UNA LARGA CAMINATA -...

184

Transcript of UNA LARGA CAMINATA -...

Page 1: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 2: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 3: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

UNA LARGA CAMINATAMEMORIAS DE UN VIEJO COMUNISTA

Muñoz MoyaEditores Extremeños

José Sandoval

Page 4: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

Colección: Política y SociedadSerie: Historia

UNA UNA LARGA CAMINATARECUERDOS DE UN VIEJO COMUNISTAJosé Sandoval Moris

Primera edición española: septiembre 2006Muñoz Moya Editores Extremeños.Apartado 4641310 Brenestfno.: 95 565 30 58email: [email protected]://www.mmoya.com

© de la presente edición: Muñoz Moya Editores Extremeños.

ISBN-13: 978-84-8019-163-9ISBN-10: 84-8010-163-6DL:Hecho en España

No está permitida la reproducción total o parcial del contenido de esta obra, nisu tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquiermedio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros méto-dos, sin el permiso previo y por escrito del titular del copright.© 2006. Primera edición.

Page 5: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

Índice

Prólogo, Armando López Salinas .................................. 9Nota preliminar ............................................................... 13

Primer Cuaderno: De la infancia a la miliI. Infancia en Gijón ............................................ 15II. De las pedreas a la pintura ............................ 18III. Segunda República. ......................................... 22IV. La mili en Ceuta ............................................. 27

Segundo Cuaderno: En la guerra civilV. De compañero de viaje a militante ................ 31VI. El asalto al Cuartel de la Montaña ................ 33VII. El Cerro del Lobo ........................................... 36VIII. La defensa de Madrid ..................................... 40IX. Instructor político en la Once. Herido en

Brunete ............................................................. 44X. Conversación con Togliatti. Teruel y otras

batallas ............................................................. 49XI. La escuela de cuadros. La pérdida de

Cataluña. Exilio ............................................... 57

Tercer Cuaderno: Guerrillero en tierras lejanasXII. Dos acogidas: de Francia a la Unión Soviética 62XIII. Otra vez la guerra. La Cuarta Compañía ...... 69XIV. La muerte de Armando................................... 73XV. Guerrillero por tierras de Ucrania ................. 75XVI. La salida del gran bosque .............................. 79XVII. En el levantamiento de Eslovaquia ................ 83XVIII.Las peripecias de un radista sin radio ........... 86XIX. El fin de la guerra en Bratislava ................... 93

Page 6: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

Cuarto Cuaderno: Años de trabajo políticoXX. Educador con “los niños de la guerra” ...... 99XXI. El trabajo en REI. Viraje táctico del PCE 103XXII. Sospechas y procesos estalinistas ............... 106XXIII. Contra el culto a Stalin ............................... 109XXIV. La crisis húngara. Adiós Bucarest ............. 113XXV. En Moscú con Dolores. La comisión de

historia .......................................................... 117XXVI. Madrid, la actividad clandestina ................. 123

Quinto Cuaderno: La clandestinidad y la cárcelXXVII. Intelectuales en lucha. Muerte de Grimau . 126XXVIII. Discrepancias y coincidencias .................... 130XXIX. La caída ....................................................... 134XXX. En la cárcel de Carabanchel ....................... 137XXXI. Empiezan las sanciones. Nuestras heroínas 141XXXII. Por el estatuto del preso político. Nueve

días de ayuno ............................................... 145XXXIII. La última y la peor de mis prisiones ......... 149

Sexto Cuaderno: La conquista de la legalidadXXXIV. De la Junta a la “platajunta” ...................... 158XXXV. Centros de investigación: CEISSA y la FIMXXXVI. Carta del Rey, reunión en un molino y

otros episodios ............................................. 163XXXVII. La matanza de los abogados. La legalidad

del partido .................................................... 166

Índice general de nombres ....................................... 171

Page 7: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

A Mary, mi mujer.

A mis hijas Elena y Natalie.

A mis nietas Natalia, Teresa y Amalia.

Page 8: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

Agradezco la colaboración de Elena Sandoval en la termina-ción de este libro, agradecimiento muy sincero porque me constaque hubo de robar horas de sueño para ayudar al autor consus inteligentes observaciones.

Gracias a Natalia Cabrera por su esforzado trabajo ante elordenador.

Mi agradecimiento a Manuel Bueno, Daniel Lacalle, ArmandoLópez Salinas y Miguel Angel Muñoz por su colaboración, suslúcidos consejos y su aliento para llevar estas páginas a buenfin.

Madrid, 6 de junio de 2006.

Page 9: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

9

Prólogo

Robándole las palabras a Heinrich Böll he dicho y escrito enmuchas ocasiones que la historia del progreso es también lahistoria de la ingratitud. Y ello porque la gratitud no es unacategoría política que se cotice y el olvido es moneda corriente.Por eso no está de más el ejercicio de la memoria porque ésta,la memoria, es un asidero de la conciencia de lo vivido y portanto un instrumento esencial en esta larga guerra del tiempoque es la lucha de clases.

Lo cierto es que la democracia en que hoy vivimos, mani-fiestamente mejorable, fue antes dictadura fascista. Y que laslibertades actuales no vinieron llovidas del cielo, sino que fue-ron conquistadas día a día, palmo a palmo, sangre derramadapor medio, a lo largo de muchos años por gentes que tuvieronla gallardía de mantener encendida la llama de la esperanzaempeñando en ello la propia vida. La democracia era algo aconquistar, algo por lo que bastantes españoles se jugaron lavida y siempre la libertad.

Una libertad que, valga la paradoja, podía habitar entre rejascarcelarias.

“No, no hay cárcel para el hombreno podrán atarme, noEste mundo de cadenasme es pequeño y exterior”

diría Miguel Hernández.

Y quiero decir que en estos tiempos de almonedas ideológi-cas, en los establecimientos políticos del todo a cien, donde elolvido programado por los sacristanes del poder y sus expresio-nes mediáticas estimula la indiferencia de las gentes españolashacia su propia historia, parece que empieza a quebrarse esaindiferencia en los últimos tiempos: las memorias de Sandoval

Page 10: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

10

son una pedrada en la charca del conformismo, que desearíapasajero, que aún invade a las fuerzas políticas y sociales de laizquierda española.

Durante años y años los españoles, sobre todo los de izquier-da, sobre todo los comunistas, hemos sido convocados al silen-cio, esa perversión, esa amnesia de la democracia de nuestrotiempo. Se nos dice que, enfermos crónicos, padecemos el in-curable mal de la nostalgia por lo que pudo haber sido y no fue,que la época de las revoluciones ha terminado, que sentemos lacabeza y marchemos todos juntos por las sendas de la modera-ción marcadas por la “tercera vía” de Bad Godesberg. Pero,llegados a estos extremos, cabe decir –eso sí con toda modestia–, que la cabeza no está hecha para “sentarla”, sino para pensar.Entre otras cosas, en cómo acabar con el injusto sistema socialy político vigente. Así que los comunistas tenemos trabajo pararato.

Esta larga caminata antifascista por tierras de España y portierras de medio mundo, que, entiendo, llaman a nuestra rebel-día porque es de notar una cierta derechización de la vida ennuestro país y más allá de nuestras fronteras, porque cierta esla presencia de nuevas y viejas tramas fascistas, “Una largacaminata” llama a nuestros recuerdos personales, a nuestramemoria colectiva diciéndonos de algún modo que si ésta des-aparece y no colocamos en la picota de la historia los años dela infamia del clerical-fascismo y sus beneficiarios, ¿de quésirve buscar respuestas si no hay preguntas? Y si no hay pre-guntas, y así lo creo, del mañana se apoderarán los dueños delayer, los dueños de hoy.

Militares felones, terratenientes, banqueros y obispos con elconcurso del fascismo alemán, italiano, portugués y el EstadoVaticano, se alzan contra la República.

La gente trabajadora se echa a la calle. Republicanos, socia-listas, comunistas, libertarios, gentes sin partido toman al asaltoel sublevado Cuartel de la Montaña. Y ahí está Sandoval, quetoma su fusil en el Madrid del “No pasarán”.

Pero la República va muriendo tras la batalla del Ebro, lospertrechos militares necesarios para continuar la guerra sondetenidos por las autoridades francesas al otro lado de los Pi-

Page 11: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

11

rineos. Para marzo del 38, tras la traición de Casado, Besteiro,Mera y Wenceslao Carrillo todo está perdido. El silencio de lasarmas no anuncia la paz, sino la venganza. Campos de concen-tración, cárceles, torturas y fusiladas al amanecer.

Sandoval cruza la frontera francesa. Campo de concentra-ción de Saint Cyprien y de allí a Moscú. Voluntario en el Ejér-cito Rojo al producirse la invasión de la URSS, vuelve a tomarlas armas. Luego, informado de que su hermano ha muerto encombate en una unidad guerrillera, deja el ejército regular paraincorporarse como partisano a la lucha tras las líneas alemanas.El fin de la II Guerra Mundial le alcanzará en Bratislava, capitalde Eslovaquia.

En 1962 llega a Madrid para trabajar junto a Romero Marínen la dirección partidaria madrileña. Tras la detención de JuliánGrimau, sustituye a Jorge Semprún, Federico Sánchez, en eltrabajo clandestino. Si difícil fue su vida durante la guerra, nomenos lo será en la clandestinidad. La vida en juego en cadaesquina, en 1964 es detenido a punta de pistola. Condenado aquince años y tres meses por el Tribunal de Orden Públicorecorre la cárcel de Carabanchel y los penales de Cáceres, Soriay Segovia.

Tras la legalización del Partido Comunista es nombradoPresidente de la Fundación de Investigaciones Marxistas. Si laentrada de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquiafue para Sandoval, internacionalista hasta la médula, un maltrago que tiene la gallardía de denunciar, el hundimiento de laURSS fue una tragedia para el movimiento obrero y revolucio-nario. Pero mal que les pese a los ideólogos del fin de la His-toria, ésta memoria que tenéis en vuestras manos nos dice queel mañana no está escrito, que nunca lo estuvo, que siemprehabrá nuevos caminantes sobre los largos caminos de la libertad.

Armando López Salinas

Page 12: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 13: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

13

Nota preliminar

Algunos amigos me han animado más de una vez a escribirmis recuerdos.

Empiezo diciendo que soy un convencido de la importanciade los libros de recuerdos o memorias aunque sólo sea parareverdecer la marchita memoria histórica que aqueja a buenaparte de los españoles de las últimas generaciones. La historiade la lucha de un pueblo por una vida digna se teje con millonesde historias personales; y es lamentable que la mayoría de ellasnunca se haya escrito, lo que convierte a esas personas en gen-tes sin historia porque, como alguien ha apuntado, la historiaque no se escribe no existe.

A pesar de tener eso claro, me he resistido a escribir misrecuerdos porque, además de ser obstinadamente perezoso, soytambién un desmemoriado sin remedio, en estado de evolucióna peor; y dicen algunos, y dicen bien, que hay una edad a partirde la cual uno debe abstenerse, por amor propio, a escribir susmemorias. Hace tiempo que yo he doblado, en mi añosa nave-gación por la vida, ese cabo de la prudencia.

En esa trinchera me había instalado hasta que me encontrécon que también mis nietas piden a su abuelo que les cuente suvida, con batallitas incluidas: la eterna petición de todos losnietos a sus abuelos.

Pero entonces caí en la cuenta de que nuestros nietos apenassaben algo de nuestra vida, de nuestra lucha, de los sacrificiosy las adversidades que hemos soportado tantos hombres y mu-jeres de aquellas generaciones que se vieron forzadas a enfren-tarse a la amenaza del fascismo, a defender la democracia conun arma cuando con armas les atacaron, a recurrir a la clandes-tinidad cuando les negaron el derecho a la actividad políticalegal.

Page 14: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

14

Pensando en esto me he decidido a intentar reunir, mal quebien, algunos de los recuerdos que aún sea posible rescatar delolvido aunque ni siquiera pretenden ser las memorias de undesmemoriado.

Page 15: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

15

Primer Cuaderno: De la infancia a la mili

I. Infancia en Gijón

Un año después de nacer yo, estallaba la primera guerramundial. Anoto este dato como punto de referencia temporal,indicador de los muchos años que ya llevo a cuestas, y noporque yo tuviese nada que ver con el inicio de la guerra, aun-que el inicio de la guerra sí tuvo que ver conmigo y, sobre todo,con mi padre, a quien le pilló en Dusseldorf, adonde habíaemigrado en busca de trabajo. La primera consecuencia de laguerra fue que le despidieran de la empresa; la segunda, que leinvitasen a abandonar Alemania, supongo que por tratarse de uninmigrante y muy a pesar de que España mantuviese la neutra-lidad. Encontró acogida en Suiza y pudo trabajar durante algúntiempo en Ginebra, hasta que decidió regresar a Gijón. Anteshabía sido guaje en la mina, aprendiz de zapatero, electricista,trabajador en lo que se terciase y simpatizante anarquista. Vol-vía a España con más libros que ahorros, pero hablando alemány francés, y convertido en un apasionado de las teorías deEinstein.

Así que apareció de pronto un hombre en aquella casa en laque reinaban las mujeres. Tres mujeres: mi abuela materna, mitía Clarita y mi madre, a quien apenas logro recordar; de ellaconservo la imagen brumosa de una joven triste, silenciosa ydoliente, que pasaba largas temporadas en algún lugar ignoradopor mí.

Supe después que ese lugar era el hospital, que le habíancortado, uno tras otro, los dos pechos y que murió cuando ape-nas tendría treinta años. Pero nadie me dijo que había muerto:simplemente desapareció de mi vida tan silenciosamente comome había acompañado.

Page 16: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

16

Mi tía Clarita era una mulata cubana de la que aún recuerdolos torrentes de caricias y zalemas que derramaba sobre mihermano Armando y sobre mí. Decían que estaba algo loca.Alguna vez se escapó desnuda a la calle, al muro de la Escaleronapara hablar a las olas de un mar por donde se había ido alguienque ya nunca volvería.

También Doña Clarita desapareció un día para siempre, sinque yo supiese cómo.

Y luego quedaba mi abuela materna, María, una asturianainteligente y decidida, que fumaba puros a escondidas y recibíahuéspedes en su casa. Se casó con uno de ellos, un señor adi-nerado de Canarias, con el que marchó a Santa Cruz de Tenerife.

Fallecieron los dos a poco, en lo que se podría calificar de“circunstancias un tanto extrañas” como dirían las crónicas desucesos: una mañana aparecieron muertos en su cama a causa,al parecer, de un escape de gas. Luego vendría la picaresca deaquella triste defunción doble: ¿Adónde iría a parar la fortunadel esposo de mi abuela? ¿Murió él antes que ella? Si fuese asíla heredera legítima e inmediata sería su esposa, es decir, miabuela. Si por el contrario fue ella la primera en exhalar elúltimo suspiro, la herencia pasaría a los familiares del hacenda-do canario. Y, claro, así pasó. Un forense dictaminó que miabuelita, María Granda, había fallecido un minuto antes que sumarido.

Así fue como las tres mujeres que acunaron mis primerosaños fueron desapareciendo, demasiado pronto, del horizonte demi existencia, dejando tras de sí una extraña sensación de cre-ciente orfandad, que no alcanzaba a vencer la presencia de mipadre.

Para entonces Armando y yo empezamos a ir a la escuelalaica de Don Eleuterio Quintanilla, al parecer, pariente lejano,respetado pedagogo y veterano anarquista que trabajó paciente-mente para fundar en la ciudad una escuela libre de tutelasclericales o de cualquiera otra influencia ajena a la pura racio-nalidad científica y emancipada de la inveterada manía de meterla letra en la cabeza de los niños a fuerza de coscorrones.

Quizás por eso me gustó aquella escuela desde el principio,hasta que un día, no recuerdo por qué motivo, uno de los maes-

Page 17: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

17

tros, un señor picado de viruela al que llamábamos Don Senén,me arreó una bofetada humillantemente sonora delante de todala clase, saltándose a la torera todos los preceptos pedagógicostan caros a Quintanilla, nuestro director. A partir de entoncesempecé a hacer novillos, no sé si como venganza o como pro-testa.

Creo que fue por aquellas fechas cuando mi padre nos dijoque tenía que ir a trabajar a Madrid, que ya nos llamaría, quemientras tanto tendríamos que seguir en Gijón con nuestros tíosAlfredo y Moraima, hermanos suyos.

Tío Alfredo trajinaba por aquel entonces de carretero, asíque aparecía por casa de Pascuas a Ramos. Fue la tía Moraimala que tuvo que cargar con nosotros, por si era poco el agobioque llevaba encima: apenas amanecía corría a la huerta a reco-ger verduras que luego vendía en el mercado: cuando volvía acasa tenía que fregar, lavar, planchar, guisar, para mantenernosmás o menos hartos y más o menos limpios. Y por si faltabaalgún quebranto, sufría un dolor de muelas que la postraba encama gimiendo hasta que el sueño la rendía.

En lo que a nosotros se refiere nos sentíamos felices y librescomo los pájaros, como el viento, a despecho de aquella insi-diosa sensación de soledad que a veces nos invadía. Pero nadienos ponía cotos ni vedas: tío Alfredo seguía con sus trajineríasde aquí para allá, Moraima con sus trabajos y agobios, sin tiem-po para otra cosa. Por desdicha aquella situación no duró mu-cho. De pronto supimos que mi padre se había casado con otramujer. A los pocos días tío Alfredo nos subió al tren de Madrid,nos dio una bolsa de comida para el camino y un beso dedespedida. Tenía siete años y se cerraba así la etapa más silves-tre de mi niñez. Adiós a los recuerdos, adiós a la Escuela laica,al respetado Don Eleuterio Quintanilla y al aborrecido DonSenén; adiós a las escapadas a la playa, a las correrías porCimadevilla y por el río Piles en busca de chufas, a las aven-turas con la gente menuda escolariega por las huertas cercanaspara robar manzanas o mazorcas. Adiós a aquel Gijón de enton-ces, más parecido al de los tiempos de Jovellanos que al Gijónde nuestros días.

Page 18: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

18

Al día siguiente amanecimos en Madrid, donde nos recibie-ron mi padre y la que era, aunque desconocida hasta esa mismamañana, nuestra segunda madre, una asturiana que soportaba lavida en Madrid como un destierro, si bien consentido, hija deun maquinista de los ferrocarriles del Norte y de una cigarrerade la fábrica de tabacos de Gijón. Marina, mamá Marina.

II. De las pedreas a la pintura

De la escuela de Madrid conservo un buen recuerdo. Estabaen la calle de Alcalá, en una de esas casas espaciosas de co-mienzos de siglo, que era a un tiempo escuela y vivienda delmaestro y su familia. El maestro, dueño y director de la escuela,se llamaba Don Fernando. Era enemigo resuelto de pegar a loschicos, y aunque sólo fuera por eso nos caía bien. Por lo demásnos iba desasnando paso a paso no por el castigo, sino por lapersuasión.

Como sabía que me gustaba dibujar, una tarde, después delas clases, me invitó a ver una carpeta de dibujos de su hijomayor, y me presentó además al menor de sus hijos, un chepositode mi edad; al parecer se había caído desde una mesa cuandoaún era un bebé y se quedó giboso para siempre. Eso le hacíaretraído; el pobre no tenía amigos, aunque era muy inteligentey simpático; a partir de entonces le visité con frecuencia y élcompartía conmigo su merienda que solía consistir en una en-salada de tomates, una merienda campesina, de la Mancha; medecía: cortas los tomates, picas menudito un diente de ajo, leañades un poco de pimienta negra, sal, aceite, y a comer ymojar pan.

Este fue uno de mis buenos amigos, pero tal vez el máspróximo, sería mi condiscípulo Gonzalo. Yo era moreno y ba-jito, él rubio y alto, pero íbamos juntos a todas partes, como la“i” y su punto. Luego, al correr del tiempo, pasó lo que pasó,y sólo al cabo de una treintena de años sin saber el uno del otro,tuve la sorpresa y la alegría de recibir su visita en la cárcel deSoria, donde yo cumplía una de aquellas inicuas y ahora piado-

Page 19: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

19

samente silenciadas, que no olvidadas, sentencias que dictabanlos tribunales franquistas.

Bueno, también tuve otros amigos entre los chavales delbarrio y, para entonces, mamá Marina ya había traído al mundoa mi hermano Mariano y cinco años más tarde, a Juan Antonio.Y así nos juntamos cuatro hermanos varones. Ni una sola niña.En otros tiempos a mi padre le habrían nombrado hidalgo debragueta.

Con los chicos de mi barrio participé en toda clase de pe-dreas y en alguna pelea a brazo partido con los galopines deotros barrios, que venían al nuestro en busca de gresca. De unade esas peleas no me olvidaré fácilmente. Primero, porque metocó a mí enfrentarme, mientras los demás miraban, a un zagalmayor que yo, al que no conocía de nada; segundo, porque nopude con él y él sí pudo conmigo, de modo que cuando aban-doné la palestra y me fui a casa “meditabundo y cabizbajo”, sinfuerza ni resuello, busqué consuelo removiendo los libros de mipadre y encontré, hete aquí, un gran libro alemán con preciososgrabados. Me puse pues a copiar uno de ellos y al poco ratohabía olvidado la refriega, el cansancio y los golpes, el baldónde la derrota. Y además quedé encantado con mi dibujo. Mispadres también lo elogiaron y al día siguiente me regalaron unacaja de acuarelas. Así que esa pelea fue como esa caída delcaballo camino de Damasco tantos miles de veces repetida: elpunto de arranque de mi conversión. Comenzó entonces mipasión por la pintura y decidí que aquello era bastante másdivertido que las pedreas de barrio. Definitivamente, de mayorsería dibujante o pintor (¡cómo la vida se burla de nuestrasilusiones!). Preciso es reconocer que si aquel episodio fue po-sitivo para despertar la afición por la pintura, resultó negativopara la continuación de los estudios.

A los doce años le dije a mí padre que no quería seguir enla escuela, que me aburría, que quería aprender a pintar. Supon-go que él pensó, dudó y vaciló antes de acceder, pero al fin lohizo con la sola condición de que, además de pintar, yo siguieseestudiando. Muy pronto me presentó a un joven pintor, discípu-lo de Julio Moisés, que me dejó un hueco en su estudio, uncaballete y un rollo de papel de estraza para que dibujase cuantoquisiera. Frecuenté más tarde el estudio de un pintor sevillano,

Page 20: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

20

si mal no recuerdo, que trabajaba para los anticuarios. Una desus más celebradas especialidades eran los floreros al estilo deJuan Arellano o de Mario Nuzzi, pero también salían de supaleta réplicas de los bodegones de pintores flamencos del sigloXVII, como Claesz Heda, o pequeñas imitaciones de las tablasde los maestros del románico y de la pintura gótica de los siglosXIV y XV. En ese terreno era un consumado artista: contaba,divertido y ufano, que en cierta ocasión le visitó un señor lati-noamericano, de viaje por España, para encargarle la restaura-ción de una tabla de autor desconocido del siglo XV, que habíacomprado en una casa de antigüedades madrileña. Cuando miviejo maestro destapó la tabla descubrió que el “autor descono-cido” de aquella presunta pintura gótica no había sido otro queél mismo, convertido, sin tener conciencia de ello, en un falsi-ficador.

Bueno, estuve también unos días con un pintor alemán, fre-cuenté el Casón del Buen Retiro, donde se podía contemplar ycopiar directamente reproducciones de las más celebradas obrasescultóricas de la Antigüedad; me adentré en el Museo del Pradoy en el de Arte Moderno; descubrí las joyas de la pintura ita-liana, española y flamenca y me quedé un día ante las TresGracias de Rubens, deslumbrado por la belleza de los cuerposfemeninos. Pero este deambular mío de estudio en estudio, y demuseo en museo, acabó, al cabo de un año, por descorazonar-me, de modo que cuando mi padre me propuso trabajar en losestudios de diseño de una empresa dedicada al mobiliario ydecoración de interiores, se lo agradecí con alivio. A los pocosdías inicié lo que ya sería una vida de trabajo y no la errabunday precoz bohemia en que me moví hasta entonces.

Esto fue en 1926. Tenía sólo trece años.El jefe del estudio era un inglés, Mister Everard, conocedor

de la arquitectura de interiores y de los secretos de la ebaniste-ría de altos vuelos; un profesional de la raza de los Chippendaley de los hermanos Adam. No es de extrañar que la primeraprovidencia que tomara para mi buen gobierno y aprovecha-miento fuese enviarme al taller de ebanistería, donde me tuvotres meses copiando plantillas, familiarizándome con las máqui-nas y admirando el trabajo de ebanistas, tallistas, barnizadoresy tapiceros varios.

Page 21: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

21

Sólo después inició mi aprendizaje artístico propiamentedicho.

Everard fue mi primer maestro de diseño; me hizo estudiartodos los estilos habidos y por haber de la arquitectura y elmobiliario inglés; me enseñó las bases de la perspectiva y elmanejo de la acuarela, pero además despertó en mí el interéspor la literatura anglosajona, por Dickens, W. Scott, Thackeray,pero, sobre todo, por Stevenson y su maravillosa Isla del Tesoroy por Mark Twain, y soñaba con caer un día en una isla desiertacon tesoro o sin tesoro, o participar en las aventuras de TomSawyer y Huckleberry Finn. Por aquel entonces me convertí enun devorador de libros.

Pero aquello se acabó pronto. Everard estaba casado con unajoven inglesa: no tenían hijos, y, tal vez en alas del aburrimien-to, la mujer encontró un amigo que la entretenía, ya que elmarido trabajaba ocho o diez horas y ella no sabía qué hacercon su vida en Madrid. Creo que Everard lo sospechaba, peroaguantó con la proverbial flema británica hasta que comprendióque la única manera civilizada de cortar aquella historia y salvarsu matrimonio era hacer las maletas y volver a Londres con sumujer.

Contribuyó a que diera este paso la crisis que empezó aapretar el dogal alrededor del cuello de la empresa donde tra-bajábamos –la casa de muebles García y Escobedo– y el anun-cio de una inevitable reducción de personal. Antes de marcharla pareja Everard me propuso que fuese con ellos a Inglaterra,pero no acepté: en aquellos tiempos semejante viaje me parecíauna peregrinación a lo desconocido.

A poco de la despedida de Everard, la empresa clausuró eltaller de diseño y yo quedé en la calle. Así se cerró el primerciclo de mi vida de trabajador asalariado.

Encontré trabajo en otra empresa similar, la de CándidoSánchez, que tenía su exposición casi frente por frente de la deGarcía y Escobedo, en el paseo de Recoletos.

Allí me topé con un diseñador francés. Monsieur Genilloux,que así se llamaba, me recibió con mirada inquisitiva, sin dudaintentando averiguar qué clase de ayudante le tocaba en suerte.Genilloux era el jefe del estudio, bretón, si mal no recuerdo,

Page 22: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

22

hombre parco en palabras, pero de trato llano y directo, granfumador de pipa y buen conocedor del refinado gusto del artedecorativo francés. Aprendí mucho trabajando a su lado ymantuvimos, en los tres o cuatro años que duró el empleo,relaciones amistosas de trabajo y de confianza mutua.

III. La Segunda República

Entre tanto, arreciaban los vientos de crisis después del“crack" financiero del otoño de 1929 en Estados Unidos.

El oleaje de la crisis económica alcanzó a España al comen-zar la década de los 30, y aquí se entrelazó con una crisispolítica. Caía la dictadura de Primo de Rivera; se sublevaban enJaca los capitanes Galán y García Hernández levantando labandera de la república; la indignación popular apuntaba contrala monarquía. Así ocurrió que bastasen unas elecciones muni-cipales para que rodase por tierra la corona real y naciese laSegunda República Española.

No es fácil para los jóvenes de hoy imaginarse la fuerza conque estos acontecimientos contribuyeron al despertar político dela gente, especialmente la de mi generación. Aquel 14 de abrilde 1931, cuando ya se conocían los resultados de las elecciones,Madrid hervía de rumores: “En Eibar se ha proclamado laRepublica", “En Cataluña, Maciá..." No era posible trabajar enaquel clima de agitación.

Abandoné el estudio, salí al paseo de Recoletos, y desembo-qué en la plaza de la Cibeles, llena de gente. Y vi por primeravez flamear la bandera tricolor de la República en la torre delPalacio de Comunicaciones. Miles de madrileños se iban re-uniendo allí; aplaudían la bandera, vitoreaban la República.Después de tanta desdicha, de tanta dictadura, de tanta injusti-cia, se vislumbraba un camino que parecía lleno de luz. Poraquellos días, fuera de España se hacían lenguas de la cordurapolítica de los españoles, que acababan de protagonizar un cam-bio de régimen “sin romper un cristal".

Pero aquello sería también el comienzo de la revolucióndemocrática que demandaba la modernización del país y recla-

Page 23: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

23

maba a gritos la legión de campesinos y braceros sin tierra. Asíque, ante la poquedad del gobierno republicano para acometerlas reformas sociales –y singularmente la reforma agraria, quedebió decretarse al día siguiente de la proclamación de la Re-pública– empezó la agitación campesina, la ocupación de fincasy los choques de la gente de la gleba con “las fuerzas delorden". Y si el Gobierno demostró falta de espíritu para decre-tar la reforma, le sobró espíritu para reprimir a los trabajadores:ya en fecha tan temprana como julio de 1931 (sí, a los tresmeses del nacimiento de la República) se produjo el cañoneo dela casa de Cornelio; y también por aquel entonces la muerte decuatro obreros a quienes se aplicó la ley de fugas en el parqueMaria Luisa de Sevilla; en diciembre tuvo lugar el trágico en-frentamiento de la Guardia Civil con labradores de Castilblanco;en enero del 32 un nuevo choque entre los de la Benemérita ylos trabajadores de Arnedo: en 1933 ocurrieron los graves su-cesos de Casas Viejas...

Y aumentó también el desasosiego obrero y se multiplicaronlas huelgas y los “putchs" anarquistas. No fue ajeno a ello elhecho de que, en contraste con el talante festivo con que lagente de a pie recibió la República, las clases altas, con muyhonrosas excepciones, recibieron de pésimo humor la mudanzapolítica y se afanaron, apenas recuperadas del sobresalto, paracrear dificultades y problemas al nuevo régimen. El dinero seretrajo, cayó la actividad industrial y mercantil, aumentó el paroobrero: pronto se registraron 600.000 parados en una España enla que no existía un sistema de Seguridad Social digno de talnombre.

Así cundió el desaliento y la desesperanza en el gran pueblode la “cordura y la moderación” tan elogiado dentro y fuera enabril de 1931.

Me apresuro a decir que pese a todo se daría una visióndistorsionada de la Segunda República y de su obra si sóloparásemos mientes en la dureza con la que reprimió ciertasacciones campesinas y obreras. La verdad es que, según cuándoy quién la gobernase, aparece ya con el rostro ceñudo de unarancia república burguesa, ya con el de una juvenil repúblicaavanzada: todo dependía de los vientos que la batiesen y de lasmanos que llevasen el timón. En general, y sin caer en nostal-

Page 24: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

24

gias, habrá que reconocer que hizo posible el inicio de la mo-dernización de España y abrió un periodo de auge cultural queha sido calificado de segundo siglo de oro de la cultura hispana.

También yo fui a parar, nunca mejor dicho, a la calle. Cán-dido Sánchez se vio obligado a cerrar el taller de diseño, Mr.Genilloux tuvo que volver a Francia y yo pasé a engrosar elejército de los sin trabajo. Nuevamente con mi carpeta de dibu-jos a modo de presentación, hube de andar de aquí para allá enbusca de empleo. Lo conseguí en casa Herráiz. El jefe del es-tudio de diseño era don Arturo al que, “un mal aire”, según élcontaba, le había deformado la boca. Vestía siempre de negro,impecablemente, con unas inmaculadas camisas blancas. Cuan-do le enseñé mi carpeta de dibujos, se detuvo en algunos deellos, y me lanzó una sonrisa no sólo torcida, sino socarrona:¿Y dice en serio que esto lo ha hecho usted? Sus dudas sobrela autoría de mis dibujos, lejos de molestarme, me halagaron.Además, al día siguiente me hicieron una prueba y don Arturose convenció de que no me adornaba con plumaje ajeno y fuiadmitido en la empresa como diseñador. Enseguida congeniécon mis nuevos compañeros de trabajo.

Uno de ellos, un señor de ideas socialistas y de grandesbigotes, trabajaba como fotógrafo y pintor. El otro era el prin-cipal proyectista de aquel estudio, un mallorquín no muy comu-nicativo, que trabajaba horas y horas sin levantar la vista de sutablero, mientras canturreaba una y otra vez tres o cuatro viejosromances de sus islas: el del ruiseñor al que pedía que viese asu madre si en alguno de sus vuelos iba a Francia; el de aquelbergantín al que vio venir “a toda vela, a toda vela”; y porsupuesto el de la Balanguera, que casi aprendí de memoria. Ycuando muchos años después, casi medio siglo, se la oí cantara María del Mar Bonet, me pareció tropezar de pronto con algoolvidado y sin embargo entrañable, con un recuerdo que parecíairrecuperable para la memoria:

De la infantesa qui s´enfilade la vellura qui s’en vaLa Balanguera fila filaLa Balanguera filara...

Page 25: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

25

Pero lo que yo quería contar, resbalando por los recuerdosque aún conservo es, en fin de cuentas, de qué modo se ibanacumulando las tensiones sociales y cómo se entenebrecía aque-lla idea ingenua, arcádica que yo me había hecho de lo que seríaEspaña desde el comienzo de aquellos años alborales de laRepública. Bien es verdad que yo seguía, por supuesto, con missueños de pintor. Trabajaba mañana y tarde en el taller de di-seño, pero aprovechaba las noches para pintar; seguía acarician-do la esperanza de poder recluirme con mis pinceles y mislibros en un retiro de paz y sosiego, adonde no llegase el fragorde la agitación social y la lucha política de la calle.

Pero pronto me convencí de que esa idea era algo peor queuna quimera: vivíamos un tiempo de agudización extrema delantagonismo fascismo-democracia y era una cobardía darle laespalda al problema. Y sigo enumerando: en agosto de 1932 sehabía producido la primera sublevación militar contra la Repú-blica; en marzo de 1933 ascendía Hitler al poder en Alemania;en noviembre del mismo año recibían un voto de castigo enEspaña socialistas y republicanos. En octubre de 1934, la entra-da de la CEDA en el gobierno de Lerroux encendía todas lasluces de la alarma: los partidos y sindicatos obreros interpreta-ron aquello como una tentativa insidiosa de instaurar el fascis-mo por vía legal. En protesta convocaron una huelga generalque se convirtió en insurrección popular en Asturias (“si no haytraca, no hay fiesta” decían los mineros), desigualmente apoya-da por el resto del país.

Yo secundé la protesta en solitario; durante dos días no acudíal trabajo y fui el único huelguista del taller de diseño. Nisiquiera mi compañero, el fotógrafo socialista, consideró posi-ble sumarse al paro. Sin embargo, para mi sorpresa, nadie mepidió cuentas o, para ser más preciso, sólo el jefe del estudio mepreguntó por qué había faltado al trabajo. —“¿Ha estado enfer-mo, Sandoval?” —“No, Don Arturo, pero no podía venir altrabajo en medio de una huelga general”. No quiso don Arturometerse en más honduras y no se volvió a hablar del asunto.

Por aquellos años empecé a romper con la vida algo retraídaen la que insensiblemente me había deslizado y fue mi hermanoArmando quien me ayudó a salir de aquel pozo relacionándomecon un grupo de amigos suyos. Había entre ellos algunos jóve-

Page 26: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

26

nes vascos que nos comunicaron su afición a cantar en coro enlas tabernas de paso que bebían un pote de rioja; con estos yotros chicos nos acostumbramos también a las excursiones cam-pestres. Por entonces el excursionismo se había puesto de modaen Madrid, era el deporte de masas de la gente moza. En vera-no, con el buen tiempo, los domingos madrileños eran unaexplosión de chicos y chicas que se lanzaban con sus mochilasy sus gorritos de sol al asalto de los autocares que les llevabana la Pedriza del Manzanares o tomaban al abordaje el tren deCercedilla o el viejo tren de Arganda “que pita más que anda”,como entonces se decía, para chapuzarse en el Jarama, allá porlos sembrados de La Poveda. La cuestión es que también noso-tros acabamos formando una pandilla de asiduos al montañismo,a las grandes caminatas y a las excursiones campestres en ge-neral.

Yo formé parte del núcleo fijo de la pandilla, es decir, delpequeño clan de chalados que, incluso en pleno invierno huía-mos al campo haciendo grandes marchas de quince o veintekilómetros a pie, parando en algún ventorro del camino paracomer y volviendo a Madrid ya entrada la noche. Pero en ve-rano el grupo se ampliaba con amigos y amigas que aspirabansobre todo a tostarse al sol y a bañarse en los ríos del llano oen las charcas de los arroyos montañeros.

En el grupo no se hablaba mucho de política, a nadie se lepreguntaba sobre sus ideas. Creo que todos éramos partidariosde la República sin más. Vino a confirmar esa impresión elhecho de que uno de los más asiduos del grupo, el extremeñoCavanillas, estudiante entonces de Medicina, miembro de laFUE, emprendió la hazaña de recorrer a pie en una semana elcamino de Madrid a Jaca para llevar un ramo de flores a latumba de los capitanes Fermín Galán y García Hernández en elaniversario de su fusilamiento.

Por contra descubrí un día que no eran tan afines comopensaba las ideas políticas de alguna gente del grupo. Mi amigoJoaquín, un madrileño que trabajaba en no sé qué oficina yestudiaba afanosamente el alemán, había pasado de la admira-ción hacia Alemania y sus tradiciones culturales a la ofuscaciónpor los nacionalsocialistas, cuya propaganda le llegaba a travésde los cursillos de alemán. Para mí fue una sorpresa, pero nues-

Page 27: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

27

tras relaciones amistosas me dieron licencia para aconsejarleque no se dejase atrapar por las añagazas de los pregoneroshitlerianos. De momento mis exhortaciones no tuvieron muchoéxito, pero supe años después, que Joaquín había abominado delos fascistas alemanes cuando comprobó cómo apoyaban a losgenerales facciosos en España, cómo sus aviones arrasabanGuernica y bombardeaban y ametrallaban a la población civilen las calles de Madrid, de Barcelona y de tantas ciudades dela zona republicana. Supe también con pena que Joaquín habíamuerto batiéndose en el ejército republicano.

No tendría sentido traer aquí el recuerdo de tantos amigosdel grupo como Lizarza, estudiante también de Medicina que,cuando había chicas delante, intentaba impresionarlas cazandomoscas al vuelo y tragándolas de golpe con un responso: “aga-cha las patas que vas a pasar un túnel”. Tampoco me alcanzaríala memoria para hablar de aquella variopinta muchachada; nopuedo, sin embargo, cerrar esta ventana abierta a mis recuerdosde un ayer muy lejano sin mentar a otro muy querido amigo: sellamaba Pepe Rojas y era un gaditano siempre muy bien puesto,siempre muy simpático, siempre alegre y cantarín. Le perdí devista cuando empezó la sublevación fascista, en 1936. Luegovino la dura guerra civil, la derrota de la República, el largoexilio. En 1962 volví a España clandestinamente. Una mañana,al salir del metro en el centro de Madrid, nos dimos de cara.Quise pasar de largo, pero Rojas me detuvo: —“Tú eresSandoval, ¿no te acuerdas de mí?”. Insistió una y otra vez,negué yo otras tantas: —“Me confunde usted con otro, no leconozco de nada”. Le dejé con la palabra en la boca, confusoe incrédulo. Muchas veces me reproché después no haber con-fiado en él, no haberle dado un abrazo saltando por encima detodas las severas normas de la clandestinidad.

IV. La mili en Ceuta

Y llegó la hora de la “la mili”. Tuve que dejar el trabajo, lapintura, los amigos para incorporarme al Batallón de CazadoresSerrallo n° 8 de Ceuta. Vagón militar hasta Algeciras, barco con

Page 28: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

28

viento a estribor hasta Ceuta. Y del puerto, con nuestras male-tas, al cuartel.

La primera impresión fue que nos metían en un cuartel des-habitado, pero en realidad ya había allí unos cuantos reclutasllegados antes que nosotros desde el País Vasco y Cataluña; ytambién un capitán, varios tenientes y algunos sargentos y ca-bos.

Pronto empezó a circular el rumor, repetido sigilosamente,de que el batallón estaba bajo arresto en una especie de cuaren-tena; que la mayor parte de la unidad permanecía en Asturias,adonde había sido enviada al producirse la huelga minera deoctubre de 1934; que su jefe, un coronel cuyo nombre nunca meperdonaré haber olvidado, estaba arrestado por negarse a quesus soldados disparasen contra los mineros.

Rumor éste cuya veracidad pudimos comprobar de inmedia-to, cuando tuvimos que “pelar” nuestra primera guardia en elpenal del Hacho: allí estaba prisionero nuestro coronel y allí levimos pasear, solo y pensativo, por el patio. Era una cruel pa-radoja: los soldados convertidos en carceleros de nuestro jefemilitar que había arriesgado la carrera y la libertad para impedirque nos utilizasen contra el pueblo. Así están tramados los hilosdel poder, pero aquellos reclutas del Batallón de Cazadores talvez olvidemos el nombre, pero nunca la lección de aquel mili-tar; y la tuvimos muy presente a no tardar cuando, en julio de1936 Franco, Mola, Queipo de Llano y otros generales, cono-cidos como africanistas, intentaron lanzar a los soldados espa-ñoles contra las instituciones republicanas y contra las organi-zaciones progresistas de su país. Muchos militares profesiona-les y miles de soldados se resistieron entonces a secundarlos;sus cuarteladas fracasaron en buena parte de la península yhubieron de recurrir a las tropas mercenarias de África y alauxilio militar de Hitler y Mussolini para derrotar a la SegundaRepública Española.

Uno de los tenientes del batallón supo que yo era dibujantey me convirtió en una especie de cartógrafo de ocasión encar-gado de trazar los mapas de los itinerarios de las marchas yejercicios tácticos; pero no me libró la cartografía de los incon-tables servicios de guardia o de imaginaria, ni por supuesto, de

Page 29: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

29

las marchas por los cerros del noroeste de Ceuta, hasta Benzúo Punta Bermeja, o hacia el sur hasta el arroyo de Side Brahin.

Tampoco me dispensó de las horas y horas de instrucción enla explanada del cuartel, cuyo único aliciente era la llegada dealgún moro ofreciendo higos chumbos, que él mismo pelaba, o“té riquito y calentito”: una taza humeante de té moruno perfu-mado con hierbabuena por unos pocos céntimos.

Aparte de estas esporádicas relaciones mercaderiles en laexplanada del cuartel, no teníamos trato alguno con los ceutísde origen árabe. Sólo un domingo, aprovechando las horas depaseo, osé internarme, con otro compañero en el barrio moro,cuya pobreza saltaba a la vista; era allí donde vivían nuestrosvendedores de higos chumbos, las putas, los acarreadores yvendedores ambulantes, las personas que vivían malamente delos trabajos más ingratos y peor pagados. De uno de sus estre-chos callejones salió a nuestro encuentro una muchacha mora,ofreciéndonos un rato de placer a cambio de unas monedas. Sinduda para animarnos a cerrar el trato abrió su túnica para mos-trarnos sus pequeños senos, su piel morena, su pubis rasurado.Mi compañero, un madrileño dicharachero, le preguntó por quése lo afeitaba. —“Todas lo hacemos”, dijo. Yo le pregunté queedad tenía. —“Doce años”, contestó. Con una mezcla de penay desconcierto salimos de allí.

No me extraña demasiado que otros soldados frecuentasenaquel zoco de penuria y desamparo. La que habíamos conocidono era la única niña que se prostituía en las calles de la barriaday lo tremendo era que un número de soldados lo bastante cuan-tioso para que uno sintiese vergüenza se mofara de los morosde manera soez, en el peor estilo de cualquier mercenario entierra conquistada; más de una vez me he preguntado dóndemamaron aquel racismo protervo, de qué honduras de esta his-toria nuestra de moros y cristianos nos viene ese afán oscuro dehumillación y desprecio.

En el batallón a mí me encuadraron en una sección de mor-teros, y confieso que su aprendizaje me resultó útil más tarde,cuando la sublevación militar de julio de 1936 arrastró a Españaa la guerra civil. Tal vez por eso nunca lamenté, a pesar de larudeza de la vida del soldado, haber pasado por aquella escuela

Page 30: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

30

de adiestramiento en el manejo de armas. Comprendo la resis-tencia que siempre han ofrecido los jóvenes al servicio militar;a nadie se le escapa la distorsión que la “mili” produce en suexistencia, esa ruptura del ritmo de vida, de los estudios o deltrabajo, de las relaciones afectivas. Y, sin embargo, aún hoy,cuando parece haberse esfumado un tanto el peligro de los pro-nunciamientos militares, pero también cuando en España se haintroducido el modelo del ejército profesional, sigo creyendoque una sociedad democrática debe disponer de unas fuerzasarmadas que reposen sobre el fundamento del servicio militarobligatorio de toda la ciudadanía. Y eso, mientras no alcance-mos la utopía de un mundo de paz donde se acuerde la supre-sión universal de los ejércitos.

Page 31: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

31

Segundo Cuaderno: En la guerra civil

V. De compañero de viaje a militante

Creo que fue en otoño del 35 cuando me licenciaron y volvía la vida civil, al seno de la familia, al trabajo con mis antiguoscompañeros, y volví también, por supuesto, a las inevitablespreocupaciones políticas. Por aquellas fechas iba dejando atrásmis querencias ácratas y me integraba, paso a paso, en la acciónde una célula comunista, en la que ya militaba mi hermanoArmando. Conocí entonces a muchos militantes del partido,empecé a asistir a algún mitin y a las representaciones del TeatroProletario, que dirigían Cesar e Irene Falcón, discutí con mihermano y con sus camaradas, disfruté con el teatro deMaiakovsky, que criticaba ácidamente los “prejuicios pequeño-burgueses” que aún sobrevivían en la Rusia Soviética y losvicios burocráticos que más que sobrevivir se hipertrofiabanallí, a pesar de las advertencias de Lenin y de otros bolcheviques.

Pero también fue entonces cuando empecé a leer, cada vezcon mayor interés y seriedad, la literatura marxista, quiero decirlas obras clásicas, fundamentales del pensamiento de Marx yEngels. Las dos primeras que cayeron en mis manos fueron el“Manifiesto comunista” y “El origen de la Familia, de la Pro-piedad privada y del Estado”, que me descubrieron las clavespara comprender la sociedad y la historia, para ordenar y enca-jar las piezas antes dispersas en mi cabeza del puzzle del desa-rrollo de las sociedades humanas. Ni que decir tiene que a partirde entonces me hice admirador y hasta un adicto del marxismo,adhesión que muy pronto empecé a proyectar sobre el partido.No es extraño, porque en aquellos momentos era una de lasfuerzas políticas de izquierda que con mayor denuedo se batíaen defensa de la democracia frente a la amenaza difusa, oscura,pero nada retórica, que se cernía sobre la República.

