.

    POEMA DE AMOROSA RAZ

    Antes que el viento fuera mar volcado,

    que la noche se unciera su vestido de luto

    y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo

    la albura de sus cuerpos

    Antes que luz, que sombra y que montaa

    miraran levantarse las almas de sus cspides;

    primero que algo fuera flotando bajo el aire;

    tiempo antes que el principio.

    Cuando an no naca la esperanza

    ni vagaban los ngeles en su firme blancura;

    cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;

    antes, antes, muy antes.

    Cuando an no haba flores en las sendas

    porque las sendas no eran ni las flores estaban;

    cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,

  • ya ramos t y yo.

    VENCIDOS

    Igual que roca o rosa, renacemos

    y somos como aroma o sueo tumultuoso

    en incesante amor por nuestro duelo;

    fugitivos sin fin que el rostro guardan,

    mudos cadveres precipitados

    a una impasible tempestad;

    y morimos en nuestras propias manos,

    sin saber de agonas,

    cados descuidados al abismo,

    a travs de catstrofes en nuestro corazn dormidas,

    as tan simplemente, que al mirar un espejo

    hallamos dentro sombras silenciosas

    o una paloma destrozada.

    Porque nada delata que existamos

    en esta soledad del pensamiento,

    y el olvido desciende hacia la tierra

    como un equvoco de Dios,

    dormida imagen donde en sueos

    se martiriza por saberse bello;

    porque es intil la embriaguez

    que nos cubre de olvidos contra el mundo

    cuando es la lentitud

    y el sentirse arrojados sobre el lecho,

    como el cesar y el impedir,

    lo que alimenta nuestro amor

    y el incansable continuar entre los hombres,

    del dolor de la carne enamorados.

    Igual que rosa o roca:

    crueles cadveres sin agona.

    MI AMANTE

    Desnuda, mi funesta amante

    de piel vencida y casta como deshabitada,

    sacudes sobre el lecho voces

    y ternuras contrarias a mis manos,

    y un crepsculo escucho entre tu cuerpo

    cuando al caer en ti agonizo

    en un nacer marchito, sin el duelo

  • comparable al temor de tu agona.

    Contigo transparento la cada

    de un alud o huracn de rosas:

    suspiros de manzanas en tumulto

    dicindome que el hombre est vencido,

    confuso en amarguras y vacas miradas.

    En ti respondo al mundo, y en tu cuerpo

    respiro ese sabor de los sepulcros;

    una noche no ms, y tu mirada

    persiste, implora y vence entre mis ojos,

    decidida a una lucha prolongada

    donde el recuerdo se convierte

    en esa rea languidez del pensamiento,

    como materia de tus ojos mismos.

    Lloras a veces arrojando

    fnebres aguas de perfume ciego,

    como si desprendida de una antigua idea

    vinieras hasta m, tan clara

    como un ngel dormido en el espacio,

    a dejar evidencia, luz y vida;

    y en tus lgrimas miro surgir tu suave piel

    como si en ellas prolongaras

    o hicieras ms probable tu existencia,

    derramando el aroma de tu sueo

    sobre esta soledad de tu desnudo.

  • ENRIQUE GONZLEZ MARTNEZ

    Poeta mexicano nacido en la ciudad de Guadalajara en 1871, donde estudi y ejerci como

    mdico. En 1911 se traslad a la ciudad de Mxico, y ese mismo ao ingres a la

    Academia Mexicana de la Lengua. Encabez la depuracin simbolista del Modernismo,

    rechazando las temticas excntricas. Fund la revista Argos y ocup destacados puestos

    polticos y diplomticos.

    Su obra potica se resume en las siguientes publicaciones:

    Preludios, Lirismos, La hora intil, Silenter, Los senderos ocultos y La

    muerte del cisne. Falleci en 1952

    CUANDO SEPAS HALLAR UNA SONRISA. . .

    Cuando sepas hallar una sonrisa

    en la gota sutil que se rezuma

    de las porosas piedras, en la bruma,

    en el sol, en el ave y en la brisa;

    cuando nada a tus ojos quede inerte,

    ni informe, ni incoloro, ni lejano,

    y penetres la vida y el arcano

    del silencio, las sombras y la muerte;

    cuando tiendas la vista a los diversos

    rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio

    sea como potente microscopio

  • que va hallando invisibles universos,

    entonces en las flamas de la hoguera

    de un amor infinito y sobrehumano,

    como el santo de Ass, dirs hermano

    al rbol, al celaje y a la fiera.

    Sentirs en la inmensa muchedumbre

    de seres y de cosas tu ser mismo;

    sers todo pavor con el abismo

    y sers todo orgullo con la cumbre.

    Sacudir tu amor el polvo infecto

    que macula el blancor de la azucena,

    bendecirs las mrgenes de arena

    y adorars el vuelo del insecto;

    y besars el garfio del espino

    y el sedeo ropaje de las dalias. . .

    y quitars piadoso tus sandalias

    por no herir a las piedras del camino.

    BUSCA EN TODAS LAS COSAS. . .

    Busca en todas las cosas un alma y un sentido

    oculto; no te cias a la apariencia vana;

    husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,

    escudriante el ojo y aguzado el odo.

    No seas como el necio, que al mirar la virgnea

    imperfeccin del mrmol que la arcilla aprisiona,

    queda sordo a la entraa de la piedra, que entona

    en recndito ritmo la cancin de la lnea.

    Ama todo lo grcil de la vida, la calma

    de la flor que se mece, el color, el paisaje.

    Ya sabrs poco a poco descifrar su lenguaje. . .

    Oh divino coloquio de las cosas y el alma!

  • Hay en todos los seres una blanda sonrisa,

    un dolor inefable o un misterio sombro.

    Sabes t si son lgrimas las gotas de roco?

    Sabes t qu secreto va contando la brisa?

    Atan hebras sutiles a las cosas distantes;

    al acento lejano corresponde otro acento.

    Sabes t donde lleva los suspiros el viento?

    Sabes t si son almas las estrellas errantes?

    No desdees al pjaro de argentina garganta

    que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.

    Es un alma que canta y es un alma que llora. . .

    Y sabr por qu llora, y sabr por qu canta!

    Busca en todas las cosas el oculto sentido;

    lo hallars cuando logres comprender su lenguaje;

    cuando sientas el alma colosal del paisaje

    y los ayes lanzados por el rbol herido. . .

  • AL CALDERN

    Es poeta, ensayista, editor y crtico literario. Obtuvo el Premio Nacional de Poesa Ramn

    Lpez Velarde 2004 con el poemario Imago Prima, 2005, Universidad Autnoma de

    Zacatecas. Becario de la primera generacin de la Fundacin para las Letras Mexicanas en

    el rea de poesa, 2003-2004. Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del

    estado de Puebla, 2006. En 2007 fue merecedor del Premio Latinoamericano de Poesa

    Benemrito de las Amricas con el poemario De ser en el mundo.

    CUANDO CHARLES BAUDELAIRE

    ley los versos de Villon el viejo

    habra levantado la mirada,

    dirigido certeros venablos pupilares

    a las puertas dulces de la Librairie Nouvelle

    del igualmente dulce y decadente Boulevard des Italiennes;

    all encontrara, sin duda alguna,

    antimodernos paisajes lunares,

    litografas de estrellas magnficas

    y ese mrmol de Milo

    del que invariable se guardaba tanto.

