Un Angel en La Azotea y Otros Cuentos de N - M. B. Brozon

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    dicin digital

    oordinacin LIJna Amelia Arenzana Galiciaerente de LIJ de Ediciones SM

    estin digitalecilia Eugenia Espinosa Bonillaerente de Servicios educativos digitales de Ediciones SM

    oordinacin editorialederico Ponce de Len Turijn

    oordinacin digitallio Arnoldo Prado Saavedra

    ptimizacin de contenidos digitaleselipe G. Sierra Beamonte

    n ngel en la azotea y otros cuentos de Navidad/ Mnica Beltrnrozon

    ustraciones y cubierta: Mauricio Gmez Morn

    imera edicin digital, 2014.exta edicin, 2011 R. SM de Ediciones, S.A. de C.V., 2000agdalena 211, Colonia del Valle,

    3100, Mxico, D.F.el.: (55) 1087 8400ww.ediciones-sm.com.mx

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    egistro nmero 2830

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    a marca El Barco de Vapor es propiedad de Fundacin Santa Mar

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    Para Nicols y Natalia

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    Un ngel en la azotea

    TU PAP debera de ser artista de tiempo completo en lugar destraerse tanto con la venta de seguros.

    Eso es lo que siempre deca mi mam, y eso nada ms porque lo quucho, pero en serio que de todas las esculturas que hizo mi pap ninghaba quedado realmente bien. Una vez hizo un caballo que par

    ula, otra vez un elefante terrestre que pareca elefante marino, luego, rtuga que s pareca tortuga, pero tortuga horrible, entre muchas o

    ue mam le celebraba con emocin, pero mis hermanos y yo bamos cuenta de que pap no era precisamente Miguel ngel.

    As es que mucho nos preocupamos aquella tarde de un domingotubre, cuando lo vimos entrar en la sala, muy entusiasmado, cargando

    norme bloque de madera.Qu bien, mi vida! Y ahora, qu vas a hacer? le dijo mam.Sorpresa.Eso era lo que siempre responda. Sorpresa. Y vaya que rprendente cuando destapaba la escultura en turno, y deca, por ejempEs una anciana triste.Y en realidad lo que estbamos viendo era un montn de barro enas tena cara.Todas las esculturas de mi pap estaban amontonadas en la sala, e

    asillo, en la cocina donde haba puesto una que representaba azorca de maz, y hasta haban acabado por invadir nues

    cmaras. Lo molesto del asunto no era tanto lo feas que eran, sin

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    torbosas. Todos los miembros de la familia tenamos siempre pinillas llenas de moretones, y cuando mi hermano tropez con una puestamente era una mano, que fue a dar al suelo y se hizo pedazos

    adre hizo un tango que dur como una semana. Despus de eso, tovimos mucho ms cuidado para desplazarnos por la casa.Y ahora tocaba el turno a una de madera, y por el tamao del blo

    guramente bastante grande.Esta vez haba, sin embargo, una ventaja. Un par de meses antes, p

    aba tomado un curso de escultura. Era un curso de verano en el nguno de sus compaeros contaba ms de doce aos, e incluso hatentado convencernos de que nos inscribiramos con l. Ese bloqueadera nos revelara si el curso haba valido la pena o no.De modo que pap, como siempre que se embarcaba en un proyetstico, todas las tardes, de seis a nueve, se encerraba en el cuartito dotea que haba acondicionado como estudio. La diferencia es empre escuchaba pera y esta vez no, ahora oamos desde afuera misros que sonaban medio celestiales. Muy sospechoso.Octubre termin, y mi pap pareca cada vez ms entusiasmolongaba sus encierros en la azotea una o dos horas ms; incluso

    z, a mediados de noviembre, lleg a quedarse all durante toda la nocNoviembre termin tambin, y para entonces sabamos que esa esculba ser algo especial. Ninguna otra haba consumido tanto tiempoovocado tanto optimismo en pap. Ms de una vez tratamos de espro ahora se cuid mucho de guardar el secreto.Finalmente, el quince de diciembre ocurri. Pap lleg a la casa con

    ar de bolsas de sper llenas de botanas. No de papitas, de bota

    egantes, y tambin traa vino espumoso. Entre melodas que silbabandes sonrisas que se le pintaban en la cara casi sin querer, prepar tlo subi a la azotea. Nos hizo vestirnos con ropa de salir, y as, tmo si furamos a una fiesta de noche, subimos en filita india a la azoi pap se visti con su traje ms elegante. Haba cubierto la escultura

    na sbana blanca y le puso delante un listn dorado que, en determinomento, alguno de nosotros tendra que cortar para dar por inaugurad

    xposicin familiar de la escultura. En la grabadora sonaba el Cascanu

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    Tchaikovski. Muy navideo todo.La gran sorpresa no consisti en que la famosa escultura fuera un n

    o que nos impresion a todos fue que el ngel no estaba tan, tan mal. menos, pareca un ngel. Un ngel con los ojos en blanco, con algu

    hipotes en la nariz (las narices era lo que ms trabajo le costaba aap) y con un serio problema de acn, pero al fin y al cabo, un ngel.

    Sin ponernos de acuerdo ni nada, todos aplaudimos ante la visin dcultura. Mi pap se emocion muchsimo y brindamos porque el cu verano haba servido aunque fuera un poco.

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    Yo nunca haba tomado vino espumoso y me supo agrio y horrible, pi hermano me dijo que era un desaire muy grave no tomarse, al meno

    ue le servan a uno para brindar, as que, lo ms discretamente que puaci mi vino en los pies del ngel. Nadie lo not.Esa noche fue como una fiesta en la familia, nos comimos las botacuchamos msica y platicamos hasta la madrugada. Haca mucho tiem

    ue no la pasbamos tan divertido. Y sin embargo, yo me di cuenta de i pap volteaba muy seguido hacia donde estaba el ngel, y entonce

    o pareca tan contento. Lo miraba con una especie de tristeza.Para acabar la velada, abrazamos a mi pap, lo felicitamos de nuevspus nos fuimos a dormir.No s ni qu hora era cuando, entre sueos, sent que alguien

    garraba del dedo gordo del pie. Ese es un sistema que tenemos rmanos y yo para despertarnos sin sobresaltos, no como mi pap,

    os destapa de golpe y nos empieza a hacer cosquillas.Yo no quera despertar, pero tambin tenemos la consigna de jams jdos gordos si no se trata de algo verdaderamente urgente.As es que me destap la cabeza.Qu pasa? dije en la oscuridad.

    Qu no pasa, muchacho, qu no pasa.Esa voz no era la de ninguno de mis hermanos. Me espant, me levaestaba dispuesto a pegar un grito que se hubiera odo en Alaska, cua

    na mano rasposa que se coloc exactamente en mi boca me lo impio patale y trat de zafarme, as como lo hacen en las pelculas de accOye, oye, tranquilo, hermano!Le escuch decir esta y otras frases no demasiado tranquilizadoras, p

    n realidad me tranquilic no porque aquel intruso me lo hubiera ped, sino porque me cans de dar tanta patada.No vayas a gritar, por favor, porque nos metemos en un lo gordo.Lo gordo es una expresin muy espaola que noms le he odo us

    gunos espaoles en la televisin y a mi pap, as es que eso me diooco de confianza y le dije:Fnofvy grtfr.Que significaba no voy a gritar. Por alguna razn, el desconoc

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    ntendi y me solt. Para entonces mis ojos ya se haban acostumbradooco a la oscuridad. Lo extrao fue que no me diera un patats ah misuando pude ver, frente a m, al ngel de mi pap, muy sentado enma.Primero, claro est, como todo el mundo piensa, yo tambin pens a un sueo. Uno muy real, pero as son los sueos a veces; as es que

    mediato me pellizqu el ombligo: este es un mtodo infalible cuaenos para despertar a otros, pero a m no me pas nada. Yo segua ig

    n mi recmara, con los ojos acostumbrados a la oscuridad y con aqusa frente a m.No slo se vea bastante ms feo ahora que haba cobrado vida, tamb

    areca muy preocupado. Me miraba a su vez con esos ojos raros quaba hecho mi pap, que no tenan pupilas, ni prpados ni nada. Eson detalle que no importaba tanto si el ngel hubiera permanecidorcunstancia de escultura, pero ahora que lo tena enfrente, resultaba mtrico. Entonces conclu que el curso de verano de mi pap no hrvido para mucho.Bastante feo, eh? dijo l con una especie de resignacalndose a s mismo.

