Un enigmático cantaor y guitarrista ... - FLAMENCO … · No sabemos cuándo nació, ni dónde...

Un enigmático cantaor y guitarrista decimonónico: Antonio Jiménez de Osuna.

Publicado en: www.almeriacabal.com., revista informática de Flamenco, noviembre, 2003.

Enviado a Mariví Verdú para su página el 23-I-08.

Actualizado: 14 de enero de 2008.

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Habría que calificar a Antonio Jiménez de Osuna, como caso raro y curioso en la historia del Arte Flamenco. En muy parcas ocasiones han aparecido sus referencias en los ensayos históricos sobre nuestro Arte. Y menos, en los escritos que consideramos clásicos. Ningún literato coetáneo lo ha glosado. No sabemos cuándo nació, ni dónde residió. Sólo poseemos una difusa noticia sobre su lugar de nacimiento: Murcia. Sin embargo, la prensa del siglo XIX recoge abundantemente su actividad artística y siempre con un denominador común: colmándolo de elogios. Veámoslas:

De ser éste nuestro Sr. Jiménez, la primera vez que lo encontramos es en la temprana fecha del cinco de mayo de 1844 cuando dice el periódico sevillano El Vergel que oímos cantar al Sr. Jiménez en el Teatro de la Campana, “La Manola” y el “Chulo andaluz”1. Evidentemente, el repertorio del Sr. Jiménez se componía entonces de canciones andaluzas, canciones que tuvieron mucho que ver con el Arte Flamenco en sus orígenes, pero que no eran flamencas. Después hablaremos de ellas. Mas por ser tan temprana esa fecha: 1844, no estamos seguros si este Sr. Jiménez es nuestro Sr. Jiménez. De cualquier modo, sigamos adelante porque el signo de sus interpretaciones va a cambiar.

El periódico granadino La Alambra del 12 de diciembre de 1860 arroja una interesante noticia. Si bien no nos apunta el teatro donde cantó, sí que nos

1 BLAS VEGA, J., La Canción Española. (De la Caramba a Isabel Pantoja), Taller El Búcaro, S. L., Madrid, 1996, pág. 17.

Un enigmático cantaor y guitarrista decimonónico: Antonio Jiménez de Osuna.- Pág. 2

Eusebio Rioja.- Pág. 2

proporciona el programa que interpretaría. Y éste sí era con toda seguridad nuestro Sr. Jiménez. He aquí su repertorio de entonces:

Teatro. Hallándose de paso por esta ciudad el cantor andaluz D. Antonio Giménez, la empresa ha dispuesto la función siguiente en la que tomará parte dicho señor:

1.- Sinfonía.

2.- Primer acto comedia titulada “El Primito”.

3.- Intermedio de canto por el señor Giménez:

- El Jarabe de Cádiz.

- El Naranjero.

- Los Millares de Sevilla2.

- La Soleá de varias clases.

4.- 2º Acto comedia “El Primito”.

5.- Otro intermedio de canto por el señor Guerrero3.

- Dos polos distintos con su jaleo.

- Dos clases de malagueñas.

6.- El baile : la tertulia.

7.- Comedia en un acto: “Lo que sobra a mi mujer”4.

El orden de la función no difería en absoluto de los que entonces solían ofrecer los teatros y demás espacios escénicos. El hilo del programa lo seguían una o varias comedias menores y simpáticas que divertían al público, cuyos intermedios eran amenizados por cantos/cantes y/o bailes que contribuían al solaz de los asistentes al espectáculo, aportando variedad y vistosidad al

2 Debe tratarse de un error. Querrá decir Las Mollares, no Los Millares. 3 Está claro que se trata de una errata: por GIMÉNEZ, escribieron GERRERO. 4 PERUJO SERRANO, F., La presencia del flamenco en los medios de comunicación de Granada, CERC, Diputación de Granada, Centro de Documentación Musical de la Junta, Asociación Granadina de la Prensa, Granada, 2005., pág. 78.



mismo. Y nos encontramos a un D. Antonio Giménez, quien entre acto y acto de la comedia El Primito, cantó La Soleá de varias clases, Dos polos distintos con su jaleo y Dos clases de malagueñas, además de El Jarabe de Cádiz, El Naranjero y Los Millares de Sevilla, canciones éstas de temas y caracteres musicales andaluces a las que calificamos como repertorio musical asociado al Arte Flamenco5. Observemos que a D. Antonio Giménez se le califica como cantor andaluz, no como cantaor.

José Luis Ortiz Nuevo lo refiere actuando el tres de agosto de 1867 en el Salón de Oriente, de Sevilla:

Salón de Oriente.- Ensayo extraordinario de cante y bailes andaluces, en los elegantes salones de Oriente, calle Trajano, asistiendo el afamado tocador Pérez y la Virilo, Osuna con Lorente, El Cuervo Sanluqueño, el Quiqui y el Pintor, para bailar y cantar con las flamencas6.

Pues ya nos ha aparecido el término cante y una seria nómina de artistas flamencos. Y entre ellos: Osuna. Al año siguiente, en 1868, don Antonio Jiménez de Osuna ofrece una serie de actuaciones entre marzo y mayo en el Café de San Fernando, también de Sevilla. Leamos esta gaceta del diario El Porvenir:

Concierto de música del país.- Nos dicen que en la noche del domingo cantó ante numeroso público, y acompañándose de la guitarra, don Antonio Jiménez de Osuna, que es una notabilidad en el género de canciones andaluzas. Fue estrepitosamente aplaudido y rogado que repitiera sus conciertos, en la seguridad de obtener siempre un éxito lisongero (31 de marzo)7.

5 Véase:

• RIOJA, E. y SUÁREZ-PAJARES, J., La guitarra flamenca de concierto: desde los orígenes hasta Rafael Marín, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, vol. II, pp. 173-195, dirigida por José Luis Navarro García, Miguel Ropero Núñez y Cristina Cruces Roldán, 6 vols., Ediciones Tartessos, S.A., Sevilla, 1995-2002.

