Tríptico Nos negamos a la construcción del Bala y el ...

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¿Por qué nos negamos a apoyar la construcción de las represas en el Bala y el Chepete? Por principio, lealtad, compromiso e indignación La realización de estos proyectos implica la tácita eliminación no solo de toda la naturaleza existente en la región directamente afectada sino también —y en gran parte— en la indirectamente afectada. También afectará de manera significativa a dos fundamentales áreas protegidas y varios territo- rios indígenas, resquebrajando directa e indirecta- mente sus poblaciones, sus tradicionales estrate- gias de vida material y espiritual, es decir sus culturas y sus conocimientos de vida. Son proyectos irreversiblemente ecocidas e inminentemente étnocidas, lo último explícita- mente expuesto en el victorioso y orgulloso argumento que sustenta el enunciado sobre la realización de “UN REVOLUCIONARIO PROCESO DE MODERNIZACIÓN”; argumento que dice: “En la capacidad de producción de conocimiento para la adaptación a una modernidad que deja de lado, como algo ornamental, no funcional, los conocimientos ancestrales de los pueblos indíge- nas” 1 . Esta nueva gesta desarrollista sugestivamente planificada por una empresa europea (GEODATA) no solo desvaloriza el conocimiento y los saberes de los pueblos indígenas, sino también tergiversa sus realidades, particularmente aquellas vincula- das con sus milenarias historias en la región asegurando, por ejemplo, que los “Chimanes, Mosetenes, Tacanas, Lecos, Toromonas y Nahuas …eran nómadas hasta principios de la década de los 80” del siglo XX 3 . En este proceso de plani- ficación también se está plagiando información y ocultando datos sobre posibles grupos indígenas no contactados vistos en el Madidi y, aparente- mente, en el área directamente afectada. El propósito de este complejo proceso de desvalo- rización y distorsión de la realidad étnica no es otro que el de afectar derechos e invisibilizar el significado y la importancia de la identidad, los saberes, la comunidad, la cultura y su intrínse- ca relación de vida con el territorio y la territo- rialidad, bases fundamentales de todas las demandas y reivindicaciones de las poblaciones indígenas de la amazonía. Solo la imposición del proyecto dada mediante amedren- tamiento y menti- ras, nos permite visualizar un esce- nario débilmente forrado por espejis- mos de grandeza dentro el modelo eurocéntrico, soste- nido por una densa y violenta corrup- ción propia del modelo y su poder replicado; modelo y poder que en algu- nas formas cambió, pero en el fondo se hace cada vez más perverso. Ministerio de Educación. 2010 2 Fuente: Jose Felipe Teijeiro Villarroel 1 Geodata. 2016. Diagnóstico del Medio Socioeconómico, Pág. 220. 2 Diagnóstico Sociocultural y Sociolinguístico y Socioeducativo. Pag. 81. 3 Diagnóstico Sociocultural y Sociolinguístico y Socioeducativo. Pag. 81. Realización a cargo de: Jose F. Teijeiro Villarroel - IIAA Apoyo: Sociedad Científica de Arqueología y Antropología

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¿Por qué nos negamos aapoyar la construcción

de las represas en el Bala y el Chepete?

Por principio, lealtad, compromiso e indignación

La Antropología Crítica que se fue gestando al interior de la Carrera de Antropología y Arqueolo-gía de la UMSA, tuvo un significativo impulso el 1990 con la Gran Marcha por el Territorio y la Dignidad, de la que participamos antes, durante y después.

En 1990 diversas nacionalidades étnicas de la amazonía marcharon hacia la ciudad de La Paz demandando “Territorio y Dignidad”.

EL TERRITORIO: es concebido como la casa, la familia, la comunidad, la flora, la fauna y la cultu-ra, todo ello profundamente enraizado en el espa-cio habitado por los pueblos indígenas, sus ances-tros y sus deidades.

LA DIGNIDAD: es el respeto a su cultura, su iden-tidad y a sus decisiones autónomas y soberanas por vivir bajo sus propias determinaciones y subjetividades.

Ellos marcharon contra quienes continuaban inva-diendo y destruyendo sus espacios, sus culturas y el medio ambiente, generando deforestación, contaminación, hambre, expulsión de sus territo-rios ancestrales y así, en definitiva, gestando un vertiginoso PROCESO ETNOCIDA con claras implicancias GENOCIDAS.

Todo este proceso se estaba desarrollando bajo el unilateral y etnocéntrico criterio de “desarrollo y modernidad” (de fundamento económico) dirigi-

da por y hacia exclusivos intereses —y espejis-mos— de matriz eurocéntrica.

Hace más de un siglo también se recurrió a criterio semejante cuando se gestaba lo que llegó a ser el gran Imperio Gomero. Se afirma que en aquel tiempo se creó “un enclave de modernidad y prosperidad” en la amazonia.

