UNA LECTURA LATINOAMERICANA DE NICOLÁS MAQUIAVELO

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UNA LECTURA LATINOAMERICANA DE NICOLÁS MAQUIAVELO

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UNA LECTURA LATINOAMERICANA DENICOLÁS MAQUIAVELO

UNA LECTURA LATINOAMERICANA DENICOLÁS MAQUIAVELO

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Rafael Quintero López

UNA LECTURA LATINOAMERICANA DENICOLÁS MAQUIAVELO

2003

Rafael Quintero López

UNA LECTURA LATINOAMERICANA DENICOLÁS MAQUIAVELO

2003

Rafael Quintero López

UNA LECTURA LATINOAMERICANA DENICOLÁS MAQUIAVELO

2003

Page 4: UNA LECTURA LATINOAMERICANA DE NICOLÁS MAQUIAVELO

Una lectura latinoamericana de Nicolás MaquiaveloRafael Quintero López

2da. Edición Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfono: 2506-247/ 2506-251Fax: (593-2) 506-267E-mail: [email protected] Web: www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Impresión DocutechQuito - Ecuador

ISBN: 9978-22-339-8

Impreso en Quito-Ecuador, 2003

Una lectura latinoamericana de Nicolás MaquiaveloRafael Quintero López

2da. Edición Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfono: 2506-247/ 2506-251Fax: (593-2) 506-267E-mail: [email protected] Web: www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Impresión DocutechQuito - Ecuador

ISBN: 9978-22-339-8

Impreso en Quito-Ecuador, 2003

Una lectura latinoamericana de Nicolás MaquiaveloRafael Quintero López

2da. Edición Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfono: 2506-247/ 2506-251Fax: (593-2) 506-267E-mail: [email protected] Web: www.abyayala.orgQuito-Ecuador

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ISBN: 9978-22-339-8

Impreso en Quito-Ecuador, 2003

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A la memoria de Salvador Allende,que murió combatiendo por la vida

el 11 de septiembre.

A la memoria de Salvador Allende,que murió combatiendo por la vida

el 11 de septiembre.

A la memoria de Salvador Allende,que murió combatiendo por la vida

el 11 de septiembre.

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PREFACIO

Lo esencial de este opúsculo fue escrito enLondres, en octubre de 1968, como parte delprograma de estudio de la teoría política com-parada, y leído en el seminario de Leslie Wolf-Phillips, profesor de la Escuela de Economía deLondres, sobre esa materia. Pero como era yatan abundante la literatura sobre el afamadoflorentino, en verdad jamás pensé publicarlo.Sin embargo, en 1973 ocurrieron dos hechostotalmente desconectados que me motivaron aconsiderar su publicación: apareció en Ecuadorla primera edición local del más célebre libro deNicolás Maquiavelo -El Príncipe-; y, ese mismoaño, el 11 de septiembre, encubierto con undiscurso sobre “la democracia” y “los derechoshumanos” el gobierno de los EE.UU. culminócon éxito su golpe de estado contra el presiden-te socialista Salvador Allende en Chile. Un cíni-co pentagonismo destruía así la soberanía, lademocracia y los derechos humanos en Chile, einstalaba otra dictadura militar represiva enAmérica Latina a título de que “Estados Unidosno tiene amigos sino intereses”. Entonces, resol-ví preparar un artículo de crítica al maquiave-lismo cuya doctrina se difundía ingenuamenteen Ecuador y que, en su adaptación a la filosofíadel pragmatismo, era, a su vez, usada por la po-

PREFACIO

Lo esencial de este opúsculo fue escrito enLondres, en octubre de 1968, como parte delprograma de estudio de la teoría política com-parada, y leído en el seminario de Leslie Wolf-Phillips, profesor de la Escuela de Economía deLondres, sobre esa materia. Pero como era yatan abundante la literatura sobre el afamadoflorentino, en verdad jamás pensé publicarlo.Sin embargo, en 1973 ocurrieron dos hechostotalmente desconectados que me motivaron aconsiderar su publicación: apareció en Ecuadorla primera edición local del más célebre libro deNicolás Maquiavelo -El Príncipe-; y, ese mismoaño, el 11 de septiembre, encubierto con undiscurso sobre “la democracia” y “los derechoshumanos” el gobierno de los EE.UU. culminócon éxito su golpe de estado contra el presiden-te socialista Salvador Allende en Chile. Un cíni-co pentagonismo destruía así la soberanía, lademocracia y los derechos humanos en Chile, einstalaba otra dictadura militar represiva enAmérica Latina a título de que “Estados Unidosno tiene amigos sino intereses”. Entonces, resol-ví preparar un artículo de crítica al maquiave-lismo cuya doctrina se difundía ingenuamenteen Ecuador y que, en su adaptación a la filosofíadel pragmatismo, era, a su vez, usada por la po-

PREFACIO

Lo esencial de este opúsculo fue escrito enLondres, en octubre de 1968, como parte delprograma de estudio de la teoría política com-parada, y leído en el seminario de Leslie Wolf-Phillips, profesor de la Escuela de Economía deLondres, sobre esa materia. Pero como era yatan abundante la literatura sobre el afamadoflorentino, en verdad jamás pensé publicarlo.Sin embargo, en 1973 ocurrieron dos hechostotalmente desconectados que me motivaron aconsiderar su publicación: apareció en Ecuadorla primera edición local del más célebre libro deNicolás Maquiavelo -El Príncipe-; y, ese mismoaño, el 11 de septiembre, encubierto con undiscurso sobre “la democracia” y “los derechoshumanos” el gobierno de los EE.UU. culminócon éxito su golpe de estado contra el presiden-te socialista Salvador Allende en Chile. Un cíni-co pentagonismo destruía así la soberanía, lademocracia y los derechos humanos en Chile, einstalaba otra dictadura militar represiva enAmérica Latina a título de que “Estados Unidosno tiene amigos sino intereses”. Entonces, resol-ví preparar un artículo de crítica al maquiave-lismo cuya doctrina se difundía ingenuamenteen Ecuador y que, en su adaptación a la filosofíadel pragmatismo, era, a su vez, usada por la po-

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lítica exterior estadounidense en América Lati-na. Como base utilicé mi anterior monografíainglesa, y, así, tuve el documento listo para ma-yo de 1974, con un agregado final, escrito enQuito, sobre “La actualización de Maquiavelo”.

Por oportuna concurrencia, Francisco Salga-do, Decano, y César Muñoz Llerena, Subdecanode la Facultad donde trabajaba como profesor,reeditaron la antigua revista de la institución yme solicitaron una colaboración. Bajo el títulode “El Pensamiento Político Social de NicolásMaquiavelo: Ideólogo de la Burguesía en ascenso”apareció publicado como el primer artículo dedicha revista a mediados de 1975.1

Desde entonces, este capítulo de mi trabajoha sido reproducido en varias universidadesecuatorianas como folleto, y fue formalmenteeditado como tal, por la Asociación Escuela deSociología en 1976, organismo estudiantil diri-gido entonces por Arturo Jarrín, el organizadorde Alfaro Vive. Seis años más tarde, apareciópropagado en Guadalajara, México, como pri-mer capítulo de una obra monográfica “sobre elpensamiento de los más grandes teóricos de lapolítica desde Aristóteles a Gramsci”2, para lacual me fuera solicitado por el colega mexicanoMarco A. Michel Díaz. Nueve años más tarde, laEditorial Universitaria en Quito publicaría lo

lítica exterior estadounidense en América Lati-na. Como base utilicé mi anterior monografíainglesa, y, así, tuve el documento listo para ma-yo de 1974, con un agregado final, escrito enQuito, sobre “La actualización de Maquiavelo”.

Por oportuna concurrencia, Francisco Salga-do, Decano, y César Muñoz Llerena, Subdecanode la Facultad donde trabajaba como profesor,reeditaron la antigua revista de la institución yme solicitaron una colaboración. Bajo el títulode “El Pensamiento Político Social de NicolásMaquiavelo: Ideólogo de la Burguesía en ascenso”apareció publicado como el primer artículo dedicha revista a mediados de 1975.1

Desde entonces, este capítulo de mi trabajoha sido reproducido en varias universidadesecuatorianas como folleto, y fue formalmenteeditado como tal, por la Asociación Escuela deSociología en 1976, organismo estudiantil diri-gido entonces por Arturo Jarrín, el organizadorde Alfaro Vive. Seis años más tarde, apareciópropagado en Guadalajara, México, como pri-mer capítulo de una obra monográfica “sobre elpensamiento de los más grandes teóricos de lapolítica desde Aristóteles a Gramsci”2, para lacual me fuera solicitado por el colega mexicanoMarco A. Michel Díaz. Nueve años más tarde, laEditorial Universitaria en Quito publicaría lo

lítica exterior estadounidense en América Lati-na. Como base utilicé mi anterior monografíainglesa, y, así, tuve el documento listo para ma-yo de 1974, con un agregado final, escrito enQuito, sobre “La actualización de Maquiavelo”.

Por oportuna concurrencia, Francisco Salga-do, Decano, y César Muñoz Llerena, Subdecanode la Facultad donde trabajaba como profesor,reeditaron la antigua revista de la institución yme solicitaron una colaboración. Bajo el títulode “El Pensamiento Político Social de NicolásMaquiavelo: Ideólogo de la Burguesía en ascenso”apareció publicado como el primer artículo dedicha revista a mediados de 1975.1

Desde entonces, este capítulo de mi trabajoha sido reproducido en varias universidadesecuatorianas como folleto, y fue formalmenteeditado como tal, por la Asociación Escuela deSociología en 1976, organismo estudiantil diri-gido entonces por Arturo Jarrín, el organizadorde Alfaro Vive. Seis años más tarde, apareciópropagado en Guadalajara, México, como pri-mer capítulo de una obra monográfica “sobre elpensamiento de los más grandes teóricos de lapolítica desde Aristóteles a Gramsci”2, para lacual me fuera solicitado por el colega mexicanoMarco A. Michel Díaz. Nueve años más tarde, laEditorial Universitaria en Quito publicaría lo

1 Véase la Revista de la Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales, Quito, Ecuador, Editorial Universitaria, No1, II Época, 1975,Págs.5-30

2 Véase la Revista de la Universidad de Guadalajara, Gua-dalajara, México, Departamento de Extensión Universita-ria, Número 12, enero de 1982, Págs.3-36.

1 Véase la Revista de la Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales, Quito, Ecuador, Editorial Universitaria, No1, II Época, 1975,Págs.5-30

2 Véase la Revista de la Universidad de Guadalajara, Gua-dalajara, México, Departamento de Extensión Universita-ria, Número 12, enero de 1982, Págs.3-36.

1 Véase la Revista de la Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales, Quito, Ecuador, Editorial Universitaria, No1, II Época, 1975,Págs.5-30

2 Véase la Revista de la Universidad de Guadalajara, Gua-dalajara, México, Departamento de Extensión Universita-ria, Número 12, enero de 1982, Págs.3-36.

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que, en rigor, sería una tercera edición, con elformato de un pequeño volumen, bajo el títulode El maquiavelismo y la conquista del poder3.Así, un artículo que imaginé siempre destinadoal recuerdo, llegaba a su cuarta jornada en po-cos años, y se había difundido en varios milesde impresos, en Ecuador y México.

En abril de 2003, ese publicista que tantobien le ha hecho a las letras ecuatorianas, JoséJuncosa, entonces Gerente de la Editorial AbyaYala, habiéndolo leído me propuso “armar unanueva edición” para la serie Pluriminor4. Si dealistarse en un debate se trataba, obviamente,acepté.

Al haber revisado, y ampliado en una déci-ma parte el texto de la última edición, y segun-da en formato de libro, lo publico ahora bajoel título de Una lectura latinoamericana deNicolás Maquiavelo, con el mismo propósitoque tuve en 1968, cuando lo escribí para unseminario escolar: el de criticar la dualidadmoral prevaleciente en el lado oscurantista dela sociedad capitalista, y cuyo principal teóricofue “el gran florentino”. Si en el mundo vemoshoy “el peor lado de la política” de quienes ha-cen la guerra con armas de destrucción masi-va, en Centro América, Granada, Panamá, Af-ganistán, y últimamente en Irak, manipulando

que, en rigor, sería una tercera edición, con elformato de un pequeño volumen, bajo el títulode El maquiavelismo y la conquista del poder3.Así, un artículo que imaginé siempre destinadoal recuerdo, llegaba a su cuarta jornada en po-cos años, y se había difundido en varios milesde impresos, en Ecuador y México.

En abril de 2003, ese publicista que tantobien le ha hecho a las letras ecuatorianas, JoséJuncosa, entonces Gerente de la Editorial AbyaYala, habiéndolo leído me propuso “armar unanueva edición” para la serie Pluriminor4. Si dealistarse en un debate se trataba, obviamente,acepté.

Al haber revisado, y ampliado en una déci-ma parte el texto de la última edición, y segun-da en formato de libro, lo publico ahora bajoel título de Una lectura latinoamericana deNicolás Maquiavelo, con el mismo propósitoque tuve en 1968, cuando lo escribí para unseminario escolar: el de criticar la dualidadmoral prevaleciente en el lado oscurantista dela sociedad capitalista, y cuyo principal teóricofue “el gran florentino”. Si en el mundo vemoshoy “el peor lado de la política” de quienes ha-cen la guerra con armas de destrucción masi-va, en Centro América, Granada, Panamá, Af-ganistán, y últimamente en Irak, manipulando

que, en rigor, sería una tercera edición, con elformato de un pequeño volumen, bajo el títulode El maquiavelismo y la conquista del poder3.Así, un artículo que imaginé siempre destinadoal recuerdo, llegaba a su cuarta jornada en po-cos años, y se había difundido en varios milesde impresos, en Ecuador y México.

En abril de 2003, ese publicista que tantobien le ha hecho a las letras ecuatorianas, JoséJuncosa, entonces Gerente de la Editorial AbyaYala, habiéndolo leído me propuso “armar unanueva edición” para la serie Pluriminor4. Si dealistarse en un debate se trataba, obviamente,acepté.

Al haber revisado, y ampliado en una déci-ma parte el texto de la última edición, y segun-da en formato de libro, lo publico ahora bajoel título de Una lectura latinoamericana deNicolás Maquiavelo, con el mismo propósitoque tuve en 1968, cuando lo escribí para unseminario escolar: el de criticar la dualidadmoral prevaleciente en el lado oscurantista dela sociedad capitalista, y cuyo principal teóricofue “el gran florentino”. Si en el mundo vemoshoy “el peor lado de la política” de quienes ha-cen la guerra con armas de destrucción masi-va, en Centro América, Granada, Panamá, Af-ganistán, y últimamente en Irak, manipulando

3 Véase Rafael Quintero López, 1992, El Maquiavelismo yla Conquista del Poder, Quito, Editorial Universitaria, 88págs.

4 La nueva gerenta, Anabel Castillo, ha generosamente rati-ficado la decisión de publicar este libro.

3 Véase Rafael Quintero López, 1992, El Maquiavelismo yla Conquista del Poder, Quito, Editorial Universitaria, 88págs.

4 La nueva gerenta, Anabel Castillo, ha generosamente rati-ficado la decisión de publicar este libro.

3 Véase Rafael Quintero López, 1992, El Maquiavelismo yla Conquista del Poder, Quito, Editorial Universitaria, 88págs.

4 La nueva gerenta, Anabel Castillo, ha generosamente rati-ficado la decisión de publicar este libro.

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información para abultar una supuesta ame-naza de “armas de destrucción masiva”, perodicen amar la paz, la democracia y los dere-chos humanos, sin duda, existe la necesidad dereleer una crítica sobre el pensamiento dequien, al decir de Butterfield, se especializó enla “patología de la política”5.

Esta es la lectura que un latinoamericano hi-zo y hace de la ideología de aquel.

Conocoto, agosto de 2003

Rafael Quintero López

información para abultar una supuesta ame-naza de “armas de destrucción masiva”, perodicen amar la paz, la democracia y los dere-chos humanos, sin duda, existe la necesidad dereleer una crítica sobre el pensamiento dequien, al decir de Butterfield, se especializó enla “patología de la política”5.

Esta es la lectura que un latinoamericano hi-zo y hace de la ideología de aquel.

Conocoto, agosto de 2003

Rafael Quintero López

información para abultar una supuesta ame-naza de “armas de destrucción masiva”, perodicen amar la paz, la democracia y los dere-chos humanos, sin duda, existe la necesidad dereleer una crítica sobre el pensamiento dequien, al decir de Butterfield, se especializó enla “patología de la política”5.

Esta es la lectura que un latinoamericano hi-zo y hace de la ideología de aquel.

Conocoto, agosto de 2003

Rafael Quintero López

5 H. Butterfield, 1956, The Statecraft of Machiavelli, NewYork.,pág. 89.

5 H. Butterfield, 1956, The Statecraft of Machiavelli, NewYork.,pág. 89.

5 H. Butterfield, 1956, The Statecraft of Machiavelli, NewYork.,pág. 89.

Page 11: UNA LECTURA LATINOAMERICANA DE NICOLÁS MAQUIAVELO

CAPíTULO 1

EL INTERÉS UNIVERSAL POR NICOLÁS MAQUIAVELO

Cuando los partícipes de la guerra de laindependencia latinoamericana pensaban quela revolución contra España tenía sus propiasexigencias y, en el logro de sus metas, dejabana un lado consideraciones morales prevale-cientes en su época y, como en el caso de Mo-reno señalaban: “No se me podrá negar queen la tormenta se maniobra fuera de regla”1,siendo por lo tanto inútil contar el costo, sinover el fin que se perseguía; cuando Hitler ensus conversaciones privadas con Raushingmanifestaba sin tapujos: “Los lugares comu-

CAPíTULO 1

EL INTERÉS UNIVERSAL POR NICOLÁS MAQUIAVELO

Cuando los partícipes de la guerra de laindependencia latinoamericana pensaban quela revolución contra España tenía sus propiasexigencias y, en el logro de sus metas, dejabana un lado consideraciones morales prevale-cientes en su época y, como en el caso de Mo-reno señalaban: “No se me podrá negar queen la tormenta se maniobra fuera de regla”1,siendo por lo tanto inútil contar el costo, sinover el fin que se perseguía; cuando Hitler ensus conversaciones privadas con Raushingmanifestaba sin tapujos: “Los lugares comu-

CAPíTULO 1

EL INTERÉS UNIVERSAL POR NICOLÁS MAQUIAVELO

Cuando los partícipes de la guerra de laindependencia latinoamericana pensaban quela revolución contra España tenía sus propiasexigencias y, en el logro de sus metas, dejabana un lado consideraciones morales prevale-cientes en su época y, como en el caso de Mo-reno señalaban: “No se me podrá negar queen la tormenta se maniobra fuera de regla”1,siendo por lo tanto inútil contar el costo, sinover el fin que se perseguía; cuando Hitler ensus conversaciones privadas con Raushingmanifestaba sin tapujos: “Los lugares comu-

1 Citado por Guillermo Francovich, “El Maquiavelismo enla Revolución de la Independencia Americana”, Capítulo17 de su obra La Filosofía en Bolivia, La Paz:Librería yEditorial “Juventud”, 2da edición, 1966, pág. 122. Quelos políticos e ideólogos de la independencia latinoameri-cana conocían la obra del florentino ha sido mostrado yapor diversos historiadores del pensamiento político de laregión. Véase al respecto Jorrín-Martz, 1979. También enel Ecuador los independendistas parecen haberse familia-rizado con sus obras, o haber leído El Príncipe. José Ma-ría Lequerica dice lo siguiente sobre el usurpador JoséBonaparte: “Coronado Machiavello tiembla sobre suenorme, pero vacilante trono”, en Ediciones Viento delPueblo, 1968: 94.

1 Citado por Guillermo Francovich, “El Maquiavelismo enla Revolución de la Independencia Americana”, Capítulo17 de su obra La Filosofía en Bolivia, La Paz:Librería yEditorial “Juventud”, 2da edición, 1966, pág. 122. Quelos políticos e ideólogos de la independencia latinoameri-cana conocían la obra del florentino ha sido mostrado yapor diversos historiadores del pensamiento político de laregión. Véase al respecto Jorrín-Martz, 1979. También enel Ecuador los independendistas parecen haberse familia-rizado con sus obras, o haber leído El Príncipe. José Ma-ría Lequerica dice lo siguiente sobre el usurpador JoséBonaparte: “Coronado Machiavello tiembla sobre suenorme, pero vacilante trono”, en Ediciones Viento delPueblo, 1968: 94.

1 Citado por Guillermo Francovich, “El Maquiavelismo enla Revolución de la Independencia Americana”, Capítulo17 de su obra La Filosofía en Bolivia, La Paz:Librería yEditorial “Juventud”, 2da edición, 1966, pág. 122. Quelos políticos e ideólogos de la independencia latinoameri-cana conocían la obra del florentino ha sido mostrado yapor diversos historiadores del pensamiento político de laregión. Véase al respecto Jorrín-Martz, 1979. También enel Ecuador los independendistas parecen haberse familia-rizado con sus obras, o haber leído El Príncipe. José Ma-ría Lequerica dice lo siguiente sobre el usurpador JoséBonaparte: “Coronado Machiavello tiembla sobre suenorme, pero vacilante trono”, en Ediciones Viento delPueblo, 1968: 94.

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nes para la moral son indispensables para lasmasas. Nada más erróneo para un políticoque adoptar la postura del superhombreamoral. Yo no haré, por supuesto, una cues-tión de principio el obrar amoralmente, en elsentido convencional de la palabra. Lo queocurre es que yo no me atengo a ninguna cla-se de principios...”2 ; o cuando los políticosde la coalición de Estados que invadió Irak enabril de 2003 denunciaban un supuesto “isla-mofascismo” para justificar sus acciones, des-pués de haber ayudado a instalar en el poderal propio Saddam Hussein, y de haber finan-ciado y acompasado a la organización funda-mentalista islámica de Bin Laden en Afganis-tán, a tal punto que hoy muchos se preguntanquienes mismo movieron los hilos de AlQaedaese fatídico 11 de septiembre en Estados Uni-dos, ahí también podríamos decir que nos en-contramos frente a discípulos, conscientes oinconscientes, de Nicolás Maquiavelo, siemprey cuando aceptemos como cierta la mala repu-tación imputada a su obra.

La recomendación del consejero florentinode que los gobernantes actúen solo avistando eléxito de sus políticas para engrandecer su po-der, sin atenerse a la moral religiosa de su épocaque juzgue sus actos, y la franqueza con la cualrealiza esas recomendaciones en El Príncipe ha

nes para la moral son indispensables para lasmasas. Nada más erróneo para un políticoque adoptar la postura del superhombreamoral. Yo no haré, por supuesto, una cues-tión de principio el obrar amoralmente, en elsentido convencional de la palabra. Lo queocurre es que yo no me atengo a ninguna cla-se de principios...”2 ; o cuando los políticosde la coalición de Estados que invadió Irak enabril de 2003 denunciaban un supuesto “isla-mofascismo” para justificar sus acciones, des-pués de haber ayudado a instalar en el poderal propio Saddam Hussein, y de haber finan-ciado y acompasado a la organización funda-mentalista islámica de Bin Laden en Afganis-tán, a tal punto que hoy muchos se preguntanquienes mismo movieron los hilos de AlQaedaese fatídico 11 de septiembre en Estados Uni-dos, ahí también podríamos decir que nos en-contramos frente a discípulos, conscientes oinconscientes, de Nicolás Maquiavelo, siemprey cuando aceptemos como cierta la mala repu-tación imputada a su obra.

La recomendación del consejero florentinode que los gobernantes actúen solo avistando eléxito de sus políticas para engrandecer su po-der, sin atenerse a la moral religiosa de su épocaque juzgue sus actos, y la franqueza con la cualrealiza esas recomendaciones en El Príncipe ha

nes para la moral son indispensables para lasmasas. Nada más erróneo para un políticoque adoptar la postura del superhombreamoral. Yo no haré, por supuesto, una cues-tión de principio el obrar amoralmente, en elsentido convencional de la palabra. Lo queocurre es que yo no me atengo a ninguna cla-se de principios...”2 ; o cuando los políticosde la coalición de Estados que invadió Irak enabril de 2003 denunciaban un supuesto “isla-mofascismo” para justificar sus acciones, des-pués de haber ayudado a instalar en el poderal propio Saddam Hussein, y de haber finan-ciado y acompasado a la organización funda-mentalista islámica de Bin Laden en Afganis-tán, a tal punto que hoy muchos se preguntanquienes mismo movieron los hilos de AlQaedaese fatídico 11 de septiembre en Estados Uni-dos, ahí también podríamos decir que nos en-contramos frente a discípulos, conscientes oinconscientes, de Nicolás Maquiavelo, siemprey cuando aceptemos como cierta la mala repu-tación imputada a su obra.

La recomendación del consejero florentinode que los gobernantes actúen solo avistando eléxito de sus políticas para engrandecer su po-der, sin atenerse a la moral religiosa de su épocaque juzgue sus actos, y la franqueza con la cualrealiza esas recomendaciones en El Príncipe ha

2 Citado por G. Lukács, El asalto a la razón, Barcelona,Editorial Grijalbo S.A., 1972, pág 602.

2 Citado por G. Lukács, El asalto a la razón, Barcelona,Editorial Grijalbo S.A., 1972, pág 602.

2 Citado por G. Lukács, El asalto a la razón, Barcelona,Editorial Grijalbo S.A., 1972, pág 602.

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sido la principal causa de la “mala reputación”de su obra.3

Sin embargo, el teórico y político italiano escon más frecuencia nombrado por su “mala re-putación”que entendido por el significado his-tórico de la divulgación de su pensamiento po-lítico. Y es, a este propósito, que pusimos aten-ción a la primera edición ecuatoriana de ElPríncipe, realizada por la Editorial Ariel a me-diados de 1973, y que fuese prologada por unintelectual tan progresista como Alfredo ParejaDiezcanseco4. Quizás, no sería un hecho fortui-to que la ideología del florentino que se remon-taba a 1513 fuese divulgada en la actualidad enAmérica Latina como “una visión de la literatu-ra de siempre”. Porque la “actualidad” de unaideología nunca es inocente en ningún lugar, si-no que tiene un profundo sentido histórico queúnicamente podemos comprender conociendoel carácter de su “importancia”.

sido la principal causa de la “mala reputación”de su obra.3

Sin embargo, el teórico y político italiano escon más frecuencia nombrado por su “mala re-putación”que entendido por el significado his-tórico de la divulgación de su pensamiento po-lítico. Y es, a este propósito, que pusimos aten-ción a la primera edición ecuatoriana de ElPríncipe, realizada por la Editorial Ariel a me-diados de 1973, y que fuese prologada por unintelectual tan progresista como Alfredo ParejaDiezcanseco4. Quizás, no sería un hecho fortui-to que la ideología del florentino que se remon-taba a 1513 fuese divulgada en la actualidad enAmérica Latina como “una visión de la literatu-ra de siempre”. Porque la “actualidad” de unaideología nunca es inocente en ningún lugar, si-no que tiene un profundo sentido histórico queúnicamente podemos comprender conociendoel carácter de su “importancia”.

sido la principal causa de la “mala reputación”de su obra.3

Sin embargo, el teórico y político italiano escon más frecuencia nombrado por su “mala re-putación”que entendido por el significado his-tórico de la divulgación de su pensamiento po-lítico. Y es, a este propósito, que pusimos aten-ción a la primera edición ecuatoriana de ElPríncipe, realizada por la Editorial Ariel a me-diados de 1973, y que fuese prologada por unintelectual tan progresista como Alfredo ParejaDiezcanseco4. Quizás, no sería un hecho fortui-to que la ideología del florentino que se remon-taba a 1513 fuese divulgada en la actualidad enAmérica Latina como “una visión de la literatu-ra de siempre”. Porque la “actualidad” de unaideología nunca es inocente en ningún lugar, si-no que tiene un profundo sentido histórico queúnicamente podemos comprender conociendoel carácter de su “importancia”.

3 No solo en la llamada “tradición occidental”, sino tam-bién en países de “Oriente”, en donde, como en la India,incluso mucho antes había surgido un pensador del rea-lismo político como Chanakya, el primer ministro deChandragupta (345?-300? AC), fundador de la poderosadinastía Mauria. Chanakya, también conocido con elnombre de Kantilya, autor de Arthas´astra, ha sido com-parado con Maquiavelo, y equiparado a autores occiden-tales como Aristóteles y Bacon. Véase Mackenzie Brown,1964:50. Un crítico moderno de Maquiavelo en la Indiafue Aurobindo Ghose (1872-1950), de Calcuta. Ibid, 134.

4 Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, Guayaquil, EditorialAriel Ltda., 1973.

3 No solo en la llamada “tradición occidental”, sino tam-bién en países de “Oriente”, en donde, como en la India,incluso mucho antes había surgido un pensador del rea-lismo político como Chanakya, el primer ministro deChandragupta (345?-300? AC), fundador de la poderosadinastía Mauria. Chanakya, también conocido con elnombre de Kantilya, autor de Arthas´astra, ha sido com-parado con Maquiavelo, y equiparado a autores occiden-tales como Aristóteles y Bacon. Véase Mackenzie Brown,1964:50. Un crítico moderno de Maquiavelo en la Indiafue Aurobindo Ghose (1872-1950), de Calcuta. Ibid, 134.

4 Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, Guayaquil, EditorialAriel Ltda., 1973.

3 No solo en la llamada “tradición occidental”, sino tam-bién en países de “Oriente”, en donde, como en la India,incluso mucho antes había surgido un pensador del rea-lismo político como Chanakya, el primer ministro deChandragupta (345?-300? AC), fundador de la poderosadinastía Mauria. Chanakya, también conocido con elnombre de Kantilya, autor de Arthas´astra, ha sido com-parado con Maquiavelo, y equiparado a autores occiden-tales como Aristóteles y Bacon. Véase Mackenzie Brown,1964:50. Un crítico moderno de Maquiavelo en la Indiafue Aurobindo Ghose (1872-1950), de Calcuta. Ibid, 134.

4 Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, Guayaquil, EditorialAriel Ltda., 1973.

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A quien haya sido el primer ideólogo impor-tante de la burguesía le correspondía represen-tar un hito histórico en el pensamiento socialmundial. Y fue ese el papel que le correspondiójugar a Nicolás Maquiavelo (1469-1527), hijode un jurisconsulto, notario florentino y tesore-ro de la Marca de Ancona, y con quién, al decirde Marx, “el estudio teórico de la política se li-beró de la moral, y se proclamó el postulado deenfocar independientemente la política”5 .

En este sentido él fue el primer pensadorimportante que perteneció ideológicamente a lasociedad burguesa europea, esforzada en orga-nizar un Estado Nacional. La figura del florenti-no se levantaba, entonces, como la de un granrepresentante del pensamiento burgués del si-glo XVI que defendía la necesidad del estadocentralizado, como lo haría Juan Bodin (1530-1596) en Francia y Andrés Modrzewski (1503-1572) en Polonia. He ahí uno de los fundamen-tos de su “actualidad”.

Esa mentalidad “moderna”, “actual”, opuestaa la feudal, precapitalista, que Nicolás Maquia-velo posee (y que le costó el que la Iglesia Cató-lica, considerándolo un escritor antibíblico yanticristiano, haya puesto a su obra El Príncipe

A quien haya sido el primer ideólogo impor-tante de la burguesía le correspondía represen-tar un hito histórico en el pensamiento socialmundial. Y fue ese el papel que le correspondiójugar a Nicolás Maquiavelo (1469-1527), hijode un jurisconsulto, notario florentino y tesore-ro de la Marca de Ancona, y con quién, al decirde Marx, “el estudio teórico de la política se li-beró de la moral, y se proclamó el postulado deenfocar independientemente la política”5 .

En este sentido él fue el primer pensadorimportante que perteneció ideológicamente a lasociedad burguesa europea, esforzada en orga-nizar un Estado Nacional. La figura del florenti-no se levantaba, entonces, como la de un granrepresentante del pensamiento burgués del si-glo XVI que defendía la necesidad del estadocentralizado, como lo haría Juan Bodin (1530-1596) en Francia y Andrés Modrzewski (1503-1572) en Polonia. He ahí uno de los fundamen-tos de su “actualidad”.

Esa mentalidad “moderna”, “actual”, opuestaa la feudal, precapitalista, que Nicolás Maquia-velo posee (y que le costó el que la Iglesia Cató-lica, considerándolo un escritor antibíblico yanticristiano, haya puesto a su obra El Príncipe

A quien haya sido el primer ideólogo impor-tante de la burguesía le correspondía represen-tar un hito histórico en el pensamiento socialmundial. Y fue ese el papel que le correspondiójugar a Nicolás Maquiavelo (1469-1527), hijode un jurisconsulto, notario florentino y tesore-ro de la Marca de Ancona, y con quién, al decirde Marx, “el estudio teórico de la política se li-beró de la moral, y se proclamó el postulado deenfocar independientemente la política”5 .

En este sentido él fue el primer pensadorimportante que perteneció ideológicamente a lasociedad burguesa europea, esforzada en orga-nizar un Estado Nacional. La figura del florenti-no se levantaba, entonces, como la de un granrepresentante del pensamiento burgués del si-glo XVI que defendía la necesidad del estadocentralizado, como lo haría Juan Bodin (1530-1596) en Francia y Andrés Modrzewski (1503-1572) en Polonia. He ahí uno de los fundamen-tos de su “actualidad”.

Esa mentalidad “moderna”, “actual”, opuestaa la feudal, precapitalista, que Nicolás Maquia-velo posee (y que le costó el que la Iglesia Cató-lica, considerándolo un escritor antibíblico yanticristiano, haya puesto a su obra El Príncipe

5 Carlos Marx, Obras, Tomo IV, pág.303, citado por S.E.Kechekian y G.I. Fedkin, en Historia de las Ideas Políti-cas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1958, capítulo VII,pág. 59. Evidentemente Marx no pudo conocer el trabajoteórico del asiático Kautilya, pues su texto famoso, des-pues de haberse perdido por varios siglos, fue redescu-bierto y publicado recien en 1909.

5 Carlos Marx, Obras, Tomo IV, pág.303, citado por S.E.Kechekian y G.I. Fedkin, en Historia de las Ideas Políti-cas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1958, capítulo VII,pág. 59. Evidentemente Marx no pudo conocer el trabajoteórico del asiático Kautilya, pues su texto famoso, des-pues de haberse perdido por varios siglos, fue redescu-bierto y publicado recien en 1909.

5 Carlos Marx, Obras, Tomo IV, pág.303, citado por S.E.Kechekian y G.I. Fedkin, en Historia de las Ideas Políti-cas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1958, capítulo VII,pág. 59. Evidentemente Marx no pudo conocer el trabajoteórico del asiático Kautilya, pues su texto famoso, des-pues de haberse perdido por varios siglos, fue redescu-bierto y publicado recien en 1909.

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en el Index de los libros prohibidos en el año1557)6, habría de comenzar en Italia con el mo-vimiento renacentista y tendría ese carácter derechazo a la autoridad eclesiástica medieval.Empero, la reacción de la Iglesia Católica nomermaría el interés y la popularidad de Ma-quiavelo, ya que las nuevas fuerzas económicasque arrastraron las viejas ideas, condicionaronel fortalecimiento, desarrollo y divulgación denuevas actitudes y doctrinas. Los políticos de laburguesía europea en ascenso, como ThomasCromwel (que llevó a Inglaterra en 1516 la pri-mera copia manuscrita de El Príncipe y oficiali-zó la creación del estado moderno centralizadoen su país) fueron conocidos por ser grandesaficionados de su lectura7 .

De ahí también que los ideólogos de la bur-guesía hayan desarrollado, posteriormente, as-pectos de su pensamiento sobre la base de lasideas seminales del florentino como fue el casode Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Marlote,Shakespeare, Locke, Spinoza, claramente influi-dos por Maquiavelo y otros hayan alabado suobra. Para el propio Hegel, las dos figuras teóri-cas de la política “moderna”, es decir, burguesa,

en el Index de los libros prohibidos en el año1557)6, habría de comenzar en Italia con el mo-vimiento renacentista y tendría ese carácter derechazo a la autoridad eclesiástica medieval.Empero, la reacción de la Iglesia Católica nomermaría el interés y la popularidad de Ma-quiavelo, ya que las nuevas fuerzas económicasque arrastraron las viejas ideas, condicionaronel fortalecimiento, desarrollo y divulgación denuevas actitudes y doctrinas. Los políticos de laburguesía europea en ascenso, como ThomasCromwel (que llevó a Inglaterra en 1516 la pri-mera copia manuscrita de El Príncipe y oficiali-zó la creación del estado moderno centralizadoen su país) fueron conocidos por ser grandesaficionados de su lectura7 .

De ahí también que los ideólogos de la bur-guesía hayan desarrollado, posteriormente, as-pectos de su pensamiento sobre la base de lasideas seminales del florentino como fue el casode Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Marlote,Shakespeare, Locke, Spinoza, claramente influi-dos por Maquiavelo y otros hayan alabado suobra. Para el propio Hegel, las dos figuras teóri-cas de la política “moderna”, es decir, burguesa,

en el Index de los libros prohibidos en el año1557)6, habría de comenzar en Italia con el mo-vimiento renacentista y tendría ese carácter derechazo a la autoridad eclesiástica medieval.Empero, la reacción de la Iglesia Católica nomermaría el interés y la popularidad de Ma-quiavelo, ya que las nuevas fuerzas económicasque arrastraron las viejas ideas, condicionaronel fortalecimiento, desarrollo y divulgación denuevas actitudes y doctrinas. Los políticos de laburguesía europea en ascenso, como ThomasCromwel (que llevó a Inglaterra en 1516 la pri-mera copia manuscrita de El Príncipe y oficiali-zó la creación del estado moderno centralizadoen su país) fueron conocidos por ser grandesaficionados de su lectura7 .

De ahí también que los ideólogos de la bur-guesía hayan desarrollado, posteriormente, as-pectos de su pensamiento sobre la base de lasideas seminales del florentino como fue el casode Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Marlote,Shakespeare, Locke, Spinoza, claramente influi-dos por Maquiavelo y otros hayan alabado suobra. Para el propio Hegel, las dos figuras teóri-cas de la política “moderna”, es decir, burguesa,

6 La lectura de El Príncipe fue prohibida a los católicos en1557 bajo el papado de Pablo IV y esa condena se confir-mó con el sucesor de aquel, Pío IV. Solo a fines del sigloXIX fue levantada dicha prohibición con León XIII.

7 En el siglo XVI hubo ya tres traducciones al francés de lasobras políticas de Nicolás Maquiavelo. Rabelais, Mon-taigne, Descartes y otros pensadores galos fueron asiduosestudiosos de su producción.

6 La lectura de El Príncipe fue prohibida a los católicos en1557 bajo el papado de Pablo IV y esa condena se confir-mó con el sucesor de aquel, Pío IV. Solo a fines del sigloXIX fue levantada dicha prohibición con León XIII.

7 En el siglo XVI hubo ya tres traducciones al francés de lasobras políticas de Nicolás Maquiavelo. Rabelais, Mon-taigne, Descartes y otros pensadores galos fueron asiduosestudiosos de su producción.

6 La lectura de El Príncipe fue prohibida a los católicos en1557 bajo el papado de Pablo IV y esa condena se confir-mó con el sucesor de aquel, Pío IV. Solo a fines del sigloXIX fue levantada dicha prohibición con León XIII.

7 En el siglo XVI hubo ya tres traducciones al francés de lasobras políticas de Nicolás Maquiavelo. Rabelais, Mon-taigne, Descartes y otros pensadores galos fueron asiduosestudiosos de su producción.

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fueron Maquiavelo y Richelieu. Al referirse a ElPríncipe la considera “la concepción grandiosay fidedigna de un verdadero genio político conel más alto y noble de los propósitos”8. Si losprincipios políticos de Nicolás Maquiavelo --que fueron, como veremos, revolucionarios ensu época-- son divulgados hoy por ciertos secto-res de la burguesía en nuestros países y a nivelglobal, y su obra es traducida a más de 50 idio-mas, es con la finalidad de aplicarlos en su polí-tica interna y externa. Ciertamente, un índicede su gran divulgación lo proporcionó AchileNorsa en 1936 al contar en su bibliografía 2.113estudios sobre Maquiavelo. Y es vasta la lista depolíticos, sociólogos que se han dedicado al es-tudio polémico y a la divulgación del pensa-miento maquiavélico antes y después de 1936,lo que hace evidente su amplia discusión y elinterés que alcanzó su obra.

Sin embargo, Nicolás Maquiavelo no inven-tó los principios de su doctrina, sino que, comorepresentante de la burguesía en ascenso, los ex-puso con suficiente claridad y franqueza, basán-dose en la observación real de la política de sutiempo. Por esto, al analizar su doctrina en for-ma histórica, no en forma aislada, estudiaremossu surgimiento y desarrollo condicionado a lascircunstancias económicas, políticas y sociales

fueron Maquiavelo y Richelieu. Al referirse a ElPríncipe la considera “la concepción grandiosay fidedigna de un verdadero genio político conel más alto y noble de los propósitos”8. Si losprincipios políticos de Nicolás Maquiavelo --que fueron, como veremos, revolucionarios ensu época-- son divulgados hoy por ciertos secto-res de la burguesía en nuestros países y a nivelglobal, y su obra es traducida a más de 50 idio-mas, es con la finalidad de aplicarlos en su polí-tica interna y externa. Ciertamente, un índicede su gran divulgación lo proporcionó AchileNorsa en 1936 al contar en su bibliografía 2.113estudios sobre Maquiavelo. Y es vasta la lista depolíticos, sociólogos que se han dedicado al es-tudio polémico y a la divulgación del pensa-miento maquiavélico antes y después de 1936,lo que hace evidente su amplia discusión y elinterés que alcanzó su obra.

Sin embargo, Nicolás Maquiavelo no inven-tó los principios de su doctrina, sino que, comorepresentante de la burguesía en ascenso, los ex-puso con suficiente claridad y franqueza, basán-dose en la observación real de la política de sutiempo. Por esto, al analizar su doctrina en for-ma histórica, no en forma aislada, estudiaremossu surgimiento y desarrollo condicionado a lascircunstancias económicas, políticas y sociales

fueron Maquiavelo y Richelieu. Al referirse a ElPríncipe la considera “la concepción grandiosay fidedigna de un verdadero genio político conel más alto y noble de los propósitos”8. Si losprincipios políticos de Nicolás Maquiavelo --que fueron, como veremos, revolucionarios ensu época-- son divulgados hoy por ciertos secto-res de la burguesía en nuestros países y a nivelglobal, y su obra es traducida a más de 50 idio-mas, es con la finalidad de aplicarlos en su polí-tica interna y externa. Ciertamente, un índicede su gran divulgación lo proporcionó AchileNorsa en 1936 al contar en su bibliografía 2.113estudios sobre Maquiavelo. Y es vasta la lista depolíticos, sociólogos que se han dedicado al es-tudio polémico y a la divulgación del pensa-miento maquiavélico antes y después de 1936,lo que hace evidente su amplia discusión y elinterés que alcanzó su obra.

Sin embargo, Nicolás Maquiavelo no inven-tó los principios de su doctrina, sino que, comorepresentante de la burguesía en ascenso, los ex-puso con suficiente claridad y franqueza, basán-dose en la observación real de la política de sutiempo. Por esto, al analizar su doctrina en for-ma histórica, no en forma aislada, estudiaremossu surgimiento y desarrollo condicionado a lascircunstancias económicas, políticas y sociales

8 W.E. Hegel, Filosofía de la Historia, citado por G. Sabi-ne, en A History of Polítical Theory, New York, Holt, Ri-nehart and Winston, 1963, Third Edition, pág. 634. (Tra-ducción mía)

8 W.E. Hegel, Filosofía de la Historia, citado por G. Sabi-ne, en A History of Polítical Theory, New York, Holt, Ri-nehart and Winston, 1963, Third Edition, pág. 634. (Tra-ducción mía)

8 W.E. Hegel, Filosofía de la Historia, citado por G. Sabi-ne, en A History of Polítical Theory, New York, Holt, Ri-nehart and Winston, 1963, Third Edition, pág. 634. (Tra-ducción mía)

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que aparecían en la sociedad de su tiempo. Perono para repetir aquí las diversas teorías y aspec-tos de su pensamiento, sino para destacar la tra-yectoria fundamental del maquiavelismo desdeun punto de partida metodológico que sirva alestudio de la teoría política.

que aparecían en la sociedad de su tiempo. Perono para repetir aquí las diversas teorías y aspec-tos de su pensamiento, sino para destacar la tra-yectoria fundamental del maquiavelismo desdeun punto de partida metodológico que sirva alestudio de la teoría política.

que aparecían en la sociedad de su tiempo. Perono para repetir aquí las diversas teorías y aspec-tos de su pensamiento, sino para destacar la tra-yectoria fundamental del maquiavelismo desdeun punto de partida metodológico que sirva alestudio de la teoría política.

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CAPíTULO 2

EL RÉGIMEN SOCIAL EN EL QUE APARECIÓ LA OBRA

POLÍTICA DE MAQUIAVELO

La desintegración del feudalismo y el surgi-miento de gérmenes de una nueva sociedad, lacapitalista, se produjo en lo que hoy llamamosEuropa en los siglos XIV y XV, pero fue en Ita-lia, mucho antes que en ningún otro país, endonde por primera vez apareció la producciónbasada en el trabajo de obreros asalariados.1

Cuando todavía en el resto de Europa el sis-tema gremial feudal se encontraba en plenoapogeo, en las ciudades mediterráneas de Italiadel Norte, tales como Génova y Venecia, y en laciudad toscana de Florencia, ya en el siglo XIII,habían aparecido indicios del sistema “domésti-co”2; y en el siguiente siglo surgían en Italia lasprimeras empresas capitalistas, las manufactu-ras, que significaron el paso del sistema feudalde la industria artesanal a la producción capita-

CAPíTULO 2

EL RÉGIMEN SOCIAL EN EL QUE APARECIÓ LA OBRA

POLÍTICA DE MAQUIAVELO

La desintegración del feudalismo y el surgi-miento de gérmenes de una nueva sociedad, lacapitalista, se produjo en lo que hoy llamamosEuropa en los siglos XIV y XV, pero fue en Ita-lia, mucho antes que en ningún otro país, endonde por primera vez apareció la producciónbasada en el trabajo de obreros asalariados.1

Cuando todavía en el resto de Europa el sis-tema gremial feudal se encontraba en plenoapogeo, en las ciudades mediterráneas de Italiadel Norte, tales como Génova y Venecia, y en laciudad toscana de Florencia, ya en el siglo XIII,habían aparecido indicios del sistema “domésti-co”2; y en el siguiente siglo surgían en Italia lasprimeras empresas capitalistas, las manufactu-ras, que significaron el paso del sistema feudalde la industria artesanal a la producción capita-

CAPíTULO 2

EL RÉGIMEN SOCIAL EN EL QUE APARECIÓ LA OBRA

POLÍTICA DE MAQUIAVELO

La desintegración del feudalismo y el surgi-miento de gérmenes de una nueva sociedad, lacapitalista, se produjo en lo que hoy llamamosEuropa en los siglos XIV y XV, pero fue en Ita-lia, mucho antes que en ningún otro país, endonde por primera vez apareció la producciónbasada en el trabajo de obreros asalariados.1

Cuando todavía en el resto de Europa el sis-tema gremial feudal se encontraba en plenoapogeo, en las ciudades mediterráneas de Italiadel Norte, tales como Génova y Venecia, y en laciudad toscana de Florencia, ya en el siglo XIII,habían aparecido indicios del sistema “domésti-co”2; y en el siguiente siglo surgían en Italia lasprimeras empresas capitalistas, las manufactu-ras, que significaron el paso del sistema feudalde la industria artesanal a la producción capita-

1 “Europa” no era reconocida como una entidad geográficadistintiva durante la Edad Media. Fue para el siglo XV,cuando habían aparecido ya varios estados nacionalescon identidad moderna, que Europa se proyecta con cier-ta identidad propia.

