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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGA
Departamento de Filologa Espaola II
TESIS DOCTORAL
Teatro bblico cubano (1835-2015)
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Gelsys M. Garca Lorenzo
Director
Marcos Roca Sierra
Madrid, 2017
Gelsys M. Garca Lorenzo, 2016
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FACULTAD DE FILOLOGA
DOCTORADO EN LENGUA ESPAOLA Y SUS LITERATURAS
TEATRO BBLICO CUBANO (1835-2015)
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
GELSYS MARA GARCA LORENZO
DIRECTOR: DR. MARCOS ROCA SIERRA
MADRID
SEPTIEMBRE, 2016
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AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer al profesor Marcos Roca Sierra por su ayuda, tiempo, trabajo,
amabilidad, cercana e implicacin en esta tesis. Muchsimas gracias. A todos mis
profesores, en especial a Pilar Nuo, Jess David Curbelo y Ana Cairo (los ms
cercanos a este proyecto).
Agradezco tambin a mi familia que siempre est all, en especial a mis padres
Gladys y Roberto y a mi hermana Elizabeth sin cuya ayuda esta tesis no estara
terminada.
Agradezco a todos mis amigos y a aquellos que se han ledo estas pginas o que
conocen su fundamentacin y le han aportado nuevas perspectivas. A la familia
Madejn que tanto me ha ayudado en cuestiones tcnicas. A todos los dramaturgos que
han colaborado con textos, fotos de puestas en escena o simplemente con sus mensajes.
Y, por ltimo, a esas manos annimas o quiz no tan annimas que se encargaron
de dejarnos ese libro que es la Biblia.
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RESUMEN
La presente investigacin se ocupa de definir un concepto amplio de teatro
bblico, que trascienda lo ortodoxo y lo medieval. Este concepto solo puede
comprenderse desde la teora de la intertextualidad: el trmino teatro o drama bblico
(Biblischen Drama, Bibeldrama, biblical drama, dramaty biblijne, drames bibliques,
, dramma biblico, teatre bblic) se refiere a la relectura del mito, es un
teatro intertextual. Personajes, temas, motivos y argumento proceden del pre-texto
(texto de partida/ de origen, en el sentido de Pfister, Plett y Zumthor). Toma la Biblia no
como una cita causal, sino como el intertexto central que irradia nuevas y antiguas
lecturas e interpretaciones. Actualiza, connaturaliza y propone una lectura bajtiniana y
polifnica de la historia, la caracterizacin de los personajes. La Biblia en el teatro es un
pretexto para hablar de la realidad o viceversa.
Despus de definir el concepto, este trabajo se encarga de estudiar los derroteros
del drama bblico en Cuba desde el origen del teatro cubano hasta hoy. Se traza un
itinerario desde Gertrudis Gmez de Avellaneda hasta los novsimos dramaturgos del
siglo XXI. Se estudia el comportamiento del tema bblico a partir de 1959 en relacin
con los presupuestos esttico-ideolgicos de la Revolucin que se confes atea y que
silenci las voces religiosas. En este contexto se comprende que el teatro bblico
aparezca vinculado a necesidades revolucionarias como la crtica a la guerra de
Vietnam, a la bomba atmica, a la moral capitalista y al fanatismo religioso. Luego,
durante ms de diez aos desaparecer el drama bblico de la escena nacional (desde
principios de los setenta hasta la dcada del noventa). Y a partir de 1998, con cierta
apertura poltica, econmica y religiosa que tiene lugar en el pas, regresa el teatro
bblico ya sin las ataduras y los preceptivos del proceso histrico. En apenas diez aos
se publican siete obras bblicas cifra significativa si se repara en el silencio de casi
veinte aos que le precede que continan la tradicin anterior a 1959.
Palabras clave: drama bblico, Biblia, teatro cubano, Revolucin cubana, Virgilio
Piera, Gertrudis Gmez de Avellaneda, Abilio Estvez, Abelardo Estorino, Jos
Milin, Fidel Castro, censura, novsimos dramaturgos, intertextualidad, teatro de
creacin colectiva, Teatro Escambray.
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ABSTRACT
This research addresses a broad concept of biblical drama that transcends
orthodox and medieval ideas. This concept can only be understood through the theory
of intertextuality. The term theater or biblical drama (Biblischen Drama, Bibeldrama,
biblical drama, dramaty biblijne, drames bibliques, thtre biblique, dramma biblico,
teatre bblic) refers to the rereading of the myth. It is an intertextual theater. Characters,
themes, motifs and plot are from the pre-text (source text as per Pfister, Plett and
Zumthor). It interprets the Bible not as a causal event, but as the central intertext that
illuminates old and new readings and interpretations. It updates and proposes a
Bakhtinian and polyphonic reading of history and of its characters. The Bible within
theater is a pretext to discuss reality or vice versa.
After defining the concept, this work is responsible for studying the paths of the
biblical drama in Cuban theater since its beginning until today. The history is traced
from Gertrudis Gmez de Avellaneda to los novsimos dramaturgos of the 21st century.
The role of the biblical theme is studied from 1959 in relation to the aesthetic-
ideological assumptions of the Revolution that professed atheism and silenced religious
voices. In this context it is understood that the biblical drama appears to be linked to
revolutionary needs such as criticism of the Vietnam War, the atomic bomb, moral
capitalism and religious fanaticism. Then, for more than ten years, the biblical drama
will disappear from the national scene (from the early seventies to the nineties). And
from 1998, with certain political, economic and religious openings that take place in the
country, biblical theater returns without the shackles of the historic development. In just
ten years seven biblical plays are published a significant number in comparison to the
silence of the preceding twenty years. These plays continue the tradition before 1959.
Keywords: Biblical drama, the Bible, Cuban theater, Cuban Revolution, Virgilio
Pinera, Gertrudis Gmez de Avellaneda, Abilio Estvez, Abelardo Estorino, Jos
Milin, Fidel Castro, censorship, novsimos dramaturgos, intertextuality, theater
collective creation, Teatro Escambray.
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NDICE
Abreviaturas...12
Introduccin...15
I. Fundamentacin terica....15
II. Objetivos..17
III. Metodologa...18
IV. Objeto de estudio...20
Captulo 1 El teatro bblico. Aproximaciones a la teora de la intertextualidad y a
la exgesis....25
1.1 Teatro bblico. Una posible definicin.25
1.1.1 Brevsima aproximacin al origen del teatro occidental. Teatro griego y
religin.26
1.1.2 Introduccin al teatro religioso medieval..27
1.1.2.1 El drama litrgico...29
1.1.2.2 Milagros, moralidades, misterios y autos...33
1.1.2.3 Espaa y su teatro religioso medieval....36
1.1.3 El teatro religioso desde sus orgenes hasta hoy...38
1.1.4 El teatro o drama bblico. Precisiones terminolgicas..39
1.1.4.1 Equivalencias en otras lenguas: biblischen Drama, biblical drama,
dramaty biblijne, , dramma biblico, teatre bblic...40
1.1.4.2 Una definicin de teatro bblico.....49
1.2 Aproximaciones a la teora de la intertextualidad. El intertexto entre pasado y
presente: lectura y actualizacin de todo texto...52
1.2.1 Intertextualidad, transtextualidad, paratextualidad Una definicin potica
del intertexto desde la escuela francesa y otros tericos como Harold Bloom y Umberto
Eco...52
1.2.2 El intertexto como herramienta terica. El punto de vista germano.55
1.2.3 Un concepto terico-prctico del intertexto para abordar el teatro bblico...59
1.2.4 El concepto de actualizacin.....61
1.3 Algunas premisas para acercarse al texto bblico....65
1.3.1 La Biblia y sus sentidos (literalis, allegoricus, tropologicus y
anagogicus).........65
1.3.2 Un recorrido rpido por los dos evangelios. Contextualizacin y
delimitacin de los libros bblicos actualizados en el teatro cubano...68
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1.3.2.1 El Antiguo Testamento: la historia de un pueblo...68
1.3.2.2 El Nuevo Testamento: la historia de un hombre y de Occidente...74
1.3.3 La Biblia desde una perspectiva literaria. Una lectura desde Harold Bloom y
Northrop Frye..75
Captulo 2 El primer teatro bblico cubano: el decimonnico...79
2.1 Panorama teatral cubano desde sus orgenes hasta el siglo XIX...79
2.1.1 Bosquejo dramtico desde los aborgenes hasta el siglo XVIII..79
2.1.2 La primera obra dramtica cubana........80
2.1.3 El siglo XIX. Surgimiento del teatro nacional........80
2.2 Teatro bblico en la Cuba decimonnica......83
2.2.1 Temas y motivos religiosos y bblicos en el teatro del XIX cubano..83
2.2.2 Origen del teatro bblico cubano: 1835.........85
2.3 El intertexto bblico en el teatro decimonnico.......87
2.3.1 Mara, Marta y Magdalena............87
2.3.2 Los hijos prdigos.........89
2.3.3 La Natividad.............91
2.3.4 El Antiguo Testamento.........92
2.3.5 Funcin del intertexto bblico casual en el teatro decimonnico..94
2.4 La Avellaneda y sus intrigas cortesanas: una mirada bblica.......95
2.4.1 Sal............96
2.4.1.1 Las dos versiones de la obra...........96
2.4.1.2 Las interpretaciones del drama.......97
2.4.1.2.1 La lectura clsica.........97
2.4.1.2.2 La lectura romntica............98
2.4.1.3 Una lectura bblica...........100
2.4.1.4 David............101
2.4.1.4.1 El David de la Avellaneda.........109
2.4.1.5 Sal...............112
2.4.1.5.1 Sal versus David: un agn bblico-romntico.....115
2.4.1.6 Samuel.............116
2.4.1.7 Jonaths............118
2.4.1.8 Mujeres del libro de Samuel: Micol y la pitonisa de Endor.121
2.4.1.9 Finalidad del intertexto bblico........124
2.4.1.10 Un tema humano. Las pasiones, el poder, la situacin de la mujer...125
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2.4.1.11 Una pieza monrquica............127
2.4.1.12 Conclusin.............129
2.4.2 Baltasar...............129