Prosperidad que, como bien se sabe, llegó a gene-rar millones y millones de libras esterlinas de las que, paradójicamente, solo Europa gozó y aún continúa gozando dejando a cambio los deteriora-dos y a veces mutilados restos de miles de cuer-pos indígenas amazónicos.

Así como también sucedió con la explotación de la plata, el estaño y varios otros recursos naturales.

Según la versión de la moderna y actual élite polí-tica oficial, sería un suicidio civilizatorio e incluso humano el oponerse a la realización del “desarro-llo” que intrínsecamente representa todo un modelo de vida; por el contrario, lograrlo debería constituirse en el principal objetivo. Así piensan quienes —por lo visto— solo replican aquello que se piensa sobre la cultura indígena amazónica (y sobre los “subdesarrollados” en general) pensa-miento que se va gestando desde —supuestos— niveles superiores del evolucionismo humano.

En este contexto y sentido es que ahora la élite política oficial intenta deslumbrar a todo el idea-lismo desarrollista mediante la construcción de una red de megarepresas hidroeléctricas; dos de ellas sobre el río Beni: el Bala y el Chepete.

La realización de estos proyectos implica la tácita eliminación no solo de toda la naturaleza existente en la región directamente afectada sino también —y en gran parte— en la indirectamente afectada. También afectará de manera significativa a dos fundamentales áreas protegidas y varios territo-rios indígenas, resquebrajando directa e indirecta-mente sus poblaciones, sus tradicionales estrate-gias de vida material y espiritual, es decir sus culturas y sus conocimientos de vida.

Son proyectos irreversiblemente ecocidas e inminentemente étnocidas, lo último explícita-mente expuesto en el victorioso y orgulloso argumento que sustenta el enunciado sobre la realización de “UN REVOLUCIONARIO PROCESO DE MODERNIZACIÓN”; argumento que dice:

“En la capacidad de producción de conocimiento para la adaptación a una modernidad que deja de lado, como algo ornamental, no funcional, los conocimientos ancestrales de los pueblos indíge-nas”1.

Esta nueva gesta desarrollista sugestivamente planificada por una empresa europea (GEODATA) no solo desvaloriza el conocimiento y los saberes de los pueblos indígenas, sino también tergiversa sus realidades, particularmente aquellas vincula-das con sus milenarias historias en la región asegurando, por ejemplo, que los “Chimanes,

Mosetenes, Tacanas, Lecos, Toromonas y Nahuas …eran nómadas hasta principios de la década de los 80” del siglo XX3. En este proceso de plani-ficación también se está plagiando información y ocultando datos sobre posibles grupos indígenas no contactados vistos en el Madidi y, aparente-mente, en el área directamente afectada.

El propósito de este complejo proceso de desvalo-rización y distorsión de la realidad étnica no es otro que el de afectar derechos e invisibilizar el significado y la importancia de la identidad, los saberes, la comunidad, la cultura y su intrínse-ca relación de vida con el territorio y la territo-rialidad, bases fundamentales de todas las demandas y reivindicaciones de las poblaciones indígenas de la amazonía.

Solo la imposición del proyecto dada mediante amedren-tamiento y menti-ras, nos permite visualizar un esce-nario débilmente forrado por espejis-mos de grandeza dentro el modelo eurocéntrico, soste-nido por una densa y violenta corrup-ción propia del modelo y su poder replicado; modelo y poder que en algu-

nas formas cambió, pero en el fondo se hace cada vez más perverso.Ministerio de Educación. 20102

Fuente: Jose Felipe Teijeiro Villarroel

1 Geodata. 2016. Diagnóstico del Medio Socioeconómico, Pág. 220.

2 Diagnóstico Sociocultural y Sociolinguístico y Socioeducativo. Pag. 81.

3 Diagnóstico Sociocultural y Sociolinguístico y Socioeducativo. Pag. 81.

Realización a cargo de:Jose F. Teijeiro Villarroel - IIAA

Apoyo:Sociedad Científica de Arqueología yAntropología

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La Antropología Crítica que se fue gestando al interior de la Carrera de Antropología y Arqueolo-gía de la UMSA, tuvo un significativo impulso el 1990 con la Gran Marcha por el Territorio y la Dignidad, de la que participamos antes, durante y después.

En 1990 diversas nacionalidades étnicas de la amazonía marcharon hacia la ciudad de La Paz demandando “Territorio y Dignidad”.

EL TERRITORIO: es concebido como la casa, la familia, la comunidad, la flora, la fauna y la cultu-ra, todo ello profundamente enraizado en el espa-cio habitado por los pueblos indígenas, sus ances-tros y sus deidades.