    Lo primero que se me ocurri fue mentirle, decir no, hombre, ores o algo as. Pero si esa cosa de verdad era un ngel, sabra qutaba mintiendo. Y aunque no lo supiera, en mi cuarto haba un espejocual slo tendra que asomarse para comprobar que mi hay peoresa verdad, as es que no me qued ms remedio que responder:S. Espantoso.Ustedes debieron habrselo dicho a su padre; o sugerirle antes,

    emplo, que hiciera un avioncito, o algo que no tuviera la posibilidadbrar vida y sentirse infeliz por ser tan feo.Es que no sabamos que ibas a ser un ngel y adems, nunca a

    aba pasado esto dije para justificar a mi pap, y al mismo tiempontr un escalofro noms de imaginar que la tortuga o cualquier otros bichos horribles que haba hecho mi pap se me aparecieran edianoche arriba de la cama.Tambin record el cuento de Pinocho, que haba ledo haca no mu

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    empo y volv a pellizcarme el ombligo, pensando que tal vez ese cuee haba impresionado de ms y me haba provocado ese sueo.No, muchacho, yo no soy un mueco narign y tu pap tampocrpintero sino vendedor de seguros, as es que deja de pensar tonteriende.Mientras atenda, estaba tan impresionado viendo aquella boca

    adera diciendo cosas, y aquellos ojos que parecan cerrados, aqueanos deformes y todo lo dems, que finalmente no atend a nada.As es que a ver cmo le haces.Lo nico que escuch fue esta ltima frase que dijo el ngel ante

    vantarse de mi cama y encaminarse hacia la puerta de mi cuarto.Esperando por lo menos algn reproche, pregunt quedito:Cmo le hago para qu?El ngel suspir como de fastidio.T dijo sealndome a m tienes que hacer que se compoto dijo sealndose l mismo.Me arrepent mucho de haberme distrado durante su explicacinz me haba dado alguna pista de cmo poda yo ayudar a componersastre escultrico, o a lo mejor me haba hablado del ms all, del lu

    onde vena, o de Dios, o de cosas importantes, y yo noms pensandou feo estaba el pobre.Claro que tiempo despus me enterara de que no me dijo n

    mportante, slo que haba recurrido a m porque pens que yo era el nue me haba dado cuenta de su condicin de ngel vivo ya que le conv mi vino. Yo nunca confes que en realidad me estaba deshaciendo d

    orque me haba parecido agrio.

    Al da siguiente amanec convencido de que todo lo haba soado. Por si acaso, despus de comer y sin que nadie se diera cuenta subuarto de la azotea. Ah estaba el ngel, claro, como escultura. Me sastante ridculo al decirle a aquel pedazote de madera:jele. Ya saba que todo era un sueo.Sueo, mangos respondi el ngel volviendo su cara de mad

    acia donde estaba yo. A ver, ya pensaste?Yo no haba pensado nada, y verlo a la luz del da me impresi

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    ucho. Y adems, ese ngel hablaba ms como el muchacho de la tieue como un ngel, as es que, todo tartamudo, empec por preguntarleY t, eres un ngel de verdad?Y entonces l me cont de nuevo la historia que yo no haba escuchnoche anterior. Era un ngel, que, como muchos de sus colegas en eocas del ao, bajan a la tierra a realizar buenas acciones y ayudar

    nte que tiene problemas.Pues me parece que llegaste al lugar equivocado, porque aqu en sa nadie tiene problemas.El ngel hizo un gesto que lo haca verse an ms feo.Todos los humanos, todos, tienen problemas, grandes o chiqueves o duraderos, serios o tontos; o no me digas que, por ejemploe un problema para ti saber que no ibas a aprobar geografa, y por piaste en el ltimo examen?Uy, eso s que nadie lo saba, ni siquiera Sandra, a la que le co

    orque lo hice con mucha habilidad y no se dio cuenta pero claro, a un ngel. Avergonzado, dije que s con la cabeza.Y no tuviste tambin despus problemas con tu conciencia?Me qued viendo al ngel con cara de pregunta, porque yo haba o

    ablar de la conciencia, pero no saba muy bien de qu se trataba el asuS dijo el ngel, esa vocecita que, despus de que te entregaexamen aprobado, te estuvo molestando tanto que ni siquiera pud

    sfrutar tu calificacin de ocho, porque tu conciencia te dijo que no vaue habas hecho trampa.As que mi famosa vocecita se llamaba conciencia. Y el ngel tambconoca. Pues tuve que admitir que era cierto, que todos tene

    oblemas.Y sin embargo yo no fui enviado para ayudarte a ti. Yo estoy aqupap.Ahora s que estaba sorprendido. Yo no sospechaba que mi pap tuvngn problema; l pareca estar siempre muy contento entre sus segus esculturas y sus peras, y as se lo dije al ngel.Tu padre tiene un enorme problema, y es que tiene un talprimido. T crees de verdad que le gustan las cosas que hace? Pues

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    ro no tiene confianza en s mismo, cree que es lo mejor que puede haY no es cierto?No. Y el problema es que, cada vez que les ensea sus obras, a to

    s da pena decirle que son una monstruosidad y, por no lastimarlocen que estn bien. Sin ir ms lejos, anoche todos le dijeron que yo

    na escultura maravillosa, y ya me viste?

    Es que es lo menos peor que ha hecho.Bueno, pero lo menos peor est muy, muy lejos de ser lo mej

    tienes que animar a tu padre a que siga adelante; este ngel dnvertirse en su primera obra de arte.En ese momento empec yo a pensar que Dios haba mandado al ng

    yudar a mi pap, que a lo mejor l tena flojera de hacerlo y me estnjaretando a m todo el trabajo.

    No, muchacho dijo el ngel, que otra vez haba ledo nsamiento, los milagros existen, pero hay que darles oportunidad

    ue sucedan. Es trabajo-de-equipo.Pero, y si no lo logro?Si no lo logras tendremos problemas, chico, porque t tendrs

    adre que vivir frustrado y yo me quedar para siempre encerrado en

    uerpo horrible.El ngel me pregunt tres veces si todo me haba quedado claro yje que s. Y, en verdad, todo lo que me dijo me haba quedado claro

    ue no saba es cmo le iba a hacer para que mi pap siguiera trabajan el ngel ya que lo haba inaugurado tan formalmente la noche anterio

    Esa tarde, como siempre, mi pap lleg a las seis, y en lugar de subirazotea, se sent frente al televisor con mis hermanos.

