Un Beso Al Alba (Spanish Edition) - Anna Casanovas

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Una preciosa historia de amor entre Nueva York e Irlanda a principios del siglo XX.En la dura y febril Nueva York de principios del siglo XX, Bradshaw Verlen ha logrado convertirse en un importante ingeniero e inversor. Los que le han visto crecer en el barrio pobre del que proviene, lo temen y envidian, y la clase social en la que ha irrumpido reniega de él.Pero a Bradshaw todo eso lo tiene sin cuidado, porque sus inventos para mejorar la productividad y seguridad de las fábricas lo están haciendo rico. Le basta con eso… hasta que un día tropieza con una joven irlandesa por la calle y empieza a desear algo más.Sin embargo, la vida de Kate, al igual que los planos de Bradshaw, tiene líneas y trazos enrevesados, y ella sencillamente no puede enamorarse de un desconocido.

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  • UN BESO AL ALBA

    Anna Casanovas

  • 1. edicin: Noviembre 2014 Ediciones B, S. A., 2013Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (Espaa)www.edicionesb.com

    DL B 15644-2014

    ISBN DIGITAL: 978-84-9019-907-7

    Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurdico,queda rigurosamente prohibida, sin autorizacin escrita de los titulares del copyright, lareproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos lareprografa y el tratamiento informtico, as como la distribucin de ejemplares mediante alquilero prstamo pblicos.

  • Contenido

    DedicatoriaCita12345678910111213141516161819202122232425

  • Para Marc, gata y Olivia

  • I have so much of you in my heart.

    JOHN KEATS

  • 1

    Bradshaw Verlen se haba escapado de su destino y este algn daterminara atrapndolo, de eso estaba seguro.

    Muy seguro.No saba cundo ni cmo, pero llegara el da en que el destino le hara

    pagar un precio muy alto por haberse atrevido a desafiarlo. Ese da estabacada vez ms cerca, era imposible que pudiese seguir adelante como hastaahora durante mucho tiempo ms. l no encajaba en esos salones, en esasfiestas, entre esa gente. Lo saba l y lo saban todos, pero el dinero lesimpeda actuar en consecuencia.

    El dinero que tena Verlen y que envidiaban los dems.No siempre haba sido as.Bradshaw Verlen haba nacido pobre y feliz. Treinta aos ms tarde las

    dos circunstancias haban cambiado radicalmente. Ahora Bradshaw Verlenera rico y tan complejo como una de las mquinas que diseaba. Y nadie lodescribira como un hombre feliz. Claro que nadie poda imaginarse aVerlen de nio.

    Estaba de pie, apoyado indolentemente contra una pared del saln. Lagran mayora de los invitados a la ms selecta y exclusiva cena del ao lomiraban y se preguntaban por qu estaba all. El resto finga ignorarlo.

    Veo que todava no has logrado escabullirte le dijo su anfitrinacercndose por la izquierda.

    Todava no lo he intentado le contest igual de sarcsticolevantando la copa de champn que llevaba varios minutos sujetando y quetodava no haba probado.

    Me alegro de que hayas venido aadi Darius Postgate con unasonrisa cuando se detuvo al lado de Verlen.

    Si no lo recuerdo mal, amenazaste con quemar los planos de mi nuevoinvento si no vena le devolvi la sonrisa a pesar del reproche.

    Exageras, pero supongo que va con la edad. Yo tambin era muy

  • atrevido cuando era joven. La mano con la que Darius sujetaba el bastnse apret y las cejas blancas se arrugaron levemente.

    Ja, Darius! T te morirs siendo atrevido. Verlen vaci la copa y seapart de la pared para dejarla encima de una mesilla que tena cerca.

    Probablemente, pero a mis setenta aos s a quin no debo provocarle gui un ojo y las arrugas de repente se multiplicaron.

    Ests insinuando que no debera provocarte? Levant ambas cejascon teatralidad.

    No, Dios me libre. Entonces no seras t, no?Darius Postgate, el anfitrin de la velada y uno de los hombres ms ricos

    y respetados de Nueva York, levant un poco el bastn de bano parareiniciar la marcha y le indic a su acompaante que lo siguiese. Postgateera americano de nacimiento y haba heredado una ms que considerablefortuna de su padre, un brillante comerciante que le dej a su hijo unnegocio prspero y unas arcas saneadas. Pero Darius decidi noconformarse con eso y su inquietud, junto con un olfato innato para lasinversiones, le haban convertido prcticamente en una leyenda en el nuevocontinente.

    A pesar del xito y de la fortuna, en el caso de Postgate poda afirmarseque el dinero no daba la felicidad porque tras perder trgicamente a suamor de juventud se cas ya mayor con lady Rutland, una empobrecidanoble inglesa, y se convirti en lord Rutland, y en propietario de uncondado (que era como defina l el hecho de ser conde).

    Los Postgate tenan un matrimonio de conveniencia, bien avenido, esos, pero de conveniencia. Tras pelearse civilizadamente durante losprimeros aos de su unin, al final lady Rutland Melinda jams habaaccedido a adoptar el nombre de seora Postgate decidi que lo mejorpara todos sera que ella pasase la totalidad del ao en Inglaterra, en lamansin Rutland, que gracias al dinero de su esposo americano habarecuperado todo su esplendor.

    La nica condicin que impuso Darius fue que l jams pisaraInglaterra.

    Ambos estuvieron completamente de acuerdo y dejaron prcticamentede verse.

    La nica excepcin era la fiesta de cumpleaos de Darius. Entonces ladyRutland viajaba de Inglaterra a Nueva York y se paseaba por la clase altaamericana que le rea todas las gracias.

  • El nico hijo del matrimonio, Lionel Postgate, futuro conde de Rutland,se senta mucho ms cmodo entre la alta aristocracia inglesa que enAmrica, y por ese mismo motivo intentaba residir en la isla britnicatanto como le fuese posible; probablemente porque all poda hacer lo quese le antojase y en su hogar paterno no.

    Darius a menudo lamentaba no haberse inmiscuido ms en la educacinde su nico hijo. Se culpaba del egosmo y del egocentrismo de Lionel, ascomo tambin de su altivez. Para excusarse a s mismo se deca que Lionelhaba nacido en la peor poca de su relacin con Melinda y que habaoptado por dejar que su esposa se encargase de l para no perder la pocacordialidad que exista entre ellos. Pero saba que en realidad haba dejadoque se criase bsicamente con su madre porque nunca haba sentidoespecial conexin con los dos y porque prefera estar solo. S, ahora quehaba llegado a la vejez aoraba sentir el cario de alguien que sepreocupase por l, pero esa persona jams haba sido ni su esposa ni suhijo. Y Darius era de la clase de hombre que prefera vivir con lasconsecuencias de sus actos a engaarse a s mismo.

    Lo nico que haba hecho bien Darius era asegurarse de que Lionel notuviera acceso directo a su fortuna, as que si su hijo quera seguirdisfrutando de ella no tena ms remedio que seguir los dictados de supadre y repartir el ao entre Londres y Nueva York a partes iguales.

    Adnde vamos? le pregunt Verlen a Darius al ver que el otrohombre segua caminando en silencio.

    A mi despacho. Estoy harto de toda esta gente.Verlen asinti y sigui caminando y esquivando a los invitados que

    intentaban detenerlos para felicitar a Darius con sonrisas que distabanmucho de ser sinceras.

    Una prueba ms de que el desprecio que senta hacia esa gente estabams que justificado.

    Llegaron a la ansiada puerta de caoba y Darius entr y esper a que suacompaante hiciera lo mismo antes de cerrar.

    Srveme una copa, quieres? le pidi al hombre ms joven mientrasse sentaba en una de las butacas orejeras.

    Te duele la pierna? Verlen era de los pocos que haba visto elaccidente que haba dejado a Darius con esa cojera. Ese accidente les habacambiado la vida a los dos.

    Postgate se frot en un gesto inconsciente esa rodilla tan poco fiable.

  • S, llevo demasiadas horas haciendo el parip contest algo ausente.Verlen llen dos vasos de whisky y se acerc a Darius para entregarle

    uno. Brindaron en silencio y bebieron un poco.Dime, por qu organizas esta fiesta cada ao si tanto la odias.A Verlen no le gustaba estar all, pero bastaba con mirar a Darius para

    saber que el otro hombre tampoco se senta a gusto rodeado de tantosinvitados.

    Es una tradicin se justific, y ante la incredulidad de suacompaante aadi: No es una palabra maldita, Verlen. En ocasiones latradicin es lo nico que nos queda.

    Pareces ingls se burl.No me insultes. Termin la copa y tras toser un poco deposit el

    vaso encima de la mesilla de caf que tena delante. Melinda siempreviene por mi cumpleaos, la fiesta marca el principio de su estancia anualen Nueva York suspir para recuperar el aliento. A ella le gusta, y am no me importa.

    Verlen se encogi de hombros y engull el whisky.Supongo que tiene sentido le concedi. Por qu no descansas un

    rato? le sugiri ante el cansancio ms que evidente de su anfitrin. Ledir a Maxwell que venga a buscarte dentro de un rato.

    Maxwell era el abogado de Darius y uno de sus hombres de confianza.Deja que disfrute, hoy no est trabajando. Acaso piensas dejarme

    aqu solo?Postgate tir del chaleco y de los puos de la camisa para sentarse ms

    cmodamente en la butaca.S, tengo que volver a mi estudio le explic Verlen mientras dejaba

    el vaso vaco en la misma mesa que lo haba dejado antes Darius. Solohe venido porque me amenazaste con destruir mis prximos diseos si noapareca. Y porque alguien tiene que recordarte que eres un viejocascarrabias.

    Postgate refunfu algo en voz baja y luego subi el tono de voz paraquejarse como era debido:

    Qudate un poco ms, esos malditos planos tuyos no se irn a ningunaparte. Estir la pierna y apoy el pie en un taburete acolchado. Enqu ests trabajando ahora?

    En un motor hidrulico. Verlen se resign a quedarse y fue aservirse otra copa. Esa noche llevaba un traje negro, su color habitual, y el

  • chaleco y la corbata empezaban a molestarle. Estaba acostumbrado atrabajar en mangas de camisa y si tena un vaso en la mano tal vez lograracontenerse y no arrancarse la maldita corbata que llevaba alrededor delcuello.

    Vndemelo decret Darius cuando Verlen le dio la espalda paraacercarse al aparador.

    Todava no est terminado.Da igual, vndemelo.Ya veremos. Se gir con una sonrisa en los labios y encontr a

    Postgate masajendose la pierna. Tal vez tendras que ir a acostarte,Darius.

    Este levant la vista algo ofendido por el tono paternalista del joven ytom aire para decirle claramente lo que pensaba.

    Un golpe en la puerta se lo impidi y ninguno de los dos dijo nada ms ala espera de que el picaporte dejase de girar.

    Ests aqu dijo distante el recin llegado sin ni siquiera saludar,madre te est buscando.

    Sin moverse de donde estaba, Darius fulmin a su hijo con la mirada.Este fingi no darse cuenta.

    Buenas noches, Lionel.Si insistes en organizar esta fiesta cada ao, padre, lo mnimo que

    puedes hacer es atender a tus invitados. Cerr la puerta y con los dedosde una mano acarici los puos blancos de la impecable camisa quellevaba y que sobresalan por debajo de las mangas de la levita.

    Lionel Postgate, lord Rutland, como l insista en que lo llamasen, eraun hombre que no pasaba desapercibido. Muy a su pesar haba heredado elfsico de su padre, incluido su inconfundible pelo rojizo. Lionel lo odiaba,y de pequeo lleg incluso al extremo de intentar terselo con betn. Demayor se conformaba con llevarlo rigurosamente peinado hacia atrs.

