Travesía Sierra de Ramón 2013

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18 19 En la Región Metropolitana Travesía Invernal en Sierra de Ramón Cada época del año tiene su atractivo, sin embargo en invierno la montaña se convierte en un desafío superior, ya sea por la acumulación de nieve, el frio extremo, menos horas de luz, el riesgoso hielo, senderos ocultos, el viento blanco, etc. Tal vez esto mismo es lo que nos haya estimulado a realizar una travesía invernal de 4 días en pleno julio, subiendo por el camino a Farellones, exactamente donde se encuentra el Puente Nilhue que conduce a la cumbre del Cerro Provincia (2.750 msnm) para luego pasar por el Morro del Tambor y atravesar el cordón que llega hasta el Cerro de Ramón (3.450 msnm) y finalmente descender por la ladera sur-oriente del cerro hasta llegar a El Manzano, en el Cajón del Maipo. Texto: Jorge Frigerio, www.cultivar.cl • Fotos: Daniel Guerrero Las montañas siempre estarán ahí. Eso pienso al recordar lo que sucedió hace 10 años, en 2003, cuando intentamos la travesía invernal de la Sierra de Ramón, sin suerte: debimos abortar al segundo día tras recibir en plena cumbre del Pro- vincia un informe de alerta meteorológica que nos indicaba la proximidad de un temporal de extrema intensi- dad. Entonces de- cidimos retornar acompañados de un hermoso cielo azul, que a poco andar se transformó en una in- fernal tormenta que nos envolvió durante el descenso en las últimas 4 horas; en ple- na oscuridad bajamos con una cortina in- tensa de agua, dando por concluida aque- lla frustrada travesía. El temporal duró 3 días e imaginamos que la nieve acumulada pudo haber alcanzado al metro y medio en altura y, si hubiéramos continuado la tra- vesía, habríamos quedado sepultados por la nieve, debiendo activar algún operativo de sobrevivencia extrema. Mi apasionado trabajo como Coach PNL y facilitador en Aprendizaje Experiencial en la empresa que dirijo, “Cultivar”, me ha enseñado el sentido de la perseverancia, cuando transmito a la gente que “solo se fracasa cuando se deja de intentar”. Así que tal vez, aquel sabio renunciamiento del 2003 fue lo que me estimuló, 10 años después, a intentar terminar lo que hace tanto tiempo había dejado inconcluso. Aquella y esta vez también, iría con mi viejo compañero de cordada, Daniel “Pa- jarito” Guerrero, con quien también reali- Por seguridad la columna se mantiene a distancia y al mismo tiempo compacta. La nieve borra senderos y elegir la mejor ruta es crucial para evitar riesgos de caídas y avalanchas. Los montañistas logran atravesar el sistema tectónico conocido como la Falla de Ramón, muy visible desde la altura. Se reconoce claramente la ladera norte de la sur por la acumulación de nieve.

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Publicación en la revista Outdoors correspondiente al número 150 (Septiembre 2013), con el reportaje de la travesía invernal por la Sierra de Ramón de Tricúspide.

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En la Región Metropolitana

Travesía Invernal en Sierra de Ramón

Cada época del año tiene su atractivo, sin embargo en invierno la montaña se convierte en un desafío superior, ya sea por la

acumulación de nieve, el frio extremo, menos horas de luz, el riesgoso hielo, senderos ocultos, el viento blanco, etc. Tal vez esto mismo es lo que nos haya estimulado a realizar una travesía invernal de 4 días en pleno julio, subiendo por el camino a Farellones, exactamente donde

se encuentra el Puente Nilhue que conduce a la cumbre del Cerro Provincia (2.750 msnm) para luego pasar por el Morro del Tambor

y atravesar el cordón que llega hasta el Cerro de Ramón (3.450 msnm) y finalmente descender por la ladera sur-oriente del cerro

hasta llegar a El Manzano, en el Cajón del Maipo.