    Era ella que al modo de un ejrcito triunfante

    cruzaba por el vano

    coronada en guirnaldas:

    la magnificencia de Jeanne Duval.

    Sin embargo, Karla, te aseguro

    que al regresar Baudelaire a su alcoba

    del Hotel Pimodan

  • magntico por la convulsin de la belleza

    no sinti por ella ni la centsima parte

    de lo que hoy estoy sintiendo por ti.

  • RICARDO CASTILLO

    Es autor de un clsico de la poesa mexicana en la segunda mitad del siglo XX: El

    pobrecito seor X. Su obra potica comprende los siguientes ttulos: La

    oruga (1980); Concierto en vivo (1981); Como agua al regresar (1983); Nicols el

    Camalen (1989) ; Borrar los nombres (1993); Islario(1996); Reloj de arenas (1996); La

    mquina del instante de formulacin potica (2001).

    Actualmente forma parte del Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de

    Guadalajara.

    Autogol

    Nac en Guadalajara.

    Mis primeros padres fueron Mam Lupe y Pap Guille.

    Crec como trbol de jardn,

    como moneda de cinco centavos, como tortilla.

    Crec con la realidad desmentida en los riones,

    con cursileras en el camarote del amor.

    Mi mam lloraba en los resquicios

    con el encabronamiento a oscuras, con la violencia a

  • tientas.

    Mi pap se mora mirndome a los ojos,

    murindose en la cmara lenta de los aos,

    exigindole a la vida.

    Y luego la ceguez de mi abuelo, los hermanos,

    el desamparo sexual de mis primas,

    el barrio en sombras

    y luego yo, tan mirn, tan melodramtico.

    Jams he servido para nada.

    No he hecho sino cronometrar el aniquilamiento.

    Como alguien me lo dijo una vez: Valgo Madre.

    El gran simptico

    La realidad es una broma que ya me est poniendo

    nervioso.

    Un armario con un payaso encerrado.

    No hay tiempo para hacernos guios con los ojos,

    el asunto es grave, pesado:

    Todo hombre come un plato diario de confusin,

    las manos se desesperan en los cabellos,

    el alma se vuelve espalda.

    Huele a nocaut, a cuerpo amarrado al quirfano

  • y el dolor, cara de serio, es un charlatn.

    La realidad es un telfono timbrando,

    un telegrama de certezas muy cortas.

    Ojo picudo!

    la risa nos puede traicionar.

    Pin uno, pin dos

    Son las diez de la noche.

    De nada sirven los 600 gramos de felicidad

    que ha ahorrado mi padre.

    Prevalece una agitacin de ladrones en el seno familiar

    y cada quien declina

    con su particular manera de desventurar la sangre.

    Parece como si el movimiento fuera la bancarrota,

    como si el amor fuera tan slo cosa de adolescentes.

    Mi padre nos quiere,

    mi madre nos ama

    porque hemos logrado ser una familia unida, amante de

    la tranquilidad.

    Pero ahora que son las diez de la noche,

    ahora que como de costumbre nadie tiene nada que hacer

    propongo cerrar puertas y ventanas

  • y abrir la llave del gas.

    JOS ASUNCIN SILVA

    Poeta y novelista colombiano nacido en Bogot en 1865.

    Fue el precursor del modernismo en Colombia y es considerado como el ms importante

    poeta de Colombia y uno de los ms importantes poetas de Latinoamrica. Romntico y

    modernista, perdi parte de su obra literaria en un naufragio, un ao antes de su trgica

    muerte. Se quit la vida en 1896.

    NOCTURNO III

    Una noche

    una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de msica de las,

    Una noche

    en que ardan en la sombra nupcial y hmeda, las lucirnagas fantsticas,

    a mi lado, lentamente, contra m ceida, toda,

    muda y plida

    como si un presentimiento de amarguras infinitas,

    hasta el fondo ms secreto de tus fibras te agitara,

    por la senda que atraviesa la llanura florecida

    caminabas,

    y la luna llena

    por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparca su luz blanca,

    y tu sombra

    fina y lngida

  • y mi sombra

    por los rayos de la luna proyectada

    sobre las arenas tristes

    de la senda se juntaban.

    Y eran una

    y eran una

    y eran una sola sombra larga!

    y eran una sola sombra larga!

    y eran una sola sombra larga!

    Esta noche

    solo, el alma

    llena de las infinitas amarguras y agonas de tu muerte,

    separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,

    por el infinito negro,

    donde nuestra voz no alcanza,

    solo y mudo

    por la senda caminaba,

    y se oan los ladridos de los perros a la luna,

    a la luna plida

    y el chillido

    de las ranas,

    sent fro, era el fro que tenan en la alcoba

    tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,

    entre las blancuras nveas

    de las mortorias sbanas!

    Era el fro del sepulcro, era el fro de la muerte,

    Era el fro de la nada...

    Y mi sombra

    por los rayos de la luna proyectada,

    iba sola,

    iba sola

    iba sola por la estepa solitaria!

    Y tu sombra esbelta y gil

    fina y lnguida,

    como en esa noche tibia de la muerta primavera,

    como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de msicas de alas,

    se acerc y march con ella,

    se acerc y march con ella,

    se acerc y march con ella... Oh las sombras enlazadas!

    Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lgrimas!...

  • Juan Ramn Jimnez

    Poeta espaol y premio Nobel de Literatura. Naci en Moguer en 1881 (Huelva), y estudi

    en la Universidad de Sevilla. Los poemas de Rubn Daro, el miembro ms destacado del

    modernismo en la poesa espaola, le conmovieron especialmente en su juventud.

    Tambin sera importante la lectura de los simbolistas franceses, que acentuaron su

    inclinacin hacia la melancola. En 1900 public sus dos primeros libros de textos: Ninfeas

    y Almas de violeta. Poco despus se instalara en Madrid, haciendo varios viajes a Francia

    y luego a Estados Unidos, donde se cas con la que ya sera su compaera ejemplar de

    toda la vida, Zenobia Camprub. En 1936, al estallar la Guerra Civil espaola se vio

    obligado a abandonar Espaa. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos

    lugares de residencia. Muri en este ltimo pas, donde recibi ya casi moribundo la

    noticia de la concesin del Premio Nobel.

    Y yo me ir. Y se quedarn los pjaros...

    Y yo me ir. Y se quedarn los pjaros

    cantando;

    y se quedar mi huerto, con su verde rbol,

    y con su pozo blanco.

    Todas la tardes, el cielo ser azul y plcido;

    y tocarn, como esta tarde estn tocando,

    las campanas del campanario.

    Se morirn aquellos que me amaron;

    y el pueblo se har nuevo cada ao;

    y en el rincn aquel de mi huerto florido y encalado,

    mi espritu errar, nostlgico

    Y yo me ir; y estar solo, sin hogar, sin rbol

  • verde, sin pozo blanco,

    sin cielo azul y plcido Y se quedarn los pjaros cantando.

  • ANTONIO MACHADO

    Poeta espaol nacido en Sevilla en 1875 y fallecido en Collioure, Francia, en 1939.

    Doctor en Filosofa y letras, fue catedrtico de francs en los Institutos de Soria, Segovia,

    Baeza y Madrid. Es considerado como uno de los grandes poetas de la lengua castellana.

    Su vasta obra potica se caracteriza por la sencillez y precisin en el lenguaje. Cant a la

    tierra, al mar, a los olivos, y en diversos tonos a la gloria del amor. En su poesa se refleja

    la visin dolida de su patria y la recreacin de la belleza que encierran las pequeas cosas.