    Estoy atendiendo a uno de mis invitados. Darius seal a Verlencon el gesto y observ encantado la reaccin de su hijo.

    Lionel se erizaba como un gato en busca de pelea siempre que coincidacon Verlen. Por fortuna, Verlen nunca haba reaccionado a las amenazas oa los retos del otro hombre, pero Darius tema que eso pudiera cambiaralgn da.

    Cuando sucediera, Verlen saldra vencedor, porque, a diferencia deLionel, el primero s que haba luchado con uas y dientes para alcanzar lo

  • que quera en la vida.l no cuenta. Ni siquiera tendra que estar aqu decret Lionel con

    desprecio.Buenas noches, lord Rutland lo salud Verlen inclinando

    burlonamente la cabeza, por una vez coincido por completo con usted.Ser mejor que me vaya, Darius. Se gir hacia su anfitrin y peculiaramigo. Pasar a verte por el despacho dentro de unos das.

    Ni hablar. Darius se puso en pie apoyndose de nuevo en el bastn. T no te vas a ninguna parte hasta que yo haya hecho mi brindis y tehayas tomado un trozo de pastel.

    Verlen iba a negarse eso sin duda habra sido lo ms astuto de su parte, pero vio que Darius temblaba al sujetar el bastn y frunci el cejo.Darius Postgate era mayor pero tena la salud de un roble y la terquedad deun toro, y al igual que el cansancio de antes, esa reaccin no parecaencajar con l.

    Si Verlen quiere irse, que se vaya insisti Lionel.Creo que voy a quedarme intervino el aludido, de repente me han

    entrado muchas ganas de probar ese pastel.Darius sonri y camin decidido hasta su hijo, que lo estaba esperando

    junto a la puerta. Lionel la abri y sali junto con su padre, colocndoleuna mano en la espalda como si este la necesitase de apoyo. Cualquiera quelos viera creera que el hijo estaba cuidando de su padre, pero Verlen sabaque Lionel no senta el menor afecto por su progenitor. Lo nico que queraera que se muriese pronto y que le dejase toda su fortuna.

    Cerr los puos con fuerza e intent contener la rabia. l dara todo loque tena, su fortuna, su libertad, por pasar una hora, un segundo ms consu padre.

    Esper unos minutos, los suficientes para que los Postgate se hubiesenalejado por el pasillo, y entonces sali del estudio y cerr la puerta tras l.Tal como le haba asegurado a Darius, se qued hasta el brindis y se tomun trozo de pastel, y cuando se asegur de que Lionel estaba ocupadoseduciendo a la viuda de turno, se acerc de nuevo a Darius y se despidide l. La fiesta todava se alargara hasta largas horas de la madrugada,pero el homenajeado estara ya en la cama descansando, as que Verlen yano tena ningn motivo por el que quedarse. Camin con las manos en losbolsillos hasta la entrada de la lujosa mansin y pidi a uno de lossirvientes que fuese a por su abrigo. Cuando el joven volvi con el abrigo

  • negro y el sombrero a juego, Verlen se los puso y sali a la calle.El fro de Nueva York le dio la bienvenida, as que se levant las solapas

    y se puso los guantes de piel que antes haba guardado en uno de losbolsillos del abrigo. Empezaba a nevar. Levant la cabeza hacia arriba y uncopo de nieve aterriz en su frente mientras otros cuantos lo hicieron enlos pmulos. Haba acudido a la fiesta de aniversario de Darius en carruajepero ahora volvera a su casa andando.

    El fro le ira bien para calmar la rabia. A estas alturas ya tendra queestar acostumbrado al desprecio de la alta sociedad y a los comentarios deLionel Postgate, pero, a pesar de que le gustaba creer lo contrario, no loestaba.

    Lo que s haba aprendido a lo largo de todos esos aos Bradshaw Verlenera que nadie poda volver atrs en el tiempo y que nadie poda obligarse aencajar donde no le corresponda.

    Demasiados veranos atrs,cuando Bradshaw tena quince aos

    Bradshaw estaba sentado en una de las cuatro sillas que haba alrededorde la mesa de la cocina dibujando en su cuaderno. Prcticamente noquedaba ni un espacio en blanco. Se lo haba comprado su padre despus deque su madre le dijese que ya estaba harta de limpiar garabatos de la paredde la casa. Ninguno de los dos entenda lo que haca su hijo y, en realidad,lo consideraban una excentricidad y una prdida de tiempo. Bradshawtrabajaba en el molino y siempre trabajara en el molino. O tal vez, si tenamucha suerte, en una de las fbricas que empezaban a abrir cerca del ro.

    Haba sido un da horrible, Bradshaw era alto y muy delgado para suedad, esqueltico incluso. Era como si la carne se negara a pegarse a sushuesos. El trabajo en el molino le dejaba exhausto fsicamente, perocuando llegaba a casa era incapaz de dormir porque en su mente no dejabade ver formas, figuras, engranajes que en el caso de que se convirtieran enrealidad haran que su trabajo, y el del resto de hombres del molino, fueramenos duro.

    Y menos arriesgado y menos letal.El problema era sacar esas imgenes de su cabeza. Cada vez que coga

    un lpiz e intentaba dibujarlas aparecan distorsionadas en el papel. Y la

  • frustracin de Bradshaw iba en aumento. Esa frustracin, junto con el froy probablemente el cansancio, haba logrado que esa tarde, al acabar eljornal, se metiese en una pelea.

    Y haba perdido.La sangre que le goteaba de la ceja manchaba el dibujo, pero Shaw se

    limit a secarla furioso con el puo de la camisa. Al fin y al cabo, tambinla tena manchada de sangre y de barro. Dos de sus compaeros le habanestado esperando al finalizar el turno, les haba parecido divertido metersecon l porque Shaw apenas diriga la palabra a nadie y pesaba veinte quilosmenos que los chicos de su edad.

    Tendras que estar fuera, Shaw le aconsej su padre quitndose elabrigo. No te har ningn bien quedarte aqu encerrado.

    No estoy encerrado, pap. Tengo que terminar esto.Tienes miedo de esos chicos?Bradshaw detuvo el lpiz en el aire y mir confuso a su padre.Por qu iba a tenerles miedo?No s. El hombre se encogi de hombros. Hoy te han pegado, y

    son ms fuertes que t.No por mucho tiempo, pap.Y volvi a dibujar.l haba llegado a la misma conclusin que su padre y haba decidido

    tomar las medidas necesarias para remediarlo.Hoy haban sido ms fuertes que l. No volveran a serlo.

    Katherine Ashe odiaba Amrica. Odiaba los motivos que la habanllevado hasta all. Ella quera volver a Irlanda y estar con su abuelo, pasearpor las colinas, leer junto a la chimenea, cuidar de su gente. La casa de laseora Sweets necesitaba urgentemente arreglar el tejado, la del seorAbbot, unas ventanas nuevas. El pozo del pueblo tena que volver afuncionar sin poner en peligro la vida de nadie.

    Ests lista, Katherine?La voz de su madre, proveniente del pasillo, sac a Katherine de sus

    pensamientos y sacudi la cabeza para observar su reflejo en el espejo decuerpo entero que tena delante. Llevaba un vestido de seda azul cielo quele resaltaba los ojos y el escote, y que clamaba a los cuatro vientos que sufamilia la estaba vendiendo al mejor postor. Alrededor del cuello llevaba el

  • sencillo collar de perlas que le haba regalado su padre al cumplir losdiecisis aos, cuando ella todava crea que algn da podra ser feliz yque no tendra que casarse con nadie por obligacin.

    Cuando su padre todava estaba vivo y la animaba a creer en los cuentosde hadas.

    Katherine no saba exactamente qu haba pasado entre su padre y sumadre para distanciarlos tanto, pero tena el horrible presentimiento de queestaba muy relacionado con la incapacidad de lord Charles Ashe, duque deKildare, para conservar e incrementar las arcas del ducado.

    S, mam contest tras coger aire. Estoy lista aadi en vozbaja saliendo del dormitorio que ocupaba en calidad de invitada en casa delady Petunia Rochester, una vieja amiga de su madre.

    Baj la escalera y encontr a su madre frente a la chimenea del salnjunto con lady Rochester y su marido, lord Rochester. Los tres sujetabanentre los dedos unas delicadas y diminutas copas que probablementecontenan jerez y estaban listos para partir rumbo al baile. Para hacer msamena la espera, lord Rochester estaba hablando y las dos damas loescuchaban atentas; sin embargo, l se detuvo al sentir la mirada de lajoven recin llegada sobre el grupo.

    Buenas noches, lady Ashe la salud el caballero, que tena una edadsimilar a la que tendra el padre de Katherine si no hubiese muerto.

    Buenas noches, milord.Ests guapsima, Katherine dijo lady Rochester.Gracias.S, hija, ests muy elegante, aunque quiz deberas cambiarte el collar

    y ponerte el de la abuela.Katherine se llev la mano a las perlas como si tuviese que protegerlas.Me lo regal pap.Lord y lady Rochester intercambiaron una mirada y la marquesa viuda

    apret los labios para no reprender a su hija delante de sus generososanfitriones. Si su esposo, el recientemente fallecido duque de Kildare,hubiese sido ms cauto con sus inversiones y con sus excentricidades ahorano estaran en esa situacin tan humillante.

    Como quieras, querida convino apretando los labios. Mi nicapreocupacin es que esta noche sea todo un xito.

    No tienes de qu preocuparte, Adela le dijo lady Rochester a suamiga, estoy convencida de que Katherine causar sensacin y de que

  • pronto recibir varias propuestas de matrimonio.Solo nos hace falta una, pero tiene que ser la adecuada especific la

    marquesa viuda ponindose bien los guantes. Yo ya comet la estupidezde casarme sin pensar en el futuro.

    Sin decir nada ms, el grupo abandon la mansin Rochester y subieronordenadamente a uno de los carruajes de la familia que los estabaesperando en la entrada.

    Lord Rochester fue el ltimo en entrar, y cuando lo hizo cerr la puerta ydescans la cabeza en el respaldo con los ojos cerrados. Lady Rochesterempez a contarle a su vieja amiga qu clase de invitados iban aencontrarse en la fiesta y Katherine opt por desviar la mirada hacia laventana y observar aquella ciudad tan extraa que iba a marcar el resto desu vida.

    Si no fuera por sus recuerdos, Katherine creera que su madre mentacuando haca esa clase de comentarios, pero, a pesar de lo que ahorapudiera parecer, Charles Ashe, heredero del ducado de Kildare, y AdelaMorton, hija de un arruinado barn irlands, se haban casado por amor.

    Katherine recordaba los paseos a caballo junto a su padre y a su madre;los besos que ellos dos se daban cuando crean que ella se haba quedadodormida, los dedos que entrelazaban cuando sencillamente suban laescalera. Hasta que un da todo empez a cambiar, el mismo da en que elduque de Kildare le confes a su esposa que haba perdido la gran mayorade su fortuna. Seguan teniendo las tierras, esas no podan arrebatrselas,pero carecan de dinero. Si iban con cuidado, podan mantener laspropiedades en buen estado, pero basta de viajes a Londres, de fiestas queduraban varias semanas y de vestidos que solo se pona una vez. Pero notodo estaba perdido, se tenan el uno al otro, a su hija, aadi el duque. Y alprincipio la nica respuesta que recibi fue el silencio de su esposa.

    Katherine no tendra que haber odo esa conversacin, pero esa noche nopoda dormir y se levant para ir al saln a buscar un libro, ese deaventuras que sola leer con su padre.

