Un almuerzo muy particular ...

Un niño quería conocer a Dios.

Sabía que tendría que hacer un largo viaje para llegar hasta donde Él vive

Así que guardó en su bolso pastelitos de chocolate y refrescos de fruta … y comenzó su viaje.Cuando hubo caminado unas horas, se encontró con una mujer mayor.

Estaba sentada en un banco del parque, contemplando unas palomas que picoteaban migajas de pan que ella les arrojaba.

El niño se sentó junto a ella y bebió uno de sus refrescos, ofreciéndole otro a ella; ésta lo aceptó agradeciéndole con una bella sonrisa.

Luego le ofreció uno de sus pastelillos, y ella de nuevo le sonrió con dulzura; estaba encantado con la ternura de la dama. Se quedó junto a ella toda la tarde.

El niño intentó irse, dio unos pasos y se detuvo; corrió hacia la dama y la abrazó. Ella lo estrechó entre sus brazos y le dedicó la más grande de sus sonrisas.

Cuando el niño llegó a su casa, su madre quedó sorprendida de la cara de felicidad que traía. “¿Qué te ha puesto tan feliz?”, le preguntó.

Él contestó:"¡Hoy almorcé con Dios!"...

-"Y ¿sabes? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que haya visto!"

La mujer radiante de felicidad volvió a casa. Su hijo sorprendido al ver la expresión de paz que reflejaba su rostro le preguntó:

“Mamá, ¿qué te ha puesto tan feliz?”.

Ella contestó:

-"¡Comí pastelitos con Dios, en el parque!"...

-"Y ¿sabes? ¡Es más joven de lo que yo pensaba!"

Moraleja:Generalmente no damos importancia al poder de un abrazo, a una palmadita en la espalda, a una sonrisa sincera, a una palabra de aliento …

… a un oído que escucha, a un cumplido sincero, o a un pequeño gesto de gentileza.Mas, todos esos detalles tienen el mágico poder de cambiar tu vida o la de los demás, de darle un gran giro y hacerla feliz.

Todas las personas llegan a nuestra vida por una razón, bien sea por un tiempo o se quedan con nosotros una vida.

Siempre hay alguien que haya tocado tu vida de manera especial en alguna parte de tu existencia, como tú has

hecho con la mía.

Edición: Ángel