Un caso de inscripción social territorial

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* Ana Matus es socióloga. Es docente de Introducción a la Sociología en la Licenciatura en Servicio Social y de Historia del Conocimiento Sociológico II en la carrera de Sociología en la Universidad Nacional del Comahue. Integra el Proyecto de Investigación “La construcción de las identidades colectivas en las organizaciones de trabajado- res desocupados de las provin- cias de Neuquén y Río Negro” dirigido por Maristella Svampa. Revista de la Facultad 13, 2007 89 Resumen Situados en el entramado relacional configurado en este barrio situado al oeste de la capital neuquina, nos ocuparemos en el presente artículo de la descripción de aquellas prácticas ancladas territorialmente que se confi- guran como clientelares, prácticas que dependen de recursos estatales, mayoritariamente provinciales. Para comprender el espeso tejido de relaciones y representaciones que se constituyen en la zona, comen- zaremos narrando los orígenes del barrio, para perfilar a continuación las características más salientes de las insti- tuciones que resultan centrales en el desenvolvimiento cotidiano del entramado asistencial del barrio. territorialización – clientelismo - prácticas asistenciales - repre- sentaciones sociales 1 Este artículo se basa en una parte de mi tesis de maestría presentada en 2006 en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) sede Argentina, realizada en el marco del proyecto D056. Revista de la Facultad 13, 2007 89-112 Un caso de inscripción social territorial El Barrio San Lorenzo Norte Ana Matus* [email protected] 1 05 Ana Matus.qxp 26/10/2007 12:19 Página 89

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* Ana Matus es socióloga. Esdocente de Introducción a laSociología en la Licenciatura enServicio Social y de Historia delConocimiento Sociológico II enla carrera de Sociología en laUniversidad Nacional delComahue. Integra el Proyecto deInvestigación “La construcciónde las identidades colectivas enlas organizaciones de trabajado-res desocupados de las provin-cias de Neuquén y Río Negro”dirigido por Maristella Svampa.

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Resumen

Situados en el entramado relacional configuradoen este barrio situado al oeste de la capital neuquina, nosocuparemos en el presente artículo de la descripción deaquellas prácticas ancladas territorialmente que se confi-guran como clientelares, prácticas que dependen derecursos estatales, mayoritariamente provinciales.

Para comprender el espeso tejido de relaciones yrepresentaciones que se constituyen en la zona, comen-zaremos narrando los orígenes del barrio, para perfilar acontinuación las características más salientes de las insti-tuciones que resultan centrales en el desenvolvimientocotidiano del entramado asistencial del barrio.

territorialización – clientelismo -prácticas asistenciales - repre-

sentaciones sociales

1 Este artículo se basa en unaparte de mi tesis de maestríapresentada en 2006 en laFacultad Latinoamericana deCiencias Sociales (Flacso) sedeArgentina, realizada en el marcodel proyecto D056.

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El Barrio San Lorenzo Norte Ana Matus*[email protected]

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A case of territorial social inclusionSan Lorenzo Norte Neighbourhood

On the basis of the relationships established in thisneighbourhood on the west of the capital city ofNeuquén, this article presents a description of practiceswhich depend on state – mostly provincial - resources.

In order to understand the complex network ofrelationships and representations in the area, we will des-cribe the origins of the neighbourhood, to then outlinethe most salient characteristics of the institutions whichbecome central in the everyday development of the assis-tance network of the group of people who live in SanLorenzo Norte.

territorialisation – assistance

practices – social representa-

tions

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I

El origen del barrio San Lorenzo Norte puedeencuadrarse como una avanzada de lo que varios analis-tas2 denominan nuevas manifestaciones en los reperto-rios de acción colectiva.3 Se refieren así a un nuevo aba-nico de movilización, diferente de aquel repertorio clásicoque giraba alrededor de los sindicatos y los partidos.

El “nuevo repertorio de acción” de las clases popu-lares argentinas aparece constituido por los cortes de ruta(piquetes); las revueltas populares en contra de autorida-des provinciales o nacionales (estallidos); el asalto acomercios en contextos de graves crisis económicas(saqueos) y, finalmente, las ocupaciones ilegales de tierrasseguidas por el desarrollo de un conjunto de organizacio-nes barriales, los asentamientos que nuestros entrevista-dos denominan “las tomas”. Estas nuevas modalidadesaparecen vinculadas en Neuquén con transformacionesestructurales tales como el proceso de dualización social,la configuración de una matriz económica de tipo “encla-ve”, la desocupación y el avance del rol del Estado pro-vincial como principal propugnador de la desinstituciona-lización de la relación salarial.

La ocupación ilegal de tierras dio origen al barrioque nos ocupa, ya que San Lorenzo Norte es un barrioconstruido a partir de una toma en vísperas de un actoeleccionario.

Todo comenzó durante la intendencia del luegogobernador emepenista, Jorge Sobisch. En el inicio, elbarrio se denominaba San Lorenzo Sur. Cuando comienzaa formalizarse la situación del nuevo barrio –luego de lausurpación de los dúplex en 1987- se lo llama “Norte”para diferenciarlo del anterior y darle visibilidad. La divi-sión del barrio se discutió durante tres días en una escue-la de la zona, motorizada por una Comisión de reclamoque agrupaba a vecinos sin afiliación política en esemomento. Allí se decide la separación de ambos barrios apartir de la calle República de Italia y se señala en el mapala división.4

La toma de terrenos inicial se explica como motiva-

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2 Entre quienes utilizan la nociónde “nuevo repertorio” seencuentran Merklen, Denis(2005) Pobres ciudadanos. Lasclases populares en la era demo-crática (Buenos Aires: Gorla);Auyero, Javier (2002): La protes-ta. Relatos de la beligeranciapopular en la Argentina de losnoventa (Buenos Aires: UBA-Libros del Rojas); y Farinetti,Marina (2000): “Violencia y risacontra la política en elSantiagueñazo: indagaciónsobre el significado de una rebe-lión popular” en Apuntes Nº6,Buenos Aires, pp.77-126, y(2002) “Los significados del‘Santiagueñazo’, un estallidosocial”, en L’Ordinaire latino-americain Nº 188, Tolouse, pp.109-17.

3 Siguiendo la conceptualizaciónpropuesta por Charles Tilly(1986) un repertorio de accióncolectiva es el conjunto demedios de los que disponen laspersonas –como grupo particu-lar de actores- para realizarreclamos. Estas ‘herramientas’para la acción son limitadas y sir-ven como un marco definido dela interacción social. Se gestanen una historia compartida y seconstituyen como las formasaceptadas para expresar reivindi-caciones, caracterizando unaépoca.

