Utopía

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Utopía Representación utópica de Robert Owen (1838). . En un sentido estricto, el término utopía hace referencia a la obra homónima de Thomas More Dē Optimo Rēpū- blicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia. En ella Utopía es el nombre dado a una isla y a la comunidad ficticia que la habita, cuya organización política, económica y cultu- ral contrasta en numerosos aspectos con la sociedad in- glesa de la época. Con esta obra Moro crea el género de las utopías políticas y por ello en términos más generales la palabra «utopía» se emplea para referirse a cual des- cripción de una sociedad política ideal, descripción que contiene por lo general una crítica más o menos implícita de la sociedad política realmente existente. [1] En otro sentido, se emplea el término “utópico” para re- ferirse de modo peyorativo a las teorías o programas po- líticos que se consideran irrealizables. Aunque Moro fue el creador del género de las utopías, hay narraciones clásicas que tienen elementos utópicos y que pueden considerarse como precursores del género utópi- co. Así, en la misma obra de More puede verse una fuer- te influencia e incluso directa referencia a La República, de Platón, [2] donde se describe una sociedad idealizada. Además de República, hay otras ideas utópicas anteriores a la de Tomás Moro, por ejemplo, el jardín de Gilgamesh, la isla de la Inscripción sagrada de Evémero y los mitos de Hesíodo, y en muchos textos griegos. 1 Las utopías sociales Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido a la vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidad y la búsqueda de un mundo mejor, más solidario y más justo. Existe una estrecha relación entre la justicia y las utopías. Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en el que todos sus miembros viviesen felices y satisfechos sólo era posible si ese mundo era un mundo justo, pues un Estado es ideal (constituye una utopía) si en él reina la justicia. 2 La utopía moderna 2.1 El nombre El anhelo de mundos ideales y perfectos es tan antiguo como el ser humano. Sin embargo, la invención y des- cripción de sociedades que lo sean no recibe el nombre de 'utopía' hasta el siglo XVI. Por ello, no es paradójico afirmar que existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñase este nombre para referirse a ellas. El término utopía se debe a Thomas More (Tomás Mo- ro), quien tituló así una de las obras más importantes de este género. Tomas Moro bautizó con este término una is- la idílica, perdida en medio del océano, cuyos habitantes habían logrado el Estado perfecto: un Estado caracteriza- do por la convivencia pacífica, el bienestar físico y moral de sus habitantes, y el disfrute común de los bienes. El origen etimológico de 'Utopía' no fue del todo aclarado por Moro, pero deja entrever un doble juego de signifi- cados, ambos del griego. Por un lado οὐτοπία (οὐ, no; τόπος, lugar = 'lo que no está en ningún lugar') y por el otro εὐτοπία (εὐ, buen; τόπος, lugar) = 'buen lugar'. Literalmente, pues, designa una localización inexistente o imposible de encontrar (“no lugar”, “en ningún lugar”) y, al tiempo, un lugar idealizado, canónico por su buena reglamentación. Sin embargo, lo aclarara mejor en el texto: la ciudad prin- cipal de Utopia se llama Amauroto (del griego, sin mu- ros), regada por un río llamado Anhidro (sin agua) y re- gida por un magistrado llamado Ademo (sin pueblo). Moro que criticaba la sociedad inglesa de su tiempo, por sus transformación brutales del agro, mantuvo adrede esa ambivalencia. Y muchos pensadores han querido ver en esto el deseo de dejar claro que, por muy deseable que fuese un Estado de este tipo, Utopía es un sueño ima- ginario e irrealizable. Desde entonces suele considerarse utópico lo que, además de perfecto y modélico, es impo- sible de encontrar o construir. Asimismo laten las narraciones extraordinarias de Américo Vespucio sobre las recién avistadas islas de 1

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Utopía

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Utopía

Representación utópica de Robert Owen (1838).

.En un sentido estricto, el término utopía hace referenciaa la obra homónima de Thomas More Dē Optimo Rēpū-blicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia. En ella Utopía esel nombre dado a una isla y a la comunidad ficticia quela habita, cuya organización política, económica y cultu-ral contrasta en numerosos aspectos con la sociedad in-glesa de la época. Con esta obra Moro crea el género delas utopías políticas y por ello en términos más generalesla palabra «utopía» se emplea para referirse a cual des-cripción de una sociedad política ideal, descripción quecontiene por lo general una crítica más o menos implícitade la sociedad política realmente existente.[1]

En otro sentido, se emplea el término “utópico” para re-ferirse de modo peyorativo a las teorías o programas po-líticos que se consideran irrealizables.AunqueMoro fue el creador del género de las utopías, haynarraciones clásicas que tienen elementos utópicos y quepueden considerarse como precursores del género utópi-co. Así, en la misma obra de More puede verse una fuer-te influencia e incluso directa referencia a La República,de Platón,[2] donde se describe una sociedad idealizada.Además de República, hay otras ideas utópicas anterioresa la de TomásMoro, por ejemplo, el jardín de Gilgamesh,la isla de la Inscripción sagrada de Evémero y los mitosde Hesíodo, y en muchos textos griegos.