    Oye, pap no hallaba yo como empezar no te gustara sn rato al cuarto de la azotea a ensearme cmo hiciste el ngel?A mi pap le brillaron los ojos. Nunca antes, ni mis hermanos ni yo

    abamos pedido algo as.De verdad? Te gustara aprender a hacerlo?Pues s.No tuve que rogarle ni mucho menos. En ese momento pareci qu

    lln lo haba escupido, y se subi volado a la azotea, seguido, claro e

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    or m.Tendras que empezar por algo sencillo, aqu tengo un poco de ba

    ay que humedecerlo tantitoMi pap hablaba con gran emocin. Por eso me cost tanto trabalar la escultura y decirle:Oye, p, no crees que el ngel est un poco cacarizo?

    l me mir con cara de reproche porque pens que no le estoniendo atencin a la leccin de escultura que me estaba dando, pspus vio al ngel, se le acerc, le pas la mano por la cara y dijo:Pues, tal vez s.Creo que podra quedar mejor si le raspas tantito la cara, no?Mi pap no pareca muy convencido.Qu tal si mientras yo empiezo a trabajar con este barro, tmpones la nariz y le haces bolitas en los ojos para que parezca qut viendo?Esto acab de convencerlo. Tal vez no tanto porque le pareciera qu

    ngel era horrible, sino porque siempre haba tenido ganas de compartiasatiempo con alguno de nosotros.As es que me pas el resto de mis tardes de vacaciones en el taller

    la azotea. Al principio pens que poda ser aburridsimo, pero prontgarr el modo al famoso barro y logr hacer una nave interplanetaria vea bastante extraa hecha con ese material; pero fea no que

    dems, descubr que mi pap es muy divertido, se la pas contndoncdotas de su infancia que me tuvieron muerto de risa. Yo le conue haba copiado en el examen; l me confes que alguna vez tambzo algo as, y durante esos ocho das antes de Navidad nos hicimos

    migos que nunca. Hasta acab gustndome el Requiem de Mozart, a lo que oamos todo el tiempo.Y sin embargo, el ngel no acababa de quedar bien. Yo suba enaanas y con un poco de desesperacin le preguntaba:Crees que mi pap pueda dejarte bien algn da?Paciencia, muchacho, paciencia contestaba l.El veinticuatro de diciembre lleg con todo el ajetreo de la cena,galos, los tos, los abuelos y el resto de la familia, que se junt en

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    sa para festejar. Al terminar la cena, mi mam, que no estuvo al tantoabajo de compostura que mi pap le haba hecho al ngel, le dijo:No les vas a ensear a todos tu ltima escultura?Mi pap medit un momento y contest:Todava no.Y yo fui el nico que not, de nuevo, la tristeza en sus palabras.

    La cena termin. Los que tenan que irse se fueron, a mis abuelosomodamos en el sofcama, y los dems nos fuimos a acostar.Entre la emocin de la cena, de ver a tantos parientes que hace tanto

    o vea y, claro, de esperar a Santa Clos, yo no me pude dormir. Y nas escuch cuando mi pap sali de su cuarto. Me puse un suter gu hacia donde ya saba que se encaminaba.Entr al cuarto de la azotea y a volumen bajito puso el Requiem,

    ara entonces me saba casi de memoria. Me asom por la ventana yabajar a mi pap como nunca antes lo haba hecho. Tallaba la madera na fuerza increble, y despus acariciaba las partes recin remodelamo nos acariciaba a nosotros cuando ramos ms chicos.No me di cuenta de a qu horas me qued dormido, ni cmo fui a di recmara. Amanec de nuevo entre las sbanas. Me despert la voz

    i mam, que gritaba:Vengan, vengan!Mis abuelos, mis hermanos y yo seguimos a mam hasta el cuartito dotea. Mi pap se haba quedado dormido sobre la mesa, y junto ataba el ngel, pero no aqul que tena la nariz chueca y los ojos perdiste ngel era perfecto. Pareca como si desde sus ojos de madera, hora estaban claramente tallados en su rostro, nos mirara a todos

    ecto.Mi pap despert ante las exclamaciones de admiracin de todos. Somo nunca antes lo haba hecho, mir su obra ya sin una pizcaelancola, y dijo:Con su permiso, me voy a dormir.Todos nos quedamos admirando la escultura. Yo me acerqu, y cuade la madera con mis brazos, la sent tibia. Mir la cara del ngel y

    ntiendo cmo nadie se dio cuenta de que me gui un ojo mien

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    bozaba una sonrisa. Despus sent un pequeo temblor en la maderuando termin, ya estaba fra de nuevo. El ngel se haba ido.

    Los milagros existen, slo hay que darles oportunidad de que sucedije yo antes de salir del cuarto de la azotea. Nadie me tom muy

    rio.

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    Claro, cundo iban a imaginar que acababan de escuchar las palabran ngel.

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    l mejor regalo de Santa Clos

    Para Susana, a manera de disculpa ta

    N AQUEL diciembre de 1946, tal como sucede ahora y ha sucedido

    das las pocas, los nios esperaban con ansias la llegada de Santa Clgunos no podan dormir y algunos otros hacan intentos desesperadosi siempre vanos para toparse frente a frente con el querido hombre

    aje rojo, que entonces no era ms joven, no. Santa siempre ha sidismo viejito barrign y siempre ha tenido esa barba blanca.Esa noche Susanita no tuvo problemas para conciliar el sueo

    mpoco intent alejarlo para espiar. Ella, a sus seis aos, no po

    antener los ojos abiertos arriba de las diez de la noche, y como eraormilona, a la maana siguiente le ganaron sus paps a despertar.No, Roberto, no despiertes todava a Susanita, apenas son las sieedia dijo la mam cuando vio que su esposo pareca muy dispuesa despertar a la nia.Bueno, otro rato.Pero de todos modos fue a asomarse a la sala; le daba casi tanta emocmo a su hija enterarse de cul haba sido el regalo de este ao.Mucho se sorprendi el pap de Susanita, porque en el silln de la s

    onde Santa Clos sola poner los juguetes, no slo no haba tales, sino l mismo, encima del silln, estaba tendida una seora gordambrerito, quien no slo dorma, sino tambin roncaba. El pap

    usanita volvi corriendo a la recmara.

    Oye, Julia, est pasando algo muy extrao.

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    Ella mir a su marido amodorrada; quera seguir durmiendo.De verdad, es raro, ven!Sin las ms remotas ganas de hacerlo, la mam de Susanita se levan

    gui a su esposo hacia la sala. Igual de sorprendida que l qued antesencia de esa extraa en casa.Por alguna razn, tal vez porque la mujer dorma con tanta placi

    nguno de los dos se atrevi a despertarla. Los ronquidos salan a tra una sonrisa tranquila.

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    Ser una bandida, t? pregunt Julia, demostrando con eso n no haba acabado de despertar.

    Cmo crees? Es muy anciana como para dedicarse a eso, y adem

    adie que entra a robar a una casa se queda despus a tomar una siestsof.Roberto tena razn, pero en la ltima parte de su respuesta levantno de su voz y despert a la mujer.La seora abri los ojos, mir de arriba a abajo a los paps de Susaniincorpor. Despus de estirarse y bostezar, dijo:Sie mssen die Eltern des Kinds sein.Ambos se miraron extraados; naturalmente no haban entendido ni j

    a mujer mir a su alrededor con curiosidad.Und das Kind? Wo ist sie?Quin sabe qu sera lo que trataba de decir la seora, pero el tono ya

    s gust nadita a ninguno de los dos.Quin es usted?

    Qu hace en nuestra casa?Por qu estaba durmiendo en nuestro sof?Qu clase de idioma est hablando?Los paps de Susanita hicieron sus preguntas al mismo tiempo, ora empez a mirarlos con la misma perplejidad que ellos la mirabla.Ich wei nicht, ob ich hier sein sollte.

    La mujer comenz a hablar apresuradamente, y acabaron toacindolo al mismo tiempo casi a gritos. Fue entonces cuando aparusanita. Mir a sus paps, luego a la seora. Despus se tall los mo si no pudiera creer lo que estaba viendo y mir a la seora con ezcla de alegra y sorpresa.Ve a tu cuarto, hija le indic su pap; si aquella mujer era

    andida, o alguien que simplemente no haba tenido donde pasar la nose haba colado en su sala, quera arreglar el problema sin que Susa

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    tuviera presente.Susanita obedeci y se fue corriendo a su cuarto, pero un momespus, cuando su mam intentaba entenderse a seas con la seoraa ya haba vuelto a la sala. Jal a su pap de la playera y sin decir nextendi un papel arrugado.Es una copia de la carta que le hice a Santa Clos.

    La carta que le hiciste a Santa Clos se la dejamos en la tienda aqu juguetes, no te acuerdas? Donde le pedas la casitaNo, pap, esta es la carta buena, el Santa de la tienda era un sesfrazado de Santa, y sta se la mand al Santa de verdad en un globo.Mientras la mam de Susanita, intilmente, segua intentado establemunicacin con la seora, el pap desarrug un poco el papemenz a leer:

    Diciembre de 1946.