    No lleg a entrar, y al mismo tiempo fue incapaz de irse y volver a sudormitorio. Su padre le estaba contando a su madre la situacin, su tonoera serio y compungido el duque estaba furioso consigo mismo, pero alo largo de toda la explicacin intercal palabras de cario para su esposa.El duque fue el nico que habl y cuando termin su discurso no se oynada ms. Katherine supuso que su madre estaba abrazando a su padre, o

  • algo por el estilo, pero al cabo de unos segundos oy el inconfundible ruidode una bofetada... y jams olvidara las palabras que siguieron a aquelestrepitoso silencio:

    Nuestro matrimonio ha acabado, Charles.Katherine corri hacia su dormitorio y escondi la cabeza bajo la

    almohada convencida de que as aquella conversacin que haba escuchadoa hurtadillas se convertira en una pesadilla y se desvanecera con el sol.

    El sol todava no haba salido.S, la duquesa viuda se haba casado por amor, pero al parecer quera

    ms al dinero que a su difunto esposo. l intent reconquistarla, y al nolograrlo se fue apagando poco a poco, hasta que un par de aos atrs,incapaz de seguir soportando los reproches y el abandono de su esposa, elduque de Kildare sufri un accidente con su escopeta de caza.

    Katherine tena veinticinco aos cuando su padre muri. Dos menos queahora.

    Por culpa del escndalo, que adems sac a la luz los problemaseconmicos del ducado, Katherine perdi a todos sus pretendientes. A ellano le gustaba ninguno, pero le doli ver que esos hombres quesupuestamente beban los vientos por ella en realidad solo adoraban susupuesta fortuna.

    De pequea haba credo en el amor, su adorado padre le haba ledoincontables historias donde el amor superaba cualquier obstculo. Pero larealidad le haba demostrado que no era as; el dinero, o la falta del mismo,poda matarlo de un plumazo. El amor no era de fiar, era una emocinmercenaria que poda comprarse con extremada facilidad, y por eso mismoKatherine haba decidido dejar de creer en ella.

    El problema era que en un rincn de su corazn, en ese rincn que solobrillaba bajo la luz del alba, Katherine estaba segura de que el amor deverdad, el que no dependa del dinero, ni del sol, ni de la luna, ni de laedad, ni siquiera de la vida, exista para ella. Y la estaba esperando.

    Pero sin duda alguna no en Nueva York.

  • 2

    Bradshaw camin bajo la lluvia con paso tranquilo y sereno dejando quelas gotas le mojasen el pelo y le enfriasen el temperamento. LionelPostgate siempre sacaba lo peor de l. Junt las manos y se las acerc alrostro para soltar el aliento entre los dedos. No tena fro, el abrigo, labufanda y los guantes de piel que llevaba lo protegan perfectamente delviento de la noche, pero era un gesto que segua formando parte de su ser.

    De su otra vida.Lleg a su casa, una construccin de ladrillo blanco rodeada por una

    verja negra con ventanas del mismo color y presidida por dos robles. Noera una mansin comparable a la de Darius Postgate, pero estaba en elmejor barrio de Nueva York y dispona de ms habitaciones de las queBradshaw podra ocupar jams. Se la haba comprado unos aos atrs,despus de que el director del banco y el propio Darius le dijesen que nopoda seguir amontonando dinero sin ms. A l le haba parecido una ideacompletamente absurda comprar una casa tan grande para l solo, pero alfinal se rindi y se dijo que esa casa era otra inversin ms, igual que lastierras o las acciones del ferrocarril, o la naviera.

    Buenas noches, seor le salud Carson, su mayordomo.Mayordomo.De pequeo haba noches que no cenaba y ahora tena mayordomo.Buenas noches, Carson, ya le dije que no era necesario que me

    esperara despierto.Lo s, seor. Ha recibido visitas, seor le explic el mayordomo

    mientras le coga el abrigo y los guantes, un caballero ingls. Ha dejadouna tarjeta.

    Bradshaw la cogi y ley el nombre en voz alta:Lord Ian Harlow.Desliz la tarjeta por entre los dedos; haba conocido a ese extrao

    ingls un par de semanas atrs en una conferencia sobre los nuevos usos

  • del carbn; el ltimo lugar del mundo donde esperaba encontrar a unmiembro de la nobleza britnica. Lord Harlow, Ian, como haba insistido len que lo llamase, no encajaba en lo que Bradshaw saba de losaristcratas, y enseguida congeniaron. La similitud de carcter entre losdos era innegable.

    Gir la tarjeta:Vuelvo a Inglaterra. Un imprevisto. Le mandar una propuesta.

    Hablaremos cuando vuelva. Harlow.S, acababa de conocerlo, pero esa breve y concisa explicacin encajaba

    perfectamente con el caballero con aspecto de boxeador que probablementeterminara convirtindose en su socio.

    Y quiz tambin en un buen amigo.De esos, Bradshaw no tena ninguno. l siempre haba tenido la

    sensacin de que no encajaba en ninguna parte, y lord Ian Harlow tambinse comportaba como si estuviese solo en el mundo.

    En el caso de Bradshaw, la persona ms cercana a l era Darius Postgate.Pero no lo definira como a un amigo. En realidad, le resultaba muy difcilexplicar quin o qu era exactamente Darius para l; no era su padre,aunque tena edad para serlo, y la definicin de mentor tampoco pareca serla adecuada.

    Era el hombre que le haba dado la oportunidad de tener otra vida, apesar de que lo haba hecho para calmar su conciencia.

    Una vida por una vida.Qu diablos le pasaba hoy? A qu vena tanta melancola?Lo sabes perfectamente.Deposit la nota de Harlow en la bandeja de plata que Carson todava

    sujetaba en la mano y camin decidido hacia la habitacin que habaadecuado al final del pasillo para trabajar con sus planos. Tir del nudo dela corbata al entrar y afloj la cinta que llevaba alrededor del cuello. Sedesabroch los botones de la parte superior de la camisa y se quit lachaqueta, que colg detrs de la puerta. Se dej puesto el chaleco, no lemolestaba, y tras asegurarse de que dispona de suficiente luz despleg losplanos que tena a medias. No iba a dormir. A pesar del cansancio y de lashoras que haba perdido en esa estpida fiesta, ahora no iba a poder dormir.No por la nota que le haba entregado su mayordomo, sino porque en laentrada, junto al perchero, haba un ramo de violetas. No le haba hechofalta ver la carta que seguramente haba llegado junto con el ramo, ni

  • preguntarle a Carson quin o cundo lo haban entregado.Lo saba perfectamente.Su madre nunca olvidaba el aniversario de la muerte de su padre.Y Bradshaw tampoco.Aunque durante un segundo lo haba intentado, no haba podido. Al fin y

    al cabo, coincida con la fiesta de Darius.

    Ese mismo da, unos aos atrs,en un modesto jardn con violetas

    La madre de Bradshaw, Judith Verlen, estaba de pie frente a uno de losmatorrales de violetas que crecan salvajes en el jardn trasero de suminscula casa. En realidad no era un jardn, era el pequeo descampadoque separaba esa casa de la siguiente. La nieve cubra retales del suelo y elviento silbaba por entre los tablones de madera.

    Deberas mudarte, mam.Judith se dio media vuelta al or la voz de su hijo mayor y le sonri con

    tristeza.Hola, Shaw suspir. No te he odo llegar.Bradshaw se acerc a ella y le dio un beso en la mejilla.Entra en casa, mam. Tir de ella hacia el interior. Mely te est

    esperando.La hermana de Bradshaw, ajena a la tristeza de su madre y de su

    hermano, estaba jugando con una mueca de trapo.Se olvidar de l dijo Judith.Bradshaw saba que se refera a su padre. Hoy se cumplan dos aos de

    su muerte.No, mam. Nosotros nos encargaremos de que se acuerde.Judith entr en silencio y sin mirar a su hijo se dirigi a la cocina, donde

    coloc un ramo de violetas recin cortadas en un sencillo vaso de cristal.Las plant ese da. El da del accidente.Tal vez Mely no recordara a su padre, pero Judith se negaba a olvidar

    nada relacionado con la horrible muerte de su esposo. Y a Bradshaw laculpabilidad no le dejaba dormir ni respirar, a pesar de que no podapermitirse el lujo de pensar en ello. Tena que seguir adelante si quera sercapaz de cuidar de su madre y de su hermana.

  • Por eso, y solo por eso, haba aceptado el trato de Darius Postgate.Tienes que mudarte de casa, aqu no estis bien, mam. La casa que el

    seor Postgate tiene preparada para nosotros es...No pienso aceptar esa casa, Shaw! Lanz el vaso al suelo, y las

    violetas quedaron esparcidas por las baldosas que de tan viejas habanperdido cualquier relieve. Acaso crees que puedo vivir en ese lugar?

    Mam, yo...No! Entiendo que hayas aceptado ir a la universidad. Es lo que habra

    querido tu padre. Se acerc a l y le acarici una mejilla. Y s que tsiempre cuidars de nosotras. Pero no me pidas cerr los ojos unsegundo y al abrirlos repiti, no me pidas que deje esta casa donde tnaciste, donde naci Mely. Donde fui feliz con tu padre... trag salivapara poder seguir ... y que me instale en una casa que es la compensacinpor la muerte de tu padre.

    Judith se apart y con una escoba empez a recoger el estropicio que ellamisma haba causado.

    Cundo tienes que volver a la universidad, Shawn?l se qued mirndola y supo que jams lograra hacerla cambiar de

    opinin. Tal vez cuando l pudiera comprarle una casa lograraconvencerla de que fuera a visitarlo, pero, mientras el ofrecimientoproviniera del seor Postgate, Judith Verlen se quedara donde estaba.

    Dentro de dos das, mam suspir resignado, y tras darle un beso enla frente fue a jugar con Mely.

    Katherine observ en silencio el paisaje que se deslizaba por la ventanadel carruaje mientras la nieve caa suavemente y manchaba la noche deblanco. El baile al que iban a asistir lo haba organizado el hermano mayorde lady Rochester, un rico americano que posea el toque del rey Midas yque a penas participaba en ningn acto social: Darius Postgate

    Lady Rochester y lady Kildare, la madre de Katherine, se conocieroncuando la primera visit Inglaterra de joven. Durante su estancia enLondres lady Rochester se enamor del que ahora era su esposo, y entre lasdos mujeres surgi una afinidad inmediata; las dos posean un ms queconsiderable sentido prctico, y cuando lady Rochester volvi a Amricamantuvieron viva la amistad a lo largo de los aos a travs de las cartas.Tras el fallecimiento de lord Kildare, y tras el consecuente descubrimiento

  • del psimo estado de las arcas familiares, lady Kildare escribi a su viejaamiga para pedirle que las invitara, a ella y a su hija, a Nueva York.

    Katherine era la nica que poda salvarlos.Katherine lo saba. No haba viajado a Nueva York engaada ni soando

    con un imposible; saba que tena que encontrar marido y que el futuro detodo lo que amaba dependa de ello.

    Su madre no lo saba, o finga no saberlo, pero Katherine lo habaintentado prcticamente todo para no llegar al extremo de tener quesubastarse al mejor postor en el mercado matrimonial. Ella y el abuelohaban repasado las cuentas cientos de veces, haba estudiado las cosechas,los ganados, los molinos, los establos. La nica respuesta que habanencontrado era que necesitaban ms tiempo. Tiempo que no tenan porquelos acreedores no tardaran en ejecutar las deudas.

    Lo nico que poda salvarlos ahora era un milagro o un enorme montnde dinero.

    Y al parecer el nico objeto de valor que podan vender con la urgenciaque requeran era ella misma.