6 ORTIZ NUEVO, J. L., ¿Se sabe algo? Viaje al conocimiento del Arte Flamenco según los testimonios de la prensa sevillana del XIX. Desde comienzos del siglo hasta el año en que murió Silverio Franconetti (1812-1889), Ediciones El Carro de la Nieve, Sevilla, 1990, pág. 59. 7 ORTIZ NUEVO, J. L., Ibidem, pág. 81.

Todos los paréntesis que abrimos en los textos literales son de nuestra cosecha.



No está mal. Se acompañaba a la guitarra, se le consideraba una notabilidad, abarrotaba la sala, era estrepitosamente aplaudido y rogado que repitiera sus conciertos asegurándosele un éxito lisongero. No está mal el saldo, no. De todas maneras, dice el periódico que era una notabilidad en el género de canciones andaluzas. ¿Sería o no Flamenco lo que cantó? Veamos la prensa del mes siguiente:

Café de San Fernando.- Mucha es la concurrencia que hace unos días asiste a este establecimiento, debido en gran parte, según nos aseguran, por cantar en él D. Antonio Jiménez, cuyas buenas dotes para los cantos del país, han celebrado varios periódicos (20 de abril)8.

Pues continuaba llenando la sala y le seguían elogiando sus buenas dotes. Pero eran buenas dotes para los cantos del país. ¿Serían cantes flamencos los que interpretaba en estos conciertos? Volvamos a la prensa, ahora con el periódico sevillano La Andalucía del seis de mayo:

Al fin han comprendido la mayor parte de los dueños de cafés, cuanto importaba a sus intereses seguir el ejemplo de lo que se hace en los de otras poblaciones, donde se atrae al público, no sólo por la buena calidad de los géneros, sino también por otros medios que ofrecen grato solaz a los concurrentes. Casi todos los establecimientos de dicho género que existen en Sevilla se han hecho cafés cantantes, y esta oportuna reforma acaba de introducirse hace poco en el café de San Fernando, donde canta todas las noches acompañado de piano D. Antonio Jiménez de Osuna, a quien han consagrado muchos elogios los periódicos de otras provincias. El Sr. Jiménez es, en su género, un cantante apreciable y agrada al público por sus facultades, que sobresalen en las canciones andaluzas; el Sr. Jiménez se distingue en esta especialidad, por el sentimiento y buen gusto con que interpreta esa música saturada de melancólica poesía, y es una prueba de la buena acogida que ha merecido el numeroso concurso que de ordinario ocupa las antes desiertas mesas del café de San Fernando9.

8 Idem. 9 Ibidem., pp. 81-82.



De nuevo, elogios. Elogios argumentados, más la constatación repetida de su éxito. Pero se dice que canta todas las noches acompañado de piano y se vuelve a repetir que sobresale en las canciones andaluzas. Continuamos sin saber con precisión qué era lo que cantaba ahora el Sr. Jiménez. Todo parece indicar que se trataba del mentado repertorio musical asociado al Arte Flamenco, quizás con incursiones en el repertorio flamenco.

La estancia sevillana de Antonio Jiménez se dilataría. Este anuncio aparece en La Andalucía del siete de junio del mismo 1868:

TEATRO DE LA ZARZUELA.- Sito en los altos del Café de la Iberia. Gran función para hoy domingo 7 de junio, a las ocho y media, a beneficio de don José de la Oliva.

Antonio Jiménez cantará las “Habaneras del desengaño” y terminará con las “Malagueñas”.

Cinco años y pico más tarde, el 15 de octubre de 1873 El Avisador Malagueño reseñaba de este modo una actuación del Sr. Jiménez en el Teatro del Recreo o Café Suizo de Málaga:

TEATRO DEL RECREO. CAFÉ SUIZO.

Antes de anoche tuvimos el placer de oír al Sr. Jiménez que, a decir de los entendidos, es sin disputa un coloso en el género flamenco. No nos cansamos de admirar la gracia y la naturalidad con que representa, y lo que es más, su prodigioso canto, vibrante voz es capaz de conmover a la persona más tétrica del Universo. En las malagueñas y javeras, que continuamente le estamos oyendo y que el público recibe con generales bravos y aplausos raya a una altura envidiable, por lo que cada día crece más en el público el deseo de escucharle. Los triunfos que recoge tan célebre artista son cada día mayores, cuyos triunfos le han valido al Sr. Jiménez los plácemes y elogios de la prensa española y extranjera10.

10 El Avisador Malagueño, Málaga, 15-X-1873.

Sobre los cafés cantantes de Málaga, véase:

• RIOJA, E. y ZAAFRA, D., El Café de La Loba. Los Cafés Cantantes y las ventas de La Caleta de Málaga. Una aproximación a su historia y a su ambiente, edición de los autores, Granada, 2005.



De nuevo califican al Sr. Jiménez como flamenco, anotan dos piezas de su repertorio: malagueñas y javeras y lo colman de elogios: coloso en el género flamenco, (…) la gracia y la naturalidad con que representa, (…) su prodigioso canto, (…) vibrante voz, (…) raya a una altura envidiable, (…) cada día crece más en el público el deseo de escucharle, (…) los triunfos que recoge tan célebre artista son cada día mayores..., más dos apreciaciones singularmente notables: es capaz de conmover a la persona más tétrica del Universo y sus triunfos le han valido al Sr. Jiménez los plácemes y elogios de la prensa española y extranjera. Aparece en la primera uno de los cánones estético-musicales inherentes e irrenunciables del Arte Flamenco, como arte del Romanticismo que es: la emotividad, el sentimentalismo, la capacidad de conmover. Y en la segunda, la denuncia de que en 1873 ya había adquirido el Arte Flamenco categoría de fenómeno social no sólo en España, que era valorado y que triunfaba en el extranjero.

Al año siguiente, el 15 de noviembre de 1874, Rafael Gutiérrez comentaba de la siguiente manera en el periódico rondeño Ecos del Guadalevín un concierto del Sr. Giménez:

LOS CANTOS POPULARES ANDALUCES

EL CONCIERTO DEL SR. GIMENEZ

(...) Pero pasemos a tratar del concierto del Sr. Giménez.