Texto: Jorge Frigerio, www.cultivar.cl • Fotos: Daniel Guerrero

Las montañas siempre estarán ahí. Eso pienso al recordar lo que sucedió hace 10 años, en 2003, cuando intentamos la travesía invernal de la Sierra de Ramón, sin suerte: debimos abortar al segundo día tras recibir en plena cumbre del Pro-vincia un informe de alerta meteorológica

que nos indicaba la proximidad de un temporal de extrema intensi-dad. Entonces de-cidimos retornar

acompañados de un hermoso cielo azul, que a poco andar se transformó en una in-fernal tormenta que nos envolvió durante el descenso en las últimas 4 horas; en ple-na oscuridad bajamos con una cortina in-tensa de agua, dando por concluida aque-lla frustrada travesía. El temporal duró 3 días e imaginamos que la nieve acumulada pudo haber alcanzado al metro y medio en altura y, si hubiéramos continuado la tra-vesía, habríamos quedado sepultados por la nieve, debiendo activar algún operativo de sobrevivencia extrema. Mi apasionado trabajo como Coach PNL y

facilitador en Aprendizaje Experiencial en la empresa que dirijo, “Cultivar”, me ha enseñado el sentido de la perseverancia, cuando transmito a la gente que “solo se fracasa cuando se deja de intentar”. Así que tal vez, aquel sabio renunciamiento

del 2003 fue lo que me estimuló, 10 años después, a intentar terminar lo que hace tanto tiempo había dejado inconcluso. Aquella y esta vez también, iría con mi viejo compañero de cordada, Daniel “Pa-jarito” Guerrero, con quien también reali-

Por seguridad la columna se mantiene a distancia y al mismo tiempo compacta. La nieve borra senderos y elegir la mejor ruta es crucial para evitar riesgos de caídas y avalanchas.

Los montañistas logran atravesar el sistema tectónico

conocido como la Falla de Ramón, muy visible desde la

altura. Se reconoce claramente la ladera norte de la sur por la

acumulación de nieve.

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zamos en el 2003 la expedición de 13 días hasta los restos del avión de los urugua-yos. Con Pajarito además emprendimos la histórica serie del Cruce de Los Andes, en que a pie recorrimos los 6 pasos por donde ingresó a Chile el Ejército de Los Andes, en su expedición libertadora al mando del General San Martín en 1817. Creo que las travesías implican un desafío diferente. Un viaje que atraviesa el miste-rio de lo desconocido, un tránsito al más allá que rompe los límites y que en deter-minado momento ya no tiene vuelta atrás, solo te queda avanzar y tras las cumbres alcanzadas aún persiste el lograr la meta de llegar al fin, al otro extremo.

La organizaciónEl foro de montañismo Tricuspide.com fue el medio para reunir,en forma extraordi-naria e inédita, a 20 montañistas para esta travesía invernal. El año anterior también se había realizado, sin embargo, esta vez sería diferente. Guillermo Baeza Figueroa convocó, organizó y coordinó las acciones para esta ocasión. Un joven de 23 años,

guitarrista y amante de la montaña antes que estudiante de informática a punto de recibirse, fue el responsable de que todo resultara bien: dispuso la organización de las cordadas, recopilando información desde la Asociación Parque Cordillera y el Cuerpo de Socorro Andino, y también la coordinación del operativo de emergencia y la cadena de llamados, la movilización inicial y el retiro de los montañistas. En realidad un tremendo trabajo que resul-tó a la perfección. Estos aspectos son muy valiosos ya que transmiten al equipo, des-de el inicio, la suficiente seriedad, con-fianza y seguridad que debe haber en los equipos de montaña, dado que está en jue-go la vida y cuando digo esto no estoy exa-gerando. Por esto mismo Guillermo confió el liderazgo de las operaciones de montaña a Daniel Guerrero, uno de los más recono-cidos y legendarios montañistas y foreros de Tricuspide.com.Pocos días antes de la salida me enteré de esta travesía y cuando supe que Pajarito, o sea Daniel, comandaría las maniobras, no lo dudé. Conozco a mi gente, fueron mu-

chas expediciones juntos y también cono-cía a Rodrigo Silva, otro montañista de la Expedición Cruce de Los Andes, quien nos acompañaría. Lo que tiene de inédita esta travesía son 2 aspectos extraordinarios. El primero, es que tan solo los más expertos montañis-tas éramos 3, Pajarito (47), Rodrigo (43) y yo (Jorge Frigerio, 53) quienes nos cono-cíamos muy bien y con suficiente fiato en la montaña; el resto, apenas se conocían virtualmente a través del foro. Y lo segun-do tan extraordinario, es que éramos 20 montañistas, lo que convertía a esta trave-sía en una experiencia masiva de montaña, sumado al hecho de que la mayoría no se conocían. Este aspecto es crucial. Saber con quién estarás compartiendo la ener-gía, motivación, anhelos, miedos, egos, esperanzas y valores es determinante para que exista comunidad, solidaridad y espí-ritu de cuerpo, ya que la montaña expone al ser humano a desafíos inimaginables.