2 Leo Huberman, Los bienes terrenales del hombre, Me-dellín, ed. La Oveja Negra, 1972, pág. 154.

1 “Europa” no era reconocida como una entidad geográficadistintiva durante la Edad Media. Fue para el siglo XV,cuando habían aparecido ya varios estados nacionalescon identidad moderna, que Europa se proyecta con cier-ta identidad propia.

2 Leo Huberman, Los bienes terrenales del hombre, Me-dellín, ed. La Oveja Negra, 1972, pág. 154.

1 “Europa” no era reconocida como una entidad geográficadistintiva durante la Edad Media. Fue para el siglo XV,cuando habían aparecido ya varios estados nacionalescon identidad moderna, que Europa se proyecta con cier-ta identidad propia.

2 Leo Huberman, Los bienes terrenales del hombre, Me-dellín, ed. La Oveja Negra, 1972, pág. 154.

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lista. Hacia 1300 existían en Florencia cerca de300 manufacturas que fabricaban paños, alcan-zando anualmente a elaborar cerca de 100.000piezas. Y fue en la misma Florencia donde tuvolugar la primera insurrección obrera en el mun-do: la insurrección de los jornaleros textiles un20 de julio de 1378.

La ciudad de Florencia estaba, además, uni-da comercialmente a otras ciudades italianascomo Venecia, afamada productora de sedas yvidrio, y a villas como Génova y Pisa, que, porventajosa situación geográfica, llegaron a con-vertirse en grandes centros comerciales, en losque la producción mercantil había servido debase para el nacimiento de la producción capi-talista. Venecia mantuvo un intercambio co-mercial con Constantinopla y el llamado Orien-te: sedas, especias, muselinas, drogas y alfom-bras orientales, llegaban a Europa por interme-dio de los comerciantes venecianos que dispo-nían de una ruta interna. Y con el auge del trá-fico comercial en expansión, la economía feudalitaliana, que se autoabastecía en la baja edadmedia, se fue transformando en economía deldinero, en un mundo de comercio, en rápidaexpansión.

Uno de los más importantes efectos del au-mento de las actividades comerciales a nivel eu-ropeo, fue, precisamente, el crecimiento de losburgos (o ciudades) y su transformación en cen-tros económicos y culturales nacionales. Estosburgos surgieron primero en Italia y en los Paí-

lista. Hacia 1300 existían en Florencia cerca de300 manufacturas que fabricaban paños, alcan-zando anualmente a elaborar cerca de 100.000piezas. Y fue en la misma Florencia donde tuvolugar la primera insurrección obrera en el mun-do: la insurrección de los jornaleros textiles un20 de julio de 1378.

La ciudad de Florencia estaba, además, uni-da comercialmente a otras ciudades italianascomo Venecia, afamada productora de sedas yvidrio, y a villas como Génova y Pisa, que, porventajosa situación geográfica, llegaron a con-vertirse en grandes centros comerciales, en losque la producción mercantil había servido debase para el nacimiento de la producción capi-talista. Venecia mantuvo un intercambio co-mercial con Constantinopla y el llamado Orien-te: sedas, especias, muselinas, drogas y alfom-bras orientales, llegaban a Europa por interme-dio de los comerciantes venecianos que dispo-nían de una ruta interna. Y con el auge del trá-fico comercial en expansión, la economía feudalitaliana, que se autoabastecía en la baja edadmedia, se fue transformando en economía deldinero, en un mundo de comercio, en rápidaexpansión.

Uno de los más importantes efectos del au-mento de las actividades comerciales a nivel eu-ropeo, fue, precisamente, el crecimiento de losburgos (o ciudades) y su transformación en cen-tros económicos y culturales nacionales. Estosburgos surgieron primero en Italia y en los Paí-

lista. Hacia 1300 existían en Florencia cerca de300 manufacturas que fabricaban paños, alcan-zando anualmente a elaborar cerca de 100.000piezas. Y fue en la misma Florencia donde tuvolugar la primera insurrección obrera en el mun-do: la insurrección de los jornaleros textiles un20 de julio de 1378.

La ciudad de Florencia estaba, además, uni-da comercialmente a otras ciudades italianascomo Venecia, afamada productora de sedas yvidrio, y a villas como Génova y Pisa, que, porventajosa situación geográfica, llegaron a con-vertirse en grandes centros comerciales, en losque la producción mercantil había servido debase para el nacimiento de la producción capi-talista. Venecia mantuvo un intercambio co-mercial con Constantinopla y el llamado Orien-te: sedas, especias, muselinas, drogas y alfom-bras orientales, llegaban a Europa por interme-dio de los comerciantes venecianos que dispo-nían de una ruta interna. Y con el auge del trá-fico comercial en expansión, la economía feudalitaliana, que se autoabastecía en la baja edadmedia, se fue transformando en economía deldinero, en un mundo de comercio, en rápidaexpansión.

Uno de los más importantes efectos del au-mento de las actividades comerciales a nivel eu-ropeo, fue, precisamente, el crecimiento de losburgos (o ciudades) y su transformación en cen-tros económicos y culturales nacionales. Estosburgos surgieron primero en Italia y en los Paí-

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ses Bajos, y, con sus grandes ferias, se fueronconvirtiendo en importantes centros financie-ros y comerciales: en ellos se daba un verdaderointercambio internacional de monedas, se paga-ban antiguas deudas y se contraían nuevas, cir-culaban las “cartas de crédito” y las “letras decambio”; en las ferias circulaba un grupo de“cambiadores”especializados en traficar con di-nero. Para tomar un solo caso, en el año 1422,únicamente en Florencia existían 72 oficinas deintercambio cerca del Mercado Nuovo, y dosmillones de florines de oro fue la cantidad dedinero en circulación3.

Lo que pasaba en esas ciudades era diferentea la actividad de la aldea feudal. La agitada vidacitadina contrastaba con la monótona inactivi-dad de los feudos. Enfrentados a las restriccio-nes de los señores feudales, los comerciantes for-maron, entonces, asociaciones llamadas gremiospara ganar la “libertad de las ciudades” y suconstante expansión. Así, el crecimiento de laproducción artesanal y agrícola, conjuntamentecon el desarrollo de la producción mercantil,habían hecho surgir vínculos económicos másamplios entre diversas regiones de diferentespaíses y, a la vez, estaban conduciendo, enalgunos países de Europa, a la formación y de al-go muy importante: los mercados nacionales.

Para Italia, la lucha por lograr la libertad delas ciudades, correspondía a la necesidad de

ses Bajos, y, con sus grandes ferias, se fueronconvirtiendo en importantes centros financie-ros y comerciales: en ellos se daba un verdaderointercambio internacional de monedas, se paga-ban antiguas deudas y se contraían nuevas, cir-culaban las “cartas de crédito” y las “letras decambio”; en las ferias circulaba un grupo de“cambiadores”especializados en traficar con di-nero. Para tomar un solo caso, en el año 1422,únicamente en Florencia existían 72 oficinas deintercambio cerca del Mercado Nuovo, y dosmillones de florines de oro fue la cantidad dedinero en circulación3.

Lo que pasaba en esas ciudades era diferentea la actividad de la aldea feudal. La agitada vidacitadina contrastaba con la monótona inactivi-dad de los feudos. Enfrentados a las restriccio-nes de los señores feudales, los comerciantes for-maron, entonces, asociaciones llamadas gremiospara ganar la “libertad de las ciudades” y suconstante expansión. Así, el crecimiento de laproducción artesanal y agrícola, conjuntamentecon el desarrollo de la producción mercantil,habían hecho surgir vínculos económicos másamplios entre diversas regiones de diferentespaíses y, a la vez, estaban conduciendo, enalgunos países de Europa, a la formación y de al-go muy importante: los mercados nacionales.

Para Italia, la lucha por lograr la libertad delas ciudades, correspondía a la necesidad de

ses Bajos, y, con sus grandes ferias, se fueronconvirtiendo en importantes centros financie-ros y comerciales: en ellos se daba un verdaderointercambio internacional de monedas, se paga-ban antiguas deudas y se contraían nuevas, cir-culaban las “cartas de crédito” y las “letras decambio”; en las ferias circulaba un grupo de“cambiadores”especializados en traficar con di-nero. Para tomar un solo caso, en el año 1422,únicamente en Florencia existían 72 oficinas deintercambio cerca del Mercado Nuovo, y dosmillones de florines de oro fue la cantidad dedinero en circulación3.

Lo que pasaba en esas ciudades era diferentea la actividad de la aldea feudal. La agitada vidacitadina contrastaba con la monótona inactivi-dad de los feudos. Enfrentados a las restriccio-nes de los señores feudales, los comerciantes for-maron, entonces, asociaciones llamadas gremiospara ganar la “libertad de las ciudades” y suconstante expansión. Así, el crecimiento de laproducción artesanal y agrícola, conjuntamentecon el desarrollo de la producción mercantil,habían hecho surgir vínculos económicos másamplios entre diversas regiones de diferentespaíses y, a la vez, estaban conduciendo, enalgunos países de Europa, a la formación y de al-go muy importante: los mercados nacionales.

Para Italia, la lucha por lograr la libertad delas ciudades, correspondía a la necesidad de

3 Jacob Burckhardt, The Civilization of the Renaissancein Italy, New York, Mentor Book, 1961, pág. 90.

3 Jacob Burckhardt, The Civilization of the Renaissancein Italy, New York, Mentor Book, 1961, pág. 90.

3 Jacob Burckhardt, The Civilization of the Renaissancein Italy, New York, Mentor Book, 1961, pág. 90.

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romper la rígida armazón feudal que impedía elcrecimiento y desarrollo económicos de las ur-bes como centros nacionales. Las gentes de lasciudades querían sus propias leyes y tribunales,oponiéndose a la existencia de las cortes feu-dales, inoperantes ante los problemas de lasactivas urbes; querían romper y abolir los im-puestos señoriales, los pagos, multas y res-tricciones múltiples para establecer los im-puestos a su manera; querían su propio códi-go criminal para mantener la llamada PaceCittadina (Paz Ciudadana) en ciudades de ri-queza y población crecientes; aspiraban a fijarlos precios de sus productos descartando elllamado “justo precio” del régimen feudal, ysustituyéndolo por el precio del mercado4.Esta disputa político-jurídica era parte de lacontienda que libraría la naciente burguesíaitaliana.

En efecto, este comercio en expansión, cu-yas vías más importantes pasaban por el mar

romper la rígida armazón feudal que impedía elcrecimiento y desarrollo económicos de las ur-bes como centros nacionales. Las gentes de lasciudades querían sus propias leyes y tribunales,oponiéndose a la existencia de las cortes feu-dales, inoperantes ante los problemas de lasactivas urbes; querían romper y abolir los im-puestos señoriales, los pagos, multas y res-tricciones múltiples para establecer los im-puestos a su manera; querían su propio códi-go criminal para mantener la llamada PaceCittadina (Paz Ciudadana) en ciudades de ri-queza y población crecientes; aspiraban a fijarlos precios de sus productos descartando elllamado “justo precio” del régimen feudal, ysustituyéndolo por el precio del mercado4.Esta disputa político-jurídica era parte de lacontienda que libraría la naciente burguesíaitaliana.

En efecto, este comercio en expansión, cu-yas vías más importantes pasaban por el mar

romper la rígida armazón feudal que impedía elcrecimiento y desarrollo económicos de las ur-bes como centros nacionales. Las gentes de lasciudades querían sus propias leyes y tribunales,oponiéndose a la existencia de las cortes feu-dales, inoperantes ante los problemas de lasactivas urbes; querían romper y abolir los im-puestos señoriales, los pagos, multas y res-tricciones múltiples para establecer los im-puestos a su manera; querían su propio códi-go criminal para mantener la llamada PaceCittadina (Paz Ciudadana) en ciudades de ri-queza y población crecientes; aspiraban a fijarlos precios de sus productos descartando elllamado “justo precio” del régimen feudal, ysustituyéndolo por el precio del mercado4.Esta disputa político-jurídica era parte de lacontienda que libraría la naciente burguesíaitaliana.

En efecto, este comercio en expansión, cu-yas vías más importantes pasaban por el mar

4 Leo Huberman, op, cit., pág. 85.Tomás de Aquino,ideólogo del feudalismo se refirió en los siguientes tér-minos al justo precio: “Ahora lo que ha sido instituidopara ventaja común (el comercio) no debe ser más gra-voso para uno que para otro... De ahí si el precio exce-de al valor de la cosa, o lo contrario, falta la equidadrequerida por la justicia, en consecuencia, vender máscaro o comprar más barato que lo que una cosa vale esen sí injusto e ilegal”. Según esta doctrina los artículosvendidos por los artesanos tenían un precio fijado enbase al costo, un precio que no podía ser alterado, yque se consideraba “honrado” y “justo”. Es contra estetipo de doctrina feudal que chocan el comercio, y tam-bién la usura, claro está, de la burguesía en ascenso.

4 Leo Huberman, op, cit., pág. 85.Tomás de Aquino,ideólogo del feudalismo se refirió en los siguientes tér-minos al justo precio: “Ahora lo que ha sido instituidopara ventaja común (el comercio) no debe ser más gra-voso para uno que para otro... De ahí si el precio exce-de al valor de la cosa, o lo contrario, falta la equidadrequerida por la justicia, en consecuencia, vender máscaro o comprar más barato que lo que una cosa vale esen sí injusto e ilegal”. Según esta doctrina los artículosvendidos por los artesanos tenían un precio fijado enbase al costo, un precio que no podía ser alterado, yque se consideraba “honrado” y “justo”. Es contra estetipo de doctrina feudal que chocan el comercio, y tam-bién la usura, claro está, de la burguesía en ascenso.

4 Leo Huberman, op, cit., pág. 85.Tomás de Aquino,ideólogo del feudalismo se refirió en los siguientes tér-minos al justo precio: “Ahora lo que ha sido instituidopara ventaja común (el comercio) no debe ser más gra-voso para uno que para otro... De ahí si el precio exce-de al valor de la cosa, o lo contrario, falta la equidadrequerida por la justicia, en consecuencia, vender máscaro o comprar más barato que lo que una cosa vale esen sí injusto e ilegal”. Según esta doctrina los artículosvendidos por los artesanos tenían un precio fijado enbase al costo, un precio que no podía ser alterado, yque se consideraba “honrado” y “justo”. Es contra estetipo de doctrina feudal que chocan el comercio, y tam-bién la usura, claro está, de la burguesía en ascenso.

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Mediterráneo, y para cuyo mantenimiento sehabía hecho la III Cruzada, por una parte, yla usura y la explotación de los obreros y pe-queños artesanos, por otra, condujeron, enmuchas ciudades de Italia a la formación deuna capa social importante de banqueros, co-merciantes, cambiadores e industriales, a lavez que la descomposición de las artesaníasgremiales feudales hacía surgir una capa su-perior de maestros enriquecidos, un patricia-do urbano. Esta nueva clase llegó a tomar elpoder en algunas ciudades italianas, comoGénova, Venecia, y Florencia, antes que en elresto de Europa. Fueron en estas nuevas ciu-dades-estados italianos donde se dió un tipode administración afín a los intereses de estanueva clase: la burguesía en ascenso en unasociedad en transformación.

En esta cambiante sociedad europea el se-ñor feudal se interesó en conmutar los servi-cios de trabajo de su siervo por dinero, puesél tenía muchos usos para el dinero que susiervo pudiese ahorrar. Cobró entonces larenta en dinero. Era mejor desechar los servi-cios tradicionales de trabajo y alquilar la ayu-da que se necesitase: es decir, el trabajo a jor-nal. A mediados del siglo XV, en la mayorparte del oeste europeo, las rentas en dinerohabían sustituido a los derechos sobre el tra-bajo; y, además, muchos campesinos habíanganado su emancipación completa.

Así, surgía una masa de gentes desposeí-das, personalmente libres de su condición de

Mediterráneo, y para cuyo mantenimiento sehabía hecho la III Cruzada, por una parte, yla usura y la explotación de los obreros y pe-queños artesanos, por otra, condujeron, enmuchas ciudades de Italia a la formación deuna capa social importante de banqueros, co-merciantes, cambiadores e industriales, a lavez que la descomposición de las artesaníasgremiales feudales hacía surgir una capa su-perior de maestros enriquecidos, un patricia-do urbano. Esta nueva clase llegó a tomar elpoder en algunas ciudades italianas, comoGénova, Venecia, y Florencia, antes que en elresto de Europa. Fueron en estas nuevas ciu-dades-estados italianos donde se dió un tipode administración afín a los intereses de estanueva clase: la burguesía en ascenso en unasociedad en transformación.

En esta cambiante sociedad europea el se-ñor feudal se interesó en conmutar los servi-cios de trabajo de su siervo por dinero, puesél tenía muchos usos para el dinero que susiervo pudiese ahorrar. Cobró entonces larenta en dinero. Era mejor desechar los servi-cios tradicionales de trabajo y alquilar la ayu-da que se necesitase: es decir, el trabajo a jor-nal. A mediados del siglo XV, en la mayorparte del oeste europeo, las rentas en dinerohabían sustituido a los derechos sobre el tra-bajo; y, además, muchos campesinos habíanganado su emancipación completa.

Así, surgía una masa de gentes desposeí-das, personalmente libres de su condición de

Mediterráneo, y para cuyo mantenimiento sehabía hecho la III Cruzada, por una parte, yla usura y la explotación de los obreros y pe-queños artesanos, por otra, condujeron, enmuchas ciudades de Italia a la formación deuna capa social importante de banqueros, co-merciantes, cambiadores e industriales, a lavez que la descomposición de las artesaníasgremiales feudales hacía surgir una capa su-perior de maestros enriquecidos, un patricia-do urbano. Esta nueva clase llegó a tomar elpoder en algunas ciudades italianas, comoGénova, Venecia, y Florencia, antes que en elresto de Europa. Fueron en estas nuevas ciu-dades-estados italianos donde se dió un tipode administración afín a los intereses de estanueva clase: la burguesía en ascenso en unasociedad en transformación.

En esta cambiante sociedad europea el se-ñor feudal se interesó en conmutar los servi-cios de trabajo de su siervo por dinero, puesél tenía muchos usos para el dinero que susiervo pudiese ahorrar. Cobró entonces larenta en dinero. Era mejor desechar los servi-cios tradicionales de trabajo y alquilar la ayu-da que se necesitase: es decir, el trabajo a jor-nal. A mediados del siglo XV, en la mayorparte del oeste europeo, las rentas en dinerohabían sustituido a los derechos sobre el tra-bajo; y, además, muchos campesinos habíanganado su emancipación completa.

Así, surgía una masa de gentes desposeí-das, personalmente libres de su condición de

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servidumbre, pero, a la vez, carentes de me-dios de producción y de existencia, dispuestasa vender lo único que poseían: su fuerza detrabajo. “...Estos liberados se convirtieron–dice Marx- en vendedores de sí mismos sólodespués de haber sido despojados de todoslos medios de producción y de todas las ga-rantías de existencia que ofrecía el antiguoorden de cosas. La historia de su expropia-ción no es material de conjeturas. Se encuen-tra inscrita en los anales de la humanidad enindelebles letras de sangre y fuego”5.

El crecimiento del comercio y de la pro-ducción mercantil dio lugar a la acumulación

servidumbre, pero, a la vez, carentes de me-dios de producción y de existencia, dispuestasa vender lo único que poseían: su fuerza detrabajo. “...Estos liberados se convirtieron–dice Marx- en vendedores de sí mismos sólodespués de haber sido despojados de todoslos medios de producción y de todas las ga-rantías de existencia que ofrecía el antiguoorden de cosas. La historia de su expropia-ción no es material de conjeturas. Se encuen-tra inscrita en los anales de la humanidad enindelebles letras de sangre y fuego”5.

El crecimiento del comercio y de la pro-ducción mercantil dio lugar a la acumulación

servidumbre, pero, a la vez, carentes de me-dios de producción y de existencia, dispuestasa vender lo único que poseían: su fuerza detrabajo. “...Estos liberados se convirtieron–dice Marx- en vendedores de sí mismos sólodespués de haber sido despojados de todoslos medios de producción y de todas las ga-rantías de existencia que ofrecía el antiguoorden de cosas. La historia de su expropia-ción no es material de conjeturas. Se encuen-tra inscrita en los anales de la humanidad enindelebles letras de sangre y fuego”5.

El crecimiento del comercio y de la pro-ducción mercantil dio lugar a la acumulación

5 Véase El Capital capítulo 26, pág, 691., Vol. I ed. Car-tago. Al final de este capítulo, Marx añadió una notapertinente al caso que estudiamos: “En Italia,--dice--,donde la producción capitalista se desarrolló antes queen otras partes, también el feudalismo desapareció pri-mero. Por consiguiente los siervos quedaron emanci-pados, de hecho, antes de haber tenido tiempo paraasegurarse los antiguos derechos de prescripción sobrelas tierras que poseían. Una buena parte de estos prole-tarios libres y ligeros como el aire afluyeron a las ciu-dades, legadas en su mayor parte por el imperio roma-no y que los señores habían preferido desde hacíatiempo como lugar de residencia. Cuando los grandescambios ocurridos hacia finales del siglo XV en el mer-cado universal despojaron a Italia septentrional de susupremacía comercial y provocaron la declinación desus manufacturas, se produjo un movimiento en senti-do contrario. Los obreros de las ciudades fueron em-pujados en masa hacia los campos, donde, a partir deentonces, los pequeños cultivos ejecutados en forma dehorticultura conocieron un florecimiento sin prece-dentes”. pág. 692.

5 Véase El Capital capítulo 26, pág, 691., Vol. I ed. Car-tago. Al final de este capítulo, Marx añadió una notapertinente al caso que estudiamos: “En Italia,--dice--,donde la producción capitalista se desarrolló antes queen otras partes, también el feudalismo desapareció pri-mero. Por consiguiente los siervos quedaron emanci-pados, de hecho, antes de haber tenido tiempo paraasegurarse los antiguos derechos de prescripción sobrelas tierras que poseían. Una buena parte de estos prole-tarios libres y ligeros como el aire afluyeron a las ciu-dades, legadas en su mayor parte por el imperio roma-no y que los señores habían preferido desde hacíatiempo como lugar de residencia. Cuando los grandescambios ocurridos hacia finales del siglo XV en el mer-cado universal despojaron a Italia septentrional de susupremacía comercial y provocaron la declinación desus manufacturas, se produjo un movimiento en senti-do contrario. Los obreros de las ciudades fueron em-pujados en masa hacia los campos, donde, a partir deentonces, los pequeños cultivos ejecutados en forma dehorticultura conocieron un florecimiento sin prece-dentes”. pág. 692.

5 Véase El Capital capítulo 26, pág, 691., Vol. I ed. Car-tago. Al final de este capítulo, Marx añadió una notapertinente al caso que estudiamos: “En Italia,--dice--,donde la producción capitalista se desarrolló antes queen otras partes, también el feudalismo desapareció pri-mero. Por consiguiente los siervos quedaron emanci-pados, de hecho, antes de haber tenido tiempo paraasegurarse los antiguos derechos de prescripción sobrelas tierras que poseían. Una buena parte de estos prole-tarios libres y ligeros como el aire afluyeron a las ciu-dades, legadas en su mayor parte por el imperio roma-no y que los señores habían preferido desde hacíatiempo como lugar de residencia. Cuando los grandescambios ocurridos hacia finales del siglo XV en el mer-cado universal despojaron a Italia septentrional de susupremacía comercial y provocaron la declinación desus manufacturas, se produjo un movimiento en senti-do contrario. Los obreros de las ciudades fueron em-pujados en masa hacia los campos, donde, a partir deentonces, los pequeños cultivos ejecutados en forma dehorticultura conocieron un florecimiento sin prece-dentes”. pág. 692.

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de ingentes riquezas en dinero en Europa6 enunas pocas manos. Proceso que fue acompa-ñado, en todas partes, por el látigo, la tortura,la marca a fuego, la legislación terrorista, des-tinados a someter al trabajador a condicionesde una nueva dependencia con relación a laclase poseedora, en cuyas manos se concen-traban las riquezas expropiadas. Para ilustrareste acopio, en lo referente a las fortunas enItalia, me referiré a la cifras recopiladas porBurckardt7. En 1476, en Venecia el Doge An-drea Vendramin pasaba por hombre rico conuna fortuna de 170.000 ducados8. En los años1460, Ludovico Patavino tenía 200.000 duca-dos. Antonio Grimani, se conoce que pagó30.000 ducados por la elección de su hijo aCardenal, y se estimaba su fortuna, en dinerodisponible, en 100.000 ducados9.

En la célebre Florencia, los Medici10 fue-

de ingentes riquezas en dinero en Europa6 enunas pocas manos. Proceso que fue acompa-ñado, en todas partes, por el látigo, la tortura,la marca a fuego, la legislación terrorista, des-tinados a someter al trabajador a condicionesde una nueva dependencia con relación a laclase poseedora, en cuyas manos se concen-traban las riquezas expropiadas. Para ilustrareste acopio, en lo referente a las fortunas enItalia, me referiré a la cifras recopiladas porBurckardt7. En 1476, en Venecia el Doge An-drea Vendramin pasaba por hombre rico conuna fortuna de 170.000 ducados8. En los años1460, Ludovico Patavino tenía 200.000 duca-dos. Antonio Grimani, se conoce que pagó30.000 ducados por la elección de su hijo aCardenal, y se estimaba su fortuna, en dinerodisponible, en 100.000 ducados9.

En la célebre Florencia, los Medici10 fue-

de ingentes riquezas en dinero en Europa6 enunas pocas manos. Proceso que fue acompa-ñado, en todas partes, por el látigo, la tortura,la marca a fuego, la legislación terrorista, des-tinados a someter al trabajador a condicionesde una nueva dependencia con relación a laclase poseedora, en cuyas manos se concen-traban las riquezas expropiadas. Para ilustrareste acopio, en lo referente a las fortunas enItalia, me referiré a la cifras recopiladas porBurckardt7. En 1476, en Venecia el Doge An-drea Vendramin pasaba por hombre rico conuna fortuna de 170.000 ducados8. En los años1460, Ludovico Patavino tenía 200.000 duca-dos. Antonio Grimani, se conoce que pagó30.000 ducados por la elección de su hijo aCardenal, y se estimaba su fortuna, en dinerodisponible, en 100.000 ducados9.

En la célebre Florencia, los Medici10 fue-

6 Nótese que una de las condiciones fundamentales quepresupone la producción capitalista es esa, para creargrandes empresas capitalistas.

7 Las monedas de oro referidas por Burckhardt son: elducado, el sequin, el fiorino d’oro y el escudo d’oro.

8 El ducado, moneda de oro cuyo valor llegó a ser de unassiete pesetas, era véneta.

9 Como referencia, nótese que en 1512 Maquiavelo, al des-cribir presupuestos de la época, cita que para mantener aun caballo en la casa de un soldado de caballería duranteun año se debía calcular un egreso de doce ducados deoro. Véase su “Dos provisiones para Instituir Milicias Na-cionales en la República Florentina”, en Escritos Políti-cos, Aguilar-Ediciones, pág.375.

10 Ver Louis Gautier-Vignal, op. cit., parte I “En la Escue-la de la Geopolítica”.

6 Nótese que una de las condiciones fundamentales quepresupone la producción capitalista es esa, para creargrandes empresas capitalistas.

7 Las monedas de oro referidas por Burckhardt son: elducado, el sequin, el fiorino d’oro y el escudo d’oro.

8 El ducado, moneda de oro cuyo valor llegó a ser de unassiete pesetas, era véneta.

9 Como referencia, nótese que en 1512 Maquiavelo, al des-cribir presupuestos de la época, cita que para mantener aun caballo en la casa de un soldado de caballería duranteun año se debía calcular un egreso de doce ducados deoro. Véase su “Dos provisiones para Instituir Milicias Na-cionales en la República Florentina”, en Escritos Políti-cos, Aguilar-Ediciones, pág.375.

10 Ver Louis Gautier-Vignal, op. cit., parte I “En la Escue-la de la Geopolítica”.

6 Nótese que una de las condiciones fundamentales quepresupone la producción capitalista es esa, para creargrandes empresas capitalistas.

7 Las monedas de oro referidas por Burckhardt son: elducado, el sequin, el fiorino d’oro y el escudo d’oro.

8 El ducado, moneda de oro cuyo valor llegó a ser de unassiete pesetas, era véneta.

9 Como referencia, nótese que en 1512 Maquiavelo, al des-cribir presupuestos de la época, cita que para mantener aun caballo en la casa de un soldado de caballería duranteun año se debía calcular un egreso de doce ducados deoro. Véase su “Dos provisiones para Instituir Milicias Na-cionales en la República Florentina”, en Escritos Políti-cos, Aguilar-Ediciones, pág.375.

10 Ver Louis Gautier-Vignal, op. cit., parte I “En la Escue-la de la Geopolítica”.

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ron los más importantes banqueros, no sólode Italia sino de toda Europa. Su estableci-miento financiero tenía sucursales en una se-rie de grandes ciudades europeas. Ellos pres-taban dinero a los reyes, acumulando, así,una gran influencia internacional. La fortunade Giovanni de Medici sumaba, al momentode su muerte en 1428, 179.221 florines de oro.De sus dos hijos (Cósimo y Lorenzo), solo elprimero dejó la suma de 235.137 florines deoro11. En la misma Florencia, entre 1430 y1435, 77 familias pagaban 4’875.000 florinesde oro como deudas impuestas a las partesderrotadas en una contienda política. Comopunto del auge del comercio en el siglo XIV,los 44 joyeros del Ponte Vechio, en Florencia,pagaron al estado la suma de 800 florines deoro en renta. Entre 1434 y 1471, los mismosMedici pagaron en “caridad, edificios públi-cos e impuestos”, 663.755 florines de oro, delos cuales más de 400.000 los pagó Cósimo.

La acumulación de grandes fortunas reci-bió un poderoso impulso en el resto de Euro-pa, debido a la expansión colonial, acompasa-da con las grandes travesías geográficas. Em-pero, ello traería asimismo sus consecuenciaspara Italia. El viaje de Colón a América en

ron los más importantes banqueros, no sólode Italia sino de toda Europa. Su estableci-miento financiero tenía sucursales en una se-rie de grandes ciudades europeas. Ellos pres-taban dinero a los reyes, acumulando, así,una gran influencia internacional. La fortunade Giovanni de Medici sumaba, al momentode su muerte en 1428, 179.221 florines de oro.De sus dos hijos (Cósimo y Lorenzo), solo elprimero dejó la suma de 235.137 florines deoro11. En la misma Florencia, entre 1430 y1435, 77 familias pagaban 4’875.000 florinesde oro como deudas impuestas a las partesderrotadas en una contienda política. Comopunto del auge del comercio en el siglo XIV,los 44 joyeros del Ponte Vechio, en Florencia,pagaron al estado la suma de 800 florines deoro en renta. Entre 1434 y 1471, los mismosMedici pagaron en “caridad, edificios públi-cos e impuestos”, 663.755 florines de oro, delos cuales más de 400.000 los pagó Cósimo.

La acumulación de grandes fortunas reci-bió un poderoso impulso en el resto de Euro-pa, debido a la expansión colonial, acompasa-da con las grandes travesías geográficas. Em-pero, ello traería asimismo sus consecuenciaspara Italia. El viaje de Colón a América en

ron los más importantes banqueros, no sólode Italia sino de toda Europa. Su estableci-miento financiero tenía sucursales en una se-rie de grandes ciudades europeas. Ellos pres-taban dinero a los reyes, acumulando, así,una gran influencia internacional. La fortunade Giovanni de Medici sumaba, al momentode su muerte en 1428, 179.221 florines de oro.De sus dos hijos (Cósimo y Lorenzo), solo elprimero dejó la suma de 235.137 florines deoro11. En la misma Florencia, entre 1430 y1435, 77 familias pagaban 4’875.000 florinesde oro como deudas impuestas a las partesderrotadas en una contienda política. Comopunto del auge del comercio en el siglo XIV,los 44 joyeros del Ponte Vechio, en Florencia,pagaron al estado la suma de 800 florines deoro en renta. Entre 1434 y 1471, los mismosMedici pagaron en “caridad, edificios públi-cos e impuestos”, 663.755 florines de oro, delos cuales más de 400.000 los pagó Cósimo.

La acumulación de grandes fortunas reci-bió un poderoso impulso en el resto de Euro-pa, debido a la expansión colonial, acompasa-da con las grandes travesías geográficas. Em-pero, ello traería asimismo sus consecuenciaspara Italia. El viaje de Colón a América en

11 En 1508 el propio Maquiavelo describe que el pago “paratomar a sueldo cinco mil (soldados) suizos por seis me-ses” ascendía a ciento veinte mil florines, según lo narraen su “Informe sobre las cosas de Alemania”, AguilarEditores, pág.264. El florín de oro era la moneda de Flo-rencia.

11 En 1508 el propio Maquiavelo describe que el pago “paratomar a sueldo cinco mil (soldados) suizos por seis me-ses” ascendía a ciento veinte mil florines, según lo narraen su “Informe sobre las cosas de Alemania”, AguilarEditores, pág.264. El florín de oro era la moneda de Flo-rencia.

11 En 1508 el propio Maquiavelo describe que el pago “paratomar a sueldo cinco mil (soldados) suizos por seis me-ses” ascendía a ciento veinte mil florines, según lo narraen su “Informe sobre las cosas de Alemania”, AguilarEditores, pág.264. El florín de oro era la moneda de Flo-rencia.

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149212, y el de Vasco da Gama en 1497, quedio la vuelta al continente africano por la víadel Cabo de la Buena Esperanza fondeando en1498 en el puerto de Calicut en la India, signi-ficó la ruptura del viejo Orbis Terrenum: “Sóloahora -dice Engels- fue descubierta(sic) en rea-lidad la tierra y fueron colocadas las bases parael posterior comercio mundial y para el pasode las industrias artesanales a la manufactura,la cual, a su vez, sirvió de punto de partida pa-ra llegar a la gran industria moderna”13.

Se había, pues, encontrado una ruta denavegación a la India, por el cabo de la BuenaEsperanza. Sólo en el primer viaje a la India,las utilidades habían sido de 6.000%. El tráfi-co aumentó enormemente, sobrepasando elque mantenían ciudades italianas como Vene-cia. Por ejemplo, Venecia había comprado420.000 libras anuales de pimienta al sultánde Egipto y ahora un solo barco volvía a Por-tugal con 200.000 libras en sus bodegas. Ya no

149212, y el de Vasco da Gama en 1497, quedio la vuelta al continente africano por la víadel Cabo de la Buena Esperanza fondeando en1498 en el puerto de Calicut en la India, signi-ficó la ruptura del viejo Orbis Terrenum: “Sóloahora -dice Engels- fue descubierta(sic) en rea-lidad la tierra y fueron colocadas las bases parael posterior comercio mundial y para el pasode las industrias artesanales a la manufactura,la cual, a su vez, sirvió de punto de partida pa-ra llegar a la gran industria moderna”13.

Se había, pues, encontrado una ruta denavegación a la India, por el cabo de la BuenaEsperanza. Sólo en el primer viaje a la India,las utilidades habían sido de 6.000%. El tráfi-co aumentó enormemente, sobrepasando elque mantenían ciudades italianas como Vene-cia. Por ejemplo, Venecia había comprado420.000 libras anuales de pimienta al sultánde Egipto y ahora un solo barco volvía a Por-tugal con 200.000 libras en sus bodegas. Ya no

149212, y el de Vasco da Gama en 1497, quedio la vuelta al continente africano por la víadel Cabo de la Buena Esperanza fondeando en1498 en el puerto de Calicut en la India, signi-ficó la ruptura del viejo Orbis Terrenum: “Sóloahora -dice Engels- fue descubierta(sic) en rea-lidad la tierra y fueron colocadas las bases parael posterior comercio mundial y para el pasode las industrias artesanales a la manufactura,la cual, a su vez, sirvió de punto de partida pa-ra llegar a la gran industria moderna”13.

Se había, pues, encontrado una ruta denavegación a la India, por el cabo de la BuenaEsperanza. Sólo en el primer viaje a la India,las utilidades habían sido de 6.000%. El tráfi-co aumentó enormemente, sobrepasando elque mantenían ciudades italianas como Vene-cia. Por ejemplo, Venecia había comprado420.000 libras anuales de pimienta al sultánde Egipto y ahora un solo barco volvía a Por-tugal con 200.000 libras en sus bodegas. Ya no

12 Véase Rafael Quintero López, “El significado del V Cen-tenario del Viaje de Colón a América”, Ponencia presen-tada en representación del Cabildo de Quito en el semi-nario Internacional Pensamientos acerca de la Civilizacióna fines del Siglo, realizado en Novosibirsk, en abril 27-ma-yo 3 de 1991. La publicó el Municipio de Quito, GacetaMunicipal, Segunda Época, Año 3, No 6, págs. 35-48.Hay una publicación de ella en ruso y otras dos edicionesrealizadas por la editorial Abya Yala, Quito, en 1991 y1992.

13 Citado por M. T. Iovchuk et. al., Compendio de la His-toria de la Filosofía, Montevideo, ed. Pueblos Unidos,1969, vol. I, pág. 140.

12 Véase Rafael Quintero López, “El significado del V Cen-tenario del Viaje de Colón a América”, Ponencia presen-tada en representación del Cabildo de Quito en el semi-nario Internacional Pensamientos acerca de la Civilizacióna fines del Siglo, realizado en Novosibirsk, en abril 27-ma-yo 3 de 1991. La publicó el Municipio de Quito, GacetaMunicipal, Segunda Época, Año 3, No 6, págs. 35-48.Hay una publicación de ella en ruso y otras dos edicionesrealizadas por la editorial Abya Yala, Quito, en 1991 y1992.

13 Citado por M. T. Iovchuk et. al., Compendio de la His-toria de la Filosofía, Montevideo, ed. Pueblos Unidos,1969, vol. I, pág. 140.

12 Véase Rafael Quintero López, “El significado del V Cen-tenario del Viaje de Colón a América”, Ponencia presen-tada en representación del Cabildo de Quito en el semi-nario Internacional Pensamientos acerca de la Civilizacióna fines del Siglo, realizado en Novosibirsk, en abril 27-ma-yo 3 de 1991. La publicó el Municipio de Quito, GacetaMunicipal, Segunda Época, Año 3, No 6, págs. 35-48.Hay una publicación de ella en ruso y otras dos edicionesrealizadas por la editorial Abya Yala, Quito, en 1991 y1992.

13 Citado por M. T. Iovchuk et. al., Compendio de la His-toria de la Filosofía, Montevideo, ed. Pueblos Unidos,1969, vol. I, pág. 140.

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importaba que la vieja ruta al llamado Orien-te estuviera en manos de los turcos o que losvenecianos cargasen precios exorbitantes,pues la nueva ruta terminaría con el mono-polio veneciano14 .

Se había realizado una verdadera expansióndel comercio que ahora comprendía a cuatrocontinentes unidos por rutas oceánicas. Surgie-ron, en el resto de Europa, compañías por accio-nes, como medio para reunir dinero para co-merciar mundialmente. Ésta era la época enque se hicieron las grandes fortunas, que, comoindica Federico Engels, iban a ser la base de larevolución industrial siglos después.

Pero, este cambio le significó a Italia, paísrector en el desarrollo de las relaciones capita-listas, con sus ciudades como Venecia, y otras li-gadas a ella comercialmente, como Florencia, lapérdida de ese papel. En esas circunstancias, re-sultó catastrófico para la península el desplaza-miento de las rutas comerciales, pues ello trajo,como consecuencia, la anulación del comercioen tránsito del denominado Oriente, o una de-cadencia de las actividades comerciales de lasciudades italianas. Venecia, por ejemplo, perdiósu monopolio de la especiería que lo devenga-ron los portugueses.

importaba que la vieja ruta al llamado Orien-te estuviera en manos de los turcos o que losvenecianos cargasen precios exorbitantes,pues la nueva ruta terminaría con el mono-polio veneciano14 .

Se había realizado una verdadera expansióndel comercio que ahora comprendía a cuatrocontinentes unidos por rutas oceánicas. Surgie-ron, en el resto de Europa, compañías por accio-nes, como medio para reunir dinero para co-merciar mundialmente. Ésta era la época enque se hicieron las grandes fortunas, que, comoindica Federico Engels, iban a ser la base de larevolución industrial siglos después.

Pero, este cambio le significó a Italia, paísrector en el desarrollo de las relaciones capita-listas, con sus ciudades como Venecia, y otras li-gadas a ella comercialmente, como Florencia, lapérdida de ese papel. En esas circunstancias, re-sultó catastrófico para la península el desplaza-miento de las rutas comerciales, pues ello trajo,como consecuencia, la anulación del comercioen tránsito del denominado Oriente, o una de-cadencia de las actividades comerciales de lasciudades italianas. Venecia, por ejemplo, perdiósu monopolio de la especiería que lo devenga-ron los portugueses.

importaba que la vieja ruta al llamado Orien-te estuviera en manos de los turcos o que losvenecianos cargasen precios exorbitantes,pues la nueva ruta terminaría con el mono-polio veneciano14 .

Se había realizado una verdadera expansióndel comercio que ahora comprendía a cuatrocontinentes unidos por rutas oceánicas. Surgie-ron, en el resto de Europa, compañías por accio-nes, como medio para reunir dinero para co-merciar mundialmente. Ésta era la época enque se hicieron las grandes fortunas, que, comoindica Federico Engels, iban a ser la base de larevolución industrial siglos después.

Pero, este cambio le significó a Italia, paísrector en el desarrollo de las relaciones capita-listas, con sus ciudades como Venecia, y otras li-gadas a ella comercialmente, como Florencia, lapérdida de ese papel. En esas circunstancias, re-sultó catastrófico para la península el desplaza-miento de las rutas comerciales, pues ello trajo,como consecuencia, la anulación del comercioen tránsito del denominado Oriente, o una de-cadencia de las actividades comerciales de lasciudades italianas. Venecia, por ejemplo, perdiósu monopolio de la especiería que lo devenga-ron los portugueses.

14 Leo Huberman, op. cit., pág 122; y el capítulo III “Loscomienzos de la burguesía”en el libro de MauriceDobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo,tercera edición, siglo XXI, 1973; véase también el capí-tulo IV sobre el “Surgimiento del capital Industrial”,especialmente las páginas 191-193, acerca de la situa-ción en las ciudades italianas.

14 Leo Huberman, op. cit., pág 122; y el capítulo III “Loscomienzos de la burguesía”en el libro de MauriceDobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo,tercera edición, siglo XXI, 1973; véase también el capí-tulo IV sobre el “Surgimiento del capital Industrial”,especialmente las páginas 191-193, acerca de la situa-ción en las ciudades italianas.

14 Leo Huberman, op. cit., pág 122; y el capítulo III “Loscomienzos de la burguesía”en el libro de MauriceDobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo,tercera edición, siglo XXI, 1973; véase también el capí-tulo IV sobre el “Surgimiento del capital Industrial”,especialmente las páginas 191-193, acerca de la situa-ción en las ciudades italianas.

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En Europa, entonces, el desarrollo capita-lista recibió un gran impulso con esta expan-sión comercial. Mas, asimismo, los descubri-mientos técnicos habían dado un arranque aldesarrollo de las fuerzas productivas: hizo suaparición la máquina de hilar, se perfeccionóel telar, y la invención de la rueda hidráulicade acción superior, conjuntamente con el per-feccionamiento de los motores de viento, in-trodujo grandes adelantos en la producción.

Estos cambios conducirían a la expansiónde los altos hornos en la metalurgia, incidien-do en el aumento de la producción de metal.Corresponde también al período de ascenso dela burguesía, la invención de las armas de fue-go y la artillería, que produjera grandes cam-bios en el arte de la guerra, de la que se ocupa-ría Maquiavelo en uno de sus libros, a la vezque reducirían la importancia militar de loscaballeros. La brújula se trajo de China y apa-reció la imprenta a mediados del siglo XV.

Todos estos adelantos en el desenvolvi-miento de la producción artesanal e indus-trial, en las construcciones navales, en la am-pliación de las rutas comerciales, en el oficiode la guerra, requerían de nuevos métodostécnicos de conocimientos y de investigación,que condicionarán la ruptura con el oscuran-tismo medieval y su escolástica. Esta búsque-da se manifestaba en el interés por la investi-gación geográfica, la astronomía, la mecáni-ca, las matemáticas, la filosofía, las artes y lapolítica.

En Europa, entonces, el desarrollo capita-lista recibió un gran impulso con esta expan-sión comercial. Mas, asimismo, los descubri-mientos técnicos habían dado un arranque aldesarrollo de las fuerzas productivas: hizo suaparición la máquina de hilar, se perfeccionóel telar, y la invención de la rueda hidráulicade acción superior, conjuntamente con el per-feccionamiento de los motores de viento, in-trodujo grandes adelantos en la producción.

Estos cambios conducirían a la expansiónde los altos hornos en la metalurgia, incidien-do en el aumento de la producción de metal.Corresponde también al período de ascenso dela burguesía, la invención de las armas de fue-go y la artillería, que produjera grandes cam-bios en el arte de la guerra, de la que se ocupa-ría Maquiavelo en uno de sus libros, a la vezque reducirían la importancia militar de loscaballeros. La brújula se trajo de China y apa-reció la imprenta a mediados del siglo XV.

Todos estos adelantos en el desenvolvi-miento de la producción artesanal e indus-trial, en las construcciones navales, en la am-pliación de las rutas comerciales, en el oficiode la guerra, requerían de nuevos métodostécnicos de conocimientos y de investigación,que condicionarán la ruptura con el oscuran-tismo medieval y su escolástica. Esta búsque-da se manifestaba en el interés por la investi-gación geográfica, la astronomía, la mecáni-ca, las matemáticas, la filosofía, las artes y lapolítica.

En Europa, entonces, el desarrollo capita-lista recibió un gran impulso con esta expan-sión comercial. Mas, asimismo, los descubri-mientos técnicos habían dado un arranque aldesarrollo de las fuerzas productivas: hizo suaparición la máquina de hilar, se perfeccionóel telar, y la invención de la rueda hidráulicade acción superior, conjuntamente con el per-feccionamiento de los motores de viento, in-trodujo grandes adelantos en la producción.

Estos cambios conducirían a la expansiónde los altos hornos en la metalurgia, incidien-do en el aumento de la producción de metal.Corresponde también al período de ascenso dela burguesía, la invención de las armas de fue-go y la artillería, que produjera grandes cam-bios en el arte de la guerra, de la que se ocupa-ría Maquiavelo en uno de sus libros, a la vezque reducirían la importancia militar de loscaballeros. La brújula se trajo de China y apa-reció la imprenta a mediados del siglo XV.