Page 32: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

32

Aquel verano, Hitler había liquidado a sus opositores másnotables en la llamada “noche de los cuchillos largos” y presen-taba a Europa la exigencia de mayor espacio vital para Alema-nia. En otoño Mussolini había perpetrado la agresión contraAbisinia, destronando al negus Haile Salassie y convertido elpaís en colonia italiana. La amenaza fascista gravitaba sobremuchos países incluyendo el nuestro, que también tenía su pro-pia nube negra, su fascismo doméstico, que ya había intentadoauparse al poder con Lerroux y había enseñado los colmillosmatando mineros y llenando las cárceles de demócratas. Fueentonces cuando entré en el Socorro Rojo Internacional, paraunir mi voz a los que pedían la libertad de Thaelman o del“Caballero de la Esperanza”, Luis Carlos Prestes, pero tambiéna los que bregaban por sacar de la cárcel a los treinta y tantosmil presos y represaliados del movimiento de octubre.

Aunque sólo era un “compañero de viaje”, asistí, entre olea-jes de pancartas y banderas comunistas, socialistas, anarquistasy republicanas, al mitin de Azaña en la explanada de Comillas.La participación masiva de las organizaciones obreras transfor-mó aquel acto en una memorable expresión de la voluntadunitaria para detener al fascismo. La gente iba más lejos queAzaña. Quería un acuerdo para crear el Frente PopularAntifascista. Era la consigna estelar lanzada desde el séptimocongreso de la Internacional Comunista. En enero de 1936 seformó el Bloque Popular y en febrero triunfó en las eleccioneslegislativas. Fue la primera vez que pude votar en unas eleccio-nes.

Pero no se desvaneció el peligro de un golpe de fuerza enEspaña. Ya que no pudo ganar con los votos, la derecha seobstinó en imponerse a costa de lo que fuera.

Era ya un secreto a voces la existencia de un complot paraponer en marcha una sublevación militar. Entre tanto, altosburgueses y latifundistas provocaban permanentes conflictos algobierno y a los trabajadores de la ciudad y del campo, y res-pondían con huelgas los obreros y con la ocupación de tierraslos campesinos pobres, arrendatarios y jornaleros sin tierra queno podían más. La atmósfera social fue electrizándose y seprodujo una radicalización extrema de las contradicciones polí-ticas y de clase, culminación del proceso de tensión y confron-

Page 33: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

33

taciones casi ininterrumpidas que se venía encadenando durantelos últimos años. De hecho el centro de gravedad de la luchacontra el fascismo en los países capitalistas del occidente euro-peo se había ido desplazando gradualmente a España.

En la primavera de aquel año tomé el compromiso de lamilitancia comunista: dejé de ser “compañero de viaje”. Creoque influyó en mi decisión la inteligencia y valentía de Dimitrov,el comunista búlgaro que había convertido el proceso de Leipzig,montado por los nazis para culpar a los comunistas del incendiode Reichstag, en una tribuna de denuncia de los verdaderospirómanos, los fascistas. Pero también me apasionó la campañadel partido, alertando a todos de la amenaza de la sublevaciónfascista que se estaba gestando aquí, en España. Esto últimofue, en realidad, la razón de fuerza de mi ingreso en el partido.Como ha escrito el historiador Eric Hobsbawn,“las sirenas delcomunismo” atrajeron a su causa, en la década de los años 30,a ingentes multitudes de jóvenes que vieron, como yo, que loscomunistas encabezaban la lucha contra el fascismo. Este es unhecho incuestionable.

VI. El asalto al Cuartel de la Montaña

Aquel mes de julio los madrileños vivíamos en estado dealerta. Cada día llegaban noticias inquietantes sobre el golpemilitar que se tramaba, y los afiliados de las organizacionesobreras pasábamos las noches en vela haciendo retén en lassedes de los partidos y en las comisarías, dispuestos a acudir adonde se terciara en caso de emergencia. Y cuando llegó lanoticia de que había comenzado el levantamiento militar enÁfrica, todas las miradas se volvieron hacía los cuarteles, sobretodo al de la Montaña, donde –se decía– se había concentradola gente más belicosa de Falange y de la oficialidad del ejército.Sin embargo, aquella mañana yo acudí al trabajo como siempre,sin noticias de lo de África y menos aún de que también enMadrid había comenzado la danza. Pronto empezamos a oír, através de los ventanales del estudio, un lejano tronar de caño-nes. Hablé con el jefe del estudio: —Esos cañonazos son el

Page 34: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

34

anuncio de que se han sublevado los militares en Madrid, D. Arturo.Me voy. No puedo trabajar así.

—Pero ¿quién le ha dado a usted vela en este entierro? ¿Adonde quiere ir?

—Al cuartel de la Montaña, don Arturo.Y me fui. No sospechaba que me iba para siempre, que

jamás volvería a sentarme frente a aquel tablero de dibujo. Elalzamiento militar trazaba una línea divisoria insensata entre elhoy y el mañana: era una bomba colocada en los cimientos dela paz del Estado español. Por eso en aquel momento lo únicoimportante era correr al cuartel de la Montaña. Era el fococentral de la sublevación en Madrid, allí se habían introducidola víspera varios cientos de falangistas uniformados y cadetesde la academia militar de Toledo. Frente a ellos montaron elcerco al cuartel los milicianos mal armados de las MAOC(Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas), a los que sesumaron muchos madrileños de todo el arco iris del antifascismo,amén de algún destacamento de guardias de asalto.

Cuando llegué, el combate estaba ya en fase resolutiva, a loque sin duda había contribuido la aparición de unos cañones delParque de Artillería del Pacífico y de un avión republicano, queevolucionó sobre el cuartel y descargó una bomba en el patio:yo me sumé a una de las oleadas de atacantes, aunque ibacompletamente desarmado, pero ya habían aparecido banderasblancas en alguna ventanas del caserón, testimonio quizás de lapugna entre los mandos facciosos y los soldados que queríanrendirse. Dentro, los asaltantes lo invadimos todo; en el piso dearriba era detenido el general Fanjul, cabecilla del cuartelazo,que había rechazado las propuestas del gobierno para que depu-siera las armas y evitara derramamientos de sangre, con él fue-ron detenidos otros oficiales sublevados, aunque los que inten-taron huir al amparo de la confusión reinante fueron abatidos ysus cuerpos quedaron expuestos al sol en la explanada del cuar-tel. Así acabó su malaventura aquella tremenda mañana de ju-lio.

Ya dije antes que me metí en el asalto al cuartel de la Montañaa lo loco, con las manos vacías, sin arma alguna ni blanca ninegra, y lo repito ahora porque no quería salir de allí de la

Page 35: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

35

misma guisa: tenía que conseguir un arma a toda costa, porquela gran lección de aquel día era que teníamos que hacer frentea una sublevación insidiosa, implacable y prolongada. A labúsqueda de un fusil recorrí el piso alto del cuartel hasta darcon un cuarto donde alguien había descerrajado ya un arcónrepleto de fusiles y correajes. Me colgué tres al hombro y salía la calle satisfecho, y sorprendido de lo fácil que había sido laoperación. Para entonces el cuartel había quedado limpio dearmas; además de haber aplastado la cuartelada, aquello habíasido un acto de armamento del pueblo por el pueblo mismo. Enla calle, en medio del tumulto de gente armada que se alejaba,me llamó una voz conocida: era un antiguo compañero de fati-gas de Ceuta, donde habíamos hecho la “mili” juntos; se llama-ba Vicente y, como yo, cargaba también con un par demosquetones. Yo sabía que era de la CNT y supongo que élbarruntaba que yo era comunista o algo así, pero sentíamosmutuo aprecio, así que nos alegramos del encuentro. Bromea-mos: nosotros que habíamos jurado en la “mili” que nunca máscogeríamos un arma, ¿adonde íbamos con tantos fusiles?

Vicente era taxista. “Tengo el coche ahí mismo, si me acom-pañas te llevo a casa”. Claro que le acompañé, y conseguí queantes de ir a casa pasáramos por el local del Radio Oeste delPCE, que estaba frente al cuartel de Wad Ras y tenía puerta ybalcones atrincherados con sacos terreros por si acaso. Allí dejedos de los fusiles conquistados y me reservé el tercero. Con élen bandolera entré en mi casa, para susto de mamá Marina ypara jolgorio de mis hermanos Mariano y Juan Antonio.

Vicente me propuso subir a la sierra al día siguiente en sutaxi, porque se decía que habían empezado a tabletear las ame-tralladoras en Guadarrama y Somosierra, y los partidos y sindi-catos convocaban a sus afiliados a cerrar el paso a las huestesde Mola.

Claro que estuve de acuerdo y subimos al cabo de unos díasa la sierra, primero en el coche hasta el pueblo de Guadarramay luego a pie hasta las cercanías del Alto de León, donde notardamos en encontrarnos con milicianos de la primera Compa-ñía de Acero.

Page 36: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

36

Con ellos estuvimos varios días, participamos en un ataquea las posiciones de los fascistas, vimos caer a unos milicianos,conocimos al capitán Márquez y oímos hablar de Líster yModesto, nombres de los nuevos capitanes del pueblo, hastaentonces desconocidos.

Pero aquella fue como la primera salida de Don Quijote.Uno de nuestros recientes amigos de la Primera de Acero, unmetalúrgico del sindicato El Baluarte, nos dijo al cabo de unosdías que si de verdad queríamos combatir teníamos que hacertres cosas: volver a Madrid, ponernos un mono azul y enrolarnosen el Quinto Regimiento.

Nos pareció un consejo razonable; rotos y hambrientos, ba-jamos a Madrid dejando el Alto de León en plena refriega. Apartir de ahí perdí de vista a mi amigo Vicente, no sé qué suertecorrió en la guerra. Yo, siguiendo el parecer del miliciano deAcero, me alisté en el Quinto Regimiento.

VII. El Cerro del Lobo

El diecisiete de julioEn el patio de un conventoEl Partido ComunistaFundó el Quinto Regimiento

Así cantarían los niños en Madrid después, en los tiempos dela guerra. El Batallón de la Victoria se organizó a toda prisa enaquel patio, bajo el mando del capitán Márquez con unas dece-nas de veteranos de la Primera de Acero, una nutrida expedi-ción de voluntarios yeclanos, en su mayoría trabajadores delcampo, algunos obreros de Monóvar y milicianos de todas par-tes, entre los que me encontraba yo. Allí me pusieron los galo-nes de sargento y no por méritos de guerra –no hace falta quelo jure– sino porque era el único que sabía manejar un mortero,que para algo había servido en Ceuta.

A comienzos de agosto estábamos de nuevo en la sierra y,a poco de tomar posiciones en un gran pinar, el capitán Márquezme mandó ocupar con mi sección de morteros un cerrajón pe-lado que llamaban el Cerro del Lobo, situado más abajo, en

Page 37: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

37

tierra de nadie, entre nuestras posiciones y la de los sublevados.El sigilo con que nos movimos entre pedrejones y breñas hastallegar allí no nos sirvió de mucho: aún no habíamos emplazadolos morteros cuando recibimos la bienvenida en forma de unalluvia de balas y obuses. A la media hora teníamos cuatro he-ridos. Contestamos disparando fusiles y morteros a un enemigoinvisible, enmascarado en la espesura del monte que teníamosenfrente. Evacuamos a nuestros heridos como pudimos y aguan-tamos el tipo hasta que, de anochecida, recibimos la orden derepliegue.

Aquella frustrada incursión fue el bautismo de fuego de lasección de morteros del Batallón de la Victoria. Después deaquello, los facciosos intentaron en vano desalojarnos de nues-tras posiciones: aunque recurrieron incluso a prender fuego alos pinares con bombas incendiarias, manteníamos a raya alenemigo mientras sofocábamos las llamas y volvíamos a ocuparel bosque quemado, aún con las cenizas humeantes. Más tardeplanearon una sucesión de ataques de flanco, a partir de lasierra de Gredos. Acaso el más sangriento fue el perpetuado porun tabor de regulares y alguna unidad de requetés de Pamplonacontra Peguerinos, un pequeño pueblo hundido en las montañasde la parte occidental del Guadarrama. Fuimos al contraataquecon varios batallones; por la tarde el enemigo había sido derro-tado. Detrás quedaba un pueblo devastado: fue una razzia infa-me de aquel tabor de regulares de Larache y de aquella unidadde Pamplona. Pero tampoco ellos escaparon al escarmiento:aquella tarde Peguerinos fue una estampa de los desastres de laguerra.

Después, el frente de la sierra se estabilizó. La estrategia delgeneral Mola para conquistar Madrid se dio por fracasada y lainiciativa pasó a manos de Franco que, además de disponer delejército de África, contaba con el apoyo de Hitler y Mussolini.

Con ello el teatro de operaciones de lo que ya era una guerracivil se desplazó de las sierras madrileñas a las regiones occi-dentales de Andalucía, Extremadura y la Mancha.

Por aquella zona, donde no había frentes ni fuerzas que lacubriesen, lanzó Franco el ejército expedicionario de África, alo largo del valle del Tajo.

Page 38: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

38

Era verano todavía cuando los del batallón del capitánMárquez nos acercamos a las puertas de Talavera. Llevábamosla misión de reforzar las defensas de la ciudad, pero llegamostarde: Talavera había sido abandonada por los nuestros el díaanterior, si no recuerdo mal. Tengo aún grabada en mi memoriala tarde en que la avistamos, los campos dormidos al sol, el gransilencio: no se oía una voz, ni un disparo, tampoco el canto deun pájaro. De pronto, en un recodo de un camino polvoriento,descubrimos un montón de cadáveres, tal vez medio centenar dejóvenes soldados apilados unos sobre otros; los habían arrastra-do hasta allí no sé si para que no se pudriesen en los barrancosy los cerros cercanos o, quien sabe, para advertencia de quienesosaran acercarse a la ciudad.

Sea como fuere, el batallón tuvo que abrirse en un frente devarios kilómetros, desde el sur del Alberche hasta Escalona. Alprincipio, con otros tres milicianos, tuve que permanecer en unpequeño cobertizo en medio de los campos desiertos, con lamisión de alertar sobre cualquier movimiento del enemigo poraquellos parajes, pero por allí no pasó un alma aunque muycerca bullían los combates. Y allá nos trasladaron. De vez encuando lográbamos frenar el avance de las tropas expediciona-rias como ocurrió en Santa Olalla, pero por poco tiempo.

Hay que reconocer que nunca supimos, a lo largo de la guerra,combatir en campo abierto. Nuestra impericia nos llevaba acombates frontales casi siempre con los flancos desguarnecidos.Recuerdo el combate en Maqueda, donde una mañana estable-cimos una línea defensiva improvisada en torno al castillo. Amedia mañana apareció el enemigo. A distancia eran como filasde hormigas negras sobre la ondulación dorada de los cerros.Avanzaban haciendo alarde de su presencia: sabían que no te-níamos cañones, ni siquiera un mal mortero, porque a los nues-tros hacia tiempo que habíamos renunciado. En fin, las hormi-gas fueron recortando distancias y configurándose como solda-dos moros que disparaban contra nosotros. Y aparecieron losaviones, no sé si alemanes o italianos, que nos ametrallaron adestajo, en vuelo rasante.

Volaban tan bajo que nos poníamos de pie para dispararlesal pasar sobre nosotros. No sé si nos falló la suerte o la punte-ría: el caso es que no les dimos. Y para más inri, en la última

Page 39: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

39

pasada, al sobrevolarnos por enésima vez, arrojaron sobre nues-tras cabezas las cajas de munición vacías. Después ocurrió quela infantería enemiga rebasó nuestros flancos, empezó a dispa-rarnos por el frente y por los lados, alguien gritó: “estamoscopados” y sonó la hora de la retirada.

Esto lo padecimos en toda la campaña por tierras de Toledo.El resultado eran las incontables bajas y la permanente necesi-dad de reorganización de las unidades milicianas.

Y pese a todo, la resistencia republicana causaba tambiéndesgaste al enemigo.

Comparto la opinión de los analistas que aseveran que fueentonces cuando el general Franco empezó a barruntar que esaresistencia republicana se endurecía y que de continuar la mis-ma dinámica podría llegar exhausto a las puertas de Madrid.Por otra parte, tal vez calculó que dejar a sus espaldas unaciudad como Toledo, dominada por las fuerzas republicanasque asediaban en el alcázar al general Moscardó, era una ame-naza potencial para la retaguardia del ejército expedicionario;sea como fuere frenó la marcha directa sobre Madrid y giróhacía Toledo. A propósito de esto tampoco faltan analistas queseñalan como razón clave de aquel cambio de rumbo el propó-sito de Franco de aprovechar aquella pausa operativa para im-poner su jefatura en pugna con el general Mola, cosa que con-siguió en octubre, cuando fue proclamado por los militaressublevados generalísimo y jefe del gobierno y del Estado espa-ñol.

El gobierno republicano tampoco permanecía inactivo: porfin promulgaba un decreto de militarización de las milicias.Esto repercutió en mi situación, ya que el Batallón de la Vic-toria se integró en la Primera Brigada Mixta de nueva creación;a partir de ahí ya no seríamos una pequeña unidad dispersa enel tumulto de la guerra, sino parte de una formación más fuerte,mandada por el comandante Líster, que no era un personajeextranjero, sino un antiguo cantero gallego, de Ourense paramás señas. Y a mucha honra, como él decía.

Page 40: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

40

VIII. La defensa de Madrid

Esta vez íbamos al combate llenos de optimismo: la UniónSoviética había respondido a la petición de ayuda de la Españarepublicana y habíamos recibido una remesa de armamento:aviones, tanques y artillería. Es verdad que ya antes el gobiernomexicano nos había suministrado un cargamento de fusiles yaquel gesto de nuestros hermanos de allende los mares nos llegóal corazón. Es verdad también que ese mismo día, que ahoratrato de recordar, no conseguí hacer blanco con mi flamantefusil mexicano: en plena refriega de Seseña disparé una y otravez contra un soldado que avanzaba hacia nuestras posicionessaltando de matorral en matorral; no hubo manera, no le diincluso cuando estaba a cien metros y parecía imposible fallarel tiro. Se lo dije a un compañero: —“Dispara a ese cabrón, queviene a por nosotros”. Tampoco él le dio, pero las balas debie-ron silbarle muy cerca, porque el tipo dio un giro y desaparecióde nuestra vista.

La operación planeada era un ataque por sorpresa al enemi-go que ocupaba Seseña, con la infantería apoyada por los tan-ques soviéticos recién adquiridos; pero no sorpresa ni coordina-ción. Llenos de euforia, los mismos republicanos habíamos anun-ciado a los cuatro vientos la inminencia de la ofensiva, y cuan-do esta empezó, los tanques penetraron en Seseña y desbarata-ron al parecer las defensas enemigas, pero nosotros, los de in-fantería, llegamos tarde y no pudimos o no supimos seguirles.Los tanques siguieron su incursión en profundidad, pero losfranquistas recompusieron sus posiciones y contraatacaron, rom-pieron nuestra línea por alguna parte y rebasaron nuestros flan-cos: lo de siempre. Y cuando en un momento de la tarde, ad-vertido por el silencio reinante, miré a derecha e izquierda,comprobé que me había quedado solo parapetado en medio deuna loma, de modo que recogí mi macuto y mi fusil mexicanoy emprendí también la retirada, por campos desiertos donde novi rastros del enemigo y, sólo de vez en cuando, algún rezagadoque, como yo, buscaba a sus compañeros. Así llegue a la carre-tera que llevaba a Madrid, donde se iban concentrando milicianosde distintas unidades. Y entre ellos estaba Dolores, la Pasiona-ria, que intentaba levantar los ánimos de los combatientes real-

Page 41: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

41

mente desolados por aquel revés inesperado. Los sueños devictoria de aquella mañana habían acabado en la pesadilla deuna derrota inexplicable. Fue aquel un día aciago. En Valdemoro,nos alcanzaron los Junker, que dejaron caer en el centro delpueblo su carga mortífera. Nunca pasé tanto miedo, nunca mesentí tan absolutamente desvalido frente a aquellas bombas quellegaban aullando y estallaban por todas partes con estruendo,desventrando calles, casas y seres humanos.

Creí entonces que allí acababa mi historia.Mis recuerdos de los primeros días de la defensa de Madrid

están asociados a los repliegues y avances en el sector deVillaverde. Eran días de porfiados combates. Franco había ju-rado, según dicen, que oiría misa el 7 de noviembre en Madrid,y conociendo la naturaleza astuta del personaje cabe pensar quetal promesa era un guiño al Supremo Hacedor para que le echa-se una mano en la tarea; pero a la vista de lo sucedido éste nose prestó al cambalache. Franco se quedó sin misa madrileñapese a que atacó con todo lo que tenía: banderas del tercio,tabores de regulares y de la Mehala, aviación, tanques y artille-ría.

Los de la Primera de Líster ocupamos posiciones al sur deVillaverde y desde allí conteníamos al enemigo y le impedía-mos cruzar el Manzanares, pero la penetración de las tropasfranquistas por Carabanchel nos dejó en una situación compro-metida, lo que sin duda movió al mando republicano a ordenar-nos que nos replegásemos a Tarancón, a 80 km de Madrid. Encierta ocasión Líster me comentó que nunca pensó cumplirsemejante orden, que habría supuesto abandonar el sector Surde la defensa de la capital, de modo que metió la orden en lacarpeta del olvido. Fue José Díaz, el dirigente comunista, quienle aconsejó que obedeciera la orden de replegar a su gente, perohacia Madrid, no hacia Tarancón y esto es lo que se hizo.

La tarde que pasamos por Vallecas camino de las nuevasposiciones, salieron a nuestro encuentro los vecinos –ymayoritariamente las vecinas, porque en aquel barrio casi todoslos hombres estaban en el frente–, las mujeres con sus críos,ofreciéndonos pan y agua, la ofrenda de la bienvenida. Agrade-cimos la acogida, aquel calor solidario que no habían logrado

Page 42: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

42

enfriar ni la truncada operación de Seseña ni los repliegues quenos fueron empujando hasta el mismo portal de su casas, allídonde era ya imposible e impensable dar un paso atrás.

—“¡El gobierno ha chaqueteado, pero quedáis vosotros!”.Por más que fuese injusta esta reprobación del traslado delgobierno a Valencia, expresaba de manera espontánea la rabiao el miedo o la sensación de abandono de la gente de los barriospopulares. Y también el alivio por la presencia de los comba-tientes republicanos en aquella encrucijada. A mí me impresio-nó tanto como sus gritos de aliento esa especie de velo trágicoque se traslucía en los rostros de aquella gente que sabía llegadoel día en que todo estaba en juego: el hogar, la familia, la vidamisma.

Por aquellos días aproveché las breves treguas que nos per-mitían los afanes del frente para visitar a mi familia. Hacíatiempo que no la veía. La guerra nos había separado. Mi padreestaba sin trabajo, Armando andaba en no sé qué asuntos de laguerra, mi hermano Juan Antonio, de siete años, había sidoevacuado y acogido por una familia campesina de un pueblo deAlicante, así que sólo mi hermano Mariano seguía con mispadres. La vida de la familia era bastante dura, pero tanto mipadre, a la sazón comunista, como mamá Marina, católica tibia-mente practicante, que se preguntaba cada día cómo Dios per-mitía que ocurrieran “estas cosas”, y no digamos Mariano, consus entusiastas doce años, eran partidarios del gobierno republi-cano y del Frente Popular.

Como la mayoría de los madrileños vivían los horrores de laguerra, el cañoneo de la artillería y los bombazos de la aviaciónque por aquellos días machacaban con saña las calles de Ma-drid, en una abyecta exhibición de guerra total contra la pobla-ción civil como jamás hasta entonces había sido castigada nin-guna otra ciudad del mundo, como ha observado con razón elhistoriador británico Hugh Thomas.

Pero hubo también motivos de aliento y esperanza: uno deellos fue la aparición en los cielos de Madrid, de los cazas defabricación rusa, los veloces “chatos” y “moscas” que pusieronfin a la impunidad de los Junkers alemanes que bombardeabanla ciudad; el otro motivo de júbilo fue la aparición, aquella

Page 43: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

43

“mañana gris del domingo 8 de noviembre”, de los primerosbrigadistas internacionales, los adelantados de la solidaridadmundial, que acudían a luchar a nuestro lado: cerca de dos milhombres al mando de Manfred Stern (general Kleber era sunombre de guerra) y otros tantos capitaneados por Lukacs,nombre de guerra del escritor húngaro Máté Zalka. Había en susfilas franceses, italianos y belgas, austriacos y alemanes, escan-dinavos y polacos, búlgaros y británicos y tantos otros de cienpaíses, que lucharon junto a los madrileños, a los catalanes,gallegos y vascos en el Puente de los Franceses, en la Casa deCampo, en la Ciudad Universitaria, allí donde la contienda losreclamase.

Estas pruebas de solidaridad que caldeaban la atmósfera deMadrid y aceraban el temple de su gente ejercieron influjo tam-bién sobre nosotros; dejamos de ser aquellos milicianos quecuatro meses atrás subían al Alto del León a pegar tiros comoel que va a una excursión campestre. Tampoco éramos ya losmilicianos novicios que apenas conseguían frenar con sus fusi-les de errátil puntería el avance del Ejército Expedicionario deÁfrica. Habíamos cambiado de la misma suerte que había cam-biado la naturaleza de la refriega, que los generales sublevados,armados por los gobiernos fascistas de Alemania e Italia y apo-yados por la alta burguesía, los grandes latifundistas y –¡cielosanto!– la Iglesia española en su más contundente personifica-ción institucional, no vacilaron en convertir en una guerra civillarga, costosa y cruel.

La épica señala el mes de noviembre de 1936 como el em-blema de la resistencia popular. Las jornadas del 7, 8 y 9 de-cidieron el rumbo de la batalla por Madrid.

Sorpresivamente para los generales insurrectos, sus tropas seestrellaron contra posiciones republicanas y tuvieron que aban-donar el ataque frontal y optar por operaciones de largo alcancepara rodear y aislar la capital de España.

Page 44: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

44

IX. Instructor político en la Once. Herido en Brunete.

Tres meses después los de Líster nos enfrentamos con lossublevados en el sector del Jarama; habían cruzado el río ycañoneaban la carretera de Valencia, vital para los republica-nos. Pudimos detener su avance a pesar de las fuerzas que em-peñaron en evitarlo; hubo días –el 14 de febrero, por ejemplo–que movieron más de cien tanques y cuarenta batallones deinfantería.

En el curso de aquellos combates tuve que hacerme cargodel llamado “tren de combate” de la Primera Brigada. Estoytardando en decir que para aquellas fechas la antigua BrigadaMixta de Líster se había convertido en la Once División, de lacual dos brigadas, la Novena y la Cien, fueron lanzadas a todaprisa al sector de Guadalajara, donde atacaban los italianos delgeneral fascista Roatta. Yo quedé en el sector del Jarama, alfrente, como decía, del tren de combate. Pero no se dejen con-fundir por su nombre: detrás de esa denominación evocadora delas locomotoras artilladas no había otra cosa que una modestaunidad de transporte que empleaba como fuerza de tracción unareata de mulas y cuyo destino era suministrar comida y muni-ción a los combatientes de primera línea. Tampoco hay quedesdeñarla: su misión era fundamental y arriesgada, ya que habíaque conducir las acémilas, cargadas de sacos, cajas y marmitas,por barrancas y cañadas, burlando el fuego enemigo o cruzandoa todo tren las zonas batidas. Sea como fuere, cumplimos latarea sin fallar un solo día gracias al coraje de los combatientesde aquella unidad, los jornaleros y yunteros yeclanos, diestrosen el gobierno de las mulas y en la sujeción del cargamento deforma que no cayese ni se desequilibrase en aquellos trotes porterrenos agrestes. Algunos de estos combatientes, fueron desdelos primeros días del Batallón de la Victoria mis camaradas decombate, con los que compartí tragos amargos y alguna que otraalegría. Las alegrías siempre estaban asociadas a los envíos delos familiares; las amarguras no se debían tanto a las fatigas dela vida del soldado cuanto a los claros que la guerra iba dejandoen nuestras filas.

En el Jarama se libró una de las más enconadas batallas dela guerra española.

Page 45: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

45

La ofensiva franquista fue perdiendo fuelle, la iniciativa pasóa los republicanos, por primera vez la aviación leal consiguió eldominio en el aire y nuestros tanques en tierra.

Pero también se dejó sentir pronto el desgaste del ejercitorepublicano, de tal forma que al finalizar el mes de febreroninguna de las partes estaba en condiciones de avanzar un paso:los combates cesaron en el Jarama para descargar su furia enGuadalajara, donde las divisiones del fascismo mussolinianosufrieron una tremenda derrota.

Fue entonces, en una reunión para hablar de la marcha de laguerra y recomponer las filas del partido, diezmadas por loscombates, cuando me eligieron para cubrir el hueco dejado porel anterior responsable político de la Primera Brigada; y al cabode unas semanas, en un pleno de la comisión político-militar delComité Central, me endosaron la carga de instructor político delPartido en la Once división de Líster, responsabilidad que, afor-tunadamente, pude compartir con Diego Rico que ya veníaactuando como tal. Rico era un hombre infatigable, dotado deun dinamismo asombroso. Mientras permanecí en la división deLíster fuimos amigos y camaradas inseparables. Pero este nom-bramiento político vino a modificar de raíz mi situación: tuveque abandonar a mis compañeros del tren de combate, dejétambién mis galones, pues los instructores políticos del partidoteníamos que prescindir de cualquier atributo de mando. Éra-mos soldados rasos, integrantes de un colectivo cuyo trabajo sedirigía a elevar la moral combativa y la conciencia política delos soldados. Funcionábamos en estrecha relación con el estadomayor de Líster y singularmente, con el comisario, SantiagoÁlvarez, el cual escribiría de nosotros: “en compensación norecibían ni emolumento, ni grado militar, ni siquiera el estímulode la popularidad que solía rodear a los jefes y comisarios”.

La primavera vino aquel año cargada de amenazas para lazona republicana del Norte, con el peligro, tras la caída deBilbao, del desplome de nuestras posiciones en la cornisacantábrica. Para aliviar la presión adversaria en aquellos frentesemprendió el ejército republicano una serie de operaciones enel centro, en la Sierra de Guadarrama y en tierras de Toledo. Aeste sector fue enviada la Once División, para detener al ene-migo, que había roto el frente sur del Tajo. Costó varios días de

Page 46: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

46

combate detenerlo, recuperar los pueblos ocupados, en primerlugar el pueblo de Arges, y forzarle a replegarse a las posicio-nes de partida. Fue una operación cruenta, pero rápida, que nospermitió luego convivir unos días con la gente de aquellospueblos: Mora, Polán, Gálvez y Guadamur, cuyas simpatíasestaban mayoritariamente con el ejército popular, en el quemuchos vecinos tenían un hijo, un hermano, pues bien sabido esque infinidad de combatientes republicanos eran hombres delcampo, como la mayoría de la gente de aquellas tierras toleda-nas, de modo que enseguida se trabó una relación de confianzapor las dos partes. —“Cuando se acabe la guerra venir a vernosalguna vez” –nos dijo el dueño de la casa donde Rico y yo nosalojamos. Le prometimos que sí, claro, que iríamos y les echaría-mos una mano en la recogida de la cosecha, sin barruntar lo largaque sería la guerra y lo imposible de cumplir nuestra promesa.

Donde sí, en cambio, ayudamos de veras a la recolección fueen Hortaleza, un pueblo de Madrid donde acampamos mientrasnos preparábamos para la próxima operación. El caso es quefaltaba mano de obra, los mozos estaban en la guerra, comonosotros, pero lejos de allí, y la República necesitaba pan.Nuestros soldados dejaron por unos días sus fusiles y empuña-ron las hoces: también lo hicieron Líster y Santiago, con todossus galones. Así se ganaban el nombre y la fama de EjércitoPopular.

A todo esto, ni la operación Toledo ni otras emprendidas enGuadarrama y en Huesca alcanzaron a detener la ofensiva delos sublevados en el Norte: urgía una operación de más fuste yfue la que la historia conoce como maniobra o batalla de Brunete.

En la víspera de aquel combate nadie durmió en la Once. Elataque lo iniciamos antes del amanecer del día 6 de julio, ga-namos Brunete por sorpresa y continuamos avanzando hasta laaltura de Sevilla la Nueva y aún más allá, hasta avistarNavalcarnero. Pero allí recibimos órdenes de detenernos pese aque las líneas franquistas habían sido desbaratadas. Líster esta-ba de un humor de mil diablos. —“El Campesino (jefe de la 46división) sigue cubriéndose de gloria en Quijorna”, le oí decir.

Fuese o no el “Campesino” el culpable de aquel frenazo, elquid de la cuestión estaba en que, con el enemigo resistiendo en

Page 47: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

47

Quijorna por la derecha y en Villanueva de la Cañada por laizquierda, el mando republicano no quería que la Once se me-tiera en una bolsa sin salida, si continuaba el avance. Y huboque parar. Nuestro ataque había obligado a los generales faccio-sos a suspender su ofensiva sobre Santander, pero el parón dela ofensiva republicana les permitió acumular fuerzas para elcontraataque.

En Brunete los republicanos pasamos de atacantes a resisten-tes. El 18 de julio 1937, comenzó una durísima contraofensivaenemiga; fue la fase de la batalla en la que dicen que llegarona concentrarse, sumando las tropas de uno y otro lado, hasta120.000 hombres en un cuadrilátero de quince kilómetros defrente por otros tantos de profundidad: una gran batalla para unpequeño escenario, sobre el cual descargaban su furia toneladasde bombas y proyectiles. Y a este infierno de fuego y hierro aúnhabía que sumar el calor y la sed imposible de saciar. Se hablóde un total de 30.000 muertos y heridos de uno y otro bando,en sólo veinte días de combates. En este espacio de tiempo, laOnce había tenido casi un 50% de bajas. Allí perdí otra vez aentrañables amigos y camaradas de combate, cuyos nombrescaerán para siempre en el olvido.

Yo caí herido. Creo que fue el 23 de julio, dos días antes deque la ofensiva franquista terminase con la reconquista deBrunete. Aquel día, a esa hora en que la tierra parecía arderbajo un sol implacable, se produjo el repliegue desordenado denuestros batallones. Intentamos contener la escapada: Líster,Santiago Álvarez, la gente del estado mayor –Martín, Iglesias–, todos acudimos a detener a los que huían, a tranquilizarlos. Lamayoría se detenía, volvía a las trincheras. Otros no atendían arazones, ni ruegos ni conminaciones; estaban enloquecidos porla sed, por el sol, por los bombardeos incesantes de la aviación,la artillería día y noche, los combates ininterrumpidos y lasnoches sin sueño, por todo lo que había convertido los camposde Brunete en un averno llameante. Para aumentar la confusióndel momento abrió fuego sobre nosotros la artillería de tirorasante. Un proyectil estalló a pocos pasos de mí y me lanzóviolentamente contra el suelo. Me levanté aturdido, no sentíadolor, pero me di cuenta de que sangraba de un desgarrón en elbrazo derecho, de modo que me vendé como pude y fui en

Page 48: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

48

busca de un puesto de socorro. En el camino me salió al pasouna patrulla enviada desde la segunda línea para contener elrepliegue; el sargento que la mandaba –requemado del sol, ner-vioso, vociferante– me dio el alto. —“¡Atrás o te dejo seco enel sitio!”. Lo miré sin pestañear: —“Me acaban de herir”, ledije. Aún porfió, me metió el cañón del fusil en el pecho, tardóen darse cuenta de que llevaba la guerrera empapada de sangre.Creo que pasé la noche en un hospital de campaña en El Esco-rial.

De allí me trasladaron a Madrid. Un cirujano con vocaciónde carnicero me anunció que seguramente tendrían queamputarme el brazo. Le respondí que no lo consentiría, que notenía la intención de quedarme manco. A los pocos días fuievacuado a un hospital de Játiva. La herida era un tanto apara-tosa, pero se quedó en algo parecido a lo que los soldadosrepublicanos llamaban un “tiro valenciano”, es decir, una heridaque te permitía descansar unas semanas en un hospital de Va-lencia. Algunos guasones sacaban un brazo por encima delparapeto: —“A ver si hay algún facha con puntería que memande a Valencia de vacaciones”.

Bromas aparte, la hospitalización de Játiva me permitió cu-rarme, reposar y recibir la visita de mi hermano Armando. Fueuna alegre sorpresa, porque no sabía de él desde el comienzo dela guerra; había venido en coche y me propuso aprovechar elencuentro para acercarnos al pueblo de Aspe, adonde había sidoevacuado nuestro hermano pequeño, Juan Antonio. Apenas es-tuvimos dos horas con él, porque había que regresar aquellanoche misma al hospital y el camino era largo, pero he conser-vado siempre su imagen de entonces: un niño rubio, de ojosgrises y facciones suaves y tristes. Me dio pena despedirme deél, dejarle allí lejos de padres y hermanos. Tardé más de treintaaños en volver a verlo.

Y cerrando el círculo de reencuentros familiares, fui a Ma-drid cuando recibí el alta del hospital y visité a mis padres y ami hermano Mariano. Delgados, sometidos a un forzado régi-men de ayuno —“Aquí freímos las patatas con grasa de moto-cicleta”, –me dijo jocosamente mi padre; los encontré preocu-pados, pero todavía optimistas en relación al posible desenlacede la guerra civil.

Page 49: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

49

X. Conversación con Togliatti. Teruel y otras batallas.

En otoño pude reincorporarme a la División de Líster enAragón, a donde había sido enviada por el ministro de defensa,Indalecio Prieto, con el fin de “robustecer el frente aragonés ygarantizar, al propio tiempo, la aplicación del decreto del go-bierno por el cual se disolvía el Consejo de Aragón”.

Como es sabido, dicho Consejo fue inicialmente un tingladoadministrativo montado por los anarquistas a comienzos de laguerra, pero que se convertiría muy pronto en una especie degobierno cantonal ajeno al control del gobierno republicano.

Recuerdo muy bien que Líster reconocía la pertinencia de ladecisión del gobierno de disolver el Consejo para incorporarAragón al esfuerzo general de la resistencia, pero no se le es-capaba el astuto cálculo de Indalecio Prieto al pasarle aquelembolado: en caso de resistencia de los anarquistas a la disolu-ción decretada, tendría que ser la división de Líster, caracteri-zada por su origen comunista, la que se enfrentase a losanarquistas. Y es cierto que no escasearon los roces y conflictosentre ambas fuerzas en aquel trance, pero, a fin de cuentas,tanto unos como otros supieron obrar, en mi opinión, con bas-tante cordura. Si alguien pensó en abrir una guerra civil entrecomunistas y cenetistas, se equivocó. Cuando me incorporé a ladivisión en Caspe, todo eso era agua pasada o debía serlo; poreso me sorprendió que mis repetidos encuentros con un cama-rada del Comité Regional se organizasen y transcurriesen en lamás estricta clandestinidad, de noche y en el campo, a las afue-ras de Caspe. Los dirigentes comunistas de Aragón seguíanviviendo y actuando en una suerte de semilegalidad a despechode lo que había llovido allí, en los últimos meses con la diso-lución del Consejo de Aragón y la creación de un gobiernoregional del Frente Popular en el que participaban comunistasy anarquistas. Así de paradójica era la situación.

Entre tanto, nuestra División se recuperaba del desgaste su-frido en la batalla de Belchite y se preparaba para lo que seríala próxima prueba, la batalla por Teruel.

No tardamos en movernos hacía allá. Por el camino, estandoen una masada de las cercanías de Castellote, recuerdo –¿como

Page 50: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

50

podría olvidarlo?– que recibimos la visita de Dolores Ibarruri,acompañada, entre otros, por un camarada al que llamabanAlfredo, pero que más tarde volvería a encontrar con el nombrede Ercoli y, años después, con el suyo verdadero, PalmiroTogliatti, uno de los más brillantes dirigentes históricos de laInternacional y del Partido Comunista Italiano. En la época dela guerra española que estoy rememorando, Alfredo era el de-legado de la Internacional en el Partido Comunista de España.Aquella tarde, después de comer algo, me invitó a dar un paseopara interesarse por las organizaciones políticas que había en laDivisión. Naturalmente le dije que sólo los comunistas estabanencuadrados en una organización partidaria.

Insistió: —¿No hay ninguna estructura organizativa de losanarquistas?–. Le respondí que en la División había muchossoldados y oficiales que no militaban en el PCE, entre ellosvarios centenares con el carné de la CNT, pero no teníamosnoticias de que desearan organizarse. Aquí me lanzó una pre-gunta torpedo: —Y si quisieran hacerlo ¿les dejarían organizarsus grupos?–. Le contesté sin pensármelo mucho que no, queeso sería tan inimaginable –le dije– como que dejaran a loscomunistas organizar sus células en una división anarquista.

Como Alfredo guardase silencio, añadí que a nadie le extra-ñaba que los comunistas se organizaran y se mostraran como lafuerza política de la Once división, que había nacido de lasmilicias del Quinto regimiento, fundado por el PCE, de la mis-ma suerte que brotaron entonces las milicias ugetistas,anarquistas, etc. Eran milicias de partido o sindicato que man-tuvieron su impronta original más allá de su integración en elEjercito popular.

Alfredo no respondió. Quedé con la impresión de que lehabía contado cosas que sabía tan bien como yo, mejor que yo,y que no habían disipado su preocupación por las difíciles re-laciones de comunistas y anarquistas. Pero creo que tampoco éltenía la solución del problema.

A comienzos de diciembre, la División estaba ya en la zonade Alfambra y empezaban las nevascas por aquellas tierras delBajo Aragón, barridas por un viento gélido. Días más tarde, elejército republicano desencadenaba la ofensiva sobre Teruel.

Page 51: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

51

Varias divisiones atacaron las líneas de los fascistas por elNorte, el Sur y el Este de la ciudad muy de mañana; la yalegendaria Novena Brigada de nuestra División atacó primeroen plena noche y por sorpresa, avanzando hacia altos de Celada.Aquel día se liberaron San Blas y Concud. A las pocas jornadashabíamos rodeado la ciudad de Teruel, pero la lucha en suinterior fue sangrienta y dilatada: hasta entrado el mes de enerode 1938 no se pudieron reducir los últimos focos de resistencia:el seminario y la comandancia militar, donde se habían hechofuerte millar y medio de soldados franquistas.

Creo que fue cerca de la muela de Teruel donde la 64 Di-visión republicana, que venía avanzando desde la sierra deAlbarracín, enlazó con la Once. Aquella misma noche aparecióen nuestra tienda de campaña –alegre, sonriente, animoso– Fer-nando Claudín, que acababa de incorporarse a aquella Divisiónmandada por Martínez Cartón.

Y no fue Claudín el único de los dirigentes de las juventudesSocialistas Unificadas a quien le tocó vivir la batalla de Teruel;ya antes se habían incorporado a la división de Líster ManuelAzcárate y Manuel Vidal; también Santiago Carrillo pasó por laOnce aquellos días: camaradas con los que mantuve durantemuchos años una cálida amistad desde aquellos lejanos tiempos.

Esta sorprendente conjunción de jóvenes que representabanel núcleo directivo más brillante de las JSU, no fue casual. Elministro de Defensa había ordenado la incorporación al ejércitode todos los mozos que aún no lo hubieran hecho. No faltaronquienes se maliciaban que la orden, necesaria y correcta engeneral, perseguía de paso el objetivo de desmantelar la direc-ción de las JSU, pero, sea justa o injusta la sospecha, el hechoes que los dirigentes de la organización juvenil, con SantiagoCarrillo y Fernando Claudín a la cabeza, decidieron incorporar-se al ejército sin más dilaciones.

De todos modos, el más conocido y celebrado de los acom-pañantes de la División en aquellos días de los combates porTeruel fue Miguel Hernández, el grande e inolvidable poetapopular. Con él compartimos mesa, durmió con nosotros en unatienda de campaña helada, recorrió las posiciones de las tresbrigadas de Líster, chapoteando por la nieve fundida con sus

Page 52: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

52

alpargatas y nos regaló a todos sus hermosos versos, –“vientosdel pueblo me llevan, vientos del pueblo me traen”– porquetambién él era un combatiente y la palabra era su arma decombate.

Allí vimos pasar, en las heladas trincheras de Concud o SanBlas en la estepa o en la cresta del cerro Muletón, en la lomadel cementerio o entre las ruinas de Teruel, los últimos días ynoches de 1937 y el macilento amanecer del nuevo año, aguan-tando la tortura del frío, los 20 grados bajo cero, el vientohelado y la escarcha, sin hablar ya de la violenta lluvia demetralla que la aviación y la artillería enemiga descargaba sobrelas posiciones republicanas día y noche. Líster y Santiago Álvarezrecordaban que hubo que amputarles los pies a cincuenta y ochosoldados por congelación. Al cabo de un mes de combates laOnce División fue retirada del frente: estaba desangrada, exte-nuados sus combatientes, pero entregó al relevo las mismasposiciones que conquistara el día 15.

Creo que fue idea del doctor Villalanda, jefe de sanidad dela División, la de llevarnos a recuperar fuerzas bajo los naran-jales de Castellón, pero no duró mucho aquella escala en elparaíso: a poco tuvimos que volver a toda máquina al frente deTeruel en auxilio de una brigada de “El Campesino” sitiadadentro de la ciudad. Otra vez se alzaron críticas a los erroresmilitares de aquel personaje. Se aplaudió, en cambio, la valentíade sus combatientes, especialmente de los que, al mando delcomandante Merino, resistieron en el interior de Teruel hastaquemar sus últimos cartuchos, y aún fueron capaces de romperel cerco enemigo más a fuerza de coraje que de balas.

Esta retirada de los combatientes que salen del sitio adver-sario es la última imagen que retengo de aquella batalla. El 22de febrero Teruel quedaba de nuevo en poder de los sublevados.

Apenas habían pasado quince días desde nuestra retirada deTeruel cuando empezó una nueva ofensiva de los generalesfacciosos en el Bajo Aragón; en poco tiempo pudieron romperla resistencia republicana y abrir una brecha de setenta kilóme-tros “en donde no se podía encontrar ni una sola unidad repu-blicana que los cubriese” según reconocería más tarde el gene-ral Rojo, jefe del Estado Mayor de nuestro ejército. El 13 de

Page 53: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

53

marzo recibimos la orden de ponernos en marcha en direccióna Alcañiz.

Otra vez, pues, a la pelea por tierras aragonesas y del AltoMaestrazgo. Para mí no era fácil tarea establecer contacto conlas unidades de primera línea –las tres brigadas de Líster– don-de luchaban mis camaradas y colaboradores más valiosos. Ha-bía que moverse por kilómetros de una geografía áspera, propi-cia a la emboscada, la infiltración y la guerra de maniobras,pateada en tiempos históricos por las guerrillas que hostigabana las tropas napoleónicas y después por las partidas carlistas.Yo mismo caí una tarde, o estuve a punto de caer, en unacelada, cuando volvía al puesto de mando de la División des-pués de una reunión con el responsable de la Novena Brigada:caminando por una cañada pedregosa, empezaron, de pronto, asilbarme las balas en las orejas. Desde las lomas que se alzabana mi derecha me venían ráfagas de plomo y de insultos:“¡Rojo!¡Ríndete, hijo puta! ¡Te vamos a freír a tiros!”. Aquella maña-na, en el camino de ida a la Novena Brigada no había encon-trado enemigos por aquellos andurriales, de modo que, colegí,por la tarde me había metido, sin darme cuenta, en una infiltra-ción de los fascistas. Huelga decir que aquel día corrí mi maratónpersonal: no paré hasta que dejé de oír los silbidos de las balasque me buscaban.