La misma dificultad que ofrecen estos cantos es causa de que corran adulterados generalmente.

Esos “Cantaores Flamencos” de taberna que con aguardientosa, bronca y desentonada voz divierten a los borrachos, podrán ser todo lo andaluces que ellos quieran, pero lo que se les oye es feo, desagradable y achavacanado, y como por desgracia esto es lo que más abunda hay muchas personas que tienen una equivocada idea de esta música.

El Sr. Giménez por el contrario canta con una voz clara, dulce, melodiosa, tiene mucho estilo y se ajusta bastante a la escuela del Fillo.

Debe llevar muchos años de práctica porque canta con maestría y se conoce que tiene bastante dominado el difícil género a que se



dedica. En fin: el que va a oírlo oye el verdadero y puro cantar andaluz.

Ahora nos enteramos de qué eran los cantos andaluces del Sr. Giménez: nada menos que verdadero y puro cantar andaluz, cuyo estilo se ajusta bastante a la escuela del Fillo. Queda así perfectamente claro. No hay lugar a dudas. Destaca además que debe llevar muchos años de práctica porque canta con maestría y se conoce que tiene bastante dominado el difícil género a que se dedica, lo que no llega a confirmarnos que sus anteriores actuaciones tuviesen el mismo repertorio, ni que su estilo se ajustara entonces bastante a la escuela del Fillo. Siendo escrupulosos, dejamos la cosa en la incógnita.

Tengamos en cuenta que en aquellos años habían aparecido abundantes espectáculos mentados como música, cantos o bailes del país, o bien: de jaleo, o bien: de carácter andaluz, así como con el calificativo de andaluces, denominación ésta tardía –la comenzamos a encontrar hacia 1863- que parece registrar un carácter distinto: un carácter flamenco o muy aproximado a lo flamenco. De hecho, es la última que aparece con anterioridad inmediata a que se generalizara el calificativo flamenco11. Pero siempre, todas estas denominaciones que venían a significar lo mismo, se contraponían a la de música o bailes de sociedad, denominación que genéricamente designaba a las músicas y los bailes finos: contradanzas, rigodones, valses, polkas, etc.

Y hay más en este periódico rondeño. Observemos como Rafael Gutiérrez elogia la voz clara, dulce, melodiosa del Sr. Giménez y la contrapone a la de esos “Cantaores Flamencos” de taberna que con aguardientosa, bronca y desentonada voz divierten a los borrachos. Y por si fuera poco, afirma que dichos cantos podrán ser todo lo andaluces que ellos quieran, pero lo que se les oye es feo, desagradable y achavacanado.

11 Gerhard Steingress distingue los bailes nacionales, también llamados bailes españoles, de los bailes andaluces, de aparición subsiguiente, al principio como “intermedios” entre piezas “clásicas”, dramas andaluces, juguetes, sainetes, zarzuelas, comedias y después como programa independiente (STEINGRESS, G., La aparición del cante flamenco en el teatro jerezano del siglo XIX, en: VV.AA., Dos siglos de Flamenco. Actas de la Conferencia Internacional. Jerez 21-25 junio 88, Fundación Andaluza de Flamenco, Jerez de la Frontera (Cádiz), 1989, pág. 349). Aunque estas conclusiones las refiere Steingress sólo a los teatros jerezanos, hemos podido comprobar que pueden extrapolarse y generalizarse.



Se nos ha dicho siempre que antiguamente la mayoría de los cantadores procuraban la voz ronca12 o voz afillá, por ser ronca la voz de El Fillo. Y que este tipo de voz fue la más apreciada entre los entendidos del siglo XIX y es especialmente apta para modalidades como la siguiriya, las bulerías, las tonás, la soleá13. Pues bien, queda así muy claro que en aquellos tiempos, el canon estético-musical ideal de voz flamenca era la voz clara, dulce, melodiosa. Esto es: la voz de Juan Breva14, la de Silverio Franconetti15 o la de Antonio Chacón16. Para colmo, recordemos la regañuza que a causa de su voz afillá, El Planeta le echó a El Fillo en la célebre Asamblea General:

12 TRIANA, F. el de, Arte y artistas flamencos, Ediciones Demófilo, S. A., Fernán Núñez (Córdoba), 1978, facsímil de la edición original de 1935, pág. 244. 13 MOLINA, R. y MAIRENA, A., Mundo y formas del cante flamenco, Librería Al-Andalus, Granada, 1971 (1ª edición: 1963) pág. 82. 14 Sobre la vida y la obra de Antonio Ortega Escalona: Juan Breva, véanse:

• BERJILLOS, M., Vida de Juan Breva, edición del autor, Vélez-Málaga (Málaga), 1976.

• ROJO GUERRERO, G., Juan Breva: vida y obra, edición del autor, Málaga, 1992.

• ROJO GUERRERO, G., Juan Breva, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit., vol. II, pp. 117-123.

15 Sobre la vida y la obra de Silverio Franconetti, véanse:

• BLAS VEGA, J., Silverio. Rey de los cantaores, Ediciones de La Posada, Publicaciones del Ayto. de Córdoba, 1985, pp. 24-35.pp. 24-35.

• BLAS VEGA, J., Silverio Franconetti, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit., vol. II, pp. 84-87.

• V.V.A.A., Silverio Franconetti. Cien años de que nació y aún vive, Ayto. de Sevilla. Área de Cultura, 1989.

• PINEDA NOVO, D., Silverio Franconetti. “Noticias inéditas”, Ediciones Giralda, S. L., Sevilla, 2000.

16 Sobre la vida y la obra de Antonio Chacón, véanse:

• BLAS VEGA, J., Vida y cante de don Antonio Chacón. La Edad de Oro del Flamenco (1869-1929), Área de Cultura del Excmo. Ayto. de Córdoba, Córdoba, 1986.

• V.V.A.A., Don Antonio Chacón, el Papa flamenco. Textos en homenaje a Don Antonio Chacón, Ayto. de La Unión (Murcia), 1992.