1 Las utopías sociales

Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido ala vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidady la búsqueda de un mundo mejor, más solidario y másjusto. Existe una estrecha relación entre la justicia y lasutopías.

Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en elque todos sus miembros viviesen felices y satisfechos sóloera posible si ese mundo era un mundo justo, pues unEstado es ideal (constituye una utopía) si en él reina lajusticia.

2 La utopía moderna

2.1 El nombre

El anhelo de mundos ideales y perfectos es tan antiguocomo el ser humano. Sin embargo, la invención y des-cripción de sociedades que lo sean no recibe el nombrede 'utopía' hasta el siglo XVI. Por ello, no es paradójicoafirmar que existen utopías desde siempre, incluso antesde que se acuñase este nombre para referirse a ellas.El término utopía se debe a Thomas More (Tomás Mo-ro), quien tituló así una de las obras más importantes deeste género. TomasMoro bautizó con este término una is-la idílica, perdida en medio del océano, cuyos habitanteshabían logrado el Estado perfecto: un Estado caracteriza-do por la convivencia pacífica, el bienestar físico y moralde sus habitantes, y el disfrute común de los bienes.El origen etimológico de 'Utopía' no fue del todo aclaradopor Moro, pero deja entrever un doble juego de signifi-cados, ambos del griego. Por un lado οὐτοπία (οὐ, no;τόπος, lugar = 'lo que no está en ningún lugar') y porel otro εὐτοπία (εὐ, buen; τόπος, lugar) = 'buen lugar'.Literalmente, pues, designa una localización inexistenteo imposible de encontrar (“no lugar”, “en ningún lugar”)y, al tiempo, un lugar idealizado, canónico por su buenareglamentación.Sin embargo, lo aclarara mejor en el texto: la ciudad prin-cipal de Utopia se llama Amauroto (del griego, sin mu-ros), regada por un río llamado Anhidro (sin agua) y re-gida por un magistrado llamado Ademo (sin pueblo).Moro que criticaba la sociedad inglesa de su tiempo, porsus transformación brutales del agro, mantuvo adrede esaambivalencia. Y muchos pensadores han querido ver enesto el deseo de dejar claro que, por muy deseable quefuese un Estado de este tipo, Utopía es un sueño ima-ginario e irrealizable. Desde entonces suele considerarseutópico lo que, además de perfecto y modélico, es impo-sible de encontrar o construir.Asimismo laten las narraciones extraordinarias deAmérico Vespucio sobre las recién avistadas islas de

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2 3 SOCIEDADES UTÓPICAS

Fernando de Noronha, en 1503[3] y en general el espa-cio abierto por el descubrimiento de un Nuevo Mundoa la imaginación, ambos son factores que estimularon eldesarrollo de la utopía de Moro.En general, se puede definir una utopía como un Estadoimaginario que reúne todas las perfecciones y que haceposible una existencia feliz porque en él reinan la paz y lajusticia. En Utopía hay un importante componente ideal,surgen de los defectos de la sociedad y se basan en las po-sibilidades de cambio y transformación que ésta tiene encada momento. Las utopías hunden las raíces en la reali-dad más auténtica y concreta, aunque sea para criticarlase intentar transformarla en una cosa mejor. La palabraestá ligada estrechamente a utopismo.Todas las utopías tienen en común dos rasgos: describensociedades que están fuera del mundo, en ningún lugar,y describen sociedades cerradas, sin contaminación ex-terior, inmóviles y férreamente ordenadas. La pretensiónque las distingue a todas es la de dibujar las condicionesnecesarias para conseguir lo que las sociedades reales ja-más muestran: que todos los seres humanos son iguales.Pero en ese empeño se ignora el valor de la libertad indi-vidual, el valor que asoma con más fuerza precisamentecon el humanismo renacentista...[4]

En oposición al concepto de utopía, existe el términodistopía. Al lado de ella, o convergente con ella, está laucronía, esto es lo que no está en tiempo alguno.

2.2 Funciones de las utopías

A pesar de este carácter novelado o ficticio de las uto-pías, a lo largo de la historia del pensamiento se les hanatribuido funciones que van más allá del simple entrete-nimiento.