En mis recorridos por las posiciones del frente en aquellacoyuntura adversa que nos obligaba a frecuentes repliegues, elmensaje que repetía a los comunistas y no comunistas (y a loque exhortaban los comisarios con la arenga y con la acción)era que había que aguantar la presión enemiga a todo trance,que no teníamos reservas para levantar una línea, un muro de-fensivo donde detener a los fascistas y que había que resistirhasta el límite en cada trinchera; esta era la consigna del Go-bierno Negrín no sólo para el frente, ya que también en laretaguardia ardía la batalla política contra la ola de pesimismoque empezaba a extenderse en algunos sectores de la zona re-publicana.

Resistir era crucial para dar tiempo a instruir y armar a loscien mil voluntarios que el gobierno estaba reclutando. Y eratambién indispensable en aquellos momentos para impedir que

Page 54: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

54

los sublevados aislasen a Cataluña del resto de la zona republi-cana.

Años más tarde, ya después de la guerra de España, FelipeOrtuño, que había sido uno de los responsables de la organiza-ción del Partido en la Novena Brigada, me recordó un día laconversación que tuvimos, en medio de unos cerros perdidosallá por el sector de Guadalope, y mi insistencia en que habíaque resistir a todo trance. —“Y allí resistimos –me dijo– díasy días, a pesar de los ataques y las maniobras envolventes de losfranquistas, hasta que no pudimos más”.

No volví a ver a Felipe Ortuño después de aquella conver-sación: había sobrevivido a la guerra civil y a la Segunda Gue-rra Mundial. Cayó después en la guerrilla española. Nunca de-jaré de admirar su gran nobleza, su tenacidad, su entrega sincondiciones a la lucha por la libertad y la justicia social. Era lapersonificación de la voluntad democrática y revolucionaria delos combatientes republicanos.

La Once división y otras unidades defendieron con denuedosus posiciones, pero no pudieron impedir el desplome de otrossectores. Los franquistas atacaron insistentemente las posicio-nes de Líster y Tagüeña que se hicieron fuertes a 30 km deTortosa, donde recibieron el refuerzo de las Brigadas de Anto-nio Ortiz, de Romero Marín y Ramón Soliva. El cuerpo deejército de Modesto hubo de replegarse sobre la orilla derechadel Ebro, desde Tortosa a San Carlos de la Rápita, pero lastropas de Franco, incapaces de romper aquella línea, giraronhacia el sur, atacaron Morella y salieron a la costa mediterráneapor Vinaroz, cortando en dos el territorio de la España republi-cana.

Entre tanto, nuestras tropas recibieron la orden de frenar elavance de las divisiones de los generales facciosos y del cuerpoitaliano manteniéndose en la orilla derecha del Ebro hasta ga-rantizar el paso del río no sólo a las propias fuerzas de Líster,Tagüeña y demás, sino también a los miles de combatientesrepublicanos que seguían llegando al Ebro, restos de los suce-sivos repliegues.

Durante aquellos días estuve en Amposta con la gente de laCien Brigada, durmiendo de noche cuando podía, devorado por

Page 55: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

55

voraces mosquitos, y colaborando de día con el comisarioRamírez y el comandante Rivas para alentar y mantener una“operación de repliegue” que nos permitió pasar al otro lado delrío a “más de 25.000 hombres con su material”, según escribiríaLíster en su obra“Nuestra Guerra”. Creo que fue el 18 de marzocuando Rivas, jefe de la Cien Brigada, me llevó ante la carta deoperaciones; “Como ves –me dijo– tenemos que pasar a la orillaizquierda esta misma noche. La Brigada esta semicercada con-tra el río”. Y así lo hicimos gracias al trabajo de los pontoneros.

La desafortunada campaña de Aragón dio lugar a una re-unión dedicada a examinar las causas de los reveses de la Di-visión. Líster criticó las deficiencias del trabajo de la organiza-ción del partido, que en su opinión habían repercutido en lamarcha negativa de las operaciones. Sin negar que se hubiesencometido errores en el trabajo de la organización comunista,sostuve que también yo había asistido a la resistencia de nues-tros combatientes, ya fueran comunistas o no, y que exigir máspruebas de sacrificio cuando era “casi imposible mayor esfuer-zo” sería voluntarismo, como diría Santiago Álvarez en susmemorias, recordando batallas como aquella. Para mí estabaclaro que la causa determinante de los repliegues de nuestrasunidades en aquel frente había que buscarla en la superioridadcuantitativa del adversario tanto en reservas humanas como enarmamento.

Presidió la reunión y participó activamente en ella ÁngelÁlvarez, del comité ejecutivo del Partido, y asistieron a variasde sus sesiones Modesto, a la sazón jefe del Ejército del Ebroy su comisario Luis Delage. Y junto con Líster, su comisario deaquel entonces, José Fusimaña. Tras dos o tres días de reflexióny debates sobre nuestra lucha y el difícil momento que atrave-saba la República, creo que salimos todos ganando en la com-prensión de la encrucijada que estábamos viviendo, aunque ellono evitó que mis relaciones con Líster se resintiesen. Y, sinembargo, a lo largo de los años seguí guardando sinceros sen-timientos de amistad y respeto hacia Líster, no obstante lasgraves divergencias políticas que a veces nos separaron. Recibítambién pruebas de afecto de su parte. En su libro “NuestraGuerra”, refiriéndose a la dureza de los combates, al heroísmoy a la moral de nuestros combatientes escribe:

Page 56: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

56

“En el sostenimiento de esa moral desempeñaba un papeldecisivo la actividad de los comisarios bajo la dirección deSantiago Álvarez y José Fusimaña, y el trabajo de las organi-zaciones del partido dirigidas por José Sandoval...”

Y más adelante.Sandoval fue un combatiente de la primera Brigada y la onceDivisión desde el primer día, y después de batirse durante laSegunda Guerra Mundial en las filas de los guerrilleros sovié-ticos volvió a España donde continuó la lucha por la libertadhasta caer en manos de la policía franquista”1

No quisiera ponerme medallas ajenas: en realidad yo fui unode tantos responsables de la organización del partido en losdiversos escalones de la División y son todos estos comunistasanónimos los que merecerían el recuerdo y el homenaje.

Cuando pasé a la escuela de cuadros, la Once División habíaquedado al mando de Joaquín Rodríguez y Líster se había he-cho cargo del mando del Quinto Cuerpo de Ejército. Desdeentonces –primavera de 1938– no volví a la Once División nituve relación con ella en el casi año entero que aún duró laguerra civil; pero no hace mucho, leyendo la, por otra parte,admirable novela “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, mesorprendió que insista en atribuir a las tropas de Líster el fusila-miento de presos contrarios a la República. Es esta una leyenda yatajantemente rechazada por Líster hace 35 años, cuando contabaque los días 4, 5 y 6 de febrero de 1939 el Quinto Cuerpo seguíabatiéndose a orillas del Ter, frente a Gerona, aunque tres díasmás tarde la resistencia iba a concluir. “Y aquí –dice Líster–quiero dejar constancia de lo siguiente: H. Thomas, en su librosobre la guerra de España, dice que en Gerona fueron fusilados elobispo de Teruel y los demás prisioneros que con él estaban. Yono se dónde ni cómo –ni por quién– fueron fusilados dichos prisio-neros, pero lo que sí puedo afirmar es que ni en Gerona ni enningún otro lugar ocupado por mis fuerzas fueron fusilados dichosprisioneros ni ningún otro. No eran esos los métodos empleadospor mí ni por los hombres que yo mandaba”1.

1 E. Líster. “Nuestra guerra”. Pág. 177.

Page 57: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

57

Creo que Líster decía la verdad. Me parece inverosímil lahistoria que le atribuye semejantes hechos. Eso no casaba nicon su forma de actuar, ni con su severo concepto de la justiciay de la moral revolucionaria.

XI. La escuela de cuadros. La pérdida de Cataluña. Exilio.

Hasta mi llegada a la escuela de cuadros del Ejército delEbro había dirigido ésta un joven asturiano de sólida prepara-ción teórica e indudable talento pedagógico; se llamaba AlbertoGonzález, era muy simpático y bastante socarrón a ratos. Pasa-dos los años lo volvería a encontrar en la Universidad Lomonosovde Moscú, ya doctorado en historia contemporánea. Alberto meayudó eficazmente a dar los primeros pasos como director de laescuela. Durante dos meses trabajamos juntos en aquel palaceteabandonado por sus dueños al estallar la guerra civil, situado enplena campiña, cerca de Reus, y convertido en escuela políticade cuadros del Ejército del Ebro. Luego me quedé solo, enfren-tado a la tarea de instruir a las sucesivas levas de combatientes-alumnos que por allí pasaron. Tuve que estudiar más que todosellos, quemarme las pestañas durante noches, pero conté con laayuda de la dirección del Ejército del Ebro y el estimulanteapoyo del responsable de la política de cuadros del comité cen-tral del partido.

La actividad de la escuela duró ocho meses, de mayo a di-ciembre de 1938. El final del último curso coincidió con el finaldel año, de modo que el acto de clausura no fue demasiadoalegre, que bien dicen que las despedidas son tristes y aquellaera una triple despedida: nos despedíamos del año, de una pro-metedora promoción de alumnos y de la escuela de cuadros conla impresión de que nos enfrentábamos a una situación bastantesombría. No era para menos: evacuábamos el palacete de Reuscuando las tropas marroquíes de Franco se iban aproximando ala ciudad.

Hoy pienso que todavía no éramos lo bastante conscientesde la trágica situación que atravesábamos. Es cierto que aquel

1. Líster, “Nuestra guerra" Pág. 237.

Page 58: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

58

verano del 38, el 25 de julio, se había iniciado brillantementela batalla del Ebro, pero ésta sería la última gran batalla delejército republicano. A finales de septiembre el “premier” bri-tánico Chamberlain y el francés Daladier legitimaban en laconferencia de Munich la anexión de la región checa de losSudetes por la Alemania de Hitler, asegurando que con aquellacapitulación (“derrota sin guerra” la llamaría Churchill) apa-ciguarían la agresividad del fascismo. Pues bien, al cabo de un mesde aquella infamia, Hitler y Mussolini seguían haciendo cortes demanga a la política de “No Intervención” y de apaciguamiento yrecomponían el potencial bélico del ejército franquista mientrasDaladier mantenía cerrada a cal y canto la frontera franco-españolapara que no entrase ni un arma a la República agredida.

Entre tanto, el gobierno Negrín cumplía a carta cabal lasdisposiciones del Comité de “No Intervención” despidiendo alos últimos brigadistas internacionales que aún quedaban ensuelo republicano.

Clausurada la escuela de cuadros me incorporé al XI Cuerpode Ejército, que formaba parte del Ejército del Este; lo mandabael coronel Perea. Francisco Galán, comunista, jefe entonces delXI cuerpo, y su comisario Muñoz Lizcano, socialista, me reci-bieron cordialmente y me explicaron cuál era la situación: elEjército del Este cubría un frente que se extendía desde losPirineos hasta su enlace con el Ejército del Ebro.

“Estamos –me dijeron– en una fase muy difícil de la luchaa la defensiva; y en esta situación no será fácil desarrollar eltrabajo político en las divisiones del Cuerpo de Ejercito, quecubren una línea de 50 km; línea que se puede modificar cadadía, según los avatares de la batalla”.

Pude comprobar muy pronto que no exageraban, aunqueconseguí trabar amistad con un grupo de soldados comunistasde una de sus tres divisiones; pero cuando les pedí que meayudasen a relacionarme con camaradas de las otras dos divisio-nes me dijeron que no lo creían conveniente: “Allí predominan losanarquistas y no les gusta que nos organicemos” –me dijeron. Unaadvertencia precavida que me recordó la conversación conTogliatti en Castellote; comprendí en la práctica, que arrastrá-bamos desde los tiempos de las milicias y aún más atrás, de

Page 59: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

59

tiempos históricos, el estigma de la rivalidad política. De todasformas, establecí contactos con algunos comisarios y oficialesde las divisiones 30, 31 y 32, pero lo cierto es que la última fasede la última batalla de Cataluña se resumió en un continuadorepliegue de las mermadas unidades republicanas. El 25 de enerode 1939 el enemigo alcanzó el río Llobregat y dejó con ello expe-dito el camino a Barcelona. La idea de que se pudiera repetir enla capital de Cataluña algo semejante a lo ocurrido en el Madridde noviembre de 1936 no pasaba de ser una pura quimera, comolo era la pretensión de levantar una sólida línea de defensa.

No teníamos ni reservas operativas ni armas para equiparlasen caso de que las tuviéramos: se necesitaban cien mil fusilespara dotar a la infantería republicana, pero no se había recibidoni uno solo en muchos meses. En base a la documentación hoydisponible puede afirmarse que durante toda la guerra de Espa-ña el gobierno republicano sólo pudo adquirir una mínima partede lo imprescindible para sostener una guerra defensiva, perono cabía ni pensar en una de corte ofensivo. El investigadorbritánico Gerald Howson afirma que los niveles de equipamientode material de guerra ente los dos bandos “estuvieron tan des-equilibrados en contra del gobierno de la España republicanaque tendría que reescribirse en justicia mucho de lo publicadoen torno a esta guerra y a sus acciones bélicas”

Tomo estos datos del libro de Gerald Howson1, según el cual“en torno a la venta de armas a la España republicana se tejie-ron redes de tupida intriga, corrupción, sobornos, y otros espan-tos que dejan chicas las más fantásticas novelas de espionaje”;y en estos horrores se involucraron altos funcionarios, sin olvi-darnos –pienso yo– de los gobernantes de Francia y del ReinoUnido, impulsores de la política de “No Intervención” suma-mente hipócrita y claramente sesgada en contra de la Repúbli-ca”, como tampoco se puede omitir la política de Estados Uni-dos, que apostó sin rebozo por los generales sediciosos que sehabían levantado contra el gobierno legítimo español.

Más tarde, el presidente Roosevelt reconocería que habíacometido un “trágico error”, pero eso ya no nos podía servir de

1 Howson, Gerald. “Armas para España. La historia no contada de la guerracivil española”.

Page 60: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

60

consuelo. El contraste con tanto error y tanta intriga lo protago-nizó la Unión Soviética, que ayudó hasta el último instante a laRepública. Y lo pusieron también los brigadistas internaciona-les, que salvaron con su inolvidable solidaridad el honor de suspaíses de origen.

Pero estábamos llegando ya al resultado final de aquel dra-ma. Como dijera por aquellos días el doctor Negrín, jefe delgobierno republicano, el “heroísmo desarmado” no bastó pararesistir el embate del fascismo rearmado.

Ya desde mediados de enero los dos ejércitos de Cataluña–tanto el del Ebro como el del Este– no hicieron ni podían hacerotra cosa que ir replegándose ordenadamente, desatar algúncontraataque rápido de vez en vez e ir volando puentes y nudosde comunicación para frenar su avance. Yo tuve que trasladar-me al sector de Barcelona convocado por camaradas de la co-misión político-militar. La idea era organizar focos de resisten-cia en el interior de la ciudad; era evidente que aquello nopasaba de ser un impulso bienintencionado, pero desnudamentevoluntarista. Hubo pues que renunciar a la quijotesca preten-sión. Así lo aconsejaron el Estado Mayor y el gobierno republi-cano, que ordenaron la evacuación de las dependencias admi-nistrativas y el repliegue de las tropas hacía la región de Figueras.Para mí una de las consecuencias de aquella cita en Barcelonafue quedarme descolgado del XI Cuerpo, que aislado del restode las tropas de Cataluña en la zona de Puigcerdá, aún se man-tuvo varios días en aquel enclave pirenaico. Además se habíaproducido un relevo de mandos: el nuevo jefe militar del XIcuerpo era Manuel Márquez.

Con él cuando aún era capitán, había empezado yo en lasierra del Guadarrama primero y en el batallón de la Victoriadespués. Me hubiese gustado terminar aquella guerra a su lado,después de casi tres años de pelea, aunque la perdiésemos. Mehubiese gustado estar con él, en aquel último bastión de laCataluña republicana, el día 10 de febrero y el 11, y el 12,editando los últimos números del periódico Independencia, lla-mando a mantener en alto la moral de los combatientes. Era,ciertamente, el canto del cisne, pero también el canto de losluchadores por la libertad y por la Republica. Yo crucé la fron-

Page 61: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

61

tera francesa el 9 de febrero, monte a través, por algún lugar delos Pirineos orientales, creo que por Le Perthus, como otroscientos, quizá miles de soldados. Sólo se oía el tronar de uncañón a lo lejos, hacia el sur. Un sol cálido lo envolvía todo. Enaquellos meses de luchas y derrotas me había enamorado deCataluña, de su tierra y de sus gentes; habíamos encontrado allíamigos y compañeros de lucha. Nos ofrecían cobijo en sushogares y un asiento al lado de la lumbre en las largas nochesde escarcha y duermevela donde quiera que fuéramos a parar ennuestras largas marchas.

Cuatrocientas mil personas, dicen que cruzamos la fronteraaquellos días, y aún agregan que más de la mitad de la gente eracivil: familias enteras huían del fascismo dejando atrás tierras yhogares.

Mientras tanto, en la zona Centro-Sur aún tendría quedesplegarse la última y más lúgubre secuencia de la guerra: lasedición del coronel Casado, tan ominosa como la de los gene-rales facciosos en 1936, culpables de aquella sangrienta matan-za entre españoles.

Sin embargo, para mí la guerra civil había terminado aquel9 de febrero de 1939, cuando crucé la frontera una tarde de soltan suave que hacía más triste la derrota, más desolador elforzoso exilio, más desconsolada la despedida. Dulce Cataluña,terrible España. Y así me vi, no de la noche a la mañana, sinoluego de tres años de lucha, convertido en un exiliado a lafuerza. Y con sólo una idea fija: seguiría luchando dónde ycomo fuera contra el fascismo. No habría adiós a las armas.

Page 62: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

62

Tercer Cuaderno: Guerrillero en tierras lejanas

XII. Dos acogidas: de Francia a la Unión Soviética

La acogida que dispensó la tropa de gendarmes y guardiasmóviles franceses a los combatientes republicanos derrotadosha sido mil veces relatada y denunciada y a mí me bastaría decirque no tuvo nada que ver con la proverbial politesse de losfranceses.

Nos fustigaron como si fuéramos prisioneros de guerra hastaun arenal acotado con alambres de espino y vigilado por unanube de guardias, spahí y soldados senegaleses.

En el interior de aquel desolado arenal, unos cuantosbarracones de madera. Dentro de estos el piso de tierra paradormir. Fuera, el frío y el viento de tramontana, bombasimpelentes para extraer una especie de agua gorda para beber.Y más allá las letrinas, unas zanjas a cielo abierto que JesúsIzcaray, nuestro jocoso escritor y periodista, tuvo la humoradade llamar Avenida de los Ojos Negros. Así eran los campos deconcentración de Saint Cyprien, a veinticinco kilómetros al surde Perpiñán. Otros compatriotas habían sido internados en cam-pos concentracionarios improvisados en Argelés y Barcarés.

Lo primero que decidimos un grupo de camaradas fue crearel comité del partido de los campos. Había que llenar de acti-vidad política y cultural las horas vacías, impedir la desmorali-zación, romper el aislamiento y buscar apoyos para facilitar lasalida de compañeros, incluidos los brigadistas internacionales,hacia los países que brindasen su hospitalidad. En algunas deestas tareas recibimos la ayuda impagable de los combatientesde la antigua Catorce división, gente curtida y audaz como JoséGros, el guerrillero autor del libro autobiográfico “AbriendoCamino”. Gracias a estos hombres, para los cuales las alambra-das de púas de Saint Cyprien eran un coladero, pudimos enlazar

Page 63: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

63

con los adelantados de la dirección del partido en Elne y eva-cuar a los primeros brigadistas.

Y aquí es de justicia reconocer que con el paso de los díastambién había empezado a relajarse la inicial dureza de trato delos gendarmes. Más de uno buscó la ocasión de conocer mejorlo que había sido la guerra de España hablando con nosotros.

Pero, sobre todo, les inquietaba el peligro, casi tangible, dela guerra que se cernía sobre Francia y el mundo entero; empe-zaban a sospechar que sus gobernantes habían cometido un graveerror regateando la ayuda a la España democrática en lucha.

En Saint Cyprien estuve tres meses y pasé de todo, en primerlugar frío y hambre, con una dieta a pan y agua y sardinas enlata. A pesar de los pesares también obtuve compensaciones. Laprimera fue conocer a Sol Aparicio. Ocurrió que yo me instaleen el campo 12, pero al atravesar un día el campo 14, meabordó un combatiente republicano del cuerpo de aviación:—“¿Tu eres hermano de Armando?”. No me lo podía creer.

Siempre había pensado que Armando y yo no nos parecía-mos en nada, pero me respondió que teníamos un inconfundibleaire de familia. Se llamaba Sol Aparicio, era mecánico de avia-ción y había tenido que entrar en el campo con su furgoneta,cuando la aviación republicana ya no tenía ni pistas donde ate-rrizar. Semienterró su furgoneta en la arena del campo 14, con-virtiéndola así en su residencia. Era, al parecer, un buen amigode Armando y enseguida me brindó su refugio: “Ven a la fur-goneta, cabemos los dos y estarás mejor que en la barraca”. Ycon él estuve en el campo 14 hasta el final.

El segundo encuentro fue igual de sorprendente: ¿quién nosiba a decir, a mi primo Horacio y a mí, que estábamos los dos(sin saberlo) en el mismo campo de concentración francés amiles de kilómetros de Gijón, nuestra patria chica? Me habíaninvitado a la apertura de una exposición de dibujos, en un ba-rracón de uno de los campos. Resultó que el expositor era elpintor gijonés Germán Horacio, amigo de la infancia y miembrode la familia. Hacía seis o siete años que no nos veíamos. Fueun golpe de azar de los que te hacen repetir aquello de: elmundo es un pañuelo y una caja de sorpresas. Horacio pudomás tarde exiliarse a Méjico, y yo a la Unión Soviética. Y esta

Page 64: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

64

sería la tercera y gran sorpresa de Saint Cyprien: recibí de pron-to la inesperada noticia: había sido propuesto por el partido parair a Rusia, que nos ofrecía acogida. Y todo fue muy rápido:despedida de camaradas y amigos, viaje en tren hasta El Havre,donde nos esperaba el barco soviético María Ulianova. Era el 4de mayo de 1939 cuando partimos rumbo a Leningrado, hoy denuevo (o de antiguo, ¡quien lo iba a decir!) San Petersburgo.Comenzaba el largo exilio.

La casa de reposo de Sanki pertenecía al sindicato minero deUcrania, pero aquel verano fue destinada a los excombatientesespañoles. Durante tres meses pudimos descansar y reponerfuerzas, reflexionar sobre todo lo que habíamos vivido y estu-diar el ruso. Los ciudadanos soviéticos nos acogieron con inol-vidable simpatía y crearon para nosotros las mejores condicio-nes de vida posibles en su tierra.

No se había acabado la racha de las sorpresas: en el mes dejunio llegó a Sanki un nuevo grupo de españoles, está vez pro-cedentes de Orán. Alguien me dijo: “Ahí viene tu hermano”. Enefecto, allí estaba Armando, respirando sosiego y satisfacción,como si fuera lo más normal del mundo encontrarnos en unpueblecito de Ucrania, tan lejos de España. Me contó su odisea:el golpe casadista había arruinado las posibilidades de resisten-cia de la zona centro. La disyuntiva hubiera sido oponerse conlas armas, que sería tanto como encender otra guerra, un doblefratricidio, que haría más sangrienta y humillante la derrota. Lasunidades que se plegaron a los designios de la junta de Casadotuvieron que cumplir el triste cometido de represores de quieneshabían sido hasta entonces camaradas de combate. Algunos jefes,oficiales y comisarios leales fueron encarcelados por aquellos yentregados al enemigo. Y hubo casos en los cuales los franquis-tas fusilaron a los encarcelados y a sus carceleros.

Mi hermano consiguió escapar de aquellos horrores, llegar alpuerto de Alicante y embarcar en el penúltimo barco que sehizo a la mar antes de que los fascistas italianos ocuparan laciudad. Era el barco inglés Stanbrook, que llevó a los fugitivosa Orán, desde donde fueron trasladados al campo de concentra-ción de Bogharí, a las puertas mismas del Sahara, y en aquelcampo estuvo hasta que un día le comunicaron que su nombrefiguraba en una relación de invitados a viajar a la Unión Sovié-

Page 65: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

65

tica como exiliados políticos. Así fue como nos reencontramoslos dos hermanos, un maravilloso día de junio de 1939 en unacasa de reposo de los mineros ucranianos, cerca de Jarkov.

Pero pronto volverían a bifurcarse nuestros caminos: a me-diados de agosto Armando ingresó en la escuela política dePlániernaya, en Moscú, y yo marché en septiembre a la fábricade tractores de Cheliabinsk, una nueva ciudad industrial másallá de los Urales, donde empieza la inmensa Siberia. La fábricaera uno de aquellos gigantes nacidos en la cuna de los planesquinquenales y daba trabajo a más de treinta mil obreros. Losdirectivos nos recibieron con los brazos abiertos, se interesaronpor nuestras profesiones respectivas, que sospecho les defrauda-ron: ninguno de nosotros era metalúrgico, que era lo que ellosnecesitaban.

A esta ciudad siberiana fuimos destinados por los sindicatoscinco españoles: Cipriano González (carpintero), FranciscoGullón (universitario), José Parra (panadero), Diego Pastor (creoque era administrativo), y, en fin, yo, como ya he contadodiseñador de muebles y cosas así. Cuando en Sanki los amigosde los sindicatos soviéticos me habían preguntado por mi pro-fesión les dije si había posibilidad de trabajar como diseñadorde muebles. Casi se enfadaron: “¿Crees que en el socialismo nose fabrican muebles?”

Tenían razón, se fabricaban. Pero yo fui enviado sin máscircunloquios al taller de forja, con mi amigo y camarada Fran-cisco Gullón (el estudiante). La primera vez que vimos aquelloquedamos impresionados: era una nave inmensa, con una fila demartillos neumáticos a cada lado, vomitando chorros de vapory de chispas, vaharadas de fuego saliendo de la boca de loshornos donde se caldeaban las barras de acero, y, dominándolotodo, el multiplicado trueno de veinte martillos pilones golpeandoel metal al rojo vivo. Cuando entraba en acción el martillo gigantedonde se forjaban los cigüeñales temblaba la fábrica entera.

Bueno, pues en ese taller trabajamos durante varios mesesmi amigo Gullón y yo. Lo tomamos con espíritu deportivo, élcomo forjador y yo como hornero, convencidos de que era untrabajo digno, un modo de ganarnos el pan y la forma de aportarun grano de arena a la obra titánica de edificar una sociedad

Page 66: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

66

socialista, esa meta que allí nos parecía tan soñada como toda-vía lejana. Supongo que fue la directiva de la fábrica la que, alcabo de un tiempo, llegó a la conclusión de que ninguno de losdos habíamos nacido para forjadores.

Creo recordar que Gullón fue destinado a un taller de mecá-nica y yo a otro, aunque luego me propusieron trabajar comodibujante. Pintaba carteles de gran formato que se exhibían a laentrada de la fábrica, una especie de grandes caricaturas criti-cando los defectos más comunes de los trabajadores: la desme-dida afición al vodka, el absentismo y cosas así. Trabajaba a lasórdenes directas del secretario de la organización sindical, queconocía bien y padecía a diario las consecuencias de tales fa-llos. Esta crítica caricaturesca desempeñaba un papel educativo,pero no hacía ninguna gracia a los que se sentían aludidos.

En Cheliabinsk, en la misma casa donde nos alojaron, en-contramos un pequeño colectivo de antifascistas italianos,austriacos y alemanes y otro de españoles: un marinero delbarco San Agustín, que quedó anclado en Odessa, y cuatroalumnos de una escuela de pilotos de aviación a los que el finalde la guerra sorprendió en Rusia cuando aún no habían termi-nado sus estudios. Todos ellos llevaban varios meses en la ciu-dad siberiana y trabajaban en la fábrica de tractores. A través deestos nuevos amigos españoles trabamos amistad con algunasmuchachas rusas. Una de ellas me invitó una tarde a tomar unataza de té en su casa. Se llamaba Alexandra, Shura para lafamilia y las amistades, vivía en un apartamento con su madrey su hija Galia, una niña de apenas dos años con unos maravi-llosos ojos verdes, y trabajaba en las oficinas de la fábrica.

Aquella taza de té fue el preludio de una relación íntima: lavisitaba con frecuencia, tomábamos té en un velador donderonroneaba un samovar y charlábamos o más bien intentábamoscharlar; en realidad, Shura fue mi profesora de ruso. Al cabo deunos meses, cuando se había consolidado una relación de ver-dadera amistad, me propuso vivir juntos en su casa. Acepté nosin titubeos porque sabía que tarde o temprano llegaría la inevi-table separación. Se lo dije: —“Ten en cuenta, Alexandra, quesoy un ave de paso; cualquier día me llegará la señal de empren-der el vuelo otra vez”. Creo que ella aceptó aquella perspectivacomo algo fatal. Coincidimos los dos en que sería una cobardía

Page 67: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

67

sacrificar el presente por el temor de lo que pudiera depararnosel mañana.

Alexandra –Shura, según el diminutivo cariñoso de los ru-sos– me presentó a alguna de sus amistades y tuve así ocasiónde conocer de cerca cómo vivían y pensaban los soviéticos. Lamayor parte trabajaban en las grandes fábricas de la ciudad, obien en la sanidad o la enseñanza. Sus ingresos eran modestospero todos tenían trabajo.

Aseguraban que a comienzos de los años treinta habían no-tado una clara mejoría del nivel de vida, pero que después dela ascensión de Hitler en Alemania y del comienzo de la guerraen España habían vuelto a las dificultades. ¿Su gran sueño? Queles dejaran vivir en paz.

Pero alguien jugaba sucio. En abril de aquel año de 1939 laURRS había propuesto al Reino Unido y a Francia un acuerdopolítico-militar para organizar un sistema de seguridad colectivaque pusiera freno a la agresividad hitleriana, pero la iniciativasoviética fue rechazada. En realidad llovía sobre mojado: ya en1938 las potencias occidentales habían rechazado la proposi-ción de un acuerdo de seguridad para impedir la entrega delterritorio de los Sudetes al Reich. Muchos llegamos a pensarque los gobernantes ingleses y franceses de aquella época eranmás proclives a mirar para otro lado cuando Hitler avanzabahacía el Este, hacia las fronteras soviéticas, que a dar el alto deuna vez al expansionismo agresivo del fascismo. Fue entoncescuando el gobierno soviético respondió con un giro diplomáticoque causó estupor: en agosto de 1939 firmó el pacto de noagresión con Alemania. Aplaudido por unos y vilipendiado porotros, el pacto venía a romper de momento el aislamiento quela diplomacia de Inglaterra y Francia venía tejiendo en torno ala URRS y conjuraba el peligro de formación de un frenteimperialista contra el país de los Soviets.

Viví desde el interior de una fábrica rusa la reacción de lostrabajadores de allí: en principio, creo que el pacto con la Ale-mania nazi no entusiasmó a nadie, pero la gente razonaba queles proporcionaba un respiro, aunque no la garantía de la paz.La guerra se echaba encima, pronto tendrían que salir tanquesde las cadenas de producción, en vez de los pacíficos tractores,

Page 68: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

68

pero entre tanto la Unión Soviética ganaba unos años de treguapara preparar sus defensas y reforzar sus fronteras.

A todo esto, en mayo de 1941 el partido me convocó a unoscursos de ciencias sociales en Moscú. Tenía que dejar la fábricade tractores de Cheliabinsk y despedirme de Alexandra; habíallegado la presentida hora del adiós. Ni siquiera sabía si volve-ría a verla porque para mayor confusión recibimos la orden deocultar a todo el mundo nuestro destino, con un exceso desecretismo, molesto e injustificado, tan propio de la burocraciaya que el tal destino no era otro que la escuela de Plániernaya,donde se seguían estudios de marxismo, filosofía, historia, eco-nomía política, idiomas y otras humanidades. Pero así veníanlas cosas y así había que aceptarlas, de modo que crucé nueva-mente los Urales, esta vez rumbo a Moscú, en compañía deCipriano González, José Parra y Diego Pastor. Más tarde saldríapara Jarkov Francisco Gullón a fin de proseguir sus estudios enel Instituto de Idiomas Extranjeros. En realidad la escuela dePlániernaya había sido destinada por la Internacional Comunis-ta a los militantes del partido español, como una forma de apro-vechar lo que se suponía sería un largo exilio, para elevar nues-tra preparación cultural con un programa intensivo de estudiosen régimen de internado y un cuadro excepcional de profesores.

Por cierto, allí volvieron a confluir nuestros caminos, el deArmando y el mío: mi hermano terminaba entonces el segundoaño de estudios; yo me disponía a iniciar el primero. Pero nofue posible: en mayo empezaron las clases, un mes más tarde,el 22 de junio de 1941 Alemania lanzó un violentísimo ataquecontra la Unión Soviética, violando el pacto de no agresiónfirmado dos años antes, rompiendo las defensas rusas y pene-trando en profundidad por el norte, el centro y el sur de la tierrasoviética. Los excombatientes españoles imaginamos de golpela tragedia que se abatía sobre el pueblo soviético, sobre Europay sobre el mundo. Sentimos otra vez el viento de la guerra. Otravez el fascismo, un nuevo episodio de una historia que habíaempezado el 18 de julio de 1936 en España. Esta guerra eratambién nuestra guerra. Esta guerra no se podía perder.

Page 69: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

69

XIII. Otra vez la guerra. La Cuarta Compañía.

Los alumnos de la escuela de Plániernaya nos integramos enlas primeras levas de voluntarios: en pocos días se creó la lla-mada “Cuarta Compañía” en el estadio del club “Dínamo” deMoscú, como parte de la brigada de designación especial, com-puesta por jóvenes deportistas de los clubes Dínamo y Espartaco,antifascistas extranjeros exiliados de Alemania, Italia, Polonia,Hungría, Austria, Yugoslavia, Bulgaria, Checoslovaquia y otrospaíses; y entre estos voluntarios estábamos los españoles. Allíestaba mi hermano Armando, allí mis camaradas de Cheliabinsky mis condiscípulos de Plániernaya: ciento veinticinco en total.El capitán era Pelegrín Pérez Galarza, hombre templado; era unantiguo obrero valenciano, natural de Buñol, que durante laguerra civil había sido uno de los mandos del XIV Cuerpo deEjército de guerrilleros. Y como guerrillero murió años despuésen España, en el curso de las acciones de la Agrupación Gue-rrillera de Levante. La Cuarta Compañía fue acuartelada cercade Moscú, en lo que había sido una escuela de guardafronteras.Pero allí hubimos de atemperar nuestros ímpetus guerreros: lossoviéticos no tenían prisa por mandarnos al frente. —“Vosotroshacéis falta en España”, –nos decían.

Estaba bastante extendida la opinión de que los rusos noshabían metido en aquella brigada especial de la NKVD paraprotegernos, y que sólo nos mandarían al combate en casoslímite. Eso es lo que ocurrió cuando los alemanes llegaron a laspuertas de Moscú, en el invierno de 1941-42. Fue entoncescuando la Cuarta Compañía fue trasladada en plena noche a lacapital soviética y alojada en la casa de los sindicatos, un pa-lacete neoclásico situado en el centro de la ciudad, no lejos delKremlin. Dentro, la famosa Sala de las Columnas estaba llenade gente armada: voluntaros de los países bálticos, de Alema-nia, Austria, Italia y los países balcánicos; algunos de aquelloshombres se habían batido en las brigadas internacionales duran-te la guerra de España.

Éramos, pues, antiguos camaradas de combate, habíamosparticipado juntos en la defensa de Madrid y juntos desfilába-mos ahora por las calles de Moscú, al son de las canciones denuestra guerra. Participábamos de alguna manera en la defensa

Page 70: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

70

de Moscú realizando tareas de vigilancia y algunas descubiertaspor los bosques, caminos y poblados de la periferia, pero nollegamos a entrar en combate. La contraofensiva soviética deaquel invierno barrió a las tropas hitlerianas. Dicen que allíquedó, entre las nieves, medio millón de alemanes. LaWehrmacht le echó la culpa al frío, al “general invierno”: locierto es que sufrió su primera derrota estratégica grave. Des-pués los de la Cuarta Compañía fuimos devueltos a nuestroacuartelamiento, a 20 kilómetros de Moscú. Y allí seguimos unmes y otro, estudiando el armamento, la táctica y la estrategia,rumiando el aburrimiento y el cabreo. No se olvide que sólopedíamos luchar en primera línea a toda costa, que éramos jó-venes, impacientes y estábamos incurablemente enfermos deromanticismo revolucionario. Hasta que un día recibimos conalborozo la orden de marcha. Nos trasladábamos a Transcaucasia,donde el ejército soviético iniciaba una gran operación paradesalojar a los hitlerianos, que estaban ya cerca de Vladikavkaz,la capital de Osetia septentrional.

El viaje al Cáucaso duró más de un mes y fue algo memo-rable. El convoy militar que nos llevaba tuvo que recorrer milesde kilómetros para sortear las zonas calientes donde hervía laguerra, porque los alemanes habían cortado las vías más direc-tas de Moscú con el Cáucaso y atacaban ya –era el verano de1942– la ciudad de Stalingrado, en el Volga; así que de Moscúfuimos a Kuybishev, hoy Samara, de allí a la república deKazajstán, hacia el mar de Aral y más allá, hasta Tashkent, lacapital de Uzbekistán; dejamos atrás Samarcanda y pasamos aTurkmenistán para llegar a Krasnovodsk, puerto turkmeno delmar Caspio; y cruzamos allí a Bakú en la orilla occidental y, denuevo por tierra, a Tbilis. Un viaje inolvidable, extenso en eltiempo y en el espacio.

Una vez en la capital georgiana nos alojaron en el estadiodel club Dínamo, acondicionado para el caso. Nos rodearon deatenciones y reanudamos los ejercicios teóricos y prácticos,hicimos marchas por las montañas y visitamos la tumba de JoséDíaz. Pero aún nos sobró tiempo para conocer la ciudad y paraasistir a una representación de “Carmen”, de Biz!et, en la óperade Tbilis. En estas y otras actividades y entretenimientos pasa-ban los días y las semanas, de modo que a pesar de todo el trato

Page 71: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

71

excepcional que recibíamos, otra vez se fue acumulando laimpaciencia, que estalló un día en forma de motín: exigimos porenésima vez que nos trasladaran al frente y sin pensarlo mucho,subrayamos nuestro disgusto tirando unos colchones por la ven-tana.

Fue desde luego la reacción temeraria de unos cuantos entrelos cuales estaba yo. Pelegrín, nuestro capitán, nos recordó quehabíamos asumido voluntariamente la disciplina militar y queno jugásemos con fuego. Días más tarde apareció por el acuar-telamiento un comandante de la NKVD para saber si aquellohabía sido un simple arrebato espontáneo de los impulsivos“ispantsi”. Creo que habló con cada uno de nosotros por sepa-rado; a mí me preguntó las razones de aquel plante, me dijo quecomo veterano debía saber que no se pueden emplear formas deprotesta inaceptables en el ejército. Le respondí, más o menosque lo sabía, pero que habíamos llegado a la conclusión de queera la única manera de que atendieran nuestra petición de ir alfrente.

Al final de aquellas conversaciones y reconvenciones llegóa la conclusión de que éramos algo insensatos, pero gente nobley franca. La protesta dio resultado: a los pocos días nos trasla-daron al frente.

Luego vinieron las largas caminatas por las serraníascaucásicas, las noches a la intemperie, con temperaturas demuchos grados bajo cero en Osetia del norte donde, en algúnlugar de aquellos montes pasé la noche más fría de mi vida, unfrío implacable que casi hacía llorar. Por fin, después de variosdías de marcha, acampamos cerca de la línea del frente. Yotenía los pies llenos de llagas, de modo que después de tantoprotestar, cuando al amanecer la Cuarta Compañía entró en com-bate, tuve que quedarme en la improvisada enfermería, acompa-ñado por Parrita, mi viejo amigo y camarada Parra.

El resto de los compañeros volvieron al campamento aquellamisma tarde, contando que aquello se había reducido a un tre-mendo duelo de artillería. No hubo bajas españolas, no semovieron de sus parapetos. Los alemanes retrocedieron y ya nodejaron de hacerlo hasta abandonar las montañas del Kasvek yla llanura del Kubán. Nosotros fuimos también en pos de la

Page 72: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

72

vanguardia, hacía el noroeste, a lo largo del río Kubán; recuer-do que acampamos unos días en una pequeña aldea de labrado-res y pescadores cerca de Armavir, en la que organizamos eltrueque de sal por los hermosos lucios del río, porque con laguerra aquella zona se había quedado desabastecida de sal, deté, de azúcar y de tantas cosas. Pero, aparte del trueque, prac-ticamos allí con éxito la captura de ranas. Había en la 4ª muchagente del campo, andaluces, extremeños, manchegos, expertosen cazar ranas, pajarillos, liebres, todo lo que ayudase a matarel hambre, aunque alguna vez fuese gato en lugar de liebre loque cayese. Los gatos no se comían.

De las ranas, las ancas. Y como cuando el diablo no tienequé hacer con el rabo espanta moscas, así nosotros espantába-mos la inacción cazando ranas, para pasmo y asco de nuestroscompañeros rusos, alemanes, ucranianos y demás, por lo cualun día les invitamos a probar un guiso de ancas de ranas. Fuetodo un festín al que no faltó el jefe de la Brigada Especial,coronel Orlov. Creo que comieron todos con cierta aprensión,pero dijeron que estaba delicioso.

En febrero de 1943 los rusos liberaron Krasnodar, Rostov yVoroshilograd. Los españoles seguíamos en el segundo escalón,realizando tareas de vigilancia y alguna descubierta. Cuandoarribamos al Cáucaso se hablaba de que nuestra misión era“preparar la voladura de los pozos petrolíferos” si llegasen acorrer peligro de ocupación por los alemanes; ahora, en abril de1943, los alemanes habían sido desalojados de las montañascaucasianas y del Kubán. El frente del Cáucaso septentrionaldesapareció y los de la Cuarta Compañía recibimos la orden deir a Krasnodar, para desde allí trasladarnos a Moscú, pero estavez pasando por Stalingrado, ya liberado. Los agresores habíansufrido allí la más tremenda derrota.

Llamada antiguamente Tsarítsino, Stalingrado luego,Volvogrado más tarde y ahora nuevamente Tsarítsino (algo asícomo ciudad de la Zarina, ¡qué mudanzas nos trae la vida!),antes hermosa ciudad que se miraba en las aguas del Volga alo largo de varios kilómetros, aparecía ahora reducida a unaatormentada extensión de escombros, hierros retorcidos y ruinastodavía humeantes. Doscientos días con sus noches habían du-rado los combates. En cierta ocasión el “premier” británico,

Page 73: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

73

Winston Churchill, reconoció que, “el ejército ruso sacó lastripas a la máquina de guerra hitleriana”. Tenía razón. Creo quela batalla de Stalingrado contribuyó a fondo a esa eventraciónde la Wehrmacht. Fue allí donde cambió el rumbo de la guerra.

XIV. La muerte de Armando

En el mes de mayo, ya en Moscú, recibí malas noticias deArmando. Alguien me dio a entender que no estaba claro suparadero, lo cual me impulsó a buscar noticias más fiables. Yno tardé en encontrar la fuente de información más directa ysegura, Francisco Gullón, mi compañero de trabajo del taller deforja de Cheliabinsk. En septiembre de 1942 el coronel Starinovencomendó a Gullón el mando de un destacamento de guerrille-ros en la región de Leningrado. Se trataba de crear un batallónde guerrilleros integrado por tres grupos, que actuarían coordi-nadamente en la retaguardia enemiga. El primer grupo sería elde Gullón, que en España había combatido en la columna deMangada, en el Batallón de Octubre, en la División de Tagueñacomo jefe de información y más tarde, como segundo jefe deInformación del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos de lazona Centro-sur. El segundo grupo iría mandado por el bilbaínoVicente Alcalde, que había sido jefe de Brigada durante la guerraespañola; el tercero lo mandaría un teniente ruso, cuyo nombrenunca aprendí.

Los tres deberían coordinar sus acciones en el trianguloLeningrado-Chudovo-Lugá, pero nunca llegaron a reunirse: elgrupo de Alcalde fue descubierto, rodeado y exterminado porlos alemanes a los pocos días de adentrarse en la retaguardiaenemiga.

En el cerco murió Alcalde y su segundo, Diego Pastor, quehabía sido comisario de la 3ª División en la guerra de Españay también compañero mío en los colectivos de Cheliabinsk yPlániernaya. De cuarenta hombres sólo dos se salvaron.

En el tercer grupo, mandado por un teniente soviético comoqueda dicho, iba sólo un español, mi hermano Armando. Gullónme contó con algún detalle lo ocurrido: cuando recibieron laorden de trasladarse al otro lado del frente Armando convalecía

Page 74: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

74

de una recaída de fiebres palúdicas, que sufría desde el año1935, recuerdo de unas vacaciones a orillas del río Alberche. Envano le aconsejaron el médico y el jefe del grupo que terminarade curarse, antes de aventurarse a una prueba que difícilmentepodría aguantar; Armando aseguró que se encontraba bien y, alfinal, salió con el grupo, cruzó la línea del frente y aún profun-dizó unos kilómetros, hasta llegar a un punto en que no pudomás. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había cometidoun error funesto; él no podía seguir, pero el destacamento nopodía pararse y aún quedaban kilómetros y kilómetros de mar-cha con los esquís por campos nevados. El teniente ruso leconvenció de que diese la vuelta aprovechando el retorno de losguías que les habían conducido hasta allí. Así se acordó; eranoche cerrada cuando volvieron a cruzar la línea, pero los ale-manes les descubrieron y abrieron fuego. A mi hermano le al-canzó una ráfaga de ametralladora en el vientre.

A partir de ahí todo es confusión. Alguno de los guías afir-maba que no se le pudo evacuar y murió desangrado en lanieve. Otros, tal vez más piadosos, aunque menos veraces, creíanque se le había evacuado a nuestra retaguardia. Las pistas seborraban porque alguno de los guías que acompañaban a Ar-mando aquella noche aciaga también había muerto. Pero Gullónaún dejó una puerta abierta a la esperanza: ¿Quién te dice queno esté en uno de esos hospitales de la retaguardia profunda deeste país inmenso?

Yo mismo tardé no meses, sino años en aceptar su desapa-rición. Recordaba la última vez que nos habíamos visto. Él seiba al movimiento guerrillero, yo marchaba al Cáucaso. Pasea-mos largamente por el bosque de la Escuela de Guardafronteras.Armando, de habitual alegre y ocurrente, estuvo serio y extre-madamente afable.

