U n instituto escondido en el ordenador

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14 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 408 ENERO 2011 } Nº IDENTIFICADOR: 408.005 Un instituto escondido en el ordenador Un centro educativo sin paredes, sin pizarras y hasta sin el ruido escolar del alumnado pero lleno de mensajes y palabras, de intercambios y de mucha creatividad. Es el Instituto de Enseñanzas a Distancia de Andalucía (IEDA), pionero en España en la oferta de la Secundaria a distancia. Su propuesta se asienta sobre cuatro pilares: un modelo pedagógico basado en el trabajo por tareas, la selección y formación del profesorado, el trabajo colaborativo de los docentes y el acompañamiento y contacto permanente con el alumnado. MANUEL MARTÍN GONZÁLEZ Periodista y profesor de Secundaria. Fotografías de Pablo Martínez. Conoce más de cerca el IEDA aquí. LIBRO CP430.indb 14 LIBRO CP430.indb 14 21/12/2012 12:32:36 21/12/2012 12:32:36

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14 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 408 ENERO 2011 } Nº IDENTIFICADOR: 408.005
U n instituto escondido en el ordenador
Un centro educativo sin paredes, sin pizarras y hasta sin el ruido escolar del
alumnado pero lleno de mensajes y palabras, de intercambios y de mucha
creatividad. Es el Instituto de Enseñanzas a Distancia de Andalucía (IEDA),
pionero en España en la oferta de la Secundaria a distancia. Su propuesta se
asienta sobre cuatro pilares: un modelo pedagógico basado en el trabajo por
tareas, la selección y formación del profesorado, el trabajo colaborativo de los
docentes y el acompañamiento y contacto permanente con el alumnado.
MANUEL MARTÍN GONZÁLEZ Periodista y profesor de Secundaria.
Fotografías de Pablo Martínez.
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Se trata de un centro público de la Junta de Anda- lucía, ubicado en un moderno edificio de oficinas en las afueras de Sevilla, que centraliza toda la oferta de Enseñanza a Distancia de la comunidad y que supone una apuesta estratégica contra el abandono escolar, con el objetivo de aumentar el número de titulados, ampliar la formación académica y mejorar la cualifica- ción profesional de los andaluces.
Pero, a su vez, es mucho más. “Lo más sugerente de este proyecto es que todo está por hacer –así lo reconoce su director, Juanjo Muñoz–. No hemos re- producido ningún modelo, entre otras cosas porque no teníamos referentes en cuanto a centros de Edu- cación a Distancia que hubieran apostado por un mo- delo similar al nuestro.”
Desde casa, con un sencillo ordenador conectado a Internet, más de 4.800 andaluces completan actual- mente su formación. Este centro a distancia nació hace solo cuatro años y su oferta educativa ha ido creciendo año a año hasta abarcar Secundaria, Bachillerato, Ciclo Formativo de Grado Superior, Inglés, Francés, Alemán y Chino en Enseñanza de Régimen Especial, además
de la preparación a la prueba de acceso a Ciclos (PAC) y la preparación a la prueba de acceso a la Universidad (PAU). Su proyecto funcional, que puede consultarse en la red (http://www.juntadeandalucia.es/educacion/ adistancia/ep/images/Documentos/p_f_ieda.pdf), ha sido aprobado en septiembre del 2012.
Actualmente cuenta con una plantilla de 87 profe- sores, de los cuales la mayoría son funcionarios. En Secundaria y Bachillerato la ratio suele estar en torno a 250 alumnos por profesor y, por supuesto, la titula- ción es la misma que en la enseñanza presencial.
El IEDA desempeña, además, otro papel relevante en el sistema educativo andaluz: surtir de recursos y materiales a toda la enseñanza semipresencial y al resto de las modalidades educativas. Desde sus inicios su profesorado desarrolla contenidos multimedia in- tegrados en formato de software libre que son acce- sibles a todos los docentes andaluces desde una pla- taforma digital habilitada para ello (Agrega).