    Santa:

    Este ao no quiero ningn juguete, aunque en la carta delSanta impostor ped una casa de muecas. Si te la da, no lehagas caso.

    Hace un mes se muri mi abuelita, la nica que tena. Yo la

    quera tanto como a mis paps, estaba todo el tiempo con ella,y platicbamos mucho. Ella ya no est y no sabes cunto laextrao.

    Santa, este ao no quiero ningn juguete, y ya me dijeronmis paps que no puedes regresar a mi abuelita porque ellaest en el cielo muy contenta, porque el cielo es un lugarmucho mejor que la tierra, pero te pido que me traigas unaabuelita nueva, de verdad me hace mucha falta y ya no quiero

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    llorar todas las noches.

    Muchas, pero muchas gracias.

    Susanita.

    El pap de Susanita dobl cuidadosamente el papel y se limpi grima. l tambin extraaba a la abuela, y la carta de su hijaansport nuevamente a uno de tantos momentos felices que compartien ella. Regres abruptamente a la realidad de esa maana al ver quora se paraba del silln y, haciendo seas con el dedo, le seg

    ablando a Julia en ese idioma extrao. Pareca, ms bien, que le esdrando; Julia le responda levantando la voz.Momento, momento! dijo el pap de Susanita.La seora s entendi esta palabra y adems el ademn fue muy cl es que todos guardaron silencio.Creo que tenemos un pequeo problema el pap comerigindose a Julia. Todo parece indicar que esta seora es el enca

    ue le hizo nuestra hija a Santa Clos este ao. Toma, lee.Susanita sonri enseando todos los dientes, con la sorpresa bujada en su cara. En realidad deseaba tener una abuela nueva, perons que Santa Clos fuera capaz de tanto y, ciertamente, esa abmpoco se pareca demasiado a la suya. Sin embargo, Susanita hamenzado a establecer una especie de complicidad con ella, se sonr

    utuamente y cuando Roberto le dio la carta a Julia, la seora le guio a Susanita.Mientras Julia lea la carta, el pap de Susanita intentaba haceguntas a la mujer.D-e d--n-d-e v-i-e-n-e u-s-t-e-d? le dijo, creyendo queonunciar lentamente la frase, la mujer la entendera. Obviamentecedi as, y por toda respuesta, sac un sobre rojo del bolsillo de

    ter y se lo entreg a Susanita. Ella lo abri y comenz a leer en

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    ta. Pero estaba muy chica como para dominar este asunto de la lect es que mejor le dio la carta a su pap para que l lo hiciera.

    Querida Susanita:

    Perder a un ser querido significa una gran tristeza. Klara, lamujer que te ha dado esta carta, perdi a toda su familia en laguerra. No tiene a nadie en el mundo. Los adultos no suelenescribirme cartas, pero ella lo hizo, y me pidi una familia. La

    tristeza de su carta era muy parecida a la de la tuya.S que nadie en este mundo podr sustituir a tu abuelita,pero Klara es una gran mujer y una abuela maravillosa. Y tenecesita tanto como t a ella, por eso decid enviarla.

    Espero que vivan muy felices para siempre.Hasta el ao que entra,

    Santa.

    PD: En el otro bolsillo del suter de Klara encontrarn elmanual Conversar en Alemn - Espaol. Espero que les seade utilidad y que el idioma no sea gran problema.

    Vaya, vaya. As es que la seora se llamaba Klara y era alemuando el pap de Susanita termin de leer la carta, vio que su hija yaba sentado junto a Klara, haba sacado el manual e intentaba conven ella.Guten Morgen. Ich bin mexikanishe dijo Susanita pronuncia

    n dificultad.

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    Era momento de una conversacin privada entre los adultos nacionue se encontraban en esa sala, as es que el pap de Susanita llam am aparte. Dejaron a la nia con su regalo nuevo y se fueron cmara.Ambos estaban, en el fondo, contentos por lo que haba sucedido aana, pero Roberto estaba preocupado. La presencia de Klara en c

    s iba a traer problemas.Pero, cmo vamos a tener una alemana aqu alojada?Qu tiene? No la secuestramos, nos la trajo Santa Clos argumlia.Pero, cmo vamos a mantenerla?A la abuela la mantenamos.Pero tenamos la ayuda de la pensin de mi pap, y ya no. Adem que ha de comer muuuy bien.La mam de Susanita estaba pensativa. Por un lado, es cierto que por incmodo y probablemente costoso tener a una alemana desconocviendo en la casa, pero la historia de Klara la haba estremecido

    dems, saba que a Susanita le haca falta.Ay, Santa Clos, qu ocurrencias! deca Julia dirigiendo su mir

    acia arriba.No podemos dejar que se quede concluy Roberto.Julia se puso muy triste al or esto, y mucho ms cuando vio que Kla

    usanita ya haban comenzado a entenderse y parecan muy divertciendo cosas en un idioma que no era el suyo.Quierro unos juevos con jamnnnn deca Klara y Susanita

    onchaba de risa.

    Susanita murmur el pap y con una sea le pidi a la nia quercara.Klara se qued sentada en el silln. No poda escuchar nada de lo qu

    ap de Susanita deca, y aunque de todos modos no hubiera entendidoalabras, supo que no era nada bueno cuando vio que las lgrimpezaban a correr por la cara de la nia. Klara sinti un nudo earganta, y una gran angustia comenz a invadirla. En ningn momens que no sera bienvenida en un hogar a donde haba sido env

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    ada menos que por Santa Clos. Y si no la queran, qu hara?, a da? Su temperamento germano no le permiti echarse a llorar, que er

    ue hubiera querido hacer, as es que se mantuvo seria, seria, esperanasta que Susanita corri hacia ella y la abraz con fuerza.No, pap, no puede irse, no tiene a su familia! Y adems, me la t

    anta Clos! las lgrimas no dejaban de manar.

    Klara tuvo que hacer un tremendo esfuerzo para no dejar salir las suslo acarici la cabeza de la nia.Al ver esa escena, un tropel de pensamientos entr de golpe en la cabl pap de Susanita: S, es cierto que no es normal que Santa Clos agalando abuelas, y menos extranjeras. Es cierto que una boca ms ibgnificar un esfuerzo extra. Es cierto que el alemn es un idioficilsimo y que adems no suena demasiado bien.Pero tambin era cierto que esa mujer los necesitaba. Si ellos,

    aban perdido a la abuela porque se muri de viejita, la haban pasadoal, la pobre Klara, a quien una guerra estpida como lo son todas

    aba arrebatado a su familia entera, seguramente tena el alma heolvo.Roberto, pinsalo, ella no tiene a dnde ir dijo Julia, pero Rob

    a haba sacado sus propias conclusiones.Se acerc a Susanita y a Klara, que seguan abrazadas y dijo:Supongo que podramos hacer la prueba.No fue una mala decisin. No slo Susanita aprendi un poco

    emn, cosa que sorprenda mucho a sus maestras y a sus amigos, ue Klara result ser una mujer muy ordenada. Las finanzas estaban al casa estaba impecable, y no tanto porque ella lo hiciera todo, pero s

    a buena para dar rdenes. Y adems, tena una habilidad especial: sacer unos chocolates deliciosos, una antigua receta de familia.incipio empezaron a venderlos entre vecinos y amigos, pero eranbrosos que todo el mundo quera y les llegaron muchsimos pedionto pusieron una pequea fbrica y se olvidaron para siempre deoblemas de dinero.Al ao siguiente, el encargo de Susanita haba sido un encanvencional. Santa Clos se sinti muy contento al entrar en la sala d

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    milia, era la misma en la que haba depositado a Klara un ao antes, pucho ms bonita, con mejores muebles y un rbol de navidad muemn.

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    Y ms contento se puso cuando encontr una gran canastahocolates, todos en forma de caras sonrientes, acompaados de un letr

    Santa:

    Gracias por hacer de dos familias rotas, una tan feliz comola nuestra.