4 Entrevista a Manuel (M) sobrela historia del Barrio San Lorenzonorte. Realizada en la ComisiónVecinal (21-05-2004)

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da por la gran demanda de vivienda que existía en esemomento,5 es decir, que la toma aparece en la represen-tación de los ocupantes como una modalidad de accesoal hábitat.

Durante 1987, el estado neuquino comenzó laconstrucción de dúplex que se venden mediante un siste-ma de mensualidades. De hecho, el barrio está conforma-do por una sucesión de viviendas de construcción estataltributarias de etapas diferentes y de dispar calidad:dúplex de 3,60 metros, de 6,00 metros y de 7,00 metros,así como por casas de 9,60 metros de frente por 35metros de cola.6 Las primeras viviendas fueron usurpadas,justificándose la ocupación por considerar que la adjudi-cación que llevaba a cabo el Instituto de la Vivienda resul-taba fraudulenta.7

Esas primeras viviendas se hicieron junto con laescuela (Nº 193) a la que se le agregó una escuela deemergencia que se habilitaba por sectores (Nº 115) por lacantidad de gente que iba llegando al barrio. Tambiéncomenzó a extenderse el recorrido de una línea interur-bana de colectivos.8

Como en muchos otros asentamientos, a la apro-piación colectiva de terrenos sigue un movimiento quebusca iniciar una urbanización. En el caso de San LorenzoNorte, este movimiento cristalizó en una Comisión deReclamo formada en 1989. Nació como una comisión depadres de una escuela, que buscaba que sus hijos tuvie-ran mejor educación y se les brindara un refrigerio a loschicos. Cuando lograron ese objetivo, se acercaron variosvecinos para quejarse por la falta de gas e iniciaron accio-nes para que el Estado provincial les diera una solución.La demanda que se le hacía al Estado se centraba en quelas casas estaban sin conexión de cloacas, gas y agua.

La comisión promovió reuniones en distintas escue-las y en distintos espacios. Empezaron a recibir respuestay se entregaban nichos de gas a la gente de la manzanadonde se hacia una reunión. Al tener eco en estos recla-mos, comenzaron a pedir las cloacas, que fueron final-mente instaladas en el año ’94. La conexión de gas ya rea-lizada está en disputa: los habitantes del barrio

5 Entrevista (M) 21-05-2004

6 Entrevista (M) 21-05-2004

7 Entre los usurpadores seencontraba (M) quien justifica laacción comentando que los queestaban en los primeros lugarespara la adjudicación de lasviviendas por el Instituto eran“los amigos de los amigos”.(Taranda, Matus, Maqueda:2004)

8 Entrevista (M) 21-05-2004

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consideran que es una tarea responsabilidad del Estado yse niegan a pagarla mientras que la empresa que realizólas obras (privada) quiere cobrar el recupero.9

Esa misma comisión, que agrupaba a hombres ymujeres entrelazados en una estructura de solidaridadterritorial, se vinculó con el líder emepenista Felipe Sapagpara organizar un comedor comunitario en el barrio.Empezó a funcionar en 1989 y se cerró en 1991, fecha enque también se disolvió la comisión de reclamo. Esecomedor tenía el objetivo de alimentar a niños, peroluego se extendió a jubilados y a personas carenciadas.Quienes lo dirigían encuadraron esta actividad dentro delo político partidario, encolumnados tras la línea sapagis-ta del MPN.10

A partir de la movilización, algunos vecinos logra-ron el alta de tenencia como boleta de compraventa, demanera que empezaron a regularizar su situación y deja-ron de ser denominados “intrusos”.

Merklen (2005) señala a los asentamientos comouno de los primeros componentes del nuevo repertoriode acciones colectivas, en tanto sitúa las primeras ocupa-ciones de tierra en 1981 con la invasión de terrenos en lazona sur del Gran Buenos Aires. Distingue dos momentosen la dinámica de estos movimientos. El primer momentolo refiere a la acción de las organizaciones barriales dirigi-da a la construcción de un barrio, entendiendo por tal unhábitat “normal” por oposición a la villa. Asimismo, es elperíodo en que se establece un soporte de solidaridad anivel territorial. La historia de este barrio, narrada por lospropios protagonistas, parece contenerse en este primermovimiento colectivo de inicio. El segundo momentomarca la constitución de las organizaciones barrialescomo un factor de participación que busca detener losefectos del empobrecimiento y la desocupación, articu-lando una demanda social ya no asociada al mundo deltrabajo ni organizada por sindicatos. Es el momento decreación de un movimiento que actúa sobre el sistemapolítico. En el caso del San Lorenzo Norte, la organizaciónque motorizaba los reclamos se disuelve y cede este papela la Comisión Vecinal. Corría el año 1991y la dirección

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9 Entrevista (M) 21-05-2004

10 Entrevistas Andrea (A), Berta(B) y Miguel (M), organizadoresde aquel Comedor Comunitario.Realizada el 03-06-2004.

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política de la Comisión era aún emepenista. Esta situación cambia unos años después cuando

un dirigente del Movimiento de TrabajadoresDesocupados (MTD) gana la presidencia de dicha organi-zación. Luego de tres períodos como presidente de laComisión (2001, 2003, 2005), este vecinalista encabezarála lista de concejales como candidato al ConcejoDeliberante, dentro de una coalición política -Unión delos Neuquinos- que nuclea al Movimiento Político, Socialy Cultural que impulsa la CTA, el Movimiento de UnidadNeuquina, el MP20 de diciembre y el Frente deAgrupaciones Barriales. En una conferencia de prensabrindada el 14 de enero de 2005 se resumían los temasque habían motivado la conformación del partido: “...ladesocupación, la falta de agua y de vivienda, las defini-ciones en materia de salud y el abandono de los jóvenesque se están muriendo por el consumo de cerveza...” (cit.en Taranda, Matus, Maqueda: 2005).

Resulta claro el papel que empiezan a desempeñarestas organizaciones barriales como un camino de parti-cipación hacia la arena política, en donde buscan hacervisible una demanda social articulada alrededor de la coti-dianeidad de empobrecimiento y desocupación de susterritorios.