    El carruaje gir por una calle y la figura de un hombre solitario capt laatencin de Katherine. Iba andando y se haba levantado el cuello delabrigo para protegerse de la ventisca de nieve. El abrigo y el sombrero quellevaba eran de muy buena calidad, Katherine casi poda imaginarse elsuave tacto de la lana, pero el hombre andaba igual que un leador. O uncazador. Ese hombre, a pesar de que su atuendo proclamaba todo locontrario, no era un aristcrata. Era un superviviente y en aquel instanteKatherine lo envidi por eso, ella careca de aquel instinto, de la brutalidadnecesaria, y dese poder detener el carruaje y acercarse a l parapreguntarle qu tena que hacer para ser valiente como l.

    l no la vio, estaba sumamente concentrado en algo. En qu?, sepregunt ella. Tena los ojos entrecerrados y los labios fruncidos como siestuviese conteniendo la rabia. El hombre aceler el paso, pero antes dedesaparecer tras la nieve y los otros carruajes Katherine tuvo tiempo de verque tena una cicatriz que le cruzaba la sien izquierda hasta la ceja.

    Cmo se la habr hecho? pregunt en voz muy baja sumamentefascinada.

    Has dicho algo, querida?No, madre contest tras carraspear.Ya hemos llegado las avis lord Rochester.

  • Ests preciosa, Katherine, estoy segura de que mi sobrino Lionel y susamigos se pelearn por bailar contigo.

    Katherine sonri y pens que probablemente ninguno de esos jvenesadinerados le resultara ni la mitad de intrigante que el desconocido quecaminaba bajo la nieve, pero por desgracia l no poda salvarla.

    Nadie poda.El saln de la mansin de Darius Postgate dejara en ridculo al de la

    mayora de las mansiones inglesas o irlandesas que haba visitadoKatherine. El suelo de mrmol resplandeca bajo la mirada de lady Kildare,que ya se imaginaba a su hija casada con el heredero de tan basta fortuna.Y l no pareca adverso a la idea, pens lady Kildare al ver a LionelPostgate bailando por segunda vez con Katherine.

    Hacan muy buena pareja. Y sin duda eran el centro de todas las miradasy de todas las conversaciones que circulaban esa noche en la sala de baile.

    Maana toda la ciudad hablara de ellos.Le apetece una copa de champn, milady? le ofreci un lacayo al

    pasar por su lado.Adela sonri, prcticamente poda saborear la victoria. Jams se haba

    imaginado que fuera a resultarles tan fcil. El primer baile. La primeranoche. Y Katherine ya tena encandilado al hombre ms rico de NuevaYork, o al hijo del hombre ms rico de Nueva York.

    S, por supuesto contest, y levant una copa de la bandeja de plata. A tu salud, Charles brind, sarcstica, con su difunto esposo encuanto el sirviente se alej de ella. Katherine no cometer el mismoerror que yo. De eso puedes estar seguro, querido.

    Las notas del vals flotaban en el aire y a Katherine le dolan los pies detanto bailar y los labios de tanto sonrer. La velada no haba resultado sertan insoportable como haba temido en un principio. Ninguno de loscaballeros que haba conocido esa noche le haba anudado el estmago o lehaba acelerado el corazn, pero ninguno la haba mirado como si tuvieseque pagar por los pecados de su padre o por su falta de fortuna. En lo quese refera a las madres de dichos jvenes les resultaba de lo ms fascinanteque Katherine fuese hija de un duque, las haca sentirse como si sus hijospudiesen ser los protagonistas de un cuento de hadas. Y en cuanto al restode jvenes casaderas que como ella haban asistido a ese baile, la realidadera que no haba conocido a ninguna, aunque todas la miraban como sifuera un bicho raro. Tal vez, si tuviese intencin de quedarse en Amrica,

  • podra encontrar alguna amiga; haba odo un par de conversaciones derefiln y las damas que las mantenan le haban resultado de lo msinteresantes.

    Pero ella jams se quedara a vivir en Nueva York. Ella tena que volvera Irlanda cuanto antes.

    Esa era la nica condicin que le haba impuesto a su madre; se casaracon quien se casase, Katherine volvera a Irlanda.

    No parece estar pasndolo muy bien, lady Ashe la voz de bartonode su pareja de baile la devolvi al presente.

    Le ruego me disculpe, lord Rutland contest, sonrojndoselevemente. Lo cierto es que estaba pensando en lo agradable que me estresultando este baile.

    Lionel Postgate, lord Rutland, el nico hijo de su rico anfitrin, se rioseductor, y Katherine tuvo la sensacin de estar ante un zorro.

    Atractivo y letal.Katherine no se asust, despus de las decepciones que se haba llevado

    tras la muerte de su padre saba cmo tratar a esa clase de hombres. Enrealidad, pens aliviada, era exactamente la clase de hombre que prefera;la nica que se ajustaba a la perfeccin a sus necesidades.

    Suena sorprendida sugiri l hacindola girar por el saln.Lo estoy reconoci ella cuando volvieron a mirarse. Confieso que

    no estoy al corriente de sus costumbres, lord Rutland...Llmeme Lionel la interrumpi l.Lionel accedi ella sin darle la misma clase de permiso, pero en

    Irlanda si un caballero baila dos veces con la misma dama al da siguienteaparecen comprometidos en las noticias de sociedad.

    Aqu le damos un poco ms de tiempo al reo antes de atarle la soga alcuello, lady Ashe sonri Lionel. Pero me temo que en su caso van ahacer una excepcin. Todo el mundo sabe que ha venido a buscar unmarido, as que todo el mundo est expectante para ver quin acabacomprando su ttulo, querida. Antes de que usted y su madre llegasen albaile ya haba varios caballeros interesados en su oferta, pero despus deverla entrar se han multiplicado. Es usted muy bella, Katherine.

    Si Katherine no se hubiese pasado los dos ltimos aos de su vidasoportando y esquivando ataques peores que ese probablemente habratropezado a mitad del vals y habra abofeteado al caballero en cuestin porel atrevimiento.

  • Sin embargo, se limit a sonrer y a seguir bailando.Y usted es muy directo, Lionel le contest con idntica sonrisa.Espero no haberla ofendido, lady Ashe. Nada ms lejos de mi

    intencin sigui l, con un brillo especial en la mirada que dejaba enevidencia que s que haba tenido intencin de ofenderla. O, como mnimo,de provocarla.

    Carezco del don de leer la mente, Lionel. Y como bien ha insinuadousted no tengo tiempo que perder, as que le agradecera que me explicasecul es su intencin.

    Yo tengo dinero.Lo tiene su padre.l la apret ligeramente contra su cuerpo para dejarle claro que no le

    haba gustado la insinuacin y que l llevaba las riendas de esaconversacin.

    Usted y yo podemos entendernos muy bien. Con sus palabrasintent suavizar la autoridad con la que la sujet. Y ya sabe que meresulta muy atractiva.

    Gracias. Quiere inspeccionarme los dientes?No hace falta. La hizo girar de nuevo. A juzgar por como nos est

    mirando todo el mundo me atrevera a decir que hacemos muy buenapareja.

    Adnde quiere ir a parar? Katherine no saba si esa era la peorconversacin de toda su vida o la ms til.

    A pesar de que necesitaba el dinero de Lionel Postgate con urgencia noiba a permitirle que jugase con ella. Si Postgate pretenda humillarla otomarle el pelo, iba a llevarse una gran sorpresa.

    T necesitas un marido con dinero y yo necesito una excusa para irmede Nueva York y no volver nunca ms. Lionel la ret con el tuteo ycuando vio que ella arqueaba una ceja aadi: Este pas est formado porgente sin civilizar. No existe el respeto entre clases. Cualquiera de nuestroslacayos podra estar dentro de un mes bebiendo una copa de champn enmi club para caballeros.

    Y eso te parece inaceptable lo trat del mismo modo.Entre otras cosas. Vosotros los ingleses sabis mantener las

    distancias.Yo soy irlandesa.Es lo mismo.

  • Katherine dud entre explicarle que no lo era y seguir escuchndolo. Alfinal decidi no interrumpirlo pues, aunque tuvo que morderse la lenguapara no decirle exactamente lo que opinaba ella de la diferencia de clases,le resultara mucho ms til callar y escuchar qu pretenda obtener Lionelcasndose con ella.

    Si nos casamos, ambos obtendremos lo que queremos. No solo soy elhombre ms rico de este saln, sino tambin el ms atractivo.

    Y el ms modesto.La modestia es sencillamente una excusa para justificar las carencias

    de uno. Y yo no tengo. Carencias, quiero decir especific.Por supuesto lo imit y le mir con la cara que pona siempre que

    hablaba de negocios con los banqueros o los acreedores de Irlanda.Supongo que tendrs tus condiciones le pregunt con frialdad, y la

    observ atento.Katherine mentira si dijera que no le result ofensivo que la manipulase

    de esa manera, pero si Lionel Postgate pretenda intimidarla iba a llevarseuna gran decepcin.

    Por supuesto que las tengo contest mirndolo a los ojos. S, sinduda era un hombre muy atractivo. E inteligente. Y fro. No corra ningnriesgo de enamorarse de l. Ni Lionel de ella; el americano no la habainsultado ofrecindole su corazn ni prometindole un amor eterno(probablemente ese era el nico motivo por el que Katherine seguahablando con l).

    Perfecto. El vals lleg al ltimo comps y Lionel retrocedihacindole una leve reverencia. Le parece bien que venga a visitarlapasado maana, lady Ashe? le deposit un beso en los nudillos yKatherine comprendi que haba recuperado el trato formal para satisfacerlos odos ajenos que intentaban escucharlos.

    Si lord y lady Rochester estn de acuerdo le respondi ella tambincon educacin, a mi madre y a m nos encantar recibir su visita.

    A pesar de que en apariencia Lionel Postgate era el candidato perfecto,Katherine no tena intencin de aceptar su oferta (no iba a llamar a esoproposicin) sin antes analizarla debidamente. Adems, todava estaba atiempo de que sucediera un milagro, y su abuelo haba prometido escribirlesi consegua renegociar las deudas con el banco.

    Katherine observ a Lionel alejndose de ella. La gente se apartaba paradejarlo pasar y las damas lo miraban con descaro. Ella, sin embargo, podra

  • apartar la mirada sin dudarlo, a diferencia del hombre que caminaba bajola nieve. A l se habra pasado horas mirndolo. Lionel se detuvo ante lordy lady Rochester y habl con ellos durante unos minutos, despus se diomedia vuelta y present sus respetos a lady Kildare. Katherine mir conatencin la reaccin de su madre; Adela estaba tan pletrica que corra elriesgo de desmayarse all mismo de la emocin.

    Mi hijo, cuando quiere algo, es muy decidido. Implacable incluso ledijo un desconocido situado a su espalda.

    Katherine se gir y abri los ojos de par en par al ver quin estaba detrsde ella; no por la identidad de esa persona, sino por la objetividad con laque haba descrito a su nico vstago.

    Es un placer conocerlo, seor Postgate. Inclin levemente la cabeza. Ha sido muy amable al invitarnos.

    Tonteras contest el anciano cogindole una mano. No pareceencajar aqu, lady Ashe.

    Katherine, por favor le ofreci ella solo porque ese hombre lerecordaba a su abuelo al que echaba tanto de menos.

    Darius Postgate le sonri y le cogi una mano que coloc suavementeencima de su antebrazo. Despus deposit unos dedos encima de los deKatherine y tir suavemente de ella hacia el ventanal que presida una delas salidas del saln.

    Me apetece tomar el aire, te importa acompaarme, Katherine?Por supuesto que no, seor Postgate.Darius. Insisto aadi al ver que ella iba a negarse.Caminaron en silencio por el balcn sin llegar a bajar al jardn cubierto

    por la nieve.Mi hijo quiere irse a vivir a Inglaterra empez Darius sin disimulo

    cuando se detuvieron en un extremo de la barandilla de piedra. Estconvencido de que all sabrn tratarlo como se merece.

    Katherine esper en silencio. Acababa de conocer a ambos hombres y yaintua que la relacin entre padre e hijo era mucho ms compleja de lo quedejaban entrever las apariencias.

