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Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua

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Unidad 4 Capítulo 1 . Los beneficios de la Utilización del Agua

Sección 1: Ideas Básicas

Es claramente perceptible que cualquier infraestructura hidráulica tiene unos costes y produce determinados beneficios.

Ocurre que tal y como la determinación del coste del agua, y por ende de las obras hidráulicas, es una cuestión conceptualmente simple, si bien laboriosa y prolija, la cuantificación económica de los beneficios derivados de estas infraestructuras es tarea complicada ya que, a diferencia del caso anterior, no existen habitualmente precios de mercado que permitan una rápida valoración.

En cualquier caso, cuantificar los beneficios es necesario si lo que se pretende es hacer un análisis económico de la inversión, cuestión ésta cada vez más demandada por la sociedad y a la que se dedica la unidad 5.

Las obras públicas, en general, y especialmente en particular dentro de ellas las obras hidráulicas, suelen responder a intereses generales del Estado, y no a intereses particulares o de mercado.



Dichos análisis serán por tanto unos análisis económicos y no financieros (sin entrar en quién o como se financia la inversión) que solo pretenden dar luz sobre la racionalidad económica del proyecto.

A l igual que los costes, los beneficios derivados de la utilización del agua son variados y admiten ser clasificados de diversas formas, siendo la más habitual la siguiente: Beneficios directos Beneficios indirectos

Los primeros (beneficios directos) son los derivados de la ejecución del propio proyecto en sí mismo; los segundos (beneficios indirectos) son disfrutados por terceros.

Tal y como los costes derivados de la utilización del agua son, en definitiva, los costes de oportunidad de los recursos empleados, los beneficios pueden ser conceptualizados como los incrementos en el valor económico de los productos y servicios derivados de dicho uso del agua, el valor de los productos resultantes de las economías externas generadas, y el valor asociado con el uso de recursos laborales ociosos o infraempleados.

Seguidamente se expone como pueden evaluarse estos conceptos en el caso de los usos básicos de abastecimiento a poblaciones y regadíos (beneficios directos), así como una posible consideración para los otros efectos indirectos.



El fundamento conceptual para la evaluación de estos beneficios es el deseo social de pagar por el incremento de los bienes y servicios atribuibles al suministro urbano de agua.

Si los precios del agua reflejasen su coste marginal, estos precios podrían usarse para calcular la propensión a pagar por suministros adicionales. Si no los reflejan (que es lo más habitual), el beneficio asociado al suministro de agua urbana puede computarse por el coste que tendría adquirir el recurso mediante la alternativa más verosimil de entre todas las posibles (método del coste alternativo; ver sección 2 del capítulo 2 de esta unidad).

Para el agua con destino al regadío, los beneficios generados desde el punto de vista de la economía nacional son el valor de los incrementos en la producción agrícola, y los ahorros de coste por mantener un determinado nivel productivo.

Estos beneficios incluyen las reducciones en los costes de producción o costes por disponibilidad hídrica inadecuada, el valor del incremento de cosechas, o la eficiencia económica de incrementar la producción de cosechas, y no deben incluir las ayudas o subvenciones recibidas por el sector.

En cuanto a los beneficios indirectos, o beneficios derivados de los efectos multiplicadores en otros sectores inducidos por el proyecto que se analiza (como, por ejemplo, en el caso de los regadíos, proceso de los productos agrícolas, transporte, industrias asociadas, almacenamiento, comercio, etc.), es práctica común su no consideración como beneficios en el análisis.



Sección 2: Principales Metodologías

Entre las principales metodologías utilizadas en la actualidad para cuantificar monetariamente dichos beneficios pueden citarse las siguientes, las cuales se desarrollan en el siguiente capítulo 2. Utilización de precios de mercado Método del coste alternativo La evitación de daños.

En el caso particular de obras hidráulicas con fines específicamente medioambientales el problema es aun más complejo. Para ellas existen las siguientes metodologías particulares: Método del coste del desplazamiento Método de los precios hedónicos Método de la valoración contingente

Unidad 4 Capítulo 2 . Los beneficios de la Utilización del Agua

Sección 1: Precios de Mercado.