2.4.2.1 La Avellaneda, Caldern y Lord Byron..........129
2.4.2.2 Un drama romntico.........132
2.4.2.3 Una historia bblica......................134
2.4.2.4 Joaqun, Elda y Nitocris...........135
2.4.2.5 Daniel...............137
2.4.2.6 Baltasar............144
2.4.2.7 La trama...............151
2.4.2.8 Interpretaciones...........153
2.4.2.9 Conclusin............157
2.5 A modo de nota final.........159
Captulo 3 La primera mitad del siglo XX........160
3.1 Introduccin al teatro cubano de la primera mitad del siglo XX160
3.1.1 Una visin global de los primeros cincuenta aos del siglo...160
3.1.2 Generaciones y otras delimitaciones temporales....162
3.1.3 Lo culto y lo popular...........163
3.1.4 Principales lneas temticas: la realista y la no-realista (o imaginativa).164
3.1.5 Otro anlisis temtico: la evolucin de tpicos recurrentes...165
3.2 El teatro bblico del XX..........167
3.2.1 Los veinte primeros aos del siglo y sus cuatro obras de ttulo bblico: Eva,
El eterno Jdas, Las piedras de Judea y Mara........167
3.2.2 Un Jos Antonio Ramos bblico......169
3.2.3 Otros intertextos bblicos casuales en la dcada de 1930...171
3.2.4 Los aos cuarenta y su ligero coqueteo con lo bblico....172
3.2.5 La ltima dcada de la repblica (1950-1959) y la apoteosis de lo
bblico................175
3.2.6 Conclusin...............177
3.3 Del misticismo a Freud: la anunciacin y la natividad......178
3.3.1 La natividad para nios. El nio invlido (1949) de Antonio Vzquez
Gallo..................180
3.3.1.1 El intertexto y los personajes bblicos: el ngel, el nio y los milagros de
Jess...............183
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3.3.1.2 El ngel.............183
3.3.1.3 Los milagros y el nio..........191
3.3.1.4 Lectura global...........193
3.3.2 Un misticismo dramtico. Eugenio Florit: la anunciacin, la estrella y los
reyes magos...........194
3.3.2.1 La estrella.........194
3.3.2.1.1 Stella, stellae.............195
3.3.2.1.2 Jos............198
3.3.2.1.3 Nota final..........202
3.3.2.2 Auto de los Reyes Magos..........202
3.3.2.2.1 El auto de Florit y su propuesta de final.......203
3.3.2.2.2 Los magos.........204
3.3.2.2.3 La estrella otra vez............209
3.3.2.2.4 Herodes.........214
3.3.2.2.5 Una nota final sobre el Auto de los reyes magos......217
3.3.2.3 Auto de la Anunciacin............218
3.3.2.3.1 El ngel Gabriel.........219
3.3.2.3.2 Ana............220
3.3.2.3.3 Mara.........223
3.3.2.3.4 La anunciacin segn el poeta Florit........236
3.3.2.4 El teatro bblico (mstico) de Florit. Una nota final....236
3.3.3 Freud interpreta al arcngel Gabriel.......237
3.3.3.1 El absurdo de la natividad. Los Duplassis y los Smith: varios puntos en
contacto entre Ionesco y Malaret..........238
3.3.3.2 Una posible interpretacin...........242
3.4 La muerte y pasin de nuestro seor Jesucristo, segn los apstoles Ionesco y
Pirandello...........244
3.4.1 Cristo en busca de autor..........244
3.4.1.1 Mara pierde la cabeza.........247
3.4.1.2 Jess.........247
3.4.1.3 Mara Magdalena.........261
3.4.1.4 Pedro...........267
3.4.1.5 El Cristo y su sitio en la dramaturgia cubana......273
3.4.2 Jess en el absurdo calor del Trpico.........274
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3.4.2.1 Relaciones y puntos de contacto entre El Cristo y Jess.274
3.4.2.2 Interpretaciones de la obra...........276
3.4.2.3 Jess y la potica del no pieriano.......277
3.5 Conclusiones de la etapa............282
Captulo 4 Teatro bblico y Revolucin.......283
4.1 El papel del arte y la cultura en el proceso revolucionario....283
4.2 Tema religioso y bblico en el teatro revolucionario.....289
4.3 El drama bblico cubano de los sesenta......295
4.3.1 Los mangos de Can: un asunto de familia.........295
4.3.1.1 Can y Abel..........297
4.3.1.1.1 Can y Abel segn Estorino.......302
4.3.1.2 Eva y Adn...........306
4.3.1.2.1 Eva y Adn segn Estorino.......315
4.3.1.3 Serpiente/Dios..........317
4.3.1.4 Diccionario/Paraso..........319
4.3.1.5 Acotaciones finales..........321
4.3.2 Otra vez Jehov con el cuento de Sodoma o la guerra de Vietnam contada
por Jos Milin..........322
4.3.2.1 Yahv...........324
4.3.2.1.1 Yahv por Milin..........330
4.3.2.2 Abraham..........333
4.3.2.2.1 Abraham por Milin..........339
4.3.2.3 Mara por Milin..........344
4.3.2.4 Sodoma............344
4.3.2.5 Lo apocalptico.........347
4.3.2.6 Dante otra vez gua a Virgilio. Desenlace y mensaje final..349
4.3.3 Conclusiones de la dcada del sesenta.......350
4. 4 Los setenta. El teatro de creacin colectiva......351
4.4.1 Los Testigos de Jehov: una tarea del teatro de creacin colectiva354
4.4.2 Albio Paz y teatro Escambray: tres veces el paraso...357
4.4.2.1 Lo bblico en El paraso recobrao.......365
4.4.2.1.1 Noem............365
4.4.2.1.2 Timoteo.........368
4.4.2.1.3 Sara...........369
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4.4.2.1.4 Moiss...........372
4.4.2.1.5 Aspectos bblicos en general.........377
4.4.3 Una nota final sobre los Testigos de Jehov y el Teatro Escambray. Las
provisiones de Sergio Gonzlez............378
4.4.4 Teatro La Yaya...........380
4.4.5 Conclusiones de la dcada del setenta........381
4.5 Los ochenta y los noventa. El silencio del teatro bblico durante ms de dos
dcadas (1970-1990) .........382
4.5.1 Job...............386
4.5.2 La noche. Misterio hertico en treinta episodios y tres finales posibles392
4.5.3 El dado Job.........398
4.5.4 Conclusiones de los noventa...........401
4.6 Un nuevo siglo para el teatro cubano.........403
4.6.1 Una fugaz mirada a los novsimos dramaturgos. Potica, caractersticas
formales, principales autores y temas............404
4.6.2 Dramas bblicos cubanos en el siglo XXI........415
4.6.3 Rubn Sicilia: Rut y Can, un dueto.......416
4.6.4 Yo, Judas.............422
4.5.4.1 Judas.............423
4.5.4.2 Judas segn l mismo...........429
4.5.5 Jos de Nazaret...........432
4.5.6 Demasiada Anestesia y muy poco dolor en el teatro de Agnieska
Hernndez..............439
4.5.7 Daniel y los leones..........444
4.5.7.1 El pasaje bblico...........445
4.5.7.2 Daniel reloaded............447
4.5.8 Sangre: cuatro veces dos.........451
4.5.8.1 Isaac..........452
4.5.8.2 Rebeca..........457
4.5.8.3 Raquel..........459
4.5.8.4 Dbora..........461
4.5.8.5 Pablo.........465
4.5.8.6 Judit..........469
4.5.8.7 Sara, David y Sal............473
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4.5.8.8 Ocho figuras bblicas ensangrentadas. La plaga enviada a los
cubanos..............473
4.5.9 Partags: Judas Iscariote habla sobre el placer de fumar...479
4.5.10 Apostillas a los novsimos.........483
4.6 El teatro cubano de la dispora..........484
Conclusiones............488
Bibliografa..........514
Anexos.............576
Tres lecturas de la Pasin.........576
El Cristo de Jorge del Busto............577
Jess de Virgilio Piera...........610
Anestesia de Agnieska Hernndez..........646
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ABREVIATURAS
Abdas Ab
Ageo Ag
Ams Am
Antiguo Testamento AT
Apocalipsis Ap
Baruc Ba
Cantar de los Cantares Ct
Colosenses Col
Crnicas 1 1 Cro
Crnicas 2 2 Cro
Corintios 1 1 Cor
Corintios 2 2 Cor
Daniel Dn
Deuteronomio Dt
Eclesiasts Ecl
Eclesistico Eclo
Efesios Ef
Enoc 1 1 Enoc
Esdras Es
Ester Est
xodo Ex
Ezequiel Ez
Filemn Flm
Filipenses Flp
Glatas Gal
Gnesis Gn
Habacuc Ha
Hebreos Hb
Hechos Hch
Isaas Is
Jeremas Jer
Job Jb
Joel Jl
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13
Jons Jon
Josu Jos
Juan Jn
Juan 1 1 Jn
Juan 2 2 Jn
Juan 3 3 Jn
Judas Jds
Judit Jdt
Jueces Jc
Levtico Lv
Lucas Lc
Macabeos 1 1 Mac
Macabeos 2 2 Mac
Malaquas Ml
Marcos Mc
Mateo Mt
Miqueas Mi
Nahm Na
Nehemas Ne
Nuevo Testamento NT
Nmeros Nm
Oseas Os
Pedro 1 1 Pe
Pedro 2 2 Pe
Proverbios Pr
Reyes 1 1 Re
Reyes 2 2 Re
Romanos Rm
Rut Rt
Sabidura Sb
Salmos Sal
Samuel 1 1 Sam
Samuel 2 2 Sam
Santiago St
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14
Sofonas So
Tesalonicenses 1 1 Ts
Tesalonicenses 2 2 Ts
Timoteo 1 1 Tm
Timoteo 2 2 Tm
Tito Tt
Tobas Tb
Zacaras Za
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INTRODUCCIN
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I. FUNDAMENTACIN TERICA
La teatrologa y la crtica teatral son reas de menor desarrollo crtico en Cuba (en
comparacin con la narrativa y la poesa). El teatro no ha sido de los grandes gneros de
la literatura cubana: pinsese en un Harold Bloom que incluye a narradores cubanos en
su canon occidental. La crtica teatral cubana, de hecho, surge prcticamente en el siglo
XX en el que se puede observar sistematicidad, rigor crtico, un movimiento continuado
y no figuras aisladas.
El teatro cubano ha sido abordado por la crtica desde mltiples perspectivas que
van desde los estudios historiogrficos de la autora de Rine Leal y los anlisis de
determinados momentos de la manifestacin en el pas como las aproximaciones al
bufo y al guiol de Esther Surez Durn hasta las investigaciones que trascienden el
texto dramtico y se ocupan de la puesta en escena, el pblico, la recepcin y otros
aspectos de la teatralidad como es el caso de Trazados en el agua de Omar Valio y
de Festn de los patbulos de Abel Gonzlez Melo o hasta miradas como las de Elina
Miranda Cancela que se ha centrado en un aspecto temtico (el clsico) y en su decursar
en la escena nacional. Un repaso aguzado advierte que el tema clsico no es el nico
(aunque s el ms recurrente) que puede rastrearse en nuestras tablas.
En la dramaturgia cubana es posible delinear algunos tpicos que retornan una y
otra vez. De los clsicos han sido trados a escena sus heronas y otros argumentos por
Antn Arrufat (Los siete contra Tebas), Abelardo Estorino (El tiempo de la plaga que
toma como referente Edipo rey), Jos Triana (Medea en el espejo), Reinaldo Montero
(Medea), Norge Espinosa (caros), Flora Lauten y Raquel Carri (Bacantes), hasta
llegar a los novsimos dramaturgos Yerandy Fleites (Antgona, Un bello sino, Electra,
Retrato de Ifigenia triste, Jardn de hroes) y Maikel Rodrguez de la Cruz (Medea
reloaded).