Cuando en 1991 asume Sobisch su primer gobier-no provincial, el referente de la Comisión de Reclamogana las elecciones como presidente de la ComisiónVecinal y, al mismo tiempo, cambia su adscripción parti-daria afiliándose al MPN. En esa coyuntura, se diluye laComisión de Reclamo.11

Si bien algunos vecinos continuaron movilizándose,ya no encontraron eco a sus pedidos. Las políticas de pri-vatizaciones que comenzaron a implementarse cambia-ron drásticamente la definición de los problemas. Hastaese momento, quienes ocupaban o usurpaban en lastomas lo hacían para procurarse un hábitat, pero teníanun ingreso que no provenía de subsidios sino de empleosen la construcción o en las petroleras.12

Las transformaciones que se fueron produciendo anivel estructural llevaron a que la definición de los pro-

11 Entrevista (M) 21-05-2004

12 Manuel establece claramentela diferencia entre la época ini-cial del barrio y la situación almomento en que se realiza laentrevista, en relación al pasajede la demanda de vivienda a lade trabajo como la más urgente.Atribuye la causa de esta trans-formación al gobierno deMenem y “las privatizaciones”.(Taranda; Matus; Maqueda:2004)

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blemas claves se desplazara de la vivienda hacia elempleo, la alimentación, la seguridad. Las “salidas” haciael sistema político para obtener las intervenciones institu-cionales que permitieran la construcción de la escuela, elcomedor o el dispensario del barrio dejan de resultar efec-tivas. Como veremos en el próximo apartado, se inviertela dirección del movimiento y es el sistema político el que“desembarca” en los barrios para acotar la “visibilidad”de sus habitantes a este hábitat (y evitar la salida de éstoshacia espacios céntricos).

II

El movimiento de territorialización, de replieguesobre el barrio, da lugar a nuevas lógicas de acción eincluso nuevos actores. Este proceso de desplazamientohacia lo local que se viene produciendo desde comienzode los ‘80 y en especial a partir de los ‘90, debe com-prenderse en el contexto de crisis y empobrecimientoresultante de la degradación del mundo del trabajo y elconsecuente desempleo masivo.

Como señala Merklen, el barrio se fue constituyen-do como centro organizativo de episodios de coopera-ción, movilización y protesta colectiva. El componentelocal comienza a perfilarse como el elemento principal dela inscripción social de una masa creciente de individuosy familias que no pueden definir su status social ni orga-nizar la reproducción de su vida cotidiana exclusivamentea partir de los frutos de su trabajo (Merklen, 2005: 59).

Siguiendo este argumento, el proceso de desafilia-ción desarrollado por Castel (1997) -entendido, desde laperspectiva de la sociedad, como la descomposición deun sistema de integración social y desde los individuos otrabajadores como pérdida de las inscripciones colectivas-encuentra una posibilidad de reafiliación en la inscripciónterritorial. Allí, los más carenciados encuentran modos desupervivencia y la base para una recomposición identita-ria.

En condiciones de existencia donde reina la preca-riedad, la inestabilidad de la vida cotidiana aparece como

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una característica sabida de los mundos populares. Eneste sentido, se postula que son las estructuras de lo rela-cional, ancladas en el barrio, las que aportan las principa-les formas de estabilidad. Desarrollando esta argumenta-ción, en el San Lorenzo Norte el entramado específico derelaciones institucionalizadas que actúan como soportesorganizacionales de sus habitantes aparecen cristalizadasen dos instituciones que, a nuestro entender, sobrellevanuna suerte de hegemonía organizacional compartida enel barrio: la Comisión Vecinal y la delegación barrial de lasubsecretaría de Acción Social de la provincia deNeuquén.

Para explicar esta afirmación debemos mencionarcomo fuentes de inestabilidad la actual relación con eltrabajo y el papel de las instituciones públicas como pro-pugnadoras de la informalización laboral.13 El antiguo rolde “gran integrador” que desempeñaban las condicionesde trabajo y la seguridad del empleo, que fueron el ger-men de la estabilidad durante el siglo XX y que permitióorganizar las historias individuales e intergeneracionales,ha quedado desarticulado. La experiencia obrera y laextensión del trabajo asalariado ha sido sustituido por lasnuevas formas de precariedad laboral.

Frente a esta falta de regularidad, el barrio aparececomo base principal de la estabilización de la experienciamediante dos tipos de soporte: el sistema social local,dominio de las solidaridades que estructuran el mundoinmediato de las pertenencias –la familia, el vecindario, lareligión-; y el ámbito de la acción colectiva donde seencuadran las organizaciones sociales y políticas.Mediante las organizaciones barriales se diseñan las for-mas de movilización ante las instituciones con las quecomparten una base local. (Merklen, 2005)

Avanzando más allá de lo planteado por Merklen,afirmamos que desde las instituciones estatales mismas -que encarnan el Estado provincial- se promueve un tipode vinculación que recrea el mundo inmediato de las per-tenencias, entre los habitantes del barrio y los agentescomunitarios (encargados de la distribución de la asisten-cia a los beneficiarios, que comparten con ellos la ads-

13 Para la caracterización delpapel del Estado neuquino comoprincipal propugnador de la pre-cariedad y la informalizaciónlaboral véase Taranda, Demetrio(2005) “La estatalización de laocupación en el conglomeradourbano Neuquén-Plottier entre1998 y 2003” en La Revista de LaFacultad, Año 10 – Nº 11,Publifadecs, p.49-68.

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cripción territorial como fuente identitaria). Justamente,cuando escuchan a la gente, reciben sus regalos, atiendensus problemas, les dedican su tiempo, están -mediante suacción aparentemente solidaria de raíz local- propagandovalores y creencias que buscan reordenar el mundo yguiar las acciones de los habitantes desestimando princi-pios de valor alternativos como matriz de la acción.

En la búsqueda de delinear el entramado de rela-ciones clientelares del barrio, resulta imprescindible avan-zar en sendas caracterizaciones de la Comisión Vecinal yla delegación barrial de la Subsecretaría de Acción Socialde la provincia, entendidas como instituciones centralesen la vida organizacional del territorio.

Recordemos que la Comisión vecinal aparece en elrelato de los habitantes del barrio como una instituciónque se remonta a los inicios del San Lorenzo Norte yocupa un lugar de suma importancia en su trama organi-zacional.

Las Comisiones Vecinales son organismos querepresentan a los barrios ante las instituciones del gobier-no. Renuevan sus autoridades cada dos años y están inte-gradas por nueve miembros cuya representación es pro-porcional a los votos obtenidos. Actualmente, el padrónestá integrado por 5235 vecinos, de los que votaron 1238en la última elección (23.65%) (datos contenidos enTaranda, Matus, Maqueda, 2005).

Inicialmente conducida por gente vinculada al par-tido provincial en el poder, el Movimiento PopularNeuquino era el lugar donde se desarrollaban prácticas dehomologación que validaban la tramitación de subsidioso empadronamiento para el logro de algún puesto de tra-bajo. Actualmente, bajo la dirigencia del Movimiento deTrabajadores Desocupados, aparece como un espacio deresistencia a la política hegemónica del partido oficial, unespacio desde donde se busca brindar una alternativa.