Recordándolo a distancia, era como si presintiese que aque-lla podía ser la despedida definitiva y como si esa preocupacióncubriese con una pátina de tristeza su manera de comportarse.Tal vez por eso recuerdo con frecuencia su muerte absurda,desangrándose en medio de la noche, en un campo nevado,como una muerte triste, muy triste. Al final de la guerra, cuandopor fin regresé a Moscú en 1945, quise hablar nuevamente conGullón que me había prometido seguir haciendo pesquisas so-

Page 75: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

75

bre el paradero de Armando, pero ya era tarde: Francisco Ernes-to Gullón había muerto. Era uno de los camaradas más cultos,valerosos e inteligentes de cuantos traté en aquel tiempo y enaquellas tierras, y sin duda, el jefe español de partisanos másdestacado de la guerra soviética contra los agresores hitlerianos.Después de seis meses consecutivos en campo enemigo, dondeescribió uno de los balances combativos más asombrosos de laguerrilla, recibió, como Armando, una herida en el vientre cuandoestaba a punto de alcanzar las trincheras de los nuestros. El 1ºde mayo de 1943, 20 días antes de que yo hablara con él enMoscú, escribía en su diario: “Segundo 1º de mayo en guerra.Me encuentro solo en Jvoinaya. Solo completamente... De losviejos camaradas no queda ninguno”. Seis meses después, el 3de noviembre de 1943 moría él también.

XV. Guerrillero por tierras de Ucrania

Tal vez por lo que pasó con Armando, aquel verano decidípedir mi incorporación al movimiento guerrillero. Conmigo lopidieron otros dos españoles de la Cuarta Compañía; uno deellos era Segundo Moreno, un madrileño simpático, bromista ydicharachero, pero luchador a carta cabal y un jovencísimoguipuzcoano de los llamados ahora “niños de la guerra”, peronosotros le llamábamos “Inda” el eibarreta, que había escapadode la casa de niños para enrolarse en la cuarta compañía aluchar contra los fascistas. Juntos ingresamos en una escuela deradiotelegrafistas. Era ya otoño cuando terminamos el curso:aprendimos a recibir y transmitir mensajes por morse, el cifradode las comunicaciones y los rudimentos de radiotécnica. Reci-bimos también una maleta de 13 kilos de peso con los aparatossimples, pero duros y fiables de los radistas guerrilleros sovié-ticos. Terminado el curso nos enviaron a Ucrania. En Kiev seencontraba el estado mayor del movimiento guerrillero, pero demomento nos alojaron en Jarkov.

Ocupada por los nazis en mayo de 1942, liberada por lossoviéticos en marzo del 43, otra vez perdida y de nuevo recu-perada en julio de aquel año, cuando los alemanes tuvieron querenunciar definitivamente a su presa, Jarkov era una ciudad en

Page 76: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

76

ruinas. No había luz eléctrica ni calefacción ni leña siquierapara calentar las casas. Nosotros nos alojamos en la “jata” deuna familia koljosiana, a las afueras de la ciudad y, no recuerdocómo, trabamos amistad con tres ucranianas: dos hermanas yuna de sus amigas, muy joven; creo que era hebrea y admirableguitarrista. El deseo de escuchar su música –viejas romanzaseslavas– y el placer de conversar con ellas sirvieron de pretextopara visitarlas cada tarde, cosa que también ellas agradecían,que las noches de las ciudades desbaratadas por el vendaval dela guerra son interminables y encogen el ánimo de las mujeres,condenadas a la soledad. De modo que allí pasábamos las horasoyendo el bordoneo y el llanto de la guitarra, contando cadacual su vida, escuchando historias de desaparecidos o algunabrujería de amor, como la de ver en un espejo (esto era espe-cialidad de las mujeres) la cara de su futuro prometido, a con-dición de que lo mirase fijamente y durante mucho tiempo enun cuarto oscuro y con una vela por toda compañía. Aquello eracomo un retorno a la Edad Media. Y así pasábamos las tardesa la espera de la orden de partir, que no tardó en llegar.

Un día recibí disposiciones concretas para mi primera salida.Tenía que incorporarme, cargado con mi radio de campaña, aun grupo operativo que actuaba en la región de Jersón, la anti-gua Kerset de los griegos, en la desembocadura del Dniéper, aorillas del Mar Negro. Para llegar hasta el grupo tuve que reco-rrer medio centenar de kilómetros a pie, pues el tren me habíallevado hasta la estación de Zaporózhie, creo recordar, perofuera ésta o Melitopol la parada sería igual a fin de cuentas: apartir de cualquiera de ellas no había –o mejor dicho no encon-tré– otro medio de transporte que el de las piernas. Había queandar leguas y leguas chapoteando por el barro. Aquellos cami-nos poco antes transitados por miles de camiones, coches, motosy tanques se veían ahora convertidos en solitarios ríos de barro:el tráfico se había desplazado, con el furor de los combates,hacia Occidente. Rendido de fatiga pedí cobijo en la casa deuna familia campesina, cuando se ponía el sol. Recibí una aco-gida amistosa, una cena caliente y una cama de sábanas limpias.Comprobé que quedaba mucha gente buena por el mundo. A lamañana siguiente les dejé mi racionamiento de soldado en prue-ba de gratitud y seguí mi camino. También el jefe del grupo

Page 77: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

77

operativo me recibió con un suspiro de alivio. Trabajé unassemanas trasmitiendo y recibiendo mensajes, pero el peligro dequedar atrapados otra vez en la retaguardia del ejército enemigose había desvanecido y muy pronto recibí la orden de regresoa Kiev.

Desde una agrupación guerrillera que actuaba en los grandesbosques de la Ucrania subcarpática pedían con insistencia unradista y fui yo el designado para ir. Los bosques a los que merefiero se encuentran en la parte suroriental de Galitzia, regiónque había sido de antiguo tierra ucraniana. Desde el siglo VIIperteneció al principado de Kiev, y de ahí que apareciese desdela alta edad media como un floreciente principado ruso –recor-demos la época de la “Kievskaya Rus”, cuna de la antiguaRusia– pero sufrió muchas particiones, como acontece con laszonas fronterizas, y pasó de mano en mano al correr de lossiglos: primero, por la anexión promovida por la alianzapolacolituana en 1340; después, por los repartos de Poloniaentre Prusia, Austria y Rusia en el siglo XVIII. Además, en1814 Austria se anexionó Galitzia. Rusia la recobró en la pri-mera guerra mundial y la cedió a Polonia en 1919. Esa era lasituación de 1944, cuando yo la conocí.

Recobrando el hilo de mis recuerdos, he de reconocer que elviaje a aquellos bosques entonces de Polonia fue bastante másrápido que la caminata a Jersón. Un atardecer de la primaverade 1944 salí del aeropuerto militar de Kiev en un baqueteadoDouglas con una radio de campaña, un macuto y una metralleta.Dos pilotos y yo: no había más tripulantes ni pasajeros. Ano-checía cuando cruzamos la línea del frente, los antiaéreos ale-manes descubrieron nuestro vuelo y alrededor del avión empe-zaron a estallar proyectiles de todos los colores, al tiempo quenos buscaban también ráfagas de balas trazadoras: un espectá-culo precioso si no fuera mortífero. Pero volamos muy bajopara esquivarlo y salimos sin daño de aquella cacería. Mediahora más tarde, en un bosque que parecía no tener fin, descu-brimos las hogueras de los guerrilleros. Era la señal: un abrazoa los pilotos y el salto a las tinieblas. Caí algo lejos del calverodonde ardían los fuegos señalizadores, en el negro bosque, peropude evitar que el paracaídas se quedara enganchado en lasramas de los pinos. El Douglas aún dio otra pasada para lanzar

Page 78: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

78

el equipaje, provisiones y medicinas. Acababa de plegar miparacaídas cuando aparecieron los guerrilleros, que me condu-jeron al puesto de mando. La acogida del jefe de destacamento,Kovaliov, y su comisario, cuyo nombre no logro recordar, doscombatientes todavía muy jóvenes, fue cálida y bien festejada,en seguida propusieron celebrarlo con un buen vaso de vodka.Cuando ya la gente dormía, porque de madrugada había quetrasladarse a otro lugar, pues no era prudente seguir allí despuésde haber encendido hogueras aquella noche, yo me adentré enel bosque buscando acomodo al pie de un árbol. La vodka lla-maba al sueño, dormí como una madreña y desperté de amane-cida sin saber donde estaba ni como volver al campamentohasta que logré orientarme por los resoplidos y relinchos de lascaballerías.

En estos bosques había estado antes el legendario Kovpak,jefe de una enorme formación guerrillera famosa por sus incur-siones en Briansk, Kiev, Lvov y otras regiones. En la época queyo estuve acampaban en el bosque hasta veintisiete destacamen-tos partisanos, los cuales mantenían entre sí una relación asidua,aunque cada cual gozaba de autonomía operativa. Desplegabanuna actividad increíble; eran, con perdón sea dicho, una bombade relojería auto renovable en el culo del enemigo.

Participé en algunas de las incursiones de combate de lospequeños comandos que organizaba a diario nuestro destaca-mento, cuyo objetivo consistía en la voladura de una vía férrea,o de un puente, o de algún depósito de munición: la finalidadera entorpecer cuanto nos fuera posible los movimientos delenemigo. Se la llamó “la guerra de los carriles”, sobre todo porlas grandes operaciones llevadas a cabo en el verano del 1943.

En esta singular guerra se volaron 215.000 carriles ferrovia-rios y miles de vagones.

Muy pronto trabé amistad con la gente guerrillera, empezan-do por Nadiuhska, la única mujer del destacamento, radista comoyo. La mayoría de los combatientes eran ucranianos o bielorrusos.Trabajadores de las granjas colectivas, algún obrero industrial,algún maestro y algún enfermero, gente sencilla que se había“tirado al monte” ante la invasión hitleriana; y en el monte y en

Page 79: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

79

el bosque se formaron muchos de aquellos destacamentos gue-rrilleros.

Mi misión y mi trabajo básico era asegurar la comunicacióndel destacamento de Kovaliov con la Tierra Grande, como allíllamábamos a la URSS. Había que acudir puntualmente a la citacon la emisora de Kiev, que te buscaba y llamaba cada día, muyde mañana, a través del éter, incansable. Y no había excusas detiempo, o de circunstancia, como no fuera ésta última remata-damente urgente. Más de una vez tuve que transmitir y recibirmensajes en un alto de la marcha, en una zona pantanosa, dán-dole al morse mientras decenas de mosquitos me abrasaban lasmanos y la cara sin que yo, ¡triste de mí!, pudiera suspender unsolo segundo mi trabajo para tomarme una revancha con aque-llos malditos insectos.

XVI. La salida del gran bosque

Creo que fue junio, cuando los días son más largos y máspropicios para el ataque, el mes elegido por el mando hitlerianopara desencadenar una ofensiva contra los guerrillerosemboscados. El comandante Kovaliov me comentó que los ale-manes habían reunido varias divisiones para rodearnos y no mepareció exagerado, pues de día en día se iba notando como seestrechaba el cerco, y a medida que nos aprisionaba nos veía-mos forzados a replegarnos al interior del bosque. Mientrastanto, cada noche, tanteábamos el cerco en busca de un puntodébil donde pudiéramos abrir una brecha y escapar en la oscu-ridad, rehuyendo el choque frontal en el que teníamos todas lasde perder, pero no encontramos ningún punto muerto, y el cercoiba cerrándose y los días pasaban, de modo que al quinto osexto día, reunidos los comandantes de todos los destacamen-tos, convinieron en que no se podía dejar que pasara un día mássin romper el cerco costara lo que costase.

Había en el bosque, además de los destacamentos de cuñosoviético, formados por gentes rusas, ucranianas bielorrusas,etc. (yo era una excepción, una “rara avis” entre ellos; pasabaoficialmente por ser dagestaní, pero todo el mundo sabía queera español); había, digo, dos destacamentos de distintos oríge-

Page 80: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

80

nes: uno integrado por polacos de la “Armia Krajowa”, o seadel ejército obediente al gobierno polaco del exilio en Londres;el otro, formado por hombres, mujeres y niños hebreos. El delos polacos era un pequeño grupo de combate; a los hebreos, encambio, difícilmente se les podría considerar combatientes. Erangentes de aluvión, familias que habían encontrado cobijo en elbosque huyendo de la persecución gestapista, aunque, sin em-bargo, desempeñaban un papel importantísimo como interme-diarios entre nosotros, los guerrilleros y los vecinos de las al-deas circundantes: ellos podían conseguir lo que les pidieras:tabaco, vodka, harina, huevos, carne. Nosotros les suministrába-mos, a cambio, medicamentos y armas. Pero hecha esta presen-tación vamos a lo que importa: tanto los polacos como loshebreos se negaron a abandonar el bosque. Nuestra insistenciapara convencerlos de que aquella podía ser una actitud suicida,de nada sirvió.

Después de una noche de febril preparación para la estam-pida del amanecer, hicimos todo lo contrario de lo acordado ylo aconsejable: atacamos frontalmente y a la luz del día. Ajus-tados los relojes para el ataque puntual, abierta la guerrillamúltiple en abanico a lo largo de un amplio sector del frente,avanzando sigilosamente hasta tener al enemigo a tiro de pie-dra, desencadenamos a la hora exacta del amanecer un huracánde fuego. Saltaron por los aires los puestos alemanes de centi-nela y por aquel bosque salió en alud, como el “torrente dehierro” de Serafimovich, la mancomunidad partisana del bos-que, con su caravana de carretas de heridos, armas y provisio-nes. Luego, al cabo de un par de kilómetros, los destacamentosse dispersaron, tomando cada cual su rumbo.

Nosotros marchamos tres días con sus noches, sendereandopor caminos y trochas boscosos, donde era fácil ocultarse sifuere menester. Al cuarto día me llamó Kovaliov:

—A poco que avancemos por aquí nos damos de cara conLvov.

—¿No podemos cambiar de dirección?—Sí, pero volviendo al bosque de donde hemos salido.Y sin más me largó la papeleta:

Page 81: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

81

—Tú irás delante, al frente de un grupo de seis hombres.Nos irás informando de cómo está el camino de vuelta: marca-rás la ruta de marcha.

Con mi radio a cuestas y con mis seis hombres emprendí elregreso; previamente había acordado con Nadiushka las clavesde la comunicación: onda, hora y seña, para que recibiese misinformes en su aparato receptor. Los guerrilleros escogidos porel comandante para acompañarme eran combatientes curtidos,que se movían por aquellos entornos como Pedro por su casa,así que, venciendo el cansancio que arrastrábamos, evitandocon rodeos los lugares poblados, observando atentamente cual-quier atisbo de presencia alemana, llegamos al viejo bosque sinincidencias.

Hacía dos días que los alemanes habían abandonado aquellaregión, al parecer con bastante prisa. Y también los polacos,aunque no sin haber pagado un alto precio por su empeño enquedarse. Cuando arribamos al bosque todavía encontramos dosguerrilleros polacos pendiendo de las ramas de los árboles, peroya los compañeros hebreos habían bajado de su mortal colgade-ro a otros varios y contaban que los alemanes habían tomadoprisioneros a otros cuantos. Fueron los amigos hebreos quienesnos contaron lo sucedido: los polacos habían apostado por es-conderse en la copa de los árboles, creyendo pasar inadvertidos,pero fueron descubiertos algunos de ellos y fusilados o ahorca-dos. Al contrario que los polacos, los hebreos eligieron elsubsuelo para emboscarse. En una zona pantanosa, en medio deuna pequeña extensión de tierra firme, cavaron cuevas y túne-les, practicaron aberturas de ventilación, techaron todo aquellocon troncos y tablas, lo cubrieron con tierra, ramas y maleza y,para redondear la faena, el jefe de aquella tropilla humana borródesde el exterior las última huellas de la existencia de un sub-terráneo habitado por unos seres aterrorizados ante la idea deser descubiertos. Ni los soldados hitlerianos ni sus perros fueroscapaces de descubrirlos y apenas desaparecieron los persecutoressalieron de la tierra los perseguidos. Como nos dijera el jefe deaquel singular destacamento, con aquella partida de ancianos,mujeres y niños no hubiesen podido ir a ninguna parte. Hicieronlo más sensato, justo es reconocerlo.

Page 82: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

82

Pero el grueso de nuestro destacamento no volvió al viejobosque. Fui yo, con mi grupo, quien tuvo que dar otra caminatahasta la pequeña villa donde habían acampado. Y allí me encon-tré con una noticia sorprendente: mi jefe acababa de casarse conNadiushka, mi compañera radista. Comprendí de golpe por quéKovaliov me había elegido para encabezar aquella descubiertade retorno al viejo y majestuoso bosque de guerrilleros, aleján-dome del grueso del destacamento en el momento de lanzarsea solicitar una boda sin duda largamente deseada; entonces mecercioré de algo que sólo había intuido antes, que Kovaliovestaba enamorado de Nadiushka y de que me tenía por un rivalpeligroso en el corazón de su amada, aunque juro que nunca mehabía pasado por la cabeza la idea de cortejar a mi joven ayu-dante ucraniana. Sea como fuere, con aquel encargo me habíaquitado de en medio. Me hizo gracia la astucia de mi jefe y mealegró sinceramente la felicidad que respiraban tanto él comoella con aquella boda guerrillera que sobrevenía cuando el des-tacamento daba por terminada su campaña y retornaba a laUcrania soviética. Yo marcharía con él para volver más tarde aKiev.

Reflexionando hoy sobre la ausencia de una persecuciónimplacable de los hitlerianos cuando salimos del bosque rom-piendo el cerco, así como la relativa tranquilidad con la que mipequeño grupo pudo regresar después, he llegado a la conclu-sión de que la clave está en el desencadenamiento de la opera-ción Lvov-Sandomirsk del ejército soviético, que se inició el 13de julio, poco después de que comenzara la ofensiva alemanasobre el bosque partisano. Estoy convencido de que fue eso loque les obligó a olvidarse del bosque y de los guerrilleros yemprender la retirada a toda marcha.

Podría cerrar aquí la crónica de mi segunda salida de radistaguerrillero, con una especie de final feliz, pero no puedo olvidarel episodio siniestro que cerró nuestra campaña.

Nuestro destacamento recibió, como apunté más arriba, laorden de desplazarse a un campamento ucraniano para disfrutarde un merecido descanso. Marchábamos alegres y tranquiloscarretera adelante, hacia la estación ferroviaria, por un paisajede bosques y montes verdes cuando, al atravesar una pequeña

Page 83: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

83

aldea, alguien abrió fuego sobre nuestros dos guerrilleros quemarchaban en descubierta. Uno de ellos cayó fulminado; el otrorodó por el suelo malherido. Volvieron a sonar disparos y asilbar balas sobre nuestra cabeza. Fue el comisario quien gritó:

—¡Cuidado, son los banderovtsi!Casi seguro que eran ellos, los nacionalistas radicales

ucranianos organizados durante la guerra en partidas armadasantisoviéticas, aliadas por extensión con los nazis. Los guerri-lleros se abalanzaron sobre las casas de la aldea, una especie deisbas de madera, con techados de cañas y paja: todas estabanvacías, sus habitantes habían escapado al monte ante nuestrallegada. Esto acabó por encender las iras de los más furiosos.No sé quién hizo una antorcha y la arrojó sobre la primera isba.Muy pronto se multiplicó el fuego. Ardieron ocho o diez casas,ensombreciendo el cielo con las columnas de humo negro. Nuncapodré olvidar aquel cuadro. Tampoco al joven guerrillero muer-to. Era un chico ucraniano que se había sumado a la guerrillaa los 17 años para luchar por su Ucrania invadida. Y ahora,cuando volvía a su casa, en su tierra liberada encontraba lamuerte de una manera inesperada y traicionera. El paisaje bu-cólico se había convertido en un infierno de odio.

XVII. En el levantamiento de Eslovaquia

A poco de regresar a Kiev desde los bosques de la Ucraniasubcarpática fui presentado por un oficial del estado mayor deguerrilleros a Sandor Nogradi, miembro del comité central delpartido comunista húngaro. Nogradi aparentaba entonces algomás de cincuenta años, tenía el pelo cano, una cabeza de sabioy un hablar pausado y persuasivo. En cuanto nos conocimos mepropuso ingresar en su destacamento guerrillero, todavía enformación, para participar en la sublevación que se estabagestando en Eslovaquia; se trataba de crear un centro de orga-nización y dirección desde allí del movimiento guerrillero deHungría. Acepté sin pensarlo dos veces: Nogradi inspiraba con-fianza y recibí su propuesta como un gesto de amistad y distin-ción.

Page 84: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

84

Efectivamente, a finales de agosto de 1944 estalló el levan-tamiento eslovaco. Su preparación había corrido a cargo delConsejo Nacional, un organismo creado en 1943 para agrupara las fuerzas antifascistas de aquel país. Contribuyó al éxitoinicial de la sublevación una operación de apoyo del ejércitoruso en los Cárpatos, pero la fuerza decisiva fue el movimientoguerrillero eslovaco, que contaba con más de 14.000 combatien-tes en las regiones oriental y central, así como el alzamiento deun cuerpo del ejército que se pasó a los insurrectos. El levan-tamiento se propagó con la velocidad y la furia de un incendio,alzando contra los hitlerianos y su gobierno de marionetas a lamayoría de la población de las dos terceras partes del territorio.Fue una auténtica sublevación nacional, que tuvo como centrola ciudad de Banska-Bystrica, capital de la provincia central deEslovaquia.

Allí aterrizamos una noche, en la pequeña pista de un aero-puerto militar presa por aquellas fechas de una enfebrecidaactividad: iban y venían aviones y camiones, coches y gentearmada proveniente de todos los acimut: al lado de los eslovacosmayoritarios, había polacos, alemanes, yugoslavos y algún fran-cés que otro. Tampoco yo puedo presumir de ser el único espa-ñol en la sublevación eslovaca: más tarde supe que allí estuvoArmando Herrero, gijonés como yo, y José Díaz, sobrino deldirigente comunista Pepe Díaz. Pero nuestro destacamento re-flejaba también aquella profusión de nacionalidades aunque lamayoría fuesen húngaros. Destacaba, de todos modos, un capi-tán ruso al que llamábamos Kolia, y otro kazajo; unadocumentalista ucraniana de origen judío, Tania Samsonenko, yotra jovencísima radista húngara, Eva Rakoshi, emparentada conel entonces secretario general del partido de los trabajadoresMatías Rakoshi. Otro personaje húngaro de acusada talla inte-lectual y humana era Tempe, el jefe del estado mayor,excombatiente de las brigadas internacionales en España. Consu cabeza y su bigote rubios, sus ojos azules y una cierta dis-tinción innata, tenía todo el aire de un barón austriaco y era, sinembargo, un militante entregado a la causa del comunismo. Desu paso por España conservaba, además de su brazo herido, unasimpatía sin sombras por el pueblo español por el coraje con elque había luchado por la democracia.

Page 85: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

85

La noche del aterrizaje en Banska-Bystrica también yo tuveque arrimar el hombro atendiendo a la descarga de una emisorade emplazamiento estable, que funcionaba conectada a la red, yuna pequeña receptora y emisora de campaña, auxiliada por unadinamo portátil. Instalado el estudio en una casa del centro dela ciudad, empecé mi trabajo de radiotelegrafista, que no cesaríahasta que, dos meses más tarde, tuvimos que abandonar, acosa-dos por los nazis, y tirarnos al monte.

Dos meses, en efecto, duraron los combates. Los que vivi-mos día a día aquella batalla no tardamos en comprender queestábamos condenados a ir cediendo el terreno palmo a palmo,a menos que recibiésemos una ayuda que diese un giro a lascosas, pero la operación Cárpatos-Duklín emprendida por losrusos en auxilio de la sublevación no logró contactar con noso-tros, los sublevados, y el 27 de octubre de 1944 cayó Banska-Bystrica, el corazón de la resistencia: se apagó aquella llamara-da de audacia y libertad.

Días antes Nogradi me había adelantado aquel desenlace:tendríamos que renunciar a nuestra emisora pesada y servirnosen adelante del aparato de campaña. Así lo hicimos: en uncontrafuerte de los montes Metálicos enterramos la emisora.Después abandonamos Banska-Bystrica, en cuyas inmediacio-nes se libraban los últimos combates de los resistentes, y nosadentramos en los Cárpatos rumbo a Hungría.

Empezó una larga marcha en aquel otoño lluvioso, atrave-sando las fragosidades del Tatra por itinerarios en los que noera fácil, en aquellos tiempos de guerra, tropezarse con un serhumano en muchas leguas a la redonda; dormimos más de unanoche sobre la tierra encharcada y sólo de tarde en tarde trope-zamos con alguna alquería abandonada donde secar los huesos,o con alguna buena gente que nos acogiese en su casa. Es lo quehizo una familia de molineros una fría noche de noviembre,cuando, después de varios días de marcha, habíamos perdido laesperanza de encontrar un refugio donde guarecernos. Era unmatrimonio con dos hijas, que vivía en su gran molino de piedraal pie de una torrentera de la montaña; llamó a su puerta unode los nuestros y la abrieron de par en par. Nos ofrecieron loque tenían: un lugar donde calentarnos, pan y miel para matarel hambre y unos tibios edredones de pluma para dormir.

Page 86: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

86

No todo era solidaridad en nuestro camino. Dimos tambiéncon gentes que aborrecían a los partisanos, tal vez porque cre-yeron que éramos una nueva versión de los salteadores de ca-minos o simplemente porque temían que les hiciéramos daño.Un día, ya en suelo húngaro, a la salida del bosque, dimos conuna casa deshabitada, no lejos del camino forestal y cerca, alparecer, de algún villarejo, así que decidimos ocuparla paradescansar y explorar el entorno. Tomamos precauciones: seadvirtió a todos que nadie saliera al exterior por el momento yse montó la centinela. Al cabo de poco tiempo nos llamó laatención el paso de un carretero que retuvo sus mulas paraobservar la casa que ocupábamos. Algo había llamado su aten-ción, algún descuido delataba nuestra presencia. Él se alejó ydecidimos aguantar allí, aunque en alerta.

Cuando ya creíamos pasada la alarma apareció un camióncargado de soldados frente a muestra casa. El hombre del carronos había delatado. Emprendimos la retirada a toda marchasaltando por las ventanas de la parte trasera de la casa, quedaban al bosque. Fue una acción rápida y sigilosa. Tuvimos laimpresión de que los gestapistas, o gendarmes, o lo que fuerenaquellos soldados, acabaron sin aclararse si hubo presencia deguerrilleros en la casa o si todo había sido una falsa alarma.

XVIII. Las peripecias de un radista sin radio

En las primeras semanas de marcha por los Cárpatos nuestraradio de campaña funcionó satisfactoriamente: casi todas lastardes establecíamos comunicación con nuestros interlocutoresde Kiev y Debrecen; la energía muscular para accionar la radiola ponía un guerrillero que le daba a la manivela de la dinamomientras yo hacía mi trabajo de radiotelegrafista, pero un día elguerrillero aquel empleó su fuerza para detener bruscamente elmanubrio, el engranaje de la rueda de piñón se fue al diablo yla radio enmudeció. La avería de la dinamo era irreparable ennuestras condiciones y carecíamos de baterías para sustituirla.Imagínense el desastre: nos habíamos quedado sin medios decomunicación en momentos cruciales, cuando salíamos de losCárpatos a tierra llana y entrábamos en suelo magiar: cuando

Page 87: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

87

más necesario era coordinar nuestras acciones con el movimien-to guerrillero húngaro y con los organismos del nuevo poderdemocrático que se estaba configurando en Hungría, ya que laciudad de Debrecen había sido liberada por las tropas soviéticasy se había establecido allí el gobierno provisional a fines deoctubre.

Entre tanto, nuestro destacamento encontraba el apoyo detrabajadores de la fábrica y la mina en las regiones de Miskoltsy Shalgotarian, y también el de los campesinos semiproletarios,entre los cuales aún se conservaba la influencia de las ideascomunistas y socialistas. Eran zonas de fuerte presencia obreradonde hicimos una buena labor de movilización popular contrala ocupación hitleriana. Además, en la zona de Miskolts encon-tramos un lugar apropiado para el destacamento: una ampliacasa solariega de muros de granito que se levantaba en la mismalinde del bosque. Allí instalamos el estado mayor del grupo yalojamos a todos los combatientes, cuyo número para entonceshabía aumentado debido a que quince soldados del ejército ale-mán se pasaron un buen día a nuestro lado izando banderablanca. No se sorprendan: se trataba de presuntos “voluntarios”,jóvenes de regiones soviéticas ocupadas, sobre todo de Ucraniay Bielorrusia, que se habían visto forzados a alistarse en elejército de los invasores para evitar males mayores y que apro-vecharon el encuentro con nuestro destacamento para desertar.Todos hablaban ruso y tal vez porque yo también lo hablaba meencomendó Nogradi la tarea de encuadrarles y ayudarles a for-marse una idea de la marcha de la guerra y sus perspectivas ya identificarse con la acción partisana.

Eran buenos chicos y en su compañía intenté varias incursio-nes para poner en marcha mi radio sordomuda. La primera fuea un pueblo de las cercanías que carecía de luz eléctrica, perosuponíamos que los poseedores de un aparato de radio tendríanbaterías o pilas para escucharla y en busca de ellas fuimos.Elegimos para acompañarme a seis de los muchachos desertoresporque aún llevaban uniforme de la Wehrmacht y porquechapurreaban pasablemente el alemán. Recorrimos el pueblocasa por casa, presentándonos como soldados alemanes, recogi-mos todas las pilas de sus aparatos desoyendo las advertenciasde las gentes que nos decían que hacia tiempo se habían gasta-

Page 88: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

88

do. Todo muy en el estilo de la soldadesca nazi. Por desdicha,aquella pobre gente no mentía: todo lo que confiscamos erapuro desecho y por más que las probamos y conectamos detodas las maneras posibles no logramos que arrancaran un solosuspiro a nuestra radio.

Con parecida finalidad entramos otra noche en un pueblodonde había luz eléctrica. Nos acompañó un guía que nos con-dujo a la casa de un comunista, un labrador curtido en la luchadesde los tiempos de la revolución húngara de 1919. Meterse ensu casa era como colarse en una ratonera. Pero el queso quepretendíamos roer era la corriente eléctrica: se trataba de probarsi nuestra radio funcionaría conectándola a la red general. Na-turalmente yo era escéptico, pero allá fuimos. Pasamos la nocheen vela y pusimos manos a la obra apenas amanecido, probandotodas las conexiones imaginables. No tardamos en convencer-nos de que la corriente de la red no casaba de ningún modo conla que exigía nuestra radio ni teníamos forma alguna de trans-formarla.

Por si esto fuera poco, a media mañana vimos, a través delos visillos del ventanuco de nuestra pequeña estancia, quedeambulaban por las calles soldados alemanes, recogiendo porlas casas sacos de verduras o patatas, de modo que pasamos elresto del día encerrados en la última habitación de la casa denuestro amigo, con las metralletas listas por un si acaso. No seprodujo. Por la tarde los soldados se fueron y nosotros aúnesperamos a que cayera la noche para marcharnos sin ser vistos.Otro intento que acabó en fracaso.

La última operación de este tipo la emprendimos cuandollegó la noticia de que a unos quince kilómetros de allí estabaoperando un grupo guerrillero que acaso pudiera suministrarnospilas para la radio. Me puse en marcha en su busca, acompaña-do por cuatro guerrilleros. Cuando creíamos haber llegado allugar del posible encuentro con el buscado grupo, nos dimos debruces no con él, sino con los alemanes. Sucedió al entrar enuna zona despoblada de árboles, cuando algo me dijo que habíaque hacer un alto de inmediato: no tanto para descansar comopara observar dónde estábamos y qué teníamos a nuestro alre-dedor; fue un barrunto de peligro, una reacción casi instintivade alerta, y bien justificada: no hicimos más que sentarnos trasunos matorrales cuando oímos hablar distintamente en alemán

Page 89: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

89

a pocos pasos de nosotros. Y allí les vimos, semiocultos comonosotros entre matojos y arbustos; y más soldados alemanesdelante de aquellos, y otros a la derecha y a la izquierda: ale-manes por todas partes que, o bien no repararon en nosotros onos confundieron con parte de los suyos, que no en vano llevá-bamos, esta vez también, uniformes de su ejército. Por lo vistohabíamos caído en medio de un nuevo desplazamiento del fren-te ocasionado por uno de los entonces cada vez mas frecuentes“repliegues elásticos” de los hitlerianos. Lo malo era que nohabía manera de cruzar aquella zona sin peligro de ser descu-biertos ni tenía tampoco sentido intentarlo, porque era evidenteque el grupo guerrillero que buscábamos ya no estaba en aque-llos parajes. De modo que, procurando no llamar la atención,calmosamente, aunque tuviésemos los nervios de punta, nosfuimos por donde habíamos llegado. Poco más lejos, al descen-der por un barranco, vimos un soldado alemán que nos daba laespalda; iba solo, con un cubo vació en cada mano, sin duda acargar agua en algún arroyo cercano. Era una presa fácil, peropensé que no tenía sentido levantar la alarma con un disparo. Yque tampoco lo tenía matarle así, a sangre fría y además por laespalda:

—Que nadie dispare, dejadle.Y le dejamos, pero la caminata de vuelta a nuestro destaca-

mento nos recompensó un poco de tanto andar con tan pocofruto: fuimos destruyendo metro a metro, kilómetro a kilómetrola línea telefónica de los hitlerianos, y descubrimos que el te-léfono de campaña que estábamos invalidando correspondía aun puesto alemán instalado en un lugar muy próximo al deacampada de nuestro comando.

Aquella fue la última tentativa de poner mi radio en accióny acabó, como estoy contando, en otro fracaso. Informé a Nogradidel resultado infausto de nuestra aventura; recibió la noticia consu proverbial templanza y aún dejó caer palabras de consuelo:“Habéis hecho todo lo que se podía hacer”.

El retroceso de los alemanes ante el ejército ruso modificabacon rapidez, en aquella fase, la situación de los frentes y nosforzaba a movernos ágilmente para no resultar apresados en unode los famosos repliegues de los nazis. Así nos ocurrió con la

Page 90: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

90

casa solariega del bosque de Miskolts, que tuvimos que aban-donar un día y pasar más de una vez del suelo magiar al eslovacoy viceversa, zigzagueando por las marcas fronterizas de lamontaña. A pesar de lo cual, una noche ocurrió lo que tantoqueríamos evitar: habíamos entrado al atardecer en una pequeñaaldea eslovaca, donde los montañeses nos recibieron de buencorazón. Era el 24 de diciembre de 1944, Noche Buena, perohabía poco que celebrar. Estábamos agotados y pronto nos re-cogimos a dormir, distribuidos por las casas de la aldea. Los dela plana mayor nos cobijamos en la primera casa que había a laentrada del pueblo. Nos metimos allí Nogradi y Tempe, el en-lace de Nogradi, Molnar, Tania Samsonenko y Eva Rakoshi, eloficial ruso al que llamo Kolia y el kazajo, al que no me atrevoa llamar de ninguna manera porque he olvidado su nombre, y,por último, yo, aunque no descarto que olvide a alguien. Semontaron centinelas en el pueblo y nos acostamos todos en elsuelo de una habitación pequeña llena además de mochilas,metralletas, cartucheras y capotes. Yo dejé mi radio en algúnrincón y creo que me quedé dormido fulminantemente. Pero aaltas horas de la noche empezaron a aporrear la puerta, alguiengritaba en alemán que abriésemos. Nos pusimos de pie en unsalto, a oscuras, porque tampoco allí había luz eléctrica. Kolia,el ruso, miró por una rendija de la contraventana: –Fuera hay unbatallón de alemanes.

—Vamos a salir todos a la vez disparando. Preparad lasmetralletas–. El alemán seguía aporreando la puerta y exigiendoque abriésemos sin demora.

Kolia descorrió el cerrojo y grito también en alemán: —Ahoraabrimos, Herr, ¡no se impaciente!–. Y abrimos: abrimos la puer-ta y abrimos fuego. Salimos los ocho en tromba, disparando aquemarropa. Cayeron unos cuantos alemanes, el primero elaporreador de la puerta; los demás corrieron en todas direccio-nes. Intentamos escapar hacia la parte trasera de la casa, quedaba al monte, pero allí había otro grupo de hitlerianos que yase afanaban en montar una ametralladora, de modo que dispa-ramos sobre ellos y viramos a todo correr hacia la parte delan-tera, escupiendo fuego para obligar a los alemanes a abrirnospaso. Aquella vía de huida tenía la ventaja de discurrir a campoabierto, iluminada además por una indiferente y hermosa luna

Page 91: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

91

llena. Pero en el lado alemán reinaba al parecer la mayor con-fusión, porque también de las demás casas empezaron a salirguerrilleros disparando y corriendo a unirse con nosotros. Mástarde, lejos ya del pueblo, nos llegaron los “pacos” de disparossueltos: los nazis ejecutaban a los tres o cuatro guerrilleros queno lograron escapar.

Yo había intentado recoger mi radio en medio de la oscuri-dad y la confusión, en aquella habitación abarrotada de cosas yde personas nerviosas, tropezando entre sí. No pude dar con ellani había tiempo de buscarla más: era cuestión de vida o muertesalir a toda prisa y mi “bella durmiente”, como yo la llamaba,allí se quedó. ¿Tuvo un príncipe azul que la despertara? Noshabló de su suerte, años después, un amigo húngaro, antiguominero: los alemanes arrojaron la radio a un pozo. Días despuésla gente del pueblo la rescató y se la entregó a nuestros amigos,los mineros. Un técnico comunista, según parece, logró reparar-la y ponerla en marcha. Fue el auténtico Príncipe Azul que ladespertó.

Retornando al relato de aquella noche, les diré que despuésde recorrer varios kilómetros nos internamos en una pequeñacadena montañosa donde decidimos acampar. En seguida secreó una situación increíble: los alemanes ocuparon las zonasbajas de aquellos montes ignorando que nosotros estábamosarriba, en las partes más altas. Por fortuna ellos iban de paso,en retirada, y al cabo de dos días desaparecieron de allí y no-sotros pudimos bajar al llano, convencidos de que aquella eratierra ya liberada de ocupantes. La situación que intento descri-bir corresponde como ya he indicado, a los últimos días dediciembre de 1944, cuando Debrecen, la importante ciudadhúngara donde se instaló el primer gobierno democrático provi-sional, hacía dos meses que había sido liberada por los sovié-ticos, que seguían su avance hacia Budapest. La zona de Miskolts,en cuyos bosques estaba la casa donde se había acuarteladonuestro destacamento, había sido liberada a comienzos de di-ciembre. Y un dato más: después de la derrota alemana enJassy, la antigua capital de Moldavia, al ejército soviético seunieron varias divisiones rumanas, entre las que figuraba la devoluntarios de Vladimerescu, de tal modo que cuando bajamosal llano, como decía, no fueron los rusos, sino los rumanos

Page 92: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

92

quienes nos salieron al paso no precisamente para darnos labienvenida. No se creían que fuésemos guerrilleros antihitlerianosy nos metieron a todos en un campo de prisioneros.

Pero poco más hay que contar: aclaradas cosas, del campode prisioneros marchamos a Debrecen. Los camaradas húngarosdel destacamento me hicieron allí una proposición: ¿Por qué note quedas con nosotros? Lo agradecí de todo corazón y casi mecostó lágrimas despedirme de ellos, pero les dije en broma queme sentía incapaz de aprender su idioma, aunque añadí en serioque mi estación final sólo podía ser España y todavía quedabamuy lejos, de modo que ellos se quedaron en su tierra, dondeles esperaba una vida de trabajo, de alegrías y dolores y yo, encompañía de mi camarada Tania Samsonenko, la ucraniana re-sidente en Kiev, emprendí la aventura de llegar desde Debrecena la capital ucraniana con un mal papel como documento deidentidad en el que se decía, como ya he contado, que era unciudadano de la República de Daguestan, radista de un coman-do guerrillero húngaro. Aquello no se lo hubiese creído ni elmás cándido doncel.

Por si sirviese de consuelo añadiría que los papeles de Taniano desmerecían los míos, y de la escasa fiabilidad de ambostuvimos pruebas en Jassy, en la frontera rumana con Besarabia,donde los de la comandancia militar se negaron a darnos bille-tes para el tren que se dirigía a Unguén. Volvimos a solicitarloal día siguiente y otra vez recibimos un “niet”. Ante tanta “nietez”sólo nos dejaron el recurso de tirar por la calle de en medio:tomamos al asalto un vagón de mercancías cuando el tren salíade la estación, y descubierto de esta guisa el método para cruzarfronteras sin papeles ni permisos de nadie, hicimos trasbordo enUnguén y llegamos muchas horas después, pero sin más tropie-zos, a Kiev. Fue un método poco ortodoxo, pero eficaz, algo asícomo el estilo guerrillero frente a la burocracia, ya sea militaro civil, cuando ésta no te deja otro camino. No tardaría muchoen verme forzado a recurrir nuevamente al paso clandestino defronteras.

Page 93: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

93

XIX. El fin de la guerra en Bratislava

Mi última salida de radista guerrillero fue en el mes de abrilde 1945. Desde el estado mayor me encomendaron la misión deincorporarme a un grupo que operaba en la región de Bratislava,la capital de Eslovaquia. Otra vez recibí un arma y un aparatode radio y me puse en camino, que también este viaje fue cual-quier cosa menos cómodo: trayectos en trenes militares y, alfinal, marchamos a pie otra vez por tierras de Eslovaquia –todavía,parcialmente, en guerra hasta– Banska-Bystrica, ciudad de laque tantos recuerdos guardo. Allí me esperaba un amigo que meconduciría a Bratislava y me dejaría en el grupo de “Akt”, queasí se llamaba el jefe del pequeño comando operativo al que ibadestinado.

La etapa de las grandes caminatas la hicimos en varias jor-nadas, recogiéndonos de noche en casa de gente de confianza,a veces en pueblos aún ocupados por los nazis, y caminando dedía por sendas poco frecuentadas. Cuando llegamos a Bratislavaésta acababa de ser liberada por las tropas soviéticas, aun cuan-do proseguía la batalla para desalojar a los alemanes de lasúltimas áreas que ocupaban, especialmente en la región de Brno.

Akt ya se había instalado con su gente en la capital eslovaca;formaban el grupo siete personas, de las cuales dos procedíande Banska-Bystrica –creo no equivocarme si aventuro que allíse había fraguado aquel grupo durante la sublevación nacionalde septiembre para pasar, luego de su derrota, a la zona occi-dental a continuar la lucha–. Akt, en cambio, era ruso, segúncreo, así como uno de sus colaboradores más próximo.

Aunque vestía de paisano, me pareció desde el primer día unmilitar profesional por su preparación y su porte; era extrema-damente atento, aunque muy reservado. No ocultaba, sin embar-go, sus ideas religiosas: por las conversaciones que sobre eltema mantuve con él me pareció lo que se llamaba un panteístao un “inventor de dioses”, como Lenin había calificado algunavez a cierto amigo menchevique. En el grupo había además uncompañero que se ocupaba de la intendencia y dos mujereschecoslovacas, una de ellas muy culta y delicada y la otra unahermosa joven que hacia de cocinera del grupo y de la que Aktparecía muy enamorado.

Page 94: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

94

El grupo no había tenido radista hasta mi llegada, de modoque se habían acumulado informaciones y materiales de interésque yo debía transmitir con urgencia.

Tuve que ponerme a trabajar de inmediato y no pude tomarun respiro durante muchos días. Vino a romper la tensión deltrabajo una curiosa comunicación, que sugería la convenienciade que Akt, con algunos de sus colaboradores, visitara un des-tacamento guerrillero que venía actuando en la región de Brno:se trataba al parecer de un asunto de importancia. Acompaña-mos al jefe, en aquella visita, los varones del grupo.

Llegamos al lugar de la cita –un caserón de un pueblo mon-tañés, un tanto aislado según mis recuerdos– al atardecer de undía de lluvia inclemente, que no había parado en toda la jorna-da; pero ya nos esperaba allí el comandante del destacamentoguerrillero, el cual nos hizo pasar a una vasta cocina campesina,en cuyo hogar ardía alegremente la leña.

Observamos con sorpresa que los bancos de madera, las mesasy los arcones rústicos que amueblaban la pieza estaban cubier-tos de billetes de banco mojados. Miles de coronas, la monedade curso legal en Checoslovaquia, se secaban al amor de lalumbre.

Nuestro anfitrión nos contó la historia: un amigo de un pue-blo de la región de Brno liberado días atrás comunicó a losguerrilleros que los alemanes, antes de abandonar el pueblo,habían ocultado varias cajas en unos cerros cercanos; no sabíasi contenían armas, munición o documentos. El jefe del desta-camento decidió buscarlas y dio con el escondite, pero lo quehabía en las cajas no eran documentos, ni armas, sino dinero,fajos de billetes, tal vez confiscados en los bancos de las loca-lidades que los hitlerianos iban conquistando para abandonardespués en su retirada. Según yo entendí, a nuestro amigo no leparecía prudente retener aquella cantidad de dinero, ya que éltenía que pasar de nuevo con gente a la retaguardia enemiga enla región de Brno, donde la batalla sólo se dio por terminada el5 de mayo, es decir, cuatro días antes de la capitulación de laAlemania nazi ante los aliados. Ahora este guerrillero, quemantenía de antiguo relaciones amistosas con Akt, declaró que

Page 95: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

95

estaba dispuesto a entregarnos una suma importante del dinerorescatado.

¿Hace falta decir que al jefe de nuestro grupo le pareció deperlas la propuesta de su amigo? Nos llevamos tres o cuatromaletas de billetes, no recuerdo cuántas, y creo que nunca losupe. Para mí fue una sorpresa insospechada que Akt me entre-gara una de ellas diciendo: —Esta es para ti personalmente–.Nunca conté el dinero de la maleta, que puse a disposición deldestacamento y se fue en atender el mantenimiento del grupo,porque éramos ocho y nuestra estancia en Bratislava se prolon-gó más de lo previsible y lo razonable. Cuando a finales demayo emprendí viaje a Kiev no tenia ni una corona.

Había vuelto a ser tan pobre como antes de la historia untanto increíble de los millones de coronas enterradas por losalemanes en un contrafuerte de la montaña. ¿Eran legales ofalsas? ¿Alguien tiene la respuesta?

Nuestro grupo celebró el advenimiento de la paz en Bratislava.A partir de ese momento –el 9 de mayo 1945– nuestro grupo,formado por voluntarios de distintos orígenes, estaba virtual-mente disuelto, pero todos esperábamos la llegada de un envia-do del Estado Mayor de Guerrilleros para hacerlo oficialmente;de cualquier modo yo tenía que ir a Kiev, para entregar, ya parasiempre, mis armas y mi radio; supongo que también para Akt,en cuanto jefe del grupo, era obligado presentarse allí. Pero, ajuzgar por lo ocurrido él tenía otros planes.

Finalizaba el mes de mayo cuando llegó por fin a Bratislavael enviado de Kiev, que resultó ser un comandante de la NKVD,en cuya compañía emprendimos el viaje de regreso. Salimos entres coches; al volante de uno de ellos iba Akt, con un equipajevoluminoso y creo que acompañado de otra persona del grupo,aunque he olvidado quien era y no me apetece ahora metermeen adivinanzas. El caso es que cuando hicimos la primera pa-rada después de rodar más de un centenar de kilómetros, espe-ramos en vano la llegada de Akt con su coche: había desapare-cido en el camino.