Otra lnea apreciable en el teatro cubano es la que se ocupa de las divinidades del
panten yoruba y reflexiona en torno a la prctica de la Regla de Och-If.
Concernientes a dicho tema se destacan obras como Turur an an de Carlos
Montenegro, Agull-Sol, ondoc de Paco Alfonso, Tambores de Carlos Felipe, Juana
Revolico de Flora Daz Parrado, Yar-yar, Mam Ola de Paco Alfonso; Ob y Shang,
Obed el cazador, Oshn y las cotorras y Mara Antonia de Eugenio Hernndez
Espinosa, as como Santa Camila de La Habana Vieja de Jos R. Brene.
Los telones descubren a personajes de obras literarias y escritores nacionales
convertidos en entes de ficcin. De Cecilia Valds afirma Abelardo Estorino que Parece
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blanca, mientras que Norge Espinosa la confunde con La virgencita de bronce.
Abelardo Estorino cuenta La dolorosa historia del amor secreto de don Jos Jacinto
Milans, mientras Gerardo Fulleda prefiere los Delirios y visiones de Jos Jacinto
Milans; Abilio Estvez devela La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea y Salvador
Lemis, la Mascarada Casal.
Hay una preocupacin por el pasado precolombino que se refleja en Ageiban de
Felipe Pichardo Moya, Tragedia indiana de Luis A. Baralt, Biajan de Jos Cid y
Dolores Mart, El ltimo areto de Snchez Galarraga y Hatuey de Francisco Selln. El
tema de las guerras independentistas llega al teatro o desde las voces de los propios
testigos o de los luchadores, como teatro mamb, o desde la perspectiva de las
generaciones siguientes que comienzan a idealizar a todas las figuras de las luchas por
la libertad. La lista al respecto es extensa: La aurora de la Demajagua de Gerardo L.
Betancourt, La protesta de Baragu de Miguel A. Navarrete, Ignacio Agramonte,
caballero sin tacha de Juan Domnguez Arbelo, etc.
De los diversos tpicos recurrentes en la escena revolucionarias, es destacable uno
que puede hallarse ya desde el siglo XIX y que sigue un itinerario rastreable hasta hoy.
La Biblia como fuente a la que acuden los teatristas para lograr esa imbricacin entre
tradicin y actualidad es un hecho constatable desde 1835. Tanto los mitos clsicos
como los bblicos sustentarn muchos espectculos en la Isla. Ninguna mirada crtica ha
reparado en estos ltimos quizs porque las Medea y las Electra han acaparado las
tablas y no se resisten a abandonarlas, una y otra vez regresan con distintos conflictos y
con la huella de variados autores. Pero, tambin vuelven Adn y Eva, Abel y Can,
Daniel en el foso con los leones, Sodoma y Jess.
La influencia de la tradicin cristiana en el teatro cubano es evidente en los
propios ttulos de muchsimas piezas (incluso en la poca revolucionaria): Los siete
pecados capitales (1968) de Hctor Quintero; Fray Sabino (1970) de Jos R. Brene;
Juana de Belciel, ms conocida por su nombre de religin como madre Juana de los
ngeles (1970) de Jos Milin; El agitado pleito de un autor y un ngel (1971) de
Nicols Dorr; y un largo etctera. Dentro de este macrotema que comprende lo relativo
a la fe, los santos, ngeles y presencias demonacas, i.e., ese macrotema que es la
tradicin cristiana, hay un subtema apenas estudiado, pero no por ello menos
importante: la Biblia como motivo.
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La presente tesis doctoral se ocupar de determinar las caractersticas del teatro
bblico en el teatro cubano desde sus orgenes hasta hoy (1835-2015) y cul es la
finalidad de la insercin del intertexto bblico en dichas obras.
II. OBJETIVOS
Objetivo general:
Estudiar y trazar los itinerarios del drama bblico en Cuba desde sus orgenes
hasta 2015.
De tal modo, se perseguirn los siguientes objetivos especficos:
Establecer los vnculos entre el teatro y lo religioso/ritual para definir el
concepto de teatro bblico.
Analizar las teoras en torno a la intertextualidad, en especfico en aquello que
concierne al intertexto como el eterno retorno del texto pasado como texto
presente: la Biblia como motivo eternamente retornante a las tablas insulares.
Deslindar las herramientas exegticas de utilidad y el sentido de la lectura bblica
(alegrico, literal, anaggico y tropolgico) para la lectura de los dramas
bblicos objetos de estudio.
A partir del intertexto como actualizacin de todo texto, rastrear la influencia
de la Biblia en el teatro cubano desde sus orgenes hasta 2015, para conformar
un panorama del teatro bblico cubano.
Estudiar el drama bblico como un pretexto para hablar del presente, una
adaptacin de los pasajes bblicos a la realidad cubana o viceversa, as como sus
motivaciones sujetas a presupuestos estticos y derroteros polticos.
Analizar el comportamiento del drama bblico en cada perodo histrico en Cuba
para lo que se segmentarn los tres siglos de los que se ocupa la investigacin en
tres etapas: 1835-1899, 1900-1958 y 1959-2015.
Describir y mostrar la evolucin del drama bblico en el siglo XIX en la obra de
Gertrudis Gmez de Avellaneda.
Explicar el empleo del intertexto bblico en la primera mitad del siglo XX en las
obras de Eugenio Florit, Virgilio Piera, Jorge del Busto, Antonio Vzquez
Gallo y Niso Malaret.
Analizar el comportamiento del drama bblico en el medio siglo de existencia de
la Revolucin cubana, as como su decursar en las tablas nacionales.
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Establecer las relaciones pertinentes entre el teatro bblico y proceso
revolucionario, entre dramaturgia e intereses polticos en las primeras dos
dcadas de dictadura en Cuba, en el teatro de Abelardo Estorino, Jos Milin y
en los grupos de creacin colectiva.
Explicar los derroteros del drama bblico a partir de 1980 y hasta 1998: el drama
bblico silenciado: Abilio Estvez y Ulises Cala.
Caracterizar al grupo de autores que ha sido acuado bajo el trmino de
novsimos dramaturgos. Analizar la pertinencia o no de tal nombre, as como
los lineamientos estticos y las particularidades de estos noveles creadores.
Determinar el rol del intertexto bblico en los primeros aos del siglo XXI (2000-
2015) en las obras de Gloria Mait Hernndez Domenech, Rubn Sicilia,
Carmona Ymas, Agnieska Hernndez, Maikel Rodrguez de la Cruz, Yunior
Garca Aguilera y Yerandy Fleites.
III. METODOLOGA
El mtodo que se emplear en el siguiente trabajo es interdisciplinar, pues
conjugar materiales de la teora literaria concernientes a la intertextualidad; conceptos
procedentes de la exgesis bblica; la teora de la recepcin aplicada a pasajes y
personajes bblicos; cuestiones historiogrficas; y la crtica literaria de las obras
dramticas.
Por cuestiones epistemolgicas, el espacio de tres siglos del que se ocupa la
investigacin se dividir en tres macroetapas: 1835-1899, 1900-1959 y 1959-2015. La
ltima etapa se subdividir en tres perodos: 1960-1969, 1970-1999 y 2000-2015. La
segmentacin se realizar segn aspectos cualitativos y cuantitativos.
En cuanto a la teora de la intertextualidad, se emplearn los conceptos de los
crticos alemanes principalmente, sin ignorar las perspectivas francfonas. Se evitar el
tipo de lectura indetenible que hay en el mosaico de Kristeva, la mquina perturbadora
de sentido de Laurent Jenny, los ecos infinitos de Eco, la biblioteca de Grivel, el
laberinto de espejos de Barth, la angustia bloomsiana. La parodia en el sentido de
Hutcheon, el collage y la cita sern las principales herramientas tericas. Por parodia se
entender un tipo de reescritura que no solo conlleva la desacralizacin, sino tambin la
reverencia, i.e., reescritura en su ms amplio sentido.
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Se cree como ha anotado Linda Hutcheon (1992: 27) que la parodia en la
literatura contempornea es repeticin con diferencia, es una re-creacin (una
actualizacin), una recontextualizacin que muchas veces brinda homenaje. Por travesti
se entiende la transposicin de tpicos, personajes, motivos y acciones "elevados" a un
estilo "bajo" (Plett, 1991: 19). En otras palabras, el travesti mantiene el contenido y
cambia la forma, todo lo contrario de la parodia. El collage y el montaje son textos
compuestos, en su totalidad, de citas que siguen el principio de que Cualquier cosa
puede ser combinada con cualquier cosa (Plett, 1991: 19). La irona tiene como
particularidad constituir la verdad de su discurso a travs del rechazo del lenguaje de
otros (Grivel, 1997: 72). En la presente investigacin sern de utilidad las nociones de
parodia (en el sentido de Linda Hutcheon), montaje y, principalmente, la cita.
Otro aspecto a considerar es el de la actualizacin o connaturalizacin que se
refiere a la lectura actual y siempre nueva a la que es sometida todo texto y todo mito,
en aras de ser acercado al pblico o de simplemente ajustarse a nuevos presupuestos
estticos. La relacin de los textos en la lnea temporal adquiere peculiaridades
acarreadas por la postmodernidad como afirma Pfister sufren una distorsin perversa
que borra las diferencias histricas (Pfister, 1991: 219). La presente investigacin no
seguir el antedicho criterio que considera la relacin presente-pasado como un juego de
azar en que los textos se conjugan como siguiendo los designios de las cartas que se
toman del mazo. Ms bien, se cree en la idea cclica, en el eterno retorno de
determinados temas, que una y otra vez van del pasado al presente y viceversa, ad
infinitum. Por ello se hablar de texto actualizado cuando un texto del pasado sea ledo
(reescrito) en el presente, cuando en el teatro la Biblia sea un pretexto para hablar de la
realidad cubana o viceversa. Este concepto de actualizacin se entender en el mismo
sentido en que Heinrich Plett define la interferencia: el conflicto entre el el contexto
del texto de la cita y el contexto del pre-texto (texto de partida en contraposicin al texto
de destino) (Plett, 1991: 11). En la interferencia es donde surge la polifona y el
dialogismo.
De la exgesis bblica sern de utilidad conceptos como historia de salvacin,
alianza o parusa. En el sentido teolgico (que es uno de los ms comnmente
parodiados), la alianza de Yahv en el AT es parodiada y reescrita sin cesar. Asimismo,
la parusa, con todo su enigma cautivador, permitir relecturas. En trminos generales,
las dos principales perspectivas a la hora de leer la Biblia son la interpretacin crtica y
la teolgica. Por interpretacin crtica se entiende el anlisis textual que tiene en cuenta
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las variantes del texto original, las traducciones, el contexto de la escritura, las fuentes
literarias que reutiliza el autor, el estilo, los gneros y personajes. Esta tendencia crtica
comprende adems la aproximacin ms historicista que se interesa por quines fueron
los autores, hacia qu fecha y dnde se escribi. La interpretacin teolgica, por su
parte, es la que toma como premisa que la Biblia ha sido revelada por Dios a los
hombres, es texto sagrado y, como tal, debe ser ledo como alianza e historia de
salvacin.