Entre las prácticas desarrolladas por la organiza-ción resulta central la administración de aproximadamen-te mil planes sociales, siendo el MTD el garante del cum-plimiento de las contraprestaciones reglamentarias.14 Adiferencia de otras estructuras organizacionales, los diri-

14 Información brindada porSonia (S) coordinadora de lostalleres de contraprestación delMTD; 26-06-2004

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gentes del MTD manifiestan hacia sus integrantes lavoluntad de cuidarlos, de resguardarlos de exigencias queresulten excesivas para los montos que reciben los per-ceptores de los planes. De esta manera, se busca reforzarla legitimidad ya alcanzada con la lucha y la obtención delas demandas sectoriales.

Una discrepancia sustancial con respecto a las con-traprestaciones de los planes que recibe el MTD en rela-ción con el resto de las instituciones es la forma en quetal contraprestación se realiza (y se representa como unlogro, producto de la lucha del Movimiento de los traba-jadores).

Como nos cuenta Sonia:

“... en los talleres hacen la contraprestación del plan

social. Nosotros tenemos cada taller dos veces por sema-

na y hacen dos horas, en vez de hacer las cuatro horas

reglamentarias de lunes a viernes. Eso nos costó mucho

lograrlo, porque antes las mujeres tenían que salir a la

calle a hacer vereda, trabajar como los hombres, limpiar

plazas en invierno. Eso fue una lucha de nosotros porque

teníamos que imponernos ante el gobierno.”15

Como vemos, la modalidad de contraprestaciónque les exige el MTD a sus integrantes brinda a las muje-res (las cuales, según nos señala Sonia, son el 70 %)16 laposibilidad de tener tiempo para prácticas laborales noregistradas que les permitan redondear el ingreso.17

A la vez, esta vocación de cuidado se manifiesta enel hecho de que la contraprestación se realice en el localde la Comisión Vecinal -el “obrador”, como le dicen- en laforma de talleres de tejido, de cestería, de porcelana enfrío, corte y confección, como una forma de evitar que lasmujeres trabajen a la intemperie, sufriendo las inclemen-cias del tiempo. Finalmente, hay mujeres a las cuales laComisión Vecinal les justifica la no contraprestación por-que son madres de muchos hijos o mujeres mayores.

La resistencia y diferenciación que intentan ejercercon respecto a las modalidades emepenistas incluye tam-bién la negativa de servir de canal de distribución de los

15 Entrevista realizada en el“obrador” de la ComisiónVecinal de San Lorenzo Norte aSonia, la coordinadora de lostalleres de contraprestación delMTD; 26-06-2004.

16 Se repite en San LorenzoNorte un fenómeno ya señaladopor Grimson (2003:73) para laszonas populares de BuenosAires: la participación decisiva delas mujeres en la emergencia yconsolidación de esos espaciosbarriales no se expresa en latoma de la palabra en el espaciopolítico. Los “referentes” deestos grupos son varones.

17 Entrevista a Sonia: 26-06-2004 y agrega: “Si, tambiénhacen trabajo doméstico, van aun planchado, a un lavado. Poreso hacemos los cursos dosveces por semana y les quedatodo el resto para hacer suschangas, es lógico. A los delmunicipio nosotros les dijimos‘no vamos a pretender quevenga una mujer que tengamínimo 4 hijos que con 150pesos mantenga a esas criaturas,los vista o sea les de todas lasnecesidades’ Es imposible,entonces si o sí tienen que hacerotra cosa, (es un) manejo unpoco del gobierno.”

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18 Entrevista (S) 26-06-2004

19 La tipología se completa conla noción de relaciones clientela-res “hacia arriba”, en referenciaa los casos en que la obtenciónde beneficios (básicamente nue-vos planes de empleo para distri-buir o mayor cantidad de ali-mentos) implica el compromisode suspender medidas de fuerzaademás de un apoyo político dealgún tipo. (Grimson, 2003:75)

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recursos que el estado provincial distribuye asistencial-mente: chapas, cajas de comidas, bonos de gas, leña; rei-vindicando la sistemática negación por parte del MTD aasumir funciones asistenciales:

[...] nosotros podemos participar en conjunto, por ejem-

plo tuvimos un problema que las cajas no las entregaban.

Entonces sí, por asamblea, sí, vamos y reclamamos que

entreguen la caja. Pero no que nos entreguen a nosotros.

Siempre nos quisieron meter en ésa, pero nosotros nunca

hemos aceptado recibir nosotros y repartirlas; ni como

organización ni como comisión. Hubo también una época

en que hubo los saqueos. Bajó de allá ‘x’ llamó, que iban

a entregar una bolsa navideña y que nosotros la repartié-

ramos. Y nosotros la rechazamos, pero nosotros le expli-

cábamos a la gente por qué la rechazábamos: porque si

ellos eran los responsables de entregar la asistencia,

entonces que ellos la entreguen, ellos, las asistentes socia-

les o los promotores sociales que tienen. ¿Por qué tienen

que venir a la comisión vecinal cuando ellos tienen su

lugar para entregar las cajas? Aparte, después viene que

vos entregaste acá, que vos te lo quedaste... entonces

nosotros no entregamos nada: ni bono, ni caja. Nosotros

podemos hacer el trámite, nosotros vamos, hacemos el

trámite, reclamamos, pero que ellos trabajen. 18

De esta extensa cita, podemos resaltar otra particu-laridad organizacional: los problemas se plantean y lasdecisiones se toman en discusiones asamblearias, lo quese opone diametralmente a las prácticas discrecionalesque resultan comunes en los mediadores y gestores polí-ticos oficialistas.

Dicho esto, deberíamos incluir en la descripcióncierto matiz que puede desdibujar desde lo empírico ladistinción que se busca establecer desde lo discursivo conrespecto a las prácticas emepenistas. Nos referimos a loque, en la literatura sobre grupos piqueteros y orienta-ciones políticas se ha denominado relaciones clientelares“hacia abajo”.19 Esta noción hace referencia a las situa-ciones en las que los líderes de la organización (que admi-

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nistran planes) estipulan condiciones que los participan-tes no tendrán libertad de analizar. Un ejemplo de estasituación es la decisión colectiva de que quienes no parti-cipen activamente de una protesta no puedan acceder alos beneficios obtenidos, la mentada “asistencia” de laque hablan nuestros entrevistados.