    Entre sus obras publicadas se destacan Soledades, galeras y otros poemas en 1903,

    Campos de Castilla en 1912, Nuevas canciones en 1925 y La guerra en 1938.

    RECUERDO INFANTIL

    Una tarde parda y fra

    de invierno. Los colegiales

    estudian. Monotona

    de lluvia tras los cristales.

    Es la clase. En un cartel

    se representa a Can

    fugitivo, y muerto Abel,

    junto a una mancha carmn.

    Con timbre sonoro y hueco

    truena el maestro, un anciano

    mal vestido, enjuto y seco,

    que lleva un libro en la mano.

    Y todo un coro infantil

    va cantando la leccin:

    mil veces ciento, cien mil;

  • mil veces mil, un milln.

    Una tarde parda y fra

    de invierno. Los colegiales

    estudian. Monotona

    de la lluvia en los cristales.

    CAMINANTE NO HAY CAMINO

    Todo pasa y todo queda,

    pero lo nuestro es pasar,

    pasar haciendo caminos,

    caminos sobre el mar.

    Nunca persegu la gloria,

    ni dejar en la memoria

    de los hombres mi cancin;

    yo amo los mundos sutiles,

    ingrvidos y gentiles,

    como pompas de jabn.

    Me gusta verlos pintarse

    de sol y grana, volar

    bajo el cielo azul, temblar

    sbitamente y quebrarse...

    Nunca persegu la gloria.

    Caminante, son tus huellas

    el camino y nada ms;

    caminante, no hay camino,

    se hace camino al andar.

    Al andar se hace camino

    y al volver la vista atrs

    se ve la senda que nunca

    se ha de volver a pisar.

    Caminante no hay camino

    sino estelas en la mar...

    Hace algn tiempo en ese lugar

    donde hoy los bosques se visten de espinos

    se oy la voz de un poeta gritar

    "Caminante no hay camino,

  • se hace camino al andar..."

    Golpe a golpe, verso a verso...

    Muri el poeta lejos del hogar.

    Le cubre el polvo de un pas vecino.

    Al alejarse le vieron llorar.

    "Caminante no hay camino,

    se hace camino al andar..."

    Golpe a golpe, verso a verso...

    Cuando el jilguero no puede cantar.

    Cuando el poeta es un peregrino,

    cuando de nada nos sirve rezar.

    "Caminante no hay camino,

    se hace camino al andar..."

    Golpe a golpe, verso a verso.

    La saeta

    Dijo una voz popular:

    Quin me presta una escalera

    para subir al madero

    para quitarle los clavos

    a Jess el Nazareno?

    Oh, la saeta, el cantar

    al Cristo de los gitanos

    siempre con sangre en las manos

    siempre por desenclavar.

    Cantar del pueblo andaluz

    que todas las primaveras

    anda pidiendo escaleras

    para subir a la cruz.

    Cantar de la tierra ma

    que echa flores

    al Jess de la agona

    y es la fe de mis mayores

    !Oh, no eres t mi cantar

  • no puedo cantar, ni quiero

    a este Jess del madero

    sino al que anduvo en la mar!

    LAS MOSCAS

    Vosotras, las familiares

    inevitables golosas,

    vosotras, moscas vulgares

    me evocis todas las cosas.

    Oh, viejas moscas voraces

    como abejas en abril,

    viejas moscas pertinaces

    sobre mi calva infantil!

    Moscas de todas las horas

    de infancia y adolescencia,

    de mi juventud dorada;

    de esta segunda inocencia,

    que da en no creer en nada,

    en nada.

    Moscas del primer hasto

    en el saln familiar,

    las claras tardes de esto

    en que yo empec a soar!

    Y en la aborrecida escuela

    raudas moscas divertidas,

    perseguidas, perseguidas

    por amor de lo que vuela.

    Yo s que os habis posado

    sobre el juguete encantado,

    sobre el librote cerrado,

    sobre la carta de amor,

    sobre los prpados yertos

    de los muertos.

    Inevitables golosas,

  • que ni labris como abejas,

    ni brillis cual mariposas;

    pequeitas, revoltosas,

    vosotras, amigas viejas,

    me evocis todas las cosas.

    UN CRIMINAL

    El acusado es plido y lampio.

    Arde en sus ojos una fosca lumbre,

    que repugna a su mscara de nio

    y ademn de piadosa mansedumbre.

    Conserva del obscuro seminario

    el talante modesto y la costumbre

    de mirar a la tierra o al breviario.

    Devoto de Mara,

    madre de pecadores,

    por Burgos bachiller en teologa,

    presto a tomar las rdenes menores.

    Fue su crimen atroz. Hartse un da

    de los textos profanos y divinos,

    sinti pesar del tiempo que perda

    enderezando hiprbatons latinos.

    Enamorse de una hermosa nia,

    subisele el amor a la cabeza

    como el zumo dorado de la via,

    y despert su natural fiereza.

    En sueos vio a sus padres ?labradores

    de mediano caudal? iluminados

    del hogar por los rojos resplandores,

    los campesinos rostros atezados.

    Quiso heredar. Oh guindos y nogales

    del huerto familiar, verde y sombro,

    y doradas espigas candeales

    que colmarn las trojes del esto!.

    Y se acord del hacha que penda

    en el muro, luciente y afilada,

    el hacha fuerte que la lea haca

    de la rama de roble cercenada.

    ................................................

    Frente al reo, los jueces con sus viejos

    ropones enlutados;

    y una hilera de obscuros entrecejos

    y de plebeyos rostros: los jurados.

  • El abogado defensor perora,

    golpeando el pupitre con la mano;

    emborrona papel un escribano,

    mientras oye el fiscal, indiferente,

    el alegato enftico y sonoro,

    y repasa los autos judiciales

    o, entre sus dedos, de las gafas de oro

    acaricia los lmpidos cristales.

    Dice un ujier: Va sin remedio al palo.

    El joven cuervo la clemencia espera.

    Un pueblo, carne de horca, la severa

    justicia aguarda que castiga al malo.

  • LUIS G. URBINA

    Luis Gonzaga Urbina naci en la ciudad de Mxico, el 8 de febrero de 1868. Poco se sabe

    de su niez, que parece haber pasado en la necesidad y la pobreza. Fue cronista y crtico

    teatral en diversos diarios y revistas. Perteneci al grupo de la Revista Azul, fundada por

    Manuel Gutirrez Njera. Fue profesor de Literatura Espaola en la Escuela Nacional

    Preparatoria. En 1915 se expatri a La Habana (Cuba), en donde vivi de escribir en los

    peridicos y de clases particulares. En 1916 fue a Espaa como redactor corresponsal de

    EL Heraldo de Cuba. Del 26 de abril al 2 de agosto de 1917 estuvo en Buenos Aires

    (Argentina) en misin oficial; en la Universidad de dicha ciudad dict una serie de

    conferencias sobre literatura mexicana. Muri en Madrid, el 18 de noviembre de 1934. El

    11 de diciembre del mismo ao lleg su cadver a Veracruz. Est enterrado en la

    Rotonda de los Hombres Ilustres.

    AS FUE

    Lo sent; no fue una

    separacin, sino un desgarramiento;

    qued atnita el alma, y sin ninguna

    luz, se durmi en la sombra el pensamiento.