Hay cuatro sentidos para comprender la Biblia: literalis, allegoricus, tropologicus
y anagogicus. Estos se integrarn en dependencia de los significados y
resemantizaciones que se hagan de los pasajes. Occidente ha ledo la Biblia, por un
lado, como fuente de argumentos, personajes, motivos e imgenes y, por otro, como una
autoridad histrica, doctrinal, religiosa y literaria. El primer sentido es el origen de la
presente investigacin; el segundo sentido es til en la medida en que esa autoridad es
cuestionada, resemantizada, subvertida o venerada en las obras que heredan el legado de
las Sagradas Escrituras.
En suma, las principales herramientas tericas proceden de la teora de la
intertextualidad y de la exgesis bblica. Ambas disciplinas se imbricarn en el presente
anlisis del mito bblico en el teatro cubano.
IV. OBJETO DE ESTUDIO
Para la seleccin del objeto de estudio se tendr en cuenta:
Que las obras se ajusten a la definicin de drama bblico propuesta en el captulo
1 de la presente investigacin.
Que las piezas sean de la autora de cubanos (como Gertrudis Gmez de
Avellaneda, nacida en Camagey y cuyas obras tratan temas relacionados con la
realidad cubana). No se considerarn las obras de autores espaoles radicados en Cuba
que escribieron sobre temas hispnicos.
Que las piezas no estn dirigidas al pblico infantil.
Que las obras sean publicadas, lo que asegura su trascendencia como literatura,
en otras palabras, se ignorarn las que solo hayan sido llevadas a las tablas y cuyos
libretos no estn en fondos bibliogrficos ni en catlogos de bibliotecas.
Que las obras se hayan escrito en espaol y estn publicadas en Cuba o, al
menos, hayan sido estudiadas o mencionadas por la crtica teatrolgica. (Esta restriccin
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va dirigida, en especfico, al teatro de la dispora escrito a partir de 1960 fuera de Cuba,
principalmente en Estados Unidos).
De tal modo, la muestra objeto de anlisis quedar conformada por ms de una
veintena de piezas.
El tema bblico en la dramaturgia nacional aparece con Jos Mara Heredia y su
Sal de 1835 que es una traduccin. Gertrudis Gmez de Avellaneda recurrir a las
escenas bblicas en sus Sal (1849) y Baltasar (1856). En el siglo XX, por su parte, se
encuentra una lista ms enjundiosa que va desde personajes celebrrimos hasta
desconocidos. Muchas piezas se construyen sobre la base del intertexto bblico, pero no
todas pueden clasificarse como dramas bblicos. El guio bblico es evidente en Las
piedras de Judea (1915) de Ramn Snchez Varona: pieza que termina siendo una
historia de pareja y de infidelidad; en Cocoa en el Paraso (1951) de Rene Pots se
desarrolla una historia de amor en un espacio intermedio donde las almas esperan por su
destino definitivo en su viaje eterno; y, en Can o la hora de estar ciegos (1955), Dora
Alonso desde la metfora bblica de los hermanos aluda al racismo, a la discriminacin
del mulato para con el negro y trataba algunos elementos de santera. Sin embargo, los
nicos dramas bblicos de la primera mitad del siglo XX son los tres autos sacramentales
de Eugenio Florit, Jess (1948) de Virgilio Piera, El Cristo (1948) de Jorge del Busto,
El nio invlido (1949) de Antonio Vzquez y Anuncia Freud a Mara (1956) de Niso
Malaret. Varias de ellas reescriben, principalmente, el pasaje de la natividad o se
encargan de (de)construir la imagen cristolgica.
El triunfo de la Revolucin cubana en 1959 cambia los derroteros escnicos en el
pas. En la primera dcada de dictadura, solo aparecen dos dramas bblicos: Los mangos
de Can (1964) de Abelardo Estorino y Otra vez Jehov con el cuento de Sodoma
(1967) de Jos Milin. Se trata de dos piezas que, a partir del intertexto bblico, recrean
la historia de una familia pequeoburguesa y la guerra en Vietnam respectivamente. En
los aos setenta, el drama bblico aparece en el teatro de creacin colectiva y su
finalidad siempre es prctica: en este caso, resolver el problema de los testigos de
Jehov. La Biblia es un pretexto para ridiculizar a algunos creyentes. El paraso
recobrao1 (1973) escrita por Albio Paz demuestra el estudio que en torno a los testigos
1 Se emplear el ttulo y los cambios lingsticos del original, a pesar de que sean engorrosos para la
lectura, pues mutilarlos o corregirlos es truncar el espritu que los anima y esa aura de efervescencia
revolucionaria, ese sentido popular y comunitario.
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realiz el colectivo teatral. La Biblia no estar ajena a los cambios histricos que se
operaban en las primeras dcadas revolucionarias.
En las dos dcadas siguientes, 1980 y 1990, el drama bblico desaparece de las
tablas: en 1991, el Estudio Teatral de Santa Clara traa El lance de David, de Joel Sez
(pieza de la que misteriosa o convenientemente no se conserva hoy ningn libreto y
que tampoco fue publicada). No es hasta entrada la dcada del noventa que aparecen La
noche (1994) de Abilio Estvez y El dado Job (1996) de Ulises Cala. Por primera vez,
en varios decenios de Revolucin, volva la Biblia y ya no como un pretexto para el
panfleto poltico como en los aos sesenta y setenta, sino como parte de piezas cuya
principal finalidad no era lo propagandstico, sino la literaturidad, lo dramatrgico.
En 1998 la visita del papa Juan Pablo II es un detonante de cambios en toda la
vida social, poltica y religiosa de Cuba. Hay una apertura a temas tabes (como el de la
fe), se consigue un poco de libertad religiosa y ello trasciende al teatro. A su vez, una
nueva generacin nacida en la dictadura y a la que la crtica ha rotulado como
novsimos dramaturgos, comienza a experimentar y a ocuparse de los ms polmicos
tpicos que hasta entonces el arte revolucionario siempre subsumido no por preceptos
estticos, sino polticos haba silenciado: entre ellos, lo bblico.
Los novsimos dramaturgos en su antologa-presentacin recogen cuatro obras
bblicas: Daniel y los leones (2006) de Maikel Rodrguez de la Cruz, Anestesia (2006,
Premio de Dramaturgia de la Embajada de Espaa en Cuba), Sangre (2007) de Yunior
Garca Aguilera y Partags (2007) de Yerandy Fleites Prez. Uno de estos autores,
Yunior Garca Aguilera, se encuentra escribiendo una decaloga sobre las diez plagas
del Antiguo Testamento. La segunda y la tercera parte de la decaloga, Asco (2010) y
Semen (2011), las nicas publicadas hasta ahora, se apartan por completo del referente
bblico. Sin embargo, las prximas entregas volvern sobre las historias del Antiguo
Testamento. Adems de los novsimos, otros autores aislados publican obras bblicas de
menor calidad: Cenizas de Ruth (2003) y Huellas de Can (2011) de Rubn Sicilia, Yo,
Judas (2002) de Gloria Mait Hernndez Domenech y Jos de Nazaret (2005) de Luis
Carmona Ymas.
El captulo 1 de la investigacin recoger el marco terico. Se estudiarn los
vnculos entre lo religioso y el teatro, se definir el trmino drama bblico, se
aclararn los conceptos de la exegesis bblica que se emplearn, as como otras nociones
de la teora literaria (intertextualidad, parodia, collage). Se esbozar el decursar del
trmino intertextualidad por las ctedras francesa y alemana. Se seguir un anlisis
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intertextual de tipo estructuralista, cuyas categoras tericas principales son la cita, la
parodia, la alusin y el collage, pertinentes para el estudio especfico de obras. Tambin
se delinearn otras nociones de utilidad como actualizacin, referida a la relacin
diacrnica pasado-presente, al eterno retorno de un texto antiguo como nuevo. En lo que
concierne a la exgesis bblica se aclarar qu versin se emplear de las Sagradas
Escrituras, as como las concepciones teolgicas de utilidad para el presente estudio,
como la parusa y la lectura en clave de salvacin. Se partir no solo de anlisis de
telogos, sino tambin de las interpretaciones de Harold Bloom en El libro de J (1990)
y en Jess y Yahv. Los nombres divinos (2005), y de Northrop Frye.
En los captulos siguientes se realizar el anlisis literario de los dramas bblicos y
su insercin en un contexto histrico-cultural. Se analizar la finalidad de la historia
bblica y su actualizacin. En el siglo XIX, se explicar la postura de Heredia que
critica los desmanes de los gobernantes de la metrpoli, similares a los de Sal;
mientras que La Avellaneda loa a la monarqua espaola a la que consideraba heredera
del reino de Cristo. En la primera dcada del siglo XX, algunas piezas releen la tradicin
cristiana desde el nihilismo y las corrientes filosficas en boga: de ah, por ejemplo, que
Virgilio Piera coloque a un Mesas en el sistema de valores existenciales y lo haga
actuar segn los preceptos de la absurdidad, y que Niso Malaret reserve a Freud el papel
del ngel de la anunciacin.
En el siglo XXI, Anestesia (2006) de Agnieska Hernndez se interesa por una
ciudad que necesita ser salvada, que espera por su Mesas, pero ella misma lo condena a
muerte. La Habana es azotada por una epidemia, de la que no hay salvacin posible, es
el eplogo del Apocalipsis. Daniel y los leones (2006) de Maikel Rodrguez de la Cruz
emplea el pasaje del Antiguo Testamento para aludir metafricamente a Cuba que es el
foso y a los leones que son la familia y las personas que han amado/condenado. Sangre
(2007) de Yunior Garca Aguilera toma como marco el relato de la primera plaga del
xodo y explota su visualidad y significado. Ocho personajes, todos procedentes de la
Biblia, se vinculan por hechos de sangre: la leucemia, una transfusin, el sida y un
aborto. Lejos de ser las aguas del Nilo las ensangrentadas, son las del Almendares: la
historia de una Habana asediada por culpas que ha de purificarse. Judas ser reescrito en
Partags (2007) de Yerandy Fleites Prez y en Yo, Judas (2002) de Gloria Mait
Hernndez Domenech. La natividad volver a tener lugar gracias a Camona Ymas en
Jos de Nazaret (2005) y Rubn Sicilia recurrir a personajes veterotestamentarios en
Cenizas de Ruth (2003) y Huellas de Can (2011) para apropiarse del mito bblico.