Por primera vez, este curso hay que pagar tasas en Bachillerato, una medida no exenta de polémica, aun- que la Secundaria continúa siendo gratuita.
¿Qué es el IEDA?
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Todo el proceso de aprendizaje se realiza íntegra- mente desde un ordenador conectado a Internet; el alumnado accede de forma personalizada a un aula virtual (http://www.juntadeandalucia.es/educa- cion/permanente/materiales), donde encuentra des- de los materiales didácticos hasta las herramientas para comunicarse con el profesorado o con sus com- pañeros y desde donde se administran, además, las tareas y actividades propuestas por los diferentes profesores.
“¿Por qué no colgáis un PDF resumen de cada tema y así podemos descargarlo e imprimirlo para estudiar esos contenidos cuando queramos?” Un nuevo alum- no de Secundaria realiza esta demanda en el contex- to de un encuentro presencial informativo que se ce- lebra en octubre. El director del centro responde seguro y con cierto hartazgo en su semblante porque es una pregunta que se repite con frecuencia: “No se cuelgan resúmenes deliberadamente porque nuestro modelo pedagógico está basado en trabajar por pro- yectos y tareas, no consiste en estudiar un temario y contestar a unas preguntas. Muchos de los contenidos
recurren a vídeos, a enlaces, a audios... ¿Y cómo se resume eso?” A pesar de la claridad en la respuesta, muchos de los nuevos alumnos lo primero que suelen hacer es imprimirse el primer tema y comenzar a su b- rayar. En cuanto trabajan en la primera tarea comprue- ban que no deben estudiar de memoria ese temario, sino entenderlo y aplicarlo a la propuesta que se les pide. Es un cambio de modelo y eso pesa mucho, sobre todo al principio.
La tarea es, por tanto, el eje vertebral del modelo pedagógico del IEDA, basado en una metodología práctica mediante la cual el alumnado adquiere com- petencias a través de la resolución de tareas y el “aprender haciendo”. La programación de cada asig- natura se estructura en unidades didácticas que se desarrollan a través de diferentes tareas. En su dise- ño se parte siempre de una idea que responde a aquello que se considera que el alumno debe apren- der. Así, por ejemplo, el alumno debe ilustrar con fotografías la historia de la filosofía, estudiar Geogra- fía a partir de la vuelta ciclista a España, diseñar un protocolo de actuación para enfrentarse a un proble-
Trabajar por tareas desde el ordenador
• El profesorado interactúa con el alumnado a través del ordenador.
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ma de programación lineal en Matemáticas o cola- borar técnicamente con una expedición espacial (http://agrega.juntadeandalucia.es/visualizar/es/es-an_ 2012062613_9141014/true).
La propuesta se lleva al departamento y se com- parte con el resto de los compañeros. Después se elabora un informe sobre la evaluación de las tareas y se procede al rediseño de las mismas. “Entre todos tenemos que intentar que las tareas sean buenas porque son para todos, quizás por eso se genera tanta competitividad innovadora entre los profesores en el desarrollo de las mejores ideas.” La vicedirec- tora, Puri Astorga, sonríe recordando algunos deba- tes surgidos a raíz de algunas propuestas, y apunta: “La mejor práctica formativa que hemos realizado y deberíamos potenciar más es pedir al profesorado de un departamento que resuelva las tareas elabo- radas por otros departamentos. Cuando pruebas a hacerlo, tomas conciencia de lo que siente el alumno. Detectamos que a veces no se entiende bien lo que se pide en la tarea o que falla el tiempo previsto para resolverla. De todas formas, el alumnado detecta con
rapidez cualquier fallo técnico, ya sea un enlace o un vídeo.”
La evaluación se basa fundamentalmente en las tareas realizadas en cada materia, que se puntúan de 0 a 100 puntos, ya sean individuales o en grupos; también en la participación en el aula a través de los mecanismos ofrecidos por la plataforma educativa y por último hay que superar una prueba presencial de validación que básicamente sirve para determinar la identidad del alumno y que se evalúa como apto o no apto.