En la siguiente parada, que tuvo lugar en un puesto de con-trol de la frontera polaco-eslovaca, recibí el segundo disgustodel viaje: el comandante que nos conducía a Kiev me dijo que

Page 96: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

96

debido a mi deficiente documento de identidad el jefe del pues-to fronterizo no podía autorizarme a cruzar la frontera; tendríaque retenerme en el puesto unos días hasta que se aclarase elproblema. El comandante me prometió que se ocuparía del asuntonada más llegar a Kiev. Todo aquello me pareció una toscachapuza, pero tuve que aguantarme y allí me quedé mientras losdemás partían.

Después de tres días de una espera vana decidí pasar lafrontera por mi cuenta y riesgo: tomé mi radio y, aprovechandola parada de un camión que se dirigía a Polonia, subí a él sinque el guardia se apercibiese y, por segunda vez en poco tiem-po, me salté la frontera y la ley de un solo golpe. No crean quefue fácil, no tenía papeles ni pasaporte fiables, como he dicho,tampoco dinero ni comida y para más inri llevaba a cuestas unaradio y una pistola en el cinto. En una de las estaciones de paso,donde debía tomar el tren a Kiev, fui detenido por una patrullade soldados soviéticos que, por más que juré y perjuré, metomaron por un espía. Afortunadamente, el comandante delcuerpo de guardia ante el cual me condujeron, era un oficialruso que vislumbró enseguida la veracidad de la historia que lecontaba y me dio vía libre y pase para el tren que me conduciríaa la capital de Ucrania, a donde llegué hambriento y bastantecabreado después de aquella rocambolesca aventura.

Con el final de la guerra terminaba también mi vinculaciónal Estado Mayor Guerrillero de Ucrania y retorné, por tanto, alantiguo acuartelamiento de la Cuarta Compañía en las inmedia-ciones de Moscú, para dar por terminada definitivamente mivida de soldado.

Allí me interesé por la suerte de Segundo Moreno, el madri-leño, y de Inda, el eibarreta, que habían sido mis dos compañe-ros de estudios en la escuela de radiotelegrafistas y de inolvi-dables veladas con nuestras amigas ucranias en la semiderruidaciudad de Jarkov, cuando esperábamos la llegada de una ordenpara incorporarnos a nuestra primera misión guerrillera. Losdos recibieron la orden después que yo y no había sabido deellos hasta entonces. En Moscú me dieron la triste noticia: losdos habían muerto. Inda, el más joven, murió en Rumanía; uncamarada me contó una breve historia de su muerte: incorpora-do como radista a un comando guerrillero, fueron lanzados en

Page 97: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

97

paracaídas al otro lado de la línea del frente, en un lugar encuyas cercanías habían acampado soldados enemigos que des-cubrieron, cercaron y exterminaron a todos los guerrilleros delgrupo.

Segundo Moreno encontró la muerte en los Cárpatos, cuan-do su destacamento intentaba introducirse en la Checoslovaquiaocupada por los nazis. Parece que la aviación enemiga localizóel emplazamiento de su radio cuando mi amigo transmitía unmensaje. Una bomba alemana le alcanzó de lleno y silenciópara siempre su voz cuando estaba ya próxima la entrada de sudestacamento en tierra eslovaca, cuando sólo faltaban cuatrodías para el final de la guerra. Que yo sepa, de los españolesque actuamos como radistas guerrilleros en la Europa del Estesólo yo sobreviví.

Fue entonces, al volver a la Cuarta Compañía, cuando me dicuenta de cómo habían clareado nuestras filas, y qué fieramentehabía mordido la guerra en ellas. Según los datos más creíbles,doscientos españoles murieron en combate contra la agresiónhitleriana a la Unión Soviética. Si agregamos que el númerototal de españoles adultos residente allí al producirse la inva-sión alemana era de 900, podemos deducir que un porcentajeque infunde respeto dio su sangre y su vida a la lucha contra losagresores fascistas1.

Es fácil comprender cuan justa –y cuan poco apreciada pornosotros entonces– había sido la resistencia de los soviéticos aemplear a los voluntarios españoles en misiones de alto riesgo.¿Pero acaso no teníamos, también nosotros, razones moralessuficientes para pedir un puesto en el combate? ¿Acaso podía-mos mirar para otro lado cuando otros empeñaban su vida porla dignidad y la vida de todos?

Por más que sean dolorosas las cifras de nuestros muertos,por más que honremos la memoria de la aportación española ala guerra mundial contra el fascismo, sabemos que esa contri-

1 De acuerdo con las cifras que aporta Líster, en la URSS había además 3.000niños y 122 maestros y auxiliares que cuidaban de ellos en las doce casas deniños españoles donde estos vivían y estudiaban. Por otro lado, permanecían allí157 aviadores y 69 marinos a los que el final de nuestra guerra civil había sor-prendido en la Unión Soviética.

Page 98: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

98

bución fue una gota en el océano de los millones de soviéticosy de aliados muertos en aquel tremendo choque entre la demo-cracia y el fascismo.

Cierro aquí mi pequeña historia de guerrillero. Soy cons-ciente de que esta parte, como la que se refiere a mi participa-ción en la guerra de España, es un reflejo tal vez desvaído dela realidad de la historia, pues lo que yo he intentado es recor-dar mi vida de soldado y guerrillero y de ninguna manera his-toriar las guerras a las que me vi arrastrado.

Afortunadamente, la flaqueza de mi memoria, la desmemo-ria, actúa como un filtro selector que, con el correr de los años,sólo me va dejando una destilación de lo vivido, tal vez aquellaparte que nos pareció más importante por el papel que en elladesempeñamos o, simplemente, por la hondura de la huella quenos dejó. Faltan pues en estos recuerdos muchas cosas olvida-das, pero las que están son trozos auténticos de mis recuerdosvistos del lado que yo los viví y contados al cabo de más demedio siglo de haberlos vivido.

Page 99: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

99

Cuarto Cuaderno: Años de trabajo político

XX. Educador con “los niños de la guerra”

Terminada la guerra uno se planteaba cómo rehacer su vidaen la paz. Tenía entonces treinta y dos años; de ellos, siete seme habían ido en guerras y uno en servicio militar: casi ochoaños bajo las armas. Dos cosas me rondaban la cabeza: la pri-mera era recuperar mi antigua profesión. La segunda, unirme ala gente que en España continuaba la lucha contra el fascismo.Era consciente de la contradicción –¿aparente?– que enfrentabaesos dos afanes. Y también de que, en mi situación, ninguno deellos era fácil de alcanzar. Por añadidura, necesitaba ganarme lavida sin más demora, ponerme a trabajar en lo que fuese. An-daba buscando salida a ese dilema cuando alguien de la direc-ción del Partido, creo que fue José Antonio Uribes, me brindótrabajo de educador con los niños españoles. Eso fue en elotoño de 1945. Naturalmente acepté.

Parece que fueron cerca de tres mil los famosos niños espa-ñoles evacuados por sus padres a la Unión Soviética en 1937para ponerlos a salvo de los bombardeos de los franquistas, queasolaban la zona republicana de la cornisa cantábrica. Por esoeran en su mayoría vascos y asturianos los que todavía hoyllamamos “niños de la guerra”, aunque los más jóvenes andenya por los setenta y tantos años cuando escribo estas líneas. Noes exagerado calificar aquello de operación de salvamento: laaviación franquista llegó al extremo de bombardear a uno de losbarcos que salió de Gijón cargado de niños.

Los soviéticos acogieron con cariño a estos pequeños expa-triados: en ningún otro país se les rodeó de tantas atenciones;para ellos crearon casas especiales donde vivieron y estudiaronatendidos por profesores españoles y rusos. Pero también allíles alcanzó la guerra. En 1941, cuando Hitler atacó la Unión

Page 100: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

100

Soviética y las tropas alemanas llegaron hasta las puertas deMoscú, los niños españoles fueron evacuados a la retaguardiaprofunda. Los más jóvenes fueron a parar a la región de Saratov,próxima a Stalingrado; los mayores, a repúblicas soviéticas delAsia Central –Uzbekistán, a las ciudades de Tashkent ySamarcanda– o a Ufá, la capital de Bachkiria, en la vertientesuroccidental de los Urales. Era la segunda operación de salva-mento y hay que reconocer que soportaron con valentía lasperegrinaciones y calamidades de tanta guerra. Cuando éstaúltima terminó, en 1945, volvieron a Moscú y resurgieron lasCasas de Niños que les albergaban distribuidas, que yo sepa, encuatro colonias. La tarea que se me encomendó fue ayudar auno de los cuatro colectivos, el de la colonia de Cherkisovo, unpueblo de las cercanías de Moscú. Había que motivar a estoschicos y chicas para que terminaran con éxito el último año debachillerato y animarles a continuar después sus estudios en laUniversidad o en otras instituciones. Y allí fui yo al encuentrode mis jóvenes paisanos y allí trabajé codo con codo con ellosy con tres veteranos: Hurtado, que era un “todo terreno”: car-pintero, fontanero, electricista, lo mismo arreglaba un tejadoque un pozo de nieve; Roca, un catalán empleado de banca ydesignado, si no recuerdo mal, educador de un grupo de chicasy, en fin, Plaza, un joven atleta, profesor de educación física.Cerraban el cuadro tres mujeres españolas –tres viudas– queintegraban el personal auxiliar: eran nuestras hadas madrinas.Entre todos reinaba un sano ambiente de compañerismo, que seextendía al trato con los profesores soviéticos y con el director,un ruso de gran corazón y abierta simpatía, que no ocultaba susatisfacción por nuestro trabajo, el cual, a decir verdad, no eratanto mérito nuestro como del colectivo de chicos y chicas, quetenían ya dieciocho años y pensaban en su porvenir con todaseriedad: nadie deseaba más que ellos terminar el curso y co-menzar una vida de universitarios.

En septiembre de 1946 terminaron los exámenes de mis jó-venes alumnos y con ellos mi trabajo de educador en Cherkisovo;un mes más tarde me incorporé a otro colectivo de jóvenes quecursaban el último año de la Escuela Técnica de la IndustriaTextil. También estos, igual que los de Cherkisovo, tuvieronque ser evacuados a causa de la guerra desde las afueras de

Page 101: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

101

Moscú a la región del Volga, no lejos de Saratovo, a un pue-blecito llamado Kukus, de la Republica Autónoma SoviéticaAlemana, al tiempo que la población de origen germano eratrasladada a Siberia en previsión, según los soviéticos, de even-tuales casos de colaboración de los alemanes del Volga con losalemanes invasores que se acercaban peligrosamente aStalingrado. De este modo, nuestros niños ocuparon casas yhaciendas de aquella república: allí continuaron sus estudios yallí ordeñaron vacas y cultivaron la tierra hasta donde sabían ypodían, allí, en aquel punto crítico de la geografía bélica, tuvie-ron que vérselas con la furia de los invasores que pretendíanconquistar Stalingrado. Pues bien, pese a todo, aún les sobrabanbríos, humor y sentimientos solidarios para montar pequeñosconciertos de canciones y danzas para los soldados siberianosque de vez en cuando paraban en el pueblo antes de partir alcombate. En este capítulo encontraban la ayuda de uno de susprofesores, Diego Perona, personaje irrepetible, último alcalderepublicano de Castellón de la Plana a quien, cuando intentóvolver a España, en 1957, prohibieron su desembarco las auto-ridades franquistas enteradas del recibimiento que la poblaciónle preparaba. Tuvo que volver a Rusia sin pisar la tierra natal.Murió en Yugoslavia, donde pasó sus últimos años al lado de sumujer Wanda, antigua brigadista yugoslava de nuestra guerra civil.

Volviendo a la historia de los niños españoles de Kukus hayque decir que un grupo de ellos terminó allí la enseñanza mediay entró en el Instituto Técnico de Carreteras y Caminos de laciudad de Saratov, donde estudió hasta que, en vísperas delfinal de la guerra pudo regresar a Moscú. Allí se encontró conque estaban ocupadas todas las plazas de estudio y residenciadel “tecnicum” de carreteras y caminos. Los niños españolesingresaron entonces en el Instituto Técnico de la Industria Tex-til. Allí fue donde me incorporé a su colectivo y sus afanes. Noera un simple grupo de niños y niñas, se trataba de jóvenes demás de 20 años la que más y el que menos; predominaba elgénero femenino, había 29 doncellas y 7 varones y vivían endistintas residencias.

Algunas de las chicas tenían novio, pero eran castas como laSusana bíblica. Hacían por lo común una vida de estudios untanto retirada, aunque no perdían la ocasión los fines de semana

Page 102: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

102

para bailar hasta el agotamiento, frecuentar cines y teatros ydivertirse cuanto podían. Chicos y chicas terminaron bien losexámenes y defendieron con éxito el diploma de técnicos de laindustria textil. Pero antes me ocurrieron dos cosas memora-bles: la primera fue que, terminado mi periplo de educador, ladirección del Partido me ofreció trabajo en Radio España Inde-pendiente, que entonces volvía a emitir desde Moscú. La segun-da, y más trascendente, fue que me enamoré de una de misalumnas, Maria Josefa. Fue el 9 de mayo de 1947, celebrandoel segundo aniversario de la victoria sobre la Alemania hitleriana;al atardecer salimos todos los del colectivo a pasear por lascalles de Moscú. Yo busqué la compañía de Mary y en algúnmomento del recorrido le di el primer beso. Protestó, me llamogamberro o algo así, pero sin acritud, suavemente. Fue unatarde maravillosa, en aquel Moscú primaveral. En otoño noscasamos. El nuestro fue un idilio de ciclo corto para un amor delargo aliento. Hace de esto más de medio siglo (¡cincuenta ysiete años cuando lo escribo!). Dicen que los enamorados sejuran amor eterno y nosotros no fuimos una excepción, pero¿me creerán si les confieso que algunos cumplimos el juramen-to? ¿Hará falta confesar también que más que conquistador yohabía sido el conquistado? Me sentí atraído desde el primer díapor su simpatía, su belleza y su cordialidad: realmente contri-buyó a hacer más fácil mi trabajo en el “tecnicum”. MariaJosefa que, como yo, es asturiana y gijonesa para más señas,había sido evacuada a la URSS junto con su hermano Ángel ysu hermana Asunción, en 1937. Ángel vino a vernos un día;estaba preocupado por nuestro noviazgo. Era el hermano mayory se consideraba responsable de lo que le pasara a sus herma-nas. Andando el tiempo me uniría a él una amistad fraternal,aunque aquel día me soltó la fraterna: vino a decirme que Maryera muy joven para mí y tenía poca experiencia de la vida. Yque, si a despecho de todo siguiésemos con nuestras relaciones,esperaba que no fuesen una simple frivolidad y que yo no lehiciera daño. Le convencí de que lo nuestro iba en serio y,desde luego, que la diferencia de edades no era tanta; cuando,en 1939 arribé a la Unión Soviética tenía 26 años y Mary sólo 13.

Ella era una de las niñas de la guerra. Pero cuando nosconocimos en 1947 tenía yo 33 años y ella 20. Vivíamos los dos

Page 103: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

103

la primavera de la vida. Y, sobre todo, nos queríamos y estába-mos decididos a casarnos. Así que no se habló más del proble-ma. Si alguna preocupación me asaltaba era la de que Marypudiera quedarse sola a poco tardar, porque hacía tiempo queyo había comunicado al Partido el deseo de incorporarme almovimiento guerrillero de España. No le oculté a Mary estecompromiso, y ella no quiso poner objeciones a algo que yohabía acordado antes incluso de conocernos.

Así las cosas, en septiembre fuimos al registro civil de Moscúpara casarnos, pero se malogró la boda por mi despiste: resultóque mi pasaporte había caducado y teníamos que aplazar losesponsales hasta su renovación. A la siguiente fue la vencida:el 28 de octubre de aquel año nos casamos con todas las de la ley.

No crean, sin embargo, que aquella noche se consumó elvínculo matrimonial. A aquellas alturas aún no teníamos unhogar común. Éramos enamorados pobres, muy pobres. Maryseguía viviendo en la residencia estudiantil; yo había consegui-do una habitación, que compartía con otro español, en el célebreHotel Lux, destinado a los comunistas extranjeros; y ya había-mos llegado a sus puertas, donde debíamos pasar la primeranoche connubial, cuando Mary declaró que se iba a su residen-cia para trabajar en el diploma. De nada sirvieron mis ruegos nimis disquisiciones filosóficas sobre el diploma y la luna demiel. Sólo al día siguiente reapareció, consintió en entrar en mihabitación y estuvo hasta la madrugada trabajando en su dicho-so diploma: rendida al fin por el sueño y el cansancio nosacostamos. Pasado el tiempo me confesó que no era el diplomala causa de sus desvelos, sino el miedo a dormir por primera vezcon un hombre.

XXI. El trabajo en REI. Viraje táctico del PCE.

Como he recordado antes, por aquel tiempo yo había empe-zado a trabajar en Radio España Independiente, la emisora fun-dada en 1941. Se trataba de llevar a los españoles la noticia delo que acontecía en el mundo, de la marcha de la guerra mun-dial, de las ideas y las luchas de avanzada contra el fascismo.Irene Falcón, la secretaria y amiga de Dolores Ibárruri, hablaba

Page 104: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

104

en sus memorias de su origen: parece que en una reunión con-vocada por Dimitrov se discutió el papel de la Internacionalcomunista en la situación que creaba la segunda guerra mun-dial, a la vista de que la “coordinación internacional de lospartidos comunistas era difícil porque las comunicaciones esta-ban rotas”. “Dimitrov lanzó la idea de reconvertir la IC en unaemisora internacional de radiodifusión”, idea –dice Irene– quefue acogida con entusiasmo. Y de la idea se pasó a su realiza-ción: el 22 de julio de1941 nació Radio España Independiente.A su frente estaba Dolores y allí permaneció hasta que en 1945tuvo que trasladarse a Paris. La llamada “Pirenaica” lanzó pri-mero sus ondas desde Moscú, luego desde Ufá, la capital deBachkiria, otra vez desde Moscú, al acabar la guerra, y final-mente desde Bucarest.

Cuando yo entré a formar parte del equipo de la radio, diri-gía la emisora Julio Mateu; Pedro Felipe, Josefina López yEmilio Vilaseca eran locutores y redactores, Julia Pericacho yMaría Luisa Moreno se turnaban en la escucha y colaborabanen otras tareas de la redacción. Poco después, Julio Mateu fuesustituido por Jacinto Barrios. A mí me encomendaron las es-cuchas nocturnas; por aquel entonces nuestras fuentes informa-tivas desde España eran escasas y lentas, no disponíamos de lasfuentes informativas de las grandes agencias internacionales ycombatíamos la sequía informativa con la escucha de la BBC,de France Presse, de Radio París, Radio Londres y otras emi-soras, incluida la mismísima Radio Nacional de España. Muypronto, sin embargo, pasé a trabajar como redactor y locutor.Algo más tarde, cuando Jacinto Barrios cayó en una grave de-presión que le obligó a abandonar la radio, temporalmente metocó a mí hacer frente a la situación de acefalía que se habíacreado y asumir la responsabilidad de Radio España Indepen-diente. Fue a petición de Claudín, dirigente entonces del PCEen Moscú, previo acuerdo con Pasionaria: una de esas papeletasque uno tiene que aceptar por disciplina aunque sea con temblo-res, dada mi inexperiencia en semejantes lides.

A todo esto, seguía pendiente de mi traslado a España parasumarme a las guerrillas: un día cualquiera podía recibir laseñal de partida. Hoy puede parecer un desatino –y en realidadlo era– marchar a engancharme a una partida guerrillera, pero

Page 105: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

105

entonces respondía a la lógica –mi lógica de antiguo partisano–de la lucha armada para reconquistar la democracia. No ocultarésin embargo que era consciente de que mi matrimonio habíaintroducido una dimensión nueva en el problema. Mentiría sidijera que no me preocupaba la suerte que pudiera correr Maryy nuestra futura descendencia.

Cierto que ella se enfrentaba con valentía espartana a lacontingencia: me decía que quería tener un hijo –o una hija–mío. “Si no volvieses, siempre me quedaría ese recuerdo vivien-te”. Pero no ocultaré que esos problemas de índole sentimentalme llevaron a hacerme preguntas políticas sobre la pertinenciade la lucha guerrillera. ¿No era hora de liberarse de métodosque no cuadraban con las nuevas condiciones históricas? A pesardel heroísmo de los guerrilleros ¿no era quimérico pensar queaquel movimiento conduciría a la derrota del régimen franquis-ta? Tan quimérico como pensar que las democracias occidenta-les nos ayudarían a reconquistar la democracia. Volver a Espa-ña para luchar por un cambio sí, pero de otro modo; había queencontrar nuevos métodos de lucha.

Reflexiones de este estilo no eran, de todas formas, lo bas-tante sólidas como para exponerlas abiertamente, rompiendo elcompromiso adquirido. Quiero decir que si en aquel momentome hubiese llegado la orden de marchar, la hubiese cumplidosin objeciones. Pero aquí se cruzó lo que la historia definecomo “el viraje táctico del PCE”.

En octubre de 1948 Stalin invitó a la dirección del partidoa una entrevista. Asistieron Dolores Ibárruri, Santiago Carrilloy Francisco Antón. Dolores lo recuerda en sus “Memorias”:“Stalin –dice– nos pidió que le aclarásemos las razones por lasque los comunistas españoles no trabajábamos dentro de lasorganizaciones de masas franquistas, en el frente sindical fun-damentalmente… Le hablamos de la hostilidad que sentían lostrabajadores hacia los sindicatos verticales. Le hablamos tam-bién de la heroica lucha guerrillera”1.1 Dolores Ibárruri. Memorias de Pasionaria. Editorial Planeta, pág. 127. Hayque recordar que en 1955 la ONU, con el voto de la Unión Soviética, aceptaba lacandidatura de España dentro del ingreso colectivo de 15 estados, “en el queestaban interesados tanto Moscú como Washington”, como un paso hacia launiversalización de la ONU y la contribución a un clima de paz.

Page 106: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

106

Stalin les hizo ver que el combate sería largo y que habíaque estar preparados para ello. También les habló de la expe-riencia del partido bolchevique, pero no logró convencerles.“Stalin nos llama izquierdistas y orgullosos”, recuerda Dolores.Pero cuenta que al despedirse les estrechó las manos y afa-blemente les recomendó “terpenie”, es decir, paciencia. “Ah,–añadió– y si necesitáis ayuda para las guerrillas os la daremos,porque los españoles sois muy orgullosos”.

Es natural que aquellos juicios críticos aunque amistosos deStalin no pasaran inadvertidos. En medio de un apasionado debatese celebró en Francia una reunión de dirigentes y cuadros co-munistas españoles, en la que se acordó abandonar la guerrillay trabajar en los sindicatos verticales, donde estaban todos losobreros a la fuerza.

“Si la lucha se presentaba larga, si había que proseguirla conpaciencia, forzoso era plantearse ir disminuyendo las guerrillasy retirar del monte a los camaradas más amenazados”1.

En diciembre de 1948, después de aquella reunión, FernandoClaudín me comunicó que mi traslado a España para incorpo-rarme a la guerrilla se suspendía sine die. Aquel mismo mesnació mi hija Elena.

XXII. Sospechas y procesos estalinistas

He apuntado antes que conocí a Fernando Claudín en Terueldurante la guerra civil, pero nuestra amistad se estrechó enrealidad a través de la colaboración en Radio España Indepen-diente. Él la visitaba con frecuencia, asistía a algunas de susreuniones y leía y comentaba con nosotros los trabajos –artícu-los, editoriales, etc.– de la emisora.

Tenía una larga experiencia política y periodística, nos ayu-daba con sus consejos; personalmente reconozco que me animóa intervenir activamente en la vida política del partido y a par-ticipar en sus órganos de dirección. Recibí además una prueba

1 Dolores Ibarruri. Memorias de Pasionaria Editorial Planeta, pág. 127. Anteesta perspectiva adquirían todo su significado las advertencias de Stalin a loscomunistas españoles en 1948 de que el combate sería largo y que había quearmarse de paciencia.

Page 107: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

107

de su amistad en un asunto espinoso. Llevaba dos años traba-jando en la radio como redactor y locutor, la tarea me apasio-naba, pero ganaba una miseria. Aunque Mari trabajaba y gana-ba más que yo, lo pasábamos regular, tirando a mal. Aquello noera normal y lo comenté con Claudín, que para algo era elresponsable del partido. Me prometió interesarse y a los pocosdías me comunicó de manera confidencial que en mi expedienteconstaba una mención desfavorable: según la NKVD (elcomisariado del pueblo para asuntos internos) yo visitaba confrecuencia sospechosa la embajada de Francia y maliciaban queestuviese al servicio de los franceses. “Debes ver la forma deaclarar esto, estoy dispuesto a ayudarte en lo que haga falta” –me dijo Claudín.

No fue necesaria su intervención. Acudí al departamento deregistro de extranjeros y pedí hablar con el responsable. Éstedelegó en un capitán el esclarecimiento del asunto, un hombrejoven, enfermo del corazón, excepcionalmente amable y quesabía escuchar atentamente. Resultaba que alguien había infor-mado de que un español moreno como yo, de mi estatura, depelo negro rizoso, etc. visitaba mucho la embajada gala. Algúnfuncionario aventuró que el visitante era yo y así me colgaronel sambenito.

—¿Y sabe Vd. –le dije al capitán de la NKVD– que hayvarios españoles que están gestionando el regreso a España dondeles esperan sus padres? ¿Saben que esos trámites los hacen através de la Embajada de Francia porque España no tiene Em-bajada en Moscú?

Hubo, de todos modos, una visita de inspección de gente dela NKVD a Radio España Independiente: creo que leyeron todolo que yo había escrito en busca de pruebas acusatorias. No lashabía. Se dio carpetazo al asunto, fui rehabilitado y empecé acobrar según mi trabajo, como reza uno de los principios delsocialismo.

Por cierto, el capitán que investigó mi caso se interesó tam-bién por el expediente de mi amiga Irene Falcón, la secretariay colaboradora de Dolores Ibarruri. En Praga se había celebradono hacía mucho el proceso contra Rudolf Slansky, secretariogeneral del partido comunista checoslovaco, y otros diez diri-

Page 108: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

108

gentes entre los que figuraba Geminder, que había sido añosantes compañero sentimental de Irene; luego sus caminos ha-bían ido por distintos sitios como escribe ella en sus memorias1.Pero no por ello quedó libre de sospechas. Slansky y sus cama-radas, excepto Artur London, fueron ejecutados y esparcidassus cenizas. Fue uno de los procesos más abominables monta-dos por Beria. Irene fue apartada de la emisora y del trabajo conDolores (pese a las protestas de ésta), sometida a un clima desospechas y acriminada por no se sabe qué maldades. Comodecía antes, el capitán de la NKVD que me había interrogadoinsistió una y otra vez sobre su personalidad, algún indicio decomplicidad con los procesados de Checoslovaquia; yo le repetíque la acusación contra Irene tenía el aire de una invenciónmalvada.

Esto sucedía en unos tiempos en que los comunistas empe-zábamos a desconfiar seriamente de la veracidad de las acusa-ciones que pesaban sobre los camaradas incriminados en losprocesos estalinistas. Cada vez con más fuerza, nos mordía laduda: pese a las tremendas autoinculpaciones de algunos deestos compañeros seguíamos creyendo en su leal entrega a lacausa y en su honestidad2. Por lo demás había en este caso undato que me producía especial malestar: Irene era de origenhebreo, como lo eran, que yo sepa, muchos de los acusados enel proceso checo. A la luz de este dato, toda aquella operaciónrepresiva de Beria adquiría el siniestro fulgor de una persecu-ción antisemita. Afortunadamente, nada pudieron las acusacio-nes contra ella: Irene fue rehabilitada, gracias en buena parte aDolores.

1 Irene Falcón, Asalto a los cielos, Ediciones Temas de Hoy, 1996, pág. 298.2 Esas dudas no siempre se manifestaban abiertamente: creo que eso es lo queocurrió en la reunión del equipo de Radio Pirenaica donde se discutió el “casode Irene”. Según le confesó a ésta Barrios “todos la criticaron menos uno. Elúnico que se enfrentó fue José Sandoval… Sandoval dijo en la reunión quetodavía nadie le había explicado de qué se acusaba a Irene”. Ibidem.

Page 109: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

109

XXIII. Contra el culto a Stalin

En 1951 tomó el relevo en la dirección de Radio EspañaIndependiente Ramón Mendezona, que se había forjado comolocutor y redactor en las emisiones de Radio Moscú en español.Poseía una sólida cultura, una voz y una dicción perfectas,además de una empeñada voluntad de convertir la “Pirenaica”en un instrumento fuerte del combate político e ideológico con-tra la dictadura.

Durante ocho años fuimos compañeros inseparables de tra-bajo; luego yo tuve que dejar Radio España Independiente y élprosiguió a su frente dieciocho años más, hasta el cierre defi-nitivo de la “Pirenaica” el 14 de julio de 1977. Quiero recordaraquí la última vez que le vi, la última vez que nos vimos:despedíamos a Valentina la que había sido su compañera. Des-pués de aquella triste ceremonia, Mendezona habló de nuestraañosa amistad, en voz alta, dirigiéndose a todos: “Sandoval y yohemos sido auténticos hermanos”. Esta declaración dicha comosin venir a cuento, como si necesitara dejar aquello bien senta-do, me conmovió. Y no la olvidaré nunca porque fue dicha laúltima vez que vi a mi camarada Ramón Mendezona.

El trabajo de la radio era apasionante, anónimo y clandesti-no. Pocos podían imaginar que la “Pirenaica” estuviera en Ufá,en Moscú o en Bucarest, ni sabían quiénes formábamos el pe-queño grupo que trabajaba en ella. Por lo demás intentábamoshacer –o aparentar– una vida dentro de lo normal. Participába-mos en las reuniones y actividades culturales, algunos estudiá-bamos después del trabajo, imaginando que era una buena manerade despistar y aún mejor ocasión de completar lecturas y estu-dios que cada cual iba acumulando al compás que acumulabaaños. Yo, sin ir más lejos, cursé tres años en la Escuela SuperiorLeninista, pero mis estudios terminaron cuando a fines de 1954la radio se trasladó a Bucarest.

De todos modos, antes de instalar la radio en la capitalrumana, el partido celebró su Quinto Congreso. No creo quesean muchos los que recuerden que el anterior congreso delPCE, el cuarto, se había reunido en marzo de 1932 en Sevilla.El quinto debía haberse celebrado en 1936, pero el estallido dela sublevación militar lo impidió.

Page 110: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

110

Pudimos por fin llevarlo a cabo en 1954, lo que puede daruna idea de las convulsiones sociales y políticas que vivió Es-paña, y por ella el partido, en aquellos tiempos. Así y todo sedio la noticia de su celebración tres meses más tarde, cambian-do incluso la fecha en que había tenido lugar, para mejor pro-tección de los delegados que habían llegado de España y mayordespiste de los sabuesos franquistas.

El congreso, que se reunió en la región de los Sudetes, aorillas del lago Májowo, hizo balance de la actividad de loscomunistas en los veinte años transcurridos desde el congresode Sevilla; discutió y aprobó el nuevo programa, que exponíalas propuestas en orden a la lucha por el restablecimiento de lademocracia; se elaboraron también nuevos estatutos y se renovóla dirección del partido. Para mí fue un honor ser elegido paraformar parte del nuevo Comité Central por un congreso en elque participaron delegados del partido de toda España, del PSUC–Partido Socialista Unificado de Cataluña–, de las organizacio-nes de Euskadi y Galicia, de los antiguos guerrilleros, de losnuevos líderes sindicales, de las organizaciones de comunistasespañoles exiliados en Francia, en Méjico, en la URSS y enotros países; de personalidades destacadas como los escritoresWenceslao Roces, Jesús Izcaray y Juan Rejano; pintores comoRenau y Pepe Ortega; arquitectos como Manuel Sánchez Arcasy Luis Lacasa; jefes del ejército republicano como Líster, Mo-desto, Cordón, Hidalgo de Cisneros…

Radio España Independiente se trasladó de Moscú a Bucarestsin interrumpir sus programas. Abrimos la marcha Mendezona,Pedro Felipe, Vilaseca, Julia Pericacho y yo. Más tarde llegaronlos familiares: Mary con nuestras hijas Elena y Natalia, la fa-milia de Mendezona y los demás compañeros; luego se iríanincorporando a la redacción José Antonio Uribes, Luis Galán,Federico Melchor, Josefina López, Gregorio Aparicio, BaudelioSánchez, Esperanza González, Santi Álvarez, Jordi Solé Tura yotros camaradas que yo no alcancé a conocer.

Trabajé cinco años en Bucarest. Allí la emisora era una ata-laya desde la cual se avistaba España y un altavoz que intentaballevar hasta el pueblo antifranquista la noticia de lo que pasabaen el mundo en una época marcada por acontecimientos tanseñalados como la muerte de Stalin y la reunión, tres años des-

Page 111: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

111

pués, del XX Congreso del partido comunista de la URSS, queabrió el proceso crítico al culto de Stalin.

Como es sabido, quien impulsó la denuncia de los desmanesy crímenes cometidos por la policía bajo el mandato de Stalinfue Nikita Jruschov, desde su puesto de secretario del ComitéCentral. Hizo falta un duro forcejeo con otros miembros de ladirección suprema del PCUS para alcanzar un acuerdo por elcual Jruschov presentaría el llamado “Informe secreto sobre elculto a la personalidad y sus consecuencias”. El informe hubie-se sido en verdad secreto de no ser por la filtración de sucontenido íntegro. En Radio España Independiente lo conoci-mos, aunque con retraso, gracias al diario “Le Monde” quepublicó el texto explicando que lo había adquirido “en un mer-cado de Varsovia”. Creo que todo el mundo adivinó que trasaquella mención un tanto embozada había una forma de aludira la verdad eludiéndola. Sea como fuere, de esta suerte llegó aconocimiento de la opinión pública y, por tanto, de los comu-nistas, entre los cuales causó una verdadera conmoción: eracomo si, de pronto, se hubiese proyectado luz sobre el pozo dedesconocidas atrocidades escondidas tras el culto a la persona-lidad de Stalin, el glorificado y deificado dirigente con cuyonombre por bandera habían luchado y habían muerto miles dehombres y mujeres en Rusia y fuera de ella. En verdad, aquellarevelación estalló como un trueno en el mundo y abrió unacrisis política y moral en cada marxista y en cada partido comu-nista, ante quienes planteó el dilema de qué hacer con el dicho-so informe secreto: ¿publicarlo?, ¿silenciarlo?

Eran muchos los partidarios de darlo a conocer tal cual,“caiga quien caiga”, pero creo que eran más los que matizabano intentaban matizar su opinión, arguyendo tanto razones polí-ticas formales como teóricas, de fondo. La primera cuestiónformal: dar a conocer ¿qué? ¿un texto adquirido por un diariono comunista en un mercado polaco, texto que no había sidoreconocido oficialmente por los dirigentes del PCUS?

La mayoría de los altos dirigentes de aquel entonces, excep-tuando a Jruschov, eran contrarios a su difusión y hubo algúnintento de calificar al ucraniano de “enemigo del pueblo”; yaunque esta infamia no prosperó, después del XXII congresofue apartado de la dirección, y ya en el informe presentado por

Page 112: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

112

Breznev al XXIII tanto el nombre de Jruschov como las men-ciones al histórico XX congreso habían desaparecido como porencanto: el encanto de los corruptos, de los burócratas, de quie-nes encubrían a los violadores de la legalidad.

En los partidos comunistas del resto del mundo se encendiótambién la lucha de opiniones, y también allí muchos de lossecretarios generales de los partidos más importantes eran par-tidarios de pasar por alto el informe secreto; sin embargo, pre-valeció la idea jruschoviana de combatir sin cuartel el culto ala personalidad y la violación de los derechos humanos. Y aquíentraba la segunda razón que movía a reclamar del informesecreto una profundización sobre el cómo y el por qué de todolo acontecido. ¿Se acababa con el problema achacándolo todo–todo el bien y todo el mal– a las singulares cualidades de unsolo hombre, en este caso Stalin?

El dirigente italiano Togliatti puso el dedo en la llaga cuan-do dijo que lo ocurrido con los desvaríos de Stalin fue “lagradual superposición de un poder personal a unas instanciascolectivas de origen y naturaleza democráticas”, debido a la“acumulación de fenómenos de burocratización, de violación dela legalidad, de estancamiento y también, parcialmente, de de-generación, en diferentes puntos, del organismo social”1.

Al mismo tiempo, es de justicia señalar que Stalin tenía unafuerte personalidad; fue un tirano responsable de gravísimoscrímenes, pero le pertenece el mérito de haber dirigido la guerraque llevó a la Unión Soviética a la victoria sobre la maquinariabélica de Hitler. Y también la conversión de la Rusia zarista,atrasada y semibárbara, en una gran potencia mundial.

En 1959, cuando ya el mundo conocía la denuncia contra elculto a la personalidad de Stalin, Winston Churchill interveníaen la Cámara de los Comunes para rendir homenaje a Stalin conestas palabras: “Fue una gran suerte para Rusia, en los años delas pruebas más terribles, que el país estuviera encabezado porel genio y la firmeza de un caudillo como Stalin”.2

1 Artículo de Palmiro Togliatti aparecido en la revista Nuovi Argomenti.2 Tomo la cita del libro Stalin del escritor ruso Edward Radinsky: Obras Com-pletas, tomo 2º, pág.10, ed. Vagrius, 1998, Moscú.

Page 113: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

113

Ni Edward Radinsky, autor del libro del que extraigo estacita, ni Winston Churchill, autor de la frase, eran lo que sepudieran llamar amigos del georgiano. Más bien todo lo contra-rio. Pero eso es lo que confiere a esas palabras todo su valor sinque tenga lugar la sospecha de caer en la hagiología.

Naturalmente, todo esto ya es historia, pero historia de lagrande. Fuera ya del lugar que Stalin ocupe en ella, habrá queadmitir que hablamos del más formidable intento de edificaruna sociedad socialista. El primer intento, la Comuna de París,duró unos días. La tentativa de los comunistas soviéticos seprolongó setenta y cinco años…

Y una cosa más: mal que les pese a sus censores, el XXcongreso del Partido Comunista de la Unión Soviética seguiráapareciendo como uno de los grandes acontecimientos de lahistoria de la edificación del país de los soviets. Y sobrevivirácon él el coraje político de Jruschov, que nos transmitió estalección de honradez y humanismo: hay cosas que no se puedencallar ni ocultar. El comunismo es el más noble proyecto socialimaginado por el hombre, pero sus partidarios deben estableceruna neta línea divisoria entre la doctrina y la ruta que conduzcaa su realización. En esa ruta hay que implantar un servicio deatalayeros capaz de atajar y denunciar cualquier clase de depra-vaciones o desviaciones del camino al socialismo.

XXIV. La crisis húngara. Adiós Bucarest.

La crisis que abrieron en el movimiento comunista las de-nuncias del XX congreso del PCUS espoleó la insurrección deHungría, ocurrida en octubre de aquel mismo año. El equipo deRadio España Independiente vivió de cerca la evolución de aquelmovimiento: estábamos en Rumanía, es decir en un país vecino,fronterizo, a donde nos llegaban día a día y hora tras hora lasnoticias y las imágenes del terror blanco de los insurgentes, losecos del asalto a las fábricas de armas, del encuadramientocuasi militar de los grupos armados, del asalto a los locales delPartido Húngaro de los Trabajadores y el linchamiento de muchosde sus militantes y de simples soldados de las fuerzas de segu-ridad. Los trabajadores de la “pirenaica” tuvimos el triste privi-

Page 114: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

114

legio de recibir las fotos de los jóvenes ahorcados, colgados delos árboles y las farolas de Budapest.

Dejando aparte los efectos del XX congreso del PCUS, ac-tuaron como desencadenante de la sublevación las formas sec-tarias del propio Matias Rakosi, el secretario general del parti-do, especialmente en lo referente al culto a la personalidad, asus errores en la política de alianzas con fuerzas potencialmenteamigas y también al planteamiento de objetivos económicos nofundamentales ni fundamentados, que se traducían en descensodel nivel de vida y provocaban el descontento popular.

Estos y otros errores no fueron corregidos a tiempo, lo quecontribuyó a desatar la oposición, circunstancia que aprovecha-ron las fuerzas reaccionarias para saltar a la escena. Aparecie-ron entonces dos personajes de larga historia: el almirante Horthyy el cardenal Mindszenty. Horthy había aplastado, recién naci-da, la República Húngara de los Consejos, allá por agosto de1919, erigiéndose de tal modo en jefe de la contrarrevolución;en la Segunda Guerra Mundial se había alíneado con Hitler. Porsu parte, el cardenal Mindszenty, arzobispo de Esztergom, ya enfebrero de 1949 había organizado un complot para reinstaurar lamonarquía, lo que le llevó a un proceso en el que fue condena-do a cadena perpetua. Estos dos señores se hicieron con ladirección del movimiento insurreccional. Fue así como un mo-vimiento que empezó siendo una revolución nacional democrá-tica desembocó en una contrarrevolución antisocialista yantidemocrática. Por el camino habían fracasado sucesivamentelos gobiernos de Rakosi, de Erno Gerë y de Ymre Nagy. Alfinal se creó el Gobierno Revolucionario Obrero y Campesinode Janos Kadar, cuya primera providencia fue pedir ayuda a laUnión Soviética para sofocar la sublevación. Dudó Jruschovantes de aceptar aquel órdago; se entrevistó con los gobernantesde Rumanía, Bulgaria, Polonia y Yugoslavia: todos entendieronque había que ayudar al gobierno de Yanos Kadar a vencer lacontrarrevolución, opinión que habían repetido también los di-rigentes de la República Popular China.

El equipo de Radio España Independiente siguióenfebrecidamente todos estos acontecimientos de la repúblicade los magyares y se colocó del lado de los defensores del

Page 115: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

115

socialismo: es decir, reconoció el derecho de la revolución adefenderse.

Creo que la serie de acuerdos y mudanzas que intervienen enla política y la organización del partido en el periodo que va de1949 a 1960 conforman un decenio abierto a cambios tácticostendentes a superar los restos del espíritu de guerra civil queaún arrastrábamos en España tanto rojos como azules; a com-batir el subjetivismo y el dogmatismo que todavía impregna-ban –¡cómo no!– nuestros análisis; a superar también el llama-do culto a la personalidad de Stalin en particular y de los líderesen general; y, en fin, a terminar con la práctica de constreñir lademocracia interna del partido, práctica que no siempre se veíajustificada por las duras condiciones de persecución y clandes-tinidad en las que se desarrollaba nuestra lucha.

Aunque no esté libre de contradicciones, hay en esa décadaun puñado de hechos que justificarían un juicio elogioso:

-En 1949 el partido abandona la lucha armada de la guerrillapara centrarse en la acción política.

-En 1956, al cumplirse veinte años del comienzo de la guerracivil, el partido lanzó al vuelo las campanas de la reconciliaciónnacional. “La contradicción principal de la sociedad españo-la –decía en su declaración– ya no pasa por las trincheras de laguerra civil y la división en rojos y azules, sino que se sitúaentre la oligarquía monopolista apoyada por la dictadura deFranco y el resto del país. Lo que España necesita es la pazcivil, la reconciliación entre sus hijos, la libertad.”

-En 1955, después de un fuerte debate en el buró políticoque hubo de reunirse repetidamente en Bucarest para solventardiscrepancias, el partido adoptó el acuerdo de apoyar la entradade España en la ONU. Sucedió que Carrillo, respaldado porClaudín y Semprún, había escrito un artículo abogando por elingreso, mientras Dolores, Uribe, Líster, Mije y Delicado ha-bían redactado una declaración opuesta a la entrada. Sin embar-go, respaldando la propuesta de ingreso de España en la ONU,ingreso simultáneo al de otros catorce estados, estaba la UniónSoviética que presentaba la iniciativa como un paso necesariohacia la mundialización real de la ONU.

Page 116: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

116

No es sorprendente que estallara la polémica: si era lógicoque la oposición del partido al ingreso de España en la ONU nosería comprendida por las nuevas generaciones antifranquistas,también lo era que el ingreso fortalecería a Franco, que veríacómo se le abrían las puertas de la ONU después de diez añosde exclusión.

Vino a terciar en el debate Vittorio Codovila, viejo amigo deEspaña, que conocía de antiguo como delegado que fue de laInternacional Comunista: visitó a Dolores en Bucarest y le acon-sejó aceptar la propuesta de ingreso. Lo mismo le aconsejóSemprún. Esto influyó en el ánimo de Pasionaria, que reconociónoblemente el acierto de Carrillo: “Yo no estaba de acuerdo conel artículo de Carrillo. Él tenía razón y yo no...”

Parece indudable que estos episodios afianzaron la autoridaddel grupo dirigente de París. Dolores, que había estado en lacapital francesa desde 1945 a 1949 desarrollando una intensaactividad como secretaria general del partido, tuvo que regresara Moscú para operarse. Volvió a París en 1957, pero la ilega-lidad impuesta al PCE por el gobierno francés la forzó a vivirrecluida en su casa para no ser reconocida: su imagen era de-masiado popular en todas partes. Tampoco podía recibir a otroscamaradas en su vivienda clandestina ni asistir a reuniones. Enrealidad estaba invalidada para atender a sus responsabilidadesde secretaria general. A mediados de 1958 decidió poner fin aaquella situación: abandonó su encierro parisino y regresó aMoscú consciente de que con este paso tendría que seguir adistancia la actividad política y la dirección del partido. Lacrisis se produjo aquel mismo año: la dirección de París habíapropuesto al PSOE y a otros colectivos antifranquistas la cele-bración de una “huelga nacional pacífica” sin tiempo para con-sultar con Dolores, que comprendió entonces la distancia que laseparaba de la dirección de París y la magnitud de su aislamien-to. Así las cosas, en el verano de 1959 llegó a Uspiénskoe, unpoblado de las cercanías de Moscú donde descansaba Dolores,una delegación del buró político para informarla de los resulta-dos de la convocatoria de la mentada “huelga nacional pacífi-ca”. Naturalmente, encabezaba la delegación Carrillo y forma-ban parte de ella Líster, Semprún, Santiago Álvarez y TomásGarcía. Pero el problema que Dolores puso sobre la mesa nada

Page 117: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

117

más empezar la reunión fue otro: su dimisión como secretariageneral. Todos pidieron a Pasionaria que reconsiderase su deci-sión; todos reconocieron también que le sobraban razones parahablar de las dificultades reales, físicas, psicológicas y políticasque le impedían atender sus responsabilidades como secretariageneral. Finalmente, a la vista de su inamovible postura, alguienpropuso que se convirtiese en la presidenta del partido. Ellasugirió que en el siguiente congreso se propusiera a SantiagoCarrillo para sucederla en la secretaría general. Resumiendo,aquella crisis de la dirección del partido se resolvió pacífica-mente y de mutuo acuerdo gracias a la cordura de Dolores y ala templanza de todos. Según lo decidido, los cambios se forma-lizaron en el Sexto Congreso celebrado en 1960. Estos marca-ron sin duda un notable relevo generacional en la dirección,pero sería inapropiado calificarlo de “batalla entre viejos y jó-venes”. En realidad, en el punto de mira de los jóvenes sóloestaba Vicente Uribe, que tanto por algunas de sus concepcio-nes políticas como por sus métodos de dirección se había con-vertido en un freno para hacer frente a los nuevos problemas.Por eso, mientras él era apartado de la dirección, los otros “di-rigentes históricos” empezando por Mije y Delicado, que comoUribe podían blasonar de un historial revolucionario bien dila-tado, continuaron en el buró político.