De los dichos de los consultados surge la descrip-ción –absolutamente naturalizada- de algunas prácticasque se acercan aún más a relaciones de clientelismo duro(entendido como el intercambio explícito de beneficiospersonales por votos) al interior de la organización.Aparece durante la charla con Rosaura, cuando noscomenta que está de “vacaciones” de la contraprestaciónque realiza en el “obrador”. Indagando sobre este des-canso, nos explica que, como le hizo la campaña al actualpresidente de la Comisión Vecinal y candidato a Concejal,éste le dio vacaciones por un par de meses. Así, siguecobrando su subsidio de $150 sin tener que registrar suasistencia.20

Con respecto a la relación con los promotoressociales que responden activamente al MPN, es definidapor la responsable de los talleres de contraprestacióncomo una relación de mutuo respeto por el territorio y laadscripción organizacional de las personas. Sin embargo,insiste en delimitar claramente las diferencias con ellos.

Decíamos unos párrafos más arriba que el sistemapolítico “desembarca” en los barrios y evita la salida desus habitantes hacia los espacios céntricos, en un intentode invertir la dirección de los movimientos de los asenta-mientos en sus “salidas” hacia el sistema político paraobtener las intervenciones institucionales.21

La delegación barrial de la Subsecretaría de AcciónSocial de la provincia es la cara visible del plan socialdenominado “El gobierno en los barrios”, lanzado amediados del año 2004 por el gobernador Sobisch. Laintención de este programa es que la ejecución de todaslas políticas se haga a partir de los centros barriales, en losespacios denominados Centros de Acción Social yAsesoramiento (CASA) donde se implementa un primernivel de admisión de la demanda. En estas unidades ope-

20Nota del diario de campo:“Una vez que terminamos laentrevista, Rosaura nos pidióque no fuera registrado lo queiba a decir y nos contó de susvacaciones… ”. Entrevista reali-zada a una vecina del barrio SanLorenzo Norte. 19-11-2005.

21 Con esta afirmación, nos refe-rimos a la presión ejercida direc-tamente por los vecinos.

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22 (Diario Río Negro, 07-04-04;pp. 08-09 y 08-04-04; pp. 30.Diario La Mañana de Neuquén07-04-04; pp. 02-03)

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rativas se imparten programas de huertas familiares,capacitación y formación, talleres diversos y existe unarepresentación de áreas gubernamentales tales comoSalud, Trabajo, Cultura, Deportes, Vivienda y otros.Aparece la posibilidad de que los habitantes del barriorealicen en estas delegaciones trámites relacionados condependencias del Estado, por ejemplo, el InstitutoProvincial de Vivienda y Urbanismo (IPVU).22

Si las relaciones humanas contienen tanto elemen-tos de proximidad como de distanciamiento, una lecturaen clave territorial nos llevaría a reflexionar sobre la vin-culación (o su ausencia) con un punto del espacio: se tra-taría entonces de analizar los componentes de emigra-ción y de sedentarismo. Para Simmel (2002: 211- 217), esen la forma sociológica del extranjero donde se producela combinación de ambas determinaciones, la fusiónentre la proximidad y el alejamiento que constituye laimagen de aquel que, aunque se haya detenido, no se haintegrado completamente.

Tomando el perfil de este tipo simmeliano, pode-mos presentar la figura del habitante de los barrios popu-lares como “el extranjero” con respecto a la ciudad, alcentro; ocupando una posición de permanente lejanía enla proximidad. Los vecinos de San Lorenzo norte, comootros habitantes de los barrios relegados, son extranjerospor su inscripción territorial –para una mirada posiciona-da desde el núcleo de la comunidad- en los márgenes delespacio reconocido como propio del grupo, allí donde sedesarrolla una vida anclada en los límites.

Esta representación sobre los límites del adentro yel afuera del territorio del barrio con respecto al centro,aparece como dato evidente en las palabras de los habi-tantes cuando se los consulta sobre la obtención de losrecursos asistenciales. Tanto la Coordinadora del PlanSocial que desarrolla su práctica asistencial en la delega-ción de la Subsecretaría de Acción Social, como la res-ponsable de los talleres de contraprestación del MTD,comparten la visión sobre los cursos institucionales de lospedidos y el lejano lugar de la respuesta. La primera,señala que su tarea es “... ponerse del lado de la gente: si

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al coordinador superior no se le pide, si no se le genera,se van para otro lado (los recursos asistenciales) entoncestodo lo que se vea se tiene que pelear, si no se pide nollega la asistencia”.23

La información es vital, ya que permite pedir en elmomento adecuado: “...depende de la disponibilidad quehaya allá... no tiene que ver con cercanías de la campa-ña”.24 La segunda, decíamos, comparte esta visiónestructurada sobre la representación de la distancia en lacercanía: “... con los promotores sociales no hay proble-mas, el problema está allá, porque si vos les planteás unproblema acá ellos te lo toman, pero allá no les dan res-puesta... te toman todos los datos pero cuando llegaronallá no les dan la respuesta”.25 Ese acá parece referirse ala cercanía del espacio barrial, mientras que el allá queaparece en los relatos de los habitantes del barrio es esazona donde se concentran las estructuras gubernamenta-les de las instancias decisorias, el centro de las respuestas.Este juego espacial se ratifica en las palabras de Carlos, unagente comunitario: “... no es el reclamo de la gente perosí la demanda que se hace desde (el lugar) de la gente, lademanda que hacemos nosotros; acá no hace falta que lagente vaya, acá medianamente se llega...”

En tanto el extranjero constituye una relación posi-tiva, una forma especial de acción recíproca, parece ser larepresentación social que está contenida en el diseño delPrograma ‘El gobierno en el barrio’. El sentido de estaafirmación se clarifica si pensamos en que los habitantesde los barrios carenciados aparecen en calidad de miem-bros orgánicos de la comunidad, pero adheridos a ella demodo inorgánico: son próximos porque con ellos se tieneen común lo general, la pertenencia a la igualdad huma-na; pero el matiz de extrañamiento aparece porque estaconciencia de tener en común sólo lo general resaltaespecialmente lo no común (Simmel, 2002: 216). El pro-grama de políticas asistenciales puesto en práctica por elgobierno neuquino, puede considerarse una materializa-ción de la relación específica y formal del gobierno pro-vincial emepenista (como el centro del espacio de lacomunidad) con los residentes de los territorios fronteri-

23 Entrevista realizada en la“Delegación” de la Subsecretaríade Acción Social de San LorenzoNorte a la Coordinadora de losagentes comunitarios, Mabel; 06-09-2004.

24 Entrevista a Mabel: 06 -09-2004.

25 Entrevista a Sonia: 26-06-2004

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zos (los extranjeros de los márgenes) que son, sin embar-go, parte de la comunidad.