Todos estos adelantos en el desenvolvi-miento de la producción artesanal e indus-trial, en las construcciones navales, en la am-pliación de las rutas comerciales, en el oficiode la guerra, requerían de nuevos métodostécnicos de conocimientos y de investigación,que condicionarán la ruptura con el oscuran-tismo medieval y su escolástica. Esta búsque-da se manifestaba en el interés por la investi-gación geográfica, la astronomía, la mecáni-ca, las matemáticas, la filosofía, las artes y lapolítica.

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Pero, el desarrollo de las fuerzas producti-vas hacia formas capitalistas necesitaba la su-peración del fraccionamiento feudal, que im-pedía la instauración de lazos económicos engran escala en todo un país, o la satisfacciónde mercados nacionales. Al extenderse el cam-bio mercantil y la circulación en dinero, ymás tarde, al esparcirse aun a nivel mundial,se acentuó el proceso de variación económicaentre las nuevas relaciones que surgían y lapequeña producción artesanal. Fue emergien-do en ese proceso, una capa superior, peque-ña, de capitalistas, a la vez que la gran mayo-ría de los antiguos pequeños productores searruinaban y se convertían en obreros asala-riados. Este proceso divorció a los producto-res (artesanos y campesinos) de sus tierras, desus herramientas y fué acompañado de des-pojos y violencias. En breve, se acentuó, endefinitiva, el conflicto social en la ciudad y elcampo, donde la animación campesina habríade convertirse en guerra civil en reinos y re-giones como Inglaterra y Francia en el sigloXIV, y Alemania en el siglo XVI15 .

Con la burguesía en ascenso que se veníaformando en Europa desde el siglo X, peroque se había desarrollado mayormente en al-gunas ciudades mediterráneas de Italia conantelación, fueron creándose una serie de exi-gencias dictadas por sus intereses contrapues-tos al antiguo régimen feudal, sus institucio-

Pero, el desarrollo de las fuerzas producti-vas hacia formas capitalistas necesitaba la su-peración del fraccionamiento feudal, que im-pedía la instauración de lazos económicos engran escala en todo un país, o la satisfacciónde mercados nacionales. Al extenderse el cam-bio mercantil y la circulación en dinero, ymás tarde, al esparcirse aun a nivel mundial,se acentuó el proceso de variación económicaentre las nuevas relaciones que surgían y lapequeña producción artesanal. Fue emergien-do en ese proceso, una capa superior, peque-ña, de capitalistas, a la vez que la gran mayo-ría de los antiguos pequeños productores searruinaban y se convertían en obreros asala-riados. Este proceso divorció a los producto-res (artesanos y campesinos) de sus tierras, desus herramientas y fué acompañado de des-pojos y violencias. En breve, se acentuó, endefinitiva, el conflicto social en la ciudad y elcampo, donde la animación campesina habríade convertirse en guerra civil en reinos y re-giones como Inglaterra y Francia en el sigloXIV, y Alemania en el siglo XVI15 .

Con la burguesía en ascenso que se veníaformando en Europa desde el siglo X, peroque se había desarrollado mayormente en al-gunas ciudades mediterráneas de Italia conantelación, fueron creándose una serie de exi-gencias dictadas por sus intereses contrapues-tos al antiguo régimen feudal, sus institucio-

Pero, el desarrollo de las fuerzas producti-vas hacia formas capitalistas necesitaba la su-peración del fraccionamiento feudal, que im-pedía la instauración de lazos económicos engran escala en todo un país, o la satisfacciónde mercados nacionales. Al extenderse el cam-bio mercantil y la circulación en dinero, ymás tarde, al esparcirse aun a nivel mundial,se acentuó el proceso de variación económicaentre las nuevas relaciones que surgían y lapequeña producción artesanal. Fue emergien-do en ese proceso, una capa superior, peque-ña, de capitalistas, a la vez que la gran mayo-ría de los antiguos pequeños productores searruinaban y se convertían en obreros asala-riados. Este proceso divorció a los producto-res (artesanos y campesinos) de sus tierras, desus herramientas y fué acompañado de des-pojos y violencias. En breve, se acentuó, endefinitiva, el conflicto social en la ciudad y elcampo, donde la animación campesina habríade convertirse en guerra civil en reinos y re-giones como Inglaterra y Francia en el sigloXIV, y Alemania en el siglo XVI15 .

Con la burguesía en ascenso que se veníaformando en Europa desde el siglo X, peroque se había desarrollado mayormente en al-gunas ciudades mediterráneas de Italia conantelación, fueron creándose una serie de exi-gencias dictadas por sus intereses contrapues-tos al antiguo régimen feudal, sus institucio-

15 Véase Engels, Las guerras campesinas en Alemania, San-tiago de Chile, Ed. Nacional Quimantú Limitada, 1972.

15 Véase Engels, Las guerras campesinas en Alemania, San-tiago de Chile, Ed. Nacional Quimantú Limitada, 1972.

15 Véase Engels, Las guerras campesinas en Alemania, San-tiago de Chile, Ed. Nacional Quimantú Limitada, 1972.

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nes y doctrinas. Esta burguesía en ascensoquería seguridad y orden para sus negocios yrechazaba la falta de libertad para comer-ciar16. Los señores feudales, apostados en di-versos lugares, a lo largo de las rutas comer-ciales, establecían impuestos y leyes que obs-taculizaban el desarrollo comercial. Por eso,comerciantes, banqueros e industriales desea-ban y necesitaban una autoridad central quepusiese fin al “caos feudal”, con sus grilleteslocales que dispersaban los esfuerzos econó-micos de la nueva élite.

En ese sentido, el mejor aliado político de laburguesía en ascenso resultó, a veces, ser el rey,con quién los ciudadanos ricos de las ciudadeshicieron esfuerzos para disminuir el poder delos señores feudales locales, que negaban la nece-sidad de vínculos nacionales. De esta manera,crecía el poder central del monarca y la influen-cia de los burgueses que le concedían cuantiosospréstamos, entre otras cosas, para pagar a unejército permanente. Con ese poder creciente, secomenzarían a romper en Europa, los obstácu-los locales al desarrollo capitalista, tales comolos monopolios de los gremios artesanales en lasurbes, las decenas de regulaciones que restrin-gían el comercio, la autoridad feudal de la Igle-

nes y doctrinas. Esta burguesía en ascensoquería seguridad y orden para sus negocios yrechazaba la falta de libertad para comer-ciar16. Los señores feudales, apostados en di-versos lugares, a lo largo de las rutas comer-ciales, establecían impuestos y leyes que obs-taculizaban el desarrollo comercial. Por eso,comerciantes, banqueros e industriales desea-ban y necesitaban una autoridad central quepusiese fin al “caos feudal”, con sus grilleteslocales que dispersaban los esfuerzos econó-micos de la nueva élite.

En ese sentido, el mejor aliado político de laburguesía en ascenso resultó, a veces, ser el rey,con quién los ciudadanos ricos de las ciudadeshicieron esfuerzos para disminuir el poder delos señores feudales locales, que negaban la nece-sidad de vínculos nacionales. De esta manera,crecía el poder central del monarca y la influen-cia de los burgueses que le concedían cuantiosospréstamos, entre otras cosas, para pagar a unejército permanente. Con ese poder creciente, secomenzarían a romper en Europa, los obstácu-los locales al desarrollo capitalista, tales comolos monopolios de los gremios artesanales en lasurbes, las decenas de regulaciones que restrin-gían el comercio, la autoridad feudal de la Igle-

nes y doctrinas. Esta burguesía en ascensoquería seguridad y orden para sus negocios yrechazaba la falta de libertad para comer-ciar16. Los señores feudales, apostados en di-versos lugares, a lo largo de las rutas comer-ciales, establecían impuestos y leyes que obs-taculizaban el desarrollo comercial. Por eso,comerciantes, banqueros e industriales desea-ban y necesitaban una autoridad central quepusiese fin al “caos feudal”, con sus grilleteslocales que dispersaban los esfuerzos econó-micos de la nueva élite.

En ese sentido, el mejor aliado político de laburguesía en ascenso resultó, a veces, ser el rey,con quién los ciudadanos ricos de las ciudadeshicieron esfuerzos para disminuir el poder delos señores feudales locales, que negaban la nece-sidad de vínculos nacionales. De esta manera,crecía el poder central del monarca y la influen-cia de los burgueses que le concedían cuantiosospréstamos, entre otras cosas, para pagar a unejército permanente. Con ese poder creciente, secomenzarían a romper en Europa, los obstácu-los locales al desarrollo capitalista, tales comolos monopolios de los gremios artesanales en lasurbes, las decenas de regulaciones que restrin-gían el comercio, la autoridad feudal de la Igle-

16 Como lo concibiera el propio florentino, en el Capítulo IIde Los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio,es “una muy buena suerte para una república el tener unlegislador suficientemente sabio para darle leyes tan regu-ladas que sin la necesidad de enmendarlas, le otorgase se-guridad a aquellos que bajo ellas viven”. (Traducciónmía)

16 Como lo concibiera el propio florentino, en el Capítulo IIde Los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio,es “una muy buena suerte para una república el tener unlegislador suficientemente sabio para darle leyes tan regu-ladas que sin la necesidad de enmendarlas, le otorgase se-guridad a aquellos que bajo ellas viven”. (Traducciónmía)

16 Como lo concibiera el propio florentino, en el Capítulo IIde Los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio,es “una muy buena suerte para una república el tener unlegislador suficientemente sabio para darle leyes tan regu-ladas que sin la necesidad de enmendarlas, le otorgase se-guridad a aquellos que bajo ellas viven”. (Traducciónmía)

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sia; además, se fueron creando gobiernos cen-trales poderosos de toda una “nación”, como unfenómeno moderno. Así, lo que estaba surgien-do entonces, era un nuevo tipo de estado. Al es-tudiar su pensamiento, comprenderemos que,Nicolás Maquiavelo, vislumbró apenas la cues-tión del nacionalismo, pero articuló muy clara-mente la necesidad del uso realista del poderdesde un centro estatal, y los métodos por me-dio de los cuales esa unidad podría alcanzarse.17

La nueva clase en ascenso reclamaba unprograma político propio y novedoso, y tuvoen Nicolás Maquiavelo, un florentino nacidoel 3 de mayo de 1469, su primer ideólogo ca-pital. Colocado en el umbral de dos épocas, elMedioevo y la Modernidad, a Gioberti le pa-reció tan cardinal que lo bautizó como “elGalileo de la política”, criterio con el cualCassirer también ampara la comparación delos métodos investigativos del florentino conlos del físico pisano.

Veamos pues, cuáles fueron los rasgos fun-damentales de su doctrina política en las con-diciones que dieron lugar a su surgimiento.

sia; además, se fueron creando gobiernos cen-trales poderosos de toda una “nación”, como unfenómeno moderno. Así, lo que estaba surgien-do entonces, era un nuevo tipo de estado. Al es-tudiar su pensamiento, comprenderemos que,Nicolás Maquiavelo, vislumbró apenas la cues-tión del nacionalismo, pero articuló muy clara-mente la necesidad del uso realista del poderdesde un centro estatal, y los métodos por me-dio de los cuales esa unidad podría alcanzarse.17

La nueva clase en ascenso reclamaba unprograma político propio y novedoso, y tuvoen Nicolás Maquiavelo, un florentino nacidoel 3 de mayo de 1469, su primer ideólogo ca-pital. Colocado en el umbral de dos épocas, elMedioevo y la Modernidad, a Gioberti le pa-reció tan cardinal que lo bautizó como “elGalileo de la política”, criterio con el cualCassirer también ampara la comparación delos métodos investigativos del florentino conlos del físico pisano.

Veamos pues, cuáles fueron los rasgos fun-damentales de su doctrina política en las con-diciones que dieron lugar a su surgimiento.

sia; además, se fueron creando gobiernos cen-trales poderosos de toda una “nación”, como unfenómeno moderno. Así, lo que estaba surgien-do entonces, era un nuevo tipo de estado. Al es-tudiar su pensamiento, comprenderemos que,Nicolás Maquiavelo, vislumbró apenas la cues-tión del nacionalismo, pero articuló muy clara-mente la necesidad del uso realista del poderdesde un centro estatal, y los métodos por me-dio de los cuales esa unidad podría alcanzarse.17

La nueva clase en ascenso reclamaba unprograma político propio y novedoso, y tuvoen Nicolás Maquiavelo, un florentino nacidoel 3 de mayo de 1469, su primer ideólogo ca-pital. Colocado en el umbral de dos épocas, elMedioevo y la Modernidad, a Gioberti le pa-reció tan cardinal que lo bautizó como “elGalileo de la política”, criterio con el cualCassirer también ampara la comparación delos métodos investigativos del florentino conlos del físico pisano.

Veamos pues, cuáles fueron los rasgos fun-damentales de su doctrina política en las con-diciones que dieron lugar a su surgimiento.

17 Véase a este respecto los criterios de Max Lerner, 1950:xxi.

17 Véase a este respecto los criterios de Max Lerner, 1950:xxi.

17 Véase a este respecto los criterios de Max Lerner, 1950:xxi.

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CAPíTULO 3

¿COMO ACERCARNOS AL PENSAMIENTO DE

NICOLÁS MAQUIAVELO?

“De los hombres que echaron cimientos del actual domi-nio de la burguesía podrá decirse lo que se quiera, pero,en ningún modo, que pecasen de limitación burguesa.Por lo contrario: todos ellos se hallaban dominados, enmayor o menor medida, por el espíritu de aventuras in-herente a la época... Maquiavelo fue hombre de estado,historiador, poeta y, por añadidura, el primer escritormilitar digno de mención de los tiempos modernos”.

Engels

Considerado en su conjunto, el pensa-miento político de Maquiavelo abarca lospropósitos reflexivos de su propia actividadpolítica, los juicios sobre realidades socialespretéritas, que hemos de encontrar en losDiscursos sobre Tito Livio y en El Príncipe;su enfoque de investigación, es decir, el enfo-que comparado, inductivo y empirista, y lamanera lógica de aplicarlo; su concepciónmetafísica del mundo, sus predileccionesideológicas respecto a su Italia natal y, final-mente, sus ideas concernientes a la manera y

CAPíTULO 3

¿COMO ACERCARNOS AL PENSAMIENTO DE

NICOLÁS MAQUIAVELO?

“De los hombres que echaron cimientos del actual domi-nio de la burguesía podrá decirse lo que se quiera, pero,en ningún modo, que pecasen de limitación burguesa.Por lo contrario: todos ellos se hallaban dominados, enmayor o menor medida, por el espíritu de aventuras in-herente a la época... Maquiavelo fue hombre de estado,historiador, poeta y, por añadidura, el primer escritormilitar digno de mención de los tiempos modernos”.

Engels

Considerado en su conjunto, el pensa-miento político de Maquiavelo abarca lospropósitos reflexivos de su propia actividadpolítica, los juicios sobre realidades socialespretéritas, que hemos de encontrar en losDiscursos sobre Tito Livio y en El Príncipe;su enfoque de investigación, es decir, el enfo-que comparado, inductivo y empirista, y lamanera lógica de aplicarlo; su concepciónmetafísica del mundo, sus predileccionesideológicas respecto a su Italia natal y, final-mente, sus ideas concernientes a la manera y

CAPíTULO 3

¿COMO ACERCARNOS AL PENSAMIENTO DE

NICOLÁS MAQUIAVELO?

“De los hombres que echaron cimientos del actual domi-nio de la burguesía podrá decirse lo que se quiera, pero,en ningún modo, que pecasen de limitación burguesa.Por lo contrario: todos ellos se hallaban dominados, enmayor o menor medida, por el espíritu de aventuras in-herente a la época... Maquiavelo fue hombre de estado,historiador, poeta y, por añadidura, el primer escritormilitar digno de mención de los tiempos modernos”.

Engels

Considerado en su conjunto, el pensa-miento político de Maquiavelo abarca lospropósitos reflexivos de su propia actividadpolítica, los juicios sobre realidades socialespretéritas, que hemos de encontrar en losDiscursos sobre Tito Livio y en El Príncipe;su enfoque de investigación, es decir, el enfo-que comparado, inductivo y empirista, y lamanera lógica de aplicarlo; su concepciónmetafísica del mundo, sus predileccionesideológicas respecto a su Italia natal y, final-mente, sus ideas concernientes a la manera y

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medios de alcanzar ese futuro1. Claro está,Maquiavelo trató ese asunto inescapable detodo pensador político de inclinación idealis-ta: las relaciones de la política con la llamada“naturaleza del hombre”.

Por razones que necesitamos precisar en elcontexto de este capítulo, en Nicolás Maquia-velo no se puede divorciar su actividad polí-tica de su teoría política2, ya que él fue almismo tiempo innovador precavido de los es-tudios políticos, y un ciudadano comprome-tido con una causa, que anhelaba dar utili-dad, a veces inmediata, a sus escritos. Si-

medios de alcanzar ese futuro1. Claro está,Maquiavelo trató ese asunto inescapable detodo pensador político de inclinación idealis-ta: las relaciones de la política con la llamada“naturaleza del hombre”.

Por razones que necesitamos precisar en elcontexto de este capítulo, en Nicolás Maquia-velo no se puede divorciar su actividad polí-tica de su teoría política2, ya que él fue almismo tiempo innovador precavido de los es-tudios políticos, y un ciudadano comprome-tido con una causa, que anhelaba dar utili-dad, a veces inmediata, a sus escritos. Si-

medios de alcanzar ese futuro1. Claro está,Maquiavelo trató ese asunto inescapable detodo pensador político de inclinación idealis-ta: las relaciones de la política con la llamada“naturaleza del hombre”.

Por razones que necesitamos precisar en elcontexto de este capítulo, en Nicolás Maquia-velo no se puede divorciar su actividad polí-tica de su teoría política2, ya que él fue almismo tiempo innovador precavido de los es-tudios políticos, y un ciudadano comprome-tido con una causa, que anhelaba dar utili-dad, a veces inmediata, a sus escritos. Si-

1 A los 34 años el florentino visitó a Cesare Borgia y per-maneció como su consejero por cerca de un año. En ene-ro de 1507 fue nombrado canciller de los Nove della Mili-zia , teniendo que reclutar y organizar las tropas de aque-lla. En 1510 fue comisionado a Francia para negociar enrepresentación de los intereses de Florencia. En éstas ytantas otras actividades prácticas, fue sin duda el másgrande observador de la política de su época. En 1512,cuando los exiliados Médice recuperaron el poder, él fuedespedido de su cargo y acusado injustamente de conspi-ración, encarcelado, torturado y desterrado a una peque-ña finca. Tenía entonces 43 años. Maquiavelo nunca re-cuperó su cargo y murió desilusionado en 1527, año delsaqueo de Roma. Véase Cantarella, 1957:124.

2 Un ejemplo de lo que considero que también es “acti-vidad política” se hace quizá necesario. Cuando Miltonescribió un panfleto para justificar el castigo dado aCarlos I y explicó por que, según él, era correcto deca-pitar al rey, él estaba involucrado en una teorizaciónpráctica que considero también “actividad política”. SiMaquiavelo realizó acciones (Vg. escribió un libro) di-señadas para influir en la política de su país, él estabaparticipando activamente en la política.

1 A los 34 años el florentino visitó a Cesare Borgia y per-maneció como su consejero por cerca de un año. En ene-ro de 1507 fue nombrado canciller de los Nove della Mili-zia , teniendo que reclutar y organizar las tropas de aque-lla. En 1510 fue comisionado a Francia para negociar enrepresentación de los intereses de Florencia. En éstas ytantas otras actividades prácticas, fue sin duda el másgrande observador de la política de su época. En 1512,cuando los exiliados Médice recuperaron el poder, él fuedespedido de su cargo y acusado injustamente de conspi-ración, encarcelado, torturado y desterrado a una peque-ña finca. Tenía entonces 43 años. Maquiavelo nunca re-cuperó su cargo y murió desilusionado en 1527, año delsaqueo de Roma. Véase Cantarella, 1957:124.

2 Un ejemplo de lo que considero que también es “acti-vidad política” se hace quizá necesario. Cuando Miltonescribió un panfleto para justificar el castigo dado aCarlos I y explicó por que, según él, era correcto deca-pitar al rey, él estaba involucrado en una teorizaciónpráctica que considero también “actividad política”. SiMaquiavelo realizó acciones (Vg. escribió un libro) di-señadas para influir en la política de su país, él estabaparticipando activamente en la política.

1 A los 34 años el florentino visitó a Cesare Borgia y per-maneció como su consejero por cerca de un año. En ene-ro de 1507 fue nombrado canciller de los Nove della Mili-zia , teniendo que reclutar y organizar las tropas de aque-lla. En 1510 fue comisionado a Francia para negociar enrepresentación de los intereses de Florencia. En éstas ytantas otras actividades prácticas, fue sin duda el másgrande observador de la política de su época. En 1512,cuando los exiliados Médice recuperaron el poder, él fuedespedido de su cargo y acusado injustamente de conspi-ración, encarcelado, torturado y desterrado a una peque-ña finca. Tenía entonces 43 años. Maquiavelo nunca re-cuperó su cargo y murió desilusionado en 1527, año delsaqueo de Roma. Véase Cantarella, 1957:124.

2 Un ejemplo de lo que considero que también es “acti-vidad política” se hace quizá necesario. Cuando Miltonescribió un panfleto para justificar el castigo dado aCarlos I y explicó por que, según él, era correcto deca-pitar al rey, él estaba involucrado en una teorizaciónpráctica que considero también “actividad política”. SiMaquiavelo realizó acciones (Vg. escribió un libro) di-señadas para influir en la política de su país, él estabaparticipando activamente en la política.

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guiendo el método que me parece correcto,estoy operando con la hipótesis de que la teo-ría política (en este caso de Maquiavelo) esella misma, parte de una política que se desen-vuelve ligada a las condiciones económicas ysociales de la sociedad italiana, explicadas enel capítulo anterior. En otras palabras, susteorías no se refieren a una realidad externa,aislada, sino que se producen como partenormal del ambiente social, vinculadas con labase social, con las instituciones sociales crea-das por el conjunto de actores sociales, la cla-se política y los sectores subalternos de suépoca, que condicionan su surgimiento, in-cluyendo decisivamente, en este caso, a unaclase en ascenso que reclama un programapolítico afín a sus intereses.

Por otro lado, considero necesario indicarque no se debe a ningún accidente fortuito,que mientras retenemos el nombre de “filóso-fo político” para referirnos a pensadores comoPlatón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Locke,Hobbes y Rousseau, nos inclinamos a descri-bir a Maquiavelo como un “teórico político” yrara vez lo llamamos “filósofo”3, aun cuando

guiendo el método que me parece correcto,estoy operando con la hipótesis de que la teo-ría política (en este caso de Maquiavelo) esella misma, parte de una política que se desen-vuelve ligada a las condiciones económicas ysociales de la sociedad italiana, explicadas enel capítulo anterior. En otras palabras, susteorías no se refieren a una realidad externa,aislada, sino que se producen como partenormal del ambiente social, vinculadas con labase social, con las instituciones sociales crea-das por el conjunto de actores sociales, la cla-se política y los sectores subalternos de suépoca, que condicionan su surgimiento, in-cluyendo decisivamente, en este caso, a unaclase en ascenso que reclama un programapolítico afín a sus intereses.

Por otro lado, considero necesario indicarque no se debe a ningún accidente fortuito,que mientras retenemos el nombre de “filóso-fo político” para referirnos a pensadores comoPlatón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Locke,Hobbes y Rousseau, nos inclinamos a descri-bir a Maquiavelo como un “teórico político” yrara vez lo llamamos “filósofo”3, aun cuando

guiendo el método que me parece correcto,estoy operando con la hipótesis de que la teo-ría política (en este caso de Maquiavelo) esella misma, parte de una política que se desen-vuelve ligada a las condiciones económicas ysociales de la sociedad italiana, explicadas enel capítulo anterior. En otras palabras, susteorías no se refieren a una realidad externa,aislada, sino que se producen como partenormal del ambiente social, vinculadas con labase social, con las instituciones sociales crea-das por el conjunto de actores sociales, la cla-se política y los sectores subalternos de suépoca, que condicionan su surgimiento, in-cluyendo decisivamente, en este caso, a unaclase en ascenso que reclama un programapolítico afín a sus intereses.

Por otro lado, considero necesario indicarque no se debe a ningún accidente fortuito,que mientras retenemos el nombre de “filóso-fo político” para referirnos a pensadores comoPlatón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Locke,Hobbes y Rousseau, nos inclinamos a descri-bir a Maquiavelo como un “teórico político” yrara vez lo llamamos “filósofo”3, aun cuando

3 Neal Wood, en su artículo “Una guía de los clásicos: el es-cepticismo del Profesor Oakeshott”(t.n), define a la filo-sofía política como la búsqueda de aquello que nuncapuede ser totalmente comprendido: la relación de la acti-vidad política con la totalidad de la experiencia humana.Véase Wood,1959:650. El mismo Oakeshott solía repetirque la filosofía “always pushes onward to get in touchwith the whole” (“siempre presiona para comprender eltodo”, t.n. de notas de clase, Universidad de Lon-dres,1968). Véase también Karill,1964.

3 Neal Wood, en su artículo “Una guía de los clásicos: el es-cepticismo del Profesor Oakeshott”(t.n), define a la filo-sofía política como la búsqueda de aquello que nuncapuede ser totalmente comprendido: la relación de la acti-vidad política con la totalidad de la experiencia humana.Véase Wood,1959:650. El mismo Oakeshott solía repetirque la filosofía “always pushes onward to get in touchwith the whole” (“siempre presiona para comprender eltodo”, t.n. de notas de clase, Universidad de Lon-dres,1968). Véase también Karill,1964.

3 Neal Wood, en su artículo “Una guía de los clásicos: el es-cepticismo del Profesor Oakeshott”(t.n), define a la filo-sofía política como la búsqueda de aquello que nuncapuede ser totalmente comprendido: la relación de la acti-vidad política con la totalidad de la experiencia humana.Véase Wood,1959:650. El mismo Oakeshott solía repetirque la filosofía “always pushes onward to get in touchwith the whole” (“siempre presiona para comprender eltodo”, t.n. de notas de clase, Universidad de Lon-dres,1968). Véase también Karill,1964.

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en su despliegue teórico abarcativo, y comoagudo observador, haya proferido asercionesy pronunciamientos tan novedosos que lohan convertido, ora en el primer enunciadordel positivismo político4, ora en el primigenioadalid del utilitarismo, en una línea de pensa-miento que comenzaría con él y seguiría conHutcheson, Becaria, Priestley, para culminarcon Jeramy Bentham, el formulador del“Greatest Happiness Principle”.5 Enfaticemosesta diferencia entre Maquiavelo y otros pen-sadores políticos.

Maquiavelo se diferencia de los “filósofos”políticos, por cuanto él no siempre intentacaracterizar la vida política en general, o pre-tende revelar las conexiones entre la vida po-lítica y todos los otros aspectos de la mismaexperiencia social, en la cual la política mis-ma encuentra su ser. Una empresa intelectualcomún de los filósofos políticos o de aquellosteóricos políticos incluyentes o totalizadores,ha sido casi siempre el despliegue de una teo-ría de la educación, coalescente a sus postula-

en su despliegue teórico abarcativo, y comoagudo observador, haya proferido asercionesy pronunciamientos tan novedosos que lohan convertido, ora en el primer enunciadordel positivismo político4, ora en el primigenioadalid del utilitarismo, en una línea de pensa-miento que comenzaría con él y seguiría conHutcheson, Becaria, Priestley, para culminarcon Jeramy Bentham, el formulador del“Greatest Happiness Principle”.5 Enfaticemosesta diferencia entre Maquiavelo y otros pen-sadores políticos.

Maquiavelo se diferencia de los “filósofos”políticos, por cuanto él no siempre intentacaracterizar la vida política en general, o pre-tende revelar las conexiones entre la vida po-lítica y todos los otros aspectos de la mismaexperiencia social, en la cual la política mis-ma encuentra su ser. Una empresa intelectualcomún de los filósofos políticos o de aquellosteóricos políticos incluyentes o totalizadores,ha sido casi siempre el despliegue de una teo-ría de la educación, coalescente a sus postula-

en su despliegue teórico abarcativo, y comoagudo observador, haya proferido asercionesy pronunciamientos tan novedosos que lohan convertido, ora en el primer enunciadordel positivismo político4, ora en el primigenioadalid del utilitarismo, en una línea de pensa-miento que comenzaría con él y seguiría conHutcheson, Becaria, Priestley, para culminarcon Jeramy Bentham, el formulador del“Greatest Happiness Principle”.5 Enfaticemosesta diferencia entre Maquiavelo y otros pen-sadores políticos.

Maquiavelo se diferencia de los “filósofos”políticos, por cuanto él no siempre intentacaracterizar la vida política en general, o pre-tende revelar las conexiones entre la vida po-lítica y todos los otros aspectos de la mismaexperiencia social, en la cual la política mis-ma encuentra su ser. Una empresa intelectualcomún de los filósofos políticos o de aquellosteóricos políticos incluyentes o totalizadores,ha sido casi siempre el despliegue de una teo-ría de la educación, coalescente a sus postula-

4 Criterio éste del especialista francés sobre el florentino, elescritor George Mounin, quién a este respecto planteaque Maquiavelo “habría sido el primero en proclamar supositivismo político en la frase famosa: “Me ha parecidoconveniente que al tener a la verdad de parte de la cosa,más que a las imaginaciones que uno pueda hacer, puesmuchos se han imaginado repúblicas y principados quejamás se han visto ni conocido como si fuesen realmenteexistentes.” Mounin,1958, 136 (t/n)

5 Así lo cree Acton, citando a La Mandragola de Maquie-valeo: “Io credo que quello sia bene chi faci bene a piú, eche piú ne si contentino”. Op.cit.pág. xxvii.

4 Criterio éste del especialista francés sobre el florentino, elescritor George Mounin, quién a este respecto planteaque Maquiavelo “habría sido el primero en proclamar supositivismo político en la frase famosa: “Me ha parecidoconveniente que al tener a la verdad de parte de la cosa,más que a las imaginaciones que uno pueda hacer, puesmuchos se han imaginado repúblicas y principados quejamás se han visto ni conocido como si fuesen realmenteexistentes.” Mounin,1958, 136 (t/n)

5 Así lo cree Acton, citando a La Mandragola de Maquie-valeo: “Io credo que quello sia bene chi faci bene a piú, eche piú ne si contentino”. Op.cit.pág. xxvii.

4 Criterio éste del especialista francés sobre el florentino, elescritor George Mounin, quién a este respecto planteaque Maquiavelo “habría sido el primero en proclamar supositivismo político en la frase famosa: “Me ha parecidoconveniente que al tener a la verdad de parte de la cosa,más que a las imaginaciones que uno pueda hacer, puesmuchos se han imaginado repúblicas y principados quejamás se han visto ni conocido como si fuesen realmenteexistentes.” Mounin,1958, 136 (t/n)

5 Así lo cree Acton, citando a La Mandragola de Maquie-valeo: “Io credo que quello sia bene chi faci bene a piú, eche piú ne si contentino”. Op.cit.pág. xxvii.

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dos políticos centrales. Así lo hicieron Aristó-teles, Platón y Rousseau, que compusieron --además de sendos trabajos sobre el poder—,sus respectivos Ideales Políticos y PrincipiosEducacionales6, La República7 y El Emilio. Es-to no desmerece las consideraciones aisladas,casi siempre implícitas, realizadas por el flo-rentino sobre educación. Lord Acton ha seña-lado ya, que de su propia concepción de lahistoria, se desprende que “toda enseñanza depolítica práctica ha de ser hecha por mediode ejemplos”8 Empero, Maquiavelo no desa-rrolló una teoría sobre la educación.

Por otra parte, y a pesar de la evidente in-fluencia recibida de Aristóteles, un clásico grie-go tan preocupado con la crematística y con laeconomía doméstica, tampoco en Maquiaveloencontramos una atenta curiosidad sobre asun-tos económicos. George Mounin se refiere, congran razón, a la negligencia del florentino a esterespecto.9 Y, si bien en Los Discursos, una desus idea básicas concierne al uso de una religión

dos políticos centrales. Así lo hicieron Aristó-teles, Platón y Rousseau, que compusieron --además de sendos trabajos sobre el poder—,sus respectivos Ideales Políticos y PrincipiosEducacionales6, La República7 y El Emilio. Es-to no desmerece las consideraciones aisladas,casi siempre implícitas, realizadas por el flo-rentino sobre educación. Lord Acton ha seña-lado ya, que de su propia concepción de lahistoria, se desprende que “toda enseñanza depolítica práctica ha de ser hecha por mediode ejemplos”8 Empero, Maquiavelo no desa-rrolló una teoría sobre la educación.

Por otra parte, y a pesar de la evidente in-fluencia recibida de Aristóteles, un clásico grie-go tan preocupado con la crematística y con laeconomía doméstica, tampoco en Maquiaveloencontramos una atenta curiosidad sobre asun-tos económicos. George Mounin se refiere, congran razón, a la negligencia del florentino a esterespecto.9 Y, si bien en Los Discursos, una desus idea básicas concierne al uso de una religión

dos políticos centrales. Así lo hicieron Aristó-teles, Platón y Rousseau, que compusieron --además de sendos trabajos sobre el poder—,sus respectivos Ideales Políticos y PrincipiosEducacionales6, La República7 y El Emilio. Es-to no desmerece las consideraciones aisladas,casi siempre implícitas, realizadas por el flo-rentino sobre educación. Lord Acton ha seña-lado ya, que de su propia concepción de lahistoria, se desprende que “toda enseñanza depolítica práctica ha de ser hecha por mediode ejemplos”8 Empero, Maquiavelo no desa-rrolló una teoría sobre la educación.

Por otra parte, y a pesar de la evidente in-fluencia recibida de Aristóteles, un clásico grie-go tan preocupado con la crematística y con laeconomía doméstica, tampoco en Maquiaveloencontramos una atenta curiosidad sobre asun-tos económicos. George Mounin se refiere, congran razón, a la negligencia del florentino a esterespecto.9 Y, si bien en Los Discursos, una desus idea básicas concierne al uso de una religión

6 Que en La Política fue organizado como el “Libro Sépti-mo” por parte de quienes recuperaron esta obra en árabe.Esa misma obra tiene un último libro, el octavo, sobre “Elentrenamiento de la juventud”. Véase cualesquiera edi-ción completa de aquella.

7 En La República de Platón, el libro II está en gran medidadedicado a la educación.

8 Ese método fue –dice Acton—consistentemente seguidopor Maquiavelo, y tuvo en él resultados útiles comparadocon “el método a priori” tan en voga entre sus predeceso-res, aunque lo “llevó a exagerar la importancia de las an-tiguas instituciones”... Op.cit. pág. 207

9 Véase su Machiavel, 1958:138.

6 Que en La Política fue organizado como el “Libro Sépti-mo” por parte de quienes recuperaron esta obra en árabe.Esa misma obra tiene un último libro, el octavo, sobre “Elentrenamiento de la juventud”. Véase cualesquiera edi-ción completa de aquella.

7 En La República de Platón, el libro II está en gran medidadedicado a la educación.

8 Ese método fue –dice Acton—consistentemente seguidopor Maquiavelo, y tuvo en él resultados útiles comparadocon “el método a priori” tan en voga entre sus predeceso-res, aunque lo “llevó a exagerar la importancia de las an-tiguas instituciones”... Op.cit. pág. 207

9 Véase su Machiavel, 1958:138.

6 Que en La Política fue organizado como el “Libro Sépti-mo” por parte de quienes recuperaron esta obra en árabe.Esa misma obra tiene un último libro, el octavo, sobre “Elentrenamiento de la juventud”. Véase cualesquiera edi-ción completa de aquella.

7 En La República de Platón, el libro II está en gran medidadedicado a la educación.

8 Ese método fue –dice Acton—consistentemente seguidopor Maquiavelo, y tuvo en él resultados útiles comparadocon “el método a priori” tan en voga entre sus predeceso-res, aunque lo “llevó a exagerar la importancia de las an-tiguas instituciones”... Op.cit. pág. 207

9 Véase su Machiavel, 1958:138.

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nacional con propósitos político-estatales, Ma-quiavelo, al decir de George Sabine, fue ciegofrente al papel que la religión habría de jugar enla política de los siguientes dos siglos, habiendocolocado sus obras políticas en las inmediacio-nes de la Reforma Protestante.10 Estos son si-lencios resonantes.

En otras palabras, Maquiavelo no es unpensador político de alcance totalizador, y, encontraste con los filósofos de la política, noencontramos en él un empeño por desarrollarteorías coalescentes sobre las causas y efectosúltimos de la política11, aunque haya tenidoalgunos discernimiento acerca de las relacio-nes universales de la política y la “naturalezahumana”.

Si bien, la mayor parte de las veces, escribe“acerca de nada y piensa acerca de nada conexcepción de la política, el arte de gobernar yel arte de las armas”, esto no se debe, comosupone George Sabine, a que Maquiavelo“quizá fue demasiado práctico para ser filosó-ficamente profundo”12. Más vale, creo queNicolás Maquiavelo no desarrolló la vincula-ción entre la política y otros aspectos de laexperiencia social, por cuanto en su tiempono había una burguesía totalmente confor-mada como clase. La constitución de su pen-

nacional con propósitos político-estatales, Ma-quiavelo, al decir de George Sabine, fue ciegofrente al papel que la religión habría de jugar enla política de los siguientes dos siglos, habiendocolocado sus obras políticas en las inmediacio-nes de la Reforma Protestante.10 Estos son si-lencios resonantes.

En otras palabras, Maquiavelo no es unpensador político de alcance totalizador, y, encontraste con los filósofos de la política, noencontramos en él un empeño por desarrollarteorías coalescentes sobre las causas y efectosúltimos de la política11, aunque haya tenidoalgunos discernimiento acerca de las relacio-nes universales de la política y la “naturalezahumana”.

Si bien, la mayor parte de las veces, escribe“acerca de nada y piensa acerca de nada conexcepción de la política, el arte de gobernar yel arte de las armas”, esto no se debe, comosupone George Sabine, a que Maquiavelo“quizá fue demasiado práctico para ser filosó-ficamente profundo”12. Más vale, creo queNicolás Maquiavelo no desarrolló la vincula-ción entre la política y otros aspectos de laexperiencia social, por cuanto en su tiempono había una burguesía totalmente confor-mada como clase. La constitución de su pen-

nacional con propósitos político-estatales, Ma-quiavelo, al decir de George Sabine, fue ciegofrente al papel que la religión habría de jugar enla política de los siguientes dos siglos, habiendocolocado sus obras políticas en las inmediacio-nes de la Reforma Protestante.10 Estos son si-lencios resonantes.

En otras palabras, Maquiavelo no es unpensador político de alcance totalizador, y, encontraste con los filósofos de la política, noencontramos en él un empeño por desarrollarteorías coalescentes sobre las causas y efectosúltimos de la política11, aunque haya tenidoalgunos discernimiento acerca de las relacio-nes universales de la política y la “naturalezahumana”.

Si bien, la mayor parte de las veces, escribe“acerca de nada y piensa acerca de nada conexcepción de la política, el arte de gobernar yel arte de las armas”, esto no se debe, comosupone George Sabine, a que Maquiavelo“quizá fue demasiado práctico para ser filosó-ficamente profundo”12. Más vale, creo queNicolás Maquiavelo no desarrolló la vincula-ción entre la política y otros aspectos de laexperiencia social, por cuanto en su tiempono había una burguesía totalmente confor-mada como clase. La constitución de su pen-

10 Véase Sabine, 1963: 338-342 11 Sus principales obras políticas fueron escritas a apenas un

lustro de la Reforma Protestante. Empero, ellas denotansu incompresión sobre el papel que, en su tiempo, ten-dría ese movimiento religioso.

12 Sabine, op. cit., pág. 351, (traducción nuestra).

10 Véase Sabine, 1963: 338-342 11 Sus principales obras políticas fueron escritas a apenas un

lustro de la Reforma Protestante. Empero, ellas denotansu incompresión sobre el papel que, en su tiempo, ten-dría ese movimiento religioso.

12 Sabine, op. cit., pág. 351, (traducción nuestra).

10 Véase Sabine, 1963: 338-342 11 Sus principales obras políticas fueron escritas a apenas un

lustro de la Reforma Protestante. Empero, ellas denotansu incompresión sobre el papel que, en su tiempo, ten-dría ese movimiento religioso.

12 Sabine, op. cit., pág. 351, (traducción nuestra).

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samiento teórico, que reclamó como objetoautónomo a la política, estaba históricamentelimitada en la posibilidad de elaborar teoríascoalescentes que revelasen ya una concienciade clase (burguesa), por cuanto dicha clase nose constituía aún en una clase capaz de orga-nizar la totalidad de la sociedad con arreglo asus intereses. Ahí estaría la base para com-prender esta particularidad del pensamientode Maquiavelo.

Al interpretar el significado de Maquiaveloen el discurso político universal, debemos,entonces, acercarnos al florentino tal cual es–un teórico político-, y no imputándole a sutrabajo pretensiones que el autor nunca en-tretuvo: a saber, considerando a uno de sus li-bros, El Príncipe13, como un tratado de “sa-ber”político universal, al mismo tiempo queignorando a aquel que, en la teoría política deMaquiavelo, es de similar significación: Dis-cursos sobre los Diez Primeros Libros de Ti-to Livio.14

samiento teórico, que reclamó como objetoautónomo a la política, estaba históricamentelimitada en la posibilidad de elaborar teoríascoalescentes que revelasen ya una concienciade clase (burguesa), por cuanto dicha clase nose constituía aún en una clase capaz de orga-nizar la totalidad de la sociedad con arreglo asus intereses. Ahí estaría la base para com-prender esta particularidad del pensamientode Maquiavelo.

Al interpretar el significado de Maquiaveloen el discurso político universal, debemos,entonces, acercarnos al florentino tal cual es–un teórico político-, y no imputándole a sutrabajo pretensiones que el autor nunca en-tretuvo: a saber, considerando a uno de sus li-bros, El Príncipe13, como un tratado de “sa-ber”político universal, al mismo tiempo queignorando a aquel que, en la teoría política deMaquiavelo, es de similar significación: Dis-cursos sobre los Diez Primeros Libros de Ti-to Livio.14

samiento teórico, que reclamó como objetoautónomo a la política, estaba históricamentelimitada en la posibilidad de elaborar teoríascoalescentes que revelasen ya una concienciade clase (burguesa), por cuanto dicha clase nose constituía aún en una clase capaz de orga-nizar la totalidad de la sociedad con arreglo asus intereses. Ahí estaría la base para com-prender esta particularidad del pensamientode Maquiavelo.

Al interpretar el significado de Maquiaveloen el discurso político universal, debemos,entonces, acercarnos al florentino tal cual es–un teórico político-, y no imputándole a sutrabajo pretensiones que el autor nunca en-tretuvo: a saber, considerando a uno de sus li-bros, El Príncipe13, como un tratado de “sa-ber”político universal, al mismo tiempo queignorando a aquel que, en la teoría política deMaquiavelo, es de similar significación: Dis-cursos sobre los Diez Primeros Libros de Ti-to Livio.14

13 Para realizar este trabajo utilicé la que sin duda era, almomento de acometerlo, la mejor edición en italianode ese libro. Me refiero a la de L. Arthur Burd, publi-cada en 1891, y cuyo texto está en idioma italiano,contiene notas y comentarios en diversos otros, y sebeneficia de una excelente Introducción de Lord Acton,a pesar del severo estilo de éste.

14 Para el análisis de Los Discursos, usé la edición realizadapor Max Lerner, en inglés, y ampliamente consultada yrecomendada en la academia de esa lengua. Algunos hancuestionado la calidad de su traducción, realizada porLuici Ricci y revisada por E.R.P Vincent. El estudio intro-ductorio de Lerner destaca.

13 Para realizar este trabajo utilicé la que sin duda era, almomento de acometerlo, la mejor edición en italianode ese libro. Me refiero a la de L. Arthur Burd, publi-cada en 1891, y cuyo texto está en idioma italiano,contiene notas y comentarios en diversos otros, y sebeneficia de una excelente Introducción de Lord Acton,a pesar del severo estilo de éste.

14 Para el análisis de Los Discursos, usé la edición realizadapor Max Lerner, en inglés, y ampliamente consultada yrecomendada en la academia de esa lengua. Algunos hancuestionado la calidad de su traducción, realizada porLuici Ricci y revisada por E.R.P Vincent. El estudio intro-ductorio de Lerner destaca.

13 Para realizar este trabajo utilicé la que sin duda era, almomento de acometerlo, la mejor edición en italianode ese libro. Me refiero a la de L. Arthur Burd, publi-cada en 1891, y cuyo texto está en idioma italiano,contiene notas y comentarios en diversos otros, y sebeneficia de una excelente Introducción de Lord Acton,a pesar del severo estilo de éste.

14 Para el análisis de Los Discursos, usé la edición realizadapor Max Lerner, en inglés, y ampliamente consultada yrecomendada en la academia de esa lengua. Algunos hancuestionado la calidad de su traducción, realizada porLuici Ricci y revisada por E.R.P Vincent. El estudio intro-ductorio de Lerner destaca.

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Existe además el riesgo de considerar, comolo han hecho algunos escritores moralistas,que en Maquiavelo se da, algo así, como unaesquizofrenia metodológica, al señalar que lastesis políticas que se presentan en El Príncipe,por una parte, y en Los Discursos, por otra,no son compatibles, a pesar de que Maquiave-lo las escribiera en el mismo período15. Así,por ejemplo, se arguye que, en El Príncipe,Maquiavelo se muestra favorable a la tiranía deun usurpador, y que, en Los Discursos, plan-tea su predilección por el gobierno mixto re-publicano; que mientras en El Príncipe noaparecen las masas como elementos que hacenhistoria, en Los Discursos revela la importan-cia decisiva del pueblo en la lucha política16;que en El Príncipe oculta conscientemente he-chos históricos y los distorsiona, mientras queen Los Discursos es cuidadoso de ser “fidedig-no”, “objetivo” y respetuoso de los hechos,concluyendose, por lo tanto, la presencia de

Existe además el riesgo de considerar, comolo han hecho algunos escritores moralistas,que en Maquiavelo se da, algo así, como unaesquizofrenia metodológica, al señalar que lastesis políticas que se presentan en El Príncipe,por una parte, y en Los Discursos, por otra,no son compatibles, a pesar de que Maquiave-lo las escribiera en el mismo período15. Así,por ejemplo, se arguye que, en El Príncipe,Maquiavelo se muestra favorable a la tiranía deun usurpador, y que, en Los Discursos, plan-tea su predilección por el gobierno mixto re-publicano; que mientras en El Príncipe noaparecen las masas como elementos que hacenhistoria, en Los Discursos revela la importan-cia decisiva del pueblo en la lucha política16;que en El Príncipe oculta conscientemente he-chos históricos y los distorsiona, mientras queen Los Discursos es cuidadoso de ser “fidedig-no”, “objetivo” y respetuoso de los hechos,concluyendose, por lo tanto, la presencia de

Existe además el riesgo de considerar, comolo han hecho algunos escritores moralistas,que en Maquiavelo se da, algo así, como unaesquizofrenia metodológica, al señalar que lastesis políticas que se presentan en El Príncipe,por una parte, y en Los Discursos, por otra,no son compatibles, a pesar de que Maquiave-lo las escribiera en el mismo período15. Así,por ejemplo, se arguye que, en El Príncipe,Maquiavelo se muestra favorable a la tiranía deun usurpador, y que, en Los Discursos, plan-tea su predilección por el gobierno mixto re-publicano; que mientras en El Príncipe noaparecen las masas como elementos que hacenhistoria, en Los Discursos revela la importan-cia decisiva del pueblo en la lucha política16;que en El Príncipe oculta conscientemente he-chos históricos y los distorsiona, mientras queen Los Discursos es cuidadoso de ser “fidedig-no”, “objetivo” y respetuoso de los hechos,concluyendose, por lo tanto, la presencia de

15 En septiembre de 1512 los Medici retoman el poder enFlorencia y a pesar de que Maquiavelo procuró acer-carse a los nuevos gobernantes, ellos no olvidan que élfue un adversario suyo y le retiran el empleo, luego loencarcelan. Sólo el 11 de marzo de 1513 sale libre debi-do a la amnistía general promulgada por el nuevo pon-tífice romano Juan de Medici. Nicolás Maquiavelo seretira de Florencia y, en el exilio, escribió en 1513 ElPríncipe y simultáneamente prepara su obra mayor,Los Discursos.

