Un Señor Muy Viejo Con Unas Alas Enormes

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“UN SEÑOR MUY VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES”, GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. Enmarcada en una circularidad, entonces el acontecer de un ángel que por su vejez, cae en el lodazal de un gallinero, para ser desde allí, protagonista de una serie de acontecimientos que cambia la rutina de quienes lo rodean. En el gallinero comienza la historia y en el gallinero termina, cuando allí practica sus “primeras tentativas de vuelo” hasta alejarse lavándose la posibilidad de iniciar otra historia en “algún punto imaginario en el horizonte”. Al interior del cuento, entre la caída del ángel y el nuevo vuelo, ésta historia de García Márquez, revela dos momentos: el ocaso y el amanecer. El ocaso iniciado del medio día a la tarde, “la luz era tan mansa al medio día… le costó trabajo ver que era lo que se movía y se quejaba en el fondo del patio”; opuesto al amanecer, cuando todo tiene una nueva luz, renaciendo la esperanza con el día, “sin embargo no sólo sobrevivió a su peor invierno, sino que pareció mejor con los primeros soles”. Las dos partes opuestas, son la constante en la historia del “señor muy viejo”, vistas desde la misma edad del protagonista “para descubrir que era un hombre viejo”, en contraste con la figura de “un niño recién nacido”, donde la llegada de uno, aparentemente en el final de su camino, alivia la calentura del otro que lo inicia a su vez, calor y frío convergen para dar vida; al niño bajarle la calentura y el viejo para superar su peor invierno en un comienzo y final de año, donde todo aparente final, no es más que la promesa de un comienzo, es así como este hombre a quien las lluvias de marzo lo hacen caer, “está tumbado boca abajo en el lodazal”, se lamenta al final del año y a principios de diciembre con el nacimiento de unas nuevas alas que marcan una nueva ruta en su vida, alzando el vuelo, vislumbra con el final del año un inicio de vida.

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Gabo.