Es importante resaltar que esta representaciónsocial no articula sólo las visiones de los habitantes de losbarrios, sino que subyace también en quienes diseñan yejecutan el desembarco en los barrios. Tomemos las pala-bras del discurso del gobernador Sobisch en el acto delanzamiento del Plan Social provincial:

“...los que tienen que estar nerviosos son aquellosfuncionarios que no entienden que hay que salir atrabajar por la gente, en el terreno, y no seguir sen-tados detrás del escritorio... los asistentes sociales,los médicos, el gobernador, todo el mundo tieneque salir al terreno y seguramente vamos a resolverlos problemas cuando nos veamos cara a cara conla gente...” (Diario Río Negro, 07-04-04,pp.08-09).

De lo dicho se desprende que la gente que habitaen el terreno no es visible a diario, no es el ciudadano quetransita por la urbe, sino que se lo ve solo a costa de salirde detrás de los escritorios y acercarse al lugar de loshechos. Es una concepción bastante restringida de lagente: aquellas a quienes no se les ven las caras habitan-do espacios urbanos.26 Aquí aparece una apelación direc-ta a esos márgenes como únicos interlocutores de esteprograma asistencial, como un reconocimiento del barrioy su lejanía espacial y simbólica. Con este Plan se ofrece lagarantía de “participación de todas las áreas del gobiernoen el lugar de los hechos, cerca de los domicilios, para eje-cutar acciones...” según la ministro de Acción Social de laprovincia (Diario La Mañana de Neuquén, 07-04-04, pp. 02)

Desde lo procedimental, la entrega de ayuda asis-tencial se realiza a partir de encuestas. Los formularios sellenan con los datos de quien solicita asistencia (quecubre un período de tres meses) y ese formulario se envíaal ministerio de Desarrollo Social, donde se evalúan losingresos y las altas. Se entregan cajas de víveres, colcho-nes, frazadas, bonos de gas, leña, chapas.

Dentro de la Delegación de la Subsecretaría de

26 Sí pueden transitarlos comoparte de sus estrategias desupervivencia. Véase por ejem-plo la figura del cazador urbanotal como la describe DenisMerklen, guiados por una lógicapredatoria en la que ciertos“robos” no son más que partidasde caza que los habitantes reali-zan en la ciudad con el objeto dellevar algo al barrio (2005: 184).Podemos ampliar la imagen paraabarcar vendedores ambulantesy otros trabajos informales comoguiados por una lógica “oportu-nista”.

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Acción Social -lugar que los habitantes del barrio llaman“la Casita Amarilla” por el color con que están pintadassus paredes- quienes encarnan las estructuras guberna-mentales en acto son los agentes comunitarios, la mate-rialización de la presencia del gobierno emepenista den-tro del territorio barrial. El trabajo diario es organizadopor una Coordinadora. También trabaja allí una asistentesocial, en el programa de “Violencia familiar”.27

Los agentes comunitarios son quienes recepcionanlas demandas de ayuda asistencial de los habitantes delbarrio. Cada uno tiene su sector, las manzanas del barrioque les corresponden y de las que son el referente. En laDelegación trabajan ocho de estos promotores socialescomo en general se los nombra, aunque ellos prefierenautodenominarse agentes comunitarios. Podemos hipote-tizar que es un intento de distanciarse de una posible -yodiada- identificación con los punteros o referentes polí-ticos del partido oficial (entendidos en clave de clientelis-mo “duro”), creando mediante el poder de nominaciónuna imagen diferente, donde expresan su manera derepresentarse la propia práctica, mediante la palabra.

Como capital específico, los agentes comunitariosdel San Lorenzo Norte portan su inscripción territorial, sutrayectoria en las redes barriales. Es importante resaltarque comparten el lugar de residencia como fuente identi-taria, ya que es este elemento lo que les permite presen-tarse como parte de un mismo colectivo. Viven en la zonadesde hace años, conviven con sus beneficiarios, como sedenomina a quienes reciben la ayuda asistencial provin-cial. Plantean el vínculo desde estas redes vecinales yanclan también allí su presentación de sí mismos, en lasrepresentaciones del interés/desinterés en relación albienestar de sus vecinos: interés en ayudarlos desde lasolidaridad que motoriza sus acciones, desinterés enobtener algún beneficio personal:

[…] nosotros somos uno más, no nos creemos que esta-

mos superiores a ellos; no, todos vivimos en el mismo

barrio [...] nosotros tratamos de escuchar y ser amigos de

las personas, que se hable, y poder entablar una relación

27 Actualmente se está desarro-llando en todas la delegacionesneuquinas un proceso de con-frontación y conflicto entre losprofesionales –en especialTrabajadores Sociales- y los idó-neos “agentes comunitarios”por definir la legitimidad de susincumbencias. Los primerosestán siendo desplazados porestos últimos, en un claro proce-so de posicionamiento del oficia-lismo.

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más allá de lo que es una asistencia [...] el tema con la

gente no solamente es el agente comunitario de decir ‘mi

trabajo termina acá’. La mejor satisfacción que tenemos en

el barrio es que nosotros salimos de la puerta de la casa y

casi el 90 por ciento de la gente va y nos saluda […]28

Comparten la adscripción barrial con sus beneficia-rios y comparten entre ellos la adscripción partidaria: sonafiliados al Movimiento Popular Neuquino. Dentro delámbito partidario es donde se ha ido desarrollando la tra-yectoria de estos agentes comunitarios, trayectorias labo-rales precarias e informales que acentúan la identificacióncomo iguales con los vecinos. Nos referimos a que hanido implementando, como cualquier habitante del barrio,diversas estrategias de supervivencia. En estos casos, apa-recen vinculadas a instancias partidarias: colaborando sincobrar remuneración alguna al ingresar al juego político,actividad que a la larga los lleva a un puesto remuneradopero precarizado, que luego debería reconvertirse enestable: “...pero lleva su tiempo –nos dice Omar- recién elsegundo año se logra la planta transitoria... es como unaescalera: contrato, planta transitoria, planta permanen-te.”29

La mayoría de los agentes comunitarios entrevista-dos percibe subsidios que oscilan entre los $300 y $500.Su situación laboral no difiere de aquellos a los que asis-ten. Al igual que sus vecinos, aparecen inmersos en unalógica de inestabilidad y precarización. Esta carrera, ensentido informal, puede verse ilustrada en el recorridoque narra Mabel: “...ya tenía acumulado el trabajo comu-nitario en la escuela y al militar en la campaña del ’99 medan la posibilidad de estar acá: primero como 212830

($150: limpiando, cebando mate; “colaborando”) Cuandovieron el trato que tenía con la gente, la afinidad quetenía, un conocimiento bastante amplio del barrio, meofrecieron quedarme a trabajar como promotorasocial”31 Luego es ascendida a la coordinación del grupode agentes comunitarios. Actualmente percibe un subsi-dio de $500.