    As fue; como un gran golpe de viento

    en la serenidad del aire. Ufano,

    en la noche tremenda,

    llevaba yo en la mano

    una antorcha con que alumbraba la senda,

    y que de pronto se apag: la oscura

    acechanza del mal y el destino

    extingui as la llama y mi locura.

    V un rbol a la orilla del camino,

    y me sent a llorar mi desventura.

  • As fue, caminante

    que me contemplas con mirada absorta

    y curioso semblante.

    Yo estoy cansado, sigue t adelante;

    mi pena es muy vulgar y no te importa.

    Am, sufr, goc, sent el divino

    soplo de la ilusin y la locura;

    tuve la antorcha, la apag el destino,

    y me sent a llorar mi desventura

    a la sombra de un rbol del camino.

  • VICENTE HUIDOBRO

    Poeta y narrador chileno nacido en Santiago en 1893. Perteneci a una familia de rancia

    aristocracia donde siempre se respir un gran ambiente intelectual. Antes de cumplir los

    veinte aos public su primer libro de poemas, Ecos del alma, donde dej entrever el

    modernismo que declar oficialmente en su manifiesto Non Serviam en 1914.

    Es considerado como uno de los poetas vanguardistas ms importantes de la primera mitad

    del siglo XX. Cre y difundi con mucho xito la corriente del Creacionismo, en la que

    se resume lo mejor del cubismo y el futurismo.

    Vivi en Paris donde trab amistad con grandes vanguardistas de la poca como

    Apollinaire, Jean Cocteau, Andr Breton, Pablo Picasso y Juan Gris. Entre sus obras

    destacadas pueden sealarse, Altazor 1931, Temblor de cielo, Poemas rticos,

    Ecuatorial, Tour Eiffel y Hallali. Falleci en 1948.

    ALTAZOR

    CANTO II

    Mujer el mundo est amueblado por tus ojos

    Se hace ms alto el cielo en tu presencia

    La tierra se prolonga de rosa en rosa

    Y el aire se prolonga de paloma en paloma

    Al irte dejas una estrella en tu sitio

    Dejas caer tus luces como el barco que pasa

    Mientras te sigue mi canto embrujado

    Como una serpiente fiel y melanclica

    Y t vuelves la cabeza detrs de algn astro

    Qu combate se libra en el espacio?

    Esas lanzas de luz entre planetas

    Reflejo de armaduras despiadadas

  • Qu estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?

    En dnde ests triste noctmbula

    Dadora de infinito

    Que pasea en el bosque de los sueos

    Heme aqu perdido entre mares desiertos

    Solo como la pluma que se cae de un pjaro en la

    ( noche

    Heme aqu en una torre de fro

    Abrigado del recuerdo de tus labios martimos

    Del recuerdo de tus complacencias y de tu

    ( cabellera

    Luminosa y desatada como los ros de montaa

    Iras a ser ciega que Dios te dio esas manos?

    Te pregunto otra vez

    El arco de tus cejas tendido para las armas de

    ( los ojos

    En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos

    ( de flor

    Te hablan por m las piedras aporreadas

    Te hablan por m las olas de pjaros sin cielo

    Te habla por m el color de los paisajes sin viento

    Te habla por m el rebao de ovejas taciturnas

    Dormido en tu memoria

    Te habla por m el arroyo descubierto

    La yerba sobreviviente atada a la aventura

    Aventura de luz y sangre de horizonte

    Sin ms abrigo que una flor que se apaga

    Si hay un poco de viento

    Las llanuras se pierden bajo tu gracia frgil

    Se pierde el mundo bajo tu andar visible

    Pues todo es artificio cuando t te presentas

    Con tu luz peligrosa

    Inocente armona sin fatiga ni olvido

    Elemento de lgrima que rueda hacia adentro

    Construido de miedo altivo y de silencio

    Haces dudar al tiempo

    Y al cielo con instintos de infinito

    Lejos de ti todo es mortal

    Lanzas la agona por la tierra humillada de

    ( noches

    Slo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad

    He aqu tu estrella que pasa

  • Con tu respiracin de fatigas lejanas

    Con tus gestos y tu modo de andar

    Con el espacio magnetizado que te saluda

    Que nos separa con leguas de noche

    Sin embargo te advierto que estamos cosidos

    A la misma estrella

    Estamos cosidos por la misma msica tendida

    De uno a otro

    Por la misma sombra gigante agitada como rbol

    Seamos ese pedazo de cielo

    Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa

    La aventura del planeta que estalla en ptalos de

    ( sueo

    En vano trataras de evadirte de mi voz

    Y de saltar los muros de mis alabanzas

    Estamos cosidos por la misma estrella

    Ests atada al ruiseor de las lunas

    Que tiene un ritual sagrado en la garganta

    Qu me importan los signos de la noche

    Y la raz y el eco funerario que tengan en mi

    ( pecho

    Qu me importa el enigma luminoso

    Los emblemas que alumbran el azar

    Y esas islas que viajan por el caos sin destino a

    ( mis ojos

    Qu me importa ese miedo de flor en el vaco

    Qu me importa el nombre de la nada

    El nombre del desierto infinito

    O de la voluntad o del azar que representan

    Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de

    ( oasis

    O banderas de presagio y de muerte

    Tengo una atmsfera propia en tu aliento

    La fabulosa seguridad de tu mirada con sus cons-

    ( telaciones ntimas

    Con su propio lenguaje de semilla

    Tu frente luminosa como un anillo de Dios

    Ms firme que todo en la flora del cielo

    Sin torbellinos de universo que se encabrita

    Como un caballo a causa de su sombra en el aire

    Te pregunto otra vez

    Iras a ser muda que Dios te dio esos ojos?

  • Tengo esa voz tuya para toda defensa

    Esa voz que sale de ti en latidos de corazn

    Esa voz en que cae la eternidad

    Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes

    Qu sera la vida si no hubieras nacido?

    Un cometa sin manto murindose de fro

    Te hall como una lgrima en un libro olvidado

    Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho

    Tu nombre hecho del ruido de palomas que se

    ( vuelan

    Traes en ti el recuerdo de otras vidas ms altas

    De un Dios encontrado en alguna parte

    Y al fondo de ti misma recuerdas que eras t

    El pjaro de antao en la clave del poeta

    Sueo en un sueo sumergido

    La cabellera que se ata hace el da

    La cabellera al desatarse hace la noche

    La vida se contempla en el olvido

    Slo viven tus ojos en el mundo

    El nico sistema planetario sin fatiga

    Serena piel anclada en las alturas

    Ajena a toda red y estratagema

    En su fuerza de luz ensimismada

    Detrs de ti la vida siente miedo

    Porque eres la profundidad de toda cosa

    El mundo deviene majestuoso cuando pasas

    Se oyen caer lgrimas del cielo

    Y borras en el alma adormecida

    La amargura de ser vivo

    Se hace liviano el orbe en las espaldas

    M alegra es or el ruido del viento en tus cabellos

    (Reconozco ese ruido desde lejos)

