Un curso de milagros Capitulo 11

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Un Curso De Milagros TEXTO Capítulo 11 DIOS O EL EGO

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Dios o El Ego

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Un Curso De Milagros

TEXTO

Capítulo 11

DIOS O EL EGO

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IntroducciónO Dios está loco o bien es el ego el que lo está. Si examinasimparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuentade que eso tiene que ser verdad. Ni Dios ni el ego proponen un sistemade pensamiento parcial. Ambos sistemas son internamente coherentes,aunque diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtadparcial es imposible. Recuerda también que sus resultados son tandiferentes como sus cimientos, y que sus naturalezas fundamentalmenteirreconciliables no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. Nadaque esté vivo es huérfano, pues la vida es creación. Por lo tanto, todadecisión que tomas es invariablemente la respuesta a la pregunta:"¿Quién es mi padre?" Y serás fiel al padre que elijas.¿Qué le dirías, no obstante, a alguien que creyese que esta preguntarealmente entraña conflicto? Si tú concebiste al ego, ¿cómo habríapodido el ego concebirte a ti? El problema de la autoridad sigue siendo laúnica fuente de conflictos porque el ego se originó como consecuenciadel deseo del Hijo de Dios de ser el padre de Su Padre. El ego, por lotanto, no es más que un sistema ilusorio en el que tú concebiste a tupropio padre. No te equivoques con respecto a esto. Parece una locuracuando se expone con perfecta honestidad, pero el ego nunca examina loque hace con perfecta honestidad. Sin embargo, ésa es su premisademente, la cual está cuidadosamente oculta bajo la tenebrosa piedraangular de su sistema de pensamiento. Y o bien el ego ­ que túconcebiste ­ es tu padre, o bien todo su sistema de pensamiento sedesmorona.Tú fabricas mediante la proyección, mas Dios crea mediante la extensión.Tú eres la piedra angular de la creación de Dios, pues Su sistema depensamiento es la luz. Recuerda que los Rayos están ahí sin ser Vistos.Cuanto más te aproximas al centro de Su sistema de pensamiento, másclara se hace la luz. Cuanto más te aproximas al sistema de pensamientodel ego, más tenebroso y sombrío se vuelve el camino.

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Sin embargo, incluso la pequeña chispa que se encuentra en tu mentebasta para iluminarlo. Lleva esa luz contigo sin ningún temor, yvalerosamente enfócala a los cimientos del sistema de pensamiento delego. Estáte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. Pon aldescubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa ysácala a la luz. Ahí verás que se basaba en la insensatez y que todos tusmiedos eran infundados.Hermano mío, tú eres parte de Dios y parte de mi. Cuando por fin hayasvisto los cimientos del ego sin acobardarte, habrás visto también losnuestros. Vengo a ti de parte de nuestro Padre a ofrecerte todonuevamente. No lo rechaces a fin de mantener oculta la tenebrosa piedraangular, pues la protección que te ofrece no te puede salvar. Yo te daré lalámpara y te acompañaré. No harás este viaje solo. Te conduciré hasta tuverdadero Padre, Quien, como yo, tiene necesidad de ti. ¿Cómo no ibasa responder jubilosamente a la llamada del amor?

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Los regalos de la paternidadTe has dado cuenta de tu necesidad de curación. ¿Le ofreceríascualquier otra cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesidad que túmismo tienes de curación? Pues en esto estriba el comienzo del retornoal conocimiento; los cimientos sobre los que Dios ayudará a construir denuevo el sistema de pensamiento que tú compartes con Él. Ni una solapiedra que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida porÉl, pues estarás restaurando la santa morada de Su Hijo, donde Éldispone que Su Hijo esté y donde está. Sea cual sea la parte de la mentedel Hijo de Dios en la que reinstauras esta realidad, la reinstauras tambiénen ti mismo. Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues laVoluntad de Dios no es estar solo.

Estar solo es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posibleesto si lo infinito no tiene fin? Nadie puede estar más allá de lo ilimitadoporque lo que no tiene límites está necesariamente en todas partes. EnDios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. ¿Cómoibas a poder excluirte a ti mismo del universo, o de Dios que es eluniverso? Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas parte denosotros. ¿Crees realmente que parte de Dios puede extraviarse o estarausente de Él?

Si tú no formases parte de Dios, Su Voluntad no estaría unificada. ¿Esconcebible esto? ¿Podría una parte de Su Mente no contener nada? Sinadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente, y el que tú loocupases constituyó tu creación, sin ti habría un lugar vacío en la Mentede Dios. La extensión no puede ser bloqueada, ni tampoco tiene vacíos.Continúa eternamente, por mucho que sea negada. Negar su realidadpuede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. Por esoes por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y por lo quehay tanto esperando tu retorno.

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Esperar es posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece designificado. Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiemporeconociendo simplemente que ni los principios ni los finales fueroncreados por lo Eterno, Quien no impuso límites a Su creación o a aquellosque crean como Él. Desconoces esto debido simplemente a que hastratado de limitar lo que Él creó, y, por lo tanto, crees que la creación estálimitada. ¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creacioneshabiendo negado lo infinito?

Las leyes del universo no admiten contradicciones. Lo que es válido paraDios es válido para ti. Si no crees que estás en Dios, tampoco creerásque Él está en ti. Lo infinito no tiene sentido sin ti, y tú no tienes sentidosin Dios. Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues nosotros somos eluniverso. Dios no está incompleto y sin Hijos. Puesto que Su Voluntad nofue estar solo, creó un Hijo como Él. No le niegues Su Hijo, pues turenuencia a aceptar Su Paternidad te ha negado a ti la tuya. Ve en Suscreaciones a Su Hijo, pues las tuyas fueron creadas en Su honor. Eluniverso del amor no se detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos hanperdido la capacidad de ver por el hecho de estar cerrados. Contempla lagloria de Su creación y te darás cuenta de lo que Dios ha salvaguardadopara ti.

Dios te ha dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siempre. Perosólo puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio.¿Cómo ibas a poder estar solo allí cuando se tedio porque Dios nodispuso estar Solo? No es posible reducir la Mente de Dios. Tan sólo sepuede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la función de crear. Elamor no limita, y lo que crea no está limitado. Dar sin límites es lo queDios ha dispuesto para ti porque eso es lo único que puede brindarte Sudicha, la cual es Su Voluntad compartir contigo. Tu amor es tan ilimitadocomo el Suyo porque es el Suyo.

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¿Cómo iba a ser posible que una parte de Dios estuviese excluida de SuAmor o que una parte de Su Amor pudiese ser restringida? Dios es tupatrimonio porque Su único regalo es Él Mismo. ¿De qué otra manerapodrías dar, salvo como Él da, si quieres saber cuál es el regalo que Él tehizo? Da, pues, sin limites ni mesura, para que te des cuenta de cuánto teha dado Él. Tu capacidad para aceptar a Dios depende de que estésdispuesto a dar como Él da. Tu paternidad y tu Padre son uno. LaVoluntad de Dios es crear, y tu voluntad es la Suya. De ello se deduce,pues, que tu voluntad es crear, toda vez que tu voluntad emana de laSuya. Y al ser tu voluntad una extensión de la Suya tiene que ser, por lotanto, idéntica a la de Él.