Como ésta, las historias se repiten: Omar inició su

28 Entrevista realizada en la“Delegación” de la Subsecretaríade Acción Social de San LorenzoNorte a un agente comunitario,Carlos; 16-09-2004.

29 Entrevista realizada en la“Delegación” de la Subsecretaríade Acción Social de San LorenzoNorte a un agente comunitario,Omar ; 16-09-2004.

30 Se refiere a la ley provincial2128, uno de los primeros ins-trumentos jurídicos -del país- deasignación de subsidios a losdesocupados mayores de 18años; promulgado legalmenteen la provincia de Neuquén enseptiembre de 1995.

31 Entrevista a Mabel, 06 -09-2004.

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“carrera” en la Comisión Vecinal del barrio, luego comocolaborador en el Concejo Deliberante y más tarde parti-cipando en la Subsecretaría de la Juventud. Desde allípasó a trabajar en la Delegación, donde por primera vezpercibe remuneración. Antes combinaba sus “colabora-ciones” con trabajos en diversos rubros informales.32

Como resulta claro, los promotores tampoco escapan a lalógica de los recursos estatales como instancias de inte-gración, en tanto ellos mismos son contraprestadores deplanes de asistencia.

Sin embargo, aparece de manera simultánea lanegación de la vinculación entre las instancias partidariasy la situación como promotor gubernamental. “Yo no megané mi lugar por la política [...] Yo a la política no le debonada, mi trabajo me lo he ganado yo con mi capacidad.Ser afiliado del MPN es algo separado, nunca lo negué [laafiliación] pero no está relacionado. Me siento dolido por-que si fueramos tan malas personas no estaríamos acá,no podríamos salir de nuestras casas...”33 nos diceCarlos. La fuente de legitimidad está colocada en el reco-nocimiento de los vecinos, en la eficacia con que cumplesu tarea asistencial desde un sentimiento de entregaauténtica, de preocupación por la gente y ayuda desinte-resada. El resto queda supeditado a la esfera de la políti-ca, ámbito que en el discurso de los promotores apareceescindido de la práctica cotidiana, de la esfera laboral.

Si bien reconocen estar afiliados al partido provin-cial, sostienen que no hacen política dentro de su hora-rio de trabajo.34 Como expresa Omar: “... un militantepolítico se diferencia de un agente comunitario en queeste último no les va a hablar de política, los va a escu-char, va a ver que necesidad tienen en caso de tenerlas osimplemente los va a ver porque no fue a buscar la caja oel bono de gas. Punteros políticos son los que trabajan enpolítica y van a hacer política, a hablarle a la gente dedeterminada persona. Trabajan haciendo campaña, perosin ponerse de candidatos.”

Cabría preguntarse si este sistema de asistencia noestá comportándose como una máquina electoral, entanto monta un aparato coercitivo con sanciones difusas,

32 Entrevista a Omar; 16-09-2004

33 Entrevista realizada en la“Delegación” de la Subsecretaríade Acción Social de San LorenzoNorte a un agente comunitario,Carlos ; 16-09-2004

34 “... la parte militante se hacefuera del horario de trabajo: invi-tar a la gente a votar, informarlesque hay una elección, qué es loque se elige y qué es lo que sepuede llegar a cambiar o seguirhaciendo.” nos dice uno de losagentes comunitarios entrevista-do. Entrevista a Omar; 16-09-2004.

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sostenido en la condicionalidad de la asistencia ligada almomento de elegir autoridades mediante el sufragio.Estaríamos entonces frente a un clientelismo “institucio-nal” o “fino”, donde las estrategias políticas – que se pre-sentan universales en su discurso- propician la aplicaciónde programas de asistencia gubernamental que de unamanera sutil, buscan ser recompensados en las urnas.Como mecanismos resultan menos visibles que el inter-cambio explícito de favores por votos, y aún así resultaneficaces por sostenerse también en la incertidumbre de lavida cotidiana de la gente, y en las expectativas que enellas van generando.

En estas formas finas del clientelismo, los recursosasistenciales distribuidos suelen incorporar, como esta-mos analizando, un sistema de representaciones cultura-les que persiguen el fin de crear legitimidad tanto haciaquien da, como a la práctica clientelar como tal, es decir,más allá del vínculo particular y personalizado estableci-do. (Gay, 1997; Trotta, 2003)

Como práctica, la asistencia que se brinda desde laDelegación y a través del nexo de los agentes comunita-rios, se sostiene discursivamente desde el lugar de la uni-versalidad, de la ciudadanía, de la igualdad de oportuni-dades. Dicho de otra manera, se niega explícita yenfáticamente que la ayuda asistencial llegue prioritaria-mente a los que están afiliados al partido provincial; porel contrario, se insiste en que el único requisito para serasistido es la necesidad. Los ejemplos se suceden en laspalabras de los comunitarios:

“Se atiende a la gente sea del partido que sea, tanto si

está afiliado al MPN como si no lo está” (Omar)

“El único requisito para recibir ayuda es que se esté nece-

sitado, es por demanda espontánea. No tiene nada que

ver si un chico sea del municipio o sea de los desocupa-

dos,35 sino que está necesitado” (Mabel)

“Hacemos algo por los que lo necesitan, se conoce lo que

es el barrio, se conoce lo que es la necesidad” (Carlos).

Aparecen nuevas resonancias simmelianas. El

35 Se refiere a su adscripciónorganizacional. El municipio res-ponde a otro partido político(Unión Cívica Radical - UCR) y losdesocupados están organizadoscomo MTD e institucionalizadosen la presidencia de la ComisiónVecinal desde 2001, como men-cionamos más arriba.

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núcleo de estructuración de la representación de aquelque tiene derecho a ser asistido se define por la necesidadde ser socorrido: es la figura del pobre simmeliano, quese especifica en términos de sus relaciones sociales.Recordemos, sin embargo, que esta interacción exhibeciertas características peculiares: si bien el punto de vistasocial de la asistencia sostiene que el Estado como insti-tución tiene el deber de socorrer al pobre, éste resulta -entanto objeto de ese deber- eliminado como titular delderecho correspondiente; es decir, derecho a que los finespúblicos de la asistencia –entendidos como el interés porla totalidad social- sean conseguidos. Quienes detentaneste derecho son los ciudadanos (Simmel, 1986).