• Función orientadora. Las utopías consisten, básica-mente, en la descripción de una sociedad imagina-ria y perfecta. Y, aunque para muchos pensadoresla realización completa de este sistema sea imposi-ble, algunos de los procedimientos que se describenpueden aplicarse a posibles reformas y orientar la ta-rea organizadora de los políticos. Aunque la utopíaen su conjunto pueda verse como un sueño inalcan-zable, para algunos sería útil en orden a señalar ladirección que deben tomar las reformas políticas enun Estado concreto.

• Función valorativa. Aunque las utopías son obras deun autor determinado, a menudo se reflejan en ellaslos sueños e inquietudes de la sociedad en la que elautor vive. Por esta razón, permiten reconocer losvalores fundamentales de una comunidad en un mo-mento concreto y, también, los obstáculos que és-tos encuentran a la hora de materializarse. Por ello,para muchos autores, las utopías no sirven tanto pa-ra construir mundos ideales como para comprender

mejor el mundo en el que vivimos.

• Función crítica. Al comparar el Estado ideal con elreal, se advierten las limitaciones de este último y lascotas de justicia y bienestar social que aún le restanpor alcanzar. De hecho, la utopía está construida apartir de elementos del presente, ya sea para evitar-los (desigualdades, injusticias…) o para potenciar-los (adelantos técnicos, libertades…). Por eso, su-pone una sutil pero eficaz crítica contra las injusti-cias y desigualdades evidentes tras la comparación.Incluso si consideramos que la sociedad utópica esun disparate irrealizable, nos presenta el desafío deexplicar por qué no tenemos al menos sus virtudes.

• Función esperanzadora. Para algunos filósofos, elser humano es esencialmente un ser utópico. Por unlado, la necesidad de imaginar mundos mejores esexclusiva de la especie humana y, por otro, esta ne-cesidad se presenta de forma inevitable. El hecho deser libres, de poder soñar con lugares mejores que elque nos rodea y de poder actuar en la dirección deestos deseos está íntimamente conectado con nues-tra naturaleza utópica. Ésta es, además, la que jus-tifica el hálito de esperanza que siempre permaneceen los seres humanos: por muy injusto y desoladorque sea el propio entorno, siempre resultaría posibleimaginar y construir uno mejor.

3 Sociedades utópicas

3.1 La república platónica

El primer modelo de sociedad utópica lo debemos a Pla-tón. En uno de sus diálogos más conocidos, La República,además de la defensa de una determinada concepción dela justicia, hallamos una detallada descripción de comoseria el Estado ideal, es decir, el Estado justo. Platón, pro-fundamente descontento con los sistemas políticos que sehabían sucedido en Atenas, imagina como se organizaríaun Estado que tuviese como objetivo el logro de la justi-cia y el bien social.Según Platón, la república o el Estado perfecto esta-ría formado por tres clases sociales: los gobernantes, losguardias y los productores. Cada una de estas clases ten-dría en la república una función, unos derechos y unosdeberes muy claros.A los gobernantes les concerniría la dirección del Estado;a los guardias su protección y defensa; a los productoresel abastecimiento de todo lo necesario para la vida: la ali-mentación, ropa, viviendas... Los individuos pertenece-rían a una u otra de estas clases, no por nacimiento, sinopor capacidad.Cada uno sería educado para desempeñar eficientemen-te las funciones de su grupo, según cual fuese su actitud

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fundamental: sabiduría (gobernantes), coraje (guardias)o apetencia (productores). Y es que, para Platón, la bue-na marcha del Estado depende de que cada clase cumplaeficientemente con su cometido.En definitiva La República de Platón sería, según él, unasociedad justa porque en ella gobernarían los más sabios(filósofos) y, además, por que en ella cada uno desem-peñaría una actividad conforme a sus aptitudes y, por lotanto, todos contribuirían según sus posibilidades al biencomún.

3.2 La utopía religiosa de Agustín de Hi-pona

En La ciudad de Dios, Agustín de Hipona expresa su in-terpretación de la utopía siguiendo los preceptos de suvisión cristiana. Según este organizador del cristianismo,la acción terrena (que simboliza para él todos los estadoshistóricos) es fruto del pecado, pues habría sido funda-da por Caín y en ella sus habitantes serían esclavos delas pasiones y sólo perseguirían bienes materiales. Estaciudad, por tanto, no podría según él dejar de ser imper-fecta e injusta. Sin embargo, Agustín de Hipona concibela utopía en una ciudad espiritual. Ésta habría sido segúnél fundada por Dios y en ella reinarían el amor, la paz y lajusticia. Para Agustín la utopía tan sólo sería alcanzableen este reino espiritual, lo que él y el cristianismo definencomo el Reino de Cristo.