No sabes, no obstante, lo que tu voluntad dispone. Eso no es extraño si tepercatas que negar equivale a "no saber". La Voluntad de Dios es que túeres Su Hijo. Al negar esto, niegas tu propia voluntad, y, por lo tanto, nopuedes saber lo que es. Debes preguntar cuál es la Voluntad de Dios conrespecto a todo porque Su Voluntad es también tu voluntad. Tú no sabeslo que es, pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti. Pregúntale, por lotanto, cuál es la Voluntad de Dios para ti, y Él te dirá cuál es la tuya. No sepuede hacer demasiado hincapié en el hecho de que tú no lo sabes.Siempre que lo que el Espíritu Santo te diga aparente ser una coacción,es únicamente porque no has reconocido tu voluntad.

La proyección del ego hace que la Voluntad de Dios parezca ser algoexterno a ti, y, por lo tanto, que no es tu voluntad. De acuerdo con estainterpretación parece que fuese posible que la Voluntad de Dios y la tuyaestuviesen en conflicto. Dios, pues, parece exigirte algo que tú no lequieres dar, privándote así de lo que anhelas. ¿Cómo iba a ser posibleque Dios, que sólo desea lo que es tu voluntad, fuese capaz de eso? Tuvoluntad es Su vida, que Él te ha dado. Ni siquiera en el tiempo puedesvivir separado de Él. Dormir no es estar muerto. Lo que Él creó puededormir, pero no puede morir, La inmortalidad es Su Voluntad para Su Hijoy la voluntad de Su Hijo para sí.

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El Hijo de Dios no puede disponer la muerte para sí mismo porque suPadre es Vida y Su Hijo es como Él. La creación es tu voluntad porque esSu Voluntad.

No puedes ser feliz a menos que hagas lo que realmente es tu voluntad, yesto no se puede cambiar porque es inmutable. Es inmutable porque esla Voluntad de Dios y la tuya, pues de otro modo Su Voluntad no podríaextenderse. Tienes miedo de saber cuál es la Voluntad de Dios porquecrees que no es la tuya. Esta creencia es lo que da lugar a la enfermedady al miedo. Todo síntoma de enfermedad y de miedo emana de ellaporque es la creencia que hace que no quieras saber. Al creer esto teocultas en la obscuridad, negando que la luz se encuentre en ti.

Se te pide que confíes en el Espíritu Santo únicamente porque Él hablapor ti. Él es la Voz que habla por Dios, pero nunca olvides que Dios nodispuso estar solo. Él comparte Su Voluntad contigo; no te la impone.Recuerda siempre que lo que Dios da, Él lo conserva, de modo que nadaque Él dé puede contradecirle. Tú, que compartes Su Vida, tienes quecompartirla para poder conocerla, pues compartir es conocer.Bienaventurado tú que estás aprendiendo que oír la Voluntad de tu Padrees conocer la tuya. Pues tu voluntad es ser como Él, Cuya Voluntad esque así sea. La Voluntad de Dios es que Su Hijo sea uno y que esté unidoa Él en Su Unicidad*. Por eso es por lo que la curación representa el iniciodel reconocimiento de que tu voluntad es la Suya.

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La invitación a curarSi la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curado es,por lo tanto, el primer paso en el proceso de reconocer lo queverdaderamente quieres. Todo ataque te aleja de esto, y todopensamiento curativo te lo acerca. El Hijo de Dios incluye tanto al Padrecomo al Hijo porque es a la vez Padre e Hijo. Unir tener y ser es unir tuvoluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti es ÉlMismo. Y tu voluntad es entregarte a Él porque, en tu perfectoentendimiento de Él, sabes que no hay sino una sola Voluntad. Mascuando atacas a cualquier parte de Dios o de Su Reino tu entendimientono es perfecto, y, por consiguiente, pierdes lo que realmente quieres.

Curar, por lo tanto, se convierte en una lección de entendimiento, y cuantomás la practicas mejor maestro y alumno te vuelves. Si has negado laverdad, ¿qué mejores testigos de su realidad podrías tener que aquellosque han sido curados por ella? Pero asegúrate de contarte a ti mismoentre ellos, pues estando dispuesto a unirte a ellos es como te curarás.Todo milagro que obras te habla de la Paternidad de Dios. Todopensamiento curativo que aceptas, proceda éste de un hermano o de tupropia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. En todo pensamientohiriente que albergues, independientemente de donde lo percibas, yace lanegación de la Paternidad de Dios y de tu relación filial con Él.

Y la negación es tan total como el amor. No puedes negar parte de timismo porque el resto parecerá estar separado de ti, y, por lo tanto,desprovisto de significado. Y al no tener significado para ti, no loentenderás. Negar el significado de algo equivale a no comprenderlo.Únicamente puedes curarte a ti mismo porque únicamente el Hijo de Diostiene necesidad de curación. Tienes necesidad de ella porque no teentiendes a ti mismo, y, por lo tanto, no sabes lo que haces.

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Puesto que te has olvidado de lo que es tu voluntad, no sabes lo querealmente quieres.La curación es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. Y el hecho deque estés dispuesto a ello es lo que te permite oír la Voz del EspírituSanto, Cuyo mensaje es la plenitud. Él te capacitará para que vayasmucho más allá de la curación que lograrías por tu cuenta, pues a tupequeña dosis de buena voluntad para reinstaurar la plenitud Él sumarátoda Su Voluntad, haciendo así que la tuya sea plena. ¿Qué podría haberque el Hijo de Dios no pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios seencuentra en él? Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues sin dudadebes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu huésped, seráquien morará en ti.

El Espíritu Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé labienvenida, puesto que no sería oído. El Eterno Invitado jamás seausenta, pero Su Voz se vuelve cada vez más tenue en compañía deextraños. Necesita tu protección, únicamente porque la atención que leprestas es señal de que deseas Su Compañía. Piensa como Él aunquesólo sea por un momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tanresplandeciente que inundará tu mente para que Él se convierta en tuúnico Invitado. Siempre que le abres las puertas al ego, menoscabas labienvenida que le das al Espíritu Santo. Él no se ausentará, pero habráshecho una alianza contra Él. Sea cual sea la jornada que decidasemprender, Él irá contigo y esperará. Puedes confiar plenamente en Supaciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. Mas túnecesitas mucho más que paciencia.

No podrás descansar hasta que sepas cuál es tu función y la lleves acabo, pues sólo en esto pueden estar completamente unidas la Voluntadde tu Padre y la tuya.

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Tener a Dios es ser como Él, y Él se ha dado a Sí Mismo a ti. Tú quetienes a Dios debes ser como Dios, pues mediante Su regalo Su funciónse convirtió en la tuya. Invita este conocimiento de nuevo a tu mente y nodejes entrar ninguna otra cosa que lo pueda enturbiar. El Invitado queDios te envió te enseñará cómo hacer esto sólo con que reconozcas lapequeña chispa y estés dispuesto a dejar que se expanda. No esnecesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él lo está. Sisimplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará tanto quegustosamente dejarás que éste se expanda. Y mediante esta expansión,comenzarás a recordar la creación.