• BLAS VEGA, J., Don Antonio Chacón, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco. Vol II. Sevilla, Ed. Tartessos, 1995, pp. 409-417.



- Te digo “El Fillo”, que esa voz del Broncano es crúa y no de recibo17.

Así que para El Planeta la voz afillá de El Fillo era crúa y no de recibo. ¡Ahí es nada! Pues quede ahí la cosa para ampliar en otra ocasión y regresemos con el profesor Don Antonio Giménez. Ocho años después, del 10 al 16 de septiembre de 1882, lo hallamos en la Cervecería Inglesa, de Almería. La Crónica Meridional daba esta crítica:

La falta de espacio nos ha impedido dar antes cuenta del concierto de canto flamenco y guitarra verificado la noche del domingo anterior (día 10) en el Salón de la Cervecería Inglesa.

En el género que cultiva el profesor don Antonio Giménez hemos oído muy pocos que le aventajasen, tanto en la expresión melancólica que imprime a sus cantares como en la potencia y dulzura de su voz.

Escuchamos con mucho gusto las Habaneras con que dio comienzo el concierto, pero en lo que más sobresale el Sr. Giménez es en las Malagueñas, Jaberas y Polos, que a lo culto y delicado de la letra une el verdadero característico que la raza gitana ha puesto en esa música y cadencia especial con que acompaña la manifestación de sus penas en el popular instrumento de la guitarra.

• BLAS VEGA, J., Don Antonio Chacón, en: V.V.A.A., Huellas del Cante en el siglo XX, Peña Cultural Flamenca “La Pajarona”, Córdoba, 2002, pág. 37, selección y coordinación de Alfonso Benítez López.

17 ESTÉBANEZ CALDERÓN, S.: El Solitario, Dos Escenas Flamencas. Un baile en Triana; Asamblea general, Virgilio Márquez, Editor, con la colaboración de Ediciones Demófilo, Córdoba, 1984, pág. 42.

Asamblea General de los Caballeros y damas de Triana y toma de hábito en la Orden de cierta rubia bailadora fue publicada en la revista El Siglo Pintoresco, en noviembre de 1845. Posteriormente, en el año 1847, formaría parte de una serie de relatos breves que Estébanez titularía Escenas andaluzas, bizarrías de la tierra, alardes de toros, rasgos populares, cuadros de costumbres y artículos varios, que de tal y cual materia, ahora y entonces, aquí y acullá y por diversos son y compás, aunque siempre por lo español y castizo ha dado a la estampa El Solitario. Según José Blas Vega, la célebre bailarina gala Guy Stephan desarrolló en 1945 una gira de actuaciones por Andalucía, en cuyo transcurso ocurrió lo narrado por Estébanez en Asamblea General (BLAS VEGA, J., Triana, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit. vol. I, pp. 389-401).



No es este un maestro insigne, como el difunto Arcas, el Sr. Giménez, ni creemos que tenga tal pretensión; la maneja lo bastante para secundar sus cantos que es su principal mérito.

El público le recompensó con nutridos aplausos y a instancia de muchas personas que no lo han escuchado y lo desean se verificará en breve otro concierto que ya anunciaremos oportunamente18.

Observamos que se vuelve a definir su cante como flamenco. Tengamos en cuenta que en 1882 el término flamenco era un neologismo aún, que no disfrutaba de una tradición añeja y asentada. La primera vez que encontramos el adjetivo flamenco calificando una determinada música o un género musical es en el periódico madrileño La España del 18 de febrero de 1853 titulando el artículo Música flamenca, donde el autor ironiza sobre el adjetivo y lo contrapone al arte de Flandes19.

Tras repetir los elogios a la voz del profesor don Antonio Giménez, La Crónica Meridional destaca que se acompañó a la guitarra, pero sin pretensiones concertísticas. Tengamos en cuenta igualmente la importancia de la afición a la guitarra existente en Almería y lo sensibilizada que estaba la ciudad tras el fallecimiento de Julián Arcas, óbito ocurrido el 16 de febrero de aquel año20. Por otro lado, aunque en el mundo profesional del Flamenco la

18 SEVILLANO MIRALLES, A., Almería por Tarantas. Cafés cantantes y artistas de la tierra, Itto. de Estudios Almerienses de la Dip. Prov. de Almería, 1996, pág. 119. 19 SNEEUW, A. C., Flamenco en el Madrid del XIX, Andrés Raya Saro–Virgilio Márquez, Editor, Córdoba, 1989, pp.15-16.

20 Sobre la vida y la obra de Julián Arcas, hemos ido publicando los siguientes estudios:

• RIOJA, E., Julián Arcas o los albores de la guitarra flamenca. VI Bienal de Arte Flamenco. El Toque, Ayto. de Sevilla, 1990.

• RIOJA, E., Julián Arcas, Productora Andaluza de Programas, S.A., Sevilla, 1992.

• RIOJA, E. , Julián Arcas Lacal (1832-1882), concertista internacional, compositor y maestro de guitarra, en: Revista Velezana, nº 12, Ayto. de Vélez-Rubio (Almería), 1993, pp. 43-54.

• RIOJA, E., Julián Arcas, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit., vol. II, pp. 165-171.

• RIOJA, E., Julián Arcas: un genio de la guitarra aún desconocido, en: revista Ocho Sonoro, nº 3, Asociación Guitarrística América Martínez, Sevilla, 1998, pp. 16-27.



individualización de las funciones de cantaor y de tocaor se iría fraguando a partir de 1864, no es hasta la década de los ochenta cuando nos consta que había terminado de cuajar. En el mismo 1882 el escritor Augusto Ferrán indica en su artículo El Cantador: (...) conviene ahora advertir que un cantador “comm’il faut” no se acompaña nunca21, confirmando que dicha individualización se había producido. No obstante, hubo numerosos cantaores que continuaron con la costumbre de acompañarse a sí mismos, llegando algunos a convertirse en excelentes guitarristas22.