No hace falta decir que Pasionaria era capítulo aparte; San-tiago Carrillo no perdía ocasión de ensalzar su talento político.Ésta, por su parte, defendió a Santiago y a la nueva direcciónsin tibiezas desde su autoridad de presidenta del partido.

Lamentablemente, el núcleo de dirigentes jóvenes en el quedestacaban Carrillo, Claudín y Semprún no tardaría en romper-se a causa de sus divergencias.

XXV. En Moscú con Dolores. La comisión de historia.

A finales de 1958 abandoné Bucarest. Allí dejamos, con loscomunistas y con la gente rumana, un trozo de nuestra vida.Cómo olvidar a Lidia Lazarescu, militante de primera hora,encargada del enlace de la Pirenaica con la dirección del partidorumano.

Page 118: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

118

Era un placer trabajar con ella, tan ajena a la burocracia, tanoperativa para solucionar los problemas por la vía rápida, la“vía guerrillera”. Otra mujer extraordinaria era Guizela, delComité Central del partido rumano. Y el admirable GheorgheGheorghiu-Dej, primer secretario del partido, a quien visitamosacompañando a Dolores. Antiguo obrero ferroviario de la estir-pe de los dirigentes comunistas que arriesgan su libertad en lalucha contra el fascismo, había padecido un largo cautiverio enel penal de Doftana.

Adiós a tantos amigos y camaradas rumanos. Tenía que in-corporarme a una comisión del Comité Central cuya finalidadera escribir la historia de nuestro partido.

Presidía la comisión Dolores Ibarruri y formábamos parte deella Manuel Azcárate, Luis Balaguer, Antonio Cordón, IreneFalcón y yo. Los compañeros del partido soviético nos facilita-ron el acceso al Instituto Marx-Engels, donde se guardaban losarchivos de la Internacional Comunista; pudimos así consultardocumentos relativos a la actividad de nuestro partido a lo largode los cuarenta años de su existencia transcurridos hasta enton-ces. Cierto que quedamos con la impresión de que faltaba algúnpapel, tal vez porque alguna mano pecadora, entre tantas por lasque habrán pasado aquellos escritos, hubiera olvidado devolver-lo. Entramos a fondo en aquel bosque de nuestra historia, ycuando llevábamos varios meses entregados a tan apasionantelabor nos llegó la petición de que modificásemos el destino detanto esfuerzo: había que escribir un pequeño libro con motivodel 40 aniversario de la fundación del PCE, para divulgar entrelas nuevas generaciones las etapas más relevantes de la ya larga,y sin embargo desconocida para los jóvenes, marcha del partidoen la lucha por la democracia y el socialismo.

Y a escribir nos pusimos con más urgencias que sosiego; yescrito quedó a su debido tiempo, es decir, de modo que pudie-se editarse el 20 de abril de 1960, fecha del aniversario. Peronuestra sorpresa saltó cuando tuvimos noticia de que la direc-ción de París había puesto el libro en la calle con el título de“Breve Historia del PCE”. Era un título excesivo. La verdad esque a lo más que habíamos aspirado era a redactar un opúsculode divulgación de la historia, pero no la Historia. Pecaba ade-más el libro, ya lo sabíamos, de falta de espíritu autocrítico;

Page 119: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

119

aducíamos en nuestra defensa que en un tiempo en el que ladictadura, sobre encarcelar, torturar y fusilar a los comunistas,difamaba su historia sin tino ni vergüenza, nadie debería sor-prenderse de que estos aprovechasen el cuadragésimo aniversa-rio del nacimiento de su partido para lanzar su mensaje sobre elverdadero semblante de los comunistas españoles.

Esta misma comisión emprendió después la redacción de lahistoria de nuestra guerra civil, que se editó con el título de“Guerra y Revolución en España”. Una historia que contemplala guerra desde el mirador de la España republicana, de losenfrentamientos con los sublevados tanto en los campos de batallacomo en la arena internacional. Tuvimos que consultar centena-res de libros y documentos extraídos de los archivos de lospaíses democráticos y de los fondos documentales de los nazis,abiertos a la investigación después de su derrota. Contamostambién con el asesoramiento de muchos jefes militares republi-canos. No creo que me deje llevar por la pasión si afirmo que“Guerra y Revolución en España” es una de las más serias einteresantes historias escritas sobre aquel acontecimiento.

Cuando más entregado estaba al trabajo en aquella comisión,tuve que abandonarlo para incorporarme a la actividad clandes-tina en Madrid. Algo más tarde también Azcárate y Cordóntuvieron que dejarlo. No hay elogios bastantes para premiar eltrabajo de Eloina Rapp y de mi viejo amigo Alberto Gonzálezque nos sustituyeron y colaboraron con Dolores Ibarruri e IreneFalcón en la redacción de los tomos tercero y cuarto.

Ya queda dicho que el partido me propuso incorporarme altrabajo clandestino en España. Lo acepté a sabiendas que aque-llo suponía un terremoto en mi vida y en mi familia, aunqueteníamos asumido que estábamos en el exilio y vivíamos, porconsiguiente, expuestos a frecuentes mudanzas de país en paísque introducían una atmósfera de permanente inestabilidad ennuestra existencia y que sin duda afectaba de modo singular aMary, mi mujer, y a nuestras hijas Elenita y Natalia. Para mícada cambio significaba despedirme del trabajo y de los com-pañeros, abandonar otra vez libros, documentos y anotacionesque uno va acumulando (y cuánto me habría ayudado su con-servación, de haber sido posible, a redactar ahora estos lejanos

Page 120: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

120

recuerdos). Pero estaba siempre dispuesto a asumir los riesgosque conllevaba la militancia en el partido.

Tengo que reconocer, sin embargo, que sobre Mary recaía laparte más dura del traslado: tenía que clausurar una casa en unpaís al que ya nos habíamos habituado y montar otro hogar enun país desconocido, atender a las hijas, resolverles el problemadel colegio y la forma de hacer que su vida discurriese de lamanera más parecida a la normalidad, cosa nada fácil; es lo queles esperaba esta vez: cambiar de país, de idioma, de casa, decolegio, de amigos, de todo. Elenita (14 años a la sazón) lotenía más fácil, dominaba el español y el ruso, era intuitiva yenérgica; su problema consistía en que debía ingresar en uninstituto de París sin saber el francés.

Más tortuoso fue el camino que hubo de recorrer Natalia: esverdad que siempre tuvo el español como idioma base, lenguacasera para hablar con papá y mamá y algo con su hermana.Tenía poco más de un año cuando fuimos a Rumanía; allí apren-dió el rumano de los niños de la calle, pero cuando a los seisaños regresamos a Moscú le tocó ingresar en su primera escue-la, que enseñaba en ruso y en inglés, ninguno de los cualesconocía, y cuando ya podía desenvolverse en ruso, tuvo quetrasladarse a París. No sabía el francés, pero lo asimiló rápida-mente, porque los niños se empapan de los idiomas como lasesponjas del agua. Sin embargo, cuando ya hablaba el francéscomo una parisina, le llegó la hora de marchar a Madrid. Encada una de esas etapas se fue dejando las plumas, porque teníaque empezar a partir de cero, siempre en la primera clase, mien-tras aprendía el idioma de turno. Terminó aborreciendo loscolegios, los idiomas y los traslados. Pero todo esto era partedel precio que pagábamos por el largo exilio y la que parecíainterminable dictadura franquista.

Esta vez, como iba diciendo, nos despedíamos de Moscú,donde habíamos vivido unos pocos años ricos en amistades conespañoles a los que es imposible olvidar.

Estaba entre ellos el genial escultor Alberto Sánchez, el es-critor César Arconada, director entonces de la edición en espa-ñol de la revista “Literatura Soviética”, el arquitecto Luis Lacasa,hombre de una fabulosa cultura artística y literaria, colaborador

Page 121: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

121

de Sánchez Arcas en los primeros proyectos de la Ciudad Uni-versitaria de Madrid, y por supuesto, sus mujeres que hacíanmás grata su vida en el exilio: Clara Sancha, mujer de Alberto,su hermana Soledad, mujer de Lacasa, María Cánovas, mujer deArconada. Por cierto que un día también a nosotros nos trajeronaromas de España: fueron el alma de una caracolada, decíanque al estilo de Madrid; un manjar insólito en aquellas tierrasdonde abundaban los caracoles, pero que podían sacar sus cuer-nos al sol sin temor a terminar en una cazuela. No se comían.

Nos despedimos de Virgilio Llanos, el viejo líder ugetistaque fuese en nuestra guerra el comisario político del XII cuerpode Ejército. Le había conocido durante aquella contienda entierras de Cataluña, y coincidimos después en Moscú viviendoen el mismo barrio, lo que propició la frecuencia de nuestrosencuentros. Era un espíritu aventurero, indómito, que manifes-taba sus desacuerdos con explosiones verbales incendiarias, peroque escondían, sin embargo, a una gran persona y a un cama-rada leal y solidario.

Le dimos el adiós a Antonio Cordón, a Rosita, su mujer, aTerín, su hija. Una familia con la que nos unía una gran amis-tad, remachada por la vecindad: vivíamos en distintos pisos dela misma casa, lo cual nos permitía reunirnos a diario en elapartamento del uno o del otro para tomar café y hablar de lodivino y lo humano.

Cordón fue uno de los militares profesionales que se pusie-ron al lado de la República. Oficial de artillería, había sidoseparado del ejército por Primo de Rivera, aunque acogidodespués por Azaña. Entretanto había trabajado como ingenierounas veces, como profesor de matemáticas o de literatura otras.En la guerra civil dirigió brillantemente la recuperación delSantuario de la Virgen de la Cabeza y desempeñó el cargo deSubsecretario del Ministerio de Defensa. Fue ascendido a gene-ral por Negrín.

Abrazamos a Jesús Saiz, camarada entregado a la soluciónde los eternos problemas cotidianos del colectivo de españolesen Rusia; dijimos adiós a Luis Balaguer, del grupo de los ele-gidos por Pasionaria para redactar la historia del PCE, y a sumujer, Julita.

Page 122: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

122

Me despedí de Azcárate y de Esther, su mujer. Habíamostrabajado con un grupo de jóvenes españoles, profesores univer-sitarios con quienes formamos un equipo dedicado al estudio dela estructura económica de España. Además logramos queMansilla, un joven vasco de los más competentes profesores dela Universidad Lomonosov, guiara nuestros estudios sobre elprimer tomo de “El Capital”. De todo y de todos estos tuve quedespedirme, pero no quiero cerrar este capítulo de los adiosessin hablar de un desconocido que un día apareció por el insti-tuto donde trabajábamos.

Era un español alto y de complexión fuerte, que aparentabacuarenta y tantos años y lucía en la solapa el distintivo de lacondecoración “Héroe de la Unión Soviética”. Nos visitaba concierta asiduidad, que nos permitió entablar con él una relaciónabierta, aunque yo continuaba sin idea de quién era, sólo sabíaque se llamaba Ramón. Al fin un día se sinceró:

—¿Sabes ya quién soy?Le dije la verdad: –No tengo ni la menor noción. Nadie me

lo ha dicho, tampoco he preguntado.Me contó su historia brevemente. Se llamaba Ramón Merca-

der y había matado a Trotsky. Había ido a México con esepropósito, se había ganado la confianza del revolucionario des-terrado, aunque él mismo empezaba a sustituir en su fuero in-terno el odio por la simpatía o lo que fuere hacia aquel hombre;al menos eso parecía traslucirse de su relato: aplazaba día trasdía, con distintos pretextos, la perpetración de aquella atroci-dad, pero era un prisionero de la palabra empeñada, no teníaescape. De aquello hacía veinte años.

—No sabes lo que me costó. Pero muerto el perro se acabóla rabia.

No pude callarme: –No, Ramón. Ni Trotsky era un perrorabioso, ni la muerte acabó con sus ideas. Puede gustarnos o no,pero el trotskismo sigue siendo una corriente del movimientoobrero revolucionario.

No respondió una sola palabra. Después de aquel choquequedé muy impresionado por su revelación. Ramón era unapersona culta, afable, nada que se pareciese a un matón. Prove-nía de una familia burguesa catalana, había aprendido de niño

Page 123: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

123

el francés y el inglés, idiomas que manejaba perfectamente. Apesar de todo, su madre, Caridad Mercader, era una apasionadade la Unión Soviética y forjó a su hijo en ese mismo fuego.Durante nuestra guerra Ramón luchó en el ejército republicano.No sé si fue entonces cuando conoció a quien le convenceríapara embarcarse en la ominosa aventura de México. ¿Por qué loaceptó? ¿Era a tal punto un fanático? ¿Fue simplemente unavíctima de la ciega obediencia al líder? Reflexionando sobre suhistoria me inclino por lo último. Los que habíamos aplaudidola denuncia jruschoviana del culto a la personalidad de Stalinpor el peligro que encerraba de abuso de su poder personal, nosencontrábamos con el ejemplo viviente de una víctima de eseculto, con alguien que estuvo incluso dispuesto a matar si se lopedían en nombre de Stalin. Tal vez les parezca inconciliabletratar de víctima también al asesino. Pero lo fue. Pagó caro sucrimen. Cuando lo conocí ya había sufrido dos infartos. Teníaroto el corazón y los nervios desvariados: se despertaba cadanoche aterrorizado a las cuatro en punto de la madrugada. Erala hora de los carceleros, la hora de los interrogatorios y de lastorturas.

Veinte años estuvo en la cárcel, a partir del día en que matóa Trotsky no volvió a vivir en paz consigo mismo. Esa es almenos la conclusión a la que llegué después de conocerle ytratarle durante algún tiempo. Pero creo también que era unacontradicción viviente: estaba horrorizado de lo que había he-cho, pero intentaba convencerse de que tenía una razón quejustificaba el crimen cometido: la eliminación de un traidor a lacausa del socialismo. Falleció en Cuba en 1978.

XXVI. Madrid, la actividad clandestina

Fue en París donde supe cuál era la misión que me reservabala dirección del partido: debía de suceder a Jorge Semprún(Federico Sánchez en la clandestinidad) en su trabajo de coor-dinador de la actividad del PCE entre los intelectuales y losestudiantes de Madrid. Al mismo tiempo tenía que incorporar-me al núcleo que con mi llegada se convertiría en una “troika”encargada de coordinar la acción del partido allí, y que quedaría

Page 124: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

124

formada por Romero Marín, Luis Antonio Gil y yo mismo queentonces me hacía llamar Luis Costa. Alrededor de esta “troika”se movían otros camaradas entregados a la lucha, cuadros diri-gentes del mundo cultural, como el escritor Armando LópezSalinas, del sector obrero, como Víctor Díaz Cardiel, o de áreasde la gente del campo o de las mujeres.

Cuando me explicó que mi misión era relevar a FedericoSánchez en Madrid, Carrillo me dio a entender que temía por suseguridad: llevaba muchos tiempo en el trabajo clandestino y lapolicía andaba tras sus pasos. Me pareció razonable que setomasen medidas de salvaguarda antes de que fuese demasiadotarde, y supuse que su relevo había contado con su asentimien-to. Mientras esperaba el momento de entrar en España mantuvecon Federico una relación cordial y asidua: me recibió en sucasa y me expuso pacientemente la situación de los intelectua-les y estudiantes madrileños; una vez en Madrid me dedicóalgunos días para presentarme a varios amigos. En ningúnmomento creí que este relevo pudiera dar motivo a la desave-nencia entre nosotros, y si la hubo obedeció, sin duda, a diver-gencias políticas posteriores, que las hubo, aunque tampoco tanhondas como para desbaratar una relación que debiera ser ami-gable. Por lo demás es lo cierto que, cuando todo esto ocurría,España empezaba a entrar en una etapa sensiblemente distinta.El movimiento obrero cobraba fuerza con los mineros asturia-nos al frente. En abril de 1962 abrían estos una huelga en elpozo Nicolasa de Mieres; en agosto, otra, y a partir de estas doshuelgas no paró la oleada huelguística minera: en julio y sep-tiembre de 1963, en abril de 1964, en julio de 1965, en marzode 1966...

Entretanto aparecían las comisiones obreras, se extendía laoposición al régimen entre universitarios. Como alguien ha es-crito, “se sentía crecer la hierba”. Es verdad que crecía al mis-mo tiempo la lucha ideológica dentro del partido. En la Univer-sidad, de modo especial, penetraba una filtración maoísta, poruna parte, y frente a ella aparecía un sector de coloración mo-derada, que enseguida se identificaría con las posiciones deClaudín y Federico. Claro que la guadaña represiva intentabasegar la hierba: en 1962 Franco proclamó el Estado de excep-ción en Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa, desterró por aquellas

Page 125: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

125

fechas a 162 mineros, ya estaban en la cárcel entonces SimónSánchez Montero, Lucio Lobato, Jaime Ballesteros, AntoniGutiérrez y otros muchos comunistas. Además había sido apre-sado Julián Grimau muy pocos días antes de mi llegada a Madrid,y eran detenidos por alzar la voz en su defensa el filósofoManuel Sacristán y el poeta Carlos Álvarez. Y sin embargo,estallaban nuevas huelgas, ciento dos intelectuales hacían llegara Fraga, entonces ministro de Información y Turismo, una cartaencabezada por el escritor José Bergamín contra la brutal repre-sión de la que se hacía víctimas a los mineros. Se estabansuperando los tiempos del silencio del plomo y del miedo, lasituación ganaba en complejidad y no parecía que fuese un viviren otro mundo el confiar en el robustecimiento de la oposicióna la dictadura. Aunque es verdad que errábamos al juzgar máspróximo su fin. Y más contundente.

Page 126: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

126

Quinto Cuaderno: La clandestinidad y la cárcel

XXVII. Intelectuales en lucha. Muerte de Grimau

En aquel otoño de 1962 pasé clandestinamente a Españapara incorporarme a la dirección del partido en Madrid: recuer-do como si fuera hoy aquella mañana de noviembre cuandoacudí a la cita con Semprún ante el Museo del Prado: era laemoción del regreso al Madrid de mis amores después de tantosaños de ausencia. Había llegado allí la tarde anterior y abiertocon mis propias llaves la puerta de la casa donde viviría hastami detención, año y medio después. Pero entre tanto no perdi-mos el tiempo, Jorge me presentó a los intelectuales y a algunosde los universitarios que participaban de manera más directa enla dirección del partido. Así conocí, en las reuniones y encuen-tros que celebramos juntos, a Armando López Salinas, a JavierPradera, a Ignacio Romero, a José Ruibal y a otros camaradasde aquel entonces como Alfonso Sastre y Eva, su mujer, aDomingo Dominguín, a García Hortelano y a los poetas ÁngelGonzález, Gabriel Celaya y Blas de Otero, con quien ya habíatrabado amistad años antes en el sanatorio de Moscú dondehabía sido tratado de alguna dolencia.

Tengo que insistir en algo que no por haberlo dicho milveces no deba ser repetido: en aquellos años difíciles y arries-gados los intelectuales participaron abiertamente en la luchapolítica, denunciando la brutalidad represiva de la dictadura.

En abril de 1963 el gran filólogo Menéndez Pidal, a la sazóndirector de la Academia Española, presidió una delegación, enla que estaba asimismo Aranguren, para pedir la libertad deGrimau, condenado a muerte. Franco no quiso dar la cara, senegó a recibirles, aunque de ella formaba parte también monseñorMontini. Meses más tarde, cien intelectuales –ciento uno paraser exactos– denunciaron la violencia represiva de la dictadura

Page 127: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

127

contra los mineros asturianos en lucha, y ante la respuesta in-fame de Fraga redactaron una nueva carta de protesta, esta vezcon ciento ochenta firmantes.

Encabezaba la protesta el escritor católico José Bergamín, aquien visité en compañía de Domingo Dominguín en su casa deMadrid, cerca de la plaza de toros de las Ventas, si la memoriano me traiciona. Queríamos agradecerle su intervención en de-fensa de los mineros, entre los cuales había muchos comunistas,testimoniarle nuestro apoyo moral y darle ánimos, aunque áni-mos le sobraban. Sin embargo, nos confesó que su situación enEspaña era ya insostenible. Y en verdad lo era: aquel mismootoño hubo de emprender un nuevo exilio.

Aquel año me tocó también bregar duro por la unidad delpartido puesta a prueba por la aparición, en la universidadmadrileña, de un grupo de militantes que atendían a la inspira-ción maoísta, criatura de la áspera confrontación que en aquelentonces se libraba entre la República Popular China y la UniónSoviética. Nuestros esfuerzos para evitar una secesión no fue-ron pocos, pero sí baldíos: en el mes de diciembre salió a lacalle el “Mundo Obrero rojo”, órgano de la fracción prochina,o albanesa, o maoísta o simplemente izquierdista; lo único claroera que la escisión quedaba abierta y cantada.

A todo esto hay que añadir el impacto de las divergenciasque se estaban debatiendo entonces en el Comité Ejecutivo delpartido. No creo que sea equivocado afirmar que éstas encon-traban el máximo eco en la universidad; y cuando IgnacioRomero dejó el equipo dirigente se produjo cierto vacío quepudimos llenar gracias a la entrega digna de alabanza de mu-chos militantes. La situación se estabilizó finalmente en unareunión de cuadros destacados donde, después de comprobar lodifícil que resultaba encontrar a alguien dispuesto a asumir ladirección de la agrupación comunista universitaria, dio un pasoal frente Juan Francisco Pla: —¡Yo lo estoy!

El resto de los camaradas reunidos aplaudieron su decisióny se cerró de este modo la crisis de la dirección que se veniaarrastrando.

El sábado 20 de abril de 1963, a las cinco y media de lamañana, nuestro camarada Julián Grimau fue fusilado en el

Page 128: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

128

campo de tiro de Carabanchel. Antes había atravesado un cal-vario: los policías de la Brigada Política Social se ensañaroncon él a tal punto que al final fue defenestrado, creyendo queasí se borrarían las huellas del terrible suplicio al que había sidosometido. Cuando, año y medio más tarde, los policías me in-terrogaron a mí en la misma habitación en que lo habían hechoa Julián, trataron de convencerme de que Grimau se había arro-jado a la calle en un impulso repentino a través de los cristalesde un ventanuco cerrado. La explicación era tan increíble quesólo dejaba claro el afán del sayón en borrar las huellas deaquella fechoría.

Supe después que habían contado la misma historia a miamigo y gran poeta Carlos Álvarez, detenido por una valientecarta en defensa de Grimau. Interrogaron a Carlos en el mismocuartucho del ventanuco por donde porfiaban que se había arro-jado Grimau y el comentario del poeta no les gustó a los poli-cías. Uno de ellos le amenazó: “Desde luego si fueses hijo míote tiraba por el balcón”.

—“Caray, qué afición tienen ustedes a tirar a la gente por elbalcón”, replicó Carlos.

El policía se llevó la mano a la pistola; su compañero, el céle-bre Delso, le hizo señas para que dejara las amenazas. Se lucieron.

El defensor de Grimau era el abogado Amandino RodríguezArmada, que removió Roma con Santiago para salvar a Juliánde la pena de muerte, pero los abogados civiles no podían ejer-cer la defensa en los consejos de guerra, por lo que tuvo quehacerla un defensor militar, el capitán Alejandro Álvarez Amandi,y lo hizo brillantemente. Pese a todo, al caer la noche ya secorrió la noticia de que el consejo había condenado a nuestrocamarada a la última pena, sentencia que sería confirmada acontinuación por el teniente general García Valiño. Sólo queda-ba Franco, sólo él podía cambiar la sentencia. El partido comu-nista, Amandino y otros muchos abogados, corresponsales deprensa extranjera, líderes socialistas como Yules Moch, HaroldWilson, Hans Otto Kraf Pietro Nenni, Willy Brandt y unainfinidad de personalidades políticas e intelectuales condenaronla represión política reinante en el Estado franquista y apelarona la solidaridad con Grimau. Pero sus exhortaciones se estrella-

Page 129: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

129

ron contra aquel muro de impiedad. El viernes 19 de abril sereunió el consejo de ministros presidido por Franco. RomeroMarín, Armando López Salinas, el doctor Jesús Armando Cal-das y yo pasamos aquella noche en vela, en la clínica de Caldas;esperábamos, cierto que con los más sombríos presentimientos,la llamada de un amigo que había prometido que nos comuni-caría puntualmente el acuerdo del consejo de ministros. A esode las cuatro de la madrugada sonó el teléfono; era el mensajeesperado: Franco no quiso hacer uso de su derecho de gracia.Grimau sería fusilado aquella misma mañana.

Con el paso del tiempo se ha sabido que Castiella, ministrode Asuntos Exteriores, se opuso al fusilamiento, el general MuñozGrandes tuvo reparos, pero acabó alineándose con Alonso Vegay Martín Alonso, que apostaron por la sentencia de muerte.Franco la confirmó.

Juan José del Águila Torres, magistrado de la sala Segundade la Audiencia de Sevilla y autor de un importante libro sobreel Tribunal de Orden Publico (el TOP), puntualiza que CarreroBlanco se encargó de falsear el acta del consejo de ministrospara que no quedara constancia de que el proyecto de creacióndel TOP había sido aprobado para primeros de abril, lo cualhabría supuesto la inmediata paralización del consejo de guerracontra Grimau, celebrado el 18 de dicho mes. Por el contrario,ofreció la visión de que la creación del TOP habría sido apro-bada en mayo. Esta trampa la descubrió Juan José del Águila enuna fuente insospechada: cuenta Fraga Iribarne en sus memo-rias que el 3 de abril cenó con Mel Ferrer y Audrey Hepburn,y que dos días después se aprobaba “al fin el decreto de leycreando el Tribunal de Orden Publico, que descargó de la mayoríade los asuntos a la Jurisdicción militar”. Fraga estaba en lo cierto:el acuerdo de crear el TOP no era para mayo, sino para abril.

Franco congeló su tramitación para someter a Grimau a unconsejo de guerra y poder así condenarle a muerte. Con aquellatrampa se intentó tapar un crimen de Estado y lanzar, además,la advertencia dirigida a los comunistas de que Franco seguiríamatando; también era un aviso para los liberales, reunidos es-casos días antes en Munich, para que se alejaran de los comu-nistas. La dictadura quería acobardar a la oposición; la propiacondena de muerte formaba parte de la política del miedo. Por

Page 130: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

130

aquellos días había hablado yo con algunos estudiantes parasaber si les parecía posible hacer algo a favor de Grimau, perocomprendí enseguida que aún no había madurado ni el grado deorganización ni tal vez el estado de espíritu en los medios es-tudiantiles para pedir la libertad de Julián.

En un viaje a Paris le conté a Angelita Grimau la serenaentereza con la cual se había enfrentado su compañero al trági-co final de tantos años de riesgos y luchas. ¡Qué gran corazónel de Angelita! No quise contarle el remate de aquella atribula-da noche de vela a la espera de la sentencia. Tampoco la tardedel domingo, el día siguiente de la muerte de Grimau. De laplaza de toros de Carabanchel llegaba hasta mi ventana la alga-rabía y el clamoreo vociferante de los olés. Era tarde de toros.Pero acababan de fusilar a Grimau, allí mismo, en Carabanchel¿no lo sabían?... El mundo entero condenaba el nuevo crimende Franco. Hacía veintitantos años que había terminado la gue-rra civil, pero los culpables de aquella cruzada cainita seguíanperpetrando condenas de muerte. La gente ¿no quería enterarse?Sentí vergüenza ajena. Aquel fue uno de los días más tristes queyo recuerde.

XXVIII. Discrepancias y coincidencias

El partido organizó en agosto de aquel año de 1963 unareunión en Arrás, la capital del departamento del Pas-de-Calais,naturalmente gracias a la solidaridad del partido comunista deFrancia, reunión a la que asistimos militantes de casi toda Es-paña y que tenía como objeto abrir una reflexión sobre losproblemas políticos imperantes en aquel momento. Creo quefue allí donde salieron a la luz los primeros síntomas anuncia-dores de divergencias en el Comité Ejecutivo. A la reuniónasistió Claudín, que desarrolló toda una conferencia sobre losfundamentos del materialismo histórico; no concurrió, en cam-bio, Jorge Semprún, supuse que por razones de trabajo, aunqueenseguida comprendí que el motivo había que buscarlo en otraparte, y precisamente en las divergencias, dentro del ejecutivo.

Posteriormente no pude seguir el desarrollo de aquel debate,primero porque estaba la mayor parte del tiempo en Madrid;

Page 131: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

131

segundo, porque no era miembro del Comité Ejecutivo en cuyoseno se debatían las discrepancias. Cierto que había asistido alas primeras –o algunas de las primeras– reuniones en las quese empezaron a comentar aquellas desavenencias, pero de estohablaré enseguida.

Han quedado abundantes testimonios acerca de la reuniónque, a finales de marzo de 1964, tuvo lugar en el “antiguocastillo de los reyes de Bohemia”, cerca de Praga. Allí, el Co-mité ejecutivo del PCE discutió sobre el llamado “informe demarzo” de Fernando Claudín, discusión que condujo a la exclu-sión de este y de Jorge Semprún del Comité ejecutivo, aunquecontinuarían formando parte del Comité central. En otoño deaquel mismo año Claudín redactó y sometió al partido un nuevotexto, al que respondió el Comité ejecutivo en enero de 1965por medio de las “Notas críticas de Nuestra Bandera al docu-mento plataforma fraccional de Fernando Claudín”. En abril, elórgano del PCE “Mundo Obrero” informaba de que Claudín ySemprún habían sido expulsados del partido. Para entonces hacíamás de un año que yo estaba en la cárcel, donde las únicasnoticias que de vez en cuando nos llegaban sobre aquella polé-mica aludían a que los discrepantes se habían deslizado por lapendiente del trabajo fraccional, cosa que me parecía absoluta-mente censurable. Por eso, cuando por entonces recibí clandes-tinamente una carta de Santiago Carrillo en la que decía que,según Claudín, yo compartía sus opiniones, contesté rechazandoaquella afirmación. Lo que sí era verdad es que compartía conClaudín la opinión de que el partido pecaba de subjetivismo a lahora de evaluar el grado de preparación de las masas para la lucha.

También coincidía en que, dado el mísero nivel de los sala-rios en España, el capital monopolista podía satisfacer algunasde las exigencias de los asalariados1.

1 En el libro “Documento de una divergencia comunista”, Editorial El viejoTopo, 1978, decía Fernando Claudín:“El capital monopolista tiene la posibilidad de dar cierta satisfacción a la luchade la principal fuerza social y política del país: la clase obrera industrial y elproletariado agrícola. Y en esto coincidía enteramente conmigo el camarada C.”Es decir, Sandoval, puesto que “C” correspondía a mi nombre supuesto, Costa(véase la nota 23 de la página 216 del libro citado).

Page 132: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

132

Pero discrepaba de Claudín y Semprún en otros temas. Re-cuerdo que en una de las reuniones antes mencionadas choquéfrontalmente con Semprún (o Semprún chocó conmigo) en untema tan simple y aparentemente claro como el del supuestoapoliticismo –o la despolitización– de las masas trabajadoras. Amí me parecía erróneo e injusto acusar de apoliticismo a lostrabajadores, creía que no había que dejarse engañar por lasapariencias, que muchas de las zonas de fingido apoliticismoeran en realidad reductos de ocultación de una politización so-terrada. Esta era mi sincera opinión, que Semprún rebatió condesusada vehemencia.

Conservo el recuerdo o la impresión de que Claudín hilabamás fino, era más sutil en sus análisis. En su informe de marzoexplicaba que cuando existía la reglamentación estatal de lossalarios, toda lucha se enfrentaba objetivamente con el Estadoy exigía, para encontrar solución, una decisión política. Hoy seresuelve, en la generalidad de los casos, a través del sistema deconvenios colectivos, en lucha directa de obreros y patronos enel marco de cada empresa o rama. “Esto es –dice Claudín– loque yo llamo despolitización”. Y aun agrega: “esto no quieredecir que estas luchas económicas no sean ya un factor políticoy no puedan serlo muy importante...”

No es fácil poner pegas a este razonamiento, pero eso nopasaba de ser un tema colateral; los asuntos centrales eran losdel subjetivismo que impregnaba los análisis de la realidad social;la cuestión de los cambios acontecidos en la estructurasocioeconómica del país y, por encima de todos ellos, como seha dicho cien veces, el qué hacer, el papel que debería desem-peñar el partido: conducir a las masas a la lucha por un cambiode régimen o esperar que el cambio ocurriera por sí y ante sícomo sugería el gran capital y como parecía deducirse de losplanteamientos de Claudín y Semprún. Este era el quid de lacuestión.

Sea como fuera me dolió la expulsión de mi amigo FernandoClaudín y de Jorge Semprún, pero no tengo respuesta para estaspreguntas: ¿Pudo evitarse la expulsión? ¿Por qué se llegó tanlejos? ¿Acaso no hubo un momento en que parecía abrirse laposibilidad de un acuerdo? Aunque se tratara de una “coinci-dencia parcial”, ya he apuntado que Claudín matizaba el proble-

Page 133: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

133

ma de la “despolitización”; agregaría lo que Carrillo apuntabasobre la posibilidad de que “bajo la presión de la lucha demasas la oligarquía se viese obligada a consentir ciertos cam-bios, incluso la retirada de Franco o su paso a un lugar secun-dario; de que durante un periodo, la oligarquía consiguieseconservar el poder bajo unas formas u otras”1.

Pero de esto hace tanto tiempo... han pasado tantas cosasdesde entonces que bien vale la pena escuchar lo que ha dicho,en fin de cuentas, la lucha y la historia sobre aquel trance.

Después de más de diez años de separación –la cárcel, losconflictos políticos–, volvimos a vernos Claudín y yo en juniode 1975. Hacía un año que yo había salido de la cárcel. Élacababa de volver a España. Me contó que lo había hecho en unarranque muy de su estilo: pasó la frontera clandestinamente yuna vez en Madrid solicitó un documento nacional de identidaden la comisaría del barrio, diciendo que había perdido el suyo.Se lo dieron. Eran los tiempos de la mal llamada dictablanda.Nos vimos varias veces y prometimos mantener aquellos con-tactos. Por desgracia no pude dedicarles el tiempo que se me-recían, pero trabajamos con cierta sintonía gracias a que él eradirector de la Fundación Pablo Iglesias y yo el presidente de laFIM. Entre otras cosas organizamos de común acuerdo un im-portante encuentro internacional de socialistas, comunistas yotras fuerzas partidarias de la paz.

Nos vimos por última vez en Dubrovnik, en una conferenciaconvocada por la Liga comunista de Yugoslavia. Y otra vez nosenfrentamos. En mi intervención fui bastante crítico con el nuevorumbo de los partidos socialistas del sur de Europa –Italia, Grecia,desde luego España, etc.– que habían virado hacia la derecha,abandonaban el marxismo y se confundían cada vez más con lospartidos neoliberales.

Claudín tomó la palabra para refutar mi posición, contestéen el mismo tono y, terminada aquella sesión matinal, sentimosla necesidad de hacer las paces. Comimos juntos sentados bajoun parral donde decidimos olvidar el rifirrafe y afirmar unaamistad que estaba por encima de las diferencias políticas;

1 Fernando Claudín. “Documentos de una divergencia comunista”, El viejo Topo,Pág. 236

Page 134: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

134

aunque, ay, ¡cuántas amistades mueren en los estertores de laspolémicas políticas!

XXIX. La caída

El lunes 26 de abril de 1964, año y medio después de em-pezar a trabajar en la clandestinidad madrileña, me detuvieron.Acababa de salir de casa cuando tuve la sensación de que al-guien me seguía. No quise volver la cabeza. Tampoco hizofalta: dos policías me pusieron sus pistolas en la espalda; nohabía nadie en la calle, inundada de sol. Me esposaron.

—¿Qué pasa, qué hacen? —Que nos va a acompañar a la Dirección General de Se-

guridad.Aquí se acabó la conversación, tenían el coche a dos pasos.

Por el camino me hice la primera pregunta: ¿dónde cometí unerror? Había sido extremadamente cauto en mis movimientospor Madrid, nunca aparecía en una cita sin antes haber adqui-rido la certeza –siempre relativa, de todos modos– de que nadieme seguía; y sin embargo me siguieron, lo que quería decir quela policía disponía de un servicio moderno y eficiente de segui-miento. La segunda pregunta era: ¿desde cuándo me seguían?No era un secreto que los comunistas proponíamos y prepará-bamos concentraciones pacíficas en la Casa de Campo para el1 de mayo, fiesta de los trabajadores, lo cual se había traducidoen un ajetreo de distribución de pasquines y periódicos.

Mi primera sospecha iba por ahí. Pensaba que la policíahabía dado con una de nuestras redes de distribución de propa-ganda y, a partir de ella descubriría, eslabón a eslabón, unacadena de contactos entre los cuales había caído yo. Pero esto,pensé, sólo lo averiguaría cuando supiese quiénes habían caídoconmigo, cuándo y cómo. El caso era que no había advertidoatisbos de asechanza. Aunque después, dando vueltas a la me-moria recordé, de pronto, un percance no tan lejano: semanasantes de mi detención nos habíamos reunido la “Troica” en unahabitación de la casa donde se albergaba uno de los camaradas,concretamente Luis Antonio. Mediada la reunión sonó el timbre

Page 135: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

135

de la puerta de entrada. La dueña nos pidió silencio mientrasiba a ver quién llamaba. Cuando volvió nos dijo que había sidoun policía municipal; había preguntado si tenia huéspedes y siestaban empadronados. Ese día despachamos el suceso con cuatrofrases tontas y no porque se nos escapase su alcance, sino parano dar pábulo al nerviosismo, pese a lo cual multiplicamosdesde entonces las medidas de vigilancia y seguridad.

En la Dirección General de Seguridad me aplicaron el tratovejatorio habitual en semejantes circunstancias y en tal institu-ción. Me obligaron a flexionar las piernas y me esposaron losbrazos detrás de las corvas. En esa forma disimulada de torturame tuvieron diez horas. Estando así maniatado, en cuclillas,irrumpió en la habitación, como una tromba, un policía alto yceñudo:

—Conque, ¿jugando a la actividad clandestina, eh?No pude contenerme: —Estamos en la actividad clandestina porque ustedes han

prohibido la actividad legal de los partidos.La tromba pegó un bufido y desapareció. No sé quién era ni

cómo se llamaba.No le vi más por allí.Por la noche me llevaron a dormir a una celda inmunda, en

los sótanos de las DGS. Conducido a la mañana siguiente antela policía me preguntaron algo que ya esperaba:

—Tu documento de identidad no nos sirve: ni te llamasJosé Suárez, ni vives en Valencia ni nada: lo hemos comproba-do a fondo.

—Si me traen un papel y pluma haré una declaración porescrito.

Me lo trajeron. Lo que escribí fue breve y claro, lo reproduz-co de memoria: “Me llamo José Sandoval Morís. Soy miembrodel Comité central del PCE y he venido a España para trabajarpor la política de reconciliación nacional y por la restauraciónde la democracia.”

Los policías festejaron esta declaración, comunicaron a to-dos los de su equipo que habían tenido una suerte loca, quehabían detenido a un dirigente; por lo que deduje de sus comen-

Page 136: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

136

tarios cobrarían una paga extra. Mientras ellos lo celebraban yopensaba en el trabajo bien hecho de mi camarada DomingoMalagón, el artífice de nuestros documentos falsos, que resis-tían las pruebas más severas de los policías más macizos.

No me dijeron que el documento de identidad fuese falso,sino que eran falsos los datos inscritos en él sobre mí. Unpolicía que parecía el jefe inmediato de aquel equipo me anun-ció que no era yo el único detenido y añadió:

—Qué le vas a hacer, José, has jugado y has perdido.No quise dejarle sin respuesta: —No estaba jugando, no soy un jugador ni un aventurero,

luchaba, como hacen otros muchos españoles, para acabar conla dictadura y traer la democracia a este país.

Al cabo de tres días ingresamos en la cárcel de Carabanchelocho camaradas del mismo expediente. Pudimos entonces com-probar quiénes habíamos sido detenidos.

Había caído Luis Antonio Gil López, joven santanderino delarga y eficaz militancia, miembro como yo de la “Troika” di-rigente. Se les había escapado de las manos, en cambio, Fran-cisco Romero Marín, que había entrado aquella mañana de labatida policíaca en la tienda de electrodomésticos regentada porJosé Aníbal Mier –otro de los detenidos– en cuyo sótano tenía-mos la imprenta clandestina; una vez dentro se dio cuenta deque la tienda estaba ocupada por gente rara. Compró una bom-billa, dio un empellón al que quiso impedirle la salida y cruzóa la carrera el solar vecino perseguido por las balas del policía.Otro de los detenidos era Justo López de la Fuente, veteranomiembro del partido, comandante de la 36 Brigada Mixta du-rante la guerra civil; cuando le detienen es el encargado delaparato de propaganda a cuyo frente había estado anteriormenteAntonio Montoya, también detenido. Justo López de la Fuentemuere de un cáncer durante su cautiverio. Fueron detenidos,además, Jesús Martínez Velasco, José Ajenjo Bielsa, AntonioÁvila, Silvano Morcillo Jarabo; y aún hay que recordar a Enri-que Sarrió y Francisca Pinilla, detenidos por habernos brindadohospedaje a Luis Antonio Gil y a mí. Finalmente, uno de loscamaradas de nuestro expediente cuya detención fue más sona-da sería José Daniel Lacalle Sousa, joven ingeniero aeronáutico,

Page 137: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

137

hijo del entonces Ministro del Aire y notable teórico de la es-tructura de clases de las sociedades contemporáneas y del pen-samiento marxista.

La caída alcanzó a doce camaradas, entre ellos a dos miem-bros de la “Troika”; quedó fuera de juego una de las imprentasy parte de la red de distribución de la propaganda porque, comoya he apuntado, algunos de los detenidos se relacionaban con elsector de la impresión y reparto de materiales. Cayeron algunoscuadros del sector obrero –cuatro–, pero con la bandera en altode no haber comprometido a nadie. Fuera de esto, el golpe noafectó a otros sectores: quedó inmune la organización de lasmujeres, no alcanzó a la del campo, ni a los intelectuales, ni alos universitarios: la afirmación de Semprún de que mi caídahabía provocado la detención de varios universitarios no seconfirmó: resultó ser una información equivocada: ni un sólouniversitario fue detenido a consecuencia de mi arresto. Graciasa todo esto la organización del partido pudo reponerse inmedia-tamente. Continuó la oleada de huelgas en Asturias y se corrióa otras regiones; en mayo, arreciaron las huelgas en Vizcaya; enjulio hubo huelga en Guipúzcoa, en septiembre nacieron lasComisiones Obreras en Madrid y Barcelona y se declaró huelgaen Pegaso.

XXX. En la cárcel de Carabanchel

Como acabo de decir, cumplido el plazo de retención poli-cial fuimos trasladados a la cárcel de Carabanchel; empezabaasí un encarcelamiento que en mi caso se prolongaría diez años.Diez años rodando por prisiones y penales. En Carabanchel nosencontramos con los mineros asturianos de las huelgas del 62 ydel 63. En el año 62 la lucha empezó con un paro en el pozode Nicolasa, de Mieres, que no tardaría en extenderse a otrasminas y a varias fábricas del metal. Las autoridades franquistasempezaron a mostrar síntomas de nerviosismo: declararon elestado de excepción en Asturias, anunciaron detenciones deobreros comunistas y desterraron a 126 huelguistas.

A despecho de la represión estalló una nueva huelga en agosto,mientras se registraba un encierro masivo en el pozo Baltasara.

Page 138: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

138

En mayo del 63 tuvo lugar en Oviedo otro juicio: llevaron a lostribunales a varios trabajadores comunistas, lo que encendió laprotesta de un grupo de mujeres que simpatizaban con los pro-cesados. Cierto que existían distintos niveles de combatividaden las diversas regiones de España: los mineros asturianos eranentonces la vanguardia de la lucha.

En la cárcel se unió a nosotros al cabo de muy poco tiempoel poeta Carlos Álvarez, preso por sus escritos en defensa deJulián Grimau, sobre el que pesaba entonces la amenaza demuerte. Había también un grupo de jóvenes vascos que soñabancon una Euskadi libre y socialista. Finalmente, no tardó enaparecer en la cárcel un grupo de trabajadores alicantinos, casitodos de empresas textiles, encabezados por el veterano lucha-dor comunista Timoteo Ruiz.

A nadie le extrañará que un colectivo de gente como ladescrita, avezada a la lucha, presentara muy pronto un cuadrode reivindicaciones: la primera, la de recibir la prensa que cir-culaba en la calle, ya que a la cárcel sólo nos llegaba el perió-dico Redención editado por la dirección de prisiones.

Costó meses lograrlo, solicitudes al director, conversacionescon el jefe de servicios, con el maestro, con el capellán. Alprincipio parecían sorprendidos de que reclamásemos el accesoa la prensa, trataban de imbuirnos la idea de que los presos noteníamos derecho a hacerlo. Nosotros, con la ayuda de nuestrosabogados, acabamos convenciéndoles de que los presos tenía-mos todos los derechos excepto aquellos especialmente señala-dos en la sentencia.

La segunda demanda consistía en que dispensaran a los nocreyentes de asistir a la misa dominical. Tampoco fue fácillograrlo, pero después de meses de resistencia transigieron acambio de que los domingos, durante el tiempo de la misa,acudiéramos nosotros a lecturas de “formación moral”, comopudieran ser El Criterio de Balmes y otros libros piadosos quenos leyeron semana tras semana de cabo a rabo.

De aquel primer año de cárcel fue memorable la Nochebue-na. El director había dispuesto, como todos los años al parecer,que se retrasara el toque de silencio para que los reclusos pu-dieran festejarla. Es lo que hicimos nosotros paseando arriba y

Page 139: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

139

abajo por la galería, charlando y cantando, primero cancionespopulares, luego todo el repertorio genial de Quique Ferlosio,empezando por aquel villancico que decía:

San José republicanoy la virgen socialistay el niño que está en la cunadel partido comunista.

Y aquel cantar de los gallos:Gallo negro, gallo negrogallo negro te lo adviertono se rinde gallo rojomás que cuando ya está muerto.

Y ya puestos y contentos por lo bien que sonaba y por elsilencio que se iba apoderando de la cárcel, se oyó en todas lasgalerías el retumbo de la internacional cantada a voz en gritopor los locos gallos rojos de la sexta galería: ¡Arriba parias dela tierra!

Naturalmente aquella expansión coral tuvo su precio1. Du-rante varias jornadas nos tuvieron en celdas noche y día; luegonos trasladaron a otra galería, aislada de todas las demás. LuisAntonio Gil fue bastante crítico con aquel esparcimiento deNochebuena: vino a decirme que nos habíamos pasado y queaquello podía costarnos caro. Yo sabía que tenía razón, pero medefendí como pude: le dije que había sido una movida espon-tánea, que alguien había iniciado la Internacional y que no ibaa ser yo quien la silenciara, que era muy razonable lo que decía,pero no podía de ningún modo arrepentirme, que al fin y al caboéramos reclusos preventivos, no penados ni sometidos a disci-plina penitenciaria.