¿Qué prefieres ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? Aceptarásúnicamente a aquel que invites. Eres libre de determinar quién ha de sertu invitado y cuánto tiempo ha de permanecer contigo. Mas esto no esauténtica libertad, pues depende todavía de cómo la consideres. ElEspíritu Santo se encuentra ahí, pero no puede ayudarte a menos que túse lo pidas. Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no.La auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad; y de tusinvitados, sólo el Espíritu Santo es real. Date cuenta, pues, de Quién moraen ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahí, y no teconformes con consoladores imaginarios, pues el Consolador de Dios seencuentra en ti.

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De las tinieblas a la luzCuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo.Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no puedes proveértelo a timismo. No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podidosentirte abrumado. Si no te hicieras daño a ti mismo no podrías sufrir enabsoluto, pues esa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. El dolor esalgo ajeno a Él, ya que Él no sabe de ataques y Su paz te rodeasilenciosamente. Dios permanece en perfecta quietud, ya que en Él nohay conflicto alguno. El conflicto es la raíz de todos los males, pues al serciego no ve a quien ataca. Siempre ataca, no obstante, al Hijo de Dios, yel Hijo de Dios eres tú.

El Hijo de Dios necesita ciertamente consuelo, pues no sabe lo que hace,al creer que su voluntad no es la suya. El Reino es suyo, y sin embargo,vaga sin hogar. Aunque su hogar está en Dios se siente solo y, rodeadode hermanos, se siente sin amigos. ¿Cómo iba a permitir Dios que estofuese real, cuando Él no dispuso estar Solo? Y si tu voluntad es la Suya,estar solo no puede ser verdad con respecto a ti porque no lo es conrespecto a Él.

¡ay, criatura de Dios, si supieses lo que Dios dispone para ti, tu gozo seríaabsoluto! Y lo que Él dispone ha ocurrido, pues siempre fue verdad.Cuando venga la luz y hayas dicho: "La Voluntad de Dios es la mía", verásuna belleza tal que sabrás que no procede de ti. Como resultado de tugozo crearás belleza en Su Nombre, pues tu gozo es tan inconteniblecomo el Suyo. El mundo desolado e insignificante se desvanecerá en lanada, y tu corazón estará tan rebosante de alegría que de un salto seelevará hasta el Cielo, ante la Presencia de Dios. No puedo describirtecómo será esto, pues tu corazón no está todavía listo. Puedo decirte, noobstante, y recordártelo a menudo, que lo que Dios dispone para SíMismo lo dispone para ti y lo que Él dispone para ti es tuyo.

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El camino no es arduo, pero es muy diferente. El tuyo es el camino deldolor, de lo cual Dios no sabe nada. Ése es el camino que en verdad esarduo y muy solitario. El miedo y la aflicción son tus invitados y moran enti, acompañándote donde quiera que vas. Pero la jornada tenebrosa no esel camino que el Hijo de Dios desea recorrer. Camina en la luz y no veas alos siniestros compañeros, pues no son compañeros dignos del Hijo deDios, que fue creado de la luz y en la luz. La Gran Luz siempre te rodea eirradia desde ti. ¿Cómo podrías ver a los compañeros siniestros en unaluz como ésa? Si los ves es únicamente porque estás negando la luz.Niégalos a ellos en vez de a la luz, pues la luz está aquí y el camino hasido despejado.

Dios no le oculta nada a Su Hijo, aun cuando Su Hijo quiere ocultarse a símismo. El Hijo de Dios, no obstante, no puede ocultar su gloria, pues Diosdispuso que fuese glorioso y le dio la luz que refulge en él. Nuncaperderás el rumbo, pues Dios te guía. Cuando vagas sin rumbo no hacessino emprender una jornada que no es real. Los compañeros siniestros yel camino tenebroso, no son más que ilusiones. Vuélvete hacia la luz,pues la pequeña chispa que se encuentra en ti es parte de una Luz tanespléndida que te puede liberar para siempre de las tinieblas. Pues tuPadre es tu Creador y tú eres como Él.

Las criaturas de la luz no pueden morar en la obscuridad, pues no hayobscuridad en ellas. No te dejes engañar por los consoladores siniestros,ni permitas que entren en la mente del Hijo de Dios, pues no tienen cabidaen Su templo. Cuando te sientas tentado de negar a Dios recuerda que nohay otros dioses que puedas anteponer a Él, y acepta lo que Su Voluntaddispone para ti en paz, pues no la puedes aceptar de ninguna otramanera.

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Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. En la quietud de Sutemplo, Él espera para darte la paz que es tuya. Da de Su paz, para quepuedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. Mas sé santoen Presencia de Dios, o, de lo contrario, no sabrás que estás allí, pues loque no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no fue SuPensamiento y, por lo tanto, no es de Él. Y si quieres saber lo que estuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. Protegecuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allí en paz. No puedesentrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado,pero tampoco puedes entrar solo. Todos tus hermanos tienen que entrarcontigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no podrás entrar.Pues no podrás entender lo que es la Plenitud a menos que tú mismoseas pleno, y ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo esconocer la Plenitud de su Padre.

Puedes aceptar en tu mente a la Filiación en su totalidad y bendecirla conla luz que tu Padre le dio. Serás entonces digno de morar en el templocon Él, puesto que tu voluntad no es estar solo. Dios bendijo a Su Hijopara siempre. Si tú le bendices mientras estás en el tiempo, morarás en laeternidad. El tiempo no puede separarte de Dios si lo usas en favor de loeterno.

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La herencia del Hijo de DiosNunca olvides que la Filiación es tu salvación, pues la Filiación es tu Ser.Al ser la creación de Dios, es tuya, y al pertenecerte a ti, es Suya. Tu Serno necesita salvación, pero tu mente necesita aprender lo que es lasalvación. No se te salva de nada, sino que se te salva para la gloria. Lagloria es tu herencia, que tu Creador te dio para que la extendieras. Noobstante, si odias cualquier parte de tu Ser pierdes todo tu entendimientoporque estás contemplando lo que Dios creó como lo que eres, sin amor.Y puesto que lo que Él creó forma parte de Él, le estás negando el lugarque le corresponde en Su Propio altar.

¿Cómo ibas a poder saber que estás en tu hogar si tratas de echar a Diosdel Suyo? ¿Cómo podría el Hijo negar al Padre sin creer que el Padre loha negado a él? Las leyes de Dios existen para tu protección, y no existenen vano. Lo que experimentas cuando niegas a tu Padre sigue siendopara tu protección, pues el poder de tu voluntad no puede ser reducido amenos que Dios intervenga contra él, y cualquier limitación de tu poder noes la Voluntad de Dios. Recurre, por lo tanto, únicamente al poder queDios te dio para salvarte, recordando que es tuyo porque es Suyo, y únetea tus hermanos en Su paz.

Tu paz reside en el hecho de que Su paz es ilimitada. Limita la paz quecompartes con Él, y tu Ser se vuelve necesariamente un extraño para ti.Todo altar a Dios forma parte de ti porque la luz que Él creó es una conÉl. ¿Le negarías a un hermano la luz que posees? No lo harías si tedieses cuenta de que con ello sólo podrías nublar tu propia mente. En lamedida en que lo traes de regreso, regresas también tú. Ésa es la ley deDios para la protección de la plenitud de Su Hijo.