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El comportamiento del drama bblico en Cuba durante tres siglos responde a
coyunturas histricas, a derroteros e intereses estticos. Un pas bajo el dominio
colonial, la importancia de la corona espaola y la situacin de los esclavos motivarn
que los dramas decimonnicos busquen a Sal o a Baltasar como protagnicos. La
primera mitad del siglo XX se centra en el Mesas en su reivindicacin religiosa o en la
irreverencia: una lectura desde Nietzsche o ms all de l. 1959 es el parteaguas de la
centuria. El drama bblico se ver condicionado por el proceso revolucionario, la
educacin atea, el papel que cobr la creencia equiparable a la situacin de los
homosexuales en el pas, en fin, al silencio que sufri todo lo concerniente a la religin.
Situacin que vara en los aos noventa no solo por la apertura hacia temas tabes
(como los balseros, la prostitucin, la homosexualidad) que genera una realidad sujeta a
cambios y convulsa, sino tambin en materia eclesial por la visita del papa Juan
Pablo II que abre el dilogo entre Revolucin e Iglesia. Ello justifica el retorno del tema
bblico a la dramaturgia nacional en los noventa, del que se valen en el siglo XXI ya sin
ningn tipo de trabas los novsimos dramaturgos como reflejo del estatus actual de la
religin en el pas.
La investigacin resumir el itinerario del drama bblico en el teatro cubano desde
sus orgenes hasta hoy. Asimismo, analizar el comportamiento de dicho tipo de drama
en cada etapa. El drama bblico es una voz callada, pero no por ello silenciosa; una voz
que ha reclamado ser oda.
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CAPTULO 1
EL TEATRO BBLICO. APROXIMACIONES A LA TEORA DE LA
INTERTEXTUALIDAD Y A LA EXGESIS
Si Yahv es una ficcin, es, con mucho, la ficcin ms inquietante con que se ha topado
Occidente. Yahv es, cuando menos, la ficcin suprema, el personaje literario (por llamarlo as) que
permite una meditacin ms inagotable, superando en ello a Jesucristo y a las caracterizaciones ms
grandes de Shakespeare: Falstaff, Hamlet, Iago, Lear, Cleopatra.
Harold Bloom
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1.1 TEATRO BBLICO. UNA POSIBLE DEFINICIN
Algunas fuentes bibliogrficas no suelen deslindar claramente lo religioso (en
ocasiones solo entendido como lo cristiano) de lo bblico: a veces, parece que son dos
trminos equiparables y nada ms. El teatro religioso es un concepto abarcador (en
materia semntica podra considerarse un hipernimo, del que lo bblico sera un
hipnimo), mientras el bblico es restrictivo. De ah que la relacin semntica parezca
siempre sinonmica, cuando en verdad es de otro tipo.
El teatro en su origen mismo es ritual, i. e., religioso: si por religioso se entiende
todo aquello vinculado a las creencias, conductas y prcticas rituales vinculadas a la(s)
divinidad(es) y concepciones mticas. Sin embargo, este concepto de religiosidad
resulta demasiado amplio y es el que recogen varios tericos, la mayora de las historias
del teatro y diccionarios especializados. Por citar solo un ejemplo, Csar Oliva seala en
su estudio de la representacin escnica que en el momento en que el hombre se siente
diferente ante el otro (el sol, la luna, algunos animales) comienzan las primeras
prcticas rituales que tienen el germen de la teatralidad: con esas divinidades el
hombre ha de comunicarse de una manera diferente de la que emplea con sus
semejantes. Desde esta perspectiva amplia, el teatro en su origen es religioso o lo
religioso es teatral ineludiblemente.
El teatro surge de las celebraciones primigenias comunes a todas las civilizaciones
antiguas que rendan culto a los dioses, que implicaban danza y rito y que seguan un
esquema ms o menos parecido: espacio sagrado, templo o altar, y primitivos actores-
danzantes que giran a su alrededor (Oliva, 2008: 21). Como sintetiza Rodrguez
Adrados, las grandes religiones monotestas, no solo el cristianismo, son en principio
ajenas al teatro. Pero el cristianismo (y luego las otras religiones) ha sido permeado por
ese teatro, nacido de rituales agrarios del mundo politesta, y fecundado por el
pensamiento griego (Rodrguez Adrados, 1999: 71).
El germen religioso del teatro est en el chamn, en el danzante enmascarado: el
chamn, por cuya boca habla la voz de Dios, el danzante enmascarado que espanta a los
demonios, el actor que infunde vida a la obra del poeta, todos ellos obedecen al mismo
mandato: al conjunto de una realidad distinta y ms verdadera (Berthold, 1974a: 7). Y,
tambin, est permeado de los impulsos vitales originarios del que brotan las
misteriosas fuerzas de la magia, del conjuro, de la transmutacin: de los ensalmos
vinculados con la caza de los nmadas del Paleoltico; de las danzas de las cosechas; de
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los ritos de iniciacin, del totemismo, del chamanismo; del culto de los dioses
(Berthold, 1974a: 9).
Para Rodrguez Adrados es un hecho innegable el vnculo de lo teatral con lo
primigenio: de la religin naci el teatro, con toda evidencia: del rito y el mito
(Rodrguez Adrados, 1999: 55). Dicho origen ha sido harto demostrado: Las fuentes
prehistricas, populares, folclricas, as como los datos de la historia de las religiones
brindan un material abundantsimo: danzas culturales y festejos del ms diverso cuo,
que llevan en s el germen del teatro (Berthold, 1974a: 9).
1.1.1 BREVSIMA APROXIMACIN AL ORIGEN DEL TEATRO OCCIDENTAL. TEATRO
GRIEGO Y RELIGIN
Las primeras manifestaciones teatrales en el mundo occidental se hallan en Grecia
y tienen una raz religiosa: lo sealan Macgowan y Melnitz (1997: 13), Pavis (1996:
430), Sopena (1988: 12) y otros muchos autores. Este mundo no permita una relacin
dicotmica al respecto: La oposicin entre un teatro religioso y uno no religioso no
habra tenido sentido. La invocacin a los muertos y a los hroes emparentables con
los dioses, las procesiones de Dionisos o de Fales, las danzas rituales, todo puede ser
o todo es religin (Oliva, 2008: 27).
El teatro griego conjuga ritual y espectculo: se celebra en un lugar sagrado, el
teatro de Dionisos, y en la ocasin festiva de las dos grandes fiestas del dios, las Leneas
y las Grandes Dionisacas (Rodrguez Adrados, 1999: 33) y tiene caractersticas
sagradas en el vestuario, el lenguaje, los corales, la danza y la msica (Rodrguez
Adrados, 1999: 57). Adems, ya contaba con un valor aleccionador, similar al del teatro
cristiano: es una leccin dirigida a todo ese pblico: una leccin a travs de un
ejemplo. Agamenn o Edipo le hacen ver los riesgos de una poltica infatuada, de un
desconocimiento de los propios lmites (Rodrguez Adrados, 1999: 34).
Obviamente, dicho concepto de religin en Grecia es muy distinto al que ha
difundido el cristianismo:
La religin del teatro no es, en principio, la religin cristiana, que tiene con l una conexin
muy limitada. Viene de un estadio de religin popular, naturalista, centrada en el tema de la
vida en sus momentos esenciales. Una religin que difcilmente admita la distincin entre lo
sagrado y lo profano, lo doloroso y lo risible, que era ajena al moralismo que divide a los
hombres en buenos y en malos, que separa a Dios del demonio. Esa religin es cosa del
pasado, y ms en nuestro ambiente urbano y tecnificado (Rodrguez Adrados, 1999: 76).
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Siglos despus del auge del mundo grecolatino, se entiende como teatro religioso
aquel que se sustenta en la nueva religin: el cristianismo. Es el paso de lo dionisaco a
lo apolneo.
1.1.2 INTRODUCCIN AL TEATRO RELIGIOSO MEDIEVAL
Cuando se habla de teatro medieval, hay que partir de un concepto amplio de
teatralidad que puede comprender manifestaciones apegadas a la liturgia, tropos, prosas,
etc. (Prez Priego, 1997: 9). Lo teatral en la Edad Media conlleva cierta carga de
dramaticidad y no se puede concebir en el sentido teatral grecolatino ni desde
perspectivas ms modernas. Ello ha llevado a cuestionamientos sobre si en verdad se
puede hablar de un teatro medieval en el drama litrgico o en la Representacin de los
Reyes Magos en Espaa, por ejemplo2. Quizs lo que mejor resume esta situacin es la
dicotoma que plantea Hermenegildo en su estudio del teatro medieval castellano:
dramaticidad textual/ virtualidad teatral (Hermenegildo, 1992: 99). En la presente
investigacin, se asumir que todas aquellas expresiones literarias o representaciones
que tengan rasgos dramticos (ya sean nimios o escasos), todo lo que est en el rango de
la dramaticidad textual y la virtualidad teatral forma parte del teatro medieval. Este ser
entendido desde una visin amplia y abarcadora que incluye desde la rudimentaria
teatralidad del tropo hasta los ms elaborados ciclos navideos.
Como resume Massip, la mayora de textos y documentos sobre el teatro del
Medioevo pertenecen, pues, al teatro instrumentalizado por la Iglesia o por los
municipios, es decir, al teatro religioso (Massip, 1992: 42). Ello no significa que no
existiese otro tipo de teatro, pero la labor de juglares e histriones quedaba marginada
ante el podero institucional religioso3. El teatro medieval terminar por quedar
2 Se puede leer al respecto en Lpez Morales (1982: 513-568). 3 El teatro medieval ha sido definido en la oposicin religioso/ profano escisin que tiene lugar en la
Edad Media, pero que como seala Adrados ya haba anticipado Aristteles en la divisin entre temas
serios y nobles y temas inferiores (Rodrguez Adrados, 1999: 61). Sin embargo, la divisin entre teatro
religioso y profano no resulta quiz la ms acertada como han sealado varios investigadores (Palacio
Bernal, 2003: 219), pero ha sido la ms extendida por la crtica y la que emplean muchos (incluso los que
la rechazan, como la propia Palacio Bernal). Algunas razones que se arguyen al respecto son que la
contaminacin entre lo profano y lo religioso en la Edad Media no es tal, todo es religioso o puede
convertirse en ello (lo prueban los personajes ajenos a la liturgia y a la tradicin que comenzarn a aparecer en las piezas dramticas como el vendedor de perfumes o la propia Sibila que anuncia el mensaje
cristiano). A pesar de las limitaciones terminolgicas, el presente trabajo emplear en ocasiones la
distincin profano/ religioso por ser la ms extendida y por no contar con otra que venga a suplirla. En
fin, se sabe que muchas veces las terminologas son objetables, imprecisas e imperfectas, pero siempre
son tiles y ordenadoras.