Y algo muy importante: se anota en la crítica parte del repertorio que interpretó Don Antonio Giménez: Habaneras, Malagueñas, Jaberas y Polos, subrayando que fue en las piezas flamencas donde más sobresalió: Malagueñas, Javeras y Polos. Las Habaneras, como las Jotas, por ejemplo, formaban parte del repertorio de los cantaores flamencos de entonces. Algunos que hicieron gala de este repertorio -que como queda dicho, denominamos repertorio asociado- fueron El Canario Chico, El Mochuelo y La Rubia, cuyas grabaciones nos han llegado23.

• RIOJA, E., El guitarrista Julián Arcas. Sus relaciones con Málaga, en: revista Jábega, nº 84, Diputación Provincial de Málaga, Málaga, 2000, pp. 73-87.

• SUÁREZ-PAJARES, J. y RIOJA, E., El guitarrista Julián Arcas (1832-1882). Una biografía documental, Instituto de Estudios Almerienses. Diputación de Almería, Almería, 2003.

Véase también:

• SUÁREZ-PAJARES, J., Julián Arcas: figura clave en la historia de la guitarra española, en: Revista de Musicología, vol. XVI, nº 6, Sociedad Española de Musicología, Madrid, 1992, pp. 3344-3367.

21 Apareció por primera vez en la edición Los españoles de ogaño, de Victoriano Sánchez, Madrid, 1882, pero la edición que usamos es: CORREA CALDERÓN, E. (ed.), Costumbristas españoles, Estudio preliminar y selección de textos por..., 2 vols., Aguilar, S. A. de Ediciones, Madrid, 1964, vol. I, pág. 520. 22 Véase:

• RIOJA, E., La emancipación de la guitarra, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit., vol. II, pp. 6-40.

23 Véase:

• Cilindros de Cera. Fondos del Centro Andaluz de Flamenco. Primeras grabaciones de Flamenco, Centro Andaluz de Flamenco, Jerez de la Frontera (Cádiz), 2003.



Y algo no menos importante: observemos que la gacetilla expresa que el señor Jiménez unía a lo culto y delicado de la letra, el verdadero característico (la verdadera característica) que la raza gitana ha puesto en esa música. O sea, que la raza gitana no había creado esa música, sino que le había impreso su característico. Ahí queda eso. Y además, que el señor Jiménez dominaba lo característico gitano y lo unía a sus interpretaciones, sin ser gitano. Pues, reflexiones aparte –ahí queda eso, repetimos-, prosigamos con él.

Debió ser en ese mismo año cuando Antonio Giménez actúa en Granada. Eduardo Molina Fajardo no facilita la fecha de la actuación en su libro El flamenco en Granada, pero puede deducirse por el contexto que debió ser entonces. Allí había gustado menos al gran público. Sin embargo, triunfó entre los aficionados al Flamenco y a la guitarra:

En el Salón de peluquería de Nicolás González se organizaban reuniones flamencas que, a veces, se dieron a la publicidad. Una de ellas fue para la presentación de Antonio Giménez –ya había dado con escaso público un concierto de guitarra y cante andaluz en la Galería de Cristal de los Campos Elíseos granadinos- y que en la barbería24 le tributaron los mayores elogios los aficionados por su novedad de estilo en los diversos cantes que ejecutó con admirable perfección, sobresaliendo en las malagueñas, jaberas y peteneras25.

Bien. No es mucho lo que dice, salvo añadir un nuevo cante a su repertorio: Peteneras.

Abundantes son las noticias que encontramos sobre la actividad artística del Sr. Jiménez en la década de los ochenta. El 13 de marzo de 1886 el diario malagueño La Unión Mercantil anuncia:

24 Sobre la curiosa y simpática afición de los guitarristas españoles a la guitarra, véase:

• RIOJA, E., Los barberos españoles y la guitarra, en: www.guitarra.artelinkado.com, revista informática de guitarra, septiembre, 2003.

• RIOJA, E., Los barberos españoles y la guitarra, en: Candil. Revista de Flamenco, nº 150, Peña Flamenca de Jaén, Jaén, sept.-oct., 2004, pp.5561-5570.

25 MOLINA FAJARDO, E., El flamenco en Granada. Teoría de sus orígenes e historia, Miguel Sánchez, Editor, Granada, 1974, pág. 74.



Esta noche dará un concierto lírico del género andaluz en el salón bajo del café de la Loba el aplaudido concertista de guitarra Sr. Jiménez, empezando á las siete26.

Pues ahora y para nuestro asombro, se le califica como concertista de guitarra. No mucho más tarde, el 22 de julio expresa el mismo medio:

El aplaudido guitarrista y cantante D. Antonio Jiménez, que cuenta con numerosos amigos en esta población, acaba de llegar, procedente de Lisboa, donde algunos periódicos han dedicado elogios á su voz y estilo, mejorada la primera, á causa del buen estado de salud en que el Sr. Jiménez se encuentra27.

Aunque no nos consta, es de suponer que diese alguna audición en Málaga, mas lo que sí nos consta es que el Sr. Jiménez había cruzado la frontera hispana y había actuado con éxito en Lisboa.

En octubre del mismo año 1886, el D. Antonio Jiménez actuaba en Murcia y Cartagena. Éste es el anuncio que ofrece La Paz de Murcia el día 12, un anuncio que presenta carácter de debut:

Café de Oriente.- Esta noche a las 9 tendrá lugar en este local un concierto de cante lírico andaluz por el reputado concertista D. Antonio Jiménez, el que según tenemos entendido por varios colegas andaluces, es una notabilidad en el arte. Las piezas de que se compondrá el programa según se nos ha manifestado será el siguiente:

1º.- La linda habanera denominada: Auroras y Nubes.

2º.- Chispeante canción, nueva en esta capital, titulada: Las Modistas de Madrid.

3º.- Nuevos y desconocidos cantares de nuestros más distinguidos vates en la Petenera.

4º.- Las inimitables malagueñas, seguidas de las difíciles javeras, composición de dicho Sr. Jiménez.

26 La Unión Mercantil, Málaga, 13-III-1886. 27 La Unión Mercantil, Málaga, 22-VII-1886.



5º.- Precioso tango de María Higuaracha en Las Viejas Ricas de Cádiz.