    Pareces una buena chica, Katherine.Gracias, Darius.Mi hijo no sabr reconocerlo ni valorarlo. Lionel solo piensa en l y

    cuando quiere algo no duda en utilizar a quien sea para lograrlo.Tal vez yo tambin quiero utilizarlo a l dijo Katherine. Una parte

  • de ella agradeca que ese anciano de aspecto entraable se preocupase porella, pero otra estaba harta de que la tratasen con condescendencia. Llevabados aos enfrentndose al desdn y al escarnio, luchando con uas ydientes contra la bancarrota. Poda enfrentarse de sobras a mil LionelPostgate.

    En cuanto las palabras abandonaron sus labios se arrepinti de haberlasdicho. Seguro que ahora su anfitrin se sentira ofendido y las echara apatadas de su mansin. Su madre la sermoneara durante toda la travesa devuelta a Irlanda. Una cosa era que un caballero criticase a su heredero, otramuy distinta que lo hiciese una recin llegada que haba ido all a cazarmarido. Katherine tena la disculpa en la punta de la lengua cuando lacarcajada de Darius la desconcert por completo.

    Y cuando dej de rerse le sonri.Ojal sea cierto, Katherine. Ojal sea cierto.

  • 3

    Despus de pasarse tres horas encerrado en su estudio dibujando planosy rompindolos en cuanto los terminaba, Bradshaw se dio por vencido yvolvi a ponerse el abrigo.

    Si no iba a poder dormir, y estaba seguro que no lo conseguira, bienpoda hacer algo de provecho. Con un quinqu en la mano se abri paso porel pasillo de esa casa que, a pesar de los aos, segua resultndole extraa ylleg a la puerta de la cocina. Sali por ella y camin por la nieve, crujabajo las suelas de las botas y probablemente era el nico sonido delentorno que le resultaba familiar. Entr en los establos donde guardaba uncarruaje que solo utilizaba cuando era absolutamente necesario, una carretaque utilizaba el ama de llaves para realizar las compras domsticas, y trescaballos; los dos que tiraban de los vehculos y Thistle, el nico lujo que sehaba permitido, un alazn procedente de Irlanda.

    Acarici la crin de Thistle unos segundos antes de ensillarlo. Cuandoestuvo satisfecho con el resultado, cogi una manta que haba en un rincndel establo y una bufanda que haba visto tiempos mejores y mont sin ir apor los guantes. Ya se tapara las manos con la manta. Sujet las riendasdel caballo y lo guio a paso lento hasta la calle. All lo espole brevementeaprovechando que los adoquines estaban desiertos, y cuando por fin lleg alos lmites de la ciudad Thistle cabalg con todas sus fuerzas en direccinal molino. Al parecer Bradshaw no era el nico al que no le gustaba estarencerrado.

    Bradshaw no volvi a su casa de la ciudad hasta cuatro das ms tarde, ycuando Carson lo vio estuvo a punto de no dejarlo entrar.

    Soy yo, Carson le dijo con una mueca al viejo mayordomo,respire tranquilo. No soy ningn rufin con intencin de asaltarlo.

    Por supuesto, seor. Disculpe. El hombre se apart de la puerta.

  • Subir ahora mismo a prepararle un bao.Bradshaw estaba a medio camino de su despacho cuando contest:No se precipite, antes tengo que dejar mis notas en el escritorio y

    asegurarme de que el mozo de cuadras le cambia un par de herraduras aThistle.

    Me temo que su montura tendr que esperar, seor le contestCarson persiguindole por el pasillo. John ha tenido que ausentarse estamaana. Al parecer su madre ha sufrido una recada, aunque puedo mandara alguien a buscarlo.

    La madre de John est enferma? Solt unos planos encima de lamesa. Por qu no me lo haba dicho nadie? pregunt enfadado deverdad, pero entonces vio la cara de horror del mayordomo e intentcalmarse. No mande a nadie a buscarlo. El herrero sigue trabajando enla calle Arlington?

    S, seor, pero...Carson no pudo hacer nada para detener a Verlen que volvi a coger el

    abrigo.No tardar, Carson. Le prometo que cuando vuelva le dejar quemar la

    ropa que llevo puesta aadi con una sonrisa antes de cerrar la puerta.El mayordomo subi escandalizado al piso superior y busc los

    utensilios necesarios para afeitar a su excntrico seor. Probablementetendra que recurrir a toda su pericia como sirviente para cortar esa barba yconseguir que Bradshaw Verlen volviese a tener un aspecto presentable.

    Bradshaw se subi el cuello del abrigo y al sentir el tacto spero recordque haba regalado su abrigo de lana a Paul, el vigilante del molino, y queeste haba insistido en darle el suyo; una pieza vieja y rada que apenas loabrigaba. No importaba. l haba pasado inviernos con menos ropa.

    Baj la vista e inspeccion su aspecto. No era de extraar que Carson nole hubiese reconocido. Llevaba cuatro das sin afeitarse y su aseo duranteesos das haba consistido nicamente en echarse al ro que corra junto almolino, con lo que su rebelde pelo negro se haba vuelto indomable.Seguro que tena ojeras, a penas poda dormir cuando estaba en medio deuno de sus diseos, y la nica comida que haba probado haba sido la queel bueno de Paul le haba metido por el gaznate.

    Seguro que ese hombre creera que estaba loco si no fuera por el msque generoso sueldo que Bradshaw le pagaba para que l y su familiacuidasen del molino. Bradshaw lo haba comprado aos atrs con la

  • intencin de destruirlo, pero al final decidi que era el lugar perfecto parallevar a cabo sus experimentos. Aunque se asegur de cerrarlo e impedirque nadie ms volviese a trabajar all.

    S, seguro que pareca un loco. Y seguro que por eso la genteprcticamente se apartaba de su paso. Por qu haba tanta gente en lacalle? Mercado! Hoy era viernes. El da del mercado de las flores.

    Bradshaw se pas las manos por el pelo, a pesar de que no saba silograra empeorar o mejorar su aspecto, y aceler el paso. Daba igual. Esostransentes podan opinar lo que quisieran. La ciudad entera de NuevaYork poda opinar lo que quisiera.

    Haba valido la pena pasarse esos cuatro das trabajando sin parar, porfin haba descubierto...

    Un sinfn de flores indescriptibles volaron a su alrededor y Bradshawreaccion al instante y sujet por la cintura a la joven que haba chocadocontra su torso. Ella apoy sorprendida las manos en los antebrazos de l yse sujet con fuerza para no caer en medio de la calle empapada por lanieve que se haba derretido en los ltimos das.

    Oh, lo siento! exclam ella al ver los ptalos flotando por el aire.Est bien? Se ha hecho dao? le pregunt Bradshaw apartndola

    de l para verle el rostro.S, solo me estoy muriendo de vergenza farfull ella con la cabeza

    todava agachada, iba demasiado cargada y no he... Levant la vista yse interrumpi en cuanto vio el rostro de su salvador. La cicatriz.

    Bradshaw la solt de repente y se llev la mano derecha a la cicatriz quetena en la sien. Se haba olvidado de ella porque haca aos que nadie seatreva a recordrsela: una de las ventajas que tena poseer dinero. Hacaque la gente tuviese miedo de provocar su ira.

    Oh, lo siento. Lo siento. Lo siento repiti nerviosa la joven una yotra vez. No tendra que haberlo dicho. Ha sido de muy mala educacinde mi parte, pero es que pens que no volvera a verte nunca ms.

    Esa ltima frase dej a Bradshaw completamente confuso. l se preciabade tener una memoria excelente; de hecho, haba amasado una enormefortuna gracias a ella. Y jams habra olvidado unos ojos como los de ladesconocida de las flores. Jams.

    Acaso nos conocemos? le pregunt tras carraspear.No reconoci ella sonrojndose. Me temo que tengo que volver a

    disculparme de nuevo.

  • No es necesario le dijo Bradshaw sin poder dejar de mirarla. Porqu no poda dejar de mirarla? La falta de sueo, tena que ser eso. Sacudila cabeza para despejarse y se agach para ayudarla a recoger las flores.

    Ella decidi ponrselo difcil y tambin se agach.Fue hace unos das empez a hablar ella, unas noches, para ser

    ms exactos. Ibas caminando bajo la nieve, aunque llevabas otro abrigo especific mirndolo de soslayo.

    Bradshaw sonri. Lo estaba tratando de t sin ms y le reconfort lafalta de artificialidad.

    S, ese abrigo ya no es mo.Oh, comprendo. Supongo que te lo prestaron.S, algo as aadi l. No recuerdo haber visto a nadie en la calle

    esa noche.Oh, yo iba en un carruaje de camino a un baile. Te vi cruzar la calle.Y te acuerdas de m?Los dos estaban en cuclillas en medio de la acera rodeados de ptalos

    manchados de fango.S, la verdad es que s contest ella, valiente.Me llamo Bradshaw dijo l sin poder contenerse ni un segundo ms.

    Se puso en pie y le tendi la mano para ayudarla, olvidndose por completode las flores, de las herraduras de su caballo, del fro y de la ciudad entera.

    Es un nombre muy peculiar. Acept la mano sin guante de l ysinti el calor y la fuerza que desprendan sus dedos. Los dedos de unhombre acostumbrado al trabajo fsico.

    Llmame Shaw.Por qu diablos le has dicho que te llame Shaw?Yo soy Katherine, pero me gusta ms Kate.Es un autntico placer conocerte, Kate. Bradshaw no le solt la

    mano y no dej de mirarla a los ojos. Los tena de un complicado colormarrn, como si los iris no hubiesen terminado de decidirse entre el verde,el dorado o el color de la miel. Fascinantes. Tena el rostro plido y conforma ovalada y una cejas castaas. La melena de un rubio oscuro lallevaba recogida en una trenza y tena las mejillas y la punta de la narizsonrosadas por el fro. Y tal vez por la vergenza. Vesta un sencillovestido gris paloma, a juzgar por el cuello que sobresala por el escote delabrigo negro, y de la solapa de este ltimo colgaba un sencillo alfiler conuna hoja plateada.

  • Bradshaw la estudi tanto como pudo y lleg a la conclusin de quedeba de ser modista, o tal vez dependienta de una de las tiendas de modasque haban abierto ltimamente en el centro de la ciudad, pero entoncesrecord el comentario del carruaje y supuso que sera institutriz o dama decompaa. S, eso explicara que hubiese estado en un carruaje con destinoa un baile.

    Tendrs problemas por las flores? le pregunt entoncespreocupado.

    Por las flores? Levant una ceja. No, no te preocupes. Eran soloun capricho.

    Ests segura? Record las reprimendas que se haba llevado sumadre cuando trabajaba como doncella en una de las mansiones de laciudad y sinti algo muy parecido a la furia al pensar que Kate pudieraestar sujeta a un trato similar. Podemos ir a buscar ms se ofreci.

    No, no te preocupes. Le solt la mano y se coloc nerviosa unmechn de pelo detrs de la oreja.

    Bradshaw vio que ella miraba hacia el otro extremo de la calle y supusoque estara preocupada por volver a casa de sus seores.

    Qu da tienes libre? l era famoso por no dejar escapar nunca unabuena oportunidad y no quera que Kate desapareciera sin asegurarse antesde que volvera a verla.

    Libre?S, me gustara volver a verte.Ella lo estudi con la mirada y Bradshaw se maldijo por no haberle

    hecho caso a Carson y haberse aseado antes de salir. Claro que si sehubiese dado ese bao jams habra chocado con Kate en medio de la calle.

    Mira, Kate, yo...Maana lo interrumpi ella. Maana por la maana.Bradshaw le sonri.Dnde puedo recogerte?Oh, no, no te preocupes. Podemos encontrarnos aqu.Aqu...? sonri Bradshaw. En medio de la calle?No, bueno, en el parque. Katherine seal la zona ajardinada que

    empezaba una calle ms abajo. Ests seguro de que no sers t el quetendr problemas?