3.3 Las utopías renacentistas

Durante el Renacimiento se produjo un florecimiento es-pectacular del género utópico. La mayoría de los pensa-dores consideraba que la influencia del humanismo era lacausa de este fenómeno. El Renacimiento es una épocaque, además de caracterizarse por el auge espectacularde las artes y las ciencias, destaca también por los cam-bios sociales y económicos. Sin embargo, estas transfor-maciones no fueron igual de positivas para todos, ya queocasionaron enormes desigualdades entre unos miembrosy otros de la sociedad.Muchos de los pensadores de la época, conscientes de es-tas injusticias, pero también de la capacidad reformadoradel ser humano, reaccionaron frente a la cruda realidad desu tiempo. Esta reacción se plasmó en la reivindicación deuna racionalización de la organización social y económi-ca que eliminase una gran parte de estas injusticias.De ésta creencia y confianza en que la capacidad racionalpuede contribuir a mejorar la sociedad y a hacerla másperfecta, surgen los modelos utópicos renacentistas. Elprincipal y más importante modelo utópico de esta épocaes, indiscutiblemente, Utopía de Tomás Moro.Utopía se divide en dos partes: la primera supone unaaguda crítica a la sociedad de la época; la segunda espropiamente la descripción de esa isla localizada en nin-

gún lugar, en la que sus habitantes han logrado construiruna comunidad justa y feliz. Básicamente, el secreto de laUtopía se debe a una organización política fundada racio-nalmente, en la que destaca la abolición de la propiedadprivada, considerada la causa de todos los males e injus-ticias sociales.La ausencia de propiedad privada comporta que prevalez-ca el interés común frente a la ambición y el interés perso-nal que rige en las sociedades reales. En Utopía, además,impera una estricta organización jerárquica de puestos yfunciones, a los que se accede como en la república pla-tónica, por capacidad y méritos.Esta estricta organización es, sin embargo, completamen-te compatible con la total igualdad económica y social delos utopianos, pues todos disfrutan de los mismos bienescomunes, al margen de su función y su tarea en la comu-nidad.También pertenece al Renacimiento la comunidad idealde Telema, dedicada a cultivar el amor (aunque tam-bién incluye una fina sátira de la vida monástica), quebrevemente presenta François Rabelais en su Gargantúa(1532). Aunque ya del S. XVII, pueden considerarse co-mo utopías renacentistas tardías La ciudad del Sol, del re-ligioso italiano Tommaso Campanella, y La Nueva Atlán-tida, de Francis Bacon. Esta última añade un elementonovedoso e importante, como es el aprovechamiento delos avances científicos y técnicos que entonces empeza-ban a darse (y más aún quizá, los que se esperaban para elfuturo próximo), en la mejora de las condiciones de vidade los seres humanos.

4 La culminación ilustrada

En los siglos XVII y XVIII se asoció la utopía con la li-teratura de viajes, en la cual las sociedades civilizadasproyectaban sólo en ocasiones sus angustias y sus críticasal progreso El origen de la desigualdad entre los hombres(1755) de Jean-Jacques Rousseau sería un ejemplo clási-co de esta concepción de la historia como un proceso dedecadencia.Pero este no es más que un caso particular en el desarrolloimpresionante de las utopías en el siglo XVIII, y en suvinculación a la crítica social (a veces comunista) y a laidea de progreso a finales de la Ilustración.

4.1 El socialismo utópico

Otro de los momentos fecundos en la ideación de so-ciedades utópicas fue principios del siglo XIX. Los pro-fundos cambios sociales y económicos producidos por elindustrialismo cada vez más individualista e insolidarioabonaron el terreno del descontento y la crítica, así comoel deseo de sociedades mejores, más humanas y justas.De esta época de injusticias y desigualdades proviene el

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4 4 LA CULMINACIÓN ILUSTRADA

socialismo utópico. Como representantes de este movi-miento tenemos a pensadores de la talla de Saint Simon,Charles Fourier y Robert Owen. A pesar de las diferen-cias que hay entre ellos, tienen en común su interés pormejorar y transformar la precaria situación del proleta-riado en ese momento. Para ello, propusieron reformasconcretas para hacer de la sociedad un lugar más solida-rio, en el que el trabajo no fuera una carga alienante y enel que todos tuviesen las mismas posibilidades de auto-realizarse.A diferencia de muchas de las utopías anteriores, la de es-tos socialistas fue diseñada con el objetivo inmediato dellevarse a la práctica. Más que relatos fantásticos de mun-dos perdidos o inalcanzables, constituyeron descripcionesdetalladas de comunidades igualitarias que, en ocasiones,fueron copiadas en la realidad. Algunos de estos socialis-tas compaginaron la reflexión teórica con labores prácti-cas y concretas de reforma social. Así, por ejemplo, Fou-rier propuso comunidades autosuficientes, a las que llamófalansterios, y Owen llegó a fundar Nueva Armonía, unapequeña comunidad en la que se abrió el primer jardín deinfancia y la primera biblioteca pública de EE. UU..