Alto del NaranjoLa travesía se inició al mediodía del sá-

El Cruce de Los AndesEste emprendimiento de montañismo histórico se realizó entre 2005 y 2010 siendo declarado como Iniciativa Bicentenario por el Gobierno de Chile y por la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación de Argentina. www.expedicioncrucelosandes.cl

bado 20 de julio, desde el Puente Ñilhue, donde existe una casilla de control de in-greso dependiente de Parque Cordillera. Guillermo ya tenía la lista con los nom-bres, documentos y teléfonos de emer-gencias de cada montañista para dejar en dicho control. Luego de cancelar $1.500 cada uno, comenzamos a alistarnos. Ajus-tes de mochilas, repartición de equipos entre las cordadas para equilibrar el peso parejo entre todos y un ajuste final a los bototos y bastones.Existía una suerte de tensa calma entre tantos montañistas y también una atmós-fera de expectante ansiedad. Los que más compartíamos y estábamos pendientes del resto éramos Pajarito, Rodrigo y yo, quienes nos constituimos en comando y líderes de la travesía, siendo Pajarito el lí-der-1 y Jefe de Operaciones. Antes de salir se realizó una charla donde Pajarito bajó instrucciones técnicas del terreno, grado de desnivel y dificultad, tiempo estimado

de marcha, suministro de agua y aspectos referidos a la seguridad, especialmente al uso de equipos de comunicación radial, de telefonía celular y satelital. Otros temas relevante fueron las instrucciones de se-guridad de auto-detención ante las caídas en nieve o hielo y también al uso de cram-pones dado que casi la mitad no había usa-do este equipo de seguridad anteriormen-te. Finalmente, la foto de rigor. Un estado de plenitud comenzaba a sentirse, a pesar al montar cada uno su compacta mochila, que en mi caso rondaba los 20 kilos.

El primer tramo es en firme ascenso, ga-nando altura rápidamente durante las pri-meras 2 horas, y entre medio aprovecha-mos la única posibilidad de reponer agua en estado líquido de una canaleta próxima al sendero; las próximas veces solo la ob-tendríamos derritiendo nieve. El ritmo de marcha ya lo habíamos aplicado en la Ex-pedición Cruce de Los Andes: 50 minutos de marcha y 10 de descanso. Obviamen-te que cuando la trepada es muy forzada siempre fue saludable una detención de 20 segundos para bajar la frecuencia car-

Arriba, al legendario buho en el quillay del Alto del Naranjo (camino al Provincia) hay que saber descubrirlo con paciencia entre las ramas. A la derecha, bajando hacia El Manzano donde finalmente hallamos agua, en su estado líquido. Abajo, acercándonos al domo del Provincia.

La travesía significó un excelente ejercicio experiencial de liderazgo, motivación, trabajo en

equipo y planificación estratégica. La disciplina del montañismo permite vivenciar el espíritu de cuerpo de un equipo y la satisfacción por alcanzar la meta.

Abajo, una mirada a Santiago nocturno, desde nuestro primer campamento, el cual montamos ya

completamente de noche.

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diopulmonar, para luego continuar. La pri-mera detención la hicimos en el tradicional Alto del Naranjo, una planicie suficiente-mente extensa con un centenario quillay al centro donde a sus pies descansamos y repusimos energías.

Sin LuzLa primera preocupación surgió cuan-do después de 40 minutos de descanso, aún no aparecían Guillermo, quien venía cerrando fila, y Esteban. Desconocíamos el motivo de semejante retraso. Avisé a Pajarito que bajaría para inspeccionar y a poco andar los encontré andando a paso muy lento y forzado. Esteban pade-cía de una dolencia en su rodilla lo que lo obligaba a bajar la intensidad de mar-cha; el intento de llevarle su mochila no fue aceptado sin embargo le alivié la car-ga, retirándole algo de peso y finalmente llegó al punto de descanso. Esta molestia progresivamente fue desapareciendo con el transcurso de los días.La meta del día era acampar a una hora antes de la cumbre del Provincia; sin em-bargo no fue así. Pronto vimos esconderse aquel sábado tras el Pacífico, en una ima-gen sencillamente alucinante. Fue inevi-table una sesión de fotos, hasta que nos dimos cuenta que nos quedamos sin luz y aun así debíamos seguir marchando en un terreno a ciegas. En ese momento era Rodrigo quien estaba abriendo camino. La noche ya estaba totalmente declarada en cada paso, algunos preferían guiarse con la luz de su linterna frontal, en mi caso pre-