Cuando existan precios de mercado para valorar los beneficios derivados de una obra hidráulica, la utilización de los mismos es sin duda el mejor procedimiento para la estimación de dichos beneficios.



Sin embargo, habida cuenta que la mayoría de las obras hidráulicas responden a intereses generales del Estado (presas de laminación de avenidas, infraestructuras de saneamiento y depuración, obras de corrección hidrológico forestal, o incluso los propios abastecimientos a poblaciones), la utilización de este método queda restringida a la menor parte de los casos.

Desde el punto de vista de los intereses generales del Estado, quizás las situaciones más claras de existencia de precios de mercado que permitan cuantificar monetariamente las obras hidráulicas sean el fomento de nuevas zonas regables y los aprovechamientos hidroeléctricos.

Ni siquiera en los abastecimientos a poblaciones el empleo de los recursos hídricos tendría un precio de mercado claro, ya que a diferencia de los anteriores casos, el agua destinada a usos domésticos no es un input en un proceso productivo sino que tiene un carácter de uso prioritario y necesario para la vida y salud de los ciudadanos.

Unos precios de mercado habituales en el caso de regadíos son los indicados en las figuras adjuntas (Castillo, 2001)

Para los aprovechamientos hidroeléctricos, los precios dependen, entre otros factores, del tramo horario en el que se realice la producción, de la condición o no de cliente cualificado, etc, pero puede aceptarse que oscilan entre 0,05 y 0,075 €/kWh.



Como resumen de todo lo anterior, a modo de ejemplo, la puesta en riego de una zona regable de 200 ha en las que se prevea una productividad de 2.500 €/ha/año devengaría unos beneficios cuantificables en 200 x 2.500 = 500.000 €/año; o la construcción de una central hidroeléctrica capaz de producir 2 GWh/año, suponiendo un precio de la energía de 0,05 €/kWh, generaría unos beneficios de 2 x 0,05 = 0,1 m€/año. Como puede verse son casos en los que hay unos claros precios de mercado para valorar los beneficios de las infraestructuras hidráulicas.

Sección 2: Métodos del Coste

A lternativo

Según este método, el beneficio atribuible a una obra hidráulica sería la evitación del coste alternativo en el que se incurriría para lograr la finalidad que persigue la infraestructura en estudio.

Es de especial aplicación al caso de demandas prioritarias que, en cualquier caso habrá que atender bien con la infraestructura que se esté estudiando o bien con otra.

La selección de la alternativa considerada (que, como es lógico, debe ser la que suponga unos costes menores de todas las posibles) es la principal dificultad del método, debiendo considerarse todos los costes (directos e indirectos) que suponen cada una de las opciones posibles.



El beneficio atribuible a una presa de regulación para atender una demanda de abastecimiento urbano de 200 hm3/año, suponiendo que las posibles alternativas fueran o bien desalar agua de mar (0,85 €/m3) o bien trasvasarla desde otra cuenca (0,50 €/m3) podría estimarse como 200x0,5=100 m€/año, ya que de no hacerse la presa, lo sensato sería trasvasar el agua, incurriendo en los costes indicados, por lo que la construcción del embalse evitaría ese coste.

O, también a modo de ejemplo, en el PHN (MIMAM, 2001) el beneficio derivado del trasvase con origen en la cuenca del Ebro de 440 hm3/año para abastecimientos urbano-industriales se valora como la evitación del coste alternativo, entendiendo que éste sería la desalación de agua de mar (ya que se trata de poblaciones costeras en Cuencas Internas de Cataluña, Sur, Segura o Júcar con sus recursos convencionales prácticamente agotados), la cual en la zona objeto del trasvase tiene unos costes medios de 0,81€/m3 (135 pts/m3), por lo que el coste evitado, y en consecuencia el beneficio de la transferencia imputable a esta finalidad, sería 440 x 0,81=356,40 m€/año (59.400 mPts/año).

También puede aplicarse esta metodología para la valoración económica del beneficio derivado de un aprovechamiento hidroeléctrico, de forma que éste sería el coste evitado por otras alternativas energéticas menos económicas (centrales térmicas, nucleares, etc, incluyendo las externalidades medioambientales que provocan).