    Problemas?Por qu le confundan tanto las preguntas de Kate?

  • S, t tambin tienes libre maana?Entonces Bradshaw lo comprendi todo, Kate crea que l tambin era

    un sirviente. Tendra que corregirla, que decirle que no tena quepreocuparse por l. Pero no lo hizo. Por primera vez en mucho tiempo,demasiado, poda confiar en la autenticidad de las reacciones de la personaque tena delante... Y era una sensacin maravillosa.

    S. No te preocupes por m le dijo al fin. A pesar de que decidi nodescubrir su identidad de momento, Bradshaw se asegur de formular lafrase sin decirle una mentira. No era la mejor opcin, pero al menos logracallar la voz de su conciencia. Y se prometi que ms adelante, y sillegaba el momento, ya se lo explicara a Kate.

    Tal vez no tuviera que hacerlo nunca. Tal vez ella no se presentara a sucita de maana. O tal vez para entonces ella sabra la verdad sobre suidentidad y se comportara como una ms. O tal vez...

    Tengo que irme, Shaw. Kate interrumpi sus pensamientos y susdudas con una sonrisa. Me alegro de haberte encontrado.

    Apret ligeramente la mano de l y sali corriendo dejndolo confuso,aturdido y sonriendo como un idiota en medio de las flores.

  • 4

    Katherine aceler el paso y fue al encuentro de Sarah, su doncella, que leestaba haciendo seas desde el carruaje que la esperaba media calle msabajo.

    Le haba sucedido. A ella. Aquel instante transcendental que iba amarcarla para siempre; haba conocido a Bradshaw.

    Katherine recordaba perfectamente dnde estaba cuando se preguntcmo sera conocer al amor de su vida; sentada en medio del prado rodeadade ovejas y con los ojos llenos de lgrimas. Haca pocos das del accidentede su padre y de repente supo con absoluta claridad que todava no conocaa la persona ms importante de su vida. A la ms necesaria. Si laconociera, ahora no estara sola. No se sentira incompleta.

    Se pregunt cmo sera el misterioso desconocido, si llegara aconocerlo a tiempo de pasar la vida entera con l. Se pregunt qu pasarael da que lo viera por primera vez, qu le dira. Qu sentira.

    No se haba enamorado de Shaw a primera vista, eso sera una soberanaestupidez, sencillamente su corazn haba empezado a latir de un mododistinto y su alma le haba hecho cosquillas en el interior. l iba a seralguien muy importante para ella. El ms importante.

    S, tena que sacarlo de su error y decirle que ella no era una doncella,pero eso ya lo hara maana. Cuando volviera a verlo. Era obvio que ltrabajaba para algn seor o que era uno de esos pequeos comerciantesque haba en Amrica y no quera asustarlo o perderlo antes de conocerlo.

    Un carruaje cruz justo por delante de Katherine y la oblig a detenersey a seguir pensando. No! No! La vida no poda ser tan cruel con ella...,otra vez no. Si Shaw no tena dinero, como era evidente que no tena, nopoda volver a verlo. Para ella sera muy doloroso, y tal vez incluso para l,se consol pensando.

    Pero tampoco pasaba nada si paseaba con l maana, no? Quizvolvera a verlo y as descubrira que no tenan nada en comn, que no le

  • gustaba su sonrisa y que no senta fascinacin por la herida de la cicatriz yla mirada que esconda. Y tal vez as acumulara bastantes recuerdos parair descifrndolo durante el resto de su vida.

    Al fin y al cabo, se dijo a s misma, todava no estaba comprometida conLionel Postgate ni con nadie.

    Sinti un escalofro en la espalda y agradeci la proteccin que leofreca el carruaje; seguro que si Sarah pudiera verle el rostro ahora creeraque se haba encontrado con un fantasma.

    Y quizs era eso lo que haba sucedido, tal vez se haba encontrado conel fantasma de la vida que podra haber tenido si su padre siguiera vivo yno hubiese perdido la fortuna de su familia.

    Lady Ashe! le grit Sarah hacindole seas en cuanto la vio. Nosabe cunto lamento haber tardado tanto.

    No te preocupes Sarah.El herrero ha tardado ms de lo que crea en arreglar el eje del

    carruaje. Su madre me arrancar el pescuezo si se entera de que la hedejado salir con este viejo vestido de la mansin.

    Katherine se rio ante la vehemencia de su doncella. Sarah en realidad erasu nana, la haba criado desde pequea y se haba negado a abandonarlaincluso despus de que Katherine le confirmase que no podan pagarleningn salario. La tarde que se lo confes, la mujer acab consolndola conuna taza de t y dicindole que no se preocupase, que todo iba a salir bien.

    Tranquila, Sarah, no se lo dir. Y t tampoco aadi tras sentarse enel banco del carruaje. No poda ir a buscar flores con un vestido defiesta.

    Katherine haba convencido a lady Rochester de que le permitiesearreglarle el jardn. Su anfitriona haba aceptado con cara de espanto; lepareca inconcebible que una dama inglesa estuviese dispuesta a pasarse elda de rodillas arrancando hierbajos. Por fortuna para Katherine, esamaana su madre y lady Rochester haban salido a visitar a una amiga y aella la haban excusado. Ahora ya no tenan que pasearla por todas lascasas con hijos casaderos.

    Desde la entrada en escena de Lionel Postgate, la madre de Katherinepareca otra persona. Incluso haba sonredo en un par de ocasiones, y aKatherine no le extraara nada que su madre ya estuviese organizandomentalmente la boda.

    En realidad, Lionel todava no le haba pedido la mano en matrimonio,

  • pero le haba dejado claro que eso era exactamente lo que pretenda hacer.Era sencillamente como si hubiese decidido tomarse unos das para seguirobservndola, para seguir analizando su futura inversin. A Katherine se lerevolvan las entraas solo con pensarlo, a pesar de que si era objetivatena que reconocer que Lionel Postgate no haba hecho nada para ganarseesa aversin.

    La noche que lo conoci fue amable y directo. Sincero incluso. Cuandofue a visitarla en casa de los Rochester fue educado y corts. Y la veladaanterior haban vuelto a coincidir y a bailar en la mansin de un ricohombre de negocios de la ciudad y haba sido relativamente agradable.

    Tal como le haba dicho al padre de Lionel, Katherine saba que Dariusquera utilizarla, y ella no tena ms remedio que hacer lo mismo con l.Le pareca incluso justo. Los dos se utilizaran mutuamente. A Katherinese le revolva el estmago solo con pensar en que existan mujeres en unasituacin similar a la suya que engatusaban a un pobre viudo rico y lehacan creer que se haban enamorado perdidamente de l.

    No, ella no iba a fingir que amaba a Lionel. Si iba a venderse por dinerolo mnimo que poda hacer era vender algo real: su ttulo. Su amor y sucorazn no iba a venderlos. Esos solo podan conquistarse, regalarse.

    Rendirse.Bradshaw.Por qu haba tenido que encontrarlo precisamente ahora?Ya hemos llegado. Tiene que cambiarse antes de que la vea su madre.Claro carraspe Katherine.Hoy ha llegado una carta de su abuelo.Katherine sonri de oreja a oreja. Tal vez el abuelo haba conseguido

    aplazar el pago de las deudas. Tal vez no tendra que casarse por dinero...,tal vez haban ganado algo de tiempo y podra esperar y conocer mejor aBradshaw.

    Bradshaw se qued en medio de la calle observando a Kate hasta queella se meti dentro de un carruaje que le result levemente familiar.Durante unos segundos se maldijo por no fijarse ms en esa clase de cosas,si lo hubiera hecho ahora sabra para quin trabajaba Kate. Claro quetambin podra habrselo preguntado.

    Pero no lo haba hecho porque por primera vez en aos, quizs en la

  • vida, Bradshaw Verlen no haba podido pensar. Cerr los puos y se metilas manos en los bolsillos; el fro no haba conseguido hacerle olvidar lasensacin de sujetar a Kate en los brazos. Curioso, y ridculo incluso, lonico que haba tocado haba sido el abrigo de ella, y sin embargoBradshaw saba que sus manos siempre recordaran esa sensacin.

    Una gota de agua le salpic el rostro y al secrsela not la barba que lecubra la mejilla. Kate lo haba visto solo una vez, de noche, caminandobajo la nieve probablemente cuando l volva de la fiesta de Darius yle haba reconocido. Tal vez eso debera asustarlo. Bradshaw habaaprendido a la fuerza a estar solo. A bastarse consigo mismo. A vivir ensilencio y a oscuras.

    Cuando ella le toc la cicatriz, a l se le detuvo el corazn. Y Kate lehaba mirado como si le importase, como si su presencia en este mundofuese necesaria.

    Cmo poda renunciar a algo as?Quiz se lo haba imaginado todo. No recordaba la ltima vez que haba

    dormido y apenas haba comido. Y haba cabalgado sin descanso.Thistle!Bradshaw sacudi la cabeza al recordar que el motivo por el cual todava

    tena el aspecto de un rufin era porque haba salido en busca del herrero.Gir sobre sus talones y antes de correr calle abajo se agach y recogi unade las flores de Kate; un no me olvides.

    Se lo meti en el bolsillo y aceler el paso.Cuando lleg a la herrera el herrero lo mir como si estuviese loco,

    pero a Bradshaw le bast con sacar un par de billetes del bolsillo paraconvencerle de que dejase lo que estaba haciendo y lo acompaase a sucasa para atender a Thistle. En circunstancias normales a Bradshaw no leimportaba lo que la gente pensara de l, pero esa maana todava menos.No saba exactamente por qu pero sus instintos, sus agallas y su intuicin(las armas ms afiladas que tena) le decan que Kate iba a ser importante.

    Desvi la mirada hacia el herrero que caminaba a su lado por la calle yse percat en cmo haba cambiado la actitud del hombre despus de saberque estaba hablando con Bradshaw Verlen.

    La leyenda.El excntrico.El multimillonario.El inventor chiflado.

  • El intruso.El traidor.Etiquetas que jams podra quitarse de encima y cuyo orden e

    importancia variaban segn la persona que lo miraba.Excepto Kate. Al principio Bradshaw no le haba ocultado adrede su

    verdadera identidad, estaba tan acostumbrado a que todo el mundo supieraquin era que no se le pas por la cabeza que a ella no le bastara con ver lacicatriz y con or su nombre para deducirlo. En Nueva York todo el mundoconoca la historia.

    Lo que significaba que Kate no era de la ciudad. Estaba de visita consus seores? Haba viajado a Amrica en busca de trabajo?

    Las preguntas empezaron a amontonarse en su mente y las puso enorden. Todas eran importantes pero la nica cuya respuesta le importaba aBradshaw de verdad era: Volvera a verla maana?

    Bradshaw se ba y se afeit, y ante la mirada horrorizada de Carsondecidi dejarse el pelo tan largo como estaba. El pobre mayordomo, que notuvo ms remedio que observar el aseo de su seor sin poder intervenir,aguant estoicamente y aprovech para deshacer el poco equipaje que estehaba trado y prepararle una camisa y unos pantalones limpios.

    Carson.S, seor Verlen?Se ha deshecho de mis viejos pantalones de lana? le pregunt

    cuando sali del bao envuelto en su batn.No, seor. Usted amenaz con estrujarme el pescuezo si lo haca le

    record con suma naturalidad.Fantstico. Necesitar que me prepare un par para maana, y una de

    las camisas que utilizo cuando hago mis pruebas.De acuerdo, seor. Va a volver a ausentarse? Al escuchar la

    peticin de Verlen, Carson haba dado por hecho que este volva al molinoo que iba a visitar una de sus fbricas.