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Sólo tú puedes privarte a ti mismo de algo. No resistas este hecho, pueses en verdad el comienzo de la iluminación. Recuerda también que lanegación de este simple hecho adopta muchas formas, y que debesaprender a reconocerlas y a oponerte a ellas sin excepción y con firmeza.Éste es un paso crucial en el proceso de re­despertar. Las fases inicialesde esta inversión son con frecuencia bastante dolorosas, pues al dejar deecharle la culpa a lo que se encuentra afuera, existe una marcadatendencia a albergarla adentro. Al principio es difícil darse cuenta de queesto es exactamente lo mismo, pues no hay diferencia entre lo que seencuentra adentro y lo que se encuentra afuera.

Si tus hermanos forman parte de ti y los culpas por tu privación, te estásculpando a ti mismo. Y no puedes culparte a ti mismo sin culparlos a ellos.Por eso es por lo que la culpa tiene que ser des­hecha, no verse en otraparte. Échate a ti mismo la culpa y no te podrás conocer, pues sólo el egoculpa. Culparse uno a sí mismo es, por lo tanto, identificarse con el ego, yes una de sus defensas tal como culpar a los demás lo es. No puedesllegar a estar en Presencia de Dios si atacas a Su Hijo. Cuando Su Hijoalce su voz en alabanza de su Creador, oirá la Voz que habla por suPadre. Mas el Creador no puede ser alabado sin Su Hijo, pues Amboscomparten la gloria y a Ambos se les glorifica juntos.

Cristo está en el altar de Dios, esperando para darle la bienvenida al Hijode Dios. Pero ven sin ninguna condenación, pues, de lo contrario, creerásque la puerta está atrancada y que no puedes entrar. La puerta no estáatrancada, y es imposible que no puedas entrar allí donde Dios quiereque estés. Pero ámate a ti mismo con el Amor de Cristo, pues así escomo te ama tu Padre. Puedes negarte a entrar, pero no puedes atrancarla puerta que Cristo mantiene abierta. Ven a mi que la mantengo abiertapara ti, pues mientras yo viva no podrá cerrarse, y yo viviré eternamente.Dios es mi vida y la tuya, y Él no le niega nada a Su Hijo.

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En el altar de Dios Cristo espera Su propia reinstauración en ti. Dios sabeque Su Hijo es tan irreprochable como Él Mismo, y la forma de llegar a Éles apreciando a Su Hijo. Cristo espera a que lo aceptes como lo que túeres, y a que aceptes Su Plenitud como la tuya propia. Pues Cristo es elHijo de Dios, que vive en Su Creador y refulge con Su gloria. Cristo es laextensión del Amor y de la belleza de Dios, tan perfecto como SuCreador y en paz con Él.

Bendito es el Hijo de Dios cuyo resplandor es el de su Padre, y cuyagloria él quiere compartir tal como su Padre la comparte con él. No haycondenación en el Hijo, puesto que no hay condenación en el Padre.Dado que el Hijo comparte el perfecto Amor del Padre, no puede sinocompartir todo lo que le pertenece a Él, pues de otra manera no podríaconocer ni al Padre ni al Hijo. ¡Que la paz sea contigo que descansas enDios, y en quien toda la Filiación descansa!

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La "dinámica" del egoNadie puede escapar de las ilusiones a menos que las examine, pues noexaminarlas es la manera de protegerlas. No hay necesidad de sentirseamedrentado por ellas, pues no son peligrosas. Estamos listos paraexaminar más detenidamente el sistema de pensamiento del ego porquejuntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá, y, puesto que tehas dado cuenta de que no lo deseas, debes estar listo para elloMantengámonos muy calmados al hacer esto, pues lo único que estamoshaciendo es buscando honestamente la verdad. La "dinámica" del egoserá nuestra lección por algún tiempo, pues debemos primero examinarlapara poder así ver más allá de ella, ya que le has otorgado realidad.Juntos desvaneceremos calmadamente este error, y después miraremosmas allá de él hacia la verdad.

¿Qué es la curación sino el acto de despejar todo lo que obstaculiza elconocimiento? ¿Y de qué otra manera puede uno disiparlas ilusiones,excepto examinándolas directamente sin protegerlas? No tengas miedo,por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estáscomenzando a darte cuenta de que el miedo no es real. Te das cuentatambién de que sus efectos se pueden desvanecer sólo con que nieguessu realidad. El siguiente paso es, obviamente, reconocer que lo que notiene efectos no existe. Ninguna ley opera en el vacío, y lo que no lleva aninguna parte no ha ocurrido. Si la realidad se reconoce por su extensión,lo que no conduce a ninguna parte no puede ser real. No tengas miedo demirar al miedo, pues no puede ser visto. La claridad, por definición,desvanece la confusión, y cuando se mira a la obscuridad a través de laluz, ésta no puede por menos que disiparla.

Comencemos esta lección acerca de la "dinámica del ego" dándonoscuenta de que la expresión en sí no significa nada. Dicha expresiónencierra una contradicción intrínseca que la priva de todo sentido.

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“Dinámica” implica el poder para hacer algo, y toda la falacia de laseparación radica en la creencia de que el ego tiene el poder de haceralgo. Tienes miedo del ego porque crees eso. No obstante, la verdad esmuy simple:Todo poder es de Dios.Lo que no procede de Él no tiene el poderde hacer nada.Cuando observamos al ego, por lo tanto, no estamos examinando ningunadinámica, sino tan sólo ilusiones. Puedes ciertamente examinar unsistema ilusorio sin miedo, pues si su origen no es real no puede tenerefectos. El miedo se vuelve claramente más impropio si reconoces elobjetivo del ego, el cual está tan obviamente desprovisto de sentido quecualquier esfuerzo en su favor es, por fuerza, inútil. El objetivo del ego esclaramente alcanzar su propia autonomía. Desde un principio, pues, supropósito es estar separado, ser auto­suficiente e independiente decualquier poder que no sea el suyo propio. Por eso es por lo que es elsímbolo de la separación.

Toda idea tiene un propósito, y su propósito es siempre el resultadonatural de lo que es. Todo lo que procede del ego es lo que resultanaturalmente de su creencia central, y la manera de cancelar susresultados es reconociendo simplemente que la fuente de éstos no esnatural, ya que está en desacuerdo con tu verdadera naturaleza. He dichoanteriormente que ejercer la voluntad en oposición a Dios es querer quelos deseos ilusorios se hagan realidad, pero eso no es realmente ejercerla voluntad. Su Voluntad es una porque la extensión de Su Voluntad nopuede ser diferente de sí misma. El verdadero conflicto queexperimentas, por lo tanto, es entre los deseos vanos del ego y laVoluntad de Dios, que tú compartes con Él. ¿Cómo iba a ser esto unconflicto real?