Eva Castro (1997) elude la oposicin religioso/ profano que al parecer es inoperante e inexistente
en el Medioevo y se concentra solo en lo religioso. Distingue entre drama litrgico y teatro religioso. El
primero se relaciona con los textos litrgicos y con la liturgia misma e, incluso, forma parte de ella. El
segundo puede subdividirse en culto y popular, y engloba las formas de drama escolar o ludi theatrales y
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subsumido por lo religioso, terminar atado a ese calificativo. Como sealan
Domnguez y Martnez, en la introduccin a su volumen de la Biblia en el teatro
espaol, se ha llegado a afirmar que, en referencia a la Edad Media, toda su literatura
vendra a constituir una inmensa exgesis bblica (Domnguez y Martnez, 2012: 11),
pues el universo bblico y litrgico impregn todos estos siglos (Domnguez y Martnez,
2012: 61).
El mundo es, para la tradicin platnico-agustiniana imperante, un lugar de
representacin (Oliva, 2008: 72): hay un ansia innata en el hombre de representar, de
la figuracin, y esa ansia la satisface el culto cristiano. El teatro medieval es parte de la
espontaneidad natural del hombre de todos los tiempos y pocas que busca representar y
ser representado, que desea comunicarse con los dems (Palacio Bernal, 2003: 218). El
sacerdote se presenta como un actor dramtico, encarnacin de Cristo y la misa como
el mayor espectculo teatral de Occidente (Oliva, 2008: 72). El teatro medieval es
tambin, como el griego, de origen religioso. El teatro en el mundo cristiano renace del
rito litrgico, renace unido a la Iglesia (D'Amico, 1961: 132; Palacio Bernal, 2003:
219). No se puede olvidar que la liturgia lleva intrnsecamente la dramaticidad: gestos,
msica, vestimenta, acciones, espacios y objetos simblicos (Pellitero, 2003: 110).
La situacin teatral en el momento de auge del cristianismo no era idnea: el
cristianismo se origina en un pueblo que no tena experiencia teatral y surge en un
momento en que la tragedia y la comedia del mundo clsico estaban en declive
(Rodrguez Adrados, 1999: 70). Las primeras manifestaciones teatrales cristianas
pueden hallarse incipientemente en la Iglesia oriental (Berthold, 1974a). Tanto en
Bizancio como en Occidente, a pesar de la hostilidad cristiana al teatro, fue surgiendo
un nuevo teatro cristiano, que dramatizaba pasajes del Evangelio y las antfonas
(Rodrguez Adrados, 1999: 72).
Desde el principio, la Iglesia tuvo una relacin ambivalente al respecto: por un
lado, temor y repudio a ese ambiente y a motivos profanos del teatro antiguo y, por otro,
encontraba beneficioso el poder del teatro sobre el pueblo para visualizar, hacer sentir
profundamente todos los dramas de la vida, a partir de la vida de Cristo: nacimiento,
reconocimiento glorioso, pasin, muerte (Rodrguez Adrados, 1999: 73). As, la Iglesia
misterios. En su estudio del teatro medieval, Pellitero tambin se ocupa de lo religioso y seala dos tipos
bsicos de teatro: el litrgico o paralitrgico y el sacro. El litrgico es de estructura dramtica sencilla, sin
concesiones a lo imaginativo, ceido al texto bblico o litrgico. En el caso del teatro sacro, se trata de
representaciones cercanas a los tropos, pero ms desarrolladas (Pellitero, 1990: 22-23).
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terminar apropindose de la tradicin y la teatralidad juglaresca para transmitir su
mensaje (Massip, 1992: 23).
Los primeros encuentros entre teatro y cristianismo se reflejan en varios concilios
del siglo IV y V el de Elvira, el de Arles y el Concilio Africano que se ocupan de la
situacin de los actores (mimos, pantomimos) y de temas ticos relacionados con ellos.
Por ejemplo, el Concilio Africano es el que les concede el derecho al bautismo (con el
consiguiente abandono del indigno oficio) (Sopena, 1988: 81-82). Los mimos y
pantomimos tambin sufrieron el anatema de la Iglesia: Tertuliano les negaba la
redencin cristiana en De spectaculis y san Agustn en Confesiones y Civitas Dei
denuncia la tica negativa de los spectacula. Sin embargo, ms all de los juicios
morales, el gran puente entre el teatro latino y el cristiano, se materializa en la propia
liturgia y llega a somatizarse. Somatizacin mxima y encarnacin en el cuerpo de una
monja: Hrosvita, que recurre a Terencio para redactar sus obras de martirios y
conversiones que D'Amico califica de poemitas religiosos. Esta monja a veces parece
un personaje ms, ya no de una obra medieval, sino de la historiografa teatral:
concebido, repensado y reescrito constantemente por cuanto estudioso se acerca al
Medioevo.
La pervivencia de lo dramtico es parte de la herencia y el legado de la sociedad
antigua: De la misma forma que las bibliotecas de los conventos salvaron los textos
clsicos y las columnas de los templos en ruinas siguieron alzndose en las naves de las
baslicas, as los elementos esenciales del drama aparecen otra vez en los oficios
divinos (Sopena, 1988: 83). La misa es el primer drama cristiano; el sacerdote, el actor
trgico; y el altar, el escenario (Sopena, 1988: 83; D'Amico, 1961: 138; Berthold,
1974a: 205).
1.1.2.1 EL DRAMA LITRGICO
El teatro es un cdigo, una lengua que posibilita la comunicacin entre el hombre
y los dioses, entre el hombre y Dios. La liturgia cristiana se vale de ese cdigo y, entre
los siglos IX y XII, incluye en su seno acciones dialogadas y representativas, primero en
el estricto mbito eclesistico, pero muy pronto abrindose a la participacin de los
fieles, a las interpolaciones festivas y a la lengua romance (Massip, 1992: 15).
Alrededor de la misa comienzan a surgir actos cargados de teatralidad (Massip, 1992:
31):
La liturgia, sobre todo la medieval, tiene una gran carga de espectacularizacin; de hecho, se
habla del drama de la liturgia, entendida esta como si de una manifestacin dramtica se
-
30
tratase. Esta visin no es nueva, sino que arranca ya de los primeros comentarios alegricos de
la liturgia, realizados en poca carolingia por Amalario de Metz, que tuvo un buen nmero de
seguidores durante toda la Edad Media. Cualquier ceremonia de ritual, ya fuera obligatoria u
optativa, se rodeaba de un aparato visual y gestual: la misa, los oficios, las procesiones, las
consagraciones del templo, las consagraciones del obispo; es decir, toda ceremonia religiosa
puede ser analizada desde este punto de vista espectacular (Castro, 1997: 31-32).
La simiente de la teatralidad se halla en las primeras ampliaciones que se le hacen
a la liturgia y que tienen como forma principal y ms difundida los tropos4, que eran
amplificaciones de un canto litrgico por medio de adiciones o sustituciones
(Pellitero, 1990: 12), tenan como finalidad facilitar la memorizacin de la meloda
(Massip, 1992: 32). Los tropos dialogados, en especfico, constituyen el antecedente
directo del drama litrgico: Del tropo, parfrasis o comentario del texto sagrado en
latn que se cantaba, surge el drama litrgico, como medio de acercar los misterios al
pueblo, de hacerlos ms reales y vivos a la congregacin reunida (Palacio Bernal,
2003: 219).
Dentro de la liturgia oficial, se encuentran creaciones msico-literarias (tropos y
prosas de las misas, prsulas, oficios rimados y dramas litrgicos) que responden a la
consigna del rito romano de dar cabida, dentro de la regularizacin ritual, a variaciones
locales y a la libre creatividad dentro de los lmites doctrinales establecidos (Castro,
1997: 12). Estas manifestaciones iniciales no pueden considerarse como plenamente
dramticas, aunque no se deben obviar, pues son el detonante y el comienzo de una gran
revolucin escnica. Esa semilla de lo escnico se advierte, adems, en lo que Massip
nombra las primeras acotaciones escnicas (Massip, 1992: 32) que se hallan en el
drama litrgico del siglo X Visitatio Sepulchri5.
El origen del drama litrgico est en las glosas y comentarios a los rituales
religiosos, en estos tropos, responsorios, introitos, antfonas, prosas (Llus Martos,
2012: 113). Tuvo otros antecedentes como algunos textos escolsticos de Apolinario el
Viejo (IV d.C.) destinados a las lecturas en las escuelas, Hrosvita y las homilas
dramticas (D'Amico, 1961: 132). Segn D'Amico, la teatralidad y el germen dramtico
de la vigilia pascual son su detonante (D'Amico, 1961: 136). Como afirma Harald
Zielske, muchas de estas primeras obras ni siquiera pueden considerarse dramas en el
4 Young data el tropo ms antiguo en el siglo X (Young, 1967: 210). 5 Las acotaciones llegan a ser tan importantes que desembocan en un gnero propio: las consuetas, que se
ocupaban principalmente de las descripciones y la escenografa, eran cuadernos de normas
consuetudinarias, y de ah el nombre de Consueta: lo que se acostumbra a hacer (Pellitero, 1990: 19).
Como seala Pellitero, las Consuetas son, teatralmente, mucho ms interesantes (Pellitero, 1990: 19).
-
31
sentido aristotlico (Harald Zielske, 1989: 405). Sobre el trmino drama litrgico,
dado a estas primeras desviaciones del guion del rito cristiano, apunta D'Amico que
mejor convendra llamarlo oficio litrgico (D'Amico, 1961: 135).
El teatro religioso (entindase en este caso cristiano) tiene su desarrollo en
Occidente alrededor del siglo VIII en la forma de drama litrgico. En cuanto a la
datacin, las fechas son diversas: D'Amico propone los siglos VIII y IX como el
momento del surgimiento y desarrollo (D'Amico, 1961: 136), mientras otros como
Patrice Pavis brindan una fecha posterior, entre el X y el XII (Pavis, 1996: 151) y Palacio
Bernal mucho despus (XII y XIII) (Palacio Bernal, 2003: 220). Mas, todos concuerdan
en las principales caractersticas de este drama litrgico: el empleo del latn, la
vinculacin al rito y los ministros del santuario (sacerdotes o tonsurados) como actores
exclusivos (D'Amico, 1961: 138; Gmez Garca, 1998: 265; Sopena, 1988: 84). Sus
principales temas fueron la Pascua y la Natividad, pues su intencin era hacer el
episodio capital de la historia cristiana ms real y ms vivo para la congregacin
reunida (Nicoll, 1964: 111). Se caracteriza por el empleo del dilogo, la gestualidad y
la msica (Castro, 1997: 32). Massip seala la precoz aparicin de la lengua romance en
estos dramas litrgicos ya en el siglo XI (Massip, 1992: 34).
El drama litrgico aprovechar espacio, vestuario, gesto El espacio escnico
primigenio fue el templo (con sitios privilegiados como el presbiterio, alrededor del
altar o el crucero) con toda la simbologa que entraaba (el polo oriental de la salida del
sol con el consiguiente valor positivo y el polo occidental con valor negativo de la
puesta del sol). Luego se traslada a plazas y calles: la ciudad entera se transforma en
espacio teatral: e.g., la procesin que llega hasta hoy. Un nuevo espacio simblico cuya
forma ya sea ortogonal o circular representa la idea medieval del cosmos (Castro,
2003: 61): esas formas elpticas y redondas son reflejos de las figuras perfectas de la
creacin divina (Castro, 2003: 61). Segn Massip, franciscanos y dominicos jugaron un
papel determinante en sacar el teatro a la calle (Massip, 1992: 52). Este cambio de
locacin, segn Castro, ya aparece testimoniado desde finales del XII (Castro, 2003: 61).