4.2 Utopías modernas

Muchos autores, como Arnhelm Neusüss, han indicadoque las utopías modernas son esencialmente diferentes asus predecesoras. Otros en cambio, señalan que en rigorlas utopías sólo se dan en la modernidad y llaman crono-topías o protoutopías a las utopías anteriores a la obra deMoro. Desde esta perspectiva, las utopías modernas estánorientadas al futuro, son teleológicas, progresistas y sobretodo son un reclamo frente al orden cósmico entendidoreligiosamente, que no explica adecuadamente el mal y laexplotación. Así las utopías expresan una rebelión frentea lo dado en la realidad y propondrían una transformaciónradical, que en muchos casos pasa por procesos revolu-cionarios, como expresó en sus escritos Karl Marx.[5]

Se ha criticado que las utopías tienen un carácter coerciti-vo. Pero también se suele añadir que las utopías le otorgandinamismo a la modernidad, le permiten una ampliaciónde sus bases democráticas y han sido una especie de sis-tema reflexivo de la modernidad por la cual esta ha me-jorado constantemente. Por ello no sería posible entenderla modernidad sin su carácter utópico.Las utopías han tenido derivaciones en el pensamientopolítico -como por ejemplo en las corrientes socialistas li-gadas al marxismo y el anarquismo-, literario e incluso ci-nematográfico a través de la ciencia ficción social. La cla-sificación más usada, hereda la pretensión del marxismode estar elaborando un socialismo científico y por tantorestringe el nombre de socialismo utópico a las formu-laciones ideológicas anteriores a éste, aunque todas ellascomparten su origen en la reacción a la revolución indus-trial, especialmente a la condición del proletariado, sien-do su vinculación al movimiento obrero más omenos pró-

xima o cerca a ello.

4.2.1 Utopía económica

Las utopías socialistas y comunistas se centraron en ladistribución equitativa de los bienes, con frecuencia anu-lando completamente la existencia del dinero. Los ciu-dadanos se desempeñan en las labores que más les agra-dan y que se orientan al bien común, permitiéndoles con-tar con mucho tiempo libre para cultivar las artes y lasciencias. Experiencias prácticas que han sido plasmadasen Comunidades utópicas en el siglo XIX y XX.Las utopías capitalistas o de mercado libre se centran enla libre empresa, en una sociedad donde todos los habitan-tes tengan acceso a la actividad productiva, y unos cuan-tos (o incluso ninguno) a un gobierno limitado o míni-mo. Allí los hombres productivos desarrollan su trabajo,su vida social, y demás actividades pacíficas en libertad,apartados de un Estado intromisorio y expoliador. Se re-lacionan en especial al ideal del liberalismo libertario.

4.2.2 Utopía ecologista

La utopía ecologista se ha plasmado en el libro Ecotopía,en el cual California y parte de los estados de la costaOeste se han secesionado de los Estados Unidos, forman-do un nuevo estado ecologista.

4.2.3 Utopía política e histórica

Una utopía global de paz mundial es con frecuencia con-siderada uno de los finales de la historia posiblementeinevitables.

4.2.4 Utopía religiosa

La visión que tienen tanto el Islam como el cristianismorespecto al paraíso es el de una utopía, en especial en lasmanifestaciones populares: la esperanza de una vida li-bre de pobreza, pecado o de cualquier otro sufrimiento,más allá de la muerte (aunque la escatología cristiana del“cielo” al menos, es casi equivalente a vivir con el mismoDios, en un paraíso que asemeja a la Tierra en el cielo).En un sentido similar, el nirvana del budismo se puedeasemejar a una utopía. Las utopías religiosas, concebidasprincipalmente como un jardín de las delicias, una exis-tencia libre de toda preocupación con calles cubiertas deoro, en una gozosa iluminación con poderes casi divinos.

4.3 Bibliografía de obras utópicas

• La República, 370 a. C., de Platón

• Utopía, 1516, de Tomás Moro

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• L'Abbaye de Thélème, enGargantua de François Ra-belais, 1534.