16 Opinión ésta de Federico Chabod, Machiavelli and theRenaissance, London, Bowes and Bowes, printed in greatBritain by Robert Maclese & co. Ltd., Glasgow, Scot-tland, 1958. pág. 15. ver Los Discursos, I, cap. IV y V.

15 En septiembre de 1512 los Medici retoman el poder enFlorencia y a pesar de que Maquiavelo procuró acer-carse a los nuevos gobernantes, ellos no olvidan que élfue un adversario suyo y le retiran el empleo, luego loencarcelan. Sólo el 11 de marzo de 1513 sale libre debi-do a la amnistía general promulgada por el nuevo pon-tífice romano Juan de Medici. Nicolás Maquiavelo seretira de Florencia y, en el exilio, escribió en 1513 ElPríncipe y simultáneamente prepara su obra mayor,Los Discursos.

16 Opinión ésta de Federico Chabod, Machiavelli and theRenaissance, London, Bowes and Bowes, printed in greatBritain by Robert Maclese & co. Ltd., Glasgow, Scot-tland, 1958. pág. 15. ver Los Discursos, I, cap. IV y V.

15 En septiembre de 1512 los Medici retoman el poder enFlorencia y a pesar de que Maquiavelo procuró acer-carse a los nuevos gobernantes, ellos no olvidan que élfue un adversario suyo y le retiran el empleo, luego loencarcelan. Sólo el 11 de marzo de 1513 sale libre debi-do a la amnistía general promulgada por el nuevo pon-tífice romano Juan de Medici. Nicolás Maquiavelo seretira de Florencia y, en el exilio, escribió en 1513 ElPríncipe y simultáneamente prepara su obra mayor,Los Discursos.

16 Opinión ésta de Federico Chabod, Machiavelli and theRenaissance, London, Bowes and Bowes, printed in greatBritain by Robert Maclese & co. Ltd., Glasgow, Scot-tland, 1958. pág. 15. ver Los Discursos, I, cap. IV y V.

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locura, una cierta esquizofrenia en sus escritos,una fantasía por entretenerse con escritos ele-gantes que le daban la ilusión de ser lo que élsoñaba ser y no era17.

Para repetir y hacer mi aserto más explíci-to, los dos mayores libros de Maquiavelo, LosDiscursos de Tito Livio18 y El Príncipe debenser enfocados como teoría política, y ambos,en mi opinión, deberían considerarse comoproducto del mismo método, aún cuando nodeban considerarse como obras que emergenúnicamente de su mente. Es decir, que susideas políticas no fueron una creación indivi-dual, sino la expresión de toda una clase so-cial nueva, en ascenso, en condiciones histó-ricas especiales. Y, en este mismo sentido hu-bo otros que alistaron el camino hacia lo queMaquiavelo ofrecería en 1513. La tarea de lospredecesores requirió, ella misma, de unacuidadosa preparación. Mas esto no puededisminuir la originalidad y contribución he-cha por el florentino.

Con Los Discursos de Tito Livio y El Prín-cipe, Nicolás Maquiavelo fundó la teoría polí-tica burguesa, la ciencia de la política como

locura, una cierta esquizofrenia en sus escritos,una fantasía por entretenerse con escritos ele-gantes que le daban la ilusión de ser lo que élsoñaba ser y no era17.

Para repetir y hacer mi aserto más explíci-to, los dos mayores libros de Maquiavelo, LosDiscursos de Tito Livio18 y El Príncipe debenser enfocados como teoría política, y ambos,en mi opinión, deberían considerarse comoproducto del mismo método, aún cuando nodeban considerarse como obras que emergenúnicamente de su mente. Es decir, que susideas políticas no fueron una creación indivi-dual, sino la expresión de toda una clase so-cial nueva, en ascenso, en condiciones histó-ricas especiales. Y, en este mismo sentido hu-bo otros que alistaron el camino hacia lo queMaquiavelo ofrecería en 1513. La tarea de lospredecesores requirió, ella misma, de unacuidadosa preparación. Mas esto no puededisminuir la originalidad y contribución he-cha por el florentino.

Con Los Discursos de Tito Livio y El Prín-cipe, Nicolás Maquiavelo fundó la teoría polí-tica burguesa, la ciencia de la política como

locura, una cierta esquizofrenia en sus escritos,una fantasía por entretenerse con escritos ele-gantes que le daban la ilusión de ser lo que élsoñaba ser y no era17.

Para repetir y hacer mi aserto más explíci-to, los dos mayores libros de Maquiavelo, LosDiscursos de Tito Livio18 y El Príncipe debenser enfocados como teoría política, y ambos,en mi opinión, deberían considerarse comoproducto del mismo método, aún cuando nodeban considerarse como obras que emergenúnicamente de su mente. Es decir, que susideas políticas no fueron una creación indivi-dual, sino la expresión de toda una clase so-cial nueva, en ascenso, en condiciones histó-ricas especiales. Y, en este mismo sentido hu-bo otros que alistaron el camino hacia lo queMaquiavelo ofrecería en 1513. La tarea de lospredecesores requirió, ella misma, de unacuidadosa preparación. Mas esto no puededisminuir la originalidad y contribución he-cha por el florentino.

Con Los Discursos de Tito Livio y El Prín-cipe, Nicolás Maquiavelo fundó la teoría polí-tica burguesa, la ciencia de la política como

17 Esta imputación la hace sobre todo Renzo Sereno, “Afalsification by Machiavelli”, in Phychoanalysis andHistory, Edited by Bruce Mazlish, Prentice may, 1963,pág. 108-114.

18 A veces el título de ese libro se ha traducido como “LosDiscursos sobre los primeros diez libros de Tito Livio”,pues en el original italiano “Deca” significa el grupo de10 libros en la historia de Livio, acepción que tambiéntiene en castellano el término Década. En adelante nosreferiremos a este libro como “Los Discursos”.

17 Esta imputación la hace sobre todo Renzo Sereno, “Afalsification by Machiavelli”, in Phychoanalysis andHistory, Edited by Bruce Mazlish, Prentice may, 1963,pág. 108-114.

18 A veces el título de ese libro se ha traducido como “LosDiscursos sobre los primeros diez libros de Tito Livio”,pues en el original italiano “Deca” significa el grupo de10 libros en la historia de Livio, acepción que tambiéntiene en castellano el término Década. En adelante nosreferiremos a este libro como “Los Discursos”.

17 Esta imputación la hace sobre todo Renzo Sereno, “Afalsification by Machiavelli”, in Phychoanalysis andHistory, Edited by Bruce Mazlish, Prentice may, 1963,pág. 108-114.

18 A veces el título de ese libro se ha traducido como “LosDiscursos sobre los primeros diez libros de Tito Livio”,pues en el original italiano “Deca” significa el grupo de10 libros en la historia de Livio, acepción que tambiéntiene en castellano el término Década. En adelante nosreferiremos a este libro como “Los Discursos”.

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ciencia del Estado. Por medio de este análisisrevelaré que sus dos libros, lejos de ser incon-sistentes, reflejan el espíritu de investigacióndel autor en torno a esos problemas políticos,y demostraré cómo la manera especial de tra-tar el asunto en cuestión en ambos libros, lohan convertido en lo que, con alguna exage-ración, Gioberti ha llamado “el Galileo de laPolítica”.

ciencia del Estado. Por medio de este análisisrevelaré que sus dos libros, lejos de ser incon-sistentes, reflejan el espíritu de investigacióndel autor en torno a esos problemas políticos,y demostraré cómo la manera especial de tra-tar el asunto en cuestión en ambos libros, lohan convertido en lo que, con alguna exage-ración, Gioberti ha llamado “el Galileo de laPolítica”.

ciencia del Estado. Por medio de este análisisrevelaré que sus dos libros, lejos de ser incon-sistentes, reflejan el espíritu de investigacióndel autor en torno a esos problemas políticos,y demostraré cómo la manera especial de tra-tar el asunto en cuestión en ambos libros, lohan convertido en lo que, con alguna exage-ración, Gioberti ha llamado “el Galileo de laPolítica”.

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CAPíTULO 4

LA POLÍTICA EMANCIPADA DE LA SUBORDINACIÓN

ECLESIÁSTICA

Lo que distingue a Maquiavelo de sus prede-cesores medievales, es su intento por descubrir yordenar la actividad política misma sin conectar-la a ningún esquema o causa externa. El no razo-nó “alla filosófica” acerca de la política1. No tieneninguna discusión extensa sobre “el estado de lanaturaleza”, o acerca del origen de la sociedad po-lítica. Si en la Edad Media la política fue idealiza-da y estudiada como un orden subordinado a lateología, entrelazada a la vez con la ética, la cos-mología, las ideas cristianas del Derecho, la “leynatural”, en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo –aldecir de L. A. Burds- había de emancipar al esta-do de la esclavitud eclesiástica2.

Tampoco fue Maquiavelo un pensador dela “Ley Natural”. El diría que todo esto atañeal reino de la filosofía moral. Precisamente,

CAPíTULO 4

LA POLÍTICA EMANCIPADA DE LA SUBORDINACIÓN

ECLESIÁSTICA

Lo que distingue a Maquiavelo de sus prede-cesores medievales, es su intento por descubrir yordenar la actividad política misma sin conectar-la a ningún esquema o causa externa. El no razo-nó “alla filosófica” acerca de la política1. No tieneninguna discusión extensa sobre “el estado de lanaturaleza”, o acerca del origen de la sociedad po-lítica. Si en la Edad Media la política fue idealiza-da y estudiada como un orden subordinado a lateología, entrelazada a la vez con la ética, la cos-mología, las ideas cristianas del Derecho, la “leynatural”, en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo –aldecir de L. A. Burds- había de emancipar al esta-do de la esclavitud eclesiástica2.

Tampoco fue Maquiavelo un pensador dela “Ley Natural”. El diría que todo esto atañeal reino de la filosofía moral. Precisamente,

CAPíTULO 4

LA POLÍTICA EMANCIPADA DE LA SUBORDINACIÓN

ECLESIÁSTICA

Lo que distingue a Maquiavelo de sus prede-cesores medievales, es su intento por descubrir yordenar la actividad política misma sin conectar-la a ningún esquema o causa externa. El no razo-nó “alla filosófica” acerca de la política1. No tieneninguna discusión extensa sobre “el estado de lanaturaleza”, o acerca del origen de la sociedad po-lítica. Si en la Edad Media la política fue idealiza-da y estudiada como un orden subordinado a lateología, entrelazada a la vez con la ética, la cos-mología, las ideas cristianas del Derecho, la “leynatural”, en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo –aldecir de L. A. Burds- había de emancipar al esta-do de la esclavitud eclesiástica2.

Tampoco fue Maquiavelo un pensador dela “Ley Natural”. El diría que todo esto atañeal reino de la filosofía moral. Precisamente,

1 Me refiero a todos aquellos que arguían: “Secundumscripturae divinae autoritaten, Philosophorum dogmata, etexempla laudatorium Principum” como Santo Tomás deAquino y Dante Alighieri.

2 L. Arthur Burds, “Florence (II): Machiavelli”, Cam-bridge Modern History, vol I, 1903, Chapter 6. pág.213.

1 Me refiero a todos aquellos que arguían: “Secundumscripturae divinae autoritaten, Philosophorum dogmata, etexempla laudatorium Principum” como Santo Tomás deAquino y Dante Alighieri.

2 L. Arthur Burds, “Florence (II): Machiavelli”, Cam-bridge Modern History, vol I, 1903, Chapter 6. pág.213.

1 Me refiero a todos aquellos que arguían: “Secundumscripturae divinae autoritaten, Philosophorum dogmata, etexempla laudatorium Principum” como Santo Tomás deAquino y Dante Alighieri.

2 L. Arthur Burds, “Florence (II): Machiavelli”, Cam-bridge Modern History, vol I, 1903, Chapter 6. pág.213.

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por cuanto su pensamiento no fue teológico,se ha dicho que con él la historia dejó de sercristiana.3 El nuevo método inductivo, unasuerte de ejercicio de cálculo, recorre, en con-traste, la obra política del florentino, así co-mo también teje la de Guicciardini, un con-temporáneo publicista italiano, alzado igual-mente contra el método escolástico. Puesbien, contrario a la subordinación de la polí-tica al orden religioso, el autor de El Príncipey Los Discursos se interesó por secularizar lapolítica. Y ese pensamiento laico tenía sus ba-ses sociales. En los tiempos de Maquiavelo laeconomía italiana había entrado ya en crisis,en decadencia, por las causas señaladas ante-riormente, tocantes al desplazamiento de lasrutas comerciales, que, a su vez, conllevaría aque el Mediterráneo perdiese su anterior im-portancia comercial.

Con el fin de superar la crisis, la burguesíaitaliana y, en especial, aquella de las ciudadesmás poderosas, como Florencia y Venecia,buscaban la unificación política de Italia. Ma-quiavelo, traduciendo las reivindicaciones deesta burguesía, se declara favorable a un esta-

por cuanto su pensamiento no fue teológico,se ha dicho que con él la historia dejó de sercristiana.3 El nuevo método inductivo, unasuerte de ejercicio de cálculo, recorre, en con-traste, la obra política del florentino, así co-mo también teje la de Guicciardini, un con-temporáneo publicista italiano, alzado igual-mente contra el método escolástico. Puesbien, contrario a la subordinación de la polí-tica al orden religioso, el autor de El Príncipey Los Discursos se interesó por secularizar lapolítica. Y ese pensamiento laico tenía sus ba-ses sociales. En los tiempos de Maquiavelo laeconomía italiana había entrado ya en crisis,en decadencia, por las causas señaladas ante-riormente, tocantes al desplazamiento de lasrutas comerciales, que, a su vez, conllevaría aque el Mediterráneo perdiese su anterior im-portancia comercial.

Con el fin de superar la crisis, la burguesíaitaliana y, en especial, aquella de las ciudadesmás poderosas, como Florencia y Venecia,buscaban la unificación política de Italia. Ma-quiavelo, traduciendo las reivindicaciones deesta burguesía, se declara favorable a un esta-

por cuanto su pensamiento no fue teológico,se ha dicho que con él la historia dejó de sercristiana.3 El nuevo método inductivo, unasuerte de ejercicio de cálculo, recorre, en con-traste, la obra política del florentino, así co-mo también teje la de Guicciardini, un con-temporáneo publicista italiano, alzado igual-mente contra el método escolástico. Puesbien, contrario a la subordinación de la polí-tica al orden religioso, el autor de El Príncipey Los Discursos se interesó por secularizar lapolítica. Y ese pensamiento laico tenía sus ba-ses sociales. En los tiempos de Maquiavelo laeconomía italiana había entrado ya en crisis,en decadencia, por las causas señaladas ante-riormente, tocantes al desplazamiento de lasrutas comerciales, que, a su vez, conllevaría aque el Mediterráneo perdiese su anterior im-portancia comercial.

Con el fin de superar la crisis, la burguesíaitaliana y, en especial, aquella de las ciudadesmás poderosas, como Florencia y Venecia,buscaban la unificación política de Italia. Ma-quiavelo, traduciendo las reivindicaciones deesta burguesía, se declara favorable a un esta-

3 En palabras de Benedetto Croce, la gran contribución deMaquiavelo radicó en la reivindicación “de la autono-mía de la política” Croce, 1960.Maquiavelo, en realidad,no discierne respecto del origen de la sociedad política,ni tiene largas disquisiciones sobre el ‘estado de la natu-raleza’. El rompe así con la tradición medieval deaprender política con textos teológicos, cosmológicos,bíblicos o referidos a la legislación cristiana o pertinentea la ley natural.

3 En palabras de Benedetto Croce, la gran contribución deMaquiavelo radicó en la reivindicación “de la autono-mía de la política” Croce, 1960.Maquiavelo, en realidad,no discierne respecto del origen de la sociedad política,ni tiene largas disquisiciones sobre el ‘estado de la natu-raleza’. El rompe así con la tradición medieval deaprender política con textos teológicos, cosmológicos,bíblicos o referidos a la legislación cristiana o pertinentea la ley natural.

3 En palabras de Benedetto Croce, la gran contribución deMaquiavelo radicó en la reivindicación “de la autono-mía de la política” Croce, 1960.Maquiavelo, en realidad,no discierne respecto del origen de la sociedad política,ni tiene largas disquisiciones sobre el ‘estado de la natu-raleza’. El rompe así con la tradición medieval deaprender política con textos teológicos, cosmológicos,bíblicos o referidos a la legislación cristiana o pertinentea la ley natural.

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do nacional, libre de subordinación de laIglesia Católica feudal, independiente de laintervención de las organizaciones y leyeseclesiásticas, y, por eso, condenó las ideas teo-cráticas que se oponían al programa políticorequerido por la burguesía italiana.

En realidad, en Italia, donde la MonarquíaPapal tenía su sede, como en el resto de Euro-pa, la Iglesia constituía un poderoso rival dela unificación nacional, razón por la cual laburguesía habría de librar decisivas batallasen su contra, en el empeño de superar el frac-cionamiento feudal. De esta forma, la IglesiaCatólica era, en Europa, el principal rival dela emancipación de los siervos, condición im-portante requerida para el desarrollo de laproducción capitalista, en la cual estaba inte-resada la burguesía en ascenso. Cabe citar aLeo Huberman, pues nos señala elocuente-mente esta posición de la Iglesia.

En momentos en que la mayoría de los seño-res se dieron cuenta de que era mejor parasu bolsillo dar libertad a los siervos y alqui-lar trabajadores libres por un jornal diario,la Iglesia todavía se declaraba contra laemancipación. Los estatutos de la orden re-ligiosa de Cluny , son un ejemplo de hastadonde fue llevada esta actitud: ‘Excomulga-mos a quienes teniendo dominio sobre loshombres o mujeres de condición servil, per-tenecientes a los monasterios de nuestra or-

do nacional, libre de subordinación de laIglesia Católica feudal, independiente de laintervención de las organizaciones y leyeseclesiásticas, y, por eso, condenó las ideas teo-cráticas que se oponían al programa políticorequerido por la burguesía italiana.

En realidad, en Italia, donde la MonarquíaPapal tenía su sede, como en el resto de Euro-pa, la Iglesia constituía un poderoso rival dela unificación nacional, razón por la cual laburguesía habría de librar decisivas batallasen su contra, en el empeño de superar el frac-cionamiento feudal. De esta forma, la IglesiaCatólica era, en Europa, el principal rival dela emancipación de los siervos, condición im-portante requerida para el desarrollo de laproducción capitalista, en la cual estaba inte-resada la burguesía en ascenso. Cabe citar aLeo Huberman, pues nos señala elocuente-mente esta posición de la Iglesia.

En momentos en que la mayoría de los seño-res se dieron cuenta de que era mejor parasu bolsillo dar libertad a los siervos y alqui-lar trabajadores libres por un jornal diario,la Iglesia todavía se declaraba contra laemancipación. Los estatutos de la orden re-ligiosa de Cluny , son un ejemplo de hastadonde fue llevada esta actitud: ‘Excomulga-mos a quienes teniendo dominio sobre loshombres o mujeres de condición servil, per-tenecientes a los monasterios de nuestra or-

do nacional, libre de subordinación de laIglesia Católica feudal, independiente de laintervención de las organizaciones y leyeseclesiásticas, y, por eso, condenó las ideas teo-cráticas que se oponían al programa políticorequerido por la burguesía italiana.

En realidad, en Italia, donde la MonarquíaPapal tenía su sede, como en el resto de Euro-pa, la Iglesia constituía un poderoso rival dela unificación nacional, razón por la cual laburguesía habría de librar decisivas batallasen su contra, en el empeño de superar el frac-cionamiento feudal. De esta forma, la IglesiaCatólica era, en Europa, el principal rival dela emancipación de los siervos, condición im-portante requerida para el desarrollo de laproducción capitalista, en la cual estaba inte-resada la burguesía en ascenso. Cabe citar aLeo Huberman, pues nos señala elocuente-mente esta posición de la Iglesia.

En momentos en que la mayoría de los seño-res se dieron cuenta de que era mejor parasu bolsillo dar libertad a los siervos y alqui-lar trabajadores libres por un jornal diario,la Iglesia todavía se declaraba contra laemancipación. Los estatutos de la orden re-ligiosa de Cluny , son un ejemplo de hastadonde fue llevada esta actitud: ‘Excomulga-mos a quienes teniendo dominio sobre loshombres o mujeres de condición servil, per-tenecientes a los monasterios de nuestra or-

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den, conceden a tales personas cartas y pri-vilegios de manumisión y libertad’. ‘Esto fueen1302. Unos 138 años más tarde, allá por1458, los clunienses todavía ordenaban quelos abades, priores y superiores de Ordenque tengan siervos... deben jurar expresa-mente que no manutirán a esos siervos o susposesiones4 .

La defensa al feudalismo que hacia la Igle-sia se debía a que ella era poseedora del 30%,y hasta del 50%, de la tierra en los países deloeste europeo. Los eclesiásticos eran una par-te poderosa de la clase gubernamental feudal,que administraba sus bienes mediante im-puestos como el gravar el 10% sobre los in-gresos de todos los fieles (el famoso diezmo),y los mantenían indivisos mediante el celiba-to5. Gran terrateniente, la Iglesia, sin embar-go, rehusaba pagar impuestos a gobierno na-cional alguno, y al contrario, a través de susObispos y otros funcionarios que nombraba,cobraba impuestos, diezmos y primicias a lagran masa de los diversos países6; tenía suscortes y leyes eclesiásticas y ejercía, así, un

den, conceden a tales personas cartas y pri-vilegios de manumisión y libertad’. ‘Esto fueen1302. Unos 138 años más tarde, allá por1458, los clunienses todavía ordenaban quelos abades, priores y superiores de Ordenque tengan siervos... deben jurar expresa-mente que no manutirán a esos siervos o susposesiones4 .

La defensa al feudalismo que hacia la Igle-sia se debía a que ella era poseedora del 30%,y hasta del 50%, de la tierra en los países deloeste europeo. Los eclesiásticos eran una par-te poderosa de la clase gubernamental feudal,que administraba sus bienes mediante im-puestos como el gravar el 10% sobre los in-gresos de todos los fieles (el famoso diezmo),y los mantenían indivisos mediante el celiba-to5. Gran terrateniente, la Iglesia, sin embar-go, rehusaba pagar impuestos a gobierno na-cional alguno, y al contrario, a través de susObispos y otros funcionarios que nombraba,cobraba impuestos, diezmos y primicias a lagran masa de los diversos países6; tenía suscortes y leyes eclesiásticas y ejercía, así, un

den, conceden a tales personas cartas y pri-vilegios de manumisión y libertad’. ‘Esto fueen1302. Unos 138 años más tarde, allá por1458, los clunienses todavía ordenaban quelos abades, priores y superiores de Ordenque tengan siervos... deben jurar expresa-mente que no manutirán a esos siervos o susposesiones4 .

La defensa al feudalismo que hacia la Igle-sia se debía a que ella era poseedora del 30%,y hasta del 50%, de la tierra en los países deloeste europeo. Los eclesiásticos eran una par-te poderosa de la clase gubernamental feudal,que administraba sus bienes mediante im-puestos como el gravar el 10% sobre los in-gresos de todos los fieles (el famoso diezmo),y los mantenían indivisos mediante el celiba-to5. Gran terrateniente, la Iglesia, sin embar-go, rehusaba pagar impuestos a gobierno na-cional alguno, y al contrario, a través de susObispos y otros funcionarios que nombraba,cobraba impuestos, diezmos y primicias a lagran masa de los diversos países6; tenía suscortes y leyes eclesiásticas y ejercía, así, un

4 Leo Huberman, op. cit., pág. 69.5 Según Huberman, una razón para que a los sacerdotes

se les prohíba el matrimonio era que los jefes de laIglesia no querían perder ninguna de las tierras de éstamediante las herencias de los hijos de sus funcionarios.Véase, op. cit., cap. I.

6 Y a los ricos vendía indulgencias, o esos “perdonesimaginarios” a decir de Erasmo de Rotterdam(1975:172)

4 Leo Huberman, op. cit., pág. 69.5 Según Huberman, una razón para que a los sacerdotes

se les prohíba el matrimonio era que los jefes de laIglesia no querían perder ninguna de las tierras de éstamediante las herencias de los hijos de sus funcionarios.Véase, op. cit., cap. I.

6 Y a los ricos vendía indulgencias, o esos “perdonesimaginarios” a decir de Erasmo de Rotterdam(1975:172)

4 Leo Huberman, op. cit., pág. 69.5 Según Huberman, una razón para que a los sacerdotes

se les prohíba el matrimonio era que los jefes de laIglesia no querían perder ninguna de las tierras de éstamediante las herencias de los hijos de sus funcionarios.Véase, op. cit., cap. I.

6 Y a los ricos vendía indulgencias, o esos “perdonesimaginarios” a decir de Erasmo de Rotterdam(1975:172)

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poder que restaba los beneficios y autoridad alas cortes regulares de los gobiernos naciona-les. El Papa alegaba tener derecho a interveniren asuntos internos de cada país, convirtién-dose, así, en un verdadero rival político delgobierno nacional, al hacer del papado unpoder supranacional con aspiraciones de do-minación mundial.

Para que la burguesía en ascenso pudiesedestruir el feudalismo, tenía que librar susbatallas contra la organización y el poder dela Iglesia. No había escapatoria. Y, en el cam-po de la lucha ideológica, Nicolás Maquiavelodio la primera batalla decisiva contra ella7. Élrechazó, categóricamente, la concepción teo-crática medieval de que el Estado era un or-den subordinado a la Iglesia y fundamentó lanecesidad de un estado laico, luchando contrala ideología teológica del Estado, oponiéndolea ésta la concepción jurídica del mundo, quemarcaba la diferencia entre las normas delderecho y las prescripciones de la religión.Maquiavelo consideró la política como unaactividad natural del hombre, que trasciendela idea del bien y el mal. Según señala Marx, apartir de Maquiavelo, en los pensadores polí-ticos de la burguesía, “la fuerza era presenta-

poder que restaba los beneficios y autoridad alas cortes regulares de los gobiernos naciona-les. El Papa alegaba tener derecho a interveniren asuntos internos de cada país, convirtién-dose, así, en un verdadero rival político delgobierno nacional, al hacer del papado unpoder supranacional con aspiraciones de do-minación mundial.

Para que la burguesía en ascenso pudiesedestruir el feudalismo, tenía que librar susbatallas contra la organización y el poder dela Iglesia. No había escapatoria. Y, en el cam-po de la lucha ideológica, Nicolás Maquiavelodio la primera batalla decisiva contra ella7. Élrechazó, categóricamente, la concepción teo-crática medieval de que el Estado era un or-den subordinado a la Iglesia y fundamentó lanecesidad de un estado laico, luchando contrala ideología teológica del Estado, oponiéndolea ésta la concepción jurídica del mundo, quemarcaba la diferencia entre las normas delderecho y las prescripciones de la religión.Maquiavelo consideró la política como unaactividad natural del hombre, que trasciendela idea del bien y el mal. Según señala Marx, apartir de Maquiavelo, en los pensadores polí-ticos de la burguesía, “la fuerza era presenta-

poder que restaba los beneficios y autoridad alas cortes regulares de los gobiernos naciona-les. El Papa alegaba tener derecho a interveniren asuntos internos de cada país, convirtién-dose, así, en un verdadero rival político delgobierno nacional, al hacer del papado unpoder supranacional con aspiraciones de do-minación mundial.

Para que la burguesía en ascenso pudiesedestruir el feudalismo, tenía que librar susbatallas contra la organización y el poder dela Iglesia. No había escapatoria. Y, en el cam-po de la lucha ideológica, Nicolás Maquiavelodio la primera batalla decisiva contra ella7. Élrechazó, categóricamente, la concepción teo-crática medieval de que el Estado era un or-den subordinado a la Iglesia y fundamentó lanecesidad de un estado laico, luchando contrala ideología teológica del Estado, oponiéndolea ésta la concepción jurídica del mundo, quemarcaba la diferencia entre las normas delderecho y las prescripciones de la religión.Maquiavelo consideró la política como unaactividad natural del hombre, que trasciendela idea del bien y el mal. Según señala Marx, apartir de Maquiavelo, en los pensadores polí-ticos de la burguesía, “la fuerza era presenta-

7 En Europa la lucha contra el feudalismo tomaría un“disfraz religioso”, como lo dice F. Engels. Esta luchase llamó “La Reforma Protestante”. Fue el 31 de octu-bre de 1517, 4 años después de haberse escrito El Prín-cipe, cuando Martín Lutero(1483-1546) publicó susNoventa y Cinco Tesis en Wittemberg.

7 En Europa la lucha contra el feudalismo tomaría un“disfraz religioso”, como lo dice F. Engels. Esta luchase llamó “La Reforma Protestante”. Fue el 31 de octu-bre de 1517, 4 años después de haberse escrito El Prín-cipe, cuando Martín Lutero(1483-1546) publicó susNoventa y Cinco Tesis en Wittemberg.

7 En Europa la lucha contra el feudalismo tomaría un“disfraz religioso”, como lo dice F. Engels. Esta luchase llamó “La Reforma Protestante”. Fue el 31 de octu-bre de 1517, 4 años después de haberse escrito El Prín-cipe, cuando Martín Lutero(1483-1546) publicó susNoventa y Cinco Tesis en Wittemberg.

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da como base del derecho; de este modo elexamen teórico de la política se veía libre delos dictados de la moral...”8. Maquiavelo, “elrealista”, trazó con ella un hito intelectual en-tre el reino de lo que debe ser y el reino de loque es. He aquí una afirmación clave:

Siendo mi intención escribir algo útil paraaquellos que entienden me parece más apro-piado ir a la propia verdad del asunto que asu imaginación; porque muchos se han ima-ginado repúblicas y principados que nuncase vieron o conocieron existir en la realidad;por cuanto la manera en que vivimos es tanremota de la forma en que debemos vivirque aquel que abandona lo hecho por esco-ger lo que debe ser, más vale aprenderá aencontrar su propia ruina que a lograr supreservación9.

Como también es evidente en esta declara-ción, el autor no se ha preocupado por descu-brir el mejor Estado Ideal, o, universalmente,“mejor”. Maquiavelo no escribió ninguna uto-pía, como lo hacía uno de los más célebres desus contemporáneos, el inglés Tomás Moro.El florentino no se sintió enajenado en la po-lítica para hacer esto en alguno de sus libros.Él quiso escribir acerca de la naturaleza real

da como base del derecho; de este modo elexamen teórico de la política se veía libre delos dictados de la moral...”8. Maquiavelo, “elrealista”, trazó con ella un hito intelectual en-tre el reino de lo que debe ser y el reino de loque es. He aquí una afirmación clave:

Siendo mi intención escribir algo útil paraaquellos que entienden me parece más apro-piado ir a la propia verdad del asunto que asu imaginación; porque muchos se han ima-ginado repúblicas y principados que nuncase vieron o conocieron existir en la realidad;por cuanto la manera en que vivimos es tanremota de la forma en que debemos vivirque aquel que abandona lo hecho por esco-ger lo que debe ser, más vale aprenderá aencontrar su propia ruina que a lograr supreservación9.

Como también es evidente en esta declara-ción, el autor no se ha preocupado por descu-brir el mejor Estado Ideal, o, universalmente,“mejor”. Maquiavelo no escribió ninguna uto-pía, como lo hacía uno de los más célebres desus contemporáneos, el inglés Tomás Moro.El florentino no se sintió enajenado en la po-lítica para hacer esto en alguno de sus libros.Él quiso escribir acerca de la naturaleza real

da como base del derecho; de este modo elexamen teórico de la política se veía libre delos dictados de la moral...”8. Maquiavelo, “elrealista”, trazó con ella un hito intelectual en-tre el reino de lo que debe ser y el reino de loque es. He aquí una afirmación clave:

Siendo mi intención escribir algo útil paraaquellos que entienden me parece más apro-piado ir a la propia verdad del asunto que asu imaginación; porque muchos se han ima-ginado repúblicas y principados que nuncase vieron o conocieron existir en la realidad;por cuanto la manera en que vivimos es tanremota de la forma en que debemos vivirque aquel que abandona lo hecho por esco-ger lo que debe ser, más vale aprenderá aencontrar su propia ruina que a lograr supreservación9.

Como también es evidente en esta declara-ción, el autor no se ha preocupado por descu-brir el mejor Estado Ideal, o, universalmente,“mejor”. Maquiavelo no escribió ninguna uto-pía, como lo hacía uno de los más célebres desus contemporáneos, el inglés Tomás Moro.El florentino no se sintió enajenado en la po-lítica para hacer esto en alguno de sus libros.Él quiso escribir acerca de la naturaleza real

8 Citado por M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142.9 El Príncipe, capítulo XV. Traducción nuestra.

8 Citado por M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142.9 El Príncipe, capítulo XV. Traducción nuestra.

8 Citado por M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142.9 El Príncipe, capítulo XV. Traducción nuestra.

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de los estados y deseó caracterizar esos corre-dores del poder que él conoció, en virtud desus propias observaciones directas10, o me-diante las revelaciones de la historia11.

Es precisamente debido a este aparentedesinterés por un ideal moral del estado, quese dice, tan frecuentemente, que su acerca-miento al estudio de la política lo hace de unamanera “indiferente” y “racional”. Al rechazarla idea de edificar estados utópicos, así comoel método apriorístico tan en boga en sutiempo, el análisis político de Maquiavelo es,básicamente, empirista, de proyección induc-tiva, basado en la observación de los hechos yen el análisis comparado de la historia pasada

de los estados y deseó caracterizar esos corre-dores del poder que él conoció, en virtud desus propias observaciones directas10, o me-diante las revelaciones de la historia11.

Es precisamente debido a este aparentedesinterés por un ideal moral del estado, quese dice, tan frecuentemente, que su acerca-miento al estudio de la política lo hace de unamanera “indiferente” y “racional”. Al rechazarla idea de edificar estados utópicos, así comoel método apriorístico tan en boga en sutiempo, el análisis político de Maquiavelo es,básicamente, empirista, de proyección induc-tiva, basado en la observación de los hechos yen el análisis comparado de la historia pasada

de los estados y deseó caracterizar esos corre-dores del poder que él conoció, en virtud desus propias observaciones directas10, o me-diante las revelaciones de la historia11.

Es precisamente debido a este aparentedesinterés por un ideal moral del estado, quese dice, tan frecuentemente, que su acerca-miento al estudio de la política lo hace de unamanera “indiferente” y “racional”. Al rechazarla idea de edificar estados utópicos, así comoel método apriorístico tan en boga en sutiempo, el análisis político de Maquiavelo es,básicamente, empirista, de proyección induc-tiva, basado en la observación de los hechos yen el análisis comparado de la historia pasada

10 Hijo de un abogado y de familia de nobles empobreci-

dos, Maquiavelo tuvo una directa participación en la

política. Durante 14 años de 1498 a 1512, ocupó la se-

cretaría del “Consejo de los diez”, órgano de gobierno

de Florencia. En enero de 1507 fue nombrado canciller

de los Nove della Milizia teniendo así la responsabili-

dad mayor en la organización de las nuevas tropas. Fue

a raíz de la toma del poder por los Medici que el fun-

cionario se exilió temiendo la persecución y fue enton-

ces cuando se dedicó a escribir sus obras políticas con

una experiencia política directa. Son numerosas sus

experiencias en calidad de intermediario, negociador.

Ver el cap. II de Louis Gautier-Vignal sobre “Maquia-

velo funcionario, diplomático y reclutador” en el libro

listado en la bibliografía. Para un análisis de la carrera

política de Maquiavelo es interesante la obra de L. A.

Burds, de J. H. Sabine, Max Lerner, citados en la bi-

bliografía.

11 Ver la “Introducción” de El Príncipe.

10 Hijo de un abogado y de familia de nobles empobreci-

dos, Maquiavelo tuvo una directa participación en la

política. Durante 14 años de 1498 a 1512, ocupó la se-

cretaría del “Consejo de los diez”, órgano de gobierno

de Florencia. En enero de 1507 fue nombrado canciller

de los Nove della Milizia teniendo así la responsabili-

dad mayor en la organización de las nuevas tropas. Fue

a raíz de la toma del poder por los Medici que el fun-

cionario se exilió temiendo la persecución y fue enton-

ces cuando se dedicó a escribir sus obras políticas con

una experiencia política directa. Son numerosas sus

experiencias en calidad de intermediario, negociador.

Ver el cap. II de Louis Gautier-Vignal sobre “Maquia-

velo funcionario, diplomático y reclutador” en el libro

listado en la bibliografía. Para un análisis de la carrera

política de Maquiavelo es interesante la obra de L. A.

Burds, de J. H. Sabine, Max Lerner, citados en la bi-

bliografía.

11 Ver la “Introducción” de El Príncipe.

10 Hijo de un abogado y de familia de nobles empobreci-

dos, Maquiavelo tuvo una directa participación en la

política. Durante 14 años de 1498 a 1512, ocupó la se-

cretaría del “Consejo de los diez”, órgano de gobierno

de Florencia. En enero de 1507 fue nombrado canciller

de los Nove della Milizia teniendo así la responsabili-

dad mayor en la organización de las nuevas tropas. Fue

a raíz de la toma del poder por los Medici que el fun-

cionario se exilió temiendo la persecución y fue enton-

ces cuando se dedicó a escribir sus obras políticas con

una experiencia política directa. Son numerosas sus

experiencias en calidad de intermediario, negociador.

Ver el cap. II de Louis Gautier-Vignal sobre “Maquia-

velo funcionario, diplomático y reclutador” en el libro

listado en la bibliografía. Para un análisis de la carrera

política de Maquiavelo es interesante la obra de L. A.

Burds, de J. H. Sabine, Max Lerner, citados en la bi-

bliografía.

11 Ver la “Introducción” de El Príncipe.

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y moderna.12 En breve, su análisis estuvo in-formado por un enfoque que fue fundamen-talmente, nuevo, siendo tal novedad en su en-foque la que produjo innovaciones en los re-sultados de su análisis político. En el siguien-te capítulo veremos por qué.

y moderna.12 En breve, su análisis estuvo in-formado por un enfoque que fue fundamen-talmente, nuevo, siendo tal novedad en su en-foque la que produjo innovaciones en los re-sultados de su análisis político. En el siguien-te capítulo veremos por qué.

y moderna.12 En breve, su análisis estuvo in-formado por un enfoque que fue fundamen-talmente, nuevo, siendo tal novedad en su en-foque la que produjo innovaciones en los re-sultados de su análisis político. En el siguien-te capítulo veremos por qué.

12 Su enfoque de observación in situ es anterior a sus princi-pales obras. Por ejemplo, ya lo encontramos en su “In-forme sobre Alemania” en el cual dice: “Habiendo estadoyo en aquel lugar y oído razonar hartas veces a muchos,no teniendo otra ocupación que esa, referiré las cosas quehe acumulado, las cuales, si no por separado, en conjuntoresponderán, mezcladas a las preguntas susodichas”. Véa-se la edición de Aguilar ya citada, Pág. 269.

12 Su enfoque de observación in situ es anterior a sus princi-pales obras. Por ejemplo, ya lo encontramos en su “In-forme sobre Alemania” en el cual dice: “Habiendo estadoyo en aquel lugar y oído razonar hartas veces a muchos,no teniendo otra ocupación que esa, referiré las cosas quehe acumulado, las cuales, si no por separado, en conjuntoresponderán, mezcladas a las preguntas susodichas”. Véa-se la edición de Aguilar ya citada, Pág. 269.

12 Su enfoque de observación in situ es anterior a sus princi-pales obras. Por ejemplo, ya lo encontramos en su “In-forme sobre Alemania” en el cual dice: “Habiendo estadoyo en aquel lugar y oído razonar hartas veces a muchos,no teniendo otra ocupación que esa, referiré las cosas quehe acumulado, las cuales, si no por separado, en conjuntoresponderán, mezcladas a las preguntas susodichas”. Véa-se la edición de Aguilar ya citada, Pág. 269.

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CAPíTULO 5

EL APORTE DE MAQUIAVELO AL ANÁLISIS POLÍTICO

COMPARADO

Al ser testigo de una etapa en la que elañejo régimen feudal europeo estaba en plenoproceso de desintegración y coexistencia conlos nuevos problemas que surgían acelerada-mente, atinentes ya fuese al Estado o a la so-ciedad moderna en formación, Maquiavelo seempeñó en interpretar el significado lógicode los eventos, en predecir los problemas ine-vitables y en hacer explícitas ciertas orienta-ciones pensadas por él como dominantes dela conducta política, en el marco de las condi-ciones de la vida nacional europea. Y, a pesarque el florentino sólo pudo observar directa-mente una porción de Europa, el horizonteque divisó fue vasto.1

Él superó los estrechos límites de la ItaliaCentral y de la Lombardía para reflexionar

CAPíTULO 5

EL APORTE DE MAQUIAVELO AL ANÁLISIS POLÍTICO

COMPARADO

Al ser testigo de una etapa en la que elañejo régimen feudal europeo estaba en plenoproceso de desintegración y coexistencia conlos nuevos problemas que surgían acelerada-mente, atinentes ya fuese al Estado o a la so-ciedad moderna en formación, Maquiavelo seempeñó en interpretar el significado lógicode los eventos, en predecir los problemas ine-vitables y en hacer explícitas ciertas orienta-ciones pensadas por él como dominantes dela conducta política, en el marco de las condi-ciones de la vida nacional europea. Y, a pesarque el florentino sólo pudo observar directa-mente una porción de Europa, el horizonteque divisó fue vasto.1

Él superó los estrechos límites de la ItaliaCentral y de la Lombardía para reflexionar

CAPíTULO 5

EL APORTE DE MAQUIAVELO AL ANÁLISIS POLÍTICO

COMPARADO

Al ser testigo de una etapa en la que elañejo régimen feudal europeo estaba en plenoproceso de desintegración y coexistencia conlos nuevos problemas que surgían acelerada-mente, atinentes ya fuese al Estado o a la so-ciedad moderna en formación, Maquiavelo seempeñó en interpretar el significado lógicode los eventos, en predecir los problemas ine-vitables y en hacer explícitas ciertas orienta-ciones pensadas por él como dominantes dela conducta política, en el marco de las condi-ciones de la vida nacional europea. Y, a pesarque el florentino sólo pudo observar directa-mente una porción de Europa, el horizonteque divisó fue vasto.1

Él superó los estrechos límites de la ItaliaCentral y de la Lombardía para reflexionar

1 A los 25 años fue nombrado secretario de la SegundaCancillería de la República de Florencia, el mismo año enque Carlos III, de Francia, invadió Italia. En estas cir-cunstancias, le tocó realizar varias misiones diplomáticascruciales en otros estados italianos y en países extranje-ros, Francia, Alemania, conociendo y observando a fondola actividad política de muchos personajes con poder, conlos cuales, incluso trató personalmente.

1 A los 25 años fue nombrado secretario de la SegundaCancillería de la República de Florencia, el mismo año enque Carlos III, de Francia, invadió Italia. En estas cir-cunstancias, le tocó realizar varias misiones diplomáticascruciales en otros estados italianos y en países extranje-ros, Francia, Alemania, conociendo y observando a fondola actividad política de muchos personajes con poder, conlos cuales, incluso trató personalmente.

1 A los 25 años fue nombrado secretario de la SegundaCancillería de la República de Florencia, el mismo año enque Carlos III, de Francia, invadió Italia. En estas cir-cunstancias, le tocó realizar varias misiones diplomáticascruciales en otros estados italianos y en países extranje-ros, Francia, Alemania, conociendo y observando a fondola actividad política de muchos personajes con poder, conlos cuales, incluso trató personalmente.

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sobre problemas que trascendían una visiónlocal. Si bien su medio fue restringido, buscóen éste la adquisición de un conocimiento yuna experiencia profundos sobre la política; yen él buscó también, con denodado afán eimaginación, la reorientación de sus ideas y lapropia reconstrucción de los hechos narradosy observados, tratando de encontrar, en eseambiente, suficientes elementos que le permi-tiesen comparar.

En ese mismo espíritu, fue consciente,además, de la necesidad de escoger ejemplos ycasos de distintos países, a fin de llegar a ge-neralizar, logrando hacer, de sus Discursossobre la primera década de Tito Livio, unverdadero clásico del análisis político compa-rado. El comparatista aparecía, asimismo, enEl Príncipe, cuando afirmaba que, basándoseen los conocimientos de un país que poseyeseciertas semejanzas a otras provincias, se po-día llegar al conocimiento de otros países2.

Aunque en este punto se refiriese a cues-tiones militares, Maquiavelo conocía, a cien-cia cierta, que la comparación facilitaba el en-tendimiento de los asuntos públicos. Con fre-cuencia comparaba Atenas, Tebas, Francia,España y las ciudades-estados de sus días. To-das estas comunidades le proporcionaronejemplos. Su empeño en comparar lo encon-tramos en sus dos obras políticas principales:Los Discursos sobre la Primera Década de

sobre problemas que trascendían una visiónlocal. Si bien su medio fue restringido, buscóen éste la adquisición de un conocimiento yuna experiencia profundos sobre la política; yen él buscó también, con denodado afán eimaginación, la reorientación de sus ideas y lapropia reconstrucción de los hechos narradosy observados, tratando de encontrar, en eseambiente, suficientes elementos que le permi-tiesen comparar.

En ese mismo espíritu, fue consciente,además, de la necesidad de escoger ejemplos ycasos de distintos países, a fin de llegar a ge-neralizar, logrando hacer, de sus Discursossobre la primera década de Tito Livio, unverdadero clásico del análisis político compa-rado. El comparatista aparecía, asimismo, enEl Príncipe, cuando afirmaba que, basándoseen los conocimientos de un país que poseyeseciertas semejanzas a otras provincias, se po-día llegar al conocimiento de otros países2.