Las vestiduras eclesisticas, por otra parte, se van jerarquizando con el paso del
tiempo y el desarrollo institucional de la Iglesia. Y esa jerarquizacin del ropaje
litrgico se traslada a la escena de acuerdo con la dignidad de los intrpretes (diconos,
subdiconos o presbteros), y se adapta segn la importancia sagrada o humana del
personaje que se quiere representar (Massip, 1992: 100). Por ejemplo, las tnicas o
albas blancas se reservan a los ngeles, mientras que a Magdalena se le hace vestir de
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32
rojo. Castro tambin concuerda en que las vestimentas ya tenan una finalidad (Castro,
2003: 79-80).
En cuanto a otros aspectos de la teatralidad, se seguan algunas tcnicas de
interpretacin relacionadas con la pronunciacin y la gestualidad, y exista un director
de escena (Castro, 2003: 74-75) al que Massip llama maestro del coro, director o
didaskalos (Massip, 1992: 117). Sobre los intrpretes se sabe que son los
eclesisticos los primeros en desempear el rol, de ah que Massip hable del actor
clrigo (Massip, 1992: 119), pero poco a poco los laicos comenzarn a tener papeles
secundarios (Castro, 2003: 73). Estos intrpretes no son actores, son actantes: "hacen
de" apstoles, Maras, ngeles, etc., pero nunca llegan a una completa identificacin con
su "personaje" porque son oficiantes y sus gestos, vestuario o tono meldico estarn
predeterminados por la preceptiva litrgica (Castro, 2003: 72).
El drama litrgico a pesar de tener en ciernes la teatralidad, en su poca fue
sentido como una ceremonia ms, engastada en el ritual romano oficial (Castro, 1997:
28). El lmite entre drama y oficio litrgico, entre representacin y rito, entre arte y
religin es impreciso y, tal vez, inexistente. Sin embargo, el drama litrgico no se
encontr solo en la poca, convivi con otra forma: el drama escolar. En este tipo de
drama, Castro advierte la simiente del arte dramtico contemporneo: son el trnsito
entre la retrica eclesistica y el drama (Castro, 2001: 6).
Eva Castro afirma que el drama litrgico tiene un parigual (el drama escolar) y
que ambos conforman el drama eclesistico medieval. Los dramas escolares o ludi
theatrales (trmino que se emplea en documentos sinodales y conciliares) aparecen
desde el siglo XII, escritos en latn, y coexisten con el drama litrgico. Han recibido
mnima difusin en comparacin con los dramas litrgicos y, por consiguiente, menor
atencin de la crtica. De hecho, la publicacin en espaol de Dramas escolares latinos
(siglos XII y XIII) en 2001 es un ajuste de cuentas.
Los dramas escolares son definidos por Castro siempre en contraste con el drama
litrgico. La gran diferencia entre ambos radica en que uno est intrnsecamente
asociado al rito, es parte de l, es litrgico; mientras que el escolar ya no: ha sido
concebido no con funcin cultual, sino para ser puesto en escena, su fin es la
performance. Difieren tambin en cuanto a la transmisin: los litrgicos son legados
gracias a los cdices litrgicos, mientras que los escolares tienen una transmisin
independiente del ritual ceremonial (Castro, 2001: 8). Otra divergencia radica en los
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33
propios nombres: los litrgicos se conocen como officium u ordo, y los escolares como
ludus o exemplum.
El dilogo autor-pblico por medio de los actores se encuentra en los dramas
escolares, hay un texto con singularidad; en contraste con el drama litrgico en el que
todo forma parte del rito: los actores son actuantes; el autor, eclesistico; y el pblico,
los feligreses (Castro, 2001: 8-9). Difieren en cuanto al gesto: en un caso circunscrito al
rito (drama litrgico) y en otro con un sentido laico y profano, elemento indispensable
para el desarrollo de la accin (Castro, 2001: 13). En el drama escolar, adems, se
introduce la lengua verncula (Castro, 2011: 9) y hay un paso de la comunidad de fieles
al pblico espectador. Los cambios en relacin con el gesto, el autor y la audiencia son,
en resumen, los principales aspectos diferenciadores que seala Eva Castro.
Los dramas escolares aparecen entre los siglos XI y XIII (Castro, 2001: 7). Son los
principales responsables de contaminar el drama litrgico con algunas de sus
variaciones como la del vendedor de perfumes con el que tropiezan las tres Maras de
camino al sepulcro. Hay una evidente intencionalidad: los textos litrgicos y religiosos
de los que se sirven son ya un mero pretexto para dar cuerpo al concepto "teatro"
(Castro, 2001: 6). Las diferencias entre lo litrgico y lo escolar son claras, as como el
hecho de la preponderancia del primero en todos los estudios de la poca (Castro, 2001:
5-6).
A este primer teatro eclesistico (drama litrgico y drama escolar), suceden otras
manifestaciones dramticas como los milagros, moralidades, misterios y autos que
gozarn de rasgos propios del teatro y se apartarn gradualmente de lo ritual y
ceremonial.
1.1.2.2 MILAGROS, MORALIDADES, MISTERIOS Y AUTOS
Alrededor del siglo XII se localizan varias manifestaciones del teatro religioso que
comienzan a separarse de lo bblico y lo litrgico, a contaminarse con elementos propios
de la tradicin cristiana, de las creencias e imaginera populares (milagros y santos).
Sobre estas manifestaciones la crtica tiene diversas opiniones. Allardyce Nicoll apunta
cinco formas de teatro medieval: las sacre rappresentazioni, los mystres franceses, los
Passionsspiele alemanes, los miracle plays ingleses y los guary plays de Cornualles
(Nicoll, 1964: 118). Macgowan y Melnitz circunscriben las tres principales
manifestaciones del teatro religioso medieval a tres pases: los autos a Espaa, los
misterios a Francia y las moralidades a Inglaterra (Macgowan y Melnitz, 1997: 89).
Otros autores hablan de laude dramtica y de pasiones.
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Sopena refiere la existencia de otra manifestacin de origen italiano: la laude
dramtica o sacre rappresentazione que surge en el siglo XIII junto a hermandades
como los Disciplinados, Fustigadores, Flagelantes, etc., y que tena un componente de
flagelacin y de expiacin mediante el castigo corporal y la splica (Sopena, 1988: 97;
Massip, 1992: 39; Zielske, 1989: 413-417). Palacio Bernal ubica entre el drama
litrgico del siglo XII y los misterios del XV, no solo las moralidades sino tambin las
pasiones. Estas ltimas aparecen vinculadas a la celebracin del Viernes Santo: el
lamento de la Virgen y de los acompaantes al pie de la cruz (Castro, 1997: 50) y
pueden datarse en el XIV. (Palacio Bernal, 2003: 222). Sin embargo, la mayora de las
fuentes concuerdan en que las principales expresiones del teatro religioso fueron los
milagros, las moralidades, los misterios y los autos.
Los milagros surgen alrededor del siglo XII6 y deban su nombre a la aparicin
prodigiosa de los santos o Mara que tena lugar al final y que solucionaba el conflicto.
Eran dramas individuales, divididos generalmente en dos partes: la primera mostraba el
pecado el error del protagonista y la segunda el milagro llevado a cabo por la
figura religiosa que haca regresar al pecador al camino verdadero. [Y] dado que el
milagro ocurre necesariamente al final del enredo, ha de entenderse que la mayor parte
de la ancdota se ocupa de materiales seculares, y con frecuencia cmicos (Nicoll,
1964: 125). El milagro poda ser el centro de la trama; ser necesario para la resolucin
del conflicto, pero ser eclipsado por el material secular; o ser un mero accesorio de un
tema totalmente mundano (Nicoll, 1964: 125). El diccionario Akal cuando define el
milagro apunta que sus temas no solo se relacionaban con las historias evanglicas,
marianas o con la hagiografa, sino tambin con algn hroe de caballera, aunque su
nota siempre era la de exaltar los principios cristianos (Gmez Garca, 1998: 551). Los
milagros podan tener argumentos como la salvacin de un nio endiablado, el
arrepentimiento de un papa acusado de simona o de un pecador excomulgado, la
intervencin para resucitar a un nio o para que un cannigo abandone a su mujer en el
momento de casarse y abrace el estado eclesistico (Palacio Bernal, 2003: 221), pero
todo siempre lo solucionaba la intercesin de la figura mariana principalmente.
La moralidad surgida alrededor del ao 1400 segn Pavis (1996: 32) o a partir
del ao 1375 segn Gmez Garca (1998: 571), como indica su nombre, versaba
sobre vicios y virtudes, por lo que sus personajes eran abstracciones (Nicoll, 1964: 127).
6 En Inglaterra, en el siglo XIV, alrededor de la fiesta del Corpus surge el miracle play (Massip, 1992: 41).
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35
Esto parece un retroceso en la configuracin de los personajes, pero segn Allardyce
Nicoll eran la abstraccin y la alegorizacin las que posibilitaban a los dramaturgos
medievales contar historias actuales sobre lo que vean a su alrededor (Nicoll, 1964:
128). En Francia, las moralidades eliminaron las abstracciones y las sustituyeron por
nombres reales o tpicos. En Espaa, Massip refiere que tardamente se encuentra una
moralidad mallorquina del XVI. La moralidad fue un gnero didctico en el que sus
protagonistas abstractos (virtudes y vicios) eran caracterizados como seres humanos
reconocibles por sus vestidos y smbolos icnicos, [y] establecan un vivo debate
tendente a promover la adhesin al cdigo cristiano de conducta (Massip, 1992: 41-
42). Su carcter tico motivaba que el clmax radicase en una tensin moral que
acentuaba la idea de la condicin humana como viaje, como combate incesante entre el
bien y el mal: una psicomaquia que pone en escena los conflictos entre los siete
pecados capitales, las virtudes, los vicios, mientras que el hombre, eterno pecador, es
invitado a arrepentirse y a someterse a la piedad divina (Pavis, 1996: 32). Wardropper
apunta que la moralidad es la forma ms parecida al posterior auto sacramental del siglo
XVI.