    Cuando las barcas zozobran y el ro arrastra tron-

    ( cos de rbol

    Eres una lmpara de carne en la tormenta

    Con los cabellos a todo viento

    Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores

    ( sueos

    Mi alegra es mirarte solitaria en el divn del

    ( mundo

    Como la mano de una princesa soolienta

    Con tus ojos que evocan un piano de olores

    Una bebida de paroxismos

  • Una flor que est dejando de perfumar

    Tus ojos hipnotizan la soledad

    Como la rueda que sigue girando despus de la

    ( catstrofe

    Mi alegra es mirarte cuando escuchas

    Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del

    ( agua

    Y te quedas suspensa largo rato

    Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar

    Nada tiene entonces semejante emocin

    Ni un mstil pidiendo viento

    Ni un aeroplano ciego palpando el infinito

    Ni la paloma demacrada dormida sobre un

    ( lamento

    Ni el arcoiris con las alas selladas

    Ms bello que la parbola de un verso

    La parbola tendida en puente nocturno de alma

    ( a alma

    Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos

    Con la cabeza levantada

    Y todo el cabello al viento

    Eres ms hermosa que el relincho de un potro en

    ( la montaa

    Que la sirena de un barco que deja escapar toda

    ( su alma

    Que un faro en la neblina buscando a quien

    ( salvar

    Eres ms hermosa que la golondrina atravesada

    ( por el viento

    Eres el ruido del mar en verano

    Eres el ruido de una calle populosa llena de

    ( admiracin

    Mi gloria est en tus ojos

    Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno

    Estoy sentado en el rincn ms sensible de tu

    ( mirada

    Bajo el silencio esttico de inmviles pestaas

    Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos

    Y un viento de ocano ondula tus pupilas

    Nada se compara a esa leyenda de semillas que

    ( deja tu presencia

    A esa voz que busca un astro muerto que volver a

    ( la vida

  • Tu voz hace un imperio en el espacio

    Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a

    ( colgar soles en el aire

    Y ese mirar que escribe mundos en el infinito

    Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur-

    ( mullo en la eternidad

    Y ese pie que es la fiesta de los caminos

    ( encadenados

    Y esos prpados donde vienen a vararse las cente-

    ( llas del ter

    Y ese beso que hincha la proa de tus labios

    Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu

    ( vida

    Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho

    Dormido a la sombra de tus senos

    Si t murieras

    Las estrellas a pesar de su lmpara encendida

    Perderan el camino

    Qu sera del universo?

  • FEDERICO GARCA LORCA

    Poeta espaol nacido en Fuentevaqueros, Granada en 1898. Estudi Letras en la

    Universidad de Granada y Msica con Manuel de Falla. Fue una de las puntas del tringulo

    surrealista formado por l, Salvador Dal y Luis Buuel, atrados por el significado del

    manifiesto surrealista de Andr Breton. Considerado uno de los grandes poetas del siglo

    XX, muri asesinado en Granada en 1936.

    LA CASADA INFIEL

    Y que yo me la llev al ro

    creyendo que era mozuela,

    pero tena marido.

    Fue la noche de Santiago

    y casi por compromiso.

    Se apagaron los faroles

    y se encendieron los grillos.

    En las ltimas esquinas

    toqu sus pechos dormidos,

    y se me abrieron de pronto

    como ramos de jacintos.

    El almidn de su enagua

    me sonaba en el odo,

    como una pieza de seda

    rasgada por diez cuchillos.

    Sin luz de plata en sus copas

  • los rboles han crecido,

    y un horizonte de perros

    ladra muy lejos del ro.

    *

    Pasadas las zarzamoras,

    los juncos y los espinos,

    bajo su mata de pelo

    hice un hoyo sobre el limo.

    Yo me quit la corbata.

    Ella se quit el vestido.

    Yo el cinturn con revlver.

    Ella sus cuatro corpios.

    Ni nardos ni caracolas

    tienen el cutis tan fino,

    ni los cristales con luna

    relumbran con ese brillo.

    Sus muslos se me escapaban

    como peces sorprendidos,

    la mitad llenos de lumbre,

    la mitad llenos de fro.

    Aquella noche corr

    el mejor de los caminos,

    montado en potra de ncar

    sin bridas y sin estribos.

    No quiero decir, por hombre,

    las cosas que ella me dijo.

    La luz del entendimiento

    me hace ser muy comedido.

    Sucia de besos y arena

    yo me la llev del ro.

    Con el aire se batan

    las espadas de los lirios.

    Me port como quien soy.

    Como un gitano legtimo.

    Le regal un costurero

    grande de raso pajizo,

    y no quise enamorarme

    porque teniendo marido

  • me dijo que era mozuela

    cuando la llevaba al ro.

    PRECIOSA Y EL AIRE

    A Dmaso Alonso

    Su luna de pergamino

    Preciosa tocando viene

    por un anfibio sendero

    de cristales y laureles.

    El silencio sin estrellas,

    huyendo del sonsonete,

    cae donde el mar bate y canta

    su noche llena de peces.

    En los picos de la sierra

    los carabineros duermen

    guardando las blancas torres

    donde viven los ingleses.

    Y los gitanos del agua

    levantan por distraerse,

    glorietas de caracolas

    y ramas de pino verde.

    *

    Su luna de pergamino

    Preciosa tocando viene.

    Al verla se ha levantado

    el viento que nunca duerme.

    San Cristobaln desnudo,

    lleno de lenguas celestes,

    mira la nia tocando

    una dulce gaita ausente.

    Nia, deja que levante

    tu vestido para verte.

    Abre en mis dedos antiguos

    la rosa azul de tu vientre.

    *

    Preciosa tira el pandero

    y corre sin detenerse.

  • El viento-hombrn la persigue

    con una espada caliente.

    Frunce su rumor el mar.

    Los olivos palidecen.

    Cantan las flautas de umbra

    y el liso gong de la nieve.

    Preciosa, corre, Preciosa,

    que te coge el viento verde!

    Preciosa, corre, Preciosa!

    Mralo por dnde viene!

    Stiro de estrellas bajas

    con sus lenguas relucientes.

    *

    Preciosa, llena de miedo,

    entra en la casa que tiene,

    ms arriba de los pinos,

    el cnsul de los ingleses.

    Asustados por los gritos

    tres carabineros vienen,

    sus negras capas ceidas

    y los gorros en las sienes.

    El ingls da a la gitana

    un vaso de tibia leche,

    y una copa de ginebra

    que Preciosa no se bebe.

    Y mientras cuenta, llorando,

    su aventura a aquella gente,

    en las tejas de pizarra

    el viento, furioso, muerde.

  • FERNANDO PESSOA

    Poeta, ensayista y traductor portugus nacido en Lisboa en 1888.

    Es la figura ms representativa de la poesa portuguesa del siglo XX. Sus primeros aos

    transcurrieron en Ciudad del Cabo mientras su padrastro ocupaba el consulado de Portugal

    en Sudfrica. A los diecisiete aos viaj a Lisboa, donde despus de interrumpir estudios

    de Letras altern el trabajo de oficinista con su inters por la actividad literaria.

    La influencia que en l ejercieron autores como Nietzsche, Milton y Shakespeare, lo

    llevaron a traducir parte de sus obras y a producir los primeros poemas en idioma ingls.

    Dirigi varias revistas y pronto se convirti en el propulsor del surrealismo portugus.

    "Mensaje" fue su primera obra en portugus y nica publicada en vida del poeta. Parte de

    su obra est representada por los numerosos heternimos creados durante su vida, siendo

    los ms importantes Alvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro.

    Falleci en Lisboa en 1935.

    Yo nunca guard rebaos...

    Yo nunca guard rebaos,

    pero es como si los guardara.

    Mi alma es como un pastor,

    conoce el viento y el sol

    y anda de la mano de las Estaciones

    siguiendo y mirando.

    Toda la paz de la Naturaleza a solas

    viene a sentarse a ni lado.