    Por siempre,

    Julia, Roberto, Susanita y Klara.

    Y Santa pudo comprobar que an hay algunas historias que termin el clsico: Y fueron muy felices para siempre.

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    Un viejo vagabundo

    RTURO HABA tenido que trabajar, tambin, el veinticuatro deciembre.

    En cuanto termine el jardn puede irse le dijo don Romnatrn.Arturo no se haba tomado ni un segundo para descansar, inclusolt la comida, y para cuando dieron las siete, an le faltaban los rosl fondo. Era aqul un jardn demasiado grande. Pero era por el que braba, y tena que llegar esa noche a casa con algo de cenar y ueca para su pequea hija. Claro que no iba a comprar la que com

    oraba y tena todas las funciones naturales de los bebs, porque taba completamente fuera de su presupuesto. Pero haba visto otra, en

    uesto de la zona comercial que le quedaba de paso en el caminogreso. Una mueca pequeita, de trapo, para la cual fcilmentcanzara. Arturo tena la esperanza de que, adems de la paga del daatrn le diera alguna clase de gratificacin por aquello de la fechntando tambin con este dinero, haca planes mientras podaba el pasgaba las flores.A esas horas, el olor de la cena que adentro se estaba preparando llegnariz de Arturo y ocasion una revolucin en su estmago vaco,

    asta entonces se haba portado bien y no haba hecho reclamaciones falta de comida. En el momento en que de ah sali un gemido

    stimero, Arturo le daba el ltimo tijeretazo a la ltima rosa. H

    rminado, por fin. Se apresur a guardar la herramienta. Apenas si po

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    rgar la podadora de lo hambriento y agotado que estaba.En cuanto todo qued listo, Arturo se dirigi a la cocina por la entr

    asera de la casa.Quiubo, doa Mica salud a la vieja cocinera.Qu hay, Arturito, ya acab?Arturo sonri satisfecho, y al mismo tiempo doa Mica alcanz a o

    candalazo que se traan sus tripas.Cmase un taquito de romeros antes de irse, me quedaron a

    oa Mica hizo una sea que quera decir buensimos y a Arturo szo agua la boca.

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    No, doa Mica, mejor me espero a cenar con mi familia, me eperando. Vaya mejor a decirle al patrn que ya termin, por favorc?

    Mica volvi un momento despus.Dice don Romn que est bueno, que ya se vaya y que muclicidades.Oiga, pero y el dinero?, qu no me ir a pagar?Ay, pues no s, a ver, preme que le pregunto.Doa Mica volvi a salir. Esta vez no regres tan pronto, ni vena s

    etrs de ella, don Romn entr en la cocina. Arturo forz una sonrisamparta esa extraa vergenza que causa a tantas personas el hechobrar, aunque sea por un trabajo realizado.Don Romn tambin vena sonriendo, pero su sonrisa no parrzada.Me deba un da de trabajo, se acuerda, Arturo?No, pues Arturo no se haba acordado de ese detalle que don Ro

    aa a colacin en un momento tan poco oportuno. Y hubiera queguir sin acordarse, pero no pudo evitarlo, fue un da despus de aquoche que Elenita le ense el hoyo de su zapato, y que l le pidi a omn que le pagara un da ms, de otra manera no tena de dnde sara comprarle a su hija calzado nuevo.Y no tendr aunque sea algo?Hjole, Arturo, ya sabe, esta cabeza ma, con tanto ajetreo entr

    na, los regalos y dems, que me qued con la idea de que me debaa y no fui a sacar dineroArturo no saba qu decir. Estaba a punto de echarse a llorar, entr

    ambre, el cansancio y la frustracin que estaba a punto de convertirsesesperanza.Y deveras, eh? Nada, mire don Romn se volte hacia afus bolsillos del pantaln. Es que, como la cena es aqu, saba que nonecesitar dinero, ve? Pero bueno, as mejor, quedamos a mano y ya

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    remos cuando terminen las vacaciones. Ya en enero le doyatificacin, Arturo.Don Romn dio unas palmadas en la espalda de Arturo y sali dcina. Mica pudo ver, en los ojos del jardinero, las lgrimas que esforzndose por contener.Arturo sali de la cocina con la cabeza gacha, ya no dijo felicida

    oa Mica, que hubiera sido lo propio. Ni dijo nada porque cualqalabra hubiera dejado escapar la cascada de llanto que no quera adie presenciara.Slo la presenci la soledad de aquellas calles. Claro, ya no era hora

    ue la gente anduviera pululando afuera de sus casas; era momentotar con la familia, frente a una mesa con sabrosa comida y una chimeueno, la chimenea tal vez no, aunque se hubiera visto bien pmpletar la imagen mental de Arturo, ciertamente no haca tanto fro.Arturo no poda dejar de llorar. Se culpaba a s mismo, cmo po

    aber sido tan bruto de no acordarse del da de trabajo que deba? Ca posible que no se le hubiera ocurrido ahorrar algn dinero para

    asar, de nuevo, la Navidad en ese estado de miseria?Esta vez haba prometido que llegara con mueca y con cena, y

    oda cumplirlo. No se atreva a llegar a su casa.Sali de la colonia y lleg a la zona de comercios. Algunos optimitentaban, a esas alturas, vender arbolitos, pero la mayora de los puehaban levantado para entonces. Pas frente al puesto donde estab

    ueca que iba a ser para Elenita. Arturo no quiso ni mirar. Caminacer caso a nada que no fuera esa imagen que insista en dibujarse enente: la de su hija triste por la falta del juguete. Tambin apareci la

    esposa, con el inevitable gesto de decepcin al ver que Arturo llegabsa con las manos vacas.La luz del supermercado lo distrajo. Se detuvo a mirar hacia adennsando cmo podan esas pobres cajeras trabajar esa noche. Por

    aba un gran letrero que deca Abierto 24 horas, todo el ao. Arturoe momento, hubiera deseado ser una de ellas, y as tener un pretexto p

    o llegar a su casa. Estaba trabajando, veinticuatro horas.Casi sin quererlo, una idea empez a generarse en su mente. El s

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    taba ms bien vaco. Las cajeras se notaban muy aburridas, seguramesentan tristes por tener que trabajar esa noche. Por ah andaba

    olica que pareca distrado. Sigui pensando Arturo que su vhamarra tena espacio para guardar algo sin que se notara. No acababnsarlo cuando sus pies ya lo haban conducido hacia el interior permercado, directamente al departamento de carnes. Primero se aso

    donde estaban los pavos que nadie haba escogido para cocinarlos oche, pero eran demasiado grandes. Adems, para qu tanto animal pna familia tan pequea?En otro estante descansaban decenas de paquetes de filetes, caolida, en trocitos, para brochetas, y una caa de lomo. Limpiecita ymao justo para que alcanzaran a cenar los tres sin quedarse con hamArturo mir hacia ambos lados. Tena el camino libre. Como si fuera

    andido que se hubiera dedicado toda su vida a robar, hizo un movimieloz, y en menos de un instante, el paquete de carne estaba enfrindol

    mbligo bajo la chamarra.Pero Arturo nunca haba hecho una cosa as; todo el dinero que ha

    anado en su vida, y todas las cosas que se haba comido, eran producttrabajo. As es que no pudo evitar ponerse nervioso. Todo el cuerp

    mblaba y sendas gotas de sudor resbalaban por delante de sus orientras se diriga hacia la salida, haciendo un esfuerzo grande pero inara actuar normalmente.Al pasar por la caja que era la antesala de su escape, incluso le delicidades a la empleada. Y ahora s, la puerta del supermercado; u

    asos ms y estara en la calle. Fij su mirada en la banqueta, y cuaenas uno de sus pies haba salido del sper, sinti que alguien lo ja

    l brazo.Arturo suspir derrotado y se volvi lentamente hasta encontrairada cargada de reproche del polica que minutos antes pareca strado.No lo mandaron a la delegacin, segn dijeron, porque era Naviro lo tuvieron encerrado por ms de una hora hacindole pregunttentando en vano que pagara la carne. Despus de eso lo dejaron sero Arturo no saba qu era peor, si pasarse la Nochebuena en

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    legacin o llegar a su casa a encontrarse con las lgrimas de su hija steza de su mujer. Sali del sper y camin sin rumbo; los sonegres que salan de las casas y los aromas de cenas recin prepara

    umentaban por momentos su congoja, hasta que sinti que ya no ts fuerzas y se sent en un parabs, no tanto a descansar, mplemente a dejar pasar el tiempo y seguir masticando su fracaso.