1. Incluyendo en este precio una muerte. La dirección de la cárcel encerró du-rante más de un mes en las celdas de castigo, verdaderas cámaras de torturaexistentes en el sótano de la prisión, a unos jóvenes maoistas a los queresponsabilizó del incidente. Uno de ellos, José Delgado Guerrero, contrajo allíuna enfermedad que le costó la vida: lo sacaron dos días antes de morir paraevitar su fallecimiento en prisión y murió en su casa a los 24 años. Este mártirdesconocido de la lucha del pueblo español contra el fascismo está enterrado enel cementerio de La Almudena, cuartel 312, manzana 51-B.

Page 140: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

140

De todas formas nos quedaba poco tiempo para ser senten-ciados y convertidos en penados. En febrero de 1966 se reunióel Tribunal de Orden Público para juzgarnos.

Los abogados que asumieron nuestra defensa (excepto unodel que no me apetece hablar) fueron un castillo de torres yalmenas con las banderas de la justicia izadas.

Había entre ellos simpatizantes de los socialistas, de loscomunistas, de los democristianos… Y personalidades comodon Joaquín Ruiz Jiménez, que defendió a Luis Antonio Gil,pagando de este modo, como él mismo proclamaba, una antiguadeuda solidaria, porque familiares de Luis Antonio habían he-cho posible la excarcelación de don Joaquín durante la guerracivil.

A lo largo de mi encarcelamiento me atendió con asiduidady energía María Luisa Suárez Roldán, que defendía también aCarlos Álvarez; sería Tierno Galván quien se haría cargo de midefensa en el juicio: el “viejo profesor”, catedrático de DerechoPolítico, que sería más tarde uno de los alcaldes de Madrid quegozase de mayor popularidad. Estaba convencido de que mimejor defensa sería presentarme como un convencido pacifistay me pidió que no hiciera o dijese nada que pudiera contradeciresta tesis. Prometí no decepcionarle y cuando en el juicio mepreguntó sobre mis afanes pacifistas sólo se me ocurrió repetiruna expresión trivial aunque recordada, para mi sorpresa, añosdespués por el abogado Alfredo Flórez en una conversación conmi mujer: “No se me olvidará lo que dijo al tribunal tu marido:“Más que pacifista me considero un luchador por la paz, quetambién por la paz hay que luchar”. Evoco con respeto y admi-ración a todos los abogados que batallaron en nuestra defensa:Amandino Rodríguez, Antonio Rato, Mariano Robles Romero-Robledo, Alfredo Flórez Plaza, Diego Carrasco y otros cuyosnombres no logro rememorar. Pero no olvidaré a CristinaAlmeida y Manuela Carmena, que nos asistieron en momentoscríticos de nuestra prisión.

Nuestros abogados supieron aprovechar las menguadas po-sibilidades que había abierto el cambio del tribunal militar delcoronel Eimar por el tribunal de Orden Público para reducir lacuantía de las penas que el fiscal había solicitado; en mi caso

Page 141: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

141

se redujo en más de la mitad. El fiscal había pedido para mí 33años y 3 meses de prisión. Gracias a la inteligente labor denuestros letrados fui condenado a quince años y tres meses deprisión. Tal fue la sentencia dictada el 8 de febrero de 1966.

XXXI. Empiezan las sanciones. Nuestras heroínas.

Con esto dejábamos de ser presos preventivos; éramos pena-dos con todas las consecuencias y fue la primera que nos envia-ran a cumplir la pena a la prisión de Cáceres, un penal quedejaba ver en sus muros, todavía agujereados por los impactosde las balas, las siniestras señales de los fusilamientos de repu-blicanos durante la guerra civil.

Es hora de decir que de los integrantes de nuestro expedientesólo cuatro fuimos a parar a Cáceres: Luis Antonio Gil, AntonioMontoya, Jesús Martínez Velasco y yo. El resto de camaradashabía salido ya a la calle o no tardaría en hacerlo, pero nosencontramos allí con otros comunistas: dos muy jóvenes obre-ros vascos –Luis Tamayo y otro cuyo nombre no consigo recor-dar–, un metalúrgico de Mieres, Genaro, y dos compañeros,Victoriano y Amador, militantes de un desconocido “partidocomunista” formado en Suiza, a donde habían emigrado en buscade trabajo. El resto de los presos eran gentes de aquellos pue-blos cacereños, a excepción de un zagal portugués que habíaviolado a una extremeña de setenta y tantos años. Había algúngitano encarcelado por peleas tribales a punta de navaja y muchospeones sin trabajo, acusados de recoger aceitunas en olivaresajenos; y entre toda una muchedumbre de campesinos sin tierrani hacienda conocí a un pastor de ovejas que en sus largascaminatas y en la soledad de sus noches, ya apriscado el rebañotrashumante, oía la Pirenaica y reconoció mi voz:

—Usted es el que hablaba a los campesinos…¡Al cabo de los años!El director de la cárcel, don Fernando Bravo y Bravo, era

una persona culta y fue de agradecer que poco después de nues-tra llegada tuviese interés en conocernos y en cambiar connosotros unas palabras. Hablamos de cosas superficiales y nos

Page 142: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

142

dijo no sin orgullo, que era miembro correspondiente de laAcademia de Bellas Artes. Pero no tardamos en enfrentarnos.Sucedió que José Martínez, después de un viaje de 300 km paraver a su hermano Jesús, encarcelado con nosotros, se encontrócon la negativa del jefe de servicios a autorizar su entrevista,alegando que el visitante “había bebido”. Era una sanción pre-ventiva, anterior a cualquier motivo. Nosotros conocíamos biena José: era un hombre todo corazón, una persona tranquila, cuyaúnica flaqueza, como acontece a tantos obreros que trabajanduramente con cierzo y escarcha o con sol abrasador, era ento-narse con algo que pudiera suplir la falta en su menú de carney de alimentos sólidos. De nada sirvieron nuestros ruegos paraque el funcionario modificase aquella prohibición injusta e in-justificable: se cerró en banda y sólo nos dejó como salida laexteriorización de nuestro disgusto: era la hora de comer y nosnegamos a hacerlo; la respuesta fue meternos en celdas de cas-tigo, que estaban situadas en el piso más alto de la prisión ytenían como techo una lamina que lejos de atenuar multiplicabala fuerza de aquel inclemente sol de julio. Al señor director, querespaldó con su autoridad aquella especie de escarmiento lehabía salido por debajo de sus meritos académicos el instintodel represor. Nos condenaron a un mes de celdas de castigo ya la pérdida de la redención de la pena por el trabajo.

Admitamos, sin embargo, que no todo serían calamidades ennuestra existencia de presidiarios; después de cuatro años sinver a mi mujer y a mis niñas reaparecieron de pronto en mivida. Fue en febrero de 1967 y venían desde Paris para visitar-me en la cárcel, acompañadas también por Argentina, Choni yMariti, madre, hermana y sobrina respectivamente de Mary: erala familia gijonesa de mi mujer. Ya se imaginarán mi júbilo alver toda aquella cuadrilla ante mi reja.

Por unos días me convertí en un preso privilegiado, juntocon mis compañeros, gracias a los desvelos de aquellas hadasmadrinas venidas de otro mundo y dedicadas a lavar, guisar ycoser para nosotros, y no hablemos ya de la carga de alegría yoptimismo que nos transmitieron. Supimos después de haberseido que habían gastado todo el dinero que tenían en darnos decomer: para nosotros fue una fiesta, para ellas un viaje de pri-vaciones y trabajo.

Page 143: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

143

Mis tres gracias, como las llamaba mi padre, estuvieron enCáceres once días y tuvieron que regresar a Francia al duodé-cimo, porque no daba para más el permiso recibido. Por fin, enagosto de aquel mismo año Mary consiguió una autorizaciónpara volver a verme, al cabo de una larga batalla personal y delos abogados Maria Luisa Suárez, Tierno Galván, MarianoRomero Robledo, Alfredo Flores, Diego Carrasco y tantosamigos, entre los que no quisiera olvidar al entonces cónsul deEspaña en Paris.

Cuando ya este nuevo permiso expiraba, Mary se decidió ajugar un envite. Se presentó en la DGS, para decir que no se ibade España. La atendió Comín Colomer que era entonces uno delos ideólogos de la policía política. En la calle, a la espera,habían quedado mi padre y el abogado Diego Carrasco paraacudir en ayuda de Mary en caso de necesidad. Pero no hizofalta. Comín Colomer, conocido por sus diatribas contra el co-munismo, trató a mi mujer con la mayor cortesía, recordándoleque también él había escrito una historia del PCE, pero “desdeel otro lado”. En efecto, era un intento de rebatir la historiaescrita por nuestra comisión.

—Mire Ud. –le dijo mi mujer– a los once años fui enviadapor mis padres a la U.R.S.S para librarme de la guerra. A esaedad no sabia nada de política. Llevo veinte años casada conSandoval, tenemos dos hijas y quiero vivir en España con ellas,porque España es mi patria, y porque quiero estar cerca de mimarido encarcelado.

El señor Colomer no tuvo nada que oponer. Aquel mismodía Mary recibió autorización para quedarse en España, connuestras hijas y con todos los documentos de rigor. Y tambiéncon la advertencia de que recibiría las visitas de la policía.Mary no volvió a Francia por temor a que surgieran nuevosimpedimentos para su retorno, de modo que se afincó en Ma-drid, y fue Elena la encargada de traer las pocas cosas queteníamos en París. Con esta decisión Mary daba el paso, tansoñado por ella, de retornar a su país después de treinta años deexpatriación. Pero lo hacía en una situación durísima, pues si yopermanecía entre rejas ella estaba sometida a visitas y registrospoliciales, al agobio de cuidar una casa y atender los estudiosde las hijas y, no haría falta repetirlo, las mil necesidades y

Page 144: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

144

demandas del marido y la lucha sin tregua por la libertad de lospresos. No se olvide: si hay que hablar de heroísmo en estalucha hablemos de estas mujeres. Fueron las más castigadasvíctimas de la represión franquista, pero también las que batallaroncon más ardor y valentía. Ningún tribunal las condenó y sin em-bargo tuvieron que padecer las penas más dolorosas y más injus-tas.

Pero nada ni nadie las arredró. Hablemos de ellas, de DulcineaBelloso, Vicenta y Josefina Camacho, Pilar Ariza, Carmen DíazCardiel, Manolita Rivas, Lolita Montoya, Micaela Ruiz y MarySandoval y tantas otras como África, que iba las manifestacio-nes y a los encierros con sus dos hijos porque no tenía conquien dejarlos. Estas mujeres se encerraban noches y días en lasiglesias para pedir la amnistía: en la de los Jesuitas en la calleSerrano, en la de San José de la Calle de Alcalá, en la de SanRoque de Carabanchel; cada vez que se reunía la conferenciaepiscopal, allí iban las mujeres de los presos antifranquistasdemandando ayuda para liberar a los suyos, y así consiguieronarrancar unas palabras a Monseñor Morcillo; con motivo delaño Jacobeo recorrieron el país Vasco, y fueron a Santiago deCompostela solicitando la amnistía, y se la pidieron a MonseñorTarancón en las escalinatas de la catedral; a veces recibían unamirada o un temblor de compunción, pero era más frecuente lafrase huidiza y la media vuelta: “no podemos hacer nada”. Pre-lados huyendo, ministros sordomudos: Oriol y Urquijo, FragaIribarne... Un subsecretario dijo a las mujeres: “—“Más lesvalía dedicarse a llorar que a pedir la amnistía.” Le replicóÁfrica, la de los dos niños: —“Usted no entiende nada, le sa-cuden un poco y caen bellotas”.

Frente a la frialdad culpable de los franquistas se respirabaen España el calor de la solidaridad popular y también el de lasolidaridad internacional. Nuestras mujeres visitaron el Vatica-no para entregar una carta a Pablo VI, hablaron con el nunciopidiendo ayuda de la iglesia a los presos antifranquistas y par-ticiparon directamente en las grandes campañas de Italia y Fran-cia por la amnistía.

Y en Roma fueron recibidas en el parlamento por SandroPertinni y el presidente del Senado. En Livorno escucharonemocionadas el saludo de los portuarios; en Ferrara, Ravena y

Page 145: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

145

muchas otras ciudades recibieron el admirado homenaje de milesde italianos; y otro tanto pudiera decirse de las movilizacionesen las ciudades y barrios populares de Francia: en alguno sitios–ocurrió en Milán y en algunas ciudades francesas– la policíaintentó arrebatarles los pasaportes y detenerlas, pero su bravaoposición, unida a la protesta de la gente que acudía a susmítines, obligaba a la policía a liberarlas sin dilaciones. Ademásestos mini-episodios no quedaban inéditos: las mujeres hacíanllegar a la prensa –a Pueblo, ABC, Informaciones, Arriba– ytambién a Radio España Independiente todas las cartas entrega-das a ministros, obispos y demás autoridades, así como las in-formaciones de las dificultades que encontraban para defendera sus maridos encarcelados. Tampoco ellas se libraban de loszarpazos represivos. En la manifestación que tuvo lugar enMadrid el 26 diciembre de 1970 para pedir la libertad de losvascos a punto de ser condenados en el llamado “juicio deBurgos”. Mary vio cómo un policía se llevaba a Elena pistolaen mano y acudió a rescatarla, lo que no dejaba de ser unapretensión exagerada. A punto estuvo de ser detenida ella tam-bién. Al final de aquella jornada se llevaron a Elena, que seríaencarcelada en Alcalá de Henares. Y ahí tenéis a Mary con unahija en la cárcel, por si fuera poco lo del marido. Y sus amigasy compañeras de lucha, espejo de entereza y valentía. No se havalorado en su exacta medida su abnegado y difícil combate nisu importancia en la lucha contra la represión franquista.

XXXII. Por el estatuto del preso político. Nueve días deayuno

El mismo día en que Mary y nuestras hijas regresaban aFrancia después de su visita a Cáceres los presos políticos deaquel presidio éramos trasladados a la recién estrenada cárcelde Soria.

Llegamos allí después de un incómodo viaje de 40 horaspara salvar los 225 kilómetros que la separaban de Madrid. Esverdad que fuimos a través de Carabanchel y de Calatayud encuya entonces pintoresca cárcel pasamos un día y una noche.

Page 146: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

146

La prisión de Soria era nueva y limpia, más pequeña que lade Cáceres pero más... prisión. En Cáceres tuvimos el raro pri-vilegio de disfrutar de un ventanal desde el cual podíamos pa-sear nuestra mirada por un paisaje de pequeñas colinas, olivaresy campos de avena, sobre los que planeaban a cualquier horadel día las cigüeñas. En cuanto a las golondrinas, tan románticasen las rimas de Bécquer, no sólo se dedicaban a colgar denuestro tejado sus nidos, sino también a cagarnos el patio y laropa que tendíamos al sol. Soria era, en cambio, para nosotrosun cielo no siempre azul y unos muros blancos. Ahí salimosperdiendo. Pero ganamos en algo capital: la calidad humana delos dirigentes del establecimiento. El director escuchó nuestraspeticiones con lo que nos pareció una buena disposición a aho-rrarnos inútiles rigorismos; ordenó instalar una sala de lecturadonde pudiésemos estudiar con alguna comodidad y a mí meprometió un lugar tranquilo para pintar. También el capellán dela prisión además de su afabilidad tenía la virtud de oponerse alos convencionalismos superfluos y de hacer un esfuerzo paraentender nuestra manera de ser y de pensar.

Con todo, resultó muy triste el 1º de mayo de 1967 en Soria;allí, en “la muy fría, la muy dura, la muy pura” como reza laleyenda de su escudo, nevaba al anochecer mientras dejaba delatir el corazón de nuestro camarada Justo López de la Fuente.Nos lo anunció un telegrama desde Madrid. Moría a los tresaños casi día por día de su detención. Nunca entendí la brutalnegativa del gobierno franquista a conceder a este hijo ejemplarde la clase obrera española la gracia única y última de expiraral lado de su esposa, de sus hijas, de los suyos.

Empezábamos así una nueva etapa de nuestra vida. Poco apoco aumentaba la familia carcelaria. Llegaron varios dirigentesobreros destacados, entre ellos Marcelino Camacho, gran lucha-dor y organizador de Comisiones Obreras; el líder sindical as-turiano Otones, el madrileño Víctor Díaz Cardiel, Timoteo Ruiz,a la cabeza de un grupo de trabajadores del textil alicantino,varios mineros asturianos y dos jóvenes vascos de ComisionesObreras, entre ellos el hermano del gran pintor, escultor y artis-ta Agustín Ibarrola; tampoco tardó en hacernos compañía unnutrido grupo de camaradas canarios a cuyo frente figuraba elescultor Toni Gallardo y su hermano José Luis: estaban en una

Page 147: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

147

reunión en las Palmas cuando fueron atacados a tiro limpio porno sé qué autoridad que perdió la cabeza y el tino. Sería largala lista de nuevos reclusos: señal de que crecía la lucha.

Fuera de la cárcel se desplegaba la sorprendente primaveradel 68. Los estudiantes se incorporaban a la batalla. Ya no eransólo los mineros y los metalúrgicos, también ellos estaban pa-sando en la universidad el examen más importante: el de laciudadanía. Sorprendente mayo francés, agitaciones estudianti-les en Italia, en Alemania, en Inglaterra, en Estados Unidos.Pero aquel mismo año se producía también la primavera dePraga, que no tardaría en convertirse en invierno. En la cárcelaposté a que no habría intervención soviética en Praga. Perdí laapuesta y algo más que una apuesta: mi confianza en lo quecreía que eran principios intangibles y dirigentes cabales. Estofue en agosto de 1968. En septiembre el Partido Comunista deEspaña condenaba la intervención de las tropas del pacto deVarsovia en Checoslovaquia. ¡Eureka!

Insensiblemente, de rejas adentro nuestro mundo interiorparecía encogerse hasta reducirse a una celda, un patio, unarepetición de días iguales, lentos como las campanadas de losviejos relojes de pared; pero debajo de esa aparente inmovilidadse fraguaba una batalla: nada menos que un acto reivindicativode nuestra naturaleza de presos políticos. La dictadura franquis-ta hizo cuanto pudo para negar la existencia de presos políticos.“En España no los hay, todos son presos comunes” –decían yrepetían.

Había que romper aquella falacia con una cadena de huelgasde hambre. En Soria no la llamamos huelga de hambre, sino queanunciamos que “nos abstendríamos de ingerir alimentos” des-de el 23 de diciembre del 68 hasta el 1 de enero del 69. Dadoel comportamiento del director subrayamos que nuestra acciónse limitaría a no ingerir alimentos, sin que ello afectase al ordeninterno de la prisión. Naturalmente, para nadie era un secretoque detrás de este pacífico ayuno yacía una demanda de grancalado: pedíamos el Estatuto del Preso Político. Por si hubieseduda, cursé una petición Director General de Establecimientospenitenciarios con el siguiente texto:

Page 148: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

148

“Solidarizándome actitud de presos político-sociales deCarabanchel recabo suspensión sanciones y solución justasdemandas”.

En varios escritos insistimos en que el régimen que se nosaplicaba no correspondía al que tradicionalmente se asignaba adetenidos y procesados por delitos politicosociales. Latipificación de los delitos políticos no ofrecía duda alguna, puestoque en nuestro derecho positivo lo establecía la ley de 15 defebrero de 1873. Nuestra condición de tales presos políticoslleva aparejada la imposibilidad material y moral de aplicarningún régimen correccional, puesto que la “corrección” delpreso político sólo puede concebirse como corrección de susideas y ello sería un atentado incalificable a la libre concienciahumana.

De tal suerte, el régimen aplicable al preso político ha de serúnicamente de custodia, de respeto de sus ideas en materiareligiosa y de libre expresión de sus opiniones políticas, dederecho a informarse libremente y a gozar de libertad y secretoen materia de correspondencia, etc. Todo esto debería recogerseen el Estatuto del Preso Político, así como el derecho a la liber-tad condicional, que prácticamente había sido anulada para no-sotros, y el derecho a los benéficos de la llamada “redención depenas por el trabajo”, que se nos negaba una y otra vez con elpretexto de que no había transcurrido el plazo reglamentariopara la rehabilitación de la conducta. Había una manifiestadecisión de agravar al máximo las sanciones que nos eran im-puestas para prolongar nuestra reclusión en la cárcel.

En vísperas del comienzo de abstinencia nos visitaron nues-tras mujeres y también nuestros abogados. Recuerdo la entrevis-ta con Cristina Almeida y Manuela Carmena, sus exhortacionespara disuadirnos de iniciar aquel largo ayuno. Pero los presoshabíamos debatido el problema largo y tendido, con calma yserenidad y decidido unánimemente cómo y cuándo hacerlo.Era imposible no ya dar marcha atrás, sino cambiar el detalle desu despliegue, que había sido preparado no sólo por los presoscomunistas, sino por los de todos los azimut políticos allí pre-sentes. Por la misma razón no pude tampoco, esta vez, coincidircon Marcelino Camacho, que propuso, cuando ya llevábamos

Page 149: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

149

siete días de ayuno, prolongar tres días más de los nueve acor-dados.

En realidad no pretendíamos ninguna inmolación, sino des-pertar el interés de la gente hacía la situación de los presos dela dictadura con aquella campanada del ayuno.

Y tampoco queríamos agravar el estado de algunos compa-ñeros, que no en vano tuvimos que hospitalizar a dos de losveinte ayunadores: Timoteo Ruiz y un camarada canario.

Mientras los presos aguantábamos el ayuno, también nues-tras mujeres se recluían en las iglesias para pedir amnistía.Pasaron la Nochevieja en una iglesia donde se celebraba la misadel Gallo, con la presencia de multitud de vecinos de Soria;luego viajaron a Madrid para enclaustrarse en la iglesia de losjesuitas de la calle Serrano.

Gracias a las batallas de los presos, al sacrificio de nuestrasvalientes mujeres y a la gran labor de los abogados salió a la luzlo que el franquismo escondía: el embuste que encasillaba comodelincuentes comunes a hombres y mujeres encarcelados porsus ideales. Durante un tiempo, la prensa no abandonó el temay después de una Junta Extraordinaria del Colegio de Abogadoshasta el Ministro de Justicia, Sr. Oriol, tuvo que dar la cara.

Después del aldabonazo del ayuno prolongado de aquellosveinte presos políticos –precedido de otras huelgas de hambre–nuestra estancia en Soria estaba destinada a su término. Undomingo del mes de febrero tuvimos que despedir al director dela cárcel, don Víctor Griñón. Sentimos su marcha sinceramente,que achacábamos a una represalia por la actitud –comprensiva–que había mantenido frente a nuestra singular huelga de ham-bre. Tres meses después también nosotros, los presos políticos,tuvimos que abandonar la prisión de Soria.

XXXIII. La última y la peor de mis prisiones

El 19 de mayo de 1969, de manera súbita, fuimos traslada-dos a un edificio semidesmantelado de Segovia denominadoCentro Penitenciario de Cumplimiento; no se anduvieron conmiramientos. Más de la mitad de los veinticinco presos de esta

Page 150: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

150

expedición eran enfermos sometidos en la prisión de Soria aalgún tipo de régimen médico, pero llegados a Segovia les fuesuprimida la medicación e interrumpida la dieta que requerían.

Separados en tres galerías incomunicadas entre sí, aisladosademás en cada una de ellas en celdas alternas, sin obtenerrespuesta alguna a las reclamaciones y protestas, la situaciónpresentaba todas las trazas de una operación de castigo dentrode un régimen de severo aislamiento. El resultado trágico desemejante experimento fue la muerte de nuestro compañeroMario Diego Capote. En la prisión de Soria le trataban de unaúlcera sangrante. En la de Segovia murió desangrado. Sufrióuna hemorragia que no se pudo cortar en las condiciones des-critas y murió al día siguiente, el 21 de mayo de 1969. Enrealidad le habían enviado al hospital a morir, ya exangüe. Tresdías bastaron para descubrir la brutalidad del trato que se dis-pensó a los presos políticos, el letal desenlace al que condujoaquella malvada operación represiva.

Yo y algún otro camarada a título individual, dirigimos unadenuncia al Juzgado de Instrucción de guardia de Segovia, en laque se decía que “en esta prisión central y durante varios días”había sido sometido Mario Diego Capote a medidas de rigorinnecesario que, dado su estado de salud, le habían ocasionadola muerte. “Habida cuenta de las circunstancias, la muerte deMario Diego Capote ha sido, en mi opinión, un homicidio delcual derivan graves responsabilidades para el director de estaprisión”.

El escrito terminaba suplicando a dicho juzgado que tuviesea bien poner esta denuncia a trámite en averiguación de loshechos a fin de establecer las responsabilidades que de ellospudieran derivarse. Conservo el acuse de recibo de este docu-mento, con el sello del Centro Penitenciario de Cumplimento deSegovia, pero esperé en vano una respuesta del Juzgado.

El régimen carcelario de la prisión de Segovia representabaun retroceso comparado con el de la prisión de Soria. Nosimpusieron un sistema de aislamiento interno de tal índole que,en cierta ocasión, por cruzar unas palabras con compañeros deotra galería me impusieron una sanción equivalente a medio añomás de cárcel. Esta parcelación de pequeños grupos encarcela-

Page 151: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

151

dos en pequeños espacios sometía a los presos a fuertes tensio-nes psíquicas, morales y físicas. Los ocho moradores del primerislote –la galería nº 1– éramos Luis Antonio, Jesús Martínez,los hermanos Toni y José Luis Gallardo, Paulino García, JoséMaría Gutiérrez, Antonio Montoya y yo. Hacíamos vida decartujos y nuestra galería tenía fama de ser la más severa: habíaquien la llamaba “El jardín de los cipreses”. Nuestra existenciaconsistía en levantarnos a las 8, adecentar el espacio que ocu-pábamos, dar unas vueltas por el patio, leer algo, hablar denuestros problemas y acostarnos a las 10, a seguir leyendo hastaque apagaban la luz: doce de la noche. Entonces intentabascalmar tus nervios, alejar los pensamientos tristes, dormir, y enesas te sorprendía a veces el recuento de la madrugada –las tresy media– sin que lo hubieses conseguido. Y acababas tomandoun somnífero, si lo tenías. Así pasaban los días y los meses, asírodaban los años como ruedan las aguas sobre los guijarros delrio, sin dejar huellas ni recuerdo.

Aún habría que insistir sobre algo ya señalado anteriormen-te, que era la práctica anulación para nosotros de los beneficiosde la libertad condicional.

Cuando en 1970 Luis Antonio, Montoya y Jesús cumplieronlas tres cuartas partes de su condena, deberían haber accedidoal cuarto período de la misma, que habría de cumplirse en liber-tad condicional; pero no se les concedió. Había una manifiestavoluntad de agravar al máximo las condiciones de cumplimien-to de nuestra condena para prolongar de esta manera nuestrareclusión. Las cartas estaban ya boca arriba.

Otro tanto ocurría con la redención de penas por el trabajo;el patronato de la Merced nos denegaba sus beneficios una yotra vez con el pretexto de que no había transcurrido el plazoreglamentario para la rehabilitación de conducta. En aquel mis-mo año se nos denegó el derecho de redención a Edo, un compa-ñero anarquista estimado por todos, a Paulino García Moya, diri-gente de una partido maoísta, a Luis Antonio Gil y a mí. Es difícilsustraerse a la idea de que esta prolongación del castigo obedecíaantes a criterios políticos selectivos que a normativas legales.

No crean que éramos náufragos abandonados a su suerte.Había mucha gente que nos quería y ayudaba. Nos ayudaban de

Page 152: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

152

mil maneras nuestros camaradas desde la calle, nos ayudaba elpartido, nuestras familias, nuestros abogados y cientos de ami-gos de España y de fuera de España. No sé cómo se las ingeniópara que le autorizasen a visitarme a la cárcel, pero un día meanunciaron que tenía una comunicación: me dio un salto dealegría el corazón. Era Gonzalo, el más antiguo de los amigosque aún conservaba. Creo que fue el primer amigo de verdadque tuve en Madrid siendo todavía un colegial. Fue como si coneste encuentro estuviésemos echando un puente sobre una amis-tad de cuarenta y cinco años.

Más sorprendentes eran las relaciones matrimoniales; algu-nas parejas repitieron en la prisión sus bodas como para rema-char los sellos que unían sus vidas hacía ya no se sabe cuántosaños. Es lo que hicieron Timoteo Ruiz y Micaela, dos admira-bles cuadros del partido con muchos años de pelea y de cárcelsobre sus espaldas, que decidieron “recasarse”. Pero si esta fuela “reboda “ de dos “recasados”, algo más tarde hubo otra bodamemorable por la juventud de los contrayentes. Él se llamabaIñaki, era de Ondárroa y se casó en la cárcel con una chiquitaque acababa de cumplir 21 años cargados de ilusiones y de unromanticismo conmovedor. Iñaki, por su parte, tenía 23 años deedad y 25 de condena. No sé cual fue el destino de esta pareja,pero guardo su recuerdo como prueba de que las mujeres espa-ñolas están fundidas del metal de Agustina de Aragón y SantaTeresa. Hay que estar amasadas con una aleación de heroínas ysantas para casarse (¡y para no divorciarse!) en semejantes tran-ces. Es muy hermosa la antigua divisa de Lisístrata, aquello dehaz el amor y no la guerra, pero a muchos de mi generación lavida nos obligó a hacer la guerra sin dejarnos siquiera un huecopara el amor.

No quisiera pasar de largo sin recalar con mi lancha derecuerdos en la visita que nos giró por aquel entonces el señorobispo de Segovia. Fue la gran novedad del otoño del año 70.Estuvo toda la mañana con nosotros recorriendo las tres galeríasen compañía del director y de algunos presos. Escuchó conatención nuestras explicaciones que hicieron hincapié no en ellado legalista de los problemas, sino en su dimensión humana.Acaso fuera esta la primera vez que un obispo español visitabaa los presos políticos para conocer de cerca sus problemas. Se

Page 153: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

153

lo agradecimos muy de veras. Le regalamos un pequeño bode-gón que pinté para él: la jarra, el vaso y el plato de zinc, elmenaje del preso. Naturalmente, ahí acabó todo. Yo recordaba,de mis antiguas lecturas, que cuando aún tronaban los cañonesde la guerra carlista de 1833-1839, el marqués de Mirafloressugería la concesión de la amnistía para los vencidos. Luego,terminada la guerra civil del siglo XX y mientras se sostuvo ladictadura de Franco, hemos esperado y desesperado la apariciónde un marqués de Miraflores capaz de proponer una amnistía.Resulta paradigmático que fuese el partido comunista quienpostulara la reconciliación nacional, que llevaba implícita laamnistía para los españoles de ambos bandos. La Iglesia nientonces ni ahora ha sentido la necesidad moral de adentrarsepor los senderos de la reconciliación. Recordemos que en 1973se produjo el pronunciamiento de muchos sacerdotes en una asam-blea conjunta de curas y obispos, donde demandaron una “Iglesiareconciliadora que lavase los pecados de la Iglesia de la cruzada”.

Y acordémonos de que esta humanísima sugerencia se estre-lló contra la cerrazón de un grupo ultra. Desesperados por laobstrucción, los sacerdotes partidarios de la reconciliación de-clararon una huelga de hambre que duró doce días y condujo ala hospitalización de muchos de ellos. Para colmo, medio cen-tenar de sacerdotes fueron encarcelados. Franco, con laacquiescencia de la Iglesia, abrió en Zamora una cárcel paracuras, en la que dieron con sus huesos, según se dice, cientosde sacerdotes.

Volvamos, sin embargo, a las historias de la prisión segoviana.Una noche de enero de 1973, a la hora del toque de silencio, lospresos permanecimos unos minutos –diez minutos, puntualiza elparte de la Junta del Régimen– a la espera de que se aplicasenlas recomendaciones del médico de la prisión, Sr. Gaona Morell,según el cual el preso que la noche anterior había sufrido uncólico nefrítico debía permanecer en condiciones de ser socorri-do si los cólicos se repitiesen. Nuestra intranquilidad era legí-tima. Apenas pisamos la cárcel de Segovia habíamos sido tes-tigos de la muerte de uno de nuestros compañeros, víctima dela incuria y el rigor homicida de los carceleros de turno. Con-versando aquel día con uno de los guardianes le dije: –Pornegligencia de ustedes ya ha muerto aquí un compañero nues-

Page 154: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

154

tro, Mario Diego Capote. ¡Seria terrible que se nos muriese otroen esta cárcel!

Pero la Junta de Régimen calificó nuestro desvelo de faltamuy grave y nos sancionó con reclusión en celdas de castigodurante cuarenta días: “Falta muy grave” –decía en su resolu-ción– “agravada en este caso por ir unida a la amenaza de nosubir a celdas”.

Yo interpuse un recurso de alzada contra el acuerdo de laJunta. En el escrito dirigido al Patronato de Ntra. Sra. de laMerced aclaré que “no hubo ni desobediencia a subir a celdasni amenaza o insinuación alguna de que tal haría, ni petición deninguna clase”. Nuestra intervención en aquellos hechos –escla-recíamos– se redujo a esperar unos minutos en las proximidadesdel centro los resultados de la gestión que aquella tarde serealizaba cerca del jefe de servicios en el sentido de que toma-sen en consideración los consejos del médico de la cárcel.

La sanción era tan desmesurada que hasta la Dirección Ge-neral de Prisiones hubo de intervenir aconsejando atenuar suseveridad, “habida cuenta de las circunstancias del hecho y elcomportamiento de los inculpados”. Al final la Junta de Régi-men hubo de recoger velas, limitando el castigo en celdas aveinte días. Pero mantuvo la calificación de falta muy grave,que no porque le salga de vez en cuando una flor azul deja elcardo de ser cardo.

Como quiera que fuese, también en la prisión de Segovia seprodujeron cambios.

Un día era trasladado a la prisión de Jaén, considerada comoun paso hacia la libertad condicional, nuestro camarada JoséLuis López de Lacalle, luchador sin desmayo por el socialismoy la libertad de Euskadi y de España. Era un vasco orgulloso deserlo y de parecerlo. “Hasta por la cara me sacan que soy vas-co” me dijo un día riéndose. José Luis López de Lacalle. Quiénnos iba a decir que este vasco de pro caería un día abatido porlos disparos de ETA.

Sí, poco a poco también en este viejo presidio de Segovia seproducían cambios.

Salieron en libertad un día Paulino Moya y Antonio Abad;Sánchez Marín a quien llamábamos “el malagueño de Sabadell”,

Page 155: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

155

Víctor Díaz Cardiel y Antonio Montoya. Se concedió prisión ate-nuada a nuestro admirado “paisano”, Horacio Fernández Inguanzo.

Lástima que no era noticia alegre ni generosa ya que fueconcedida a la vista de la gravedad de su estado de salud.

Por aquellas fechas salieron también en libertad el sevillanoMellado, el asturiano Quintero y mi camarada de expedienteJesús Martínez Velasco. Creo que fue así mismo por entoncescuando abandonó la prisión de Segovia Julián Ariza, otro de loslíderes destacados de Comisiones Obreras que durante un tiem-po compartió prisión con nosotros. Y no podría olvidar la salidade Pere Ardiaca, uno de los fundadores, en su tiempo, del Par-tido Comunista de Cataluña y un camarada de encarcelamiento,que tuvo la santa paciencia de dirigir las clases de italiano queun grupo de voluntarios le propusimos.

Los huecos dejados por todos estos compañeros que en bue-na hora recobraban la libertad o cambiaban de cárcel eran cu-biertos enseguida por otros: algunos eran vascos, cuyo númeroseguía aumentando, otros eran militantes comunistas o de Co-misiones Obreras como Gabriel, el campesino de Torre donJimeno que fue condenado a la atrocidad de ocho años y mediode cárcel por un presunto delito de asociación ilícita.

Y así llegamos al 9 de mayo de 1973, último día de cárcelpara Luis Antonio Gil. Después de la marcha de Montoya y deMartínez Velasco, había sido Luis el último compañero de ex-pediente que quedaba conmigo. Su salida me produjo una sanasatisfacción porque significaba el fin de una larga condena,pero sentí también un vacío insalvable. Era la historia de nueveaños de confraternidad en la fortuna y en la adversidad lo quecon estos camaradas de expediente se había ido. Era como si mehubiera quedado solo.

Esto no deja de ser la expresión de un estado anímico, por-que lo cierto era que allí quedaban otros camaradas de prisión,gentes de una calidad humana admirable; entre ellos estabaAbuin, un inteligente y enérgico obrero gallego que ya paraentonces había pasado por la emigración y la cárcel resuelto, alparecer, a defender su dignidad cumplidamente, lo mismo enuna fábrica de Suiza que en una prisión franquista. Por desdichapara mí, fue trasladado al cabo de poco tiempo a otra cárcel, de

Page 156: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

156

modo que otra vez quedé como el más antiguo de los presos deSegovia.

En una carta que todavía conservo, mi admirable padre meaconsejaba que no me metiese en problemas.

“Cuando se está a punto de cumplir una larga condena –escri-bía– pienso que debe pisarse con pies de plomo y ahogar condolor los gritos de la conciencia; también sufren los que espe-ran fuera, en la calle”.

Intuyo que cuando escribía esto mi padre pensaba en lo quesufrían mi mujer y mis hijas con mi encarcelamiento y tal veztemía que me dejara arrastrar a cualquier conflicto que me costasesanciones y correctivos que retrasaran mi salida de la cárcel.

Quizás temía que cayese en cierto quijotismo. Pero ademásmatizaba el viejo dilema de si los presos políticos debíamosconsiderar la cárcel como continuación de la lucha o comoespacio de tregua.

Con la mano en el corazón confieso que para mí nada habíatan importante como la suerte de mi familia, de mis seres que-ridos, que sufrían inmerecidamente las penas impuestas al ma-rido o padre preso. Decía Camus que si hay algo tan absurdocomo el crimen ello es el castigo mismo. Y qué decir cuandohay castigo sin crimen, cuando nuestros presuntos crímenes bajola dictadura de Franco serían derechos inviolables en un régi-men de democracia.

De ahí nacía nuestra rebeldía, nuestra negativa a aceptar losatropellos de aquel régimen. Y la idea de que había que enfren-tarse con la vida de modo que mereciese la pena vivirla: comoun reto permanente frente a la injusticia, como una lucha por ladignidad humana. Esta era la única forma que tenía de luchartambién con dignidad por el porvenir de los demás: de mi fa-milia, de mi partido, de mi pueblo.

Salvé aquella etapa, la última de mi encarcelamiento, sumer-gido en toda clase de trabajos y actividades. La familia de LuisTamayo me había enviado desde Bilbao pinturas y lienzos, igualque hizo Agustín Ibarrola a través de su hermano, preso tam-bién con nosotros en Segovia, y gracias a ellos pinté algunacosa y algún retrato. Ya había hecho el de Antonio Montoya, el

Page 157: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

157

de Luis Lara, el de Txomin Ziluaga y alguno más. Después mepidieron otros amigos que se lo hiciera para tener un recuerdo.Pero aparte la pintura, celebrábamos frecuentes reuniones deestudio y organizábamos conferencias que duraban una tarde ouna mañana enteras. En realidad apenas teníamos tiempo paraatender a todo. El tiempo de la cárcel es contradictorio, nosfaltaba y nos sobraba, volaba y se nos antojaba siempre quieto,era intangible y a la vez podía adquirir la consistencia materialde la piedra de los muros y del hierro de las rejas y cerrojos.Y en esa contradicción vivíamos y, apresado en sus redes, aguar-daba yo a que el barbiluengo Cronos golpeara diez veces lacampana del tiempo para que pudiera cobrar por fin la libertad.

El primer día del año nuevo de 1974 recibí en la prisión deSegovia la noticia de que mi padre había sufrido una recaída yestaba muy grave. Pedí autorización para verle, cosa que com-portaba mi traslado a Madrid. Agradecí sinceramente que me ladieran sin circunloquios ni dilaciones. Dos días después, fuer-temente escoltado por la policía que, para sorpresa de la vecin-dad, había tomado un buen tramo de la calle Lope de Ruedadonde vivían mis padres y, por añadidura, había puesto la casabajo su bota, pude volver a pisar el suelo, después de treinta ytantos años de ausencia, de lo que había sido también mi hogar.Por lo demás, dejando a un lado la desorbitada exhibición defuerza policial, aquella visita me permitió besar a mis padres yhermanos, hablar con todos sin rejas de por medio; creo quetodo esto contribuyó a levantar la moral y las ganas de vivir demi padre que pudo superar aquella grave crisis, muy preocupan-te en un hombre que había tomado ya el tren de los noventaaños.

Viví los últimos meses de encarcelamiento en la prisión deCarabanchel, en la galería entonces ocupada por afiliados deComisiones Obreras y algunos de sus dirigentes más destacados–Camacho, Sartorius, Saborido, García-Salve– y otros de losencartados en el proceso 1001, que no tardarían en recobrar lalibertad. Yo la recibía antes, el 4 de febrero. De este modo unode los más viejos partícipes o, más exactamente de las víctimasde los dramas contra la República, de la guerra civil subsecuen-te y de la represión de la dictadura tras la derrota republicana,abandonó tras diez años de cárcel aquel escenario y fue como

Page 158: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

158

si cayese el telón y llegase la hora de recapitular sobre lo acae-cido. Pero aún faltaban tres años para que España legalizara lospartidos políticos y particularmente al Partido Comunista y sepusiera fin a la etapa clandestina y al régimen dictatorial (laetapa más negra de la reciente historia de España).

Page 159: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

159

Sexto Cuaderno: La conquista de la legalidad

XXXIV. De la Junta a la “platajunta”

Estaba en la calle. Quedaban atrás diez años de encarcela-miento, vivía al fin con los míos, podía abrazar a mi mujer, amis hijas, a mi gente. Esto era ya una parcela de felicidad, perola excarcelación no era la libertad. Tuve que hacer una vidasemiclandestina y extremar las precauciones para relacionarmecon mis amigos; frente a mi casa, en la otra acera, habían abier-to una tienda donde sólo entraba algún cliente por equivoca-ción. Era un puesto de vigilancia, desde allí espiaban mis sali-das y entradas y me seguían sin embozo con la intención, su-pongo, de coartar mis movimientos.

Aquel mismo año 1974 Rafael Calvo Serer y Santiago Ca-rrillo anunciaron en París la creación de la Junta Democráticade España. Tras la experiencia de las mesas democráticas, elpartido invitó a crear juntas democráticas por todo el país.

Recuerdo que en compañía de Enrique Curiel, celebramos acomienzos de aquel proceso una serie de reuniones para poneren marcha mesas democráticas en algunas barriadas de Madrid.No crean que se trataba de sembrar los gérmenes de un doblepoder como en Rusia con los consejos o soviets de las revolu-ciones de 1905 o 1917; nuestro esfuerzo sólo perseguía unir lasfuerzas políticas antifranquistas para llevar a cabo una opera-ción de ruptura democrática que pusiera fin a una dictadura queduraba ya cuarenta años aunque estaba tan acabada política-mente como el propio dictador. Pronto se integraron en la Junta,al lado del PCE, el PSP dirigido por Tierno Galván, el PTE,representado por Nazario Aguado, el Partido Carlista de CarlosHugo de Borbón-Parma, que no tardó en abandonar la Juntaaunque algunos de sus jóvenes dirigentes hacían gala de llamar-le el “PC número 2”, y en fin personalidades independientes

Page 160: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

160

como el ya citado Rafael Calvo Serer, o bien como AntonioGarcía Trevijano o José Vidal Beneyto. Comisiones Obreras,representada por Marcelino Camacho, apoyaba también a laJunta.

La aparición de la Junta Democrática fue acompañada de unamplio despliegue de iniciativas y de activismo político. En laSegunda Conferencia del partido, celebrada en junio de 1975,se abordaron los temas de las sociedades socialistas y de suposible diversidad de formas y modelos, y la cuestión del socia-lismo y la democracia, cuestión ésta que se llevó un año mástarde a la conferencia de partidos comunistas celebrada en Berlíny de la que cabe retener este planteamiento: en el ámbito euro-peo sólo podrá triunfar y consolidarse una sociedad socialistafundada en el pleno desarrollo de la democracia. Había nacidolo que empezó a llamarse, con mayor o menor acierto, el“eurocomunismo”.

Por aquellas fechas me entrevisté varias veces con el Sr.Areilza. Estaba muy interesado en conocer los proyectos delpartido para el futuro inmediato; creo que figuraba entre quie-nes creían que si el partido fuese legalizado recibiría un fuerteapoyo popular en caso de elecciones y temía que intentásemosaprovecharlo para seguir ensanchando la ruptura. Yo intentéexplicarle que la “ruptura democrática” significaba la anulaciónde las instituciones y las leyes franquistas y su sustitución porinstituciones y leyes democráticas aprobadas por las Cortes,como proclamaba y repetía la dirección del partido. En cuantoa la magnitud del apoyo público que recibiésemos en caso deelecciones, yo era –lo confieso– optimista, pero al Sr. Areilza,que yo recuerde, vine a decirle que era pronto para hacer pro-nósticos. Y es que, a veces, los comunistas teníamos que corre-gir a la baja los pronósticos de sectores franquistas que anun-ciaban una victoria electoral del PCE para advertir a continua-ción que ello despertaría la reacción del ejército. Y es lo ciertoque también algunos amigos e incluso camaradas nuestros sos-tenían la misma opinión. Discutí, sin éxito, con un grupo desimpatizantes que anunciaron su decisión de votar a los socia-listas en las primeras elecciones que se convocaran después deFranco, para impedir, decían, que un triunfo del PCE provocasela respuesta violenta de los mílites. No hubo forma de conven-

Page 161: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

161

cerles de que con ello hacían el juego a quienes trataban deasustar a los timoratos y animar a quienes empujaban al gobier-no a negar la legalización del PCE.

Como antes dejé apuntado, participé en una reunión de lacomisión de los Diez. Se celebró en casa del Sr. Satrústegui ycreo recordar que entre los asistentes estaban el Sr. Pío Cabanillasy, desde luego, el Sr. Pujol, quien tuvo la atención de interesar-se, en un aparte, por mis opiniones sobre algunos de los proble-mas debatidos.

En junio de 1975 los socialistas crearon la llamada Platafor-ma de Convergencia Democrática. Simón Sánchez Montero yyo fuimos designados para asistir a una reunión solicitada porlos compañeros socialistas. Asistieron Alfonso Guerra y otrosmiembros de la dirección del PSOE. En esencia venían a plan-tear la posibilidad de un acuerdo “a dos” entre ambos partidos,prescindiendo de otros miembros de la Junta Democrática, sinentrar en precisiones del cómo y el por qué.

Por otra parte sabíamos que no estaban de acuerdo con la“ruptura democrática” que nosotros preconizábamos. No era fácilun acuerdo. Nosotros seguíamos defendiendo la vía de la “rup-tura democrática” y aun argüíamos que no podíamos dar con lapuerta en las narices a otros amigos de la Junta con quieneshabíamos concertado un compromiso unitario; de modo quedejamos abierta la posibilidad de un acuerdo con los compañe-ros socialistas para una ocasión más propicia. Insistimos ademásen que los comunistas éramos sinceros partidarios de la unidad.