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UN SEOR MUY VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES,GABRIEL GARCA MRQUEZ.Enmarcada en una circularidad, entonces el acontecer de un ngel que por su vejez, cae en el lodazal de un gallinero, para ser desde all, protagonista de una serie de acontecimientos que cambia la rutina de quienes lo rodean. En el gallinero comienza la historia y en el gallinero termina, cuando all practica sus primeras tentativas de vuelo hasta alejarse lavndose la posibilidad de iniciar otra historia en algn punto imaginario en el horizonte.Al interior del cuento, entre la cada del ngel y el nuevo vuelo, sta historia de Garca Mrquez, revela dos momentos: el ocaso y el amanecer. El ocaso iniciado del medio da a la tarde, la luz era tan mansa al medio da le cost trabajo ver que era lo que se mova y se quejaba en el fondo del patio; opuesto al amanecer, cuando todo tiene una nueva luz, renaciendo la esperanza con el da, sin embargo no slo sobrevivi a su peor invierno, sino que pareci mejor con los primeros soles. Las dos partes opuestas, son la constante en la historia del seor muy viejo, vistas desde la misma edad del protagonista para descubrir que era un hombre viejo, en contraste con la figura de un nio recin nacido, donde la llegada de uno, aparentemente en el final de su camino, alivia la calentura del otro que lo inicia a su vez, calor y fro convergen para dar vida; al nio bajarle la calentura y el viejo para superar su peor invierno en un comienzo y final de ao, donde todo aparente final, no es ms que la promesa de un comienzo, es as como este hombre a quien las lluvias de marzo lo hacen caer, est tumbado boca abajo en el lodazal, se lamenta al final del ao y a principios de diciembre con el nacimiento de unas nuevas alas que marcan una nueva ruta en su vida, alzando el vuelo, vislumbra con el final del ao un inicio de vida.A su vez, el contraste de vida de el seor muy viejo, determinados polos sociales para la familia de Peloya, al pasar de la pobreza de una casa que se anegaba, pero que como los cangrejos utilizan sus tenazas para apropiarse de las cosas que lo rodean, sirvindose de su entorno para alimentarse y sobrevivir, as la familia de Pelayo, explotando al ngel, recauda dinero para cambiar su posicin econmica los dueos de casa no tuvieron nada que lamentar. Con el dinero recaudado construyeron una mansin de dos plantasLa enfermedad y la salud vinieron en busca de salud, los enfermos ms desdichados del Caribe, marcan tambin extremos en el cueto, que muestran una deconstruccin en dos partes marcadas desde la decrepitud hasta la nueva vida, donde el final de un camino, en el que se cae casi sin esperanza, es el aliento para luchar y esperar la ilusin y el horizonte que se observa mejor bajo la luz y el calor del da. El ngel, es el signo relevante en este cuento, l marca la pauta que divide en contrastes los aconteceres de la historia, pues mientras que en griego aggelos significa espritu celestial, considerado como mensajero o intermediario entre Dios y la humanidad, para Pelayo y Elisenda fue hasta el final un estorbo en su vida a quien el lodo y la vez le ocultaban cualquier destello celeste posible: y nada de su naturaleza miserable estaba de acuerdo con la agria dignidad del ngel; pero este ngel inicialmente cado boca abajo, sucio y viejo como augurando solo muerte, no lo hace en sentido trgico de la palabra, pues aunque trae consigo el final que representa, lo hace en forma positiva, desatando el final de la enfermedad para conseguir la salud, el final de la pobreza para adquirir solvencia econmica, de la desesperanza, para alcanzar una meta. El ngel es mostrado inicialmente como un ser acabado: y su lastimada condicin de bisabuelo ensopado lo haba desprovisto de toda grandeza; pero poco a poco, como el ave Fnix, cubierto de su nica virtud sobrenatural, pareca ser la paciencia, alcanza, con el renacer en las alas de unas plumas grandes y duras sobreponerse a su esperada muerte. El ngel andaba arrastrndose por ac, por all como un moribundo sin dueo, para elevarse con un aire de vida. Este ngel es sobrevalorado, el lodo y la suciedad impiden determinar la grandeza de sus alas relegando a convivir con aves de corto vuelo, que como l, en esos momentos siempre mira al suelo y no se puede elevar, negndole por su precaria condicin, la oportunidad de ser apreciado en toda su majestuosidad, como lo demostr al pasar por encima de las ltimas cosas, sin que esto importara, ms bien tomado como un punto imaginario en el horizonte del mar, explotado por las creencias y la ambicin; pero no valorado por su condicin de viejo y navegante que trae consigo la sabidura del recorrer y de los aos.En un pas como el nuestro, anhelamos, al contrario de Elisenda, representar el clamor de ayuda en un ngel a quien llegue ese grito del pueblo, que solo quiere ser protegido en sus derechos cuando son violentados, al atentar contra su bienestar econmico, con impuestos y despidos masivos, su integridad fsica y emocional con el secuestro, sus derechos ciudadanos al destruir pueblos enteros. Ese ngel protector, representado en las leyes y la Constitucin, tiene hoy la lentitud de la vejez, sumida en el lodazal de unos antivalores sociales donde las leyes de 1991 no cubren las expectativas de un pueblo en constante cambio, donde estas leyes son hoy inoperables, haciendo que las fuerzas legislativa y judicial se vean de cara al lodo de la destruccin y carencia del sentido social, que dejan no solo los agentes al margen de la ley, sino los corruptos que sumen al pas en un invierno que no vislumbra el sol de la prosperidad, siendo los cangrejos que con sus tenazas explotan al pueblo haciendo ir su economa y desarrollo hacia atrs.En otro mbito, al igual que el ngel, vivimos en un pas donde el ser humano al llegar a su edad adulta no es valorado por la sabidura que los aos y la experiencia le han proporcionado y que puede aportar para construir una sociedad que no camine sobre los mismos errores, por el contrario, desde el seno de la misma familia es relegado, no tenindolo en cuenta en las decisiones y preferiblemente aislndolo para que no interfiera con la belleza de una vida joven. Los ancianos, al igual que el ngel, son aislados en un rincn del gallinero; pero no en Colombia, ni siquiera existen gallineros o ancianatos apropiados para indigentes o personas de clase baja, solo para los de clase alta que los pueden pagar. A nivel del Estado, son considerados improductivos, jubilndolos con el rtulo de incapaces.La ilusin de un maana mejor nos permite anhelar un ngel, que traiga consigo leyes y valores que nos permitan alzar el vuelo y salir adelante, an en contra de las adversidades del invierno y la fiebre.