UNA REFLEXIÓN ACERCA DE LA MÚSICA

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Nº 0003 (11.9.2015) Una Reflexión acerca de la Música Presentado en marco del I Recital de Música Cristiana “Alabad a Dios” , Chosica-Lima No soy músico pero por la gracia de Dios llevo en mí la preciosa responsabilidad de servir a mi Señor desde el púlpito, porque considero que he sido llamado al ministerio pastoral para el servi- cio de su iglesia. Creo que este hecho me da la oportunidad de poder instruir a mis hermanos en lo que concierne a la Palabra de Dios. Para mí, considerar la música como parte importante en el contexto de la proclamación del Evangelio, es lo mismo que abrir los labios para predicar el mensaje de salvación. En este sentido, la música y tanto el que canta deben tener una buena pre- paración previa, porque a Dios se le debe entre- gar lo mejor. La música en la Biblia siempre ha tenido un lugar importante, David, el cantor, antes de ser rey fue llevado a la presencia misma de Saúl, primer monarca de Israel; pues, este, era ator- mentado por espíritus inmundos. Pero en el momento mismo en que las manos de David entonaban el arpa, dice la Biblia, Saúl encontra- ba paz, porque la música puede conducir al cris- tiano hacia los más elevados pensamientos, allí, hacia el reino de los Cielos, donde los coros angelicales alaban con aleluyas, hosannas y bendiciones al Altísimo; pero al mismo tiempo, la música también puede tener un poder terrible, como lo expresa Daniel Duarte: “La música puede llevar al cristiano a revivir al viejo hom- bre, viejas costumbres y vagos recuerdos que deberían ser sepultados en lo profundo de la mar, donde nadie pudiese recordar jamás”. Hebreos 12:5 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios…” y Romanos 14:20,21, nos invita a no ser “tropiezo de nues- tros hermanos…” En cuanto a la música “sacra” que todo cristiano debiera procurar, cierto día un joven me pregun- tó: Pastor ¿Cuál es la música sacra que debo escuchar? -Esta pregunta me dejó perplejo, pues, ciertamente nunca antes me la había hecho, sin embargo, después de un breve silen- cio, por la gracia del Señor le pude responder- la música sacra que debes escuchar, es aquella música que Dios te impulsa a que escuches… porque solamente una mente consagrada va a poder escuchar al Espíritu Santo dirigiendo a nuestra conciencia hacia su voluntad, y sola- mente una mente dispuesta a recibir, aún las amonestaciones de lo alto, va a saber discernir cuál es el propósito de Dios para su vida, y esto se aplica en el todo de la vida cristiana, aún para la música. Sin embargo, no en vano Dios recla- ma exclusividad en lo que concierne a la adora- ción (Éxo. 30:37,38), requiriendo así la santidad del adorador (Sal. 29:2; 95:6,7; 96:7-9), pues solo de este modo se podrá exaltar su grandeza; porque la música sacra se inicia en la mente de Dios, se transmite a través de la santidad del adorador, trascendiendo así en el corazón del que lo escucha, siendo este el objetivo, el motivo y el fin. El problema de Lot, no fue que puso su tienda “hacia Sodoma”, su problema radicó en que aún conociendo las consecuencias lo haya hecho; 15

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Nº 0003 (11.9.2015)

Una Reflexión acerca de laMúsicaPresentado en marco del I Recital de Música Cristiana “Alabad a Dios” , Chosica-Lima

No soy músico pero por la gracia de Dios llevo en mí la preciosa responsabilidad de servir a mi Señor desde el púlpito, porque considero que he sido llamado al ministerio pastoral para el servi-cio de su iglesia. Creo que este hecho me da la oportunidad de poder instruir a mis hermanos en lo que concierne a la Palabra de Dios. Para mí, considerar la música como parte importante en el contexto de la proclamación del Evangelio, es lo mismo que abrir los labios para predicar el mensaje de salvación. En este sentido, la música y tanto el que canta deben tener una buena pre-paración previa, porque a Dios se le debe entre-gar lo mejor.