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Tuya es la independencia de la creación, no la de la autonomía. Tufunción creativa radica en tu completa dependencia de Dios, Quiencomparte Su función contigo. Al estar dispuesto a compartirla, Él se volviótan dependiente de ti como lo eres de Él. No le adscribas la arroganciadel ego a Aquel cuya Voluntad no es ser independiente de ti. Él te haincluido en Su Autonomía. ¿Puedes realmente creer que la autonomíasignifica algo aparte de Él? La creencia en la autonomía del ego te estácostando el conocimiento de tu dependencia de Dios, en la cual reside tulibertad. El ego considera cualquier dependencia como una amenaza, eincluso ha tergiversado tu añoranza de Dios y la ha convertido en unmedio para consolidarse a sí mismo. Pero no te dejes engañar por lainterpretación que hace de tu conflicto.

Él ego siempre ataca en defensa de la separación. Al creer que tiene elpoder de hacer eso no hace otra cosa, ya que su objetivo de autonomíano es otra cosa. El ego está totalmente confundido con respecto a larealidad, pero no pierde de vista su objetivo. Está mucho más alerta quetú porque está completamente seguro de su propósito. Tú estásconfundido porque no reconoces el tuyo.

Debes reconocer que lo que menos quiere el ego es que te descuentade que le tienes miedo. Pues si el ego pudiese producir miedo,menoscabaría tu independencia y debilitaría tu poder sin embargo, suúnico argumento para que le seas leal es que él puede darte poder. Si nofuera por esta creencia no le escucharías en absoluto. ¿Cómo iba apoder, entonces, seguir existiendo si te dieses cuenta de que al aceptarlote estás empequeñeciendo y privándote a ti mismo de poder?Él ego puede permitirte, y de hecho lo hace, que te consideres altanero,incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, despegado e inclusodesesperado, pero no permite que te des cuenta de que realmente tienesmiedo. Minimizar el miedo, pero no deshacerlo, es el empeño constantedel ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente graningenio.

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¿Cómo iba a poder predicar separación a menos que la reforzase conmiedo?, y, ¿seguirías escuchándole si reconocieses que eso es lo queestá haciendo?

La más sería amenaza para el ego es, pues, que te des cuenta de quecualquier cosa que parezca separarte de Dios es únicamente miedo, seacual, sea la forma en que se manifieste e independientemente de cómo elego desee que lo experimentes. Su sueño de autonomía se estremecehasta su raíz cuando cobras conciencia de esto. Pues si bien puedestolerar una falsa idea de independencia, no aceptarías el costo en miedoque ello supone una vez que lo reconocieses. Pero ése es su costo, y elego no puede reducirlo. Si pasas por alto el amor estás pasándote poralto a ti mismo, y no podrás sino tener miedo de la irrealidad porque tehabrás negado a ti mismo. Al creer que tu ataque contra la verdad hatenido éxito, creerás que el ataque tiene poder. Dicho llanamente, pues, tehas vuelto temeroso de ti mismo. Y nadie quiere encontrar lo que creeque le destruiría.

Si se pudiese lograr el objetivo de autonomía del ego, el propósito deDios podría ser truncado, y eso es imposible. Solamente aprendiendo loque es el miedo puedes por fin aprender a distinguir lo posible de loimposible y lo falso de lo verdadero. De acuerdo con las enseñanzas delego, su objetivo se puede lograr, pero el propósito de Dios no. Deacuerdo con las enseñanzas del Espíritu Santo, únicamente el propósitode Dios se puede lograr, y ya se ha logrado.

Dios depende de ti tanto como tú de Él porque Su Autonomía incluye latuya, y, por lo tanto, está incompleta sin ella. Sólo puedes establecer tuautonomía identificándote con Él y llevando a cabo tu función tal como esen verdad.

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El ego cree que alcanzar su objetivo es la felicidad. Pero te ha sido dadoconocer que la función de Dios es la tuya y que la felicidad no se puedeencontrar aparte de vuestra Voluntad conjunta Reconoce únicamente queel objetivo del ego, que tan diligentemente has perseguido, no te haaportado más que miedo, y se hará muy difícil mantener que el miedo esfelicidad. Respaldado por el miedo, esto es lo que el ego quiere quecreas, Pero el Hijo de Dios no está loco y no lo puede creer. Dereconocer esto, no lo aceptaría, Pues sólo un loco elegiría el miedo enlugar del amor, y sólo un loco podría creer que atacando es cómo sealcanza el amor, Pero el que ha sanado se da cuenta de que sólo elataque, del que el Amor de Dios le protege completamente, puedeproducir miedo.

El ego analiza; el Espíritu Santo acepta. Sólo por medio de la aceptaciónse puede llegar a apreciar la plenitud, pues analizar significa fragmentar oseparar. Tratar de entender la totalidad fragmentándola es, claramente, elenfoque típicamente contradictorio que el ego utiliza para todo. El egocree que el poder, el entendimiento y la verdad radican en la separación, yque para establecer esta creencia tiene que atacar. Al no darse cuenta deque es imposible establecer esa creencia, y obsesionado por laconvicción de que la separación es la salvación, el ego ataca todo lo quepercibe, desmenuzándolo en partes pequeñas y desconectadas, sinninguna relación significativa entre sí, y desprovistas, por lo tanto, de todosignificado. El ego siempre substituirá lo que tiene significado por el caos,pues si la separación es la salvación, la armonía es una amenaza.Las interpretaciones que el ego hace de las leyes de la percepción son, yno pueden sino ser, exactamente las opuestas a las del Espíritu Santo. Elego se concentra en el error y pasa por alto la verdad Hace que todos loserrores que percibe sean reales, y concluye ­utilizando su razonamientotípicamente circular­ que la idea de una verdad consistente no tienesentido por razón de los errores.

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El siguiente paso, entonces, es obvio. Si la idea de una verdadconsistente no tiene sentido, la inconsistencia tiene que ser verdad.Teniendo muy presente el error, y protegiéndolo que ha hecho real, el egoprocede al siguiente paso en su sistema de pensamiento: el error es realy la verdad es un error.

El ego no trata de comprender esto, lo cual es obviamenteincomprensible, pero trata por todos los medios de demostrarlo y eso eslo que hace constantemente. Valiéndose del análisis para atacar elsignificado, el ego logra pasarlo por alto, y lo que le queda es una seriede percepciones fragmentadas que él unifica en beneficio propio. Esto seconvierte, entonces, en el universo que percibe. Y es este universo lo quea su vez se convierte en la demostración de su propia realidad.No subestimes el poder de atracción que las demostraciones del egoejercen sobre aquellos que están dispuestos a escucharle. La percepciónselectiva escoge sus testigos cuidadosamente, y el testimonio de esostestigos es congruente. Los argumentos en favor de la locura sonconvincentes para los locos, pues todo razonamiento concluye allí dondecomienza, y no hay sistema de pensamiento que pueda transcender supropia fuente. Aun así, el razonamiento que carece de sentido no puededemostrar nada, y aquellos a quienes convence no pueden sino estarengañados. ¿Cómo iba a poder enseñar verdaderamente el ego, cuandopasa por alto la verdad? ¿Cómo iba a poder percibir lo que ha negado?Sus testigos dan testimonio de su negación, pero no de lo que hanegado. El ego mira de frente al Padre y no lo ve, pues ha negado a SuHijo.