El jefe del departamento de desarrollo curricular, Luis Rafael Villalta, cuestiona, sin embargo, algunos aspectos de este modelo pedagógico: “Soy un con- vencido del aprendizaje por tareas y proyectos, pero no podemos cerrarnos. Un resumen a veces puede venir bien, por ejemplo, en el curso de formación para las pruebas de acceso a la Universidad, pero eso ni se plantea. Es curioso, además, cómo una de las he- rramientas de estudio más popular en Matemáticas es un vídeo de un profe resolviendo un problema en su pizarra.”
En una clase virtual el profesor comienza dando la bienvenida al alumnado, le invita a participar en los foros, envía las primeras tareas y se establece el con- trol (planificación de tareas entregadas y pendientes). También se dan a conocer las normas de convivencia en los foros, entre otras cuestiones de funcionamien- to. Desde el primer día, el profesor busca a los alum- nos, se cita con ellos, los anima, dinamiza el trabajo. Además, para facilitar la planificación del curso y co- nocer los hábitos de su grupo, cada vez que entra en el aula puede ver qué alumnos están conectados en ese momento, así como toda la información sobre los movimientos del alumnado, con gráficos de las horas de visita.
Indudablemente, las aulas del IEDA nada tienen que ver con las de cualquier otro centro. Fundamen- talmente, porque es un modelo de enseñanza no presencial y, por tanto, no existen clases en el sen- tido tradicional de la palabra. Al entrar en un aula virtual (http://educacionadistancia.juntadeandalucia. es/cursos/login/index.php/index.php?option=com_ banners&task=click&bid=4), a la que el alumnado accede de manera personalizada con un usuario y contraseña que se le envía por correo electrónico, lo que se encuentra es una ficha con todos los datos de contacto de su profesor, su horario de atención al alumnado cada día de la semana, un correo in- terno para dejar mensajes y un foro. Además, des- de ahí puede acceder a los materiales didácticos y recursos que van a ser utilizados a lo largo del cur-
so, así como a un control donde puede seguir la evolución de sus tareas, tanto las entregadas con sus oportunas correcciones como las que quedan pendientes de realizar.
El aula virtual está alojada en una plataforma edu- cativa Moodle, donde se encuentran ubicados, ade- más, otros espacios que forman parte de esta comu- nidad virtual: por una parte, la sala de profesores, y por otra, la cafetería, que se ha convertido en el au- téntico punto de encuentro de toda la comunidad educativa. La vicedirectora del centro, Puri Astorga, reconoce las lógicas inseguridades que genera al alumnado moverse por un espacio que no controla: “Lo primero que hay que hacer es perderle el miedo a la plataforma, y conocer y usar las diferentes herra- mientas de comunicación como el teléfono, el Skype o el correo.”
Una vez que se dominan las herramientas de comu- nicación, las posibilidades de usarlas se multiplican dependiendo de las asignaturas o del profesorado. Por ejemplo, Tamara, una alumna de primero de Ba- chillerato Artístico, ha colgado un vídeo en el que cuenta al profesor cómo ha realizado su escultura de alambre en la materia de Volumen. Previamente, su profesor de Dibujo, José M.ª Reyes, en un vídeo tu- torial ha explicado a su alumnado de Diseño cómo realizar la tarea. En muchas ocasiones, los alumnos y alumnas quedan a una hora con el profesor y realizan una sesión conjunta mediante videoconferencia, en la que se resuelven todas sus dudas.
¿Cómo es una clase en el IEDA?