    Pero permanezco triste, como un atardecer

    para nuestra imaginacin,

  • cuando refresca en el fondo de la planicie

    y se siente que la noche ha entrado

    como una mariposa por la ventana.

    Pero mi tristeza es sosiego

    porque es natural y justa

    y es lo que debe haber en el alma

    cuando piensa que ya existe

    y las manos cogen flores sin darse cuenta.

    Con un ruido de cencerros

    ms all de la curva del camino

    mis pensamientos estn contentos.

    Pensar molesta como andar bajo la lluvia

    cuando el viento crece y parece que llueve ms.

    No tengo ambiciones ni deseos.

    Ser poeta no es una ambicin ma.

    Es mi manera de estar solo.

    Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperacin...

    Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperacin

    De no yacer en m mismo desnudo

    Con nimo de gritar, sin que sangre el seco corazn

    En un ltimo, austero alarido!

    Hablo -las palabras que digo son nada ms un sonido:

    Sufro -Soy yo.

    Ah, extraer de la msica el secreto, el tono

    De su alarido!

    Ah, la furia -afliccin que grita en vano

    Pues los gritos se tensan

    Y alcanzan el silencio trado por el aire

    En la noche, nada ms all!

    Reniego, lpiz partido...

    Reniego, lpiz partido,

  • Todo cuanto dese.

    Y no so ser servido

    De ir a donde nunca ir.

    Paje embutido en harapos

    Del triunfo que otros tuvieron,

    Yo podr amar estos trapos

    Por ser cuanto a m me dieron.

    Sabr, prncipe mendigo,

    Coger, con la buena gente,

    Entre el ondear del trigo

    La amapola inteligente.

    Seor, serenas son...

    Seor, serenas son

    Todas las horas

    Que derrochamos, si en

    Malgastarlas,

    Como en un jarrn,

    Colocamos flores.

    No hay tristezas

    Ni alegras tampoco

    En nuestra vida.

    Luego djanos aprender,

    irreflexivamente sabios,

    A no vivirla.

    Sino a dejarla flotar,

    Tranquila, serena,

    Permitiendo que los nios

    Sean nuestros profesores

    y que nuestros ojos sean

    Colmados por la Naturaleza.

    A la orilla de la corriente,

    Al borde, de la carretera,

  • Cae erguida-

    Siempre en el mismo

    Respiro de luz

    De estar vivos.

    El tiempo pasa,

    No nos dice nada.

    Crecemos envejecidos.

    Djanos aprender, como si

    irnicamente,

    Nos observara partir.

    Es intil mientras

    Hacemos un gesto.

    No hay resistencia

    Al dios cruel

    Devorador sempiterno

    De sus hijos.

    Permtenos recoger las flores,

    Permtenos humedecer

    stas nuestras manos

    En los apacibles riachuelos,

    De los cuales debemos aprender

    A ser apacibles como ellos.

    Los girasoles siempre

    Estn mirando hacia el sol,

    Djanos marchar de la vida

    Tranquilos, sin abrigar

    Siquiera el remordimiento

    De haber vivido.

  • OLIVERIO GIRONDO

    Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le

    procur una esmerada educacin en importantes centros educativos europeos.

    Estudi Derecho, y muy pronto, a raz de sus contactos con los poetas exponentes de la

    vanguardia europea, public en 1922 su primer libro de poemas, Veinte poemas para ser

    ledos en el tranva, seguidos luego por Calcomanas en 1925, Espantapjaros en

    1932, Persuasin de los das en 1942, Campo nuestro en 1946 y En la masmdula

    en 1954, obra que constituye en su trabajo ms audaz en el campo de la poesa.

    Al iniciarse la dcada de los aos cincuenta, guiado por su inters en las artes plsticas,

    incursion en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo

    conocimiento de la pintura francesa. En 1961 sufri un grave accidente que le disminuy

    sus condiciones fsicas. En 1965 viaj por ltima vez a Europa y a su regreso a Buenos

    Aires, falleci en 1967.

    No se me importa un pito que las mujeres...

    No se me importa un pito que las mujeres

    tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;

    un cutis de durazno o de papel de lija.

    Le doy una importancia igual a cero,

    al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisaco

    o con un aliento insecticida.

    Soy perfectamente capaz de sorportarles

    una nariz que sacara el primer premio

    en una exposicin de zanahorias;

    pero eso s! -y en esto soy irreductible- no les perdono,

    bajo ningn pretexto, que no sepan volar.

    Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

    sta fue -y no otra- la razn de que me enamorase,

  • tan locamente, de Mara Luisa.

    Qu me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?

    Qu me importaban sus extremidades de palmpedo

    y sus miradas de pronstico reservado?

    Mara Luisa era una verdadera pluma!

    Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,

    volaba del comedor a la despensa.

    Volando me preparaba el bao, la camisa.

    Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...

    Con qu impaciencia yo esperaba que volviese, volando,

    de algn paseo por los alrededores!

    All lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.

    "Mara Luisa! Mara Luisa!"... y a los pocos segundos,

    ya me abrazaba con sus piernas de pluma,

    para llevarme, volando, a cualquier parte.

    Durante kilmetros de silencio planebamos una caricia

    que nos aproximaba al paraso;

    durante horas enteras nos anidbamos en una nube,

    como dos ngeles, y de repente,

    en tirabuzn, en hoja muerta,

    el aterrizaje forzoso de un espasmo.

    Qu delicia la de tener una mujer tan ligera...,

    aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!

    Que voluptuosidad la de pasarse los das entre las nubes...

    la de pasarse las noches de un solo vuelo!

    Despus de conocer una mujer etrea,

    puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?

    Verdad que no hay diferencia sustancial

    entre vivir con una vaca o con una mujer

    que tenga las nalgas a setenta y ocho centmetros del suelo?

    Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender

    la seduccin de una mujer pedestre,

    y por ms empeo que ponga en concebirlo,

    no me es posible ni tan siquiera imaginar

    que pueda hacerse el amor ms que volando.

    Llorar a lgrima viva...

    Llorar a lgrima viva.

    Llorar a chorros.

  • Llorar la digestin.

    Llorar el sueo.

    Llorar ante las puertas y los puertos.

    Llorar de amabilidad y de amarillo.

    Abrir las canillas,

    las compuertas del llanto.

    Empaparnos el alma, la camiseta.

    Inundar las veredas y los paseos,

    y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

    Asistir a los cursos de antropologa, llorando.

    Festejar los cumpleaos familiares, llorando.

    Atravesar el frica, llorando.

    Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...

    si es verdad que los cacues y los cocodrilos

    no dejan nunca de llorar.

    Llorarlo todo, pero llorarlo bien.

    Llorarlo con la nariz, con las rodillas.

    Llorarlo por el ombligo, por la boca.

    Llorar de amor, de hasto, de alegra.

    Llorar de frac, de flato, de flacura.

    Llorar improvisando, de memoria.

    Llorar todo el insomnio y todo el da!