Aunque en este punto se refiriese a cues-tiones militares, Maquiavelo conocía, a cien-cia cierta, que la comparación facilitaba el en-tendimiento de los asuntos públicos. Con fre-cuencia comparaba Atenas, Tebas, Francia,España y las ciudades-estados de sus días. To-das estas comunidades le proporcionaronejemplos. Su empeño en comparar lo encon-tramos en sus dos obras políticas principales:Los Discursos sobre la Primera Década de

sobre problemas que trascendían una visiónlocal. Si bien su medio fue restringido, buscóen éste la adquisición de un conocimiento yuna experiencia profundos sobre la política; yen él buscó también, con denodado afán eimaginación, la reorientación de sus ideas y lapropia reconstrucción de los hechos narradosy observados, tratando de encontrar, en eseambiente, suficientes elementos que le permi-tiesen comparar.

En ese mismo espíritu, fue consciente,además, de la necesidad de escoger ejemplos ycasos de distintos países, a fin de llegar a ge-neralizar, logrando hacer, de sus Discursossobre la primera década de Tito Livio, unverdadero clásico del análisis político compa-rado. El comparatista aparecía, asimismo, enEl Príncipe, cuando afirmaba que, basándoseen los conocimientos de un país que poseyeseciertas semejanzas a otras provincias, se po-día llegar al conocimiento de otros países2.

Aunque en este punto se refiriese a cues-tiones militares, Maquiavelo conocía, a cien-cia cierta, que la comparación facilitaba el en-tendimiento de los asuntos públicos. Con fre-cuencia comparaba Atenas, Tebas, Francia,España y las ciudades-estados de sus días. To-das estas comunidades le proporcionaronejemplos. Su empeño en comparar lo encon-tramos en sus dos obras políticas principales:Los Discursos sobre la Primera Década de

2 Ver El Príncipe, capítulo XIV. El subrayado es mio. 2 Ver El Príncipe, capítulo XIV. El subrayado es mio. 2 Ver El Príncipe, capítulo XIV. El subrayado es mio.

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Tito Livio y en El Príncipe. Es característicode Maquiavelo sacar ejemplos de diversas re-giones geográficas como de diferentes perío-dos históricos, ya sean clásicos o modernos.Escuchemos al propio Maquiavelo, teóricodel análisis político comparado:

He pensado que es apropiado escribir acercade estos libros de Tito Livio tratando de esosasuntos que, después de una comparaciónentre eventos antiguos y modernos, facilita-ría el entendimiento de los mismos3.

Sin embargo, debe notarse que, al pensarsobre política, Maquiavelo se interesa más encolegir situaciones paralelas, que en lo que,propiamente entendemos por comparar. Comoestudiosos de la política, al comparar nos inte-resamos, al mismo tiempo, por las uniformida-des y las diferencias, mientras que él ponía derelieve las uniformidades.

Conscientemente, él aparece empeñado enmostrarnos aquellas similaridades en todoslos tiempos. Esta particularidad de su enfo-que comparado es más notoria en El Prínci-pe, cuando escribía con un fin utilitaristaorientado a convencer sobre un programapolítico, pero no estaba ausente en su tratadoLos Discursos. En este último no distinguíaentre los ejemplos sacados de la historia de la

Tito Livio y en El Príncipe. Es característicode Maquiavelo sacar ejemplos de diversas re-giones geográficas como de diferentes perío-dos históricos, ya sean clásicos o modernos.Escuchemos al propio Maquiavelo, teóricodel análisis político comparado:

He pensado que es apropiado escribir acercade estos libros de Tito Livio tratando de esosasuntos que, después de una comparaciónentre eventos antiguos y modernos, facilita-ría el entendimiento de los mismos3.

Sin embargo, debe notarse que, al pensarsobre política, Maquiavelo se interesa más encolegir situaciones paralelas, que en lo que,propiamente entendemos por comparar. Comoestudiosos de la política, al comparar nos inte-resamos, al mismo tiempo, por las uniformida-des y las diferencias, mientras que él ponía derelieve las uniformidades.

Conscientemente, él aparece empeñado enmostrarnos aquellas similaridades en todoslos tiempos. Esta particularidad de su enfo-que comparado es más notoria en El Prínci-pe, cuando escribía con un fin utilitaristaorientado a convencer sobre un programapolítico, pero no estaba ausente en su tratadoLos Discursos. En este último no distinguíaentre los ejemplos sacados de la historia de la

Tito Livio y en El Príncipe. Es característicode Maquiavelo sacar ejemplos de diversas re-giones geográficas como de diferentes perío-dos históricos, ya sean clásicos o modernos.Escuchemos al propio Maquiavelo, teóricodel análisis político comparado:

He pensado que es apropiado escribir acercade estos libros de Tito Livio tratando de esosasuntos que, después de una comparaciónentre eventos antiguos y modernos, facilita-ría el entendimiento de los mismos3.

Sin embargo, debe notarse que, al pensarsobre política, Maquiavelo se interesa más encolegir situaciones paralelas, que en lo que,propiamente entendemos por comparar. Comoestudiosos de la política, al comparar nos inte-resamos, al mismo tiempo, por las uniformida-des y las diferencias, mientras que él ponía derelieve las uniformidades.

Conscientemente, él aparece empeñado enmostrarnos aquellas similaridades en todoslos tiempos. Esta particularidad de su enfo-que comparado es más notoria en El Prínci-pe, cuando escribía con un fin utilitaristaorientado a convencer sobre un programapolítico, pero no estaba ausente en su tratadoLos Discursos. En este último no distinguíaentre los ejemplos sacados de la historia de la

3 Ver Los Discursos, libro primero, “Introducción”. 3 Ver Los Discursos, libro primero, “Introducción”. 3 Ver Los Discursos, libro primero, “Introducción”.

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Grecia o Roma antiguas, y aquellos tomadosde la historia contemporánea. Maquiavelo semostraba despreocupado de la singularidadde los eventos y de la forma en que dicha sin-gularidad podía esclarecer las razones subya-centes que explicasen las diferencias. Él mos-traba sólo las semejanzas. En ese sentido, sepuede afirmar, sin riesgo a equivocarse, queal trabajar con el supuesto de que la “natura-leza humana” era siempre igual en cualquierlugar, Maquiavelo usó la historia para ilustraruna conclusión a la que había llegado me-diante la observación, y, por esta razón, losejemplos históricos eran tomados para apo-yar sus asertos. Él compara los hechos, no pa-ra hacer un listado simple de ellos, sino con elfin de ilustrar sus observaciones empíricas, oen su defecto, toma los datos de su propia ex-periencia política y los confrontaba a las con-clusiones derivadas de ellos, a ciertos cánonesde su estudio histórico.

En esta ejemplificación existía un tipo decálculo aritmético de probabilidades. Resulta-ban numerosos los ejemplos que apoyabanuna proposición acerca de la política. A vecesbuscaba ejemplos que parecían negar la pro-posición. Los llamaba “casos negativos”, queexaminaba para decidir, si, en verdad, falsifi-caban su máxima política o lo hacían sóloaparentemente, debido a circunstancias pecu-liares. En ese sentido limitado, Maquiaveloanticipó el método inductivo de Francis Ba-

Grecia o Roma antiguas, y aquellos tomadosde la historia contemporánea. Maquiavelo semostraba despreocupado de la singularidadde los eventos y de la forma en que dicha sin-gularidad podía esclarecer las razones subya-centes que explicasen las diferencias. Él mos-traba sólo las semejanzas. En ese sentido, sepuede afirmar, sin riesgo a equivocarse, queal trabajar con el supuesto de que la “natura-leza humana” era siempre igual en cualquierlugar, Maquiavelo usó la historia para ilustraruna conclusión a la que había llegado me-diante la observación, y, por esta razón, losejemplos históricos eran tomados para apo-yar sus asertos. Él compara los hechos, no pa-ra hacer un listado simple de ellos, sino con elfin de ilustrar sus observaciones empíricas, oen su defecto, toma los datos de su propia ex-periencia política y los confrontaba a las con-clusiones derivadas de ellos, a ciertos cánonesde su estudio histórico.

En esta ejemplificación existía un tipo decálculo aritmético de probabilidades. Resulta-ban numerosos los ejemplos que apoyabanuna proposición acerca de la política. A vecesbuscaba ejemplos que parecían negar la pro-posición. Los llamaba “casos negativos”, queexaminaba para decidir, si, en verdad, falsifi-caban su máxima política o lo hacían sóloaparentemente, debido a circunstancias pecu-liares. En ese sentido limitado, Maquiaveloanticipó el método inductivo de Francis Ba-

Grecia o Roma antiguas, y aquellos tomadosde la historia contemporánea. Maquiavelo semostraba despreocupado de la singularidadde los eventos y de la forma en que dicha sin-gularidad podía esclarecer las razones subya-centes que explicasen las diferencias. Él mos-traba sólo las semejanzas. En ese sentido, sepuede afirmar, sin riesgo a equivocarse, queal trabajar con el supuesto de que la “natura-leza humana” era siempre igual en cualquierlugar, Maquiavelo usó la historia para ilustraruna conclusión a la que había llegado me-diante la observación, y, por esta razón, losejemplos históricos eran tomados para apo-yar sus asertos. Él compara los hechos, no pa-ra hacer un listado simple de ellos, sino con elfin de ilustrar sus observaciones empíricas, oen su defecto, toma los datos de su propia ex-periencia política y los confrontaba a las con-clusiones derivadas de ellos, a ciertos cánonesde su estudio histórico.

En esta ejemplificación existía un tipo decálculo aritmético de probabilidades. Resulta-ban numerosos los ejemplos que apoyabanuna proposición acerca de la política. A vecesbuscaba ejemplos que parecían negar la pro-posición. Los llamaba “casos negativos”, queexaminaba para decidir, si, en verdad, falsifi-caban su máxima política o lo hacían sóloaparentemente, debido a circunstancias pecu-liares. En ese sentido limitado, Maquiaveloanticipó el método inductivo de Francis Ba-

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con (1561-1626), y fue el primero en aplicar-lo a la política.

Como otros teóricos políticos, desde Aristó-teles, interesados en el análisis comparado, Ma-quiavelo trataba de entender los gobiernos y lapolítica por medio de clasificaciones. En LosDiscursos y El Príncipe encontramos una cla-sificación doble de los estados basada enquién gobierna. Los casos extremos de estaclasificación polar son el tipo monárquico yel republicano4. Esta clasificación, expuestamás ampliamente en Los Discursos, tambiénencuentra su correspondiente reconocimien-to en El Príncipe. Maquiavelo comienza estaúltima dando mucho por sentado: “Todos losestados... son repúblicas o monarquías...” Esevidente que no hay inconsistencia en su cla-sificación de formas de gobierno, cuando secomparan sus dos obras seminales.

En Los Discursos y en El Príncipe, Ma-quiavelo presentó una clasificación doble delos “estados” basada en el número de quienesgobiernan. Partiendo de los tipos polares(monárquico y republicano) tendríamos:

La Monarquía (subclasificada)LimitadaDespóticaTiránica

con (1561-1626), y fue el primero en aplicar-lo a la política.

Como otros teóricos políticos, desde Aristó-teles, interesados en el análisis comparado, Ma-quiavelo trataba de entender los gobiernos y lapolítica por medio de clasificaciones. En LosDiscursos y El Príncipe encontramos una cla-sificación doble de los estados basada enquién gobierna. Los casos extremos de estaclasificación polar son el tipo monárquico yel republicano4. Esta clasificación, expuestamás ampliamente en Los Discursos, tambiénencuentra su correspondiente reconocimien-to en El Príncipe. Maquiavelo comienza estaúltima dando mucho por sentado: “Todos losestados... son repúblicas o monarquías...” Esevidente que no hay inconsistencia en su cla-sificación de formas de gobierno, cuando secomparan sus dos obras seminales.

En Los Discursos y en El Príncipe, Ma-quiavelo presentó una clasificación doble delos “estados” basada en el número de quienesgobiernan. Partiendo de los tipos polares(monárquico y republicano) tendríamos:

La Monarquía (subclasificada)LimitadaDespóticaTiránica

con (1561-1626), y fue el primero en aplicar-lo a la política.

Como otros teóricos políticos, desde Aristó-teles, interesados en el análisis comparado, Ma-quiavelo trataba de entender los gobiernos y lapolítica por medio de clasificaciones. En LosDiscursos y El Príncipe encontramos una cla-sificación doble de los estados basada enquién gobierna. Los casos extremos de estaclasificación polar son el tipo monárquico yel republicano4. Esta clasificación, expuestamás ampliamente en Los Discursos, tambiénencuentra su correspondiente reconocimien-to en El Príncipe. Maquiavelo comienza estaúltima dando mucho por sentado: “Todos losestados... son repúblicas o monarquías...” Esevidente que no hay inconsistencia en su cla-sificación de formas de gobierno, cuando secomparan sus dos obras seminales.

En Los Discursos y en El Príncipe, Ma-quiavelo presentó una clasificación doble delos “estados” basada en el número de quienesgobiernan. Partiendo de los tipos polares(monárquico y republicano) tendríamos:

La Monarquía (subclasificada)LimitadaDespóticaTiránica

4 El subrayado es nuestro. Nótese que con esta clasifica-ción de Maquiavelo, no se echa al traste la clasificaciónclásica. Será Montesquieu quien la modifique definiti-vamente.

4 El subrayado es nuestro. Nótese que con esta clasifica-ción de Maquiavelo, no se echa al traste la clasificaciónclásica. Será Montesquieu quien la modifique definiti-vamente.

4 El subrayado es nuestro. Nótese que con esta clasifica-ción de Maquiavelo, no se echa al traste la clasificaciónclásica. Será Montesquieu quien la modifique definiti-vamente.

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La República (subclasificada)De masasBalanceada: aristocrática, democrática

Formas InestablesOligarquíaMonarquía plebiscitaria

A las monarquías o principados los dividea su vez en las siguientes formas:

I HereditariasII Mixtas: que incluyen dominios here-

ditarios y otros ganados en guerraIII Nuevos:

1. Principados civiles

a.Ganados por habilidad personal ytropas y armas criollasb.Ganados por FORTUNA YFUERZAS de otrosc.Ganados por medio del crimend.Ganados por el favoritismo desus conciudadanos

2. EL Papado

Es decir que clasificó a los estados de acuer-do a la manera en que el poder se había adqui-rido, de acuerdo a sus tendencias de expansióno preservación, con arreglo a su corrupción o“VIRTÚ”, o de acuerdo a si la constitución seoriginó con un solo legislador o se desarrolló através del tiempo y con experiencia.

La República (subclasificada)De masasBalanceada: aristocrática, democrática

Formas InestablesOligarquíaMonarquía plebiscitaria

A las monarquías o principados los dividea su vez en las siguientes formas:

I HereditariasII Mixtas: que incluyen dominios here-

ditarios y otros ganados en guerraIII Nuevos:

1. Principados civiles

a.Ganados por habilidad personal ytropas y armas criollasb.Ganados por FORTUNA YFUERZAS de otrosc.Ganados por medio del crimend.Ganados por el favoritismo desus conciudadanos

2. EL Papado

Es decir que clasificó a los estados de acuer-do a la manera en que el poder se había adqui-rido, de acuerdo a sus tendencias de expansióno preservación, con arreglo a su corrupción o“VIRTÚ”, o de acuerdo a si la constitución seoriginó con un solo legislador o se desarrolló através del tiempo y con experiencia.

La República (subclasificada)De masasBalanceada: aristocrática, democrática

Formas InestablesOligarquíaMonarquía plebiscitaria

A las monarquías o principados los dividea su vez en las siguientes formas:

I HereditariasII Mixtas: que incluyen dominios here-

ditarios y otros ganados en guerraIII Nuevos:

1. Principados civiles

a.Ganados por habilidad personal ytropas y armas criollasb.Ganados por FORTUNA YFUERZAS de otrosc.Ganados por medio del crimend.Ganados por el favoritismo desus conciudadanos

2. EL Papado

Es decir que clasificó a los estados de acuer-do a la manera en que el poder se había adqui-rido, de acuerdo a sus tendencias de expansióno preservación, con arreglo a su corrupción o“VIRTÚ”, o de acuerdo a si la constitución seoriginó con un solo legislador o se desarrolló através del tiempo y con experiencia.

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Esta afección por clasificar, lo conduce adesarrollar muchos otros sistemas tipológi-cos, tales como, la clasificación de conspira-ciones, fundamentada en diversos criterios5,o la de tipos de Estado con arreglo a la mane-ra de acceder al poder, o de acuerdo a las ten-dencias a expandir la corrupción o la virtú6

en el estado. También encontramos clasifica-ciones sobre el origen de las constituciones:

Esta afección por clasificar, lo conduce adesarrollar muchos otros sistemas tipológi-cos, tales como, la clasificación de conspira-ciones, fundamentada en diversos criterios5,o la de tipos de Estado con arreglo a la mane-ra de acceder al poder, o de acuerdo a las ten-dencias a expandir la corrupción o la virtú6

en el estado. También encontramos clasifica-ciones sobre el origen de las constituciones:

Esta afección por clasificar, lo conduce adesarrollar muchos otros sistemas tipológi-cos, tales como, la clasificación de conspira-ciones, fundamentada en diversos criterios5,o la de tipos de Estado con arreglo a la mane-ra de acceder al poder, o de acuerdo a las ten-dencias a expandir la corrupción o la virtú6

en el estado. También encontramos clasifica-ciones sobre el origen de las constituciones:

5 L. A. Burds, ed. Il Príncipe (Oxford), 1891). La intro-ducción de Lord Acton contiene el tratamiento másexhaustivo del uso de tipologías en las obras de N. Ma-quiavelo. A propósito de su tipología sobre las conspi-raciones, Maquiavelo desarrolló la primera teoría so-bre conspiraciones en Europa, véase Wood, 1968:5055.En Los Discursos discute la conspiraciones de tiemposantiguos y modernos desde el tiempo de los tiranosgriegos y las clasifica de acuerdo a varios planes y re-sultados. Vale aquí una advertencia sobre el término“tipología” que hemos empleado y que podría sugerirpeligrosamente la creación de modelos abstractos, me-tafísicos de “tipos ideales” por parte de Maquiavelo.Peor aún si sugiere que Maquiavelo estudia la políticapor medio de “tipologías” en la acepción que desdeWeber se da ese término en la sociología. Si él hubieraestudiado la política por “tipologías” en la acepciónweberiana habría propuesto uno de los variados tiposde gobiernos estudiados. Pero Maquiavelo propone unpríncipe que no estaba contenido en ninguno de los ti-pos de gobiernos por él clasificados. Quede claro en-tonces que usamos el término tipología intercambia-blemente con clasificación.

6 No existe equivalente castellano de ese término, pues, co-mo Maquiavelo lo usa, el vocablo incluye, en su significa-do, una combinación de lo que llamamos “arrojo”, “am-bición”, “energía” y “brío”. Es una suerte suprema de vo-luntad de poder. Según Maquiavelo, el gobernante-tipotiene esa carácterística.

5 L. A. Burds, ed. Il Príncipe (Oxford), 1891). La intro-ducción de Lord Acton contiene el tratamiento másexhaustivo del uso de tipologías en las obras de N. Ma-quiavelo. A propósito de su tipología sobre las conspi-raciones, Maquiavelo desarrolló la primera teoría so-bre conspiraciones en Europa, véase Wood, 1968:5055.En Los Discursos discute la conspiraciones de tiemposantiguos y modernos desde el tiempo de los tiranosgriegos y las clasifica de acuerdo a varios planes y re-sultados. Vale aquí una advertencia sobre el término“tipología” que hemos empleado y que podría sugerirpeligrosamente la creación de modelos abstractos, me-tafísicos de “tipos ideales” por parte de Maquiavelo.Peor aún si sugiere que Maquiavelo estudia la políticapor medio de “tipologías” en la acepción que desdeWeber se da ese término en la sociología. Si él hubieraestudiado la política por “tipologías” en la acepciónweberiana habría propuesto uno de los variados tiposde gobiernos estudiados. Pero Maquiavelo propone unpríncipe que no estaba contenido en ninguno de los ti-pos de gobiernos por él clasificados. Quede claro en-tonces que usamos el término tipología intercambia-blemente con clasificación.

6 No existe equivalente castellano de ese término, pues, co-mo Maquiavelo lo usa, el vocablo incluye, en su significa-do, una combinación de lo que llamamos “arrojo”, “am-bición”, “energía” y “brío”. Es una suerte suprema de vo-luntad de poder. Según Maquiavelo, el gobernante-tipotiene esa carácterística.

5 L. A. Burds, ed. Il Príncipe (Oxford), 1891). La intro-ducción de Lord Acton contiene el tratamiento másexhaustivo del uso de tipologías en las obras de N. Ma-quiavelo. A propósito de su tipología sobre las conspi-raciones, Maquiavelo desarrolló la primera teoría so-bre conspiraciones en Europa, véase Wood, 1968:5055.En Los Discursos discute la conspiraciones de tiemposantiguos y modernos desde el tiempo de los tiranosgriegos y las clasifica de acuerdo a varios planes y re-sultados. Vale aquí una advertencia sobre el término“tipología” que hemos empleado y que podría sugerirpeligrosamente la creación de modelos abstractos, me-tafísicos de “tipos ideales” por parte de Maquiavelo.Peor aún si sugiere que Maquiavelo estudia la políticapor medio de “tipologías” en la acepción que desdeWeber se da ese término en la sociología. Si él hubieraestudiado la política por “tipologías” en la acepciónweberiana habría propuesto uno de los variados tiposde gobiernos estudiados. Pero Maquiavelo propone unpríncipe que no estaba contenido en ninguno de los ti-pos de gobiernos por él clasificados. Quede claro en-tonces que usamos el término tipología intercambia-blemente con clasificación.

6 No existe equivalente castellano de ese término, pues, co-mo Maquiavelo lo usa, el vocablo incluye, en su significa-do, una combinación de lo que llamamos “arrojo”, “am-bición”, “energía” y “brío”. Es una suerte suprema de vo-luntad de poder. Según Maquiavelo, el gobernante-tipotiene esa carácterística.

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aquellas basadas en un solo legislador, o lasdesarrolladas en el transcurso de la experien-cia de actores con experiencia.

La importancia de este énfasis en la clasifi-cación, en la que subyace su empirismo, perotambién un método genérico de investigación,radica en que él tomó conciencia de que laforma del Estado Nacional, que reclamaba laburguesía en ascenso, debía ser adecuada a lascondiciones peculiares de una sociedad. Enotras palabras, si bien el florentino tenía cla-ras preferencias --teóricas e ideológicas--, porla combinación de los “tres elementos o po-deres”, se rindió ante la evidencia de una Ita-lia que, para emerger como un estado y paísunificado en las condiciones prevalecientes deprincipios del siglo XVI, solo parecía poderaceptar una monarquía constitucional. Conello, Maquiavelo inauguraba el principio de larelatividad institucional, igualmente destaca-do posteriormente por otros comparatistascomo Montesquieu, De Tocqueville y Bryce7 :a saber, que ninguna institución puede ser es-tudiada, relevantemente, sin una adecuadaconsideración del contexto en el que aparece.8

Finalmente, me referiré a un asunto for-mal en toda ciencia.

aquellas basadas en un solo legislador, o lasdesarrolladas en el transcurso de la experien-cia de actores con experiencia.

La importancia de este énfasis en la clasifi-cación, en la que subyace su empirismo, perotambién un método genérico de investigación,radica en que él tomó conciencia de que laforma del Estado Nacional, que reclamaba laburguesía en ascenso, debía ser adecuada a lascondiciones peculiares de una sociedad. Enotras palabras, si bien el florentino tenía cla-ras preferencias --teóricas e ideológicas--, porla combinación de los “tres elementos o po-deres”, se rindió ante la evidencia de una Ita-lia que, para emerger como un estado y paísunificado en las condiciones prevalecientes deprincipios del siglo XVI, solo parecía poderaceptar una monarquía constitucional. Conello, Maquiavelo inauguraba el principio de larelatividad institucional, igualmente destaca-do posteriormente por otros comparatistascomo Montesquieu, De Tocqueville y Bryce7 :a saber, que ninguna institución puede ser es-tudiada, relevantemente, sin una adecuadaconsideración del contexto en el que aparece.8

Finalmente, me referiré a un asunto for-mal en toda ciencia.

aquellas basadas en un solo legislador, o lasdesarrolladas en el transcurso de la experien-cia de actores con experiencia.

La importancia de este énfasis en la clasifi-cación, en la que subyace su empirismo, perotambién un método genérico de investigación,radica en que él tomó conciencia de que laforma del Estado Nacional, que reclamaba laburguesía en ascenso, debía ser adecuada a lascondiciones peculiares de una sociedad. Enotras palabras, si bien el florentino tenía cla-ras preferencias --teóricas e ideológicas--, porla combinación de los “tres elementos o po-deres”, se rindió ante la evidencia de una Ita-lia que, para emerger como un estado y paísunificado en las condiciones prevalecientes deprincipios del siglo XVI, solo parecía poderaceptar una monarquía constitucional. Conello, Maquiavelo inauguraba el principio de larelatividad institucional, igualmente destaca-do posteriormente por otros comparatistascomo Montesquieu, De Tocqueville y Bryce7 :a saber, que ninguna institución puede ser es-tudiada, relevantemente, sin una adecuadaconsideración del contexto en el que aparece.8

Finalmente, me referiré a un asunto for-mal en toda ciencia.

7 El lector podrá examinar el aporte de Robert G. Mc Clos-key sobre James Bryce a este respecto en la InternationalEncyclopedia of the Social Sciences, edición de 1968, pá-ginas 158-61. Existe ya una traducción al castellano de esevoluminoso compendio de obras.

8 Véase el excelente artículo de Lesly Wolf Phillips, “Meta-politica”, en Political Studies, 1964.

7 El lector podrá examinar el aporte de Robert G. Mc Clos-key sobre James Bryce a este respecto en la InternationalEncyclopedia of the Social Sciences, edición de 1968, pá-ginas 158-61. Existe ya una traducción al castellano de esevoluminoso compendio de obras.

8 Véase el excelente artículo de Lesly Wolf Phillips, “Meta-politica”, en Political Studies, 1964.

7 El lector podrá examinar el aporte de Robert G. Mc Clos-key sobre James Bryce a este respecto en la InternationalEncyclopedia of the Social Sciences, edición de 1968, pá-ginas 158-61. Existe ya una traducción al castellano de esevoluminoso compendio de obras.

8 Véase el excelente artículo de Lesly Wolf Phillips, “Meta-politica”, en Political Studies, 1964.

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Un indicio del intento de manejar científi-camente el discurso en una disciplina, estádado por la utilización de términos de mane-ra consistente, a los que se les otorga el mis-mo significado cada vez que se los emplea. Encierta forma, se los estaría definiendo en losvarios niveles de su discurso constituyente.Esta empresa es, particularmente, complejaen la ciencia política.

Pero, tal como ocurre en otras disciplinascientíficas, también en ella nos familiariza-mos con los diversos intentos por descubrir sialgunos términos, tales como “libertad”, pue-den ser usados para definir o clasificar a losEstados, gobiernos y sociedades, o si pode-mos o no referirnos a las sociedades políticas,calificándolas de “libres” o “no libres”, “plu-ralistas” o “monistas”, y así por el estilo. J.Bronowski afirma que el “lenguaje del grupoes la divisa de su unidad. Todo conjunto deseres humanos que requieran vivir o trabajarjuntos debe producir un lenguaje para ello, sisus relaciones sociales han de ser sólidas. Ca-da escuela tiene su propia jerga... Por supues-to, el propósito del lenguaje es convenir conotros cómo actuar en el mundo.”9

Considero que, en Maquiavelo, existió elprimer intento serio por valerse de un léxicopolítico con un sentido sistemático. Coincidocon Federico Chabod cuando señala que elflorentino trazó paralelismos entre el mundo

Un indicio del intento de manejar científi-camente el discurso en una disciplina, estádado por la utilización de términos de mane-ra consistente, a los que se les otorga el mis-mo significado cada vez que se los emplea. Encierta forma, se los estaría definiendo en losvarios niveles de su discurso constituyente.Esta empresa es, particularmente, complejaen la ciencia política.

Pero, tal como ocurre en otras disciplinascientíficas, también en ella nos familiariza-mos con los diversos intentos por descubrir sialgunos términos, tales como “libertad”, pue-den ser usados para definir o clasificar a losEstados, gobiernos y sociedades, o si pode-mos o no referirnos a las sociedades políticas,calificándolas de “libres” o “no libres”, “plu-ralistas” o “monistas”, y así por el estilo. J.Bronowski afirma que el “lenguaje del grupoes la divisa de su unidad. Todo conjunto deseres humanos que requieran vivir o trabajarjuntos debe producir un lenguaje para ello, sisus relaciones sociales han de ser sólidas. Ca-da escuela tiene su propia jerga... Por supues-to, el propósito del lenguaje es convenir conotros cómo actuar en el mundo.”9

Considero que, en Maquiavelo, existió elprimer intento serio por valerse de un léxicopolítico con un sentido sistemático. Coincidocon Federico Chabod cuando señala que elflorentino trazó paralelismos entre el mundo

Un indicio del intento de manejar científi-camente el discurso en una disciplina, estádado por la utilización de términos de mane-ra consistente, a los que se les otorga el mis-mo significado cada vez que se los emplea. Encierta forma, se los estaría definiendo en losvarios niveles de su discurso constituyente.Esta empresa es, particularmente, complejaen la ciencia política.

Pero, tal como ocurre en otras disciplinascientíficas, también en ella nos familiariza-mos con los diversos intentos por descubrir sialgunos términos, tales como “libertad”, pue-den ser usados para definir o clasificar a losEstados, gobiernos y sociedades, o si pode-mos o no referirnos a las sociedades políticas,calificándolas de “libres” o “no libres”, “plu-ralistas” o “monistas”, y así por el estilo. J.Bronowski afirma que el “lenguaje del grupoes la divisa de su unidad. Todo conjunto deseres humanos que requieran vivir o trabajarjuntos debe producir un lenguaje para ello, sisus relaciones sociales han de ser sólidas. Ca-da escuela tiene su propia jerga... Por supues-to, el propósito del lenguaje es convenir conotros cómo actuar en el mundo.”9

Considero que, en Maquiavelo, existió elprimer intento serio por valerse de un léxicopolítico con un sentido sistemático. Coincidocon Federico Chabod cuando señala que elflorentino trazó paralelismos entre el mundo

9 Citado por Madge, 1965:134 (tn). 9 Citado por Madge, 1965:134 (tn). 9 Citado por Madge, 1965:134 (tn).

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de la naturaleza física y los incidentes de lanaturaleza humana, y que, al hacerlo así, pi-dió prestado “del lenguaje de las ciencias mé-dicas y naturales términos o imágenes queaplica a los eventos políticos o a la vida de lacomunidad”.10 Por cierto, en su obra se en-cuentran vocablos, expresiones y términosextraidos de la medicina, la física y usados enLos Discursos.

Ocasionalmente también define las pala-bras para alcanzar una claridad conceptual.En Los Discursos señala que “para explicarmás claramente lo que deseo decir con el tér-mino ‘caballeros’ (miembros de la nobleza),afirmo que son caballeros aquellos que vivenociosos con los réditos de sus extensas pose-siones, sin dedicarse ellos mismos a la agri-cultura o a cualquier otra empresa útil paraganarse la vida”. 11 Y así, con esa connotaciónexacta, emplea el término en toda esa obra.Otras muestras las establece con los términoslibertad, legitimidad, corrupción, alianza, ile-gitimidad, multitud, prejuicio, populacho, que,en su momento define.12

Se ha subrayado que Maquiavelo otorgómucho miramiento a conceptos tales comopueblo, multitud, y populacho, aunque en ElPríncipe no reparara sobre ese repertorio. Es-cudriñado el asunto, puedo afirmar que el

de la naturaleza física y los incidentes de lanaturaleza humana, y que, al hacerlo así, pi-dió prestado “del lenguaje de las ciencias mé-dicas y naturales términos o imágenes queaplica a los eventos políticos o a la vida de lacomunidad”.10 Por cierto, en su obra se en-cuentran vocablos, expresiones y términosextraidos de la medicina, la física y usados enLos Discursos.

Ocasionalmente también define las pala-bras para alcanzar una claridad conceptual.En Los Discursos señala que “para explicarmás claramente lo que deseo decir con el tér-mino ‘caballeros’ (miembros de la nobleza),afirmo que son caballeros aquellos que vivenociosos con los réditos de sus extensas pose-siones, sin dedicarse ellos mismos a la agri-cultura o a cualquier otra empresa útil paraganarse la vida”. 11 Y así, con esa connotaciónexacta, emplea el término en toda esa obra.Otras muestras las establece con los términoslibertad, legitimidad, corrupción, alianza, ile-gitimidad, multitud, prejuicio, populacho, que,en su momento define.12

Se ha subrayado que Maquiavelo otorgómucho miramiento a conceptos tales comopueblo, multitud, y populacho, aunque en ElPríncipe no reparara sobre ese repertorio. Es-cudriñado el asunto, puedo afirmar que el

de la naturaleza física y los incidentes de lanaturaleza humana, y que, al hacerlo así, pi-dió prestado “del lenguaje de las ciencias mé-dicas y naturales términos o imágenes queaplica a los eventos políticos o a la vida de lacomunidad”.10 Por cierto, en su obra se en-cuentran vocablos, expresiones y términosextraidos de la medicina, la física y usados enLos Discursos.

Ocasionalmente también define las pala-bras para alcanzar una claridad conceptual.En Los Discursos señala que “para explicarmás claramente lo que deseo decir con el tér-mino ‘caballeros’ (miembros de la nobleza),afirmo que son caballeros aquellos que vivenociosos con los réditos de sus extensas pose-siones, sin dedicarse ellos mismos a la agri-cultura o a cualquier otra empresa útil paraganarse la vida”. 11 Y así, con esa connotaciónexacta, emplea el término en toda esa obra.Otras muestras las establece con los términoslibertad, legitimidad, corrupción, alianza, ile-gitimidad, multitud, prejuicio, populacho, que,en su momento define.12

Se ha subrayado que Maquiavelo otorgómucho miramiento a conceptos tales comopueblo, multitud, y populacho, aunque en ElPríncipe no reparara sobre ese repertorio. Es-cudriñado el asunto, puedo afirmar que el

10 Op.cit., pág. 134 (tn).11 Op.cit., capítulo LV, pág. 255.12 Op.cit., págs: 38, 249-250, 251, 263. También usó térmi-

nos prestados de la medicina. Véase Sabine, 1963: 343.

10 Op.cit., pág. 134 (tn).11 Op.cit., capítulo LV, pág. 255.12 Op.cit., págs: 38, 249-250, 251, 263. También usó térmi-

nos prestados de la medicina. Véase Sabine, 1963: 343.

10 Op.cit., pág. 134 (tn).11 Op.cit., capítulo LV, pág. 255.12 Op.cit., págs: 38, 249-250, 251, 263. También usó térmi-

nos prestados de la medicina. Véase Sabine, 1963: 343.

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florentino usó, el término “pueblo” y “plebe”como términos intercambiables, pero cuandoempleó la palabra “multitud” y “populacho”,se refirió a quienes causaban la degeneraciónde una democracia plebiscitaria. Según Bur-ham, “Maquiavelo usó las palabras del len-guaje en una manera cognitiva, científica.Así, cuando él está incitando a sus lectores ala acción, el utiliza vocablos no para expresarsus emociones o actitudes, sino de tal modoque sus significados puedan probarse, consi-gan entenderse en términos del mundo real.Siempre sabemos de lo que hablamos. Esteque es un requisito de todo discurso científi-co, es en la discusión política y social, un lo-gro de primerísimo rango.”13 En realidad, po-demos encontrar ese intento. No obstante, entérminos más globales, sus afirmaciones pue-den clasificarse en: fácticas (o afirmacionesde existencia de tal o cual asunto o cosa quepueden resultar falsas o correctas), normati-vas, (o afirmaciones relativas a valores supe-riores), y, prescriptivas, (o afirmaciones quecombinan las dos anteriores). Si los argu-mentos de uno se basaran totalmente en afir-maciones normativas, resultaría obvio queuno no podría hablar científicamente, o re-clamar que asesorase políticamente en base alestudio objetivo de los fenómenos. Sería ne-cesario que las afirmaciones reflejasen las ob-servaciones hechas, o que indiquen su rela-ción segura con el análisis histórico de los he-

florentino usó, el término “pueblo” y “plebe”como términos intercambiables, pero cuandoempleó la palabra “multitud” y “populacho”,se refirió a quienes causaban la degeneraciónde una democracia plebiscitaria. Según Bur-ham, “Maquiavelo usó las palabras del len-guaje en una manera cognitiva, científica.Así, cuando él está incitando a sus lectores ala acción, el utiliza vocablos no para expresarsus emociones o actitudes, sino de tal modoque sus significados puedan probarse, consi-gan entenderse en términos del mundo real.Siempre sabemos de lo que hablamos. Esteque es un requisito de todo discurso científi-co, es en la discusión política y social, un lo-gro de primerísimo rango.”13 En realidad, po-demos encontrar ese intento. No obstante, entérminos más globales, sus afirmaciones pue-den clasificarse en: fácticas (o afirmacionesde existencia de tal o cual asunto o cosa quepueden resultar falsas o correctas), normati-vas, (o afirmaciones relativas a valores supe-riores), y, prescriptivas, (o afirmaciones quecombinan las dos anteriores). Si los argu-mentos de uno se basaran totalmente en afir-maciones normativas, resultaría obvio queuno no podría hablar científicamente, o re-clamar que asesorase políticamente en base alestudio objetivo de los fenómenos. Sería ne-cesario que las afirmaciones reflejasen las ob-servaciones hechas, o que indiquen su rela-ción segura con el análisis histórico de los he-

florentino usó, el término “pueblo” y “plebe”como términos intercambiables, pero cuandoempleó la palabra “multitud” y “populacho”,se refirió a quienes causaban la degeneraciónde una democracia plebiscitaria. Según Bur-ham, “Maquiavelo usó las palabras del len-guaje en una manera cognitiva, científica.Así, cuando él está incitando a sus lectores ala acción, el utiliza vocablos no para expresarsus emociones o actitudes, sino de tal modoque sus significados puedan probarse, consi-gan entenderse en términos del mundo real.Siempre sabemos de lo que hablamos. Esteque es un requisito de todo discurso científi-co, es en la discusión política y social, un lo-gro de primerísimo rango.”13 En realidad, po-demos encontrar ese intento. No obstante, entérminos más globales, sus afirmaciones pue-den clasificarse en: fácticas (o afirmacionesde existencia de tal o cual asunto o cosa quepueden resultar falsas o correctas), normati-vas, (o afirmaciones relativas a valores supe-riores), y, prescriptivas, (o afirmaciones quecombinan las dos anteriores). Si los argu-mentos de uno se basaran totalmente en afir-maciones normativas, resultaría obvio queuno no podría hablar científicamente, o re-clamar que asesorase políticamente en base alestudio objetivo de los fenómenos. Sería ne-cesario que las afirmaciones reflejasen las ob-servaciones hechas, o que indiquen su rela-ción segura con el análisis histórico de los he-

13 Burnham, 1943 (tn). 13 Burnham, 1943 (tn). 13 Burnham, 1943 (tn).

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chos. Maquiavelo intentó transitar por esteúltimo camino, pero algunas conceptualiza-ciones de la política le crearon serias tensio-nes a su propio esquema.

Para entender mejor el alcance de este di-lema debemos mirar las exigencias que en sumomento, volvieron tan atractivas algunas desus ideas para la nueva élite. El riesgo de nohacerlo nos haría caer en la caracterizacióndel florentino como “el teórico político del‘hombre mostrenco’”. 14

chos. Maquiavelo intentó transitar por esteúltimo camino, pero algunas conceptualiza-ciones de la política le crearon serias tensio-nes a su propio esquema.

Para entender mejor el alcance de este di-lema debemos mirar las exigencias que en sumomento, volvieron tan atractivas algunas desus ideas para la nueva élite. El riesgo de nohacerlo nos haría caer en la caracterizacióndel florentino como “el teórico político del‘hombre mostrenco’”. 14

chos. Maquiavelo intentó transitar por esteúltimo camino, pero algunas conceptualiza-ciones de la política le crearon serias tensio-nes a su propio esquema.

Para entender mejor el alcance de este di-lema debemos mirar las exigencias que en sumomento, volvieron tan atractivas algunas desus ideas para la nueva élite. El riesgo de nohacerlo nos haría caer en la caracterizacióndel florentino como “el teórico político del‘hombre mostrenco’”. 14

14 George Sabine literalmente lo llama “ the political theo-rist of the ‘masterless man’ ”, en Sabine, 1963: 338

14 George Sabine literalmente lo llama “ the political theo-rist of the ‘masterless man’ ”, en Sabine, 1963: 338

14 George Sabine literalmente lo llama “ the political theo-rist of the ‘masterless man’ ”, en Sabine, 1963: 338

Page 63: UNA LECTURA LATINOAMERICANA DE NICOLÁS MAQUIAVELO

CAPíTULO 6

LAS CONDICIONES CONCRETASQUE ASISTIERON EN LA

COMPOSICIÓN DE LA OBRA POLÍTICA DE MAQUIAVELO

A pesar de su preferencia por una constitu-ción mixta1, Maquiavelo consideró que si laItalia de principios del siglo XVI había desurgir como un solo estado nacional, solo po-día adecuarse a una forma monárquica de go-bierno, a causa de las condiciones prevale-cientes.

Maquiavelo elevó a principio la necesidadde compenetrarse con las particularidades delEstado, sobre el que habían de aplicarse deli-beraciones políticas, antes de poder generali-zar. En el cap. XX de El Príncipe decía que“no se puede pronunciar juicios definitivossobre estas cosas sin compenetrarse con lasparticularidades del Estado sobre el que ha deaplicarse la deliberación”.2

Esto constituía para Maquiavelo un punto

CAPíTULO 6

LAS CONDICIONES CONCRETASQUE ASISTIERON EN LA

COMPOSICIÓN DE LA OBRA POLÍTICA DE MAQUIAVELO

A pesar de su preferencia por una constitu-ción mixta1, Maquiavelo consideró que si laItalia de principios del siglo XVI había desurgir como un solo estado nacional, solo po-día adecuarse a una forma monárquica de go-bierno, a causa de las condiciones prevale-cientes.

Maquiavelo elevó a principio la necesidadde compenetrarse con las particularidades delEstado, sobre el que habían de aplicarse deli-beraciones políticas, antes de poder generali-zar. En el cap. XX de El Príncipe decía que“no se puede pronunciar juicios definitivossobre estas cosas sin compenetrarse con lasparticularidades del Estado sobre el que ha deaplicarse la deliberación”.2

Esto constituía para Maquiavelo un punto

CAPíTULO 6

LAS CONDICIONES CONCRETASQUE ASISTIERON EN LA

COMPOSICIÓN DE LA OBRA POLÍTICA DE MAQUIAVELO

A pesar de su preferencia por una constitu-ción mixta1, Maquiavelo consideró que si laItalia de principios del siglo XVI había desurgir como un solo estado nacional, solo po-día adecuarse a una forma monárquica de go-bierno, a causa de las condiciones prevale-cientes.

Maquiavelo elevó a principio la necesidadde compenetrarse con las particularidades delEstado, sobre el que habían de aplicarse deli-beraciones políticas, antes de poder generali-zar. En el cap. XX de El Príncipe decía que“no se puede pronunciar juicios definitivossobre estas cosas sin compenetrarse con lasparticularidades del Estado sobre el que ha deaplicarse la deliberación”.2

Esto constituía para Maquiavelo un punto

1 O, la combinación de los tres elementos o poderees que,como dice, en el capítulo II de Los Discursos, “Forja per-fecta la constitución, una perfección obtenida por la de-sunión del senado y el pueblo”.

2 Como en todas las otras citas de ese libro, uso la ediciónde Burd, con el texto en italiano. (t/n)

1 O, la combinación de los tres elementos o poderees que,como dice, en el capítulo II de Los Discursos, “Forja per-fecta la constitución, una perfección obtenida por la de-sunión del senado y el pueblo”.

2 Como en todas las otras citas de ese libro, uso la ediciónde Burd, con el texto en italiano. (t/n)

1 O, la combinación de los tres elementos o poderees que,como dice, en el capítulo II de Los Discursos, “Forja per-fecta la constitución, una perfección obtenida por la de-sunión del senado y el pueblo”.

2 Como en todas las otras citas de ese libro, uso la ediciónde Burd, con el texto en italiano. (t/n)

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cardinal y “útil” a ser recordado al considerarsus inferencias prácticas como ideólogo de lanueva clase en ascenso: las instituciones de-ben estudiarse teniendo una comprensiónadecuada del contexto en el que aparecen; yque la propiedad o conveniencia de las solu-ciones políticas es siempre relativa al contex-to peculiar en el que pueden ser eficaces o te-ner éxito, norma política e ideológica centralque encontramos expresada en El Príncipe asícomo en Los Discursos, máxima repetidaposteriormente por Montesquieu, De Toc-queville, Bryce, como también por un sin nú-mero de ideólogos modernos actuales, y quesubyace en la filosofía del ideólogo del prag-matismo, el estadounidense William James.

Si bien las actuales clases propietarias pa-recen no haber olvidado esta máxima hastanuestros días, aunque su aplicación se les es-cape, este aspecto del pensamiento de Ma-quiavelo fue, en sí mismo, una de las conside-raciones que tuvo presentes en la composi-ción de El Príncipe en 1513. Esto nos ayuda aexplicar la solución “paradójica”, “contradic-toria”, según algunos, que propone en su obramenor, pero que a nuestro juicio, parece estaren línea con la base social de su pensamientoy método.

Es necesario pronunciarnos, entonces, so-bre las condiciones políticas concretas bajolas cuales se escribió El Príncipe y descorrerel velo del propósito real de su construcción,

cardinal y “útil” a ser recordado al considerarsus inferencias prácticas como ideólogo de lanueva clase en ascenso: las instituciones de-ben estudiarse teniendo una comprensiónadecuada del contexto en el que aparecen; yque la propiedad o conveniencia de las solu-ciones políticas es siempre relativa al contex-to peculiar en el que pueden ser eficaces o te-ner éxito, norma política e ideológica centralque encontramos expresada en El Príncipe asícomo en Los Discursos, máxima repetidaposteriormente por Montesquieu, De Toc-queville, Bryce, como también por un sin nú-mero de ideólogos modernos actuales, y quesubyace en la filosofía del ideólogo del prag-matismo, el estadounidense William James.

Si bien las actuales clases propietarias pa-recen no haber olvidado esta máxima hastanuestros días, aunque su aplicación se les es-cape, este aspecto del pensamiento de Ma-quiavelo fue, en sí mismo, una de las conside-raciones que tuvo presentes en la composi-ción de El Príncipe en 1513. Esto nos ayuda aexplicar la solución “paradójica”, “contradic-toria”, según algunos, que propone en su obramenor, pero que a nuestro juicio, parece estaren línea con la base social de su pensamientoy método.