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Soledad y abandono son dos caras de una misma moneda en la Enseñanza a Distancia, por ello son dos de los grandes caballos de batalla. Para combatirlos, en el IEDA han puesto en marcha un plan tutorial de acompañamiento al alumnado con un protocolo de actuación que los profesores deben seguir. La norma- tiva establece que no deben pasar más de 48 horas para contestar un mensaje ni 72 horas para devolver corregida una tarea. Es fundamental contestar sus men- sajes, hacerlo con rapidez, motivar al alumnado y aco- gerlos. Lourdes García, una de las alumnas del Ciclo Formativo de Turismo, señala algunas de las diferencias ventajosas de pertenecer a un centro virtual: “Siempre hay algún alumno o profe conectado al que puedes realizar una consulta o saludar aunque lo hagas de madrugada o en un día festivo, incluso me he encon- trado con casos en que los profes respondían desde la playa en vacaciones, de forma que podríamos decir que el centro está abierto los 365 días del año. Si en- tras en la plataforma, es imposible sentirte sola.”
Otra de las claves del plan de actuación es dotarse de variadas herramientas de comunicación puestas al servicio de la comunidad y que permitan a sus miem- bros interactuar de tal manera que la no presencia física pueda ser sustituida por la fuerte presencia vir- tual. Así lo reconoce Yolanda Bulpe, una de las alum- nas de este centro: “La comunicación entre alumnos o alumnos y profesores es, sin duda alguna, más flui- da a través de la red que la que yo tenía en la presen- cial. Dudo que haya tantas opciones de comunicación en otro tipo de sistema de estudios entre profesor y alumno.”
A pesar de ello, los porcentajes de abandono son muy elevados. Es indudable que el tipo de alumnado es más vulnerable a los cambios. Un problema familiar sobrevenido, un nuevo contrato laboral o una enfer- medad sirven de detonante para que las intenciones iniciales se esfumen. En algunos casos, como en pri- mero de Bachillerato, se llegan a cifras del 60% de abandono, de los cuales un 30% no ha llegado ni a entrar en el aula virtual. La gratuidad de estas ense- ñanzas ha favorecido posiblemente estas elevadas ci- fras, ya que algunos alumnos eran matriculados por familiares o personas cercanas, aunque el interesado no tuviera especial interés en seguir esos estudios. Por contra, donde se alcanzan mejores resultados es en los Ciclos Formativos de FP y en segundo de Bachi- llerato. En Secundaria han conseguido reducir los ni- veles de abandono de manera significativa, en por- centajes tanto de actividad como de éxito escolar. Normalmente, la inversión en tiempo del alumnado para terminar sus estudios a distancia suele estar en torno a tres años para dos cursos.
El profesor de Geografía e Historia Luis Rafael Vi- llalta apunta otros factores que hay que tener en cuen-
ta: “Un palo en los comentarios de la corrección de la primera tarea es un alumno perdido. Esa es la prime- ra lección que aprendí aquí; a un alumno le corregí duramente su primera tarea y no volvió a entrar en mi asignatura. Yo lo veía en otras pero a la mía no volvió. Por eso ahora cuido mucho el tono de las primeras correcciones. Nunca sabes en qué circunstancias va a leer una persona un mensaje. Hay que tener mucho tacto porque a veces un alumno se siente despreciado o minusvalorado. No podemos olvidar que todo nues- tro alumnado, todo el que está aquí, alguna vez ha fracasado en el sistema educativo, por eso es tan im- portante cuidar la autoestima.”
Puri Astorga reconoce, además, que los profesores no están solos en este plan de actuación: “Los anti- guos alumnos nos ayudan mucho, funciona muy bien el acompañamiento entre iguales: ellos se encargan de dar consejos y de orientar a los nuevos que acuden a los foros para manifestar sus dudas, y se suelen sen- tir apoyados.”
El valor del acompañamiento y de las relaciones personales
• Puri Astorga, vicedirectora del IEDA.
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Lourdes Olmos es profesora de Enseñanza Secun- daria, especialidad Hostelería y Turismo, en un ciclo de FP. Hasta el curso pasado impartía clases en un centro cercano a su casa, en Granada. En junio consi- guió una plaza en el IEDA: “Venir a este centro me suponía cambiar de ciudad y de centro. Una de las causas que hicieron decidirme es que me apetecía mucho trabajar en el aula con las nuevas tecnologías, y en la presencial no tienes tiempo. Sobre todo me interesaba desarrollar aplicaciones educativas, y eso me hubiera llevado años de formación.”