    De pronto, un vagabundo anciano y solitario extendi una cobija sn el asiento del parabs que estaba libre. Arturo lo mir con desgano magin a s mismo, en un futuro, en las mismas circunstancias de aqfeliz.El vagabundo se sent, sac una pequea botella de la bolsa interiosaco.

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    Gustas, amigo? le dijo a Arturo ofrecindole la botella.Arturo la tom sin decir nada y le dio un trago. Esperaba sabo

    guna especie de licor, pero no. Era una limonada inspida.

    Y por qu festejas la Navidad en un parabs? preguntsconocido. Qu, ests loco? O no tienes a nadie en el mundo, co

    oArturo sinti la forma de hablar del vagabundo un tanto agresiva. P

    l vez porque necesitaba sacar todo el dolor que traa adentro, le contsafortunada historia de ese veinticuatro de diciembre.Cuando termin, estaba dispuesto a irse. Senta menos pesar, ya

    ablar de lo que nos aqueja hace siempre que los problemas parezcanoco ms ligeros.Claro, deb suponer que eras como todos.Arturo se extra al or aquello. No esperaba escuchar del vagabu

    alabras de consuelo, pero tampoco esa frase acusatoria.Como todos quines?

    Como todos los dems que creen que lo importante de estas fechaunto se gastan en festejarlas T crees que a tu mujer y a tu hijamportan las cosas que les lleves? Yo puedo imaginarlas en este mome

    tn preocupadas, tal vez llorando, preguntndose dnde ests y si nabr pasado algo Deja de sentir lstima por ti mismo; ellas, antes qumosa mueca o un pedazo de carne, estn esperando que t aparez

    or la puerta

    Arturo miraba al hombre entre sorprendido y medio asustado.Deja de mirarme as continu el vagabundo , y no me vaycir que te has tragado todo ese cuento de compre, beba, comnto se lo dicen a uno que acaba por creer que no es feliz si no pumprar el vino fulanito o los regalos en tiendas carasPara ese momento, el extrao se haba puesto de pie y se aproximab

    rturo sealndolo con el dedo, como un padre que estuviera regaanhijo.

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    Todos te dicen que estas fechas son para dar amor, pero tambicen que el amor viene en forma de una pluma, o de ropa de marca, oguetes sofisticados y todos los tontos como t se lo creen y se olvil corazn de las personas, y a ti no te importa romper el de tu esposa tu hija por no llegar a casa, y te sientes como una cucaracha slo por

    o pudiste comprar una mueca Qu absurdo.

    Arturo reflexion. Le pareca muy extrao que un vagabundo solitniera a dictarle semejante discurso.Pues s sigui hablando el hombre como si hubiera adivinadnsamiento de Arturo, yo soy un vago que no tiene ni perro qudre, pero sabes qu? No me siento triste, y si no tengo a nadie con qumpartir lo que poseo, me lo busco.El vagabundo meti la mano en la bolsa de su saco, extrajo de ella

    apelito y se lo dio a Arturo. Era un billete de lotera, para el sorteo deoche.Ah tienes, te regalo mi esperanza, que es de las pocas cosas que

    uedan. Y ahora lrgate, que, por si no sabas, este parabs es comootel y ya me voy a dormir. ndale, que te estn esperando!Arturo le dio las gracias al hombre, quin sabe si por el billete o por

    alabras, y se dirigi velozmente hacia su casa.No es necesario decir que su esposa y su hija ni siquiera notarousencia de la mueca, ni de la cena prometida. Estaban tan felices deArturo, que ninguna carencia pudo estropearles la alegra.No traje nada, don Romn no me pag, es queSu mujer lo call con un beso y seal la olla que estaba en la estufaAn est caliente dijo.

    Arturo cen, en compaa de su familia, el potaje de lentejas broso que haba probado.Al da siguiente, antes de que su esposa o Elenita despertaran, Arli para ir al puesto de lotera.Aunque el nmero de su billete no tena ningn premio, Arturo lo don cuidado y lo guard en su cartera. As recordara siempre el premioro: la enseanza que le haba dado un viejo vagabundo la noche anter

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    atilde

    MI MAM VIVI en un rancho cuando era chiquita y de prontntraban ganas de regresar a aquellas pocas. As es que no era n

    rprendente encontrarla de vez en cuando moliendo maz en un metatces se despertaba de madrugada a subir cubetas de agua desdetacionamiento. Esto poda resultar muy extrao, porque las tortilla

    ueden comprar en una tortillera y ahorrarse ese trabajo que parecasado, y el agua sala de cualquier llave de la casa que uno abriera. P

    o decamos nada, porque mi pap ya nos haba explicado que lo queam tena era eso de la nostalgia. Que extraaba su niez y su vida e

    ncho.Pero s hay que admitir que aquel ao la nostalgia de mi mam ha

    egado demasiado lejos. Un da entr a la casa cargando un pualquiera pensara que es normal llegar con un pavo a casa cuandovecina la temporada navidea, pero este no era un pavo coostumbramos verlos todos los que vivimos en una ciudad: congelado

    mpaquetados en un supermercado. No, este pavo era uno vivo, con todumas, que se retorca con violencia en los brazos de mi mam.Pensamos todos, claro, que era muy absurdo mantener a un p

    urante dos meses, porque adems de que un pavo no es un animal monito que digamos, hace mucho cochinero y mucho ruido.Todos pensamos eso menos mi hermana Natalia que, a la hora que vi

    avo, le entr tal entusiasmo que pensamos que lo haba confundido co

    rro que durante tanto tiempo les haba pedido a mis paps que

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    mpraran.Una mascota, una mascota!No tuve otro remedio que darle un zape a mi hermana y decirle

    quella cosa no era una mascota sino un pavo.Mi mam fue a depositar al animal en el bao, que era el nico lu

    ue tenamos ms o menos disponible para guardarlo.

    Claro que yo no estaba nada contento de tener que convivir con un purante dos meses, pero nunca me imagin que poda ser tan malonimal empezaba a hacer escndalo desde la madrugada y lo peor de ta que entrar al bao se haba convertido en una especie de carrera

    bstculos en la que tenamos que brincar plumas, granos de maz ismo pavo para poder llegar hasta la regadera.Yo me la pas refunfuando desde que el pavo lleg a la casa, peroam deca que era muy bonito y muy campirano eso de engordar un p

    ara comrselo en Navidad.Sin embargo, Natalia era la que ms nos preocupaba a todos.Mira, Matilde le deca al pavo cuando entraba al bao, no en que dejes tu comidita regada por todas partes, eh?Matilde? Cmo que Matilde? le pregunt una vez mi pap.

    As se llama mi pajarito.Es un pavo, zonza le dije yo sin usar tanta paciencia como mi p; y adems, no puedes ponerle ese nombre, cmo sabes que es una p

    no un pavo?Natalia mir al animal con detenimiento, le examin un pocoumas, le levant la pata y me dijo simplemente:Pues no s si es pavo o pava, pero igual tiene cara de Matilde.