Es necesario pronunciarnos, entonces, so-bre las condiciones políticas concretas bajolas cuales se escribió El Príncipe y descorrerel velo del propósito real de su construcción,

cardinal y “útil” a ser recordado al considerarsus inferencias prácticas como ideólogo de lanueva clase en ascenso: las instituciones de-ben estudiarse teniendo una comprensiónadecuada del contexto en el que aparecen; yque la propiedad o conveniencia de las solu-ciones políticas es siempre relativa al contex-to peculiar en el que pueden ser eficaces o te-ner éxito, norma política e ideológica centralque encontramos expresada en El Príncipe asícomo en Los Discursos, máxima repetidaposteriormente por Montesquieu, De Toc-queville, Bryce, como también por un sin nú-mero de ideólogos modernos actuales, y quesubyace en la filosofía del ideólogo del prag-matismo, el estadounidense William James.

Si bien las actuales clases propietarias pa-recen no haber olvidado esta máxima hastanuestros días, aunque su aplicación se les es-cape, este aspecto del pensamiento de Ma-quiavelo fue, en sí mismo, una de las conside-raciones que tuvo presentes en la composi-ción de El Príncipe en 1513. Esto nos ayuda aexplicar la solución “paradójica”, “contradic-toria”, según algunos, que propone en su obramenor, pero que a nuestro juicio, parece estaren línea con la base social de su pensamientoy método.

Es necesario pronunciarnos, entonces, so-bre las condiciones políticas concretas bajolas cuales se escribió El Príncipe y descorrerel velo del propósito real de su construcción,

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si deseamos entender, no los “datos intelec-tuales embarazosos” que nos dejará o si exhi-bió o no “la profundidad de su pensamien-to”3, sino sus verdaderos objetivos para laépoca, tal como se había propuesto en lacreación de su libro.

En su tiempo, la vida política italiana secaracterizaba por violentos conflictos entrelos principados, que mantenían mezquina-mente dividida a la principal península medi-terránea.4 La lucha entre los pontífices roma-nos y los Hohenstaufen habría de dejar a Ita-lia en una condición política distinta a aque-llas de los otros países europeos. El surgi-miento de las monarquías absolutas tuvo lu-gar en el oeste de Europa durante ese siglo.Era el surgimiento del Estado nacional cen-tralizado.

Pero, mientras en Francia, España e Ingla-terra el fraccionamiento del sistema feudal sehabía organizado, de tal manera, que, al fina-

si deseamos entender, no los “datos intelec-tuales embarazosos” que nos dejará o si exhi-bió o no “la profundidad de su pensamien-to”3, sino sus verdaderos objetivos para laépoca, tal como se había propuesto en lacreación de su libro.

En su tiempo, la vida política italiana secaracterizaba por violentos conflictos entrelos principados, que mantenían mezquina-mente dividida a la principal península medi-terránea.4 La lucha entre los pontífices roma-nos y los Hohenstaufen habría de dejar a Ita-lia en una condición política distinta a aque-llas de los otros países europeos. El surgi-miento de las monarquías absolutas tuvo lu-gar en el oeste de Europa durante ese siglo.Era el surgimiento del Estado nacional cen-tralizado.

Pero, mientras en Francia, España e Ingla-terra el fraccionamiento del sistema feudal sehabía organizado, de tal manera, que, al fina-

si deseamos entender, no los “datos intelec-tuales embarazosos” que nos dejará o si exhi-bió o no “la profundidad de su pensamien-to”3, sino sus verdaderos objetivos para laépoca, tal como se había propuesto en lacreación de su libro.

En su tiempo, la vida política italiana secaracterizaba por violentos conflictos entrelos principados, que mantenían mezquina-mente dividida a la principal península medi-terránea.4 La lucha entre los pontífices roma-nos y los Hohenstaufen habría de dejar a Ita-lia en una condición política distinta a aque-llas de los otros países europeos. El surgi-miento de las monarquías absolutas tuvo lu-gar en el oeste de Europa durante ese siglo.Era el surgimiento del Estado nacional cen-tralizado.

Pero, mientras en Francia, España e Ingla-terra el fraccionamiento del sistema feudal sehabía organizado, de tal manera, que, al fina-

3 Ver “Introducción” a la primera edición ecuatoriana deEl Príncipe, escrita por Alfredo Pareja Diezcanseco, op.cit, pág.7.

4 En tiempos antiguos Italia había llevado diversos nom-bres: Saturnia, Ausonia, Hesperia, entre otros. El nombrede Italia mismo, al parecer tomado de vitulus, indicativode tierra abundante en ganado vacuno, se aplicó inicial-mente a un territorio más limitado, y sobre cuya localiza-ción hay disputas entre los historiadores peninsulares. Locierto es que el nominativo ya lo usaron escritores grie-gos de los siglos V y IV A.C. (Heródoto, Tucídides, Aris-tóteles y Platón). Véase un detallado análisis del nombreen la Catholic Encyclopedia:Italy http://www.newadven-t.org/cathen/08208a.htm

3 Ver “Introducción” a la primera edición ecuatoriana deEl Príncipe, escrita por Alfredo Pareja Diezcanseco, op.cit, pág.7.

4 En tiempos antiguos Italia había llevado diversos nom-bres: Saturnia, Ausonia, Hesperia, entre otros. El nombrede Italia mismo, al parecer tomado de vitulus, indicativode tierra abundante en ganado vacuno, se aplicó inicial-mente a un territorio más limitado, y sobre cuya localiza-ción hay disputas entre los historiadores peninsulares. Locierto es que el nominativo ya lo usaron escritores grie-gos de los siglos V y IV A.C. (Heródoto, Tucídides, Aris-tóteles y Platón). Véase un detallado análisis del nombreen la Catholic Encyclopedia:Italy http://www.newadven-t.org/cathen/08208a.htm

3 Ver “Introducción” a la primera edición ecuatoriana deEl Príncipe, escrita por Alfredo Pareja Diezcanseco, op.cit, pág.7.

4 En tiempos antiguos Italia había llevado diversos nom-bres: Saturnia, Ausonia, Hesperia, entre otros. El nombrede Italia mismo, al parecer tomado de vitulus, indicativode tierra abundante en ganado vacuno, se aplicó inicial-mente a un territorio más limitado, y sobre cuya localiza-ción hay disputas entre los historiadores peninsulares. Locierto es que el nominativo ya lo usaron escritores grie-gos de los siglos V y IV A.C. (Heródoto, Tucídides, Aris-tóteles y Platón). Véase un detallado análisis del nombreen la Catholic Encyclopedia:Italy http://www.newadven-t.org/cathen/08208a.htm

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lizar su existencia, fue superado por una mo-narquía unificada, Italia, en donde se habíasacudido primero el sistema de feudos medie-vales casi por completo en el siglo XIV, se en-contraba aún dividida en el siglo XVI. Italiase hallaba dividida en cinco estados principa-les: El Reino de Nápoles, El Ducado de Milán,La República de Venecia, La República deFlorencia y el Estado Papal, además de existiren la península otras soberanías pequeñas einestables. Maquiavelo culpaba a la Iglesia deesta situación pues creía que el papado, consus criaturas y aliados, aunque era suficiente-mente imponente para impedir la unidad na-cional en el futuro, no era lo suficientementefuerte para traer la unidad5 .

Añadido a esto, las invasiones extranjerasno permitían el desarrollo de una base per-manente de concentración política, y ningúnarreglo institucional apareció en esa parte deEuropa capaz de hacer frente a la unificaciónde Italia, que fuese lo suficientemente pode-roso para inaugurar la agregación real de lapenínsula. Y, sin embargo, nada era más apre-ciado para Nicolás Maquiavelo –asistente mi-nisterial de la cancillería florentina- que la li-bertad nacional de una Italia unida. Buscabaun gobierno mixto que pudiese gozar de al-gún tipo de consenso otorgado por una “ciu-dadanía” ( es decir, la entrega del poder a ma-nos de los patricios de la ciudad), caracteriza-do por el uso del buen juicio y la posesión de

lizar su existencia, fue superado por una mo-narquía unificada, Italia, en donde se habíasacudido primero el sistema de feudos medie-vales casi por completo en el siglo XIV, se en-contraba aún dividida en el siglo XVI. Italiase hallaba dividida en cinco estados principa-les: El Reino de Nápoles, El Ducado de Milán,La República de Venecia, La República deFlorencia y el Estado Papal, además de existiren la península otras soberanías pequeñas einestables. Maquiavelo culpaba a la Iglesia deesta situación pues creía que el papado, consus criaturas y aliados, aunque era suficiente-mente imponente para impedir la unidad na-cional en el futuro, no era lo suficientementefuerte para traer la unidad5 .

Añadido a esto, las invasiones extranjerasno permitían el desarrollo de una base per-manente de concentración política, y ningúnarreglo institucional apareció en esa parte deEuropa capaz de hacer frente a la unificaciónde Italia, que fuese lo suficientemente pode-roso para inaugurar la agregación real de lapenínsula. Y, sin embargo, nada era más apre-ciado para Nicolás Maquiavelo –asistente mi-nisterial de la cancillería florentina- que la li-bertad nacional de una Italia unida. Buscabaun gobierno mixto que pudiese gozar de al-gún tipo de consenso otorgado por una “ciu-dadanía” ( es decir, la entrega del poder a ma-nos de los patricios de la ciudad), caracteriza-do por el uso del buen juicio y la posesión de

lizar su existencia, fue superado por una mo-narquía unificada, Italia, en donde se habíasacudido primero el sistema de feudos medie-vales casi por completo en el siglo XIV, se en-contraba aún dividida en el siglo XVI. Italiase hallaba dividida en cinco estados principa-les: El Reino de Nápoles, El Ducado de Milán,La República de Venecia, La República deFlorencia y el Estado Papal, además de existiren la península otras soberanías pequeñas einestables. Maquiavelo culpaba a la Iglesia deesta situación pues creía que el papado, consus criaturas y aliados, aunque era suficiente-mente imponente para impedir la unidad na-cional en el futuro, no era lo suficientementefuerte para traer la unidad5 .

Añadido a esto, las invasiones extranjerasno permitían el desarrollo de una base per-manente de concentración política, y ningúnarreglo institucional apareció en esa parte deEuropa capaz de hacer frente a la unificaciónde Italia, que fuese lo suficientemente pode-roso para inaugurar la agregación real de lapenínsula. Y, sin embargo, nada era más apre-ciado para Nicolás Maquiavelo –asistente mi-nisterial de la cancillería florentina- que la li-bertad nacional de una Italia unida. Buscabaun gobierno mixto que pudiese gozar de al-gún tipo de consenso otorgado por una “ciu-dadanía” ( es decir, la entrega del poder a ma-nos de los patricios de la ciudad), caracteriza-do por el uso del buen juicio y la posesión de

5 Véase Los Discursos, Libro I, Capítulo 12. 5 Véase Los Discursos, Libro I, Capítulo 12. 5 Véase Los Discursos, Libro I, Capítulo 12.

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la “libertad” --por lo cual Maquiavelo enten-día autonomía municipal. Un gobierno ca-racterizado por la justicia --por la cual Ma-quiavelo entendía supresión de todos los pri-vilegios feudales--, y la “igualdad”: que la en-tendía como la atenuación de las graves con-tradicciones entre los sectores dominantespues éstas minaban la solidez del régimen so-cial y político.

Maquiavelo menospreciaba la tiranía, lacorrupción administrativa, la inestabilidadpolítica y la indecisión, en la misma propor-ción que aborrecía a la Iglesia, a la cual repe-tidamente culpaba de ser instrumento de ladesintegración de Italia. En realidad, parece-ría a primera vista paradójico que, siendo unadepto confeso del republicanismo, de laconstitución mixta, se haya, sin embargo, in-clinado a favor de un gobernante dictatorial.Se puede aclarar esta cuestión si considera-mos un rasgo de su pensamiento político queno busca solo “esclarecer”, sino ser usadoprácticamente en la realidad. Este es un pro-blema que resulta prominente en Maquiavelo:es el problema de ¿cómo conceder suficientepoder político para responder en el cargo quese desempeña?, y su corolario teórico: ¿en quepunto una cuestión de cuantía de poder seconvierte en un asunto de género de poder?Y, por lo tanto: ¿que tipo de poder se necesitapara realizar una tarea política deseada?

Sabemos que para Maquiavelo, guiado porsu empirismo, el conocimiento de la políticase deriva del estudio de las actividades políti-

la “libertad” --por lo cual Maquiavelo enten-día autonomía municipal. Un gobierno ca-racterizado por la justicia --por la cual Ma-quiavelo entendía supresión de todos los pri-vilegios feudales--, y la “igualdad”: que la en-tendía como la atenuación de las graves con-tradicciones entre los sectores dominantespues éstas minaban la solidez del régimen so-cial y político.

Maquiavelo menospreciaba la tiranía, lacorrupción administrativa, la inestabilidadpolítica y la indecisión, en la misma propor-ción que aborrecía a la Iglesia, a la cual repe-tidamente culpaba de ser instrumento de ladesintegración de Italia. En realidad, parece-ría a primera vista paradójico que, siendo unadepto confeso del republicanismo, de laconstitución mixta, se haya, sin embargo, in-clinado a favor de un gobernante dictatorial.Se puede aclarar esta cuestión si considera-mos un rasgo de su pensamiento político queno busca solo “esclarecer”, sino ser usadoprácticamente en la realidad. Este es un pro-blema que resulta prominente en Maquiavelo:es el problema de ¿cómo conceder suficientepoder político para responder en el cargo quese desempeña?, y su corolario teórico: ¿en quepunto una cuestión de cuantía de poder seconvierte en un asunto de género de poder?Y, por lo tanto: ¿que tipo de poder se necesitapara realizar una tarea política deseada?

Sabemos que para Maquiavelo, guiado porsu empirismo, el conocimiento de la políticase deriva del estudio de las actividades políti-

la “libertad” --por lo cual Maquiavelo enten-día autonomía municipal. Un gobierno ca-racterizado por la justicia --por la cual Ma-quiavelo entendía supresión de todos los pri-vilegios feudales--, y la “igualdad”: que la en-tendía como la atenuación de las graves con-tradicciones entre los sectores dominantespues éstas minaban la solidez del régimen so-cial y político.

Maquiavelo menospreciaba la tiranía, lacorrupción administrativa, la inestabilidadpolítica y la indecisión, en la misma propor-ción que aborrecía a la Iglesia, a la cual repe-tidamente culpaba de ser instrumento de ladesintegración de Italia. En realidad, parece-ría a primera vista paradójico que, siendo unadepto confeso del republicanismo, de laconstitución mixta, se haya, sin embargo, in-clinado a favor de un gobernante dictatorial.Se puede aclarar esta cuestión si considera-mos un rasgo de su pensamiento político queno busca solo “esclarecer”, sino ser usadoprácticamente en la realidad. Este es un pro-blema que resulta prominente en Maquiavelo:es el problema de ¿cómo conceder suficientepoder político para responder en el cargo quese desempeña?, y su corolario teórico: ¿en quepunto una cuestión de cuantía de poder seconvierte en un asunto de género de poder?Y, por lo tanto: ¿que tipo de poder se necesitapara realizar una tarea política deseada?

Sabemos que para Maquiavelo, guiado porsu empirismo, el conocimiento de la políticase deriva del estudio de las actividades políti-

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cas directamente observables y de sus mani-festaciones en el Estado. Si el autor de ElPríncipe, (a pesar de considerar en Los Dis-cursos que la república era el ideal como for-ma de estado en que, claro está, la nueva claseocuparía una posición dominante en la cons-titución mixta) favoreció la forma monárqui-ca, lo hizo porque pensó que la unificación deItalia, tan requerida por la misma burguesía,necesitaba la concentración de poder que ha-bía unificado a otros países europeos. Es de-cir, que la solución política “viable”, capaz deconducir exitosamente las exigencias de supe-rar el fraccionamiento feudal y susceptible dehabilitar el amparo de la burguesía nacientefrente a los grandes señores feudales, a la vezque permitiría mantener sometidas a las ma-sas, era la monarquía absoluta.

En El Príncipe, Maquiavelo prescribe el mo-do cómo un nuevo príncipe (es decir un príncipeusurpador) puede retener el poder y llevar a ca-bo la unificación de Italia.6 Para Antonio Grams-ci, fue con esta obra, que el consejero florentinotrató de suscitar y organizar la volunta dispersadel pueblo italiano. De ahí que tenga un carácter

cas directamente observables y de sus mani-festaciones en el Estado. Si el autor de ElPríncipe, (a pesar de considerar en Los Dis-cursos que la república era el ideal como for-ma de estado en que, claro está, la nueva claseocuparía una posición dominante en la cons-titución mixta) favoreció la forma monárqui-ca, lo hizo porque pensó que la unificación deItalia, tan requerida por la misma burguesía,necesitaba la concentración de poder que ha-bía unificado a otros países europeos. Es de-cir, que la solución política “viable”, capaz deconducir exitosamente las exigencias de supe-rar el fraccionamiento feudal y susceptible dehabilitar el amparo de la burguesía nacientefrente a los grandes señores feudales, a la vezque permitiría mantener sometidas a las ma-sas, era la monarquía absoluta.

En El Príncipe, Maquiavelo prescribe el mo-do cómo un nuevo príncipe (es decir un príncipeusurpador) puede retener el poder y llevar a ca-bo la unificación de Italia.6 Para Antonio Grams-ci, fue con esta obra, que el consejero florentinotrató de suscitar y organizar la volunta dispersadel pueblo italiano. De ahí que tenga un carácter

cas directamente observables y de sus mani-festaciones en el Estado. Si el autor de ElPríncipe, (a pesar de considerar en Los Dis-cursos que la república era el ideal como for-ma de estado en que, claro está, la nueva claseocuparía una posición dominante en la cons-titución mixta) favoreció la forma monárqui-ca, lo hizo porque pensó que la unificación deItalia, tan requerida por la misma burguesía,necesitaba la concentración de poder que ha-bía unificado a otros países europeos. Es de-cir, que la solución política “viable”, capaz deconducir exitosamente las exigencias de supe-rar el fraccionamiento feudal y susceptible dehabilitar el amparo de la burguesía nacientefrente a los grandes señores feudales, a la vezque permitiría mantener sometidas a las ma-sas, era la monarquía absoluta.

En El Príncipe, Maquiavelo prescribe el mo-do cómo un nuevo príncipe (es decir un príncipeusurpador) puede retener el poder y llevar a ca-bo la unificación de Italia.6 Para Antonio Grams-ci, fue con esta obra, que el consejero florentinotrató de suscitar y organizar la volunta dispersadel pueblo italiano. De ahí que tenga un carácter

6 Véase “Esortazione a pigliare l’Italia e liberarla dalle manidei barbari”, Capitolo XXVI de Il Principe, op.cit. “Aven-do dunque considerato tutte le cose descritte nei prece-denti capitoli, e pensando se al presente in Italia i tempierano propizi affinchè un nuovo principe potesse farsionore, e se c’era l’occasione per uno prudente e virtuosodi introdurvi una forma di governo che facesse onore alui e bene a tutti i cittadini, mi pare che tante cose conco-rrano a benefizio d’un principe nuevo, infatti non so chealtri tempi fossero più propízi di questo.” Ibid. (El subra-yado es nuestro).

6 Véase “Esortazione a pigliare l’Italia e liberarla dalle manidei barbari”, Capitolo XXVI de Il Principe, op.cit. “Aven-do dunque considerato tutte le cose descritte nei prece-denti capitoli, e pensando se al presente in Italia i tempierano propizi affinchè un nuovo principe potesse farsionore, e se c’era l’occasione per uno prudente e virtuosodi introdurvi una forma di governo che facesse onore alui e bene a tutti i cittadini, mi pare che tante cose conco-rrano a benefizio d’un principe nuevo, infatti non so chealtri tempi fossero più propízi di questo.” Ibid. (El subra-yado es nuestro).

6 Véase “Esortazione a pigliare l’Italia e liberarla dalle manidei barbari”, Capitolo XXVI de Il Principe, op.cit. “Aven-do dunque considerato tutte le cose descritte nei prece-denti capitoli, e pensando se al presente in Italia i tempierano propizi affinchè un nuovo principe potesse farsionore, e se c’era l’occasione per uno prudente e virtuosodi introdurvi una forma di governo che facesse onore alui e bene a tutti i cittadini, mi pare che tante cose conco-rrano a benefizio d’un principe nuevo, infatti non so chealtri tempi fossero più propízi di questo.” Ibid. (El subra-yado es nuestro).

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utópico (no en sentido racionalista), por cuantoun tal príncipe no existía en la realidad, ni sepresentaba “al pueblo italiano con caracteres deinmediatez objetiva, sino que era una pura abs-tración doctrinaria, símbolo del jefe, del condot-tiero ideal; pero los elementos pasionales, míti-cos, contenidos en el pequeño volumen y plan-teados con recursos dramáticos de gran efecto, seresumen y convierten en elementos vivos de in-vocación de un príncipe realmente existente.7

El carácter de esas afirmaciones prescriptivasestá dictado por las circunstancias reales de lapolítica de la burguesía para cuyo programa po-lítico se compuso. Como lo ha dicho irónica-mente Harold Laski, Maquiavelo pensaba que al“cazador que se encaminaba hacia la jungla esinútil ofrecerle un texto acerca de la conducta delos animales domésticos”8. Y, los Médici, con tressiglos de acumulación de riquezas y poderes,eran esa matriz “propicia” para la encarnacióndel ideal de príncipe renacentista. 9

... El Príncipe no es un código de conducta parala vida cotidiana; es un texto para la casa de losMedici planteado en los términos en que su pro-pia historia les haría apreciar y, planteado en talforma, que su autor podría esperar la realiza-ción de sus sugerencias en la tarea de gobernar.

utópico (no en sentido racionalista), por cuantoun tal príncipe no existía en la realidad, ni sepresentaba “al pueblo italiano con caracteres deinmediatez objetiva, sino que era una pura abs-tración doctrinaria, símbolo del jefe, del condot-tiero ideal; pero los elementos pasionales, míti-cos, contenidos en el pequeño volumen y plan-teados con recursos dramáticos de gran efecto, seresumen y convierten en elementos vivos de in-vocación de un príncipe realmente existente.7

El carácter de esas afirmaciones prescriptivasestá dictado por las circunstancias reales de lapolítica de la burguesía para cuyo programa po-lítico se compuso. Como lo ha dicho irónica-mente Harold Laski, Maquiavelo pensaba que al“cazador que se encaminaba hacia la jungla esinútil ofrecerle un texto acerca de la conducta delos animales domésticos”8. Y, los Médici, con tressiglos de acumulación de riquezas y poderes,eran esa matriz “propicia” para la encarnacióndel ideal de príncipe renacentista. 9

... El Príncipe no es un código de conducta parala vida cotidiana; es un texto para la casa de losMedici planteado en los términos en que su pro-pia historia les haría apreciar y, planteado en talforma, que su autor podría esperar la realiza-ción de sus sugerencias en la tarea de gobernar.

utópico (no en sentido racionalista), por cuantoun tal príncipe no existía en la realidad, ni sepresentaba “al pueblo italiano con caracteres deinmediatez objetiva, sino que era una pura abs-tración doctrinaria, símbolo del jefe, del condot-tiero ideal; pero los elementos pasionales, míti-cos, contenidos en el pequeño volumen y plan-teados con recursos dramáticos de gran efecto, seresumen y convierten en elementos vivos de in-vocación de un príncipe realmente existente.7

El carácter de esas afirmaciones prescriptivasestá dictado por las circunstancias reales de lapolítica de la burguesía para cuyo programa po-lítico se compuso. Como lo ha dicho irónica-mente Harold Laski, Maquiavelo pensaba que al“cazador que se encaminaba hacia la jungla esinútil ofrecerle un texto acerca de la conducta delos animales domésticos”8. Y, los Médici, con tressiglos de acumulación de riquezas y poderes,eran esa matriz “propicia” para la encarnacióndel ideal de príncipe renacentista. 9

... El Príncipe no es un código de conducta parala vida cotidiana; es un texto para la casa de losMedici planteado en los términos en que su pro-pia historia les haría apreciar y, planteado en talforma, que su autor podría esperar la realiza-ción de sus sugerencias en la tarea de gobernar.

7 Véase su Maquiavelo y Lenin, México, Ediciones Dióge-nes, S.A. 1973, pág. 12.

8 H.J. Lasski, op.cit., The dangers of obedience (NewYork: Harper and Brothers, 1930), pág. 242. (t/n)

9 Véase Jabob Burckhardt, 1961, The Civilization of theRenaissance in Italy, Amentor Classic.

7 Véase su Maquiavelo y Lenin, México, Ediciones Dióge-nes, S.A. 1973, pág. 12.

8 H.J. Lasski, op.cit., The dangers of obedience (NewYork: Harper and Brothers, 1930), pág. 242. (t/n)

9 Véase Jabob Burckhardt, 1961, The Civilization of theRenaissance in Italy, Amentor Classic.

7 Véase su Maquiavelo y Lenin, México, Ediciones Dióge-nes, S.A. 1973, pág. 12.

8 H.J. Lasski, op.cit., The dangers of obedience (NewYork: Harper and Brothers, 1930), pág. 242. (t/n)

9 Véase Jabob Burckhardt, 1961, The Civilization of theRenaissance in Italy, Amentor Classic.

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Como todo exiliado desconsolado, Maquiavelobuscó el terreno del compromiso con el poderque lo había derrotado10 . Nadie en realidadpuede con seriedad leer El Príncipe sin ver quepara el mismo Maquiavelo fue parcial e incom-pleto como una expresión de su visión total. 11

Pero, examinar si se puede juzgar a esta“visión total” como uniforme a través de lasobras de Maquiavelo, es otra cosa12. Aunquepueda, quizá sólo a satisfacción mía, reconci-

Como todo exiliado desconsolado, Maquiavelobuscó el terreno del compromiso con el poderque lo había derrotado10 . Nadie en realidadpuede con seriedad leer El Príncipe sin ver quepara el mismo Maquiavelo fue parcial e incom-pleto como una expresión de su visión total. 11

Pero, examinar si se puede juzgar a esta“visión total” como uniforme a través de lasobras de Maquiavelo, es otra cosa12. Aunquepueda, quizá sólo a satisfacción mía, reconci-

Como todo exiliado desconsolado, Maquiavelobuscó el terreno del compromiso con el poderque lo había derrotado10 . Nadie en realidadpuede con seriedad leer El Príncipe sin ver quepara el mismo Maquiavelo fue parcial e incom-pleto como una expresión de su visión total. 11

Pero, examinar si se puede juzgar a esta“visión total” como uniforme a través de lasobras de Maquiavelo, es otra cosa12. Aunquepueda, quizá sólo a satisfacción mía, reconci-

10 Desde el exilio Maquiavelo busca reconciliarse con losMedici...

11 H. J. Laski op. cit., pág. 243. (t/n)12 Las obras escritas por Maquiavelo son las siguientes:

Del modo di trattare i popoli della Valdichiana ribe-llati, 1499; Descrizione del modo tenuto dal duca Va-lentino nell-ammazzare Vitellozzo/Vitelli y Discorsosulla provisione del denaro, 1503; Decennali, 1506; Lemaschare y La Mandragora, 1506; Ritratto delle cosedell’ Alemagna, 1508; Ritratto delle cose di Francia,1510; Il Principe, 1513; Discorsi sopra la prima deca-da di Tito Livio, 1513; Arte della guerra, 1520; Vita deCastruccio Castracane, 1520; Istorie fiorentine, (in-completa)1525; La Clizia, 1526; Commedia sine no-mine, (¿1526?); Commedia in versi; Andria (traduc-ción de la obra de Terencio); L’asino d’oro; Capitoli;Conti Carnascieleschi; Belfagor Archidiabolo. Ademáscompuso otros escritos políticos, diplomáticos como“De la naturaleza de los franceses”, “Sumario del Go-bierno de la Ciudad de Lucca”, “Las milicias de Floren-cia”, “Discurso a la Magistratura de los Diez sobre lasCosas de Pisa”, “Discurso sobre la reforma del estadode Florencia, hecho a instancias del Papa León X”, tra-ducidos al castellano por Juan G. De Luaces y publica-dos por Aguilar-Madrid en su Colección crisol, Núme-ro 86. Preparó también un escrito religioso intituladola “La exhortación a la Penitencia” de difícil rastreo.

10 Desde el exilio Maquiavelo busca reconciliarse con losMedici...

11 H. J. Laski op. cit., pág. 243. (t/n)12 Las obras escritas por Maquiavelo son las siguientes:

Del modo di trattare i popoli della Valdichiana ribe-llati, 1499; Descrizione del modo tenuto dal duca Va-lentino nell-ammazzare Vitellozzo/Vitelli y Discorsosulla provisione del denaro, 1503; Decennali, 1506; Lemaschare y La Mandragora, 1506; Ritratto delle cosedell’ Alemagna, 1508; Ritratto delle cose di Francia,1510; Il Principe, 1513; Discorsi sopra la prima deca-da di Tito Livio, 1513; Arte della guerra, 1520; Vita deCastruccio Castracane, 1520; Istorie fiorentine, (in-completa)1525; La Clizia, 1526; Commedia sine no-mine, (¿1526?); Commedia in versi; Andria (traduc-ción de la obra de Terencio); L’asino d’oro; Capitoli;Conti Carnascieleschi; Belfagor Archidiabolo. Ademáscompuso otros escritos políticos, diplomáticos como“De la naturaleza de los franceses”, “Sumario del Go-bierno de la Ciudad de Lucca”, “Las milicias de Floren-cia”, “Discurso a la Magistratura de los Diez sobre lasCosas de Pisa”, “Discurso sobre la reforma del estadode Florencia, hecho a instancias del Papa León X”, tra-ducidos al castellano por Juan G. De Luaces y publica-dos por Aguilar-Madrid en su Colección crisol, Núme-ro 86. Preparó también un escrito religioso intituladola “La exhortación a la Penitencia” de difícil rastreo.

10 Desde el exilio Maquiavelo busca reconciliarse con losMedici...

11 H. J. Laski op. cit., pág. 243. (t/n)12 Las obras escritas por Maquiavelo son las siguientes:

Del modo di trattare i popoli della Valdichiana ribe-llati, 1499; Descrizione del modo tenuto dal duca Va-lentino nell-ammazzare Vitellozzo/Vitelli y Discorsosulla provisione del denaro, 1503; Decennali, 1506; Lemaschare y La Mandragora, 1506; Ritratto delle cosedell’ Alemagna, 1508; Ritratto delle cose di Francia,1510; Il Principe, 1513; Discorsi sopra la prima deca-da di Tito Livio, 1513; Arte della guerra, 1520; Vita deCastruccio Castracane, 1520; Istorie fiorentine, (in-completa)1525; La Clizia, 1526; Commedia sine no-mine, (¿1526?); Commedia in versi; Andria (traduc-ción de la obra de Terencio); L’asino d’oro; Capitoli;Conti Carnascieleschi; Belfagor Archidiabolo. Ademáscompuso otros escritos políticos, diplomáticos como“De la naturaleza de los franceses”, “Sumario del Go-bierno de la Ciudad de Lucca”, “Las milicias de Floren-cia”, “Discurso a la Magistratura de los Diez sobre lasCosas de Pisa”, “Discurso sobre la reforma del estadode Florencia, hecho a instancias del Papa León X”, tra-ducidos al castellano por Juan G. De Luaces y publica-dos por Aguilar-Madrid en su Colección crisol, Núme-ro 86. Preparó también un escrito religioso intituladola “La exhortación a la Penitencia” de difícil rastreo.

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liar El Príncipe y Los Discursos como el pro-ducto del mismo pensador, dadas las razonesexpuestas arriba y considerando otras condi-ciones por tratar, hay un aspecto de Maquia-velo que debe ser discutido separadamente.

Ello resulta necesario por cuanto la formaen que Maquiavelo respondió a las interro-gantes del pensamiento político práctico pro-puestos anteriormente, parece haberle colo-cado en una encrucijada con respecto a las li-bertades individuales y otros conceptos. E, in-cluso, hay quienes han visto más que una me-ra tensión en esta parte de su “filosofía” y lehan imputado el intento deliberado de sub-vertir las “Grandes Tradiciones” de la filoso-fía política. Su pensamiento es, a veces, repre-sentado incluso como la raíz de toda tiraníacontemporánea13, e, inclusive, los métodosprescritos por él lo convierten, en la opiniónde otros, en el pionero del fascismo del sigloXX y XXI14.

Al haber sido un realista y empirista quesuperó el método escolástico medieval, Nico-lás Maquiavelo entendía que la forma de go-bierno requerida por la nueva clase en ascen-so, debía ser adecuada a las condiciones pre-valecientes de la sociedad en la cual había deoperar. En su búsqueda de la nueva forma degobierno para Italia, él desarrolló un concep-

liar El Príncipe y Los Discursos como el pro-ducto del mismo pensador, dadas las razonesexpuestas arriba y considerando otras condi-ciones por tratar, hay un aspecto de Maquia-velo que debe ser discutido separadamente.

Ello resulta necesario por cuanto la formaen que Maquiavelo respondió a las interro-gantes del pensamiento político práctico pro-puestos anteriormente, parece haberle colo-cado en una encrucijada con respecto a las li-bertades individuales y otros conceptos. E, in-cluso, hay quienes han visto más que una me-ra tensión en esta parte de su “filosofía” y lehan imputado el intento deliberado de sub-vertir las “Grandes Tradiciones” de la filoso-fía política. Su pensamiento es, a veces, repre-sentado incluso como la raíz de toda tiraníacontemporánea13, e, inclusive, los métodosprescritos por él lo convierten, en la opiniónde otros, en el pionero del fascismo del sigloXX y XXI14.

Al haber sido un realista y empirista quesuperó el método escolástico medieval, Nico-lás Maquiavelo entendía que la forma de go-bierno requerida por la nueva clase en ascen-so, debía ser adecuada a las condiciones pre-valecientes de la sociedad en la cual había deoperar. En su búsqueda de la nueva forma degobierno para Italia, él desarrolló un concep-

liar El Príncipe y Los Discursos como el pro-ducto del mismo pensador, dadas las razonesexpuestas arriba y considerando otras condi-ciones por tratar, hay un aspecto de Maquia-velo que debe ser discutido separadamente.

Ello resulta necesario por cuanto la formaen que Maquiavelo respondió a las interro-gantes del pensamiento político práctico pro-puestos anteriormente, parece haberle colo-cado en una encrucijada con respecto a las li-bertades individuales y otros conceptos. E, in-cluso, hay quienes han visto más que una me-ra tensión en esta parte de su “filosofía” y lehan imputado el intento deliberado de sub-vertir las “Grandes Tradiciones” de la filoso-fía política. Su pensamiento es, a veces, repre-sentado incluso como la raíz de toda tiraníacontemporánea13, e, inclusive, los métodosprescritos por él lo convierten, en la opiniónde otros, en el pionero del fascismo del sigloXX y XXI14.

Al haber sido un realista y empirista quesuperó el método escolástico medieval, Nico-lás Maquiavelo entendía que la forma de go-bierno requerida por la nueva clase en ascen-so, debía ser adecuada a las condiciones pre-valecientes de la sociedad en la cual había deoperar. En su búsqueda de la nueva forma degobierno para Italia, él desarrolló un concep-

13 Véase Leo Strauss, Tougthts on Machiavelli, The FreePress Glencoe, III, 1958.

14 Opinión de René de Visme Wiliamson en The Journalof Politics, III, 1941, págs. 29-41.

13 Véase Leo Strauss, Tougthts on Machiavelli, The FreePress Glencoe, III, 1958.

14 Opinión de René de Visme Wiliamson en The Journalof Politics, III, 1941, págs. 29-41.

13 Véase Leo Strauss, Tougthts on Machiavelli, The FreePress Glencoe, III, 1958.

14 Opinión de René de Visme Wiliamson en The Journalof Politics, III, 1941, págs. 29-41.

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to de la política que debió parecer extraño ensu tiempo, pero del cual emergía la concep-ción burguesa del Estado moderno como laestructura de la acción política por excelen-cia. Él mismo parecía ser consciente de estepapel de pionero como lo fueron los explora-dores de continentes de su tiempo.

Burd nos dice que si Maquiavelo hubiera te-nido que fundar un “nuevo principado”, hubie-ra seguido el modelo de César Borgia, hijo delPapa Alejandro VI15, pues admiraba “la estruc-tura del nuevo estado”, creado por el duque deValencia, conocido por ello como “el Valenti-no”16. “... Maquiavelo fue el primer pensadoren darse cuenta de lo que esta nueva estructurapolítica realmente significó. Él había visto sus

to de la política que debió parecer extraño ensu tiempo, pero del cual emergía la concep-ción burguesa del Estado moderno como laestructura de la acción política por excelen-cia. Él mismo parecía ser consciente de estepapel de pionero como lo fueron los explora-dores de continentes de su tiempo.

Burd nos dice que si Maquiavelo hubiera te-nido que fundar un “nuevo principado”, hubie-ra seguido el modelo de César Borgia, hijo delPapa Alejandro VI15, pues admiraba “la estruc-tura del nuevo estado”, creado por el duque deValencia, conocido por ello como “el Valenti-no”16. “... Maquiavelo fue el primer pensadoren darse cuenta de lo que esta nueva estructurapolítica realmente significó. Él había visto susorígenes y predijo sus efectos. Él anticipó en su

to de la política que debió parecer extraño ensu tiempo, pero del cual emergía la concep-ción burguesa del Estado moderno como laestructura de la acción política por excelen-cia. Él mismo parecía ser consciente de estepapel de pionero como lo fueron los explora-dores de continentes de su tiempo.

Burd nos dice que si Maquiavelo hubiera te-nido que fundar un “nuevo principado”, hubie-ra seguido el modelo de César Borgia, hijo delPapa Alejandro VI15, pues admiraba “la estruc-tura del nuevo estado”, creado por el duque deValencia, conocido por ello como “el Valenti-no”16. “... Maquiavelo fue el primer pensadoren darse cuenta de lo que esta nueva estructurapolítica realmente significó. Él había visto sus

15 En una carta oficial escrita por Maquiavelo a la Magistra-tura de los Diez, hay una detallada descripción de “cómose manejó el Duque Valentino para matar a VitellozzoVetelli, a Oliverotto de Fermo, a Pablo y a Orsini, Duquede Gravina”, publicada por Aguilar-Madrid,op.cit.pág.246-261.

16 César Borgia (1475-1519) logró conquistar la Romañaentre 1499 y 1503. Maquiavelo estuvo en esa región desdejunio de 1502 hasta los primeros meses de 1503 y pudoobservar el desenvolvimiento de su vida política. El duca-do de César Borgia terminó ese mismo año, tras la muer-te de su padre, el Papa Alejandro VI, y la elección comopontífice de Julio II. Pero, a pesar de su brevedad, el Du-que influyó mucho en su época pues como escribió Ma-quiavelo, "lo que hizo engrandeció a la Iglesia, la cual, almorir el Duque, sacó provecho de sus conquistas". Bajosu influencia y habilidad la Romaña se convirtió en unaregión amiga para el Duque, que se ganó la confianza desectores de su pueblo. Véase Saenz de Robles, 1974:7-8;Cantarella, 1959; F.S.R,1963:11-18; Lexner, 1950.

15 En una carta oficial escrita por Maquiavelo a la Magistra-tura de los Diez, hay una detallada descripción de “cómose manejó el Duque Valentino para matar a VitellozzoVetelli, a Oliverotto de Fermo, a Pablo y a Orsini, Duquede Gravina”, publicada por Aguilar-Madrid,op.cit.pág.246-261.

16 César Borgia (1475-1519) logró conquistar la Romañaentre 1499 y 1503. Maquiavelo estuvo en esa región desdejunio de 1502 hasta los primeros meses de 1503 y pudoobservar el desenvolvimiento de su vida política. El duca-do de César Borgia terminó ese mismo año, tras la muer-te de su padre, el Papa Alejandro VI, y la elección comopontífice de Julio II. Pero, a pesar de su brevedad, el Du-que influyó mucho en su época pues como escribió Ma-quiavelo, "lo que hizo engrandeció a la Iglesia, la cual, almorir el Duque, sacó provecho de sus conquistas". Bajosu influencia y habilidad la Romaña se convirtió en unaregión amiga para el Duque, que se ganó la confianza desectores de su pueblo. Véase Saenz de Robles, 1974:7-8;Cantarella, 1959; F.S.R,1963:11-18; Lexner, 1950.

15 En una carta oficial escrita por Maquiavelo a la Magistra-tura de los Diez, hay una detallada descripción de “cómose manejó el Duque Valentino para matar a VitellozzoVetelli, a Oliverotto de Fermo, a Pablo y a Orsini, Duquede Gravina”, publicada por Aguilar-Madrid,op.cit.pág.246-261.

16 César Borgia (1475-1519) logró conquistar la Romañaentre 1499 y 1503. Maquiavelo estuvo en esa región desdejunio de 1502 hasta los primeros meses de 1503 y pudoobservar el desenvolvimiento de su vida política. El duca-do de César Borgia terminó ese mismo año, tras la muer-te de su padre, el Papa Alejandro VI, y la elección comopontífice de Julio II. Pero, a pesar de su brevedad, el Du-que influyó mucho en su época pues como escribió Ma-quiavelo, "lo que hizo engrandeció a la Iglesia, la cual, almorir el Duque, sacó provecho de sus conquistas". Bajosu influencia y habilidad la Romaña se convirtió en unaregión amiga para el Duque, que se ganó la confianza desectores de su pueblo. Véase Saenz de Robles, 1974:7-8;Cantarella, 1959; F.S.R,1963:11-18; Lexner, 1950.

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orígenes y predijo sus efectos. Él anticipó en supensamiento el curso de la futura vida políticaeuropea. Fue esta verificación lo que lo indujo aestudiar la forma de los nuevos principados conel más grande cuidado y cabalidad. Él estabaperfectamente consciente de que cuando se locomparara con teorías políticas anteriores, suestudio iba a ser considerado como cierta ano-malía y pidió disculpas por el curso inusitadode su pensamiento. ‘Debe parecer extraño acualquiera’ anotó él en el capítulo VI de ElPríncipe”17 .

Consideró que, al ser la política una luchapor el poder, una búsqueda de autoridad e in-fluencia entre hombres y no ángeles, éstatiende al “bienestar material de la comuni-dad” más que a las metas morales emplazadasen el corazón de la “política” por sus predece-sores medievales. Maquiavelo había observa-do que al hacer política “los hombres” --esdecir la burguesía en ascenso-- escogían entrecuantías de mal o, a lo sumo, entre combina-ciones del bien y del mal. Y consideró, comoun estado permanente en los seres humanos,el querer más poder y el estar inclinados ha-cia el mal. Maquiavelo esperaba poca bondaden la “naturaleza humana”, pues la concep-ción del hombre que informaba su pensa-miento era un llanto pesimista que resonabaa lo largo de sus obras principales. Burd nosdice que Maquiavelo fue “influido” por laconcepción de la “depravación esencial de la

pensamiento el curso de la futura vida políticaeuropea. Fue esta verificación lo que lo indujo aestudiar la forma de los nuevos principados conel más grande cuidado y cabalidad. Él estabaperfectamente consciente de que cuando se locomparara con teorías políticas anteriores, suestudio iba a ser considerado como cierta ano-malía y pidió disculpas por el curso inusitadode su pensamiento. ‘Debe parecer extraño acualquiera’ anotó él en el capítulo VI de ElPríncipe”17 .

Consideró que, al ser la política una luchapor el poder, una búsqueda de autoridad e in-fluencia entre hombres y no ángeles, éstatiende al “bienestar material de la comuni-dad” más que a las metas morales emplazadasen el corazón de la “política” por sus predece-sores medievales. Maquiavelo había observa-do que al hacer política “los hombres” --esdecir la burguesía en ascenso-- escogían entrecuantías de mal o, a lo sumo, entre combina-ciones del bien y del mal. Y consideró, comoun estado permanente en los seres humanos,el querer más poder y el estar inclinados ha-cia el mal. Maquiavelo esperaba poca bondaden la “naturaleza humana”, pues la concep-ción del hombre que informaba su pensa-miento era un llanto pesimista que resonabaa lo largo de sus obras principales. Burd nosdice que Maquiavelo fue “influido” por laconcepción de la “depravación esencial de lanaturaleza humana”, y que él compartía con

orígenes y predijo sus efectos. Él anticipó en supensamiento el curso de la futura vida políticaeuropea. Fue esta verificación lo que lo indujo aestudiar la forma de los nuevos principados conel más grande cuidado y cabalidad. Él estabaperfectamente consciente de que cuando se locomparara con teorías políticas anteriores, suestudio iba a ser considerado como cierta ano-malía y pidió disculpas por el curso inusitadode su pensamiento. ‘Debe parecer extraño acualquiera’ anotó él en el capítulo VI de ElPríncipe”17 .

Consideró que, al ser la política una luchapor el poder, una búsqueda de autoridad e in-fluencia entre hombres y no ángeles, éstatiende al “bienestar material de la comuni-dad” más que a las metas morales emplazadasen el corazón de la “política” por sus predece-sores medievales. Maquiavelo había observa-do que al hacer política “los hombres” --esdecir la burguesía en ascenso-- escogían entrecuantías de mal o, a lo sumo, entre combina-ciones del bien y del mal. Y consideró, comoun estado permanente en los seres humanos,el querer más poder y el estar inclinados ha-cia el mal. Maquiavelo esperaba poca bondaden la “naturaleza humana”, pues la concep-ción del hombre que informaba su pensa-miento era un llanto pesimista que resonabaa lo largo de sus obras principales. Burd nosdice que Maquiavelo fue “influido” por laconcepción de la “depravación esencial de la

17 L. Arthur Burds “Machiavelli Cambridge Modern His-tory”, op. cit.(t/n)

17 L. Arthur Burds “Machiavelli Cambridge Modern His-tory”, op. cit.(t/n)

17 L. Arthur Burds “Machiavelli Cambridge Modern His-tory”, op. cit.(t/n)

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naturaleza humana”, y que él compartía conTucídides la opinión de que los seres huma-nos nunca se comportan bien a menos quesean obligados a hacerlo.18 Pero esta explica-ción de Burd se queda en la mera apariencia,pues supone que una idea se fue purificandodesde Tucídides y desenvolviendo en una se-rie de pensadores hasta llegar a Maquiavelo,en forma aislada. Y lo que es más, quiere ha-cer aparecer esta concepción política comoalgo que se encuentra por encima de las clasessociales, haciendo, así, aceptar su pensamien-to como una verdad eterna y probada en todolugar.

Pero, lo que en realidad ocurre con la tesissobre la depravación de la naturaleza huma-na, es que Maquiavelo, tomando como pre-misa lógica el concepto idealista de “naturale-za humana”, atribuye a todos los humanos --de todos los tiempos y de todos los países--las características y rasgos típicos de la políti-ca realizada por la nueva clase en ascenso ypor los representantes de la nobleza y del pa-triciado urbano. Así, la ambición, la avidez deganancia, la hipocresía, la codicia, la perfidia,el culto a la violencia y los rasgos fundamen-tales del individualismo burgués, fueron pre-sentados por Maquiavelo como característicaspropias de la “naturaleza humana”.