Como valores orientativos de lo anterior, se manejan habitualmente las equivalencias entre 2.500 y 4.500 kWh, respectivamente, con una tonelada equivalente de carbón (tec) o de petróleo (tep), por lo que conociendo unos precios de mercado medios para estas



unidades, se puede determinar fácilmente el coste alternativo de producir una determinada cantidad de energía con otras fuentes, como el carbón o el petróleo.

En el caso de otras infraestructuras públicas, como por ejemplo las carreteras o los ferrocarriles, es también usual emplear este método para cuantificar económicamente sus beneficios, siendo éstos los costes alternativos evitados de no tener que realizar el desplazamiento por otra infraestructura de peores características.

En la construcción de una autovía de acceso libre que desdoble una carretera actual de calzada simple, el beneficio derivado de la misma podría cuantificarse por la valoración económica de la disminución del tiempo de desplazamiento y por el aumento de la seguridad respecto a la situación actual, cuestiones éstas ciertamente complejas, pero para las que existen metodologías suficientemente desarrolladas.

Sección 3: La Evitación de Daños

En el caso de que las obras hidráulicas tengan por objeto evitar o disminuir determinados daños (actuales o futuros, ciertos o probabilísticos), la cuantificación económica del beneficio derivado de dichas infraestructuras podría realizarse, precisamente, mediante la valoración monetaria de dichos daños evitados.



Si debido a la mala calidad de los recursos hídricos empleados en el riego de una determinada zona regable se están produciendo unas pérdidas en la producción de 500 €/ha, el beneficio de mejorar la calidad del agua podría estimarse en esos 500 €/ha.

Ejemplo: Esta metodología ha sido también empleada en el PHN (MIMAM, 2001) para valorar los beneficios derivados de destinar 340 hm3/año para paliar la sobreexplotación de los acuíferos producida por el riego de 60.000 ha y de 220 hm3/año para la mejora de la garantía en el suministro de 40.000 ha de riego.

En el primer caso (eliminación de la sobreexplotación) se han estimado las superficies que en los próximos años dejarían de regarse por el agotamiento de los recursos hídricos, y se ha valorado el beneficio de evitar la sobreexplotación que causa esa pérdida como la producción que se podrá seguir manteniendo gracias a esa actuación (supuesta una productividad media en la zona de 4.207 €/ha).

En el segundo caso (mejora de la garantía) se ha estimado que debido a la precariedad derivada de la infradotación con que se riegan las 40.000 ha afectadas se están produciendo unas mermas del 7% en la producción, con lo que el beneficio derivado de eliminar esa precariedad sería precisamente aumentar ese 7% de la productividad que en la actualidad se pierde (supuesta también una productividad de 4.207 €/ha).

Un caso singular de infraestructuras hidráulicas destinadas a evitar daños serían las obras de defensa contra inundaciones y/o avenidas, en el que, además, se da la singularidad de que el daño a evitar (las afecciones causadas por las avenidas) es del tipo probabilístico, esto es, no es un valor



absoluto sino ligado a una probabilidad determinada de que ocurra.

El beneficio conseguido mediante ellas podría valorarse como dicho daño evitado, de manera que cuanto mayor sea el nivel de protección de la obra mayor será también el beneficio.

Existen metodologías desarrolladas expresamente para este propósito (Vallarino, 1987) que cuantifican el beneficio derivado de la ejecución de las obras de defensa contra inundaciones.

Sección 4: Obras Hidráulicas con Objetivos

Medioambientales

Si la valoración en términos monetarios de los beneficios derivados de las obras hidráulicas es, en general, dificultosa y conceptualmente compleja, en el caso de que la obra hidráulica esté destinada a la protección y/o mejora del medio ambiente ello resulta aún más acentuado.

Los proyectos destinados, por ejemplo, al mantenimiento de requerimientos medioambientales en los ríos, a la forestación y/o labores complementarias para la lucha contra la erosión y la desertificación, tienen como finalidad genérica la mejora del medio ambiente y producen unos efectos beneficiosos fácilmente perceptibles por la sociedad. La valoración económica de dichos efectos es,



evidentemente, muy compleja.