La invitación socialista a celebrar aquella reunión y su pro-puesta de unificar nuestras fuerzas no dejaba de ser una gratasorpresa y a pesar de que aquel primer encuentro no acabó bien,en marzo de aquel mismo año la Plataforma socialista y la Juntacomunista se fundieron en un organismo unitario, la llamadaCoordinación Democrática, enseguida bautizada por los madri-leños como la “platajunta”.

Page 162: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

162

XXXV. Centros de investigación: CEISSA y la FIM

Las detenciones que amenazaban con frecuencia a SimónSánchez Montero me obligaron a sustituirle en reuniones de laJunta primero, de la platajunta después, en la mesa que reuníaa García Trevijano, Rojas Marcos, Nazario Aguado y otroscompañeros; y lo saco a colación porque una tarde, cuando medisponía a asistir al encuentro convocado en el despacho deTrevijano, reparé en la presencia de unos coches mal aparcadosante su casa y de dos individuos que trascendían a policías dela social. Ellos entraron en el portal, yo, naturalmente, renunciéa hacerlo, pasé de largo, y sólo cuando estuve a una distanciaprudencial volví la cabeza para seguir observando. Me cercioréde que continuaba un movimiento sospechoso en torno al domi-cilio de Trevijano y decidí poner tierra de por medio.

Acerté. Por una de estas piruetas de la casualidad escapé auna segura detención. Pasado el tiempo supe que aquel día (3de abril de 1976) Fraga había advertido a Ruiz-Giménez que nofuese al bufete de Trevijano porque la policía iba a detener atodos los asistentes a la reunión de Coordinación Democrática.Y eso hicieron. He leído que Javier Solana y Raúl Morodofueron puestos en libertad antes de llegar a la Dirección Generalde Seguridad; los demás –Marcelino Camacho, Antonio GarcíaTrevijano, Javier Dorronsoro y Nazario Aguado– fueron envia-dos a Carabanchel, pero saldrían muy pronto en libertad.

Por aquellas fechas, cuando la mayor parte de las fuerzaspolíticas antifranquistas seguían en la ilegalidad, pusimos enmarcha el Círculo de Estudios e Investigaciones Sociales, SAdel que fueron fundadores Ramón Tamames, Jaime Ballesteros,Antonio Elorza, Daniel Lacalle, Juan Trias, Jaime Sartorius,María Luisa Suárez Roldán, Armando López Salinas, Juanjo delÁguila y otros camaradas de quienes, si bien conservo nítida-mente su imagen, se me ha perdido su nombre en el pozo deltiempo. CEISSA desarrolló una interesante labor de estudio einvestigación en los campos de la economía política, la socio-logía y el Estado, el arte y la cultura, la historia y la ciencia.Encontró su primer hogar en la calle de Peligros; en el partidosiempre se bromeó con los nombres que el azar ponía a lascalles donde los comunistas encontrábamos aposento: la inquie-

Page 163: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

163

tante calle de Peligros –en realidad era “Virgen de los Peli-gros”– o, más tarde, la de Santísima Trinidad. Pero debo añadirque en aquella peligrosa calle de santo nombre no sólo encontróCEISSA su sede, sino que brindamos a la dirección del PCE,todavía clandestina, una zona de libertad para convocar confe-rencias y reuniones incluso a los más altos niveles, como laComisión de los Diez que celebró allí una de sus sesiones.

A finales de 1978, cuando ya el partido había recobrado lalegalidad y estaba presente con su grupo parlamentario en elCongreso de los Diputados, los fundadores de CEISSA reunidosen asamblea decidimos convertir la sociedad anónima CEISSAen Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM). No descubroningún secreto si digo que el partido estaba en el centro de esasmudanzas, si bien transfería a los directivos de esas entidadesla iniciativa y la autoridad para desarrollar sus programas detrabajo. A mí me tocó presidir sucesivamente tanto CEISSAcomo la FIM; María Josefa Álvarez, Mary, contribuyó activa-mente a poner en marcha su actividad, fue una inteligente ad-ministradora y una infatigable organizadora, que supo ganarse,con su entrega para resolver los problemas de los demás, elmerecido sobrenombre de “alma de la FIM”.

XXXVI. Carta del Rey, reunión en un molino y otros episo-dios

A poco de la muerte de Franco, Santiago Carrillo recibió unacarta de quien era ya desde el 22 de noviembre de 1975 elnuevo Rey de España. Se trataba de un mensaje en el que JuanCarlos de Borbón garantizaba al entonces Secretario Generaldel PCE la restauración de la democracia y la legalización delpartido, pero advirtiendo que era imprescindible “que el propioPCE no acosara a la monarquía y sobre todo no la cuestionara”1.

La celeridad con la que intervino el rey parecía indicar quenecesitaba ganar tiempo para frenar la posible ruptura democrá-tica y consolidar la monarquía, cuyo porvenir parecía entonces

1 Morán, Gregorio: “Miseria y grandeza del PCE”. Editorial Planeta, Barcelo-na, pág. 514.

Page 164: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

164

muy incierto. Carrillo mantuvo un silencio hermético sobre elmensaje real, pero en algún sitio se produjo una filtración ytuvo que reconocer que lo había recibido, pero añadiendo queno compartía las sugerencias del Rey. Y esto cuadraba con laestrategia del PCE en aquel momento, cuando estaba llamandoa la ruptura democrática, que preveía una huelga general, laformación de un gobierno provisional, la elaboración de unaconstitución democrática y el libre pronunciamiento de la na-ción sobre la forma del Estado: Monarquía o República.

A pesar de tanto desvelo no supimos o no pudimos conven-cer a los grupos democristianos, a los liberales y al propiopartido socialista de la necesidad de impulsar la estrategia de laruptura democrática y, al quedar ésta descartada, dejó a la de-recha reformista el campo libre. El gobierno se hizo con lainiciativa y convocó un referéndum de la reforma política. Laoposición democrática tuvo que cambiar de rumbo. En nuestrotablero de juego apareció una nueva fórmula: la ruptura pactada.

No se trataba de una simple argucia para disimular el pasoal campo de la reforma: era la expresión de la voluntad deactuar en el campo de la reforma con el espíritu de la ruptura,de luchar duramente por cada demanda social, por cada derechoconculcado, por cada pulgada de libertad “hasta obtener elmáximo de concesiones posibles”. Pero era también un pasoatrás.

Los cambios que la nueva situación imponía a la política delpartido fueron analizados en una reunión del comité ejecutivo,celebrada el 23 de noviembre de 1976, en un molino alcarreñopropiedad de nuestro amigo Carlos Forasteros. Se produjo allíun debate vivo y no exento de enfrentamientos dialécticos.Armando López Salinas, Ramón Tamames, Simón SánchezMontero y otros camaradas mantuvieron la opinión de que ha-bía que “presionar desde la calle”, apoyándose en los trabajado-res, estudiantes, las mujeres y la gente del pueblo en general;admitían que la Junta democrática no tenía fuerza para imponerla ruptura pero alegaban, en contraposición, que tampoco a losadversarios de la democracia les iba a resultar fácil acallar elclamor de la calle. Con unos u otros matices se situó tambiénen el terreno de la abstención dura y pura Manuel Azcárate.

Page 165: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

165

Después de largas discusiones y de barajar argumentos paratodos los gustos, intervino Santiago Carrillo para puntualizarcuál era la situación con la que nos enfrentábamos.

Primero, el gobierno de Suárez había arrebatado la iniciativaa la oposición y disponía de capacidad suficiente para aplicar suplan de referéndum; segundo, no podíamos negar que la refor-ma que sometía a referéndum representaba un ciero principio deruptura con el franquismo; Carlos Alonso Zaldívar, Pilar Bravoy la mayoría de los asistentes apoyaron las posiciones apunta-das por Santiago en su intervención. Yo... que queréis que osdiga: confieso que no me gustaba nada el referéndum de Suárezy sus amigos, rey incluido, como diría López Salinas. Me ten-taba el “no” redondo, la abstención cerrada, mandando al diabloaquel juego en el que habíamos recibido todas las cartas paraperder la partida.

Y, sin embargo, comprendí aquella tarde de cavilaciones enel viejo molino de Guadalajara que el partido necesitaba un altoen el camino, una tregua después de treinta y muchos años debrega. Había pues que seguir: Santiago había apuntado una salidadel laberinto:

“Si el gobierno concediera previamente libertades a todos lospartidos para hacer una campaña activa, los comunistas po-díamos votar “sí” a la celebración del referéndum. En casocontrario llamaríamos a la abstención”.

Y así se hizo. Al final ocurrió lo que estaba cantado: nohubo ninguna concesión de libertad. La oposición democráticadespidió el referéndum con la repulsa abstencionista, lo que noimpidió su triunfo. Fue un éxito indiscutible de Adolfo Suárez.

Siete días más tarde la policía detenía a Santiago Carrillo ya otros miembros de la dirección del partido. Hacía meses quevivía en España clandestinamente, pero fue aquel 22 de diciem-bre cuando la policía recibió la orden de detenerlo aprovechan-do su asistencia a una reunión del ejecutivo.

La noticia corrió como un reguero de pólvora y provocó unamarcha multitudinaria hacia la Puerta del Sol, porque la gentese imaginaba que estaría detenido en la Dirección general deSeguridad; y allá fue para exigir su libertad. Y la policía detrás,

Page 166: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

166

intentando dispersar aquel gentío con aluviones de proyectilesde goma.

Con Jaime Ballesteros y Romero Marín me sumergí yo tam-bién en la refriega, por entre la densa nube de disparos policiales,que apenas permitía ver lo que pasaba a cuatro pasos. El zafa-rrancho se extendió a las calles adyacentes y continuó hastamedianoche. Esta movilización espontánea de masas no pasóinadvertida y vino a sumarse a los documentos de los intelec-tuales, personalidades como José María Gil Robles, FernándezOrdóñez, Joaquín Garrigues Walker, Mújica, Pujol y tantos otros.El día 30 Santiago y sus camaradas fueron puestos en libertad.En lo sucesivo podría moverse libremente por Madrid y guardaren el arcón de los recuerdos su célebre peluca.

Tuvimos, por cierto, que recaudar dinero para pagar las fian-zas de la libertad provisional. Después de limpiar los fondos dela caja del partido, los bolsillos propios y los de nuestros ami-gos, nos faltaban cincuenta mil pesetas para la última fianza. Yaquí saltó la sorpresa: un señor desconocido que había adverti-do nuestro desconsuelo se acercó a la ventanilla donde Mary yel abogado Diego Carrasco gestionaban la solución de aquel líoy les entregó cincuenta mil pesetas contantes y sonantes. Maryle dio las gracias, el benefactor dijo que no las merecía y semarchó. Un inesperado gesto de solidaridad anónima. Así secerró el año 1976.

XXXVII. La matanza de los abogados. La legalidad delpartido.

El nuevo año se abrió, en cambio, marcado por el odio.Cinco abogados laboralistas de Comisiones Obreras fueron ase-sinados en su despacho de la calle de Atocha. Fue un asesinatomúltiple y horrendo con todos los agravantes de provocacióncalculada para impedir el proceso de normalización hacia unademocracia todavía nonata. Pero la serena reacción del partidocomunista, la severa respuesta del Colegio de Abogados y de sudecano Antonio Pedrol Rius, la impresionante manifestación dedolor y de protesta del pueblo madrileño, que acompañó losféretros levantando claveles y puños hasta el mismo cementerio

Page 167: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

167

y, en fin, la borrasca reprobatoria que se desató en Españacontra aquella masacre infame no sólo metieron freno a lospistoleros franquistas, sino que impusieron la necesidad de daruna solución acelerada al problema de la legalización del PCE.

El gobierno y las fuerzas reformistas de derecha tenían quecontemplar como ineludible horizonte inmediato la convocato-ria de unas elecciones libres.

Comprendieron por fin que no había vuelta de hoja ni elec-ciones posibles o creíbles con un partido comunista condenadoa la ilegalidad. A partir de ahí el jefe de gobierno, AdolfoSuárez, inició negociaciones con el secretario general del par-tido, Santiago Carrillo. Era el momento de la ruptura pactada;la hora también de las negociaciones en serio.

De la misma suerte que la legalización del PCE había pro-vocado momentos muy tensos en el campo del franquismo, lareunión del Comité Central del partido, celebrada pocos díasdespués, aprobó decisiones rematadamente conflictivas: la adop-ción de la bandera roja y gualda y el reconocimiento de lamonarquía. Estas medidas produjeron una honda turbación en-tre los militantes. ¿Fue acaso imprescindible hacerse cargo enaquel momento de estos símbolos agudamente conflictivos y untanto provocadores? En todo caso hubo tensiones en algunossectores de la militancia que lamentaban la escasez de informa-ción y debate.

Carrillo en persona había advertido a todos los miembros delComité Ejecutivo de que la propia naturaleza de las negociacio-nes imponía limites informativos muy severos y de obligadocumplimiento. “Solo informaré de lo que crea que puedo con-tar”. Hubo pues tirantez, pero también una demostración ejem-plar de compenetración y confianza entre la dirección y la basedel partido.

No pasó inadvertido a los comunistas que también el gobier-no tuvo que replegarse e incluso enfrentarse con altas esferasdel ejército, para legalizar el PCE.

Incluso accedió a la reunión en Madrid de los secretariosgenerales de los tres partidos comunistas más importantes deEuropa Occidental: el italiano, el francés y el propio partidoespañol, a pesar de estar todavía en la clandestinidad. ¿Y qué

Page 168: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

168

decir de la réplica de Suárez a la declaración del Tribunal Su-premo, según la cual la legalización del PCE no era de su in-cumbencia? Sólo el gobierno es competente para hacerlo, agre-gaba el tribunal. Y lo hizo: el 9 de abril, aquel Sábado Santo de1977, legalizó al Partido Comunista de España, mal que lescuadrase a algunos magistrados y a ciertos militares. Protesta-ron los más ofuscados. El Ministro de marina, Pita da Veiga,dimitió pensando que con ello provocaría una crisis de gobier-no; pero no obstante las discusiones borrascosas en los cuartosde banderas, se impuso el sentido común en el ejército y en elgobierno: algunos altos jefes que le apoyaron comprendieronque en aquel punto la legalización de los comunistas se habíaconvertido en el ser o no ser de la reforma democrática.

Quisiera cerrar esta pequeña serie de recuerdos de juntas,platajuntas y comisiones varias diciendo que cada nuevo pelda-ño que ascendíamos por aquella escalera de caracol íbamos enpos de la solución concertada de los problemas de España. ElPCE se batió primero, largamente, por la ruptura democrática;luchó luego por la ruptura pactada, y tuvo que librar, por fin, sucombate decisivo por la legalización del PCE, que resultó ser elcombate político central de aquella coyuntura.

Hasta aquí he llegado con mis recuerdos, rememorando eldía en que se restituyó al Partido Comunista de España su de-recho a la actividad política libre, porque esta reposición legi-tima también mi propia historia, una historia de guerras, exiliosy prisiones que se han ido entrecruzando a lo largo de treinta yocho años de mi vida.

La legalización fue, como tantas veces se ha dicho, el crucedel Rubicón del cambio democrático. Desde entonces no hacesado la lucha política para asentar la nueva democracia y yoarrimé el hombro donde pude ser más útil, en la FIM y en lacomisión de cultura, en la revista teórica “Nuestra Bandera” yen el órgano de prensa del partido “Mundo Obrero”.

Pero ahora mismo sigue el esfuerzo y el trabajo de los nue-vos militantes porque, no haría falta recordarlo, la sed de jus-ticia social de los humanos es inagotable y queda aún lejos lacreación de una sociedad socialista rectamente entendida en un

Page 169: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

169

mundo sin explotación y sin guerras, de mujeres y hombreslibres, iguales y solidarios.

No obstante a mí se me ha hecho tarde para verlo y paracontarlo.

Madrid, abril de 2005.

Page 170: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 171: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

171

Índice general de nombres

Abad, Antonio: 154ABC, diario: 144Abisinia, 32Abuin, obrero gallego: 155Academia de Bellas Artes: 142Academia Española: 126Adam, hermanos: 20África: 28, 33África, familiar de preso político: 144Agrupación Guerrillera de Levante: 69Aguado, Nazario: 160, 162Aguila Torres, Juan José del: 129, 162Agustina de Aragón: 152Ajenjo Bielsa, José: 136Akt, jefe de comando eslovaco: 93, 94, 95Al mudena, La, cementerio: 139Albarracín, sierra de: 51Alberche: 38, 73Alcalá de Henares, prisión: 145Alcalá, calle de: 18Alcalde, Vicente: 73Alcañiz: 52Alemania: 15, 25, 26, 32, 43, 67, 68, 69,94, 102, 147Alexandra, véase ShuraAlfambra, ciudad: 50Alfredo, tío del autor: 17Alfredo, véase TogliattiAlgeciras: 27Alicante: 42, 64Almeida, Cristina: 140, 148,Alonso Vega, Camilo: 129Alonso Zaldívar, Carlos: 165Alto de León: 35, 37, 43Álvarez Amandi, Alejandro: 128Álvarez, Ángel: 55Álvarez, Carlos: 125, 127, 138, 140,

Álvarez, Santiago: 45, 47, 52, 55, 110, 116Amador, militante comunista: 141Amalia, nieta del autor: 7Amposta: 54Andalucía: 37Ángel, cuñado del autor: 102Anton, Francisco: 105Aparicio, Gregorio: 110Aragón: 49Aral, mar de: 70Aranguren, Luis: 126Arconada, César: 120Ardiaca, Pere: 155Areilza: 160Arellano, Juan: 20Arganda: 26Argelés, campo de concentración: 62Argentina, madre de Mary: 142Arges, pueblo: 46Ariza, Julián: 155Ariza, Pilar: 144Armando, hermano del autor: 16, 25, 31, 42,48, 63-65, 69, 73-75Armavir, ciudad: 72Armia Krajowa: 80Arnedo: 23Arras: 130Arriba, diario: 145Arte Moderno, museo de: 20Aspe, ciudad: 48Asturias: 25, 28, 124, 137Asunción, cuñada del autor: 102Austria: 69, 77Ávila, Antonio: 136Azaña: 32, 121Azcárate, Manuel: 51, 118, 119, 122, 164,

Page 172: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

172

Bachkiria: 100, 104Bakú: 70Balaguer, Luis: 121Balaguer, Ramón: 118Balanguera, canción catalana: 24Ballesteros, Jaime: 162, 166,Balmes, Jaime: 138Baltasara, pozo minero: 137Banska-Bystrica: 84, 85, 93Barcarés, campo de concentración: 62Barcelona: 59, 60, 137,Barrios, Jacinto: 104, 108Batallón de Cazadores Serrallo nº 8: 27Batallón de la Victoria: 36, 37, 44Batallón de Octubre: 73BBC: 104Bécquer, G. Adolfo: 146Belchite, ciudad: 49Belloso, Dulcinea: 144Benzú: 29Bergamín, José: 125, 126Beria: 108Besarabia: 92Besteiro: 11Bielorusia: 87Bilbao: 45Biset: 70Blas de Otero: 126Bloque Popular: 32Bogharí, campo de concentración junto alSahara: 64Böll, Heinrich: 9Brandt, Willy: 128Bratislava: 11, 93, 95Bravo y Bravo, Fernando: 141Bravo, Pilar: 165Breznev: 112Briansk: 78Brigada Cien: 54Brigada Once, véase Once BrigadaBrigada Político Social: 128Brno: 93, 94Brunete: 44, 46, 47Bucarest: 109, 110, 113, 115-117Budapest: 91, 114Bulgaria: 69, 114Buñol, ciudad: 69

Cáceres, cárcel de: 11, 141, 143, 145Calatayud, cárcel de: 145Caldas, Jesús Armando: 129Calvo Serer: 159, 160Camacho, Josefina: 144

Camacho, Marcelino: 146, 148, 157, 158,160, 162Camacho, Vicenta: 144Campesino, El: 46Camus, Albert: 156Canarias: 16Cándido Sánchez, casa de muebles: 21, 24Cánovas, María: 121Carabanchel: 41, 128, 130Carabanchel, cárcel de: 11, 136, 137, 145,148, 157, 162,Cardiel, Víctor: 124Carlista, Partido: 160Carlos Hugo de Borbón Parma: 160Carmen, ópera: 70Carmena, Manuela: 140, 148,Cárpatos: 84, 85, 86, 96Carrasco, Diego: 140, 144, 166Carrero Blanco: 129Carrillo, Santiago: 51, 105, 115-117, 124,131, 133, 159,163, 164, 165, 167Carrillo, Wenceslao: 11Casa Cornelio (Sevilla): 23Casa de Campo (Madrid): 43, 134Casado, coronel: 11, 61, 64Casas de Niños: 100Casas Viejas: 23Caspe, ciudad: 49Caspio, mar: 70Castellón: 52, 101Castellote, ciudad: 49, 58Castiella, Fernando: 129Castilblanco: 23Cataluña: 22, 28, 54, 57, 59, 60, 61, 73, 121Cáucaso: 70, 72Cavanillas, estudiante de la FUE: 26CEDA: 25CEISSA (véase Centro de Estudios e Inves-tigaciones Sociales)Celada, altos de (Teruel): 51Celaya, Gabriel: 126Centro de Estudios e Investigaciones Mar-xistas: 162, 163Cercas, Javier: 56Cercedilla: 26Cerro del Lobo: 36Ceuta: 27, 28, 35, 36Chamberlain: 58Checoslovaquia: 11, 69, 94, 96, 108, 147,Cheliabinsk, ciudad: 65, 66, 67, 68, 69, 73Cherkisovo, colonia de niños: 100China, República Popular: 114, 127Chippendale: 20

Page 173: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

173

Choni, hermana de Mary: 142Chudovo: 73Churchill, Winston: 58, 73, 112, 113Cibeles, plaza de: 22Cien Brigada (de la Once División): 44Cimadevilla: 17Círculo de Estudios e Investigaciones So-ciales: 162,Ciudad Universitaria (Madrid): 43, 121Claesz Heda: 20Clarita, tía del autor: 15, 16Claudín, Fernando: 51, 104, 106, 107, 115,117, 124, 130-133CNT, véase Confederación Nacional delTrabajo.Codovila, Vittorio: 116Colegio de Abogados: 149, 166Comillas, explanada de; 32Comín Colomer: 143Comisión de historia del PCE: 117Comisiones Obreras: 13, 146, 157, 158,166,Compostela, Santiago de: 144Comuna de París: 113Concud (Teruel): 51, 52Confederación Nacional del Trabajo: 35, 49Congreso del PCE, quinto: 109Congreso del PCE, sexto: 117Congreso del PCUS, XX: 111-113Consejo de Aragón: 49Consejo Ncional Eslovaco: 84Convergencia Democrática, Plataforma de161Cordón, Antonio: 110, 118, 119, 121Costa, Luis, seudónimo del autor: 124, 131Cuarta Compañía: 69, 70, 71, 75, 96Cuartel de la Montaña: 10, 33, 34Cuba: 123Curiel, Enrique: 159

Daguestán: 92Daladier: 58Debrecen: 86, 87, 91, 92Delange Luis: 55Delgado Guerrero, José: 139Delicado, Manuel: 115, 117Delso, policía de la BPS: 128DGS, véase Dirección General de Seguri-dadDíaz Cardiel, Carmen: 144Díaz Cardiel, Víctor: 146, 155,Díaz Ramos, José: 41, 70Díaz, José, sobrino de José Díaz Ramos: 84

Dickens: 21Diego Capote, Mario, preso político muer-to en la cárcel: l50, 154,Dimitrov: 33, 104Dínamo, club deportivo: 69, 70Dirección General de Prisiones: 154Dirección General de Seguridad: 134, 135,143, 165,División cuarenta y seis, (mandada por ElCampesino): 46División sesenta y cuatro: 51Dniéper: 76Doftana, penal rumano: 118Dominguín, Domingo: 126, 127Dorronsoro, Javier: 162Douglas, avión: 77Dubrovnik: 133Duklín: 85Dusseldorf: 15

Ebro: 10, 54, 58Ebro, ejército del: 57, 58, 60Ediciones Temas de Hoy: 108Editorial Planeta: 105, 106Editorial Vagrius, Moscú: 112Edo, anarquista: 151Eibar: 22Eimar, coronel: 140Einstein: 15Ejército Rojo: 11Ejércitos de la zona Centro-Sur: 73El Baluarte, sindicato: 36Elena, hija del autor: 7, 106, 110, 119, 120,145Elne: 63Engels: 31Ercoli, véase TogliattiEscalona: 38Escorial, El: 48Escuela de Guardafronteras: 73Escuela Superior Leninista: 109Escuela Técnica de la Industria Textil: 100Eslovaquia: 11, 83, 93España 15, 22, 24Espartaco, club deportivo: 69Estados Unidos: 22, 59, 147Estatuto Preso Político: 147, 148,Esther, mujer de Azcárate: 122Esztergom: 114ETA: 154eurocomunismo: 160Europa: 68Euskadi: 10, 138, 154,

Page 174: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

174

Everard, mister: 20, 21Extremadura: 37

Falange Española: 33Falcón, César: 31Falcón, Irene: 31, 103, 104, 107, 108, 110Fanjul, general: 34Felipe, Pedro: 104, 110Ferlosio, Quique: 139Fernández Inguanzo, Horacio: 155Fernando, Don, maestro del autor: 18Ferrara: 144Figueras: 60FIM, véase Fundación de InvestigacionesMarxistasFlórez Plaza, Alfredo: 140, 143Forasteros, Carlos: 164Fraga Iribarne: 25, 127, 129, 144, 162,France Presse: 104Francia: 24, 59, 62, 63, 67, 106, 107, 110,143, 144,Franco, Francisco: 28, 37, 39, 115, 116, 124,126-128, 130, 153, 156,Frente Popular Antifascistra: 32FUE: 26Fundación de Investigaciones Marxistas: 11,133, 162, 163,Fusimañá, José: 55

Gabriel, campesino de Torre don Jimeno:155Galán, Fermín: 22, 26Galán, Francisco: 58Galan, Luis: 110Galia, hija de Shura: 66Galicia: 110Galitzia: 77Gallardo José Luis: 146, 150Gallardo, Toni: 146,150Gálvez, pueblo: 46Gaona Morell: 153García Escobedo, casa de muebles: 21García Hernández: 22,26García Hortelano: 126García Moya, Paulino: 151, 153García Salve: 157, 158García Tomás: 116García Trevijano: 160, 162,García Valiño: 128Garrigues Walker, Joaquín: 166,Geminder, dirigente comunista checo: 107Genaro, metalúrgico de Mieres: 141Gerë, Erno: 114

Gerona: 56Gheorghiu-Dej, Gheorghe: 118Gijón: 15, 17, 99Gil López, Luis Antonio: 124, 134, 135,139-141, 151, 155,Gil Robles, José María: 166Ginebra: 15Godesberg, Bad: 10González, Alberto: 57, 119González, Angel: 126González, Cipriano: 65, 68González, Esperanza: 110Gonzalo, condiscípulo del autor: 18, 152Granda Maria, abuela materna del autor: 16Grecia: 133Gredos, Sierra de: 37Grimau, Angelita: 30Grimau, Julián: 11, 125-130, 138Griñón, Víctor: 149Gros, José: 62Guadalajara: 44, 45, 165,Guadalope: 54Guadamur, pueblo: 46Guadarrama: 35, 45, 46, 60Guenillous, Monsieur: 21, 24Guernica: 26Guerra Mundial, primera: 15Guerra Mundial, segunda: 11Guerra, Alfonso: 161Guipúzcoa: 124, 137Guizela, del CC del PC rumano: 118Gullón, Francisco Ernesto: 65, 66, 68, 73Gutiérrez, Antonio: 125Gutiérrez, José María: 151Hacho, penal del: 28Haile Salassie: 32Havre, El: 64Hepburn, Audrey: 129Hernández, Miguel: 9, 51Herráiz, casa: 24Herrero, Armando: 84Hidalgo de Cisneros: 110Hitler: 25, 28, 32, 37, 57, 67, 99, 112, 114Horacio, Germán: 63Horhty, almirante: 114Hortaleza, pueblo: 46Hosbawn, Erik: 33Hotel Lux, hotel moscovita para comunis-tas extranjeros: 103Howson, Gerald: 59Huckleberry Finn: 21Huelga nacional pacífica: 116Huesca: 46

Page 175: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

175

Hugh Tomas: 42, 56Hungría: 69, 83, 85, 86, 113Hurtado, maestro: 100

Ibarrola, Agustín: 146, 156Ibarruri, Dolores: 39, 49, 103-108, 115,-119,121Iglesia de los Jesuitas, Madrid: 144, 149,Iglesia de San José, Madrid: 144Iglesia de San Roque, Carabanchel: 144Inda, gerrillero eibarrés: 75, 96Independencia, periódico: 60Informaciones, diario: 145Inglaterra: 21Instituto de Idiomas Extranjeros (Moscú):68Instituto Marx-Engels: 118Instituto Técnico de Carreteras y Caminos:101Instituto Técnico de la Industria Textil: 100,101Internacional Comunista: 32, 68, 104, 118Iñaki de Ondarroa: 152Italia: 43, 69, 133, 144, 147Izcaray, Jesús 62, 110

Jaca: 22, 26Jaén, prisión de: 154Jarama: 26, 43, 44, 45Jarkov: 65, 68, 75, 96Jassy: 91, 92Játiva: 48Jerson: 76, 77Jovellanos: 17: 111-114JSU, véase Juventudes Socialistas Unifica-dasJuan Antonio, hermano del autor: 19, 35,42, 48Juan Carlos de Borbón: 163Julita, mujer de Balaguer: 121Junker, avión: 40, 42Junta Democrática: 159, 160, 162,Juventudes Socialistas Unificadas: 51Jvoinaya: 74

Kadar, Janos: 114Kasvek, montañas de: 71Kazajstan: 70Kerset: 76Kiev: 75, 77, 78, 79, 82, 83, 86, 92, 95, 96Kleber, general, véase Stern, ManfredKolia, capitan ruso: 84, 90Kovaliov: 78, 79, 80, 82

Kovpak: 78Kraf, Hans Otto: 128Krasdnovosk, ciudad: 70, 72Krasnodar: 72Kremlin: 69Kuban, río y llanura de: 71, 72Kukus: 101Kuybishev, ciudad : 70

Lacalle Sousa, José Daniel: 136, 162Lacasa, Luis: 110, 120Lara, Luis: 157Larache: 37Lazarescu, Lidia: 117Leipzig: 33Lenin: 31, 93Leningrado: 64, 73Lerroux, Alejandro: 25, 32Liga Comunista de Yugoslavia: 133Líster: 36, 39, 41, 43, 45- 47, 49, 51- 57,96, 110, 115, 116Livorno: 144Llanos, Virgilio: 121Llobregat, río: 59Lobato, Lucio: 125Lomonosov, Universidad, (Moscú): 57London, Artur: 108Londres: 21, 80Lope de Rueda, calle de Madrid: 157López de la Fuente, Justo: 136, 146López de Lacalle, José Luis: 154López Josefina: 104, 110López Salinas, Armando: 11, 124, 126, 129,162, 164Lugá: 73Lukacs, véase Máté ZalkaLvov : 78, 80, 82

Macià, Françesc: 22Madrid: 10, 11, 17, 18, 21, 22, 26, 33, 39,48, 119, 120, 121, 123-127, 130, 133, 134,137, 143, 152,Madrid, defensa de: 40-43, 69Maestrazgo: 52Maiakovsky: 31Májowo, lago: 110Malagón, Domingo: 136Mancha, La: 18, 37Mangada, columna: 73Mansilla, profesor Universidad Lomonosov:122Manzanares, río: 41

Page 176: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

176

MAOC, véase Milicias Antifascistas Obre-ras y CampesinasMaqueda: 38Mar Negro: 76María del Mar Bonet: 24María Luisa, Parque de, (Sevilla): 23Mariano, hermano del autor: 18, 35, 42, 48Marina, mamá, madre política del autor: 18,19, 35, 42Mariti, sobrina de Mary: 142Márquez, Manuel: 36, 38, 60Martín Alonso: 129Martínez Cartón: 51Martínez Velasco, Jesús: 136, 141, 151, 155,Martínez Velasco, José: 142Marx: 31Mary, esposa del autor: 7, 102, 103, 105,107, 110, 119, 120, 143-145, 163, 166,Máté Zalka: 43Mateu, Julio: 104Mel Ferrer: 129Melchor, Federico: 110Melitopol: 76Mellado, preso político sevillano: 155Mendezona, Ramón: 109, 110Menéndez Pidal: 126Mera: 11Mercader, Caridad, madre de Ramón Mer-cader: 123Mercader, Ramón, asesino de Trotsky: 122,123Merced, Patronato de la: 151, 154,Merino, comandante: 52Metálicos, montes: 85México: 63, 110, 122, 123Mier, José Aníbal: 136Mieres: 124, 137Mije: 115, 117Milán: 144Milicias Antifascistas Obreras y Campesi-nas: 34Mindszenty, cardenal: 114Miraflores, marqués de: 153Miskolts: 87, 90, 91Moch, Yules: 128Modesto, general: 36, 54, 55, 110Moisés Julio: 20Mola, general: 28, 35, 37, 39Moldavia: 91Molnar, enlace de Nogradi: 90Monde, Le, diario: 111Monóvar: 36Montini, cardenal: 126

Montoya, Antonio: 136, 141, 151, 155, 156,Montoya, Lolita: 144Mora, pueblo: 46Moraima, tía del autor: 17Morán, Gregorio: 163Morcillo Jarabo, Silvano: 136Morcillo, monseñor: 144Morella: 54Moreno, María Luisa: 104Moreno, Segundo, gerrillero: 75, 96Morodo, Raúl: 162Moscardó, general: 39Moscú: 11, 57, 65, 68- 70, 72-74, 96, 100-105, 107, 109, 110, 116, 117, 120, 121, 126Muletón, cerro, (Teruel): 52Mundo Obrero: 131, 168Mundo Obrero Rojo: 127Munich: 129Munich, Conferencia de: 58Muñoz Grandes, general: 129Muñoz Lizcano: 58Mussolini: 8, 32, 37, 57

Nadiuhska: 78, 80, 82,Natalia, nieta del autor: 7Natalie, hija del autor: 7, 110, 119, 120Navalcarnero, pueblo: 46Negrín: 57, 60, 121Nenni, Pietro: 128, 124Nicolasa, pozo minero: 137NKWD: 69, 71, 95, 107, 108Nogradi: 3, 85, 87, 89, 90Novena Brigada: 44, 51, 52Nuestra Bandera: 168Nuovi Argumenti, revista: 112Nuzzi, Mario: 20

Odessa: 66Once cuerpo de ejército: 58Once División: 44, 45, 46, 47, 49, 50, 51,52, 54, 56ONU: 105, 114, 116Orán: 64Ordóñez Fernández: 166Oriol y Urquijo: 144, 149Orlov, coronel: 72Ortiz, Antonio: 54Ortuño, Felipe: 54Osetia: 70, 71Otones, lider sindical: 146Ourenxe: 38Oviedo: 138

Page 177: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

177

Pablo Iglesias, fundación: 133Pablo VI: 144Pacto de Varsovia: 11, 147País Vasco: 28Palacio de Comunicaciones, (Madrid): 22Palmas, Las, ciudad: 146Pamplona: 37Paris: 104, 116, 118, 120, 142, 143,Parque de Artillería de Pacífico: 34Parra, José: 65, 68, 71Partido Comunista de España: 11, 35, 50,103-105, 109, 116, 11, 143, 8, 123, 130,135, 147, 158, 167, 168,Partido Húngaro de los Trabajadores: 113Partido Socialista Unificado de Cataluña: 110Pas de Calais: 130Pasionaria, véase Ibarruri, DoloresPastor, Diego: 65, 68, 73PCE, véase Partido Comunista de EspañaPedriza de Manzanares: 26Pedrol Rius, Antonio: 166Pegaso, fábrica: 37Peguerinos: 37Pelegrin, véase Pérez GalarzaPerea, coronel: 58Pérez Galarza: 69, 71Pericacho, Julia: 104, 110Perona, Diego: 101Perpiñán: 62Perthus, Le: 61Pertinni, Sandro: 144Petersburgo, San: 64Piles, río de Gijón: 17Pinilla, Francisca: 136Pío Cabanillas: 161Pirenaica, véase Radio España IndependientePirineos, montes: 58Pita da Veiga: 168Pla, Juan Francisco: 127Planiernaya, escuela comunista: 65, 68, 69,73Platajunta: 159, 161,162Plaza, profesor: 100Polán, pueblo: 46Polonia: 69, 77, 96, 114Poveda, sembrados de la: 26Pradera, Javier: 126Prado, museo del: 20, 126Praga: 131, 147Prestes, Luis Carlos: 32Prieto, Indalecio: 49Primera Brigada (de la Once División): 45Primera Brigada Mixta: 39, 41, 44

Primera Compañia de Acero: 35, 36Primo de Rivera: 22, 121Prusia: 77PSOE: 116, 161PSP: 160PSUC, véase Partido Socialista Unificadode CataluñaPTE: 160Pueblo, diario: 145Puente de los Franceses (Madrid): 43Puigcerdá: 60Pujol, Jordi: 161, 166,Punta Bermeja: 29Queipo de Llano: 28Quijorna, pueblo: 46Quintanilla, Eleuterio: 6, 17,Quintero, preso político asturiano: 155Quinto Cuerpo de Ejército: 56Quinto Regimiento: 36, 50

Radinsky, Edward, escritor: 112, 113Radio España Independiente: 102-104, 106-108, 110, 111, 113, 114, 117, 141, 144Radio Londres: 104Radio Moscú: 109Radio Nacional de España: 104Radio Paris: 104Rakoshi, Eva: 84, 90Rakoshi, Matías: 84, 114Ramírez, comisario: 54Rapp Eloina: 19Rato, Antonio: 140Ravena: 144Recoletos, Paseo de: 21, 22Redención, periódico: 138REI, véase Radio España IndependienteReichstag: 33Reino Unido: 59, 67Rejano, Juan: 110Reneau, pintor: 110República Autónoma Soviética Alemana: 101República Húngara de los Consejos: 114Retiro, Casón del Buen: 20Reus, ciudad: 57Rico, Diego: 45, 46Rivas, Manolita: 144Rivas, Comandante: 55Roatta, general: 44Robles Romero-Robledo, Antonio: 140, 143Roca, maestro: 100Roces, Wenceslao: 110Rodríguez Armada, Amandino: 128, 140Rodríguez Joaquín: 56

Page 178: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

178

Rojas Marcos: 162Rojas, Pepe: 27Rojo, Vicente: 53Roma: 144Romero Marín, Francisco: 11, 154, 124,129, 136, 166,Romero, Ignacio: 126, 127Roosevelt: 60Rosita, mujer de Antonio Cordón: 121Rostov: 72Rubens: 20Ruibal, Ignacio: 126Ruiz Jiménez, Joaquín: 140, 162,Ruiz Timoteo: 138, 146, 149, 152Ruiz, Micaela: 144, 152,Rumanía: 96, 113, 114, 120Rusia: 77, 101, 111, 112, 121, 159Saborido: 157, 158Sacristán, Manuel: 125Sahara: 64Saint Cyprien: 11, 62, 63, 64Saiz, Jesús: 121Samara, véase KuybishevSamarcanda: 70, 100Samnsonenko, Tania: 84, 90, 92San Agustín, barco: 66San Blas (Teruel): 51, 52San Carlos de la Rapita: 54Sancha Soledad: 121Sancha, Clara: 121Sánchez Arcas, Manuel: 110, 121Sánchez Marín, “el malagueño deSabadell”: 154Sánchez Montero, Simón: 125, 161, 162,164Sánchez, Alberto: 120Sánchez, Baudelio: 110Sánchez, Federico, alias de Jorge SemprunSandomirsk: 82Sandor Nogradi: 83Sandoval Moris, José, autor: 9,10, 11, 131,135, 143Sanki, casa de reposo: 64, 65Santa Cruz de Tenerife: 16Santa Olalla: 38Santa Teresa: 152Santander: 47Saratov: 100, 101Sarrió, Enrique: 136Sartorius: 157, 158, 162Sastre, Alfonso: 126Sastre, Eva: 126Satrústegui: 161

Sawyer, Tom: 21Segovia, cárcel de: 11, 149, 150, 152, 153,155,Seguridad Social: 23Semprún, Jorge: 11, 115-117, 123, 124, 126,130-132, 137Serafimovich: 80Seseña, (Toledo): 39, 42Sevilla: 23, 109, 110Sevilla la Nueva, pueblo: 46Shalgotarian: 87Shura, amiga soviética del autor: 66, 67, 68Siberia: 65, 101Side Brahin, arroyo de: 29Slansky, Rudolf: 107, 108Socorro Rojo Internacional: 32Sol Aparicio: 63Solana, Javier: 162Solé Tura, Jordi: 10Soliva Ramón: 54Somosierra: 35Soria, cárcel de: 11, 18, 145, 146, 147, 149,150,Stalin: 105, 106, 109-113, 115, 123Stalingrado: 70, 72, 73, 100, 101Stanbrook, barco inglés: 64Starinov, coronel: 73Stern, Manfred: 43Stevenson: 21Suárez Roldán, María Luisa: 140, 143, 162,Suárez, Adolfo: 165, 167, 168Suárez, José (falso nombre del autor en laclandestinidad): 135Sudetes: 58, 67, 110Suiza: 5, 155

Tagüeña, comandante: 54, 73Tajo, río: 37, 45Talavera: 37, 38Tamames, Ramón: 162, 164,Tamayo, Luis: 141, 156, 157,Tarancón (Toledo): 41Tarancón, monseñor: 144Tashkent: 70, 100Tatra, montes: 85Tbilis, ciudad: 70Teatro Proletario, (Madrid): 31Tempe, estado mayor eslovaco: 84, 90Ter, río: 56Teresa, nieta del autor: 7Terín, hija de Antonio Cordón: 121Teruel: 49-52, 106Thackeray: 21

Page 179: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

179

Thaelman: 32Tierno Galván, Enrique: 140, 143,Tierra Grande: 79Togliatti, Palmiro: 49, 58, 112Toledo: 39, 45, 46TOP, véase Tribunal de Orden PúblicoTortosa, ciudad: 54Transcaucasia: 70Trias, Juan: 162Tribunal de Orden Público: 11, 129, 140,Trotsky: 122, 123Tsarítsino, vease StalingradoTurkmenistán: 70Twain, Mark: 21Ucrania: 64, 74, 77, 83, 87, 96Ufá: 100, 104, 109Ulianova, María, barco soviético: 64Unguén: 92Unión Soviética: 11, 39, 60, 62-64, 66- 68,79, 96, ,99, 105, 110, 112, 114, 115, 123,127, 143,Urales: 65, 68, 100Uribe, Vicente: 115, 117Uribes, José Antonio: 97, 110URSS, véase Unión SoviéticaUspiénskoe: 116Uzbekistan: 70, 100

Valdemoro: 40Valencia: 42, 43, 48Valentina, compañera de Mendezona: 109Vallecas: 41Varsovia: 111

Vaticano: 144Ventas, plaza de toros: 127Victoriano, militante comunista: 141Vidal Beneyto, José: 160Vidal, Manuel: 51Viejo Topo, editorial: 131, 133Vilaseca, Emilio: 104, 110Villalanda, doctor: 52Villanueva de la Cañada: 47Villaverde (Madrid): 40Vinaroz: 54Virgen de la Cabeza, santuario: 121Vizcaya: 124, 137Vladikavkaz, capital de Osetia: 70Vladimirescu: 91Volga, río: 70, 72, 101Volvogrado, véase StalingradoVoroshilograd: 72

Wad-Ras, cuartel de: 35Walter Scott: 21Wanda, brigadista yugoslava: 101Washington: 105Wehrmacht: 70, 73, 87Wilson, Harold: 128

Ymre Nagy: 114Yugoslavia: 69, 101, 114, 133

Zamora, cárcel de: 153Zaporózhie: 76Ziluaga, Txomin: 157

Page 180: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 181: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

181

POLÍTICA Y SOCIEDADOtros títulos disponibles

ActualidadHéctor Ramírez CUBA, UN PUEBLO ESCLAVIZADOManfredi, J.L. CHICANOS, LA QUINTA NACIÓN HISPANA

EconomíaOrtega, Miquel LA DEUDA ECOLÓGICA ESPAÑOLA. IMPACTOS

ECOLÓGICOS Y SOCIALES DE LA ECONOMÍA ESPAÑO-LA EN EL EXTRANJERO

HistoriaAyala Vicente, F. VIOLENCIA POLITICA EN CÁCERES, DURANTE LA II

REPUBLICAAyala Vicente, F. LA EDUCACIÓN EN LA PROVINCIA DE CÁCERES DU-

RANTE LA II REPÚBLICACalderon, C. COMUNISTAS EXTREMEÑOS. Las detenciones de 1973 en

Don Benito y la SerenaChaves, Jesús CAÑAVERAL. SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

EN UN PUEBLO EXTREMEÑOClemente, J.C. BREVIARIO DE HISTORIA DEL CARLISMODíaz Ramos, José. TRES AÑOS DE LUCHADíez, Antonio BRIGADAS INTERNACIONALES. CARTAS DESDE ESPAÑAMunis JALONES DE DERROTA, PROMESAS DE VICTORIA. CRÍ

TICA Y TEORÍA DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1931-1939)

Simeón, R. EL PROCESO POLÍTICO CUBANO Y SU RELACIÓN CONEL EXTERIOR.

Pensamiento políticoClemente, J.C. LA TRANSICIÓN POLÍTICA DEL CARLISMOMunis REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN EN RUSIAMunis TEORÍA Y PRÁTICA DE LA REVOLUCIÓNColectivo MARXISMO Y SOCIEDADColectivo NACIONALISMO, INTERNACIONALISMOPérez Bueno EL ANDALUCISMORubio, Aº. ¿TIENE SENTIDO SER MONÁRQUICO?

NarrativaAriza, Antonio MILICIANO DE GUARDIAGeoffroy, Guy EL PAN DEL EXILIO. UN JORNALERO ANDALUZ EN

FRANCIAMesa Vega, Fcº ENTRE ENCINAS. VIDA DE UN JORNALERO EXTREMEÑO

(1916-1948)Mesa Vega, Fcº LA ZAHÚRDA. VIDA DE UN JORNALERO EXTREMEÑO

(1949-1956)

Page 182: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras

182

Datos y cifrasE. Soria Medina ANDALUCÍA. ELECCIONES GENERALES 1982.

AntropologíaAsenjo, C. LAS CUEVAS, INSOLITO HABITAT DEL SURAzzo Ghidinelli 50 AÑOS DE INVESTIGACIÓN EN EL ÁREA MAYAGarcía-Abásolo ANDALUCES EN ARGENTINA EN LA POSGUERRA CIVIL

ESPAÑOLARequena, J. Mª TORO MUNDO. TIENTOS AL RITO DE LA SANGRE Y EL

SOLSanchiz, Pilar (c) MUJER ANDALUZA, ¿LA CAÍDA DE UN MITO?

Page 183: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras
Page 184: UNA LARGA CAMINATA - unidadcivicaporlarepublica.esunidadcivicaporlarepublica.es/libros/Larga_caminata.pdf · Esta larga caminata antifascista por tierras de España y por tierras