6º.- Grandiosas poesías en la petenera, dedicadas a las víctimas de los terremotos de las provincias de Málaga y Granada.

7º y último. La preciosa habanera de Alarcón, que se titula: La Sultana28.

Días después, el día 19, El Eco de Cartagena aporta el siguiente comentario que igualmente presenta carácter de debut:

Anoche, en el Café de la Marina, verificó su primer concierto el notable cantante lírico andaluz Sr. Giménez. Todas las piezas que ejecutó merecieron aplausos, agradando en extremo al público que llenaba el café29.

Pues como en Málaga y Murcia, nos califican ahora al Sr. Giménez como cantante lírico andaluz. Sin embargo, salvo la chispeante canción titulada: Las Modistas de Madrid, el resto del repertorio que había anunciado en Murcia se componía de cantes flamencos: Peteneras, Malagueñas, Javeras, Tangos de Las Viejas Ricas y Habaneras. Repetimos que las Habaneras formaban parte de los repertorios de los cantaores flamencos. Puede que los públicos del murciano Café de Oriente y del cartagenero Café de la Marina fuera tan distinguido que no les sonara bien el término flamenco y por eso lo mutaron por el de cantante lírico andaluz.

Y de nuevo, en Málaga. Sería el 27 de julio de 1887 cuando La Unión Mercantil dice:

El aplaudido concertista del género lírico andaluz, D. Antonio Giménez, se halla en Málaga, de regreso de una excursión artística por Cádiz, el Puerto y otras poblaciones andaluzas, en cuyos puntos ha obtenido éxito halagueño, mereciendo alabanzas de la prensa periódica. Es probable que en Málaga, donde tantos admiradores cuenta, dé nuevos conciertos30.

28 GELARDO NAVARRO, J., Con el flamenco llegó el escándalo. Sierra Minera de Cartagena y La Unión. Prensa, historia escrita, historia oral. Siglo XIX., Editorial Azarbe, Murcia, 2006, p.p. 181-182.

29 Ibidem, pág. 181. 30 La Unión Mercantil, Málaga, 27-VII-1887.



En efecto, tres días después se produjo el concierto augurado:

D. Antonio Giménez de Osuna, profesor de canto lírico andaluz dará su primer concierto del expresado género hoy sábado 30 de Julio en el elegante salón de la cervecería calle Molina Larios núm. 5 á las nueve de la noche. Los aficionados al verdadero y original canto andaluz no deben dejar de ir á escucharlo que bien lo merece quien como el Sr. Giménez reúne excelente voz de tenor y un perfecto conocimiento del arte de los cantos populares31. (La Unión Mercantil).

Observemos que se insiste en su voz de tenor y en que poseía un perfecto conocimiento del arte de los cantos populares, ambas cualidades destacadas una vez más como complementarias entre sí, no como antagónicas.

Otra noticia que poseemos sobre él, emana también de La Crónica Meridional almeriense. Y de nuevo la ofrece y comenta Antonio Sevillano en su libro Almería por Tarantas. Actuó el cinco de octubre de 1887 en el Café Universal anunciándose como profesor de canto lírico-andaluz:

El conocido artista de cante flamenco Don Antonio Giménez, dio su anunciado concierto la noche del martes, agradando mucho todos los números que tocó en la guitarra y siendo muy aplaudido al terminar cada uno de sus ejercicios.

En los intervalos amenizaron la velada musical los Sres. Sánchez, haciéndonos oír algunas de las escogidas piezas de su repertorio, y otras nuevas con que adicionaron sus programas de los nuevos conciertos que así que entremos más en la estación de invierno, darán todas las noches en el hermoso salón del Café Universal, reanudando las sesiones del año último que tan gratos recuerdos dejaron en el ánimo de los concurrentes32.

Tampoco es mucho lo que dice la gacetilla. Lo único a destacar es que se referían una vez más a él como artista de cante flamenco expresamente, a pesar del enunciado de la gacetilla: profesor de canto lírico-andaluz.

31 La Unión Mercantil, Málaga, 30-VII-1887. 32 SEVILLANO, A., Almería por Tarantas, op. cit., pág. 182.



Al año siguiente y una vez más, nueva serie de actuaciones en Málaga. Sería el 19 de agosto cuando avisa La Unión Mercantil:

Se encuentra en esta capital y contratado en el café Universal, el notable concertista señor don Antonio Jiménez. Desde hoy tomará parte en los conciertos33.

El 18 de septiembre retorna a Málaga –puede que no se hubiese marchado- y actúa en el Café de París:

Hoy tendrá lugar en el café de París un concierto de cantos andaluces por el reputado profesor Don Antonio Giménez34.

Entretanto, el 29 de febrero de 1884 el periódico sevillano El Porvenir anunciaba un concierto de guitarra en el establecimiento de pianos del Sr. Piazza, calle de Rioja, de un Sr. D. Antonio Jiménez. Y el 19 de marzo, La Izquierda Liberal anunciaba a su vez que esta noche dará en el Salón Centro de Recreo, Almirantazgo, 7 un concierto de guitarra el joven concertista don Antonio Jiménez35. Salta a la vista que debían ser la misma persona. Debían ser y serían Antonio Jiménez de Osuna.

Observemos sin embargo que se le anuncia como joven concertista, porque ahí llegan nuestras dudas. Hemos leído que en 1874 Rafael Gutiérrez escribía que debe llevar muchos años de práctica, lo que conduce a pensar indefectiblemente que era ya maduro entonces. De hecho, el primer concierto que supuestamente le hemos localizado se fecha en 1844 por lo que debería llevar al menos 40 años actuando en 1884. Y en todo caso, nos consta con toda seguridad que daba conciertos en 1860, como escribimos ut supra. No es lógico, por lo tanto, que en este año se le anuncie como joven concertista. Es posible que el periodista no lo conociera personalmente o que le echara un piropo piadoso.