    Poema 12

    Se miran, se presienten, se desean,

    se acarician, se besan, se desnudan,

    se respiran, se acuestan, se olfatean,

    se penetran, se chupan, se demudan,

    se adormecen, se despiertan, se iluminan,

    se codician, se palpan, se fascinan,

    se mastican, se gustan, se babean,

    se confunden, se acoplan, se disgregan,

    se aletargan, fallecen, se reintegran,

    se distienden, se enarcan, se menean,

    se retuercen, se estiran, se caldean,

    se estrangulan, se aprietan se estremecen,

    se tantean, se juntan, desfallecen,

    se repelen, se enervan, se apetecen,

    se acometen, se enlazan, se entrechocan,

  • se agazapan, se apresan, se dislocan,

    se perforan, se incrustan, se acribillan,

    se remachan, se injertan, se atornillan,

    se desmayan, reviven, resplandecen,

    se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

    se derriten, se sueldan, se calcinan,

    se desgarran, se muerden, se asesinan,

    resucitan, se buscan, se refriegan,

    se rehuyen, se evaden, y se entregan.

  • NICANOR PARRA

    Poeta, cuentista y ensayista chileno nacido en San Fabin de Alico, en 1914. Aunque perteneci a

    una sencilla familia campesina, hered de sus padres una gran sensibilidad artstica. Despus de

    sus estudios bsicos, se recibi como profesor de Matemticas en el Liceo de Chilln y en la

    Universidad de Chile, en 1938. Durante varios aos estuvo radicado Estados Unidos e Inglaterra,

    gracias a becas otorgadas por institutos privados. Regres a Chile en 1951. Desde 1937 incursion

    en el cuento y el ensayo, manteniendo viva su vocacin potica de tono evocativo y sentimental,

    como se puede observar en Cancionero sin nombre de 1937. Con el paso de los aos adopt

    una lnea que l mismo denomin "antipoesa", cuya muestra ms sorprendente se observa en

    Poemas y antipoemas de 1954. En 1969 recibi el Premio Nacional de Literatura de Chile, por

    Obra gruesa. En 1991 fue galardonado por segunda vez en su pas y luego obtuvo el Premio

    Internacional Juan Rulfo. En 2011 su obra fue reconocida con el mximo

    galardn de la lengua castellana "El Premio Cervantes". Su obra ha sido traducida a numerosos

    idiomas.

    Un hombre

    La madre de un hombre est gravemente enferma

    Parte en busca del mdico

    Llora

    En la calle ve a su mujer acompaada de otro hombre

    Van tomados de la mano

    Los sigue a corta distancia

    De rbol en rbol

    Llora

    Ahora se encuentra con un amigo de juventud

    Aos que no nos veamos!

    Pasan a un bar

    Conversan, ren

  • El hombre sale a orinar al patio

    Ve una muchacha joven

    Es de noche

    Ella lava los platos

    El hombre se acerca a la joven

    La toma de la cintura

    Bailan vals

    Juntos salen a la calle

    Ren

    Hay un accidente

    La muchacha ha perdido el conocimiento

    El hombre va a llamar por telfono

    Llora

    Llega a una casa con luces

    Pide telfono

    Alguien lo reconoce

    Qudate a comer, hombre

    No

    Dnde est el telfono

    Come, hombre, come

    Despus te vas

    Se sienta a comer

    Bebe como un condenado

    Re

    Lo hacen recitar

    Recita

    Se queda dormido debajo de un escritorio.

    ltimo brindis

    Lo queramos o no

    slo tenemos tres alternativas:

    el ayer, el presente y el maana.

    Y ni siquiera tres

    porque como dice el filsofo

    el ayer es ayer

    nos pertenece slo en el recuerdo:

    a la rosa que ya se deshoj

    no se le puede sacar otro ptalo.

    Las cartas por jugar

    son solamente dos:

    el presente y el da de maana.

    Y ni siquiera dos

  • porque es un hecho bien establecido

    que el presente no existe

    sino en la medida en que se hace pasado

    y ya pas...

    como la juventud.

    En resumidas cuentas

    slo nos va quedando el maana:

    yo levanto mi copa

    por ese da que no llega nunca

    pero que es lo nico

    de lo que realmente disponemos.

    Sinfona de cuna

    Una vez andando

    por un parque ingls

    con un angelrum

    sin querer me hall.

    Buenos das, dijo,

    yo le contest,

    l en castellano,

    pero yo en francs.

    Dites moi, don ngel,

    Comment va monsieur.

    l me dio la mano,

    yo le tom el pie:

    hay que ver, seores,

    cmo un ngel es!

    Fatuo como el cisne,

    fro como un riel,

    gordo como un pavo,

    feo como usted.

    Susto me dio un poco

    pero no arranqu.

    Le busqu las plumas,

  • plumas encontr,

    duras como el duro

    cascarn de un pez.

    Buenas con que hubiera

    sido Lucifer!

    Se enoj conmigo,

    me tir un revs

    con su espada de oro,

    yo me le agach.

    ngel ms absurdo

    non volver a ver.

    Muerto de la risa

    dije good bye sir,

    siga su camino,

    que le vaya bien,

    que la pise el auto,

    que la mate el tren.

    Ya se acab el cuento,

    uno, dos y tres.

    Soliloquio del individuo

    Yo soy el Individuo.

    Primero viv en una roca

    (All grab algunas figuras).

    Luego busqu un lugar ms apropiado.

    Yo soy el Individuo.

    Primero tuve que procurarme alimentos,

    Buscar peces, pjaros, buscar lea,

    (Ya me preocupara de los dems asuntos).

    Hacer una fogata,

    Lea, lea, dnde encontrar un poco de lea,

    Algo de lea para hacer una fogata,

    Yo soy el Individuo.

  • Al mismo tiempo me pregunt,

    Fui a un abismo lleno de aire;

    Me respondi una voz:

    Yo soy el Individuo.

    Despus trat de cambiarme a otra roca,

    All tambin grab figuras,

    Grab un ro, bfalos,

    Grab una serpiente

    Yo soy el Individuo.

    Pero no. Me aburr de las cosas que haca,

    El fuego me molestaba,

    Quera ver ms,

    Yo soy el Individuo.

    Baj a un valle regado por un ro,

    All encontr lo que necesitaba,

    Encontr un pueblo salvaje,

    Una tribu,

    Yo soy el Individuo.

    Vi que all se hacan algunas cosas,

    Figuras grababan en las rocas,

    Hacan fuego, tambin hacan fuego!

    Yo soy el Individuo.

    Me preguntaron que de dnde vena.

    Contest que s, que no tena planes determinados,

    Contest que no, que de all en adelante.

    Bien.

    Tom entonces un trozo de piedra que encontr en un ro

    Y empec a trabajar con ella,

    Empec a pulirla,

    De ella hice una parte de mi propia vida.

    Pero esto es demasiado largo.

    Cort unos rboles para navegar,

    Buscaba peces,

    Buscaba diferentes cosas,

    (Yo soy el Individuo).

    Hasta que me empec a aburrir nuevamente.

    Las tempestades aburren,

    Los truenos, los relmpagos,

    Yo soy el Individuo.

    Bien. Me puse a pensar un poco,

    Preguntas estpidas se me venan a la cabeza.

  • Falsos problemas.

    Entonces empec a vagar por unos bosques.

    Llegu a un rbol y a otro rbol;

    Llegu a una fuente,

    A una fosa en que se vean algunas ratas:

    Aqu vengo yo, dije entonces,

    Habis visto por aqu una tribu,

    Un pueblo salvaje que hace fuego?

    De este modo me desplac hacia el oeste

    Acompaado por otros seres,

    O ms bien solo.

    Para ver hay que creer, me decan,

    Yo soy el Individuo.

    Formas vea en la oscuridad,

    Nubes tal vez,

    Tal vez vea nubes, vea relmpagos,

    A todo esto haban pasado ya varios das,

    Yo me senta morir;

    Invent unas mquinas,

    Constru relojes,

    Armas, vehculos,

    Yo soy el Individuo.