Para la cuantificación monetaria de dichos activos medioambientales, y para poder valorar, en consecuencia, tanto las externalidades negativas de los proyectos de infraestructuras como los beneficios derivados por la evitación de dichos efectos secundarios, han venido proponiéndose en los últimos años diversas metodologías, siendo las más usuales las que se indican a en la figura.

Es de aplicación a la recuperación ambiental de lugares concretos (parques naturales, por ejemplo), siendo esta característica geográfica esencial en este método.

El modelo valora el beneficio derivado de dicha recuperación en función de la curva de demanda que relaciona el potencial número de visitantes que atraería el lugar y el coste en el que estarían dispuestos a incurrir para ello.

De manera que si la curva se construye con datos agregados el beneficio derivado de la mejora ambiental del emplazamiento vendría representado por el área de dicha curva de demanda conforme puede verse en la figura adjunta.

Si la previsión de asistencia a un parque natural es de 4.000, 5.000, 3.000, 1.500 y 1.200 visitantes dispuestos a incurrir en unos costes, respectivamente, de 370, 180, 120, 90 y 60 €/visitante, la curva de demanda agregada sería la mostrada en la figura y el beneficio



sería el área entre la curva y los ejes coordenados, esto es, aproximadamente 2,94 m€/año.

Si lo que persigue el proyecto es simplemente la mejora de un espacio natural, a resultas de ésta la curva de demanda se desplazará hacia la derecha ya que habrá más visitantes dispuestos a acudir al espacio al mismo precio y el beneficio podría valorarse mediante el área comprendida entre la nueva y la antigua curva de demanda, tal como se representa en la figura adjunta.

Este método es de aplicación para la valoración de bienes públicos en los que el nivel de utilización depende, en buena medida, del nivel de consumo de un bien privado con un mercado claramente definido, habitualmente el valor del terreno.

El valor de las propiedades inmobiliarias depende de muchos factores, no solo de la cantidad y calidad de las propias viviendas, sino también del nivel y calidad de los servicios públicos locales, de los impuestos que haya que pagar por la propiedad, de la accesibilidad, de los servicios disponibles y también de la calidad ambiental, medida a través de diversos factores, entre otros, la contaminación del aire, acústica, etc.

Así, una aplicación típica de este método podría ser, por ejemplo, cuantificar monetariamente el beneficio derivado de disminuir la contaminación en un río (obras de saneamiento y depuración) a través del aumento de precio que experimentaría la vivienda de la zona debido a este concepto.



El modelo es también de difícil aplicación en tanto en cuanto hay que identificar la cantidad diferencial de valor de las propiedades atribuible a las mejoras ambientales y hay que determinar el número de personas dispuestas a pagar por dichas mejoras medioambientales

En esta figura se representa el aspecto de la curva que relaciona el precio de la vivienda respecto a la calidad ambiental del entorno (evidentemente decreciente según empeora ésta).

Resultados de la aplicación del método en algunas ciudades norteamericanas (Pearce y Turner, 1995).

A este método suele clasificársele como directo, frente a los anteriores a los que se les entiende como indirectos.

Consiste en determinar mediante encuesta la máxima disposición a pagar por el bien perseguido por la obra hidráulica en estudio, supuesto que hubiera un mercado para dicho bien.

Uno de los inconvenientes del método es que al tratarse de un mercado hipotético, no real, se incurre en lo que la literatura técnica al respecto denomina sesgos (de vehículo, de información de hipótesis, operativos, estratégicos, de divergencia, etc), que obligan a realizar ajustes en el método para llegar al verdadero valor del bien ambiental.



A diferencia de los anteriores es de aplicación a la mayoría de los proyectos que persigan mejoras ambientales (no tiene una limitación geográfica o de vinculación al mercado inmobiliario como los anteriores), por lo que en la mayoría de los casos será el único posible a utilizar.

En España este método se utilizó en 1991 para analizar el impacto positivo que tendría el proyecto de depresión y cubrición de parte del cinturón de ronda de Barcelona, concluyendo en una disposición al pago de unos 250 euros (41.000 pesetas) de media por habitante por los cambios perseguidos con el proyecto (Riera, 1992).

En la tabla adjunta se muestran los resultados de este método en distintos estudios en norteamérica (Cummings, Breookshire y Schulze, 1986).

FIN DE LA UNIDAD

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