Mas observemos también que en las primeras referencias se le presentaba siempre como cantante o cantaor, nunca como concertista, aunque se especificase que se acompañaba a la guitarra. Pero en Almería la crítica había dicho en 1882 respecto a su toque guitarrístico que no es este un maestro insigne, como el difunto Arcas, el Sr. Giménez, ni creemos que tenga tal

33 La Unión Mercantil, Málaga, 19-VIII-1888. 34 La Unión Mercantil, Málaga, 18-IX-1888. 35 ORTIZ NUEVO, J. L., ¿Se sabe algo? ..., op. cit., pp. 179-180.



pretensión; la maneja lo bastante para secundar sus cantos que es su principal mérito, de lo que se puede deducir que alternaba el cante con interpretaciones solísticas a la guitarra. Es una sospecha que crece con las últimas noticias de Almería en 1887, noticias que redundan en ello y que nos empujan a considerar que el joven concertista don Antonio Jiménez que actuó en Sevilla fuera nuestro Antonio Jiménez de Osuna.

Lo más seguro es que todas las referencias se refieran a la misma persona. Que Antonio Jiménez de Osuna hubiese ejercido también como concertista de guitarra ocasionalmente, al menos. Pero sea el mismo o no, acusamos que el programa anunciado para el mentado concierto en el Salón Centro de Recreo, de Sevilla (19-III-1884) posee una estructura afín a las que acostumbraba a ofrecer Julián Arcas en los suyos. He aquí dicho programa:

1ª Parte.-

1º- Sinfonía de Seramide.

2º- Aurora, Mazurca.

3º- Un canto árabe.

2ª Parte.-

1º- Plegaria y Miserere del Trovador.

2º- Sinfonía del Barbero de Sevilla.

3º- Estudio.

3ª Parte.-

1º- Malagueñas.

2º- Variaciones sobre Peteneras.

3º- Variaciones sobre Jota y Parranda36.

Volvamos a Málaga. El día siete de marzo de 1890 anuncia La Unión Mercantil:

36 Ibidem., pág. 180.



Café del Progreso.

Mañana sábado y el domingo a las ocho de la noche, tendrá lugar en el café del Progreso de la calle de Especerías, un Concierto ofrecido por el reputado artista lírico D. Antonio Jiménez, que dará á conocer los números más escogidos de su repertorio.

Es de esperar que con tal motivo se verá el café muy concurrido y que el Sr. Jiménez cosechará muchos aplausos37.

Pasado un año y ocho meses, el 20 de noviembre de 1891 acude de nuevo a Málaga:

Concierto en el Café de España.

Habiendo llegado a Málaga, de paso para otras poblaciones, el conocido cantante de género andaluz, D. Antonio Jiménez, esta noche dará un concierto en el café de España, siendo de esperar que la concurrencia sea muy numerosa38.

Y no se redujo su visita a Málaga a esta actuación. El día 25 apunta ese medio:

Concierto en la Loba.

Esta noche á las siete y media, en el café de la Loba un buen concierto, tomando parte el célebre cantante de género andaluz D. Antonio Gimenez39.

Pues se le vuelve a calificar como cantante de género andaluz, se asegura que su actuación será un buen concierto y se alude a su acreditado reconocimiento artístico presentándolo como célebre cantante.

Cuarenta y siete años corren entre la primera y la última actuación localizadas de don Antonio Jiménez de Osuna, suponiendo que nos valga la de 1844. Y treinta y un años en el supuesto contrario. Sea como sea, son muchas décadas agitadas y triunfales. Numerosos fueron sus conciertos. Es seguro que no fueron éstos los únicos. Y de las críticas y reseñas referidas, podemos extraer algunas conclusiones:

37 La Unión Mercantil, Málaga, 7-III-1890. 38 La Unión Mercantil, Málaga, 20-XI-1891. 39 La Unión Mercantil, Málaga, 25-XI-1891.



La semejanza entre dichas críticas de la prensa nos lleva a suponer que respondían a un modelo común, modelo que el mismo Sr. Jiménez debía facilitar a los periodistas. Era ésta una costumbre muy usada en el XIX, no siendo el único caso encontrado. De todos modos, no diferirían mucho de las opiniones de los públicos. Podemos estar seguros de que el Sr. Jiménez poseía una buena voz, muy del gusto de su tiempo, que su repertorio incluía mayoritariamente interpretaciones flamencas de riguroso estilo, junto a canciones líricas de temas andaluces pertenecientes al repertorio musical asociado, que se acompañaba él mismo a la guitarra y que hacía incursiones en el concertismo guitarrístico.

La época cuando desarrolla su actividad artística coincide con la de El Planeta, El Fillo, La Jabera, La Dolores, María Borrico, Enrique Prado: El Peinero, Lorente y con los demás artistas que aparecen mentados en las Escenas Andaluzas de Serafín Estébanez Calderón: El Solitario y en los otros documentos que usamos para historiar aquella generación. Una generación a la que calificamos como precursora del Arte Flamenco.

Y también convive con la generación de Juan Breva y de Silverio Franconetti. Recordemos que Juan Breva inicia su profesionalización en 1864 y que Silverio actuaría por primera vez en Cádiz en el mismo año tras su regreso de América, actuaciones donde fue acompañado por El Maestro Patiño40. Por lo tanto, Antonio Jiménez de Osuna participa plenamente de esta generación a la que podemos calificar como constitucionalista del Flamenco: la primera sobre la que poseemos noticias históricas documentadas y la primera que nos consta que era genuina e indeleblemente flamenca. Podemos considerar pues a Antonio Jiménez de Osuna como uno de los primeros cantaores-guitarristas netamente flamencos de la historia.

Repetimos que no era raro que los cantaores llevaran en sus repertorios piezas ajenas al Flamenco. Piezas que denominamos como pertenecientes a un repertorio asociado, que iban desde aires folclóricos andaluces y no-andaluces, hasta fragmentos de tonadillas y zarzuelas de moda, aunque este fenómeno no haya sido suficientemente divulgado41. El eclecticismo cantaor

40 Sobre El Maestro Patiño, véase:

• BLAS VEGA, J., El Maestro Patiño, en: V.V.A.A., Historia del Flamenco, op. cit., vol. II, pp. 143-145.