DATOS IMPORTANTES• Época del Año: 20 al 23 de Julio• Distancia total recorrida: 29 kilómetros• Campamento día 1: Filo del Cº Provincia a 2280 msnm. - Tº Mínima: -2,4º• Campamento día 2: Morro del Tambor (2900 msnm.) - Tº Mínima: -4,7º• Campamento día 3: Filo de bajada a Los Azules (2433 msnm.)- Tº Mínima: 7,1º• Integraron esta experiencia: Guillermo Baeza, Daniel Guerrero, Alejandro Sánchez, Rodrigo González, Juan Pablo Chandía, Roberto Muñoz, Alejandro Alarcón, Jorge Cepeda, Antonio Arizmendi, Esteban Sazo, César Sanhueza, Maren Hempel, Ignacio Badilla, Cristian Vilches, Mauricio Chandía, Alexandra Cornejo, Fabio Nahuelpán, Rodrigo Silva, Jorge Frigerio

ferí que la luna me guiara permitiéndome ver periféricamente el terreno e intuir el sendero que a ratos perdía de vista. Final-mente, allá a lo lejos y mucho más arriba podía reconocer el “juego de luces” que indicaba la dirección y destino final de la jornada. No se podía acampar antes, dado que la premisa era hacerlo solamente don-de encontráramos un espacio plano sufi-cientemente amplio para tantas carpas (8) y, fundamentalmente, donde hubiera nie-ve para poder derretir y hacer agua. Ese lugar escogido por Rodrigo fue el re-sultado de un tremendo esfuerzo de su parte, ya que debió salirse del sendero varias veces y recorrer extensos espacios hasta hallar, en medio de tanta pendiente, una escasa llanura en forma de terraza con una vista nocturna extraordinaria a las lu-minarias de Santiago.

El ManzanoAl despertar del domingo pudimos ver donde habíamos acampado; realmente fue un verdadero hallazgo aquel sitio. Ese día alcanzamos la cumbre del Provincia cerca del medio día y no dejamos de transitar en nieve acompañados de 2 helicópteros de la FACH que a baja altura seguían nuestros pasos, seguramente en una práctica ope-rativa de un eventual rescate aéreo (estos helicópteros nos siguieron durante 3 días). Para mi gusto aquel sábado fue el mejor día de la travesía, ya que la nieve estaba lo suficientemente dura y transitamos en una joranda casi primaveral durante 10 horas, para acampar justo al anochecer,

para luego abocarnos a derretir nieve en nuestras cocinillas y a recuperar energías.El lunes fue interminable, siempre sobre la nieve con crampones y piolet, para al-canzar a las 15:00 horas el Cerro de Ra-món y su refugio (domo) de altura, muy bien conservado. Fue realmente agotador alcanzar esa cumbre para luego comenzar el descenso por la ladera sureste, colmada de nieve. La columna de 20 montañistas se veía impactante a lo lejos y no dejába-mos de tomarnos fotos en ese alucinante paisaje.Finalmente el martes, aún transitando so-bre mucha nieve, logramos empantanar nuestros bototos en el barreal del cerro, haciendo que pesaran casi el doble, para encontrar las quebradas correctas que finalmente nos llevarían a El Manzano, gracias a la infalible guía de Pajarito y su brújula innata para orientarse. Ese día al entrar el valle, después de 4 días ex-tenuantes, no imaginábamos que termi-naríamos llenos de gozo en El Manzano, comiendo las más sabrosas empanadas y bebidas gaseosas, todos alrededor de una mesa. La disciplina de montaña, la motivación inagotable, la capacidad de liderazgo adaptativo y la pasión, permitieron que 20 montañistas con diferentes niveles de experiencia pudieran desafiar una trave-sía de 4 días en condiciones invernales extremas, logrando el éxito más impor-tante que todo montañista se puede pro-poner: llegar a casa feliz, junto a la fami-lia, sanos y a salvo.

Durante 3 días un helicóptero de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) mantuvo contacto visual muy cercano con la columna de nuestro grupo de 20 montañistas.