    No, Carson. Voy a quedarme aqu.El mayordomo no logr dominar sus cejas, que se levantaron

    sorprendidas. A pesar de los aos que llevaba trabajando para BradshawVerlen su seor todava tena el don de sorprenderlo, aunque la mayora deveces lograba ocultarlo.

  • Por supuesto, seor... Se despidi con una leve inclinacin decabeza y abandon un tanto confundido el dormitorio.

    Recin vestido y afeitado, Bradshaw se tumb en la cama unos minutospara pensar. En el baile de Darius Postgate haba tenido el fuertepresentimiento de que el destino lo acechaba para ajustar cuentas con l,pero ahora saba que se haba equivocado.

    No era un hombre supersticioso, y sin embargo jams haba podidonegar que la noche que muri su padre sinti algo fro y cortantedeslizndose por su interior. Un presagio. El mismo que haba sentido enel baile de Darius, o este segundo haba sido distinto?

    Tena que serlo.La noche que muri su padre lo cambi para siempre. Para mal. Conocer

    a Kate no iba a afectarle del mismo modo. La presin que tena en el pechoaument y se sent en la cama para sacudrsela de encima.

    Kate no tena nada que ver con la jugada que le tena preparada eldestino. Kate ni siquiera saba quin era l en realidad.

    Y de momento no iba a saberlo, decidi justo entonces.

    La carta del abuelo deca justo lo contrario de lo que Katherine habadeseado con todas sus fuerzas que dijese. El banco haba decidido ejecutarla deuda en la fecha prevista y, si ellos no podan satisfacerla a tiempo, lavenderan a cualquiera de los distintos inversores que al parecer ya sehaban interesado por las tierras del ducado de Leicester.

    Katherine reley en vano las palabras de su abuelo una y otra vez con elabsurdo deseo de que se transformaran ante sus ojos. El banco, le explicabael abuelo, estaba dispuesto a dejarles vivir en la mansin hasta entonces,pero tendran que abandonarla en cuanto llegase el nuevo propietario. Elabuelo, sigui leyendo Katherine entre lgrimas, le deca que no sepreocupase, que todo el mundo estaba resignado y que, pasara lo quepasase, saldran adelante en otro lugar.

    Pero Katherine saba que era mentira; el abuelo se morira si tena queponer un pie fuera de esa casa. Las flores se marchitaran. Las cosechas porlas que haban luchado tanto ltimamente se perderan. Los caballosacabaran pereciendo en los bosques o en manos de algn desaprensivo. Lafamilia Rogers tendra que mudarse a otra parte. Ralph tal vez no podracasarse con Meredith, el pequeo Stuart jams aprendera...

  • Deja de leer esa carta la ri su madre. Ya no tienes de qupreocuparte aadi, cual gato que se ha comido al canario.

    Cmo puedes estar tan tranquila, madre? Dobl la carta con unamano y cerr el puo de la otra, furiosa.

    Lionel Postgate no tardar en pedirte la mano en matrimonio.Tal vez no me case con Lionel. Katherine intent evitar que le

    temblase la voz pero Adela se dio cuenta y la mir desconfiada.Por qu lo dices? La mir desafiante. Has hecho algo para

    disuadirlo? Enarc una ceja y con el abanico que sujetaba en una manose golpe los nudillos de la otra.

    No, madre. Solo lo digo porque no he visto a Lionel desde la otranoche.

    Adela le sonri a su hija y se apart.Es normal que ests nerviosa, querida le dijo ahora en otro tono,

    pero te aseguro que ese joven no va a echarse atrs.No, supongo que no convino Katherine.Est impaciente por ser duque.Cundo volvers a verlo? Creo recordar que al despedirse mencion

    algo al respecto continu Adela.Maana por la noche. Me pregunt si bamos a asistir al baile de los

    Riverton, y cuando se lo confirm me dijo que entonces l no se lo perderapor nada del mundo.

    Perfecto. Le dir a Sarah que te prepare el vestido color burdeos, tesienta maravillosamente bien.

    S, madre. Gracias.Adela volvi a acercarse a su hija y la sorprendi acaricindole el rostro.S que crees que tengo una visin muy mercenaria del matrimonio,

    pero creme, es mejor as. Si t y tu esposo tenis los mismos valores teahorrars muchas decepciones, Katherine.

    S, madre consigui decirle tras tragar saliva. Creo que ir aacostarme un rato antes de la cena. Maana ser un da importante.

    Adela la despidi con otra sonrisa mientras le deca que ira adespertarla en unas horas. Katherine asinti y subi la escalera queconduca a su dormitorio. No not que estaba temblando hasta que lleg ala mitad. Afloj los dedos de la mano derecha y la carta del abuelo cay alsuelo. Se agach para recogerla y se la guard en el bolsillo. Apenas podacontener la rabia, se senta como el da que se enter de que su padre haba

  • perdido toda la fortuna de la familia; engaada, estafada. Dolida.Respir hondo y subi los peldaos que le faltaban para llegar arriba. Ya

    tendra que estar acostumbrada. Haba partido de Irlanda rumbo a NuevaYork con el nico propsito de encontrar un marido rico que pudierasalvarlos. Haca meses que saba que iba a contraer un matrimonio deconveniencia y hasta unas horas atrs estaba resignada. Incluso vea esaclase de futuro con algo de alivio.

    Ahora no.Ahora estaba furiosa con los bancos de Irlanda por no aplazar el pago de

    la deuda. Estaba furiosa con su difunto padre por haber sido un estpido yhaber malgastado la fortuna de la familia por una mujer que al final no lohaba apoyado. Estaba furiosa con su madre por no decirle que el amorvala ms que el dinero y que no le importaba irse a vivir a una pequeacasa en el campo si ella era feliz. Estaba furiosa con Lionel Postgate porser el candidato perfecto para solucionar sus problemas.

    Y estaba furiosa con Bradshaw por haberse tropezado con ella y haberlesonredo.

    Maana iba a dejarlo plantado.No tena ms remedio.Abri la puerta de su dormitorio y se qued dormida de tanto llorar.Los sueos que jams llegan a soarse del todo son los peores.

  • 5

    No va a venir dijo Bradshaw en voz alta mientras paseaba de unlado al otro del diminuto parque.

    Se haba afeitado la barba, pero eso era lo nico que haba cambiado desu aspecto respecto al da anterior. Y la ropa limpia, por supuesto. Llevabaunos sencillos pantalones de algodn marrn, una camisa blanca cubiertapor un grueso jersey negro como los que utilizaban los estibadores delpuerto, y el mismo abrigo rado de ayer. No haba cogido los guantes ni elsombrero, a pesar de la insistencia de Carson, pero s una bufanda tambinnegra que ahora le estaba asfixiando.

    Haca fro y l, sin embargo, tena calor de lo enfadado que estabaconsigo mismo. Tendra que haberle preguntado dnde trabajaba.

    Y qu haras ahora si lo supieras? Ir a buscarla?S, por supuesto que s. Kate no le haba dado plantn. Tena que haberle

    sucedido algo; quiz su seora la haba reido por lo de las flores y no lahaba dejado librar en su da de fiesta.

    Pero ella me dijo que no pasaba nada.Bradshaw se sent en un banco de piedra evitando el charco que haba

    formado la nieve en un extremo y se oblig a plantearse la posibilidad deque Kate no acudiese a su cita sencillamente porque no quera.

    Ayer l pareca un loco. Era normal que ella hubiese cambiado deopinin. Tendra que haberle dicho la verdad, si le hubiese dicho quin erarealmente entonces ella... le habra tratado como el resto del mundo.

    Solt el aire despacio por entre las manos y se puso en pie. Lo mejorsera volver a casa y ponerse a trabajar. Si quera terminar el diseo delnuevo prototipo y probarlo antes de que abriese la nueva fbrica no podaperder ni un segundo ms.

    Se levant y gir decidido, pero choc de bruces contra Kate.Oh, lo siento farfull ella apoyando las manos en el torso de l.Tenemos que dejar de encontrarnos as contest Bradshaw a pesar

  • de que no le importaba lo ms mnimo volver a tener a Kate en brazos.Lo siento repiti ella apartndose.No te preocupes insisti al comprobar que Kate evitaba mirarlo.

    Crea que no ibas a venir.No iba a venir.La franqueza de ella logr enmudecerlo. Cundo haba logrado alguien

    sorprenderlo por ltima vez?Pero has venido se escap de sus labios.Kate por fin levant la vista y se atrevi a mirarse en los ojos de

    Bradshaw.No quieres saber por qu no iba a venir?No contest l de inmediato. Por supuesto que quera, pero saba

    que no sera prudente recordrselo. Quieres contrmelo?No. Se frot nerviosa las manos y se balance sobre sus talones. No

    quera pensar en los motivos por los que no deba estar all, en la vida quela estaba esperando.

    Vamos, quiero ensearte algo.Bradshaw coloc una mano encima de las dos de Kate y tir de ella.

    Haba tomado la decisin en un impulso, justo cuando sospech que Kateiba a decirle que tena que irse. Esquivaron a un chico que vendaperidicos y a una pareja que estaba paseando, y Shaw not el instanteexacto en que Kate se relaj y descart la idea de abandonarlo, porquesuspir y solt las manos para entrelazar los dedos de una con los de l.

    Bradshaw sonri como un idiota. Era la segunda vez que lo haca desdeque la haba conocido.

    Adnde vamos?A un cementerio.Kate clav los talones en el suelo pero solo logr que Bradshaw

    aminorase la marcha.Vas a llevarme a un cementerio?Nosotros no tenemos Hyde Park. Adems, hace aos que no entierran

    a nadie all. Te gustar, ya lo vers.No soy inglesa aclar ella soltndose. No iba a dar un paso ms

    hasta que l le diese una explicacin.Bradshaw se detuvo, arque una ceja y la mir ofendido.Lo s, eres irlandesa. Le tendi la mano, por incongruente que fuera

    le resultaba extrao no tocarla. Kate estaba probablemente ms confusa

  • que l, pero coloc los dedos encima de los de Bradshaw y este reanud lamarcha. Dicen que algn da tendremos un parque le explicomitiendo que si el proyecto se materializaba l hara una importantedonacin.

    Cmo sabes que soy irlandesa?Por el acento. Es distinto.Kate sonri y l fingi no darse cuenta.S que lo es, pero la mayora de gente de aqu no se da cuenta.La mayora de gente no se fija en lo que tiene delante de las narices

    sentenci l. Cundo llegaste a Nueva York?Hace unos das.A Bradshaw no le pas por alto la falta de concrecin y se oblig a no

    preguntarle si iba a quedarse o si iba a volver a Irlanda. Y mucho menoscundo.

    Y qu te parece de momento?La ciudad?S, la ciudad le contest l con media sonrisa.Menos distinta de lo que haba credo.Entonces, Kate, es que no te han enseado Nueva York. Bradshaw

    se detuvo en la esquina y ella hizo igual. Se miraron casi por primera vezdesde que ella haba chocado de bruces con l, y los ojos de los dosbrillaron sin disimulo.

    Katherine notaba el corazn subindole por la garganta, cosquillasrecorrindole la espalda y un horrible nudo en el estmago. Este ltimo erael nico que le obligaba a recordar que solo poda quedarse esa tarde conBradshaw. Esa tarde era lo nico que iba a permitirse.

    l se haba afeitado, la barba haba desaparecido por completo y volva atener el mismo aspecto entre triste y peligroso que la noche que lo vio bajola nieve. La cicatriz se le marcaba en el rostro cuando sonrea, y Kate tuvoel presentimiento de que no lo haca muy a menudo. Llevaba el mismoabrigo viejo que la tarde de las flores y debajo del cuello se intuan unjersey negro y una camisa blanca.