Los misterios surgen en el XV (Wardropper, 1967: 152), como sucesores de los
milagros (tambin llamados jeux y Miracles Plays) de los siglos XIII y XIV. Palacio
Bernal concuerda con Wardropper en las fechas: XV y parte del XVI (Palacio Bernal,
2003: 223), mientras Massip los ubica entre el XIII y el XVI (Massip, 1992: 15). El
misterio, adems, es conocido como mystre, jeu, vie, histoire par personnages y como
miracle inclusive (Palacio Bernal, 2003: 223). Los misterios podan ser de tema
veterotestamentario, hagiogrfico, etc., pero siempre organizados en jornadas (Palacio
Bernal, 2003: 224). Eran piezas de larga duracin, pues los autores de misterios eran
poco selectivos: con demasiada frecuencia trataban de narrar todas las historias del
Antiguo Testamento o todos los Hechos de los Apstoles (Wardropper, 1967: 152). En
cuanto a la representacin, Wardropper afirma que las palabras y los detalles carecan
de trascendencia; la accin lo era todo. De ah que el texto de los misterios no sola ser
ms que una serie de acotaciones (Wardropper, 1967: 155). Su finalidad era ejemplar y
edificante (Patrice Pavis, 1996: 316).
Segn el diccionario Akal, el trmino misterio alude al contenido de la
representacin como al "mester" u oficio de cada uno de los gremios que tenan a su
cargo estos espectculos (Gmez Garca, 1998: 557). Se deriva del drama litrgico y
difiere de l en que era hablado y no cantado y estaba compuesto en lengua verncula
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36
(Fuente Ballesteros y Villa, 2003: 233). Se representaba no solo en el interior o en los
prticos de los templos, sino tambin en plazas pblicas (Gmez Garca, 1998: 557).
Massip destaca la gran diferencia entre misterio y drama litrgico: las representaciones
y misterios comienzan subrayando la humanidad de Dios, en contraste con la divinidad
que era exaltada en el drama litrgico. Este cambio tiene como una de sus causas
principales la aparicin de las rdenes mendicantes (Massip, 1992: 37). La principal
divergencia entre los misterios y los milagros es formal (el milagro era ms breve y lo
religioso apareca en el desenlace, mientras que el misterio era religioso de principio a
fin) y no temtica (Zielske, 1989: 414).
Las primeras obras religiosas espaolas recibieron el nombre de autos ('acciones'
o 'actos') (Macgowan y Melnitz, 1997: 89). Estos autos no solo presentaban personajes
abstractos como las comedias inglesas de moralidad. Se parecan a otro tipo de obra
inglesa religiosa el misterio en su forma de presentacin peripattica. Despus de
la representacin en la iglesia, los actores iban de un lugar a otro de la ciudad repitiendo
la obra (Macgowan y Melnitz, 1997: 91). El trmino auto pertenece al siglo XV, por
lo que titular Auto de los Reyes Magos a una pieza del XII, es un manifiesto
anacronismo, una impropiedad (Gmez Moreno, 2003: 95; Wardropper, 1967: 152).
En resumen, lo que se entiende por auto en la Edad Media era una especie de
misterio, semejante a este formalmente y que no se relaciona con los posteriores
lineamientos estticos del auto sacramental de Lope o Caldern. Como sintetiza el
diccionario Akal, el calificativo auto ha suscitado algunas imprecisiones debido a la
ampliacin de su significado: por extensin denomnanse as a todos los misterios de la
religin o conflictos de carcter moral o teleolgico (Gmez Garca, 1998: 70). Sin
embargo, su sentido primigenio lo une a la Edad Media: autos son todas aquellas obras
del siglo XV de las que hoy solo se conservan unas pocas (como el Auto de la Pasin y
el Auto de la huida a Egipto).
Milagros, moralidades, pasiones, sacras representaciones, misterios y autos
conforman el panorama medieval. Bola de espejos/ bola psicodlica que ilumina, refleja
y reconstruye centurias de profesin de fe.
1.1.2.3 ESPAA Y SU TEATRO RELIGIOSO MEDIEVAL
Hasta hace unos aos, los criterios sobre el teatro medieval espaol eran
peyorativos, quizs prejuiciados y discriminatorios. Espaa quedaba como la peor de
todas las naciones europeas, rezagada en comparacin con Francia, Alemania o
Inglaterra. Criterios como los de Wardropper eran generalizados en la bibliografa: en
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37
Espaa no hubo misterios ni moralidades, sino pseudomisterios y pseudomoralidades
(Wardropper, 1967: 156). Se afirmaba que no haban existido obras y que el silencio se
extenda desde el XII hasta el XV: entre el drama litrgico que se suele llamar con
bastante impropiedad el Auto o Misterio de los Reyes Magos, y la Representacin del
nacimiento de Nuestro Seor, de Gmez Manrique (mediados del XV), no se conoce
ningn drama en Espaa (Wardropper, 1967: 152). Tal pareca que el gran
protagonista del teatro religioso de la Pennsula (el auto sacramental) llegaba despus de
sus semejantes al resto de Europa y despus de varios siglos, y no se inscriba en una
tradicin precedente.
Como seala Eva Castro, an est por hacer[se] un estudio monogrfico
completo sobre el arte escnico medieval en Espaa (Castro, 2003: 55). Gmez
Moreno apunta que los especialistas en muchas ocasiones han resumido la cuestin del
teatro medieval en el simple contraste de la penuria teatral del Medioevo con la riqueza
de las centurias posteriores (Gmez Moreno, 2003: 85). Adems, anota la poca
informacin que se tena hace unos aos sobre la etapa, pero que en las ltimas dcadas
ha ido aumentando y ha hecho cambiar y cuestionar algunas perspectivas (Gmez
Moreno, 2003: 86).
Gmez Moreno reivindica el puesto del teatro litrgico en Espaa y el desarrollo
teatral hispnico en la Edad Media que se haba considerado tardo en comparacin con
el resto del Occidente latino y cristiano: [E]l drama litrgico abund en toda la
Pennsula, en la Corona de Aragn y en el Reino de Castilla, desde Galicia hasta
Andaluca (Gmez Moreno, 2003: 100). Pellitero concuerda con l: en un tropario de
Huesca ya a fines del siglo XI y principios del XII, aparecen testimonios del tropo
litrgico en el Officium pastorum (Pellitero, 1990: 32); y se sabe que en Toledo en el XII
florecieron representaciones variadas (Pellitero, 2003: 111).
Hoy se conoce que exista una viva actividad teatral en las iglesias de Castilla
(Prez Priego, 1997: 14). All, en Semana Santa, haba representaciones de la Pasin y
existan, en general, otro tipo de ceremonias litrgicas parateatrales como la Procesin
del Pendn (Prez Priego, 1997: 14). La Navidad, la Pasin y, sobre todo, el Corpus
Christi eran motivos para desplegar la teatralidad (Prez Priego, 1997: 24). Adems de
las representaciones religiosas, hubo otras manifestaciones: el entrems y el momo,
ligadas a la corte (Gmez Moreno, 2003: 96; Prez Priego, 1997: 16).
Varias manifestaciones del teatro medieval hispnico son el tropo Quem quaeritis
de la Visitatio sepulchri (Castro, 1997: 41); el planctus que era un lamento lrico que se
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38
entonaba al final de los Maitines, el Viernes Santo (Castro, 1997: 233); el famoso canto
de la Sibila, incorporado a los Maitines de Navidad, testimonio de la divinidad de Cristo
(Pellitero, 1990: 25-26); el Officium pastorum (dramatizacin de la antfona del oficio
de laudes de la noche de Navidad [Prez Priego, 1997: 22]) y el Ordo Stellae. Segn
Huerta Calvo, se conservan un tropo del ciclo de la Visitatio Sepulchri (Silos, XI), otro
del mismo ciclo (Santiago de Compostela, siglo XII) y dos tropos: uno del ciclo de la
Visitatio y otro del Officium pastorum (Huesca, XI y XII) (Huerta Calvo, 1984: 15).
Del siglo XV se conservan varias obras: el Auto pastoril navideo de Fray igo de
Mendoza (Pellitero, 1990: 93); la Representacin del Nacimiento de Nuestro Seor de
Gmez Manrique (Pellitero, 1990: 107; Prez Priego, 1997: 52); el Auto de la huida a
Egipto (Pellitero, 1990: 143; Prez Priego, 1997: 101); Auto de la Pasin (Prez Priego,
1997: 79; Pellitero, 1990: 175). Es cierto que no hay muchos textos que se conserven
entre la Representacin de los Reyes Magos y las obras del siglo XV, pero quedan los
testimonios de Alfonso X (Prez Priego, 1997: 204) y el Cdice de Autos Viejos. Hay
numerosas pruebas de que, a pesar de que no se conservan, los textos s existieron. El
primer teatro escrito en Espaa en lengua romance fue religioso, fue cristiano y fue
bblico. La tradicin medieval influye en el posterior desarrollo del gnero y desemboca
en esa gran manifestacin que es el auto sacramental.
El teatro medieval fue en esencia cristiano, pero la teatralizacin de lo sacramental
y religioso deviene en una desdivinizacin y secularizacin (Berthold, 1974a: 205-
206). El teatro religioso se va contaminando con lo mundano, no solo en la
escenificacin cada vez ms realista, en los trajes, y en la aparicin de lo grotesco en las
representaciones. Tambin la crtica a la actualidad y la referencia a pocas inmediatas
aparecieron ya en el drama del siglo XII (Berthold, 1974a: 225). Macgowan recoge este
proceso: las figuras bblicas se convierten en hombres de la poca, el diablo asume la
forma de un pirata o un moro, el Mesas se convierte en una oveja en paales puesta en
una cuna por un pastor, hasta que en Europa en 1450 el drama religioso cede su lugar
al drama secular (Macgowan y Melnitz, 1997: 48; 89-90).
1.1.3 EL TEATRO RELIGIOSO DESDE SUS ORGENES HASTA HOY
El rastro religioso del teatro se encuentra en sus orgenes en los rituales de las
sociedades politestas. Ese concepto religioso en Occidente luego se transmuta en
sinnimo de cristiano: el drama litrgico, primero, une teatro y religin en el espacio
sagrado; luego, las moralidades, misterios, milagros y autos se separan del templo,
comienzan a tener actores y las tramas inician su contaminacin con temas paganos.
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En Espaa, el teatro tambin nace unido a lo religioso: lo atestiguan la Representacin
de los Reyes Magos y los autos del siglo XV, y ese espritu religioso medieval se
extiende al Siglo de Oro: donde el auto sacramental reflejar no ya las historias del libro
sagrado ni de los santos, sino que profundizar en el dogma, en la eucarista, en los
preceptos de la escolstica y la patrstica.
Desde sus orgenes lo religioso y lo cristiano aparecen unidos a lo teatral y
recorren juntos un largo camino. En los siglos XIX, XX y XXI, el tema bblico contina en
el teatro, pero ya sin tanta relevancia y sin ocupar el sitio principal. Desde el Siglo de
Oro, el tema bblico no ha vuelto a ocupar una posicin preponderante. Lo cristiano hoy
ya no tiene un rol privilegiado en el mundo teatral, es un tema ms, aunque la
religiosidad del teatro llega hasta hoy, le es intrnseca: El teatro supera a la vida de
todos los das, sigue ofreciendo una serie de situaciones, de posibili