Podemos objetar que el pobre no solo es pobresino también ciudadano. Vemos en acto la antinomiasociológica del pobre que describe Simmel, y que involu-cra a los habitantes de los barrios en tanto objeto de asis-tencia gubernamental. Por un lado, aparecen como fuerao frente a un Estado del cual son el término extremo dela acción de socorro y en este sentido, un objeto sin dere-cho. Pero también pertenecen, en tanto ciudadanos, a launidad total política, se ordenan orgánicamente dentrodel todo y son parte de la realidad histórica de la socie-dad: ¿no sería lógico que desde esta posición de ciuda-danía se aplique a los pobres y su asistencia el principiode administración autónoma de los medios públicos?

Sin embargo, parecería que esta tensión contenidaen el conjunto recíproco de derechos y obligaciones quedefinen la relación se resuelve por el otro extremo; dichode otra manera, en una suerte de “suspensión de ciuda-danía”. La gente –para parafrasear el término utilizadopor la estructura gubernamental emepenista- que solicitaayuda a las instituciones de asistencia estaría reconocien-do implícitamente su incapacidad de ejercer su condiciónde ciudadano, por lo que pasa a ser un beneficiario.Recordemos que es la forma en que los agentes comuni-tarios denominan a quienes reciben asistencia.

En términos más contemporáneos, Sônia MaríaFleury Texeira da cuenta del necesitado o beneficiariodefiniéndolo como “un pobre político con el solo capital

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de su sufragio”, los cuales establecen con el Estado unarelación que se puede caracterizar como de “ciudadaníainvertida” (Yazbek, M.C., 1993: 50) Este concepto, nosparece, contiene en su formulación los rasgos de la anti-nomia sociológica simmeliana, en tanto la inversión de laciudadanía supone la negación de la misma.

La noción de ciudadanía de baja intensidad, quepropone O’Donnell (1997), estaría también apuntando aun fenómeno como el descripto, si aceptamos definir a lademocracia argentina como delegativa.36 Sin llegar anegar la ciudadanía, este concepto supone que la discre-cionalidad rige los actos públicos, lo que da lugar a la ins-titucionalización de particularismos y clientelismos diver-sos en un círculo vicioso que somete a numerosospobladores a una ciudadanía degradada.

Conclusiones

Para comprender el entramado asistencial delbarrio San Lorenzo Norte hemos perfilado las característi-cas de las instituciones que resultan centrales en el des-envolvimiento cotidiano de la vida. Si bien muchas deestas características conviven en cualquier espacio barrialpopular de la zona oeste de Neuquén capital, las particu-laridades del San Lorenzo Norte aparecen dadas por ladinámica propia de las instituciones que hemos reseñadoy las redes que allí se enlazan. En otras palabras, losmodos actuales en que esa hegemonía se halla distribui-da dan cuenta de una articulación particular entre clien-telismo y protesta, entre organización gubernamental ymovilización política.

Como vimos, entre la Delegación estatal y laComisión Vecinal dirigida por el MTD existen vínculos ydiferenciaciones, tanto espaciales como simbólicas.Mientras que los primeros anclan la representación de síy de su práctica en un sentimiento desinteresado y soli-dario hacia sus iguales, suerte de religiosidad difusa queorganiza la visión y percepción del mundo; los integran-tes del MTD que dirigen la Comisión vecinal reivindican lalucha y la protesta, se reconocen como militantes y su

36 Dice O’Donnell: “Las demo-cracias delegativas se basan en lapremisa de que la persona quegana la elección está autorizadaa gobernar como él o ella creaconveniente, solo restringida porla cruda realidad de las relacio-nes de poder existentes y por lalimitación constitucional del tér-mino de su mandato” (1997:293) Entre otras características,las formas delegativas de demo-cracia suponen un PoderEjecutivo muy fuerte y la noindependencia e los otros pode-res del estado. La lógica que rigevaloriza los resultados –comofuente de la legitimidad guber-namental- por encima de los

principios y del respeto a la ley.

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solidaridad se define por un vínculo de lealtad hacia elgrupo, del que se reconocen parte.

Si bien ambas organizaciones administran planesde empleo, organizan comedores populares e inclusoorganizan emprendimientos productivos que incluyenpanadería, costura, cestería, entre otros, los recursos quehan obtenido provienen de canales diferentes. El MTD rei-vindica su obtención a través de la lucha social, la con-frontación y la negociación. En la resistencia a ocuparsede cuestiones asistenciales, podemos encontrar implícitay tal vez no reflexionada, la negación a entender a susmiembros como beneficiarios (en el sentido de “no ciu-dadanos”) que deben enajenar sus derechos y asumirsecomo pobres.

Resta la pregunta por la temporalidad de las orga-nizaciones, entendiendo por tal la cuestión de que lasorganizaciones creadas en las tomas y barrios pierdenluego de un tiempo su fuerza original (Manguin, 1967).Como vimos en los inicios del barrio y de las asociacionesque se iban conformando, el objetivo estaba puesto en laposibilidad de invasión y retención de terrenos.Actualmente, parece que se trata prioritariamente deobtener y retener planes de empleo y de aceitar los cana-les con el Estado provincial –canales internos, en el casode los comunitarios- para ampliar los beneficios a distri-buir.

Finalmente, algunas de las características quehemos reseñado en el Barrio San Lorenzo Norte puedentrascender lo particular y describir los espacios popularesen general.

La progresiva territorialización que se constata enlos sectores populares puede constituirse en un principiode visión y división para la organización de grupos poten-cialmente movilizables sobre la adscripción territorial,conformando redes barriales más amplias. Algo de estoparece estar sucediendo en la configuración del movi-miento político-partidario que mencionábamos al iniciarel capítulo: la Unión de los Neuquinos dentro del cual seinscribe el Frente de Agrupaciones Barriales) (FAB) quenuclea las Comisiones Vecinales de barrios del Oeste.

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Desde esta agrupación se retoman las reivindicaciones de“trabajo digno para todos” y el apoyo a las agrupacionesque se enfrentan con el MPN para ganar la ComisiónVecinal (Río Negro, 22-07-05).

Como queda expuesto, el clivaje de oposición MPN-Comisión Vecinal que surge de la historia particular delbarrio San Lorenzo Norte está intentando expandirsecomo la propuesta de una práctica política que se pre-tende diferente a las existentes. El papel de la inscripciónsocial territorial es una pieza esencial para la comprensiónde la génesis de este movimiento, en un contexto de cri-sis de las adscripciones tradicionales y la reconfiguraciónde una identidad social que recompone un horizonte quevuelve un poco más tolerable –y estable- el presente.

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