    Yo no entenda qu de interesante le poda encontrar mi hermanntarse tardes enteras frente a un pajarote tan sin chiste, pero varias veescuch platicando con Matilde y es que, finalmente, eso s, todosostumbramos a llamar al pavo por ese nombre.Natalia, mejor no juegues tanto con el pavo le adverta mam al

    ue no se separaba del animal.Mi hermana no le haca caso, y les provocaba a mis paps una gquietud, que los tuvo largos ratos sentados frente a ella, escuchando

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    nversaciones que se inventaba con el pavo.Mis padres estaban muy preocupados por el desencanto que se le ibnir encima a Natalia cuando llegara inevitablemente la hora de cocinatilde, de manera que procuraban hablar mucho de la condicin del pmo futura cena de Navidad.De cualquier forma, pasamos los dos meses conviviendo con Mati

    i hermana se entretena dndole de comer, pasendola en crcurededor de la sala y tratando de ensearle a dar la pata a cambio deano de elote (cosa que por supuesto nunca logr), mientras le platic

    o s qu tantas cosas que casi nos hicieron sospechar que hnloquecido.

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    Por qu mejor no te vas a jugar con Ana Laura? le sugera mamAna Laura era la mejor amiga de mi hermana, y viva en nuestro mis

    dificio. Pero Ana Laura tena un par de semanas sin querer hablaratalia porque se senta desplazada por el pavo, que adems de to

    mpoco le caa demasiado simptico. Cuando llamaba por telfeguntaba por m en lugar de por mi hermana, y claro que eso era p

    arle celos a Natalia. Ana Laura en realidad no tena nada que hanmigo y a m francamente me pareca muy ridculo salir a jugar con

    miga de mi hermana; pero as y todo, una vez, cansado ya de las locu Natalia con el pavo, me sal a jugar con Ana Laura. Fue cuando

    aban empezado las vacaciones y fue la tarde ms espantosa de mi vo bueno es que nadie nunca se enter de que yo haba jugado a tomacon una nia de siete aos. Hubiera sido desastroso para mi imagendo, slo para ayudar a Ana Laura a molestar a mi hermana, para quntiera igual de desplazada que ella. Yo no saba qu era peor, qumbiaran por un pavo o por un hermano mayor. Desde luego mi fu

    mistad con Ana Laura termin esa misma tarde, cuando nos despedim

    spus de mirar un rato a Natalia, que le daba de comer al pavo eco.Conforme se acercaba el da veinticuatro, mis paps se preocupada vez ms. Mi mam acab por aceptar que haba sido una psima o del pavo vivo, y no tanto por todas las molestias que nos ocasiono porque mi hermana pareca haberse encariado de verdad con l, yn hecho que, tarde o temprano, lo tendran que ejecutar para que no

    miramos.Aqul sbado yo fui el encargado de alejar a mi hermana de la casa,

    abra de convertirse ese da en el patbulo de la Matilde. Y qu bumbin, porque yo no tena el menor inters de presenciar la ejecucinSorprendentemente no tuve ningn problema para sacar a mi herm la casa.Vamos al cine le dije , y despus podemos dar una vuelta po

    arque, o por la tienda de juguetes, para que le lleves tu carta a Santa C

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    Mi carta a Santa Clos ya la mand dijo ella muy solemne.Sin chistar, ni insistir en que nos llevramos a Matilde al cine, Natli conmigo de la casa.Durante toda la tarde la not triste y pensativa. No le entusiasmlcula, ni el parque, ni la tienda de juguetes.Volvimos a casa como a las siete. Para esas horas Matilde ya no est

    ando lata en el bao, sino en el ms all, y su cadver reciba inyeccio jerez y leche en la cocina.Natalia dijo buenas noches y se fue directamente a su cuarto, y

    aps pudieron ahorrarse el discurso que tenan preparado para contests preguntas que ella ya no hizo.Y sin embargo ms tarde, desde afuera, la escuch sollozando.A la noche siguiente todos imaginamos que bamos a presenciar cena muy trgica a la hora en que Natalia viera en la mesa a Maticinada y rellena de carne con pasitas. Y s, un gesto de tristeza se dr en su rostro cuando vio a su mascota tan doradita. Pero no slompi en llanto, sino que con aparente gusto se comi un parbanadas de la pechuga de Matilde.No es que me guste tanto me dijo al odo al acabarse la prim

    banada, pero as ella va a estar siempre conmigo.Yo acarici la cabeza de mi hermana y ella sonri.Creo que algo le deca que a la maana siguiente, en una cajota e

    lln de la sala, encontrara a Ramona, una mascota de verdad, que mocola, ladraba, y lo mejor de todo: que no estaba destinada a convert

    n una cena.

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    a pruebaPara Vctor, aunque la idea era otra, era s

    AH IBAN los pobres Reyes Magos en la ltima parte de la jornue haba sido especialmente difcil, pues, por alguna razn, este ao e

    s nios los que se haban portado bien.Los Reyes solan terminar la reparticin de juguetes a las tres o cu la maana, y ahora estaban a punto de dar las seis. Era la primera

    ue estaban, adems de muertos de cansancio, presionados, ya queodan dejar que los sorprendiera la luz de la maana.Qu bueno que nada ms nos falta una casa por visitar

    elchor.De modo que el cargamento ya era ms bien liviano. Aunque entima casa eran cinco nios, dos de ellos eran bebs, y los dems habdo muy discretos a la hora de hacer el pedido.La mueca que come de verdad con la comida y los babcluidos, la bicicleta, los libros de cuentos y los dos mviles parabs, cont Baltasar; quera asegurarse en voz alta de que todo est

    n orden.Faltando cuatro minutos para las seis, llegaron a la ltima casa. De ptacionaron el caballo y el elefante en el enorme jardn, pero hicieron camello entrara en la sala, pues estaban demasiado cansados para carlos mismos los juguetes.Una vez que descargaron al animal y acomodaron los juguetes junto

    himenea, los tres Reyes Magos empezaron a notar con horror queguna parte del interior del camello, salan sonidos extraos.

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    Un momento despus, un olor a coladera inund la sala.Pues s, el camello, por muy Rey Mago que sea su dueo, tambin ts necesidades, y esta vez tuvo el psimo tino de atenderlas sobrepete que adornaba la sala. Y ya pueden imaginar ustedes el tamao uede tener lo que hace un camello.Ay Dios, ay Dios, ay Dios! repeta Melchor cubrindose la cab

    sesperadamente con las manos.Y ahora qu hacemos? preguntaron los otros dos a cor

    angosos, porque era tan terrible el olor que haban tenido que aprets narices con los dedos.Tal vez alguno de ustedes, lectores, les dira: Bueno, pues si agos, acten como tales, digan algunas palabras mgicas y desaparezgracia del camello.Ser un lector que no sepa mucho de las limitaciones de estos Ma

    ue si bien son capaces de aparecer millones de juguetes y repartrseloillones de nios en una sola noche, su magia no sirve para desapar

    orqueras de un tapete.Vamos a la cocina, ah debe de haber algo que sirva para limpiar

    sugiri Melchor, que era quien se senta ms culpable porque el cam

    a su responsabilidad. Y como tal, deba haberse quedado en la sala pgilarlo mientras los otros buscaban instrumentos de limpieza encina, pero no lo hizo, y cuando volvieron con una jerga y lquido p

    apear (es obvio que estos Reyes no saban nada de limpieza domstincontraron al camello muy quitado de la pena masticando un retmiliar que haba pescado de una mesita.Pues claro, vean noms todo lo que le sali, ya tiene hambre.