Desarrollar un modelo pedagógico innovador es complicado sin contar con un profesorado innovador y un modelo formativo que lo sustente. Así lo han en- tendido en el IEDA. Desde hace dos años se realiza una convocatoria pública de puestos específicos con una oferta por especialidades. Para ello deben pre- sentar un proyecto en eXelearning con el desarrollo de estrategias de actuación docente. En la primera fase de la prueba se defiende el proyecto, y se valoran también los méritos pero no la antigüedad. La segun- da fase consiste en una entrevista. Una vez consegui- da la plaza, el profesorado puede permanecer hasta un máximo de seis años en este centro, con la exigen- cia de un informe favorable al finalizar el tercer curso; una vez concluido ese periodo han de volver obliga- toriamente a su centro un mínimo de dos años. La edad media de la plantilla gira en torno a los 40 años.
Por otra parte, antes del comienzo de cada curso, el nuevo profesorado, así como el más veterano si lo
desea, debe asistir de forma obligatoria a unas jorna- das formativas en el propio centro que les permiten acceder a las herramientas pedagógicas necesarias para comenzar a actuar. También son singulares los microtalleres. A demanda o a propuesta de cualquier profesor y sobre cualquier asunto se pueden proponer sesiones formativas para temas muy diversos en cual- quier momento del curso. Cómo utilizar una herra- mienta tecnológica, nuevas aplicaciones informáticas o cómo solicitar una ayuda europea. Cualquier saber por pequeño que sea se comparte entre todos.
Pero el sistema tiene sus lagunas. No son muchos los docentes andaluces que concurren a la convoca- toria pública; de hecho, cada año quedan vacantes algunas de las plazas ofertadas, y es ahí donde surgen algunas incongruencias. Frente al proceso riguroso de selección del profesorado, las plazas que quedan de- siertas en la convocatoria pública pasan a ser ocupadas por interinos o funcionarios en comisión de servicio del régimen general, que no siempre muestran un especial entusiasmo por el nuevo modelo educativo. Además, se incorporan tarde y, como consecuencia, no realizan la formación inicial obligatoria.
Luis Rafael Villalta Robles es profesor de Secundaria de Geografía e Historia y jefe de desarrollo curricular. Forma parte del equipo que inició esta aventura: “Lle- gué aquí de forma casual. Me propusieron incorporar- me al proyecto en el 2009 cuando formaba parte de un grupo de trabajo sobre contenidos web y estábamos elaborando materiales para educación semipresencial.”
Después de cuatro años toca hacer balance y enton- ces aparecen luces y sombras: “El primero fue un año de excesiva ilusión, de mucho compromiso. Ahí fue gestándose el proyecto de centro que tenemos ahora. El desarrollo ha sido mayor de lo que hubiéramos pen- sado, pero esto cansa mucho, se acaban las ideas, todo comienza a ser rutinario. Hay un detalle muy significa- tivo de cómo hemos cambiado. Los dos primeros años éramos muy activos en el foro y lo preponderante eran las discusiones pedagógicas. Ahora yo no las veo por ninguna parte, han desparecido. Se ha perdido fres- cura. Hemos pasado en solo cuatro cursos de 20 a 90 profesores, de 700 a más de 4.000 alumnos, y eso marca mucho. El centro se ha profesionalizado.”
El director, Juanjo Muñoz, afirma con rotundidad: “Esta es una escuela de profes”. Pasar tantas horas juntos y compartir el trabajo no está en la cultura del docente. Aquí las relaciones son distintas y nos hacen cambiar a nosotros también. Cada vez llevamos más tiempo juntos y a veces las relaciones se deterioran. Nunca he tenido tantas discusiones como aquí...”
Pero con la ilusión de quien acaba de llegar, Lour- des Olmos asegura sonriente: “Lo que ahora tengo claro es que cuando vuelva a la presencial seré otra profesora”.