¿Te gustaría recordar al Padre? Acepta a Su Hijo y lo recordarás. No haynada que pueda demostrar que Su Hijo es indigno, pues no hay nada quepueda probar que una mentira es verdad. Lo que ves en Su Hijo a travésde los ojos del ego es una demostración de que Su Hijo no existe. sinembargo, dondequiera que el Hijo esté, allí tiene que estar el Padre.Acepta lo que Dios no niega, y ello te demostrará su verdad.

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Los testigos de Dios se alzan en Su Luz y contemplan lo que Él creó. Susilencio es la señal de que han contemplado al Hijo de Dios, y en laPresencia de Cristo no tienen que demostrar nada, pues Cristo les hablade Si Mismo y de Su Padre. Guardan silencio porque Cristo les habla, yson Sus palabras las que brotan de sus labios.

Cada hermano con quien te encuentras se convierte en un testigo deCristo o del ego, dependiendo de lo que percibas en él. Todo el mundo teconvence de lo que quieres percibir y de la realidad del reino en favor delcual has decidido mantenerte alerta. Todo lo que percibes da testimoniodel sistema de pensamiento que quieres que sea verdadero. Cada unode tus hermanos tiene el poder de liberarte, si tú decides ser libre. Nopuedes aceptar falsos testimonios acerca de un hermano a menos quehayas convocado falsos testigos contra él. Si no te habla de Cristo, esque tú no le hablaste de Cristo a él. No oyes más que tu propia Voz, y siCristo habla a través de ti, le oirás.

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El despertar a la redenciónEs imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver loque no crees. La percepción se construye sobre la base de laexperiencia, y la experiencia conduce a las creencias. La percepción nose estabiliza hasta que las creencias se cimientan. De hecho, pues, lo queves es lo que eres. Eso es lo que quise decir con: "Dichosos los que sinver creyeron", pues aquellos que creen en la resurrección la verán. Laresurrección es el triunfo definitivo de Cristo sobre el ego, no atacándolosino transcendiéndolo. Pues Cristo ciertamente se eleva por encima delego y de todas sus "obras", y asciende hasta el Padre y Su Reino.¿Qué prefieres, unirte a la resurrección o a la crucifixión? ¿Condenar a tushermanos o liberarlos? ¿Te gustaría transcender tu prisión y ascenderhasta el Padre? Estas preguntas son todas la misma y se contestan alunísono. Ha habido mucha confusión con respecto a lo que significa lapercepción, debido a que la palabra se usa con el significado de"conciencia" y también con el de "interpretación de la conciencia". Noobstante, no puedes ser consciente sin interpretar, pues lo que percibeses tu propia interpretación.

Este curso es muy claro. Si no lo ves así, es porque estás haciendointerpretaciones contra él, y, por lo tanto, no crees lo que dice. Y puestoque lo que crees determina tu percepción, no percibes el significado delcurso y, consecuentemente, no lo aceptas. Con todo, diferentesexperiencias conducen a diferentes creencias, y a través de éstas, adiferentes percepciones. Pues las percepciones se aprenden mediantecreencias, y la experiencia ciertamente enseña. Te estoy conduciendo auna nueva clase de experiencia que cada vez estarás menos dispuesto anegar. Aprender de Cristo es fácil, pues percibir con Él no entraña ningúnesfuerzo. Sus percepciones son tu conciencia natural, y lo único que tefatiga son las distorsiones que introduces en ésta.

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Deja que sea el Cristo en ti Quien interprete por ti, y no trates de limitar loque ves con creencias pueriles indignas del Hijo de Dios. Pues hasta queCristo no sea aceptado completamente, el Hijo de Dios se considerará así mismo huérfano.

Yo soy tu resurrección y tu vida. Vives en mi porque vives en Dios. Ytodos tus hermanos viven en ti, tal como tú vives en cada uno de ellos.¿Cómo ibas a poder, entonces, percibir indignidad en un hermano sinpercibirla en ti mismo? ¿Y cómo ibas a poder percibirla en ti mismo sinpercibirla en Dios? Cree en la resurrección porque esta ya se haconsumado, y se ha consumado en ti. Esto es tan cierto ahora como loserá siempre, pues la resurrección es la Voluntad de Dios, Quien no sabede tiempo ni de excepciones. Pero no hagas excepciones, o, de locontrario, no percibirás lo que se ha consumado para ti. Puesascendemos hasta el Padre juntos, como fue en un principio, como esahora y como será siempre, pues ésa es la naturaleza del Hijo de Dios talcomo su Padre lo creó,

No subestimes el poder de la devoción del Hijo de Dios, ni el poder queel dios al que venera ejerce sobre él pues el Hijo de Dios se postra anteel altar de su dios, tanto si es el dios que él inventó como si es el Diosque lo creó a él. Por eso es por lo que su esclavitud es tan total como sulibertad, pues obedecerá únicamente al dios que acepte. El Dios de lacrucifixión exige que él crucifique, y sus devotos le obedecen. Secrucifican a sí mismos en su nombre, creyendo que el poder del Hijo deDios emana del sacrificio y del dolor. El Dios de la resurrección no exigenada, pues no es Su Voluntad quitarte nada. No exige obediencia, pues laobediencia implica sumisión. Lo único que quiere es que te descuenta decuál es tu voluntad y que la hagas, no con un espíritu de sacrificio ysumisión, sino con la alegría de la libertad.

La resurrección no puede sino atraerte irresistiblemente a que le ofrezcastu lealtad con agrado porque es el símbolo de la dicha.

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Su irresistible poder reside en el hecho de que representa lo que túquieres ser. La libertad de abandonar todo aquello que te hiere, te humillay te atemoriza no se te puede imponer, pero se te puede ofrecer a travésde la gracia de Dios. Y tú puedes aceptarla mediante Su gracia, pues Dioses misericordioso con Su Hijo y lo acepta sin reservas como Suyo.¿Quién es, entonces, tuyo? El Padre te ha dado todo lo que es Suyo, y ÉlMismo es tuyo junto con todos tus hermanos. Protégelos en suresurrección, pues, de lo contrario, no despertarás en Dios, rodeado de laseguridad de lo que es tuyo para siempre.

No hallarás paz hasta que hayas extraído los clavos de las manos del Hijode Dios y hayas sacado la última espina de su frente. El Amor de Diosrodea a Su Hijo, a quien el dios de la crucifixión condena. No enseñes quemi muerte fue en vano. Enseña, más bien, que no morí, demostrando quevivo en ti. Pues poner fin a la crucifixión del Hijo de Dios es la tarea de laredención, en la cual todo el mundo juega un papel igualmente importante.Dios no juzga a Su inocente Hijo. Habiéndose dado a sí mismo a él,¿cómo iba a poder juzgarlo?