    Si pudiera levantara una mano y le acariciara el pelo.Ella nunca le haba tocado el pelo a ningn hombre como Bradshaw y

    solo con pensarlo sinti cosquillas en las yemas de los dedos. Kate afeitabaen ocasiones a su abuelo y se le aceler la respiracin al imaginarsehaciendo lo mismo por Bradshaw.

  • Poda ver la escena en su mente. l con el pelo mojado sentado en unabaera...

    Se sonroj y se humedeci nerviosa los labios.Cierra los ojos le pidi l.Ella los abri un poco ms.Cierra los ojos, por favor.Los cerr y respir despacio para calmar su corazn. No tendra que

    haber acudido a la cita, pero Kate no quera pasarse el resto de la vida sintener un recuerdo de lo feliz que habra podido ser.

    Ella hara lo correcto, aceptara la propuesta de Lionel Postgate ysalvara las tierras del ducado y la reputacin de la familia, quizs inclusotendra suerte y su matrimonio sera agradable. Pero Lionel Postgate jamsllegara a ser su alma gemela. La voz de Lionel jams le erizara la piel.Los ojos de Lionel jams le tocaran el alma. Los dedos de Lionel jamstemblaran al entrelazarse con los suyos, como hacan ahora los de Shaw.

    El motivo por el que haba estado a punto de no reunirse con l esamaana era que se haba pasado toda la noche viendo cmo Shaw se metapara siempre en su vida.

    Kate poda ver a Shaw montando a caballo por la colina que rodeaba sucasa en Irlanda. Poda verlo hablando con los campesinos, eligiendo lasnuevas cosechas, ayudndolos a cortar lea o a domar los caballos. Podaverlo jugando al ajedrez con el abuelo, corriendo por el pasillo detrs de unnio pequeo.

    Poda verlos a los dos despertndose frente a la chimenea. Bradshaw yella haban nacido para estar juntos, en algn lugar del mundo, en algninstante en el tiempo, tenan un futuro.

    Y ella iba a arrancarlo de raz.Tembl y suplic estar equivocada. Rez para que todo eso fueran

    confabulaciones de su mente romntica y asustada por lo que estaba apunto de hacer; venderse por dinero.

    Rez para que Shaw encontrase al verdadero amor de su vida y fuesefeliz por los dos.

    Shaw se detuvo y la sujet por la cintura.Las manos de l se apretaron un segundo antes de soltarla, y despus las

    coloc con delicadeza en los hombros de ella.Kate poda sentirlo prcticamente pegado a su espalda. El aliento de

    Shaw era caliente comparado con la fra maana y le acariciaba la mejilla

  • derecha.Abre los ojos le pidi despacio.Kate los abri y se qued sin aliento. Frente a ella haba efectivamente

    lo que pareca un viejo cementerio, en el que ahora solo quedaban lasesculturas de unos ngeles, un par de bancos de piedra y unos almendros.Uno de los bancos estaba encima de un montculo y detrs poda verse elro, el puerto y cmo Nueva York iba extendindose, naciendo de la nada.

    Ven.Bradshaw volvi a cogerla de una mano y la llev hasta el banco.Es precioso susurr Kate.Es Nueva York. Mi padre sola decir que aqu est el corazn de la

    ciudad.Y t dnde crees que est?Bradshaw le solt la mano despus de dejarla sentada, y camin hasta

    apoyarse en el tronco del rbol.No creo que la ciudad tenga corazn, ni alma. La verdad es que dudo

    que exista algn corazn de verdad. Se cruz de brazos y la mir a losojos.

    Por supuesto que existe.Cmo lo sabes? Las personas tomamos la gran mayora de nuestras

    decisiones basndonos en nuestras necesidades ms egostas o en nuestrasambiciones. El corazn no interviene nunca, as que dudo seriamente queexista.

    Suenas muy cientfico le aguant la mirada e intent contener elescalofro que le haban causado sus palabras y cnico. Mi padre te diraque la vida terminar dndote una leccin.

    Shaw se rio.Eso seguro. Lo siento, este lugar es mi rincn preferido de Nueva

    York, pero al mismo tiempo me trae malos recuerdos y me pone de muymal humor. Tal vez no tendra que haberte trado aqu aadi para smismo.

    No. Kate se levant y se acerc a l. Me alegro de que me hayastrado. Puedo preguntar por qu te trae malos recuerdos?

    Shaw se apart del rbol y se acerc a la parte ms alta del montculo.Dej la mirada perdida y apret en un gesto inconsciente la mandbula.

    La ltima vez que mi padre y yo estuvimos aqu discutimos. l murila maana siguiente.

  • Oh, lo siento.Shaw se encogi de hombros sin decir nada. A Kate le habra gustado

    acercarse a l y abrazarlo, pasarle la mano por la espalda hasta enredar losdedos en los mechones de pelo que le cubran la nuca, pero no era tanvaliente.

    Sin embargo, la necesidad de consolar a Shaw la oblig a hacer algo.Mi padre muri hace unos aos. Tom aire. Se suicid.Bradshaw se dio media vuelta de inmediato y la mir de nuevo a los

    ojos. No dijo nada y ella le vio abrir y cerrar los dedos de las manos.Es la primera vez que lo digo en voz alta aadi trmula.Un instante despus de decir la ltima palabra estaba en los brazos de

    Bradshaw. l la peg a su torso y la envolvi con su cuerpo como siquisiera protegerla de aquel horrible recuerdo. Coloc una mano en lacintura de ella y la otra en la nuca.

    Y no dijo nada; dej que Kate lo abrazase sin ms.Era exactamente lo que ella necesitaba. Saber que no estaba sola, que

    tena alguien a su lado que la apoyara sin cuestionrselo, sin hacerleninguna pregunta.

    Sin temer al escndalo.Por eso habis venido a Nueva York adivin l a medias.S.No te preocupes le acarici el pelo. Todo va a salir bien.Kate, que hasta entonces haba mantenido los brazos entre su cuerpo y el

    de l, se dijo que aunque solo fuera una vez en la vida se mereca abrazarlode verdad. Desliz las manos por encima del abrigo y las dirigi a loshombros de Bradshaw.

    Inhal hondo; el olor a invierno, nieve y limn siempre le haran pensaren l.

    Si no lo soltaba y se iba de all ahora mismo terminara contndole todala verdad.

    Y entonces l se sentira engaado, utilizado, y la mirara con desprecio.Afloj los dedos uno a uno y roz con la mejilla el torso de Bradshaw. Seapart despacio y cerr los ojos para contener las lgrimas que aparecieronsin avisar.

    No llores, Kate. Le coloc un dedo bajo el mentn y le levant elrostro. Con el pulgar captur una lgrima y a ella se le detuvo el corazn alnotar la piel de Bradshaw rozndole la mejilla.

  • Yo balbuce tengo que irme.l frunci el entrecejo y no afloj el brazo con el que le rodeaba la

    cintura.Tengo que irme... repiti Kate bajando la mirada. Me estn

    esperando.Bradshaw se apart un poco antes de hablar.Tu madre est en la misma casa que t? le pregunt.S, por supuesto contest sin pensar, y cuando lo hizo record que

    l crea que trabajaba como doncella de una dama. Tena que irse de allcuanto antes, unos segundos ms y le confesara toda la verdad.

    Cundo podr volver a verte?No lo s. Se apart, y esta vez Bradshaw se lo permiti. Es

    complicado.l la mir a los ojos y se pas las manos por el pelo. Qu estaba

    pensando que lo tena tan alterado?Renete conmigo maana.No s si podr, Shaw. Le gustaba decir su nombre, la haca sentirse

    ms cerca de l. Lo siento, pero tengo que irme. Me estn esperando.l la cogi de la mano (a ella le daba un vuelco el estmago cada vez

    que l la tocaba) y camin en direccin a la calle.Entiendo que no quieras decirme dnde trabajas o cunto tiempo ms

    vas a quedarte en la ciudad. Bradshaw habl rpido y sin mirarla. Se dijoque era porque iba delante para protegerla del fro, pero en realidad eraporque no quera que Kate viese lo furioso y dolido que estaba.Haces bien, prcticamente soy un desconocido.

    Shaw, no es eso intent asegurarle sin aliento.Lo nico que te pido es que volvamos a vernos. Se plant en medio

    de la calle y le hizo seas a un carruaje. El vehculo se acerc a ellos yShaw se acerc a hablar con el cochero. No me digas adnde vas, le hedado dinero de sobra al cochero para llegar a cualquier parte de la ciudad.Y le he dicho que si te ocurre algo ir a verle personalmente. Solodime que volveremos a vernos.

    Le abri la puerta del carruaje y esper.Est bien acept porque su corazn se neg a hacer lo contrario.

    Dentro de dos das, por la maana. En el parque.De acuerdo. Le sonri y la ayud a entrar. Sujet la puerta abierta y

    la observ mientras se sentaba. S que hoy has estado a punto de no

  • venir, y s que al principio ibas a irte. Ella se sonroj pero no le corrigi. Gracias por quedarte.

    Gracias por haberme enseado el corazn de Nueva York.Bradshaw asinti y empez a cerrar la puerta. Se detuvo y la mir a los

    ojos. Qu escondan? Qu era peor que el suicidio de su padre?Ven. Por primera vez en su vida Bradshaw se atrevi a correr el

    riesgo de ponerse en una situacin donde otra persona, Kate, poda hacerlemucho dao. Dentro de dos das, ven. Ocurra lo que ocurra, aunque solosea para decirme que no quieres verme nunca ms. Ven.

    Katherine sinti la mirada de Bradshaw colndose por los poros de supiel hasta llegarle al alma. Cuando viera lo que se ocultaba en ella deverdad se ira de all para siempre y no querra verla ms.

    Vendr.Cundo?Al alba.Uno de los caballos que tiraban del carruaje relinch y Bradshaw se

    apart y cerr definitivamente la puerta.Volvera a verla dentro de dos das. Al alba.

  • 6

    Katherine aguant la respiracin hasta que el carruaje gir la calle, ycuando el aire volvi a deslizarse por su garganta fue para dar vida al nicosollozo que se escap de sus labios.

    Era injusto.Solo haba compartido un paseo con Shaw y l ya poda ver en su

    interior. Shaw era el primero que la consolaba sin decirle estupideces, elprimero que la haba abrazado sin esperar nada a cambio.

    Y era el primer hombre que le paraba el corazn y le erizaba la piel. Elnico capaz de hacerla entrar en calor en medio de la nieve.

    Era absurdo. Injusto y absurdo.Por qu haba tenido que encontrarlo? Por qu ahora, cuando ya no

    exista la posibilidad de estar juntos.Dios, si ni siquiera poda contarle la verdad.De nada servira volver a llorar. Lo mejor, lo nico que poda hacer era

    olvidarlo y no acudir a su prxima cita.Y prepararse para el baile de esa noche. Se le estaba acabando el tiempo.

    Record la carta de su abuelo y se sinti culpable porque durante unsegundo se haba planteado seriamente la posibilidad de seguir conociendoa Shaw hasta enamorarse de l.

    Porque se enamorara, perdida, absurda y eternamente.Cerr los dedos hasta clavarse las uas en las palmas y respir hondo.Ya hemos llegado, seorita.Las palabras del cochero la hicieron reaccionar y afloj despacio las

    manos. El hombre le abri la puerta y esper solcito a que saliera.Gracias farfull Katherine.En aquel preciso instante apareci Sarah en la entrada de la mansin de

    los Rochester.Menos mal que ha vuelto, seorita le dijo corriendo hacia ella.Sucede algo?

  • Su madre la est buscando. Le he dicho que no se encontraba bien.Katherine iba a contestar a su doncella pero se dio cuenta de que el

    cochero segua all en medio de la calle.Sucede algo, seor? De repente comprendi qu pasaba. Si se

    espera aqu un segundo ir a buscar su dinero.Tal vez Shaw no haba podido darle s