Basándose en esta concepción idealista, el

Tucídides la opinión de que los seres huma-nos nunca se comportan bien a menos quesean obligados a hacerlo.18 Pero esta explica-ción de Burd se queda en la mera apariencia,pues supone que una idea se fue purificandodesde Tucídides y desenvolviendo en una se-rie de pensadores hasta llegar a Maquiavelo,en forma aislada. Y lo que es más, quiere ha-cer aparecer esta concepción política comoalgo que se encuentra por encima de las clasessociales, haciendo, así, aceptar su pensamien-to como una verdad eterna y probada en todolugar.

Pero, lo que en realidad ocurre con la tesissobre la depravación de la naturaleza huma-na, es que Maquiavelo, tomando como pre-misa lógica el concepto idealista de “naturale-za humana”, atribuye a todos los humanos --de todos los tiempos y de todos los países--las características y rasgos típicos de la políti-ca realizada por la nueva clase en ascenso ypor los representantes de la nobleza y del pa-triciado urbano. Así, la ambición, la avidez deganancia, la hipocresía, la codicia, la perfidia,el culto a la violencia y los rasgos fundamen-tales del individualismo burgués, fueron pre-sentados por Maquiavelo como característicaspropias de la “naturaleza humana”.

Basándose en esta concepción idealista, elflorentino creyó que cada estudio de los fenó-

naturaleza humana”, y que él compartía conTucídides la opinión de que los seres huma-nos nunca se comportan bien a menos quesean obligados a hacerlo.18 Pero esta explica-ción de Burd se queda en la mera apariencia,pues supone que una idea se fue purificandodesde Tucídides y desenvolviendo en una se-rie de pensadores hasta llegar a Maquiavelo,en forma aislada. Y lo que es más, quiere ha-cer aparecer esta concepción política comoalgo que se encuentra por encima de las clasessociales, haciendo, así, aceptar su pensamien-to como una verdad eterna y probada en todolugar.

Pero, lo que en realidad ocurre con la tesissobre la depravación de la naturaleza huma-na, es que Maquiavelo, tomando como pre-misa lógica el concepto idealista de “naturale-za humana”, atribuye a todos los humanos --de todos los tiempos y de todos los países--las características y rasgos típicos de la políti-ca realizada por la nueva clase en ascenso ypor los representantes de la nobleza y del pa-triciado urbano. Así, la ambición, la avidez deganancia, la hipocresía, la codicia, la perfidia,el culto a la violencia y los rasgos fundamen-tales del individualismo burgués, fueron pre-sentados por Maquiavelo como característicaspropias de la “naturaleza humana”.

Basándose en esta concepción idealista, el

18 Véase su Historia de la Guerra Librada entre Atenas yEsparta, y recuérdese que uno de los primeros en traducirdicha obra fue el afamado filósofo Tomás Hobbes, tam-bién admirador de Maquiavelo.

18 Véase su Historia de la Guerra Librada entre Atenas yEsparta, y recuérdese que uno de los primeros en traducirdicha obra fue el afamado filósofo Tomás Hobbes, tam-bién admirador de Maquiavelo.

18 Véase su Historia de la Guerra Librada entre Atenas yEsparta, y recuérdese que uno de los primeros en traducirdicha obra fue el afamado filósofo Tomás Hobbes, tam-bién admirador de Maquiavelo.

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florentino creyó que cada estudio de los fenó-menos políticos y que cada constitución de-bía ser fundada y debía proceder bajo la pre-sunción de que la “naturaleza humana” se in-clinaba más hacia el mal que hacia la bondad.Hamilton estaba solo parafraseando a Ma-quiavelo cuando dijo que “si los hombres fue-sen ángeles no habría necesidad de gobierno”.Lo importante de este axioma político es que deél se deriva la noción moderna, propia de laburguesía en ascenso, de que el Estado es un or-den reparador de una época. Pero, podríamospreguntarnos: ¿cómo puede un Estado, dirigidopor mortales, ser considerado todavía un ordenreparador cuando éstos --para Maquiavelo--son por necesidad “malos” y la política fomentala depravación en los mismos?

A mi entender, es la manera de llegar hastael fin de esta pregunta hipotética lo que im-porta a Maquiavelo. En ello se encuentra laesencia de lo que debemos comprender, aquíse propone, como maquiavelismo.

menos políticos y que cada constitución de-bía ser fundada y debía proceder bajo la pre-sunción de que la “naturaleza humana” se in-clinaba más hacia el mal que hacia la bondad.Hamilton estaba solo parafraseando a Ma-quiavelo cuando dijo que “si los hombres fue-sen ángeles no habría necesidad de gobierno”.Lo importante de este axioma político es que deél se deriva la noción moderna, propia de laburguesía en ascenso, de que el Estado es un or-den reparador de una época. Pero, podríamospreguntarnos: ¿cómo puede un Estado, dirigidopor mortales, ser considerado todavía un ordenreparador cuando éstos --para Maquiavelo--son por necesidad “malos” y la política fomentala depravación en los mismos?

A mi entender, es la manera de llegar hastael fin de esta pregunta hipotética lo que im-porta a Maquiavelo. En ello se encuentra laesencia de lo que debemos comprender, aquíse propone, como maquiavelismo.

florentino creyó que cada estudio de los fenó-menos políticos y que cada constitución de-bía ser fundada y debía proceder bajo la pre-sunción de que la “naturaleza humana” se in-clinaba más hacia el mal que hacia la bondad.Hamilton estaba solo parafraseando a Ma-quiavelo cuando dijo que “si los hombres fue-sen ángeles no habría necesidad de gobierno”.Lo importante de este axioma político es que deél se deriva la noción moderna, propia de laburguesía en ascenso, de que el Estado es un or-den reparador de una época. Pero, podríamospreguntarnos: ¿cómo puede un Estado, dirigidopor mortales, ser considerado todavía un ordenreparador cuando éstos --para Maquiavelo--son por necesidad “malos” y la política fomentala depravación en los mismos?

A mi entender, es la manera de llegar hastael fin de esta pregunta hipotética lo que im-porta a Maquiavelo. En ello se encuentra laesencia de lo que debemos comprender, aquíse propone, como maquiavelismo.

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CAPíTULO 7

EL DUALISMO MORAL DE LABURGUESÍA EN ASCENSO:

EL SURGIMIENTO DEL MAQUIAVELISMO

Para muchos escritores, el “maquiavelis-mo” es una manera de pensar sobre la políti-ca en la que prima la falta de escrúpulos paraconseguir un fin. Iovchuk, Oizerman y Shchi-panov, por ejemplo, profesan una concepciónque definen en los siguientes términos:

La política que Maquiavelo recomienda esla del látigo y la golosina. Es lo que más tar-de se conoció con el nombre de maquiavelis-mo, la política de quien sin escrúpulos echamano a todo género de recursos para conse-guir sus fines1.

Por otra parte Kechenkian y Fedkin en suHistoria de las Ideas Políticas, comparten lamisma concepción generalizada cuando dicen:

La exhortación a desconocer las normas mo-rales, y el cinismo, constituyen la base de la po-

CAPíTULO 7

EL DUALISMO MORAL DE LABURGUESÍA EN ASCENSO:

EL SURGIMIENTO DEL MAQUIAVELISMO

Para muchos escritores, el “maquiavelis-mo” es una manera de pensar sobre la políti-ca en la que prima la falta de escrúpulos paraconseguir un fin. Iovchuk, Oizerman y Shchi-panov, por ejemplo, profesan una concepciónque definen en los siguientes términos:

La política que Maquiavelo recomienda esla del látigo y la golosina. Es lo que más tar-de se conoció con el nombre de maquiavelis-mo, la política de quien sin escrúpulos echamano a todo género de recursos para conse-guir sus fines1.

Por otra parte Kechenkian y Fedkin en suHistoria de las Ideas Políticas, comparten lamisma concepción generalizada cuando dicen:

La exhortación a desconocer las normas mo-rales, y el cinismo, constituyen la base de la po-

CAPíTULO 7

EL DUALISMO MORAL DE LABURGUESÍA EN ASCENSO:

EL SURGIMIENTO DEL MAQUIAVELISMO

Para muchos escritores, el “maquiavelis-mo” es una manera de pensar sobre la políti-ca en la que prima la falta de escrúpulos paraconseguir un fin. Iovchuk, Oizerman y Shchi-panov, por ejemplo, profesan una concepciónque definen en los siguientes términos:

La política que Maquiavelo recomienda esla del látigo y la golosina. Es lo que más tar-de se conoció con el nombre de maquiavelis-mo, la política de quien sin escrúpulos echamano a todo género de recursos para conse-guir sus fines1.

Por otra parte Kechenkian y Fedkin en suHistoria de las Ideas Políticas, comparten lamisma concepción generalizada cuando dicen:

La exhortación a desconocer las normas mo-rales, y el cinismo, constituyen la base de la po-

1 M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142. El subrayado esnuestro.

1 M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142. El subrayado esnuestro.

1 M. T. Iovchuk, et. al., op. cit., pág. 142. El subrayado esnuestro.

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lítica que se conoce con el nombre de Maquia-velismo2 .

Pero, inadvertidamente, esos escritores,supuestamente adscritos a un pensamientocrítico, lo único que hacen es compartir conuna pléyade de historiadores pragmáticoscontemporáneos la “indignación virtuosa” aexpensas de Maquiavelo, quedándose en lamera apariencia que describen, sin descubrirel verdadero significado del maquiavelismoen su época. Llegan, de esta forma, a mante-ner como científica una opinión tan pedestre,pero, a su vez, tan difundida por los represen-tantes de ciertas élites que reprochan a Ma-quiavelo una “inmoralidad”, que ellos hanconvertido en práctica política en nuestrostiempos3 .

En contrapunto, creo que, tal como se lodefine al “maquiavelismo”, el problema estámal planteado, y a esta versión la denomino,más vale, una vulgarización del maquiavelis-mo, pues esta definición toma una parte delpensamiento de Maquiavelo y, sin mostrar surelación con el resto, edifica una concepcióndel maquiavelismo distorsionando su esencia.Entonces, ¿cómo debe ser entendido el ma-quiavelismo propuesto a la nueva clase en as-

lítica que se conoce con el nombre de Maquia-velismo2 .

Pero, inadvertidamente, esos escritores,supuestamente adscritos a un pensamientocrítico, lo único que hacen es compartir conuna pléyade de historiadores pragmáticoscontemporáneos la “indignación virtuosa” aexpensas de Maquiavelo, quedándose en lamera apariencia que describen, sin descubrirel verdadero significado del maquiavelismoen su época. Llegan, de esta forma, a mante-ner como científica una opinión tan pedestre,pero, a su vez, tan difundida por los represen-tantes de ciertas élites que reprochan a Ma-quiavelo una “inmoralidad”, que ellos hanconvertido en práctica política en nuestrostiempos3 .

En contrapunto, creo que, tal como se lodefine al “maquiavelismo”, el problema estámal planteado, y a esta versión la denomino,más vale, una vulgarización del maquiavelis-mo, pues esta definición toma una parte delpensamiento de Maquiavelo y, sin mostrar surelación con el resto, edifica una concepcióndel maquiavelismo distorsionando su esencia.Entonces, ¿cómo debe ser entendido el ma-quiavelismo propuesto a la nueva clase en as-

lítica que se conoce con el nombre de Maquia-velismo2 .

Pero, inadvertidamente, esos escritores,supuestamente adscritos a un pensamientocrítico, lo único que hacen es compartir conuna pléyade de historiadores pragmáticoscontemporáneos la “indignación virtuosa” aexpensas de Maquiavelo, quedándose en lamera apariencia que describen, sin descubrirel verdadero significado del maquiavelismoen su época. Llegan, de esta forma, a mante-ner como científica una opinión tan pedestre,pero, a su vez, tan difundida por los represen-tantes de ciertas élites que reprochan a Ma-quiavelo una “inmoralidad”, que ellos hanconvertido en práctica política en nuestrostiempos3 .

En contrapunto, creo que, tal como se lodefine al “maquiavelismo”, el problema estámal planteado, y a esta versión la denomino,más vale, una vulgarización del maquiavelis-mo, pues esta definición toma una parte delpensamiento de Maquiavelo y, sin mostrar surelación con el resto, edifica una concepcióndel maquiavelismo distorsionando su esencia.Entonces, ¿cómo debe ser entendido el ma-quiavelismo propuesto a la nueva clase en as-

2 S. F. Kechenkian y G. I. Fedkin, Historia de las IdeasPolíticas, Buenos Aires, ed. Cartago, 1958, pág. 162.

3 Véase a este respecto el capítulo VI sobre “El Maquia-velismo” de Louis Gautier-Vignal en su libro Maquia-velo, México: Fondo de Cultura Económica, 1971,págs. 98-111.

2 S. F. Kechenkian y G. I. Fedkin, Historia de las IdeasPolíticas, Buenos Aires, ed. Cartago, 1958, pág. 162.

3 Véase a este respecto el capítulo VI sobre “El Maquia-velismo” de Louis Gautier-Vignal en su libro Maquia-velo, México: Fondo de Cultura Económica, 1971,págs. 98-111.

2 S. F. Kechenkian y G. I. Fedkin, Historia de las IdeasPolíticas, Buenos Aires, ed. Cartago, 1958, pág. 162.

3 Véase a este respecto el capítulo VI sobre “El Maquia-velismo” de Louis Gautier-Vignal en su libro Maquia-velo, México: Fondo de Cultura Económica, 1971,págs. 98-111.

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censo?, y ¿qué debemos comprender por eseconcepto? Mi propuesta es la siguiente.

Al hacer notar la importancia que los intere-ses materiales tienen en la vida de los seres hu-manos, Maquiavelo señalaba la oposición exis-tente entre los intereses materiales del pueblo ylos de las clases pudientes; sostenía, asímismo,que existía una separación entre gobernantes y go-bernados, concerniente al código moral respectivoque informaba la conducta política de cada cual.Este es el verdadero significado de lo que se hallamado “la indiferencia moral de Maquiavelo”,que no es ninguna indiferencia, sino el recono-cimiento de una dualidad moral que sustentabala ideología política de la nueva clase en ascenso,y que, pensamos, es la esencia del maquiavelis-mo. Pero, una cosa es encontrar una dualidadmoral, y otra postular la “indiferencia moral”del florentino como lo hace Sabine, cuando afir-ma que “Maquiavelo es ajeno a la moral” (non-moral”). “Él simplemente abstrajo la política deotras consideraciones y escribe de ella como sifuera un fin en sí misma”.4 La moral es un fenó-meno histórico y los postulados aparentemente“amorales” de Maquiavelo no eran más que lasprimeras afirmaciones de una moral burguesamoderna que santificaba la propiedad privada5

censo?, y ¿qué debemos comprender por eseconcepto? Mi propuesta es la siguiente.

Al hacer notar la importancia que los intere-ses materiales tienen en la vida de los seres hu-manos, Maquiavelo señalaba la oposición exis-tente entre los intereses materiales del pueblo ylos de las clases pudientes; sostenía, asímismo,que existía una separación entre gobernantes y go-bernados, concerniente al código moral respectivoque informaba la conducta política de cada cual.Este es el verdadero significado de lo que se hallamado “la indiferencia moral de Maquiavelo”,que no es ninguna indiferencia, sino el recono-cimiento de una dualidad moral que sustentabala ideología política de la nueva clase en ascenso,y que, pensamos, es la esencia del maquiavelis-mo. Pero, una cosa es encontrar una dualidadmoral, y otra postular la “indiferencia moral”del florentino como lo hace Sabine, cuando afir-ma que “Maquiavelo es ajeno a la moral” (non-moral”). “Él simplemente abstrajo la política deotras consideraciones y escribe de ella como sifuera un fin en sí misma”.4 La moral es un fenó-meno histórico y los postulados aparentemente“amorales” de Maquiavelo no eran más que lasprimeras afirmaciones de una moral burguesamoderna que santificaba la propiedad privada5

censo?, y ¿qué debemos comprender por eseconcepto? Mi propuesta es la siguiente.

Al hacer notar la importancia que los intere-ses materiales tienen en la vida de los seres hu-manos, Maquiavelo señalaba la oposición exis-tente entre los intereses materiales del pueblo ylos de las clases pudientes; sostenía, asímismo,que existía una separación entre gobernantes y go-bernados, concerniente al código moral respectivoque informaba la conducta política de cada cual.Este es el verdadero significado de lo que se hallamado “la indiferencia moral de Maquiavelo”,que no es ninguna indiferencia, sino el recono-cimiento de una dualidad moral que sustentabala ideología política de la nueva clase en ascenso,y que, pensamos, es la esencia del maquiavelis-mo. Pero, una cosa es encontrar una dualidadmoral, y otra postular la “indiferencia moral”del florentino como lo hace Sabine, cuando afir-ma que “Maquiavelo es ajeno a la moral” (non-moral”). “Él simplemente abstrajo la política deotras consideraciones y escribe de ella como sifuera un fin en sí misma”.4 La moral es un fenó-meno histórico y los postulados aparentemente“amorales” de Maquiavelo no eran más que lasprimeras afirmaciones de una moral burguesamoderna que santificaba la propiedad privada5

4 G. Sabine, op. cit., pág. 339. (t.n)5 Maquiavelo como “buen” ideólogo de la burguesía re-

comienda guardar la inviolavilidad de la propiedadprivada: “Más fácilmente olvidan los hombres el asesi-nato de su padre que la confiscación de sus bienes” ElPríncipe, cap. XVII.

4 G. Sabine, op. cit., pág. 339. (t.n)5 Maquiavelo como “buen” ideólogo de la burguesía re-

comienda guardar la inviolavilidad de la propiedadprivada: “Más fácilmente olvidan los hombres el asesi-nato de su padre que la confiscación de sus bienes” ElPríncipe, cap. XVII.

4 G. Sabine, op. cit., pág. 339. (t.n)5 Maquiavelo como “buen” ideólogo de la burguesía re-

comienda guardar la inviolavilidad de la propiedadprivada: “Más fácilmente olvidan los hombres el asesi-nato de su padre que la confiscación de sus bienes” ElPríncipe, cap. XVII.

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y que glorificaba el individualismo extremo, ha-ciendo del ser humano lobo de sí mismo.

Pero, si Maquiavelo postulaba estos prin-cipios de la moral burguesa no era porque élfuese indiferente a los efectos de la moral y lareligión en las masas. Lo que ocurre es que elflorentino documentó y comprobó el uso demedios “inmorales” en la política de la bur-guesía, pero recomendaba que los gobernantes,ante los ojos de las masas, apareciesen comoguardianes de la moral. El criterio para juzgarlos actos políticos de los gobernantes sería eléxito de sus expedientes políticos, al engran-decer y perpetuar el poder del Estado. Paralas masas, era útil mantener la moralidad delindividuo, en una sociedad civil salida delfeudalismo, que se apoyaba en la enseñanzareligiosa, en la convicción cristiana del hom-bre, en las “buenas costumbres” y en la “edu-cación”. Para Maquiavelo era necesario quelas masas tuviesen un código moral que lesproporcionase fortaleza y unidad en la obe-diencia a las clases de gobernantes, pues setrataba de atenuar y adormecer los antagonis-mos de clase en la sociedad. La burguesía enascenso no podía atacar esa moral, sino to-marla en cuenta para, haciendo uso del esta-do mental de las masas, e inclusive apoyándo-se en ella, edificar un Estado regido por nor-mas jurídicas y no subordinado a la Iglesia y asus prescripciones morales. Esta es la esenciadel maquiavelismo.

y que glorificaba el individualismo extremo, ha-ciendo del ser humano lobo de sí mismo.

Pero, si Maquiavelo postulaba estos prin-cipios de la moral burguesa no era porque élfuese indiferente a los efectos de la moral y lareligión en las masas. Lo que ocurre es que elflorentino documentó y comprobó el uso demedios “inmorales” en la política de la bur-guesía, pero recomendaba que los gobernantes,ante los ojos de las masas, apareciesen comoguardianes de la moral. El criterio para juzgarlos actos políticos de los gobernantes sería eléxito de sus expedientes políticos, al engran-decer y perpetuar el poder del Estado. Paralas masas, era útil mantener la moralidad delindividuo, en una sociedad civil salida delfeudalismo, que se apoyaba en la enseñanzareligiosa, en la convicción cristiana del hom-bre, en las “buenas costumbres” y en la “edu-cación”. Para Maquiavelo era necesario quelas masas tuviesen un código moral que lesproporcionase fortaleza y unidad en la obe-diencia a las clases de gobernantes, pues setrataba de atenuar y adormecer los antagonis-mos de clase en la sociedad. La burguesía enascenso no podía atacar esa moral, sino to-marla en cuenta para, haciendo uso del esta-do mental de las masas, e inclusive apoyándo-se en ella, edificar un Estado regido por nor-mas jurídicas y no subordinado a la Iglesia y asus prescripciones morales. Esta es la esenciadel maquiavelismo.

y que glorificaba el individualismo extremo, ha-ciendo del ser humano lobo de sí mismo.

Pero, si Maquiavelo postulaba estos prin-cipios de la moral burguesa no era porque élfuese indiferente a los efectos de la moral y lareligión en las masas. Lo que ocurre es que elflorentino documentó y comprobó el uso demedios “inmorales” en la política de la bur-guesía, pero recomendaba que los gobernantes,ante los ojos de las masas, apareciesen comoguardianes de la moral. El criterio para juzgarlos actos políticos de los gobernantes sería eléxito de sus expedientes políticos, al engran-decer y perpetuar el poder del Estado. Paralas masas, era útil mantener la moralidad delindividuo, en una sociedad civil salida delfeudalismo, que se apoyaba en la enseñanzareligiosa, en la convicción cristiana del hom-bre, en las “buenas costumbres” y en la “edu-cación”. Para Maquiavelo era necesario quelas masas tuviesen un código moral que lesproporcionase fortaleza y unidad en la obe-diencia a las clases de gobernantes, pues setrataba de atenuar y adormecer los antagonis-mos de clase en la sociedad. La burguesía enascenso no podía atacar esa moral, sino to-marla en cuenta para, haciendo uso del esta-do mental de las masas, e inclusive apoyándo-se en ella, edificar un Estado regido por nor-mas jurídicas y no subordinado a la Iglesia y asus prescripciones morales. Esta es la esenciadel maquiavelismo.

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Comprendido así el maquiavelismo, comola postulación de una dualidad moral, --unapara gobernantes y otra para las masas--, po-demos entonces comprender por qué aquellosteóricos europeos, tales como George Sorel6,Robert Michels7, Gaetano Mosca 8, VilfredoPareto9, que se volvieron conscientes de estefenómeno, han sido tildados de “maquiavéli-cos”10: porque ellos se interesaron en esta se-paración real entre gobernantes y gobernadosen la sociedad burguesa, entre formas de go-bierno y carácteres de control político, y por-que tendían a ser, la mayoría de las veces, cí-nicos, pues consideraban que la práctica esta-ba lejos de la teoría democrática burguesa.

Comprendido así el maquiavelismo, comola postulación de una dualidad moral, --unapara gobernantes y otra para las masas--, po-demos entonces comprender por qué aquellosteóricos europeos, tales como George Sorel6,Robert Michels7, Gaetano Mosca 8, VilfredoPareto9, que se volvieron conscientes de estefenómeno, han sido tildados de “maquiavéli-cos”10: porque ellos se interesaron en esta se-paración real entre gobernantes y gobernadosen la sociedad burguesa, entre formas de go-bierno y carácteres de control político, y por-que tendían a ser, la mayoría de las veces, cí-nicos, pues consideraban que la práctica esta-ba lejos de la teoría democrática burguesa.

Comprendido así el maquiavelismo, comola postulación de una dualidad moral, --unapara gobernantes y otra para las masas--, po-demos entonces comprender por qué aquellosteóricos europeos, tales como George Sorel6,Robert Michels7, Gaetano Mosca 8, VilfredoPareto9, que se volvieron conscientes de estefenómeno, han sido tildados de “maquiavéli-cos”10: porque ellos se interesaron en esta se-paración real entre gobernantes y gobernadosen la sociedad burguesa, entre formas de go-bierno y carácteres de control político, y por-que tendían a ser, la mayoría de las veces, cí-nicos, pues consideraban que la práctica esta-ba lejos de la teoría democrática burguesa.

6 Véase su Reflexion sur la violence, Paris, Huitieme Edi-tion, Marcel Rivière (Ed.), 1936.

7 Véase su Political Parties, 1949, New York, Dover Publi-cations, Oinc., 416 ps.

8 Véase su La classe politica, a cura di Norberto Bobbio,Bari, Editori Laterzo, 1966, 294 ps.

9 Véase Meisel, 1965 para una discusión de Mosca y Pareto,y para una discusión crítica del elitismo democrático,véase el trabajo de Bachrach, 1967.

10 Véase el libro de James Burnham, The Machavillians:Defenders of Freedom, New York, 1943.

6 Véase su Reflexion sur la violence, Paris, Huitieme Edi-tion, Marcel Rivière (Ed.), 1936.

7 Véase su Political Parties, 1949, New York, Dover Publi-cations, Oinc., 416 ps.

8 Véase su La classe politica, a cura di Norberto Bobbio,Bari, Editori Laterzo, 1966, 294 ps.

9 Véase Meisel, 1965 para una discusión de Mosca y Pareto,y para una discusión crítica del elitismo democrático,véase el trabajo de Bachrach, 1967.

10 Véase el libro de James Burnham, The Machavillians:Defenders of Freedom, New York, 1943.

6 Véase su Reflexion sur la violence, Paris, Huitieme Edi-tion, Marcel Rivière (Ed.), 1936.

7 Véase su Political Parties, 1949, New York, Dover Publi-cations, Oinc., 416 ps.

8 Véase su La classe politica, a cura di Norberto Bobbio,Bari, Editori Laterzo, 1966, 294 ps.

9 Véase Meisel, 1965 para una discusión de Mosca y Pareto,y para una discusión crítica del elitismo democrático,véase el trabajo de Bachrach, 1967.

10 Véase el libro de James Burnham, The Machavillians:Defenders of Freedom, New York, 1943.

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CAPíTULO 8

MAQUIAVELO Y SU CONCEPCIÓN METAFÍSICA

DEL MUNDO

Explicado ya el núcleo central de la teoríamaquiavélica, cabe señalar que, de lo expues-to, nada en esa teoría política nos conduce apensar que Nicolás Maquiavelo explicaba,simpatizando a la vez, todo fenómeno políti-co por el quehacer de una reducida élite. Co-mo Federico Chabod ha señalado, en Los Dis-cursos 1, “Nicolás Maquiavelo... ha tratado deidentificar la gloria de Roma con el conflictoperenne de sus clases sociales”2

Si el pueblo está ausente en El Príncipe,como quejosamente señala Chabod, no esporque Maquiavelo creyese que el pueblo ca-recía “de la fuerza que emana de la acción co-lectiva”. Más vale, el hecho de que Maquiave-lo haya puesto de relieve al gobernante indi-vidual en El Príncipe, debe considerarse unaconsecuencia del efecto ejercido por su con-cepción metafísica del mundo sobre su méto-do de pedagogía política.

CAPíTULO 8

MAQUIAVELO Y SU CONCEPCIÓN METAFÍSICA

DEL MUNDO

Explicado ya el núcleo central de la teoríamaquiavélica, cabe señalar que, de lo expues-to, nada en esa teoría política nos conduce apensar que Nicolás Maquiavelo explicaba,simpatizando a la vez, todo fenómeno políti-co por el quehacer de una reducida élite. Co-mo Federico Chabod ha señalado, en Los Dis-cursos 1, “Nicolás Maquiavelo... ha tratado deidentificar la gloria de Roma con el conflictoperenne de sus clases sociales”2

Si el pueblo está ausente en El Príncipe,como quejosamente señala Chabod, no esporque Maquiavelo creyese que el pueblo ca-recía “de la fuerza que emana de la acción co-lectiva”. Más vale, el hecho de que Maquiave-lo haya puesto de relieve al gobernante indi-vidual en El Príncipe, debe considerarse unaconsecuencia del efecto ejercido por su con-cepción metafísica del mundo sobre su méto-do de pedagogía política.

CAPíTULO 8

MAQUIAVELO Y SU CONCEPCIÓN METAFÍSICA

DEL MUNDO

Explicado ya el núcleo central de la teoríamaquiavélica, cabe señalar que, de lo expues-to, nada en esa teoría política nos conduce apensar que Nicolás Maquiavelo explicaba,simpatizando a la vez, todo fenómeno políti-co por el quehacer de una reducida élite. Co-mo Federico Chabod ha señalado, en Los Dis-cursos 1, “Nicolás Maquiavelo... ha tratado deidentificar la gloria de Roma con el conflictoperenne de sus clases sociales”2

Si el pueblo está ausente en El Príncipe,como quejosamente señala Chabod, no esporque Maquiavelo creyese que el pueblo ca-recía “de la fuerza que emana de la acción co-lectiva”. Más vale, el hecho de que Maquiave-lo haya puesto de relieve al gobernante indi-vidual en El Príncipe, debe considerarse unaconsecuencia del efecto ejercido por su con-cepción metafísica del mundo sobre su méto-do de pedagogía política.

1 Véase Libro I, capítulos IV y VI.2 F. Chabod Machiavelli and the Renaicensse, Bowes,

1958.

1 Véase Libro I, capítulos IV y VI.2 F. Chabod Machiavelli and the Renaicensse, Bowes,

1958.

1 Véase Libro I, capítulos IV y VI.2 F. Chabod Machiavelli and the Renaicensse, Bowes,

1958.

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Lord Acton, que escribió sobre la “teoríade la historia” de Maquiavelo la considera labase de los argumentos que encontramos enEl Príncipe y Los Discursos. En síntesis, ba-sándome en el autorizado tratado de Acton,los postulados de la concepción que Maquia-velo tiene del desarrollo histórico serían:

1. La imitación humana es un elemento quejuega su papel en construir la historia;

2. Al actuar con otras causas, la imitaciónconduce a la semejanza entre distintasedades;

3. La semejanza en el desarrollo histórico sedebe, en última instancia, a los elementosconstantes de la naturaleza humana;

4. El desarrollo histórico es cíclico, hay deca-dencias y recuperaciones3

5. Este desarrollo es más evidente en la polí-tica, en la cual se da una regeneración cí-clica de las formas de gobierno4 .

Lord Acton, que escribió sobre la “teoríade la historia” de Maquiavelo la considera labase de los argumentos que encontramos enEl Príncipe y Los Discursos. En síntesis, ba-sándome en el autorizado tratado de Acton,los postulados de la concepción que Maquia-velo tiene del desarrollo histórico serían:

1. La imitación humana es un elemento quejuega su papel en construir la historia;

2. Al actuar con otras causas, la imitaciónconduce a la semejanza entre distintasedades;

3. La semejanza en el desarrollo histórico sedebe, en última instancia, a los elementosconstantes de la naturaleza humana;

4. El desarrollo histórico es cíclico, hay deca-dencias y recuperaciones3

5. Este desarrollo es más evidente en la polí-tica, en la cual se da una regeneración cí-clica de las formas de gobierno4 .

Lord Acton, que escribió sobre la “teoríade la historia” de Maquiavelo la considera labase de los argumentos que encontramos enEl Príncipe y Los Discursos. En síntesis, ba-sándome en el autorizado tratado de Acton,los postulados de la concepción que Maquia-velo tiene del desarrollo histórico serían:

1. La imitación humana es un elemento quejuega su papel en construir la historia;

2. Al actuar con otras causas, la imitaciónconduce a la semejanza entre distintasedades;

3. La semejanza en el desarrollo histórico sedebe, en última instancia, a los elementosconstantes de la naturaleza humana;

4. El desarrollo histórico es cíclico, hay deca-dencias y recuperaciones3

5. Este desarrollo es más evidente en la polí-tica, en la cual se da una regeneración cí-clica de las formas de gobierno4 .

3 El entendimiento de la historia como esencialmente cir-cular está presente hasta el presente en muchos modelospara entender instituciones polítcas. Véase por ejemplo eltrabajo de Skowronek citado por Sidney Milkis (1997)

4 G. Prezzolini dice que con Maquiavelo la historia esvista como un conflicto entre fuerzas que sobrecogenal ser humano. Ello se desenvuelve con un ritmo ine-xorable en el cual solo por un período corto puede elser humano ejercer una limitada influencia, y solo si sesuscribe y adhiere a las leyes de la historia. En NicolóMachiavelli, the florentine. Engl. Trans. By Ralph Roe-der., New York, 1928, pág. 21.

3 El entendimiento de la historia como esencialmente cir-cular está presente hasta el presente en muchos modelospara entender instituciones polítcas. Véase por ejemplo eltrabajo de Skowronek citado por Sidney Milkis (1997)

4 G. Prezzolini dice que con Maquiavelo la historia esvista como un conflicto entre fuerzas que sobrecogenal ser humano. Ello se desenvuelve con un ritmo ine-xorable en el cual solo por un período corto puede elser humano ejercer una limitada influencia, y solo si sesuscribe y adhiere a las leyes de la historia. En NicolóMachiavelli, the florentine. Engl. Trans. By Ralph Roe-der., New York, 1928, pág. 21.

3 El entendimiento de la historia como esencialmente cir-cular está presente hasta el presente en muchos modelospara entender instituciones polítcas. Véase por ejemplo eltrabajo de Skowronek citado por Sidney Milkis (1997)

4 G. Prezzolini dice que con Maquiavelo la historia esvista como un conflicto entre fuerzas que sobrecogenal ser humano. Ello se desenvuelve con un ritmo ine-xorable en el cual solo por un período corto puede elser humano ejercer una limitada influencia, y solo si sesuscribe y adhiere a las leyes de la historia. En NicolóMachiavelli, the florentine. Engl. Trans. By Ralph Roe-der., New York, 1928, pág. 21.

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6. Las profecías históricas son, por lo tanto,posibles y los desenvolvimientos históricospueden ser calculados. En este mismo sen-tido, al entender que el movimiento histó-rico puede ser calculado como probabili-dad, Maquiavelo se inclinó hacia el campode la predicción de los eventos históricos.El movimiento histórico no es caprichoso,sino que puede ser calculado: “egli e facilcosa achi esamina con diligenza le cose pa-sate, provedere in ogni republica le futu-re”5 . Esta pasión por la predicción es tam-bién evidente en un pasaje de la carta es-crita a Piero Soderini, en enero de 1513:

...Cualquiera que sea suficientemente sabiopara comprender los tiempos y los tipos deproblemas y para adaptarse a ellos, tendrásiempre buena fortuna, o se protegerá siem-pre de la mala. Y vendría a ser cierto que elhombre sabio (aquel que puede predecirlos eventos futuros) gobernará las estrellasy los destinos 6.

7. Los grandes personajes pueden evitar ladecadencia, pero a su vez, “una fuerza ex-

6. Las profecías históricas son, por lo tanto,posibles y los desenvolvimientos históricospueden ser calculados. En este mismo sen-tido, al entender que el movimiento histó-rico puede ser calculado como probabili-dad, Maquiavelo se inclinó hacia el campode la predicción de los eventos históricos.El movimiento histórico no es caprichoso,sino que puede ser calculado: “egli e facilcosa achi esamina con diligenza le cose pa-sate, provedere in ogni republica le futu-re”5 . Esta pasión por la predicción es tam-bién evidente en un pasaje de la carta es-crita a Piero Soderini, en enero de 1513:

...Cualquiera que sea suficientemente sabiopara comprender los tiempos y los tipos deproblemas y para adaptarse a ellos, tendrásiempre buena fortuna, o se protegerá siem-pre de la mala. Y vendría a ser cierto que elhombre sabio (aquel que puede predecirlos eventos futuros) gobernará las estrellasy los destinos 6.

7. Los grandes personajes pueden evitar ladecadencia, pero a su vez, “una fuerza ex-

6. Las profecías históricas son, por lo tanto,posibles y los desenvolvimientos históricospueden ser calculados. En este mismo sen-tido, al entender que el movimiento histó-rico puede ser calculado como probabili-dad, Maquiavelo se inclinó hacia el campode la predicción de los eventos históricos.El movimiento histórico no es caprichoso,sino que puede ser calculado: “egli e facilcosa achi esamina con diligenza le cose pa-sate, provedere in ogni republica le futu-re”5 . Esta pasión por la predicción es tam-bién evidente en un pasaje de la carta es-crita a Piero Soderini, en enero de 1513:

...Cualquiera que sea suficientemente sabiopara comprender los tiempos y los tipos deproblemas y para adaptarse a ellos, tendrásiempre buena fortuna, o se protegerá siem-pre de la mala. Y vendría a ser cierto que elhombre sabio (aquel que puede predecirlos eventos futuros) gobernará las estrellasy los destinos 6.

7. Los grandes personajes pueden evitar ladecadencia, pero a su vez, “una fuerza ex-

5 Los Discursos 1, 39. Este enfoque predictivo no es sólode Maquiavelo sino también de uno de sus contempo-ráneos, un pensador político asimismo italiano peromenos conocido: GUICCIARDINI.

6 Citado por Dante Germino, “Second Thoughts on LeoStrauss´s Machiavelli” The Journal of Politics, vol. 28,n. 4, noviembre 1966, pág. 812.

5 Los Discursos 1, 39. Este enfoque predictivo no es sólode Maquiavelo sino también de uno de sus contempo-ráneos, un pensador político asimismo italiano peromenos conocido: GUICCIARDINI.

6 Citado por Dante Germino, “Second Thoughts on LeoStrauss´s Machiavelli” The Journal of Politics, vol. 28,n. 4, noviembre 1966, pág. 812.

5 Los Discursos 1, 39. Este enfoque predictivo no es sólode Maquiavelo sino también de uno de sus contempo-ráneos, un pensador político asimismo italiano peromenos conocido: GUICCIARDINI.

6 Citado por Dante Germino, “Second Thoughts on LeoStrauss´s Machiavelli” The Journal of Politics, vol. 28,n. 4, noviembre 1966, pág. 812.

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terna excesiva” puede traer la decadenciaantes de tiempo;

8. No existe progreso en la historia porque ladepravación humana es constante7.

Es decir, Maquiavelo ve las cosas comoeternamente inmutables. Si reconoce loscambios, éstos son de formas, de aumento odisminución, de desplazamientos, repeticio-nes, causados por fuerzas externas a las cosasmismas: la imitación, el clima, el medio geo-gráfico, rechazando el carácter contradictoriointerno de un ente como causa fundamentalde su desarrollo. Esos postulados representa-tivos de su concepción metafísica y antidia-léctica del mundo, aplicados a su pedagogíapolítica, explican el por qué de la ausencia del“pueblo” y las masas en El Príncipe, un librode enseñanza política para la Casa de los Me-dici, dedicado “Al Magnifico Lorenzo di Pierode Medici”, como reza en el título de sus pri-meras ediciones italianas. Veamos porqué.

En primer lugar, si la imitación es unacausa (externa), poderosa, creadora de histo-ria, y si él deseaba inculcarles a sus posiblescontratantes la necesidad de emprender enItalia una tarea histórica “noble”, se deduceque su enseñanza de la política práctica debíaforjarla con ejemplos pertinentes a la tareaque se tenía en mientes.

terna excesiva” puede traer la decadenciaantes de tiempo;

8. No existe progreso en la historia porque ladepravación humana es constante7.

Es decir, Maquiavelo ve las cosas comoeternamente inmutables. Si reconoce loscambios, éstos son de formas, de aumento odisminución, de desplazamientos, repeticio-nes, causados por fuerzas externas a las cosasmismas: la imitación, el clima, el medio geo-gráfico, rechazando el carácter contradictoriointerno de un ente como causa fundamentalde su desarrollo. Esos postulados representa-tivos de su concepción metafísica y antidia-léctica del mundo, aplicados a su pedagogíapolítica, explican el por qué de la ausencia del“pueblo” y las masas en El Príncipe, un librode enseñanza política para la Casa de los Me-dici, dedicado “Al Magnifico Lorenzo di Pierode Medici”, como reza en el título de sus pri-meras ediciones italianas. Veamos porqué.

En primer lugar, si la imitación es unacausa (externa), poderosa, creadora de histo-ria, y si él deseaba inculcarles a sus posiblescontratantes la necesidad de emprender enItalia una tarea histórica “noble”, se deduceque su enseñanza de la política práctica debíaforjarla con ejemplos pertinentes a la tareaque se tenía en mientes.

terna excesiva” puede traer la decadenciaantes de tiempo;

8. No existe progreso en la historia porque ladepravación humana es constante7.

Es decir, Maquiavelo ve las cosas comoeternamente inmutables. Si reconoce loscambios, éstos son de formas, de aumento odisminución, de desplazamientos, repeticio-nes, causados por fuerzas externas a las cosasmismas: la imitación, el clima, el medio geo-gráfico, rechazando el carácter contradictoriointerno de un ente como causa fundamentalde su desarrollo. Esos postulados representa-tivos de su concepción metafísica y antidia-léctica del mundo, aplicados a su pedagogíapolítica, explican el por qué de la ausencia del“pueblo” y las masas en El Príncipe, un librode enseñanza política para la Casa de los Me-dici, dedicado “Al Magnifico Lorenzo di Pierode Medici”, como reza en el título de sus pri-meras ediciones italianas. Veamos porqué.

En primer lugar, si la imitación es unacausa (externa), poderosa, creadora de histo-ria, y si él deseaba inculcarles a sus posiblescontratantes la necesidad de emprender enItalia una tarea histórica “noble”, se deduceque su enseñanza de la política práctica debíaforjarla con ejemplos pertinentes a la tareaque se tenía en mientes.

7 Ver Lord Acton, op.cit., y H. J. Laski, op. cit., pág. 245sobre este punto.

7 Ver Lord Acton, op.cit., y H. J. Laski, op. cit., pág. 245sobre este punto.

7 Ver Lord Acton, op.cit., y H. J. Laski, op. cit., pág. 245sobre este punto.

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Maquiavelo ha explicado en Los Discursosel rol de los líderes en la fundación de las na-ciones. Se colegiría que por una razón utilita-ria --que ocasionó la creación de El Príncipe--, él hubiera otorgado aún más importancia alos “uomini grandi i eccellenti” (grandes yexcelentes hombres) en la realización de em-peños similares. Así, en el capítulo VI tene-mos a Teseo, pero no a los griegos; a Moisés,pero no a los hebreos; a Rómulo, pero no alos romanos; los méritos individuales, perono los méritos y poderes de los pueblos. Élestudió a las personalidades políticas: el PapaJulio II, los príncipes seculares, los condottie-ri, César Borgia, “el Valentino”, etc. Interesa-do en la naturaleza de los gobernantes y susproblemas, él quiso, al examinarlos, usar esainformación para retrotraer una nueva reali-dad, reconstruyendo esos eventos, enfocandono tanto los eventos descritos, sino, más vale,las varias motivaciones “humanas” que, pen-só, subyacían en ellos. Este enfoque se ve for-talecido por la desconfianza, característica enMaquiavelo, acerca de la llamada “naturalezahumana”, lo cual le llevó a exagerar el realceen las grandes figuras y la importancia de los“hombres extraordinarios” del pasado.

He afirmado esto, no solo con el propósitode subrayar la consistencia identificada en lasdos obras políticas de Maquiavelo. Más vale,el punto que me interesa resaltar es de méto-do. El énfasis de Maquiavelo sobre los líderespoderosos no debería ser interpretado como

Maquiavelo ha explicado en Los Discursosel rol de los líderes en la fundación de las na-ciones. Se colegiría que por una razón utilita-ria --que ocasionó la creación de El Príncipe--, él hubiera otorgado aún más importancia alos “uomini grandi i eccellenti” (grandes yexcelentes hombres) en la realización de em-peños similares. Así, en el capítulo VI tene-mos a Teseo, pero no a los griegos; a Moisés,pero no a los hebreos; a Rómulo, pero no alos romanos; los méritos individuales, perono los méritos y poderes de los pueblos. Élestudió a las personalidades políticas: el PapaJulio II, los príncipes seculares, los condottie-ri, César Borgia, “el Valentino”, etc. Interesa-do en la naturaleza de los gobernantes y susproblemas, él quiso, al examinarlos, usar esainformación para retrotraer una nueva reali-dad, reconstruyendo esos eventos, enfocandono tanto los eventos descritos, sino, más vale,las varias motivaciones “humanas” que, pen-só, subyacían en ellos. Este enfoque se ve for-talecido por la desconfianza, característica enMaquiavelo, acerca de la llamada “naturalezahumana”, lo cual le llevó a exagerar el realceen las grandes figuras y la importancia de los“hombres extraordinarios” del pasado.

He afirmado esto, no solo con el propósitode subrayar la consistencia identificada en lasdos obras políticas de Maquiavelo. Más vale,el punto que me interesa resaltar es de méto-do. El énfasis de Maquiavelo sobre los líderespoderosos no debería ser interpretado como

Maquiavelo ha explicado en Los Discursosel rol de los líderes en la fundación de las na-ciones. Se colegiría que por una razón utilita-ria --que ocasionó la creación de El Príncipe--, él hubiera otorgado aún más importancia alos “uomini grandi i eccellenti” (grandes yexcelentes hombres) en la realización de em-peños similares. Así, en el capítulo VI tene-mos a Teseo, pero no a los griegos; a Moisés,pero no a los hebreos; a Rómulo, pero no alos romanos; los méritos individuales, perono los méritos y poderes de los pueblos. Élestudió a las personalidades políticas: el PapaJulio II, los príncipes seculares, los condottie-ri, César Borgia, “el Valentino”, etc. Interesa-do en la naturaleza de los gobernantes y susproblemas, él quiso, al examinarlos, usar esainformación para retrotraer una nueva reali-dad, reconstruyendo esos eventos, enfocandono tanto los eventos descritos, sino, más vale,las varias motivaciones “humanas” que, pen-só, subyacían en ellos. Este enfoque se ve for-talecido por la desconfianza, característica enMaquiavelo, acerca de la llamada “naturalezahumana”, lo cual le llevó a exagerar el realceen las grandes figuras y la importancia de los“hombres extraordinarios” del pasado.

He afirmado esto, no solo con el propósitode subrayar la consistencia identificada en lasdos obras políticas de Maquiavelo. Más vale,el punto que me interesa resaltar es de méto-do. El énfasis de Maquiavelo sobre los líderespoderosos no debería ser interpretado como

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teoría de gobierno absoluto, sino como un ele-mento que emana de su concepción metafísicadel mundo, o si se desea, de su teoría generaldel desarrollo histórico, aplicada a su pedago-gía política. “Maquiavelo nunca convirtió sucreencia en el legislador omnipotente, en unateoría general de absolutismo político, comoHobbes lo hizo más tarde”8. Estoy de acuerdocon ese criterio de George Sabine. Las condi-ciones históricas de su medio social no ha-bían madurado aún para permitir que Ma-quiavelo desarrollase una teoría absolutistadel Estado, aunque si permitíeron el desarro-llo de una nueva concepción del poder políti-co y el señalamiento de un progreso políticopara la nueva clase en ascenso.