Te has crucificado a ti mismo y te has puesto una corona de espinassobre la cabeza. Aun así, no puedes crucificar al Hijo de Dios, pues laVoluntad de Dios no puede morir. Su Hijo ha sido redimido de su propiacrucifixión, y tú no puedes condenar a muerte a quien Dios ha dado vidaeterna. El sueño de la crucifixión aún descansa pesadamente sobre tusojos, pero lo que ves ensueños no es la realidad. Mientras sigaspercibiendo al Hijo de Dios como crucificado, es que estás dormido. Ymientras creas que puedes crucificarle, estarás simplemente teniendopesadillas. Tú que estás comenzando a despertar, todavía eresconsciente de tus sueños y aún no los has olvidado. Te olvidarás de ellosy cobrarás conciencia de Cristo cuando otros despierten para compartircontigo tu redención.

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Despertarás a tu propia llamada, pues la Llamada a despertarseencuentra dentro de ti. Si vivo en ti, tú estás despierto. No obstante, tienesque ver las obras que llevo a cabo a través de ti, o, de lo contrario, nopercibirás que las he llevado a cabo en ti. No pongas límites a lo quecrees que puedo hacer a través de ti, o no aceptarás lo que puedo hacerpor ti. Esto, no obstante, ya ha tenido lugar, y a menos que des todo loque has recibido, no sabrás que tu redentor vive y que has despertadoCon él. La redención se reconoce únicamente compartiéndola.

El Hijo de Dios está a salvo, Lleva únicamente esta conciencia a laFiliación, y tu papel en la redención será tan importante como el Mío. Puestu papel tiene que ser como el mío si lo aprendes de mi. Si crees que eltuyo está limitado, no haces sino limitar el mío. No hay grados de dificultaden los milagros porque todos los Hijos de Dios tienen el mismo valor, y suigualdad es su unicidad. Todo el poder de Dios reside en cada una desus partes por igual, y nada que contradiga Su Voluntad es grande opequeño. Lo que no existe no tiene tamaño ni medida. Para Dios todo esposible. Y a Cristo le es dado ser como el Padre.

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La condición de la realidadEl mundo que tú percibes no pudo haber sido creado por el Padre, puesel mundo no es tal como tú lo ves. Dios creó únicamente lo eterno, y todolo que tú ves es perecedero. Por lo tanto, tiene que haber otro mundo queno estás viendo. La Biblia habla de un nuevo Cielo y de una nueva tierra,mas esto no puede ser cierto en un sentido literal, pues lo que es eternono puede volver a ser creado. Percibir de manera diferente essencillamente percibir de nuevo, lo cual implica que antes, o en el ínterin,no estabas percibiendo en absoluto. ¿Cuál es entonces el mundo que leespera a tu percepción cuando finalmente lo veas?

Todo pensamiento amoroso que el Hijo de Dios jamás haya tenido eseterno. Los pensamientos amorosos que su mente percibe en estemundo constituyen la única realidad de éste. Siguen siendo percepcionesporque él todavía cree estar separado. Mas son eternos porque sonamorosos. Y al ser amorosos son semejantes al Padre, y, por lo tanto, nopueden morir. El mundo real ciertamente se puede percibir. Lo único queello requiere es que estés dispuesto a no percibir nada más. pues sipercibes tanto el bien como el mal, estarás aceptando lo falso y loverdadero, y no estarás distinguiendo claramente entre ellos.

El ego tal vez vea algo bueno, pero nunca ve sólo lo bueno. Esa es larazón de que sus percepciones sean tan variables. No rechaza la bondadpor completo, pues eso sería inaceptable para ti. Pero siempre añade a loreal algo que no es real, confundiendo así la ilusión con la realidad. Pueslas percepciones no pueden ser parcialmente verdaderas. Si crees tantoen la verdad como en la ilusión, no podrás saber cuál de ellas es cierta.Para establecer tu propia autonomía trataste de crear de manera diferentede cómo crea tu Padre, creyendo que lo que hiciste podía ser distinto deÉl. No obstante, todo lo que es verdad es como Él.

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Percibir únicamente el mundo real te conducirá al Cielo real, ya que tecapacitará para comprenderlo.

Percibir la bondad no es conocimiento, mas negar lo opuesto a la bondadte permite reconocer una condición en la que los opuestos no existen. Yésta es la condición del conocimiento. Sin esta conciencia no habrássatisfecho sus condiciones, y hasta que no lo hagas no sabrás que yadispones de él. Has concebido muchas ideas que has interpuesto entre tuCreador y tú, y estas creencias constituyen el mundo que percibes. Laverdad no está ausente aquí, pero está velada. No sabes cuál es ladiferencia entre lo que tú has fabricado y lo que Dios creó, y de estemodo no sabes cuáles la diferencia entre lo que tú has fabricado y lo quetú has creado. Creer que puedes percibir el mundo real es creer quepuedes conocerte a ti mismo. Puedes conocer a Dios porque SuVoluntad es que se le conozca. De todo lo que has fabricado, el mundoreales lo único que el Espíritu Santo ha conservado para ti, y la salvaciónconsiste en percibir únicamente eso, ya que es el reconocimiento de quela realidad es únicamente lo que es verdad.

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El problema y la respuestaEste curso es muy simple. Quizá pienses que no necesitas un curso que,en última instancia, enseña que sólo la realidad es verdad. Pero ¿creesrealmente esto? Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no locreías. Mas la rapidez con la que tu nueva y única percepción real seconvertirá en conocimiento no te dejará más que un instante en el quedarte cuenta de que solamente eso es verdad. Y luego todo lo queinventaste pasará al olvido: lo bueno y lo malo, lo falso y lo verdadero.Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno, dejarás de ver incluso elmundo real. El mundo no acabará destruido, sino que se convertirá en elCielo. Lo que constituye la reinterpretación del mundo es latransformación de toda percepción en conocimiento.

La Biblia os dice que os volváis como niños. Los niños reconocen que noentienden lo que perciben, y, por lo tanto, preguntan cuál es susignificado. No cometas la equivocación de creer que entiendes lo quepercibes, pues su significado se te escapa. Mas el Espíritu Santo hapreservado su significado para ti, y si tú le permites que lo interprete, Él tedevolverá lo que tú despreciaste. Sin embargo, mientras creas que sabescuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad depreguntárselo a Él.

No sabes cuál es el significado de nada de lo que percibes. Ni uno solode los pensamientos que albergas es completamente verdadero.Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. No es queestés desencaminado; es que no has aceptado ningún guía. De lo quemás necesidad tienes es de aprender a percibir, pues no entiendes nada.Reconoce esto, pero no lo aceptes, pues el entendimiento es tu herencia.

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Las percepciones son algo que se aprende, y ya dispones de un Maestro.Mas para estar dispuesto a aprender de Él tienes que estar dispuesto aponer en duda todo lo que aprendiste por tu cuenta, pues tú que no teenseñaste a ti mismo bien no deberías ser tu propio maestro.

Solamente tú puedes privarte a ti mismo de la verdad. Dios, no obstante,no te negará la Respuesta que Él dio. Pide, pues, lo que es tuyo, lo cualno es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. Tú ocasionaste elproblema que Dios ha resuelto. Por lo tanto, hazte únicamente esta simplepregunta:¿Deseo el problema o la solución?Decídete por la solución y la tendrás, pues la verás como es y que yadispones de ella.