    Apenas tena tiempo para enterrar a mis muertos,

    Apenas tena tiempo para sembrar,

    Yo soy el Individuo.

    Aos ms tarde conceb unas cosas,

    Unas formas,

    Cruc las fronteras

    y permanec fijo en una especie de nicho,

    En una barca que naveg cuarenta das,

    Cuarenta noches,

    Yo soy el Individuo.

    Luego vinieron unas sequas,

    Vinieron unas guerras,

    Tipos de color entraron al valle,

    Pero yo deba seguir adelante,

    Deba producir.

    Produje ciencia, verdades inmutables,

    Produje tanagras,

    Di a luz libros de miles de pginas,

    Se me hinch la cara,

  • Constru un fongrafo,

    La mquina de coser,

    Empezaron a aparecer los primeros automviles,

    Yo soy el Individuo.

    Alguien segregaba planetas,

    rboles segregaba!

    Pero yo segregaba herramientas,

    Muebles, tiles de escritorio,

    Yo soy el Individuo.

    Se construyeron tambin ciudades,

    Rutas

    Instituciones religiosas pasaron de moda,

    Buscaban dicha, buscaban felicidad,

    Yo soy el Individuo.

    Despus me dediqu mejor a viajar,

    A practicar, a practicar idiomas,

    Idiomas,

    Yo soy el Individuo.

    Mir por una cerradura,

    S, mir, qu digo, mir,

    Para salir de la duda mir,

    Detrs de unas cortinas,

    Yo soy el Individuo.

    Bien.

    Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,

    A esa roca que me sirvi de hogar,

    Y empiece a grabar de nuevo,

    De atrs para adelante grabar

    El mundo al revs.

    Pero no: la vida no tiene sentido.

  • Octavio Paz

    Ensayista y poeta mexicano. Es uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos.

    Su obra abarca varios gneros, entre los que sobresalen textos poticos, el ensayo y

    traducciones. Colabor activa y constantemente en el impulso de la cultura a travs de la

    fundacin y participacin en innumerables revistas, como Taller, Plural y Vuelta. Tambin

    fungi de profesor, conferencista, periodista y diplomtico.

    Desde muy temprano dej las formas poticas tradicionales para lanzarse a la modernidad.

    Su obra potica pretende "liberar a la palabra de reglas o propsitos utilitarios" para

    devolverle su esencia mgica, haciendo uso casi exclusivo del pensamiento y de una rima

    interna y sutil, algunas veces difcil de captar.

    Recibi varios premios literarios, como el del Prncipe de Asturias, el Premio Cervantes y

    el de Tocqueville. Pero el mayor de todos fue el Premio Nobel, en 1990, otorgado como

    reconocimiento universal a su obra. Fue el primer escritor mexicano en recibirlo, y uno

    entre los varios concedidos a los autores de la literatura hispnica.

    Cuerpo a la vista

    Y las sombras se abrieron otra vez

    y mostraron su cuerpo:

    tu pelo, otoo espeso, cada de agua solar,

    tu boca y la blanca disciplina

    de tus dientes canbales,

    prisioneros en llamas,

    tu piel de pan apenas dorado

    y tus ojos de azcar quemada,

    sitios en donde el tiempo no transcurre,

    valles que slo mis labios conocen,

  • desfiladero de la una que asciende

    a tu garganta entre tus senos,

    cascada petrificada de la nuca,

    alta meseta de tu vientre,

    playa sin fin de tu costado.

    Tus ojos son los ojos fijos del tigre

    y un minutos despus

    son los ojos hmedos del perro.

    Siempre hay abejas en tu pelo.

    Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos

    como las espalda del ro a la luz del incendio.

    Aguas dormidas golpean da y noche

    tu cintura de arcilla

    y en tus costas,

    inmensas como los arenales de la luna,

    el viento sopla por mi boca

    y un largo quejido cubre con sus dos alas grises

    la noche de los cuerpos,

    como la sombra del guila la soledad del pramo.

    Las uas de los dedos de tus pies

    estn hechas del cristal del verano.

    Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,

    baha donde el mar de noche se aquieta,

    negro caballo de espuma,

    cueva al pie de la montaa que esconde un tesoro,

    boca de horno donde se hacen las hostias,

    sonrientes labios entreabiertos y atroces,

    nupcias de la luz y la sombra,

    de lo visible y lo invisible

    (all espera la carne su resurreccin

    y el da de la vida perdurable)

    Patria de sangre,

    nica tierra que conozco y me conoce,

    nica patria en la que creo,

    nica puerta al infinito.

    Escrito con tinta verde

    La tinta verde crea jardines, selvas, prados,

    follajes donde cantan las letras,

    palabras que son rboles,

  • frases que son verdes constelaciones.

    Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran

    como una lluvia de hojas a un campo de nieve,

    como la yedra a la estatua,

    como la tinta a esta pgina.

    Brazos, cintura, cuello, senos,

    la frente pura como el mar,

    la nuca de bosque en otoo,

    los dientes que muerden una brizna de yerba.

    Tu cuerpo se constela de signos verdes

    como el cuerpo del rbol de renuevos.

    No te importe tanta pequea cicatriz luminosa:

    mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.

  • JAIME SABINES

    Poeta y ensayista mexicano nacido en Tuxtla Gutirrez en 1926.

    Radic en Ciudad de Mxico desde 1949 cuando inici sus estudios de Filosofa y Letras.

    Public Horal a la edad de veintitrs aos. Un recuento de sus poemas fue publicado por

    la UNAM en 1962. En 1965 tras su visita a Cuba para servir como jurado del Premio Casa

    de las Amricas, sufri un gran desencanto con las tendencias izquierdistas, sentimiento

    que dej plasmado en su libro Yuria publicado en 1967. Su obra tiene un marcado acento

    informal que lo convierte en un poeta de todos los tiempos. Su prosa vehemente y su verso

    sentido y sensual, nos hacen viajar por un mundo de realidades vividas.

    En 1985 recibi el Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1986, con motivo de sus

    sesenta aos, fue homenajeado por la UNAM y el INBA. Ese mismo ao el Gobierno del

    Estado de Tabasco le entreg el Premio Juchimn de Plata. En 1991, el Consejo

    Consultivo le otorg la Presea Ciudad de Mxico y en 1994 el Senado de la Repblica lo

    condecor con la medalla Belisario Domnguez.

    Por su libro Pieces of Shadow (Fragmentos de sombra), antologa de su poesa

    traducida al ingls y editada en edicin bilinge, obtuvo el Premio Mazatln de Literatura

    1996. Tras una larga enfermedad falleci en Ciudad de Mxico en 1999.

    Ta Chofi

    Amanec triste el da de tu muerte, ta Chofi,

    pero esa tarde me fui al cine e hice el amor.

    Yo no saba que a cien leguas de aqu estabas muerta

    con tus setenta aos de virgen definitiva,

    tendida sobre un catre, estpidamente muerta.

    Hiciste bien en morirte, ta Chofi,

    porque no hacas nada, porque nadie te haca caso,

    porque desde que muri abuelita, a quien te consagraste,

    ya no tenas qu hacer y a leguas se miraba

    que queras morirte y te aguantabas.

    Hiciste bien!

  • Yo no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos,

    porque te quise a tu hora, en el lugar preciso,

    y harto s lo que fuiste, tan corrient