A la luz de lo que se ha expuesto, no creoque una comprensión apropiada del maquia-velismo y de las obras del florentino, autoriza-ría las acusaciones de que éste trató de “ha-cer menos libres a las gentes” en su época. So-lo quienes insisten en acercarse a su pensa-miento como si fuese principalmente un filó-sofo político, estudiándolo aisladamente delas condiciones históricas en las que surgió,como lo hacen Leo Strauss y otros, conviertensus proposiciones directas en torno a la polí-tica en un sistema filosófico adverso a la “mo-ralidad” y contrario a la libertad, caracteri-zándolo como un escritor retrógrado en supropia época.

teoría de gobierno absoluto, sino como un ele-mento que emana de su concepción metafísicadel mundo, o si se desea, de su teoría generaldel desarrollo histórico, aplicada a su pedago-gía política. “Maquiavelo nunca convirtió sucreencia en el legislador omnipotente, en unateoría general de absolutismo político, comoHobbes lo hizo más tarde”8. Estoy de acuerdocon ese criterio de George Sabine. Las condi-ciones históricas de su medio social no ha-bían madurado aún para permitir que Ma-quiavelo desarrollase una teoría absolutistadel Estado, aunque si permitíeron el desarro-llo de una nueva concepción del poder políti-co y el señalamiento de un progreso políticopara la nueva clase en ascenso.

A la luz de lo que se ha expuesto, no creoque una comprensión apropiada del maquia-velismo y de las obras del florentino, autoriza-ría las acusaciones de que éste trató de “ha-cer menos libres a las gentes” en su época. So-lo quienes insisten en acercarse a su pensa-miento como si fuese principalmente un filó-sofo político, estudiándolo aisladamente delas condiciones históricas en las que surgió,como lo hacen Leo Strauss y otros, conviertensus proposiciones directas en torno a la polí-tica en un sistema filosófico adverso a la “mo-ralidad” y contrario a la libertad, caracteri-zándolo como un escritor retrógrado en supropia época.

teoría de gobierno absoluto, sino como un ele-mento que emana de su concepción metafísicadel mundo, o si se desea, de su teoría generaldel desarrollo histórico, aplicada a su pedago-gía política. “Maquiavelo nunca convirtió sucreencia en el legislador omnipotente, en unateoría general de absolutismo político, comoHobbes lo hizo más tarde”8. Estoy de acuerdocon ese criterio de George Sabine. Las condi-ciones históricas de su medio social no ha-bían madurado aún para permitir que Ma-quiavelo desarrollase una teoría absolutistadel Estado, aunque si permitíeron el desarro-llo de una nueva concepción del poder políti-co y el señalamiento de un progreso políticopara la nueva clase en ascenso.

A la luz de lo que se ha expuesto, no creoque una comprensión apropiada del maquia-velismo y de las obras del florentino, autoriza-ría las acusaciones de que éste trató de “ha-cer menos libres a las gentes” en su época. So-lo quienes insisten en acercarse a su pensa-miento como si fuese principalmente un filó-sofo político, estudiándolo aisladamente delas condiciones históricas en las que surgió,como lo hacen Leo Strauss y otros, conviertensus proposiciones directas en torno a la polí-tica en un sistema filosófico adverso a la “mo-ralidad” y contrario a la libertad, caracteri-zándolo como un escritor retrógrado en supropia época.

8 G. Sabine, op. cit., pág. 346. (t.n.) 8 G. Sabine, op. cit., pág. 346. (t.n.) 8 G. Sabine, op. cit., pág. 346. (t.n.)

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Antes bien, si uno se acerca a Maquiavelotal como es, es decir, como un teórico políti-co de la burguesía en ascenso, uno se dacuenta de que el propósito de su obra no esmoralizar acerca de la política, sino elevar laracionalidad de las decisiones políticas de esanueva clase social en condiciones históricasparticulares. Por esta razón, él estudió cómose comportan los gobernantes (racionalmen-te) y se interesó en el descubrimiento de lascausas que producían los fracasos en sus in-tentos de aumentar el poder de la élite en as-censo.

Antes bien, si uno se acerca a Maquiavelotal como es, es decir, como un teórico políti-co de la burguesía en ascenso, uno se dacuenta de que el propósito de su obra no esmoralizar acerca de la política, sino elevar laracionalidad de las decisiones políticas de esanueva clase social en condiciones históricasparticulares. Por esta razón, él estudió cómose comportan los gobernantes (racionalmen-te) y se interesó en el descubrimiento de lascausas que producían los fracasos en sus in-tentos de aumentar el poder de la élite en as-censo.

Antes bien, si uno se acerca a Maquiavelotal como es, es decir, como un teórico políti-co de la burguesía en ascenso, uno se dacuenta de que el propósito de su obra no esmoralizar acerca de la política, sino elevar laracionalidad de las decisiones políticas de esanueva clase social en condiciones históricasparticulares. Por esta razón, él estudió cómose comportan los gobernantes (racionalmen-te) y se interesó en el descubrimiento de lascausas que producían los fracasos en sus in-tentos de aumentar el poder de la élite en as-censo.

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CAPíTULO 9

LA METAMORFOSIS DEL MAQUIAVELISMO

Al examinar el pensamiento político y sucorrespondiente marco social como algo enconstante desarrollo en la historia real, pode-mos comprender que, cuando “se repiten” las“mismas” ideas en otra época, hacen parte deotra conciencia social, cuyo contenido difieredel carácter y enlaces que tuvieron en su mo-mento constitutivo.

Por esa razón podemos encontrarnos conconcepciones que, habiendo sido progresistasen una fase histórica, poseen en nuestros díasun carácter retrógrado. Y eso es lo que, preci-samente, ocurre en el caso de las concepcio-nes políticas de Nicolás Maquiavelo, hoy di-vulgadas y ostentadas en su práctica políticacotidiana por una clase social ya varias vecescentenaria en el poder. En la base de estecambio está el propio desarrollo que tendríaaquella “burguesía en ascenso”, de la que Ni-colás Maquiavelo fuera su ideólogo europeo acomienzos del siglo XVI, es decir, hace ya cin-co siglos.

Una vez asumido el poder político, en la bur-guesía hemos de encontrar un desarrollo ideoló-gico que Marx señalara en el Prefacio a la segun-

CAPíTULO 9

LA METAMORFOSIS DEL MAQUIAVELISMO

Al examinar el pensamiento político y sucorrespondiente marco social como algo enconstante desarrollo en la historia real, pode-mos comprender que, cuando “se repiten” las“mismas” ideas en otra época, hacen parte deotra conciencia social, cuyo contenido difieredel carácter y enlaces que tuvieron en su mo-mento constitutivo.

Por esa razón podemos encontrarnos conconcepciones que, habiendo sido progresistasen una fase histórica, poseen en nuestros díasun carácter retrógrado. Y eso es lo que, preci-samente, ocurre en el caso de las concepcio-nes políticas de Nicolás Maquiavelo, hoy di-vulgadas y ostentadas en su práctica políticacotidiana por una clase social ya varias vecescentenaria en el poder. En la base de estecambio está el propio desarrollo que tendríaaquella “burguesía en ascenso”, de la que Ni-colás Maquiavelo fuera su ideólogo europeo acomienzos del siglo XVI, es decir, hace ya cin-co siglos.

Una vez asumido el poder político, en la bur-guesía hemos de encontrar un desarrollo ideoló-gico que Marx señalara en el Prefacio a la segun-

CAPíTULO 9

LA METAMORFOSIS DEL MAQUIAVELISMO

Al examinar el pensamiento político y sucorrespondiente marco social como algo enconstante desarrollo en la historia real, pode-mos comprender que, cuando “se repiten” las“mismas” ideas en otra época, hacen parte deotra conciencia social, cuyo contenido difieredel carácter y enlaces que tuvieron en su mo-mento constitutivo.

Por esa razón podemos encontrarnos conconcepciones que, habiendo sido progresistasen una fase histórica, poseen en nuestros díasun carácter retrógrado. Y eso es lo que, preci-samente, ocurre en el caso de las concepcio-nes políticas de Nicolás Maquiavelo, hoy di-vulgadas y ostentadas en su práctica políticacotidiana por una clase social ya varias vecescentenaria en el poder. En la base de estecambio está el propio desarrollo que tendríaaquella “burguesía en ascenso”, de la que Ni-colás Maquiavelo fuera su ideólogo europeo acomienzos del siglo XVI, es decir, hace ya cin-co siglos.

Una vez asumido el poder político, en la bur-guesía hemos de encontrar un desarrollo ideoló-gico que Marx señalara en el Prefacio a la segun-

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da edición de El Capital: “La burguesía habíaconquistado el poder político..., a partir de esemomento, la lucha de clases comienza a revestir,práctica y teóricamente, formas cada vez másacusadas y amenazadoras. La ciencia económicahabía muerto. Ya no se trataba de si tal o cualteorema era verdadero o falso, sino de si era be-neficioso o funesto, cómodo o molesto, de si in-fringía o no las ordenanzas de la policía. Los in-vestigadores desinteresados fueron sustituidospor espadachines a sueldo y los estudios científi-cos imparciales dejaron el puesto a la concienciaturbia y a las perversas intenciones de la apolo-gética”1. Este modo de orientación de la acciónsocial lo conocemos en Max Weber como “ra-cionalización” de las acciones, entre cuyos as-pectos más importantes se encuentra la “susti-tución por la aceptación no pensada de las anti-guas costumbres, de adaptación deliberada desituaciones en términos del interés propio.”2

En el terreno de la política, éste es, en buenamedida, el carácter que le resta a la ideologíaburguesa: la apología en reemplazo de la inda-gación científica. Esta conciencia en el campode la política se traduce en la justificación decualquier medio a condición de que otorgueventajas, sea beneficioso, y sea exitoso en el lo-gro de un fin buscado y logrado por la burgue-sía oligárquica. Sus representantes son hombresy mujeres “pragmáticos”, los maquiavélicos al

da edición de El Capital: “La burguesía habíaconquistado el poder político..., a partir de esemomento, la lucha de clases comienza a revestir,práctica y teóricamente, formas cada vez másacusadas y amenazadoras. La ciencia económicahabía muerto. Ya no se trataba de si tal o cualteorema era verdadero o falso, sino de si era be-neficioso o funesto, cómodo o molesto, de si in-fringía o no las ordenanzas de la policía. Los in-vestigadores desinteresados fueron sustituidospor espadachines a sueldo y los estudios científi-cos imparciales dejaron el puesto a la concienciaturbia y a las perversas intenciones de la apolo-gética”1. Este modo de orientación de la acciónsocial lo conocemos en Max Weber como “ra-cionalización” de las acciones, entre cuyos as-pectos más importantes se encuentra la “susti-tución por la aceptación no pensada de las anti-guas costumbres, de adaptación deliberada desituaciones en términos del interés propio.”2

En el terreno de la política, éste es, en buenamedida, el carácter que le resta a la ideologíaburguesa: la apología en reemplazo de la inda-gación científica. Esta conciencia en el campode la política se traduce en la justificación decualquier medio a condición de que otorgueventajas, sea beneficioso, y sea exitoso en el lo-gro de un fin buscado y logrado por la burgue-sía oligárquica. Sus representantes son hombresy mujeres “pragmáticos”, los maquiavélicos al

da edición de El Capital: “La burguesía habíaconquistado el poder político..., a partir de esemomento, la lucha de clases comienza a revestir,práctica y teóricamente, formas cada vez másacusadas y amenazadoras. La ciencia económicahabía muerto. Ya no se trataba de si tal o cualteorema era verdadero o falso, sino de si era be-neficioso o funesto, cómodo o molesto, de si in-fringía o no las ordenanzas de la policía. Los in-vestigadores desinteresados fueron sustituidospor espadachines a sueldo y los estudios científi-cos imparciales dejaron el puesto a la concienciaturbia y a las perversas intenciones de la apolo-gética”1. Este modo de orientación de la acciónsocial lo conocemos en Max Weber como “ra-cionalización” de las acciones, entre cuyos as-pectos más importantes se encuentra la “susti-tución por la aceptación no pensada de las anti-guas costumbres, de adaptación deliberada desituaciones en términos del interés propio.”2

En el terreno de la política, éste es, en buenamedida, el carácter que le resta a la ideologíaburguesa: la apología en reemplazo de la inda-gación científica. Esta conciencia en el campode la política se traduce en la justificación decualquier medio a condición de que otorgueventajas, sea beneficioso, y sea exitoso en el lo-gro de un fin buscado y logrado por la burgue-sía oligárquica. Sus representantes son hombresy mujeres “pragmáticos”, los maquiavélicos al

1 Citado en Harry K. Wells, El Pragmatismo: Filosofía delImperialismo, Buenos Aires, Ed. Platina, 1964, pág. 17.

2 Véase Weber, 1964:123 (t.n.)

1 Citado en Harry K. Wells, El Pragmatismo: Filosofía delImperialismo, Buenos Aires, Ed. Platina, 1964, pág. 17.

2 Véase Weber, 1964:123 (t.n.)

1 Citado en Harry K. Wells, El Pragmatismo: Filosofía delImperialismo, Buenos Aires, Ed. Platina, 1964, pág. 17.

2 Véase Weber, 1964:123 (t.n.)

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cuadrado, aunque la ponderación moral bur-guesa que se presenta como crítica del “maquia-velismo”, no pueda esconder el contenido realde su doctrina, fiel a Maquiavelo.

Harry K. Wells, en su obra El Pragmatis-mo: Filosofía del Imperialismo, nos ofrece uncuadro muy elocuente de esta ideología (ensentido peyorativo) de la burguesía actual:

El pensamiento pragmático, dice, es el métodode obtener resultados sin tener en cuenta losmedios empleados. Por esto , no existe unamedida objetiva de verdad, de manera que elúnico criterio es el éxito. Todo anda sin ningu-na barrera de contención, mientras esto “fun-cione”. La única cuestión importante es ‘¿Meda esto ventajas?’ Si esto es así se lo llama´verdad´ y ‘bien’, si no, es ‘falso’ y, ‘malo’ 3.

Wells no advierte la raíz maquiavélica delpensamiento pragmático, pero ésta es eviden-te y se manifiesta en el oportunismo políticode las élites dominantes, parte central de supragmatismo4. En el poder del Estado, ellasemplean cualquier método si este es “conve-niente” y exitoso para sus fines y propósitos.Para preservar sus intereses, echan mano atodos los medios, como aconteció en Chile,

cuadrado, aunque la ponderación moral bur-guesa que se presenta como crítica del “maquia-velismo”, no pueda esconder el contenido realde su doctrina, fiel a Maquiavelo.

Harry K. Wells, en su obra El Pragmatis-mo: Filosofía del Imperialismo, nos ofrece uncuadro muy elocuente de esta ideología (ensentido peyorativo) de la burguesía actual:

El pensamiento pragmático, dice, es el métodode obtener resultados sin tener en cuenta losmedios empleados. Por esto , no existe unamedida objetiva de verdad, de manera que elúnico criterio es el éxito. Todo anda sin ningu-na barrera de contención, mientras esto “fun-cione”. La única cuestión importante es ‘¿Meda esto ventajas?’ Si esto es así se lo llama´verdad´ y ‘bien’, si no, es ‘falso’ y, ‘malo’ 3.

Wells no advierte la raíz maquiavélica delpensamiento pragmático, pero ésta es eviden-te y se manifiesta en el oportunismo políticode las élites dominantes, parte central de supragmatismo4. En el poder del Estado, ellasemplean cualquier método si este es “conve-niente” y exitoso para sus fines y propósitos.Para preservar sus intereses, echan mano atodos los medios, como aconteció en Chile,

cuadrado, aunque la ponderación moral bur-guesa que se presenta como crítica del “maquia-velismo”, no pueda esconder el contenido realde su doctrina, fiel a Maquiavelo.

Harry K. Wells, en su obra El Pragmatis-mo: Filosofía del Imperialismo, nos ofrece uncuadro muy elocuente de esta ideología (ensentido peyorativo) de la burguesía actual:

El pensamiento pragmático, dice, es el métodode obtener resultados sin tener en cuenta losmedios empleados. Por esto , no existe unamedida objetiva de verdad, de manera que elúnico criterio es el éxito. Todo anda sin ningu-na barrera de contención, mientras esto “fun-cione”. La única cuestión importante es ‘¿Meda esto ventajas?’ Si esto es así se lo llama´verdad´ y ‘bien’, si no, es ‘falso’ y, ‘malo’ 3.

Wells no advierte la raíz maquiavélica delpensamiento pragmático, pero ésta es eviden-te y se manifiesta en el oportunismo políticode las élites dominantes, parte central de supragmatismo4. En el poder del Estado, ellasemplean cualquier método si este es “conve-niente” y exitoso para sus fines y propósitos.Para preservar sus intereses, echan mano atodos los medios, como aconteció en Chile,

3 Harry K. Wells, op. cit., pág. 13.4 Se hace necesario una advertencia. Lo que afirmamos

no significa que Maquiavelo haya sido un pragmático,ni que debamos confundir a Maquiavelo como unoportunista político.

3 Harry K. Wells, op. cit., pág. 13.4 Se hace necesario una advertencia. Lo que afirmamos

no significa que Maquiavelo haya sido un pragmático,ni que debamos confundir a Maquiavelo como unoportunista político.

3 Harry K. Wells, op. cit., pág. 13.4 Se hace necesario una advertencia. Lo que afirmamos

no significa que Maquiavelo haya sido un pragmático,ni que debamos confundir a Maquiavelo como unoportunista político.

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con el golpe de estado del 11 de septiembrede 19735, donde se usaron todos los métodosdel terrorismo de estado, antes y después, sinningún cuidado por las consecuencias poste-riores. Así, ningún crimen, aún si necesitabanexhibir su capacidad de cometerlo a pocascuadras de la Casa Blanca, en la misma capi-tal imperial, les amedrentaba, como aconte-ció con el asesinato del ex ministro OrlandoLetelier en la Embassy Row, el 21 de septiem-bre de 1976, perpetrado como una operaciónCONDOR, por agentes de la DINA apostadosen Washington un mes antes y sobre cuyapresencia conoció el entonces director de laCIA, George Bush padre.6 Lo que les impor-taba era tomar la ventaja, y, para ello, no es-catimaron el uso de todos los medios que“funcionaban”.

En la misma forma en que Maquiavelo sos-tenía que el Estado constituye un fin de valorabsoluto que no puede estar subordinado a nin-gún otro orden, sino que aparece en la comuni-dad como entidad autónoma, cuya acción debeguiarse por las razones de su conveniencia, utili-dad y eficacia, hoy en día toda burguesía oligár-quica y todos los estrategas de las actuales gue-

con el golpe de estado del 11 de septiembrede 19735, donde se usaron todos los métodosdel terrorismo de estado, antes y después, sinningún cuidado por las consecuencias poste-riores. Así, ningún crimen, aún si necesitabanexhibir su capacidad de cometerlo a pocascuadras de la Casa Blanca, en la misma capi-tal imperial, les amedrentaba, como aconte-ció con el asesinato del ex ministro OrlandoLetelier en la Embassy Row, el 21 de septiem-bre de 1976, perpetrado como una operaciónCONDOR, por agentes de la DINA apostadosen Washington un mes antes y sobre cuyapresencia conoció el entonces director de laCIA, George Bush padre.6 Lo que les impor-taba era tomar la ventaja, y, para ello, no es-catimaron el uso de todos los medios que“funcionaban”.

En la misma forma en que Maquiavelo sos-tenía que el Estado constituye un fin de valorabsoluto que no puede estar subordinado a nin-gún otro orden, sino que aparece en la comuni-dad como entidad autónoma, cuya acción debeguiarse por las razones de su conveniencia, utili-dad y eficacia, hoy en día toda burguesía oligár-quica y todos los estrategas de las actuales gue-

con el golpe de estado del 11 de septiembrede 19735, donde se usaron todos los métodosdel terrorismo de estado, antes y después, sinningún cuidado por las consecuencias poste-riores. Así, ningún crimen, aún si necesitabanexhibir su capacidad de cometerlo a pocascuadras de la Casa Blanca, en la misma capi-tal imperial, les amedrentaba, como aconte-ció con el asesinato del ex ministro OrlandoLetelier en la Embassy Row, el 21 de septiem-bre de 1976, perpetrado como una operaciónCONDOR, por agentes de la DINA apostadosen Washington un mes antes y sobre cuyapresencia conoció el entonces director de laCIA, George Bush padre.6 Lo que les impor-taba era tomar la ventaja, y, para ello, no es-catimaron el uso de todos los medios que“funcionaban”.

En la misma forma en que Maquiavelo sos-tenía que el Estado constituye un fin de valorabsoluto que no puede estar subordinado a nin-gún otro orden, sino que aparece en la comuni-dad como entidad autónoma, cuya acción debeguiarse por las razones de su conveniencia, utili-dad y eficacia, hoy en día toda burguesía oligár-quica y todos los estrategas de las actuales gue-

5 Véase Soto, 1999. 6 CONDOR se llamaba la red terrorista de seis dictaduras

militares sudamericanas, diseñada por el jefe de la DINAchilena, Manuel Contreras, para llevar a cabo asesinatosde disidentes en el exilio. Véase Dinges & Landau, 1980:243-44. Véase también Soto,1999: 159-252, que docu-menta ampliamente la directa participación del gobiernode EE.UU en el golpe de estado contra Allende ese 11 deseptiembre.

5 Véase Soto, 1999. 6 CONDOR se llamaba la red terrorista de seis dictaduras

militares sudamericanas, diseñada por el jefe de la DINAchilena, Manuel Contreras, para llevar a cabo asesinatosde disidentes en el exilio. Véase Dinges & Landau, 1980:243-44. Véase también Soto,1999: 159-252, que docu-menta ampliamente la directa participación del gobiernode EE.UU en el golpe de estado contra Allende ese 11 deseptiembre.

5 Véase Soto, 1999. 6 CONDOR se llamaba la red terrorista de seis dictaduras

militares sudamericanas, diseñada por el jefe de la DINAchilena, Manuel Contreras, para llevar a cabo asesinatosde disidentes en el exilio. Véase Dinges & Landau, 1980:243-44. Véase también Soto,1999: 159-252, que docu-menta ampliamente la directa participación del gobiernode EE.UU en el golpe de estado contra Allende ese 11 deseptiembre.

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rras imperialistas, mantienen que no existennormas morales, ni tribunales penales interna-cionales de justicia, que restrinjan la acción desus estados. Todas las acciones son “buenas” siestán de acuerdo con sus intereses; “los resulta-dos son los que cuentan”; es tanto, una máximade la “Razón de Estado” que se pregona desde elsiglo XVI, como del oportunismo político de laconveniencia que sostienen importantes secto-res de esas burguesías en cada país donde ejer-cen su poder.

Pero, si esas élites dominantes sostienen unpragmatismo y oportunismo políticos, cuyosorígenes ideológicos encontramos en el maquia-velismo, es necesario comprender que, como cla-se en el poder, su ideología se expone y difunde alos miembros de vastos y diversos sectores popu-lares, incluyendo obreros industriales, campesi-nos, indígenas, pobladores, etc, a través de losmedios de difusión y educación ideológica quecontrola. “Ningún miembro de la sociedad, in-cluyendo el trabajador, puede evitar ser expuestoa la corrupta influencia del pragmatismo. Entra asu conciencia a través de una infinita variedad decanales. El pragmatismo invade su hogar a travésde la radio, la prensa, la educación de sus hijos.Penetra en sus sindicatos a través de sus agen-tes... Lo confronta en el trabajo a través del pro-ceso de la producción para el beneficio, en que eltrabajador especializado está subordinado a‘conseguir empleo’ como sea posible”. 7

El objetivo de la utilización y difusión de di-chas concepciones no es otro que el impedir el

rras imperialistas, mantienen que no existennormas morales, ni tribunales penales interna-cionales de justicia, que restrinjan la acción desus estados. Todas las acciones son “buenas” siestán de acuerdo con sus intereses; “los resulta-dos son los que cuentan”; es tanto, una máximade la “Razón de Estado” que se pregona desde elsiglo XVI, como del oportunismo político de laconveniencia que sostienen importantes secto-res de esas burguesías en cada país donde ejer-cen su poder.

Pero, si esas élites dominantes sostienen unpragmatismo y oportunismo políticos, cuyosorígenes ideológicos encontramos en el maquia-velismo, es necesario comprender que, como cla-se en el poder, su ideología se expone y difunde alos miembros de vastos y diversos sectores popu-lares, incluyendo obreros industriales, campesi-nos, indígenas, pobladores, etc, a través de losmedios de difusión y educación ideológica quecontrola. “Ningún miembro de la sociedad, in-cluyendo el trabajador, puede evitar ser expuestoa la corrupta influencia del pragmatismo. Entra asu conciencia a través de una infinita variedad decanales. El pragmatismo invade su hogar a travésde la radio, la prensa, la educación de sus hijos.Penetra en sus sindicatos a través de sus agen-tes... Lo confronta en el trabajo a través del pro-ceso de la producción para el beneficio, en que eltrabajador especializado está subordinado a‘conseguir empleo’ como sea posible”. 7

El objetivo de la utilización y difusión de di-chas concepciones no es otro que el impedir el

rras imperialistas, mantienen que no existennormas morales, ni tribunales penales interna-cionales de justicia, que restrinjan la acción desus estados. Todas las acciones son “buenas” siestán de acuerdo con sus intereses; “los resulta-dos son los que cuentan”; es tanto, una máximade la “Razón de Estado” que se pregona desde elsiglo XVI, como del oportunismo político de laconveniencia que sostienen importantes secto-res de esas burguesías en cada país donde ejer-cen su poder.

Pero, si esas élites dominantes sostienen unpragmatismo y oportunismo políticos, cuyosorígenes ideológicos encontramos en el maquia-velismo, es necesario comprender que, como cla-se en el poder, su ideología se expone y difunde alos miembros de vastos y diversos sectores popu-lares, incluyendo obreros industriales, campesi-nos, indígenas, pobladores, etc, a través de losmedios de difusión y educación ideológica quecontrola. “Ningún miembro de la sociedad, in-cluyendo el trabajador, puede evitar ser expuestoa la corrupta influencia del pragmatismo. Entra asu conciencia a través de una infinita variedad decanales. El pragmatismo invade su hogar a travésde la radio, la prensa, la educación de sus hijos.Penetra en sus sindicatos a través de sus agen-tes... Lo confronta en el trabajo a través del pro-ceso de la producción para el beneficio, en que eltrabajador especializado está subordinado a‘conseguir empleo’ como sea posible”. 7

El objetivo de la utilización y difusión de di-chas concepciones no es otro que el impedir el

7 Harry K. Wells., op. cit., pág. 240. 7 Harry K. Wells., op. cit., pág. 240. 7 Harry K. Wells., op. cit., pág. 240.

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desarrollo teórico de las masas y desorientarlasideológica y políticamente; es infundirle a lasmasas trabajadoras el practicismo, divorciándo-las de la posibilidad del desarrollo de una ideo-logía progresista; es inculcarle a todos los secto-res populares el economicismo y el oportunis-mo de sus dirigentes, para castrar el fin revolu-cionario de sus luchas y hacer del movimientoreivindicativo, del mero practicar diario que re-suelva las tareas más “convenientemente”, el to-do. En breve, se busca ocultar el objetivo finalde cambio social de los sectores populares en lasociedad actual.

Entre las concepciones políticas de la bur-guesía oligárquica actual, que tienen sus raícesdoctrinarias en Maquiavelo y en el individualis-mo metodológico del pragmatismo, está la teo-ría sicologista de la conspiración8 . Quienes se

desarrollo teórico de las masas y desorientarlasideológica y políticamente; es infundirle a lasmasas trabajadoras el practicismo, divorciándo-las de la posibilidad del desarrollo de una ideo-logía progresista; es inculcarle a todos los secto-res populares el economicismo y el oportunis-mo de sus dirigentes, para castrar el fin revolu-cionario de sus luchas y hacer del movimientoreivindicativo, del mero practicar diario que re-suelva las tareas más “convenientemente”, el to-do. En breve, se busca ocultar el objetivo finalde cambio social de los sectores populares en lasociedad actual.

Entre las concepciones políticas de la bur-guesía oligárquica actual, que tienen sus raícesdoctrinarias en Maquiavelo y en el individualis-mo metodológico del pragmatismo, está la teo-ría sicologista de la conspiración8 . Quienes se

desarrollo teórico de las masas y desorientarlasideológica y políticamente; es infundirle a lasmasas trabajadoras el practicismo, divorciándo-las de la posibilidad del desarrollo de una ideo-logía progresista; es inculcarle a todos los secto-res populares el economicismo y el oportunis-mo de sus dirigentes, para castrar el fin revolu-cionario de sus luchas y hacer del movimientoreivindicativo, del mero practicar diario que re-suelva las tareas más “convenientemente”, el to-do. En breve, se busca ocultar el objetivo finalde cambio social de los sectores populares en lasociedad actual.

Entre las concepciones políticas de la bur-guesía oligárquica actual, que tienen sus raícesdoctrinarias en Maquiavelo y en el individualis-mo metodológico del pragmatismo, está la teo-ría sicologista de la conspiración8 . Quienes se

8 Entendemos por individualismo metodológico aquellacorriente explícitamente afirmada por J. S. Mills insis-tente en reducir la conducta y la acciones de las colec-tividades, tales como los grupos sociales (clases) y losEstados, al comportamiento y a las acciones de los in-dividuos. Mills había afirmado que “todos los fenóme-nos de la sociedad son fenómenos de la naturaleza hu-mana” y que “las leyes de los fenómenos de la sociedadson, y pueden ser, nada más que las leyes de las accio-nes y pasiones de los seres humanos”. Para diversoscomentarios, aceptaciones o críticas frente a esta co-rriente véase a Karl Popper, The Logic of ScientificDiscovery, (Hutchinson London: 1968) Part I: “Intro-duction to the Logic of Science”; confrontar esta visióncon la visión de Marx explicado en su IntroducciónGeneral de la Crítica de la Economía Política de 1857;y de Lenin, en ¿Quiénes son los “Amigos del pueblo” ycómo luchan contra los socialdemócratas , ObrasCompletas, vol. I, Ed. Cartago.

8 Entendemos por individualismo metodológico aquellacorriente explícitamente afirmada por J. S. Mills insis-tente en reducir la conducta y la acciones de las colec-tividades, tales como los grupos sociales (clases) y losEstados, al comportamiento y a las acciones de los in-dividuos. Mills había afirmado que “todos los fenóme-nos de la sociedad son fenómenos de la naturaleza hu-mana” y que “las leyes de los fenómenos de la sociedadson, y pueden ser, nada más que las leyes de las accio-nes y pasiones de los seres humanos”. Para diversoscomentarios, aceptaciones o críticas frente a esta co-rriente véase a Karl Popper, The Logic of ScientificDiscovery, (Hutchinson London: 1968) Part I: “Intro-duction to the Logic of Science”; confrontar esta visióncon la visión de Marx explicado en su IntroducciónGeneral de la Crítica de la Economía Política de 1857;y de Lenin, en ¿Quiénes son los “Amigos del pueblo” ycómo luchan contra los socialdemócratas , ObrasCompletas, vol. I, Ed. Cartago.

8 Entendemos por individualismo metodológico aquellacorriente explícitamente afirmada por J. S. Mills insis-tente en reducir la conducta y la acciones de las colec-tividades, tales como los grupos sociales (clases) y losEstados, al comportamiento y a las acciones de los in-dividuos. Mills había afirmado que “todos los fenóme-nos de la sociedad son fenómenos de la naturaleza hu-mana” y que “las leyes de los fenómenos de la sociedadson, y pueden ser, nada más que las leyes de las accio-nes y pasiones de los seres humanos”. Para diversoscomentarios, aceptaciones o críticas frente a esta co-rriente véase a Karl Popper, The Logic of ScientificDiscovery, (Hutchinson London: 1968) Part I: “Intro-duction to the Logic of Science”; confrontar esta visióncon la visión de Marx explicado en su IntroducciónGeneral de la Crítica de la Economía Política de 1857;y de Lenin, en ¿Quiénes son los “Amigos del pueblo” ycómo luchan contra los socialdemócratas , ObrasCompletas, vol. I, Ed. Cartago.

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suscriben a esta teoría mantienen que, la expli-cación de un fenómeno social, consiste en eldescubrimiento de quienes se interesaron en elacaecimiento de dicho fenómeno, de quienes loplanearon y conspiraron para que se produzca.Esta concepción se basa en la errada premisa deque los acontecimientos sociales son el resul-tado de los diseños y planificación directa deindividuos o grupos. A la manera en que losdioses homéricos conspiraban y trazaban elcurso de la guerra troyana, desde Maquiavelo–primer teórico de la conspiración– es lamaldad de los hombres poderosos o “los gru-pos siniestros” la responsable de todos losmales que sufrimos. Hoy, los portadores de la“Justicia Infinita” pregonan la expansión dela “libertad” y la “democracia” en Afganis-tán, Irak y en todo el mundo, a punta de “ar-mas inteligentes”, arrojadas sobre la humani-dad de pueblos indefensos, e ideológicamenteabatidos por una publicidad despabilada. 9

Actualmente, el maquiavelismo, apropiadopor los Estados de algunas potencias milita-

suscriben a esta teoría mantienen que, la expli-cación de un fenómeno social, consiste en eldescubrimiento de quienes se interesaron en elacaecimiento de dicho fenómeno, de quienes loplanearon y conspiraron para que se produzca.Esta concepción se basa en la errada premisa deque los acontecimientos sociales son el resul-tado de los diseños y planificación directa deindividuos o grupos. A la manera en que losdioses homéricos conspiraban y trazaban elcurso de la guerra troyana, desde Maquiavelo–primer teórico de la conspiración– es lamaldad de los hombres poderosos o “los gru-pos siniestros” la responsable de todos losmales que sufrimos. Hoy, los portadores de la“Justicia Infinita” pregonan la expansión dela “libertad” y la “democracia” en Afganis-tán, Irak y en todo el mundo, a punta de “ar-mas inteligentes”, arrojadas sobre la humani-dad de pueblos indefensos, e ideológicamenteabatidos por una publicidad despabilada. 9

Actualmente, el maquiavelismo, apropiadopor los Estados de algunas potencias milita-

suscriben a esta teoría mantienen que, la expli-cación de un fenómeno social, consiste en eldescubrimiento de quienes se interesaron en elacaecimiento de dicho fenómeno, de quienes loplanearon y conspiraron para que se produzca.Esta concepción se basa en la errada premisa deque los acontecimientos sociales son el resul-tado de los diseños y planificación directa deindividuos o grupos. A la manera en que losdioses homéricos conspiraban y trazaban elcurso de la guerra troyana, desde Maquiavelo–primer teórico de la conspiración– es lamaldad de los hombres poderosos o “los gru-pos siniestros” la responsable de todos losmales que sufrimos. Hoy, los portadores de la“Justicia Infinita” pregonan la expansión dela “libertad” y la “democracia” en Afganis-tán, Irak y en todo el mundo, a punta de “ar-mas inteligentes”, arrojadas sobre la humani-dad de pueblos indefensos, e ideológicamenteabatidos por una publicidad despabilada. 9

Actualmente, el maquiavelismo, apropiadopor los Estados de algunas potencias milita-

9 Así, la calumnia, artificio de los graduados en las escuelasdel escándalo, ha sido siempre el acompañante sistemáti-co de esa política armada. En América Latina ha sido y espermanentemente ejercida contra los partidos y militan-tes de izquierda. Una campaña de mentiras y calumniasacompañó las políticas desestabilizadoras contra el go-bierno de Salvador Allende, en Chile. Esa misma políticade calumnias lleva cuatro décadas de ensañarse contraCuba, sin darse cuenta de que en cada país el imperativodemocrático se expresa de manera distinta. Y en cadapaís, ella es usada contra dirigentes de organizaciones po-pulares de manera desembozada y con la ayuda y soportede los aparatos del estado.

9 Así, la calumnia, artificio de los graduados en las escuelasdel escándalo, ha sido siempre el acompañante sistemáti-co de esa política armada. En América Latina ha sido y espermanentemente ejercida contra los partidos y militan-tes de izquierda. Una campaña de mentiras y calumniasacompañó las políticas desestabilizadoras contra el go-bierno de Salvador Allende, en Chile. Esa misma políticade calumnias lleva cuatro décadas de ensañarse contraCuba, sin darse cuenta de que en cada país el imperativodemocrático se expresa de manera distinta. Y en cadapaís, ella es usada contra dirigentes de organizaciones po-pulares de manera desembozada y con la ayuda y soportede los aparatos del estado.

9 Así, la calumnia, artificio de los graduados en las escuelasdel escándalo, ha sido siempre el acompañante sistemáti-co de esa política armada. En América Latina ha sido y espermanentemente ejercida contra los partidos y militan-tes de izquierda. Una campaña de mentiras y calumniasacompañó las políticas desestabilizadoras contra el go-bierno de Salvador Allende, en Chile. Esa misma políticade calumnias lleva cuatro décadas de ensañarse contraCuba, sin darse cuenta de que en cada país el imperativodemocrático se expresa de manera distinta. Y en cadapaís, ella es usada contra dirigentes de organizaciones po-pulares de manera desembozada y con la ayuda y soportede los aparatos del estado.

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res del mundo, bajo la égida estadounidense,alimenta un doble discurso sobre lo nacionaly sobre los estados nacionales y sus sobera-nías. Así, mientras el discurso de Bush y Pu-tín, por ejemplo, es de reafirmación naciona-lista agresiva, en el que impera un nacionalis-mo imperio-centrado, es, a su vez, excluyentede los nacionalismos de los países de AméricaLatina, Asia y Africa. Para ellos se difunde “elotro discurso”, el preparado para los paísescoloniales en los que debería desterrarse, todaconciencia nacional, todo nacionalismo esta-tal, incluso como proyecto, y proclamarse lainocuidad de la sobenaría de nuestros esta-dos. El nacionalismo de Bush es totalitario,pues se plantea como la construccción de unaidentidad cerrada, a la cual el resto del mun-do debe subordinarse.

Estas concepciones, producto de la meta-morfosis del maquiavelismo, presentan alpensamiento humano, no como una repre-sentación del mundo objetivo, sino como unorganizador de la experiencia sensorial capaz delocalizar las necesidades prácticas y emotivas.Cuando estas nociones no científicas son em-pleadas, práctica y teóricamente, por quienesejercen poder desde los diversos centros, apara-tos e instituciones de poder, su propósito es de-satar o provocar conflictos contra los sectorespopulares, sus organizaciones y sus dirigentes.Ycuando este tipo de concepciones ha penetradoya en las organizaciones populares, alimenta ypuede llevar, incluso, al aventurerismo.

res del mundo, bajo la égida estadounidense,alimenta un doble discurso sobre lo nacionaly sobre los estados nacionales y sus sobera-nías. Así, mientras el discurso de Bush y Pu-tín, por ejemplo, es de reafirmación naciona-lista agresiva, en el que impera un nacionalis-mo imperio-centrado, es, a su vez, excluyentede los nacionalismos de los países de AméricaLatina, Asia y Africa. Para ellos se difunde “elotro discurso”, el preparado para los paísescoloniales en los que debería desterrarse, todaconciencia nacional, todo nacionalismo esta-tal, incluso como proyecto, y proclamarse lainocuidad de la sobenaría de nuestros esta-dos. El nacionalismo de Bush es totalitario,pues se plantea como la construccción de unaidentidad cerrada, a la cual el resto del mun-do debe subordinarse.

Estas concepciones, producto de la meta-morfosis del maquiavelismo, presentan alpensamiento humano, no como una repre-sentación del mundo objetivo, sino como unorganizador de la experiencia sensorial capaz delocalizar las necesidades prácticas y emotivas.Cuando estas nociones no científicas son em-pleadas, práctica y teóricamente, por quienesejercen poder desde los diversos centros, apara-tos e instituciones de poder, su propósito es de-satar o provocar conflictos contra los sectorespopulares, sus organizaciones y sus dirigentes.Ycuando este tipo de concepciones ha penetradoya en las organizaciones populares, alimenta ypuede llevar, incluso, al aventurerismo.

res del mundo, bajo la égida estadounidense,alimenta un doble discurso sobre lo nacionaly sobre los estados nacionales y sus sobera-nías. Así, mientras el discurso de Bush y Pu-tín, por ejemplo, es de reafirmación naciona-lista agresiva, en el que impera un nacionalis-mo imperio-centrado, es, a su vez, excluyentede los nacionalismos de los países de AméricaLatina, Asia y Africa. Para ellos se difunde “elotro discurso”, el preparado para los paísescoloniales en los que debería desterrarse, todaconciencia nacional, todo nacionalismo esta-tal, incluso como proyecto, y proclamarse lainocuidad de la sobenaría de nuestros esta-dos. El nacionalismo de Bush es totalitario,pues se plantea como la construccción de unaidentidad cerrada, a la cual el resto del mun-do debe subordinarse.

Estas concepciones, producto de la meta-morfosis del maquiavelismo, presentan alpensamiento humano, no como una repre-sentación del mundo objetivo, sino como unorganizador de la experiencia sensorial capaz delocalizar las necesidades prácticas y emotivas.Cuando estas nociones no científicas son em-pleadas, práctica y teóricamente, por quienesejercen poder desde los diversos centros, apara-tos e instituciones de poder, su propósito es de-satar o provocar conflictos contra los sectorespopulares, sus organizaciones y sus dirigentes.Ycuando este tipo de concepciones ha penetradoya en las organizaciones populares, alimenta ypuede llevar, incluso, al aventurerismo.

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De ahí que las posiciones progresistas hande estar atentas a la incursión del pragmatismoen su propio quehacer político. En la defini-ción y escogitamiento de los medios y meca-nismos a ser empleados por una organiza-ción o persona progresista cuenta no el crite-rio de su conveniencia en la persecución de unfin, sino el conocimiento de las leyes objetivasdel movimiento social. No por reparar un malen una sociedad o situación cualquiera, esdable, para una organización o persona pro-gresista, aliarse a un sector en disputa conotro de las mafias en ella organizadas.

Además, una visión científica exige que losmedios sean escogidos según el criterio de sucorrespondencia con el mundo objetivo. Enese sentido, ellos son dados por la mismaciencia que descubre la verdad social. Esto,por lo tanto, exige una comprensión y almismo tiempo un rechazo consecuente, deque el pensamiento de Maquiavelo y la divul-gación pragmática de sus doctrinas están liga-das a los requerimientos ideológicos de unaburguesía global, que emplea todos los bro-queles posibles para el mantenimiento de unorden arbitrario y antidemocrático.

Pero, solo el tiempo no conseguirá com-poner la historia. Es necesaria la concienciade que estamos avanzando.

De ahí que las posiciones progresistas hande estar atentas a la incursión del pragmatismoen su propio quehacer político. En la defini-ción y escogitamiento de los medios y meca-nismos a ser empleados por una organiza-ción o persona progresista cuenta no el crite-rio de su conveniencia en la persecución de unfin, sino el conocimiento de las leyes objetivasdel movimiento social. No por reparar un malen una sociedad o situación cualquiera, esdable, para una organización o persona pro-gresista, aliarse a un sector en disputa conotro de las mafias en ella organizadas.

Además, una visión científica exige que losmedios sean escogidos según el criterio de sucorrespondencia con el mundo objetivo. Enese sentido, ellos son dados por la mismaciencia que descubre la verdad social. Esto,por lo tanto, exige una comprensión y almismo tiempo un rechazo consecuente, deque el pensamiento de Maquiavelo y la divul-gación pragmática de sus doctrinas están liga-das a los requerimientos ideológicos de unaburguesía global, que emplea todos los bro-queles posibles para el mantenimiento de unorden arbitrario y antidemocrático.

Pero, solo el tiempo no conseguirá com-poner la historia. Es necesaria la concienciade que estamos avanzando.

De ahí que las posiciones progresistas hande estar atentas a la incursión del pragmatismoen su propio quehacer político. En la defini-ción y escogitamiento de los medios y meca-nismos a ser empleados por una organiza-ción o persona progresista cuenta no el crite-rio de su conveniencia en la persecución de unfin, sino el conocimiento de las leyes objetivasdel movimiento social. No por reparar un malen una sociedad o situación cualquiera, esdable, para una organización o persona pro-gresista, aliarse a un sector en disputa conotro de las mafias en ella organizadas.

Además, una visión científica exige que losmedios sean escogidos según el criterio de sucorrespondencia con el mundo objetivo. Enese sentido, ellos son dados por la mismaciencia que descubre la verdad social. Esto,por lo tanto, exige una comprensión y almismo tiempo un rechazo consecuente, deque el pensamiento de Maquiavelo y la divul-gación pragmática de sus doctrinas están liga-das a los requerimientos ideológicos de unaburguesía global, que emplea todos los bro-queles posibles para el mantenimiento de unorden arbitrario y antidemocrático.

Pero, solo el tiempo no conseguirá com-poner la historia. Es necesaria la concienciade que estamos avanzando.

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CONTENIDO

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Capítulo 1: El Interés Universal por Maquiavelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Capítulo 2: El Régimen Social en que apareció la Obra Política de Maquiavelo . . 19

Capítulo 3: ¿Cómo Acercarnos al Pensamiento de Nicolás Maquiavelo . . . . . . 33

Capítulo 4: La Política Emancipada de la Subordinación Eclesiástica . . . . . . . . . 43

Capítulo 5: El Aporte de Maquiavelo al Análisis Político Comparado . . . . . . . . . . . . 51

Capítulo 6: Las Condiciones Concretas que Asistieron en la Composición de la Obra Política de Maquiavelo . . . . . . . . . . . . 63

Capítulo 7: El Dualismo Moral de la Burguesía en Ascenso: El Surgimiento del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Capítulo 8: Maquiavelo y su Concepción Metafísica del Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

CONTENIDO

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Capítulo 1: El Interés Universal por Maquiavelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Capítulo 2: El Régimen Social en que apareció la Obra Política de Maquiavelo . . 19

Capítulo 3: ¿Cómo Acercarnos al Pensamiento de Nicolás Maquiavelo . . . . . . 33

Capítulo 4: La Política Emancipada de la Subordinación Eclesiástica . . . . . . . . . 43

Capítulo 5: El Aporte de Maquiavelo al Análisis Político Comparado . . . . . . . . . . . . 51

Capítulo 6: Las Condiciones Concretas que Asistieron en la Composición de la Obra Política de Maquiavelo . . . . . . . . . . . . 63

Capítulo 7: El Dualismo Moral de la Burguesía en Ascenso: El Surgimiento del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Capítulo 8: Maquiavelo y su Concepción Metafísica del Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

CONTENIDO

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Capítulo 1: El Interés Universal por Maquiavelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Capítulo 2: El Régimen Social en que apareció la Obra Política de Maquiavelo . . 19

Capítulo 3: ¿Cómo Acercarnos al Pensamiento de Nicolás Maquiavelo . . . . . . 33

Capítulo 4: La Política Emancipada de la Subordinación Eclesiástica . . . . . . . . . 43

Capítulo 5: El Aporte de Maquiavelo al Análisis Político Comparado . . . . . . . . . . . . 51

Capítulo 6: Las Condiciones Concretas que Asistieron en la Composición de la Obra Política de Maquiavelo . . . . . . . . . . . . 63

Capítulo 7: El Dualismo Moral de la Burguesía en Ascenso: El Surgimiento del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Capítulo 8: Maquiavelo y su Concepción Metafísica del Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

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Capítulo 9: La Metamorfosis del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

Capítulo 9: La Metamorfosis del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

Capítulo 9: La Metamorfosis del Maquiavelismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101