• La Ciudad del Sol (Civita Solis), 1623, de TommasoCampanella

• La Nueva Atlántida (NewAtlantis), 1627, de FrancisBacon

• Christianópolis 1619, de Johann Valentin Andreae

• The Commonwealth (1652) , de Gerrard Winstanley

• Oceana, (1656) de James Harrington.

• Histoire comique des États et Empires de la Lune deSavinien Cyrano de Bergerac, 1657.

• The Blazing World (1666) de Margaret Cavendish

• La Terre Australe connue]] de Gabriel de Foigny,1676.

• Histoire des Sevarambes de Denis Vairasse, 1677-1679.

• Les Aventures de Télémaque de Fénelon, 1699.

• Voyages et Aventures de Jacques Massé de SimonTyssot de Patot, 1714

• Libertalia enHistoire Générale des Pyrates de Typiakde Daniel Defoe, 1724.

• L'Île des esclaves y La Colonie de Pierre Carlet deChamblain de Marivaux, 1725.

• Voyage au pays de Houyhnhnms, en Los viajes deGulliver, de Jonathan Swift, 1726.

• Relation du Royaume des Féliciens del marquis deLassay, 1727

• Eldorado, en Candide de Voltaire, 1759.

• La Vérité, ou le Vrai système de Léger Marie Des-champs (1750-1760)

• Voyage de Robertson aux Terres Australes, 1766

• Le Pays des Gangarides enLa Princesse de Babylonede Voltaire, 1768.

• La Découverte australe par un homme volant, ou LeDédale français, nouvelle très philosophique, suiviede la Lettre d'un singe, de Nicolas Restif de La Bre-tonne, 1781

• L'An 2440 de Louis Sébastien Mercier, 1786.

• Paul et Virginie de Jacques-Henri Bernardin deSaint-Pierre, 1789.

• L'Isle des philosophes de l'Abbé Balthazard, Char-tres, 1790

• L'ile de Tamoé 1788, en Aline et Valcour (Histoirede Sainville et de Léonore), Marqués de Sade , 1795

• Nouveau christianisme de Claude Henri de Rouvroy,comte de Saint Simon, 1825

• Le Phalanstère de Charles Fourier v. 1830.

• Voyage en Icarie d'Étienne Cabet, 1840.

• Walden de Henry David Thoreau, 1854

• L'Île Mystérieuse (1874) Jules Verne

• Les Cinq Cents Millions de la Bégum, 'Los quinientosmillones de la Begum', de Jules Verne, 1879.

• La Jornada de un Periodista Americano en el 2889,(1888) de Julio Verne

• Loocking Backward (1888)( en Cent ans après oul'an 2000 ) de Edward Bellamy

• Hygeia: a city of Health, de Benjamin Ward Ri-chardson, 1890.

• Erewhom, de Samuel Butler

• Looking Backward, 1888 de Edward Bellamy

• Noticias de ninguna parte (News from Nowhere orAn Epoch of Rest), 1890 de William Morris

• Una utopía moderna (A Modern Utopia), 1905, deH.G. Wells

• Shangri-La (1933), de James Hilton

• Walden dos, de Burrhus Frederic Skinner (1948)

• La rebelión de Atlas (1957), de Ayn Rand

• La isla (1962), de Aldous Huxley

• Anarquía, estado y utopía (1974), de Robert Nozick

5 Crítica de las utopías y de susproyectos políticos

Aunque se ha argüido que los ideales utópicos no soninoperantes, la confianza en la posibilidad y la necesidadde sociedades perfectas sufre durante el siglo XX un con-siderable revés. Por varias razones, muchos pensadoresdefienden que dedicarse a inventar sociedades utópicasera más perjudicial que beneficioso. Los motivos de estaconsideración pueden variar de un pensador a otro.

• Poseen un carácter fantasioso e ingenuo. Una delas críticas más habituales a la utopía es su distancia-miento respecto a la cruda realidad. En ellas su autorimagina un mundo perfecto, pero tan irreal que re-sulta difícil establecer vínculos entre lo que propone

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6 6 ESTUDIOS

y lo que hallamos efectivamente. Por otra parte, lautopía suele limitarse a la descripción detallada deese mundo nuevo pero no proporciona demasiadaspistas acerca del modo en que es posible transfor-mar la realidad para acceder a ese otro mundo ima-ginado. Por ello, para muchos pensadores, las uto-pías sólo son la expresión de buenos pero inútiles eingenuos deseos de mejora. (No se va a conseguir elideal).