La música en la Biblia siempre ha tenido un lugar importante, David, el cantor, antes de ser rey fue llevado a la presencia misma de Saúl, primer monarca de Israel; pues, este, era ator-mentado por espíritus inmundos. Pero en el momento mismo en que las manos de David entonaban el arpa, dice la Biblia, Saúl encontra-ba paz, porque la música puede conducir al cris-tiano hacia los más elevados pensamientos, allí, hacia el reino de los Cielos, donde los coros angelicales alaban con aleluyas, hosannas y bendiciones al Altísimo; pero al mismo tiempo, la música también puede tener un poder terrible, como lo expresa Daniel Duarte: “La música puede llevar al cristiano a revivir al viejo hom-bre, viejas costumbres y vagos recuerdos que deberían ser sepultados en lo profundo de la mar, donde nadie pudiese recordar jamás”. Hebreos 12:5 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje

de alcanzar la gracia de Dios…” y Romanos 14:20,21, nos invita a no ser “tropiezo de nues-tros hermanos…”

En cuanto a la música “sacra” que todo cristiano debiera procurar, cierto día un joven me pregun-tó: Pastor ¿Cuál es la música sacra que debo escuchar? -Esta pregunta me dejó perplejo, pues, ciertamente nunca antes me la había hecho, sin embargo, después de un breve silen-cio, por la gracia del Señor le pude responder- la música sacra que debes escuchar, es aquella música que Dios te impulsa a que escuches… porque solamente una mente consagrada va a poder escuchar al Espíritu Santo dirigiendo a nuestra conciencia hacia su voluntad, y sola-mente una mente dispuesta a recibir, aún las amonestaciones de lo alto, va a saber discernir cuál es el propósito de Dios para su vida, y esto se aplica en el todo de la vida cristiana, aún para la música. Sin embargo, no en vano Dios recla-ma exclusividad en lo que concierne a la adora-ción (Éxo. 30:37,38), requiriendo así la santidad del adorador (Sal. 29:2; 95:6,7; 96:7-9), pues solo de este modo se podrá exaltar su grandeza; porque la música sacra se inicia en la mente de Dios, se transmite a través de la santidad del adorador, trascendiendo así en el corazón del que lo escucha, siendo este el objetivo, el motivo y el fin.

El problema de Lot, no fue que puso su tienda “hacia Sodoma”, su problema radicó en que aún conociendo las consecuencias lo haya hecho;

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pues, poco tiempo después, fue absorbido por esa cultura motivo por el cual terminó viviendo dentro de la misma ciudad de Sodoma. Este puede ser tanto tu problema como el mío, el querer amoldarnos, adaptarnos, y lo que es peor, conformarnos con el mundo, con prácticas que ensalzan más al hombre que a Dios. Si nuestro Señor Jesucristo pidió a su Padre que no nos saque de este mundo sino que nos “guarde” de Él (Juan 17:15) ¿Por qué muchos hoy en día hacen caso omiso a ese llamado celestial y corren a los brazos del tentador?

Por cierto el diablo ya fue sentenciado, su sen-tencia es la muerte. Él sabe que desde el momen-to mismo que ha sido echado del Cielo ya está perdido. Pero este es un ser egoísta, no quiere perderse solo. Primero tentó a la tercera parte de los ángeles del Cielo, a los cuáles, con sus arti-mañas, los sentenció juntamente con él a la muer-te; y cuando vio que en el hombre Dios guardaba su imagen conforme a su semejanza, buscó tentar a la primera pareja humana, habiéndolo logrado pero sin considerar que había un plan preparado desde la eternidad para nuestra res-tauración. Hoy en día el enemigo de Dios tam-bién te mira y ve en ti la preciosa semejanza que

llevas del Creador y busca hacerte caer, porque no quiere morir solo, sino quiere llevarse consi-go a todos los hombres y mujeres que pueda.

Te invito mi querido amigo, mi querida amiga a que reflexiones en esto. Que busques al Señor “con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma”, busca agradar a Dios antes que a los hombres, permite que el Espíritu Santo colme tu vida y sólo así podrás discernir los más elevados propósitos que Dios tiene preparado para ti en este día. A ti mi querido amigo, mi querida amiga quien Dios puso en tus cuerdas vocales ese precioso don de la alabanza, busca ser ese instrumento elegido para la sinfonía celestial, que tu vida sea la más excelsa ofrenda de adoración y testimonio, que en tu ser se ento-nen las gloriosas notas de bendición para dar a conocer al mundo el mensaje infalible de salva-ción. Sé digno de reflejar el rostro de Cristo en tu vida y verás que en ti se cumplirá la inigualable promesa de ser apartado para su propósito santo. Da gloria a Dios esta noche a través de un carác-ter semejante al Maestro, y honra su nombre siendo fiel testimonio de su reino… Dios te bendiga… Amén... JOP

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