Escuela de profes
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Otra de las señas de identidad de un centro de En- señanza a Distancia es la heterogeneidad del alumna- do. Edades dispares, historias personales únicas y mul- titud de intereses. La brecha digital es muy alta también, no todos presentan a priori la misma com- petencia digital ni disponen del mismo tiempo. Por eso el primer objetivo es que sean capaces de usar unas herramientas que para muchos de ellos son gran- des desconocidas.
Ángela M.ª Campos Ruiz tiene 26 años y es de Ca- bra (Córdoba). Se prepara para la prueba de acceso a la Universidad, a la vez que trata de superar las dos asignaturas de segundo de Bachillerato que tiene pen- dientes, Lengua y Literatura y Geografía: “Actualmen- te trabajo media jornada de administrativa. Abandoné segundo de Bachillerato en el 2006; no era buena estudiando. Entre las cosas que he encontrado en el IEDA lo primero es un equipo de profesores que te apoyan y estimulan. Después está la comodidad de horario y el poder estudiar sin trasladarte. También me gusta el método de trabajo. Me cuesta algunas veces organizarme y realizar todas las tareas a tiempo. Lo más negativo, los fallos técnicos. Deberían invertir más y mejorar la plataforma.”
Yolanda Bulpe Revuelta, 40 años, de Cádiz, estudia segundo curso de Gestión de Instalaciones y Aloja- mientos Turísticos (GIAT). Trabaja desde hace 16 años de manera ininterrumpida. Es técnico especialista de Informática de Gestión: “El IEDA era la mejor opción de conciliar familia, trabajo y estu- dios. Me gusta mucho su método de trabajo: aprender haciendo. Aprender es descubrir y descubrir es crear. La creatividad es otra de las palabras que define perfectamente el IEDA. Y, además, el profesorado no te manda callar sino que te pide que no te calles y que colabores. De todas formas, lo más llamativo es poder empezar cada día la clase con solo encender el ordenador.”
Lourdes García tiene 43 años, es de Almería y estudia un ciclo forma- tivo de Turismo e Inglés de nivel in- termedio en la Escuela Oficial de Idiomas del IEDA: “En estos mo- mentos estoy desempleada. Mi ma- rido también es alumno del IEDA. Estudié hasta los 15 años, teniendo que abandonar segundo de BUP en contra de mi voluntad. En el IEDA he encontrado un sistema que me ofrece flexibilidad horaria y la posi- bilidad de compatibilizar los estu- dios con mis obligaciones. A veces
me resulta complicado utilizar determinadas herra- mientas tecnológicas porque en casa solo tenemos un único ordenador para cuatro personas, además, tiene ya sus años y necesita más potencia. Lo que más me gusta es el método de trabajo, sobre todo las ta- reas que tienen que ver con la creatividad, aunque reconozco que en algunas asignaturas prácticas tengo la sensación de perder el tiempo y que sería más fácil aprender los contenidos y estudiarlos sin más.”
Juan Chacón Heredia es de Sevilla, tiene 26 años y estudia primero de Bachillerato: “Actualmente tra- bajo como teleoperador para el grupo Santander Consumer Finance, al que destino siete horas al día en un turno de tres de la tarde a diez de la noche. Estudié hasta cuarto de la ESO en un instituto públi- co. Después de varios años quise retomar los estudios iniciando Bachillerato en modalidad presencial mien- tras trabajaba. Acabé fracasando. Ahora he encontra- do lo que más se ajusta a mi ritmo de vida. Estudio un periodo corto por las mañanas de diez a doce (an- tes de trabajar) y otro periodo por las noches desde las once de la noche hasta las dos (después de tra- bajar). Esta flexibilidad es la que me proporciona el IEDA y con la que puedo alcanzar mis objetivos. Y eso que al principio no creía en absoluto en esta mo- dalidad, porque siempre he asistido a clase. Pero aho- ra tengo claro que esta educación es posible: ¡y tan- to que lo es!”
Y un microcosmos de deseos y de expectativas
• El alumnado asiste, a principio de curso, a una sesión informativa presencial.
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