• Están históricamente condicionadas. Las críticascontra las utopías pueden ir en otra línea. Para algu-nos filósofos, por ejemplo, el mayor inconvenientede las utopías es su incapacidad para trascender laslimitaciones de la época histórica en la que fueronconcebidas. Para los que así argumentan, las uto-pías se alejan de la realidad mucho menos de lo quepensamos. De hecho, son pocas las que pueden ver-se como proyectos verdaderamente imaginativos yoriginales. En la mayoría de los casos, suelen limi-tarse a potenciar y desarrollar rasgos que ya estánen la sociedad de ese momento. Por esta razón, conel paso del tiempo, a menudo quedan ridículamen-te desfasadas. Así, predicciones que en su momentofueron arriesgadas hoy nos resultan ingenuas y ridí-culas. Las utopías de una época están condicionadaspor las circunstancias históricas.

• Provocan estatismo social. Si las anteriores razo-nes no eran suficientes, se añade todavía la de quela utopía se fundamenta en una concepción estáticade la sociedad. El cambio sólo está justificado hastaalcanzar la utopía. Una vez conseguida la sociedadperfecta, justa y feliz, ¿qué sentido tendría que éstasiguiese transformándose? Ahora bien, ¿es posibley deseable, aunque sea en utopía una organizacióncompletamente estática?

• Lindan con el totalitarismo. El filósofo Karl Pop-per destaca el peligro que encierran las utopías.Aunque su crítica se centra básicamente en La Re-pública de Platón, ésta es extensiva a casi todas lasutopías posteriores. Por muy paradójico que parez-ca, este mundo feliz y perfecto puede convertirse enel más terrible y totalitario de los Estados. La creen-cia y el convencimiento del carácter ideal y perfectode un sistema llevan irremediablemente a la intole-rancia respecto a cualquier otra propuesta. Conside-rar esta organización la más beneficiosa produce quecualquier opinión en contra, cualquier oposición, seavista como una amenaza para la supervivencia de lautopía y, en consecuencia, sea apartada del panora-ma social, para bien de la comunidad.

• Sarcástico: François Rabelais escribió en Gargan-túa y Pantagruel: 'Gargantúa, a la edad de ochocien-tos cuarenta y cuatro años, engendró a su vástagoPantagruel en su esposa llamada Badebec, hija del

rey de los Amaurotas en Utopía, la cual murió demal parto, pues la criatura era tan grande y pesabatanto, que no pudo salir a la luz sin sacrificar a laque le parió'[6] Julio Cortázar, en 'Rayuela' descri-be en varios capítulos la utopía de 'Ceferino Piriz'.El episodio: 'Vida campestre' de la serie: 'The Fa-bulous, Furry, Freak Brothers’, de Gilbert Sheltony Dave Sheridan, ISBN 9788478332984, describeuna 'utopía de dopados’, y la canción: 'Un mondeparfait', de Ilona Mitrecey, una 'utopía infantil'.

6 Estudios• LewisMumford, The Story of the Utopias, 1922 (ed.rev. 1966). Trad. española: Logroño, Pepitas de ca-labaza, 2013.

• M. Holloway, Heavens on Earth (2ª ed. 1966)

• G. Negley y J. M. Patrick, The Quest for Utopia(1952, reimpr. 1971)

• J. C. Davis, Utopía y sociedad ideal

• Arnhelm Neusüss (comp.), Utopía, Barcelona, Ba-rral, 1971.

• E. Rothstein, H. Muschamp y M. E. Marty, Visionsof Utopia, 2003.

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• Rino Cammilleri, Los monstruos de la Razón, HomoLegens, 2007 ISBN 978-84-935506-3-9

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• Krishan Kumar, Utopianism, Milton Keynes, OpenUniversity Press, 1991, ISBN 0-335-15361-5

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• Krishan Kumar, Utopia and Anti-utopia in Mo-dern Times, Oxford, Blackwell, 1987 ISBN 0-631-16714-5

• Alberto Manguel y Gianni Guadalupi, Guide de nu-lle part & d'ailleurs, París, Éditions du Fanal, 1981,ISBN 2-7308-0010-7

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7

• Jean Servier, Histoire de l'utopie, Gallimard, 1991,ISBN 978-2-07-032647-1

• Gilles Lapouge,Utopie et civilisations, AlbinMichel,1991, ISBN 978-2-226-04947-6

• Anne Staquet, L'Utopie ou les fictions subversives,Éditions du Grand Midi, 2003, ISBN 978-2-88093-119-3

• Regards sur l'utopie, Europe n° 985, mayo 2011.

• Yann Rocher, Théâtres en utopie, Actes Sud, Paris,2014 (ISBN 978-2-330-03496-2).