41 Con acierto, la profesora Celsa Alonso advierte: Habría que precisar en qué medida el repertorio de la canción lírica influyó en el flamenco en vías de estilización y



no sólo no estaba mal visto por el público, sino que se valoraba como virtud. La mayoría numérica de los espectadores, salvo en raras ocasiones, por conciencia de clase social y por preferencias estético-musicales, no era aficionada fanática al Flamenco y requería una variedad interpretativa más distraída y espectacular. Prueba de ello es que abunden los anuncios de eventos que expresaban variado programa, por ejemplo.

Para avalar el sentido flamenco de las interpretaciones de don Antonio Jiménez de Osuna, recordemos que en 1873 se le califica como un coloso en el género flamenco, que en 1874 se dice que su estilo se ajusta bastante a la escuela de El Fillo, que en 1882 se le anuncia una actuación como concierto de canto flamenco, concierto donde sobresalió en Malagueñas, Jaberas y Polos, que en este mismo año se comenta que a lo culto y delicado de la letra une el verdadero característico que la raza gitana ha puesto en esa música y que se le vuelve a anunciar otra actuación como concierto de canto flamenco y guitarra y que en 1887 se le califica como conocido artista de cante flamenco.

Y a mayor abundamiento, repasemos el repertorio de cantes flamencos que interpretó en sus programas: la Soleá de varias clases, dos polos distintos con su jaleo y dos clases de malagueñas en 1860; malagueñas, jaberas y polos en 1882; habaneras, malagueñas, jaberas y polos también en 1882; malagueñas, jaberas y peteneras en concierto sin fechar (Granada); habaneras, peteneras, malagueñas, jaberas y tangos en 1886 y malagueñas, peteneras, jotas y parranda en 1887. Un resultado inatacable, diríamos.

Y abundando en lo raro y curioso de su actividad artística, apuntamos que las únicas noticias que poseemos sobre su biografía personal las proporciona de manera indirecta José Gelardo Navarro42:

profesionalización en el café cantante, o bien por el contrario el cante inspiró a más de un compositor. Como ocurrió en las complejas relaciones entre canción y zarzuela, los contactos fueron de ida y vuelta y hubieron de ser fructíferos, si bien entraron en juego intermediarios tan relevantes como los pliegos de cordel, y con el paso del tiempo, el sainete lírico y las variedades. Ya antes de la edad de oro de los cafés cantantes, los pliegos de cordel, el sainete andaluz y los cantaores fomentaron el desarrollo de un sustrato musical cercano a la canción andaluza de autor (ALONSO, C., La Canción Lírica Española en el siglo XIX, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, Madrid, 1998, pág. 366. 42 GELARDO NAVARRO, J., Con el flamenco llegó el escándalo, op. cit., pp.182-183.

GELARDO NAVARRO, J., El Rojo el Alpargatero, flamenco. Proyección, familia y entorno, Editorial Almuzara, Córdoba, 2007, pp. 27-29 y 118-123.



En nuestra opinión y como fruto de la confusión de nombre, apellido y mote, el tal Antonio Jiménez de Osuna no es otro que Ginés Martínez el Osuna. Y nada mejor que para presentar a este cantaor que recurrir a la autoridad del músico murciano Julián Calvo quien nos dice que en Murcia

“También se canta una malagueña que la llaman de la madrugada y no la hemos coleccionado por no ser murciana; la trajo a esta ciudad –Murcia- en 1868, un joven llamado Ginez Martínez, entendido por Osuna. Este canto lleva su mérito en su pesadez y la multitud de adornos que el cantor introduce; el ya mencionado Ginez Martínez la canta primorosamente, pero algunas veces hay que taparse los oídos para ciertos cantaores y acompañantes. Este Ginez Martínez estaba en el ejército y es natural de Murcia; en esta época -1868- vino a ver a su familia y, donde quiera que se sentaba con su guitarra a cantar la mencionada malagueña, acudía un inmenso auditorio a admirar su magnífica voz y su extraordinaria flexibilidad de laringe”43.

El análisis de esta cita nos lleva a la consideración de que se trata de la misma persona; queremos decir que Enrique44 Jiménez Osuna es Ginés El Osuna. Pensamos que en 1868, fecha en la que actúa en Sevilla, este joven de la clase modesta murciana debió ser movilizado para hacer el servicio militar en Sevilla o que, por el contrario, sería licenciado por estas fechas; al parecer, terminaría fijando su residencia definitiva en Murcia, pues las actuaciones posteriores tienen lugar por estas tierras y también por Almería y por Granada. Justo es también reparar en que tanto el Café de La Marina (Cartagena) como el Café de Oriente (Murcia) son centros de sociabilidad colectiva no popular que, por lo general ofrecen música culta, fina o de pentagrama. Por eso, en el caso del espectáculo que presentan ahora, hablan de cante lírico andaluz (flamenco), de cantante lírico andaluz y/o concertista (cantaor), de concierto…

43 CALVO, J., Alegrías y tristezas de Murcia. Colección de cantos populares que canta y baila el pueblo de Murcia en su huerta y campo. Transcritos y arreglados por…, Zozoya Editor, Madrid, 1877, p. 28. 44 Debe tratarse de un error. En vez de ENRIQUE querrá decir ANTONIO.



Desde luego, resulta extraña la confusión entre Antonio Jiménez y Ginés Martínez, así como el apodo: El Osuna. Siempre que nos aparece su nombre lo hace como Antonio Jiménez, nunca como Ginés Martínez. Y por de Osuna entendíamos que fuera o bien su segundo apellido, o bien su gentilicio artístico, no su sobrenombre. Pudiera ocurrir que de Osuna se transmutara en El Osuna, que el segundo apellido o gentilicio diese origen al sobrenombre artístico. Y más nos extraña cuando la fecha de edición del libro de Julián Calvo es 1877. Esto es, en vida de Antonio Jiménez de Osuna a quien debió conocer personalmente, según da a entender.

Quizás algún día y con mayor abundancia de documentos aclaremos este dilema.

Eusebio Rioja, fecit. Málaga, 23 de enero de 2008.

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