LA DIGNIDAD: es el respeto a su cultura, su iden-tidad y a sus decisiones autónomas y soberanas por vivir bajo sus propias determinaciones y subjetividades.

Ellos marcharon contra quienes continuaban inva-diendo y destruyendo sus espacios, sus culturas y el medio ambiente, generando deforestación, contaminación, hambre, expulsión de sus territo-rios ancestrales y así, en definitiva, gestando un vertiginoso PROCESO ETNOCIDA con claras implicancias GENOCIDAS.

Todo este proceso se estaba desarrollando bajo el unilateral y etnocéntrico criterio de “desarrollo y modernidad” (de fundamento económico) dirigi-

da por y hacia exclusivos intereses —y espejis-mos— de matriz eurocéntrica.

Hace más de un siglo también se recurrió a criterio semejante cuando se gestaba lo que llegó a ser el gran Imperio Gomero. Se afirma que en aquel tiempo se creó “un enclave de modernidad y prosperidad” en la amazonia.

Prosperidad que, como bien se sabe, llegó a gene-rar millones y millones de libras esterlinas de las que, paradójicamente, solo Europa gozó y aún continúa gozando dejando a cambio los deteriora-dos y a veces mutilados restos de miles de cuer-pos indígenas amazónicos.

Así como también sucedió con la explotación de la plata, el estaño y varios otros recursos naturales.

Según la versión de la moderna y actual élite polí-tica oficial, sería un suicidio civilizatorio e incluso humano el oponerse a la realización del “desarro-llo” que intrínsecamente representa todo un modelo de vida; por el contrario, lograrlo debería constituirse en el principal objetivo. Así piensan quienes —por lo visto— solo replican aquello que se piensa sobre la cultura indígena amazónica (y sobre los “subdesarrollados” en general) pensa-miento que se va gestando desde —supuestos— niveles superiores del evolucionismo humano.

En este contexto y sentido es que ahora la élite política oficial intenta deslumbrar a todo el idea-lismo desarrollista mediante la construcción de una red de megarepresas hidroeléctricas; dos de ellas sobre el río Beni: el Bala y el Chepete.

La realización de estos proyectos implica la tácita eliminación no solo de toda la naturaleza existente en la región directamente afectada sino también —y en gran parte— en la indirectamente afectada. También afectará de manera significativa a dos fundamentales áreas protegidas y varios territo-rios indígenas, resquebrajando directa e indirecta-mente sus poblaciones, sus tradicionales estrate-gias de vida material y espiritual, es decir sus culturas y sus conocimientos de vida.

Son proyectos irreversiblemente ecocidas e inminentemente étnocidas, lo último explícita-mente expuesto en el victorioso y orgulloso argumento que sustenta el enunciado sobre la realización de “UN REVOLUCIONARIO PROCESO DE MODERNIZACIÓN”; argumento que dice:

“En la capacidad de producción de conocimiento para la adaptación a una modernidad que deja de lado, como algo ornamental, no funcional, los conocimientos ancestrales de los pueblos indíge-nas”1.

Esta nueva gesta desarrollista sugestivamente planificada por una empresa europea (GEODATA) no solo desvaloriza el conocimiento y los saberes de los pueblos indígenas, sino también tergiversa sus realidades, particularmente aquellas vincula-das con sus milenarias historias en la región asegurando, por ejemplo, que los “Chimanes,

Mosetenes, Tacanas, Lecos, Toromonas y Nahuas …eran nómadas hasta principios de la década de los 80” del siglo XX3. En este proceso de plani-ficación también se está plagiando información y ocultando datos sobre posibles grupos indígenas no contactados vistos en el Madidi y, aparente-mente, en el área directamente afectada.

El propósito de este complejo proceso de desvalo-rización y distorsión de la realidad étnica no es otro que el de afectar derechos e invisibilizar el significado y la importancia de la identidad, los saberes, la comunidad, la cultura y su intrínse-ca relación de vida con el territorio y la territo-rialidad, bases fundamentales de todas las demandas y reivindicaciones de las poblaciones indígenas de la amazonía.

Solo la imposición del proyecto dada mediante amedren-tamiento y menti-ras, nos permite visualizar un esce-nario débilmente forrado por espejis-mos de grandeza dentro el modelo eurocéntrico, soste-nido por una densa y violenta corrup-ción propia del modelo y su poder replicado; modelo y poder que en algu-

nas formas cambió, pero en el fondo se hace cada vez más perverso.

Imagenes de “Auge de la Goma”. Ricardo Centeno; Patricia Fernandez

http://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/encomienda-explotacion-indio

Represión de indígenas en Chaparinahttp://www.la-razon.com/nacional/Caso-Chaparina-

Indigenas-confirman-inspecciones_0_1954004643.html

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Marcha por el Territorio y la Dignidad.1990. https://www.historia.com.bo