Tal vez te quejes de que este curso no es lo suficientemente específicocomo para poderlo entender y aplicar. Mas tal vez no hayas hecho lo queespecíficamente propugna. Éste no es un curso de especulación teórica,sino de aplicación práctica, Nada podría ser más especifico que el que ledigan a uno que si pide recibirá. El Espíritu Santo te dará la respuestapara cada problema específico mientras creas que los problemas sonespecíficos. Su respuesta es a la vez una y muchas mientras sigascreyendo que el que es Uno es muchos. Puede que tengas miedo de Suespecificidad por temor a lo que crees que ésta pueda exigirte. mas esúnicamente pidiendo como aprenderás que lo que procede de Dios no teexige nada en absoluto. Dios sólo da, nunca quita. Cuando te niegas apedir, es porque crees que pedir equivale a quitar en vez de a compartir.

El Espíritu Santo te dará sólo lo que es tuyo, sin pedirte nada a cambio.Pues lo que es tuyo es todo lo que existe, y lo compartes con Dios. Ésaes su realidad. ¿Podría el Espíritu Santo, que sólo dispone restituir, sercapaz de interpretar incorrectamente la pregunta que necesitas hacer paradarte cuenta de Su respuesta? Has oído la respuesta, pero no hascomprendido bien la pregunta.

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Crees que pedirle consejo al Espíritu Santo es pedir que se te prive dealgo.Criatura de Dios, no entiendes a tu Padre. Crees en un mundo quearrebata porque crees que arrebatando puedes obtener lo que quieres. Yesa percepción te ha costado perder de vista el mundo real. Tienesmiedo del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyosólo con que lo pidas. No te lo niegues a ti mismo, pues únicamentepuede liberarse. Nada que proceda de Dios puede esclavizar a Su Hijo, aquien Él creó libre y cuya libertad está al amparo de Su Ser.

Bienaventurado tú que estás dispuesto a pedirle la verdad a Dios sinmiedo, pues sólo así podrás aprender que Su respuesta es la liberacióndel miedo.

Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo solamente lo que te prometí.¿Crees que yo te iba a engañar? El Reino de los Cielos está dentro de ti.Ten fe en que la verdad está en mi porque yo sé que está en ti. Los Hijosde Dios no tienen nada que no compartan. Pídele la verdad a cualquierHijo de Dios, y me la habrás pedido a Mi. Cada uno de nosotros tienedentro de si la respuesta para poder dársela a cualquiera que la pida.Pídele cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre te lo concederá, puesCristo no se engaña con respecto a Su Padre, ni Su Padre se engaña conrespecto a Cristo. No te engañes, pues, con respecto a tu hermano, yconsidera sus pensamientos amorosos como lo único que constituye surealidad, pues al negar que su mente esté dividida sanarás la tuya.Acéptalo como su Padre lo acepta y cúrale en Cristo, pues Cristo es sucuración así como la tuya. Cristo es el Hijo de Dios que no está en modoalguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan amorososcomo el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. No teengañes con respecto al Hijo de Dios, pues, si lo haces, no podrás sinoengañarte inevitablemente con respecto a ti mismo. Y al engañarte conrespecto a ti mismo te engañarás con respecto a tu Padre, para Quiencualquier engaño es imposible.

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En el mundo real no hay enfermedades, pues en él no hay separación nidivisión. En él sólo se reconocen los pensamientos amorosos, y, puestoque todo el mundo dispone de tu ayuda, la Ayuda de Dios va contigo atodas partes, A medida que, por el hecho de pedir esta Ayuda estésdispuesto a aceptarla, la ofrecerás porque la desearás. Nada estará fueradel alcance de tu poder sanador porque nada que pidas te será negado.¿Qué problema puede haber que no desaparezca en presencia de laRespuesta de Dios? Pide, entonces, conocer la realidad de tu hermanoporque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada latuya.

No aceptes la percepción variable que tu hermano tiene de si mismo,pues su mente dividida es la tuya, y no aceptarás tu propia curación sin lasuya. Compartís el mundo real de la misma manera en que compartís elCielo, y la curación de tu hermano es tu curación. Amarte a ti mismo escurarte a ti mismo, y no puedes percibir una parte de ti mismo comoenferma y lograr tu objetivo. Hermano mío, sanamos juntos al vivir juntos yal amar juntos. No te engañes con respecto al Hijo de Dios, pues él esuno consigo mismo y uno con su Padre. Ama a aquel a quien su Padreama, y te darás cuenta del Amor que tu Padre te profesa.

Si percibes que un hermano te ha ofendido, arranca la ofensa de tumente, pues es Cristo el que te ofende y estás engañado con respecto aÉl. Sana en Cristo y no te sientas ofendido por Él, pues la ofensa no tienecabida en Él. Si lo que percibes te ofende, te ofendes a ti mismo ycondenas al Hijo de Dios a quien Dios no condena. Deja que el EspírituSanto elimine todas las ofensas que el Hijo de Dios comete contra símismo y no percibas a nadie si no es a través de Su consejo, pues Élquiere salvarte de toda condenación. Acepta Su poder sanador yextiéndelo a todos los que Él te envíe, pues Su Voluntad es sanar al Hijode Dios, con respecto al cual Él no se engaña.

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Los niños perciben fantasmas, monstruos y dragones espantosos y seaterran. Mas si preguntan a alguien en Quien confían cuál es el significadode lo que perciben, y están dispuestos a abandonar sus propiasinterpretaciones en favor de la realidad, su miedo desaparece junto conellas. Cuando se ayuda a un niño a que se dé cuenta de que lo quepensaba que era un fantasma es en realidad una cortina, el "monstruo"una sombra y el "dragón" un sueño, deja entonces de tener miedo y se ríefelizmente de su propio miedo.

Hijo mío, tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. Peroestás simplemente engañado con respecto a ellos y con respecto a timismo. Pregúntale al Maestro de la realidad lo que son ellos y lo que erestú, y al escuchar Su respuesta, tú también te reirás de tus miedos y losreemplazarás con la paz. Pues el miedo no se encuentra en la realidad,sino en las mentes de aquellos niños que no entienden la realidad. Esúnicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, y cuandoaprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. Y así, cuandovuelvan a tener miedo preguntarán de nuevo cuál es la verdad. No es larealidad de tus hermanos, ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. Nosabes lo que son y debido a ello los percibes a ellos y a ti mismo comofantasmas, monstruos y dragones. Pregúntale cuál es su realidad a Aquelque la conoce, y Él te dirá lo que ellos son. Pues tú no entiendes lo queellos son, y, puesto que estás engañado con respecto a lo que ves,necesitas la realidad para poder desvanecer tus miedos.¿No intercambiarías tus miedos por la verdad, teniendo en cuenta quepuedes lograrlo sólo con pedirlo? Pues si Dios no está engañado conrespecto a ti, únicamente tú puedes estar engañado con respecto a timismo. Puedes, no obstante, aprender del Espíritu Santo cuál es laverdad acerca de ti, y Él te enseñará que, al ser tú parte de Dios, elengaño no tiene cabida en ti. Cuando te percibas a ti mismo sin engañoalguno, aceptarás el mundo real en lugar del mundo falso que fabricaste.Y entonces tu Padre descenderá hasta ti y dará el último paso por ti,elevándote hasta Él.

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