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    Melchor quera justificar a su camello, pero Gaspar y Baltasar tenanas de ahorcarlo y sin embargo, a pesar de su enojo, se solidarizaron

    colega porque saban que, ms que culpa de Melchor, la causante d

    agedia haba sido la hora: nunca haban trado paseando al camello a turas de la madrugada. Adems, les quedaba poco tiempo; el amantaba cada vez ms cerca. As es que entre los tres, instrumentos en m

    dispusieron a corregir el desaguisado, mientras el camello segasticando tranquilamente el retrato de la familia.Cualquiera que haya hecho alguna vez quehacer en su vida, sabe

    na jerga y lquido para trapear no sirven para limpiar de un tapete ancha de nada, y menos de estircol de camello, as es que los Reagos, a pesar de toda su buena voluntad, en lugar de componetuacin, la empeoraron an ms. Slo lograron embarrar aquello posto del tapete, y aunque la etiqueta del lquido para trapear deca nuoma, desodorante el olor se hizo mucho ms intenso.Y tanto, que entre el olor, el amanecer y el escndalo de los po

    eyes, acab despertando casi toda la familia.El primero en asomarse fue Miguel, el mayor de los hijos que, coualquier nio al que le tocara presenciar semejante cuadro, se qumpletamente pasmado.He, he, este, bueno, nosotros intent explicar Melchor con nrisa nerviosa. Pero no alcanz a explicar nada, porque en eso llegas dems miembros de la familia, excepto los gemelos, que como e

    uy chiquitos an no se daban cuenta de la importancia que tenaana del 6 de enero y seguan durmiendo en sus cunas. Saritermn, los hermanos menores, y la mam de todos ellos, aparecieron s pelos parados y en pijama, pero no el pap, que era un tipo metdico y, previendo alguna eventualidad, se puso su bata de cuadrohaba pasado un peine por la cabeza.Los Reyes Magos, los Reyes Magos! grit Sarita, y quera corrrazarlos pero se arrepinti, porque a estas alturas, los tres, como

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    pete, estaban cochinsimos.Qu significa esto? pregunt el pap de los chicos, echando f

    or los ojos, que miraban alternativamente el retrato que el camello segasticando y el tapete que minutos antes haba utilizado como retrermn, el ms pequeo, de plano haba decidido aguantarse el asco

    ncaminaba a saludar a los Reyes Magos y a tomar los libros de cue

    ue les haba encargado.Germn, ni un paso ms! lo detuvo el pap con un grito

    areca ms bien salido de un sargento que de un padre de familia.Saben qu es esto, seores? continu con el mismo tono que diedo.Pues s, caca de camello Miguel no pudo reprimir una risita al dto.El pap mir a Miguel con ojos de pistola y volvindose de nuevo hs Reyes, empez a enumerar.Uno: allanamiento de morada; dos: dao en propiedad ajena; tvasin a la privacidad; cuatro.Pero pap, son los Reyes Magos! grit Sarita.Lo que sea. Saben ustedes cunto cuesta ese tapete? Lo traji

    rectamente desde Japn. Y el marco de ese retrato? Pues spanse a de caoba tallada, costossimo.Bueno, s, perdn, es que nosotros Baltasar estaba moradona; no hallaba cmo explicar nada al seor. Y tal vez porque no ha

    ada qu explicar, pues todo lo ocurrido all estaba clarsimo.Nada, nada, pedir perdn no vale en estos casos, as es que djen

    arles un valor estimado de los bienes que su animal ech a per

    stedes me dejan efectivo o cheque y san se acab; de otra manera,mo que tendr que llamar a las autoridades.Claro que los tres Reyes Magos se echaron a temblar, eso de acabar rnada en la crcel no pareca nada agradable.Qu vamos a hacer? les pregunt Melchor a los otros dos, usalo la mirada. Ellos, como no tenan la menor idea, simplemente

    ncogieron de hombros.Despus de murmurar algunas cosas entre dientes, el pap de los ch

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    ab diciendo.Cien mil pesos cubrirn los daos, incluyendo el emocional, ya taba yo muy encariado con ese tapete.Ya supondrn ustedes, acertadamente, que este seor era nada me

    ue un abogado. Y uno muy bueno: jams, en toda su carrera, hrdido un slo caso. Esto siempre haba puesto muy orgullosos a

    jos, pero ahora se trataba de un caso muy delicado; eso de ponerles manda a los Reyes Magos poda resultar muy peligroso para todosos del mundo.Cien mil pesos?Ni Melchor, ni Gaspar ni Baltasar tenan idea de lo que eso po

    gnificar. No saban nada de dinero, ellos generaban los juguetes conagia, no los compraban.Nosotros no tenemos dinero explic Baltasar.Ja, ja, ja ri sarcsticamente el abogado Van a decirme

    ueden repartir esas inmensas cantidades de juguetes y no son capaceagar miserables cien mil pesos por el estropicio que ha hecho su cameso, seores, lo creer algn inocente, pero yo no.Todo es magia, seor, los juguetes, la reparticin, todo forma part

    misma noche, la nica del ao en que se nos otorga ese don, y por aha ha terminado explic Melchor mientras los tres nios asentan da una de sus palabras.No podemos pagar remat tmidamente Gaspar.El abogado, con una maquiavlica sonrisa en los labios,

    mplemente no es mi problema y se dirigi al telfono con una actuy amenazadora.

    Piensen rpido, piensen rpido, no podemos dejar que pap mesos a los Reyes Magos dijo Miguel, consciente de que su padreuy capaz de hacer eso. Sarita fue hacia l y antes de que l terminararcar, lo jal de la bata.

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    No, pap, no llames a la polica, ya s qu podemos hacer.El pap de los chicos se estaba tomando muy en serio su papeogado, y de no haber sido por las lgrimas que haban empezad

    mpapar las mejillas de su hija, no hubiera desistido.Mira, los Reyes nos trajeron juguetes, la mueca que me trajeron a

    o la vi en el sper y cuesta como cuatrocientos pesos. Si vendemos toodremos pagar el tapete.S, la bicicleta tambin podemos venderla bien! grit Miguel.Germn era el que estaba arrepentido de haber pedido algo onmico como los libros de cuentos.Pero puedo vender las pelculas que me trajeron el ao pasado!Entre los tres organizaron el alegato, usando incluso palabras qu

    aban odo decir a su padre, como atenuantes y amparo. En realis usaban mal, pero el discurso les qued muy convincente.El abogado los miraba conmovido, no tanto por el triste futuro ntaban para la niez del mundo si los Reyes Magos iban a dar a la cr

    no por la manera en que planteaban los argumentos y la conviccin que defendan a los Reyes Magos, que a su vez, estaban asombradocapacidad de aquellos nios.Esos son mis hijos, pens el padre y los visualiz en el fut

    abajando como abogados exitosos.El pap medit un rato y, por primera vez, los Reyes Magos vieron nrisa de verdad en su cara. Los tres suspiraron con alivio.

    Est bien acab diciendo el abogado. Vyanse y no vuelvan.Cmo que no vuelvan? gritaron los tres nios al mismo tiempoSi nos portamos bien todo el ao, ellos debern volver!Bueno, pero que no metan al camello.Todos miraron al aludido, que an pareca estarse saboreando la ca

    llada y las imgenes de la familia que acababa de zamparse.Gracias, gracias Melchor agarr las riendas de su camello y, jun sus compaeros se encaminaron hacia el jardn de la casa, donde

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    peraban sus otras dos bestias.Deben prometernos algo dijo Baltasar con mucha solemnidad

    ue ocurri aqu esta noche, queda entre nosotros.Pues s, aunque haban salido bien librados del evento, no dejaba de

    n tanto vergonzoso que el camello anduviera haciendo esa clasehistecitos en las casas que visitaban. Todos lo prometieron as, me

    ermn, que quin sabe dnde se haba metido.Los Reyes Magos se montaron en sus animales y se desvanecieron p

    poco hasta desaparecer por completo.Y como un trato era un trato, y los futuros abogados tenan stenerse, ninguno de los tres pudo disfrutar sus juguetes. Se vendierrados. Pero no les import, pues haban salvado a los Reyes Magoprisin.Al da siguiente en la escuela, durante el recreo, Germn le dijo a J

    uis, su mejor amigo:Te voy a ensear una cosa. Es importantsimo, pero es supersecr es que vamos al saln antes de que toque el timbre.Mientras Germn hurgaba en su mochila, Juan Luis preguntaba sin cqu es, qu es, qu es, qu es?

    Germn sac un frasquito y lo mostr orgullosamente a Juan Luis.Esto es la prueba de que los Reyes Magos s existen.Juan Luis mir detenidamente el contenido, y pens que su amtaba loco.Pues a m me parece como.Juan Luis no se atrevi a decir qu le pareca; an as, la risa de Germoy en toda la escuela.