7 Referencias[1] «utopía»,Diccionario de la lengua española (22.ª edición),

Real Academia Española, 2001, http://lema.rae.es/drae/?val=utop%C3%ADa, consultado el 21 de enero de 2015.

[2] More, Thomas; George M. Logan (1989), Utopia. Cam-bridge University Press

[3] More, Thomas; Utopía; JoaquimMalafrè Gavaldà (2003);La Maison de L'écriture.

[4] Victoria Camps, Breve historia de la ética, Barcelona,RBA, 2013. Capítulo 6: "'El Renacimiento: la invencióndel sujeto':'Las utopías renacentistas’, pag 137 ISBN 978-84-9006-530-3

[5] «Karl H. Marx». Archivado desde el original el 1999-11-29.

[6] Rabelais, ISBN 84-8403-672-3, pag 154.

• Sobre el progreso material: “La abundancia excesivade recursos comunes frena la responsabilidad social”-en inglés-

8 Véase también• Distopía.

• Ficción utópica y distópica.

9 Enlaces externos• Wikiquote alberga frases célebres de o sobreUtopía. Wikiquote

• Wikcionario tiene definiciones y otra informa-ción sobre utopía.Wikcionario

• Utopía (ebook)

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10.1 Text• Utopía Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Utop%C3%ADa?oldid=79866227 Colaboradores: Joseaperez, Pjimenez, JorgeGG, Sir Paul,Vivero, Javier Carro, Ascánder, Sms, AlbertoDV, Cookie, Opinador, Julian Colina, Zorak, Tano4595, Joselarrucea, Porao, Ecemaml,Richy, Boticario, Petronas, Emijrp, Rembiapo pohyiete (bot), Magister Mathematicae, Guanxito, Elhombresinatributos, RobotQuistnix,Alhen, Chobot, Caiserbot, Nemo, .Sergio, Echani, LoquBot, No sé qué nick poner, Javi pk, Banfield, Randroide, José., Cheveri, Boninho,Tomatejc, Nihilo, The worst user, Boja, Uhanu, BOTpolicia, Gizmo II, CEM-bot, Laura Fiorucci, Durero, Korrector, Jjafjjaf, Gafotas, Mar-tínhache, Escarlati, Retval, Yeza, RoyFocker, Ángel Luis Alfaro, Archimboldi, Isha, Bernard, Gusgus, JAnDbot, JuanPaBJ16, Botx, Kved,Muro de Aguas, ObscurO, TXiKiBoT, Lema, Humberto, HAMM, Xsm34, Farodelautopia, Bedwyr, Chabbot, Idioma-bot, Pólux, Gerwo-man, Manuel Trujillo Berges, Fremen, Lnegro, CGE, Cinevoro, Aibot, VolkovBot, Jurock, Snakeyes, Technopat, C'est moi, Matdrodes,Fernando Estel, Víctor 14, Tatvs, 3coma14, Muro Bot, Joxelu, Mushii, Eea, PaintBot, Loveless, Carmin, Sageo, BOTarate, Gurgut, Tirithel,Prietoquilmes, Jarisleif, HUB, Machucho2007, MetsBot, Daniel 1423, Nicop, Fonsi80, Quijav, Eduardosalg, Wedrey, Leonpolanco, Ga-llowolf, Alejandrocaro35, MaratRevolution, Alexbot, Juancho10000, Sony9, Camilo, UA31, AVBOT, Islaman69, TyposBot, LucienBOT,Aliciacs, MarcoAurelio, Tanhabot, Diegusjaimes, Arjuno3, Lampsako, Andreasmperu, Luckas-bot, Nallimbot, LyingB, Jgrosay, Landmar-ke, Diogeneselcinico42, SuperBraulio13, Xqbot, Jkbw, Dreitmen, Lycaon83, Franco-eisenhower, EnlazaBOTquote, FAL56, Leugim1972,Roncaroto, PatruBOT, Alph Bot, Marivi12, Miss Manzana, Fliz82, Axvolution, EmausBot, Savh, HRoestBot, Sergio Andres Segovia,Tenan, Mecamático, Vecellio, Khiari, MadriCR, WikitanvirBot, Thegianfru, Cordwainer, Abián, MerlIwBot, JABO, Edc.Edc, KLBot2,Luisfrancisco10, Davejohnsan, Gusama Romero, Poljuan, LlamaAl, Kintanarrey, Rotlink, Nachpa, IPhonak, Addbot, Balles2601, Rami-sa33, JacobRodrigues, MalvinoTroll, UnamPrimero, Barbarian24, Fer48, Gabriel Cursach Perona, Cacaman65, Jarould, Matiia, KSHMR,Nakiu y Anónimos: 289

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